Tus huellas

Adán Ríos Parra

Estabas ahí más que desnuda,

En ese lugar donde nos amamos,
Donde dejaste tus huellas,
Tu enojo y tus virtudes.

Dejaste tu sangre impoluta y desafiante,

Y cual asesino al siguiente día regresaste,
A cerciorarte que no había sido un sueño,
Y que fue a mí a quien te entregaste.

Estabas cansada de tanto quererme,

De amarme, de disfrutarme,
Por eso, quisiste dejar tus huellas,
Y tu rubio pelo en aquella hamaca.

Pintaste tus manos en las ventanas,

Que sostuvieron tu gallardía,
Mientras tus fuerzas desfallecían,
Y te traicionaban mientras yo te amaba.

Dejaste esparcida tu vestimenta,

En el balcón, bajo la almohada,
En el jardín y en la cocina,
Sabías que cada rincón te pertenecía.

En ese lugar todo huele a ti,

Esparciste en cada rincón tu sutil fragancia,
Dejaste tu pasaporte, tu bolso y tus pinturas,
Pensando en que día a día regresarías.