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Mientras miraba como el cielo despejado me mostraba su inmenso color azul, a su vez el viento

chocaba contra mi rostro y mis cabellos alborotados sobre mis mejillas, ellos me hacían falta, me
sentía tan sola, que mis sensaciones, emociones y sentimientos se me hicieron tan ajenos a mí, que
imaginé que hablaban entre ellos y escuché un hermoso cuento.

El amor susurraba al enojo sobre aquel dolor de años atrás, el enojo llamó al resentimiento para
que haga algo al respecto, este se aprovechaba del enojo por su alto consumo de rabia, y permitía
recordar con claridad las heridas marcadas de aquel asunto pendiente aún no resuelto; sin embargo,
a lo lejos se escuchaba que el perdón intentaba llegar a un lugar marchito, pero este jamás llegó,
algunos decían que el perdón jamás se movía, que era un egocéntrico y no pretendía ayudar a nadie
ya que nunca llegaba a esos lugares desolados de mucha necesidad. A lo largo del día el
resentimiento se bastó tras un suspiro profundo e invitó a la tristeza a sentarse junto a él para
atreverse a contarle sobre algo que ésta ya conocía, reviviendo cada llaga de aquel suceso
despiadado.

Llegó el bello atardecer y recordé quien era y de donde venía, pues venía de un lugar tan negro que
el único contraste eran los rayos del sol, recordé las tinieblas que eran expresadas en su máxima
soledad transformadas en gritos o llantos que eran repetidas en ecos del abismo infernal,
inmediatamente llegó un viento frío en mi pecho, no había de que preocuparse, sabía que provenía
de ese lugar árido.

Tras tal recuerdo, la tristeza lloró tanto que hecho la culpa de su dolor al el amor, no sabía que el
dolor y el amor tenían su propia razón de ser, desconocía la característica de su enemigo, y ante tal
desconsuelo reprochaba al amor, pero este solo escuchaba noblemente tras duras palabras e
insultos que vinieron cuando el enojo se alió con la tristea, el amor escuchaba con mucha atención
comprendiento todo el suplicio que el enojo había guardado, la tristeza se desbordó a tal extremo
que intentó desgarrarse de sus propias venas todo el dolor que sentía que era parte de ella, cuando
creyó haberlo hecho, tristeza se sintió vacía , extraña, fuera de sí, se sentía insignificante y había
perdido su identidad y la razón de ser.

El amor se acercó a ella y le abrazó, la tristeza se sintió cálida tas el cálido afecto, inevitablemente
tristeza sonrió, el amor le invitó a jugar, el enojo ya no se escuchaba, parece que él estaba mirando
desde lo lejos como la tristeza y el amor jugaban juntas, el enojo tomó altas dosis de rabia las tantas
posibles que el enojo explotó y se convertió en cenizas, la tristeza se percató de su viejo amigo y fue
a juntar todas las cenizas del enojo, la tristeza aprendió a dar cariño y acarició las cenizas del enojo,
estas cenizas empezaron a encenderse pues aun contenía rabia que el enojo había consumido, el
amor le susurro a la tristeza: “dale tiempo para que se inhiba la rabia que consumió, volveremos
más tarde juntas para ayudarle”, la tristeza apenada por su amigo se fue preocupada y comenzó a
analizar porque su amigo había enfermado de ese modo, entonces la tristeza recordó que ella fue
dolor y en colaboración del enojo, ambos consumían rabia cuando se sentían muy solos,
incomprendidos y sobretodo abandonados.

Al día siguiente, la tristeza visitó al amor y tuvieron una conversación muy amena, el amor le decía
“yo como amor solo puedo ser mediadora para que puedas llegar al perdón” pues el perdón se
encontraba fuera de la ciudad, la tristeza tras haber recordado la sensación mágica que el amor
logró hacerle sentir, accedió y decidió buscar al perdón, el amor le dio la ruta en un mapa, la tristeza
no entendía, el amor dijo que llamaría al perdón para que le espere a tristeza en cuanto llegara y el
amor no acompañaría a la tristeza, pues era hora que la tristeza empezara a caminar sola, pues ya
había sufrido y ya se había fortalecido, estaba lista para ir en busca del perdón, sola y fuerte.

El perdón dijo: Por fín, descansaré un poco, me he cansado mucho, estoy exhausto, tomo asiento y
bebió un poco de agua, pensaba en que la tristeza venía a burlarse él o a agresirle, el perdón no
sabóa con que objetivos la tristeza le buscaba.

La tristeza cruzó la ciudad y fue de puerta en puerta buscando el perdón, no lo hallaba, estaba triste
y sin el amor se sentía desprotegida, pues tenía miedo de perder y sentir dolor, no quería volver a
loas andanzas vagas y sin sentido, se recostó sobre una piedra y empezó a recordar todo lo que
había pasado, el dolor, la frialdad, la soledad que había sentido tras hechrle la culpa al amor, se dio
cuenta que el amor nunca fue el culpable y que el dolor nunca fue insuperable, pens+o: “la culpa no
fue de nadie”, nisiquiera del mismo dolor fue la culpa. Cerca de las laderas, las cenizas del enojo
contenidas por rabia, se posaron sobre las tristeza, pues el viento había traído al enojo, la tristeza
dijo: “ eres tan fuerte como los huracanes, impetuoso cuando te exaltas, que arrasas y explotas
cuando alte disgusta, los vientos caen donde ha de caer, porque los vientos son transportes de
nuestro lugar en la vida,”, las cenizas se levantaron ligeramente y por fin se apagaron por completo
convirtiéndose en polvo, la tristeza se despidió de su amigo, pues pensaba que ya había muerto, la
tristeza lloro desconsoladamente y le dijo : fuimos responsables de acumular todo este dolor, pero
buscaré al perdón en mi nombre y en tu nombre, porque también fuimos victimas de nosotros
mismos tras no saber manejar la situación, estate en paz, mi alma esta en paz contigo, tristeza a
pesar de decirle a su amigo que su alma estaba en paz con él, la verdad es que aún sentía culpa por
no haberle ayudado a su amigo.

Pasaron 3 ncoches heladas, la tristeza estaba hambrienta y con frío, extrañaba al amor para que le
pueda dar su calor, la tristeza estaba molesta porque su nuevo amor le había dejado sola en ese
viaje. Inmediatamente la tristeza recordó aquella ruta que su amigo amor le había dado
gentilmente, la tristeza abrazó el mapa y se sintió consolada, una lágrima de esperanza cayó sobre
sus mejillas, la tristeza tomo su mochila y cotntinuó su viaje, en su mente cargaba con la culpa por
no hacber ayudado a su amigo enojo y con el miedo de no lograr nada, tenía mucho miedo de
sentirse fracasado y miserable. En el camino conoció al coraje y se hicieron muy amigos, le habcia
recordar mucho a su amigo enojo, por su pasión pero este no era destructivos , el coraje se
encargaba de motivar a los demás para que puedan lograr sus objetivos sin destruir cosas valisoas,
en su oscuridad de la tristeza, le preguntí al coraje ¿Por qué me ayudas si yo no soy valiosa?. El
coraje respondió: Todos somos vLIaioso, mi labor esta enfocada en destruir a las mentiras que son
generadas a causa del dolor y la ignorancia, no en destruir seres tna bellos como tu, la tristeza
sorprendida pero aun curiosa pregunto otra vez: ¿ Y porque decidiste acompañarme a mi, hay otros
seres más importantes que hay peara ayudar?, el coraje le dijo: Por tu nobleza, es la que hace
diferente a los dempas, tristeza no comprendía, no entendia si lo que trataba de decir era que ella
era la única que era noble o que los demás no o era otra cosa que un había comprendido, opto por
el ultimo, pero tristeza decidio callar, y no preguntar mas, pues coraje le parecería algo efusivo lo
queveía en su mirada, se parecía mucho a la mirada de enojo. Viajaron juntos por muchos pueblos,
coraje le daba motivación a tristeza para que llegue a su objetivo , en un descanso frente a un paisje,
tristeza pregunto a coraje . ¿Tu crees en los vientos?
Hasta que en un bello atardecer recordé quien era y de donde venía, pues venía de un lugar tan gris
con el solo contraste de la luz del sol, las tinieblas eran expresadas en gritos o llantos, la soledad
evidenciaba cuan ausente lugar estaba al borde del abismo infernal, y el viento frío en mi pecho
provenía de ese lugar árido. Tras tal recuerdo, el enojo se hizo presente y llamó a la tristeza

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