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Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Eclesiastés 1

Nada tiene sentido


1 1-2 Éstas son las palabras del Predicador, hijo de David, que fue rey
en Jerusalén:

¡En esta vida nada tiene sentido!


¡Todo es una ilusión!

3Realmente, en esta vida


nada ganamos con tanto trabajar.
4
Unos nacemos, y otros morimos,
pero la tierra jamás cambia.
5 El sol sale por la mañana,

y por la tarde se oculta,


y vuelve corriendo a su lugar
para salir al día siguiente.
6 El viento gira y gira,

y no deja de girar;
a veces sopla hacia el norte,
y a veces sopla hacia el sur.
7 Los ríos corren hacia el mar,

y luego vuelven a sus fuentes


para volver a vaciarse en el mar,
pero el mar jamás se llena.
8 ¡Qué difícil me resulta

explicar lo aburrido que es todo esto!


¡Nadie se cansa de ver!
¡Nadie se cansa de oír!
9 Lo que antes sucedió,

vuelve a suceder;
lo que antes se hizo,
vuelve a hacerse.
¡En esta vida no hay nada nuevo!

10 Cuando alguien llega a decir:


«¡Aquí tengo algo nuevo!»,
resulta que eso ya existía
antes de que naciéramos.

3
11 Nosotros no nos acordamos
de lo que otros hicieron,
ni los que vengan después
se acordarán de lo que hicimos.
¡Los que vengan después
creerán empezar de nuevo!

Nada vale la pena


Yo, el Predicador, fui rey de Israel, y reiné en la ciudad de
12

Jerusalén.13 Toda mi sabiduría la dediqué a tratar de entender lo que


se hace en este mundo. ¡Ésta es la tarea que Dios nos dejó, y es una
tarea muy pesada! 14 Pude darme cuenta de que no tiene sentido nada
de lo que se hace en este mundo; ¡todo es como querer atrapar el
viento! 15 Como dice el dicho: «Nadie puede enderezar lo torcido, ni
contar lo que no tiene».

16Entonces me puse a pensar: «Vaya, vaya, aquí me tienen, hecho


todo un gran personaje. Nunca hubo en Jerusalén nadie más sabio
que yo; nunca nadie tuvo tantos conocimientos. 17 Aquí me tienen,
dedicado por completo a tratar de comprender lo que es la sabiduría;
¡conozco hasta las más grandes tonterías! Pero también eso es como
querer atrapar el viento. 18 Lo cierto es que mientras más se sabe,
más se sufre; mientras más se llena uno de conocimientos, más se
llena de problemas».

4
Eclesiastés 2

2 Entonces decidí ver qué de bueno ofrecen los placeres, ¡pero


tampoco a esto le encontré sentido! 2 Y concluí que las diversiones son
una locura, y que los placeres no sirven para nada.

3Hice luego la prueba de beber mucho vino y de cometer las más


grandes tonterías. Quería ver qué de bueno le encuentra la gente a
sus pocos años de vida en este mundo. Pero hice esto sabiendo lo
que hacía. Nunca perdí el control de la situación. 4 Todo lo hice en
grande: construí mis propias casas, planté mis propios
viñedos, 5 cultivé mis propios jardines, y en mis huertos planté toda
clase de árboles frutales.6 También mandé construir represas de agua
para regar los árboles que allí crecían. 7 Llegué a tener muchos
esclavos y esclavas, y también tuve más vacas y ovejas que todos los
que reinaron en Jerusalén antes que yo. 8 Llegué a tener montones de
oro y plata, y me quedé con las riquezas de otros reyes y de otras
naciones. Tuve a mi servicio hombres y mujeres que cantaban para
mí, y gocé de todos los placeres humanos, pues tuve muchas
mujeres.

9Entre los que reinaron en Jerusalén antes que yo, nunca nadie fue
tan importante ni tan sabio. 10 Hice todo lo que quise, todo lo que se
me ocurrió. Disfruté plenamente de todos mis trabajos, pues bien
ganado me lo tenía.

11Luego me puse a pensar en todo lo que había hecho, y en todo el


trabajo que me había costado hacerlo, y me di cuenta de que nada de
esto tenía sentido; todo había sido como querer atrapar el viento. ¡En
esta vida nadie saca ningún provecho!

Nada nos llevamos de este mundo


12 Como yo era el nuevo rey, y no podía hacer más de lo que ya
estaba hecho, me puse a pensar en lo que significa ser sabio y ser
tonto.13 Entonces me di cuenta de que ser sabio es como andar en la
luz, y que ser tonto es como andar a oscuras, 14 pues el sabio sabe lo
que hace, pero el tonto no sabe nada de nada.

Pero también me di cuenta de que todos tenemos un mismo


final, 15 así que me puse a pensar: «¿Qué gano yo con ser tan sabio, si

5
al fin de cuentas moriré igual que los tontos? ¡Esto no tiene ningún
sentido!»16 Como los sabios mueren igual que los tontos, y como todo
se olvida con el tiempo, después nadie vuelve a acordarse ni de unos
ni de otros.

Como nada en este mundo me causaba alegría, terminé por


17

aborrecer la vida. Lo cierto es que nada tiene sentido; ¡todo es como


querer atrapar el viento!

También terminé por aborrecer el haber trabajado tanto en esta


18

vida, pues el fruto de todo mi trabajo tendría que dejárselo a quien


reinara después de mí, 19 sin importar que ese nuevo rey fuera sabio o
tonto. ¡Realmente no tiene sentido que alguien venga y se quede con
todo lo que tanto trabajo nos ha costado llegar a tener!

20
Una vez más me desanimó el haber trabajado tanto en esta
vida.21 Resulta que algunos ponemos a trabajar nuestra sabiduría,
nuestros conocimientos y experiencia, ¡tan sólo para dejarle todos
nuestros bienes a quien nunca hizo nada para ganárselos! ¡Eso está
muy mal, y no tiene ningún sentido! 22 Después de tantos trabajos,
esfuerzos y preocupaciones, ¿qué nos llevamos de este mundo?
¡Nada! 23 Nuestra vida está llena de dolor y sufrimiento; ni de noche
logramos descansar. ¡Eso no tiene sentido!

24Lo mejor que podemos hacer es comer y beber, y disfrutar de


nuestro trabajo. He podido darme cuenta de que eso es un regalo de
Dios,25 pues si no fuera por él, ¿quién podría comer y estar
alegre? 26 Cuando Dios quiere a alguien, le da sabiduría y
conocimientos, y lo hace estar alegre; en cambio, al que desobedece
lo hace trabajar y amontonar mucho dinero, para luego dárselo todo
a quien él quiere. ¡Pero eso tampoco tiene sentido! ¡Es como querer
atrapar el viento!

6
Eclesiastés 3

Hay un tiempo para todo


3 En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo:
2 Hoy nacemos,
mañana morimos;
hoy plantamos,
mañana cosechamos;
3 hoy herimos,

mañana curamos;
hoy destruimos,
mañana edificamos;
4 hoy lloramos,

mañana reímos;
hoy guardamos luto,
mañana bailamos de gusto;
5 hoy esparcimos piedras,

mañana las recogemos;


hoy nos abrazamos,
mañana nos despedimos;
6 hoy todo lo ganamos,

mañana todo lo perdemos;


hoy todo lo guardamos,
mañana todo lo tiramos;
7 hoy rompemos,

mañana cosemos;
hoy callamos,
mañana hablamos;
8 hoy amamos,

mañana odiamos;
hoy tenemos guerra,
mañana tenemos paz.

Los regalos de Dios


Me he fijado en la carga tan pesada que Dios ha echado sobre
9-10

nosotros. ¡Pero nada nos queda después de tanto trabajar!

7
11 Cuando Dios creó este mundo, todo lo hizo hermoso. Además, nos
dio la capacidad de entender que hay un pasado, un presente y un
futuro. Sin embargo, no podemos comprender todo lo que Dios ha
hecho.

Mientras tengamos vida, hagamos lo bueno y pasémosla bien. El


12-13

comer y el beber, y el disfrutar del fruto de tanto trabajo, es algo que


Dios nos permite. Eso lo sé muy bien, 14 como sé también que todo lo
que Dios ha hecho permanecerá para siempre; a su creación no hay
nada que agregarle ni nada que quitarle; Dios lo hizo todo así para
que reconozcamos su poder. 15 Todo lo que ahora existe, ya existía
mucho antes; y todo lo que habrá de existir, existe ya. Dios hace que
todo vuelva a repetirse.

Todo vuelve al polvo


En esta vida he visto también las injusticias que cometen los jueces,
16

de quienes esperamos que hagan justicia. 17 Pero como todo en este


mundo tiene «su hoy y su mañana», me consuela pensar que un día,
Dios juzgará al justo y al malvado.

También me consuela pensar que Dios nos pone a prueba, para que
18

nosotros mismos nos demos cuenta de que no somos diferentes de


los animales, ni superiores a ellos; 19 nuestro destino es el mismo:
tanto ellos como nosotros necesitamos del aire para vivir, y morimos
por igual. En realidad, nada tiene sentido. 20 Todos vamos al mismo
lugar, pues «todo salió del polvo, y al polvo todo volverá».

21Lo cierto es que nadie sabe si el espíritu del hombre sube a las
alturas, ni tampoco si el espíritu de los animales baja al fondo de la
tierra. 22 Lo que sí he visto es que, cuando morimos, nadie nos trae de
vuelta para ver lo que pasará después. Por eso, disfrutemos de
nuestro trabajo, ya que trabajar es nuestro destino.

8
Eclesiastés 4

4 Miré hacia otro lado, y esto fue lo que vi en este mundo: hay
mucha gente maltratada, y quienes la maltratan son los que tienen el
poder. La gente llora, pero nadie la consuela. 2 Entonces dije: «¡Qué
felices son los que han muerto, y que lástima dan los que aún
viven!» 3 Aunque, en realidad, son más felices los que no han nacido,
pues todavía no han visto la maldad que hay en este mundo.

4También vi que todos trabajan y buscan progresar sólo para tener


más que los otros. Pero tampoco esto tiene sentido, porque es como
querer atrapar el viento. 5 Es verdad que, «el tonto no quiere trabajar
y por eso acaba muriéndose de hambre»; 6 pero «más vale una hora
de descanso que dos horas de trabajo», pues el mucho trabajo no
sirve de nada.

La unión hace la fuerza


7Miré hacia otro lado, y vi que en esta vida hay algo más que no tiene
sentido. 8 Me refiero al hombre solitario, que no tiene hijos ni
hermanos: todo el tiempo se lo pasa trabajando, y nunca está
satisfecho; siempre quiere tener más. Ese hombre jamás se pone a
pensar si vale la pena tanto trabajar y nunca gozar de la vida. ¡No
tiene sentido esforzarse tanto!

9La verdad, «más valen dos que uno», porque sacan más provecho
de lo que hacen. 10 Además, si uno de ellos se tropieza, el otro puede
levantarlo. Pero ¡pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a
levantarse! 11 Y también, si dos se acuestan juntos, entran en calor;
pero uno solo se muere de frío. 12 Una sola persona puede ser vencida,
pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es
fácil derrotarlas.

Juventud y sabiduría
Si tengo que elegir, prefiero al joven pobre pero sabio, que al rey
13

viejo pero tonto que no deja que nadie lo aconseje. 14-16 Porque ese rey
viejo muere y viene otro más joven, y aunque el nuevo rey haya
nacido en la pobreza, o haya estado en la cárcel, la gente lo apoya al
principio. Sin embargo, con el tiempo habrá muchos que tampoco

9
estarán contentos con él. Y esto no tiene sentido; ¡es como querer
atrapar el viento!

10
Eclesiastés 5

Cumple lo que prometes


5 Si vas al templo, ten cuidado con lo que haces y presta atención a
lo que allí se enseña. Es mejor obedecer a Dios que ofenderlo
presentando ofrendas sin pensar en lo que se hace. 2 Ante Dios,
piensa bien lo que vas a decir, pues Dios es más poderoso que
tú. 3 Recuerda que «el que mucho se preocupa tiene muchas
pesadillas», y que «el que mucho habla dice muchas tonterías».

4 Si le haces una promesa a Dios, no te tardes en cumplirla, porque a


Dios no le gusta la gente tonta que no cumple. 5 Recuerda que «vale
más no prometer, que prometer y no cumplir».

6No cometas el error de hablar sin pensar. Tampoco te disculpes


luego con el sacerdote, y digas que lo hiciste sin querer. No hay
necesidad de que Dios se enoje contigo y destruya lo que tanto
trabajo te ha costado, ¡y todo por hablar sin pensar! 7 Éste es un
mundo de sueños y palabras y cosas sin sentido, pero tú debes
mostrar respeto por Dios.

De nada sirven las riquezas


8Que no te extrañe ver países donde a los pobres se les maltrata y no
se les hace justicia. Esto sucede cuando a un funcionario importante
lo protege otro más importante, y cuando otros aún más importantes
protegen a estos dos. 9 Sin embargo, te dirán: «Esto lo hacemos por
el bien del país. Nosotros los gobernantes estamos para servir a los
campesinos».

10Hay gente que dice que el dinero no es importante, pero cuando ya


lo tiene, todavía quiere más. Eso tampoco tiene sentido, 11 porque
quien se llena de dinero también se llena de gente que quiere
gastarlo. Lo único que sacan los ricos es el gusto de ver tanto
dinero, 12 porque de tanto tener hasta el sueño se les quita. En
cambio, la gente que trabaja puede comer mucho o comer poco, pero
siempre duerme tranquila.

En esta vida he visto que guardar mucho dinero no es nada bueno,


13

pues acaba por perjudicar a quien lo tiene. 14 Además, todo ese dinero

11
puede perderse en un mal negocio; así, quien antes fue rico luego no
tiene nada que dejarle a sus hijos; 15 al fin de cuentas, acaba por irse
de este mundo tan desnudo como cuando nació, ¡y sin llevarse nada
de lo que tanto trabajo le costó ganar! 16 A mí me parece terrible que
al morir nos vayamos tan desnudos como vinimos. ¿De qué nos sirve
entonces tanto trabajar, 17 y pasarnos la vida tristes, molestos,
enfermos y enojados?

18Desde mi punto de vista, es muy poco lo que vivimos. Así que


comamos y bebamos, y disfrutemos de lo que tanto trabajo nos ha
costado ganar, pues así Dios lo ha querido. 19 Si él nos da mucho,
también nos permite disfrutar de lo que nos da; disfrutemos entonces
de lo que tanto trabajo nos ha costado, porque es un regalo de
Dios. 20 Ya que Dios nos hace estar felices, dejemos de preocuparnos
tanto por la vida.

12
Eclesiastés 6

La vida no tiene sentido


6 En esta vida he visto un mal que a todos nos afecta: 2 a veces Dios
nos da mucho dinero y honores, y cumple todos nuestros deseos,
pero al fin de cuentas son otros los que acaban disfrutando de todo
eso. ¡A mí me parece algo terrible y sin sentido! 3 Podemos vivir cien
años, y llegar a tener cien hijos, pero si no disfrutamos de las cosas
buenas de la vida, ni tampoco nos entierran como se debe, yo digo
que un niño que nace muerto ha tenido mejor suerte que nosotros. 4-
5 Porque ese niño nunca llegó a ver la luz ni supo nada; tampoco

nadie supo nada de él, ni siquiera su nombre; sin embargo, tuvo más
tranquilidad 6 que quien pudiera vivir dos mil años y no disfrutar de la
vida. Pero al fin de cuentas, ¡todos terminaremos en el mismo lugar!

7Todo el tiempo trabajamos para calmar el hambre, pero nuestro


estómago nunca queda satisfecho. 8 Al fin de cuentas, el sabio no es
mejor que el tonto. Lo que el pobre necesita es superar sus
problemas.9 Por eso, «vale más pájaro en mano que cien volando».
Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar
el viento.10 Nosotros existimos porque Dios quiso que existiéramos, y
hasta nos puso el nombre que tenemos; pero no podemos luchar
contra él, porque es más fuerte que nosotros.

11Pero nada ganamos con hablar. Mientras más hablamos, más


tonterías decimos. 12 En realidad, no sabemos qué es lo mejor para
nosotros. No tiene ningún sentido vivir tan poco tiempo y
desaparecer como las sombras. Además, nadie puede decirnos qué
pasará en este mundo después de nuestra muerte.

13
Eclesiastés 7

Nueva escala de valores


7 Más vale ser respetado
que andar bien perfumado.

Más vale el día en que morimos


que el día en que nacemos.

2Más vale ir a un entierro


que a una fiesta,
pues nos hace bien recordar
que algún día moriremos.

3Más vale llorar que reír;


el llanto nos hace madurar.

4En un funeral
los sabios saben cómo portarse,
pero los tontos
sólo se ríen y hacen chistes.

5 Más vale una reprensión de sabios


que una alabanza de tontos.

6Qué hueca es la risa del tonto,


pronto se apaga,
como la paja en el fuego.

7El sabio actúa como un tonto


cuando abusa de su poder
y acepta dinero
a cambio de favores.

8 Más vale un buen final


que un buen principio.
El que tiene paciencia
llega a la meta;
el orgulloso habla mucho,
pero no logra nada.

14
9 Si ya enojarse es malo,
guardar rencor es peor.

Hay quienes se quejan de que «todo tiempo pasado fue mejor».


10

Pero esas quejas no demuestran mucha sabiduría.

11En esta vida ser sabio es bueno, pero ser sabio y rico es mejor. 12 La
sabiduría protege, y el dinero también, pero la sabiduría nos permite
llegar a viejos.

13Fíjate en lo que Dios ha hecho, y verás que nadie puede enderezar


lo que él ha torcido. 14 Por eso, cuando vengan los buenos tiempos,
disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos ponte a pensar
que todo viene de Dios, y que nunca sabemos lo que nos espera.

15En esta vida sin sentido que me ha tocado vivir, he visto lo


siguiente: hay gente buena, que por su bondad acaba en la ruina, y
hay gente malvada, que a pesar de su maldad vive muchos años. 16 Yo
creo que no hay que exagerar. ¡Ni tan bueno ni tan sabio que acabes
en la ruina!17 ¡Ni tan malo ni tan tonto que mueras antes de
tiempo! 18 No te vayas a los extremos. Respeta a Dios y todo te saldrá
bien.

19 Una ciudad está mejor protegida con la sabiduría de un hombre


sabio que con la fuerza de diez gobernantes. 20 Sin embargo, no hay
en este mundo nadie tan bueno que siempre haga el bien y nunca
peque.

No hagas caso de los chismes, y así no sabrás cuando tu empleado


21

hable mal de ti; 22 aunque tú bien sabes que muchas veces también
has hablado mal de otros.

El por qué de las cosas


23 Como yo quería ser sabio, traté de entender todo esto haciendo uso
de mi inteligencia, pero era más de lo que yo podía entender. 24 Todo
lo que existe es muy difícil de comprender, y entenderlo está fuera de
mi alcance. En realidad, no hay nadie que pueda entenderlo.

Entonces decidí investigar todo lo que pudiera acerca de la sabiduría


25

y llegar a una conclusión. Así pude darme cuenta de que ser malo es
una tontería, y que ser tonto es una locura. 26 También pude darme

15
cuenta de que una mala mujer causa más amargura que la muerte;
cuando te abraza, lo que realmente quiere es atraparte. Si tú
obedeces a Dios, te librarás de ella; pero si no lo obedeces, caerás en
sus redes.

Después de estudiar con cuidado todas las cosas, yo, el Predicador,


27

he llegado a esta conclusión: 28 ¡todavía no he encontrado lo que


busco! He encontrado un hombre bueno entre mil, pero no he
encontrado una sola mujer buena. 29 Lo que sí he llegado a entender
es que Dios nos hizo perfectos, pero nosotros lo enredamos todo.

16
Eclesiastés 8

8 No hay quien pueda compararse al sabio, ni quien sepa todas las


respuestas. El que es sabio siempre se ve sonriente y amable.

La obediencia al rey
2Yo creo que debemos obedecer al rey, si así lo hemos jurado ante
Dios.3-4 La autoridad del rey no se discute. Nadie puede pedirle
cuentas. El rey puede hacer lo que quiera. Por eso no hay que salir de
su presencia sin su permiso, ni tampoco insistir en hacer lo malo.

5
Quien obedece sus órdenes no sufre ningún daño, y quien es
inteligente sabe cuándo y cómo debe obedecerlas. 6-7 Lo cierto es que
todo tiene su cómo y su cuándo; nuestro gran problema es que no
sabemos cuándo y cómo van a pasar las cosas, ni hay tampoco nadie
que nos lo pueda decir. 8 Nadie tiene tanto poder como para evitar la
muerte y vivir para siempre. De la batalla entre la vida y la muerte
nadie se libra, ni siquiera los malvados.

La vida es difícil de entender


9Me he dedicado a tratar de entender todo lo que se hace en esta
vida, y he visto casos en que unos dominan a otros, pero que al final
todos salen perjudicados. 10 También he visto que sepultan con
honores a gente malvada, y que a la gente buena ni en su propio
pueblo la recuerdan. ¡Y esto tampoco tiene sentido! 11 Cuando el
malvado no es castigado de inmediato, la gente piensa que puede
seguir haciendo lo malo. 12-13 Tal vez haya gente malvada que peque y
vuelva a pecar, y viva muchos años, pero yo sé que no les irá bien ni
vivirán mucho tiempo. Pasarán por la vida como una sombra, porque
no respetan a Dios. En cambio, a quienes aman y obedecen a Dios les
irá mejor.

14 En este mundo pasan cosas que no tienen sentido; a la gente buena


le va como si fuera mala, y a la gente mala le va como si fuera
buena. ¡Yo digo que esto no tiene sentido! 15 Por eso digo: «¡A pasarla
bien!» En esta vida que Dios nos ha dado, lo mejor que podemos
hacer es comer, beber y divertirnos. Eso es lo único que nos queda
después de mucho trabajar.

17
16 Tanto me dediqué a observar todo lo que se hace en este mundo, y
a tratar de entender lo que es la sabiduría, que ni de noche ni de día
podía dormir. 17 Fue así como vi todo lo que Dios ha hecho en este
mundo, y que es algo que jamás podremos comprender. Aunque
tratemos de hallarle algún sentido, no se lo encontraremos; y aunque
haya algún sabio que crea entenderlo, en realidad no podrá
comprender.

18
Eclesiastés 9

Un destino común
9 Puse todo mi empeño en entender todo esto, y pude comprobar
que todo está en las manos de Dios: en sus manos está lo que hacen
los sabios y la gente honesta. Ninguno de nosotros sabe en realidad
lo que son el amor y el odio. 2 Lo mismo da ser justo que ser injusto,
ser bueno o malo, puro o impuro, ofrecerle sacrificios a Dios o no
ofrecérselos, pecar o no pecar, hacerle a Dios promesas o no
hacérselas, pues todos tenemos un mismo final.

3Y eso es lo malo de todo lo que se hace en esta vida: que todos


tengamos un mismo final. Además, siempre estamos pensando en la
maldad; nos pasamos la vida pensando tonterías, ¡y al fin de cuentas
todos paramos en el cementerio!

4No hay mucho de dónde elegir, aunque «mientras haya vida hay
esperanza», por eso digo, «más vale plebeyo vivo que rey
muerto».5 Los que aún vivimos sabemos que un día habremos de
morir, pero los muertos ya no saben nada ni esperan nada, y muy
pronto son olvidados.6 Con la muerte se acaban sus amores, sus
odios, sus pasiones y su participación en todo lo que se hace en esta
vida.

7¡Ánimo, pues! ¡Comamos y bebamos alegres, que Dios aprueba lo


que hacemos! 8 ¡Vistámonos bien y perfumémonos! 9 Puesto que Dios
nos ha dado una corta vida en este mundo, disfrutemos de cada
momento con la mujer amada. ¡Disfrutemos cada día de esta vida sin
sentido, pues sólo eso nos queda después de tanto trabajar! 10 Y todo
lo que podamos hacer, hagámoslo con alegría. Vamos camino a la
tumba, y allá no hay trabajo ni planes, ni conocimiento ni sabiduría.

Más vale maña que fuerza


11Miré hacia otro lado y vi que en esta vida no son los más veloces los
que ganan la carrera, ni tampoco son los más valientes los que ganan
la batalla. No siempre los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes
tienen mucho dinero, ni todo el mundo quiere a la gente bien
preparada. En realidad, todos dependemos de un momento de
suerte, 12 y nunca sabemos lo que nos espera. En cualquier momento

19
podemos caer en la desgracia, y quedar atrapados como peces en la
red o como pájaros en la trampa.

En este mundo vi algo de lo que también aprendí mucho: 14 había


13

una ciudad muy pequeña y con muy pocos habitantes, que fue
atacada por un rey muy poderoso. Ese rey rodeó la ciudad con sus
máquinas de guerra, y se preparó para conquistarla. 15 En esa ciudad
vivía un hombre muy sabio, que con su sabiduría pudo haber salvado
a la ciudad, pero como era muy pobre, ¡nadie se acordó de él!

Aunque la gente se fije más en la pobreza del sabio que en la


16

sabiduría de sus palabras, yo sigo pensando que «más vale maña que
fuerza», 17 pues se oyen mejor las suaves palabras de los sabios que
los gritos del más grande de los tontos. 18 En realidad, puede más la
sabiduría que las armas de guerra, aunque un solo error puede
causar mucho daño.

20
Eclesiastés 10

Otros dichos sabios


10 La mejor sopa se echa a perder si le cae una mosca. La menor
tontería echa a perder tu fama de sabio.

2El sabio siempre piensa en hacer lo bueno; el tonto sólo piensa en


hacer lo malo. 3 Tiene el tonto tan poco cerebro que sin abrir la boca
anuncia su tontería.

4 Si el gobernante se enoja contigo, no renuncies a tu cargo. Para los


grandes errores, un gran remedio: la paciencia.

5En esta vida he visto algo muy grave, parecido al error que cometen
los gobernantes: 6 que a la gente incapaz se le dan puestos de gran
responsabilidad, mientras que a la gente capaz se le dan los puestos
más bajos. 7 ¡Y resulta que los esclavos andan a caballo, mientras que
la gente que vale anda a pie!

8Si haces hoyos,


puedes caerte en ellos.

Si partes en dos un muro,


puede morderte una serpiente.

9Si partes piedras,


puedes salir herido.

Si partes leña,
puedes salir lastimado.

El hacha sin filo no corta.


10

Si no se le saca filo,
hay que golpear con más fuerza.

Si quieres prosperar,
tienes que saber qué hacer
y hacerlo bien.

¿De qué te sirve tener


11

un encantador de serpientes,

21
si la serpiente te muerde
antes de ser encantada?

12 Cuando el sabio habla,


a todos les cae bien;
cuando el tonto abre la boca,
provoca su propia ruina.
13 Comienza diciendo tonterías,

y acaba diciendo estupideces,


14 ¡pero palabras no le faltan!

¿Qué va a pasar mañana?


¿Qué va a pasar después?
¡Nadie puede saberlo!

15
No tiene ningún sentido
que tanto trabaje el tonto,
si no sabe ni en dónde está.

¡Qué lástima da el país


16

que tiene un rey incapaz


y malos gobernantes
que siempre están de fiesta!

¡Pero qué dichoso es el país


17

que tiene un rey bien preparado,


con gobernantes que comen para vivir
y no viven para comer!

En la casa del perezoso


18

pasan muchas desgracias:


primero se cae el techo,
y después toda la casa.

19 Para estar feliz


hace falta pan,
para estar contento
hace falta vino,
y para gozar de todo
hace falta dinero.

22
20 Nunca hables mal del rey
ni de la gente poderosa,
aunque creas que nadie te oye.
Las palabras vuelan;
son como los pájaros,
y todo llega a saberse.

23
Eclesiastés 11

11 Dale de comer al hambriento,


y un día serás recompensado.

2Comparte lo que tienes


con siete y hasta ocho amigos,
pues no sabes si mañana
el país estará en problemas.

3Cuando las nubes se ponen negras,


de seguro va a llover.

4Cuando el árbol cae,


no importa de qué lado caiga;
donde cae, allí se queda.

Si quieres sembrar,
no te quedes mirando al viento;
si quieres cosechar,
no te quedes mirando al cielo.

5Nadie sabe qué rumbo toma el viento, ni cómo se forma el niño en el


vientre de la madre, ni cómo hizo Dios todas las cosas.

6Hay que sembrar en la mañana, y volver a sembrar en la tarde.


Nunca se sabe cuál de las dos siembras será mejor, o si las dos serán
abundantes.

7¡Qué bueno es disfrutar de la luz del sol! 8 Pero aunque vivamos


muchos años, y todo ese tiempo lo vivamos felices, no debemos
olvidar que nos esperan muchos días de oscuridad, y que del mañana
no esperamos nada.

Acuérdate de tu creador
9 Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos ven
y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te
llamará a cuentas por todo lo que hagas. 10 Deja de preocuparte, pero
apártate de la maldad. Ten presente que ni los mejores días de tu
juventud tienen sentido alguno.

24
Eclesiastés 12

12 Acuérdate de tu creador
ahora que eres joven.
Acuérdate de tu creador
antes que vengan los días malos.
Llegará el día en que digas:
«No da gusto vivir tantos años».

2Acuérdate de tu creador
antes que dejen de brillar
el sol, la luna y las estrellas.
Acuérdate de tu creador
ahora que después de la lluvia
las nubes siguen cargadas.

3 Llegará el día en que tiemblen


los guardianes del palacio;
llegará el día en que se doblen
los héroes de mil batallas.

Cuando llegue ese día,


habrá tan pocas molineras
que dejarán de moler;
las que espían por las ventanas
dejarán de asomarse a la calle;
4 las puertas de la casa

se cerrarán por completo;


el ruido del molino
parecerá perder fuerza,
y el canto de los pájaros
dejará de escucharse.

5 Cuando llegue ese día,


te darán miedo las alturas
y los peligros del camino.
Tu almendro echará flores blancas,
el saltamontes y la alcaparra
te resultarán una carga,
y no te servirán de nada.

25
Cuando llegue ese día,
irás camino al lugar
de donde ya no volverás,
y en la calle te rodearán
los que lamenten tu muerte.

6Acuérdate de tu creador
antes que se hagan pedazos
el cordón de plata
y la vasija de oro;
antes que el cántaro
se estrelle contra la fuente
y la polea del pozo
se parta en mil pedazos.

7Cuando llegue ese día,


volverás a ser polvo,
porque polvo fuiste,
y el espíritu volverá a Dios,
pues él fue quien lo dio.

8Yo, el Predicador, declaro:


¡En esta vida nada tiene sentido!
¡Todo es una ilusión!

Palabras finales
9Entre otras cosas, el Predicador se dedicó a enseñar a otros todo lo
que sabía. Todo lo estudiaba con cuidado y lo investigaba a fondo.
Además, hizo una gran colección de proverbios. 10 Siempre procuró
expresar sus ideas de la mejor manera posible, y escribirlas con
palabras claras y verdaderas.

11 Cuando los sabios hablan, sus palabras son como la vara que guía al
buey. Sus colecciones de proverbios vienen de Dios, y son como las
estacas que sostienen la tienda de campaña. 12 Pero yo les recomiendo
a los jóvenes tener presente esto: ponerse a escribir muchos libros es
cuento de nunca acabar, y ponerse a leerlos es un trabajo muy
agotador.

26
13 Puedo terminar este libro diciendo que ya todo está dicho. Todo lo
que debemos hacer es alabar a Dios y obedecerlo. 14 Un día Dios nos
llamará a cuentas por todo lo que hayamos hecho, tanto lo bueno
como lo malo, aunque creamos que nadie nos vio hacerlo.

27

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