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I.

LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

Una visión científica del mundo


El deseo popular de ser considerado científico es, claro, el resultado del enorme
poder y prestigio que la ciencia (cualquiera que sea) tiene en nuestra sociedad.
Originalmente scientia es la palabra del latín que nombra al conocimiento. Lo que
tienen en común todos estos usos es que se refieren al conocimiento de un aspecto
del “mundo”, esto es, la ciencia da por cierta la existencia del mundo exterior.
Ese salto instintivo que nos permite racionalizar nuestra creencia en el mundo
exterior es en alguna forma análoga a la idea o hipótesis que un científico inventa
cuando intenta informar sobre fenómenos particulares en el mundo. Su atractivo
inmediato es que tiene el efecto de simplificar y organizar nuestras experiencias en
tal forma que, sin él, sentimos que no tendrían sentido. Al examinar esos aspectos
de nuestra experiencia, que consideramos como los datos primeros de la ciencia,
podremos obtener una idea de las ventajas y limitaciones de esta escurridiza
disciplina.
Entre los procesos que se desarrollan dentro de nuestra cabeza, distinguimos dos
tipos. Existen aquellos que a partir de su efecto sobre nuestros órganos sensoriales
creemos que se derivan de las cosas o eventos pertenecientes al mundo externo, y
existen aquellos otros que pensamos que se originan totalmente dentro de nuestra
“mente” y que no tienen nada que ver con el mundo exterior. Nuestras percepciones
sensoriales ocurren dentro de nuestra mente; en este sentido no difieren de
nuestros pensamientos y sentimientos. Si todos reportamos percepciones
sensoriales muy similares, parecen constituir un conocimiento “objetivo” del mundo
que todos podemos confirmar.
Leyes científicas
La ciencia, por tanto, estudia aquellos aspectos de nuestro conocimiento del mundo
externo. Cuando los científicos difieren en asuntos de ciencia, generalmente lo
hacen sobre lo que sus pensamientos o sentimientos privados sugieren que pueden
ser la mejor interpretación obtenible.
La razón se hallará en el interés de las relaciones y regularidades que pueden
expresarse formalmente en leyes científicas. La invariabilidad es empírica porque
se deriva de datos procedentes de observaciones.
Existen dos clases principales de leyes científicas. Las leyes de sustancia que
describen las propiedades invariables de elementos y sistemas en la naturaleza, y
las otras clases de leyes que pueden ser llamadas leyes de función, en las cuales
se describen las relaciones invariables que existen entre las propiedades de los
elementos y de los sistemas. Se trata aquí de una ley que predice que si un evento
ocurre, entonces será seguido invariablemente por otro evento. Las leyes
difícilmente pueden predecir el resultado de eventos individuales, aunque pueden
realizar acertadas predicciones.
Teorías científicas
En las leyes científicas hay una concordancia universal. Una hipótesis es
meramente la expresión tentativa de una teoría. Las teorías “fundamentan” leyes y
no son susceptibles de comprobación directa mediante percepción sensorial
Las teorías predicen el surgimiento de nuevas leyes, ya que una teoría explica la
ley. La teoría nos ofrece un panorama general o modelo que nos ayuda a entender
las propiedades definidas en la ley particular. Una teoría científica es algo que quizá
no es completamente cierto. Es más apropiado considerar las teorías como modelos
o símiles de sistemas “reales” del mundo externo. La teoría es incompleta aunque
flexible, y siempre puede ser mejorada con evidencias nuevas.

CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS SEGÚN SU OBJETO DE ESTUDIO


La realidad es una, inagotable e infinita y el conocimiento de lo “real” es finito o
parcial. Ningún análisis es capaz de agotar la multiplicidad de contenido que tiene
la realidad y que parece ir creciendo sin cesar.
Hay acuerdo en distinguir entre ciencias empíricas o parciales y ciencias formales.
Las formales son aquellas que estudian ideas como la lógica y la matemática y no
se refieren a nada que se encuentre en la realidad extramental. Dentro de las
empíricas, se distinguen las disciplinas naturales de las culturales. Tal distinción se
fundamenta en los objetos sobre los que tratan y también por los métodos que
aplican.
Acerca de los objetos empíricos en general, el primero (naturaleza) se asoció a ser
corporal, material, y el segundo (espíritu) significó ser anímico o psíquico. Paoli
llama a las ciencias del espíritu, culturales o históricas, ciencias sociales porque
estudian también ciertos aspectos del comportamiento externo de los seres
humanos en sociedad. Dada la peculiaridad de los objetos empíricos, que ha dado
lugar a la distinción entre ciencia natural y ciencia cultural (histórica o social), se
habla de dos formas de acercarse a esos objetos:
a) El método naturalista y
b) El método histórico.
El método naturalista es nomotético, es decir, su finalidad formal es la de descubrir
las leyes de la naturaleza y el de venir. Lo esencial en las cosas y en los procesos
será lo que tienen en común con los objetos. Conocer la naturaleza significa formar
con elementos universales y pronunciar juicios universales sobre la realidad que
asume la forma de leyes universales, cuya esencia es no contener nada singular ni
individual. A partir de estas leyes generales se ofrece una explicación de los
fenómenos naturales. El método histórico es ideográfico y su pretensión es
comprender el devenir como historia en sus caracteres absolutamente propios.
Ambos métodos constituyen dos maneras de captar los objetos empíricos de las
ciencias empíricas o fácticas (hecho del mundo). Los objetos no empíricos son
formales porque no se refieren a nada que se encuentre en el mundo empírico y,
por lo tanto, no pueden utilizar nuestros órganos sensoriales para convalidar sus
formas. Es la pura razón la que posibilita un análisis para convalidar o rechazar
formulas, en caso de ser verdaderas o falsas.
Problemática epistemológica
A partir de las diferentes pretensiones del investigador se derivan problemáticas
metodológicas en cuanto al abordaje de esos objetos. La objetividad de las ciencias.
En las ciencias naturales, tanto el objeto de estudio como el sujeto investigador
pueden distinguirse como los extremos de la relación de conocimiento. En las
ciencias sociales o culturales se ha problematizado acerca de si ellas son capaces
de aportar un conocimiento objetivo de sus hechos empíricos, pues en estos
campos el sujeto que conoce y el objeto conocido no pueden separarse.
Enfoques para abordar los objetos de estudio
Una metodología implica toda una concepción de lo real y de sus peculiaridades. El
investigador debe estar consciente de las vinculaciones ontólogicas (qué es lo real),
epistemológicas (cómo conocemos lo real) y las exigencias metodológicas (acordes
o congruentes con las posturas anteriores). Hoy en día ya no se pretende desarrollar
“la ciencia” como si ésta fuera una, y la forma de hacerla y de interpretarla fuera
lineal.
Enfoques cuantitativo y cualitativo
Los enfoques cuantitativos y cualitativos definen el panorama actual en la
investigación. Cada enfoque expone una gama de posibilidades metodológicas.
Enfoque o paradigma cuantitativo. Ha prevalecido como una forma de positivismo.
Diseña y desarrolla instrumentos para identificar y medir atributos del objeto de
estudio, los cuales se traducen a datos matemáticamente interpretables. Como se
percibe, predominan técnicas de contar y medir que han posibilitado la verificación
de las hipótesis. Un paradigma cuantitativo es una búsqueda pragmática sobre el
cómo de los fenómenos en términos de explicaciones físicas de sus causas.
Autores como Rickert, Droysen y Windelband señalaron que en las disciplinas
sociales o históricas se busca la comprensión y la interpretación (hermenéutica) del
objeto social o cultural. El objeto natural permanece más o menos idéntico a sí
mismo, y los objetos materiales carecen de la voluntad para construir un mundo
moral: históricos. Según Lowy, el error fundamental del positivismo en las ciencias
sociales fue su incomprensión de la especificidad metodológica para abordar su
objeto. Las causas, a saber, son:
a) El carácter histórico, transitorio y perecedero de los fenómenos sociales que
pueden ser transformados por la acción de los hombres.
b) La identidad parcial entre el sujeto y el objeto de conocimiento.
c) El hecho de que en los problemas sociales están en juego las miras antagónicas
de las diferentes clases sociales.
Enfoque o paradigma cualitativo. La investigación cualitativa es útil cuando se busca
comprender el comportamiento de los sujetos implicados en un proceso, intentando
captar el propio proceso en su totalidad. El enfoque es subjetivo.
Las ciencias sociales
Muchas ciencias sociales tienen poco campo para la experimentación, por lo tanto,
las áreas de investigación social humana en las que son raras las oportunidades
para experimentos controlados, no pueden descartarse de las filas de la ciencia
basándose únicamente en esto. Las dificultades que se invocan para la ciencia
social son los hechos humanos que tienden a ser influidos significativamente por
factores culturales o históricos. En el contexto social hay un riesgo más grave de
que los valores personales puedan perjudicar la recolección de evidencias por su
influencia para decidir lo que debe ser considerado como información de hechos y
después inmiscuyéndose en la discusión y en la interpretación de los hallazgos
obtenidos.
Los fenómenos sociales deben siempre tener esencialmente un aspecto “subjetivo”
o “impregnado de valor”, dada la naturaleza deliberada de los actos humanos. Las
técnicas de investigación “no objetivas” del científico lo conducirá a hipótesis que
contengan un auténtico poder de explicación. Otro problema que encara el científico
social es que los sujetos humanos de experimentación o investigación
probablemente se comporten anormalmente y están conscientes de lo que les está
ocurriendo. La naturaleza humana presenta realmente algunas dificultades
formidables para cualquiera que intente explicarlas y la explicación como la
predicción se encuentra entre los objetivos legítimos de la ciencia social, al igual
que lo son para la ciencia natural. Las aéreas de vaguedad siempre presentaran
dificultades especiales para los científicos sociales.

II. LA IDEOLOGÍA DE LA “NEUTRALIDAD IDEOLÓGICA” EN LAS CIENCIAS


SOCIALES
El marxismo clásico había sostenido la imposibilidad de una supuesta neutralidad
de las ideas.
Tesis 1. No existe ninguna barrera insalvable entre las ciencias naturales y sociales;
la especificidad de las ciencias sociales no puede eludir las exigencias de la
cientificidad.
El fin propio de toda ciencia es conocer la actividad humana que sirve para contribuir
el desarrollo de las fuerzas productivas y el mantenimiento de las relaciones de
producción. El fin propio se persigue por una finalidad exterior y ésta se asegura
cumpliendo el fin propio. El atraso científico responde primordialmente a causas
sociales: las fuerzas opuestas a una transformación radical de la sociedad son las
mismas que se oponen a que el conocimiento contribuya a esa transformación.
Hace de ellas un verdadero campo de batalla en el que se enfrentan las ideologías
opuestas de la conservación y la transformación del orden social. Los intereses de
clase y las ideologías están en conflicto con las ciencias sociales en virtud de la
diferencia de su objeto, y de la finalidad exterior que no permite establecer una
barrera insalvable entre ellas. La especificidad de las ciencias sociales presupone
la cientificidad.
Tesis 2. Las ciencias sociales –como toda ciencia- se caracterizan por su
objetividad.
La objetividad del método es requisito indispensable en toda actividad científica. No
hay ciencia sin método objetivo. Los llamados métodos subjetivos nos dejan
inermes ante el problema de determinar si estamos efectivamente ante lo
verdadero, problema fundamentalmente objetivo. El método objetivo es propio de
toda ciencia. El conocimiento científico es método y sistema en unidad dialéctica:
camino adecuado para la obtención de verdades e integración de éstas como
resultado en un cuerpo unitario o sistemático. La objetividad de esos resultados
integrados permite caracterizar a las ciencias sociales propiamente como ciencias.
El contenido de las verdades o teorías no es subjetivo. Una verdad, una teoría, una
ley es objetiva si representa, reproduce o reconstruye algo real por la vía del
pensamiento conceptual. Lo objetivo está en el objeto teórico en cuanto que
reproduce como objeto pensado (o en el pensamiento) lo real. La objetividad no
quiere decir que el sujeto esté ausente por completo de esta relación. Nos referimos
al sujeto que soporta o encarna todo un mundo de valores, aspiraciones, ideales,
intereses, etc., dominantes en un contexto social.
Tesis 3. La ideología es: a) un conjunto de ideas acerca del mundo y la sociedad
que: b) responde a intereses, aspiraciones o ideales de una clase social en un
contexto social dado y que: c) guía y justifica un comportamiento práctico de los
hombres acorde con esos interés, aspiraciones o ideales.
Por su contenido, la ideología es un conjunto de enunciados que apuntan a la
realidad y a problemas reales, y entrañan explícita o implícitamente una valoración
de ese referente real. Se destaca la función práctica de la ideología como guía de
la acción de los hombres en una sociedad dada. El fin propio de la ideología es
ejercer esta función práctica de guía y justificación de la acción. La ciencia aspira a
la verdad y puede contribuir a la acción; la ideología tiende a cumplir su función
práctica.
Tesis 4. Las ciencias sociales en cuanto ciencias, no pueden renunciar a la
objetividad.
Si se renuncia a la objetividad, se renuncia al conocimiento social como ciencia y
éste queda reducido a simple ideología. La interpretación de la relación entre un
conjunto de ideas y el interés de las clases, es señalada como característica de la
ideología. La incompatibilidad entre relatividad del conocimiento y verdad objetiva
es insostenible si se tiene presente que todo conocimiento es aproximado y relativo
en el sentido de que nunca podemos considerarlo acabado y absoluto.
Tesis 5. La objetividad de las ciencias sociales es valorativa; en ellas no se escinden
objetividad y valor.
La objetividad de las ciencias sociales requiere su “liberación respecto de los
valores” sobre la base de la fe y de las emociones. Los objetos sociales no son
simples cosas sino relaciones sociales ente los hombre aunque se presenten como
cosas. Los hechos sociales son hechos en cuya producción pueden intervenir
decisivamente los hombres. Tesis 6. Los valores que tenemos presentes al rechazar
la doctrina de la “neutralidad valorativa” son los que forman parte de las ideologías
reales, de clase. Los valores matizan sus elementos cognoscitivos y pretenden guiar
el comportamiento práctico. Toda teoría elaborada ha requerido toda una serie de
valoraciones y toda ciencia se instala en el reino del valor (científico).
Tesis 7. La ideología es el punto de partida, en el sentido de que toda ciencia social
se hace siempre desde y con cierta ideología.
En primer lugar, las ciencias sociales surgen en un marco ideológico por relaciones
de producción dominantes. En segundo lugar, la propia tarea que se fijan las
ciencias sociales no puede ser separada de una opción ideológica. En tercer lugar,
sólo partiendo de sus correspondientes proposiciones ideológicas se puede explicar
el surgimiento y la preeminencia de problemas.
Tesis 8. La ideología impone también su marca en el contenido mismo de las
ciencias sociales.
El significado de los conceptos en las teorías varía en función de las ideologías a
las que están vinculadas y el lugar que ocupa el sistema en que se integra. Lo que
en una teoría ocupa un lugar secundario o no existe pura y sencillamente,
desempeña el lugar central en otra.
Tesis 9. La ideología determina el modelo de adquirirse, transmitirse y utilizarse las
teorías en las ciencias sociales.
Las ciencias sociales se hallan directamente determinadas por exigencias
ideológicas.
Tesis 10. Ninguna teoría social es absolutamente autónoma respecto a la ideología
y por ello no hay ni puede hacer ciencia social ideológicamente central.
Las ciencias sociales no pueden ser separadas de la ideología.
Tesis 11. Si bien no existe al margen de la ideología que la determina, subyace, o
se manifiesta en ella, ciencia social es autónoma en cierto grado e irreducible a esa
ideología.
Los requisitos de sistematicidad y ordenación lógica impuestos por la cientificidad,
imponen a la ciencia social cierta autonomía y le impiden disolverse en ideología a
menos que se niegue a sí misma como ciencia. El valor de la verdad no depende
de la ideología que ha permitido descubrirla, depende de su capacidad de reproducir
adecuadamente una realidad social.
Tesis 12. La doctrina de la “neutralidad ideológica” o “valorativa” en las ciencias
sociales, cualesquiera que se han las intenciones de quienes las defienden, es una
forma de ideología burguesa y, como tal, tiende a justificar la irresponsabilidad
moral, política y social del científico.
Es ideología en el sentido de “conciencia falsa” acerca de un fenómeno social y
sanciona a su vez a la escisión entre el científico social y el ciudadano en tanto que
solo como ciudadano puede ser sujeto y objeto de semejante valoración. Dicha
doctrina viene a soldar en una y la misma persona su irresponsabilidad como
científico y su responsabilidad como ciudadano.
Tesis 13. La doctrina del “fin de las ideologías” es igualmente una forma de la
ideología burguesa en las condiciones del actual capitalismo monopolista
desarrollado o de la llamada “sociedad industrial”.
Se presenta como una exigencia de la “sociedad industrial” que requiere un enfoque
científico-técnico de los problemas sociales y consecuentemente la liberación de
toda ideología.
Tesis 14. La doctrina de la “neutralidad ideológica” ya sea en la forma clásica de la
“ciencia libre de valores” o de la más reciente de “ciencia libre de ideologías” es una
manifestación de la ideología burguesa ante la cual el científico social no puede ser
indiferente.
La ideología influye o se hace presente, en el surgimiento de una teoría, en la
búsqueda de la verdad, en el contenido interno de la teoría misma y en el uso o
función práctica de la ciencia social.
III. LA OBSERVACIÓN COMO FUENTE DEL CONOCIMIENTO VERDADERO:
LA IMAGEN CLÁSICA DE LA CIENCIA

Ante el discurso de lo inexplicable surge el discurso de lo cognoscible: el cosmos


es susceptible de ser conocido y el ser humano es el agente capaz de hacerlo a
través de su pensamiento racional. Podemos considerar a Bacon como el primer
filósofo que teorizó sobre la ciencia experimental. Puso el énfasis en la observación
de la naturaleza y en el discurso sobre el significado de dichas observaciones como
forma de de acceder a las leyes universales que lo gobiernan. Sólo la observación
sistemática y desapasionada de los fenómenos de la realidad podía permitir acceder
al conocimiento.
Bajar al mundo, a la realidad y a la naturaleza supuso el inicio de la ciencia moderna.
El brusco movimiento pendular que supuso la primacía de la observación sobre la
meditación y de la física sobre la metafísica, constituyó el primer paso hacia un
nuevo modelo de racionalidad: la visión positivista del conocimiento y del método
científico. Según Chalmers, la observación fidedigna y sin prejuicios de algún
aspecto, hecho o fenómeno de la realidad permite al observador establecer
enunciados observacionales verdaderos; estos enunciados, que denominaremos
singulares, se convertirán en enunciados generales, o leyes universales.
El razonamiento inductivo presupone que ni la experiencia personal, ni los
conocimientos anteriores, ni las emociones y sentimientos afectarán a un
observador científico experimentado, en preciso instante de su observación.
Abimbola establece dos grandes corrientes acerca del conocimiento científico:
empiro-inductivistas (visión clásica) y la nueva filosofía de la ciencia (visión
moderna). Los positivistas lógicos, continuadores del empirismo clásico, han
argumentado, que solo las demandas del conocimiento que se basan directamente
en la experiencia son genuinas.
Dos criterios para averiguar si cierta actividad puede considerarse científica o no,
son el formalista, que identifica la garantía de la cientificidad con la formación
matemática, olvidando la investigación de campo, la teorización, la definición de
problemas, y el metodologista que relaciona la ciencia con la metodología empírica,
olvidando los supuestos, el marco teórico, los problemas y los fines como partes de
la actividad científica.
La refutación de las teorías: un modelo científico de transición
Popper sostiene que la alternativa al razonamiento inductivo está en considerar que
toda observación se hace desde el marco de alguna teoría, en construir libremente
conjeturas e hipótesis especulativas y provisionales para solucionar los problemas
científicos y, posteriormente, someter a un riguroso proceso de falsación o
refutación a la luz de procedimientos observacionales y experimentales. En este
sentido, Imre Lakatos aporta una visión más compleja y estructural de las teorías.
Una teoría no es solamente y un conjunto de enunciados generales obtenidos por
un proceso de inducción o un conjunto de conjeturas sometidas de forma
permanente al acoso falsacionista. Para Lakatos, las teorías son entes complejos y
altamente estructurados compuestos por un conjunto de hipótesis generales (núcleo
central) y por una serie amplia de hipótesis auxiliares, supuestos subyacentes y
enunciados observacionales.
La diversidad de métodos y teorías: la imagen relativista de la ciencia
Kuhn, igual que Lakatos considera las teorías como estructuras complejas y las
denomina paradigmas. Los paradigmas están integrados por principios metafísicos
que son un conjunto de leyes y supuestos teóricos. Fleck se refiere a la idea de
paradigma utilizando el término estilos de pensamiento. Según esta perspectiva, la
ciencia se caracteriza más por los paradigmas de las comunidades de científicos
que por su unidad metodológica.
Cuando una comunidad de científicos abandona la estructura teórica y la sustituye
por otra incompatible con la anterior, se produce lo que Kuhn denomina una
revolución o cambio paradigmático. Kuhn describe los periodos de ciencia normal
como aquellos durante los cuales los científicos, guiados por un único paradigma
incuestionado en sus aspectos básicos, resuelven los problemas teóricos o
experimentales. Sin embargo, no todos los problemas son susceptibles de solución
dentro del paradigma dominante; cuando esto ocurre, se considera que existen
anomalías. Si éstas se acumulan surge un periodo de crisis.
Bunge considera que los paradigmas rivales en procesos de crisis son
inconmensurables, imposibles de comparar entre sí por algún criterio de
racionalidad. Feyerabend resalta la complejidad de las condiciones que influyen en
el cambio científico y por tanto la enorme dificultad de establecer la validez universal
de cualquier regla, método o principio. El anarquismo metodológico que Feyerabend
defiende se puede resumir en su expresión más conocida: todo vale. Vale cualquier
método, sea éste considerado científico o no. La libertad de conocimiento es la única
postura inteligente y democrática es defender la multiplicidad de escuelas científicas
y de formas de pensamiento.
Feyerabend defiende, al igual que Kuhn, la inconmensurabilidad de las teorías
rivales cuando éstas no comparten ningún enunciado observable. Cuando esto
ocurre, las teorías no pueden ser comparadas a partir de sus consecuencias lógicas,
lo que quedan son prejuicios, opiniones metafísicas o estéticas: nuestros deseos e
intereses subjetivos. Lo que para Kuhn es una situación anómala o extraordinaria,
periodos de crisis paradigmática en la ciencia, Feyerabend lo convierte en su
análisis en el estado habitual del desarrollo del conocimiento. Chalmers se declara
partidario del objetivismo como concepción del conocimiento humano según la cual
los conceptos tienen propiedades y características que trascienden las creencias
subjetivas de los individuos que los conciben. Chalmers suaviza el anarquismo
radical de Feyerabend. La libertad de los individuos y de las colectividades, es un
bien innegable, pero cuando esa libertad se defiende de manera idealista, sin tener
en cuenta la estructura social y el contexto cultural preexistente en la sociedad
deviene en una posición ingenua e irrelevante.
Aunque existen variantes de la teoría crítica, sus temas centrales y constantes son:
• El estudio científico de las instituciones sociales.
• Las transformaciones de tales instituciones, según la interpretación de su
vida social.
• Los problemas histórico-sociales de la dominación.
• La enajenación.
• Las luchas sociales.
Esta teoría se ocupa de la crítica de la sociedad y de la búsqueda de nuevas
alternativas. La teoría crítica consiste en el análisis de los significados. La meta final
del estudio puede ser elaborar teoría social, es decir, la comprensión y, en algunos
casos, la transformación de la vida social.

IV. MAX HORKHEIMER Y LA REVOLUCIÓN DE LA “TEORÍA CRÍTICA”

Teoría y crítica
Horkheimer habla ya, en lo que para muchos es “manifiesto” fundacional verdadero
de lo que hoy entendemos como “la escuela de Francfort”, teoría tradicional y teoría
crítica, de “teoría crítica”. La teoría crítica queda definida como un elemento más del
proceso revolucionario. Con ello el camino hacia la trascendencia quedaba bien
tempranamente abierto y se autoconcebía como inmanente, sustancialmente
inmanente, a ese proceso global de transformación y crítica de la sociedad
burguesa, cuya vertiente teórica decía representar.
El individuo, como ser dotado naturalmente de razón, tiene la posibilidad y el deber
a un tiempo de desarrollarse libremente, con la limitación única de respetar el
derecho idéntico de los demás a ese mismo desarrollo. Durante el curso mismo de
la revolución interrumpió ya esa contradicción en torno a la que no habríamos
cesado de girar: la contradicción desvelada por la evidencia, inmediata y elemental,
de que la liberación bastaba para implantar la libertad, porque la nueva libertad
resulto ser equivalente a libertad de desarrollo del poder económico.
La sociología burguesa nació en el momento de la evidencia del fracaso de las
expectativas racionalistas e ilustradas de paso armonioso a un orden en el que las
contradicciones reales quedaran suspendidas, y nació como ciencia rectora e
inspiradora de un necesario haz de técnicas de denominación y domesticación del
conflicto, el antagonismo. Un pensamiento en lugar de trascender en clave
transformadora la sociedad, se vio constreñido a tender a la mejor administración
de la misma, el alumbramiento de un concepto y unas técnicas de orden, ley y
progreso que jamás desbordaran los límites de las relaciones capitalistas de
producción. La sociología burguesa tendió, a concebirse a sí misma como una
destreza de intencionalidad restauradora y estabilizadora. Solo es posible
experimentación, en efecto, y la sociología se asume como ciencia empírica, sobre
lo parcial, lo empíricamente dado y controlable.
La teoría crítica se autoconcebirá en su propia intención originaria como alternativa
teórica a la sociología burguesa y como constante ejercicio crítico. Esta teoría crítica
será, un desarrollo interno al paradigma de la economía política desarrollada por
Marx en sus grandes textos de madurez. La confianza en la posibilidad de hacer tal
cosa pasó a ser propia y definitoria de la filosofía europea que planteó la tarea de
determinar las condiciones humanas de acuerdo con la comprensión racional. La
teoría crítica es un pensamiento capaz de enfrentarse con la sociedad concebida
como un todo y capaz de pensar, a un tiempo, su necesaria subversión en términos
no menos globales. Horkheimer pasará a concebir la filosofía como un momento
necesario, el ético-teleológico, la crítica de la economía política.
El concepto tradicional de teoría, entendido como tal el canonizado por la moderna
teoría de la ciencia es ya un sinsentido. La teoría es, un constructo lingüístico
corporeizado en un conjunto sistematizado de enunciados fundados y, todo lo
medianamente que se quiera empíricamente contrastables. Explicar es, subsumir
hechos o estados de cosas bajo unas determinadas legaliformidades.
La teoría crítica solo puede ser asumida como una actividad ético-político de orden
distinto al explicativo: una reflexión valorativa, en sentido positivo o negativo de una
realidad cuyo conocimiento crítico accede por vía, precisamente, de la teoría. Tal
teoría sería uno de los presupuestos de la crítica: el cognoscitivo. La teoría crítica
opuesta a la tradicional, ha sido criticada por no ser solo teoría o por no ser solo
reflexión ético-política. Horkheimer concebirá la crítica marxiana de la economía
política como un capitulo central de la crítica de las ideologías. Naturalizar la
economía, es presentar, generando así diferentes formas de “falsa conciencia”
social, las relaciones específicas de la sociedad capitalista como relaciones
supratemporales. “El reconocimiento crítico de las categorías que domina la vida
social contiene al mismo tiempo su sentencia condenatoria que puede autoasumirse
como un “juicio existencial” critico adecuadamente “desplegado” o desarrollado”. “El
carácter de una coseidad” viene a esconder el verdadero carácter de aquellas, su
“naturaleza esencial”.
Crítica y transformación
Horkheimer asigna a la “teoría crítica”: convertirse en el instrumento idóneo de la
transformación revolucionaria del proceso capitalista, para diferenciarla de la
“tradicional”, que vendría a ser, por el contrario, la incidente en los procesos de
trabajo especializados. Encargada de sacar a la luz las contradicciones básicas de
la sociedad capitalista de acuerdo con un movimiento crítico-cognoscitivo, el “teórico
crítico” para a ser defino como alguien de todo punto distinto, por su naturaleza y su
función, del científico o teórico tradicional, en el sentido en que pueda serlo,
pongamos por caso, cualquier académico “normal” cuya ocupación consiste en
acelerar un proceso que debe conducir a la sociedad sin injusticia.

V. MÉTODO CONSTRUCTIVISTA

Hacia la mitad del siglo y de la era antigua, surge por primera vez en Atenas la
democracia como una alternativa de organización política. La esperanza
democrática lleva las distintas manifestaciones de la cultura a su mayor expresión.
Protágoras menciona que el hombre es la medida de todas las cosas: de las que
existen, como existentes; de las que no existen, como no existentes. Heinz Von
Foerster estima que una ilusión peculiar de nuestra tradición occidental, consiste en
pretender ignorar que las propiedades físicas y mentales de un observador no
entran en la descripción de sus observaciones. La objetividad es la ilusión de que
las observaciones pueden hacerse sin un observador.
Protágoras fue el primer constructivista, abandona toda autoridad externa, para
imponer los derechos del pensamiento. Nada de lo que sostiene surge por
influencia divida. La palabra sofista significa maestro de sabiduría y expresaba
reconocimiento y respeto. La ciencia positiva que se propuso reconocer y
comprender el mundo en su carácter objetico, independiente de humano. Es decir,
llegar a un mundo sin sujeto, libre de cualquier contaminación subjetiva. Exiliar al
sujeto es declarar imposible la misma observación y el conocimiento.
La realidad aparece como el producto de nuestras percepciones y del lenguaje
como el resultado de la comunicación entre las personas. La teoría del conocimiento
según la cual su papel es reflejar lo que de cualquier modo se encuentra allí, fuera
de nosotros.
Ciencia: el arte de hacer distinciones.
Constructivismo: cuando la noción de descubrimiento es sustituida por la de
invención.
Observador: el que crea un universo, el que hace una distinción.
Objetividad: creer que las propiedades del observador no entran en las
descripciones de sus observaciones.
Paul Watzlawick creando una diferenciación entre una realidad de primer orden y
una de segundo. Conforma a esta distinción están por una parte, los objetos con
sus propiedades puramente físicas y, por otra, el sentido, el significado y el valor
que les atribuimos. Para Watzlawick, todo el pensamiento teórico resulta afectado y
surgen implicaciones para los intentos por ofrecer respuestas para resolver los
problemas psicológicos y sociales. Dice Watzlawick, que una especie de realidad
real no será jamás accesible. Vivimos solo con interpretaciones y con imágenes,
que aceptamos como objetivamente reales. Solo las personas mentalmente sanas
perciben de forma correcta el mundo y viven adaptadas a la realidad.
La epistemología del sentido común se asienta firmemente en la suposición de que
la realidad existe en forma independiente de toda influencia humana, lo que permite
que se accesible y predecible para todo aquel que razona con corrección. Se trata
de una epistemología del observador, centrada en la pregunta ¿cómo conocemos?
y no en ¿qué conocemos? Sostiene que lo que conocemos resulta del observador
y no de lo observado, y que es el lenguaje el que genera la noción de objetividad.
Algo es real tan solo en la medida en que se ajusta a una definición de la realidad o
por un número suficientemente grande de hombres. La verdad se atribuye todos los
derechos. Enfoque constructivista: al rechazar la posibilidad de una verdad única.
Los seres humanos deben encontrar los medios para generar realidades, en un
marco suficientemente amplio como para garantizar el respeto a las diferencias y su
expresión retórica. El recurso clave que hace posible el ejercicio de la diversidad en
el contexto de un proyecto social compartido. La persuasión no es otra cosa que
una modalidad de la influencia social en la que se incluye una propuesta, el
equivalente de una oferta de sentido, que puede ser aceptada o rechazada.

VI. MÉTODO HERMÉNEUTICO

La palabra hermenéutica proviene del griego hermeneúcin que significa arte de


interpretar. La finalidad de la hermenéutica es la interpretación y la comprensión de
un fenómeno. Para Schleiermacher “es el arte de evitar el malentendido”.
Hermenéutica filológica y literaria. Se ocupaba de estudiar y reseñar textos para
después interpretarlos y comprenderlos.
Paul Ricoeur menciona que ninguna interpretación será posible sin comprender de
qué manera un texto toma prestados modos de una época dada: mito, alegorías,
metáforas y analogías. Aristarco de Samos, empleaba la hermenéutica analógica
para eliminar elementos textuales contradictorios o incompatibles en el marco
global. Crates de Malo buscaba en el texto las regularidades y luego las
excepciones. Se dice que la primer comprensión que temeos cuando leemos un
texto es intuitiva, no hay nada que un hombre, reciba en estado puro, sino que ya
hay una mediación establecida por la cultura. Una vez realizada la comprensión
intuitiva, la siguiente instancia es la explicación examinada críticamente, y de
manera constante, para ser refrendada o modificada. La comprensión intuitiva, solo
busca poner en evidencia los elementos cognitivos que ofrece para hacerla
comunicable y de la mediación explicativa, es vertida en una comprensión más
acorde con la situación social del hombre y que es comunicada en otro discurso,
que tiene como fin el “retorno” al discurso estético.
Hermenéutica en la teología. Teoría genérica sobre el acto de comprender e
interpretar los textos de la Sagrada Escritura. El fin era develar su significado más
profundo y establecer una interpretación de validez universal. Gadamer distingue
como problema de la hermenéutica teológica la precomprensión. Esta es un
presupuesto hermenéutico anterior al procedimiento comprensivo.
Hermenéutica jurídica y hermenéutica histórica. Mediante la hermenéutica jurídica
se pretende desvelar el sentido del derecho a hacer patentes los valores naturales
en la regulación jurídica. La interpretación del derecho no puede ser exclusivamente
una operación intelectual desligada de todo tipo de consecuencias prácticas. El
historiador, según Gadamer, intenta determinar el sentido de la ley. La hermenéutica
jurídica es la ciencia de los principios que son válidos para la interpretación de la
ley. Al hermeneuta jurídico le ha interesado más hacer su análisis para resolver
necesidades presentes y prácticas respecto a las leyes.
Hermenéutica lingüística. Busca entender el sentido de las expresiones lingüísticas,
de acuerdo con el contexto histórico y las forma de comportamiento de los individuos
en sociedades. El análisis hermenéutico del lenguaje puede contribuir a que las
cosas sean de otra manera, puede mostrar componentes subjetivos. Exige un
esfuerzo de interpretación si queremos una aproximación “exacta” de lo hablado
hay que contar lo dicho, sino también lo que no ha sido dicho. La hermenéutica del
lenguaje parte de lo dado para encontrar lo no manifiesto, lo intencional y lo no
intencional de las expresiones.
Hermenéutica psicoanalítica. Como método, el psicoanálisis explora las regiones
más íntimas y ocultas del espíritu, a fin de tratar sus desequilibrios. Los sueños se
presentan como fenómenos que han de ser interpretados o descifrados, pues
contienen elementos encubiertos y escondidos. La hermenéutica del sueño busca
entenderlo o comprenderlo e interpretarlo. Tanto más numerosos los hechos que se
seleccionan, más amplio se vuelve el circulo dentro del que han de insertarse. El
otorgarle un sentido o significado a los sueños, requiere el uso de la razón reflexiva.
El psicoanálisis es una hermenéutica, no solo de la mecánica de la energética
individual, sino que pretende dar una interpretación de la cultura en su conjunto, en
la cual encontramos diversos modos de presentación.

VII. EL PARADIGMA DE COMPLEJIDAD


Los científicos, de Descartes a Newton, tratan de concebir un universo que sea una
máquina determinista perfecta. Pero Newton como Descartes, tenía necesidad de
Dios para explicar cómo ese mundo perfecto había sido producido. Laplace elimina
a Dios. Para Laplace, el mundo es una máquina determinista verdaderamente
perfecta que se basta a sí misma, introducido en su mundo los atributos de la
divinidad.
El paradigma de simplicidad
Un paradigma está constituido por un cierto tipo de relación lógica extremadamente
fuerte entre nociones maestras, nociones clave, principios clave. Los científicos
tenían necesidad de saber que había algo perfecto y eterno: el universo mismo. Los
científicos y los físicos tratan de encontrar la conexión entre esas diferentes leyes,
que representaría una verdadera ley única. La obsesión de la complejidad condujo
a la aventura científica a descubrimientos imposibles de concebir en términos de
simplicidad. El principio de la conservación de la energía, dice que la energía se
degrada bajo la forma de calor, dicho de otro modo, toda utilización de la energía
tiende a degradar dicha energía. El desorden está, entonces, en el universo físico,
ligado a todo trabajo, a toda transformación.
Orden y desorden en el universo
Al comienzo del siglo XX la reflexión sobre el universo chocaba contra una paradoja.
Por una parte, el segundo principio de la Termodinámica indicaba que el universo
tendía a la entropía general, es decir, al desorden máximo y, por otra parte, parecía
que en ese mismo universo las cosas se organizaban, se complejizaban y se
desarrollaba. La degradación y el desorden conciernen también a la vida. Por lo
tanto, la dicotomía no era posible. Un orden organizacional puede nacer a partir de
un proceso que produce desorden. En Hubble era un universo del cual provenía
desde todos los horizontes, una radiación isotrópica, que semejaba ser el resto fósil
de una suerte de explosión inicial. De allí la teoría denominarte en el mundo actual
de los astrofísicos, de un origen del universo que fuera una explosión, un big-bang.
El universo comienza como una desintegración, y es desintegrándose que se
organiza. La agitación, el encuentro al azar, son necesarios para la organización del
universo. Podemos decir que el mundo se organiza desintegrándose.
La complejidad de la relación orden/desorden/organización surge, entonces,
cuando se constata empíricamente qué fenómenos desordenados son necesarios
en ciertas condiciones, para la producción de fenómenos organizados, los cuales
contribuyen al incremento del orden. La Física actual descubre, bajo ciertas
condiciones, algo escapa al tiempo y al espacio. La aceptación de la complejidad
es la aceptación de una contradicción, es la idea de que no podemos escamotear
las contradicciones con una visión eufórica del mundo.
Auto-organización
La física nos introduce en un cosmos singular, las ciencias biológicas nos dice que
la especie no es un marco general dentro del cual nacen individuos singulares, la
especie es en sí misma un pattern singular muy preciso. En la visión tradicional de
la ciencia todo es determinista, no hay sujeto, no hay conciencia, no hay autonomía.
Ser sujeto es ponerse en el centro de su propio mundo, ocupar el lugar del “yo”. Es
ocupar un sitio, una posición en la cual uno se pone en el centro de su mundo para
poder tratarlo y tratarse a sí mismo. Ser sujeto, es ser autónomo siendo, al mismo
tiempo, dependiente. Es ser algo provisorio, parpadeante, incierto, es ser casi todo
para sí mismo, y casi nada para el universo.
Autonomía
Cuán a menudo tenemos la impresión de ser libres sin ser libres. Somos capaces
de libertad del mismo modo que somos capaces de examinar hipótesis de conducta,
de hacer elecciones de tomar decisiones. Somos una mezcla de autonomía de
libertad, de heteronimia e incluso, yo diría, de posesión por fuerzas ocultas que no
son simplemente las del inconsciente descubiertas por el psicoanalista.
Complejidad y completud
Aquello que es complejo recupera, al mundo empírico, la incertidumbre, la
incapacidad de lograr la certeza, de formular una ley, de concebir un orden absoluto.
Cuando se llega por vías empírico-racionales a contradicciones, significa que el
hallazgo de una capa profunda de la realidad que, justamente porque es profunda,
no puede ser traducida a nuestra lógica. La visión no compleja de las ciencias
humanas sociales, implica pensar que hay una realidad económica psicológica,
demográfica, etc. Estamos condenados al pensamiento incierto, a un pensamiento
acribillado de agujeros, a un pensamiento que no tiene ningún fundamente absoluto
de certidumbre. La complicación, que es el entrelazamiento extremo de las inter-
retroacciones, es un aspecto, uno de los elementos de la complejidad. La
complicación es uno de los constituyentes de la complejidad.
Razón, racionalidad, racionalización
La razón corresponde a una voluntad de tener una visión coherente de los
fenómenos de las cosas y del universo. La racionalidad es el dialogo incesante,
entre nuestro espíritu, que crea las estructuras lógicas que las aplica al mundo, y
que dialoga con ese mundo real. La racionalidad, tiene la voluntad de dialogar con
aquello que lo resiste. La racionalización consiste en querer encerrar la realidad
dentro de un sistema coherente. Todos tenemos una tendencia inconsciente a
descartar de nuestro espíritu lo que lo va a contradecir, tanto en política como en
Filosofía. Tenemos, entonces, necesidad de una racionalidad autocrítica, que pueda
ejercer un comercio incesante con el mundo empírico, el único corrector del delirio
lógico.
Necesidad de macro-conceptos
Tenemos necesidad de pensar mediante constelación y solidaridad de conceptos.
Los conceptos no se definen jamás por sus fronteras, sino a partir de su núcleo.
Tres principios
Hay tres principios que pueden ayudarnos a pensar la complejidad. El primero es el
principio que llamo dialógico. Dos principios no están simplemente yuxtapuestos,
son necesarios uno para el otro. Hay una dialógica entre estos dos principios. Orden
y desorden son dos enemigos: uno suprime al otro, pero al mismo tiempo, en ciertos
casos, colaboran y producen la organización y la complejidad. El principio dialógico
nos permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia dos términos a la
vez complementarios y antagonistas. El segundo principio es el de recursividad
organizacional. Un proceso recursivo es aquel en el cual os productos y los efectos
son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce. La idea
recursiva es, entonces, una idea que rompe con la idea lineal de causa/efecto, de
producto/productor, de estructura/superestructura, porque todo lo que es producido
reentra sobre aquello que lo ha producido en un ciclo en sí mismo auto-constitutivo,
auto-organizador, y auto-productor. El tercer principio es el principio hologramático.
El menor punto de la imagen del holograma contiene la casi totalidad de la
información del objeto representado. La idea, del holograma, trasciende al
reduccionismo que no ve más que las partes, y al holismo que no ve más que el
todo.
El todo está en la parte que está en el todo
El sociólogo tiene que abandonar el punto de vista divino, desde una especie de
trono superior desde donde contemplar a la sociedad. El sociólogo es tributario de
una cultura particular. No solamente es parte de la sociedad, sino que, más aún, sin
saberlo, está poseído por toda la sociedad, que tiende a deformar su visión. Nunca
podremos llegar al meta-sistema, es decir, al sistema superior, que sería meta-
humano y meta-social. Ningún sistema es capaz de auto-explicarse totalmente a sí
mismo ni de auto-probarse totalmente.
Hacia la complejidad
Un paradigma, por Descartes es en el fondo, el producto de todo un desarrollo
cultural, histórico, civilizacional. El paradigma de complejidad provendrá del
conjunto de nuevos conceptos, de nuevas visiones, de nuevos descubrimientos y
de nuevas reflexiones que van a conectarse y reunirse. El efecto volverá sobre la
causa, por retroacción, el producto será también productor. El principio de la
complejidad, de alguna manera, se fundará sobre la predominancia de la conjunción
compleja.
COMENTARIO

Nunca he comprendido esa necesidad de menospreciar a las ciencias sociales por


el simple hecho de que no pueden ser estudiadas exactamente de la misma manera
que las ciencias naturales. El simple hecho de pensar que todo se puede estudiar
de una misma manera, con un mismo método, es realmente absurdo.
Así como todos los fenómenos, hechos u objetos a estudiar son diferentes, de esa
misma manera tendrían que ser los métodos con los cuales se estudian para poder
llegar al verdadero conocimiento. Tenemos que comprender que los fenómenos que
estudiamos en las ciencias sociales son complejos, diferentes, dinámicos, jamás
estáticos, por el simple hecho de que se está estudiando al ser humano en sí.
Al estudiar a las sociedades tenemos que atenernos a que, estas, están siempre en
constante movimiento, siempre cambiantes, siempre distintas. La sociedad en la
que vivimos no es la misma a la que era hace diez o quince años, me atrevería a
decir que ni si quiera es la misma sociedad en la que vivimos hace un mes. Así
como tampoco es lo mismo la sociedad en Guadalajara, Jalisco, México en 2017 a
la sociedad de Berlín en Alemania en el mismo 2017, exactamente en el mismo día
a la misma hora.
Las sociedades son entes cambiantes, que no pueden encasillarse en un solo
concepto, que no pueden ser abordadas para su estudio de una sola manera. Están
tan llenas de diversos factores, como el económico, político, cultural, artístico,
musical, biológico, etc., que sería totalmente descabellado querer abarcarlo todo de
una sola manera, con un solo método, con una sola ideología.
Si bien se critica a las ciencias sociales y se hacen de menos al decir que
exactamente por estos factores, de diversidad y dinamismo no pueden ser
estudiadas desde una perspectiva positivista, al no poder caber dentro de sus
parámetros, creo que exactamente esto es lo que les da un punto más a su favor
respecto a ser llamadas ciencias.
¿Por qué tiene que ser la perspectiva positivista a fuerzas la una con la cual se
pueda llegar al conocimiento? ¿Por qué no abrirnos a que así como se llegó en su
momento a ese método para llegar al conocimiento, de esa misma manera se pueda
llegar a otro, o a otros con los cuales podamos llegar a otros conocimientos para los
cuales esta manera no nos está funcionando? ¿Por qué en vez de decir que algo
no puede ser considerado ciencia solamente por el hecho de no caber en los
parámetros de ese tipo de método, no se busca otra manera de llegar a ese
conocimiento?
Sí bien por fin se implementó un método más flexible, que nos da la oportunidad de
abordar los fenómenos o hechos de una manera distinta, en la que podemos
estudiar de una manera más precisa y concisa este tipo de fenómenos, (hablando
del método cualitativo) creo que en ese tema, nos hace mucha falta aún un poco
más de flexibilidad.
Aun cuando el método cualitativo nos permite de alguna u otra manera salirnos un
poco de las cuerdas con las que siempre estamos atados con el método cuantitativo,
creo que aun así, está muy a la sobra de este último y por lo que he visto, al menos
la materia de metodología de la investigación, al querer abordar un fenómeno de
una manera cualitativa, se te quita un poco el mérito, al considerarlo (esto en las
propias palabras de mi maestra de metodología de la investigación) mucho más fácil
que el método cuantitativo.
Después de leer tanto en esta materia como en filosofía, me he dado cuenta que
desde siempre la ciencia ha sido y sigue siendo demasiado cuadrada, para nada
flexible. Al regirse por una ideología positivista, no deja lugar para nada que no
encaje dentro de esa misma corriente. Creo que esta manera de ver las cosas se
debe al hecho de no querer aceptar que siempre puede haber nuevas ideas,
diferentes maneras de llegar al conocimiento, distintos enfoques con los cuales ver
un solo fenómeno. Creo que todo se basa en el factor de egoísmo humano, en el
cual, no se quiere permitir ninguna opinión que no sea la propia.
Podemos verlo hoy en día al darnos cuenta como los científicos, aquellos que
buscan el conocimiento, son una elite en la sociedad. Como no se permite la entrada
para buscar este nuevo conocimiento a cualquiera, o mejor dicho a casi nadie. Al
ver la manera en la cual se busca o se construye el conocimiento, desde la
antigüedad en la cual se creía que los fenómenos eran causados por alguna deidad,
hasta la actualidad, nos podemos dar cuenta como la base del conocimiento,
siempre es el sentido común.
¿Esto no significaría entonces que todo aquel que tenga sentido común sería capaz
de crear conocimiento? ¿No se supone que todos los humanos lo tenemos? ¿No
deberíamos entonces todos ser capaces de poder buscar nuevas explicaciones,
nuevas problemáticas, nuevos conocimientos?
Claro que se comprende que para poder llegar a este punto, tenemos que tener un
fundamento de lo antes estudiado, del conocimiento previo, de las leyes y teorías
ya antes comprobadas, pero creo que se tendría que dar la oportunidad a quien
realmente tuviera el interés de investigar y buscar cosas nuevas.
El punto de las leyes y teorías es otro que me gustaría abordar. El hecho de que un
conocimiento ya este dado y “probado” no significa que sea la verdad absoluta. No
existen las verdades absolutas. Tenemos que comenzar a cuestionarnos todo lo
que vemos, todo lo que sabemos, todo lo que hay ya antes escrito y criticarlo,
comprobarlo, experimentarlo, etc., todo esto para poder llegar a un nuevo
conocimiento. Un conocimiento más puro, más actualizado, un conocimiento que se
acerque un poco más a eso, que llamamos verdad.
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