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¡COMPARTIENDO SENTIMIENTOS!

La profesión de Maestra y Maestro puede compararse con el rodar de


las piedras a lo largo del hermoso cauce de un río.

Al comenzar a viajar tienen muchos picos y están ásperas, pero al bajar


por la corriente del agua, los múltiples choques van haciendo que cada
una por el contacto con las otras, se limen mutuamente hasta llegar a
desembocar en el mar, completamente lisas.

Se obtiene casi la perfección gracias a los seres que, sin perder su


identidad logran el mayor grado de realización personal y social, cuando
en la convivencia reconocen que hay sentimientos que se comparten,
que viven esta aventura de enseñar y aprender siendo protagonistas de
un proyecto de afecto que se escenifica cada día en la cotidianidad, con
una mutua aceptación, sincera, noble, generosa y sencilla.

El recorrido del camino y siempre abierto de Maestras y Maestros, ha


ido descubriendo a su paso, paisajes inimaginables, siguiendo adelante,
al ritmo de la perseverancia y de la solidaridad, peregrinando siempre
con los pies sobre la tierra y los ojos en el cielo.

Visualizando y jugando con lo infinito, dialogando con las hermanas de


la marcha, mientras las aves en el espacio continúan tejiendo el fondo
musical de la sinfonía de la vida para descubrir y construir juntas el
mejor proyecto que, aún no llega a la etapa de cierre.

Vuestras manos, pocas al comienzo, se han estrechado confiadas para


abrir el paquete de la vida y juntas han encontrado que está lleno de
oportunidades grandes y pequeñas, sagradas y triviales, que Dios les
ofrece para continuar la obra en las coordenadas del tiempo y en la
misteriosa geografía de la existencia humana.

Esas manos se multiplicaron y ha medida que transcurrió el tiempo,


sumaron fuerza y construyeron un largo tren, el que en cada vagón lleva
una valiosa carga de afectos, sentimientos, emociones, recuerdos,
nostalgias, pero muy especialmente, los besos dulces y las sonrisas de
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rostros angelicales, que les pusieron los ojos brillantes e hicieron latir
con fuerza vuestro corazón, como el repicar de un campanario
alborozado.

Y recuerden todo aquello que compartieron los días de lluvia y de sol, de


alegrías y tristezas, y las canciones colgadas de los labios para
alegrarles y sentir que son un solo corazón, porque han aprendido a
quererse, a ayudarse, a defenderse, a respetarse.

Por eso disfruten día a día con más alegría del tesoro de vuestra
amistad, guardando en vuestras mentes lo que han descubierto en este
maravilloso trajinar.

Hoy están juntas todas aquí por una razón especial: para hacer
memoria, para recordar momentos felices, imaginar los que van a venir y
los que juntas van a crear para que el proyecto compartido se potencie
en las aulas de la ilusión.

¡Hagan inmensas torres de papel, donde vivan princesas y príncipes!

¡Dibujen soles, lunas y estrellas brillantes, que con sus enormes ojos
iluminen la tierra!

¡Modelen anhelos y sentimientos!

¡Cuenten cuentos de fantasías que les trasladen al espacio infinito de la


imaginación!

¡Extiendan vuestras manos francas y abiertas, como todos los días,


diciendo: Estamos contigo!

Y jamás olviden este abrazo impregnado de amor, de paciencia, de fe y


de esperanza, que continuarán fortaleciendo en los jardines y escuelas
de la ternura.

¡Gracias, por compartir!...

Con afecto y deseos de éxito. Su Maestra y amiga de siempre,

Susana Ponce Sánchez

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