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http://diferenciaentre.info/diferencia-entre-liberalismo-y-neoliberalismo/
https://prezi.com/c7qwaydnbwau/balance-del-neoliberalismo/
Revisa la evolución teórica del Liberalismo y la Democracia, como conceptos políticos inicialmente
contrapuestos y, a la larga, profundamente vinculados en el marco de los llamados sistemas liberal-
democráticos. Plantea esa gradual y progresiva identificación como una necesidad del Liberalismo para
sobreponerse a sus grandes crisis históricas.
A raíz de la consolidación de las monarquías absolutas europeas en el terreno práctico, y de su legitimación la
idea central de Soberanía de E (como único ente social legitimado para ejercer el poder), las preocupaciones
empezaron a centrarse a mediados del SXVII en la necesidad de proteger al individuo frente a la autoridad
estatal, para cumplir con los principios más elementales de libertad.
De esta manera los principios liberales surgen a partir de la revolución inglesa (1688) con el fin de poner límite
al poder absoluto de las monarquías, pero sobre todo surgen por las reflexiones de los pensadores
prerrevolucionarios franceses: Locke (Liberalismo clásico) y Rousseau.
Locke es considerado el padre del pensamiento político liberal, basó su escritura sobre los derechos naturales
de los individuos, la separación entre Estado y religión, el contrato social y otros conceptos filosóficos. Locke
plantea que el Estado debe dividir sus funciones en 3 poderes para evitar que la concentración de poder
atente contra sus súbditos. Se centro en dos derechos fundamentales del Hombre que el Estado debía
respetar: la libertad y la propiedad. Así la D no tenía que ver con el pensamiento político del S XVII.
En la 2° mitad del S XVIII, La Revolución Industrial y La revolución Francesa dieron la pauta para que el
reciente concepto encontrara aplicación práctica y perpetuación en el ejercicio del gobierno.
El nacimiento de EEUU dio pie a la vinculación de los principios liberales con los democráticos rompiendo con
la idea sostenida por los liberales, de que sus postulados no tenían que ver con la Democracia. Que la
Democracia es una idea liberal desde sus inicios no debe desprenderse de esto.
El Liberalismo en sus orígenes tuvo como preocupación central la de limitar al Estado de modo que se
convierta en garante de las libertades individuales. Los límites de la libertad se encontraban en que pudieran
ejercer sus derechos sin lesionar la libertad de los demás. La misión del Estado era evitar que ese equilibrio
se rompiera; es decir, el liberalismo busca defender el “bien común”; es decir, un sistema político y económico
que maximiza el progreso social para el grupo en su conjunto y no para beneficiar a una porción de
individuos. Los principios esenciales del pensamiento liberal encuentran en las declaraciones de derechos de
la revolución francesa de 1789.
La esencia del Estado liberal son ciertos derechos básicos que el detentador debe respetar y garantizar; y la
idea de Democracia se inicia en el reconocimiento de esos derechos.
Democracia= Igualdad /Liberalismo=Libertad.
La democratización del capitalismo no basta para que las arraigadas estructuras de dominio sobre las cuales
reposa y de las cuales depende vitalmente se esfumen como resultado del sufragio universal y representación
política. Se habla de democracia “a secas” cuando en realidad se habla de “capitalismos democráticos”, lo
sustantivo es el capitalismo y lo adjetivo la democracia. Esto se ve reflejado en nuestras democracias cuando
se mantienen sociedades injustas que condenan a miles de personas a la marginalidad y el desamparo.
Ajustes neoliberales, pobreza y ciudadanía democrática
La derechización del clima ideológico en los ochenta trajo consigo una exaltación del mercado como
generador de todos los beneficios y una satanización del mercado como causante de todas las desgracias.
En América Latina, uno de los resultados de la aplicación de políticas neoliberales ha sido el radical
debilitamiento del Estado a través de una gran oleada de desregulaciones, liberalizaciones, aperturas
indiscriminadas de los mercados y las privatizaciones. Además, se garantizaron los pagos de la deuda
externa, destinando a tales efectos recursos y propiedades de carácter público otrora “intocables”. Se
modificaron a favor del capital financiero internacional la correlación de fuerzas entre el mercado y el Estado.
La cruzada privatista
El papel que se le asignaba al Estado en la ideología desarrollista de posguerra ha sido recortado, como asi
también sus posibilidades de regular mercados y neutralizar los efectos desquiciantes del ciclo económico.
Toda esta insensatez fue justificada por una ideología que sostiene que todo lo que hace el Estado es malo,
ineficiente y corrupto; y que todo lo que hace el sector privado es bueno, eficiente y virtuoso.
Neoliberalismo y destrucción de la sociedad civil
En Europa, la sociedad neoliberal es denominada como una sociedad “de los dos tercios”, o “a dos
velocidades” porque hay un amplio sector social, un tercio excluido y fatalmente condenado a la marginación y
que no puede ser “reconvertido” laboralmente ni insertarse en los mercados de trabajo formales.
En América Latina los “dos tercios” a los cuales aludimos antes correspondan a los excluidos, mientras que
sólo un tercio pueda disfrutar de los beneficios del progreso económico. La gran burguesía de los países
latinoamericanos y las masas marginales que viven por debajo de la línea de la pobreza viven económica,
social, cultural y ecológicamente segregados.