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Módulo 1.
El observador y bases del coaching
Para contestarla tomaré unas palabras de Rafael Echeverría, de quien por cierto estaremos
hablando seguido durante este diplomado. Él nos dice:
“La manera cómo hacemos sentido de lo que acontece a nuestro alrededor y la forma como
generamos sentido de nuestra existencia, están ambas en crisis”.
[Escriba aquí]
Enfrentamos el desafío de hacer de la vida una oportunidad de transformación del ser que
somos.
De inventar al ser que aspiramos y de convertirnos en él.
Somos dice Nietzsche, una promesa lanzada al futuro.
Somos un desafío a llegar a ser lo que hoy no somos.
Nuestro llamado es a convertirnos en aprendices.
No estamos especificando el contenido de la transformación.
La dirección que ésta debe tomar, requiere ser definida por cada uno, por cada
individuo.
Nada expresa en mejor forma lo que estamos señalando que aquella frase del libro de Lao
Tsé, el Tao Té King:
“Quién cree conocer el camino, en rigor nada sabe del camino. No existe un camino
predeterminado de transformación, cada uno debe determinar el suyo”
Tampoco se trata de cambiarlo todo, hay que revisar que queremos cambiar.
Los cambios son sistémicos y siguen el criterio de no linealidad.
Por ejemplo cuando aprendes a decir que NO, aprendes a pedir, aprendes a escuchar,
aprendes a fundar tus juicios, a perdonar, agradecer, etc.,
Todas competencias relativamente pequeñas, pueden inducir transformaciones muy grandes.
El desafío más importante no es conocerse a sí mismo, es inventarse a sí mismo.
¿En qué tipo de ser quieres convertirte?
Otro desafío es participar en la transformación del mundo, hacer una diferencia, no es solo el
desafío de aprender, es el desafío de emprender.
La respuesta es la acción.
2
1.2 La crisis del modelo actual
3
El coach deportivo es la persona que se hace cargo de un deportista o de un equipo deportivo,
planteándose como objetivo alcanzar en ellos niveles máximos de desempeño.
Cuántas veces no hemos visto lo que parecería ser el resultado milagroso del trabajo de un
coach deportivo.
Luego de algún tiempo de haberse hecho cargo de un individuo o de un equipo de desempeños
a todas luces mediocres, el coach los lleva a exhibir desempeños extraordinarios, desempeños
que están por encima de lo esperado, desempeños que inicialmente parecían imposibles de
alcanzar.
Pongamos como ejemplo lo que ha hecho Pep Guardiola con el Barcelona y con el Bayern de
Múnich.
El coaching como disciplina genérica, como un oficio que se extiende más allá de los deportes,
surge de esta experiencia.
Busca llevar a terrenos diferentes el tipo de resultados que, en su campo, generaba el coach
deportivo.
¿Qué hace, en rigor, el coach deportivo?
¿Cuál es el carácter de su intervención?
Ello es relativamente simple.
Se trata de una intervención al servicio de la generación de resultados precisos, trátese de la
superación de una marca o de garantizar un triunfo frente a un adversario.
Para lograrlo, el coach deportivo busca identificar los factores que interfieren en el resultado a
alcanzar y desarrollar las condiciones y competencias que faciliten su logro.
Ello representa por lo demás una primera y adecuada definición de la tarea de todo coach.
Para conseguir el resultado, el coach deportivo corrige algunos hábitos inadecuados que
obstruyen el desempeño de aquellos a quienes tiene bajo su responsabilidad, desarrolla un
conjunto de competencias individuales así como de coordinación de acciones de los
diferentes miembros de un equipo.
Diseña estrategias tanto defensivas como ofensivas para enfrentar al adversario y, por sobre
todo, busca elevar la confianza en sí mismos y la motivación de sus deportistas para el logro
de los resultados esperados.
4
Para estos efectos, dispone de un espacio particular para realizar sus intervenciones: el
entrenamiento.
Tal como lo hace en sus ensayos un director de orquesta, el coach deportivo prepara
pacientemente a sus deportistas para asegurar en ellos nuevos patrones de comportamiento
y una disposición emocional adecuada para alcanzar los objetivos propuestos.
El coaching como disciplina genérica, capaz de ejercerse más allá de los límites de los
deportes, busca imitar y repetir en otras áreas los resultados que suele exhibir el coach
deportivo.
Sin embargo, en la medida en que más nos alejamos del campo de los deportes, los nuevos
desafíos que comienzan a enfrentar los coaches son cada vez mayores.
No obstante lo anterior, es importante advertir que surgen muchas modalidades diversas de
coaching que siguen fuertemente apegadas al patrón propio del coach deportivo, obteniendo
resultados ya sea muy superficiales o simplemente efímeros.
Cuando se busca alcanzar resultados más profundos y estables en dominios de mayor
complejidad y extensión, el modelo del coaching deportivo muestra severas limitaciones.
Con todo, muestra un camino a seguir.
El coaching como actividad genérica busca desarrollar una disciplina capaz de servir a la
identificación y disolución de los obstáculos que los seres humanos solemos encontrar en el
logro de nuestras aspiraciones.
En las empresas y, en general, en las organizaciones, se busca poder incrementar la
efectividad que exhibe el desempeño de sus miembros, equipos y procesos.
Se considera que si los gerentes y directivos pudiesen aplicar con sus propios equipos las
competencias que exhibe un coach, ello podría desencadenar niveles de desempeño
inimaginables.
Sin embargo, el tipo de competencias que se requiere para sostener un desempeño bastante
más complejo, como el que exige la organización, requiere de un nivel de profundidad que el
coaching deportivo no es capaz de proveer.
El tipo de motivación necesaria para acompañar desempeños que duran 8 o más horas, todos
los días laborales del año, no es aquella que logra generar el coach deportivo para un partido
que sólo dura dos horas.
5
Los problemas parecerían multiplicarse.
Las frustraciones aumentan al aplicarse linealmente una práctica diseñada para un contexto
muy diferente.
Más allá de las organizaciones, el coaching también comienza a ser visto como un
camino para la superación de las múltiples limitaciones que los individuos encuentran
en sus vidas.
La existencia nos confronta una y otra vez con innumerables obstáculos en la consecución de
nuestras aspiraciones.
Reiteradamente nos enfrentamos a la experiencia de no saber cómo hacer las cosas para
llegar a donde queremos, para alcanzar el nivel de satisfacción y de felicidad que en un
momento soñamos que era posible.
Aquí los ejemplos son infinitos.
Los encontramos en nuestra relación de pareja, en la relación que establecemos con nuestros
padres, con nuestros hijos, con nuestros amigos.
Los vemos en la manera como nos desenvolvemos en el trabajo y en las relaciones que
establecemos con nuestros jefes, con nuestros colegas, con nuestros subordinados.
Pero más profundamente todavía, encontramos estos obstáculos en la relación que
establecemos con nuestra propia vida y con nosotros mismos.
En varias oportunidades nuestra vida parecería vaciarse de sentido y nos sentimos
desorientados, sin saber qué hacer, ni adónde ir.
Si simplemente hubiera alguien que pudiera mostramos por qué hemos llegado hasta este
punto y cómo salir de él.
Es en este momento cuando buscamos un coach.
¿Será éste capaz de ayudamos?
¿Seremos capaces los coaches de responder a estas demandas?
Las preguntas anteriores plantean importantes desafíos y éstos han sido encarados de muy
diversas maneras, produciendo una amplia y diversa gama de propuestas de coaching.
Personalmente me inscribo en una corriente que se llama a sí misma coaching ontológico.
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Los problemas parecerían multiplicarse.
Las frustraciones aumentan al aplicarse linealmente una práctica diseñada para un contexto
muy diferente.
Más allá de las organizaciones, el coaching también comienza a ser visto como un
camino para la superación de las múltiples limitaciones que los individuos encuentran
en sus vidas.
La existencia nos confronta una y otra vez con innumerables obstáculos en la consecución de
nuestras aspiraciones.
Reiteradamente nos enfrentamos a la experiencia de no saber cómo hacer las cosas para
llegar a donde queremos, para alcanzar el nivel de satisfacción y de felicidad que en un
momento soñamos que era posible.
Aquí los ejemplos son infinitos.
Los encontramos en nuestra relación de pareja, en la relación que establecemos con nuestros
padres, con nuestros hijos, con nuestros amigos.
Los vemos en la manera como nos desenvolvemos en el trabajo y en las relaciones que
establecemos con nuestros jefes, con nuestros colegas, con nuestros subordinados.
Pero más profundamente todavía, encontramos estos obstáculos en la relación que
establecemos con nuestra propia vida y con nosotros mismos.
En varias oportunidades nuestra vida parecería vaciarse de sentido y nos sentimos
desorientados, sin saber qué hacer, ni adónde ir.
Si simplemente hubiera alguien que pudiera mostramos por qué hemos llegado hasta este
punto y cómo salir de él.
Es en este momento cuando buscamos un coach.
¿Será éste capaz de ayudamos?
¿Seremos capaces los coaches de responder a estas demandas?
Las preguntas anteriores plantean importantes desafíos y éstos han sido encarados de muy
diversas maneras, produciendo una amplia y diversa gama de propuestas de coaching.
Personalmente me inscribo en una corriente que se llama a sí misma coaching ontológico.
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No hay un cambio más importante en la historia de la humanidad que aquel que transforma de
manera radical nuestra concepción sobre nosotros mismos.
De la interpretación que sustentemos sobre cómo somos, se deriva todo el resto de lo que
pensamos y hacemos.
Uno de los grandes saltos que permite inaugurar bases sólidas para un coaching genérico
capaz de trascender el coaching deportivo, es el reconocimiento de un principio que Rafael ha
bautizado con el nombre de:
«El principio del carácter no lineal del comportamiento humano».
¿Qué quiere decir con él?
Sostiene que los seres humanos encuentran límites en su capacidad de acción y de
aprendizaje.
El aprendizaje es una de las actividades más interesantes de las que somos capaces los seres
humanos.
La competencia de aprendizaje es la madre de todas las demás competencias.
El aprendizaje es una acción dirigida a incrementar nuestra capacidad de acción.
Quien ha aprendido a aprender puede aprender muchas otras cosas.
Por tanto, si alguna competencia es importante es precisamente la competencia de aprender.
El Coach Ontológico Integral (COI) es, por sobre todo, un gran facilitador del aprendizaje. Su
tarea es contribuir en facilitar el aprendizaje en quienes no saben cómo hacerlo.
En tal sentido, el COI es un facilitador de los procesos de transformación de otros seres
humanos, de sus procesos de auto-invención.
Así como Sócrates, con su mayéutica, se concebía como un partero que apuntaba al
desentrañamiento del ser, siguiendo la senda propuesta por Parménides, el coach
ontológico, por el contrario, caminando por la senda sugerida por Heráclito, es un
partero del devenir.
Luego entones; el Coaching Ontológico Integral, encuentra sus raíces en la filosofía, en la
psicología humanista, en el constructivismo, en el coaching deportivo, sociología, teoría de
sistemas, Andragogía (aprendizaje de los adultos), management, física cuántica, PNL, hipnosis
y varias disciplinas más.
8
De acuerdo al tipo de coaching cambia el tipo de raíces de las que se nutre; conozcamos ahora
algunos tipos de coaching.
El Coaching personal también conocido como Life Coaching, es una rama que ayuda a
sobresalir en todos los campos de la vida cotidiana, bien se trate de las relaciones
interpersonales, carrera, sueños o familia.
Coaching empresarial o de negocios y Coaching organizacional
Los primeros están dirigidos a la pequeña y mediana empresa (PYME), mientras que el
Organizacional trabaja con las grandes corporaciones.
Coaching ejecutivo
Como su nombre lo indica, está dirigido a los ejecutivos de las compañías, que son los
encargados de dirigir los departamentos o destinos de una empresa.
Coaching para el liderazgo
Se refiere al líder como alguien que motiva e inspira a los demás. El concepto tradicional de
liderazgo, que por muchos años se asoció a lo militar, se ha transformado. Ya no se trata de
una persona con alto rango, que comanda, coordina y controla; sino de alguien que motiva e
inspira a los demás.
9
El Coaching Ontológico Integral.
Le he llamado Coaching Ontológico Integral debido a que he integrado, las mejores prácticas
de otros tipos de coaching además de incluir poderosas herramientas de PNL, Hipnosis y
varias disciplinas más.
También contamos con los estándares establecidos por ICF, que encontraras en un segundo
documento anexo.
Después de esta breve introducción a la historia del coaching comenzaremos a ver uno de los
conceptos más importantes del Coaching Ontológico y es el del observador.
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1.4 El observador.
¿Qué tipo de observador soy?
Comenzaremos diciendo algo que bien podría parecer una obviedad: la forma cómo vemos
las cosas es sólo la forma como vemos las cosas.
Si reflexionamos un poco sobre esta proposición, reconoceremos, sin embargo, que en general
suponemos que lo que hacemos es más que ver las cosas como las vemos: creemos que la
forma como vemos las cosas corresponde a como las cosas son.
De alguna manera damos por sentado que los seres humanos tenemos la capacidad de
percibir las cosas en la transparencia de su ser, sin mayores filtros.
Basta, sin embargo, con situarnos desde la perspectiva de nuestra biología para reconocer los
múltiples filtros que ella nos impone.
Descubrimos que nuestras percepciones resultan de la forma como distintas perturbaciones
ambientales desencadenan diferentes reacciones en nuestra estructura biológica.
Los colores que percibimos, los sonidos que oímos, resultan todos ellos de los rasgos propios
de nuestro sistema nervioso y de nuestros órganos sensoriales.
Esos colores y sonidos, tal como los percibimos, no existen independientemente de nosotros.
Ello no niega la importancia de los estímulos que los provocan, en la medida en que despiertan
reacciones en nuestra biología.
Pero el contenido de nuestras percepciones y de nuestras sensaciones remite a nuestra
particular conformación biológica.
“Nada nos permite decir cómo las cosas son.
No sabemos: cómo ellas son.
No podremos saberlo nunca.
Esto significa que cada uno observa las cosas de acuerdo al tipo de observador que es.
Pero sucede que, como los seres humanos podemos compartir lo que observamos,
suponemos que las cosas son realmente así.
Si lo que yo observo parece ser lo mismo que observa mi vecino, tendrá que ser que las cosas
son como ambos las observamos.
Pero esta conclusión es altamente discutible.
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En la vida diaria aceptamos como ciertas muchas cosas que, después de un análisis más
riguroso, nos aparecen llenas de contradicciones.
De allí la importancia de preguntarnos por el tipo de observador que somos, por el tipo
de observador que nos conduce a observar lo que observamos.
Esta es una pregunta que difícilmente podemos hacernos cuando suponemos que observamos
las cosas como ellas son y no de acuerdo a como nosotros somos.
Desde esta perspectiva, la pregunta pasa a ocupar un lugar central para entender cómo somos,
cómo constituimos nuestros mundos y cómo nos relacionamos con los demás.” 1
“No vemos las cosas como son, sino de acuerdo a como somos”
Talmud
Entonces podemos decir que todo ser humano hace sentido de lo que acontece de
una determinada manera y, por tanto, interpreta el mundo a su manera.
Dado cómo interpretas lo que está pasando, vas a actuar de una o de otra forma.
A la vez, dada la interpretación que te guía, una amplia gama de acciones quedan
también excluidas de tu umbral de posibilidades. Te quedas con lo ves y descartas lo
demás.
Nuestra mirada es espontánea, sin embargo, asume que observamos lo que está allí
y no suele reconocer que esa mirada está condicionada por el tipo de observador que
somos.
En los hechos, observamos el mundo no sólo de acuerdo a como éste es, sino también
de acuerdo a como nosotros somos.
1
Rafael Echeverría. (2010) El Observador y su mundo VOLUMEN I. Argentina: Granica. P 135 a137
12
Una premisa fundamental de «la mirada ontológica» consiste en reconocer la noción
de observador y en aprender a observar no sólo el acontecer del mundo, sino también
el tipo de observador que somos, tanto uno mismo como los demás.
Uno de los principales obstáculos que, por lo tanto, fija límites en nuestra capacidad de
desempeño es el tipo de observador que somos:
lingüísticos
emocionales
corporales
Mientras no modifique el tipo de observador que hoy soy, seguirá habiendo cosas que
me serán imposibles de realizar.
Uno de los objetivos más importantes del Coaching Ontológico Integral consiste
en disolver los obstáculos que hoy encuentro en mi capacidad de desempeño a
través de un cambio del tipo de observador que soy.
Nuestra capacidad de acción no sólo está condicionada por el tipo de observador que
somos.
De manera igualmente efectiva estamos también condicionados por los sistemas en los
que participamos y por las posiciones que ocupamos en su interior.
13
No es extraño reconocer que al cambiar de un sistema a otro, vemos aparecer
comportamientos que en el sistema anterior eran inimaginables o vemos desaparecer
comportamientos que antes nos eran habituales.
Por ejemplo si nos encontramos en México nos comportamos de cierta manera, tiramos
basura en la calle, nos pasmaos un semáforo en rojo, etc. Al cruzar la frontera a USA,
no tiramos basura ni nos pasamos los altos, somos los mismos, sin embargo al cambiar
de sistema (país) cambiamos nuestro comportamiento. ¿Haz notado algo similar en
dónde vives?
Como sucede con la noción del observador, la mirada sistémica requiere también
ser «cultivada».
No cabe esperar que ella surja de manera espontánea, al menos en una gran mayoría
de los seres humanos.
La mirada ontológica, por tanto, no sólo introduce un observador del observador, sino
que introduce también a un observador sistémico que reconoce que los
individuos se constituyen en el conjunto de relaciones en las que participan y
en su particular configuración o estructura.
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Al introducir la noción de sistema corremos el riesgo de caer en un determinismo
estructural asfixiante.
De ninguna manera.
Todo lo anterior está vaciado en un modelo planteado por Rafael Echeverría que ha
sido un sello característico de su propuesta que hemos hecho nuestra dentro del
Coaching Ontológico Integral.
Le ha bautizado con el nombre de «el modelo del observador, la acción y los resultados».
15
Se trata de un modelo-guía para el trabajo que debe realizar el coach ontológico.
El modelo se lee de atrás para adelante. Éste sostiene que cualquier resultado que
obtenemos en nuestras vidas, sea a nivel laboral o personal, remite a las acciones que
condujeron a él.
Algunos de estos factores son fácilmente reconocibles, son los factores visibles del
comportamiento humano.
En último término, ellas remiten al tipo de observador que somos y a los sistemas de los
que formamos parte.
Una vez que un observador actúa y al hacerlo genera resultados, como buen observador
que es, éste observa los resultados que produce y los evalúa.
Si los resultados lo satisfacen es muy posible que siga actuando de la manera como
antes lo hacía.
Pero no siempre sucede así, muchas veces las explicaciones que ofrecemos terminan
por convertirse en justificaciones.
A diferencia de las explicaciones, que suelen ser neutrales, las justificaciones se caracte-
rizan por legitimar el resultado negativo.
Al creer saber por qué algo aconteció, puedo retornar por tanto a la resignación.
Por ejemplo: «Con el jefe que tengo, ¡cómo podría esperarse algo diferente!», o
Con ella se abre el dominio del aprendizaje que tiene a su vez diversos caminos o
niveles.
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Diferentes niveles de aprendizaje del modelo OSAR:
1.- Aprendizaje de primer orden Siguiendo en este punto a Chris Argyris, a quien
Leonardo Wolk cita en su obra Soplando Brasas en múltiples oportunidades nos dice
que se trata de un aprendizaje dirigido directamente a expandir mis repertorios de acción
y por tanto dirigido al casillero de la acción al interior del modelo.
Este segundo camino entiende que, para modificar las acciones, es preciso modificar
previamente el tipo de observador que somos.
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Ello implica alimentar al observador que somos con un conjunto de nuevas distinciones
para que pueda ver lo que hoy no ve y, a partir de ello, tomar las acciones que hoy
no puede.
Pero, cuidado, el aprendizaje de segundo orden puede también ser bastante superficial.
Sin embargo, en el centro del observador que somos hay un «núcleo duro» y, por
lo general, muy estable.
Este núcleo está conformado por diversos elementos como distinciones, juicios,
emociones, posturas, que definen una manera particular de estar-en-el-mundo.
En el núcleo duro reside lo que llamamos el alma humana, esa forma particular de ser que nos caracte-
riza a cada individuo y que llevamos con nosotros de una situación de vida a otra.
19
“Modificar ese núcleo duro, alterar nuestra estructura de coherencia, tocar y ayudar a
modificar el alma de otro ser humano es el objetivo último que encierra la
posibilidad del coaching ontológico.” 2
Entonces ya sabemos que cada uno de nosotros somos un observador diferente y que vemos
las cosas “el mundo” de acuerdo al tipo de observador que estamos siendo, es decir de
manera diferente, esto también tiene que ver con la percepción, tema que trataremos más
adelante. Por el momento vamos a dejar la teoría y pasar a la práctica, después de todo para
eso estamos aquí, queremos cambiar, pero…
¿No será que en algún o algunos ámbitos de nuestra vida nos comportamos como víctimas?
Y eso nos afecta en los demás.
Entonces sería conveniente que visualicemos, que definamos dónde está el problema, ¿No
te parece?
2
Leonardo Wolk. (2009) Coaching El arte de soplar brasas. Gran Aldea Editores. Colofón p 214
20
Como te das cuenta el proceso consiste en saber:
1.7 Percepción
¿Qué es la percepción?
La noción de percepción deriva del término latino perceptio y describe tanto a la acción como
a la consecuencia de percibir (es decir, de tener la capacidad para recibir mediante los sentidos
las imágenes, impresiones o sensaciones externas, o comprender y conocer algo).
Antes de definir este concepto diremos que para conocer el mundo interior o exterior
necesitamos realizar un proceso de decodificación de los mensajes que se reciben a través de
todo el cuerpo.
“Se define como percepción al proceso cognoscitivo a través del cual las personas son capaces
de comprender su entorno y actuar en consecuencia a los impulsos que reciben; se trata de
entender y organizar los estímulos generados por el ambiente y darles un sentido. De este
modo lo siguiente que hará el individuo será enviar una respuesta en consecuencia.
Para la psicología, la percepción consiste en una función que le posibilita al organismo recibir,
procesar e interpretar la información que llega desde el exterior valiéndose de los sentidos.
3
http://definicion.de/percepcion/#ixzz3Sod0CmtY
21
¿Qué papel juegan los sentidos en la percepción?
Estanislao Bachrach en su libro “Ágilmente” nos comenta que “Uno de los pilares de la
creatividad es la estimulación de los sentidos.
Huir de los estereotipos con una percepción fresca es lo que permite desplegar nuestra más
amplia generación de ideas nuevas.
Todos los estímulos son aprovechados por el cerebro para formular ideas y opiniones, evaluar
situaciones, generar reacciones para luego guardar en la memoria lo que se ha aprendido.
Aunque durante muchos años se consideró que era un proceso pasivo, cada vez existe más
evidencia científica de que la percepción no registra o graba sino que construye la
realidad.
Toda información que llega al cerebro a través de los sentidos tiene una gran influencia en
nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestra personalidad y, por ende, en
nuestra creatividad.
Nuestros cinco sentidos captan unos once millones de bits de información por segundo, la
mayor parte a través de la visión, pero el consciente a lo sumo puede procesar cuarenta bits
por segundo. A medida que el cerebro hace acopio de información del mundo exterior se
acostumbra a patrones de percepción.
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Cuando uno ve un perro de una raza particular por primera vez, el cerebro procesa su forma,
tamaño, calidad de pelo, timbre de ladrido, olor de su pelaje, color y textura, altura, corpulencia
y muchos otros detalles.
En ese momento, el cerebro llega a la conclusión de que está viendo una raza particular de
perro.
Al encontrarnos con esa raza más a menudo, el cerebro conectará mucho más rápidamente,
comprendiendo lo que ve casi de inmediato.
Es decir, que el cerebro comenzará a categorizar todas las nuevas imágenes mentales de
acuerdo con lo que ha visto y experimentado antes.
Tenemos que aceptar que lo que parece real para nosotros está influido por nuestras propias
percepciones.
Cada persona filtra lo que pasa en el mundo de una manera particular, y puede convertir una
calle de la ciudad en una sinfonía de luces y sonidos o en un basurero pues, el cerebro a
menudo simplifica la percepción para poder pasar el día de manera más eficiente.
Los estereotipos nos anticipan acciones y reacciones, y nos preparan para minimizar o
maximizar el placer.
El estereotipo del gruñido y el ladrido de un perro dirá al cerebro si se trata de una amenaza o
no.
Como Lippmann decía: «No vemos primero y definimos después», sino que «definimos
primero y después vemos».” 4
4
Estanislao Bachrach. (2013). Ágilmente. Grijalbo. P 103
23
Se está produciendo una nueva forma de comunicación entre los seres humanos, lo que traerá
modificaciones en la forma de relacionarnos en el futuro.
Se podría decir que estamos asistiendo a una nueva era histórica y aquellos que comprendan
primero la naturaleza de estos cambios, podrán emprender caminos nuevos y obtener ventajas
sobre aquellos que se tarden en percibir estas modificaciones.
La historia suele concebirse como la huella que dejan acontecimientos ocurridos en el pasado,
sin embargo no todos impactan de la misma forma sobre el futuro; como tampoco producen
nuevas posibilidades para la humanidad.
Una gran transformación fue la invención del alfabeto, la cual produjo una nueva forma de
comunicación entre los seres humanos.
Muchos fueron los cambios sociales que se manifestaron pero quizás el más importante tuvo
lugar en un área poco visible: “la transformación de nuestras categorías mentales”, la
manera en que los seres humanos piensan sobre ellos mismos y sobre el mundo.
Antes de la aparición del alfabeto, los humanos vivían en lo que llamamos un “Lenguaje del
Devenir”, en él, la Acción y el Lenguaje estaban unidos.
Se reconocía que el hablar tenía “poder” para que sucedieran cosas, las cuales, de no haber
dicho alguien lo que dijo no hubieran acontecido.
Los poetas en ese entonces eran los encargados de la educación y a través de la poesía,
fábulas y narraciones históricas, contaban acciones realizadas por los seres humanos, héroes
y dioses.
24
De esta manera se sabía lo que era el Amor, la Piedad, y otros sentimientos a través de las
acciones realizadas por los protagonistas de las historias.
Por ejemplo, se sabía de la Valentía obrando según aquellos personajes que la comunidad
consideraba valientes, como Hércules.
Cuando un texto estaba escrito hablaba por sí solo y para ser escuchado no era necesario el
relato del orador.
¿Qué es La Sabiduría?,
¿Qué es La Valentía?
Independientemente de las acciones que realizaban los personajes de las historias narradas,
hablando hablamos de ellas como Ideas.
El relato épico fue progresivamente sustituido por el tratado y con las preguntas acerca de
¿Qué son las cosas?
25
Se pone énfasis no en las acciones, sino en el “Ser” de las cosas. Con ello se abandona el
“Lenguaje del Devenir” del pasado y se transita hacia el “Lenguaje del Ser”.
El interés por el pensamiento certero desarrolló la Lógica la que nos mostró la senda del
pensamiento válido para alcanzar la verdad y descartar lo falso.
Muy pronto el poder del pensamiento se hizo evidente, nos permitió transformar el mundo en
el que vivíamos, haciendo del acto de pensar la reina de todas las acciones humanas,
separada de todas las demás, que eran consideradas inferiores.
Uno de los aspectos más importantes de esta revolución fue el cambiar la comprensión de los
seres humanos.
Para conocer a un ser humano, primero hay que conocer su mente, el lugar donde se asienta
el pensamiento.
Poseídos por este nuevo Lenguaje del Ser, comenzamos a preguntarnos sobre el Ser de todas
las cosas.
Supusimos que el “Ser” era lo no contingente, lo que eludía el devenir histórico, lo que siempre
permanece igual.
Supusimos que la razón no tenía límites, que todo nuestro entorno natural y nuestras
relaciones con los demás podían ser dominados a través de la razón.
Supusimos, también, que podíamos explicar cualquier cosa y que la razón era la clave
para llegar al “Ser” de todas las cosas.
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Llegamos a postular que para todas las preguntas genuinas existía una y sólo una
respuesta verdadera y que estas respuestas son accesibles sólo por el pensamiento racional.
Poco a poco fuimos anulando el poder del lenguaje, que jugaba un papel pequeño o nulo en
la constitución de nosotros mismos y del mundo.
Con el surgimiento de un grupo de Filósofos llamados “Los Metafísicos” conducidos por Platón
discípulo de Sócrates, y Aristóteles discípulo de Platón, se cristalizó una síntesis de estos
nuevos supuestos.
Hemos cambiado la comprensión de muchas cosas desde los primeros griegos, aunque se
han mantenido los supuestos básicos metafísicos desarrollados en la Grecia Antigua.
Esta nueva forma de pensamiento demuestra el impulso que se le dio al alfabetismo por medio
de la invención de la prensa escrita o imprenta, la cual agudiza aún más la separación entre el
orador, el lenguaje y la acción.
El Cartesianismo postula nuevamente que el pensamiento es la base para entender a los seres
humanos, y es el pensamiento el que nos convierte en humanos.
Para Descartes, “Pienso, luego existo”, sigue siendo la razón, la base del Ser.
Basta con observar el desarrollo que ha tenido el lenguaje electrónico, acortando las distancias
entre los seres humanos.
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Observamos que el cambio se ha convertido en un aspecto de la vida.
Las Estructuras de la teoría Metafísica se han visto sacudidas en sus bases más profundas
por la emergencia de nuevas teorías, pensamientos y concepciones, tanto en el campo de la
Filosofía, las Ciencias Biológicas y la Lingüística.
2-Martín Heidegger, cuestionando los principios del Cartesianismo, según los cuales los seres
humanos son seres racionales.
En el campo de las Ciencias Biológicas también hubo cambios importantes, siendo de gran
valor el aporte hecho por el Biólogo Humberto Maturana.
En el campo del lenguaje contamos con la aportación de gente como Austin y Echeverría con
la Ontología del Lenguaje:
28
En este sentido, la ontología hace referencia a nuestra forma de comprensión e interpretación
de lo que significa ser humano.
De esta manera, desde la ontología, nuestra comprensión de lo que significa Ser Humano, no
implica necesariamente una visión metafísica únicamente, pudiéndose generar otras
ontologías como por ejemplo la del Lenguaje.
Cabe aclarar que se entiende por Ontología nuestra interpretación de las dimensiones
genéricas de lo que significa Ser Humano.
En todo lo que decimos o en todo lo que hacemos siempre se revela una comprensión de lo
que es posible para los seres humanos.
Cada planteamiento de un Observador nos habla del tipo de Observador que ese Observador
considera ser.
Veamos ahora los tres postulados básicos de la Ontología del Lenguaje, de acuerdo a
Echeverría:
El primero y más importante de estos postulados nos dice que el Lenguaje hace de los
seres humanos el tipo de seres que son.
Echeverría plantea que los seres humanos son seres que viven en el lenguaje y es ésta la
clave para comprender los fenómenos que le suceden.
29
Pero los seres humanos no son solamente seres lingüísticos, es más, sostenemos que la
existencia humana reconoce tres zonas diferentes:
Este postulado cuestiona esta concepción y apoyado en el campo de la Filosofía reconoce que
el lenguaje no sólo nos permite hablar “sobre” las cosas, sino que también el lenguaje
“hace que sucedan cosas”.
Cuando una realidad externa se convierte en parte de nuestras vidas, deja de ser externa, y la
forma en que existe para nosotros es en el lenguaje.
30
Por lo tanto no sostenemos que el lenguaje genera todo lo que existe, pues esto haría del
silencio y la nada lo mismo y obviamente no lo son, por lo tanto no podemos sostener que
aquello de lo que no se habla no existe.
Tal como lo afirmamos anteriormente, a través del lenguaje hablamos de las cosas y además
alteramos el curso de los acontecimientos: hacemos que las cosas ocurran.
Basta pensar en la cantidad de oportunidades en las que una persona, un grupo o un país
cambiaron de dirección o alteraron su historia porque alguien dijo lo que dijo.
Por lo tanto el lenguaje es Activo y por medio de él participamos en el proceso continuo del
devenir.
Cuando decimos que el lenguaje es acción, estamos señalando que crea realidades.
Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos
o cerramos posibilidades para nosotros y para otros.
Desde siempre se asumió como normal que cada individuo nace dotado de “una particular
forma de ser” y ésta es fija o inmutable (llamada muchas veces Alma), siendo la vida el
escenario donde se despliega y se revela.
Por lo tanto es la vida la que nos permite descubrir cómo somos realmente.
31
Ella sostiene que:
Nadie es de una forma de ser determinada e inmutable que no pueda ser modificada infinitas
veces.
Esta interpretación nos permite ganar dominio sobre nuestra vida al jugar un papel activo en
el diseño de Ser en el que quisiéramos convertirnos.
Ésta es la promesa que nos formula la Ontología del Lenguaje y en especial el Coaching
Ontológico Integral para el futuro.
Cabe aclarar que si bien la ontología del lenguaje se nutre de la filosofía del lenguaje y de la
lingüística, su atención está puesta en lo seres humanos.
Luego entonces de acuerdo a los postulados anteriores “Los seres humanos no tenemos
un ser dado fijo.”
Ser humano es estar en un proceso permanente de devenir, de inventar y reinventar nuestro
ser, es un campo abierto al diseño.
Por lo tanto Cuando enunciamos el primer postulado lo hicimos diciendo que “interpretamos a
los seres humanos como lingüísticos” y no que los seres humanos “Son seres lingüísticos”, ya
que de haberlo hecho de esta manera hubiéramos asumido que podemos acceder al “Ser” de
las cosas.
De hecho sostenemos lo contrario.
Pensamos que nunca podemos decir como las cosas realmente son, sólo podemos decir como
nosotros las interpretamos o consideramos.
Es importante no olvidar, como señala Humberto Maturana, que todo lo dicho siempre es dicho
por alguien y que no es bueno caer en la seducción de refugiarnos dentro del lenguaje.
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Ya vimos los tres Postulados, ahora les presentaré los tres Principios:
Primer principio de la Ontología del Lenguaje:
No sabemos cómo son las cosas.
Sólo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos.
Vivimos en mundos interpretativos.
Al reconocer que no podemos saber cómo las cosas son debemos abandonar toda pretensión
de acceso a la verdad.
Pues ¿Qué otra cosa es la verdad sino precisamente la pretensión de que las cosas son
como decimos?
Ser y verdad son dos pilares fundamentales y dependientes del pensamiento metafísico.
Es decir que los seres humanos no poseemos mecanismos biológicos que nos permitan tener
percepciones de cómo son las cosas.
Nuevamente, esta afirmación no significa que negamos la existencia de las cosas, solamente
se trata de negar el que podemos conocerlas en lo que realmente son con independencia de
quien las observa.
Para la lógica moderna, esta cuestión de la verdad se limita a asegurar la coherencia interna
entre distintas proposiciones.
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Ello implica que sólo podemos hablar de verdad al interior de un sistema de proposiciones.
Lo que no se puede hacer es asegurar la verdad del sistema general, ya que todo sistema
de conocimiento descansa y se basa en supuestos que no son parte del sistema en cuestión,
y el sistema del cual tales supuestos forman parte descansan, a su vez, en supuestos que
nuevamente tampoco pertenecen a dicho sistema y así sucesivamente.
Es decir, afirmar que algo es verdadero sólo equivale a sostener que es coherente con otras
proposiciones que son aceptadas como válidas.
Segundo: Una vez que hemos cuestionado nuestra capacidad de acceder a la verdad,
surge un desplazamiento en los criterios de discernimiento entre interpretaciones
contrapuestas.
Es decir, que si aceptamos el postulado según el cual no podemos saber cómo son las
cosas, ello significa que no podemos sostener que esto mismo que postulamos pueda
ser considerado como verdad.
Ello implica una contradicción y por lo tanto invalidaría el propio postulado que estamos
haciendo.
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Y si no podemos sostener el postulado como verdadero,
¿Si no podemos postular la verdad significa que todo lo que hagamos o digamos da lo mismo?
¿Es la verdad el único criterio de que disponemos para discernir entre proposiciones o
interpretaciones diferentes?
Por todo lo dicho, sostenemos que la interpretación que llamamos Ontología del Lenguaje,
puede abrir posibilidades de acción y de intervención que otras interpretaciones no pueden
ofrecer.
La capacidad de transformación de las cosas y del mundo, está asociada al poder de nuestras
interpretaciones.
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En este principio existe una relación entre Acción y Ser. En la búsqueda del sentido a las
cosas los seres humanos utilizan el lenguaje para fabricar o inventar historias sobre ellos y
sobre el mundo.
Hemos planteado que lo que somos, nuestra identidad personal, es una construcción
lingüística.
Observando las acciones humanas, comprendemos como son los humanos; esto constituye
uno de los principios básicos del Coaching Ontológico.
Nuestras acciones no sólo revelan cómo somos, también nos permiten transformarnos,
ser diferentes y devenir.
Al hacer posible que una persona actúe de un modo determinado, el coaching ontológico le
permitirá moverse en determinada dirección y dejar atrás su antigua forma de Ser, mediante
lo que llamamos la “intervención ontológica”.
“La acción no es sólo la manifestación de un ser que se despliega por el mundo, es también la
posibilidad de que ese ser se transforme, trascienda y devenga en un ser diferente”.5
Como ya establecimos en el modelo O.S.A.R. el observador, es decir el individuo se relaciona
directamente con el sistema en el que vive.
“Sólo nuestra estrecha ideología individualista puede cegarnos respecto del poderoso efecto
de los sistemas sociales en nuestra formación como individuos.
5
Rafael Echeverría. (2006). Ontología del lenguaje. Argentina: Granica. Capítulo uno.
6
Rafael Echeverría. (2006). Ontología del lenguaje. Argentina: Granica. P 62
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Si queremos crear sistemas más efectivos, como por ejemplo lo están haciendo los japoneses
en el campo de la empresa y los negocios, debemos abrirnos a un nuevo examen de la relación
entre los individuos y los sistemas sociales.
Por un lado, somos un sistema biológico y estamos determinados por nuestra estructura
biológica.
En este nivel es donde podemos situar nuestra capacidad biológica para el lenguaje.
Pero, como ya lo hemos señalado, nuestra capacidad biológica para el lenguaje no genera el
lenguaje.
Por lo tanto, nos constituimos como individuos desde el sistema de relaciones que
mantenemos con los demás.
Los individuos son componentes de un sistema social más amplio, el sistema del lenguaje.
Su posición dentro de ese sistema es lo que los hace ser los individuos particulares que son.
El énfasis, sin embargo, no debe ser puesto en el sistema social ni en sus componentes
individuales.
Es en la relación entre el sistema social y el individuo, entre el todo y sus partes, que se produce
la dinámica del devenir.
El sistema social constituye al individuo, del mismo modo en que el individuo constituye
al sistema social.
Ya había mencionado que el ser se constituye por tres zonas diferente y lo denominamos “La
Estructura de Coherencia” descrita también como:
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Dominios Primarios del Observador.
A reserva de dedicar más tiempo para profundizar en cada uno de los diferentes ámbitos en
futuros módulos me permitiré comentarles las descripciones de los mismos desde la mirada
que nos plantea Rafael Echeverría.
“Los tres ámbitos de la estructura de coherencia están dentro de nuestra biología, es decir el
dominio de los componentes y relaciones que constituyen la estructura de nuestro cuerpo
como sistema, vale decir, a la forma en que nuestros diferentes componentes se comportan y
se relacionan entre sí para producir la unidad biológica que somos.
Nos referimos a lo que sucede en el campo de los sistemas nervioso, digestivo, circulatorio,
etcétera, así como a las diferentes condiciones hormonales o configuraciones genéticas.
Ello inmediatamente acota el tipo de observaciones que, desde el punto de vista de nuestra
biología, podemos realizar.
Nuestra especie, por ejemplo, no es capaz de registrar el rango de sonidos que otras especies
registran, dadas las diferencias que tenemos con ellas.
A la vez, dentro de una misma especie, se producen diferencias entre sus miembros”. 7
De allí que individuos de una misma especie puedan efectuar, sólo desde el punto de vista de
sus diferencias biológicas, diferentes observaciones.
7
Rafael Echeverría. (2010) El Observador y su mundo VOLUMEN I. Argentina: Granica. P 162 a 165.
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Hemos visto cómo cada individuo se constituye en un observador diferente desde la
percepción sensorial de la realidad externa.
También las peculiares características del sistema nervioso, el funcionamiento de las glándulas
endocrinas, la calidad de la motricidad, la vulnerabilidad de algún órgano o sistema enfermo,
contribuirán a configurar un mundo propio y diferente para cada observador.
Corporalidad.
Lo que está en juego aquí es el comportamiento físico de un individuo (de la unidad biológica
como un todo), la forma en que esta unidad se sitúa en su entorno y las relaciones físicas que
establece con las entidades que constituyen el medio en el cual en ese momento se encuentra.
Las particulares maneras de caminar, de moverse, de bailar, por ejemplo, son indicadoras de
aspectos de la individualidad que dan cuenta de importantes diferencias entre las personas.
Los gestos, la manera de mover las manos, de fruncir el ceño, de sentarse o de ponerse de
pie; el ritmo del caminar, la postura en el trabajo, en el saludo, marcan importantes diferencias
entre observadores.
Desde el punto de vista de la biología, diremos que el individuo es el sistema y que sus
diferentes órganos son sus componentes.
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Pero toda entidad es siempre, a la vez, totalidad y componente.
Seremos otro tipo de observadores si caminamos cabizbajos, rígidos, con dificultad y mirando
hacia el suelo.
Lo que sucede en el ámbito biológico condiciona lo que pasa en el ámbito corporal, y sucede
lo mismo a la inversa.
Emocionalidad.
De acuerdo con la emocionalidad en que estamos en un momento dado, nuestros mundos son
diferentes.
Vemos ciertas cosas, y no vemos otras; emprendemos algunas accionas y otras no; tomamos
decisiones en el marco de nuestro particular estado emocional.
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Distintos estados emocionales nos predisponen a observar ciertos eventos o aspectos del
entorno y a no observar otros.
Una persona que se encuentra distraída, por ejemplo, tenderá a observar cosas distintas de
las que tenderá a observar una persona asustada.
Lenguaje.
Ya habíamos mencionado que durante siglos hemos considerado que el lenguaje era algo
fundamentalmente pasivo que nos permitía simplemente describir lo que percibíamos,
sentíamos o pensábamos.
El lenguaje expresaba algo que tenía existencia autónoma y a la cual nos referíamos con él.
Hoy reconocemos que al hablar, no sólo describimos lo que observamos, sino que
intervenimos en el mundo, modificamos nuestras relaciones con los demás y contribuimos al
desarrollo de nuestra propia identidad como personas.
No se trata sólo de reconocer que el lenguaje es un tipo más de acción dentro de las infinitas
modalidades de acción que tenemos los seres humanos.
Es un tipo de acción que, según como la desempeñemos, tendrá efectos decisivos en nuestras
vidas y en las vidas de los que tenemos alrededor.
Sin disminuir la importancia de los dominios anteriores, es aquí donde encontramos una de las
fuentes más ricas de nuestras diferencias individuales.
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Examinaremos en otros módulos cada uno de ellos.
Ahora bien los sueños para poder ser alcanzados deben ser inteligentes y establecidos como
objetivos y Metas que nos lleven a la ACCIÓN, para ello utilizamos en Coaching Ontológico
Integral el protocolo SMARTER.
La palabra inglesa SMART significa «inteligente». Este documento la utiliza como acrónimo de
los adjetivos
Specific (específico),
Measurable (medible),
Achievable (realizable),
Realistic (realista)
Time-Bound (limitado en tiempo).
S – Specific (Específico)
Al definir una meta, no se debe dejar espacio a interpretaciones dudosas. Cuanto más
detallada sea la meta, mejor será su comprensión y mayores las probabilidades de que sea
alcanzada.
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M – Measurable (Mensurable, medible)
A – Achievable (Alcanzable)
Las metas siempre deben ser agresivas, pero nunca imposibles de lograr.
Es importante lanzar un desafío para que la persona o el equipo se supere y luche por algo
que parece ser difícil, pero esto es muy diferente de definir números o condiciones que
nunca podrán ser obtenidos, lo que causará frustración y desanimo.
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