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HIPÓTESIS GENERAL

 Comprobar que la ética para controlar la corrupción no es individual sino grupal.


 Asegurar que es la educación, la propuesta, para que cambien los principios éticos de
la comunidad.-
 Verificar que es necesario diferenciar funciones dentro del estado, adjudicárselas a
órganos independientes que se controlan unos a otros y tratar de balancear los poderes
entre ellos.-
 Denotar que la gravedad de los actos corruptos depende del criterio moral de cada
sociedad y de ello surgirán las medidas que se adopten para prevenir la corrupción o
luchar contra ella.-
 Analizar como las convenciones internacionales llegan a ser un medio efectivo para el
control de la corrupción.
 Conclusiones, proponer soluciones.

INTRODUCCION
El tema de la corrupción, lamentablemente, se nos presenta como algo cotidiano en
nuestra realidad.-
Es un problema que no sólo nos afecta en lo social, político y económico, sino que
también altera nuestros valores; su gran influencia sobre ellos nos exige cuestionarnos
cuán fuerte puede ser nuestra ética, nuestra honestidad.-
Parece estar en todos lados y ser la solución más rápida y eficaz a todos los problemas.-
Entre los argentinos, la corrupción sembró un estado de desconfianza generalizada que
parece hundirnos día a día.-
Nos plantea el interrogante del cual es la fuerza que la hace cada vez más poderosa, y
que en la actualidad parece dominar al mundo.-
Nuestro deber de ciudadanos nos llama a la lucha contra la corrupción, para lograr un
estado fuerte, una justicia independiente, una economía sólida y una sociedad donde
todos tengamos la misma posibilidad de progreso e inserción.-
OBJETIVO GENERAL
Este tema debe ser analizado en forma interdisciplinaria, teniendo en cuenta los
intereses en general de la comunidad.- Debemos encontrar sus causas y buscar las
soluciones posibles dentro y fuera del derecho.-
Este trabajo pretende comprobar que la corrupción se encuentra presente en nuestra
sociedad en todo ámbito, social, económico y político.- Por otra parte la esencia de la
corrupción radica en que importantes decisiones son determinadas por intereses
particulares sin importar las consecuencias que acarrearan para el bien común.-
Todos sabemos que la corrupción de un sistema político surge cuando el interés privado
irrumpe en el ámbito del interés público.-
Esta afirmación fue tomando forma a lo largo de los años, por eso hay que recordar que
juzgar a la historia con nuestra escala de valores puede obstaculizar nuestra
comprensión de ella.-
Las generaciones venideras nos van a condenar o nos condenan ya según parámetros
éticos que nosotros ignorábamos en su momento.-
En la historia existe progreso moral.-

ANTECEDENTES HISTORICOS
En el monte Sinaí, Dios le entregó las tablas de la ley a Moisés, guía del pueblo elegido
además de algunas instrucciones adicionales especialmente referidas a las situaciones
litigiosas entre las personas.- Desde el antiguo testamento se condena el soborno.-
La condena a la coima y su extensa práctica no sólo proviene de la tradición judía, en
un texto escrito S. III A.C., el primer ministro Brahamán de Chandragupta, listó por lo
menos cuarenta maneras de malversar fondos de gobierno.-
En la China antigua se daba una mesada a los funcionarios denominada "Yang-lien"
que significa alimenta la no corrupción.-
La forma más moderna de corrupción sin dudas tiene algún tipo de antecedentes en la
antigüedad.-
Aparece el tema de la corrupción en el Antiguo Testamento, y en algunos casos se
contemplan severísimos castigos.-
También en el Nuevo Testamento hay un relato de una coima dada por los grandes
sacerdotes a los soldados que custodiaban el sepulcro de Jesús, para que dijeran que
los discípulos habían robado el cuerpo.-
Otro antecedente muy destacado en la historia es el juicio a Sócrates, acusándolo de
cosmólogo, sofista, ateo y corruptor de la juventud.- Sócrates es condenado a muerte
por mantenerse firme en sus convicciones y luchar siempre con la verdad.- Pero él ve a
la muerte como un bien porque evitarla es una bajeza, prefiere la muerte que la bajeza
de dejarse atrapar por la corrupción.-
No se puede saber con certeza cuando nació la corrupción lo que sí se puede afirmar
es que con los años fue adquiriendo un poder asombroso que solo será detenido en la
medida que se realicen acciones colectivas en su contra, acompañadas con un profundo
cambio de conciencia.-
Pero la naturaleza humana indica y nos muestra que en lo más íntimo de nuestro ser
queremos tener algo más que lo que tiene la persona de al lado y de la forma más rápida
posible. Célebre pecado capital “la Codicia”, razón por la cual se cae irremediablemente
en corrupción una y otra vez, como vemos a lo largo de la historia.-
El Código de Hammurabi creado en el año S. XVIII a.d.C., ya contenía normas contra la
corrupción de los funcionarios, y no es este un caso aislado, toda vez que en la antigua
Roma, Grecia y Egipto, se ha rescatado documentación de corrupción política en estos
estados.
Los filósofos griegos más importantes Aristóteles y Platón, como también diversos
autores de la Edad Media califican a las formas de gobiernos como buenas o malas,
justas o injustas, puras o impuras en función de cómo se gobierna en beneficio propio o
del otro.-
Sin embargo, existen autores que opinan que, la corrupción tal como se indica hoy,
necesita de dos condiciones que sólo concurren en el mundo moderno: 1) el estado
como monopolio en el uso de la fuerza legítima y como organización administrativa
excluyente, y 2) el capitalismo y la economía de mercado.-
En los años posteriores a la segunda guerra mundial, y especialmente en los últimos
veinte años, parece que se produce un aumento espectacular de la corrupción, o al
menos de la información sobre la corrupción, lo que ha centrado el interés científico
sobre el tema y se han producido investigaciones académicas dedicadas al mismo,
marcando un importante hito para la lucha para extirparla.-
Asimismo, se registra un aumento de la relación entre ética y economía, y es desde este
nuevo espíritu (la economía y la política) donde se pondrá hincapié en la problemática
de la corrupción en las democracias consolidadas. En cambio en los países
subdesarrollados, en los estados autoritarios o totalitarios aparece más bien vinculada
a la falta de límites y de control, lo que permite mayores abuso.

GRADOS DE CORRUPCIÓN Y TIPOS


A.- Grados de corrupción:
La raíz indoeuropea de la palabra “corrupción” es reut que quiere decir arrebatar. El
diccionario de la Real Academia la define como “acto de quitar o tomar alguna cosa con
violencia y fuerza”. Pero hay dos maneras de arrebatar; una por ejemplo, puede ser el
robo de algo que no le es esencial a la persona; pero por lo contrario si se corrompiera
a un menor se lo estaría privando de su integridad; es decir se le arrebataría su
naturaleza; se lo desviaría del fin hacia el cual naturalmente tiende.
Esta diferencia nos permite distinguir entre los actos de corrupción y el estado de
corrupción.
Actos de corrupción: Tienen lugar cuando una persona obligada moral o legalmente
hacia un interés ajeno lo pospone en función de un interés propio, ya sea en el sector
público o privado. Pero la corrupción en el primer sector es más grave que en el
segundo, ya que los actos de corruptos en el sector privado pueden ser controlados o
castigados por el Estado, pero en el sector público es el mismo Estado el que debe crear
los medios suficientes para realizar su auto control, por intermedio de entidades
autárquicas que fiscalicen su actividad y la de todos sus miembros.-
Según su gravedad los actos corruptos pueden clasificarse como propina o regalo,
exacción, o cohecho.
Los grados de gravedad de los actos corruptos dependen del criterio moral de cada
sociedad que de éste criterio dependerán las medidas que se adopten para prevenir la
corrupción o luchar contra ella.-
Estado de Corrupción: Existe cuando los actos de corrupción se han vuelto tan
habituales que ésta se convierte en sistema. El Estado se desnaturaliza al punto tal que
su finalidad (servir al bien común), se desvirtúa, transformándose en el provecho de
unos pocos. El principal factor que conduce a ésta situación es la tentación de obtener
el poder absoluto.
La corrupción es posible cuando el dinero ocupa un lugar elevado en la tabla de valores
de una comunidad. En este marco se puede distinguir a los políticos que viven para la
política y los que viven de la política, utilizándola como instrumento para su
enriquecimiento. A tal punto que la política se transforma en el mejor negocio posible.-
Según Lord Acton:”El poder tiende a corromper; y el poder absoluto corrompe
completamente”. James Harold Wilson escribió que “el poder pone personas ordinarias
ante tentaciones extraordinarias”. De aquí la importancia de las limitaciones y los
controles para evitar los sistemas corruptos. Una especie de estado de corrupción recibe
el nombre de cleptocracia, en griego Kleptes significa “ladrón” y Cratos significa “poder”.
Por lo tanto se habla de cleptocracia en aquellos países donde una banda de ladrones
se ha instalado en la cima del Estado. El que se encuentra en ese lugar no sólo roba
para su propio beneficio, sino también lo hace para sus parientes y amigos. En este
Estado nadie es visto como más peligroso que un funcionario honesto.
B.- Tipos de corrupción:
Al igual que existen grados, también existen tipos de corrupción que se encuentran muy
naturalizados en la Argentina.
La Corrupción Cotidiana: Una de las formas más utilizadas de corrupción en
nuestro país, que no es ilegal, es el denominado “curro”. El diccionario de la Real
Academia define “currar” como: “trabajar como un moro y pretender ganar como un
judío”; y describe perfectamente el significado que tiene para los argentinos. Es decir
que “currar” significaría ganar dinero sin producir bienes y servicios. La mayoría tiene
algún “curro” y esto está íntimamente ligado con nuestra decadencia moral, política y
económica. El “curro” es la forma que encuentra el ciudadano de obtener algún rédito
económico extra, para poder sobrellevar mejor la difícil situación que atraviesa el país y
dada ésta premisa todo es justificable. Otra forma menor de corrupción, pero ésta sí
considerada legal y muy acertada en la sociedad, es el “acomodo”. La “viveza criolla”
nos lleva siempre a buscar ventaja, a utilizar algún contacto si se lo tiene. Esta mini
corrupción es la base de la gran corrupción. Estas situaciones nos lleva a destacar que
la democracia se puede definir como la capacidad de saber formar fila. Y ésta
democracia todavía no se aprendió en la Argentina.
Sin embargo existen algunas subcategorías dentro de las clasificaciones mencionadas
a saber:
o Corrupción extorsiva: cuando una persona o grupo de personas están obligadas a
sobornar para obtener o proteger sus derechos o necesidades. La corrupción extorsiva
es deseada sólo por el sobornado; en tanto quien paga el soborno es víctima de éste.
Es decir que se realiza una dádiva con el fin de que el individuo a quien se le entrega la
misma haga lo que debe como funcionario.
o Corrupción manipulativa: es cuando se intenta influenciar decisiones a favor de un
interesado. Hacer lo que no se debe.
o Corrupción nepotistica: se refiere al trato preferencial que se dan a los parientes y
amigos para beneficiarlos otorgándole algún tipo de cargo; puede incluir también un
trato preferencial para miembros del partido político u organizaciones sociales. No se
tiene en cuenta la idoneidad del individuo que va a ocupar el cargo.
La Corrupción de la Burocracia Permanente: El principal acto que involucra a un
funcionario publico es motivarlo para tomar alguna decisión distinta a la que hubiera
tomado sin el incentivo. La corrupción de la burocracia estatal comienza con la policía
que acepta un soborno para no multar al infractor y se continua con los agentes de
control impositivo, los aduaneros, los inspectores del Banco Central o los responsables
de cualquier autorización a nivel municipal, provincial o nacional. La corrupción de la
democracia estatal tiene un gran costo económico. Es más caro producir en la Argentina
que en cualquier otro país, porque la coima es un impuesto escondido que además
deteriora el espíritu competitivo.
La corrupción del Poder Político: La gravedad de la corrupción en el Poder Político
se debe a que involucra directamente a las autoridades elegidas por el pueblo. Aquí
podemos incluir formas de corrupción como la vinculadas a las privatizaciones de
empresas o servicios públicos, donde la toma de decisiones por parte del Estado puede
ser influenciada mediante pagos y compensaciones; también se pueden nombrar los
contratos de obras públicas, los grandes juicios, la aprobación o no de leyes que
benefician ciertos sectores, y por ende perjudican a otros. La trascendencia se basa en
el deterioro de la democracia; toda vez que desprestigia a los políticos y genera
frustración, duda y falta de confianza en el poder. Un medio de control de la corrupción
estatal sería: la desregularización, la estabilidad y una justicia independiente, además
de la disposición para castigar a los corruptores, al igual que los funcionarios corruptos.
Para que exista corrupción deben darse una serie de macro requisitos: Gobierno
autoritario, o Gobierno Republicano meramente formal, delegación ciudadana, apatía
cívica, baja participación popular, debilidad de las organizaciones de la sociedad civil,
elitización de la vida política.
LA CORRUPCIÓN Y LA HIPERCORRUPCIÓN
Ya hemos visto los distintos grados y tipos de corrupción, pero es importante destacar
que según su gravedad y cantidad se puede hablar de corrupción o hipercorrupción.
a.- Corrupción:
Sin dudas la corrupción es un tema complejo; por eso para conocer o llegar al “por que”
de los actos corruptos, es necesario que se distingan tres factores que conducen a
realizar dichos actos; personas, sistemas de organización y elementos externos a la
organización.
Ya en años remotos exponía Nicolás Maquiavelo: “Los deseos humanos son
insaciables, pues la naturaleza humana desea y quiere todo …. de aquí surge … una
eterna insatisfacción…” En este sentido todo agente sujeto a obligaciones es
corrompible y todo sistema normativo es potencialmente corrupto.
Los actos de corrupción son realizados por personas que actúan en determinados
sistemas de organización. Es fundamental saber cuales son los ámbitos que llevan a
cometer actos de corrupción. Nuestra honestidad puede romperse frente a la coima
como única alternativa.
Un acto individual puede ser el resultado de una predisposición moral particular, pero
un sistema de alta corrupción influye hasta en la persona menos contaminada.
He aquí la importancia de la organización.
Robert Kliergaard, doctor en Economía de la Universidad de Harvard, experto en materia
de control de corrupción, desarrollo esta formula: corrupción es igual a monopolio, más
discrecionalidad, menos transparencia.
C=M+D-T
El gran acierto teórico de Kliegaard, ha sido focalizar su análisis no tanto en los aspectos
éticos o legales de la corrupción sino en el funcionamiento de las organizaciones
corruptas. Su conclusión es que, cuanto más monopolio haya en la organización, cuanto
más discrecionalidad tengan los funcionarios y menos transparencia tenga su actividad,
habrá mayor posibilidad de actos corruptos.
Para evitar la corrupción es más importante detectar sistemas culpables que personas
culpables. En cuanto a los elementos externos; estos pueden ser oportunidades, como
resolver una compra venta, conceder un permiso o autorización de algún pago o coima
para obtener un contrato, salir de la cárcel.
En todos los países del mundo hay corrupción dentro del sistema estatal. Si es una
corrupción marginal, encontramos sucesos aislados en un contexto de respeto por las
reglas formales, los organismos de control actúan con eficacia, detectan y castigan actos
corruptos. Existe una cultura que sanciona a quien viola las reglas.
Cuando la corrupción es generalizada se habla de hipercorrupción.
La única forma de dar una solución efectiva a la corrupción en una organización, es
partir de un conocimiento amplio y profundo acerca de cómo funciona la organización
en la realidad, es decir aumentar al máximo posible la transparencia.
b.- Hipercorrupción:
Cuando la corrupción esta generalizada, al punto tal que se institucionaliza, se la llama
hipercorrupción.
En los estados hipercorruptos, la cultura general es permisiva a las violaciones de las
reglas y los organismos de control no cumplen con su rol. Los sobornos son una forma
pluralizada de resolver conflictos y no existen esfuerzos serios para controlar el
problema.
Existen porcentajes desmesurados de sobornos.

LA DEMOCRACIA
Comencemos definiendo la palabra democracia. Según la Real Academia Española, es
un sistema político en el que el pueblo ejerce su soberanía, designando y controlando a
sus gobernantes, a quienes eligen para periodos de tiempo determinados.
La democracia es efectivamente un sistema en el que el individuo actúa en lo global.
Democracia y corrupción, son incompatibles.
Si el gobierno es autocrático (el gobernante no tiene limites) la corrupción es disimulada
y centralizada.
En la autocracia, al no conocerse, la corrupción puede ser controlada por un tiempo,
hasta que al trascender, se convierte en el principal argumento contra el régimen.
En democracia, la presión popular sobre el gobierno es posible porque la corrupción se
conoce ya que, los medios de comunicación son libres y la oposición política controla al
gobierno.
Así es más fácil estar al tanto de los casos de corrupción, pero si estos no se resuelven
generan un desaliento colectivo.
CONTROLAR LA CORRUPCIÓN
Una de las ideas básicas de las democracias modernas es diferenciar funciones dentro
del Estado, adjudicándoles a órganos independientes que se controlan unos a otros y
balancean su poder entre ellos.
Los controles mutuos son necesarios para la transparencia y constituye la clave misma
del sistema democrático constitucional. La idea es que nadie ejerza un poder, sin que
alguien tenga el derecho de controlarlo.
Una regla elemental de la técnica de control, es que quien controla sea independiente
de quien es controlado.
La democracia es el único sistema político que auspicia la independencia de los
controles.
En los sistemas políticos democráticos, los funcionarios son controlados por los
ciudadanos por medio del sufragio, a través de la información de los medios de
comunicación y/o distintas Organizaciones no Gubernamentales (ONG).
No hay monopolio del poder, ya que el mismo debe repartirse entre las distintas
funciones de gobierno que se controlan unas a otras.
Hay baja discrecionalidad. La ley es la que debe regular la conducta de los funcionarios
públicos y hay transparencia pues se garantiza la publicidad de los actos de gobierno y
la libertad de expresión. Poder hegemónico es igual a corrupción.
LA CORRUPCION EN LAS DEMOCRACIAS DE TRANSICION
En la Argentina como en muchos países de Latinoamérica; la sociedad percibe que los
funcionarios aprovechan en beneficio propio el poder que se les otorga.
Si bien se han elegido los representantes a través de elecciones, no se han instaurado
otros aspectos claves del sistema democrático como el cumplimiento de la ley, sistemas
de control independientes y libertad de expresión. Es cierto que, en la actualidad,
gozamos de mayor libertad de expresión, pero la división de poderes y el cumplimiento
de la ley son valores que todavía faltan consagrar.
En resumen, un orden social e institucional donde la ley no se cumple, no es respetado
por los ciudadanos ni por los dirigentes, y donde el Estado no impone ni garantiza su
cumplimiento, es la visión que una mayoría de los argentinos tenemos de nuestra propia
sociedad. Es el cuadro, en suma, de una sociedad anómica.
Este, estado de anomia está reclamando urgentes acciones de reformas tendentes a
desarrollar y arraigar en la sociedad una cultura de la legalidad. Sin embargo, debemos
ser conscientes de que no es posible avanzar por el sendero de las reformas legales sin
el correlato de una adecuada observancia de las mismas, ya que ello produciría en la
población no sólo una mayor frustración, sino también el riesgo de una agudización de
los de por sí ya bajos niveles de credibilidad y legitimidad de las principales instituciones.
Estamos pues ante un problema complejo, que no tiene respuestas simples y puntuales.
Su solución demanda, una estrategia integral, continua y de largo plazo. Es esta una
problemática que no puede ser resuelta por un ministerio, o un cuerpo de inspectores,
o una policía mejor preparada e incentivada, ni con ninguna mejora en algún aspecto
parcial de los muchos que conforman este fenómeno.
Tenemos que tomar conciencia de que la responsabilidad es compartida, y que compete
no sólo a los gobernantes -sobre los cuales pesa obviamente un altísimo nivel de
responsabilidad- sino también a los ciudadanos. Hay que tener la franqueza y el valor
para asumir este diagnóstico y admitir que, los argentinos somos violadores
consuetudinarios de las normas vigentes, rápidos y competentes en descubrir cómo
violarlas y cómo eludir las sanciones. No pagamos impuestos como deberíamos, no
observamos las reglas de tránsito, estamos preparados para ofrecer una coima en
cualquier momento, buscamos exenciones de todo tipo, tenemos un sentido de
comunidad muy débil, etc. A partir de ahí, el abanico de comportamientos anómicos o
ilegales en la sociedad argentina es asombrosamente vasto.
Los “representantes del pueblo”, una vez llegados al poder, suelen ser mas leales a sus
intereses personales o a los deseos de su grupo político, que a los deberes impuestos
por su función.
La sociedad moderna necesita de representantes confiables y de libre pensamiento.
Los sistemas de control de la democracia no nos garantizan en absoluto el fin de la
corrupción, salvo que estén conducidos por personas irreprochables, con capacidad de
acción y recursos suficientes.
Es necesario que se establezca el cumplimiento de la ley.
LA CORRUPCION EN LAS DEMOCRACIAS CONSOLIDADAS
Se cree que en las democracias consolidadas la corrupción no es un gran problema,
pero esto no siempre es así. Italia es un ejemplo de ello.
Italia es una democracia consolidada, con libertad de expresión, con partidos políticos y
en la que sin embargo la corrupción se convirtió en un fenómeno fuera de control. Es tal
vez un buen ejemplo de una clase particular de poder hegemónico, un modelo que
puede estar instalándose en nuestro país; el de una clase política que, sin distinción de
partidos y sin fuerzas políticas alternativas, negocia con el poder económico y realiza
pactos secretos que la aíslan de sus representantes.
Este ejemplo y muchos otros, nos demuestran que es importante lograr consolidar, la
democracia pero con ella sólo no basta. También se deben crear instituciones que
impidan hasta a los malos gobernantes causar daño.
CAPITULO V
LA ECONOMIA EN SISTEMAS CORRUPTOS
Corrupción según el grado de desarrollo
La corrupción no presenta los mismos grados tanto en los países desarrollados como
en los subdesarrollados.
Los expertos coinciden en que en los países desarrollados, la corrupción es mínima en
la justicia y en los cuadros medios y bajos de la administración pública, pero puede
alcanzar un nivel relativamente importante en los altos cargos.
En los países subdesarrollados, por el contrario, la corrupción es intensa tanto en los
estratos altos como en los medios y bajos afectando al estado en su totalidad.
En los países subdesarrollados hay un estado de corrupción. Los ilícitos suelen ser
evidentes, porque no existen expectativas de castigo y más bien se da por sentada la
impunidad. En los países desarrollados, la situación es diferente, quien comente un acto
de corrupción además de castigo penal, recibe una sanción social incluso familiar.
Cuanto menos son los que cometen corrupción, es mas fácil percibirlos. En los países
donde hay estado de corrupción la investigación se percibe como una persecución;
como todos suelen cometer actos corruptos, el investigado se pregunta, ¿Por qué a mi?
En los países subdesarrollados la corrupción, se convierte en vocación; con frecuencia
no se ingresa en la política o en la administración pública con un deseo de servicio, sino
con la intención deliberada de enriquecerse.
Cuando más pobre es un país es más probable que se instale la corrupción como
sistema y como vocación, porque no existen otras alternativas para enriquecerse.
De una corrupción ocasional a una corrupción sistémica

La teoría desarrollada alrededor de la corrupción resalta las condiciones institucionales


e incentivos presentes en los marcos legales e institucionales que facilitan actos
corruptos. Así, se considera que la corrupción es un síntoma de instituciones débiles,
en donde marcos legales inadecuados y mecanismos endebles de control promueven
la conducta oportunísta de los agentes. En este contexto, las soluciones promovidas
para disminuir las posibilidades de actos corruptos se diseñan para aumentar el control
y con ello, la posibilidad de que los actos sean descubiertos y sancionados (como la
creación de oficinas anticorrupción y fortalecimiento de la independencia de la justicia);
mejorar los incentivos de los funcionarios; y para reducir las oportunidades de
corrupción, por ejemplo, disminuyendo la intervención del estado en la economía,
realizando privatizaciones y descentralizando el poder del estado.
Ahora bien, la corrupción, en vez de descentralizada y ocasional, puede ser endémica
y sistémica dentro de las estructuras del gobierno. En este caso, la corrupción no se
manifiesta como un acto aislado y ocasional, sino que cruza horizontalmente los
organismos del Estado y aún los partidos políticos. Robert Klitgaard lo expresa así:
"La corrupción sistémica distorsiona los incentivos, socava las instituciones y
redistribuye la riqueza y el poder en forma injusta. Cuando la corrupción compromete el
derecho de propiedad, el imperio de la ley y los incentivos a la inversión, el desarrollo
económico y político se paraliza".
ESTADO Y ECONOMIA
Se dice que algunos países se han desarrollado porque consiguieron construir una
moral pública.
Mientras un Estado cuya ética pública es sólida, es un Estado duro; aquel penetrado por
la infección es un Estado débil o blando.
El desarrollo económico lo han logrado solamente los Estados duros o fuertes; aquellos
que cobran impuestos o castigan a quienes cometieron algún delito.
La corrupción debilita a un Estado e impide el desarrollo económico. La diferencia entre
un país desarrollado y un país subdesarrollado, radica en la dureza del estado.
Al Estado le resulta imprescindible, para su misma existencia, profesionales con
vocación de servicio (jueces, médicos, maestros, periodistas, abogados, etc.) que no
regulen su conducta según objetivos personales, sino en aras de la Nación en su
totalidad. Es decir se necesitan patriotas. De lo contrario, el Estado como tal desaparece
y resurge el facilismo.
Lo privado es posible porque existe lo público. En el Estado de corrupción político, los
funcionarios se dedican al interés privado y se agota la vida pública.
Para impedir el estado de corrupción tienen que intervenir dos factores de cambio: uno
de valores o de ideales en la clase política, y otro los salarios en los empleos públicos.
Si bien quienes tienen vocación de servicio, no eligieron su profesión para hacerse
millonarios; esperan poder vivir de sus ingresos.
Cuando los salarios de los profesionales del bien común se encuentran debajo de aquel
piso que les permitiría mantenerse dignamente, cede la vocación de servicio y quien
debería ser respetado por toda la sociedad, no lo es y probablemente caerá en
tentaciones, tratando de complementar sus ingresos como pueda o como quiera.
La falta de reconocimiento y la falta de dignidad invitan a la marginalidad y abre las
puertas al fenómeno de la corrupción.
Aquel cuya profesión es velar por la cosa pública merece un salario digno, y éste debe
alcanzarle sobradamente para lograr un desarrollo personal y familiar.
Un Estado es autónomo cuando tiene la capacidad de procesar los reclamos
individuales ordenadamente y en función del bien común. Cuando el Estado se deja
penetrar y celebra contratos de interés privado dentro de la estructura estatal decimos
que es un Estado débil, un Estado corrupto.
La autonomía implica también que el Estado es poco sensible a las presiones y a las
tentaciones.
LA HIPERCORRUPCION Y EL SUBDESARROLLO
Los pasases subdesarrollados viven en estado de hipercorrupción permanente.
La hipercorrupción es un fenómeno que agobia a los países más pobres o
desorganizados. Estos países presentan situaciones de abuso de poder y de corrupción,
superiores a los países desarrollados. El Estado funciona con muy bajo nivel de calidad.
Los gobiernos que producen corrupción en formas sistemática se caracterizan porque:
Sus economías no pueden proveer todos los bienes y servicios que se requieren y
son muy dependientes de las fluctuaciones de los precios internacionales. La mayoría
de la población sobrevive con salarios bajísimos y la economía es escasa; falta de
trabajo, recursos, bienes, etc.
Priorizan el clientelismo, el amiguismo.
Gran parte de la población depende de empleos públicos que casi siempre son mal
pagos por lo que se sobreentiende que los funcionarios de toda categoría buscarán
incrementar sus rentas con ingresos adicionales, básicamente cobrando extra por
aquello que de todos modos deben hacer.
En el estado existe un circulo vicioso: bajos salarios - baja moral - insuficiencia -
corrupción -mayor ineficiencia - excesiva politización - mala selección - más ineficacia -
más corrupción.
El atraso de los países subdesarrollados se debe a la obsesión por el desarrollo
económico y el descuido de los factores éticos, institucionales y políticos igualmente
importantes.
La organización política del Estado es la clave de su desarrollo económico.
Pero volviendo al problema económico, otro factor que lo agrava es el porcentaje de las
ganancias ilegales, donde el único negocio es el fraude.
Los elevados márgenes de corrupción bloquean la actividad económica, además de
constituir una desviación de los fondos públicos. Por eso la estabilidad económica es
una precondición para toda política de control de corrupción.
La improductividad de la hipercorrupción no permite salir del subdesarrollo.
CAPITULO VI
ETICA Y JUSTICIA
La ética
Cuando hablamos de corrupción tendemos a pensar en la ética. Sin embargo no hay un
modelo ético único, ni todos los sistemas morales exigen lo mismo. Por ejemplo la ética
católica condena acciones que el derecho penal no castiga.
El ángulo moral nos suministra muchos datos sobre algunos aspectos del problema,
aunque resulta insuficiente a la hora de diseñar políticas de cambio y control.
Los principios morales de las personas sólo son uno de los valores que juega en las
decisiones ya que el éxito lo perdona todo.
Por eso es que aun las personas honestas pueden cometer actos corruptos.
Según diversas encuestas, en la actualidad, ser honesto en la vida diaria no suele traer
éxito, al final le va mejor al deshonesto.
Aunque muchas personas la propongan, la actitud honesta a nivel individual tampoco
es la solución al problema,
En un contexto de corrupción generalizada es probable que una persona honesta no
tenga éxito en sus propósitos. Este fracaso tiende a confirmar la conveniencia de una
actitud corrupta. Aquí, el que actúa de acuerdo con la ética pierde, se convierte en el
“llanero solitario” un justiciero aislado y perseguido.
El hecho de basar la salida en la ética y la educación de cada uno de los integrantes,
sin advertir como se organiza la conducta grupal, es uno de los errores posibles de las
campañas moralizadoras.
La modificación ética necesaria para controlar la corrupción no es individual sino grupal,
Antes de la honestidad individual, esta la necesidad de tomar en cuenta los intereses de
todos.
La educación se propone como una de las soluciones para que cambien los principios
éticos; sin embargo la corrupción no es un fenómeno originado por un fracaso educativo,
por el contrario los mayores corruptos suelen exhibir títulos de grado y de postgrado de
las mejores universidades. La educación moral no se da con palabras, sino con
ejemplos.
La justicia
Tanto dirigentes como la sociedad en general, creen que el problema de la corrupción
es un tema de la justicia.
La idea de que la justicia penal es la encargada de ocuparse del tema y de castigar la
corrupción es tan erróneo como difundida, peor si tiene la ventaja de que le sirve a
quienes ejercen la autoridad y a los ciudadanos.
El reclamo de Justicia nos sirve para sentir que el orden se restablece. El problema es
que así negamos el carácter institucionalizado de la corrupción.
El empresario, ciudadano, etc. puede seguir resolviendo sus problemas mediante
coimas, pero los fiscales y jueces tienen la obligación de impedir que los demás lo
hagan. Así negamos el carácter estructural del fenómeno.
Por su parte, el hecho de delegar el problema en la Justicia les sirve a los dirigentes
para eludir su propia responsabilidad y delegarla en los jueces y el problema, a la orbita
de la Justicia.
Hay razones políticas para que la Justicia no pueda resolver el problema. Una sociedad
con una corrupción generalizada y difundida en los niveles más altos, y con tradición de
hegemónica, no puede tener una justicia imparcial y eficaz; sería antisistémica.
Una justicia eficaz requiere de una prevención eficaz que reduzca el problema.
La mayoría de los casos de corrupción, como sobornos y coimas no se puede probar,
no hay evidencias. De este modo, gran parte del problema nunca será alcanzado por la
Justicia; y lo que no esta probado por la justicia no existe.
Encomendarle al poder judicial que condene todos los casos de corrupción es algo
imposible. En cambio, si reducimos los objetivos, la Justicia puede colaborar en la tarea,
ya sea despertando la conciencia del problema, rompiendo el monopolio del poder,
disminuyendo la discrecionalidad y aumentando la transparencia.
El poder Judicial puede:
Interrumpir fraudes que se estén cometiendo,
transparentar situaciones corruptas
mantener despiertos otros órganos de control
recuperar recursos públicos
CAPITULO VII
CONSECUENCIAS DE LA CORRUPCION EN LA SOCIEDAD
Sin duda la corrupción es un problema de la sociedad, ya que se manifiesta en forma
prácticamente cotidiana y le causa importantes daños.
Daños de la corrupción al Sistema Social
En un Estado de corrupción, las leyes y las licitaciones no se deciden en función de la
que es mejor para la Sociedad sino según el interés privado de los empresarios y
funcionarios corruptos.
Cuando, por ejemplo, no se elige a la empresa que ofrece mejores beneficios sino a
aquella que ofrece mayores sobornos; el ciudadano sufre los daños.
El funcionario involucrado es el único que engorda sus bolsillos y es el ciudadano el que
sufre las consecuencias de una elección errónea, si así lo fuera. Si estos actos son
habituales, el Estado deja de orientar la economía, hay ineficacia y derroche.
La situación anteriormente descripta, ahuyenta a los capitales sanos y serios dispuestos
a invertir a largo plazo, los que son reemplazados por capitales especuladores. Además,
quien gana dinero en una sociedad corrupta tiende a reinvertir sus ganancias fuera de
ella, en una sociedad confiable.
El Estado de corrupción falsifica el sistema democrático: la democracia supone que los
ciudadanos eligen delegados para que cuiden el interés común. Si, en cambio, el
delegado cuida de sus propios intereses privados, está falsificando los fundamentos
mismos del sistema.
La falsificación del sistema democrático que conlleva el Estado de corrupción debilita al
Estado, de esta forma ya no se accede a cargos por idoneidad sino por “acomodo”.
En un Estado de corrupción aumenta la desigualdad social, porque solo aprovechan
plenamente de la corrupción, aquellos situados en altas esferas políticas o económicas.
Si el Estado es débil no puede cumplir con sus funciones básicas de proteger la salud,
la educación y la seguridad de los ciudadanos más pobres, a los que finalmente tampoco
pueden garantizar igualdad jurídica.
En un Estado corrupto, se pierde la noción de bien común y se deterioran las
condiciones de vida de los mas pobres, mejorando las de quienes ya cuentan con mucho
poder o con riqueza. El Estado de corrupción pone fin a la igualdad de oportunidades.
Los actos de corrupción tienden a multiplicarse. La corrupción es endémica y sin
controles se expande. Esto es lógico desde el momento en que un acto de corrupción
no puede realizarse individualmente, sino de a dos.
Por ejemplo, el cohecho requiere de una parte que ofrezca soborno y de otra que lo
reciba. Así la corrupción se va expandiendo progresivamente.
¿Cuándo llega la desconfianza?
La sociedad es un tejido de expectativas reciprocas: cada uno tiene su rol.
Cuando el rol que cada uno espera del otro en una sociedad, se cumple; reina un estado
de confianza, y cuando mayor es la confianza reciproca mejor funciona la sociedad.
Cuando esto no ocurre reina la desconfianza que es el daño más profundo, la
consecuencia mas grave de la corrupción en la sociedad.
Si en una sociedad donde reina la desconfianza, el gobierno quiere implementar un
impuesto, en lugar de fijarlos por ejemplo en un 4%, lo hará en un 18% porque supone
que solo un 20% de los ciudadanos lo pagará. Por otro lado, el ciudadano desconfía del
destino de los fondos recaudados, por lo que decide no pagar. U otra persona podría
preguntarse ¿Por qué soy el único que contribuye?
Esta situación que resulta familiar, hace que el Estado carezca de recursos, que las
empresas no inviertan sus capitales, que el gobierno culpe a los ciudadanos y estos al
gobierno. Así las decisiones individuales se distorsionan y el Estado se hunde.
La desconfianza colectiva, fundada en la corruptela del comportamiento del otro, no
permite que el progreso sea una realidad para la sociedad.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos?
Cada persona integrante de la sociedad tiene un poder que de unificarse con la de todos
los ciudadanos sería invencible.- La acción colectiva de todos los individuos podría tener
un efecto impredecible.
Estamos en una nueva época, de refundación de nuestra sociedad; esta vez las reglas
no van a ser impuestas sino que en caso que se apliquen, van a ser el fruto de la tarea,
la participación y reclamo de los ciudadanos.
No solo el voto y los partidos políticos representan formas de participación.
Participar es el acto de influir en nuestros representantes entre elección y elección, de
ejercer el poder ciudadano cotidianamente y no solo a la hora del voto, de afectar las
decisiones hechas por los funcionarios del gobierno y también realizar actividades
públicas más allá del Estado.
No se trata de formar un nuevo partido político, sino de establecer un grupo que trabaje
por defender los derechos, que por ser de todos no los defiende nadie.
Estos grupos son Organizaciones No Gubernamentales, que pueden utilizarse en
positivo para promover los valores de la sociedad; se trata de una masa crítica de gente
que no solo se escandalice cuando conoce casos de corrupción, sino que actué
preventivamente y reclame sistemas de control que los evite.
Para controlar la corrupción se podría crear organizaciones específicas o insertar
programas de control de corrupción en las entidades ya existentes.
CAPITULO VIII
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Impacto de los medios de comunicación
Lo que no esta en la televisión no existe.- Esta frase de Bernardo Neustadt nos grafica
cual es el poder de los medios de comunicación en la actualidad.
En el siglo de las comunicaciones, el conocimiento cobró mas fuerza que nunca. La
verdad, el conocimiento y la persuasión son armas muy poderosas.
Los medios de comunicación han potenciado la fuerza de la verdad, y al hacerlo han
transformado radicalmente la lucha del poder.
En los medios de comunicación el poder de la autoridad, el dinero y la verdad dirimen
sus fuerzas.
Hasta hace pocos años, los dirigentes políticos eran una vía de transmisión de la
información; comunicaban a la gente lo que pasaba en los lugares de influencia e
informaban a los partidos acerca de las inquietudes de los votantes.
Los medios de comunicación producen un emisor único y millones de receptores
aislados y noticias que aparecen y desaparecen sepultadas por otras noticias.
El periodista tiene la obligación de conseguir primicias, no debe haber repeticiones, por
eso las noticias no duran demasiado en primera plana.
Así, receptores aislados reciben una lluvia de fragmentos de una información, lo que
impide conocer el problema completo e imparcialmente; es muy difícil para los medios
hacer un procedimiento procesal.
Además, cada medio tiene sus ideas y presenta la información con su estilo, y a menos
que se lean varios diarios y se escuchen varios programas de radio y televisión, la
información se encuentra distorsionada por la óptica del medio.
También, con respecto al espectador, sin red que comunique entre si a los receptores,
el poder de la ciudadanía no se activa. El aislamiento es lo que impide una acción
común, somos millones de lectores de un mismo texto pero estamos aislados.
Por suerte, hoy es habitual la presencia de ciudadanos en los programas periodísticos
televisivos y radiales. Ese espacio, puede y debe ser explotado como canal de conexión
entre intereses comunes y específicos, de todos los ciudadanos.
Los medios pueden destruir a los opositores, o mantener un poder asfixiante, o frenar
ese poder, o modificar las políticas de gobierno o hacer todo eso a la vez.
Son un arma que influencia a la opinión pública. La opinión pública es la suma de las
opiniones de todas las personas; pero muchas veces, las personas opinan sin saber,
sin pensar demasiado, sin estar informados o porque están influenciados por algún
hecho circunstancial, situación que se debe tener en cuenta.
Tanto los medios de comunicación, como la opinión pública son elementos que deben
usarse para combatir la corrupción, ya que la acción conjunta de la sociedad junto con
los medios de comunicación, podrían impedir o por lo menos controlar que no se realicen
actos ilícitos.
Los medios de comunicación en la Argentina
En los últimos años, en la Argentina los medios de comunicación revelaron muchas
relaciones ilegales entre los funcionarios y las personas que se relacionan con ellos.
Unos de los grandes éxitos de los primeros diez años de democracia, fue el paulatino
desarrollo de la libertad de expresión. El temor de irritar a funcionarios o personas
poderosas, subsistió hasta bien afirmar la democracia.
La privatización de los canales de comunicación produjo una sana competencia entre
los noticieros y los programas periodísticos, en la forma de mostrar en imágenes las
noticias instaladas por los medios gráficos.
Empresarios periodísticos y editores descubrieron que lo que mas vende esta basado
en cierta independencia y un compromiso con el deber de informar. La economía de
mercado impulsó la libertad de expresión.
El ejemplo es útil para comprender que los cambios sociales no requieren cambiar las
personas: inclusive los empresarios y periodistas que aprobaron la censura y la
manipulación de la información, hoy defienden la libertad de expresión. Lo que cambió
es la actitud de la sociedad; a la sociedad no le interesa comprar mentiras o silencios.
Pero la corrupción dentro de las mismas empresas periodísticas, es una realidad que la
sociedad percibe. La trama secreta de la empresa periodística involucra a funcionarios
gubernamentales, empresarios y políticos habituados a tentar, extorsionar o sobornar a
editores y a cronistas. Así se aseguran la “buena prensa”.
La propaganda y la publicidad encubiertos, también están ampliamente difundidas en
las secciones culturales y de espectáculos.
Para mantener elevados estándares profesionales y un periodismo responsable y ético,
lo fundamental es que la dirección del medio este comprometida con ese objetivo.“ La
ética comienza por arriba”, el dueño o director del medio dá la tónica.
El periodismo es un servicio a la comunidad y no un negocio cualquiera. Su deber es
transmitir al público la información y los elementos necesarios para que éste forme su
propio criterio.
El periodismo no ofrece un mejor ejemplo que el resto de la sociedad, también éste
sector esta sujeto a la tiranía de lo económico.
Para desarmar la cultura corrupta hay que reemplazarla por otra y esto va a llevar
tiempo. Implica mayor participación de la ciudadanía; una prensa independiente y
corajuda, capaz de pelearse con una gran empresa, una justicia independiente;
desregularización y transparencia.
El periodismo es una profesión que debe ser elegida por vocación, no con un fin
instrumental. Pero sus salarios deben permitirles vivir dignamente, para así no verse
tentados por la corrupción y hacer prevalecer siempre el bien común.
Es fundamental que los medios de comunicación se muestren transparentes para seguir
gozando de la confianza de la sociedad y en acción conjunta hacer frente a la corrupción

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