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Seminarios Newsletters | N° 8 - 30 de julio de 2014
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El Pase + De la mano del Doctor Gabriel Rabinovich y su equipo, la ciencia ha producido un progreso resonant
tratamiento del cáncer. Samuel Basz, en su comentario de la entrevista publicada en el último númer
El cartel (accesible en: http://virtualia.eol.org.ar/028/template.asp?Real-y-ciencia/Videoentrevista-al-Dr-Gabrie
Rabinovich.html), contrapone al optimismo del científico la prudencia del analista; destacando que las
Biblioteca + no impiden una conversación en la que el "malentendido abre puertas insospechadas".
Librería A su vez, Silvia Ons, nos hace llegar un artículo en el que las razones de esa prudencia cobran otro r
de reconocer el desarrollo sin precedentes del lugar social de las mujeres, nos propone: "Las mujere
Publicaciones destacan, no hay duda, pero cabe pensar si en su goce son en realidad tan modernas..."
+ Un anticipo de las jornadas. ¡Buena lectura!
Prensa + Comentario de la videoentrevista al Dr. Gabriel Rabinovich en Virtualia
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Un analista lacaniano entrevista a un científico, biólogo experimental.

Los dos entusiastas, el analista prudente, el científico optimista.

El talante de cada uno no interesa como referencia caracterológica; la modalidad del mismo es propia
reflejo de la estofa con la que se las tienen que arreglar.

El científico, orientado por lo necesario de la ley que regula el saber de su real, está convencido que
siempre lleva -a los tumbos, pero esa es la historia de la ciencia- a logros progresivos; a un saber cad
complejo y consistente, a resultados verificables y socialmente integrables. Integrables para bien o pa
dependerá de las relaciones de poder que definen el horizonte biopolítico de sus usos posibles.

El analista, que vive la experiencia de su campo como la de un real sin ley, que sabe hacer pero no o
lo necesario de la ley, sino apenas por una condición que lo hace un especialista de la contingencia,
advertido.

Está advertido que los productos de la tecnociencia se disparan sin ley y que en el mercado se los en
objetos (a)-mercancías. Cuando estas mercancías apuntan a la reproducción de la vida, o a las mani
genéticas, se hace evidente que entran en una escena de regulaciones más o menos sofisticadas, pe
tienen que ver con leyes científicamente verificables.

Es verdad que el analista tiene en la clínica de las estructuras un ámbito en el que la ley significante
sujeto operacional, conocido como sujeto supuesto saber, pero que no recubre lo real, real cuyos troz
irreductibles al saber.

El biólogo puede desligarse de lo que la física cuántica reserva como un espacio teórico y experimen
contando con un cúmulo de operaciones que tienden a acotar el régimen de incertidumbre que es all
a lo necesario de la ley.

El respeto por lo particular que se escucha claramente en el decir del científico se corresponde con lo
analista ejerce en su clínica en tanto clínica estructural de las estructuras clínicas. Pero lo que orienta
universal de la ley, y al otro, al analista, la singularidad del goce de cada parletre.

Uno piensa que lo disruptivo de lo real que desencadenan los productos de la tecnociencia puede co
equipos interdisciplinarios.

El otro quiere en su consultorio a cada quien que, angustiado por esos objetos, no busque alienarse
sentidos gozables que le propondrá indefinidamente la oferta mercantil.
Entonces hay que intervenir para asegurar, junto con nuestros aliados históricos -los artistas-, la vige
sujeto que apueste a admitir la condición sinthomal de su diferencia radical.

Se constata sin embargo que la prudencia de uno y el optimismo del otro no impiden la conversación
sobreentendido fracasa y el malentendido que lo sustituye abre puertas insospechadas.

El amor y lo femenino
Silvia Ons

Sabemos de los profundos cambios vinculados con el lugar de las mujeres en el mundo y que marca
mitad del siglo pasado y este, un desarrollo sin precedentes en la historia. Su inserción el mundo labo
separación de la sexualidad de la maternidad con la aparición de los anticonceptivos, su participación
públicos y universitarios y ni que decir de su acceso a la investidura presidencial inimaginable otrora.
la condición femenina padece desde siempre una segregación a veces discreta y otras abiertamente
como reflejo de la imposible integración de la femineidad en el espíritu humano. Las mujeres se desta
duda, pero cabe pensar si en su goce son en realidad tan modernas, de hecho la necesidad de amor
vigente y ningún lugar en lo social alcanza difícilmente para suplirlo.

Sabido es que Freud se preguntó por el deseo de una


mujer a pesar de las orientaciones fálicas dibujadas en los
tres caminos que pensó para su destino. A fines de 1924,
tratando de resolver algunos enigmas planteados por
Abraham sobre la sensibilidad del clítoris y de la vagina
confesó que sobre el tema no sabía absolutamente nada.
En 1928 reiteró este desconocimiento cundo le confesó a
Jones que "todo lo que sabemos del desarrollo temprano
femenino me parece insatisfactorio e inseguro". Finalmente
a Marie Bonaparte le dirigió la famosa pregunta ¿Was will
das weib? : ¿Qué quiere la mujer? La maternidad se
presenta entonces como la solución por el sesgo del
"tener", mientras que el enigma femenino es lo que resta de
ese tener. Por un lado afirmó que el deseo del pene sería
quizás el deseo femenino por excelencia [1] pero por el
otro, la vida sexual de la mujer tenía para él algo de
"continente negro" como sitio misterioso e hierático afín con
lo oculto y con el misterio. Lacan vio allí lo que no se deja
apresar en términos del goce masculino, ubicando al goce
femenino como nunca había sido descripto en la literatura
psicoanalítica.

La literatura psicoanalítica clásica se centró en la temática de la envidia fálica, basándose en el lugar


que Freud le otorga en sus escritos sobre la femineidad Fue Lacan quien profundizó en la temática d
yendo más allá de la angustia de castración [2]. Menos se ha hablado acerca de su relevancia en Fre
imposible de circunscribir al deseo de pene, aún en su derivación en deseo de un hijo. Sin embargo f
ubicó al temor a su pérdida como equivalente a la angustia de castración en la mujer y así delimitó: e
castración que se equipara en ella a la envidia fálica de la angustia de castración que se corresponde
de amor. Importa destacar la diferencia: en un caso se trata de un objeto ya que Freud siempre marc
objetalidad del pene y de niño mientras que el otro concierne al amor:

"Y precisamente, en el caso de la mujer, parece que la situación de peligro de la pérdida de objeto sig
la más eficaz. Respecto de la condición de angustia válida para ella, tenemos derecho a introducir es
modificación: más que de la ausencia o de la pérdida real del objeto, se trata de la pérdida del amor d
objeto" [3]

Tal distinción se manifiesta como esencial: la pendiente masculina se orienta hacia el objeto, la femen
amor. En las equivalencias simbólicas descritas por Freud pene, niño, excremento, regalo, dinero son
cuyo símbolo "el pequeño" representa el valor fálico de cada una de ellos. Así, la maternidad se enca
tal línea sustitutiva en la lógica del tener, quizás por ello antes se decía que una mujer embarazada e
compras". Si el fetichismo es típico del varón y no de la mujer cuya característica es más bien la erot
muchos autores es el hijo quien puede ocupar el lugar del fetiche erotizado. Sin embargo el tener no
recubrir la angustia ante la pérdida de amor ya que en este caso, dice Freud no se trata del objeto pe
el amor? Vale aquí recordar el decir de Kierkegaard [4] cuando afirma que es tan difícil definir su ese
definir el ser y entonces podemos advertir que el amor y lo femenino se aproximan en tanto cercanos
irrepresentable.

Notas

1. Jones,E., Vida y obra de Sigmund Freud, Tomo II trad. Mario Carlisky, Bs As, Horné, 1976, p 439.
2. Lacan, J., (2006): "La angustia", El Seminario, Bs. As., Paidós págs. 53-65.
3. Freud, S; (1987) "Inhibición, síntoma y angustia", Obras completas Bs As Amorrortu editores, T XX, p. 135.
4. Kierkegaard, S, (2006): Las obras del amor, Salamanca, Ediciones Sígueme ( trad: Demetrio Rivero)

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