Вы находитесь на странице: 1из 4

CONSTITUCIÓN Y DEMOCRACIA EN LA OBRA DE GIOVANNI SARTORI

Ramsis Ghazzaoui1
rghazzao@ucab.edu.ve

Entre las nociones más importantes que encontramos en Sartori, están:


-Una Constitución que establece los derechos y los deberes básicos de los
ciudadanos, las funciones del Estado y los procedimientos de decisiones en la política.
-La separación de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial.
-Los derechos iguales (la abolición de la esclavitud y de los privilegios). El derecho
igual de voto (una persona -hombre o mujer-, un voto),
Giovanni Sartori afirma que “mientras que el discurso sobre la democracia de los
antiguos es relativamente simple, el discurso sobre la democracia de los modernos es
complejo”; "durante milenios el régimen político óptimo se denominó república y no
democracia"; los constituyentes de los Estados Unidos eran de esta opinión. En el
"Federalist" se habla siempre de república representativa, y nunca de democracia (salvo
para condenarla). Incluso la Revolución Francesa se refiere al ideal republicano, y solo
Robespierre en 1794, utilizó democracia en sentido elogioso, asegurando así la mala
reputación de la palabra durante otro medio siglo. A partir de la segunda mitad del siglo
XIX en adelante, la palabra adquiere un nuevo auge y poco a poco se va volviendo cada vez
más un significado positivo. La respuesta de este hecho es, que “la democracia de los
modernos, la democracia que practicamos hoy, ya no es la de los antiguos".
Desde que aparece por primera vez el término democracia en Herodoto -que
significa, traduciendo literalmente del griego, poder (kratos) del pueblo (demos)- hasta el
siglo XIX, ha presentado cambios considerables, a pesar de ser el mismo ideal.
A lo largo del siglo IV a.C., en Atenas, en el agora (la plaza), los ciudadanos
escuchaban y después decidían por aclamación. El componente asambleario, el
autogobierno directo de los ciudadanos, constituía la parte más visible, aunque no la más
eficiente de la gestión de la ciudad. Existía un consejo de quinientos miembros y, según
Aristóteles, su sustancia residía en el hecho de “ser gobernado y gobernar
1
Master en Administración Pública y Políticas Públicas (MPA), Columbia University, NY, EEUU. Master en
Derecho Administrativo, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela. Especialista en Derecho
Administrativo, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela.
alternativamente”. La mayor parte de los cargos públicos se sorteaba. Todos se
autogobernaban por turno. La democracia ateniense acaba en la lucha de clases; los
esclavos eran los que trabajaban y la polis se hundió en un torbellino de exceso de política.
La diferencia entre la democracia directa de los griegos y la democracia representativa de
los modernos es de distancia histórica. Para captar esta diferencia debe atenderse a lo que
en el siglo IV a.C. no era todavía la democracia con respecto a lo que añade después a las
adquisiciones sucesivas que van integrándose en el significado de democracia, comenzando
por la teoría de la soberanía popular, que es de elaboración medieval, que se remonta al
derecho público romano, y que plantea la distinción –desconocida por los griegos- entre
titularidad y ejercicio del poder.
La democracia representativa de los modernos presupone, como condición
necesaria, el Estado liberal-constitucional, el control del poder. Kelsen decía que “sólo la
ilusión o la hipocresía puede creer que la democracia sea posible sin partidos políticos”.
La democracia de hoy, liberal, se define como un sistema político basado sobre el
poder popular, en el sentido de que la titularidad del poder le pertenece al demos, mientras
que el ejercicio del poder es confiado a los representantes periódicamente elegidos por el
mismo pueblo, por lo que el poder popular se resuelve en gran medida en el poder electoral.
Para Schumpeter, “el método democrático es aquel mecanismo institucional para llegar a
decisiones políticas en las que algunas personas adquieren el poder de decidir mediante una
lucha competitiva por el voto popular”.
Rousseau no se desvía de Cicerón; asegura que “la obediencia a la ley que uno se ha
prescrito es libertad”, deduciéndose que este autor (Rousseau) concibe la libertad como
autonomía, y este otorgarse a sí mismo las propias leyes, es un concepto kantiano, aunque
Kant refiere a la libertad moral, a la libertad interior (de querer), mientras que la libertad
política es una libertad exterior (de hacer).
Una democracia moderna debe basarse en una Constitución en la que, entre otros
aspectos, tenga lugar la isonomia, es decir, la igualdad jurídico-política: iguales leyes,
iguales libertades e iguales derechos (igualdad que Charles Tilly –quien afirma que “la
democracia es un fenómeno moderno”, y nos habla de revolucionarios que se convirtieron a
los programas democráticos, exigiendo derechos de representación del rey y el Parlamento,
articulando doctrinas de la soberanía popular- también considera necesaria para lograr
buenas relaciones entre el Estado y los ciudadanos); una Constitución en la que se pida
respetar a las minorías y sus derechos, sin recurrir a la fuerza. No olvidemos que, ante todo,
la democracia es un ideal.
Giovanni Sartori afirma que, para nosotros, la palabra latina “constitución” (que en
español quiere decir instituir, fundar) “significa una estructura de la sociedad política,
organizada a través de y mediante ley, con el objetivo de limitar la arbitrariedad del poder y
someterlo al derecho”.
Se comenzó a hablar de “constitución” en el contexto del constitucionalismo del
siglo XVIII. En todo Occidente los pueblos pedían una constitución porque esa palabra
significaba para ellos una ley fundamental o una serie fundamental de principios, paralelos
a una cierta disposición institucional, dirigida a delimitar el poder arbitrario y a asegurar un
gobierno limitado, que se garantice la protección frente al abuso del poder, por tanto, el
término fue bien recibido no porque simplemente significara “orden político”, sino porque
denotaba aquel orden político particular que no sólo daba forma, sino que también limitaba
la acción del gobierno.
La constitución nace de una demanda (véase como una consulta); ambas
(constitución y consulta) buscan limitar el poder y controlar el poder político, y hoy no
podemos concebir una sin la otra, ya que las constituciones deben realizarse, justamente, en
consulta, así como las consultas deben estar reguladas por las constituciones, garantizando
los derechos de las minorías, la igualdad y la equidad que representa la democracia
moderna.
Según Charles Tilly, la conformidad del comportamiento de un Estado respecto a
las demandas expresas de sus ciudadanos, comporta cuatro consideraciones:
-Qué profundidad alcanzan las demandas explícitas de los ciudadanos.
-En qué medida los ciudadanos llegan a ver traducidas sus demandas en las
prácticas del Estado.
-En qué medida la expresión de demandas recibe por sí misma la protección política
del Estado.
-Hasta qué punto la traducción de demandas en prácticas compromete a ambas
partes (ciudadanos y Estado).
Llámese a estos elementos amplitud, igualdad, protección y consulta mutua
vinculante. Así, tenemos que un régimen es democrático en la medida en que las relaciones
políticas entre el Estado y sus ciudadanos se demuestran con consultas mutuamente
vinculantes, amplias, iguales y protegidas.
La democratización quiere decir el movimiento neto hacia una consulta más
mutuamente vinculante, más protegida, más igual y más amplia. Por tanto, la
desdemocratización significa el movimiento neto hacia una consulta menos mutuamente
vinculante, menos protegida, menos igual y menos amplia.
Con frecuencia, los regímenes autoritarios han impuesto formas no democráticas de
ciudadanía, sin embargo, en compañía de la protección (empleando el Estado su poder para
castigar enemigos personales y recompensar a sus amigos) y la consulta mutuamente
vinculante (entre el gobierno y los ciudadanos, procurando el beneficio del Estado,
recurriendo a la influencia de terceras partes para obtener lo deseado), los componentes
esenciales de la democracia son la amplitud y la igualdad, esto es la amplitud de los
derechos de la población, y la igualdad entre todos los ciudadanos naturalizados y los
autóctonos, en relación a los derechos y deberes políticos.
El Estado debe ser capaz de hacer observar el cumplimiento de sus decisiones
políticas. Ninguna democracia puede operar si el Estado es incapaz de supervisar la toma
de decisiones democráticas y de poner en práctica sus resultados.

Вам также может понравиться