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MATERIA: ABORDAJES TÉCNICOS DE LA CLÍNICA PSICOANALÍTICA

UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LA NECESIDAD DE ACTING OUT EN LOS PACIENTES NEURÓTICOS


Y PSICÓTICOS DURANTE EL ANÁLISIS. ROSENFELD (1964).

Rosenfeld concuerda con Freud, el acting out es una parte necesaria, inevitable y esencial del
análisis efectivo, - acting out parcial -, sólo se corre peligro cuando se vuelve excesivo.

Freud (1914), menciona: “el paciente no recuerda nada de lo que ha olvidado y reprimido,
pero lo actúa”. La compulsión a repetir es reemplazada al impulso de recordar, se actúa.

La repetición, es una transferencia del pasado olvidado, vuelto ahora sobre el medico y sobre
otros aspectos de la situación habitual.

Anteriormente Freud, ejercía sobre el enfermo, una presión constante para llevarlo a
recordar, llegaba a prohibirle que se dedicara a actividades nuevas importantes durante el
análisis.

Fenichel y Greenacre, coinciden en que las prohibiciones, no impiden el acting out excesivo y
si pueden influir en la marcha del análisis.

El analista, debe llegar a una mejor comprensión de la transferencia, entendida como


reactivación de las más tempranas relaciones objetales, incluyendo las ansiedades y los
mecanismos más primitivos de los cuales depende el desarrollo del yo.

Se requiere de una técnica, empleada para el estudio de las interrelaciones entre la situación
del análisis y la vida cotidiana, así como algunas resistencias que presenta el paciente durante
el desarrollo del proceso psicoanalítico.

Rosenfeld coincide con Klein 1952: “la transferencia esta arraigada en los más tempranos
estadios del desarrollo y en los estratos mas profundos del inconsciente.

Los elementos inconsciente, se deducen de la totalidad del material presentado, ejemplo: los
comentarios de los pacientes sobre sus respectivas vidas cotidianas, sus relaciones y sus
actividades, éstos llevan a la comprensión de la función del yo y las defensas contra las
ansiedades exacerbadas en la situación transferencial.

El paciente, trata con conflictos y ansiedades re experimentados hacia el analista, empleando


los mismos métodos del pasado, ejemplo, se aleja del analista, repitiendo cómo se alejó de
sus objetos primarios, puede procurar escindir su relación con él , conservándolo como una
buena o mala figura, desviando sentimientos y actitudes hacia el analista, a otras personas
de su vida habitual, lo que constituye una parte del acting out.

Rosenfeld, sugiere que de acuerdo al grado de hostilidad con que el paciente se alejó de su
objeto más temprano -pecho materno -, el enfermo será capaz de colaborar en el análisis con
un acting out parcial o excesivo.

La necesidad del paciente de un acting out excesivo, está vinculada con alejamiento muy
agresivo del objeto más temprano en la infancia.

Si en el alejamiento, hubo poca hostilidad, se encontrará un acting out parcial, a condición de


que la transferencia, sea plenamente comprendida e interpretada.
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Un acting out excesivo, puede ser provocado artificialmente por una técnica psicoanalítica
deficiente o por un analista que proyecte (en la contratransferencia) sus propios problemas en
el paciente y lo obligue a actuar.

Rosenfeld, sugiere que el bebé experimenta amor y odio hacia el pecho desde el comienzo de
su vida (coincide con Klein).

Los tres primeros meses de vida, se caracterizan por el clivaje -escisión- de la relación del
pecho en buena y mala, así como mecanismos de defensa esquizoides, el bebé las emplea para
tratar con sus ansiedades paranoides y éstas dependen de la fuerza de los sentimientos
hostiles del bebé, que a su vez dependen de factores externos e internos innatos.

Si la hostilidad y ansiedad paranoide no son excesivas, la disociación entre el objeto amado y el


odiado nunca es demasiado rígida, pronto el bebé da cuenta que su amor y odio se dirigen
hacia un mismo objeto , esto lo capacita para sentir culpa y depresión, concentrándose las
ansiedades en torno al temor de perder el objeto amado. Ello aumenta su capacidad de amar
y de introyectar un objeto bueno con más firmeza, fortaleciendo su yo y tolerando la
frustración sin perder enteramente el amor, - posición depresiva, Klein -

El niño, tendrá entonces la habilidad de alejarse del objeto primario, hacia un objeto
secundario, sin odiar demasiado a dicho objeto primario y sin tomarlo como totalmente malo
(posición depresiva).

Cuando el paciente, esta lleno de hostilidad hacia el analista, se vuelve hacia el mundo
externo en busca de objetos buenos , sin embargo, guarda cierta buena relación con el
terapeuta y por lo tanto, se compenetra y coopera con el análisis, en tales circunstancias se
puede elaborar la transferencia negativa sin un acting out nefasto.

Si durante la infancia, se siente hostilidad y ansiedad paranoide excesivas ante el objeto


primario, se produce una fijación en la fase paranoide esquizoide, cuanto más intensa sea la
fijación y la disociación entre un objeto malo y uno muy idealizado, mayor será la dificultad de
elaborar la posición depresiva, que consiste en la capacidad del bebé para vencer las
frustraciones, sin que sienta que pierde por completo el objeto bueno.

En la fase paranoide esquizoide, si la escisión del objeto en bueno y malo, no se encuentra


suficientemente modificada, cuando el niño se aleja de los objetos primarios hacia los
secundarios, lo hace con una hostilidad intensa, abandonando el objeto primario malo y
persecutorio y volcándose hacia objetos secundarios que ve como muy buenos o más bien
idealizados.

No se puede conservar una buena relación con el objeto primario al alejarse de él, si el pecho
se introyecta de manera persecutoria, no puede retenerse ninguna introyección de un objeto
amado, y a pesar de la necesidad de más y más relaciones buenas e ideales con los objetos, la
ansiedad persecutoria primaria, pronto vuelve a instalarse y hasta los objetos secundarios se
convierten en malos.

Depende del grado de hostilidad con que el paciente se alejó de su objeto más temprano,
especialmente del pecho materno, el hecho de que el enfermo sea capaz de colaborar en el
análisis con un acting out parcial o de que se maneje con un acting out excesivo.

En un acting out excesivo, el paciente se encuentra muy fijado en su posición paranoide


esquizoide y se ha alejado del objeto primario con intensa hostilidad, trata con las
frustraciones mediante el clivaje del analista en un objeto bueno y uno malo, proyectándolo en
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un objeto externo -acting out repetitivo- el paciente, se aleja del analista -objeto real- de
forma hostil, lo que impide llegar al insight.

Para que el insight se desarrolle, se necesita de una relación con el analista en donde los
sentimientos buenos y malos puedan ser tolerados simultáneamente.

Si el paciente descubre objetos nuevos y desarrolla otros intereses, lo hace impulsado por
sentimientos hostiles y de rechazo hacia el analista, esto no le permite perseverar y confiar en
las actividades de su vida exterior y pronto las abandona, sufre entonces una recaída y tiene
una reacción terapéutica negativa, o se dedica a la búsqueda incesante de objetos o
actividades nuevas que se manifiesta en las conductas maníacas donde se da con frecuencia
acting out excesivo.

El analista debe ayudar al enfermo que tiende a actuar excesivamente, a que actúe
parcialmente, además en la transferencia se debe analizar las siguientes situaciones:

 La fijación del paciente, identificar el nivel paranoide de desarrollo.


 Identificar que defensas le impiden elaborar su sentimientos depresivos.
 El analista debe movilizar la capacidad del paciente, a fin de experimentar amor
depresión y culpa, volverlos menos disociados y que se experimenten con mayor
intensidad hacia un objeto único, así se puede tomar insight de la hostilidad contenida
en el acting out excesivo, entonces en la transferencia surgirá la depresión y el
problema del acting -out se disminuye.
 El resultado, depende de la capacidad del paciente para ver al terapeuta como un
objeto bueno, transferir y proyectar los sentimientos buenos en actividades externas
y en objetos secundarios con un mínimo de hostilidad hacia el analista -objeto
primario-

Otro curso del análisis:

Puede suceder, que el paciente trate de abandonar la mayoría de las actividades de su yo y las
relaciones objetales en su vida diaria, teniendo una conducta regresiva, actuando como una
criatura que necesita apoyo y consejo, que se le den sesiones extras y muestras de cariño del
analista, es decir, realiza el acting out quieriendo inducir al analista a que lo acompañe.

Debe considerarse este acting out en la regresión como un intento desesperado de inducir al
analista a que realice un acting out en forma abiertamente amigable con el paciente, como
para tratar en cierto modo con otro aspecto de la persecución que espera del analista, quien
representa al objeto primario.

Al tratar el acting out en análisis es importate, que el analista sea capaz de mantener la
situación de análisis y resistir a la intensa presión del paciente que trata de inducirlo a que
realice un acting out. Esto es posible sólo si el analista comprende que las exigencias
abrumadoras del paciente para lograr una buena relación ocultan su intenso temor, que se
basa en (y corresponde a) sus propios impulsos hostiles al alejarse de su objeto primario.

El peligro de una regresión profunda con entrada en psicosis, es mayor si el analista esta
desprevenido, o no interpreta adecuadamente los motivos de esa necesidad de regresión, o si
la estimula por no poder resistir la presión del paciente a realizar un acting acompañado.

El riesgo de la regresión es mayor, cuando el análisis consigue movilizar sentimientos positivos


de transferencia y el paciente toma conciencia de que sus relaciones objetales y sus
actividades (incluyendo la sexualidad adulta) se basan en un alejamiento hostil del objeto
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primario representado por el analista. El paciente, siente culpa por las actividades fuera del
análisis, pues estas representarían una independencia hostil del terapeuta, la culpa es difícil de
elaborar, pues contiene elementos depresivos y paranoides.

Si en el superyó, prevalecen ansiedades depresivas, puede surgir la necesidad de reparación, y


el acting out excesivo puede convertirse en parcial, que coopera en el análisis.

En el paciente que realiza un acting out excesivo, se pueden anticipar diversos grados de
perturbación y debilidad del yo, interferencias en la capacidad del pensamiento verbal e
inhibición en la sublimación. El paciente que tiene estos problemas tratas las dificultades por
la acción más que por vía intelectual.

Greenacre (1950), el paciente que realiza un actino out excesivo “ha sufrido en los primeros
meses de su infancia mayores o menores perturbaciones emocionales, con un aumento de la
oralidad, una disminución de la tolerancia a la frustración y un elevado narcisismo”.

Existen pacientes cuyas enfermedades se caracterizan por realizar el acting out en la vida
diaria, Fenichel los ha llamado “neuróticos impulsivos” o “individuos actuadores”, incluyendo a
delincuentes, pervertidos y otros.

He observado que la mayoría de los pacientes psicóticos agudos y crónicos realizan acting out
continuamente en la vida diaria, igualmente lo realizan durante el tratamiento analítico.

En la esquizofrenia crónica aumenta la necesidad del enfermo de realizar un acting out, esto se
debe al estado agudo de confusión del que el paciente tiene que defenderse continuamente.
Si el análisis progresa y las emociones que derivan del estado de confusión surgen en la
transferencia, el paciente utiliza un acting out excesivo como defensa.

ESTADOS CONFUSIONALES EN PACIENTES ESQUIZOFRÉNICOS.

Cuando el enfermo esquizofrénico progresa en su análisis y los procesos de disociación


disminuyen, puede surgir un estado de confusión.

El estado de confusión en el esquizofrénico debe de estar basado en estados de confusión de


su infancia más temprana, ante la imposibilidad de separar los objetos buenos de los malos.

Sugerí que los procesos de disociación se reforzaban, o se desarrollaban otros nuevos, como
defensa contra el estado confusional. La identificación proyectiva es una de las características
del estado de confusión.

Klein menciona que en los casos en que existe envidia excesiva -consecuencia de los impulsos
destructivos – interfiere en la elaboración de un objeto bueno, de modo que no se puede
lograr un clivaje normal entre el pecho bueno y malo, la diferenciación entre bueno y malo
queda alterada de diversas formas.

Klein explica por ejemplo, que la intensa envidia interfiere en la capacidad del bebé para una
gratificación completa, aún cuando las circunstancias externas sean satisfactorias, la intensa
envidia al mismo tiempo aumenta la fuerza y la duración de los ataques sádicos al pecho, al
bebé le resulta difícil recuperar el pecho bueno que perdió. Considera que el fracaso básico
del splitting entre el objeto bueno y el malo constituye el origen de los estados de confusión ,
en la más temprana infancia y más adelante.
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La fuerza y la duración de los estados de confusión, deben estar relacionadas con la intensidad
de la envidia innata y por supuesto, en la esquizofrenia nos encontramos con estados de
confusión extrema.

El esquizofrénico latente y el crónico, han construido complicados procesos de disociación


como una defensa contra el estado confusional y muchas veces éstos les impiden tener
emociones.

Si están por experimenta un sentimiento de amor, es factible que surja de inmediato, un


estado de confusión, puede ser ésta la razón por la cual los esquizofrénicos se sienten vencidos
con tanta frecuencia cuando se ponen en contacto directo con un objeto de amor.

CONCLUSIONES.

He llegado a la conclusión, de que el acting out excesivo en el esquizofrénico comienza como


una defensa contra el estado confusional y es un intento de separar el amor de la envidia.

A menudo, el esquizofrénico trata de lograr el clivaje entre el objeto bueno y el malo, pero
fracasa.

Se observa a través del acting out, una serie de procesos anormales de clivaje, en los cuales el
objeto de amor se desvaloriza, se disocia y se proyecta en múltiples objetos despreciados.

La confusión resultante y la inseguridad con respecto a la bondad o maldad del objeto, son de
relativa importancia, dado que los objetos son tan numerosos.

Tanto en el acting out excesivo de un paciente esquizofrénico como en uno que no lo es,
ambos tipos de enfermos están muy fijados en la posición paranoide esquizoide y han
experimentado intensa hostilidad hacia el objeto por causas internas y externas.

Las diferencias radican, que en el caso de enfermos neuróticos o maníaco-depresivos, se ha


logrado el clivaje entre el objeto bueno y el malo. A menudo es excesivo y los objetos se
convierten en altamente idealizados o extremadamente malos, esto es utilizado en el acting
out cuando el objeto primario está completamente desvalorizado y los secundarios
idealizados.

Respecto al grupo de enfermos esquizofrénicos, en ellos predomina la envidia excesiva, no se


ha logrado el clivaje entre el objeto bueno y el malo, como consecuencia, el alejamiento
agresivo del objeto primario, que está desvalorizado, no lleva a una idealización de los
secundarios sino a una sucesión de objetos que jamás se viven como buenos y malos.

En todo análisis se da cierta dosis de acting out debido a que en la transferencia el paciente
repite el alejamiento que ha efectuado con respecto a sus relaciones objetales infantiles, en
especial la relación primaria con el pecho materno.

La actuación parcial o excesiva del paciente depende del grado de hostilidad con que se haya
alejado del objeto. El paciente que ha rechazado el objeto primario con una hostilidad excesiva
y realiza un acting out excesivo, también se halla fuertemente fijado a su objeto primario en la
posición paranoide-esquizoide, tiene un yo predominantemente persecutorio. Esto explica, la
causa por la cual los pacientes que efectúan un acting out excesivo muestran una firme
tendencia a regresar a esa fijación temprana cuando comienzan a experimentar culpa por su
excesivo acting out durante el análisis, lo que afecta todas sus actividades en la vida diaria.
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Los enfermos que se han alejado de su objeto primario con poca hostilidad, realizan un acting
out sólo parcial durante el análisis y se muestran capaces de establecer relaciones objetales -
posición depresiva – Klein.

Como analistas, tenemos que comprender y analizar la fijación del paciente en la posición
paranoide-esquizoide y las ansiedades paranoides relacionadas con el alejamiento hostil del
objeto primario. Si logramos movilizar la ansiedad depresiva, la culpa y la reparación en el
paciente, éste tratará de colaborar y cesará el acting out excesivo.

En el esquizofrénico crónico o latente, el acting out out excesivo, los objetos buenos y malos
no pueden ser diferenciados. Esto hace que el acting out sea tan difícil de tratar, pues el
paciente, al progresar en su tratamiento, se acerca al estado confusional agudo y a menudo
tiene que internarse por un tiempo o interrumpir el análisis.

BIBLIOGRAFÍA.

- Herbert, R. (1982), Estados Psicóticos, Buenos Aires, Paidós, 1988.

La comprensión psicoanalítica propone el concepto de impasse para referirse a las dificultades


del proceso, específicamente del vínculo terapéutico. Según Etchegoyen (1997, p. 738) “la
palabra francesa impasse es por sí clara y universal. Quiere decir callejón sin salida, y se la
emplea cuando algo que se desarrolla normalmente se traba de pronto y se detiene”. El
fenómeno del impasse en psicoterapia analítica, exige que la detención del proceso se dé
cuando las condiciones generales de la situación analítica se conservan. Sólo se puede hablar
de impasse en psicoanálisis cuando se cumplen las condiciones formales del tratamiento, es
decir, si existe alguna alteración del setting no corresponde hacerlo. Desde la perspectiva
psicoanalítica, una dificultad en el proceso sólo puede ser considerada un impasse cuando el
trabajo analítico se realiza normalmente, es decir, el paciente asocia y el analista interpreta, el
encuadre se mantiene constante, sin embargo, el proceso no avanza ni retrocede (Etchegoyen,
1997).

El impasse es un estancamiento relacional, en el cual ambos miembros de la díada están


involucrados de igual manera. El impasse, y más aún, el debilitamiento del vínculo desde el
modelo psicoanalítico, puede ser producido por tres fenómenos que vale la pena destacar: el
acting out (Freud, 1923), la reacción terapéutica negativa (Freud, 1923; 1937), y la reversión de
la perspectiva (Bion, 1963).

Estos tres procesos mencionados configuran modalidades defensivas, y por lo tanto, se


inscriben en el amplio capítulo de los mecanismos de defensas, pero pertenecen a una
categoría distinta, una entidad diferente y más alta. Los mecanismos de defensas son técnicas
del yo, mientras que el acting out, la reacción terapéutica negativa y la reversión de la
perspectiva, configuran más bien tácticas o estrategias del yo. Estas últimas son formas
específicas y altamente complicadas con que el paciente se maneja en el tratamiento para
impedir el desarrollo y el camino hacia la cura. No son mecanismos defensivos para protegerse
de la angustia, sino que son estrategias que atacan el vínculo para detener el desarrollo del
proceso y mantener la estabilidad, por patológica que esta sea. Cuando lo logran, producen
impasse (Etchegoyen, 1997).
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El acting out, por ejemplo, actúa sobre la tarea psicoanalítica, y surge para no recordar. A
través de acting out se reemplaza la reflexión por la acción. Al igual que la transferencia, deriva
de la compulsión a la repetición, siendo el acting out siempre transferencia, pero no al revés,
es decir, no toda transferencia es necesariamente acting out (Etchegoyen, 1997).

Para delimitar aún más el concepto, hay que partir de la premisa de que todo acting out es un
acto neurótico, pero no todo acto neurótico es acting out. El acting out y la transferencia son
conceptos que se superponen al decir que ambos son formas que tiene el paciente de
recordar; sin embargo, se diferencian por la intención (deseo inconsciente). Es decir, “la
transferencia repite para recordar, el acting out en lugar de” (Etchegoyen, 1997, p. 657). Si no
se acepta esta diferencia el acting out pasa a ser un tipo especial de transferencia. La
transferencia es una forma de relacionarse que busca comunicar algo al objeto; el acting out es
un ataque al vínculo y a la relación terapéutica, a través del cual se actúa en vez de comunicar
(Etchegoyen, 1997).

Sin duda, el acting out es una acción que el paciente emprende para resistir el avance del
proceso terapéutico. Etchegoyen, (1997) plantea que el acting out es un tipo específico de
acción neurótica dirigida a interrumpir el proceso de lograr un efectivo insight que, por tanto,
aparece especialmente en el curso del análisis, pero también en cualquier otro momento.

Para diagnosticar un acting out hay que centrarse en la intención de la conducta: acting out es
toda conducta que, más allá de la conducta neurótica que siempre implica, tenga la intención
de oponerse a la tarea propuesta, es decir, recordar, lograr el insight, comunicar, elaborar, etc.
(Etchegoyen, 1997).

Podemos adquirir una comprensión aún más profunda sobre el acting out, incorporando los
planteamientos de Bion (1962) sobre la creación del pensamiento.

Bion (1962), plantea que el niño nace con una representación del pecho materno, y cuando lo
adquiere esa representación se concretiza. Lo que determinaría la emergencia del
pensamiento en el niño sería la ausencia de pecho: Cuando no se obtiene lo que se desea en la
realidad, se crea en el pensamiento. Ante la ausencia del pecho el niño tiene dos opciones, o
evita la ausencia (a través de la negación), transformando el pecho ausente en un pecho malo
persecutorio; o bien, tolera la ausencia y la frustración de no tenerlo, creándolo en el
pensamiento. La primera opción es la base del acting out, ya que es una forma de relacionarse
con la realidad, que se caracteriza en que la acción reemplaza al pensamiento. Este fenómeno
llevado a la situación analítica, producto de frustraciones que ahí pudieran aparecer es, sin
duda, un ataque al proceso analítico y al vínculo terapéutico. Desde esta perspectiva el acting
out puede ser entendido como una alteración del proceso de pensar.

Por otro lado, la reacción terapéutica negativa actúa sobre los logros, y aparece cuando se ha
realizado algo positivo. La reacción terapéutica negativa sobreviene después de un momento
de alivio y de progreso, de un momento de insight en que el paciente comprende y valora la
labor del terapeuta (Etchegoyen, 1997).

Freud (1923), plantea que hay algunos pacientes que no toleran el progreso del tratamiento y
reaccionan de una forma contraria a lo esperado. Pareciera ser que algo se opone en los
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pacientes al avance, algo los lleva a ver la cura como si fuera un peligro, y esa conducta no
cambia con la interpretación de la transferencia, el narcisismo y el beneficio secundario de la
enfermedad. Por otro lado, también atribuye la reacción terapéutica negativa a sentimientos
de culpa inconscientes, propio de algunas estructuras masoquistas.

Laplanche & Pontails (1968), la reacción terapéutica negativa es una forma de resistencia al
tratamiento muy difícil de vencer. En cada momento en que se debiera esperar un alivio o una
mejoría producto del curso del análisis, tiene lugar una agravación, como si ciertos individuos
prefirieran el sufrimiento antes que la cura. Toda resolución parcial que debería tener como
consecuencia una mejoría, provoca en estos pacientes un agravamiento de los síntomas y del
sufrimiento psíquico.

Al parecer, la reacción terapéutica negativa estaría determinada por un fuerte sentimiento de


culpa en los pacientes (Freud, 1923; 1937) y por fuertes motivaciones envidiosas (Klein, 1957).
Freud plantea que este tipo de reacción está ligada indisolublemente al sentimiento de culpa,
que opera a partir de una acción súper yoica. Las personas que tienden a presentar fuertes
sentimientos de culpa, generalmente exhiben una reacción terapéutica negativa frente a cada
progreso en el tratamiento; es decir, los sentimientos de culpa pueden dificultar el buen éxito
del análisis, así como también el vínculo terapéutico, haciendo interminable el proceso (Freud,
1923).

Finalmente, la reversión de la perspectiva actúa sobre el contrato terapéutico, sobre el


acuerdo básico entre paciente y analista. Según Etchegoyen (1997), en la reversión de la
perspectiva el paciente realiza un contrato paralelo al establecido con el terapeuta, desde el
cual se comprenderán todas sus vivencias durante el análisis. A partir de este contrato oculto
se acomodarán y reinterpretarán todas las interpretaciones del analista. La reversión de la
perspectiva consiste en un conjunto de procesos de pensamientos vinculados a un drástico
intento por evitar el dolor que trae consigo el insight. Bion (1963), plantea que este fenómeno
de la relación terapéutica se da con pacientes graves, generalmente psicóticos o fronterizos,
aunque existe una posibilidad que también se observe en procesos terapéuticos con pacientes
menos graves, en los cuales la reversión de la perspectiva actuaría de una manera menos
drástica.

Bion (1963), introduce este concepto en “Elementos del psicoanálisis”, cuando estudia la parte
psicótica de la personalidad. La reversión de la perspectiva es considerada un ataque al
vínculo. La parte psicótica de la personalidad realiza ataques destructivos contra todo lo que
tiene la función de unir un objeto con otro, y que en un primer momento son las emociones.

La reversión de la perspectiva es absolutamente opuesta a la capacidad del paciente para


lograr el insight. Este puede definirse como la capacidad para contemplar el punto de vista del
otro. La reversión de la perspectiva es todo lo contrario, un mecanismo psicótico que impide
cambiar y revertir mi punto de vista para aceptar o pensar sobre el de los otros. Cuando el
analista interpreta, le da al analizado otro punto de vista de los hechos que él esta
describiendo o enjuiciando; por lo tanto, la reversión de la perspectiva es un proceso
antagónico a la perspectiva reversible o al logro del insight (Etchegoyen, 1997).
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Por otro lado, Etchegoyen (1997) plantea, que la reversión de la perspectiva se relaciona con
aspectos narcisistas de la personalidad. En la reversión de la perspectiva el paciente vendría a
psicoterapia no por una motivación de conocerse a sí mismo o resolver sus problemas, sino
por múltiples y variadas intenciones. Puede buscar imponer sus premisas y desconocer las del
otro en un despliegue descomunal de narcisismo. Desde este punto de vista, la reversión de la
perspectiva incluye al objeto sólo para que confirme lo que el sujeto piensa, no tiene otro fin
que demostrarse a sí mismo que lo dice o piensa es cierto. Es decir, en la reversión de la
perspectiva, el paciente buscaría al terapeuta para mantener su narcisismo.

En la reversión de la perspectiva, paciente y terapeuta ven los sucesos de proceso


psicoterapéutico desde distintos vértices. Siempre hay acuerdo a nivel de los hechos concretos
ocurridos en la situación terapéutica, sin embargo, en cuanto a las premisas nunca explicitadas
el desacuerdo es total y permanente. El contrato analítico, inicialmente aceptado por el
analizado, es revertido de una vez y para siempre, ateniéndose el paciente a otro contrato que
el mismo establece sin por cierto nunca explicitarlo (Etchegoyen, 1997). De esta manera, el
analizado ataca el vínculo terapéutico y dificulta la labor analítica, de manera oculta y
silenciosa.

Estos tres fenómenos clínicos son formas de ataques al vínculo terapéutico, que en caso de
cumplir su objetivo (evitar la mejoría y el dolor que genera el insight) pueden llevar a la
detención del proceso o impasse. Este se presenta siempre como un fenómeno complejo y
multideterminado, que debe distinguirse de la resistencia incoercible y el error técnico,
siempre más visibles en su estructura y ruidosos en su presentación. Según Etchegoyen (1997)
el impasse se caracteriza por ser invisible y nunca mostrarse, tampoco identifica un culpable,
ya que es un fenómeno co-determinado que involucra tanto al paciente como al terapeuta.
Desde este punto de vista, podemos entender el impasse como un debilitamiento relacional,
que estanca el proceso y deteriora la relación terapéutica.

Es importante destacar que el diagnóstico de impasse desde la concepción psicoanalítica se


realiza recorriendo el desarrollo de las sesiones (proceso) y no en una sesión determinada, ya
que lo que evidencia el fenómeno del impasse es un estancamiento a lo largo del tiempo, que
no se hace invisible en la evaluación sesión a sesión (Etchegoyen, 1997).

Otra alteración del vínculo terapéutico es lo que se conoce como Pseudoalianza terapéutica.
Según Etchegoyen (1997), la pseudoalianza terapéutica es una expresión de lo que Bion (1963)
llama la personalidad psicótica (o parte psicótica de la personalidad), que asume a veces la
forma de la reversión de la perspectiva. Una de las características de la reversión de la
perspectiva, es la aparente colaboración del analizado.
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En cuanto expresa la parte psicótica de la personalidad, la pseudoalianza terapéutica oculta


bajo una fachada de colaboración sentimientos agresivos y tendencias narcisistas, cuya
finalidad es justamente atacar el vínculo y entorpecer la labor terapéutica (Etchegoyen, 1997).

Este fenómeno psicoterapéutico se caracteriza por la expresión de rasgos narcisistas y mucha


hostilidad, los cuales son controlados y expresados a través de una pseudocolaboración. Este
fenómeno provoca fuertes sentimientos contratransferenciales en el terapeuta. El analista se
encuentra atrapado en una situación muy complicada, ya que quien se presenta como su
aliado intenta amenazar el trabajo terapéutico. El mejor indicador para poder detectar este
fenómeno en un proceso psicoterapéutico es prestar atención a la contratransferencia. Sólo de
esta manera se puede identificar el conflicto a tiempo e interpretarlo para solucionarlo
(Etchegoyen, 1997).

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