Вы находитесь на странице: 1из 9

HALL

Grmasci en su ensayo “El príncipe moderno” discute como iniciar el análisis de una coyuntura histórica particular.
Quiere realizar un análisis más complejo que el de el economicismo analizando las relaciones de fuerza y quiere
diferenciar los distintos momentos o niveles en el desarrollo de tal coyuntura. Las fuerzas productivas no pueden
determinar por completo el contenido de las luchas políticas y económicas y mucho menos garantizar los resultados
de dicha lucha.

Si una crisis es orgánica puede durar décadas, es un fenómeno marcado por un movimiento constante, son los intentos
de los distintos lados por sobreponerse o resolver la crisis y hacerlo bajo términos que sean favorables a largo plazo
para su hegemonía. la duración y la complejidad de la crisis no se puede predecir de manera mecánica, ya que esta se
desarrolla sobre largos períodos históricos, entre períodos de estabilización y periodos de cambios convulsionados,
las periodizaciones son solo claras para el análisis.

En cuanto a la relaciones de poder, Gramsci analiza los movimientos de las fuerzas históricas, el terreno de las luchas
y desarrollos políticos y sociales. No se busca la victoria absoluta de este sobre otro ni la incorporación plena de un
conjunto de fuerzas dentro de otras. Debe resolverse relacionalmente usando la idea del equilibrio inestable o de
proceso continuo de formación y sucesión de equilibrios inestables. Las fuerzas perdedoras de algún período no
desaparecen de la lucha.

Hay distintas relaciones de fuerza según cada uno de los momentos. La unidad de clase no se asume a priori. Aunque
compartan algunas condiciones están atravesadas por conflictos y están fragmentadas en el transcurso de su
transformación histórica. Esta unidad debe ser construida como resultado de relaciones económicas, políticas e
ideológicas.

Hay distintas fases en las cuales puede desarrollarse la conciencia, la organización y la unidad de clase:

Estado corporativo económico: la solidaridad se desarrolla en el campo económico.

Clase corporativa: la solidaridad de intereses de clase se desarrolla, aunque solo en el campo económico.

Hegemonía: trasciende los límites corporativos de la solidaridad puramente económica, abarca los intereses de grupos
subordinados y se propaga a toda la sociedad, trayendo consigo la unidad intelectual y moral, al igual que la económica
y la política. Este grado de unidad orgánica no garantiza el resultado de las luchas específicas, que se pueden ganar o
perder de acuerdo con el resultado de la cuestión táctica decisiva de las relaciones de fuerza político militares. Pero la
política debe primar sobre el aspecto militar y solo la política crea la posibilidad de maniobra y movimiento.

La hegemonía es un momento muy particular, históricamente específico y temporal en la vida de una sociedad. Esta
unidad es algo raro de lograr en donde se plantee una agenda histórica bajo el liderazgo de una formación o una
constelación de fuerzas sociales la unidad se mantiene mediante actividades constantes.

Debemos dominar sobre una serie de distintas posiciones, esto no es algo impuesto sino que se debe ganar e
consentimiento popular. Esta autoridad y el liderazgo sobre los que ejerce el liderazgo lo que hace posible la
propagación de una voluntad intelectual, moral y política por toda la sociedad.

Quienes lideran por un periodo la hegemonía ya no pueden descubrirse como una clase dirigente, sino como un
bloque histórico. En el bloque histórico tendremos la clase económica dominante, y asociada a esta, clases subalternas
que se han incorporado a causa de concesiones y compromisos específicos. Cada conformación hegemonica tendrá
una configuración específica. Entonces durante una crisis orgánica la fuerza social no estará compuesta por una clase
única y homogénea. Su unidad se dará no por su posición dentro del modo de producción sino por un sistema de
alianzas. Aunque la división de la sociedad tiene sus raíces en la división de clases sino que la lucha política tendrá un
carácter social mas amplio (la clase trabajadora) entre todas las clases populares puestas de un lado y las que
representan al capitalismo del otro.

Diferencia entre estado y sociedad civil:

Diferencia entre dos tipos de lucha:

-la guerra de maniobra, todo se condensa sobre un solo frente y un solo momento de lucha.
-la guerra de posiciones: que debe ser conducido de manera prolongada a o largo de diferentes frentes, y en la que
no existe una única victoria que se gana de una vez para siempre.

El estado no puede ser concebido como un aparato administrativo y coercitivo, también es educativo y formativo, así
la hegemonía se ejerce como un todo. El estado es ético porque eleva a la gran masa de la población a un nivel cultural
y moral en particular, que corresponde a las necesidades de las fuerzas productivas para el desarrollo e interés de la
clase dominante.

A la ideología para Gramsci la podemos ver a través de su concepción tradicional, una concepción de mundo que se
manifiesta en el arte, la ley, las actividades económicas, y en todas las manifestaciones de la vida. Y también tenemos
ideología en términos de su función social, preservar la unidad ideológica de todo un bloque social y es así que a
distinguir entre filosofía y sentido común: por un lado la coherencia ideológica depende de su elaboración filosófica
especializada y por otro lado, tenemos al sentido común, el cual no es coherente, sino que es fragmentado y
contradictorio, es la sabiduría tradicional o heredada, que es producto de la historia. Su importancia reside que es allí
en donde se forma la conciencia practica del pueblo, es donde deben disputar ideologías, y filosofías más coherentes
para dar forma a las concepciones de las masas y ser efectivas históricamente.

Los intelectuales son los principales agentes quienes desarrollan y hacen circular la cultura y se alinean con los
intelectuales tradicionales y con fuerzas emergentes que quieren crean nuevas corrientes-intelectuales orgánicos-

Las cuestiones ideológicas son siempre colectivas, y sociales y no individuales. No hay ideología dominante que arrase
con todo.

Potencial que posee la teoría de Gramsci para ser utilizada en el análisis del racismo y otros fenómenos asociados:

1. EL ENFÁSIS EN LA ESPECIFICIDAD HISTORICA. El racismo posee algunos rasgos generales pero en contexto
específicos e históricos se transforman esos rasgos o se vuelve activos.
2. El racismo y las prácticas y estructuras racistas suceden con frecuencia en algunos, pero no en todos los
sectores de la formación social, su impacto es profundo pero desigual, y su misma disparidad en términos de
impacto puede ayudar a profundizar y exacerbar esos antagonismos sectoriales contradictorios.
3. La aproximación no reduccionista a las preguntas entre sobre la interrelación entre clase y raza. O se privilegia
la relación de clase subyacente, haciendo énfasis en que todas las fuerzas laborales étnica y racialmente
diferenciadas están sujetas a las mismas relaciones de explotación dentro del capital o uno enfatiza en el
carácter central de las categorías y divisiones étnicas y raciales a expensas de la estructura fundamental de
clases de la sociedad.
4. El carácter no homogéneo del sujeto de clase. Las aproximaciones que privilegian la clase, en oposición a la
estructuración racial de las clases obreras o campesinas por lo general se basan en la presunción de que,
debido a que el modo de explotación en relación con el capital es el mismo entonces el sujeto de clase en
cualesquiera de estos modos de explotación no solo debe tener unidad económica, sino también política e
ideológica.
5. La ausencia de una supuesta correspondencia entre las dimensiones políticas, económicas e ideológicas en el
modelo gramsciano, lo que trae como consecuencia que el análisis de clases, y otras fuerzas sociales
relacionadas como fuerzas políticas, y el estudio de la arena política como tal, se ha vuelto una actividad un
tanto esquemática.
6. La diferenciación que hace Gramsci entre dominación/dirección, unida al rol educativo del estado, su carácter
ideológico, su posición en la construcción de estrategias hegemónicas puede transformar el estudio del estado
en relación con las prácticas racistas y el fenómeno relacionado con el estado poscolonial.
7. La centralidad en el análisis de Gramsci que le da a la cultura dentro del desarrollo social.
8. El campo ideológico. El racismo no es un fenómeno puramente ideológico aunque si tiene unas dimensiones
ideológicas críticas. Las ideologías subordinadas son contradictorias, como elementos disimiles se entrecruzan
en un discurso racista, y también debemos tener en cuenta la lucha por cambiar las ideas y el sentido común
de las masas en cuanto al racismo.

ROSEBERRY

Convirtió el concepto de hegemonía en un concepto analítico. Su concepto clave es el de lenguaje de contienda.


La noción de hegemonía no comprende solo el consentimiento (el consentimiento y el consenso es el énfasis que le
va a dar Gramsci) sino que también comprende la lucha por la oposición y por la contienda. El modo en como nos
oponemos, en que luchamos y en el que planteamos un desacuerdo, un conflicto, también esta dentro de la
hegemonía. Lo que constituye la hegemonía no es una ideología compartida sino un material común (preocupaciones,
formas de actuar, compartidas, incluso para oponerse) y el marco significativo (que sentido social están adquiriendo
ciertos modos y cuestiones en este paradigma en el que estamos, en esta hegemonía) para vivir a través de, hablar
sobre y actuar en órdenes sociales caracterizados por la dominación. Dentro de estos materiales comunes los hay mas
cercano a quienes están coordinando, realizando con mayor fuerza el bloque hegemónico, la clase dominante y los
hay mas cercano como si por ejemplo usamos las herramientas del estado o un juicio porque nos parece algo injusto.
El desacuerdo lo planteamos hegemónicamente.

La otra idea fuerte es que la división tajante entre lo subalterno y lo dominante, la cultura popular no es repositorio
atemporal, así como el Estado tampoco es una máquina que permanentemente que está manufacturando,
produciendo consentimiento para dominarlo. Hay luchas en el Estado, hay luchas en el campo popular, hay alianzas,
hay movimiento. Otra idea fuerte es la de campo de fuerza que toma de Gramsci, un campo de fuerza que es dinámico
y multidimensional. En ese campo de fuerzas hay que poder entender como determinada situación histórica las fuerzas
están jugando, produciendo unidades, y desconexiones en esas circunstancias especiales.

Thompson a quien discute Roseberry ve al campo de fuerza conformado por dos polos, uno es el de las clases
subalternas y otro conformado por las clases dominantes, lo cual para el autor no es así ya que el mundo de lo político,
de lo social, y lo cultural es multidimensional. Esto nos lleva a pensar de manera más compleja la idea de campo de
fuerza. Regresemos al campo de la fuerza y preguntar si un concepto de hegemonía más material, político y
problemático ayuda a comprender las relaciones complejas y dinámicas entre lo dominante y lo popular, o entre la
formación estatal y las formas cotidianas de acción. Permítasenos explorar la hegemonía no como una formación
ideológica terminada y monolítica sino como un proceso de dominación y de lucha problemático, disputado y político.

Usemos el concepto de hegemonía no para comprender el consentimiento sino para comprender la lucha; las maneras
en que las palabras, imágenes, símbolos, formas, organizaciones, instituciones y movimientos usados por las
poblaciones subordinadas para hablar sobre, comprender, confrontar, acomodarse a o resistir su dominación, son
modeladas por el proceso de dominación mismo.

MICHEL DE CERTEAU

RELATOS DE ESPACIO

Los relatos cotidianos o literarios funcionan como metáforas, (en Atenas las metáforas son los autobuses) las
estructuras narrativas tienen sintaxis espaciales (movimientos, personajes, acciones, etc.). Todo relato es un relato de
viaje, una práctica del espacio (desde las indicaciones hasta las reconstrucciones de las acciones) van creando los
andares.

El tipo de análisis que podemos aplicar a estos relatos son prácticas espacializantes, desde las estructuras hacia las
acciones y especialmente las acciones narrativas. Entre estas practicas organizadoras de espacio encontramos,
Biporalidad “mapa” y “recorrido”, los procedimientos de delimitación o de deslinde y las focalizaciones enunciativas,
es decir el signo del cuerpo en el discurso.

Un lugar es un orden, cualquiera este sea, según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de coexistencia. Y
se excluye la posibilidad de que dos cosas se encuentren en el mismo sitio, impera la ley de lo propio, cada elemento
esta uno al lado del otro, cada uno en su propio sitio, y distinto que cada uno define.

Hay espacio en cuanto que se toman en consideración los vectores de dirección, las cantidades de velocidad y la
variable del tiempo. El espacio es un cruzamiento de movilidades. El espacio es un lugar practicado, la calle se
transforma en espacio por intervención de los caminantes y la lectura es el espacio producido por la práctica del lugar
que constituye un sistema de signos, un escrito.

Merleau Ponty distinguía entre el espacio geométrico (similar al lugar) y otra espacialidad que llamaba espacio
antropológico. Esta distinción buscaba separar la experiencia de afuera bajo la forma del espacio y para el cual el
espacio es existencial y la existencia es espacial. Por lo que hay tantos espacios como experiencias espaciales distintas.

Los relatos incesantemente transforman los espacios en lugares o los lugares en espacios. Y organizan los repertorios
de relaciones cambiantes que mantienen unos con otros. Estos repertorios son innumerables, en un abanico que va
de la instauración de un orden inmóvil hasta una sucesiva de acciones multiplicadoras de espacios.

El autor analiza los relatos de viaje, las descripciones orales de lugares, narraciones de la vivienda, relatos de la calle,
son un gran corpus.

Una descripción de departamentos en New York por parte de quienes lo ocupan, encontramos por un lado aquello
que mapa (map) y recorrido (tour), uno nos dice que habitación se encuentra al lado de cual, es un mapa del
departamento, el recorrido nos da indicaciones del espacio, nos recorre el lugar. Las descripciones van desde ver, esto
es conocer un orden de los lugares, a ir que son las acciones espacializantes. O presentará un cuadro (hay…) o bien
organizará movimientos (entras, atraviesas, das vuelta).

El mapa aparece en el marcado por el nacimiento del discurso científico moderno, siglos XV al XVII, los primeros mapas
medievales llevaban solamente los trazos rectilíneos de los recorridos, y con la mención de que debía hacerse en cada
etapa: ciudades donde pasar, donde detenerse, alojarse, rezar, etc, y de distancias acotadas en horas o en días, es
decir en tiempos del camino. Entre el siglo XV y el XVII el mapa se vuelve autónomo, la proliferación de figuras
narrativas que adoptaron durante mucho tiempo-navíos, animales, personajes de todo tipo- tenía la función de indicar
las operaciones viajeras, guerreras, constructoras, políticas o comerciales, son descriptores del tipo de recorrido, pero
el mapa se impone pronto sobre estas imágenes, y las va eliminando. El mapa se transforma así en un cuadro del saber
geográfico, rechaza un antes o un después, y las descripciones de recorridos desaparecen.

DESLINDES

En su papel de operaciones sobre los lugares, los relatos funcionan como instancia móvil y de magisterio en materia
de delimitación. Las operaciones de deslinde son compilaciones de relatos compuestas por de fragmentos tomados
de historias anteriores y trabajados de manera artesanal todos juntos. La formación de mitos también tiene la función
de fundar y articular espacios. Constituyen una enorme literatura de viajes, conservada en el fondo de los tribunales,
pero esta literatura solo representa una parte ínfima de la narración oral que no deja de componer espacios,
verificarlos, confrontarlos, y desplazar fronteras.

Entonces no existe espacio que no organice la determinación de fronteras, y en esta organización el relato desempeña
un papel decisivo. Lo que hace es describir y toda descripción es un acto creador, cuenta con un poder distributivo y
una fuerza performativa (hace lo que dice) cuando se reúne un conjunto de circunstancias. Es fundadora de espacios.
Donde los relatos desaparecen hay una perdida de espacio.

Las funciones del relato: en la organización y delimitación del espacio, el relato desempeña un papel decisivo, pues
describe, es decir, delimita y crea espacios, autoriza el establecimiento, desplazamiento o rebase de límites y la
oposición entre estos, por esto cobran vital importancia dentro de la función narrativa las fronteras y los puentes.

1. Crear un teatro de acciones: la función del relato es la de fundar, da espacio a las funciones que se han de
emprender, crea un campo que le sirva de base y de teatro para las acciones efectivas.
2. Fronteras y puentes: los relatos giran en la oposición presente entre estos dos, es decir, un espacio (legitimo)
y lo exterior (extranjero).

Por un lado, el relato ofrece muchas fronteras, las crea en la interacción entre objetos y seres. Los espacios se
crean, pero sus límites chocan entre sí, se forma una frontera que a la vez es un paso (un puente), y para el relato
la frontera es travesía y el río es un puente.

DELINCUENCIA
El relato atraviesa, crea, transgrede un camino en el mapa. Las operaciones producidas son movimiento. El límite
es una concepción ambigua, son límites transportables, que se desplazan por las acciones.

GROSSBERG POWER AND DAILY LIFE

La mayoría de los análisis contemporáneos de la política de la cultura popular operan dentro de un campo limitado
de elecciones definido por un modelo de la cultura como comunicación. En este modelo, el mantenimiento del
poder a través de la comunicación es una alternativa al uso directo de la fuerza coercitiva en las llamadas
sociedades democráticas. La sociedad está dividida en grupos sociales preconstituidos, cada uno con sus propias
realidades, experiencias e incluso culturas. El poder se aloja en las relaciones jerárquicas —de dominación y
subordinación— entres esos grupos. Es mantenido a través del esfuerzo constante de los grupos dominantes para
forjar un consenso que no sólo legitime el status quo, sino que también incorpore a los grupos subordinados que
de otra manera podrían resistirse. El poder opera verticalmente, ya que los grupos dominantes usan la cultura
para organizar a la población subordinada desde arriba. En la medida que la lucha para lograr consenso es exitosa,
los grupos dominantes logran hacer a las poblaciones subordinadas a su especular imagen y semejanza (ver Hall
1988).

Para lograr esto la gente deja de visualizar el orden de las relaciones existentes, como las cosas o creen que son.
Esto no es la realidad sino el modo en como es interpretada, significada y representada. Los subordinados
generalmente aceptan esta posición porque viven en un universo ideológico de algún otro. Cuando son capaces
de ver la realidad su resistencia se coloca por fuera de esa ideología dominante. Y como respuesta a la resistencia
el sistema incorpora estas ideologías desviantes nuevamente en la corriente dominante basada en el consenso.

Podemos identificar tres estrategias criticas diferentes dentro de este modelo del consenso:

1- Se ve a las personas como activa e intencionalmente manipuladora, en relación con los intentos de establecer
o deconstruir interpretaciones consensuadas de la realidad. Los textos culturales encarnan y reproducen la
ideología dominante y a su vez reflejan y reproducen las relaciones de poder existentes fuera de los textos.
Los textos pueden ocasionalmente ofrecer nuevos significados, encarnar nuevas relaciones de poder, pero
estas relaciones también reflejarán los intereses de aquellos que tienen el control de la producción de los
textos. Pero el critico tiene la habilidad de ver la verdad detrás del mensaje, ver la función ideológica detrás
del mensaje. La política cultural es definida por mensajes ideológicos que pueden ser encontrados en el texto;
y los mensajes garantizan cómo se posiciona a la audiencia en las relaciones de poder existentes, cómo se
distribuyen las posiciones políticas. El resultado en cualquier caso es que el crítico siempre halla la dominación
donde esperaba encontrarla, y además, ésta toma siempre las formas que presuponía. En este marco, la
cultura popular no es más que el intento por reinscribir o desinscribir las relaciones abstractas y transhistóricas
de dominación y subordinación: por ejemplo, el patriarcado (o el feminismo) o la mercantilización y el
consumismo (o el socialismo).
2- La habilidad que posee la audiencia para apropiarse del texto, interpretarlo y usarlo para crear su propio
mensaje. Cada fracción de la audiencia subvierte el mensaje dominante declinándola y acentuándolas de
acuerdo a sus propias necesidades, deseos, y experiencias. La posición que ocupa cada miembro de la
audiencia, si es niño, si es mujer, si es de color, se relaciona con los modos en como estos se apropian de textos
específicos. Si la audiencia es oprimida, subordinada la interpretación es muy diferente a la que posee una
audiencia dominante o consensual. Debido a que la política se basa en la identidad y experiencia de una
fracción de audiencia, toda interpretación es una expresión de su subordinación, y a la vez, un momento de
resistencia. El resultado es que la subordinación y la resistencia se descubren exactamente en donde uno
deseaba que aparecieran —y uno ya lo sabía (lo tenía previsto).
3- Existe una diferencia esencial entre la organización del poder y el consenso, por un lado, y la vida cotidiana y
el placer, por otro. Primero, la diferencia puede ser vista como una diferencia puramente formal: es un tema
de lógicas en competencia. El poder social se encarna en el intento de colocar las estructuras —cualquier
estructura— en su lugar (por ejemplo, establecer un orden de significado único, darle a todo texto su propio
significado, construir un sujeto coherente único que siempre estará sujetado al orden del poder). La vida
cotidiana, por otro lado, siempre celebra la diferencia, rechazando y deconstruyendo la estructura;
constantemente busca significados múltiples y ambigüedades; celebra el amplio rango de prácticas,
significados, placeres y subjetividades disponibles en la cultura. El consenso social y el poder son siempre una
ilusión contradicha por la utopía anárquica de la vida cotidiana. Segundo, la diferencia esencial entre el poder
y la vida cotidiana puede ser localizada en la distinción entre significado y placer (aunque algunas veces el
placer no es suficiente). El placer es visto como intrínsecamente disruptivo o al menos fuera de la esfera del
control social. En cualquier caso, la vida cotidiana es la escena de una lucha constante contra los modos
dominantes, jerárquicamente organizados del poder cultural moderno.
Debemos criticar estas celebraciones de la vida cotidiana ya que se están volviendo el saber común de los
espacios culturales, sino también porque hacen más difícil aprehender la naturaleza específica de la vida
cotidiana contemporánea y su articulación con la política de la formación social.
Las teorías de la vida cotidiana son incapaces de explorar las relaciones entre
a- Las formas de placer y la supervivencia de tales formas, mediante las cuales la gente mantiene algún
control sobre las construcciones de sus primeras diferencias, de sus propias vidas, y de sus propias
posibilidades.
b- Las estructuras y fuerzas de tendenciales de la formación social.

En lugar de ofrecer un análisis que permita a los sujetos posicionarse en un lugar de poder estas teorías
sustituyen otros tipos de análisis, suponiendo que los sujetos ya están, más allá de donde se encuentren,
dotados de poder. Se trata a la vida cotidiana como autónoma y a las prácticas como si fuesen formas de
apropiación del poder y de resistencia. Ignoran el hecho de que hay momentos y formaciones de ignorancia,
pasividad y dominación al interior de la vida cotidiana de cada uno. El hecho de que la gente se apropie de los
textos, o encuentre placer en ellos, no borra la realidad de los significados dominantes, “preferidos”. El dotar
de poder nunca es total, nunca está a disposición de todos, nunca se manifiesta del mismo modo, además su
éxito nunca esta garantizado. Los análisis culturales tienen que reconocer, no sólo que “placer”, “resistencia”
y “lucha” refieren a conjuntos complejos de efectos concretos, sino también que las relaciones entre éstos
son en sí mismas complejas y que nunca están garantizadas de antemano.

En este terreno bastante desordenado los estudios culturales pueden comenzar a ordenar/ explicar como la
gente se reconoce y se transforma a si misma y a su mundo, en la intersección de la vida cotidiana, las
estructuras sociales y la cultura popular. Se debe considerar los modos complejos y contradictorios en los que
las prácticas producen placer e incluso dan poder, pero también displacer, ansiedad, aburrimiento, e incluso
falta del poder. Necesitan analizar cómo formas específicas de prácticas culturales, que pueden producir una
variedad de placeres, posiciones de sujeto, etc., y que pueden dar poder a sus audiencias en una variedad de
formas, son en sí mismas disputadas en y articuladas a proyectos políticos más amplios. Las prácticas que dan
poder aquí pueden quitar poder allá; y formas de dotar de poder que son efectivas como resistencia por allá,
podrían ser inefectivas aquí. tener cierto control sobre el propio lugar en la vida cotidiana— no es lo mismo
que lucha, el intento de cambiar las propias condiciones de existencia. Y lucha no es siempre resistencia, la
cual requiere de un antagonismo específico. Y resistencia no es siempre oposición, que involucra un desafío
activo y explícito a alguna estructura de poder.

Las teorías que reducen el poder cultural a la producción del consenso quedan apresadas en el espacio entre
la dominación y la resistencia y esto ocurre dando por sentado lo obvio, que es que todos somos dominados
por prácticas culturales manipuladas por el servicio de las estructuras de poder existentes o escapando de lo
obvio por que sus consecuencias son demasiados aterradoras. La idea de que el poder de la gente para
interpretar o celebrar los placeres que disrumpen la vida cotidiana ciegan los modos en los que la estructura
de opresión y dominación son reales. El hecho es que tanto la cultura popular como los placeres están de
algún modo implicados en las victorias del capitalismo, el patriarcado, el racismo, etc., incluso cuando son
también parte de sus ocasionales derrotas. Los estudios culturales necesitan una teoría de cómo el apropiarse
del poder cultural y la quita de poder se articulan con estructuras más amplias de poder social, y cómo algunas
veces, la gente puede ser derrotada y oprimida por las articulaciones de las mismas prácticas que les dan
poder.
Entonces, una concepción diferente del poder reconocería que este opera en todos los niveles y en cada
dominio de la vida misma. Produce diferencias, moldea relaciones, dibuja límites pero también habilitas
prácticas e identificaciones y dota de poder a los individuos sociales.

Es así como se puede comenzar a identificar la existencia concreta del poder como algo mas que una
capacidad, como un recurso de control, de riqueza, y de sufrimientos. Las estructuras mas simples de poder
regulan la disponibilidad, despliegue y circulación de valores específicos. Esas economías de valor son sistemas
históricos de producción, distribución y consumo que organizan, constriñen/condicionan, y habilitan/dan lugar
a las posibilidades sociales y las luchas históricas. Por lo general operan sobre un plano único de efectos,
aunque su determinación puede residir en relaciones complejas y transversales a través de una multiplicidad
de planos. Los diferentes planos (dinero, significado, ideología y afecto) pueden tener diferentes economías
(con sus diferentes principios de operación que permiten/ posibilitan distintas formas de intervención y
transformación); puede incluso haber economías en conflicto dentro de un mismo plano. Tales “economías”
no son propiedad intrínseca del concepto mismo de valor, o del plano particular en el que operan, sino que
son el resultado de luchas y articulaciones históricas; siguen sus propias leyes (que pueden cambiar con el
tiempo). Construyen las desigualdades estructuradas del poder social a pesar de que son el sitio de esas
desigualdades. Pero no hay garantía de que diferentes economías de valor tracen las mismas líneas de
desigualdad. Las articulaciones estructurales de las economías de valor describen como, en cualquier
formación social, ciertos tipos de prácticas y efectos son habilitados. Pero no describen como los grupos
sociales y los individuos son posicionados dentro de varios circuitos de valor y como son diferencialmente
dotados de poder. El poder se organiza en torno a cada valor y recurso de la vida humana. El poder describe
un estado de juego constante en este cambiante campo de fuerzas.

Las relaciones de poder concretas son múltiples y contradictorias, la gente vive siempre en una red de
relaciones sociales compleja y cambiante, esta implicada en las relaciones jerárquicas de poder de maneras
contradictorias. Si un grupo particular es subordinado nunca es simple, sino que dependen de donde los
grupos así como las prácticas se sitúan dentro del campo social. En cualquier lado en que la gente y las
prácticas son organizadas en torno a economías de valor, operan distribuciones de poder diferencial. Las
relaciones de género, sexualidad, raza, clase, capacidades diferenciales, edad, nacionalidad, etnicidad
describen diferencias sociales que pueden ser articuladas en la organización del poder en el mundo
contemporáneo. Además, tales diferencias rara vez existen aisladas o en formas descontextualizadas bien
definidas. Lo que significa ser “negro” o “femenino”, o “clase trabajadora” es resultado de la disputa sobre las
articulaciones de diferencias sociales e identidad. La distribución desigual de las prácticas siempre es también
parte de la articulación de la identidad de ese grupo.

La gente nunca es solo negra, o femenina, o clase trabajadora, las identidades de la gente se definen por las
complejas articulaciones entre sus diferentes posiciones dentro de una variedad de sistemas de diferenciación
social. La gente a menudo ocupa una posición de dominación en un conjunto de diferencias sociales y una
posición de subordinación en otra. Un grupo social específico por su lugar dentro de un conjunto de diferencias
sociales, puede tener acceso a ciertos sistemas de valores no a otros. Y la importancia relativa de las distintas
diferencias sociales, así como de los distintos valores sociales, dependen en parte de las configuraciones
particulares del campo social, y de la posición de un grupo social dentro de este campo. De este modo,
derrocar al capitalismo no garantizaría que una sociedad no continúe siendo racista o sexista.

ninguna estructura particular es siempre y en todos lados fundamental, como si fuera el locus real del poder
y la opresión. La historia nunca está nítidamente así de atada en un único nudo, esperando a ser desatada/
desenredada. Finalmente, cualquier (any) práctica está también complejamente articulada en relaciones de
poder; puede tener efectos múltiples y contradictorios incluso dentro de un mismo circuito. No es posible
conocer sus efectos de antemano. La gente puede ganar algo y perder otra cosa simultáneamente; pueden
obtener poder y a la vez quedar sin él. Uno puede ganar poder en el dominio económico, mientras pierde
poder en la propia vida emocional. De este modo, uno puede no estar seguro si determinada práctica está
dando poder o quitándolo. La relación entre economías de valor y sistema de identificación social y
pertenencia (por ej. de identidad y diferencia) tienen que ser situadas en un contexto teórico más amplio. De
hecho, las luchas históricas por el poder deben ser vistas disputando la forma de, y las relaciones entre, estas
organizaciones diferentes de poder. La producción de tales economías y sistemas es en sí misma estructurada
—a través de una variedad de “aparatos” o maquinarias.

Los regímenes de verdad proveen razones y principios que justifican los modos de hacer las cosas mediante la
producción de “discursos verdaderos”, es decir, dentro de un espacio en el que pueden —pero no necesitan—
producir “efectos de verdad”. Los efectos de verdad no son una medida de la validez epistemológica; más
bien, éstos describen la inclusión y exclusión de los enunciados discursivos de aquellos sitos en los cuales estos
podrían tener efectos particulares.

Las técnicas y aparatos particulares no son naturales ni arbitrarias, sino que están conectadas con una
multiplicidad de fuerzas históricas. Un aparato es una formación activa que opera como una maquinaria de
poder, organizando la conducta mediante la estructuración de las economías de valor, los sistemas de
identificación social y pertenencia, y sus relaciones. No toda formación social es un aparato en estos términos;
las formaciones especificas tienen que ser rearticuladas y desplegadas/ utilizadas de maneras específicas en
torno a luchas particulares si es que van a operar, estratégicamente, como un aparato. Si el poder es producido
y estructurado como efecto de tales maquinarias, se vuelve crucial mirar la forma de las maquinarias en sí
mismas, para ver cómo el aparato está operando, de acuerdo con qué principios y sobre qué planos. En lugar
de centrarnos en los resultados de las operaciones de poder, necesitamos comenzar a explorar sus
mecanismos, las estructuras de sus maquinarias. Hay al menos dos modos en los cuales los sistemas de
identificación y pertenencia son en sí mismos producidos, estructurados y desplegados/ usados en la
formación social. Las maquinarias diferenciadoras son fundamentalmente regímenes de verdad; son
responsables de la producción de los sistemas de diferencia social e identidades. Son, más que nada,
maquinarias binarias en las que el “otro” es construido como correlato necesario del yo/ sí mismo/ uno. Las
maquinarias territorializadoras son regímenes de poder o jurisdicción que localizan/ sitúan/ emplazan los
lugares y los espacios, las estabilidades y movilidades de la vida cotidiana. Las maquinarias diferenciadoras
son maquinarias normalizadoras: producen sistemas de diferencias mutuamente constitutivas (internas al
campo mismo), tales como yo /otro, en las cuales lo normal es distinguido de y privilegiado sobre lo anormal.
Finalmente, lo anormal, es siempre expurgado del campo de lo normal, aun cuando su traza/ huella
permanezca como un rasgo constitutivo.

Las maquinarias territorializadoras no construyen identidades, no borran lo real (a favor de lo ideológico), ni


operan creando sistemas de normalización. Si las maquinarias diferenciadoras construyen límites
(diferenciando lo de “adentro” de lo de “afuera”), las maquinarias territorializadoras se interesan en la
“espacialización del tiempo” y en la “temporalización del espacio”. Las maquinarias territorializadoras operan
distributivamente para espacializar el tiempo y temporalizar el espacio. La diferencia entre los dos aparatos
no puede ser definida asumiendo que operan en diferentes planos de efectos, como si las maquinarias
diferenciadoras operaran a través de la ideología y el deseo (aunque así es cómo los críticos han teorizado
sobre esto) en tanto que las maquinarias territorializadoras lo hicieran a través del afecto. Por lo común, las
maquinarias diferenciadoras y territorializadoras se ligan articulándose en el plano del afecto. Operan juntas,
cada una de ellas articulando y distribuyendo los efectos de la otra.

En distintos lugares y momentos de la vida, la gente reordena las relaciones jerárquicas entre estas diferencias;
redefine sus identidades a partir de estas relaciones. La gente reordena su importancia, invistiéndose/
invirtiéndose a sí mismos más en unas diferencias que en otras.

La vida cotidiana está estructurada, no sólo por maquinarias de diferenciación y regimenes de verdad, sino
también por maquinarias territorializadoras como regimenes de jurisdicción. Estas maquinarias y regimenes
producen a la vida cotidiana como la manera en que la gente vive la libertad, siempre limitada, para detenerse
en y desplazarse a través de varias realidades dentro de las cuales sus identificaciones, identidades e
inversiones resultan ser mutuamente construidas.

los efectos de una práctica pueden moverse a lo largo de diferentes planos, en diferentes direcciones y con
diferentes velocidades. Ni un mapa de las habilitaciones/ posibilidades (economías de valor) ni un mapa de
dotaciones de poder(valores articulados a sistemas de diferencia social) resultan adecuados para la tarea de
describir la realidad vivida de la vida cotidiana. Estos mapas son demasiado pasivos, como si se tratara
simplemente de situar las posiciones disponibles para las articulaciones posibles; éstos tratan a las
articulaciones de un modo muy sencillo como si simplemente entramaran la inserción de una práctica en una
grilla pasiva. Y son muy estáticos, como si hubiera una relación estable entre la gente y las prácticas que
determinara la efectividad de las prácticas específicas. Pero la relación nunca es estática; tanto la gente como
las prácticas están continuamente en movimiento, desplazándose siempre de un lugar a otro, circulando a
través del terreno, pero siempre condicionados. Un mapa de la territorializacion grafica/ traza/ encuadra (esta
cualidad dinámica de la vida cotidiana. también presta atención a cómo el despliegue/ implementación
material de prácticas culturales y economías de valor construyen el espacio dentro del cual la gente vive sus
vidas, y a cómo la vida cotidiana es articulada por y en relación con formaciones y aparatos de prácticas
culturales específicos. mide no sólo los lugares y espacios sino también las distancias y los accesos,
intensidades y densidades. Ve a la distribución de prácticas y sensibilidades como teniendo ciertos efectos: en
particular, como produciendo cierta “movilidad estructurada” que define espacios y lugares, estabilidades y
movilidades en las que la gente vive sus vidas. Esta movilidad estructurada es producida a través de un
interjuego estratégico entre líneas de articulación (territorialización) y líneas de trayectoria/ fuga
(desterritorialización). Las líneas de esta “movilidad estructurada” ofrecen una organización del espacio y un
modelo de movilidad. Estas líneas determinan qué tipos de lugares puede ocupar la gente, cómo los ocupa,
cuánto espacio tiene la gente para moverse, y dónde y cómo puede moverse. Una movilidad estructurada
describe los modos en que distintas fracciones de población viajan a través de superficies de cultura y los
modos en que estas fracciones se anclan en sus profundidades imaginarias. La movilidad estructurada es una
organización histórica, espacial y temporal, que habilita y constriñe los modos en que espacio y tiempo,
movilidad y estabilidad, son vividas. En consecuencia, no es ni un sistema rígido de lugares ni un itinerario
predefinido de movilidad imaginada. Dentro de esas movilidades estructuradas, las prácticas culturales
funcionan más como “carteleras”, que como signos o textos. No presentan el problema de la interpretación:
siempre son tomadas “literalmente”. Esas carteleras actúan, provocan y posibilitan una variedad de
actividades diferentes: abren el espacio para muchos discursos y prácticas diferentes, serios y juguetones,
institucionales y guerrilleros. La gente se detiene o da la vuelta alrededor de ellas. Las “carteleras”, por lo
tanto, construyen “hogares” (no necesariamente como sitos de domesticidad que son, después de todo, sólo
un modo de detenerse, sólo uno de los muchos domicilios posibles, no siempre como sitios de confort),
vecindarios e incluso regiones como sitios de pertenencia. Dentro de un mapa de territorialización, la gente
siempre está atrapada en las relaciones de la vida cotidiana y del poder social, siempre está orientada por sus
propios proyectos pero opera, [no obstante], dentro de mapas de las distintas maquinarias territorializadoras
y diferenciadoras construidos socialmente.

Hall

Es un texto mas didáctico, y ve cuales son los puntos de Gramsci que son relevantes para la Antropología. Trabaja la
construcción de lo afro y de la lucha de esos grupos en EEUU y en Inglaterra. Como pensar Gramsci para los estudios
étnicos.

BOURDIEU: ESPACIO SOCIAL Y GENESIS DE LAS CLASES SOCIALES

Вам также может понравиться