La espiritualidad del Occidente medieval

Para la sociedad medieval, la religión cristiana se manifestó en diferentes ámbitos de la vida

cotidiana, en este aspecto, la espiritualidad tuvo un papel importante. Sin embargo, es necesario
comprender qué es lo que significaba la espiritualidad para la Edad Media. El objetivo principal de
la obra de André Vauchez, es proporcionar al lector una base para comprender la importancia de la
vida espiritual en el Occidente medieval, así como las transformaciones que tuvo.

Para comenzar, el autor menciona en sus primeros capítulos los cambios que tuvo la espiritualidad
en occidente, dichos cambios estuvieron relacionados con la sociedad, así mismo la idea de
“espiritualidad” variaba en las opiniones de los laicos y los religiosos. Un aspecto elemental fue el
interés por el Antiguo Testamento. La Iglesia pretendía plasmar la Ciudad de Dios en la tierra y
establecerla en el mundo terrenal.

La figura del emperador dentro de la práctica religiosa para la época carolingia fue de gran
importancia, ya que se consideró que era necesario que todos sus súbditos adoraran a un mismo
Dios, únicamente por estar sometidos a la autoridad del mismo soberano, esto justifica las
conversiones forzadas y la idea de eliminar la herejía.1

Igualmente, en el periodo carolingio la liturgia se convirtió en un elemento relevante para la vida

religiosa del creyente, se generó una espiritualidad para tener un contacto más cercano con la
deidad, ya que al establecerse el latín como lengua litúrgica, ésta se convirtió en algo ajeno a los
creyentes y un privilegio exclusivo para el clero, por lo que se buscaba un vinculo o un medio para
lograr ese contacto por parte de quienes no podían tener acceso a esos textos sagrados. Esta misma
exclusividad dio como resultado que los fieles se conformaran con ciertas prácticas religiosas
como el culto a los ángeles, la adoración a los santos y la búsqueda de sus reliquias.

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1 André Vauchez, La espiritualidad del Occidente medieval, Madrid, ed. Cátedra, 1995. Pág.16.
Hay que tomar en cuenta que es durante este momento, para favorecer la vida moral, cuando
aparecieron los ocho pecados capitales, incorporándose a los tres pecados de la Iglesia primitiva
(idolatría, fornicación y homicidio), el único objetivo de estos pecados era regular la vida moral
del creyente, estableciendo las acciones que eran incorrectas para el cristianismo.

La Iglesia de la época carolingia era una Iglesia secular, que se encontraba dirigida por el soberano
y los obispos, la mayor parte de estos pontífices provenían de medios aristocráticos. Por otra parte
el clero rural estaba constituido por siervos liberados, quienes servían como ministros del culto en
las iglesias. Por otra parte, el monasterio de Cluny, fundado en el año 910 por el abad Bernon,
significó la congregación religiosa más trascendente del cristianismo y la relevancia de su
fundación fue que estableció un modelo de vida para el clérigo.

Para la espiritualidad monástica era primordial la plegaria litúrgica y la lectura de la Escritura, sin
embargo, la vida evangélica implicaba otras cosas, ya que los monjes medievales trataban de
llevar una vida angelical lo más sencilla posible, el monasterio se convierte en la “antecámara”2
del paraíso y el mundo es visto como un lugar de pecados.

El pensamiento de los monjes tuvo una gran influencia sobre la espiritualidad de la Edad Media,
siendo la castidad, la vida comunitaria y el servicio litúrgico los tres aspectos elementales del
estado sacerdotal; asimismo se establecieron tres órdenes: el laico, el de los clérigos y el de los
monjes. Esta jerarquización tuvo como objetivo principal luchar contra el mal que dañaba el alma
de los fieles, y por esta razón se establecieron distintos actos de salvación, siendo el más
significativo el uso del látigo.

Asimismo, para salvar al mundo del pecado, era necesario que los discípulos de Cristo enfrentaran
en combate a las fuerzas del mal, ya no bastaba con orar, era necesario pasar al uso de las armas
para poder lograr el objetivo. Durante el siglo XII, hay un interés en los orígenes por parte de los
hombres, por lo que se restituye el prestigio al derecho romano.

De igual forma, la Iglesia comparte este interés, ahora la perfección se sitúa en la época de los
Apóstoles y de los Mártires; del mismo modo las experiencias religiosas tuvieron la característica
de regresar a la pureza del cristianismo original.

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2 Ibídem. Pág.40.
Un dato interesante que menciona el autor es lo referente al eremitismo, pues éste era la forma en
la que los hombres llevaban una vida religiosa en soledad y de una manera sencilla en cuanto a la
vestimenta y la alimentación, esto es importante de considerar ya que muestra que una forma de la
vida monástica, era despojarse de los bienes materiales. Por otra parte, la vida comunitaria para los
canónigos estaba ligada a la práctica de la pobreza, la moderación, evitar la propiedad privada, así
como la castidad.

El autor prosigue su obra mencionando las cruzadas, tema que me parece relevante, pues muestra
una sociedad entregada a la espiritualidad del cristianismo, actuando con base en las misiones que
Dios les había asignado, éstas constituyen la finalidad de las cruzadas: la liberación de los lugares
santos y rescatar el mundo del mal.

Además, como parte de la vida espiritual, los milagros tuvieron un papel significativo. Estos
milagros representaban un medio de comunicación entre lo sagrado y lo profano, igualmente
transmitía un mensaje a los hombres de que Dios seguía presentándose ante ellos.3

Para concluir, mencionaré que para Vauchez la espiritualidad engloba la fe del cristianismo, las
practicas litúrgicas y la manera en que éstas se relacionan y forman parte de la vida del fiel, ya que
la espiritualidad está relacionada con la sociedad y la política, de la misma manera que forma parte
de la vida cultural de la Edad Media.

Asimismo, se puede comprender el lugar que tenía la Iglesia y la religión para la sociedad
medieval, ya que significaban una “puerta” o un acceso para mantener un contacto más cercano
con lo divino, ya que éste lugar “sagrado” siempre ha despertado un interés en el creyente, y esto
persiste hoy en día. La obra de André Vauchez me pareció interesante, ya que se puede observar
que la espiritualidad tuvo cambios y se adapto a la vida de la sociedad medieval.

Bibliografía
Vauchez, André, La espiritualidad del Occidente medieval, Madrid, ed. Cátedra, 1995. 146 pp.

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3
Ibídem. Pág.122.