Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
LECTURAS INTRODUCTORIAS
¿Qué es la democracia?
172
los procedimientos, reglas y disposiciones que se necesitan para que la
democracia persista. Finalmente, discutiremos dos principios operativos que
hacen funcionar la democracia. Ellos no están expresamente incluidos entre los
conceptos genéricos o entre los procedimientos formales. Pero el prospecto de
la democracia sería sombrío si sus efectos condicionantes fundamentales no
están presentes.
4 No sólo algunos países practican una forma estable de democracia sin una constitución
formal (p. e. Gran Bretaña e Israel), sino que aún más países tienen constituciones y códigos
legales que no ofrecen garantía de práctica confiable. En el papel, la constitución de Stalin de
1936 para la URSS fue un virtual modelo de derechos democráticos y autorizaciones.
5 Veáse Juan Linz, “Totalitarian and Authoritarian regimes” en Handbook of Political Scienceo
173
régimen puede ser subdividida en subtipos. Como todos los regímenes las
democracias dependen de la presencia de gobernantes que ocupen roles
especializados de autoridad y que puedan dar órdenes legítimas a los demás.
Lo que distingue a los gobernantes democráticos de los no democráticos son
las normas que condicionan cómo los primeros llegan al poder y las prácticas
que los hacen responsables de sus acciones.
174
La competencia no siempre ha sido considerada como una condición
esencial para definir a la democracia. Las democracias “clásicas” suponían
toma de decisiones basada en la participación directa que conducía al
consenso. Se esperaba que los ciudadanos congregados se pusieran de
acuerdo en un curso común de acción después de escuchar las alternativas y
de pesar sus respectivos méritos y deméritos. Una tradición de hostilidad a la
“facción” y a los “intereses particulares” persiste en el pensamiento
democrático, pero al menos desde “The Federalist Paper” se ha aceptado que
la competencia entre facciones es un mal necesario en las democracias que
operan en una escala más amplia que la local. Desde que, James Madison
alegó que “las causas latentes de facción están sembradas en la naturaleza del
hombre” y los remedios posibles para el “mal de la facción” son peores que la
enfermedad, el mejor método es reconocerlas e intentar controlar sus efectos6.
Así mientras los demócratas pueden estar de acuerdo sobre la inevitabilidad de
las facciones, las mejores formas y reglas para gobernar la competencia entre
facciones, tienden a discrepar sobre las mejores formas y reglas para regular la
competencia entre facciones. En efecto, las diferencias sobre los modos
preferidos y los límites de la competencia contribuye decididamente a distinguir
un subtipo de democracia de otro.
6“Publius” (Alexander Hamilton, John Jay y James Madison), The Federalist Papers, (New
York, Anchor Books, 1961). La cita es del número 10.
175
Otra imagen generalmente aceptada de la democracia, la identifica con
la regla de la mayoría. Cualquier cuerpo gobernante que tome decisiones
reuniendo los votos de más de la mitad de los elegibles y presentes, es llamado
democrático, si esa mayoría emerge de un electorado, un comité, un consejo
ciudadano o un partido. Para propósitos excepcionales -por ejemplo, corregir la
constitución o expulsar un representante- se requieren “mayorías calificadas”
de más del 50%, pero pocos negarían que la democracia debe incorporar
algunos medios para incorporar las preferencias iguales de los individuos.
176
inspiración para todos aquellos que insisten en ver la democracia como algo
más que una contienda para la elección y reelección entre candidatos en
competencia8.
reflejado en el trabajo de Samuel P. Huntington durante los años 70. Veáse especialmente
Michel Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki, The crisis of Democracy. New York,
University Press. 1975. Sobre el pensamiento acerca del futuro de la democracia veáse su “Will
more countries become Dernocratic?” en Political Science Quaterly 99. Verano 1984. pp. 193-
218.
177
Las democracias nuevas y frágiles que han surgido después de 1974
deben vivir en un “tiempo comprimido”. Ellas no se asemejarán a las
democracias europeas de comienzos de los siglos XIX y XX, y no pueden
esperar adquirir los múltiples canales de representación en una progresión
histórica gradual como lo hicieron muchas de sus predecesoras. Una aturdidora
formación de partidos, intereses y movimientos buscarán todos,
simultáneamente, influir políticamente en ellos creando desafíos a la
comunidad política que no existían en los procesos tempranos de
democratización.
1. Que el control sobre las decisiones del gobierno acerca del programa
político esté constitucionalmente investido en los funcionarios elegidos.
178
organizaciones independientes, incluyendo partidos políticos
independientes y grupos de interés10.
179
“por el consentimiento del pueblo”. La más compleja es “por el consentimiento
contingente de los políticos que actúan bajo condiciones de limitada
incertidumbre”.
180
persistencia de un terna sujeto a malentendidos en la literatura reciente sobre
democracia; el énfasis en la “cultura cívica”. Los principios que hemos sugerido
aquí descansan sobre reglas de prudencia y no en hábitos profundamente
impregnado de tolerancia, moderación, respeto mutuo, justicia, voluntad de
compromiso o confianza en las autoridades públicas. Esperar que tales hábitos
se asienten profundamente y hacer perdurar sus raíces implicaría un proceso
muy lento de consolidación del régimen -por varias generaciones- y esto
probablemente sentenciaría al fracaso a muchas experiencias contemporáneas
ex hipótesis to failure. Nosotros afirmamos que el consentimiento contingente y
la incertidumbre limitada pueden surgir de la interacción entre actores
antagónicos y mutuamente suspicaces y que las normas más benevolentes y
teñidas de una cultura cívica resulta mejor considerarlas como productos y no
como productoras de democracia.
181
usualmente deben de ser explícitamente defendidas y previamente
aprobadas.
182
autocrático a un gobierno democrático12.
Qué no es democracia
12Veáse Juan Linz. “The perils of Presidentialism”. En: Joumal of Democracy 1. Invierno del
1990 pp. 51-69 y la discusión del texto por Donald Horowitz, Seymur M. Lipset y Juan Linz en
Journal of Democracy 1, Otoño de 1990, pp. 73-91.
183
reemplazan. Esto es principalmente un producto de la libertad de expresión y
es también una reflexión sobre la improbabilidad del continuo desacuerdo
sobre nuevas reglas e instituciones Estos productos de imposición o
compromiso son inicialmente un poco más ambiguos en su naturaleza e
inciertos en los efectos hasta que los actores aprenden a usarlos Más aun,
ellos vienen de los rezagas de serios conflictos motivados por grandes ideales.
Grupos e individuos con autonomía recientemente adquirida pondrán a prueba
algunas reglas, protestarán contra las acciones de ciertas instituciones e
insistirán en renegociar su parte en el contrato. Así la presencia de partidos
antisistema no debería ser sorprendente ni debería ser visto como el fracaso de
la consolidación democrática. Lo que cuenta es si tales partidos desean
forzadamente, participar de las reglas generales de la incertidumbre limitada y
del consentimiento contingente.
184
modelos económicos neo liberales no son sinónimos de libertad política y aún,
pueden impedirla.
13 Terry Linn Karl, “Dilernmas of dernocratization in Latin America”, En Comparative Politics 23,
Octubre de 1990, pp. 1-23.
14 Otto Kirchheimer, “Confining Conditions and Revolutionary Breakthroughs”, en Amencan
185