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PRESENTACION
Mo obstante, en los autores aquí tratados, se dejan ver los alcances y los límites
de esta escuela de pensamientos. En lo relativo a sus alcances, debo mencionar
que constituyen el primer esfuerzo teórico riguroso por entender y explicar los
efectos sociológicos del proceso de urbanización capitalista en un periodo de
cambios profundos en el contexto internacional.
ANTECEDENTES
Entre 1915, fecha de la publicación del ensayo “La ciudad propuesta para la
investigación de la conducta humana en el medio urbano “de Robert Ezra Park, y
en 1938 año en que se publica “El urbanismo como forma de vida” de Louis Wirth,
en la sociología norteamericana, se asiste al proceso de construcción de un objeto
teórico específico para la sociología específicamente urbana. Pero la ciudad y su
completa problemática social, no solo brindo el escenario para elaboración de una
sociología urbana, al mismo tiempo estimulo el seguimiento y la
institucionalización de la más significativa tradición sociológica norteamericana.
Esto no solo tenía que ver con el intenso crecimiento poblacional y el fuerte
incremento de la actividad industrial; también se debía a las características de una
dinámica demográfica sustentada en una gran diversidad étnica. Las ciudades,
bajo esta circunstancia, se convirtieron en un semillero de nuevos problemas, los
cuales derivan, entre otras causas, de las dificultades planteadas a los inmigrantes
en sus intentos en sus intentos por integrarse a la sociedad norteamericana.
Esto parece haber ocurrido con el llamado mundo capitalista de las postrimerías
del siglos XIX e inicios del siglo XX, de allí que los cambios tecnológicos que
dinamizaron los procesos económicos, hicieron emerger ámbitos productivos de
gran magnitud en otras partes del planeta, lo que modificaba la geografía
económica del mundo industrializado y la división internacional del trabajo. Como
consecuencia de estos acontecimientos, masas importantes de la población del
viejo continente fueron movilizadas hacia las distintas ciudades norteamericanas
en las cuales tenía lugar los fenómenos económicos aquí descritos.
La presencia de fenómenos de esta magnitud despertó, desde un principio, el
interés por parte de estudiosos de diversas disciplinas de las ciencias sociales y
no fue llamada Escuela Economista de Chicago la única en tomar consecuencia
de dicha problemática.
La ciudad tal y como Park la concebía, era el escenario del cual podían
observarse todos los comportamientos del género humano.
Esa ciudad era vista como el punto de encuentro de fuerzas disímbolas, que no
solo amenazaba la estabilidad psíquica de los individuos, tal como lo planteaba
Simmel, sino que atentaba contra el mismo orden social. Esta visión fatalista sobre
el futuro de la ciudad tenia su razón de ser aquello que los ecologistas clásicos
ubicaban como lo esencialmente característico de las modernas ciudades
occidentales, esto es, la idea de que todo cuanto ahí exista estaba sometido a un
arduo proceso de cambio y restauración. Los hombres, como una consecuencia
del vertiginoso cambio social a que están sometidos por la dinámica urbana, se
ven colocados en un estado de permanente inestabilidad material y moral los
empoja hacia la desorganización. Los peligros a los que se enfrenta la sociedad
derivan de la perdida de los llamados mecanismos de control social y requieren de
bases de longanimidad que respondan a las características que ha asumido una
sociedad que está efectuando de una moral tradicional a una donde Imperia la
renacionalidad y la actitud especulativa. En este sentido era de fundamental
importancia analizar la desorganización social, pero no solo desde la perspectiva
de la psicología urbana, sino también para observar en los hechos la dinámica
social interacción y ajuste que subyace en la vida urbana y que, al final de
cuentas, conduciría hacia una nueva forma de organización social (Burgess y
Bogue, 1970: 10-11) por ello era tan significativo más que el estudio de cambio el
de los mecanismos del conceso y la cohesión social, es decir, todo aquello que
hiciera posible el retorno la estabilidad.
Los trabajos de Park, y particularmente los de Wirth, establecen una ruptura con
este tipo de visiones “Romancistas” apropósito de la realidad que les toca vivir.
Los seres vivos no se presentan en forma aislada viven más bien en sistemas
comunitarios, todo organismo viviente esta de alguna manera vinculado a otros de
tal suerte que la posibilidad de que existan seres aislados es nula no solo entre los
hombre si no en todos los ámbitos de la naturaleza viva. Así como los órganos de
un cuerpo están articulados y constituyen un organismo, este se vincula a otros
creando una red de superdependecia universal sobre la que se asienta el llamado
orden natural de las cosas. La ausencia de algunos de los eslabones de este
encadenamiento de cosas y seres vivos provocan disfuncionales tanto en los
sistemas aislados como en los más amplios.
Hay un orden de la vida que, aunque cabía, persiste en sus formas más
esenciales. Esta inmutabilidad de algunos fundamentos de las estructuras
orgánicas es la base de la teoría del cambio social y el marco analítico a partir del
cual la sociedad es entendida como una estructura en constante adaptación y
mutabilidad en torno de sus ambientes.
Esos hechos son los que permiten a los ecologistas clásicos hablar de la
existencia de un ámbito de la vida humana con el resto de los seres vivos, este es
el punto de conexión del hombre desde una perspectiva animal con el mundo más
amplio de la naturaleza y en el cual lo cultural o no existe o al menos no es algo
decisivo. A esto se le llama nivel biótico de la vida social (Park, 1988- 95), que
para algunos estudiosos podría constituir ha base con la cual se elabora algunos
estudiosos podría conseguir la base con la cual se elabora la historia natural de la
especie humana.
Esto no significa que para los ecologistas los mecanismos de control surgidos se
esta manera eviten la competencia, ellos encuentran que, en los organismos
sociales más desarrollados operan las fuerzas bióticas. Incluso señalan que estas
se presentan hasta en los aspectos más estrictamente culturales, asumiendo una
forma sublimada.
A pesar de que una noción ecológica de sociedad está presente el principio de los
procesos sociales son desencadenados por medio de cambios bilógicos, de igual
forma que los biológicos esta mediatizados por cambios físicos y químicos, de
todas maneras se destaca también un nivel de la realidad específicamente social,
en este sentido se señala que determinados elementos del comportamientos son,
un principio, exclusivamente bilógicos, aunque existen otros que, además de este
carácter, tienen aquella cualidad adicional y dirección de organización que los
convierte en sociales.
En el esquema ecologista, la ciudad, así como los procesos que en ella tiene
lugar, son explicados por la presencia de relaciones causales en las cuales se
pueden distinguir dos tipos de legalidades teóricas. Por una parte, se tienen
aquellos que emergen de las fuerzas competitivas y generan la estructura
territorial, la disposición fundamental del espacio urbano acotado bajo el concepto
de ciudad. Por otra parte están los fenómenos que derivan de las características
más particulares del hombre, que aquello que especifica el género humano y lo
distingue del resto de los seres vivos, todo aquello que tiene que ver con la
comunidad simbólica, el llamado libre albedrio y el conjunto de instituciones que
originan una tradición, una cultura.
Existe, sin embargo, otro ámbito de la vida del hombre, uno que no estaba
sometido al mundo de las pasiones y de los instintos. Esto es lo de lo racional y
del llamada libre albedrio, en cuyo nivel de la realidad el hombre no solo conforma
un orden moral, que le da su especificidad humana, sino que termina por
imponerse a los enfrenta en el plano de la competencia y de la lucha por la vida.
En el plano de la sociedad de los hombres se plantea la consecución de sus fines
bajo la forma de cooperación, por ello otros no se presentan como enemigos si no
como compañeros de trabajo. Si en el ámbito de la comunidad la competencia era
la fuerza que regía a la sociedad la cooperación es la energía que impulsa la
acción individual y colectiva. A diferencia de la comunidad, en donde la vida social
se expresa atravesó de una estructura espacial, en la sociedad se hace esto por
medio de un orden moral.
Por ultimo debe destacarse que estas distinciones analíticas entre la comunidad y
la sociedad estas construidas bajo la perspectiva de “tipos ideales”, mediante los
cuales se pretende sustentar los aspectos esenciales de la vida social. Esto
significa que estamos en realidad entre la construcción de un objeto teórico con el
cual se pretende dar cuenta de fenómenos que en la realidad no guardan este
mismo estatuto.
El marco analítico utilizado por la Escuela Ecologista para dar junta d ellas fuerzas
que operan en la conformación del orden urbano puede ser resumido en el
planteamiento de McKenzie, según el cual el objeto de estudio de la ecología
humana los constituyen las relaciones espaciales y temporales de los seres
humanos afectados por las fuerzas selectivas, distributivas y acomodadizas en el
medio ambiente. En este contexto uno de los que explica la conformación del
espacio ya de los procesos urbanos es el de la diferenciación, en la que la biología
alude a la manera en que los organismos vivos “ se ven obligados” a adecuarse a
los cambios que tiene lugar en su medio ambiente.
TURNO: VESPERTINO
FACULTAD: ARQUITECTURA