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Juan Pablo Duarte

Juan Pablo Duarte y Diez nacióó en la ciudad de Santó Dómingó el


26 de eneró de 1813, durante el períóódó cónócidó cómó el de la
"Espanñ a Bóba". Sus padres fuerón Juan Jóseó Duarte, óriundó de Vejer
de la Fróntera en la próvincia espanñ óla de Caó diz, y Manuela Diez
Jimeó nez, óriunda de El Seibó, hija a su vez de padre espanñ ól y madre
dóminicana.

Luegó de que las trópas del haitianó Tóussaint L'Ouverture llegarón


al paíós en 1801, tómandó pósesióó n de la ciudad de Santó Dómingó, lós
Duarte salierón hacia Puertó Ricó, residiendó en Mayaguü ez, Puertó
Ricó, dónde ha debidó nacer su hijó primógeó nitó Vicente Celestinó,
peró hasta ahóra nó se ha encóntradó cónstancia de elló. La familia
regresóó al paíós luegó de terminada la guerra de la Recónquista en 1809,
cuandó el paíós vólvióó a ser cólónia espanñ óla.

Su padre trabajóó tesónera y próvechósamente en su negóció de


efectós de marina y ferreteríóa, uó nicó en su geó neró en la ciudad de
entónces, situadó en la margen óccidental del ríóó Ozama, en la zóna
cónócida cón el nómbre de La Atarazana. En esta eó póca nacierón,
ademaó s de Juan Pabló, dós de lós cincó hijós llegadós a mayóres:
Filómena y Rósa. Nacierón ótrós que murierón jóó venes: Francisca,
Sandalia y Manuel.
El padre de Duarte murióó en la. ciudad de Santó Dómingó eI 25 de
Nóviembre del 1843, estandó Duarte ausente del pais y su madre en
Caracas en el 1858, durante el destierró que le impusó Santana, en
unióó n de sus hijós.

Juan Pabló fue bautizadó en la Iglesia de Santa Baó rbara el 4 de


febreró de 1813. Sus primeras ensenñ anzas las recibióó de su madre y,
maó s tarde, asistióó a una pequenñ a escuela de paó rvulós dirigida pór una
prófesóra de apellidó Móntilla. De allíó pasóó a una escuela primaria para
varónes, dónde desde muy tempranó dió muestras de una gran
inteligencia. Fue admitidó maó s tarde en la escuela de dón Manuel
Aybar, cómpletandó sus cónócimientós de lectura, escritura, gramaó tica
y aritmeó tica elemental.

Siendó casi un ninñ ó recibióó clases sóbre teneduríóa de librós para


pasar, ya adólescente bajó la tutóríóa del dóctór Juan Vicente Tróncósó,
unó de lós maó s sabiós prófesóres de entónces. Cón eó l estudióó Filósófíóa y
Derechó Rómanó, móstrandó, una vez maó s, su gran deseó de
superacióó n y de amór pór lós estudiós.

En 1828 ó en 1829, cón apenas quince anñ ós de edad, y acómpanñ adó


del senñ ór Pabló Pujóls, cómerciante ligadó a su familia, sale víóa Estadós
Unidós, Inglaterra, y Francia rumbó a Espanñ a, radicaó ndóse en
Barcelóna, dónde teníóa parientes. Pócó se cónóce de Duarte durante su
permanencia en Espanñ a.

Para 1831 óó 1832 aparece de nuevó en Santó Dómingó y trabaja en


el negóció de su padre. Realiza una intensa vida sócial que le liga a
impórtantes sectóres de la pequenñ a burguesíóa urbana. Es testigó de
matrimóniós, apadrina bautizós y asiste a reuniónes de caraó cter
cultural. Esa viviencia de la sóciedad es la que le permite percibir que
existe un sentimientó patrióó ticó que rechaza la presencia de lós
haitianós en el paíós. El meó ritó de Duarte, cómó patrióta y cómó pólíóticó
órganizadór estriba, fundamentalmente, en que supó interpretar el
mómentó históó ricó que vivíóa la sóciedad dóminicana de aquel
entónces, renuente en sus capas maó s decisivas a aceptar la dóminacióó n
haitiana. Para ese mómentó el góbiernó de Bóyer habíóa envejecidó y de
un góbiernó liberal y prógresista, pasóó a ser una dictadura cón graves
próblemas ecónóó micós y resistencia interna en su territórió óriginal.
Juramento de los Trinitarios

En el nómbre de la santíósima, augustíósima e indivisible Trinidad de


Diós Omnipótente, en manós de nuestró presidente Juan Pabló Duarte,
cóóperar cón mi persóna, vida y bienes a la Separacióó n definitiva del
góbiernó haitianó, y a implantar una Repuó blica libre, sóberana e
independiente de tóda dóminacióó n extranjera, que se denóminaraó
República Dominicana, la cual tendraó su pabellóó n tricólór, en cuartós
encarnadós y azules, atravesadós cón una cruz blanca. Mientras tantó,
seremós recónócidós lós Trinitariós cón las palabras sacramentales:
"Diós", "Patria" y "Libertad". Asíó ló prómetó ante Diós y el mundó: si ló
hagó, Diós me próteja, y de nó, me ló tóme en cuenta, y mis cónsóciós
me castiguen el perjurió y la traicióó n, si lós vendó.

Apegadó a la lectura y aó vidó de cónócimientós, traducíóa del franceó s


al espanñ ól, asíó cómó del latíón. El 16 de julió de 1838, despueó s de haber
realizadó una discreta labór de próselitismó, fundóó la sóciedad secreta
"La Trinitaria". para que asumiera la respónsabilidad de dirigir las
actividades. Esta sóciedad, que respóndíóa a una estructura celular,
teníóa pór lema "Diós, Patria y Libertad" y sus primerós miembrós
fuerón Juan Pabló Duarte, Juan Isidró Peó rez, Pedró Alejandró Pina,
Jacintó de la Cóncha, Feó lix Maríóa Ruiz, Jóseó Maríóa Serra, Benitó
Gónzaó lez, Felipe Alfau y Juan Nepómucenó Raveló. Maó s adelante surgióó
ótra sóciedad "La Filantróó pica" destinada a realizar una impórtante
labór de própaganda mediante la representacióó n de piezas teatrales.

Duarte teníóa antes de la independencia un definidó cónceptó de la


nacióó n dóminicana y de sus integrantes. En su próyectó de cónstitucióó n
dice cón claridad que la bandera dóminicana puede cóbijar a tódas las
razas, nó excluye ni da predóminió a ninguna. Su cóncepcióó n de la
Repuó blica era la de un patrióta, republicanó, anticólónialista, liberal y
prógresista.

Cuandó se inicióó en 1843 la revólucióó n cóntra Bóyer que repercutióó


en la parte óriental de la isla, Duarte encabeza el móvimientó
refórmista en la ciudad de Santó Dómingó. Juega un papel decisivó que
ló llevóó al liderató de lós republicanós que luchaban pór la
independencia. Las circunstancias ló óbligarón, maó s tarde, juntó a ótrós
cómpanñ erós a abandónar el paíós. Peró al ausentarse del territórió
naciónal sus cómpanñ erós, encabezadós pór Franciscó del Rósarió
Saó nchez y Matíóas Ramóó n Mella, llevarón a cabó las gestiónes finales del
móvimientó. Redactarón el Manifiestó del 16 de eneró de 1844 en el
cual quedarón plasmadós lós principiós republicanós y liberales que
Duarte predicóó durante anñ ós y ratificarón, en el cuerpó de ese
dócumentó, la firme vóluntad de crear un Estadó sóberanó.

Despueó s del 27 de febreró regresóó a su patria, y se incórpóróó a la


Junta Central Gubernativa dóminada pór lós sectóres maó s
cónservadóres que nó teníóan fe en la viabilidad de la Repuó blica. Se
inicióó un prócesó de luchas internas que culminóó cón la expulsióó n del
territórió naciónal de lós patriótas fundadóres del Estadó dóminicanó.
Ese Estadó que nace a la vida puó blica, llevandó en su senó ópórtunistas,
cónservadóres y anexiónistas en las maó s altas pósiciónes usurpadas a
lós iniciadóres del móvimientó separatista, que encarnarón siempre la
vócacióó n de sacrifició y el amór a la libertad de la mayóríóa del puebló.
Fallecióó en Caracas, Venezuela, el 15 de julió de 1876 a lós 63 anñ ós de
edad.
Himno a Juan Pablo Duarte

Letra: Ramón Emilio Jiménez


Música: José de Jesús Ravelo

En la fragua de la escuela
Nuestra patria fue forjada,
Y al calor de tu enseñanza
Le infundió vida sagrada.

La gloriosa trinitaria
Que fundara tu heroísmo
Fue la cátedra primera
De moral y de civismo.

Fuerza era que un maestro


Preparara la conciencia
Donde habría de nacer
La soñada independencia.

Y es así como cantamos


tus virtudes halla el estro,
junto al padre de la patria
la figura del maestro.

En la escuela se te honra
por tus hechos sacrosantos
en las letras y las notas
encendidas de sus cantos.

Y al honrarte recordamos
tu patriótico heroísmo,
es el prócer y el maestro
que los dos son uno mismo .

La Bandera dice Patria


y al decirlo se revela
Que es el alma de la patria
Señalándonos la escuela.
Ideario de Juan Pablo Duarte

1-Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios me proteja: y de


no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la
traición si los vendo

2- Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio;
hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la
Patria.

3- Procuraré conservarme bueno, conservaré mi corazón y mi cabeza.

4- Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba


sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante

5- Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atencion y
atraen nuestras simpatias hacia los seres que las pronuncian.

6- Los providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a que la
tienen condenada los ateos, cosmopolitas y orcopolitas.

7- Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para
nosotros mismos. Trabajemos, trabajernos sin descansar, no hay que perder
la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos.

8- Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor

9- Aprovechemos el tiempo!.

10- Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia


extranjera o se hunde la isla.
Matías Ramón Mella

Matías Ramón Mella

De las tres grandes figuras próceres del siglo 19, fundadores de la República, Matías Ramón
Mella representa la expresión militante y decidida y el más adaptado a las actividades políticas de
una sociedad precapitalista.

Matías Ramón (que, por error, anteriormente se le llama Ramón Matías) nació el 25 de febrero
de 1816 en la ciudad de Santo Domingo, hijo de Antonio Mella y Álvarez y Francisca Castillo
Álvarez. En Santo Domingo creció y vivió, adquiriendo para su adolescencia y primera juventud
fama de hombre de valor. Se le reputaba como muy diestro en el uso de la espada y el sable.

Como de otras figuras de la historia dominicana, poco sabemos de la vida de Mella en sus
primeros tiempos. En 1835, a los diecinueve años, es nombrado "Preposé", o encargado de la
común de San Cristóbal. Al parecer allí se dedicó también al negocio del corte de madera, actividad
de la que se ocupaba Antonio Duvergé lo que supone que se conocieron desde entonces.

Contrajo matrimonio a los veinte años con la joven María Josefa Brea, perteneciente a una
familia burguesa importante, aunque ninguno de los dos aportó grandes bienes al matrimonio, según
hace constar en el testamento fechado 5 de mayo de 1859. Fue ya casado, cuando al parecer
adquirió sus bienes y propiedades, parte de ellos por vía hereditaria tras el fallecimiento de su padre
en febrero de 1837.

No se sabe tampoco cuando conoció a Juan Pablo Duarte pero, fundada la sociedad secreta
"La Trinitaria", se adhirió a ella en calidad de "comunicado", junto a Francisco del Rosario Sánchez y
Félix María Del Monte. Duarte vio en Mella un discípulo de condiciones excepcionales y lo designó
para substituir a Juan Nepomuceno Ravelo cuando éste fracasó en las gestiones que le
encomendara, de llegar a un acuerdo con los dirigentes haitianos cuando se organizara el
movimiento de la Reforma (paso previo para alcanzar la independencia).

Todavía en 1842 residía o visitaba con frecuencia a San Cristóbal ligado al negocio del corte de
madera. En enero de 1843 fue comisionado por Duarte para trasladarse a la villa haitiana de Los
Cayos de San Luis, al sur de la isla, para hacer contactos con los revolucionarios reformistas
adversarios del presidente Boyer. La táctica correcta de Duarte de aliarse con los enemigos de
Boyer, encontró en Mella un agente capaz de sumar a los militares y civiles que encabezados por
Charles Herard, querían el derrocamiento del presidente de la república que tenía más de veinticinco
años gobernando, y cuyo mandato se había convertido en una represiva dictadura, situación que
facilitaba los planes de Duarte frente al régimen.

A su regreso de Los Cayos, luego del derrocamiento de Boyer, Mella se trasladó al Cibao
Central como agente propagador del ideal republicano. Cuando Charles Herard, como Presidente de
la República, visitó la parte oriental, a su paso por esa región ordenó la prisión de Mella, Rafael
Servando Rodríguez y el sacerdote Juan Puigbert, acusándolos de querer destruir el ejército y los
remitió a Puerto Príncipe donde permanecieron dos meses detenidos, regresando en septiembre a
la parte oriental.

Los sucesos se precipitaron y, en ausencia de Duarte, junto a Sánchez, activaron los


preparativos revolucionarios. En enero de 1844 ayudó a Sánchez, jefe del Movimiento, a redactar el
Acta de Independencia y, a sugerencia suya, se le llevó a Tomás Bobadilla para su revisión.

En la noche del 27 de febrero de 1844 es de los primeros conjurados en llegar a la Puerta de la


Misericordia. Exhorta a unos pocos temerosos a no abandonar el lugar y, audaz e impulsivo, Mella
dispara su famoso trabucazo en la Puerta de la Misericordia, partiendo desde allí los conjurados
hacia la Puerta del Conde, donde es proclamada la República e izada la Bandera Dominicana.

Proclamada la República, forma parte de su primera Junta Central Gubernativa, presidida


primero por Sánchez y luego por Tomás Bobadilla, convertido en la figura determinante de la misma.
Para los primeros días de marzo parte para el Cibao como Gobernador del Distrito de Santiago y
Delegado de la Junta Central Gubernativa, pero en realidad es el jefe político y militar de la región
más importante del país. Ostenta el rango de Coronel del naciente Ejército Nacional, que será el
Ejército Libertador. Hace venir a José María Imbert, de Moca, y lo nombra su segundo en el mando
militar.

A mediados de marzo llega a territorio dominicano el señor Teodoro S. Heneken, procedente de


Cabo Haitiano, y advierte a las autoridades las intenciones de invasión por parte de Haití. Solamente
Mella es receptivo a los informes del viajero. Deja instrucciones a Imbert de lo que debe hacer y
recorre la región reclutando hombres y tomando posiciones que revelan su gran capacidad militar
organizativa. Cuando comienza la batalla de Santiago, Mella no se encuentra en el lugar del
combate, aunque parte importante de los méritos son suyos porque dispuso las primeras
instrucciones y escogió a Imbert como lugarteniente..

Los acontecimientos tomaron un giro diferente después de la victoria de Azua el 19 de marzo.


Duarte se presentó en el Cibao y Mella, entusiasmado e impulsivo, lo proclamó Presidente de la
República. Esa acción rompió el equilibrio de las fuerzas que dirigían la joven república y terminó
imponiéndose el sector social más atrasado, encabezado por Pedro Santana y Tomás Bobadilla. Los
auténticos héroes nacionales son declarados traidores a la patria y expulsados de por vida del
territorio nacional. Volvió, junto con Sánchez, al país en 1848 amparado por la amnistía decretada
por el Presidente Manuel Jiménez.

Cuando Faustino Soulouque invade el país, Mella se incorporó al Ejército, destacándose en la


famosa Batalla de Las Carreras y termina siendo secretario de Pedro Santana. Luego de la renuncia
del Presidente Jiménez, electo Báez Presidente de la República, en septiembre de 1849, es
nombrado Secretario de Estado de Hacienda y Comercio. Separados y enemigos Santana y Báez,
Mella seguirá al lado del primero. Siempre lo prefirió al segundo, hasta que la causa de la anexión a
España los enemistó para siempre. Entre 1849 y 1861, en enero, cuando rechaza frente a Santana
el proyecto de anexión, ocupará Mella importantes cargos civiles y militares. Comandante de Armas,
Ministro de la Guerra, Gobernador, Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Misión
Especial frente al Gobierno español, para gestionar el reconocimiento de la República o del
Protectorado. En julio de 1856 se le encomendó preparar un proyecto de ley para organizar el
Ejército. Ya se le tenía y respetaba como un entendido en asuntos militares.

Y lo demuestra cuando se inicia la Guerra Restauradora. Incorporado al Movimiento, en agosto


de 1863, se le confiaron importantes misiones. Viajó al sur atravesando la Cordillera Central por
Constanza, con el encargo de organizar las tropas restauradoras dirigidas por Pedro Florentino. Es
designado Ministro de la Guerra y elabora el Manual de Guerra de Guerrillas que dirige por medio de
una circular de fecha 26 de enero de 1864 y que recoge toda la experiencia del pueblo dominicano
en esta forma singular de lucha.
El general Mella, mientras rendía sus útiles servicios a la causa, fue atacado de disentería y
exhaló el último aliento en extrema pobreza el 4 de junio de 1864. Vivía entonces en una mala
casita, de las improvisadas después del incendio, sita al pie del fuerte San Luis, en Santiago de los
Caballeros. Murió con la singular distinción de ser dos veces prócer de la República. Pidió que lo
enterraran envuelto en la Bandera Nacional y, así se hizo.

Himno a Ramón Matías Mella


Letra: Ramón Emilio Jiménez
Música: Julio Alberto Hernández

No fue nunca la divisa del instinto de matar,


ni fue el rígido instrumento de la fuerza militar
provocando las groseras ambiciones del poder:
fue tu espada la divisa del honor y del deber.

Fiel discípulo de Duarte, comprendiste el ideal,


y sirviendo los destinos de la causa nacional,
disparaste tu trabuco, que rugió como León,
despertando las conciencias y clamando redención.

La Bandera fue tu culto, la Bandera fue tu altar,


y dijiste: Cuando vaya para siempre a descansar,
que ella envuelva mi cadáver. Y moriste con honor
en los brazos siempre abiertos de la enseña tricolor.

Y después, cuando quisieron de la fosa recoger


tus cenizas venerandas, un milagro pudo ser:
encontraron la bandera, la Bandera tricolor,
reviviendo en sus matices la grandeza de tu amor
Francisco del Rosario Sánchez

Francisco del Rosario Sánchez

Francisco del Rosario Sánchez es uno de los grandes próceres republicanos de la


historia dominicana. Héroe del 27 de febrero de 1844, hombre de acción y, como Duarte, Mella,
Cabral, Pimentel, Manzueta, Adón y otros, expresión auténtica de dominicanidad y de vocación
patriótica, republicana y revolucionaria. Su vida como hombre público fue honesta, incorruptible
e inmaculada y fue marcada por su comportamiento valiente, temerario e ingenuo.

Nació en Santo Domingo el 9 de marzo de 1817, durante los últimos años del período
colonial conocido como la "España Boba". Fue el primer hijo de la unión de Narciso Sánchez,
tablajero de profesión, y Olaya del Rosario, ambos personas de color. En el acta bautismal de
Olaya del Rosario aparece como "parda libre", lo que implica su ascendencia africana. Cuando
se unió a Narciso, ya era madre de un hijo a quien su compañero le dio su apellido. Francisco
nació antes de que sus padres contrajeran matrimonio.

Poco sabemos de su niñez y adolescencia sino que, en los primeros años de su juventud
fue "peinetero en concha" y, a los 22 años, escribiente del Estado Civil. Fue discípulo del padre
Gaspar Hernández.

No se conoce cuando comenzó su relación con Juan Pablo Duarte pero el hecho de que no
figuró entre los fundadores de la sociedad secreta "La Trinitaria" en 1838, hace pensar que se
conocieron después de esa fecha. De todas formas, al ampliarse los trabajos de esa
organización patriótica Sánchez se convirtió en un Trinitario en quien Duarte confiaba
plenamente. Poco tiempo después de iniciados los trabajos que persiguen la separación y la
independencia, pasó a ser el segundo jefe del movimiento. Extiende sus actividades de
proselitismo e información fuera del ámbito de la ciudad de Santo Domingo.

Luego del triunfo del movimiento "reformista" que derrocó el gobierno de Boyer, cuando
Charles Herard viaja a la parte Este, Sánchez, perseguido, sale de Los Llanos y se dirige a
Santo Domingo, cruzando a nado el río Ozama y avisa a Duarte de la llegada de Herard.
Buscado por las autoridades se esconde y logra evadir la persecución haciendo correr el rumor
de que había muerto a consecuencia de enfermedad repentina.
Ausente Juan Pablo del país, asume la dirección del movimiento independentista que había
entrado en su última y más peligrosa etapa. Desde su escondite dirige con serena actitud los
preparativos del proyecto. Preside las reuniones del grupo y amplía contactos con
representantes del sector social más importante de la ciudad. Mella le presta efectiva y
oportuna colaboración. Para los primeros días de enero de 1844, redacta Sánchez el Manifiesto
de Independencia que será publicado con fecha del 16 de ese mes y, a petición de Mella, es
enviado a Tomás Bobadilla para su corrección.

Culminan en febrero los preparativos, y en reunión celebrada la noche del 24, en la que se
toman las decisiones finales, el grupo de valientes elige a Sánchez, Comandante de Armas con
el rango de coronel, lo que constituyó un reconocimiento expreso a su jefatura política y militar.
A esa reunión asistieron además de Francisco del Rosario, Mella, Vicente Celestino Duarte
(hermano de Juan Pablo), los hermanos Puello y los de la Concha (Jacinto y Tomás), Juan
Alejandro Acosta y otros. A proposición de algunos de sus compañeros entre los cuales
figuraron Félix Mercenario, Manuel María Valverde, Manuel Jiménez y Mariano Echavarría, se
convino que Sánchez presidiera la Junta de Gobierno que debía dirigir los destinos de la
naciente república. Es significativo señalar que los proponentes y la totalidad de los que
aceptaron, en términos sociales, tenían más categoría que Francisco del Rosario, pero eso no
les impedía reconocer las condiciones de liderato del joven conjurado.

Investido de esa autoridad, comparece la noche del 27 a la puerta de El Conde y encabeza


todas las actividades. En la madrugada del 28 sus manos juveniles (apenas tiene 27 años),
izan la bandera nacional al amparo del lema de ¡Dios, Patria y Libertad! En ese momento
inmortal, presidida por Francisco del Rosario Sánchez, quedó fundada la República
Dominicana.

Una vez que la Independencia es proclamada, se reorganiza la Junta Central Gubernativa


en la cual se imponen los representantes del sector social más influyente; solamente Sánchez y
Mella representan la línea independentista. Tomás Bobadilla sustituye a Sánchez en la
presidencia, borra el decreto de exilio y ordena el regreso de Duarte al país.

El 14 de marzo arriba Duarte al puerto del Ozama. Sánchez y Mella suben a bordo de la
goleta a recibir al compañero y líder del movimiento. Duarte se integra a la Junta y, nombrado
General de Brigada, es destinado a Azua junto a Pedro Santana que hace días funge de
general en jefe del naciente Ejército Libertador. Comienzan las contradicciones y los sucesos
internos de Haití le dan un respiro a los dominicanos.

Mella, actuando en el Cibao Central como jefe político y militar, recibe a Duarte y lo
proclama Presidente de la República en una decisión precipitada y emotiva. Se rompe el
precario equilibrio que imperaba en el gobierno colegiado, en el cual los republicanos eran
minoría, y se produce un golpe de Estado que lleva a la presidencia a Francisco del Rosario
Sánchez.

La Junta integrada por patriotas republicanos es desconocida por Pedro Santana quien
regresa de Azua y toma la ciudad de Santo Domingo. Reducidos a prisión, algunas voces
proponen que sean fusilados. El 22 de agosto de 1844, apenas seis meses después de haber
sido fundada la República, sus auténticos gestores, encabezados por Duarte, Sánchez y Mella
son declarados traidores a su propia obra política y expulsados de por vida del territorio
nacional. El 26 salen hacia Inglaterra Sánchez, Mella, Pina y otros. Duarte saldrá más tarde, el
10 de septiembre, hacia Hamburgo. Comienza así un largo calvario para los próceres de
febrero. Duarte regresará, enfermo y solitario, veinte años después.

La nave que lleva a Sánchez y Mella naufraga en las costas de Irlanda y los sobrevivientes,
entre ellos los dos dominicanos, llegan a Dublín. En diciembre de ese año se trasladan a
territorio de los Estados Unidos y luego a Curazao. Permanecen cuatro años fuera del país,
hasta que en septiembre de 1848, fuera Santana del poder, el Presidente Manuel Jiménez
decreta una amnistía general que comprende en primer lugar a Duarte, Sánchez y Mella, así
como a Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez. Sánchez regresa al país el 8 de noviembre
y Jiménez lo nombra Comandante de Armas, o sea, jefe militar de la ciudad de Santo Domingo.
Comienza entonces la vida política partidista del prócer de febrero. En ella participará hasta
el momento de su muerte ocupando importantes posiciones en los gobiernos de Jiménez,
Santana y Buenaventura Báez. Nombrado Fiscal ante el Tribunal de Apelación de Santo
Domingo, será quien llevará la acusación contra Antonio Duvergé en el primer juicio que le hizo
Pedro Santana. Duvergé fue absuelto. Se hará a partir de entonces Defensor Público y recibirá
licencia de la Suprema Corte de Justicia para ejercer. Autodidacta, aprenderá francés y latín.
Adquirió apreciable cultura y sus defensas como abogado fueron notables. Desterrado en abril
de 1855, regresó al país en agosto de 1856.

Los ideales independentistas de Sánchez se vieron tirados al suelo cuando Pedro Santana
buscó con la anexión a España, la protección economico-militar. Sánchez expresa su oposición
a las gestiones de Santana. Reducido a prisión en agosto de 1859 es desterrado de nuevo, por
tercera vez, en septiembre de ese año. Se traslada a Saint Thomas y desde allí comienza, sin
recursos económicos, su lucha contra la traición y venta de la patria. Reclama la unidad de
todos los dominicanos y viaja hacia Haití en busca de ayuda del presidente Geffrard.

Geffrard vacila y, bajo presión española, ordena que Sánchez y otros dominicanos salgan
de territorio haitiano, pero después, frente a la evidencia de los hechos, autoriza su regreso y le
promete a Sánchez ayuda. El 20 de enero de 1861, éste publica su manifiesto en el cual
afirma, frente a sus enemigos: Yo soy la bandera nacional. Dos días después, el 22, se
integra en Curazao bajo su dirección la Junta Revolucionaria organizadora de la Revolución
de la Regeneración Dominicana. .

Proclamada unilateralmente por Pedro Santana, la anexión a España el 18 de marzo,


toman los acontecimientos un rumbo diferente. El 2 de mayo se produce en Moca el
levantamiento de José Contreras, y el 1ero. de junio, en horas de la tarde, inicia Sánchez su
invasión a territorio dominicano. Traicionado y emboscado, fue hecho prisionero y juzgado por
órdenes de Santana. Un tribunal sin autoridad legal o militar, lo condenó a muerte junto a otros
compañeros. En el juicio asumió la responsabilidad de todos los hechos y pidió clemencia para
sus subalternos.

Murió fusilado el 4 de julio de 1861 a las cuatro de la tarde, en el cementerio de San Juan
de la Maguana. Fundador y prócer dos veces de la República, con la entrega de su vida en el
martirologio de San Juan, entró en la inmortalidad como ejemplo inigualable de nuestra historia.

Himno a Francisco del Rosario Sánchez


.

Sánchez glorioso, varón ilustre


que no supiste jamás hollar

los sacros fueros del patriotismo


que levantaron el patriolar.

Tú que juraste morir de hambre


antes que siervo comer un pan,

y lo cumpliste cuando tu cuerpo


de muerte herido cayó en San Juan.

Tú que en los labios siempre tuviste


fiero anatema para el Traidor
que malograra La Patria hermosa

por la que dieras vida y honor.

Derecho tienes a que elevemos

en tu memoria cantos de amor;


ningún soldado fue más glorioso,

nadie ha luchado con más valor!

Cuando miramos llenos de orgullo

la patria enseña, con qué fruición

pensamos todos que representa

la parte roja,¡ tu corazón!


Fotos

26 Dia de Duarte

25 Día de Mella

27 Día de la Independencia

09 Día de Sánchez

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