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Dieter Langewiesche, “Liberalismo y Burguesía en Europa”

Bajo los términos de “liberalismo” y “burguesía” se describen dos fenómenos variables


que marcaron la evolución política y social de Europa del siglo XIX. Su objetivo común, la
idea de una “sociedad burguesa” les daba un carácter en apariencia unitario: el liberalismo
como entramado de modelos políticos y sociales en cuyo centro se basa la idea de individuo
responsable de sí mismo y al mismo tiempo como movimiento político protagonizado por
un grupo social burgués que aspira a una sociedad de ciudadanos emancipados. Esta idea
es muy general y sólo mediante indagaciones históricas concretas en el tiempo y el espacio
se podrá aclarar de qué forma la ideología del liberalismo se llenó de contenidos y quienes
fueron los que intentaron llevar este contenido a la práctica.

1. Condiciones y Modelos de Actuación

Las formas de actuación de los liberales no eran uniformes ya que dependían del estado
europeo en que se encontraban y al mismo tiempo fueron variando a lo largo del siglo.

 Revolución: Hasta mediados de siglo la revolución formaba parte de las formas de


actuación burguesas pero no de los liberales. Los liberales europeos intentaron
aprovecharse de un movimiento revolucionario que no habían querido ni realizado
para alcanzar sus propias metas. Cuando no se podía evitar la revolución trataban
de cerrar rápidamente el proceso revolucionario legalizándolo: el cambio debía
provenir de las instituciones, de cambios constitucionales en el parlamento y no de
revoluciones violentas.
 Institucionalización: La política liberal se caracterizó por la institucionalización de
los conflictos y el rechazo de todo tipo de violencia. Los conflictos de intereses
debían ser resueltos a través de debates racionales y la colaboración política
institucionalizada.
 Rechazo de la violencia: Rechazan cualquier tipo de violencia, y son el grupo más
a favor del monopolio de la violencia por parte del estado limitado y regulado por
la ley. Su rechazo de la violencia marca una diferencia con la izquierda y hace que
el liberalismo aparezca en períodos revolucionarios del lado de las fuerzas
conservadoras. Esto no era solo por la política del “justo medio” sino también por
la modernización estatal.
 Opinión pública: A fin de actuar políticamente el liberalismo necesitaba de las
instituciones y del foro de la opinión pública. En donde estas estaban vedadas,
tuvo pocas posibilidades de acción.

1.1. Fase de inicio de la democratización:

Inglaterra: En Inglaterra el liberalismo tropezó con oportunidades favorables de


desarrollo desde comienzos del siglo XIX y se convirtió para los liberales europeos en
un modelo del cual deseaban aprender.

 Lugar decisivo del parlamento. La formación del gobierno dependía de las


mayorías parlamentarias que decidían sobre las cuestiones fundamentales del
país. La concentración del poder político de decisión en el parlamento favoreció
el surgimiento de tendencias políticas que aspiraban a tener un ámbito nacional
y al mismo tiempo habituó a estas fuerzas a cerrar compromisos.
 El contrapeso al centralismo del parlamento se encontraba en la
descentralización de poder en los gobiernos locales. A nivel local la sociedad
inglesa se auto gobernaba a una distancia considerable del estado y con gran
autonomía. La burocracia estatal era muy débil.
 Otro rasgo de esta descentralización de los procesos de decisión era la
multiplicidad de organizaciones existentes en la vida religiosa, que ponían en
práctica formas de autogobierno y de organización que iban más allá del
terreno religioso y que estimulaban el pluralismo y el individualismo.
 Los procesos socio económicos encaminados hacia la modernidad (explosión
demográfica, revolución agraria e industrial, urbanización) se iniciaron antes en
Inglaterra que en el resto del continente y por lo tanto sin contar con dispositivos
de intervención como los que desarrollaron otros estados.

Francia:

 No tenía la misma praxis parlamentaria que Inglaterra, no se había formado


un sistema bipartidista e incluso tras 1830 los cargos ministeriales valoraban
más la cercanía al rey que el confuso reparto de fuerzas del Parlamento que
impedía a los liberales perfilarse como una tendencia política claramente
delimitada con aspiraciones de liderazgo nacional. Contaban con la
competencia del republicanismo que desde la Revolución Francesa constituía
el auténtico partido del pueblo.
 No tenían las mismas autonomías en el ámbito local que el liberalismo inglés.
 Le resultaba difícil hacerse identificable como una tendencia autónoma por lo
que adoptó un grado de flexibilidad importante.

A pesar de las diferencias Francia al igual que Inglaterra en todo momento era aceptado
como un estado nacional aceptado unánimemente. La ausencia de una estructura estatal
fue otro elemento de dificultad de otros países.

Hungría: Su autonomía nacional seguía ligada a la monarquía de los Habsburgo y


constantemente amenazada en sus fronteras. A partir de 1830 se desarrolló en Hungría un
movimiento liberal arraigado en las capas dirigentes húngaras (la nobleza). El poder
nobiliario de estos liberales (no eran aceptados en los cargos estatales de los Habsburgo)
estaba constituido por cargos locales que le habían permitido competencias autónomas en
la administración. Cuando el Parlamento regional en 1820 hubo de dar su opinión sobre
propuestas de reforma, el sector reformista de la nobleza aprovechó su experiencia de auto-
gobierno para plantear un amplio debate público. A través de círculos informales,
asambleas locales, en 1830 surgió un movimiento reformista nobiliario que conocía el
liberalismo europeo y lo afirmaba como modelo. En 1848/1849 impulsaron las reformas que
habrían transformado a la monarquía húngara en un estado parlamentario con una
sociedad jurídicamente igualitaria y nacional. En 1867 se firmó el acuerdo con Austria.

Italia: Se formó bajo unas condiciones muy distintas: los antiguos estados estaban
deslegitimados. Había mucha exigencia de participación política pero esta no disponía de
ninguna institución estatal y donde la había carecía de influencia. La voluntad de
participación reaccionó a través de acciones extra-estatales: ligas secretas, sectas,
revueltas, periódicos, revistas, etc. Detrás de estas acciones no había ninguna fuerza
política unitaria; podemos distinguir dos grandes corrientes fundamentales: los demócratas
(planteaban un modelo republicano derrocando las dinastías mediante la violencia
revolucionaria) y los liberales (o Moderati que buscaban colaborar con estas dinastías).
Desde 1848 lo prioritario para ambas corrientes era la aplicación de reformas en cada uno
de los estados. Con el fracaso de la revolución apareció un nuevo liberalismo (puntal para
el movimiento nacional italiano) que fundió a un sector moderado de los demócratas con
los moderati, y apareció también el parlamento (solo en Piamonte Cerdeña que luego
encabezó la unificación).
Alemania: Al igual que los moderati exigían reformas en cada uno de los estados. A
partir de 1840, el movimiento constitucional liberal se convirtió en un movimiento nacional
que intentaba crear un nacionalismo de masas. Solo luego de 1848 se agudizó la
competencia entre izquierda y liberales a tal punto que decidieron limitar las reformas por
un temor a un vuelco revolucionario incontrolable. Las condiciones de acción de los liberales
en la Confederación Germánica diferían mucho y esto también se manifiesta en la actitud
alemana al rechazo de cualquier instancia parlamentaria central. Como en el resto de
Europa, el liberalismo tenía sus centros de acción allí donde existía la participación política,
ya sea el parlamento o los órganos locales de auto-gobierno. El gobierno local estaba en
una posición intermedia en la que no estaba muy distante del estado pero si se encontraba
arraigado. La cuestión confesional cobra peso decisivo recién en 1848 cuando las visiones
de mundo laicas y eclesiásticas entran en conflicto insalvable. A partir de 1848 el liberalismo
se convirtió en un fenómeno protestante, y esto puede ser una característica diferencial de
Alemania.

1.2. Los procesos de instauración del Parlamento y de la democratización.

En el último tercio del siglo XIX se da un proceso de NACIONALIZACIÓN de los campos


de acción política, existían ahora centros de decisión de carácter nacional en todas partes
(Italia y Alemania se convierten en estados nacionales y Hungría alcanza su autonomía
interna en 1867 a través del techo dual de la monarquía austro-húngara).

Esta aparición de centros de decisión nacional estaba asociada también a un cambio


social: DEMOCRATIZACIÓN DE LAS OPORTUNIDADES DE PARTICIPACIÓN (así se
puede calificar esta tendencia que transformó todos los ámbitos de la vida: la alimentación
y la higiene, las condiciones de vivienda y perspectivas vitales, la educación y la
información). Se ampliaban las posibilidades de la gente de participar del progreso y se
incrementaban al mismo tiempo los deseos de participación.

Para los liberales esto afectó de manera diferente ya que su posibilidad de hacerse
presentes en el mercado político de masas dependía de las condiciones de acción
institucionales y en este sentido hay dos factores decisivos: las dimensiones de la
democratización del derecho a voto y la importancia del parlamento. El sufragio censitario
o limitado de acuerdo con criterios de índole social era uno de los principios del liberalismo
europeo, este ideal de ciudadano capaz era una aspiración para la mayoría de la población.
Solo en 1860, en un clima de reformas, hubo intentos de ampliar la base social de los
gobiernos a través de la democratización del derecho a voto y el reforzamiento de la acción
parlamentaria.

Alemania: La instauración del sufragio universal (1867-71) preparó el camino de la


democratización sin parlamento, al contrario de cómo se dio en el resto de los países
(primero parlamento y luego aumento gradual de la participación salvo en Francia que se
dio de forma paralela). El bloqueo del parlamento limitaba la fuerza político social
integradora del liberalismo alemán que se enfrentó a un mercado político de masas muy
organizado y sin poder e integrar sus intereses con el partido de gobierno. Otro elemento
que limitaba el liberalismo alemán era el nacimiento de un estado nacional alemán a raíz
de guerras que fueron aclamadas como guerras de reunificación por la mayor parte de la
nación alemana y sobre las que no podían decidir ni los parlamentos ni la opinión pública.
Si bien lograron la aplicación de reformas (década del 60) y la creación de instituciones
modernas para el nuevo estado nacional, esto no se vio coronado con la instauración de un
parlamento, lo que quitó a la sociedad las instancias necesarias para regular políticamente
sus conflictos. Los liberales hasta las vísperas de la Primera Guerra pudieron influir en el
gobierno pero no participar de él.

2. Partidarios y Adversarios

- Con su idea de “ciudadano” el liberalismo político aspiraba a una sociedad de individuos


libres, con los mismos derechos. En principio esta idea se dirigía en contra del Antiguo
Régimen, contra sus beneficiarios y privilegios, pero a lo largo del siglo XIX las líneas de
frente fueron desplazarse. Puede considerarse la historia del liberalismo europeo como un
intento de hacer evolucionar este concepto pero al mismo tiempo limitarlo. Con la difusión
social de su modelo se incrementó la limitación social de quienes lo defendían. El
liberalismo se hizo más burgués pero la burguesía no se hizo más liberal.

- Puede comprobarse la existencia de un rasgo europeo común: los portavoces liberales


procedían de las clases dirigentes de sus países. Estas no rompían con la tradición, si bien
se alejaban de ella en algún punto, lo que demuestra su rechazo a los cambios
revolucionarios y el origen social de “buena sociedad” de sus portavoces dirigentes. La
formación de estas clases dirigentes variaba de un país a otro pero en un principio la
burguesía industrial no estuvo incluida y por ejemplo en Alemania y Francia los círculos
políticos que dirigían el liberalismo eran más burgueses que en el resto. La nobleza no
jugaba ningún papel (ver pág. 185 y 186).
- Este arraigo de las clases dirigentes del liberalismo en las capas sociales dominantes,
no habría sido posible la elevada fuerza de integración político-social que mostró el
liberalismo en sus comienzos. Los portavoces liberales no eran unos arribistas sino
hombres honorables, y cuando exigían cambios parecía que el peso de la tradición
impulsaba sus reivindicaciones, que daba una sensación de seguridad. Esto aun asi
enmascara las diferencias presentes entre los países (ver página 187-188-189).

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