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En

nombre de vuestro Dios


LAS VERDADES OCULTAS DEL VATICANO

JULIÁN FERNÁNDEZ CRUZ


Título Original: En nombre de vuestro Dios

© 2018, Julián Fernández Cruz.

Barcelona, España.

Todos los derechos reservados.

ISBN: 9781791543013
Maquetación y diseño: ©Josefina Varas.
josefinavaraslau@gmail.com
Santiago, Chile.
PREMONICIÓN
«… Diríamos que, por alguna rendija misteriosa – no, no es
misteriosa; por alguna rendija, el humo de Satanás entró en el
templo de Dios. Hay duda, incertidumbre, problemática,
inquietud, insatisfacción, confrontación».

«Ya no se confía en la Iglesia. Se confía en el primer profeta


pagano que vemos que nos habla en algún periódico, para
correr detrás de él y preguntarle si tiene la fórmula para la
vida verdadera. Entró, repito, la duda en nuestra conciencia. Y
entró por las ventanas que debían estar abiertas a la luz: la
ciencia».

«… Se creía que, tras el Concilio, vendrían días soleados para


la historia de la Iglesia. Vinieron, sin embargo, días de nubes,
de tempestad, de oscuridad, de búsqueda, de incertidumbre...
Intentamos cavar abismos en lugar de taparlos ...»

«Tal vez el Señor me haya llamado a este servicio no para que


tome ninguna actitud, o para que gobierne y salve a la Iglesia
de sus dificultades, sino para que sufra algo por la Iglesia y
quede claro que es Él, y nadie más, quien la guía y quien la
salva».

«… Espero que todos crean cuando digo que no solo nunca


aspiré como ni siquiera formulé la hipótesis de ser elegido
para este formidable oficio ...»

“…Yo tuve el terror y el éxtasis de haber sido elegido…”

Su Santidad Pablo VI

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INTRODUCCIÓN
“Cuanto mayor el poder, más peligroso el abuso.”

EL HOMBRE que ejerció mayor poder en la Europa del siglo


XVI fue Felipe II, rey de la España católica. Su vasto imperio,
‘en el que no se ponía el Sol’, se extendía desde México hasta
las islas Filipinas y desde los Países Bajos hasta el cabo de
Buena Esperanza.

No obstante, sus ambiciones eran más religiosas que políticas:


defender el catolicismo en Europa y diseminar la fe católica
por todo su imperio. Había sido criado por sacerdotes, y
estaba convencido de que la Iglesia católica era el último
baluarte de su monarquía y de la propia civilización. Él era,
ante todo, un hijo de la Iglesia.

A fin de favorecer la causa del catolicismo, dio su apoyo a los


crueles métodos de la Inquisición; luchó contra los
protestantes en los Países Bajos y contra los turcos «infieles»
en el Mediterráneo; se casó contra su propia voluntad con
María Tudor —una enfermiza reina inglesa— en un esfuerzo
infructuoso por darle un heredero católico; después, para
arrancar a Inglaterra del dominio protestante, envió su
infausta Armada «Invencible», y, por último, a pesar de las
enormes entradas de oro procedente de las colonias, al morir
dejó a su país arruinado.

Después del rey, el hombre más poderoso de España era el


inquisidor general. Su deber era mantener el catolicismo
español incontaminado y conforme con la doctrina tradicional
de la Iglesia. Aquellos que no se acomodaban a dicha doctrina
tenían dos opciones: o mantener en secreto sus opiniones o ir
al exilio, siempre que los agentes de la Inquisición no los
encontrasen primero.

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Todo el mundo, con la posible excepción del rey, era
vulnerable al poder de la Inquisición y a sus abusos; ni
siquiera la jerarquía católica estaba fuera de toda sospecha.

El arzobispo de Toledo fue encarcelado por siete años, a pesar


de que el Papa protestó repetidas veces y de que las pruebas
contra él eran muy someras. En España, nadie se atrevía a
hablar en su defensa. El razonamiento era: «Es mejor que se
condene a un inocente que la Inquisición sufra deshonra».

La Inquisición acompañó a los conquistadores a las colonias


de España en las Américas. En 1539, solo unos cuantos años
después de la conquista de México, el jefe azteca
Ometochtzin fue acusado de idolatría por el testimonio de su
propio hijo de diez años. Aunque abogó por la libertad de
conciencia, fue condenado a muerte. En las colonias, al igual
que en España, la Biblia en la lengua vernácula estaba
prohibida. En 1541 Jerónimo López escribió lo siguiente: «Es
un error muy peligroso enseñar ciencia a los indios y todavía
lo es más poner la Biblia [...] en sus manos. [...] En nuestra
España, se han perdido muchas personas de esa manera».

Durante tres siglos, la Inquisición mantuvo bajo estrecha


vigilancia a España y su Imperio hasta que finalmente se
quedó sin dinero y sin víctimas. Al no tener a quien castigar
con el pago de elevadas cantidades de dinero, la gran máquina
policíaca se detuvo.*

Con la desaparición de la Inquisición, la España del siglo XIX


experimentó un aumento de liberalismo y una disminución
gradual del poder católico. Las tierras de la Iglesia —que
hasta entonces constituían una tercera parte de todas las tierras
de cultivo— fueron confiscadas por los sucesivos gobiernos.
En octubre de 1931, Manuel Azaña, que para entonces
ocupaba la jefatura del gobierno republicano, declaró:
«España ha dejado de ser católica», y su gobierno actuó en
consonancia con ello.

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Se separó por completo la Iglesia del Estado, y los subsidios
que se otorgaban al clero quedaron abolidos. La educación no
debía tener carácter religioso e incluso se introdujo el
matrimonio civil y el divorcio. El cardenal Segura se lamentó
de este «severo golpe» y temió por la supervivencia de la
nación. Parecía que el catolicismo estaba destinado a un
inevitable ocaso cuando, en 1936, un alzamiento militar
sacudió a la nación.

Aunque los generales del ejército que encabezaron el golpe de


estado tenían motivos políticos, el conflicto pronto tomó un
cariz religioso. A las pocas semanas del alzamiento, la Iglesia,
cuyo poder había sido ya socavado por la reciente legislación,
se convirtió de repente en blanco de muchos y crueles
ataques. Miles de sacerdotes y monjes murieron a manos de
fanáticos opositores del golpe militar, que equiparaban a la
Iglesia española con una dictadura. Se saqueó y prendió fuego
a iglesias y monasterios. En algunas partes de España, el mero
hecho de vestir sotana era suficiente para firmar la sentencia
de muerte de un hombre. Era como si el fantasma de la
Inquisición se hubiese levantado de la tumba para tragarse a
sus propios progenitores.

Ante esta amenaza, la Iglesia española recurrió de nuevo a los


poderes seglares —en este caso los militares— para defender
su causa y devolver la nación al seno de la Iglesia. No
obstante, primero había que convertir la guerra civil en una
«guerra santa», una «cruzada» en defensa del cristianismo.

El cardenal Gomá, arzobispo de Toledo y primado de España,


escribió: «¿La guerra de España es una guerra civil? No; una
lucha de los sin Dios [...] contra la verdadera España, contra
la religión católica». Dijo que el general Franco, líder de los
insurrectos, era un «instrumento de los planes de Dios sobre
la Tierra». Otros obispos españoles expresaron sentimientos
similares.

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Por supuesto, la realidad no era así de sencilla. Muchos de los
que se encontraban en el bando republicano de la guerra
también eran católicos sinceros, sobre todo en la región vasca,
de recia tradición católica. De modo que la guerra civil
enfrentó a católicos contra católicos, todos ellos, según la
explicación que los obispos hicieron de la guerra, en pro del
catolicismo español.

Cuando las fuerzas de Franco por fin invadieron las


provincias vascas, ejecutaron a catorce sacerdotes y
encarcelaron a muchos más. En sus escritos sobre las
atrocidades cometidas contra los católicos vascos, el filósofo
francés Jacques Maritain dijo que «la guerra santa odia más
ardientemente que al infiel a los creyentes que no la sirven».

Después de tres años de atrocidades y sangrías entre los dos


bandos, la guerra civil terminó con la victoria de las tropas de
Franco. Murieron entre 600 000 y 800 000 españoles, muchos
de ellos debido a crueles represalias por parte de las fuerzas
vencedoras. El cardenal Gomá, impasible, declaró lo siguiente
en una carta pastoral: «Nadie podrá negar que el deus ex
machina [intervención feliz e inesperada que resuelve una
situación trágica] de esta guerra ha sido el mismo Dios, su
religión, sus fueros, su ley, su existencia y su influencia
atávica en nuestra historia».

Desde el establecimiento de la Inquisición en el siglo XV


hasta la guerra civil española (1936-1939), la Iglesia y el
Estado, con pocas excepciones, habían hecho causa común.
No hay duda de que sus intereses mutuos habían sido
satisfechos por esta alianza profana. No obstante, cinco siglos
de poder temporal —y los abusos que se perpetraron durante
ese tiempo— habían socavado seriamente la autoridad
espiritual de la Iglesia, todo ello naturalmente con el
beneplácito y la bendición de la Santa Sede.

Julián Fernández Cruz

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CAPÍTULO I

LOS ORÍGENES DEL


VATICANO

En la antigüedad, el término vaticano señalaba el área


pantanosa ubicada en la orilla derecha del Tíber, entre el
puente Milvio y el actual puente Sixto.

Durante el período de la monarquía y posteriormente la


república de la época romana, el territorio fue conocido con el
nombre de Ager Vaticanus; por el Norte llegaba hasta la
desembocadura del Cremera y por el Sur, hasta el Gianicolo.
A partir del siglo II d.C., en el período imperial, se denominó
con el topónimo Vaticanum, al área que aproximadamente se
corresponde hoy con el Estado de la Ciudad del Vaticano y
que, entonces, se encontraba fuera de la ciudad de Roma. Esta
zona, fue saneada y ocupada por mansiones señoriales, como
los jardines de Agripina –madre del emperador Calígula (37-
41 d.C.)– y por grandes necrópolis situadas a lo largo de las
arterias principales. En los jardines, Calígula construyó un
pequeño circo donde se entrenaban los aurigas (Gaianum),
reestructurado después por Nerón (54-68 d. C.) y, donde
según la tradición tuvo lugar el martirio de san Pedro durante
la gran persecución del año 64 d. C.

A lo largo de la vía Triunfal, que de Plaza San Pedro se dirigía


al Norte, hacia Monte Mario, han sido hallados actualmente
varios núcleos de sepulturas, al igual que a lo largo de la vía
Cornelia, hacia el Oeste, donde se encontraba la necrópolis
que acogía la tumba del apóstol Pedro. La presencia de esta
tumba, con alrededor otras muchas sepulturas, establece el
punto topográfico principal de la zona, meta de peregrinación
cristiana durante dos milenios.

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La necrópolis quedó sepultada durante la construcción de la
basílica que el emperador Constantino (306-337 d.C.) dedicó
al apóstol, lo cual determinó el desarrollo sucesivo de la zona.
Tras liberalizarse el culto de la religión cristiana con el edicto
de Milán en el año 313 d.C., hacia el 324, el emperador
Constantino inició la construcción de una monumental iglesia
de cinco naves, crucero y ábside sobre el sepulcro de san
Pedro. Una escalinata y un cuadripórtico, donde debían
detenerse los no bautizados, completaban el conjunto.

El circo neroniano se fue deteriorando paulatinamente al


utilizarse sus materiales para la construcción de la nueva
basílica. En poco tiempo, ésta se convirtió en centro de
atracción para la ciudad.

Para conservar el recuerdo de san Pedro, el papa León IV


(847-855) construirá años después las primeras murallas de la
civitas, llamadas «Leoninas» en su honor, que determinarán el
núcleo espiritual de la nueva Roma medieval y renacentista.
Aunque los Papas residían en el Palacio de Letrán (Palazzo
Laterano), en el medioevo fueron construidos algunos
edificios en el área limítrofe de la Basílica de San Pedro. Así,
bajo los pontificados de Eugenio III (1145-1153) e Inocencio
III (1198-1216), fue erigido el primer palacio, ampliado entre
fines de 1200 y principios del 1300, y se reestructuró la
muralla leoniana. A partir de 1309 la sede papal se trasladó a
Aviñón, por lo que Roma y la Basílica de San Pedro quedaron
abandonadas durante más de un siglo. A partir de 1377, en
que los Papas regresaron a Roma, fueron necesarios unos 50
años para dar lustre a la ciudad.

A mediados de 1400, se comenzó a pensar en la posible


reconstrucción integral de San Pedro. El papa Nicolás V
(1447-1455) encargó al arquitecto Bernardo Rossellino un
proyecto para la ampliación de la Basílica con otro ábside más
amplio. Poco después de comenzarse las obras, hubieron de
quedar abandonadas ante el avance turco y la caída de
Constantinopla.

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Entre los años 1477 y 1480, el papa Sixto IV (1471-1484)
comenzó la construcción de una gran capilla que tomó su
nombre (Sixtina). Fue decorada con frescos por los más
célebres pintores italianos de su tiempo e inaugurada el 15 de
agosto de 1483. El papa Julio II (1503-1513) hizo algunos
cambios que transformaron radicalmente la ciudadela:
comenzó la demolición de la Basílica de Constantino, empezó
las obras de la nueva Basílica de San Pedro, y construyó el
famoso patio del Belvedere para unir el Palacete del
Belvedere, al Norte –obra de su predecesor Inocencio VIII
(1484-1492)–, con el núcleo de edificios medievales situados
al Sur. Encargó a Rafael y Miguel Ángel los frescos de los
apartamentos papales y de la Capilla Sixtina, respectivamente.
También en ese siglo fue realizado el núcleo central de la
Basílica de San Pedro, cubierto con la grandiosa cúpula
semiesférica proyectada por Miguel Angel y realizada por
Giacomo Della Porta.

Al inicio del siglo XVII, Maderno amplió la basílica con dos


naves laterales, y Bernini la completó, a mediados de siglo,
con la plaza delimitada por dos hemiciclos de cuatro hileras
de columnas, otorgándole su aspecto barroco y uniéndola al
resto de la ciudad.

La Ciudad del Vaticano, oficialmente Estado de la Ciudad del


Vaticano (en latín: Status Civitatis Vaticanæ en italiano: Stato
della Città del Vaticano), o simplemente el Vaticano, es un
país soberano sin salida al mar, cuyo territorio consta de un
enclave dentro de la ciudad de Roma, en la península Itálica.
Es uno de los seis microestados europeos.

La Ciudad del Vaticano tiene una extensión de 0,44 km² (44


hectáreas) y una población de aproximadamente 800
habitantes, por lo que resulta un híbrido de ciudad elevada al
rango de Estado independiente, siendo además el país más
pequeño del mundo. Es tan pequeño que solo la basílica de
San Pedro es un 7% de su superficie; la basílica y la plaza de
San Pedro ocupan un 20% del territorio, lo que lo convierte en
el territorio independiente más urbanizado del mundo.

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Comenzó su existencia como Estado independiente en 1929
tras la firma de los Pactos de Letrán celebrados entre la Santa
Sede y el entonces Reino de Italia, que en 1870 había
conquistado los Estados Pontificios.

Alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia


católica. Aunque los dos nombres, «Ciudad del Vaticano» y
«Santa Sede», se utilizan a menudo como si fueran
equivalentes, el primero se refiere a la ciudad y a su territorio,
mientras que el segundo se refiere a la institución que dirige
la Iglesia y que tiene personalidad jurídica propia como sujeto
de Derecho internacional. En rigor, es la Santa Sede, y no el
Estado del Vaticano, la que mantiene relaciones diplomáticas
con los demás países del mundo. Por otro lado, el Vaticano es
quien da el soporte temporal y soberano (sustrato territorial)
para la actividad de la Santa Sede.

La máxima autoridad del Vaticano y jefe de Estado del mismo


es el Papa de la Iglesia católica, por lo que puede considerarse
la única teocracia de Europa. El sumo pontífice delega las
funciones de gobierno en el secretario de Estado. El conjunto
arquitectónico e histórico-artístico que conforma la Ciudad
del Vaticano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco en 1984.

Papa Pío XI

El papa Pío XI logró que la Iglesia católica sobreviviera


políticamente al régimen fascista de Benito Mussolini. El
precio fue que pactó con el dictador, haciendo posible su

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ascenso y consolidación en el poder. Fue prácticamente un
pacto con el diablo, que convertiría al Vaticano en cómplice
silencioso de crímenes de lesa humanidad.

«El Papa vio algo en Mussolini que no le gustó. No obstante,


todas sus diferencias, ambos hombres compartían algunos
importantes valores. Ninguno tenía simpatía por la
democracia parlamentaria. Ninguno creía en la libertad de
expresión y de asociación. Ambos veían al comunismo como
una grave amenaza. Ambos pensaban que Italia estaba
hundida en una crisis y que el sistema político vigente no
tenía salvación».

En los Pactos de Letrán de 1929, Mussolini reconoció la


independencia y soberanía de la Santa Sede, creó el actual
Estado Vaticano, a la vez que reconocía el catolicismo como
religión oficial de Italia y garantizaba la enseñanza de la
doctrina católica en las escuelas.

Aun así, hubo tiranteces en la relación. Y cuando Mussolini


estableció leyes antisemitas similares a las del régimen nazi
en Italia, a Pío XI le picó la conciencia. Mandó preparar el
borrador de una encíclica (Humani Generis Unitas) y dio un
potente discurso antirracista. Pero la muerte le llegó pronto y
su sucesor Pío XII se encargó de que nada saliera a la luz. No
era conveniente indisponerse ni con Mussolini ni con Hitler.

El papa Pío XI, cuyo verdadero nombre era Achille Ratti,


tuvo la fama de ser una figura eclesial luminosa en el período
de entreguerras, pues fomentó la participación de los laicos en
la cristianización de la sociedad a través de la Acción
Católica, le dio impulso a la actividad misionera y se
preocupó sobremanera de la educación católica. Además,
publicó varias encíclicas condenando las ideologías de su
época perjudiciales para el hombre, la sociedad y la fe
cristiana: el comunismo ateo, el capitalismo liberal, el
nazismo y el fascismo. La encíclica sobre este último tema
(Non abbiamo bisogno) fue escrita en 1931, dos años después
de la firma de los Pactos de Letrán, como reacción a las
acciones que Benito Mussolini tomó en contra de la Acción

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Católica. En ese texto se condena la supremacía del Estado
que postula el fascismo e incluso se califica esta ideología
como anticristiana.

No obstante, eso no impidió que el Vaticano bajo la


conducción de Pío XI colaborara, aunque sea a regañadientes,
con el régimen fascista. Las ventajas obtenidas para la Iglesia
católica con los Pactos de Letrán, donde el punto central era la
recuperación por parte de la Santa Sede de un territorio
minúsculo pero autónomo y soberano, justificaban el tener
que tragarse de vez en cuando sapos y culebras. Pues hay que
decirlo, a Pío XI no le gustaba Mussolini. Eso no constituyó
obstáculo para que hablara de él como «un hombre de la
Providencia», enviado por Dios para solucionarle algunos
problemillas a la Iglesia, entre ellos la incierta situación de la
Santa Sede, que desde hacía más de 50 años —contados a
partir de la pérdida de los Estados Pontificios en 1870— se
encontraba en una especie de limbo político, sin derechos, sin
influencia, sin soberanía territorial.

Por esta y otras cosas —declarar a la religión católica como


única reconocida por el Estado en Italia y reconocerle al
matrimonio sacramental todos los derechos en lo civil,
además de considerar obligatoria la enseñanza de la religión
católica en todas las escuelas públicas—, la Iglesia animó a
los católicos italianos a votar por los fascistas, contribuyendo
así a su afianzamiento en el poder. Sin Pío XI, Mussolini no
hubiera sido posible tal como nos lo ha transmitido la historia
y eso no ocurrió sin que el papado tuviera que sacrificar
algunos valores cristianos en aras de su cuota de poder.

Ciertamente, Pío XI no se sentía muy cómodo con la


situación, pero allí estaba su Secretario de Estado, el cardenal
Eugenio Pacelli —posteriormente pontífice con el nombre de
Pío XII—, quien le habría convencido de que no había otra
alternativa.

Cuando en 1938 Pio XI, ya anciano y desilusionado, sopesó la


posibilidad de romper la alianza con Mussolini debido a su
proximidad al régimen nazi y a la entrada en vigencia de leyes

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antisemitas, no se le ocurrió mejor idea que mandar preparar
el borrador de una encíclica contra el racismo y el
antisemitismo al jesuita estadounidense John Lafarge, autor
de Interracial Justice. Éste, abrumado por la tarea, solicitó
ayuda al General de los Jesuitas, el P. Tadeusz Ledochowski,
un antisemita radical que pensó que el Papa se había vuelto
loco. De modo que encargó a dos jesuitas «experimentados»
que asistieran a Lafarge en la preparación del borrador.
Estando éste ya listo en septiembre de 1938, fue enviado
primero al jefe de redacción de La Civiltá Cattolica, el P.
Enrico Rosa, quien en cuestión de antisemitismo le daba
vueltas al P. Ledochowski. Como se comprenderá, no hubo
ninguna premura en que el documento le llegara al Papa para
su revisión. Cuando finalmente esto ocurrió en enero de 1939,
ya era tarde: Pío XI yacía enfermo en su lecho de muerte.

En septiembre de 1938 el Papa había declarado a miembros


del personal de la radio belga católica en un discurso durante
una audiencia que era imposible para los cristianos participar
del antisemitismo, pues espiritualmente todos somos semitas.
Esto fue demasiado para el entorno papal. L’Osservatore
Romano mencionó el discurso, pero omitió sus palabras en
defensa de los judíos. A la muerte de Pío XI en febrero de
1939, el cardenal Eugenio Pacelli ordenaría destruir todas las
copias del discurso y el borrador de la encíclica contra el
antisemitismo sería archivado. Recién en el año 2001 saldría a
la luz en tres versiones: en inglés, en francés y en alemán.

Demasiado tarde comprendería el atormentado Pío XI que fue


un gran error aliarse con el fascismo, pues éste por lo general
solo busca instrumentalizar la religión para sus propios fines
totalitarios. Al final la religión sale debilitada y convertida en
una sirviente muda de fines nefastos.

Y muchos católicos no han aprendido aún esta lección de la


historia. A nivel mundial, son muchos los que —aun no
gustándoles el candidato Donald Trump, cuyas ideas guardan
más de una similitud con el fascismo— han creído que es la
mejor opción para Presidente de los Estados Unidos, sin darse

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cuenta de que Trump no ha tenido ningún reparo en
instrumentalizarlos para defender sus intereses.

Y a nivel local, el apoyo que le siguen dando tantos católicos


conservadores a Keiko, la hija del dictador Alberto Fujimori,
hace patente que el fustán fascista sigue siendo para ellos un
anzuelo de enorme atractivo. Sin contar con la fascinación
que ejerció sobre cientos de jóvenes el fascista Figari, uno de
los más nefastos instrumentalizadores de la religión católica
que haya habido. Por lo menos en tierras peruanas.

Firma del pacto de Letrán

Los acuerdos del pacto de Letrán fueron tres:

El primero reconocía a la Santa Sede como estado


independiente y soberano, naciendo así el Estado de la ciudad
del Vaticano.
Un segundo acuerdo pactaba un concordato entre el
gobierno italiano y la iglesia, fijando los límites en sus
relaciones civiles y religiosas.
El tercer pacto otorgaba a la iglesia una compensación
económica por las pérdidas sufridas en 1870.

La firma del tratado suponía el fin de las diferencias entre


iglesia y estado. El Gobierno italiano daba el aval a
catolicismo como religión única, reconocía la personalidad
internacional de la Santa Sede y le otorgaba plena propiedad y

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jurisdicción sobre sus territorios en el creado Estado de la
Ciudad del Vaticano. Se comprometía a la inviolabilidad de
esos territorios y reconocía el carácter sagrado de la persona
del Papa, así como las dignidades correspondientes a los altos
prelados de la Iglesia católica.

También las propiedades del vaticano se reconocen como


inviolables y soberanas: la Basílica de San Pedro, el conjunto
de los palacios vaticanos, Castelgandolfo, San Calixto, la
Cancillería, las basílicas mayores y los edificios que la santa
Sede destinaba a sus institutos y universidades.

La firma del concordato que reconocía “una iglesia libre


dentro de un estado libre” obligó al papado a exigir a sus
obispos y arzobispos la jura de lealtad al estado italiano antes
de tomar sus cargos religiosos. En dicha juramentación los
prelados se comprometían a no intervenir en asuntos políticos.

El gobierno italiano, a su vez, dictó leyes sobre el matrimonio


y el divorcio, ajustándolas a los criterios de la iglesia católica,
eximiendo además a los miembros del clero del servicio
militar obligatorio. Con estas medidas quedaba más que claro
que el estado italiano reconocía a la iglesia católica como la
iglesia del estado, dejando en sus manos buena parte del
sistema educativo italiano.

El territorio del estado vaticano se fijó, gracias al tratado de


Letrán en 44 hectáreas sobre las que tenía dominio total el
Papa.

Entre otras medidas acordadas en el Tratado estuvieron: el


reconocimiento de Roma como lugar de peregrinación y
centro del mundo católico, la obligación de que los obispos
fuesen italianos y hablaran ese idioma y se le reconocía
validez civil al matrimonio religioso, cuya nulificación recaía
exclusivamente en la iglesia. La iglesia podía abrir escuelas y
participar de la enseñanza primaria y secundaria. En uno de
los artículos se les concedía a los obispos el derecho a
contratar y despedir maestros y dar su aprobación a los libros
de texto.

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En 1985 se firmó un nuevo concordato, con lo que el Tratado
sufrió notables cambios. El catolicismo perdió su estatus
como la religión oficial del estado italiano y la educación dejó
de ser obligatoriamente religiosa, con lo que la influencia de
la iglesia católica perdió fuerza en los territorios italianos. En
los nuevos acuerdos, la exención de impuestos de la que
gozaban las instituciones religiosas se perdió. También
perdieron el control sobre las catacumbas judías.

NOTAS
La Città del Vaticano nel tempo.
http://www.vaticanstate.va/content/vaticanstate/it/stato-e-governo/storia/la-citta-
del-vaticano-nel-tempo.html ↵

«Santa Sede (Ciudad del Vaticano) - Geografía - Libro Mundial de Hechos».


Consultado el 15 de enero de 2017.

Popolazione.
http://www.vaticanstate.va/content/vaticanstate/it/stato-e-governo/note-
generali/popolazione.html ↵

Correos Vaticanos.
http://www.vaticanstate.va/content/vaticanstate/es/servizi/poste-vaticane.html ↵

Vaticano ingresa en la Organización Internacional para las Migraciones.


http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2011/12/05/vaticano-ingresa-
organizacion-internacional-para-las-migraciones-iglesia-religion.shtml ↵

Ciudad del Vaticano (Estado de la).


https://www.interpol.int/es/Pa%C3%ADses-miembros/Europa/Ciudad-del-
Vaticano-Estado-de-la ↵

Vatican.
https://www.itu.int/online/mm/scripts/gensel9?_ctryid=1000100449&_ctryname=

Estado de la Ciudad del Vaticano (2007-2012). «Estado y Gobierno». Consultado


el 2 de mayo de 2013.

«Origen y naturaleza». Estado de la Ciudad del Vaticano. Consultado el 14 de


septiembre de 2016.

Artículo 1 de la Ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Ley del Estado de la Ciudad del Vaticano, 26 de noviembre de 2000, p. 2 [1].

Canon 349 del Código de Derecho Canónico.

20
«Citta del Vaticano». Vox: Diccionario enciclopédico ilustrado 1. Biblograf. 1967.
p. 741. «[...] Ciudad del Vaticano y otros fuera de su recinto (palacio y basílica de
San Juan de Letrán, basílicas de Santa Marta la Mayor y de San Pablo y la
residencia de Castelgandolfo) [...]». «Historia de la necrópolis del Vaticano».

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CAPÍTULO II

RELACIONES ENTRE EL
VATICANO Y EL NAZISMO —
FASCISMO

En la historia del siglo XX pocos acontecimientos han sido


objeto de estudios tan divergentes, con escritos apologéticos o
polémicos, como los relacionados con la actitud del Vaticano
y de la Iglesia Católica ante el nazismo y el fascismo. Pío XII,
elegido Papa en marzo de 1939, antiguo nuncio del Vaticano
en Baviera y luego en Berlín (1917-1929), Secretario de
Estado de Pío XI, su predecesor, resulta la persona
emblemática de una diplomacia del Vaticano, sospechosa de
complacencia ante la Alemania hitleriana, cegada ante la
amenaza comunista, muda frente al exterminio del pueblo
judío, solamente preocupada de defender los intereses
católicos.

No voy a extenderme en la relación entre la Santa Sede y el


fascismo español, pues, por desgracia, es bien conocida entre
nosotros, que no podemos olvidar la declaración de Cruzada
al levantamiento fascista de 1936 y a la guerra a que dio
origen, ni el continuado apoyo del Vaticano, durante cuarenta
años, al criminal Francisco Franco, hijo predilecto de la
Iglesia Romana. Tampoco podemos olvidar, entre otras
actuaciones de la Santa Sede, como en mayo de 1937, en
plena guerra civil, un grupo de sacerdotes vascos intenta
entrevistarse con el papa Pío XI y el Cardenal Secretario de
Estado, Eugenio Pacelli, después Pío XII, impide esta
entrevista; y que, en octubre de 1936, el Obispo de Vitoria,
Mateo Múgica, es desterrado, con el beneplácito del Vaticano,
después de que la Junta de generales de Burgos había
decidido matarle.

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Sin embargo, durante años, el cierre de los archivos vaticanos
a los investigadores no ha hecho sino sembrar el terreno de la
polémica sobre las relaciones entre el Vaticano y la Alemania
hitleriana y el resto de los fascismos que durante una década
asolaron a Europa.

En 1964, en pleno Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI


encargó a cuatro historiadores jesuitas, Angelo Martini,
Burckhart Schneider, Robert Graham y Fierre Blet, la tarea de
investigar en los archivos vaticanos y publicar lo concerniente
a la diplomacia del Vaticano durante la segunda guerra
mundial. Entre 1965 y 1981 se publicaron once volúmenes
con el título de «Actas y documentos de la Santa Sede
relativos a la II Guerra Mundial», lo que constituye el único
material disponible para los investigadores, dado que el
acceso directo a los archivos vaticanos continúa prohibido
más allá del año 1922, fecha del final del pontificado de
Benedicto XV.

La publicación de estas Actas, sin embargo, no puso fin a las


controversias existentes, y las exigencias de una mayor
claridad han continuado. Dentro de la mejora de relaciones
entre las organizaciones judías y el Vaticano, en octubre de
1999, la Santa Sede encargó a una comisión internacional de
historiadores judíos y católicos la misión de poner fin a estas
polémicas, estudiando las lagunas y contradicciones que
contenían los once volúmenes del trabajo anterior.

Esta Comisión ha estado formada por tres historiadores


católicos, Gerald Fogarty, jesuita y profesor de la Universidad
de Virginia, John Morley, profesor asociado en la Universidad
de Setton Hall y Eva Fleischner, antiguo profesor de la
Universidad de New Jersey, y por tres historiadores judíos,
Michael Marrus, profesor de la Universidad de Toronto,
Robert Wistrich, profesor de la Universidad Hebrea de
Jerusalén y Bernard Suchecky, investigador de la Universidad
Libre de Bruselas.

Tras unos meses de reuniones y trabajos, esta Comisión acaba


de remitir un informe al Cardenal Edward Cassidy, presidente

23
del Consejo pontificio para el diálogo con el judaísmo. Con
relación a las Actas publicadas anteriormente, objeto del
estudio encargado a esta Comisión, se señala que «un examen
riguroso de los once volúmenes no permite responder a las
preguntas más significativas sobre el papel del Vaticano
durante el Holocausto». Ningún historiador serio podría
aceptar que los volúmenes publicados constituyen el fin de la
historia. Esto no es debido a la complejidad de las cuestiones
tratadas, sino a que muchos de los documentos son
susceptibles de interpretaciones divergentes.

Este informe subraya las contradicciones y las zonas oscuras


de las Actas publicadas, indicando que si bien bastantes de las
cartas escritas por Pío XII, sus colaboradores, los nuncios en
el extranjero, los obispos de los países en guerra y los
capellanes militares, han sido editadas, no está claro si toda la
documentación ha sido publicada. Más en concreto, se
lamentan que queda en la sombra «el modo en que estas
cartas han sido recibidas, la atención que han recibido, cómo
han sido consideradas y tratadas en los diversos círculos de la
diplomacia vaticana». Por ello invitan al Vaticano a dejar libre
el acceso total a los archivos.

En el informe esta Comisión analiza ocho ámbitos oscuros en


la actitud de la Santa Sede ante el nazismo y el genocidio del
pueblo judío, de los que destaco los siguientes:

1. En agosto de 1941, el mariscal Petain, jefe del Estado


títere francés, solicita a su embajador ante la Santa
Sede, León Bérard, la aprobación de las medidas
antijudías tomadas por el gobierno de Vichy. En su
respuesta los colaboradores de Pío XII, Giovanni-
Battista Montini, futuro Pablo VI, y Domenico Tardini,
estiman que no existen objeciones, siempre que las
medidas «sean administradas con justicia y caridad». La
Comisión de historiadores se pregunta si el Papa había
sido consultado sobre esta respuesta y si los
documentos existentes permitirían saber más sobre las
relaciones entre el Vaticano y el mariscal Petain.

24
2. En agosto de 1942, en una carta a Pío XII, el
metropolitano greco-católico de Lwow, Monseñor
Andrzeyj Szeptyckyj, describe las atrocidades
cometidas contra los judíos en Ukrania. Según los
historiadores de la comisión, ningún responsable
católico de la época ha proporcionado un testimonio tan
«visual» destacando que también los católicos son
perseguidos por haber denunciado los crímenes nazis.
En el informe se preguntan si existe algún documento
en el que se haya respondido a las denuncias de Msr.
Szeptyckyj.

3. El 17 de mayo de 1941, Pío XII recibe a Ante Pavelic,


líder del Estado fascista croata. Antes de esta audiencia,
el Papa ha sido informado por el delegado yugoslavo
ante la Santa Sede de las implicaciones de Pavelic en
las atrocidades cometidas contra los serbios.
En 1943, Pavelic es de nuevo recibido en el Vaticano,
en un momento en que ya era perfectamente conocido
como responsable de las matanzas de cientos de miles
de serbios, judíos y gitanos.

4. El 17 de enero de 1941, Monseñor Konrad von Presing,


obispo de Berlín, escribe a Pío XII: «Vuestra Santidad
está ciertamente informado de la situación de los judíos
en Alemania y en los países vecinos. Tanto desde el
lado protestante como del lado católico se me pregunta
si la Santa Sede no podría lanzar una llamada a favor de
estos desgraciados». En las Actas nada aparece sobre si
en el Vaticano se ha hecho algo ante esta trágica
llamada. El 6 de marzo de 1943, el mismo von Presing
solicita a Pío XII hacer algo para salvar a los judíos de
Berlín amenazados por una nueva ola de deportaciones
y le pregunta si «no es posible a Vuestra Santidad
intervenir a favor de estos numerosos inocentes
desgraciados».

25
El 30 de abril, el Papa le responde que corresponde a los
obispos locales decir cuando es preciso permanecer
silenciosos y cuando es preciso hablar, teniendo en cuenta el
riesgo de las represalias.

Los miembros de la Comisión solicitan saber si existen en los


archivos vaticanos documentos que indiquen si existió alguna
discusión en la Santa sede sobre las deportaciones de 1943 en
la capital alemana.

Estos son algunos de los elementos más importantes del


informe, filtrado por el diario francés Le Monde, elaborado
por esta Comisión de historiadores católicos y judíos, y cuyo
punto más importante es la solicitud al Vaticano para que abra
totalmente sus archivos.

En el año 2016, Francisco se convirtió en el tercer Papa en


visitar Auschwitz. Juan Pablo II fue el primer Papa polaco en
los 2000 años de historia de la Iglesia. Auschwitz está a
menos de una hora del lugar donde nació, y su visita de 1979
fue conmovedora. Igual de emotiva fue la visita en 2006 del
papa Benedicto XVI, quien nació en Alemania y a los 14 años
fue miembro de las Juventudes Hitlerianas.

Esta visita vuelve a abrir el debate sobre los archivos secretos


de la guerra que guarda la Iglesia. El Vaticano es el único país
de Europa que se ha negado a dar acceso a todos sus archivos
de la Segunda Guerra Mundial a historiadores e
investigadores independientes. Este tema no se reduce a un
debate académico sobre las normas adecuadas para divulgar
públicamente documentos de importancia histórica.

Se cree que los archivos de la Iglesia contienen información


importante sobre el Holocausto en Europa oriental durante la
ocupación nazi. El Vaticano tenía ojos y oídos en los campos
de concentración: decenas de miles de sacerdotes de las
parroquias enviaban cartas e informes a sus obispos, quienes a
su vez los hacían llegar al secretario de Estado en la ciudad
del Vaticano. Uno de los obispos a cargo de revisar esos miles

26
de informes era Giovanni Battista Montini, quien más tarde se
convirtió en el papa Pablo VI.

El interés de los historiadores en los documentos de la era del


Holocausto que guarda el Vaticano es evidente. Los relatos de
los sacerdotes pueden ayudar a responder preguntas sobre qué
sabía el Vaticano de la maquinaria asesina nazi. Es probable
que los archivos revelen si durante la guerra el papa Pío XII
podría haber tomado más medidas para intentar detener el
Holocausto.

En los archivos secretos también están enterrados los


primeros registros del Banco del Vaticano creado durante la
Segunda Guerra Mundial, el cual se ha visto envuelto en
varios escándalos. Esos documentos podrían esclarecer de una
vez por todas cuántos negocios hizo el Vaticano con el Tercer
Reich, y también podrían revelar qué tipo de inversiones
realizaron las aseguradoras para generar enormes ganancias
gracias a las pólizas de seguro de vida de los judíos enviados
a Auschwitz, que descubrí en mi propia investigación.

Por último, es posible que los archivos secretos de la Iglesia


permitan determinar si algunas redes de contrabando de
refugiados en la posguerra —que organizaban desde Roma un
obispo austriaco, un sacerdote alemán y un sacerdote croata, y
a través de las cuales escaparon criminales nazis— fueron
operaciones individuales o parte de un programa que contaba
con la bendición del Papa.

Desde la década de 1960, la Iglesia ha dado a conocer algunos


archivos de la guerra, aunque se ha negado a dar acceso libre
a los historiadores. En la década de 1990, el gobierno de Bill
Clinton ordenó a algunas agencias federales divulgar archivos
importantes sobre el Holocausto, y encabezó esfuerzos para
persuadir a muchos países a hacer lo mismo. El Vaticano
permaneció al margen.

La elección del papa Francisco en 2013 significó una promesa


de cambio en la política de la Iglesia de mantener sus
secretos. Cuando todavía era arzobispo de Buenos Aires, le

27
preguntaron sobre los archivos de la era del Holocausto.
Respondió que el Vaticano «debería abrirlos y aclarar todo».
Muchos expertos creyeron que aprovecharía una visita a Israel
en 2014 para abrir los archivos, pero Francisco no hizo
ninguna declaración pública sobre los documentos en esa
visita.

La última ocasión en que Francisco habló del tema fue en una


entrevista en noviembre de 2014 con el periódico israelí
Yediot Ahronot. El Papa preguntó: «¿Pío XII no dijo nada
ante la exterminación de los judíos? ¿Dijo todo lo que debería
haber dicho? Tendremos que abrir los archivos para saber qué
sucedió con exactitud». Según Francisco: «Un acuerdo entre
el Vaticano e Italia de 1929 nos impide divulgar los archivos
en este momento. Pero debido a que ha pasado tiempo desde
la Segunda Guerra Mundial, no creo que haya problema para
abrir los archivos en cuanto resolvamos ciertas cuestiones
legales y burocráticas».

El acuerdo de 1929 que mencionó Francisco son los Pactos de


Letrán entre el Vaticano y la Italia fascista de Benito
Mussolini, que otorgaron a la Iglesia soberanía absoluta sobre
la ciudad del Vaticano. Estos pactos declararon que el Papa no
solo tenía la misma autoridad que un monarca secular, sino
que también estaba investido de derechos divinos. Más que
evitar que la Iglesia divulgue sus archivos, como indicó
Francisco, estos pactos otorgan al Vaticano facultades
inviolables para establecer sus propias políticas sin
intervención alguna de Italia. Lo único que se requiere para
abrir los archivos, que han permanecido sellados por tanto
tiempo, es un decreto papal.

Grupos activistas a favor de los judíos, organizaciones de


derechos humanos y sobrevivientes de los campos de
concentración esperan que el compromiso de Francisco sea
más fuerte que el deseo de los tradicionalistas del Vaticano de
mantener los documentos enterrados. El papa Francisco puede
hacer mucho más que posar para las fotos y condenar de
manera genérica la profundidad de la depravación humana.

28
Si da acceso a los archivos de la era del Holocausto que tiene
el Vaticano, ofrecerá un tributo único y perdurable a los
muertos.

NOTAS
Relaciones entre el Vaticano y el nazismo y fascismo.
https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2017/07/relaciones-entre-el-vaticano-y-el-
nazismo-y-fascismo.html↵

The New York Times/ Gerald Posner 2/8/2016.

29
CAPÍTULO III

LAS IGLESIAS ALEMANAS Y


EL ESTADO NAZI

Clérigos católicos y oficiales nazis, entre ellos Joseph Goebbels (extrema derecha)
y Wilhelm Frick (segundo, de derecha a izquierda), hacen el saludo nazi.
Alemania, fecha incierta.

La población de Alemania en 1933 rondaba los 60 millones.


Casi todos los alemanes eran cristianos, ya sea católicos
romanos (aproximadamente 20 millones) o protestantes
(aproximadamente 40 millones). La comunidad judía de
Alemania en 1933 era inferior al 1% de la población total del
país.

¿De qué modo los cristianos y sus iglesias en Alemania


reaccionaron al régimen nazi y a sus leyes, especialmente a la
persecución de judíos?

30
La ideología nazi que discriminaba a la raza judía convergió
con el antisemitismo que estaba generalizado en toda Europa
en ese momento y estaba profundamente arraigado en la
historia cristiana.

Para demasiados cristianos, las interpretaciones tradicionales


de las escrituras religiosas parecían respaldar estos prejuicios.
Las actitudes y acciones de católicos y protestantes alemanes
durante la era nazi estaban moldeadas no solo por sus
creencias religiosas sino también por otros factores, a saber:

Repercusión negativa contra la República de Weimar y los


cambios políticos, económicos y sociales que ocurrieron en
Alemania durante la década de 1920;
Anticomunismo; Nacionalismo; y Resentimiento hacia la
comunidad internacional después de la Primera Guerra
Mundial, que Alemania perdió y por la cual fue forzada a
pagar cuantiosas compensaciones. Estos fueron algunos de los
motivos por los cuales la mayoría de los cristianos de
Alemania acogieron el surgimiento del nazismo en 1933.
También fueron persuadidos por la declaración sobre
«cristianismo positivo» mencionada en el Artículo 24 de la
Plataforma del Partido Nazi de 1920, en la que se leía:

"Exigimos la libertad de todos los credos religiosos en el


estado, en tanto que no pongan en peligro la existencia del
estado ni entren en conflicto con la cultura y las creencias
morales de la raza germánica.

El Partido como tal se atiene al punto de vista de un


cristianismo positivo sin atarse confesionalmente a ningún
credo en particular. Combate el espíritu materialista judío a
nivel nacional e internacional y está convencido de que la
recuperación permanente de nuestro pueblo solo podrá
lograrse desde las bases del bien común antepuesto al bien
individual".

31
A pesar del manifiesto antisemitismo de esta declaración y de
su vinculación entre una «libertad» religiosa y una
comprensión nacionalista y discriminatoria de la moral,
muchos cristianos de Alemania interpretaron esto como una
afirmación de los valores cristianos.

IGLESIAS PROTESTANTES

La mayor iglesia protestante en Alemania en la década de


1930 era la Iglesia Evangélica, compuesta por 28 iglesias
regionales o Landeskirchen que incluían las tres tradiciones
teológicas más importantes que habían surgido a partir de la
Reforma: la luterana, la reformada y la unida. La mayoría de
los 40 millones de protestantes eran miembros de esta iglesia,
si bien existían las llamadas iglesias protestantes «libres»
menores, como la metodista y la bautista.

Históricamente la iglesia Evangélica alemana se consideraba


uno de los pilares de la cultura y la sociedad alemanas, con
una tradición teológica de lealtad al estado. Durante la década
de 1920, surgió un movimiento dentro de la Iglesia
Evangélica Alemana llamado Deutsche Christen o «cristianos
alemanes». Los «cristianos alemanes» abrazaron muchos de
los aspectos raciales y nacionalistas de la ideología nazi.
Cuando los nazis llegaron al poder, este grupo procuró crear
una «iglesia del Reich» nacional y propugnó una versión
«nazificada» del cristianismo. Bekennende Kirche, la «Iglesia
Confesionista», surgió en oposición a los «cristianos
alemanes». Su documento fundacional, la Profesión de Fe de
Barmen, declaraba que la iglesia debía fidelidad a Dios y a las
escrituras, no a un Führer terrenal.

Tanto la Iglesia Confesionista como los «cristianos alemanes»


siguieron formando parte de la Iglesia Evangélica Alemana, y
el resultado fue una Kirchenkampf, o «lucha religiosa» dentro
del protestantismo alemán: un debate y una lucha constantes
por el control entre los que buscaban una iglesia «nazificada»,
los que se oponían y los denominados líderes eclesiásticos

32
«neutrales» cuya prioridad era evitar el cisma religioso y
cualquier tipo de conflicto con el estado nazi.

Los integrantes más famosos de la Iglesia Confesionista


fueron el teólogo Dietrich Bonhoeffer, ejecutado por
participar en la conspiración para derrocar al régimen, y el
pastor Martin Niemöller, que pasó siete años en campos de
concentración debido a sus críticas contra Hitler. Sin
embargo, estos clérigos no fueron representativos de la Iglesia
Confesionista; a pesar de sus ejemplos, la Kirchenkampf
protestante fue principalmente un asunto interno de la iglesia,
no una lucha contra el nacionalsocialismo. Incluso en la
Iglesia Confesionista, a la mayoría de los líderes religiosos les
preocupaba principalmente bloquear la interferencia estatal e
ideológica en los asuntos de la iglesia. No obstante, de hecho,
hubo miembros del clero y laicos que se opusieron al régimen
y lo resistieron, incluso hubo quienes ayudaron a los judíos y
los ocultaron.

LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA EN LA ALEMANIA NAZI

La Iglesia Católica no se dividió entre facciones ideológicas


diferentes tan drásticamente como la Iglesia Protestante, y
nunca sufrió una Kirchenkampf interna entre esas partes.
Desde un principio, los líderes católicos fueron más recelosos
del nacionalsocialismo que los protestantes. El nacionalismo
no estaba tan profundamente arraigado en la Iglesia Católica
alemana, y el anticatolicismo exacerbado de figuras tales
como Alfred Rosenberg, un destacado ideólogo nazi durante
el ascenso nazi al poder, planteó un problema entre los líderes
católicos de Alemania y el Vaticano. Además, el partido
Centro Católico había sido un aliado clave del gobierno de la
coalición en la República de Weimar durante la década de
1920 y estaba alineado tanto con los socialdemócratas como
con el Partido Demócrata alemán izquierdista, enfrentándolo
políticamente contra los partidos de derecha como los nazis.

De hecho, antes de 1933, algunos obispos les prohibieron a


los católicos de sus diócesis que se afiliaran al partido nazi.

33
Esta prohibición quedó sin efecto después del discurso de
Hitler del 23 de mayo de 1933 ante el Reichstag, en el que
describía al cristianismo como el «cimiento» de los valores
alemanes. El partido Centro se disolvió en 1933 como parte
de la firma de un concordato entre el Vaticano y
representantes del gobierno nazi, y varios de sus líderes
fueron asesinados en la purga de Röhm en julio de 1934.

En ambas iglesias alemanas había miembros, incluidos


clérigos y destacados teólogos, que abiertamente apoyaban al
régimen nazi. Con el tiempo se desarrollaron sentimientos
antinazis tanto en los círculos protestantes como en los
católicos a medida que el régimen nazi ejercía cada vez más
presión sobre ellos. A su vez, el régimen nazi vio
posibilidades de disenso en las críticas de la iglesia a las
medidas estatales. Por ejemplo, cuando se leyó una
declaración protestante desde los púlpitos de las iglesias
confesionistas en marzo de 1935, las autoridades nazis
reaccionaron enérgicamente arrestando por poco tiempo a más
de 700 pastores. Después de que la encíclica papal de 1937,
Mit brennender Sorge («Con viva preocupación»), se leyera
desde los púlpitos católicos, la Gestapo confiscó copias de
oficinas diocesanas en todo el país.

La estrategia general de los líderes protestantes y católicos de


Alemania fue la precaución con respecto a la protesta y la
transigencia con el estado nazi dentro de lo posible. En ambas
iglesias hubo críticas internas acerca de la ideología
discriminatoria nazi y las nociones de «arianismo», y
surgieron movimientos en ambas iglesias para defender a sus
miembros considerados «no arios» por las leyes raciales nazis
(por ejemplo, los judíos conversos). Sin embargo, durante
todo este período, casi no hubo oposición pública al
antisemitismo ni voluntad por parte de los líderes eclesiásticos
de oponerse públicamente al régimen contra los asuntos de
antisemitismo y la violencia oficialmente avalada contra los
judíos. Hubo católicos y protestantes que individualmente
alzaron la voz a favor de los judíos, y pequeños grupos dentro
de ambas iglesias que se involucraron en actividades de

34
rescate y resistencia (por ejemplo, la Rosa Blanca y Herman
Maas). Después de 1945, el silencio de los líderes
eclesiásticos y la complicidad generalizada de los «cristianos
comunes» obligaron a los líderes de ambas iglesias a abordar
los problemas de culpabilidad y complicidad durante el
Holocausto – un proceso que continúa a nivel internacional
hasta nuestros días.

NOTAS
Las Iglesias alemanas y el Estado nazi - fotografía.
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/gallery/the-german-churches-and-the-
nazi-state-photographs↵

35
CAPÍTULO IV

LA FALTA DE MEMORIA

Eugenio Pacelli futuro Papa Pío XII firma el concordato en 1933


con la Alemania Nazi.

Hoy hablamos a menudo del nazismo, hay infinidad de


filmes, documentales y artículos sobre ello. Aparentemente
parece haber una buena información sobre ese tema, aunque
en realidad estamos ante otro caso donde abunda la cantidad y
escasea la calidad. Hasta tal punto es así que si alguien de
aquella época, cualquier alemán y especialmente los
dirigentes políticos y económicos de aquel momento, viese lo
que se comenta ahora sobre su momento histórico,
seguramente no entendiesen que se estaba hablando realmente
de lo que allí aconteció. Digo todo esto porque hoy se
presenta al nazismo en gran medida descontextualizado,
descontextualizado de sus principales promotores e
impulsores, social, histórica, económica y religiosamente,
cuando todos estos factores tuvieron una importancia capital
en su desarrollo y llegada al poder.

36
Especialmente olvidados son dos de estos aspectos que más
contribuyeron a que todo esto se pudiese dar, me refiero a las
facetas económica y religiosa, cuyos poderes, el económico y
el religioso, empujaron y posibilitaron para que el partido nazi
dominase Alemania y más tarde Europa. Sobre el apoyo desde
sus orígenes al movimiento nazi por parte del mundo de los
negocios y posteriormente en pleno poder, ya elaboré dos
artículos que recomiendo su lectura para entender cómo
ocurrió este suceso histórico: La influencia del poder
económico en el auge del nazismo y Las corporaciones y el
fascismo: una vieja alianza.

Sobre la influencia del poder religioso en el progreso del


nazismo, enfocado aquí a la ayuda de la Iglesia católica,
hablaremos en este artículo. En la no fácil llegada al poder
político por parte del partido nazi en Alemania, tuvo que
luchar contra poderosos rivales, uno era tan insalvable que
parecía no haber opción. Se trataba de la unión política entre
políticos moderados, tanto del partido socialista como del
partido católico, que rechazaban cualquier extremismo. Esto
hacía inviable que los nazis pudiesen controlar el Parlamento.
No obstante, el problema del partido católico parecía tener
una solución, y de hecho esto ya había sido resuelto con éxito
en otro lugar donde triunfó el fascismo, en Italía. Allí, los
fascistas, en confabulación con la jerarquía eclesial, anularon
al partido católico, permitiendo la llegada al gobierno de
Benito Mussolini. Para ver el proceso que se dio en Italia
aconsejo este artículo: La Iglesia católica y el fascismo.

Visto este precedente histórico, Hitler, que era cristiano, a


diferencia de Mussolini, buscó un acercamiento a la jerarquía
católica. Hasta tal punto cedieron los nazis que prometieron
algo que a la Iglesia le había costado mucho conseguir en
Alemania, donde sus relaciones siempre habían sido difíciles
debido a sus posturas intransigentes en política y religión, esta
promesa era la firma de un Concordato. Hitler prometió que la
Iglesia católica tendría una especial posición de privilegio en
el Nuevo Reich si el Vaticano usaba su influencia para
asegurarle el voto del Partido del Centro [el partido católico].

37
El Vaticano acordó, y Hitler hizo una promesa adicional de
que en la declaración inaugural de su Gobierno haría una
declaración pública que efectivizaría el privilegio prometido.
Así, el 23 de marzo de 1933 el partido católico votó en el
Reischstag (Parlamento) por Hitler. Ya en abril, mayo y junio
de ese año se llevaban a cabo las negociaciones del
Concordato. Tal era el apoyo, que el prelado Kaas, líder del
partido católico, en su estancia en Roma durante este proceso
de negociación describiría a Hitler como: ...el portador de
elevados ideales quien hará todo lo que es necesario para
librar la nación de la catástrofe. Estas declaraciones
recordaban a la de los altos dignatarios católicos en favor de
Mussolini cuando les salvo de la quiebra y les dio y restauró
propiedades y poder. En este ambiente de concordia entre
nazis e Iglesia católica, Hitler diría:

«De la manera como vemos en el cristianismo el firme


fundamento de la vida moral, así es nuestro deber cultivar
relaciones amistosas con la Santa Sede y desarrollarlas».

El Papado ejerció entonces su poderosa influencia, ordenando


a su clero instruir a los católicos sobre el buen camino
emprendido por los nazis, convirtiendo a aquellos de dudosas
intenciones y carácter violento en un referente al que apoyar y
votar. Los resultados electorales mostrarían este cambio
ejercido por el poder eclesial en las opiniones de los
alemanes, los nazis aumentarían sus votos, su poder y su
respetabilidad. Otro aspecto poco ejemplar y bastante
silenciado, es que Hitler hizo un trato con el Vaticano en el
que pedía a la Iglesia que no interfiriera ni protestara contra la
persecución que ya tenían en marcha los nazis contra los
comunistas, los socialistas y los judíos, e incluso contra
miembros díscolos de la propia Iglesia. Curiosamente todos
ellos eran enemigos tradicionales e históricos de Roma (la
jerarquía eclesial), los judíos especialmente también, no fue
por ello difícil a los nazis utilizarlos como chivo expiatorio,
ya que así habían sido usados durante siglos en el mundo
cristiano.

38
Desde los orígenes del cristianismo se persiguió al judaísmo,
a pesar, y seguramente por eso, de que Jesús de Nazaret fuese
exclusivamente judío y no cristiano. Ver este artículo sobre la
figura del nazareno: Jesús de Nazaret: en busca de su realidad
social.

La Iglesia actuaba en el mundo no de acuerdo a un código


moral, sino de acuerdo a un interés por el poder. La
«autoridad» [la Iglesia católica] que reclama ser la autoridad
moral del mundo fue prácticamente la única que no profirió
una sola palabra en defensa de los perseguidos, o de reproche
a los Nazis. Sería bueno recordar que esta fue la misma
«autoridad» que le pidió al pueblo español a que
desobedeciera a su gobierno [durante la Segunda República],
y que inicio una revuelta armada en México llamando a una
santa cruzada contra el comunismo.

El partido católico finalmente cedió a las presiones y órdenes


del Vaticano para que no fuera un obstáculo al partido nazi, y
el 5 de julio de 1933 se llevaba a cabo su disolución. Eugenio
Pacelli, que sería el futuro papa Pio XII y que había sido
nuncio apostólico en Alemania, en Baviera, y ahora era
Secretario de Estado del Vaticano, decía para calmar los
ánimos de los católicos.

A causa de la exclusión de los católicos como un partido


político de la vida pública de Alemania, cuánto más necesario
es que los católicos, privados de representación política,
encuentren en los pactos diplomáticos entre la Santa Sede y el
Gobierno Nacional Socialista las garantías que puedan
asegurar para ellos, por lo menos, el mantenimiento de su
posición en la vida de la nación. Esta necesidad es sentida por
la Santa Sede, no solo como un deber hacia sí misma, sino
también como una responsabilidad solemne ante los católicos
alemanes, para que estos no puedan desaprobar al Vaticano
por haberlos abandonado en un momento de crisis.

La postura de la jerarquía católica en Alemania era clara, se


abría una nueva era que apoyaron con entusiasmo y gran
expectación. El cardenal Faulhaber lo expresaba de este

39
modo: En la época liberal se proclamó que el individuo tenía
el derecho a vivir su propia vida como él escogiera; hoy los
dueños del poder [Hitler] invitan a los individuos a
subordinarse a los intereses generales. Nos declaramos
partidarios de la doctrina y nos regocijamos en el cambio de
mentalidad.

El Arzobispo Bamberg también mostraba su firme apoyo de


forma pública ante la prensa: ...para que todos «apoyen los
esfuerzos del Gobierno Nacional enérgica y sinceramente para
realizar la reconstrucción de Alemania y renovar su vida
económica y espiritual».

La Iglesia católica con este apoyo al nazismo obtenía


privilegios y poderes que antes no había tenido, como
imponer decretos en estados alemanes que antes se habían
negado a recibir órdenes o a realizar acuerdos con el Vaticano.
La Iglesia había luchado durante siglos para imponer sus
decisiones a la Alemania luterana, ahora, con los nazis,
conseguía de forma fácil lo que antes no pudo con todo tipo
de estrategias políticas y militares. No hay que olvidar que en
aquella Alemania solo un tercio eran católicos.

A cambio de estos privilegios y de otros, como el deseado


control sobre la educación, los obispos católicos prestaban
juramento de lealtad al Reich nazi. El Vaticano había
alcanzado ahora los principales objetivos de la Iglesia católica
en Alemania: la desaparición de una República, la destrucción
de una democracia, la creación del absolutismo, una
asociación íntima de Iglesia y Estado, en un país donde más
de la mitad de la población era protestante. La cabeza de la
Iglesia en Alemania, el cardenal Bertram, hablaba de la
asociación entre el Estado y la Iglesia, sus metas comunes de
promover la educación cristiana y llevar a cabo una guerra
contra el ateísmo y la inmoralidad. Poniendo en evidencia el
mito extendido en nuestros días de que el nazismo es debido
supuestamente a los males del ateísmo, bien al contrario.

«El Episcopado de todas las Diócesis alemanas, como es


mostrado por sus declaraciones al público, tan gustoso para

40
expresar en cuanto se hiciera posible después del reciente
cambio en la situación política a través de las declaraciones de
Vuestra Excelencia su sincera disposición para cooperar con
su mayor habilidad con el nuevo Gobierno, el cual había
proclamado como su meta promover la educación cristiana,
emprender una guerra contra el ateísmo y la inmoralidad,
fortalecer el espíritu de sacrificio para el bien común y
proteger los derechos de la Iglesia». (De una carta de Su
Eminencia el cardenal Bertram al Canciller Herr Hitler
después de la conclusión del Concordato entre el Vaticano y el
Gobierno alemán. Vea Universe, del 18 de agosto de 1933).

Cuando existieron protestas y choques de los civiles alemanes


con los nazis, como los ocurridos con los líderes católicos
Schleicher y Strasser, que fueron asesinados, el Vaticano
siguió la misma actuación que en la Italia fascista, el silencio.

El Vaticano solo protestó contra el nazismo cuando chocaron


sus intereses, algo lógico, ya que ambos eran sistemas
totalitarios que querían imponer su voluntad, pero a pesar de
eso siguió colaborando y apoyándolo. La jerarquía católica
tenía en mente no solo los derechos y privilegios en
Alemania, sino la conquista de la Unión Soviética, para
destruir al gobierno comunista y especialmente también para
dominar y someter a la Iglesia ortodoxa, un enemigo
milenario. Para ello necesitaba a los los nazis. Y así ejerció su
influencia en los millones de católicos extendidos por toda
Europa, y cuanto mayor influencia tenía mayores y más
terribles fueron las consecuencias. Ver el caso de Polonia: La
invasión de Polonia por la Alemania nazi: un ejemplo de
guerra humanitaria.(*)

NOTAS
(*) Mikel Itulain · Fuente: Cuaderno personal · 17 enero, 2014

41
EL SECUESTRO DE PÍO XII

Los nazis planeaban secuestrar al papa Pío XII durante la


ocupación alemana de Roma en la Segunda Guerra Mundial.
Así lo desvela el diario de la Santa Sede 'L'Osservatore
Romano' que publicó una carta de Antonio Nogara, hijo del
entonces director de los Museos Vaticanos, fallecido en 2014.

Papa Pío XII.

Nogara relata como una noche de finales de enero o principios


de febrero de 1944 monseñor Giovanni Battista Montini -que
más tarde se convertiría en el papa Pablo VI- visitó a su
padre, Bartolomeo Nogara, que estuvo al frente de los Museos
Vaticanos desde 1920 hasta su muerte en 1954.

La familia Nogara vivía en un pequeño apartamento con dos


grandes ventanales que se abrían sobre la tercera 'loggia' de
los palacios apostólicos. Montini vivía a pocos metros de allí,
por lo que el joven Nogara, que por entonces tenía poco más
de 25 años, no sospechó nada extraño cuando el monseñor se
presentó a las once de la noche pidiendo hablar
«urgentemente» con su padre. Montini le explicó como el
embajador del Reino Unido, sir Francis d'Arcy Osborne, y el
diplomático estadounidense, Harold Trittman, le habían
entregado una información de los servicios secretos de sus

42
respectivos países en el que se detallaba un «plan avanzado»
de un comando alemán para secuestrar al papa Pío XII.

Según el texto de Nogara, su padre y el sacerdote Montini


buscaron esa misma noche un lugar donde ocultar al entonces
pontífice de las SS, si el plan de los nazis seguía adelante. Se
decidieron por la Torre de los Vientos, un torreón que se alza
sobre un ala de la Biblioteca Vaticana. «La elegante torre, en
estado de semiabandono, se reveló el contenedor de estancias,
pasillos y escaleras», escribe Nogara. «Un minilaberinto
perfecto» para esconder al Papa del ejército alemán durante
un «breve tiempo». Aunque más tarde los nazis suspendieron
la operación y no fue necesario utilizar el escondite previsto.

«Recuerdo con gran alivio el día en el que mi padre,


volviendo a casa después de una de sus visitas diarias a la
Secretaria de Estado vaticana, nos confesó que el Vaticano
sabía desde hacía tiempo del plan de Hitler», escribe Nogara.
«La misma embajada de Alemania en Roma habría hecho
notar a Berlín las inevitables consecuencias negativas en las
poblaciones católicas, incluso de varios países neutrales», si
se hubiera intentado secuestrar al papa Pío XII.

«La aprensión por la incolumidad del Pontífice llegó a su fin


solo después de que el ejército alemán abandonara Roma»,
recuerda Nogara. La ciudad italiana sufrió la ocupación de las
tropas nazis durante nueve meses, entre septiembre de 1943,
cuando Italia se pasó al bando de los Aliados, y hasta
principios de junio de 1944. El autor del texto defiende la
actuación de su padre y de monseñor Montini, ya que las
informaciones de los embajadores extranjeros de países
aliados eran «de tal gravedad» que Montini no podía «no
activarse inmediatamente para afrontar una imprevista
emergencia».

«En la dramática situación de aquellos meses la denuncia


conjunta de los embajadores de las dos mayores potencias
aliadas no podía ser desatendida de ningún modo.
Afortunadamente el execrable evento fue evitado ahorrando a
la historia páginas más dolorosas de las ya registradas en

43
aquellos tiempos», escribe. Tras el fin de la II Guerra Mundial
Pío XII fue criticado por no haber condenado con suficiente
firmeza los crímenes nazis.

El autor del texto que reproduce 'L'Osservatore Romano',


Antonio Nogara, fue un 'gentiluomo' del Papa, una distinción
honorífica instaurada por Paolo VI y que permite a un selecto
grupo de privilegiados participar en las ceremonias del
pontífice y permanecer en contacto directo con las más altas
instancias vaticanas. Nogara falleció en 2014 y sus escritos
sobre aquellos convulsos días de la ocupación nazi en Roma
salieron a la luz solo después de su muerte.

Simon Wiesenthal, el célebre cazanazis, afirma que el


Vaticano facilitó conscientemente la huida de criminales de
guerra del III Reich hacia Latinoamérica. La Santa Sede, por
boca de su jefe de prensa Joaquín Navarro Valls, rechaza esa
denuncia como una «falsedad histórica». El rabino Marvin
Hier, responsable del centro Simón Wiesenthal de Los
Ángeles, pide formalmente al Vaticano que abra sus archivos
de los años de posguerra. Roma, hasta aquí, no responde,
dando a entender que toda la documentación pertinente es ya
conocida.

La agria polémica entre la Santa Sede y los judíos ha estallado


tras la apertura de los archivos de Argentina correspondientes
a la presencia de nazis en el país. Lo único que se sabe de
cierto sobre el contenido de los archivos argentinos es lo que
Wiesenthal ha contado a la prensa: Josef Mengele, el genocida
de Auschwitz, llegó a Buenos Aires en 1949 con un pasaporte
de la Cruz Roja a nombre de Gregor Helmut que le fue
facilitado por la Cruz Roja gracias a una mediación vaticana.
«Fue el secretario de [Giuseppe] Siri quien procuró a Mengele
los documentos», decía Wiesenthal, en una entrevista
publicada por el diario La República.

El cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, fue una


figura de la derecha preconcíliar que volvió a adquirir cierta
relevancia tras la entronización de Juan Pablo II, como
mediador entre monseñor René Lefebvre y el papa Wojtyla.

44
«La organización clandestina nazi [para las fugas] se apoyaba
en las comisiones que, a finales de 1947, fueron creadas por el
Vaticano para atender a los prófugos de todos los países
excatólicos convertidos en comunistas: Polonia, Eslovaquia,
Croacia, Hungría. Pero el Vaticano sabía, y los prelados veían
casi siempre los dos documentos, el verdadero y el falso», por
lo que conocía perfectamente la identidad de los prófugos -
añade Wiesenthal-.

El cardenal Achille Silvestrini, ministro de RR.EE de la Santa


Sede en la posguerra, reconocía al citado diario romano que
en la «degradada situación» de aquellos años, es posible que
«algún personaje comprometido con los regímenes fascista o
alemán fuera ayudado a ponerse a salvo por eclesiásticos o
religiosos. Pero no por orden de la Santa Sede». Del mismo
modo, Navarro Valls dijo que «fue probablemente fácil» que
algunas personas buscadas falsificaran sus documentos y
huyeran confundidas con los prófugos que se aglomeraban en
Roma. Por otra parte, la Comisión Pontificia de Asistencia,
creada por Pío XII para atender a estos emigrantes, «actuó
siempre bajo la supervisión de las autoridades aliadas».

El mismo portavoz señaló que los 12 volúmenes de Actos y


documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra
Mundial, en los que figura toda la documentación política
vaticana de los años 1939-1945, dan prueba de hasta qué
punto la Iglesia católica contribuyó al salvamento de vidas
judías durante la guerra. Pero lo que el rabino Hier quiere
consultar ahora son los archivos vaticanos de 1945 a 1950.

Los aspectos políticos de esta controversia ponen en peligro la


reciente aproximación entre el Vaticano e Israel con vistas al
establecimiento de relaciones diplomáticas. El diario israelí
The Jerusalem Post afirmaba en su editorial que «Israel tiene
el deber consigo mismo y con las víctimas del holocausto de
no establecer relaciones diplomáticas con el Vaticano hasta
que la Iglesia reconozca el alcance de sus crímenes contra el
pueblo judío y admita su culpabilidad».

45
El viernes 6 de mayo de 1994 ante las cámaras de la televisión
que reprodujeron su imagen y sus palabras por todo el mundo,
el ex capitán de las Schutz-Staffel (SS) hitlerianas Erich
Priebke -octogenario y lúcido- admitió su participación en
asesinatos en masa, y su fuga de Europa en 1947 con la ayuda
de la Iglesia Católica. Al día siguiente ratificó lo dicho
personalmente al periodista argentino Jorge Camarasa quién
lo publicó en el libro «ODESSA al Sur, la Argentina como
refugio de nazis y criminales de guerra», Editorial Planeta,
Julio de 1995, y que sirve de base para la primera parte de
este informe.

Erich Ernst Bruno Priebke nació el 29 de julio de 1913 en


Henningsdorf, cerca de Berlín. Estudió hotelería en Berlín y
posteriormente en Italia. En 1933 volvió a Alemania e ingresó
al Partido nazi; en 1937 se anotó en las SS con el número de
registro 209 305. En 1943 fue enviado a Italia como adjunto
del coronel Herbert Kappler, jefe de las fuerzas de ocupación
en Roma. Participó en setiembre de 1943 en el rescate de
Benito Mussolini, arrestado por decisión del Gran Consejo
Fascista por su desastrosa conducción de las acciones de
guerra. El 23 de marzo del 44 como resultado de un atentado
de los partisanos, murieron 33 soldados alemanes en las calles
de Roma. La represalia fue sangrienta. En la madrugada del
24 de marzo de 1944, diez italianos por cada alemán muerto
fueron fusilados en una mina abandonada a un kilómetro de la
antigua puerta de San Sebastián, un lugar conocido como las
Fosas Ardeatinas. El capitán Erich Priebke y el Coronel
Kappler supervisaron toda la operación y ejecutaron a los
primeros prisioneros con un tiro en la cabeza para dar el
ejemplo a la tropa.

Poco antes del amanecer los trescientos treinta y cinco civiles


-con las manos atadas en la espalda- habían sido fusilados. Al
finalizar la guerra Priebke, fue tomado prisionero y estuvo
internado durante un año y medio en el campo de Rímini
hasta que finalmente logró escapar a fines de 1946.

46
El propio Priebke relató así su fuga a Camarasa: «El 31 de
diciembre de 1946 aprovechando los festejos de fin de año.
Los ingleses bebían y hacían fiesta, y los polacos estaban
borrachos. Conseguimos escapar cinco personas: tres
suboficiales, otro oficial y yo. Fuimos al palacio del obispo y
allí comenzó en verdad nuestra fuga». Invocando la relación
que había cultivado en sus años en Roma como tercero de la
jerarquía de las SS con miembros de la iglesia, y en especial
con el cura Pancratius Pfeiffer, obtuvieron dinero y llegaron
hasta Bolonia donde finalmente se separaron. En Vipiteno
donde estaba su familia Priebke estuvo 20 meses protegido
hasta que pudo huir a Buenos Aires. El precio fue renunciar a
su fe protestante y convertirse al catolicismo, en ceremonia
efectuada por el cura Johann Corradini en acta de bautismo
que se conserva aún en la parroquia de Vipiteno, aunque con
la fecha fraguada -dice 13 de setiembre de 1948- y con una
anotación al margen que dice «Bautismo bajo condición».

Según contó Priebke a la periodista Emanuela Audisio del


diario romano «La República», «pensé en retornar a
Alemania, pero no tenía más familia en Berlín. La ayuda vino
de un cura franciscano que no recuerdo su nombre. Me dijo
que no podía enviarme a Alemania y me ofreció la Argentina.
Dije que sí y partí para Génova. El problema era que no podía
viajar con mi pasaporte, y para eso me ayudó en el Vaticano el
obispo Alois Hudal, quién me entregó un pasaporte en blanco
con la insignia de la Cruz Roja». Posteriormente, durante el
juicio por sus crímenes de guerra, quedó demostrado que
Priebke recaló en la Argentina ayudado, entre otros, por el
austríaco Alois Hudal, obispo allegado y protegido por papa
Pío XII. Las características de su fuga como se verá en otros
ejemplos, pueden considerarse como un caso típico. Su
historia es apenas una más de las tantas sobre jerarcas nazis
que llegaron a la Argentina a través de la que habría
conocerse como la «ruta de los monasterios o «ruta de las
ratas».

47
PLANIFICANDO LA FUGA

El 10 de agosto de 1944 en Estrasburgo, Francia ocupada, en


un antiguo edificio frente a la Place Kleber llamado la Maison
Rouge se reunieron los representantes de lo más granado de la
estructura de poder de la Alemania nazi. Los representantes
del delfín Martin Bormann, del ministro de armamentos
Albert Speer, del comandante militar Wilheim Canaris y los
dueños de las fábricas más poderosas que habían sido el
pulmón de la maquinaria bélica germana, Asimismo, los
grandes banqueros, los financistas, los empresarios de seguros
y los industriales de la cuenca del Rhin y del Rhur. Allí se
determinó como y de qué manera huirían y se protegerían
todos ellos junto a sus bienes y fortunas.

MONSEÑOR ALOIS HUDAL

La red de fuga en que intervino el Vaticano se llamó «la ruta


de los monasterios» o «la ruta de las ratas» y fue la más eficaz
de todas las vías de escape planificadas por los conjurados de
la Maison Rouge de Estrasburgo. Estimaciones coincidentes
indican que cinco mil jefes nazis alcanzaron a escapar gracias
a esta organización.

Su sede central estaba en la capital italiana, operaba desde


oficinas propias bajo la cobertura de la Pontificia Comisión de
Asistencia (PCA) a la que Pío XII había conferido
competencia exclusiva en el manejo de los temas vinculados a
prisioneros y refugiados de guerra. El cerebro era el obispo
austríaco Alois Hudal, jefe de la sección austríaca de la PCA y
rector del colegio alemán Santa María dell' Anima, sito en
Piazza Navona, en Roma. Este obispo fue autor de un libro
llamado «Las Bases del Nacionalsocialismo» (Die
Grundlagen des Nationalsozialismus), una verdadera apología
del nazismo. Fue editado en Leipzig y en Viena en 1936, y un
ejemplar del mismo fue enviado por Hudal a Hitler, con una
dedicatoria manuscrita que decía: «Al artífice de la grandeza
alemana». Asimismo, Hudal se autoproclamaba «jefe

48
espiritual de los católicos germanos residentes en Italia». Para
determinar el papel que Hudal jugó en la huida de los jerarcas
nazis hay varias fuentes posibles:

1. Sus propias memorias ("Diarios Romanos").


2. La versión de los historiadores oficiales de la Iglesia.
3. Un informe del agregado militar de los EE.UU. en
Roma en 1947.
4. Los archivos del Vaticano y de Santa María dell’
Anima.

Sus memorias y la versión oficial del Vaticano se


complementan extrañamente.

1. En sus memorias, Hudal no duda en admitir la ayuda que


prestó a los criminales prófugos. Mantuvo esta posición hasta
su muerte ocurrida en 1962. Según el propio Hudal, esta tarea
de ayuda corría por cuenta del Vaticano. Para Ignacio Klich,
coordinador académico de la Comisión por el Esclarecimiento
de las Actividades del Nazismo en la Argentina (CEANA),
esto no ofrece duda alguna: «El rol de Hüdal durante la guerra
no habría sido posible sin la luz verde de la Santa Sede».

2. La opinión contraria fue sostenida por Robert Graham, un


sacerdote jesuita historiador oficial del trono papal. La tesis
de Graham para desautorizar a Hudal es simple: estaba fuera
del Vaticano. Dicho de otra forma: Hudal habría actuado solo
y por su cuenta. Sin embargo, como consigna Ignacio Klich
en «Le Monde Diplomatique»: «es quizás cómodo
actualmente hacer del obispo Hudal el principal responsable
de las evasiones, pero conviene subrayar que ni la ruta de los
monasterios ni su propio papel durante la guerra, hubieran
sido posibles sin la luz verde de la Santa Sede». Cabe agregar
que esta tesis del Vaticano tampoco explica el hecho de que
muchos otros religiosos, como ya veremos, también
colaboraron, y mucho, con los fugitivos del III Reich.

3. Un elemento de juicio capital es un memorándum secreto


dirigido en mayo de 1947 al Secretario de Estado
norteamericano, George Marshall, por el agregado militar en

49
Roma, Vincent La Vista. Este documento recién salió a la luz
treinta y cinco años después de redactado. Fue obtenido por el
historiador Charles Allen Jr. y fue publicado en la prensa de
Paris y New York en febrero de 1983 (4). Sin ningún tipo de
eufemismos en el informe se define al Vaticano como la
«principal organización implicada en el movimiento ilegal»
de personas, dando los detalles sobre el funcionamiento de
una gigantesca red de evasión.

Según el militar norteamericano desde 1947 existía una


compleja organización dirigida por altos dignatarios
vaticanos, encargada de poner a salvo a los nazis que vagaban
sin rumbo por Europa. El funcionamiento de la red se basaba
en una cadena de recomendaciones y conocimientos
personales que permitía a los prófugos conseguir asilo, dinero
y documentos antes de ser embarcados para puertos seguros.
Este informe se ocupa naturalmente del obispo Alois Hudal,
pero también agregó una lista de otros VEINTIUN dignatarios
vaticanos implicados en la organización de fugas, citando
entre ellos al cardenal italiano Humberto Siri, al arzobispo
yugoslavo Kronislav Draganovic, el obispo Iván Bucko, así
como una larga de serie de sacerdotes. La veracidad de este
informe, que no ha sido rebatido convincentemente por la
Iglesia, iba a comprobarse con el correr del tiempo.

4. Es muy significativo que aún hoy, en pleno siglo XXI, los


archivos del Vaticano y de Santa María dell’Anima
permanecen todavía cerrados a cal y canto por la jerarquía
vaticana, que no permite que nadie investigue los documentos
que allí se guardan vinculados a este tema.

MONSEÑOR KRUNOSLAV DRAGANOVIC

Además de los alemanes, también los criminales de guerra


eslavos y bálticos fueron evacuados de la misma manera por
la ruta de los monasterios. Esta ruta serpenteaba por un
itinerario jalonado de abadías y conventos entre Zagreb,
Lijubljana, Trieste, Venecia, Roma Nápoles, el norte de Italia
y España. Los institutos religiosos servían de refugio a los

50
fugitivos que estaban en tránsito, quienes eran cobijados allí
por monjes de todas las órdenes -sobre todo por franciscanos
y trapenses- hasta que se los proveía de documentación y
podían ser embarcados en Génova, Cádiz o Vigo rumbo a
destino seguro.

La financiación del trabajo de Hudal tenía varias fuentes, pero


una claramente identificada provenía de los Estados Unidos:
la National Catholic Welfare Conference que apoyaba
organizaciones católicas en la Europa de posguerra. Otro
organizador clave de la ruta de las ratas fue el arzobispo
Krunoslav Stjepan Draganovic, teólogo y secretario del
Instituto Católico Croata de San Girolano.

Hudal y Draganovic coordinaron su trabajo tanto con el


equipo de colaboradores de la Cruz Roja que otorgaba los
pasaportes, como también con la malla de funcionarios
consulares portuarios y navieros. El contacto de Draganovic
en la Argentina para este tipo de operaciones fue Branko
Benzon, ex ministro del Estado Libre de Croacia y embajador
de Croacia ante el Tercer Reich. Entre 1946 y 1949 Benzon
fue «asesor para la inmigración yugoslava y croata» del
gobierno argentino, formando parte del cuerpo de «asesores
confidenciales» del director de la Dirección General de
Migraciones; Pablo Dian fue también el médico personal de
Perón. De esta forma llegaron a la Argentina criminales de
guerra y ex colaboracionistas con los regímenes de las
potencias del Eje. Adolf Eichmann, Ante Pavelic o Klaus
Barbie, por citar solo algunos ejemplos, llegaron a América
del Sur por esta ruta y, además, vistiendo hábitos religiosos.
Pavelic, antiguo jefe del estado independiente de Croacia
donde fueron exterminados en los campos de la muerte 800
000 personas, había sido contactado según un telegrama del
Cuerpo Central de Inteligencia americano en 1947 con el
subsecretario del Vaticano de la época, Giovanni Battista
Montini, futuro papa Pablo VI.

Ján Durkanski, ex ministro de Eslovaquia, fue otro de los


criminales de guerra que ingresó a la Argentina a través de la

51
vía dirigida por Draganovic y gracias a la intervención de
Benzon. Los contactos entre Draganovic y el criminal de
guerra Ante Pavelic permiten inferir que éste y sus ocho
colaboradores llegados a la Argentina en 1947, siguieron el
mismo camino.

La resolución administrativa del gobierno argentino (1949),


por la que se autorizó a Erich Priebke a obtener nueva
documentación con su nombre real, consigna los mecanismos
que según el solicitante había empleado para entrar al país.
Como muchos otros que llegaron a la Argentina a través de la
ruta de las ratas, Priebke obtuvo apoyo de las asociaciones
católicas de Roma, por cuyo intermedio consiguió que las
autoridades argentinas visaran el pasaporte que le había
otorgado la Cruz Roja Internacional.

Draganovic también puso su organización a disposición de los


nazis que Estados Unidos deseaba enviar a Sudamérica. De
esta manera, se hizo cargo del «carnicero de Lyon», el oficial
SS Klaus Barbie, quien le fue entregado por oficiales de
inteligencia norteamericanos en la estación de trenes de
Génova. Draganovic acompañó a Barbie al consulado
argentino, donde obtuvo una visa que le permitió obtener
documentos de la Cruz Roja con apellido falso para él y su
familia. Barbie y otros nazis se embarcaron en Génova, en
marzo de 1951, con destino a Buenos Aires para luego
trasladarse a Bolivia.

Draganovic también colaboró con el gobierno argentino para


posibilitar la llegada a la Argentina de los técnicos que el
diseñador alemán Kurt Tank necesitaba para la fábrica de
aviones en Córdoba. Estos recibieron pasaportes de la Cruz
Roja como croatas, y fueron recibidos en el convento de
monjas Centocelle, hasta que tomaron un avión de la Flota
Aeromercante Argentina con destino a Buenos Aires. En este
grupo llegó escondido el criminal de guerra Gerhard Bohne,
encargado del programa de eutanasia del Reich.

Por iniciativa de Draganovic, el padre franciscano croata Blaz


Stefanic, superior de la basílica de Bari en Buenos Aires,

52
logró que el 27 de noviembre de 1946 las autoridades
migratorias argentinas aprobaran un cupo para doscientas
cincuenta personas croatas, a quienes se les otorgó un permiso
de entrada sin mención de nombres y sin revisión. Los
documentos fueron enviados desde Caritas Croata, filial
argentina, a Caritas Croata, filial de Roma. Los nombres de
los refugiados fueron puestos por las organizaciones croatas
en Salzburgo y Roma y fueron aprobadas en bloque por el
consulado argentino en Roma. Teniendo en cuenta que
muchos alemanes fueron incluidos en este paquete, hasta
Hitler podría haber llegado a la Argentina de esta manera sin
que nadie se enterase de ello.

Draganovic continuó cumpliendo funciones en el Colegio de


San Girolamo hasta pocos días después de la muerte de Pío
XII, en octubre de 1958, cuando fue expulsado por órdenes de
la Secretaría de Estado vaticana, lo que sugiere que el
austríaco contó con la protección del Papa hasta la muerte del
pontífice.

En diciembre de 1946, Perón colocaba a un hombre de la


Iglesia al frente de la flamante Delegación Argentina de
Inmigración en Europa, cuya sede central se estableció en
Roma. El presbítero José Clemente Silva, hermano de un
amigo de Perón, partió para Italia con la misión de organizar
el traslado a la Argentina de varios miles de europeos que
fueran útiles para los planes de industrialización argentinos.
El sacerdote debía encargarse también del traslado de
personas destacadas que no tuvieran documentación. Las
operaciones más importantes de la Delegación se llevaron a
cabo en Italia, donde luego de arduas negociaciones se firmó
un acuerdo para establecer las condiciones de reclutamiento el
21 de febrero de 1947. Como consecuencia de estos acuerdos,
el ex espía del Abwehr (Servicio de espionaje militar del
Reich) Reinhard Kopps -conocido luego en Bariloche como
Juan Maler- inició su colaboración con el obispo austríaco
Alois Hudal, a fin de enviar grupos de nazis hacia la
Argentina. Kopps recibía las solicitudes y hacía los arreglos
con el consulado argentino en Génova. Los permisos de

53
ingreso eran otorgados por la Dirección de Migraciones en B.
Aires, los pasaportes por la Cruz Roja y el transporte lo hacía
la compañía de navegación argentina Dodero S.A., propiedad
de Alberto Dodero, un íntimo amigo del Gral. Perón.

Como verán es muy difícil admitir racionalmente la tesis que


la acción solitaria de un solo obispo haya podido hacer
funcionar en forma eficaz y a la vez discreta, esta enorme y
sofisticada red que involucraba a centenares de curas, frailes,
monjas y laicos, así como decenas de instituciones privadas,
públicas, religiosas, organismos internacionales y
fundamentalmente contactos del más alto nivel gubernamental
en países europeos, americanos, africanos y asiáticos. Todo
ello sin entrar en el «detalle» del volumen de dinero que se
necesita para que semejante organización funcione. Y
funcionó bien. A tal punto que -según palabras del agregado
militar de EE.UU. en Roma- la ruta vaticana se transformó en
«la principal organización implicada en el movimiento ilegal
de personas».

LA MEMORIA DE LOS FUGITIVOS

Por otra parte -y para desgracia del Vaticano- muchos de los


que huyeron por la «ruta de las ratas» les dio por escribir sus
memorias y también allí la Iglesia Católica se vio involucrada
directamente, esta vez por los propios fugitivos. Este fue el
caso de un ex oficial de las SS, ayudante durante la guerra del
ministro de Relaciones Exteriores nazi Joachim Von
Ribbentrop, llamado Rainer Spitzi, quien vivió hasta 1992 en
Salzburgo, Austria. Spitzi huyó de Europa por una ruta de
conventos de monjes trapenses españoles, y ayudado por los
frailes logró embarcar hacia Buenos Aires.

En sus memorias, titulada «Como escapamos de los aliados»,


narra las peripecias de su huida a través de conventos
españoles y su relación con los monjes a quienes según él:
«los comunistas habían maltratado y por eso ayudaban a
cualquier anticomunista».

54
También el coronel nazi Hans Ulrich Rudel, que también
logró llegar a Buenos Aires a través de senderos eclesiásticos
escribió en sus memorias que «en otras cuestiones uno puede
tener la opinión que quiera sobre el catolicismo. Pero lo que
hizo la Iglesia en esos años para salvar valioso capital humano
de nuestro pueblo, los que ha logrado salvar a menudo de una
muerte segura, sobre todo a través de la intervención de
personalidades de extraordinaria calidad humana dentro de la
Iglesia, debe permanecer grabado siempre en nuestra
memoria...»

Y refiriéndose luego al obispo Hudal decía: «A través de él,


Roma se convirtió en refugio y en salvación de muchas
víctimas de la persecución después de la «liberación». Y más
de uno de nuestros propios camaradas encontró el camino de
la libertad a través de Roma, porque Roma estaba llena de
hombres de buena voluntad» LA CEANA (Comisión de
Esclarecimiento de las Actividades Nazis en la Argentina).

En el semanario Página 12 en Buenos Aires un 12 octubre de


1997 titulado: «El papel de la Iglesia en nuestro país. Los que
importaron nazis» se publicó lo siguiente: «Una de las tareas
ineludibles de la Comisión de Esclarecimiento de las
Actividades Nazis en la Argentina (CEANA), conformada en
el marco de la Cancillería, es estudiar el papel que le cupo a la
jerarquía eclesiástica vaticana en el traslado de criminales de
guerra desde los restos del Tercer Reich hasta nuestro país, en
la posguerra». Los datos son incriminantes: jerarcas prófugos
de la Justicia, acusados de los más graves crímenes de lesa
humanidad, entraron por el puerto de Buenos Aires con
pasaportes emitidos a nombre falso por el Vaticano y con el
paraguas de la Cruz Roja. Erich Priebke utilizó esta llamada
Ruta de las Ratas y otros criminales como Adolf Eichmann,
Klaus Barbie y Ante Pavelic hasta ingresaron a la Argentina
como sacerdotes. La CEANA intentó recientemente acceder a
los archivos del ya fallecido obispo Alois Hudal, el alma
mater en el traslado de los criminales de guerra a la
Argentina, pero hubo un rechazo categórico.

55
También la Comisión quiere revisar los documentos aún
secretos del Vaticano, ya que hasta el momento solo se puede
acceder a una especie de selección hecha por la misma Iglesia
hace varios años y la veda subsiste para la gran mayoría de los
documentos de la época. Hasta el momento, parece que el
proceso autocrítico de la Santa Sede es más acelerado que el
proceso de apertura de archivos.

La CEANA es una comisión conformada para esclarecer la


influencia nazi en la Argentina, tanto la llegada del llamado
oro nazi como el arribo de submarinos, criminales de guerra o
inversiones realizadas por jerarcas del Tercer Reich.

En el marco de la investigación, Matteo Sanfilippo, el hombre


de la CEANA en Italia, pidió autorización al Colegio Santa
María Dell Anima de Roma para estudiar la documentación
de quien fuera rector de esa institución eclesiástica en la
posguerra, el obispo Hudal. En sus memorias, este obispo se
jactó de haber colaborado con jerarcas nazis para ayudarlos a
huir hacia Sudamérica, pero la versión oficial de la Iglesia es
que lo hacía sin la aprobación del papa Pío XII, más bien
exculpado por el documento vaticano.

La mayoría de los historiadores coinciden en que el trabajo de


Hudal no pudo pasar inadvertido para el Vaticano ya que
movía decenas de personas de un convento a otro e incluso
hubo un informe norteamericano en el que se califica a la
Santa Sede como «la principal organización implicada en el
movimiento ilegal de personas». En ese informe se señala a
21 dignatarios vaticanos que participaban en la organización
de la huida de nazis.

«Esperamos que ahora, a la luz del proceso que viene


impulsando el Papa, se pueda acceder a la documentación. La
realidad es que han usado la prohibición en forma
discrecional. Si uno quería investigar un tema irritativo, como
la cuestión de los nazis, había una negativa categórica», dijo a
Página/12 el coordinador académico de la CEANA, Ignacio
Klich.

56
Es importante agregar que antes de que la CEANA comenzara
su labor, se conocían algunos documentos argentinos que
demostraban que en 1946 Mons. Giovanni Montini (quién
sería Paulo VI), de la Secretaría de Estado vaticana de Pío
XII, se contactó dos veces con el embajador argentino ante la
Santa Sede.

En la segunda oportunidad transmitió la preocupación papal


por todos los católicos impedidos de regresar a sus hogares
por la probabilidad de ser objeto de persecuciones políticas,
proponiendo la elaboración de un plan de acción conjunta
entre expertos de la Argentina y de la Santa Sede. En ninguno
de estos documentos hay referencias específicas sobre la
exclusión de dicho plan de los responsables de crímenes de
guerra, algo que genera interrogantes respecto de la
responsabilidad de otros personajes de la Santa Sede visto el
reconocido papel que el padre Draganovic, secretario de San
Girolamo degli Illirici, desempeñó en la huida de criminales
nazis a la Argentina.

Asimismo, Matteo Sanfilippo encontró pruebas de la


intercesión del Cardenal Eugene Tisserant, quien pidió visas
argentinas para un puñado de refugiados del régimen de Vichy
en Italia, temerosos de retornar a Francia. Los historiadores
responsables del estudio de la conexión vaticana han
descubierto en Italia un documento inédito que confirma el rol
de la Iglesia en la investigación de una suerte de seguro para
los soldados perdidos del Tercer Reich y sus colaboradores.
Una carta del cardenal francés Eugène Tisserant, responsable
de la Misión del Vaticano en Europa oriental dirigida en mayo
de 1946 a la embajada de la Argentina en Roma «cuando su
eminencia el cardenal Caggiano (en la época, primado de la
Argentina) y su excelencia Mons. Barrere (obispo de
Tucumán en el norte de la Argentina) se encontraron en
Roma, me han hecho entender que el gobierno de la
República Argentina estaría dispuesto a recibir a franceses
que por su actitud política durante la reciente guerra se
expondrían si reingresan a Francia a medidas de rigor y
venganzas privadas», escribe el prelado francés. Y reclama a

57
los diplomáticos tener a bien conceder visas para las familias
Plissard y Reuillard, así como también para Pierre Aubry.

Esta correspondencia confirma otros dos hallazgos realizados


por Ignacio Klich sobre el rol de la Santa Sede. Como vimos
en junio de 1946, el cardenal Montini se aproximó al
embajador argentino del Vaticano para proponerle que
expertos de ambos estados trabajen juntos a fin de responder a
las inquietudes del papa Pío XII, concernientes a los católicos
que no podían volver a sus hogares.

En 1949, por fin, Pío XII, en una entrevista con el


«Washington Post» expone su buena disposición «en materia
de inmigración». Buena disposición que suponía incluso un
peaje de entrada y que le habría reportado al régimen
argentino, según los servicios secretos americanos, alrededor
de 800 millones de dólares.

En febrero de 1997 el abogado Pedro Bianchi, antiguo


diplomático argentino entre 1946 y 1948 y defensor del nazi
Erich Priebke durante su proceso en Italia, declaró al
semanario «Newsweek» que «...Perón llegó a enviar a Viena
por valija diplomática hasta 2000 pasaportes argentinos y
8000 cartas de identidad vírgenes a fin de facilitar la llegada
de fugitivos a su país».

Demasiadas coincidencias, demasiada gente, demasiado


dinero, demasiados servicios secretos, demasiados
diplomáticos y demasiados gobiernos involucrados como para
creer que un solo obispo fuera responsable de semejante
organización sin que nadie se hubiese enterado en Roma.

NOTAS
El escritor católico Ronald J. Rychlak dice que, después de la guerra, la izquierda
italiana trató de desprestigiar a Pío XII diciendo que había sido aliado de Hitler.

El acontecimiento que dio origen a la imagen controvertida del Papa respecto a su


relación con el nazismo fue la publicación de la obra de teatro El vicario del
alemán Rolf Hochhuth en 1962. La obra se basó en documentación fraguada y

58
provista por la KGB, que se proponía minar la autoridad del Vaticano. A esta teoría
adhiere el historiador británico sir Martin Gilbert, biógrafo oficial de Winston
Churchill y experto en historia del pueblo judío.

El filósofo Bernard-Henri Lévy recuerda que Hochhuth «es también un conocido


negacionista, condenado varias veces como tal», y recordó una entrevista suya,
publicada en un semanario alemán de extrema derecha, «en la que defendía a
David Irving, que niega la existencia de las cámaras de gas».

En su libro The Pontiff in Winter (2005), John Cornwell tiene una mirada más
piadosa sobre Pacelli y su silencio, diciendo que el Papa no tenía mucho margen de
acción bajo la dictadura de Mussolini y la posterior ocupación nazi, aunque sigue
señalando que Pío XII no habló al concluir la guerra.

La posición del Estado de Israel se puede sintetizar en lo escrito en el monumento


del Yad Vashem: Cuando fue elegido Papa en 1939, archivó una carta contra el
racismo y el antisemitismo que su predecesor había preparado. Aún tras la llegada
al Vaticano de informes sobre el asesinato de judíos, el Papa no llevó a cabo
ninguna protesta ni verbal ni por escrito. En diciembre de 1942, se abstuvo de
firmar una declaración de los Aliados que condenaba la exterminación de Judíos.
Cuando los judíos fueron deportados de Roma a Auschwitz, el Papa tampoco
intervino. Mantuvo su posición neutral durante la Guerra, con la excepción de
algunas apelaciones a los dignatarios de Hungría y Eslovaquia al final de la guerra.
Su silencio y la falta de una guía obligaron a los hombres de la Iglesia en toda
Europa a decidir por su propia cuenta como reaccionar.

Las acusaciones del Estado de Israel contra Pío XII se resumen en las siguientes
cuestiones:

su intervención en la firma del Reichskonkordat.


su decisión de no promulgar la encíclica Humani generis unitas.
el no haber hecho una protesta pública del Holocausto.
la falta de apoyo para proteger a los judíos romanos durante la "razzia" de
octubre de 1943.
la neutralidad de la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial.

En julio de 2012 —debido a la gran cantidad de material documental y al aporte de


los historiadores antemencionados— las autoridades del Yad Vashem modificaron
el texto escrito en el monumento: El Vaticano, bajo Pío XI, Achille Ratti, y
representado por el Secretario de Estado Eugenio Pacelli, firmaron un concordato
con la Alemania Nazi en julio de 1933, con el objetivo de preservar los derechos
de la Iglesia Católica en Alemania.

La reacción de Pío XII, Eugenio Pacelli, sobre el asesinato de judíos durante el


Holocausto es materia de controversia entre los eruditos. Durante el desarrollo de
la Segunda Guerra Mundial, el Vaticano mantuvo una política de neutralidad. El
Pontífice se abstuvo de firmar la Declaración de los Aliados del 17 de diciembre
de 1942 condenando el exterminio de los judíos. Sin embargo, en su mensaje radial
de Navidad del 24 de diciembre de 1942, él se refirió a los «cientos de miles de
personas que, sin ninguna culpa de su parte, a veces por su nacionalidad u origen
étnico, han sido consignados a la muerte o a una lenta desaparición». Los judíos no
fueron explícitamente mencionados.

59
Los críticos del Papa sostienen que la decisión de abstenerse en condenar el
asesinato de los judíos por la Alemania Nazi constituye una falta moral: la falta de
una guía clara dejó espacio para que muchos colaboraran con la Alemania Nazi,
reasegurados por la idea que no contradecía a la enseñanza moral de la Iglesia.
Esto también dejó la iniciativa del rescate de los judíos a clérigos individuales y
laicos. Sus defensores sostienen que esta neutralidad previno medidas más duras
contra el Vaticano y las instituciones de la Iglesia de toda Europa, permitiendo que
una considerable actividad de rescate tuviera lugar en diferentes niveles de la
Iglesia. Por otra parte, señalan los casos en los que el Pontífice ofreció apoyo a las
actividades en los que judíos fueron rescatados. Hasta que todo el material
relevante esté a disposición de los eruditos, este asunto permanecerá abierto a
futuras investigaciones.

60
CAPÍTULO V

CRONOLOGÍA DE LOS
HECHOS

Estamos en 1942, el mundo entero está en guerra, las fuerzas


del Eje y los Aliados bombardean intensamente. Estamos en
el corazón del conflicto bélico más grande de la Historia, una
guerra que dejará sobre el terreno cerca de 50 millones de
muertos.

En Roma, el papa Pío XII se ha encerrado en su palacio lejos


del caos de la guerra. Como padre espiritual de centenares de
millones de católicos en todo el mundo, él debe dirigir la
Iglesia en uno de los periodos más negros de nuestra Historia;
pues a 1000 km de Roma, en Polonia, Hitler se dispone a
llevar a la práctica su plan macabro: la eliminación de todos
los judíos de Europa que él hace gasificar en campos de
exterminio en medio del más absoluto secreto. Aunque a
pesar de ello el Papa permanece al corriente de todo, ya que él
es uno de los hombres mejor informados del mundo.
Entonces, el mundo entero permanece a la espera de un gesto
de su parte, de unas palabras que condenen estas atrocidades.

Su única arma es la palabra. La única manera para un Papa de


ejercer una influencia sobre los acontecimientos es hablando.
Pero el Papa opta por encerrarse dentro del mutismo. Y por lo
tanto, a priori, todo opone catolicismo y nazismo. Son dos
mundos completamente diferentes. Si usted lee Mein Kampf,
usted comprenderá que hay pocos puntos en común con el
evangelio.

61
Salvo que, tratándose de puntos en común con Hitler, la
Iglesia católica va a encontrar varios. A partir de los años 30
decenas de curas se afilian al Partido Nazi, y el Vaticano
cierra los ojos ante esta realidad. Es más, incluso la Iglesia va
a establecer un pacto con el führer firmando un acuerdo
internacional.

Pío XI ha dicho siempre, desde mucho tiempo antes de la


llegada de Hitler al poder, que él firmaría un concordato con
el mismo diablo en persona si ello fuese necesario para
favorecer los intereses de la Iglesia. Ustedes van a descubrir la
historia de ciertos hombres de Iglesia, fervientes admiradores
de Hitler, que manipulan con la misma destreza tanto la cruz
de Cristo como la cruz gamada de los nazis, como así es el
caso de un cierto obispo llamado Mayol de Lupé.

Él terminaba sus sermones con la expresión «En nombre del


padre, del hijo y del espíritu santo, y de Hitler», cosa que no
está escrita en el derecho canónico romano. Y tambien otra
frase era «Adolf Hitler como nuestro profeta Jesucristo»,
expresión que es un poco original. Después de la guerra,
varias redes secretas en el seno mismo del Vaticano van a
ayudar a los grandes criminales nazis a abandonar Europa.
Entre ellos Joseph Mengele y Klaus Barbie.

Aquí estamos hablando de actividades criminales, es


importante decirlo. No es una cuestión de perdón, de olvido ni
de ayudar a alguien dándole de comer, sino de confeccionar
falsos documentos de identidad para los criminales del
Holocausto que pretenden escapar a la Justicia de los Aliados.
Esto es excesivo para un buen samaritano.

Es esta historia que nosotros vamos a contarles, la de una


institución que creíamos que estaba por encima de cualquier
sospecha, y que por lo tanto va a ser la protagonista de una
complicidad con el mal.

62
Toda la ambigüedad de las relaciones entre el Vaticano y el
nazismo empieza ya bastante antes de la Segunda Guerra
Mundial. Para comprender esto es necesario introducirnos en
la época de principios de los años ’30, concretamente en el 30
de enero de 1933, día en el que Hitler es eligido canciller de
Alemania. Porque este nombramiento no era suficiente para
Hitler, pues su verdadero objetivo era el de imponer una
dictadura. Pero para poder hacer esto Hitler debe primero
modificar la Constitución, y para ello necesita el apoyo de los
2/3 de diputados del Reichstag.

Su única esperanza es la de conseguir el respaldo de un


partido político muy potente dentro de la Asamblea: el
ZENTRUM, un centenar de diputados del centro, los
diputados católicos.

Si Hitler quiere llegar a ser un personaje totalitario como así


lo pretende, él debe atraer hacia su proyecto político ese pilar
de la sociedad weimariana (de la República de Weimar) que
constituyen los católicos, que constituye la Iglesia católica.
Porque Hitler tiene la necesidad de restaurar una forma de
unanimidad sobre la que va a construirse el totalitarismo.

Pero el problema es que a priori es imposible que la Iglesia le


dé su voto a Hitler. Nazismo y catolicismo están
diametralmente opuestos. El evangelio se basa primero en el
amor al prójimo, amarse los unos a los otros, etc … y no en
una incitación al asesinato colectivo ni en unas ideas
guerrilleras en nombre de una nación, que sería una nación
excepcional rodeada de subhombres o de seres inferiores.

Pero todavía son necesarias más cosas para desanimar a


Hitler. Si Hitler desea obtener los plenos poderes él debe
convencer cueste lo que cueste al ZENTRUM. Hitler va a
intentar entonces ganarse a los católicos alemanes
multiplicando los discursos elogiosos sobre los valores
cristianos y prometiéndoles construir su nuevo Reich, el
Tercer Reich, sobre unas bases cristianas.

63
Pero estas bellas palabras no serán suficientes para ablandar a
los católicos alemanes. Y, por lo tanto, esta proeza se revela
crucial para las intenciones de Hitler. Entonces, eh aquí el
plan de Hitler: no es solo a los católicos alemanes a los que
Hitler debe seducir, sino a su jefe espiritual, al Papa en
persona. La misión se anuncia ya perdida al avance y, no
obstante, ustedes van a ver que del lado del Vaticano la idea
va a ser bien acogida.

Estamos en Roma, Italia. Enclavado en la capital el Estado del


Vaticano, la sede de la Iglesia católica. A su cabeza desde el
año 1922 el papa Pío XI, un Papa que tiene una obsesión:
firmar un acuerdo con Alemania para proteger los intereses de
los católicos alemanes.

Una negociación que iba a desembocar en un concordato con


el Reich fue iniciada ya con la República alemana de Weimar
por parte de la Santa Sede desde 1919. La cosa había
empezado, luego se paró, y no existía todavía ningún
concordato con el Reich. De hecho cada vez que un nuevo
Gobierno alemán se formaba este intento de concordato era
más o menos intentado de nuevo, ya sea por parte de la Santa.
Sede o del Gobierno alemán. Evidentemente las
negociaciones eran siempre las mismas, es decir, yo te doy un
concordato y a cambio de ello el partido católico (el
ZENTRUM) tiene que apoyarme en el Reichstag o
Parlamento.

Hitler podría firmar este concordato a condición de tener la


garantía de llegar a conseguir los plenos poderes en Alemania.
Y la idea de una negociación con el führer no le molesta
demasiado al Papa, ya que para Pío XI Hitler no es todavía el
diablo. Él lo ve más bien como un anti-comunista convencido,
un hombre que podría impedir que Stalin invadiese Europa y
que ahogase al mismo tiempo a la Iglesia, la preocupación del
Vaticano.

Cuando Hitler llega al poder, Pío XI no cree que ello sea algo
necesariamente catastrófico, puesto que Hitler es un anti-

64
comunista. Porque Hitler llega al poder en 1933, que es el
momento en el que Stalin arrasa Ukrania, y desde que los
bolcheviques están en el poder han destruido el catolicismo en
Rusia, que ya de por sí no era muy fuerte. Entonces, cuando
se ve llegar a Hitler desbordante de declaraciones anti-
comunistas el Papa se dice que ¿por qué no apoyar a Hitler?

Ese anticomunismo agresivo de Hitler es el que va a jugar


entonces un papel fundamental en las ilusiones que el Papa va
a formarse con respecto a Hitler. Para negociar con Hitler el
Papa envía a uno de sus más íntimos colaboradores, Eugenio
Pacelli. Él es el secretario de Estado, es el número dos de la
Santa Sede, y si él ha sido elegido para esta misión de alto
riesgo es porque él conoce muy bien Alemania. Él ha sido allí
embajador del Vaticano durante 13 años, un puesto
estratégico.

Ustedes se pueden imaginar en aquella época de principios de


los años ’30 la importancia que tenían las relaciones entre la
Santa Sede representada por el nuncio apostólico, el joven
Eugenio Pacelli, y Alemania que era el país católico más
importante del mundo. Pero el Concordato está todavía lejos
de ser firmado, aunque en Alemania el ZENTRUM acaba de
tomar una decisión trascendental. El 23 de marzo de 1933 en
Berlín, en el Reichstag, los católicos alemanes han votado a
favor de la concessión de plenos poderes a Hitler. El führer
tiene a partir de ahora las manos libres para imponer su
dictadura. Es algo imposible para los historiadores de saber
hasta qué punto el Vaticano y Eugenio Pacelli ejercieron una
presión sobre el ZENTRUM.

No se sabe si hubieron promesas o no, pero se sabe seguro


que es algo prácticamente imposible que la cuestión del
Concordato no haya sido por lo menos discutida. Y esta se
convierte así en un elemento, entre otros, de la concesión de
plenos poderes a Hitler.

No existen documentos que prueben si han habido o no


presiones por parte del Vaticano, solo una nota del predecesor
de Pacelli en la Secretaría de Estado que era el cardenal

65
Gasparri, que es una nota de cuatro puntos que éste le
transmite por vía interna al cardenal Pacelli para decirle que
hay que seguir adelante con las negociaciones concordatarias,
y que si es necesario no hay que dudar en sacrificar los
valores del partido católico alemán (el ZENTRUM) si el
Gobierno alemán así lo exige. Porque lo que prima es el
interés superior de la Iglesia y no el del partido de los
católicos alemanes.

Algunos días después la Iglesia alemana va a darle una vez


más a Hitler lo que él quiere, que los católicos puedan ser
tambien nazis. Dos años antes los obispos lo habían
prohibido, solo que ahora, con la esperanza de firmar el
Concordato, la Iglesia va a capitular. A partir del 28 de marzo
de 1933 los católicos alemanes pueden entonces ser
oficialmente nazis, y decenas de curas empiezan así a adherir
al NSDAP, el partido hitleriano. En la Santa Sede nadie tiene
nada que decir sobre esto, sino más bien todo lo contrario.

Desde el momento que la condena hacia el partido hitleriano


es anulada por los obispos alemanes, el nuncio en Alemania y
en el Vaticano, y tambien el secretario de Estado, Pacelli, se
sienten más relajados al ver que al fin la condena ha sido
retirada. Porque finalmente la anulación de esta condena abre
la vía de las negociaciones concordatarias.

Pero, ¿el Vaticano se atreverá a firmar un acuerdo


internacional con los nazis? Es una proeza arriesgada, tanto
más si se tiene en cuenta que durante el transcurso de las
negociaciones con Hitler el Papa recibe varios informes
inquietantes sobre la situación en Alemania: «Los judíos están
siendo perseguidos, sus tiendas boicoteadas, éstos son
excluidos de la función pública y apartados de la vida
económica». El führer aplica ya las primeras medidas
antisemitas que se convertirán más tarde en los fundamentos
de su política.

Varias voces se levantan para prevenir la Santa Sede, entre


ellas la de una mujer que indignada le escribe una carta al
Papa en la que le suplica de intervenir. Ella se llama Edith

66
Stein. Su curriculum es impresionante, Edith nace en el seno
de una familia judía, es una gran intelectual feminista que
posee unos atributos poco habituales para una mujer de su
época: un doctorado y un puesto de profesora en la
universidad de Munster. Con 30 años Edith Stein se convierte
al catolicismo, siendo reconocida como una mujer con una fe
profunda y una vida ejemplar. En abril de 1933, eh aquí cómo
empieza su carta:

«¡Santo padre! Miembro del pueblo judío convertida por la


gracia de Dios en miembro de la Iglesia católica hace once
años, me atrevo a exponer ante el Padre de la Cristiandad lo
que tormenta a millones de alemanes!» Es una carta muy
fuerte porque pide y explica la situación de injusticias y de
inhumanidad que viven los judíos en Alemania.

«Con su llamada al boicot el Gobierno empuja a numerosas


personas hacia el desamparo. Yo he podido conocer 5 casos
de suicidio consecutivos a estos ataques. Estoy persuadida de
que se trata de un fenómeno general que creará aun más
víctimas». Pero sobre todo Edith Stein implora al Papa para
que él intervenga, si no, advierte, él sería cómplice de estos
horrores.

«Una gran parte de la responsabilidad incumbe a todos


aquellos que han empujado las cosas hasta este extremo. Ésta
incumbe tambien a los que deciden ahora callarse al
respecto. Nosotros tememos lo peor para la imagen de la
Iglesia en el caso de que su silencio se siga prolongando».

Es una carta muy bonita, muy corta, muy densa, muy intensa
en el fondo, porque dice que la responsabilidad de estos actos
no recaerá solamente sobre los que los han cometido, sino
tambien sobre los que se han callado.

Ella termina por rogarle, por rogarle a Pío XI que él diga


alguna cosa, explicándole que todas las miradas de los judíos
y de los católicos de Alemania y del mundo están dirigidas
hacia el papado.

67
Esta carta el Papa la recibe en su despacho en el que él va a
leerla. Pero el Papa no toma ninguna decisión. Como única
respuesta el Papa le hace saber a Edith Stein que él le pide a
Dios una bendición para ella. De hecho, sin darse realmente
cuenta de ello, Edith Stein ha enviado su carta al Vaticano en
el peor de los momentos. Ella la envía en el mismo momento
en el que se negocia el Concordato. Su carta llega tal vez a
conmover al Papa, pero lo urgente en ese momento no es lo
que la carta refleja, lo urgente es la negociación del
Concordato. Muy rapidamente la situación se convierte en
una especie de «salvemos lo que se pueda salvar», y lo que se
va a salvar es la acción católica. Entonces, en ese momento no
hay cabida, dentro de esta configuración mental, política,
diplomática de la época de la primavera de 1933, para una
intervención a favor de los judíos.

El Vaticano va a sentirse pronto reconfortado. Eugenio Pacelli


se prepara para firmar ese concordato que él esperaba desde
hace tiempo. Hitler ha aceptado las condiciones del acuerdo.
Estamos en Roma en el día 20 de julio de 1933. Alrededor de
la mesa y al lado de Pacelli representando al Papa, Franz von
Papen, el vice-canciller del Reich que representa al führer.
Este acuerdo que contiene 34 artículos es como un gran
suspiro para el Vaticano, ya que éste le asegura oficialmente el
respeto de los derechos de los católicos alemanes como así lo
afirma el artículo.

El Reich alemán garantiza la libertad de culto y práctica


pública de la religión católica. Asimismo reconoce el derecho
de la Iglesia a organizar y administrar sus asuntos de manera
autónoma.

Reichskonkordat, 20 julio de 1933

Pero, en realidad, el verdadero ganador en este tratado


internacional es Hitler. La Iglesia le ha puesto en una bandeja
de plata la única cosa que le faltaba: la estatura de un
verdadero jefe de Estado.

68
Para un gobierno como el Gobierno nazi, el hecho de llegar a
firmar un concordato con el Papa, con la Santa Sede, a los seis
meses de su llegada al poder, puede ser considerado como un
éxito político y diplomático. Indiscutiblemente esto le da a
Hitler y al Gobierno nazi una forma de respetabilidad moral
en el plano internacional.

A los ojos del mundo y de los católicos alemanes, el


Concordato significa que el Vaticano ha conseguido llegar a
un acuerdo con Hitler. La Santa Sede representa la autoridad
moral. ¿¿Ustedes se dan cuenta?? … Si una institución tan
respetable firma un concordato con Hitler, ello significa que
Hitler no puede ser tan malo como se piensa. Pero la luna de
miel entre el Vaticano y los nazis no va a durar mucho tiempo.
Hitler quiere ser un dictador y, rapidamente, él viola el
Concordato con la Santa Sede. Él desmantela varias
organizaciones de la Iglesia católica, e incluso hace detener, y
a veces asesinar, a los opositores católicos.

Al mismo tiempo, Hitler la toma de nuevo con los judíos con


un nuevo arsenal de medidas antisemitas: las Leyes de
Nuremberg de 1935. Los judíos pierden su nacionalidad
alemana y la mayor parte de sus derechos cívicos. Los
matrimonios mixtos son prohibidos. En Roma el papa Pío XI
no ignora en absoluto estas persecuciones. Cuatro años
después de haber pactado con el führer el Papa desvaría:
acaba de descubrir quien es realmente Hitler. Entonces, por
primera vez, el Papa decide enfrentarse con Hitler. Su arma:
un requisitorio contra el nazismo, ‘Mit brennender sorge’, en
español ‘Con una ardiente inquietud’. El Papa denuncia el
racismo, el culto al jefe, y lanza una llamada a la resistencia.

En 1937, que es un momento en el que no hay ninguna


libertad en Alemania, una toma de palabra hostil hacia el
nazismo es en sí un acto revolucionario. Porque desde el
momento en el que no se puede escribir ni hablar libremente,
desde el momento en el que alguien se atreve a decir la
verdad, ello deja malparado al régimen.

69
Fue necesario recurrir a todo tipo de astucias, a unos métodos
increibles … El texto fue impreso en idioma alemán en unas
imprentas alemanas, que eran imprentas de poca envergadura
que se encontraban en unas regiones en las que se estaba
seguro de que los amigos católicos de la zona iban a jugar el
juego y a guardar el secreto de la operación. Los primeros
ejemplares salieron de Roma en la maleta de varios curas que
luego tomaron discretamente el tren esperando que nadie iría
a registrar sus equipajes. Es una verdadera novela de
espionaje.

El 21 de marzo de 1937 el texto es leído en todas las iglesias


alemanas sin que Hitler reaccione. Pero a partir de ahora, a los
ojos del mundo, Pío XI se presenta como un adversario del
nazismo. El único problema es que no será él quien vaya a
dirigir la Iglesia cuando la guerra estalle. Entonces, llegado el
momento, ¿¿El Vaticano va a atreverse a abandonar a Hitler y
a jugar su papel de defensor de la humanidad mientras todo
un pueblo va a ser exterminado??…

Estamos en marzo de 1939, solamente a tres meses del inicio


de la guerra. En Roma un nuevo Papa acaba de ser elegido.
Pío XI ha fallecido de un paro cardiaco, y el nuevo pontífice
está lejos de ser un desconocido, él ha elegido el nombre de
Pío XII. En realidad se trata de Eugenio Pacelli, el antiguo
número 2 de la Santa Sede. La llegada de este hombre al
poder va a suponer un cambio de rumbo respecto a la política
protestataria de su predecesor frente a Hitler pues, Pío XII es
un hombre mucho más prudente.

Por un lado es verdad que se elige al brazo derecho de Pío XI,


que ha hecho con Pío XI toda la política de la Sta. Sede
durante los años ’30. Por otra parte se sabe tambien que
Pacelli posee un caracter muy distinto al de Pío XI, que tiene
un temperamento mucho menos autoritario, que no le gusta
imponer de manera tajante sus voluntades como lo haría Pío
XI.

Pío XII es un diplomático que en el fondo posee la inclinación


de ir buscando el consenso y el entendimiento antes que el

70
conflicto. Él piensa que los problemas pueden resolverse por
la vía del entendimiento, de la discusión, del consenso …

Salvo que cuando Hitler va a organizar La Solución Final esa


vía del consenso no va a ser suficiente. A partir de enero de
1942, de la Conferencia de Wannsée, la guerra cambia de
rumbo porque ya no se va a tratar solamente de invadir un
país y de enfrentarse con su ejército, sino que a partir de ahora
se va a exterminar a todo un pueblo.

Para ello, Hitler crea un verdadero proceso industrial de


exterminio. Los judíos son detenidos por centenas de millares
por medio de grandes redadas. Éstos son introducidos
brutalmente en vagones para el ganado sobrepasando los
límites de carga. Su destino: Polonia, a uno de los campos que
han sido especialmente preparados como centros de
exterminio a gran escala en los que la mayoría de judíos serán
gasificados. Este genocidio debía realizarse en el más
absoluto secreto. A priori, imposible que el Papa pueda
conocer estas atrocidades nazis, salvo que en realidad Pío XII
va a saberlo rapidamente, pues la Iglesia omnipresente en
Europa es una formidable red de información. En cualquier
parte donde haya un católico hay un espía potencial al
servicio del Vaticano.

El Papa dispone primero de la red formada por sus


embajadores en París, en Munich, en Berlín, en Madrid, él
tiene embajadores. Entonces él está muy bien informado por
sus embajadas. Y luego, sobre todo, él dispone de la red de los
obispos, sus obispos son forzosamente una mina de
información excepcional, a la que habría que añadir a los
mismos católicos, que están muy bien informados de lo que
ocurre en sus respectivos países. Eh aquí 3 fuentes de
información: la fuente diplomática, la fuente episcopal y la
fuente que podríamos llamar pastoral, que hacen que el Papa
sea en efecto muy probablemente el dirigente mejor
informado de la época.

Entonces hay una masa de información que llega, a partir de


la cual se empieza a percibir que algo monstruoso está

71
ocurriendo al este, sin por lo tanto poseer ninguna prueba
formal. Pero estas pruebas formales el Papa va muy pronto a
recibirlas. Por ejemplo, este informe del mes de marzo de
1942 procedente del Congreso Judío Mundial, en el que
permanecen repertoriadas de una manera ultra-detallada las
exterminaciones país por país. Varias cifras precisas son
avanzadas, como estos 92 000 judíos de Bessarabia
ejecutados por los nazis. Más tarde, el Papa va a recibir la
confirmación de estas noticias alarmantes, esta vez a través
del Gobierno polonés en exilio.

Respecto al número de judíos exterminados en Polonia por los


alemanes, se estima que éste sobrepasa el millón de
ejecuciones. Son ante todo los ancianos, los minusválidos, las
mujeres y los niños que son deportados, lo cual demuestra que
no son unas deportaciones para los trabajos forzados, sino que
los deportados son eliminados por diferentes procedimientos
en lugares especialmente preparados para ello.

Todos estos informes exortan Pío XII a condenar a Hitler. Se


puede ver en la figura del Papa alguien que podría cambiar el
curso de la Historia. Evidentemente el Papa no tiene armas ni
tampoco el arma atómica, ni ejército, ni pozos de petróleo, ni
territorio que defender. Entonces el Papa no existe dentro del
plano político. Su única arma es la palabra, la única manera
para un Papa de influir sobre los acontecimientos es hablando.
Es esto lo que se considera una autoridad moral.

Pero de momento el Papa ha decidido callarse. Estos


informes, él no es el único que los ha recibido, los Aliados
están tambien al corriente de los hechos. El 17 de diciembre
de 1942 Roosevelt, Churchill y Stalin publican una
declaración, un texto agresivo en el que ellos designan a los
judíos como las víctimas de los nazis.

En todos los países bajo ocupación alemana los judíos son


transportados por tren en condiciones de horror y de
brutalidad inconcebibles. El número de víctimas de estas
sangrientas crueldades se eleva a varios centenares de miles
de hombres, de mujeres y de niños completamente inocentes.

72
Nosotros condenamos con unas palabras tan vivas como sea
posible esta política bestial de exterminio a sangre fría.

Declaración de los Aliados, 17 de Diciembre de 1942

Ahora que el mundo entero ya lo sabe, al Papa no le queda


otra elección que la de hablar. Se espera de él una condena
severa y sin ambigüedades. El 24 de diciembre de 1942,
mientras que el soberano pontífice inicia su tradicional
discurso de Navidad, todo un pueblo permanece a la espera.
Pero éstos van a sentirse pronto decepcionados, pues el papa
Pío XII va a intervenir en términos mínimos. En un discurso
confuso de más de una hora la cuestión de los judíos es
resumida en una sola frase en la que el Papa ni los menciona
directamente.

Él no pronuncia la palabra «judío» en su radio-mensaje, cosa


que hoy en día parecería evidentemente extraña, y que le ha
valido varios reproches a Pío XII. Los judíos hubiesen
deseado una denuncia clara y resonante del genocidio por
parte del Papa y que ellos no han obtenido. Ese silencio
permanecerá ahí para siempre.

Pero entonces, ¿¿cómo poder llegar a explicarse dicho


silencio?? … Un silencio que arroja un nuevo velo oscuro
sobre el Vaticano. Pío XII habría tal vez tenido miedo a las
represalias, ya que en Holanda, en el mes de julio de 1942,
una condena pública del nazismo por parte de los obispos
tuvo unos efectos devastadores.

Los obispos holandeses publicaron una carta pastoral que


denunciaba el trágico final que se les había reservado a los
judíos holandeses, diciendo que existía una persecución que
era inadmisible. Y en efecto, la reacción alemana fue clara,
puesto que hasta esa fecha los judíos bautizados, los judíos
cristianos eran excluidos de la deportación. Cuando los nazis
supieron que los obispos católicos denunciaban su política
respecto de los judíos, su primera reacción fue la de hacer
deportar tambien los judios de confesión católica. Una
semana más tarde centenares de católicos de origen judío

73
fueron transportados hasta Auschwitz y gasificados
inmediatamente. Entre las víctimas se encuentra Edith Stein.
Recuerden ustedes, aquella alemana que 9 años antes había
escrito la famosa carta al Papa suplicándole que saliese de su
silencio. Según ciertos especialistas el acontecimiento trágico
de Holanda habría pesado enormemente sobre Pío XII.

Cuando el Papa se entera de estos acontecimientos


(evidentemente es necesario situarse dentro del contexto de la
época) él se dice a sí mismo: «Si yo digo lo mismo que
dijeron los obispos holandeses ¿¿qué es lo que va a pasar
entonces??... Ya no será unicamente en Holanda ¿¿Qué es lo
que va a pasar en Francia, Alemania o en toda Europa??...»

Pero esta no era la única causa, hay algo más que paraliza a la
Iglesia. Los católicos no han llevado nunca realmente a los
judíos en su corazón, y esta actitud viene de lejos. Toda la
Iglesia en su totalidad ha sido culpable, los católicos son
culpables de un antijudaísmo que no es un antisemitismo, ya
que éste no se basa sobre unos rasgos biológicos, no se trata
de racismo, se trata de un sentimiento de desprecio, de
competición que los cristianos a veces han ejercido de manera
brutal y violenta sobre los judíos desde hace 2000 años.

La Biblia vehicula, si se puede decir así, la idea de que es el


conjunto del pueblo judío el que es reponsable y que debe
cargar con las consecuencias y la culpa de haber decidido la
muerte del Cristo. Esta idea es vehiculada y va a alimentar
una hostilidad popular respecto del pueblo judío.

Este desprecio, este antijudaísmo, es lo que va a hacerles


sufrir a los judíos las consecuencias algunos meses más tarde.
Pero esta vez las persecuciones van a tener lugar
practicamente bajo la propia ventana del Papa.

Estamos en Roma, en el ghetto judío situado al oeste de la


ciudad. En la noche del 15 al 16 de octubre de 1943 el sonido
de las botas alemanas se va acercando. La Gestapo penetra en
el ghetto por la Via del Portico d’Ottavia y detiene 1259
personas, entre ellas 200 niños. La mayoría de ellas son

74
deportadas a Auschwitz en donde serán gasificadas. Solo 15
judíos lograrán sobrevivir. Pío XII una vez más decide
callarse, ninguna condena pública, ningún gesto simbólico de
compasión.

Lo que se le puede reprochar a Pío XII es el hecho de haber


permanecido encerrado en su residencia del Vaticano en el
momento en el que se producía la redada de la Gestapo sobre
los judíos de Roma. Naturalmente esto no le impidió realizar
más tarde un intento de posicionamiento al respecto, un
intento de negociación con las autoridades alemanas ni de
reclamar que estas redadas cesasen. En cualquier caso el papa
Pío XII no salió del Vaticano para desplazarse hasta el ghetto
judío tal y como lo hizo en San Lorenzo, barrio que fue
bombardeado por los Aliados.

En efecto, 3 meses antes de la redada de la Gestapo en el


ghetto judío, Roma había sido bombardeada dejando 1600
muertos sobre el terreno. Esta vez Pío XII se apresuró en
unirse al gentío del lugar a fin de reconfortar a los romanos
mayoritariamente católicos. Será necesario mucho tiempo
para que el Vaticano comprenda que él no puede intervenir
únicamente en favor de los católicos, sino que debe intervenir
tambien en favor de toda la humanidad.

Cierto que el Papa ha escondido a varios centenares de judíos


en el interior de sus residencias privadas, pero él no tomará
públicamente la palabra para animar a sus fieles a seguirle y,
sin embargo, en Roma más de 4000 judíos permanecen
escondidos dentro de los conventos. Arriesgando sus vidas
varios católicos han permitido salvar a familias enteras. Dicho
de otra manera, que muchos fieles no han esperado un
mensaje por parte de Pío XII y han actuado según su propia
conciencia.

Me parece que el fracaso de Pío XII se encuentra en este


punto, porque él no ha sabido crear ni encontrar justamente el
gesto o el tipo de palabras que dentro del contexto europeo de
la época hubiesen tenido mucha importancia. El problema es
que dada la ausencia de una línea de conducta clara por parte

75
de su guía espiritual, otros católicos han eligido por su parte el
lado equivocado, y esto ha desembocado en toda una serie de
excesos.

Nos encontramos en Berlín en octubre de 1943. En este día se


prepara la edición de un nuevo número de la más importante
de las revistas de propaganda nazi. Un periódico traducido a
27 idiomas, editado a 2,5 millones de ejemplares y distribuido
en toda la Europa ocupada: Signal. Y en la portada de este
mes este soldado vistiendo el uniforme alemán con el águila y
la cruz gamada. Pero este hombre no es alemán, él es francés,
su nombre: Mayol de Lupé. Y lo que es más extraño todavía,
ya que éste viste un uniforme de la Waffen SS: es ante todo un
obispo católico. Y si él le presta gustoso su imagen a Hitler es
para demostrar que catolicismo y nacismo pueden ser buenos
amigos. Pan bendito para el führer quien aprovecha la ocasión
para divulgarlo por toda Europa.

Los nazis son más bien paganos y la religión para ellos puede
ser una oposición al nazismo debido a su paganismo.
Entonces, mostrar la prueba de que los católicos se baten a su
lado es algo positivo para los franceses y otros católicos
europeos. Los españoles tambien han demostrado que Dios
está con ellos, del buen lado, y los nazis están del buen lado.
Esto es importante, en términos de propaganda es importante.

Este cambio de rumbo nazi, Mayol de Lupé lo efectua a


inicios de los años ’30 debido a una obsesión personal: el
bolchevismo. Ese odio hacia los rojos es compartido a ciencia
cierta con el régimen nazi, pero tambien con el Vaticano, ya
que la Santa Sede no para de condenar al comunismo, mucho
más de lo que condena al führer.Tanto del lado del Papa como
de la parte de los obispos y de los católicos se oye decir desde
mediados del siglo XIX que el mal es el comunismo, el
bolchevismo. Desde la Revolución Rusa el Papa ha tomado
varias veces la palabra para denunciar la ideología comunista
y sus crímenes.

Entonces, es evidente que este anti-comunismo alimentado


por los acontecimientos va probablemente a jugar un papel

76
fundamental en la atracción que muchos sienten por el
nazismo, que se presenta a sus ojos como un partido
anticomunista. Salvo que Mayol de Lupé no va a sentirse solo
atraído por el nazismo, pues en nombre del anticomunismo él
está dispuesto a echarle una mano a Hitler, esperando así
ayudar a la Iglesia a desembarazarse en fin de los rojos. Y
muy pronto él va a tener la oportunidad de hacerlo.

Estamos en la Unión Soviética en el transcurso del invierno


de 1941. Desde hace meses el país se enfrenta a la sangrienta
invasión alemana, la operación Barbarrosa. Cuatro millones
de soldados del Eje han invadido la URSS por sorpresa, pero
la guerra es despiadada e Hitler necesita más soldados. Hitler
va entonces a reclutar por todos los medios posibles en los
países ocupados, aunque los franceses se muestran reacios. El
führer debe entonces encontrar una solución.

El interés del ejército alemán es que todo se desarrolle como


previsto, y como los alemanes saben que para los franceses
llevar el uniforme nazi representa un problema, entonces es
por eso que ellos contratan al obispo Mayol de Lupé. Es para
atenuar los problemas y tambien para que éste les sirva de
reclutador. Para que él diga «¡Mirad!, yo soy un cura y voy
vestido con mi uniforme alemán».

«¿Porqué no podeis hacer vosotros lo mismo entonces? …


Tened confianza en mí» De ese modo, como se trata de
sociedades y de ambientes católicos un poco reaccionarios,
pues al final ellos le hacen caso al señor cura.

El problema es que Mayol de Lupé necesita la autorización de


la Iglesia. Pero al parecer, que uno de sus obispos se enrole al
lado de Hitler no supone ningún problema. Ni tampoco para
el cardenal Suhard, su superior jerárquico en París, un amigo
del mariscal Petain (aliado de los nazis durante la ocupación).
Él le da entonces su autorización sin ceñir los cejos. Ni
tampoco en el Vaticano al que Mayol de Lupé contacta por
intermediario de Monseñor Sévillia, un cardenal próximo a
Pío XII. Éste le envía su autorización e incluso su bendición.
En octubre de 1941 Mayol de Lupé se marcha al frente

77
rodeado de centenares de jóvenes franceses nazis. Sus trenes
son decorados con eslóganes que no dejan lugar a dudas:
«Muerte a los judíos» «Heil Hitler». Con casi 70 años el
nuevo cruzado encuentra el trabajo de ceremoniante en los
campos de batalla rusos con la misión de divulgar su late
motif: «Amén Hitler».

El Obispo Mayol de Lupé.

El domingo es el día del Señor y obligatoriamente varias


misas son organizadas; naturalmente es Mayol de Lupé quien
oficia la ceremonia. Son unas grandes misas sobre el
misticismo, sobre los justos fundamentos de su causa, el
combate al bolvechismo, al enemigo rojo. Terminaba sus
sermones (nos hemos enterado de esto gracias a los
supervivientes que lo han contado) diciendo «En nombre del
padre, del hijo y del espíritu santo, y de Hitler» que es algo
que no forma parte del derecho canónico romano. Es un poco
heterodoxo. Y él tenía incluso otra frase: «Adolf Hitler como
nuestro profeta Jesucristo». Esto era para justificar lo
injustificable, el enrolamiento de los franceses que habían ido
con él. Mayol de Lupé no perdía el tiempo con tonterías.

78
En total Mayol de Lupé va a pasar cerca de 3 años en el frente
del este. Él se instala a continuación en Alemania hasta el fin
de la guerra. A la llegada de los Aliados él se esconde en un
monasterio pero es rapidamente detenido. Al cabo de su
proceso Mayol de Lupé pasará 4 años en prisión por
inteligencia con el enemigo.

A priori, con la derrota de los alemanes hubiésemos podido


pensar que se terminarían estas relaciones ambiguas entre la
Iglesia y el nazismo. Pero ustedes van a ver que en realidad
varios años después de la derrota de Hitler, varios hombres de
alto rango dentro del Vaticano van incluso a eligir claramente
la vía de la complicidad con el antiguo régimen nazi
organizando la fuga de los criminales de guerra. Retorno a
Roma, la guerra se ha terminado, los italianos tambien han
descubierto las imágenes insoportables de esos millones de
víctimas de los campos de exterminio que acaban de ser
liberados. Es la incredulidad la que reina. En el Vaticano el
Papa todavía no ha reaccionado publicamente ni tampoco ha
condenado estos horrores, y desde hace 3 años la vida ha
retomado su curso habitual. Estamos en 1948, a dos pasos de
la Santa Sede, eh aquí la Via Della Pace (la Calle de la Paz),
estamos en frente del n° 20, en la sede de la Iglesia alemana
Santa Maria Dell Anima. Es aquí que vive Monseñor Alois
Hudal. Él dirige una de las ramas de la Comisión Pontifical de
Asistencia creada a finales de la guerra para acoger a los
refugiados.

Él quería ayudar a esos millones y millones de europeos que


pretendían marcharse, los desplazados, los que no tenían
techo, los supervivientes del Holocausto. Era el caos en
aquellos años, había más de 20 millones de personas en las
carreteras, era un problema enorme. Entonces la Iglesia
católica, el Vaticano, el mismo Papa, han querido hacer algo
para ayudar a toda esta gente.

Y justamente en aquel día Alois Hudal oye llamar a su puerta.


Es un refugiado que viene a pedirle ayuda, él se llama Franz
Stangl. Pero este hombre no es exactamente un refugiado

79
como los demás, él tiene las manos manchadas con la sangre
de centenares de miles de judíos.

Su carrera criminal empezó cuando él estaba al frente del


programa de eutanasia en Austria (eliminación de los
disminuidos físicos y psíquicos en nombre de la superioridad
de la raza aria), y luego él fue mutado a Treblinka, el campo
de exterminio en la Polonia ocupada, donde ascendió a
comandante. En Treblinka entre 1942 y 1943 un millón de
personas fueron asesinadas y él era uno de los principales
responsables de estos crímenes.

Después de la guerra Franz Stangl es detenido y encarcelado


en Austria. La Justicia se prepara entonces para juzgarlo y él
sabe que corre un gran riesgo. Es en ese momento que Stangl
se escapa, en el mes de mayo de 1948, iniciando así una huída
de 1000 km con dirección a Roma, pues Stangl se ha enterado
de que en el seno del Vaticano existe una red organizada que
le va a ayudar a abandonar Europa. Incluso le ha sido
facilitado un contacto: el famoso Alois Hudal.

Cuando él llegó a Roma sabía que debía encontrar al obispo


Hudal, pero él no tenía ni idea de donde se encontraba ni
tampoco cómo escribir su nombre. Y por un azar Stangl se
topó con un antiguo miembro de las SS que él conocía, y
entonces aquí se estableció una conversación entre los dos
hombres:

– ¿¿Qué haces tú por aquí??

¡¡Vaya casualidad!!

– Sí, yo busco a Hudal…

Y el antiguo SS le dijo cómo encontrarlo en la iglesia Santa


Maria dell Anima. Dicho de otra manera, que en la iglesia
Santa Maria dell Anima Hudal no ayuda solamente a los
miserables, él se ocupa tambien de los criminales nazis, y eso
en pleno conocimiento causa.

80
Hudal lo sabía, Hudal utiliza tambien como escusa su función
de prelado, de cura alemán, para decir que «Yo no puedo
hacer la distinción entre los buenos y los malos. Debo
ayudarles porque ellos vienen a mí para pedirme ayuda, y
entonces yo les proporciono ayuda». Él sabía muy bien que
Stangl era un criminal de guerra que había participado en el
Holocausto y que había matado a centenares de miles de
personas.

Hay que decir tambien que el obispo Hudal es igualmente un


admirador del régimen nazi. Hudal siempre ha sido pro-nazi,
o en todo caso un aliado de los nazis, él siempre ha pensado
que él representaba el nexo de unión entre los nazis y los
cristianos alemanes. Entonces él se esconde detrás de este
objetivo para ocultar lo que en realidad era una complicidad
con los criminales de guerra.

La especialidad de Hudal es la de suministrarles pasaportes a


los criminales de guerra para que éstos puedan abandonar
Europa, y de eso Stangl tiene una verdadera necesidad. Es
entonces en nombre del Vaticano, con los medios de los que
dispone la Santa Sede, que Hudal va a realizar los trámites. Es
eso lo que demuestra este documento que hemos podido
obtener. Se trata de una carta redactada por la Comisión
Pontifical y que lleva en su cabecera el sello del Vaticano. La
carta fue escrita el 17 de agosto de 1948, y en ella es
solicitado cortesmente el suministro de un pasaporte para la
siguiente persona: Stangl. La petición va dirigida a la Cruz
Roja Internacional, pues hay que tener en cuenta que en
aquella época reinaba en Europa un tal caos, que era la Cruz
Roja a la que se le había confiado la misión de suministrar
pasaportes a los refugiados que quisieran emigrar. Y para
asegurarse la obtención del preciado documento nada mejor
que una carta con la garantía del Vaticano.

Se sabe a través de testigos y de antiguos oficiales de la Cruz


Roja de Roma que varios curas, y tambien el propio Alois
Hudal, han pedido personalmente, e incluso se han desplazado
a veces hasta la Cruz Roja, este tipo de documentos para la

81
gente que ellos querían ayudar. Y en estos casos es evidente
que los oficiales de la Cruz Roja no podían oponerse ¿¿Cómo
negarse ante la petición de un obispo católico de Roma?? …
¡¡Es imposible!!

Resultado: algunas semanas más tarde Hudal le entrega a


Franz Stangl su pasaporte, es la certeza de poder escapar a la
Justicia. Y por lo tanto el criminal de guerra no se queda del
todo satisfecho pues, un pequeño detalle le inquieta.

Los papeles no fueron confeccionados con su verdadero


nombre, sino como si éstos fuesen para un cierto Paul Stangl.
Stangl protestó diciéndole a Hudal «Pero usted ha cometido
un error, usted o la Cruz Roja, porque mi nombre no es Paul
sino Franz Stangl» y Hudal le respondió «No se preocupe,
más vale no despertar al gato que duerme, ya que usted debe
tener en cuenta que está siendo buscado como criminal de
guerra. Entonces es mejor que usted se llame Paul en vez de
Franz, porque es a Franz Stangl a quienes ellos buscan».

Pero ellos no lo encontrarán, ya que el antiguo nazi va a


abandonar Europa en dirección de Siria para empezar una
nueva vida. Stangl será encontrado 20 años más tarde en
Brasil y será condenado a cadena perpetua.

Pero Hudal no ha ayudado solamente a un criminal de guerra,


varias decenas de ellos han pasado por las redes secretas del
Vaticano, entre ellos los más perseguidos en Europa como
Adolf Eichmann, el gran organizador de los campos de
exterminio, o el doctor Mengele, médico jefe en Auswitch, e
incluso Klaus Barbie el carnicero de Lyon. ¿El papa Pío XII
estaba al corriente de los comportamientos de su obispo? …
Imposible de saberlo, ya que el Vaticano se niega aun hoy en
día a desclasificar sus archivos. En revancha un informe no
deja lugar a dudas, éste data de 1947 y procede de los
servicios secretos americanos. Su autor es Vincent La Vista.

Él hizo un excelente trabajo, él investigó en toda la estructura,


cómo toda esa gente pudo llegar hasta Italia pasando por las
montañas, a menudo a través del Tirol en la frontera italo-

82
austriaca, y cómo éstos pudieron vivir en los monasterios,
cómo algunos de ellos pudieron establecer contacto con los
antiguos nazis o con los fascistas italianos, y de qué manera
pudieron llegar a Génova o a Roma.

Y lo que él descubre es que en el seno del Vaticano existen


varias redes sospechosas de fomentar la evasión de los
criminales de guerra: 22 redes en total. Muchos son obispos, y
encabezando la lista es citado en primer lugar Monseñor
Hudal, su domicilio e incluso su número de teléfono están
indicados. Una vez más es imposible saber con certeza si Pío
XII tuvo constancia de la existencia de este informe, pero
según los especialistas es casi seguro.

Evidentemente un informe como éste va directamente al


despacho del secretario de Estado, que es como el presidente
del Gobierno del Papa (o el primer ministro). Solo que en
aquellos años no existía ningún secretario de Estado en el
Vaticano porque el secretario de Estado falleció en 1944 y Pío
XII no quiso sustituirlo. Pío XII decía que en el fondo el
secretario de Estado era él. A partir de este capricho del
propio Papa se puede considerar que un informe tan
importante como éste tuvo que ir a parar al despacho del
Papa. Entonces ¿¿Qué es lo que él hizo??… ¿¿Lo leyó o lo
dejó en manos de otros cargos dentro del Vaticano?? … Nadie
lo sabrá nunca.

En cualquier caso el Papa no reaccionó publicamente. En el


Vaticano es a través de los canales internos que los asuntos se
solucionan. Alois Hudal dimitiría 5 años más tarde en 1952.
Todavía a día de hoy los silencios de Pío XII le siguen siendo
reprochados, todos esos silencios, y tambien su oposición
después de la guerra a tomar publicamente la palabra para
explicarse, y eso que esta vez él ya no tenía motivos para
temer las posibles represalias. Será necesario esperar hasta su
muerte en 1958 para tal vez oir algún arrepentimiento de su
parte. Eh aquí cómo empieza su testamento:

«Ten piedad de mí señor, concédeme tu perdón. El caracter


consciente de mis fallos, fracasos y pecados cometidos

83
durante un pontificado tan largo y en una época tan grave,
han acentuado mi insuficiencia y mi indignidad. Yo les pido
directamente perdón a todos aquellos a quienes he ofendido,
herido y escandalizado».

Testamento de Pío XII

Mes de marzo de 1939, mientras el mundo se prepara para la


guerra, un coloquio de cardenales se reune en la Basílica San
Pedro para eligir un nuevo Papa, un Papa que según ellos
tendrá suficiente autoridad moral para evitar una catástrofe
mundial. A las 17:29 horas el cardenal Eugenio Pacelli es
elegido Papa, su nombre de reinado será Pío XII. Estando
muy al corriente de las extremas y peligrosas interpretaciones
de la Biblia de Adolf Hitler, él se ha opuesto desde siempre a
las visiones heréticas del führer.

¿Pero cuál es el papel que va a jugar el nuevo jefe del


Vaticano en el inminente conflicto que va a ensangrentar
Europa...

«Nosotros estamos unidos bajo un único mandamiento. Ese


mandamiento no nos ha sido transmitido por ninguna
autoridad terrenal, nos ha sido comunicado por Dios». Menos
de 2 semanas después de la elección de Pío XII las tropas
hitlerianas se ponen en marcha. La blitzkrieg (la guerra
relámpago) lanzada contra Checoslovaquia provoca la
invasión de la región de Bohemia, de Moravia, y el Reich
alemán destruye las fronteras trazadas después de la Primera
Guerra Mundial.

La misma tarde de la invasión Hitler efectua una entrada


triunfal en Praga. Un nuevo mesías alemán ha emergido
después de la humillante capitulación de 1918. Hitler creía
firmemente en dos cosas: la primera era una forma de
nacionalismo racial, y la otra era él mismo.

Él se sentía investido por una misión divina, consiguiendo al


mismo tiempo convencer a los alemanes sobre la veracidad de
esta misión. Es por eso que le llamaban el führer, el guía del

84
pueblo. Él tenía un proyecto para Alemania y unas fuerzas
divinas lo habían enviado sobre la tierra para poner en
práctica su proyecto.

Estas declaraciones son tomadas muy en serio en el Vaticano,


ya que el nuevo Papa conoce muy bien a Hitler al haber
tenido la ocasión de observar al «falso profeta» durante más
de 20 años. En 1917 el nuncio apostólico Eugenio Pacelli es
mutado a Munich, e insitu él asistirá al caos consecutivo a la
derrota alemana de la Primera Guerra Mundial, a la
remontada del comunismo y a la instalación de un clima de
tensión generalizado que creará la plataforma política ideal
para la llegada de Hitler. Cuando Hitler empieza a dar que
hablar de él, Pacelli declara que es un hombre que ha dejado
muchos cadáveres detras de sí y que se ha desembarazado a
patadas de todo lo que se interponía en su camino. Él sabía
muy bien de lo que Hitler era capaz.

En el mes de enero de 1933, después de haber pisoteado


numerosos «cadáveres», Hitler es nombrado canciller del
Reich, un cargo al que accede, en parte, declarando ante un
pueblo muy religioso que él mismo es un ferviente cristiano
guiado por los valores de la Biblia. El mensaje es oído
entonces por un pueblo desesperado.

La toma de poder de Hitler es una especie de revolución


social, él prometía la ley y el orden, y el pueblo alemán quería
la ley y el orden, así como también lo deseaba la Iglesia.
Hitler empieza a continuación a dejar entender que la única
razón del declive de Alemania son los judíos, quienes poseen
tal vez demasiado poder y control y que son demasiado
numerosos.

Hitler y el Partido Nazi empiezan entonces a legitimar el


racismo. Ellos se plantean como objetivo limpiar Alemania de
la contaminación racial y purificar una sociedad corrompida
por la decadencia y la perversión. 10 de marzo de 1933, unos
estudiantes queman alrededor de 25 000 libros considerados
como no alemanes y como degenerados por el ministro de la
propaganda Joseph Goebbels, quien anima al pueblo a

85
rechazar la perversión, la corrupción moral, y a jurarle
fidelidad al führer. Al mismo tiempo el teologista cristiano
Gerhard Kittel va a teorizar lo que se convertirá más tarde en
La Solución Final.

En 1933 Gerhard Kittel va a escribir un artículo sobre la


cuestión judía en el que él plantea el tema del destino que
debe de serles reservado a los judíos. Él escribe que sería
incluso posible matarlos, exterminarlos. En dicho artículo está
escrita en negro sobre blanco la idea de que la masacre de los
judíos es algo plausible, y poco tiempo después Hitler abre el
campo de concentración de Dachau. ¿¿Qué reacción adoptar
como cristiano, como cura, como teólogo, e incluso como
Iglesia?? … ¿¿Qué es lo que ellos respondieron a esto?? …

A principios de 1933 el Vaticano guarda silencio. Pero Pacelli,


de retorno a Roma, informa al Papa Pío XI acerca de la
necesidad de proteger los intereses de la Iglesia. Pacelli (Pío
XII) decía que Hitler actuaba bajo las órdenes de Lucifer y
que él era la encarnación del mal. Pacelli había comprendido
muy bien quien era Hitler e intentaba alertar a las autoridades
competentes.

Es un momento importante porque Pacelli comprende que los


nazis son unos paganos sin ningún tipo de consideración hacia
la Iglesia. Y por lo tanto Alemania, que es un país con una
fuerte mayoría cristiana, sucumbe ante el carisma del führer,
el país se siente como paralizado en este sentido.

En el mes de julio de 1933 Pacelli empieza a trabajar sobre un


acuerdo que según él desembocará en un tratado de
protección de la Iglesia alemana y que obligará al Partido
Nazi a respetar ciertos compromisos. Pero como diplomático
jefe de la Iglesia él sabe muy bien que no está en condiciones
de negociar.

Él no puede imponerle sus condiciones a Hitler ni a su partido


porque él ignora lo que podría ocurrirles en ese caso a los
católicos alemanes, éstos podrían ser detenidos y deportados a
los campos de concentración. Hitler estaba deportando ya a

86
los comunistas y a los practicantes de varias religiones como
los Testigos de Jehová por ejemplo. Hitler ya hacía todo eso y
los siguientes en la lista podían ser los católicos si Pacelli se
opone a Hitler. Él firma entonces un acuerdo: Pío XI
permanecerá fuera del camino de Hitler, y éste último no
detendrá ni matará a los cristianos.

El resultado es el Reichskonkordat de 1933.

A través de este acuerdo Hitler consolida su posición


asegurándose que no habrá ninguna oposición por parte de los
cristianos, es una maniobra muy inteligente. Hitler obtiene así
la garantía de tener a los ciudadanos cristianos del Reich de su
parte. El Vaticano será uno de los primeros Estados del
mundo en reconocer al régimen nazi.

Es interesante dirigir la mirada hacia el pasado y preguntarnos


por qué motivo la Iglesia ha aceptado la firma de dicho
Concordato. Tal vez ella no comprendía muy bien con quien
estaba negociando, tal vez la Iglesia ignoraba que para Hitler
los compromisos y los acuerdos no tenían ninguna
importancia. Yo pienso que hay que interpretar dicho
concordato como un riesgo controlado por parte de la Iglesia
para llegar a comprenderlo plenamente. Ellos se han dicho a
sí mismos que nunca podrían negociar con ese hombre, pero
que ellos debían por lo menos intentarlo. Es eso lo que
hicieron. La reacción de Berlín después de la firma del
Concordato no era previsible. Los nazis consideraban este
Concordato con un profundo desprecio.

El acuerdo estuvo violado ya desde el principio porque Hitler


tenía ya en mente la idea de crear su propia religión, él quería
crear la religión alemana. Una religión que intentaría convertir
el mayor número posible de cristianos alemanes a la nueva
iglesia, reflejando la filosofía del Partido Nazi, una corrupción
perversa del cristianismo.

Después de la toma de poder de Hitler, el movimiento nazi iba


a poner en práctica una versión nazificada del cristianismo. El
cristianismo no es en ningún caso compatible con el nazismo

87
pues éste está formado por valores morales que nada tienen
que ver con las nociones supremacistas.

Si usted pretende desembarazarse de una parte de la población


eso significa que usted no ama a su prójimo. Los nazis
negaban la unidad de la humanidad. Ellos consideraban a los
judíos como una raza inferior, y a sus ojos era imposible que
un judío pudiese sobrepasar esa diferencia fundamental, éstos
eran incompatibles con el Reich.

Para los nazis era necesario fundar una religión, un mito, y


proclamarse de un origen superior. Los nazis querían
desembarazarse del cristianismo, de las religiones
abrahámicas impuestas, y retornar a lo que ellos consideraban
como natural. Hitler se inspira directamente de la Iglesia para
darle nacimiento al Cristianismo positivo.

Hitler crea un nuevo movimiento pseudocristiano llamado el


Deutsche Christen que sostiene la idea de que Jesucristo era
de raza aria. Según el Cristianismo positivo Jesús era un dios
totémico enviado fuera de Alemania por la Iglesia naciente
para establecer una religión en el Medio Oriente. Jesús era
entonces alemán. Cuando Hitler se refiere al Cristo es en la
mayoría de las veces para comparar su vida a lo que él mismo
ha tenido que vivir y sufrir, y tambien a todos los obstáculos
que el Partido Nazi ha tenido que superar.

Para Pacelli estas ideas representan la más grande de todas las


blasfemias. Desde Roma él reune varias pruebas que
demuestran que el Concordato ha sido sistemáticamente
violado. Hitler se ríe y continua re-difiniendo a Jesús según
sus propios intereses. En cierta manera Jesús era pintado
como un anti-semita violento cuyo objetivo era exactamente
la misma cruzada de Hitler y de su régimen nazi, una cruzada
contra los judíos.

El argumento es de una simplicidad abrumadora, Jesús ha


venido al mundo para destruir todo lo que va ligado al
judaísmo, y eso sin olvidar que él fue hecho por los judíos.

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Hitler era el digno sucesor de Jesús enviado para tomar el
testigo del fundador del cristianismo y llevar a término su
misión.

Gracias a estas modificaciones Hitler podrá proclamar su


cristianismo y al mismo tiempo insistir sobre la idea de que la
Iglesia alemana ha sido engañada por los judíos, quienes les
han hecho créer a sus creyentes que ellos poseían valores
comunes. Entonces, la figura del führer va a reemplazar a la
de Dios, aunque no es su verdadero objetivo ya que él no cree
en Dios, sino el de sustituirlo en el sentido en que él ocupará
su puesto a los ojos del pueblo. Reemplazando a Dios, Hitler
asume la función de salvador, cuya misión es la de liberar al
mundo del peso que supone de la influencia del Vaticano.

Yo pienso que Hitler quería destruir al Vaticano y al mismo


tiempo a la Iglesia en el seno del Reich; era su objetivo, el
cristianismo debía desaparecer. Incluso antes del inicio de la
Segunda Guerra Mundial la Iglesia debe ya luchar por su
existencia. «El Gobierno nacional ve en la confesión cristiana
el más importante factor para la preservación de nuestro
etnismo. El Gobierno respetará entonces todos los acuerdos
entre las iglesias y el país».

Debido a la firma del Concordato de 1933 que le ha permitido


neutralizar a la Iglesia alemana, Adolf Hitler va a tratar
entonces de redefinir el cristianismo, y es gracias a esta
redefinición que él podrá llevar a la práctica su política de
depuración étnica y lanzarse a la conquista del mundo. La
creación de esta nueva religión le permitirá sobre todo unir al
pueblo alemán bajo una sola y única bandera.

Para Hitler era evidente que un país orientado hacia un


cristianismo completamente nazificado podía serle útil, sobre
todo desde un punto de vista político. Él va a intentar
canalizar el sentimiento nacionalista que acompaña el auge
del nazismo con el objetivo de reformar la Iglesia y modelarla
a su antojo.

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El führer se interesa entonces por Ludrick Muller, un antiguo
cura militar que estaba convencido de que el cristianismo
debía impregnarse de la ideología nazi, y considerar el
pacifismo como una blasfemia contra Dios. Es el candidato
perfecto para tomar el mando de la nueva religión imaginada
por Hitler. La idea del Movimiento de los cristianos alemanes
era la de construir una Iglesia basada en el cristianismo, pero
suprimiendo todos los aspectos judíos.

El Movimiento de los cristianos alemanes se convierte en el


estandarte religioso del Tercer Reich compuesto de ideólogos
pseudo-religiosos como Muller. Este movimiento insiste sobre
el hecho de que la persecución de los judíos es un
mandamiento divino.

Si un político dice que hay que desembarazarse de los judíos,


éste no va a ser necesariamente escuchado. Pero cuando se
trata de un cura vestido con su sotana y en el altar de una
iglesia dando su sermón, sus declaraciones serán dificilmente
puestas en duda.

El Movimiento de los cristianos alemanes es despiadado, la


intimidación, la manipulación y la persuasión obligan a la
Iglesia alemana a tener que aceptar la erosión de sus valores
Ludrick Muller estaba siendo vigilado de cerca por varios
representantes del Vaticano quienes querían asegurarse de que
él no sobrepasara demasiado los límites. Pero él hacía todo lo
posible para saltarse los límites. Los miembros del
movimiento, además de ser dóciles eran un tanto fanáticos. Es
así que su retórica tuvo una particular resonancia por todas las
calles del Reich.

Los miembros del Movimiento de los cristianos alemanes


vieron la propagación del antisemitismo, a los judíos perder
sus propiedades y obligados a abandonar el país, y esta
retórica antisemita les dio ideas. Para abrirse un hueco en el
seno del régimen, ellos debían contribuir a la expansión del
antisemitismo dentro de la Iglesia, llegando hasta sentir la
pulsión de desembarazarse de todos los aspectos judíos

90
presentes en el seno del cristianismo para estar en
consonancia con el régimen nazi.

Su objetivo era el de reescribir la Biblia suprimiendo


cualquier alusión al judaismo, lo que a mi entender habría
dado como resultado una Biblia de 3 o 4 páginas solamente.
Varios teólogos y curas de ese movimiento empezaron
entonces a examinar la Biblia, los libros de catecismo y de
cántico para depurar cualquier elemento judío. Lo que
significa la eliminación de la integralidad del Antiguo
Testamento.

Numerosos cristianos dirían que el mesías es anunciado en el


Antiguo Testamento y los nazis insistieron en la eliminación
de cualquier relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento,
lo que significa cortar todos los lazos entre judaismo y
cristianismo, y sobre todo entre Jesús y el judaísmo. Jesús es
situado en la cúspide de la Iglesia aria rodeado de caballeros
con apariencia mitológica. La campaña entusiasma a Hitler,
aunque para ello ha sido necesario recurrir a una cierta
gimnasia teológica.

El Movimiento de los cristianos alemanes decidió que «El


sermón de la montaña» debía de ser reescrito: «Afortunados
los dóciles, pues ellos recibirán la tierra como herencia…»,
«Afortunados los artífices de paz…» ¡¡Eso no correspondía!!
No. «Afortunados los guerreros…», «Benditos sean los
soldados…». Eso estaba de acuerdo con la línea del régimen
de Hitler, y ese sermón fue re-escrito. Ellos publicaron
entonces su propia versión de la Biblia que se vendió a 600
000 ejemplares por toda Alemania. A continuación se
centraron sobre los libros de cántico, examinaron todos los
cánticos y eliminaron los de origen judío, ya sea a nivel de la
música o de las palabras. ¡¡Todas las palabras hebreas fueron
suprimidas!! Incluso la que nos viene más a menudo al
pensamiento: Aleluya. Eliminada.

El 30 de junio de 1934 la oposición hacia Hitler en el seno de


la Iglesia alemana no disminuye. Es entonces que a Hitler se
le va a presentar una oportunidad de oro para invertir esta

91
tendencia, al ser informado de que los SA (Secciones de
Asalto, el equivalente de los falangistas españoles) se
proponen derrocarlo del poder.

La Noche de los cuchillos largos es una depuración cuyo


objetivo no era solamente la eliminación de rivales y de
amenazas hacia el régimen, sino tambien la eliminación de
determinados representantes católicos.

La operación ha sido lanzada. Hitler se dice a sí mismo que si


él elimina a los enemigos en el seno del Partido Nazi ¿por qué
no aprovechar la ocasión para hacer lo propio con los
católicos molestos y mostrarle así al Papa quién controla
Alemania?

Todos los dictadores poseen el mismo modo operacional:


ellos eliminan a los que consideran como amenazas. Era
imposible que la Iglesia pudiese continuar representando un
peligro directo para su autoridad.

Él creó su propia religión, él era el nuevo mesías. El asesinato


de varios representantes cristianos hubiese podido justificar
una anulación del Concordato, pero el cardenal Pacelli optó
por llevar a cabo el contrataque en otro momento que él
mismo eligirá. Hitler no ve entonces que se forme ninguna
oposición frente a él, y ordena la disolución de las juventudes
católicas y el cese de la enseñanza confesional,
contrariamente a lo que había sido pactado con la firma del
Concordato.

A partir de ahora por toda Alemania se les enseña a los niños


que la salvación solo se alcanza con la devoción al führer. Las
cruces fueron prohibidas y tambien los crucifijos, y la mayor
parte de rituales cristianos desaparecieron progresivamente.
Por navidad ya no había ninguna representación del belén.
Después del nacimiento de un niño ya no se efectuaba el
bautizo, sino solo un ritual específico. Las bodas y los
entierros se celebraban a la moda pagana. Los SS fueron
sustituyendo todo lo que tuviese una connotación religiosa y
judía, evidentemente.

92
Los peores presentimientos de Pacelli se ven confirmados por
los hechos. Éste comprende entonces el alcance del engaño de
Hitler, sus promesas de permanecer ajeno a cualquier tema
religioso no han sido mantenidas. Y no será ésta la última vez
que Hitler no cumplirá con su palabra, pues él sabe
pertinentemente que Roma resiste todavía ante su autoridad.
Él decide entonces dirigir sus ataques hacia los miembros más
eminentes del clero.

NOTAS
Posted by Simone Renn | Mar 29, 2017 | Ben, Memoria Histórica.

Desde la firma del concordato los católicos alemanes quedan sujetos al código de
derecho canónico, las obras sociales de la Iglesia reciben apoyo popular y no se
toleran críticas públicas a la doctrina católica.

El concordato cuenta con un sustancioso apartado económico que toma forma con
el establecimiento del Kirchensteuer, un impuesto aplicable a todos los católicos
alemanes.

El impuesto firmado en el concordato supone un enorme caudal de recursos


económicos para la Iglesia, ya que se deduce directamente de la nómina de los
trabajadores y supone un 9 por 100 del total del salario bruto. Millones de marcos
fluirán gracias a este concepto. Llama poderosamente la atención que este
impuesto, negociado y establecido por Hitler se sigue manteniendo hoy en día en
Alemania.

A cambio de tanta generosidad, Hitler solo pide un «pequeño favor» añadido: la


disolución del partido católico Zentrum, petición que Pacelli, nublado quizá por la
ambición del «suculento concordato» que había conseguido, le concedió.

Hitler sabía muy bien lo que estaba haciendo, y no solo se deshace del único
partido que le podía molestar en su camino, sino que además, se reserva como
garantía el artículo 16 del concordato, según el cual todos los obispos alemanes
están obligados a realizar un juramento de lealtad al Tercer Reich.

«Juro ante Dios y sobre los Santos Evangelios y prometo, al convertirme en


obispo, ser leal al Reich alemán y al Estado. Juro y prometo respetar al gobierno
constitucional y hacerlo respetar por mis clérigos».

Los poderes de Hitler, ya sin límites hacen que a mediados de julio de 1933, el
partido Nazi sea el único partido político permitido en Alemania.

93
CAPÍTULO VI

LA DETENCIÓN DE LOS
CURAS

En 1935 los nazis inician una serie de procesos que son una
persecución hacia los representantes cristianos, y los curas
son acusados de abdicación en lo que fue bautizado como
«Actividad degenerada» por la prensa escrita. Algunos fueron
acusados de haber mantenido relaciones sexuales con monjas
y otros con los niños cantores del coro. Evidentemente todas
estas acusaciones serían divulgadas públicamente y la gente
se las creería sin más.

Las verdaderas razones de esta persecución y de esta


propaganda difamatoria son claras: es un asalto lanzado
contra toda la religión. El cristianismo es sentado en el
banquillo de los acusados por culpa de los supuestos
comportamientos de una minoría, y Adolf Hitler tiene de
ahora en adelante el horizonte libre para presentar su visión
del cristianismo al mundo entero. Una visión inédita y sobre
todo inesperada.

Durante los años ’30 Adolf Hitler desarrolla el culto de su


personalidad y transforma la adoración en una religión de
Estado. Muchos alemanes veían a Hitler como un ser
sobrenatural, una especie de salvador. En la celebración de los
mítines de Nuremberg Hitler utiliza un lenguaje casi religioso
para describirse a sí mismo, y tambien al Partido Nazi. En el
transcurso del verano de 1934, Hitler le pide a una realizadora
audiovisual la creación de un reportaje sobre su discurso
anual de Nuremberg. Actuando como si fuese el productor del
reportaje, Hitler va a transformar su imagen pública,
reforzando así su aura mesiánica.

94
Mucha gente conoce la película «El triunfo de la voluntad» de
Leni Riefenstahl que muestra un meeting en Nuremberg, y
que es una película que se centra sobre esa magnífica ciudad
medieval con un estilo gótico eminente. De entrada tenemos
ya varios elementos místicos, y luego podemos ver unas
nubes, y de esas nubes surge un avión en el que Hitler se
encuentra a bordo, y del que desciende luego como un mesías.
Esta forma de llegar irradia una imagen de Hitler ampliamente
inspirada del cristianismo.

La idea del ritual en el seno de la Iglesia permanecía


omnipresente, es interesante contemplar hasta qué punto la
puesta en escena de Nuremberg se parece a la del
cristianismo. La luz contra las tinieblas es una imagen muy
potente. Existe una dimensión religiosa en el movimiento nazi
que nos es mostrada a través de esta película muy inspirada en
el cristianismo.

Existe una frase que fue repetida luego por la prensa escrita y
por todos los que asistieron a este meeting: «Jamás olvidaré
esta vivencia, es una vivencia religiosa».

Morir por Alemania suponía lo mismo que morir como un


martir. El sacrificio, la entrega de su vida, son unas ideas
profundamente cristianas que los nazis reciclaron en beneficio
propio. La nación era la nueva iglesia, morir por la iglesia y,
en consecuencia, por la nación, esa era la misión del pueblo
alemán. Además, representándose Hitler como un mesías, un
dios, era como si existiese un vínculo religioso y metafísico
entre el führer y su pueblo.

La gente enferma iba a ver a Hitler para que él los tocase


porque ellos pensaban que Hitler les curaría. Estas cosas se
propagan progresivamente y la gente empieza a créer en ellas,
es así que se lava el cerebro de 80 millones de personas. El
reportage cinematográfico es distribuido por todo el mundo.
Éste es incluso proyectado en Londres, Washington y Roma.
Cuatro años después de la firma del Concordato el Vaticano
está harto de las continuas traiciones de Hitler a este respecto.

95
Pacelli (Pío XII), que era entonces el secretario del Vaticano
redacta el texto «Mit brennender sorge» (Con una ardiente
inquietud) que pone de manifiesto las protestas de la Iglesia
ante el incumplimiento del Concordato. Es la primera vez que
una encíclica es escrita en lengua extranjera. Es un documento
publicado a petición del Papa en el que está escrito que la
Iglesia es atacada. Trescientas mil copias de este documento
titulado «Con una ardiente inquietud» son introducidas en
Alemania y secretamente distribuidas a los representantes de
la Iglesia.

El documento iba destinado a los representantes alemanes y


fue ampliamente difundido. Los textos eran distribuidos por
jóvenes chavales que los llevaban en sus bicicletas y los
distribuían por toda Alemania. El führer nunca se menciona
directamente, pero todo el mundo comprende de quien hablan
los dirigentes de la Iglesia cuando éstos mencionan al
«Profeta loco».

Pacelli decidió permanecer confuso en sus denuncias del


racismo nazi y de la opresión sufrida por determinadas
categorías del pueblo alemán. Él no menciona directamente a
los judíos, sabiendo que eran ellos los que más estaban
sufriendo.

Yo pienso que la Iglesia no se preocupaba por lo que les


ocurría a los judíos por una buena razón: los nazis decían que
ellos iban a perseguir a los judíos, Hitler no paraba de
repetirlo, pero nadie creía que él iba a hacerlo realmente. La
gente pensaba que él decía eso para ganar popularidad, por
electoralismo, y que no haría nada. Entonces mucha gente se
tapó los oídos y no se tomaron en serio las declaraciones de
Hitler.

Las condiciones en las que viven los judíos no paran de


deteriorarse, éstos son cada vez más mostrados con el dedo,
discriminados y perseguidos, y el Vaticano sigue callado.
Mucha gente permanece indiferente en cuanto al futuro de los
judíos en Alemania y en Europa, pues esto no supone ninguna
repercusión sobre ellos. En su vida cotidiana todas estas

96
personas no conocen a ningún judío, ellas no ven entonces
nada de estas persecuciones.

No había ninguna simpatía ni antipatía, ninguna identificación


hacia los judíos. El hecho de que los judíos sean perseguidos
no ha alterado a los cristianos. La famosa frase de Guy Moller
refleja perfectamente esta situación: «Cuando ellos fueron a
buscar a los socialistas yo no he dicho nada porque yo no era
socialista. Entonces ellos vinieron a buscar a los sindicalistas
y yo no dije nada porque yo no era sindicalista. Ellos vinieron
a buscar a los judíos y yo no dije nada porque yo no era judío.
Y finalmente ellos vinieron a buscarme a mí y ya no quedaba
nadie para defenderme».

Estamos a 8 de noviembre de 1938, un diplomático alemán,


Ernst von Rath, es asesinado en las calles de París por un
judío polonés. El asesinato disemina la indignación en
Alemania, y unas represiones salvajes son organizadas por los
nazis en el transcurso de una noche llamada Noche de Cristal
(o la Noche de los cristales rotos). Las sinagogas, las tiendas y
los edificios judíos son reducidos a cenizas, y una vez más el
papa Pío XI guarda silencio.

Afirmar que el Papa no lo sabía equivale a decir que Hitler no


sabía nada sobre el Holocausto. Es algo inconcebible y poco
creíble. Diez meses más tarde el cardenal Pacelli tomará la
decisión de cambiar el curso de la Historia, participando en un
complot que pretende alejar a Hitler del poder eliminándolo,
incluso si ello implica la violación de uno de los 10
mandamientos.

Es 10 de febrero de 1939, el mundo recibe la noticia de la


muerte de Pío XI. Un coloquio de cardenales se reúne en
Roma para eligir su sucesor, y los nazis vigilan de cerca lo
que ocurre, pues ellos conocen a alguien que no les gustaría
que reemplázase al difunto Pío XI.

Los nazis detestaban a Pacelli, ellos lanzaron una campaña


sobre los cardenales para asegurarse de que él no fuese
eligido. Ellos lo apodaron «El Papa de los judíos». A pesar de

97
los esfuerzos de los nazis, Pacelli es eligido Papa y se
convierte así en el representante de Dios en la tierra. Pacelli
sucede a Pío XI. En 1939, y ya como Papa, él tendrá que
arbitrar el periodo más difícil que un Papa haya jamás tenido
que administrar.

Poco después de su elección, Pío XII convoca a los cardenales


alemanes en Roma. Acordándoles poca confianza a los
hombres que le han elevado al rango de Papa, una de sus
primeras iniciativas será la de hacer instalar micrófonos
ocultos en la biblioteca del Vaticano para conservar pruebas
de lo que le es dicho y escuchar lo que los cardenales hablan
entre ellos. Había una fuerte representación pro-nazi en el
seno del Vaticano y el campo de acción del Papa era muy
reducido debido a esta presencia.

El Vaticano estaba infectado de espías, él debía entonces


actuar. Él quería saber con quien podía tener confianza y de
quienes desconfiar. Los nazis intimidaban a los miembros del
clero cercanos al Papa y les obligaban a comunicarles lo que
se decía en el Vaticano. En el transcurso de una reunión
grabada los cardenales hablan sobre la fuerte erosión del
cristianismo en el Reich, y confirman así los temores de
Pacelli. Él comprende entonces que los compromisos
firmados por Hitler solo pretendían engañarle.

Los nazis le habían declarado la guerra a la religión, contra


todas las religiones organizadas, cualquier religión que
tuviese un jefe más potente que Hitler debía de ser eliminada.

La Iglesia se siente directamente acosada por los nazis en


agosto de 1939. En el transcurso de sus vacaciones
veraniegas, Hitler reune a su Estado Mayor y anuncia su
proyecto de invasión de Polonia. Él preconiza igualmente la
erradicación de los curas poloneses. El éxito de la contienda
sería evaluado, no por la extensión del territorio conquistado,
sino por el número de curas asesinados.

Él preveía capturar y matar a tantos curas como fuese posible


en Polonia. Era un ataque frontal contra la Iglesia. El

98
almirante Wilhelm Canaris del servicio de información del
ejército alemán se queda chocado. Él piensa que el führer es
un psicópata que debe de ser apartado, y para ello él va a
necesitar una ayuda que venga del exterior. Joseph Muller era
un abogado católico de Baviera, él tenía unas convicciones
antinazis muy fuertes.

Este hombre fue contactado para transmitirle un mensaje a


Roma. 1 de septiembre de 1939. Mientras que las tropas
alemanas entran en Polonia, y que las tropas SS asesinan a los
curas, Joseph Muller llega a Roma con un mensaje secreto
destinado al nuevo soberano pontífice.

El mensaje era muy claro, éste decía que un grupo de


militares alemanes pretendía derrocar a Adolf Hitler, pero que
éstos necesitaban tener la certeza de que si ellos llevaban a
cabo su misión, nadie se serviría del caos ambiente originado
para atacar Alemania. La misión del Papa era la de servir de
intermediario.

Pío XII sabe que la Iglesia polaca está siendo atacada, él sabe
tambien que unirse al complot que pretende eliminar a Hitler
es una maniobra extremadamente peligrosa. El Papa está al
corriente de que una gran parte de la población cristiana en
Alemania se encuentra bajo control nazi. Al mismo tiempo él
vive en la Italia fascista de Mussolini, que es un aliado de
Hitler. Y él sabe tambien que Hitler sigue perpetrando
atrocidades en Polonia. A partir de estas tres informaciones él
debe tomar una decisión.

Era una decisión importante, él conocía el alcance del peligro


que suponía su implicación. En el caso de que el complot
fracasase, la Iglesia sería probablemente reducida a cenizas.
El Papa es consciente de que el derrocamiento de Hitler
implica su asesinato, pero tambien que el führer persuadido de
ser el representante de Dios no será facil de abatir.

¿Se tiene el derecho de matar a un hombre incluso si éste se


llama Hitler? … Era un verdadero dilema para Pío XII. La
muerte de este tirano estaba justificada. Pero por otra parte

99
existen los 10 mandamientos en los que está escrito «No
matarás». En el mes de diciembre de 1939 Pío XII otorga
secretamente su bendición al tiranicidio. Pero su implicación
en el complot no se limitaría solamente a esto.

Tarde en la noche, hacia las 12 y media, él se reune con el


embajador británico en el Vaticano. Él le comunica que tiene
una misión que confiarle, la de transmitir un mensaje. El
mensaje secreto viajará a través de Europa para llegar a
Londres, donde el primer ministro británico, Neville
Chamberlain, favorable al mantenimiento de la paz cueste lo
que cueste, es informado sobre el plan de los conspiradores. A
partir de ahora el Vaticano ya no permanece neutral.

A principios de 1941, mientras que la blitzkrieg (la guerra


relámpago) sacude Europa, es un Hitler ardiente el que decide
pasar a la siguiente fase de su misión divina. Los primeros
campos de exterminio son creados, y varios miembros de la
Iglesia no se lo pensarán dos veces a la hora de echarle una
mano a Hitler en sus diabólicos proyectos. Cada campo de
concentración tenía su cura ¿¿Qué es lo que significaba la
celebración de misas en un campo de exterminio?? ... ¡¡Es
inconcebible!!

En Croacia los jefes de la dictadura oustachi eran todos


católicos y pro-nazis, hasta el punto de construir campos de
exterminio idénticos a los alemanes en los territorios
anexionados. El más conocido era el de Jasenovac. Este
campo de exterminio estaba gestionado por curas cristianos,
por franciscanos para ser más exacto. Ellos supervisaban los
asesinatos de hombres, mujeres e incluso de niños. Pío XII se
entera de estas atrocidades por intermediación de Muller, y a
pesar de la implicación de miembros del clero, éste guardará
silencio.

Tomar la palabra publicamente habría implicado mucho al


Vaticano en el conflicto. Él ha actuado en secreto desde la
elevada posición que le otorgaba su autoridad moral para
condenar y oponerse a estas matanzas de masa. Él no podía
condenar a Hitler, pues si lo hubiese hecho ello hubiera tenido

100
como efecto una aceleración de los hechos ¿Cuántas personas
corrían el riespo de morir a causa de la más mínima frase? …
Guardando el silencio ¿Él se ha convertido en cómplice? …
Esa es la cuestión.

Pocas personas saben que el silencio del Papa es un silencio


deliberado. A través de la intermediación de Muller los
conspiradores le han pedido al Papa que no denunciase el
Holocausto del «Profeta loco», ya que esto podría afectar al
éxito de su complot contra Hitler. Pero a pesar de este
silencio, los conspiradores fracasan varias veces. Numerosos
atentados que pretendían eliminar a Hitler fueron
desbaratados, todos fracasaron. Peor aun, éstos solo
consiguieron persuadir cada vez más a Hitler de que él estaba
investido de una misión divina y que una potencia superior le
protegía.

Después de cada fracaso, una nueva tentativa de asesinato era


preparada. Pero Pacelli se siente cada vez más desorientado,
desemparado, y ya no sabe qué hacer. Y estas actividades
clandestinas conocerán un mal cambio en 1943. El
interlocutor privilegiado del Papa, Joseph Muller, es
sorprendido suministrándoles salvoconductos a los judíos para
que éstos pudiesen abandonar la Europa nazi.

Este hombre tomó unos riesgos enormes al convertirse en el


principal intermediario de esta conspiración. Debido a la
captura de Muller, solo será necesario un corto lapso de
tiempo para que la ira de Hitler se dirija hacia el Vaticano.
Una vez que Hitler hubiese terminado con Europa y la Unión
Soviética, el siguiente objetivo sería la Iglesia.

Hitler no toleraría ningún jefe supremo en Europa diferente a


él, y el Papa era su único rival potencial. Se sabía cual iba a
ser su próximo objetivo: él iba a ampliar el Holocausto a los
cristianos.

Estamos a 25 de julio de 1943. El principal aliado de Hitler, el


dictador italiano Benito Mussolini, es destituido e Italia se
prepara para la rendición. Furioso y ávido de venganza, Hitler

101
ordena a sus SS rodear el Vaticano y exige a sus generales que
lo desembaracen de esos curas mete-narices en todo, según
sus propias palabras. Si usted ha visto a los guardias suizos
del Vaticano, usted sabrá que éstos no representan realmente
una potencia militar. Hubiese sido entonces muy difícil para el
Papa responder a una agresión nazi por otros métodos que no
fuesen la retórica o un acto simbólico.

Las armas de fuego estaban dirigidas hacia los apartamentos


del Papa, la amenaza de destrucción total del Vaticano era real
e inminente.

Los católicos no han estado nunca tan amenazados desde la


época de San Pedro, cerca de 2000 años antes. Pío XII debe
prepararse para lo peor. «Cuando nuestro partido solo estaba
constituido por 7 miembros, él solo se proponía obedecer a 2
principios. El primero era el de un partido basado sobre una
verdadera ideología, y el segundo es que él constituiría el
único poder en Alemania».

El mármol y el cemento del Vaticano es lo único que protege


el último bastión del cristianismo frente a los nazis. Adolf
Hitler convoca a Karl Wolf, su jefe de la policía SS del norte
de Italia, y le ordena borrar completamente del mapa al
Vaticano para permitir así la emergencia de su imperio
pagano. Hitler adoraba tener varias opciones. Él había optado
por secuestrar al Papa, pero quería saber qué es lo que
ocurriría si sus tropas invadiesen el Vaticano. Gracias a su
ámplia red de espionaje, Pío XII se entera de los proyectos de
invasión y ordena la evacuación del Vaticano.

En el mes de septiembre de 1943 Pío XII reune a los


cardenales para comunicarles que el Vaticano está a punto de
ser invadido, y que él será probablemente asesinado. Él les
dijo tambien que los nazis no detendrían al papa Pío XII, sino
a Eugenio Pacelli, ya que en su despacho habría una carta de
abdicación. Hitler está persuadido de su misión divina, pero
algunos de sus discípulos empiezan a dudar.

102
Los generales alemanes sabían que si esa operación fuese
lanzada, ésta se terminaría con un desastre militar, muchos
disturbios imposibles de reprimir se originarían por toda
Europa, y esta realidad convirtía el plan en irrealizable. Wolf
se niega a obedecer las órdenes de Hitler, y algunos meses
más tarde Roma es liberada por los Aliados. El Vaticano es
salvado, pero el papel de Pío XII en la guerra no se terminaría
aquí. El Papa continua apoyando el grupo de oficiales
alemanes que pretenden eliminar al führer. Estos hombres
están dispuestos a morir para cumplir su misión y a ser
considerados como unos traidores a la nación.

Estamos a 20 de julio de 1944. El coronel católico Claus von


Stauffenberg intenta asesinar a Hitler en su cuartel general de
la «Tanière du loup» (el escondite del lobo), y una vez más el
führer sobrevive. Von Stauffenberg deja un maletín en el suelo
de la sala de reunión, y una persona va a desplazarlo debajo
de una mesa que protegerá a Hitler de la explosión. Hitler
interpreta este intento fallido como un signo de la
providencia: Dios quería que él continuase su misión.

Cuando la noticia del atentado es divulgada publicamente la


población se siente impactada y furiosa porque no comprende
que en Alemania se intente asesinar al jefe del país. La gente
veía estos atentados a través del prisma del nacionalismo, para
ellos se trataba de actos de traición.

Debido a este atentado fallido Hitler será implacable. Éste


ordena 7000 arrestos y 4980 ejecuciones, la mayoría de ellas
después de atroces sesiones de tortura. Entre los ejecutados se
encuentra el almirante Wilhelm Canaris. Pero la depuración
no cambiará para nada el curso de la guerra, y algunos meses
más tarde el régimen estará agonizante. Obsevador neutro o
cómplice, el papel de las autoridades del Vaticano y de Pío
XII en este negro capítulo de la Historia humana siguen
siendo objeto de controversia.

Hay gente que ha querido defender al Papa diciendo que él


pretendía ayudar a los cristianos, y tambien a los judíos, y que

103
él hizo lo que pudo, y es de lo que yo estoy convencido. Y el
error de Pío XII es el de no haberse opuesto al Tercer Reich,
él no se ha levantado y no ha denunciado a Hitler, ni a los
nazis ni al Holocausto, y eso que él sabía lo que estaba
ocurriendo en los campos de exterminio. Todo el mundo en
Europa sabía lo que ocurría en esos campos.

Tal vez que si otro soberano pontífice se hubiese encontrado


en su lugar en ese preciso momento de la Historia, la Iglesia
se hubiese rebelado contra la barbarie, y ésta hubiese sido
vista como la única institución representante de los valores
humanistas, la única en haber perpetuado la misión de Cristo.

¿Los católicos han hecho lo que los Testigos de Jehová


hicieron?… Estos últimos se negaron a jurarle lealtad al
führer, se negaron a practicar el saludo nazi, se negaron a
combatir por el Reich, y ellos fueron enviados a los campos
de concentración. ¿Y si la Iglesia hubiese hecho lo mismo?…
20 millones de católicos no hubiesen combatido y esto
hubiese podido cambiar las cosas. Es un silencio
ensordecedor difícil de explicar todavía a día de hoy.

Pío XII reinará hasta su muerte en 1958, su beatificación solo


será una cuestión de tiempo. Para juzgar a Pío XII es
necesario meterse en su lugar, y es muy complicado porque
no poseemos ninguna información sobre las razones ni los
objetivos que le llevaron a tomar sus decisiones.

Numerosas personas piensan que Pío XII ha intentado ayudar


a los judíos, y otras muchas le acusan de no haberlo hecho. La
comunidad judía tiene una opinión de Pío XII muy diferente a
la opinión pública. Personalmente yo pienso que habría que
escuchar a la comunidad judía porque ellos saben muy bien
quien les ha ayudado en ese periodo.Él ha salvado
probablemente un 25% de la población judía mundial. Nunca
hemos tenido la ocasión de ver el verdadero rostro de este
Papa controvertido, y solo lo veremos una vez que tengamos
acceso a los archivos secretos del Vaticano.

104
NOTAS
Gerald Posner es el autor de «God’s Bankers: A History of Money and Power at
the Vatican».

«Se cree que los archivos de la Iglesia contienen información importante sobre el
Holocausto en Europa oriental durante la ocupación nazi. El Vaticano tenía ojos y
oídos en los campos de concentración: decenas de miles de sacerdotes de las
parroquias enviaban cartas e informes a sus obispos, quienes a su vez los hacían
llegar al secretario de Estado en la ciudad del Vaticano. Uno de los obispos a cargo
de revisar esos miles de informes era Giovanni Battista Montini, quien más tarde
se convirtió en el papa Pablo VI».

«El interés de los historiadores en los documentos de la era del Holocausto que
guarda el Vaticano es evidente. Los relatos de los sacerdotes pueden ayudar a
responder preguntas sobre qué sabía el Vaticano de la maquinaria asesina nazi. Es
probable que los archivos revelen si durante la guerra el papa Pío XII podría haber
tomado más medidas para intentar detener el Holocausto».

«En los archivos secretos también están enterrados los primeros registros del
Banco del Vaticano creado durante la Segunda Guerra Mundial, el cual se ha visto
envuelto en varios escándalos. Esos documentos podrían esclarecer de una vez por
todas cuántos negocios hizo el Vaticano con el Tercer Reich, y también podrían
revelar qué tipo de inversiones realizaron las aseguradoras para generar enormes
ganancias gracias a las pólizas de seguro de vida de los judíos enviados a
Auschwitz, que descubrí en mi propia investigación».

«Por último, es posible que los archivos secretos de la Iglesia permitan determinar
si algunas redes de contrabando de refugiados en la posguerra —que organizaban
desde Roma un obispo austriaco, un sacerdote alemán y un sacerdote croata, y a
través de las cuales escaparon criminales nazis— fueron operaciones individuales
o parte de un programa que contaba con la bendición del Papa. Desde la década de
1960, la Iglesia ha dado a conocer algunos archivos de la guerra, aunque se ha
negado a dar acceso libre a los historiadores. En la década de 1990, el gobierno de
Bill Clinton ordenó a algunas agencias federales divulgar archivos importantes
sobre el Holocausto, y encabezó esfuerzos para persuadir a muchos países a hacer
lo mismo. El Vaticano permaneció al margen».

«La elección del papa Francisco en 2013 significó una promesa de cambio en la
política de la Iglesia de mantener sus secretos. Cuando todavía era arzobispo de
Buenos Aires, le preguntaron sobre los archivos de la era del Holocausto.
Respondió que el Vaticano «debería abrirlos y aclarar todo». Muchos expertos
creyeron que aprovecharía una visita a Israel en 2014 para abrir los archivos, pero
Francisco no hizo ninguna declaración pública sobre los documentos en esa
visita».

«La última ocasión en que Francisco habló del tema fue en una entrevista en
noviembre de 2014 con el periódico israelí Yediot Ahronot. El Papa preguntó:
«¿Pío XII no dijo nada ante la exterminación de los judíos? ¿Dijo todo lo que
debería haber dicho? Tendremos que abrir los archivos para saber qué sucedió con

105
exactitud». Según Francisco: «Un acuerdo entre el Vaticano e Italia de 1929 nos
impide divulgar los archivos en este momento. Pero debido a que ha pasado
tiempo desde la Segunda Guerra Mundial, no creo que haya problema para abrir
los archivos en cuanto resolvamos ciertas cuestiones legales y burocráticas».

«El acuerdo de 1929 que mencionó Francisco son los Pactos de Letrán entre el
Vaticano y la Italia fascista de Benito Mussolini, que otorgaron a la Iglesia
soberanía absoluta sobre la ciudad del Vaticano. Estos pactos declararon que el
Papa no solo tenía la misma autoridad que un monarca secular, sino que también
estaba investido de derechos divinos. Más que evitar que la Iglesia divulgue sus
archivos, como indicó Francisco, estos pactos otorgan al Vaticano facultades
inviolables para establecer sus propias políticas sin intervención alguna de Italia.
Lo único que se requiere para abrir los archivos, que han permanecido sellados por
tanto tiempo, es un decreto papal».

«Grupos activistas a favor de los judíos, organizaciones de derechos humanos y


sobrevivientes de los campos de concentración esperan que el compromiso de
Francisco sea más fuerte que el deseo de los tradicionalistas del Vaticano de
mantener los documentos enterrados».

«El papa Francisco puede hacer mucho más que posar para las fotos y condenar de
manera genérica la profundidad de la depravación humana. Si da acceso a los
archivos de la era del Holocausto que tiene el Vaticano, ofrecerá un tributo único y
perdurable a los muertos».

106
CAPÍTULO VII

LA CRUZ ROJA
INTERNACIONAL

Periódicamente es objeto de controversia historiográfica y


mediática el papel que jugó el Vaticano en la segunda guerra
mundial en relación a las políticas genocidas de los nazis.
Hagamos un analisis crítico de la actuación delante de estos
crímenes de otra institución con aureola de prestigio y
autoridad moral: El Comité Internacional de la Cruz Roja,
CICR.

El comité es una organización de derecho privado suizo, que


es preciso no confundir con la liga de sociedades de la Cruz
Roja y la media luna roja formadas por sociedades estatales.
Estas últimas, a menudo vinculadas a los ejércitos, estaban
ligadas a los gobiernos y siguieron la política oficial de cada
país.

El comité internacional, en cambio, lo presidían ciudadanos


suizos a fin de subrayar la neutralidad y tenía como misión
velar en tiempos de guerra por las convenciones de Ginebra.
Es cierto que las tres primeras no incluían la protección de los
civiles. En cualquier caso parece que fuese la falta de
cobertura legítima, sino la falta de voluntad política, lo que
impedía al CICR asumir desde 1933, y más aún desde 1939,
la defensa de los judíos perseguidos por Hitler, de los
internados en campos de concentración, etcétera.

Los dos máximos jerarcas de la institución, los empresario


Max Huber y Karl Bruhardt compartían con el III Reich el
anticomunismo visceral y el antisemetismo e incluso hacían
negocios particulares. Por otra parte, el gobierno de Berna

107
también presionaba con tal de no complicar más la difícil
neutralidad suiza. Como consecuencia de todo ello, las
abundantes noticias y pruebas del Holocausto que llegaban a
Ginebra fueron ignoradas.

El trabajo del comité se concentraba en los prisioneros de


guerra, y en el verano de 1942 la idea de hacer una denuncia
pública de las atrocidades nazis fue descartada; aún peor, las
pocas visitas a algunos campos como al de Terezin, solo
sirvieron para alimentar la propaganda de los verdugos, y aún
suerte que la actuación sobre el terreno en Budapest y
Bratislava de algunos delegados que traspasaban sus
instrucciones salvó el honor de su institución.

En abril de 2006 la asamblea del CICR reconoció su fracaso


ante el genocidio y admitió que no hizo todo lo posible para
entorpecer el horror de las ejecuciones nazis y ayudar a las
víctimas, que no asumió el riesgo supremo de decantar a favor
de las víctimas el peso de su actividad moral.

ACLARACIONES Y TESTIMONIOS

Ginebra. La ciudad en que piensan muchas personas de todo


el mundo que padecen dificultades e injusticias porque es
donde tiene la sede una de las organizaciones humanitarias
supranacionales más poderosas: el Comité Internacional de la
Cruz Roja. La imagen que muchos tenemos es esta: médicos y
enfermeras capaces de cualquier sacrificio, una chispa de
esperanza en medio de situaciones catastróficas... pero en los
años 30 y 40 los que necesitaban su ayuda esperaron en vano.

TESTIMONIO I

«—Yo creo que nos podían haber ayudado —afirma Doris


Grozdabovicova, superviviente del campo de Terezin— y
podrían explicar al mundo lo que realmente estaba pasando».

«—¿Porque no hicieron nada, ni tan solo una vasta campaña


de denuncia internacional —apunta Jiri Kosta, deportado a

108
Auschwitz en 1944— podían haberlo hecho y era su deber?
Con su nombre y prestigio internacional nos podrían haber
ayudado, segura Rotter, superviviente con documentos
falsos».

«¿—Porque dejó en la estacada a las víctimas del Holocausto


el CICR?»

1933, en Alemania los nazis acaban de llegar al poder, el


CICR traslada su sede a la villa Monner cerca del lago Leman
donde prepara una nueva convención. A raíz de la primera
guerra mundial, las mujeres del comité, sobre todo,
presionaron para que en el futuro la convención proteja
también a las víctimas civiles. En 1934 en Tokio, durante el
15° congreso de la Cruz Roja, se presenta el nuevo proyecto
que concedería la misma protección internacional a los civiles
detenidos que a los prisioneros de guerra. Pero la decisión se
pospone y los que están dispuestos a reconocer que no se
puede perder más tiempo muy pocos.

Los judíos alemanes ya son perseguidos abiertamente: «Los


judíos son los enemigos mortales de la humanidad —vocifera
Julius Streicher, director del diario antisemita Der Stumer en
1938—, ¡¡¡se le pasará las ganas de reír!!! la solución será
radical: expulsar hasta el último judío de Alemania».

Después de la noche de los cristales rotos que costó la vida a


400 judíos cada vez hay más gente desesperada que se dirige
al CICR. En diciembre de 1938 un tal Max Braun escribe:
«En los campos de concentración se consumen por el simple
hecho de ser judíos Las condiciones de vida son
infrahumanas, son un atentado contra la higiene y la
dignidad humana. El CICR no puede continuar sin hacer
nada». Pero el comité calla. Su presidente Max Huber quita
importancia al problema y envía una carta comprensiva a la
Cruz Roja alemana: «Somos conscientes que, a menudo, en
estas cuestiones se exagera». Evidentemente, Huber sabe que
los nazis controlan la Cruz Roja alemana desde 1933.

109
Bajo los auspicios de Hitler, la Cruz Roja alemana se ha
remodelado y se ha organizado como un cuerpo militar. Hace
tiempo que los miembros judíos fueron expulsados. En la
organización ya no hay nadie que se preocupe de los internos
en los campos de concentración. Al contrario, la Cruz Roja
alemana ya prepara su intervención en la guerra. Max Huber
silencia el terror nazi a pesar de que preside el CICR, sino
también el Tribunal internacional de la Haya... y es que como
presidente de dos grandes empresas suizas comercia incluso
con los fabricantes de armamento alemán.

El vicepresidente del CICR Karl Jacob Burhardt también tiene


vínculos estrechos con Alemania. Hasta que en 1939 estalle la
guerra, será el delegado de la Sociedad de Naciones en
Danzig, la actual Gdansk... y ponto olvida sus reservas
iniciales sobre la ideología nacionalsocialista. Eso queda claro
ya en 1933, cuando el gobierno suizo se niega a recibir
oficialmente a Goebbles durante un congreso de la Sociedad
de Naciones le da la bienvenida Burhardt. El empresario no
tendrá ningún escrúpulo a la hora de pactar con los nazis ni lo
tendrá en el futuro.

«Como suizo de habla alemana, Burhardt tuvo mucha


simpatía por los alemanes desde siempre —refiere el
historiador Aram Mattioli— era un gran admirador de la
cultura alemana y también admiraba ciertos aspectos del
nacionalsocialismo como el antisemitismo y la hostilidad
hacia la Unión Soviética».

... Y además Burhardt sabe de qué manera los nazis tratan a


los opositores. En 1935 visita el campo de concentración de
Stervegen y topa con el premio nobel de la paz Karl
Oossietsky. Después de la guerra, escribirá en sus memorias:
«Era una figura temblorosa y pálida, como un muerto que
parecía indiferente a todo, con un ojo inflado y los dientes
rotos a golpes».

En mayo de 1936, Burhardt visita nuevamente Alemania esta


vez invitado por el mismo führer... se muestra entusiasmado:

110
«Es una magnífica hospitalidad y una organización excelente
me ha permitido recorrer toda Alemania en una semana
escasa y descubrir la realidad verdaderamente fáustica de las
autopistas y del servicio del trabajo del Reich. Me ha
impresionado el espíritu de cooperación que se desprende en
todos los sitios». Se expresó así en una carta de gratitud y de
pasada le profesa su más profunda devoción.

En su informe a la Cruz Roja comenta de forma sucinta que la


situación de los internos en los campos de concentración no
ha cambiado. Por lo que respecta informado de la a los judíos
ni tan solo los menciona, aunque está perfectamente de la
campaña de persecución.

«Simplemente porque en la década de los 30 y 40 los judíos


se acostumbraban a equiparar a los comunistas —asegura
Daniel Palmieri, historiador del CICR— con los
bolcheviques. Dentro de la cúpula del comité internacional,
esta asimilación resulta absolutamente nefasta porque el
comité internacional de los años 30 era particularmente
anticomunista».

Los nazis detienen a tantos enemigos del régimen, sobre todo


judíos que cada vez tienen que crear más campos de
concentración como el de Buchenwald y aún no llega ninguna
protesta de Ginebra. De hecho, Guillaume Faivre miembro del
comité internacional visita el campo de Dachau en agosto de
1935 y escribe: «En todos los sitios reina el orden y la higiene
incluso una cierta elegancia». Cuando se acaba la guerra más
de 30 000 personas habrán muerto asesinadas en Dachau.

A partir de otoño de 1941 los trenes cargados de deportados


atraviesan toda Europa y nadie pueden decir que no saben a
dónde van. «La raza judía ha de desaparecer de Europa»
exclama Adolf Hitler.

«Los hemos de aniquilar. Los hemos de exterminar —reza


Robert Ley del Frente Alemán del Trabajo en 1942—
haremos una batida y algún día ya no quedara ninguno. Los
exterminaremos como escarabajos».

111
TESTIMONIO II

«Entre los que han de ser exterminados esta la familia


Guttman. El padre está en Buchenwald desde 1939, pero
morirá en Dachau. Su hija Trude fue detenida en Praga en
1942. Fue cuando me llegó la noticia de la muerte de mi
padre y me hizo perder las ganas de vivir porque me invadió
la sensación que ya no había nadie a quien le pudiese
importar si yo estaba viva o muerta».

«Pero la madre aún estaba viva. Trude la encuentra más


tarde en el campo de concentración de Terezin, pero es un
encuentro breve. La madre es deportada a Auschwitz, un
nuevo adiós. Lo que siempre he mantenido en la memoria es
el momento en que nos dijimos adiós sin saber si nos
volveríamos a ver. Era volver a vivir un tormento que ya
había vivido y fue enormemente doloroso».

La estación berlinesa de Grunewald es donde se inician


muchos viajes sin retorno. A partir de otoño de 1941 casi
diariamente salen trenes con deportados hacia el este y delante
mismo de los delegados de la Cruz Roja que informan de los
hechos con toda naturalidad. «Trillado sistemático de judíos
desde noviembre. Los traslados se efectúan en grupos de unas
30 000 personas. El próximo está previsto el 27 de
noviembre».

Los delegados notifican a sus superiores que a partir de abril


no quedara un solo judío en Berlín. El CICR alojado en el
hotel Metropole desde el inicio de la guerra no reacciona:
Considera que tiene que mantenerse neutral y que no hay
ningún mandato que lo inste a ayudar a los civiles. Es una
excusa muy pobre porque, según los estatutos de la
organización cualquier iniciativa humanitaria considerada
necesaria el lícito llevarla a cabo. Pero el presidente Max
Huber y su segundo Karl Jacob Burhardt no quieren saber
nada. En la sede del CICR, establecida en la calle Wallenstein
de Berlín desde 1940, sorprende mucho la indiferencia de los

112
dirigentes, pero las instrucciones que se han enviado a Berlín
son muy claras: por encima de todo hay que garantizar que los
alemanes tratan correctamente a los prisioneros de guerra.

Uno de los delegados es el joven médico Maurice Rossell:

«No podemos olvidar que el comité internacional se tenía que


hacer cargo de seis millones de soldados que habían caído
prisioneros. Su misión era hacer lo necesario para que se
respetase la convención; y la convención se respetaba porque
todo el mundo temía que si no el otro lado lo haría pagar a
sus prisioneros. La única autoridad que tenía el comité era
esta. La Cruz Roja pidió insistentemente que le permitiese
hacer lo mismo en los campos de concentración, pero ellos
contestaban que allí no tenían nada que hacer, que se trataba
de un asunto estrictamente nacional y que la convención no
se podía aplicar a los civiles».

Por tanto, mientras toda la Cruz Roja vela por los prisioneros
de guerra, el comité da la espalda a los judíos y a los
opositores que están en los campos de concentración. Pero
Ginebra podía haber presionado más a los alemanes. En la
primavera de 1943 Goebbles escribió en su diario:
«Dependemos tanto de la Cruz Roja, sobre todo en lo
referente a los prisioneros de guerra que no sería prudente
enfrentarnos». El comité no interviene a favor de las víctimas
hasta el final de la guerra.

«Era lo que estábamos esperando los que estábamos sobre el


terreno —apunta Rossell— porque pensábamos cómo es que
estos señores no mueven un dedo, qué hacen estos señores en
sus hoteles de Ginebra». Hacer ver que no pasaba nada, ni
Huber ni Burhardt querían poner en peligro las buenas
relaciones que tienen con Alemania a causa de los judíos y
comunistas.

«Que el comité internacional no hiciese nada es falso —


rebate Francois Bugnion del departamento de derecho del
CICR—; presentó diversas peticiones, lo que si faltó fue un
compromiso deicidio de las máximas autoridades de la

113
institución en la defensa de las víctimas de la persecución
nazi».

Una de las actividades del comité era la búsqueda de


desaparecidos. Pero se buscan exclusivamente los
denominados arios. Millones de judíos desaparecieron hace
tiempo sin dejar rastro. En abril de 1942 la Cruz Roja alemana
comunica que no puede obtener información sobre personas
no arias y que, por tanto, no está en disposición de aceptar
solicitudes en este sentido.«La Cruz Roja da su apoyo a las
fuerzas armadas en el marco de la convención de Ginebra.
Cuenta con una verdadera legión de colaboradores» —
informa un documental alemán—.

Pero no solo no ayuda a las víctimas indefensas de los nazis,


sino que el director de la Cruz Roja alemana incluso participa
en el asesinato de inocentes. Ernst Roberts Grawits es médico
y miembro de las SS y es uno de los impulsores del programa
de eutanasia y de los denominados experimentos médicos con
prisioneros de los campos de concentración.

En el verano de 1942, el congreso judío internacional


celebrado en el palacio Wilson de Ginebra se confirman las
peores sospechas. El director de la oficina de Ginebra, Gerard
Riegner ha recibido información sobre la solución final que
los nazis planifican y la hace llegar a Londres y Nueva York.

Recibido informe alarmante: En el cuartel general del führer


se ultima un plan según el cual todos los judíos en países
ocupados o controlados por alemanes, un total de tres
millones y medio o cuatro millones, una vez deportados y
concentrados en el este serán eliminados como solución
definitiva al problema judío en Europa. Stop. Gerard Riegner
también se dirige a la Cruz Roja y comprueba con sorpresa
que Karl Jacob Burhardt ya está informado del proyecto.

«Nos dijo que disponía de datos que lo confirmaban —habla


el propio Gerhardt Riegner en 1988, representante del
congreso judío internacional— «y que procedían de una parte
del Ministerio de Asuntos Exteriores y por otra parte de un

114
funcionario de la guerra del Reich; es decir, lo sabía por dos
fuentes, estaba muy bien informado y nos hablaba de un plan
para que estos territorios quedasen literalmente 'libres de
judíos'».

El término 'libre de judíos' significa que habrá un exterminio.


Burhardt oculta esta información al comité de que dispone y
de nuevo son las mujeres que instan a hacer un llamado
público contra el genocidio de los judíos. El 14 de setiembre
de 1942 Philippe Peter, miembro del comité internacional y
ministro del gobierno suizo se desplaza expresamente a
Ginebra para votar: quiere impedir el llamado cueste lo que
cueste. Cree que criticar a los alemanes comportará el riesgo
de que Suiza también sea ocupada. Burhardt también es de la
misma opinión.

«El argumento de más peso era que aquella iniciativa era


contraria a los intereses de Suiza —refiere Matteoli—, «pero
también influyó que a más de uno no le caían bien los judíos:
con el paso del tiempo se ha podido documentar que muchos
de los miembros del comité pensaban en clave antisemita».

Burhardt y Peter consiguen lo que querían, el resultado de las


votaciones contrario a las llamadas y no se hace caso al
llamado de las mujeres. El silencio del comité sería un error
de consecuencias tan graves que pondría en peligro la misma
existencia de la institución. Pero, ¿qué se podría haber
conseguido con una llamada?

«Sobre todo habría informado al mundo —asegura Saúl


Friedhuder— «y eso habría sido muy importante, porque los
aliados denunciaron el exterminio de los judíos en la
declaración de diciembre de 1942, muchos podrían decir que
esto era propaganda difamatoria contra Alemania ¿Porque
teníamos que creerlo? Si la declaración hubiese procedido
del comité internacional, de la Cruz Roja o del Vaticano que
eran instituciones neutrales hubiera convencido a mucha
gente. Gerhart Riegner no se lo cree: los aliados se
conforman con una simple declaración, la Cruz Roja ni
siquiera se pronuncia».

115
En febrero de 1943 la mayoría de comunidades de Europa han
dejado de existir. En pocos meses los alemanes asesinan a
más de tres millones de judíos. sin mantenerlo excesivamente
en secreto. «Hemos resuelto el problema judío en las regiones
de Europa donde tenemos acceso —declara August
Eigrubwerr, gobernador del distrito del alto Danubio en 1943
—. Por donde pasamos ya no quedan judíos».

TESTIMONIO III

Cuanto más desesperada es la situación de los judíos, más


estricta es la política suiza de admisión de refugiados. Saúl
Friedlander intenta pasar de Nauvelle en los Alpes franceses a
territorio suizo. Pero antes dejan a su hijo de nueve años en un
internado católico. Saúl se resiste, no quiere quedarse solo.

«Tuvieron que llamar al internado —recuerda Saúl— «para


que me llevasen a la fuerza porque no quería ir. Hubiera
tenido que darme cuenta que lo hacían por mi bien, pero era
un niño. y los niños perciben la angustia y el miedo. Fue la
última vez que vi a mis padres».

Lo que sus padres no saben es que en aquel momento Suiza


ya no acoge a refugiados judíos si no se trata de mujeres
embarazas o de familias con niños. Los Friedlander tienen que
retroceder, poco después serán deportados a Auschwitz donde
serán asesinados. La compañía de su hijo les hubiera salvado
la vida.

« —Cuando los suizos decidieron cerrar la frontera a los


judíos —sigue Saúl— «sabían perfectamente que destino
esperaba a los que tenían que hacer media vuelta, y esto ha
de quedar bien claro no creían simplemente que habrían de ir
a trabajar a otro lugar. Sabían que se estaba llevando a cabo
una matanza, y eso que digo consta en documentos de la
época".

116
Ahora, al menos, el comité internacional trata de hacer llegar
paquetes de ayuda, no solo a prisioneros de guerra sino
también a los campos de concentración, es un trabajo
complicado porque los alemanes se niegan a facilitar
información sobre los deportados y de los internados en estos
centros.

«El gobierno alemán autorizó el envío de paquetes con la


condición que figurasen los nombres de los destinatarios —
dice Pierre Gaillard, ex delegado del CICR— «pero al
principio nosotros no teníamos ningún nombre, no sabíamos
quien había allí dentro, de forma que tuvimos que investigar
para obtener nombres de prisioneros, no me olvidaré nunca
como nos alegramos y emocionamos, cuando por primera
vez, nos llegaron justificantes de recepción que provenían de
campos de concentración, porque muchos de estos
justificantes de recepción, no lo firmaba solo el destinatario,
sino también todos los prisioneros que estaban a su lado
cuando llegaba el paquete. En estos documentos podía haber,
por ejemplo, otros diez nombres de prisioneros a los cuales el
comité internacional también podía enviar paquetes».

Casi 10 000 justificantes de recepción se conservan en los


archivos del CICR, pero no son pruebas de una ayuda
efectiva; solo el 10% de los paquetes llegaron a los
prisioneros y en ningún caso a los judíos.

COMENTARIO
Es una pena que una organización de esta naturaleza, que debe velar por el
bienestar de todos los afligidos por un desastre natural o bélico, jugara un papel tan
poco acorde a su naturaleza humanitaria en esos oscuros años de la segunda guerra.
Mis felicitaciones a este excelso compañero por tan interesantes disertaciones. He
aquí el momento del juramento de lealtad de estas enfermeras hacia el régimen de
Hitler. Saludos y bendiciones a granel.

Juan M. Parada C. jueves 27 de noviembre, 2014.

117
TESTIMONIO IV

Terezin. Esta pequeña plaza fuerte del siglo XVII es un campo


de concentración desde el otoño de 1941, no es un campo de
exterminio, pero aquí la mayoría de prisioneros también
tienen posibilidades de sobrevivir. Es una ciudad donde antes
vivían 7000 ahora hay 600 000 deportados, muchos de los
cuales están enfermos o son muy mayores. Pero hay quien
está contento de estar aquí, tal es el caso Trude Guttman, que
conoce a su futuro marido Bertold Simonson.

« —Llegué a Terezin después de una experiencia horrorosa en


la prisión porque me tuvieron completamente incomunicada,
pasé un par de años en Terezin y después me enviaron a
Auschwitz; de aquellos dos infiernos, el mejor fue Terezin; a
pesar del sufrimiento, el hambre y las enfermedades para mí
fue mucho mejor».

En mayo de 1944, Heinrich Himmler el comandante de las SS


autoriza una delegación de la Cruz Roja a Terezin. Los
preparativos se inician en otoño de 1943, antes que nada 5000
personas son trasladadas a Auschwitz para disimular la
masificación de las instalaciones. Se planifica
minuciosamente quien y que se ha de ver con exactitud. Doris
Grozdanovicova está en Terezin desde 1942. El anuncio de la
visita de la Cruz Roja la llena de esperanza:

«—Se dedicaban a los que ellos llamaban decorar la ciudad:


limpiaron las calles, abrieron un café y todo lo dejaban más
bonito. al principio no sabíamos que quería decir todo esto,
pero después supimos que tenía que venir la Cruz Roja y
todos creímos que eso quizás hiciese que nuestra situación
mejorase».

Es un optimismo que Jiri Kota ya no comparte. Su padre


consiguió huir a Inglaterra. Su madre, sus abuelos y su
hermano están encerrados como él en Terezin.

« —En los lugares donde se repartía la comida no cambió


nada y no creo que en el año 1943 y 1944 llegase ninguna

118
delegación de la Cruz Roja porque aquel panorama no habría
mucho el hambre. La comida que se daba giraba el
estómago».

En la mañana del 23 de junio de 1944, el delegado de la Cruz


Roja sale de Praga. Los prisioneros han sido obligados a
levantarse a las 4 de la madrugada. para barrer las calles del
ilustre visitante. que, en definitiva, no es tan ilustre. La Cruz
Roja envía a su delegado Rossell, su superior tiene cosas más
importantes que hacer. «Él ya sabía que si nos habían
invitado —dice Rossell— era que no había nada que ver».

Una farsa. La opereta de las SS empieza a las 11 de la


mañana. El delegado de la Cruz Roja fotografía lo que le
llama la atención. La puesta en escena es perfecta. En su
informe de la visita. Rossell hablará de una ciudad casi
normal. Le explican que uno de los edificios, por ejemplo, es
una escuela, aunque en Terezin ningún niño recibe enseñanza.
Después de la visita todos los integrantes de la opereta
morirán en las cámaras de gas de Auschwitz.

Una orquesta toca para Rossell en el pabellón especialmente


construido para la ocasión. Por la tarde, Rossel vuelve a
Praga. Mientras el asiste a un gran banquete de celebración en
el palacio Sermuit la cruda realidad de siempre se vuelve a
imponer rápidamente en Terezin.

«—Fue una gran decepción —recuerda Grozdanovicova—,


continuaron saliendo trenes llenos de deportados como si la
Cruz Roja no hubiese venido».

En su informe para el comité, Maurice Rossell afirma que


Terezin es un campo de concentración de destino final y
elogia la buena asistencia médica y la buena alimentación que
ofrece, y aún hoy sostiene que Terezin es un campo de
concentración de muestra donde unos miles de judíos ricos y
privilegiados vivían realmente como el describió.

«Terezin no fue realmente un campo de concentración. Era un


campo de muestra —sostiene Rossell— un teatro. Terezin era

119
una pequeña ciudad fortificada, pero no se torturaba a nadie.
La gente no moría de hambre. Es lo que yo vi».

De las 141 000 personas que son internadas en Terezin


durante la guerra, más de 30 000 murieron de hambre y
enfermedades, y casi 90 000 son enviados desde aquí a los
campos de exterminio. A principios de julio de 1944, Maurice
Rossell da las gracias a sus anfitriones alemanes:

«Volví hacia Praga con un excelente recuerdo de la visita y


les quiero comunicar que para muchas personas nos
representó un gran alivio saber por nuestro informe que las
condiciones de vida en el campo son satisfactorias».

Además, Rossel envía a los alemanes una selección de las


fotografías que hizo Un material muy útil para la propaganda.
Los alemanes felicitan a Rossell por la calidad de las
imágenes y añaden que, si es necesario, las podrá mostrar a
los extranjeros para rebatir las supuestas atrocidades que se
cometen en Terezin. Después del éxito de la visita de la Cruz
Roja, no puede sorprender que las SS también quieran rodar
una película de propaganda sobre este campo de
concentración, pero muy pocas personas vieron la película
acabada: «Los únicos que la vieron fueron los miembros de la
segunda delegación de la Cruz Roja que fueron a Terezin en
abril de 1945 —afirma Friedlander— e incluso tuvieron que
reconocer que era un poco «muy» propagandística, y me
parece que la única crítica salida de la Cruz Roja fue esta».

Los mismos judíos bautizaron la película con un título


sarcástico «Hitler regala una ciudad a los judíos». En abril de
1945 la mayor parte de los niños del coro de Terezin serán
asesinados.

El CICR sabe que no paran de llegar trenes de deportados a


Auschwitz y continúa callando. En mayo de 1944 la
organización humanitaria recibe una carta en la que el mismo
Himmler le propone que visiten un campo de concentración
situado más al este, pero la Cruz Roja declina la invitación y
los alemanes quedan sorprendidos.

120
Eichman temía que la delegación de la Cruz Roja o Rossell,
que era lo mismo, quisiese ver la siguiente estación —apunta
Friedlander— la que estaba saliendo de Terezin hacia el este,
y los alemanes le prepararon otra gran escenificación: crearon
al lado del exterminio de Auschwitz un campo de
concentración donde los prisioneros hacían una vida casi
normal, pero cuando Eichman supo que la Cruz Roja no iría
envió a toda esa gente a las cámaras de gas.

Pero en septiembre de 1944 Maurice Rossell decide hacer una


breve visita a Auschwitz por su cuenta: Ha sabido, gracias a
prisioneros de guerra británicos, que las duchas del campo se
hacen servir como cámaras de gas. «Claro que sabía que era
un campo de exterminio», declara Rossell. Pero no formula
ninguna pregunta directa sobre el exterminio; en cambio,
tiene una distendida conversación con el comandante.

«Los oficiales tenían las manos muy bien cuidadas. Me dio la


impresión que estaban muy orgullosos del trabajo que
hacían».

El comandante le asegura que los envíos de ayudase


distribuyen perfectamente. Rossell ni siquiera lo cuestiona y
es muy generoso para anotarlo en su diario: «Lo vuelvo a
repetir, creemos que todo lo que se enviase se reparte
íntegramente entre los prisioneros». Jiri Kosta es obligado a
coger el último tren que va de Terezin a Auschwitz donde se
encuentra con un conocido:

« —Se me acercó y me dijo en checo si éramos de Terezin


pues ves ese humo de allí sabes que es... sale de los hornos
crematorios y enfrente están las cámaras de gas, vosotros
habéis tenido suerte, habéis sobrevivido, aquellos de allí ya
están muertos o a punto de morir».

Trude Guttman llega a Auschwitz en el mismo tren que Kosta,


no recuerda nada de lo que paso después que le ordenasen
bajar: « —Cuando sufres un dolor físico tan insoportable
desmayarte es una suerte».

121
En el verano de 1944 se filtran algunos detalles del genocidio:
el testimonio de dos prisioneros que consiguieron huir de
Auschwitz llega a Ginebra. La prensa suiza informa
continuamente del exterminio de los judíos húngaros. El
CICR no puede continuar ignorando la presión de la opinión
pública. Mediante un llamamiento al gobierno húngaro
consigue que suspender las deportaciones y envía al delegado
Friedrich Bohrn a Budapest. Cuando en el invierno de 1944
los alemanes deciden hacerse cargo de las deportaciones de
los judíos húngaros que quedan, Bohrn ya no se está quieto.
El emblema de la Cruz Roja que hizo colocar en las puertas
de los hospicios salva la vida de miles de huérfanos.

« —Hemos de hacer una distinción entre los miembros del


comité que se quedan en los despachos de Ginebra —dice
Daniel Palmieri— y los delegados que trabajan sobre el
terreno porque sobre el terreno vemos que hay una voluntad
de ayuda real por el simple hecho que los delegados están en
contacto directo con el sufrimiento y no hacer nada cuando
tienes delante personas que sufren acaba resultando
insoportable».

... Y eso no pasa solo en Hungría. El CICR también tiene


presencia en la capital de Eslovaquía porque en invierno de
1944 envía un delegado a Bratislava. George Dunand se
encuentra delante de un dilema: quiere apoyar a los judíos,
pero ha de respetar el principio de neutralidad.

«El ministro Burhardt lo resumió muy bien en una sola frase


me dijo vaya y haga su trabajo, pero vigile, procure que el
comité no lo tenga que desautorizar».

Cuando Dunand llega a Bratislava la mayoría de los judíos


eslovacos ya han sido deportados. En 1942, la Cruz Roja
eslovaca ya pidió ayuda a Ginebra inútilmente. En el invierno
de 1944 de las 90 000 personas que constituían la comunidad
judía eslovaca solo quedaban 50 000 personas vivas, Entre los
supervivientes esta Bumi Lazar y sus hermanos, sus padres
morirían.

122
« —En 1942 recibimos una carta de nuestra madre; aún
recuerdo exactamente lo que decía "nos llevan hasta Silma".
En Silma había un campo de concentración. Me levanté y
miré la carta desesperado. No había ninguna dirección donde
poderle contestar. y me di cuenta que me quedé sin hogar».

Bumi vive en Bratislava con nombre falso y se integró en la


resistencia. La mayoría de los judíos eslovacos se han
escondido en los denominados bunkers donde viven con el
miedo constante de ser descubiertos.

« —Denominarnos búnker cualquier escondite —dice Lazi


Rotter, superviviente con pasaporte falso— podía ser la casa
de un amigo o cualquier otro sitio. —Yo tenía un primo que se
pasó años escondido bajo la cama en una habitación y
cuando nos liberaron no sabía hablar porque en todo ese
tiempo no había hablado con nadie».

Hace mucho tiempo que Lazi Rotter no sabe nada del resto de
la familia. Lazi consigue protegerse gracias a unos
documentos de identidad falsos. El oficial alemán Alois
Brunner organiza la persecución de los judíos que aún están
en la ciudad desde la sede central de la Gestapo.

« —Había quien no estaba más de cuatro, cinco o seis


semanas en el mismo búnke —apunta Bumi— enseguida
tenían que cambiar de lugar porque los alemanes
escudriñaban sistemáticamente las casas en busca de judíos,
cuando venían los escuchabas porque no eran precisamente
silenciosos».

De noche Bumi transita por toda la ciudad advirtiendo a los


judíos de posibles peligros. Pero la gente que se esconde en
los bunkers también necesita comer. Bumi se informa que ha
llegado a Bratislava un delegado de la Cruz Roja. Espera
poder contar con su ayuda. Después del segundo encuentro
está seguro que puede contar con él «al día siguiente relata
Bumi— «nos encontramos en la calle y me dio dinero tantos
como le pedí». Dunand reparte dinero de organizaciones
judías aún a sabiendas de que si los alemanes lo detienen

123
Ginebra no hará nada para defenderlo. «Un día fue a ver a
Brunner para intentar interceder por los judíos y Brunner me
dijo que los que ayudan a los judíos huelen mal y Dunand le
preguntó si el también olía mal a lo que Brunner le dijo que
un poco, no mucho. Dunand salva la vida de más de mil
judíos de la capital eslovaca».

Cerca del lago Leman, nadie cree que los alemanes puedan
ganar la guerra, el CICR finalmente negocia con las SS para
poder auxiliar a los prisioneros de los campos de
concentración porque miles de personas continúan muriendo
diariamente en los campos y en las llamadas marchas de la
muerte. Pocas semanas antes de que se acaben los combates
en Europa, el presidente del comité llega a un acuerdo con la
Alemania nazi derrotada.

Burhardt obtiene la autorización de las SS para que los


delegados de la Cruz Roja lleven provisiones a los campos de
concentración, pero los representantes de la organización
humanitaria se tendrán que quedar en los centros de
internamiento para asegurarse que las provisiones llegan a los
necesitados. El 26 de abril Louis Haufliger se desplaza al
campo de Mauthausen y oye rumores que las SS pretende
asesinar a los prisioneros que continúan con vida. Haufliger
sabe que los americanos ya están cerca, pero ¿Llegarán a
tiempo? El delegado no se lo piensa dos veces y sale al
encuentro de las tropas aliadas.

Los aliados llegan a Mauthausen el 4 de mayo. Louis


Haufliger es consciente que actúa sin el apoyo de Ginebra y
que está violando los estatutos de la Cruz Roja. Después de la
guerra será cesado:

«Tuve claro que actuaba incorrectamente desde el principio.


Incorrectamente si interpretamos la ley al pie de la letra —
dice Haufliger—, «pero correctamente desde el punto de vista
humanitario». El derecho internacional no contemplaba la
protección de los civiles hasta después de la segunda guerra
mundial. Hace falta adaptar la convención a la cruel realidad
de la guerra moderna y el gobierno suizo convoca un

124
congreso internacional. El 8 de diciembre de 1949 se firma
una nueva convención de Ginebra. Al mismo tiempo se
decide no incluir al organismo israelí Mage AlI Alom en el
marco de la Cruz Roja. Es una decisión que no se rectificara
hasta el 2006.

Después de la guerra, el CICR se justifica alegando la


dimensión de los judíos perpetrado contra los judíos y no
reconoce sus errores hasta 1990 mucho después de la muerte
de sus responsables.

«Burhardt, sucesor de Huber en la presidencia de la


institución —nos dice Mattioli— veta sistemáticamente
cualquier intento de revisión crítica de la Cruz Roja. Hoy se
sabe, y se ha demostrado, que, en los años 50, Kar Jacob
Burhardt hizo desaparecer documentos que evidenciaban los
aspectos negativos de la política que hemos estado
hablando».

Al finalizar la guerra, atraviesan países y continentes miles de


refugiados víctimas de los nazis, gente que se queda sin casa,
evacuados; pero los criminales nazis también emprenden la
huida. Bajo nombres falsos, muchos solicitan pasaportes a la
CICR en Ginebra. Es el caso de Otto Pape, alias Erich
Priebke, responsable de diversas matanzas en Italia; de
Ricardo Kement, alias Adolf Eichman organizador del
genocidio de los judíos europeos y de Hemut Gregfor, alias
Joseph Mengele, que solicitó prisioneros para torturarlos en
sus experimentos médicos. Los tres llegan a Argentina desde
Génova. En Buenos Aires interesan mucho los conocimientos
científicos y militares de los alemanes. El gobierno argentino
hace un trato con el máximo responsable de la policía suiza,
Heinrich Rotman.

«Lo que pasaba era que los nazis estaban en Argentina —


apunta el historiador Uki Goñi—. Las autoridades americanas
y británicas que ocupaban el país evidentemente no les habían
facilitado visados de salida; entonces lo que pasó es que
Argentina le propuso a Rotman que los dejase salir sin
documentos y una vez en el país se les suministraría

125
pasaportes. Se les dejaba entrar a Suiza sin documentos
porque después la propia Argentina se encargaría de hacerlos
llegar a Italia y Rotman estuvo de acuerdo, y dijo también que
en Suiza habían 9000 supervivientes de los campos de
concentración, pero Argentina dijo que solo acogerían a estos
no a los judíos.

El trato facilitaba la huida de Europa de muchos criminales de


guerra. En la oficina genovesa del CICR tienen que saber por
fuerza que las personas a quienes proporcionan pasaportes no
son víctimas del nazismo. La mayoría de criminales llegan
recomendados por el conocido fascista y sacerdote croata
Draganovitch.

Después de la guerra en Alemania, la Cruz Roja se dedica


exclusivamente a la búsqueda de soldados alemanes
desaparecidos. Numerosos familiares viven sin saber si el
marido, el padre o el abuelo está vivo o muerto. y la Cruz
Roja alemana hace todo lo que puede para ayudarlas.

Las víctimas del III Reich, en cambio, han de dirigirse al


servicio de búsqueda internacional creado en 1944. Los
aliados han cedido al CICR la dirección de esta institución
que tiene la sede en Bad Arendsen, es donde se llevan todos
los documentos relacionados con los criminales nazis que se
confiscan, así como diferentes archivos de los campos de
concentración y listas de personas deportadas y asesinadas,
tarjetas de identidad de condenados a trabajos forzados y
cualquier otro documento importante para los supervivientes
y los familiares de las víctimas de los nazis. Los dossiers que
se crean constituyen crónicas de las cuales, en muchos casos,
el final se desconoce aún hoy. Estos archivos contienen los
datos personales de más de 17 millones de personas, pero aún
no han estado estudiados: es una oportunidad a las víctimas de
los nazis que el CICR ha dejado pasar. Hay centenares de
peticiones que aún no ha leído nadie. Muchos de los
sobrevivientes han muerto sin recibir ninguna respuesta del
servicio de búsqueda internacional y Ginebra no hizo nada
para corregir su ineficacia hasta el año 2006.

126
Hoy por fin se abren cajones de los cuales nadie conocía el
contenido. En algunos, por ejemplo, se encuentran objetos
que los prisioneros tuvieron que entregar a los nazis en el
campo de Neuengamme.

Bumi vive actualmente en Israel. En el jardín de los Justos,


alrededor del monumento conmemorativo del Holocausto, se
plantan árboles en homenaje a aquellos que tuvieron el valor
de ayudar y salvar la vida de los judíos: hay muy pocos que
lleven el nombre de algún miembro de la Cruz Roja. Pero
muchas otras personas ayudaron a los judíos, aunque no
estaban obligados. Los ayudaron porque era necesario y
posible.

NOTAS
El CICR y la Segunda Guerra Mundial: Bibliografía 06-04-1998

A. Trabajos

BEN-TOV, Arieh, Facing the Holocaust in Budapest, The International Committee


of the Red Cross and the Jews in Hungary, 1943-1945, Ginebra, Instituto Henry
Dunant y Dordrecht, Martinus Nijhoff Publishers, 1988, XVII, 492 páginas.

BUGNION, François, Le Comité international de la Croix-Rouge et la protection


des victimes de la guerre, Ginebra, CICR, 1994, XXXIX, 1.438 páginas.

DJUROVIC Gradimir, L'Agence centrale de recherches du Comité international de


la Croix-Rouge, Ginebra, Instituto Henry Dunant, 1981, XXII, 320 páginas.

DURAND, André, Histoire du Comité international de la Croix-Rouge, De


Sarajevo à Hiroshima, Ginebra, Instituto Henry-Dunant, 1978, 590 páginas.

FAVEZ, ¿Jean-Claude, con la colaboración de Geneviève BILLETER, Une


mission impossible? Le CICR, les déportations et les camps de concentration
nazis, Lausana, Editions Payot, 1988, 429 páginas.

FAVEZ, Jean-Claude, «1942: Le Comité internati onal de la Croix-Rouge, les


déportations et les camps», Vingtième siècle, no 21, enero-marzo de 1989, pp. 45-
56.

HAUG, Hans, Unter Mitwirkung von Hans-Peter GASSER, Françoise PERRET


und Jean-Pierre ROBERT-TISSONT, Menschlichkeit für alle, Die Weltbewegung
des Roten Kreuzes und der Roten Halbmonds, Berna y Sutgart, Verlag Paul Haupt
y Ginebra, Instituto Henry-Dunant, 1991, 696 páginas. (Traducción en francés:
Humanité pour tous, Le Mouvement International de la Croix-Rouge et du
Croissant-Rouge, mismos editores, 1993, 690 páginas. Traducción al inglés:

127
Humanity for all, The international Red Cross and Red Crescent Mouvement,
mismos editores, 1993).

B. Documentos del Comité

Inter Arma Caritas, La obra del Comité Internacional de la Cruz Roja durante la
Segunda Guerra Mundial, Ginebra, CICR, 1947, 138 páginas.

Documents sur la activité du Comité international de la Croix-Rouge en faveur des


civils détenus dans les camps de concentration en Allemagne (1939-1945), tercera
edición, Ginebra, CICR, abril de 1947, 156 páginas.

Rapport du Comité international de la Croix-Rouge sur son activité pendant la


Seconde Guerre mondiale, (1 de septiembre de 1939 - 30 de junio de 1947) 4
volúmenes, Ginebra, CICR, mayo de 1948.

Ravitaillement de la Grèce pendant l'occupation 1941-1944 et pendant les premiers


cinq mois après la libération, Rapport final de la Commission de Gestion pour les
Secours en Grèce sous les auspices du Comité international de la Croix-Rouge,
Atenas, Imprimerie de la Société hellénique d'Edition, S.A., 1949, 628 y 75
páginas.

Revue international de la Croix-Rouge 1939-1945.

Bulletin international des Sociétés de la Croix-Rouge 1939-1945.

128
CAPÍTULO VIII

LA HERMANDAD DE SAN
JERÓNIMO

«EL ESCONDRIJO DE PAVELIĆ»

Antes de hablar del escondrijo de Pavelić es necesario hablar


de uno de los personajes clave en todo este asunto: Krunoslav
Draganovic, la eminencia gris del Vaticano para los asuntos
relacionados con los Balcanes. Draganovic era un sacerdote
croata que vivía en Roma. Era el secretario de la Hermandad
de San Jerónimo. Y San Jerónimo era el colegio croata
adjunto al Vaticano. Según la versión norteamericana, Pavelić
se habría escondido allá entre 1946 y 1948, llevando consigo
el oro arrebatado a los judíos y sacado de Croacia.

Sir Fitzroy McLean, miembro de la misión militar británica,


ha declarado recientemente: Para mí, no hay duda de que
muchos sacerdotes y clérigos croatas del colegio de San
Jerónimo tenían unos sentimientos nacionalistas muy
pronunciados y eran muy propensos a extralimitarse.

Pero Draganovic tenía un pasado. Durante la guerra había


tenido un cargo oficial en el gobierno ustacha. Tito lo había
clasificado como criminal de guerra. En 1943, los ustachas
acordaron con Roma su traslado al Vaticano. Allí sirvió a la
Iglesia en el Colegio de San Jerónimo, que era oficialmente
un seminario croata, aunque en realidad funcionaba como un
centro clandestino de actividad ustacha. De este modo,
Draganovic pasó a ser el emisario «no oficial» de los ustachas
en el Vaticano y el vínculo con la organización vaticana de
ayuda a los refugiados de guerra. Junto a otros colaboradores
como el Padre Golik, fue el responsable de ayudar y proveer a

129
los criminales de guerra ustachas del apoyo necesario para
escapar, mediante la falsificación de pasaportes de la Cruz
Roja (Draganovic era también el representante croata en la
Cruz Roja) y la creación de las «Ratline», unas vías de escape
para criminales nazis creadas por la Iglesia Católica en
diversos países del mundo. El reverendo Draganovic cumplía
esta misión en frecuente contacto con Pío XII y monseñor
Montini, que años más tarde sería el Papa Pablo VI. Los
criminales ustachas lograron escapar gracias a los esfuerzos
de la Iglesia. La mayoría terminaron en Argentina, un país
simpatizante de la causa nazi y clero-fascista en aquellos
años. Gracias a la Iglesia Católica, la mayoría de los
criminales de guerra croatas encontraron su libertad.

El historiador del Vaticano, Padre Graham, dice de


Draganovic: era de Bosnia y tenía una tendencia muy patriota,
o sea muy nacionalista. Se propuso la misión de rescatar a sus
compañeros croatas y era activo a más no poder. Huelga decir
que después de la guerra fue el objetivo principal de los
ataques del gobierno de Tito y la verdad es que creo que lo
merecía.

El Sr. Fitzroy McLean afirma en una entrevista concedida a


Granada TV: La rama de espionaje propia de la misión envió
un informe muy importante sobre las actividades del P.
Draganovic y del colegio croata. El verano de 1945
Draganovic recorrió personalmente los campos de
concentración y entro en contacto con los principales
responsables del partido ustacha, de modo que se pudiese
mantener una fuerte unión entre San Jerónimo y los grupos
del partido ustacha en Italia y Austria. Esto permitió formar
un servicio de espionaje político.

Draganovic también distribuyo documentos de identidad


falsos entre los fieles del partido ustacha que estaban en los
campos de concentración. El valor de estos documentos en la
Europa de la posguerra no se puede menospreciar. Los
documentos en cuestión eran documentos de la Cruz Roja
Internacional.

130
Había dos organizaciones que podían ayudar a todo el que
tuviera aquellos carnés: La Comisión Vaticana para los
Refugiados y los representantes nacionales de la Cruz Roja.
Recordemos que el representante croata de la Cruz Roja era,
precisamente, el P. Draganovic.

La rama croata de la Comisión vaticana para los Refugiados


estaba en el Colegio de San Jerónimo. Un informe del
servicio de inteligencia norteamericano sobre Draganovic,
fechado en 1946, afirmaba: La Hermandad Croata
proporciona carnés falsos a los ustacha. Con estos carnés,
juntamente con la aprobación pontificia, se pueden obtener
pasaportes de la Cruz Roja Internacional, donde Draganovic
tiene influencias que le aseguran la posibilidad de
expedirlos».

Ivo Omrganin, antiguo diplomático croata que vivía en Roma


y que trabajaba estrechamente con Draganovic, era una de
aquellas influencias. Recientemente ha declarado: Yo,
personalmente, o bien iría a la Delegación Internacional de la
Cruz Roja y me concedería un pasaporte, o bien iría a la
policía italiana de la ciudad para darles unos documentos
policiales normales o el pasaporte Nansen»(*).

Los aliados, en su persecución de criminales de guerra, poco a


poco se iban haciendo una idea de cómo eran los espías de las
«Ratlines». La investigación sobre los carnés de identidad
falsos y sobre el paradero de Pavelić apuntaba a Draganovic.
Aunque Pavelić había conseguido escapar -de momento-, el
cuerpo de contraespionaje norteamericano lo seguía muy de
cerca. El destacamento rumano del cuerpo, si no hubiera sido
por la protección del Vaticano, lo hubiera podido detener.

(*) El pasaporte Nansen era el patrocinado ante la Sociedad de Naciones por el


explorador noruego F. Nansen, premio Nobel de la Paz, como sustitutivo del
pasaporte común, del que carecen los apátridas, perseguidos politicos, etc.

131
En 1947 todos los servicios de inteligencia occidentales
sabían que el Vaticano protegía a los fugitivos ustachas y que
escondía a Pavelić. A este respecto, Fitzroy McLean declara:
Creo que, en Roma, la mayoría de la gente que estaba
interesada en este tipo de cosas, era consciente de que el
Colegio de San Jerónimo y, sobre todo, el P. Draganovic,
hacían todo lo posible para que estos ustacha de alta
graduación, incluyendo a Pavelić, pudieran salir de Roma e ir
a algún lugar más seguro.

Pero todavía tenía que haber una conmoción más importante.


Cowan, un agente norteamericano de contraespionaje,
introdujo un espía en el colegio croata. Este espía informo de
que el Colegio de San Jerónimo estaba lleno de células
operativas ustacha.

Para acceder al monasterio donde estaba el colegio, era


necesario someterse a un registro completo para localizar
identificaciones diferentes y armas. Todas las puertas estaban
cerradas, y las que no, estaban vigiladas por un guardia
armado. Se necesitaba una contraseña para ir de una
habitación a otra. Toda la zona estaba vigilada por jóvenes
ustacha vestidos de paisano y armados. Y el saludo ustacha se
intercambiaba constantemente.

La apertura de los archivos de la Cruz Roja Internacional


referentes a la posguerra ha cerrado por fin la polémica acerca
de si los criminales de guerra nazis y croatas contaron con la
ayuda del Vaticano para huir de la justicia hacia Sudamérica,
Australia, Sudáfrica o Canadá. La respuesta está bien clara.
Los cardenales Montini, Tisserant y Caggiano diseñaron las
rutas de huida; obispos y arzobispos como Hudal, Siri y
Barrere realizaron los trámites necesarios para crear
documentos e identidades falsas a los asesinos; sacerdotes
como Draganovic, Heineman, Bucko, Petranovic y muchos
otros firmaron de puño y letra las solicitudes para la
concesión de pasaportes de la Cruz Roja a criminales como
Josef Mengele, Erich Priebke, Adolf Eichmannn, Hans
Fischbeck, Ante Pavelić o Klaus Barbie.

132
Tumba de Ante Pavelić, líder de los nazis croatas.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial Pavelić huyó de


Zagreb a Austria y de ahí a Roma, donde el Vaticano lo ocultó
a pesar de su condición de criminal de guerra. Los americanos
supieron en todo momento que estaba escondido allí, pero
decidieron no detenerle por su condición de anticomunista. En
1948 huyó a Argentina bajo el asilo de Perón, del mismo
modo que otros tantos criminales nazis y ustachas.

Allí estuvo a punto de ser asesinado por los servicios de


inteligencia del Mariscal Tito, de modo que acabó
estableciéndose en España bajo la protección de Franco hasta
su muerte en el antiguo Hospital Alemán de Madrid. Es
habitual que los nacionalistas croatas dejen velas decoradas
con el símbolo del Estado Independiente de Croacia.

«En Madrid hay una tumba de oro y en ella descansa Pavelić,


caudillo de todos los croatas. Levántate Pavelić, por ti
moriremos todos». Esta es una de las estrofas del himno más
cantado por el ejército croata durante la Guerra de los
Balcanes. Por su parte, en ciudades croatas como Zagreb o
Split, la Iglesia sigue celebrando misas para homenajearle en
cada aniversario de su muerte. Su tumba es un lugar de
peregrinaje de los nacionalistas croatas y en ella nunca faltan

133
flores frescas. Su hija Višnja, que hoy tiene 91 años, aún se
encarga de ir una vez a la semana para limpiar la tumba de
hojarasca y encender un par de velas, por él, su esposa María
y su hijo Velimir. El viento se encarga de volver a ensuciarla y
apagar las débiles llamas.

NOTAS
Iglesia Nazi: CAGONDIO.
http://www.mundolaico.com/textos/ustacha/ustacha07.php ↵

El otro holocausto. el Vaticano y el genocidio en Croacia - Yugopedia

134
CAPÍTULO IX

ESCÁNDALO DE VATILEAKS

El escándalo de Vatileaks se da a partir de la filtración de una


serie de documentos secretos que involucran al Vaticano en
eventos de corrupción; de acuerdo a una investigación interna
del Vaticano, se descubrieron diversos chantajes a Obispos
homosexuales.

La existencia de obispos homosexuales en la Iglesia católica,


la anglicana y otras tradiciones es una cuestión históricamente
documentada, aunque hasta hace poco, jamás ha sido
considerada lícita por ninguna de las denominaciones
cristianas.

La actividad homosexual se realizaba en secreto. Cuando se


hacía pública, la respuesta oficial podía variar desde la
inacción hasta suspensión en el ejercicio de los cargos ligados
al sacramento del orden.

Mientras que en la Iglesia católica está virtualmente


prohibido, la Iglesia Anglicana ordena sacerdotes y obispos
abiertamente homosexuales al igual que la Iglesia de Escocia.
Igualmente, iglesias nacionales luteranas como la Iglesia del
Pueblo Danés y la Iglesia de Noruega permiten la ordenación
de clero abiertamente LGBT. En Alemania, las iglesias
luteranas, reformadas y unidas, como parte de la Iglesia
Evangélica en Alemania, ordenan al clero abiertamente LGBT
y confesiones episcopales.

En el pasado era costumbre que los individuos (pertenecieran


al clero o no) mantuvieran en secreto su orientación y
actividad sexual. La mayor importancia otorgada actualmente

135
a la presencia del clero homosexual, incluyendo a obispos, en
la vida de la iglesia refleja temas más amplios, tanto social
como eclesiológicamente, como la tolerancia social y la
relación entre cambio social y desarrollo doctrinal.

En el siglo XI, Raphael, arzobispo de la ciudad francesa de


Tours, instaló a su amante como obispo de Orleans, pero ni el
papa Urbano II (entre 1088 y 1099) ni su sucesor Pascual II
(entre 1099 y 1118) tomaron medidas para destituir a ninguno
de los dos hombres.

Esto ha precipitado crisis en diversas denominaciones


cristianas, dando como resultado construcciones divergentes
de las doctrinas éticas cristianas, que a su vez están asociadas
con la interpretación de la Biblia (exégesis y hermenéutica).
Tradicionalmente, la doctrina cristiana ha categorizado la
actividad homosexual como pecadora. No ha sido hasta
finales del siglo XX, con el incremento de la tolerancia en
Norteamérica y Europa hacia la orientación gay y lésbica, que
algunos obispos y otros miembros del clero han comenzado a
manifestar su propia condición homosexual. Sin embargo, la
naturaleza controvertida del tema en muchas iglesias ha
supuesto que dichas revelaciones aparezcan normalmente
como resultado de un escándalo público.

No obstante, una mayor apertura en la sociedad occidental


hacia la homosexualidad, una encuesta en el 2006 en Estados
Unidos encontró que entre parroquianos que asisten
regularmente a misa aún prevalece una fuerte oposición a la
idea de curas y obispos gais. En el caso de cristianos
evangélicos la oposición incluyó a un 80% de los
encuestados, y a aproximadamente a la mitad de los
encuestados en congregaciones católicas. Dentro del grupo de
personas que rara vez o nunca asisten a misa se encontró
oposición de casi el 40%.

En el anglicanismo moderno se ha tratado de manera abierta


el tema de la homosexualidad y su relación con las personas
en el episcopado. La Iglesia episcopal en los Estados Unidos
de América, miembro de la Comunión Anglicana, ha

136
consagrado a un obispo abiertamente gay que no era célibe,
Gene Robinson como obispo diocesano de Nuevo Hampshire
en 2003. La Iglesia de Inglaterra también acepta clérigos
homosexuales en pareja y su nombramiento como obispos,
bajo la condición de que prometan permanecer célibes. En
2010, la 219ª Asamblea General de los presbiterios en EEUU,
votó a favor de permitir la ordenación de clérigos
abiertamente homosexuales.

Hay casos de obispos anglicanos abiertamente gay. Por


ejemplo, el obispo episcopaliano Otis Charles salió del
armario cuando se retiró. Había sido obispo en Utah desde
1971 a 1993.

En noviembre de 2009, la diócesis episcopal de Los Ángeles


(California) eligió a la reverenda Mary Glasspool, de 55 años,
para ser obispa auxiliar. Glasspool es abiertamente lesbiana, y
mantiene una relación con su pareja desde 1988. Sin embargo,
su elección podría ser rechazada por los obispos diocesanos.
El arzobispo de Canterbury Rowan Williams la calificó de
amenaza para la cohesión de la iglesia anglicana. Mary
Glasspool contestó: «He dedicado mi vida a una vida de
servicio para la gente de Jesucristo, y lo que duele es la
sensación que alguien podría tener de que mi nombre o mi
servicio podrían ser percibidos como divisores».

Gene Robinson Otis Charles Mary Glasspool

La iglesia Episcopal de Estados Unidos, una de las mayores


congregaciones de dicho país desde el año 2003, permite la

137
ordenación de sacerdotes y obispos homosexuales. En 2012 la
Iglesia de Escocia ha votado a favor de que sus sacerdotes
puedan contraer matrimonio con parejas del mismo sexo.

La Iglesia católica establece como obligatorio el celibato


sacerdotal, que exige independientemente de la orientación
sexual, que el candidato a consagrarse clero renuncie a toda
actividad marital, por lo que la actuación de la Iglesia al
descubrir relaciones homosexuales en sacerdotes y obispos es
la misma como si estas relaciones hubieran sido
heterosexuales, apartando al mismo del ministerio activo
(secularización).

Francis Spellman, arzobispo de Nueva York (1889-1967)


habría sido gay. Su biógrafo, John Cooney, informó que
muchos de los entrevistados daban por hecho su
homosexualidad. «Hablé con muchos sacerdotes que
trabajaron con Spellman y estaban indignados, consternados y
enojados por su conducta».

El periodista Michelangelo Signorile describe a Spellman


como «uno de los homosexuales más notorios, poderosos y
sexualmente voraces en la historia de Iglesia católica de
Estados Unidos», Según Signorile, la Iglesia presionó a la
editorial de John Cooney, Times Books, para que redujera a
un solo párrafo las cuatro páginas que presentaban la
sexualidad de Spellman. Un libro publicado en 1998 afirma
que durante la Segunda Guerra Mundial, Spellman habría
mantenido una relación con un actor de reparto de la obra de
Broadway One Touch of Venus.

El arzobispo Hans Hermann Groër fue destituido por el papa


Juan Pablo II por presunta mala conducta sexual que
implicaba pedofilia u homosexualidad. Oficialmente, el Papa
aceptó la carta de dimisión escrita por Groër en su 75
cumpleaños, como lo hace todo obispo católico al llegar a esa
edad.

El arzobispo Rembert Weakland de Milwaukee (Wisconsin)


se retiró el 24 de mayo de 2002 tras revelarse que había

138
empleado 450 mil dólares del presupuesto de la diócesis para
solucionar una demanda contra él por acoso sexual. En una
declaración una semana más tarde, admitió la falsedad de su
aseveración previa de que los ingresos que había ganado al
margen de sus actividades como cura (que habría entregado a
la iglesia) excedían los 450 mil dólares. En 2009 admitió que
era gay, pero no reveló datos sobre sus relaciones.

Francis Spellman Hans Hermann Groër Rembert Weakland

En 2005, Juan Carlos Maccarone, obispo de la ciudad


argentina de Santiago del Estero, fue obligado a dimitir tras la
publicación de imágenes en las que aparecía en plena
actividad sexual con otro hombre. Se sugirió que tras la
publicación pudo estar Carlos Juárez, exgobernador de la
provincia, debido a que Maccarone ―aparte de realizar
continuas críticas contra la homosexualidad desde el
púlpito― lo criticaba debido a su dedicación a los derechos
humanos a lo largo de su carrera.

En 2009 la Iglesia Católica de Brasil afirmó que los


sacerdotes pueden ser abiertamente homosexuales siempre y
cuando respeten el celibato, lo cual fue aprobado en su
cuadragésima séptima Asamblea General, la disciplina
doctrinaria.

La iglesia de Suecia permite que tanto gais como lesbianas


formen parte del clero. En mayo de 2009, la diócesis de
Estocolmo eligió a Eva Brunne como obispa. Consiguió el
puesto por 413 votos a favor y 365 en contra, y relevó

139
Juan Carlos Maccarone Eva Brunne Gunilla Linden

oficialmente al obispo Caroline Krook en noviembre de 2009.


Brunne convive como pareja de hecho con Gunilla Linden,
cura a su vez, con quien tiene un hijo. Se cree que Brunne es
la primera obispa lesbiana del mundo. Tras su elección,
Brunne dijo: «Estoy feliz y muy orgullosa de formar parte de
una iglesia que anima a las personas a tomar sus propias
decisiones. La diversidad supone una gran riqueza».

Igualmente, iglesias nacionales luteranas como la Iglesia del


Pueblo Danés y la Iglesia de Noruega permiten la ordenación
de clero abiertamente LGBT. En Alemania, las iglesias
luteranas, reformadas y unidas, como parte de la Iglesia
Evangélica en Alemania, ordenan al clero abiertamente
LGBT.

La Iglesia protestante en los Países Bajos también ordena al


clero abiertamente LGBT. En Estados Unidos, la Iglesia
evangélica luterana en América (ELCA) votó en 2009
permitir que las personas con relaciones con personas del
mismo sexo pudieran ser ordenados como clero.

ABUSOS SEXUAL INFANTIL

Los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero


de la Iglesia católica hacen referencia a una serie de condenas,
juicios e investigaciones sobre casos y crímenes de abuso
sexual infantil cometidos por sacerdotes y miembros del clero
católico en contra de menores de edad, que van desde los
años, e involucran, en la mayoría de los casos, a niños de

140
entre 11 y 14 años de edad. Estos crímenes pueden incluir
sexo anal y/o penetración oral. Los casos han sido
documentados y denunciados ante las autoridades civiles de
varios países, resultando en la persecución de los pederastas y
demandas civiles contra las diócesis de la Iglesia Católica.
Muchos de los casos salen a la luz pública varias décadas
después de los hechos. Las demandas ante las autoridades han
sido hechas también contra la jerarquía católica, quien en
muchas ocasiones obstaculiza las investigaciones, además de
no reportar y de hecho encubrir a los sacerdotes pederastas,
trasladándolos de las parroquias para evitar su detención y
juicio.

A partir de la segunda mitad del siglo XX se ha incrementado


el número de denuncias por abuso sexual infantil en todas sus
variedades por parte de religiosos católicos. En los últimos
años, han cobrado relevancia los casos de Irlanda, Estados
Unidos y Alemania, donde las autoridades locales han
encontrado culpables a sacerdotes católicos de cientos de
acusaciones de pedofilia.

El escándalo ha alcanzado a congregaciones como la Legión


de Cristo; ocasionó la renuncia de los obispos irlandeses de
Cloyne, John Magee, y de la diócesis de Kildare y Leighlin,
James Moriarty (bishop), quienes reconocieron haber sido
negligentes ante las denuncias de pedofilia por sacerdotes en
sus diócesis; y ha llevado a la cárcel a varios sacerdotes
católicos. En abril de 2010, Roger Joseph Vangheluwe dimitió
como obispo de Brujas por haber abusado sexualmente de un
joven cuando era sacerdote y al comienzo de su episcopado.

Organizaciones de víctimas de pedofilia han señalado que los


papas Juan Pablo II y Benedicto XVI tienen algún grado de
responsabilidad al haber encubierto abusos, o bien omitido las
denuncias.

La Santa Sede, por la voz de Benedicto XVI, ha condenado la


pedofilia y reconocido los casos que han llevado al escándalo
por esta causa en los últimos años de la primera década del
siglo XXI. A través de un comunicado dirigido a los católicos

141
de Irlanda, el máximo jerarca católico ha reconocido la
actuación «insuficiente» de la Santa Sede en los casos de
pedofilia denunciados y reconoció que se trataba de actos
criminales que dañaron a las víctimas y han dañado la imagen
de la Iglesia en el mundo; actos por los cuales los sacerdotes
«deberán responder —dijo el Papa— ante Dios y los
tribunales debidamente constituidos».

El papa Benedicto XVI ha reconocido públicamente los casos


de pedofilia cometidos por sacerdotes, ha pedido perdón a las
víctimas y sostenido que los culpables deben responder ante
los tribunales.

A finales de la década de 1990 comenzaron a salir a la luz


denuncias contra sacerdotes y religiosos católicos,
principalmente en EE.UU y Australia, acusados de abusos
sexuales a menores, cometidos durante la segunda mitad del
siglo pasado. Más de un centenar de miembros de la Iglesia
Católica australiana han sido condenados por abusar
sexualmente de un millar de víctimas, según la organización
Broken Rites. El papa Benedicto XVI ha condenado
reiteradamente estas prácticas, subrayando que «sacerdocio y
pedofilia son incompatibles».

De acuerdo a estudios de Philip Jenkins, profesor de Historia


y Estudios Religiosos en la Universidad de Pensilvania, el
99,8% de los sacerdotes católicos nunca se han visto
implicados en este tipo de comportamientos delictivos y no
existe evidencia de que la pedofilia sea más común entre el
clero católico que entre los ministros protestantes, los líderes
judíos, los médicos o miembros de cualquier otra institución
en la que los adultos ocupen posiciones de autoridad sobre los
niños.

Además, el valor de las estadísticas es relativo en este caso,


puesto que el método estadístico solo puede basarse en casos
declarados. Sin embargo, el fenómeno de abuso tiende a ser
silenciado debido al carácter culpabilizante que tiene para el
que lo comete, y al carácter vergonzante que tiene para el que
lo padece. Por lo tanto, los estudios de Jenkins, si bien han de

142
ser tenidos en cuenta, son necesariamente relativos. Otros
estudios también ven pocas razones para concluir que el
abuso sexual es principalmente una cuestión católica, sino un
problema social mayor donde lo que sí tienen en común todos
los agresores, es que la mayoría poseen lazos preexistentes
con sus víctimas: miembros de la familia u otros del círculo
de confianza de la víctima.

Asimismo, un informe de la BBC de 2004, declara que en los


Estados Unidos el 4% del clero católico de ese país ha estado
implicado en prácticas sexuales con menores, en número
aproximado de 4000 sacerdotes durante los últimos 50 años,
aunque solo entre el 5 y el 10% de las víctimas denuncia el
caso, según Bárbara Blaine, presidenta de la Red de
sobrevivientes de abusados por sacerdotes (SNAP) de los
EE.UU.

La mayoría de los casos se presentaron en seminarios


sacerdotales, escuelas y orfanatos en donde niños y
adolescentes estaban bajo el cuidado del clero. La publicación
de numerosos escándalos creó una fuerte crítica hacia la
jerarquía de la Iglesia, especialmente por la actitud que
algunos obispos y superiores religiosos asumieron frente a las
evidencias del hecho, limitándose a llamadas de atención
privadas y el traslado del infractor a otros sitios, mientras se
guardaba una indiferencia sistemática frente a las víctimas, lo
que llevó a la conclusión de que los superiores de los
infractores estaban encubriendo el crimen.

Por otra parte, existen bulos popularmente aceptados y


muchas denuncias fueron falsas, y fueron aprovechadas por
ciertos sectores opositores de la Iglesia, por lo cual cabe
destacar también que muchos sacerdotes de varios países
fueron declarados inocentes por las autoridades.

Los casos de abuso sexual a menores de edad se presentaron


siempre allí en donde niños y adolescentes estaban en
contacto con religiosos, de la misma manera que sucede en
otro tipo de organizaciones que tienen la responsabilidad de
su cuidado o que están en contacto frecuente con los mismos.

143
La confianza que los ministros de la Iglesia generan entre los
laicos, facilitó en la mayoría de las ocasiones el obrar del
abusador en parroquias, seminarios, orfanatos, hospitales y
organizaciones de trabajo social. En muchos casos la víctima
no recibió atención inmediata incluso por parte de su familia
debido al respeto que esta le tenía al implicado o por temor e
ignorancia.

El Código de Derecho Canónico, la base del derecho


eclesiástico, contempla penas para los delitos que tienen que
ver con el abuso sexual, como se expresa en varios cánones.
Según el Canon 1395, el clérigo que cometa un delito sexual
con un menor de edad, sea este por medio de violencia o
amenazas, debe ser castigado con penas justas que pueden
incluir la expulsión del estado clerical. Las evidencias de este
crimen por parte de religiosos puede ser trazada con
anterioridad al siglo XX debido a la existencia de documentos
eclesiásticos que buscan prevenirlo, como la constitución
apostólica Sacramentum Poenitentiae de 1741.

Sin embargo, el desarrollo de los medios de comunicación,


especialmente después de la Segunda Guerra Mundial,
pondría en evidencia el caso no solo dentro de la Iglesia
Católica, sino de todas aquellas instituciones y organizaciones
en donde adultos tienen contacto directo con menores. Con el
advenimiento de la secularización, sobre todo de aquellas
naciones de fuerte tradición católica, los casos adquirieron
una gran relevancia para ciertos sectores anticatólicos.

Los primeros casos denunciados de manera pública se


presentaron por primera vez en Estados Unidos e Irlanda. El
informe John Jay encontró acusaciones contra 4392
sacerdotes estadounidenses en el lapso de 50 años, lo que
representaba el 4% del clero de ese país. Las evidencias
llamaron pronto la atención de la opinión pública
internacional porque se trataba de víctimas menores de edad,
numerosos niños impúberes y en su mayoría varones. Los
primeros casos se dieron durante los años 90, pero su amplio
informe en los medios pronto motivó a antiguas víctimas a

144
denunciar a sus agresores y cuyo abuso se había presentado
desde años tan tempranos como 1940.

En el Estado de Delaware uno de los primeros casos


presentados y ganado es el del Capitán de Corbeta Kenneth J.
Whitwell, quien presentó una demanda por abuso sexual
contra: Archmere Academy, Inc., el Padre Edward Joseph
Smith, O. Praem y la Arquidiócesis Católica de Wilmington.
En dicho caso, el sacerdote Norbertino Edward Joseph Smith,
O. Praem no fue a prisión, pero The Norbertine Fathers of
Delaware, Inc. se vio obligada a un pago de 41 millones de
dólares a causa del abuso cometido por el sacerdote católico
Edward Joseph Smith, O. Praem durante 33 meses
consecutivos. Dicha compensación se incluye 6 millones de
dólares en daños compensatorios y 35 millones de dólares en
daños punitivos.

Las denuncias aumentaron de manera inmediata no solo en


países de tradición católica como Irlanda, sino en otras
naciones como el Reino Unido, Canadá y, sobre todo, en
Estados Unidos, en donde recibieron una amplia difusión en
los medios de comunicación social, los cuales recogieron
declaraciones de las víctimas. Los informes se centraron
especialmente en las maneras en que los menores fueron
abusados y posteriormente silenciados por medio de
constricciones morales, psicológicas e incluso violentas, y en
el silencio que guardaron por años algunos jerarcas de la
Iglesia, hecho que constituye, siempre que el delito haya sido
real, un caso de encubrimiento delictivo. Muchas de las
víctimas conformaron asociaciones para fortalecer sus
reclamos judiciales y de compensación frente a los agresores
y a las instituciones eclesiales y en numerosos casos
recibieron el apoyo de partidos políticos y otros sectores
sociales.

Las denuncias no se centraron solo dentro de la esfera del


abuso sexual, sino que incluyeron también la violencia física
y moral, como fue el caso en Irlanda de las Hermanas de la
Misericordia con los asilos de las Magdalenas, caso que fue

145
llevado al cine con el título The Magdalene sisters (2002) de
Peter Mullan. La película, elaborada con testimonios de las
víctimas, muchas de ellas ya de edad avanzada, recuenta el
drama de muchachas que eran internadas por sus familias a
causa de embarazos no deseados y en donde eran sometidas a
castigos físicos y violencia física y moral.

Algunos autores católicos opinan que el tratamiento que se


hace del tema en los medios es desproporcionado y
anticatólico, frente al tratamiento que se hace de hechos
similares de otras confesiones o de otros sectores de la
sociedad.

ARGENTINA

La Iglesia argentina ha tenido entre 2004 y 2009 al menos


cuatro sacerdotes condenados por abuso de menores.

El sacerdote Luis Sierra fue condenado en noviembre de 2004


a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres
monaguillos que asistían como alumnos a un colegio religioso
de Claypole, donde él enseñaba.

En noviembre de 2007, la Justicia condenó al sacerdote Mario


Napoleón Sasso a 17 años de prisión porque consideró que
había abusado sexualmente de un grupo de niñas de entre 11 y
14 años que concurrían al comedor comunitario que estaba a
su cargo en la localidad de Pilar.

En junio de 2009 fue condenado el padre Julio César Grassi,


fundador de la Fundación Felices los Niños, a 15 años de
cárcel por abuso sexual y corrupción de menores agravada
pero no fue preso. A pesar de que la condena fue confirmada
en septiembre de 2010 por el tribunal de Casación, continuó
libre viviendo en la Fundación y dando misa hasta diciembre
de 2013 que fue encarcelado y cumple condena en el pabellón
6 de la Unidad Penitenciaria Nº 41 de Campana, provincia de
Buenos Aires a la espera de que se evalúe la posible
incorporación más testimonios a la causa que podrían

146
aumentar la pena. Cuando queda preso el obispado decide
iniciarle un juicio canónico.

CHILE

En octubre de 2002, tras denuncias periodísticas sobre abusos


sexuales a niños y a jóvenes que se habrían extendido por más
de diez años, el arzobispo emérito de La Serena, Francisco
José Cox, renunció a toda actividad pastoral. El 31 de octubre
de 2002, el arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz,
anunció la salida del religioso por «conductas impropias» y su
reclusión en un monasterio en Alemania. El 5 de noviembre
de 2002, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal
de Chile pidió perdón a todas las personas dañadas.

En junio de 2003, José Andrés Aguirre Ovalle, más conocido


como el «cura Tato», fue condenado en primera instancia a
doce años de cárcel como autor de violación, abusos
deshonestos reiterados y estupro contra nueve jóvenes entre
1998 y 2002. Sin embargo, a mediados de noviembre de 2012,
su solicitud de rebaja de pena fue aceptada, por lo que fue
liberado el 26 de ese mes, tras haber cumplido poco más de
nueve años en prisión.

En enero de 2010, una investigación desarrollada por el


Ministerio Público acreditó que el entonces sacerdote de la
iglesia de Melipilla, Ricardo Alberto Muñoz Quintero,
explotó sexual y reiteradamente a cinco adolescentes, además
de abusar de manera sexual de una de sus dos hijas cuando
ejercía en Curacaví. Además, Muñoz está acusado de producir
material pornográfico infantil, obtenido de los mismos
ilícitos.

En febrero de 2011, tras una investigación de la Santa Sede, el


ex párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús,
Fernando Karadima, fue declarado culpable de abuso sexual
con violencia contra menores, por lo que fue sentenciado a
una vida de penitencia y oración en absoluta reclusión.

147
En abril de 2011, la Conferencia Episcopal de Chile presentó
un Protocolo ante denuncias contra clérigos por abusos de
menores, y anunció la formación de un Consejo que se
encargará de dirigir políticas de prevención de abusos
sexuales y de ofrecer ayuda a las víctimas.

COLOMBIA

En el 2010 fue capturado el clérigo Luis Enrique Duque


Valencia que recibió una condena de 18 años y 4 meses por
violar a dos niños de siete y nueve años en el Líbano
(Tolima). El clérigo había huido de la justicia por casi tres
años. En julio de ese mismo año capturaron un sacerdote
llamado William de Jesús Mazo Pérez, quien violó al menos
tres menores de edad al oriente de Cali. En un programa
periodístico del país se publicó un informe de un sacerdote
que era representante de una fundación para niños, acusado de
abuso sexual por parte de una profesora de la fundación, a
varios menores de edad. Éste a pesar de las denuncias, nunca
fue procesado judicialmente, pero el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar le impidió seguir con la fundación. En este
mismo informe se presenta a un sacerdote, vicerrector de un
colegio del sur de Bogotá, sobre quien el programa tenía un
vídeo en el cual éste abusaba sexualmente de un menor de
edad practicándole sexo oral. El video fue grabado por
alumnos del colegio quienes lo entregaron a un miembro de la
policía nacional. Sin embargo, pese a estas denuncias el
sacerdote solo fue trasladado a otra diócesis. El caso de este
sacerdote que se pone al descubierto, es solo uno más de
varios casos que se han presentado en Colombia.

Otro de los casos más sonados en Colombia, y como fue


registrado al final de los créditos de la película Spotlight, fue
el caso del sacerdote capturado en Medellín por actos
sexuales con menor de 13 años, el padre Víctor Manuel Torres
González, de 40 años, oriundo de Santa Rosa de Viterbo,
Boyacá, por hechos ocurridos el 12 de agosto de 2013, donde
la víctima fue un menor 13 años.

148
ESPAÑA

Una investigación realizada en 1995 por el catedrático de la


Universidad de Salamanca Félix López Sánchez y publicada
por el Ministerio de Asuntos Sociales de España, determina
que del total de españoles que han sufrido abusos sexuales
siendo menores, el 10% asegura que fue abusado por un
sacerdote católico.

En un estudio publicado en 1995 sobre el comportamiento


sexual del clero en España, el periodista y escritor José
Rodríguez, conocido por ser muy crítico con la Iglesia,
trabajando con una base de datos escasa (ver la metodología
de la investigación en la sección temática «Sexualidad del
clero» de su sitio) y estadísticas en las que constan pruebas
del historial sexual de cerca de 350 sacerdotes, se documentó
que, entre aquellos sacerdotes, un 7% cometía abusos
sexuales graves con menores.

ESTADOS UNIDOS

Uno de los países en donde ha habido una mayor cobertura


internacional de estos casos ha sido Estados Unidos en donde
algunas diócesis han tenido que pagar cuantiosas sumas en
indemnizaciones a las víctimas. Según un estudio de la Junta
Nacional de Revisión (National Review Board), un total de
4392 sacerdotes fueron acusados del abuso sexual de 10 667
menores entre 1950 y 2002. De ese total, aproximadamente
6700 casos presentaron suficientes pruebas, otros 3300 no
fueron investigados porque los sacerdotes ya habían fallecido
y otros 1000 no presentaron pruebas fiables para justificar una
investigación, según un comunicado divulgado por la diócesis
de Yakima, en el estado de Washington. «De más de 5000
sacerdotes que sirvieron en la archidiócesis de Los Ángeles
entre 1930 y 2003, 113 fueron acusados de abuso, según el
Informe Oficial del Pueblo de Dios del archidiócesis de Los
Ángeles, publicado en febrero de 2004. Del total de
sacerdotes acusados, 43 ya murieron, 54 ya no son sacerdotes
y 16 permanecían en el ministerio. Del último grupo, en 12

149
casos no se encontraron pruebas suficientes para declarar
abuso y solo cuatro han sido suspendidos y enfrentan juicios».

Uno de los informes indicó que los costes relacionados con


estos problemas superaron los 570 millones de dólares en
concepto de gastos legales, indemnizaciones, terapia para las
víctimas y tratamiento para los infractores. Esa cifra no
incluye los 85 millones de dólares que pagó la arquidiócesis
de Boston para resolver algunas de las demandas presentadas
por las víctimas. La arquidiócesis de Boston (Massachusetts),
la cuarta diócesis católica más grande de EE. UU y en donde
comenzó la avalancha de escándalos, anunció a finales de
mayo de 2005 el cierre de 65 de las 357 parroquias de su
jurisdicción.

Ante la avalancha de condenas, muchas de las cuales


individúan a la Iglesia Católica, la Liga Católica de los
Estados Unidos argumenta que las estadísticas de abuso
sexual en la misma son similares a las que existen en otras
instituciones: por ejemplo, en las escuelas públicas de ese
país, se calcula que un 5% de todos los profesores son
responsables de abusar sexualmente a un 15% del número
total de estudiantes. En una encuesta oficial realizada en el
2003 se reveló que un 6,7% de los estudiantes de Estados
Unidos habían padecido una mala conducta sexual por parte
de su profesor, que incluso llegaba al punto del contacto
físico. Otro informe del Departamento de Educación de los
Estados Unidos publicado en el 2004 encontró que entre el
3,5% y 5,03% de los estudiantes son objeto de conducta
sexual inapropiada por parte de sus educadores en algún
momento durante su carrera estudiantil. Se descubrió que los
profesores, entrenadores y profesores sustitutos eran los que
más incurrían en el delito.

Un estudio realizado, por investigadores del College John Jay


de Justicia Criminal de la Universidad de la Ciudad de Nueva
York, que examinó las causas y el contexto de la crisis de
abusos sexuales del clero en la Iglesia Católica de EE.UU.,
concluyó que no había una sola causa o factor de predicción

150
de abuso sexual por parte del clero católico. El informe
añadió que los factores situacionales y la oportunidad de
abusar desempeñaron un papel importante en el inicio y
continuación de los actos abusivos. El estudio se realizó en
cinco años y fue publicado en 2011. El aumento de la
frecuencia de los abusos en los años 1960 y 1970 fue
consistente con los patrones de desviación en la sociedad
durante ese tiempo. Las influencias sociales se añadieron a las
vulnerabilidades de los sacerdotes individuales cuya
preparación para una vida de celibato era insuficiente en ese
tiempo. Ni el celibato ni la homosexualidad fueron las causas
de los abusos.

El abuso sexual por parte de sacerdotes se convierte en una


cuestión nacional por primera vez en Estados Unidos cuando
el párroco de Luisiana, Gilbert Gauthe es encontrado culpable
de once casos de abuso sexual a menores.

En 1993 se dio primer caso de condena legal contra la


diócesis de Dallas en cuestión de abuso a niños por parte del
sacerdote Rudolph Kos. La diócesis se ve obligada a pagar
más de 31 millones de dólares a las víctimas del párroco.

A comienzos del 2002, el diario Boston Globe publicó una


serie de reportajes desentramando los abusos sexuales
cometidos por cinco sacerdotes de ese estado, lanzando a la
luz pública la cuestión de los abusos sexuales de la Iglesia a
menores de edad. En diciembre de ese mismo año, el cardenal
Bernad Law a cargo de la diócesis de Boston dimite.

En febrero de 2004, una investigación encargada por la Iglesia


revela que más de 4000 sacerdotes en Estados Unidos se han
visto envueltos en acusaciones de abusos sexuales en los
últimos 50 años implicando a más de 10 000 niños, la mayoría
chicos.

El 17 de noviembre de 2005, el Capitán de Corbeta Kenneth


J. Whitwell, presentó una demanda por abuso sexual en contra
de: Archmere Academy, Inc., el Padre Edward Joseph Smith,
O. Praem y la Arquidiócesis Católica de Wilmington. En

151
dicho caso, el sacerdote Norbertino Edward Joseph Smith, O.
Praem no fue a prisión, pero una decisión del tribunal indicó
un pago de $ 41 millones de dólares, a causa del abuso
cometido por el sacerdote Católico Edward Joseph Smith, O.
Praem durante 33 meses consecutivos.

El 25 de marzo de 2010 el diario estadounidense The New


York Times publica una colección de documentos que
supuestamente muestran que el Cardenal Joseph Ratzinger no
respondió a más de 200 quejas de abuso sexual contra
Lawrence Murphy, quien trabajó en una escuela católica para
niños sordos en Wisconsin entre 1950 y 1974. La Iglesia
rechazó la denuncia.

Algunas de las víctimas del padre Murphy denunciaron estos


abusos a las autoridades civiles, que abrieron una
investigación en ese momento; sin embargo, esa investigación
se cerró. La Congregación para la doctrina de la fe solo fue
informada sobre el asunto veinte años más tarde.
Considerando el hecho de que el padre Murphy era anciano y
se encontraba en malas condiciones de salud, que vivía
retirado y que desde hacía más de veinte años no se habían
presentado acusaciones de nuevos abusos, la Congregación
para la doctrina de la fe sugirió que el arzobispo de
Milwaukee estudiara la manera de afrontar la situación, por
ejemplo, restringiendo el ministerio público del padre Murphy
y pidiéndole que asumiera toda la responsabilidad por la
gravedad de sus acciones. El padre Murphy murió
aproximadamente cuatro meses más tarde, sin más incidentes.

El 9 de abril de 2010 la agencia de noticias Associated Press


publica una carta en la que se asegura que Cardenal Joseph
Ratzinger se resistió a apartar del sacerdocio al cura
estadounidense Stephen Kiesle, acusado de pedofilia. El
Vaticano dice que «no es extraño que haya documentos
aislados con la firma del cardenal (Joseph) Ratzinger» y que
la carta está sacada de contexto.

152
IRLANDA

El sacerdote irlandés Brendan Smyth, acusado de cometer


delitos de abuso a menores de edad en su país.

En octubre de 2005 una investigación del Gobierno irlandés


en una diócesis del condado de Wexford revela más de cien
casos de abuso sexual a menores por parte de miembros de la
Iglesia Católica. El informe Ferns contaba con más de 271
páginas de extensión en las que se hacían alegaciones contra
21 de los sacerdotes que habían estado trabajando en la
diócesis entre 1966 y 2002.

El 20 de mayo de 2009 se publica la Comisión Investigadora


de Abusos de los Niños en Irlanda (conocida comúnmente
como «Comisión Ryan») que reúne, tras casi 10 años de
investigación, más de 2000 testimonios que relatan abusos
físicos y sexuales por parte de responsables de internados
controlados por órdenes religiosas católicas. Este es uno de
los mayores casos de reconocimiento de los abusos sexuales
de la Iglesia Católica en una investigación que abarca más de
35 000 niños en un período de 86 años (de 1914 a 2000). Los
datos de escuelas, reformatorios y orfanatos en este periodo,
recogen 253 acusaciones de abusos sexuales a chicos y 128 a
chicas. No todas están atribuidas a sacerdotes, religiosos o
religiosas; son casos de diversa naturaleza y gravedad, rara
vez referidos a impúberes.

En diciembre de 2009 se publica otro informe llevado a cabo


por la comisión de investigación del archidiócesis de Dublín
que se conoce comúnmente como el «Informe Murphy». La
comisión identificó 320 personas abusadas desde 1974 a
2004; y otras 120 desde 2004 a 2009.

Ante los resultados de las investigaciones, en diciembre de


2009 cuatro obispos dimiten y toda la jerarquía de la Iglesia
católica en Irlanda rinde cuentas ante el Papa. Los obispos
que presentan su dimisión son Donal Murray (Obispo de

153
Limerick), James Moriarty (Obispo de Kildare y de Leighlin),
Raymond Field (Obispo titular de «Árd Mór»), Eamonn
Walsh (Obispo titular de «Elmhama».

El 16 de marzo de 2010 se hace público que el máximo


responsable de la jerarquía católica en Irlanda, el Cardenal
Sean Brady, estuvo presente en reuniones en 1975 en las que
niños víctimas de abusos firmaron juramentos de silencio
sobre las quejas contra el cura pedófilo Brendan Smyth. La
Conferencia Episcopal de Irlanda, como luego hicieron
público L'Osservatore Romano y Radio Vaticana, aclararon
que el padre Brady participó en esa investigación, asistiendo a
la entrevista de dos víctimas, y transmitió los resultados a sus
superiores.

El 19 de marzo de 2010, Benedicto XVI escribe una carta a


los católicos de Irlanda. Es quizá el documento más extenso e
importante en el que el Papa trata este tema. Como anunciaba
en esa carta, en mayo de 2010 nombró a cinco arzobispos y
cuatro religiosos para llevar a cabo una inspección. En marzo
de 2012 se presentó un sumario con los resultados de la visita.

El 22 de abril de 2010 el papa Benedicto XVI acepta la


renuncia de James Moriarty, obispo de Kildare y Leighlin, en
Irlanda, que fue obispo auxiliar en Dublín entre 1991 y 2002.
Moriarty afirmó que renunciaba porque «debería haber
desafiado la cultura predominante», aunque no era acusado
directamente en el Informe Murphy.

MÉXICO

Los casos de abuso sexual contra menores de edad por parte


de sacerdotes católicos en México han sido denunciados
desde hace décadas, aunque han sido pocos los que han
llegado a ser confirmados. En el 2002 la Iglesia fue acusada
de cubrir los casos de abuso e incluso de pagar dinero para
comprar el silencio de las víctimas.

154
En este país cobra importancia particular el caso de Marcial
Maciel, fundador de la Legión de Cristo. Maciel murió en
2008, entre acusaciones de abuso sexual contra varios
seminaristas y niños, y la exigencia por parte de las víctimas
de que pidiera perdón. Uno de los acusadores de Maciel fue el
ex rector de la Universidad Anáhuac, Juan Manuel Fernández
Amenábar, cuyo caso fue dado a conocer por Alberto Athié
Gallo. En 1997 nueve ex legionarios enviaron una carta
pública a Juan Pablo II donde denunciaron abusos sexuales
por parte de Maciel. Las acusaciones en contra de Maciel
fueron negadas durante años por parte de la Legión de Cristo,
que finalmente reconoció públicamente los crímenes
realizados por su fundador. El cardenal Ratzinger también
inició un proceso contra Marcial Maciel por acusaciones de
pedofilia. En 2006, cuando Ratzinger ya era Papa, anunció el
cierre de la investigación sobre Maciel debido a su avanzada
edad y quebrantada salud, ordenándole el retiro del sacerdocio
público para consagrarse a una vida de «oración y
penitencia».

En 2010, la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por


Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) dio a conocer una
lista de 65 sacerdotes acusados en Estados Unidos de abuso
sexual. Dichos sacerdotes se encuentran en varias diócesis de
México, algunos de ellos en activo. SNAP también ha
presentado acusaciones contra Norberto Rivera Carrera,
arzobispo de México, al que acusan de haberse coludido con
Roger Mahony para proteger a varios de estos sacerdotes,
pero particularmente en el caso de Nicolás Aguilar Rivera,
procesado en Tehuacán (Puebla) por abuso sexual contra por
lo menos sesenta niños. Las quejas contra Rivera Carrera han
llegado a los tribunales estadounidenses, la primera de ellas
fue desechada porque el tribunal consideró que la materia de
la demanda estaba fuera de su jurisdicción. La cuarta
demanda contra el prelado mexicano fue presentada por
SNAP ante un tribunal federal estadounidense en Los Ángeles
(California). El acto fue minimizado por la Arquidiócesis
Primada de México, que calificó la denuncia como

155
«calumniosa», «engaño mediático» y «oportunista». Nicolás
Aguilar Rivera fue denunciado por 4 niños en 1997, en
Tehuacán, Puebla. Hay registros de que el sacerdote pedófilo
fue transferido por la arquidiócesis presidida por Norberto
Rivera a Estados Unidos; hasta la fecha Aguilar continua
prófugo, es sospechoso de alrededor de 60 violaciones contra
niños en Puebla y 26 violaciones más cometidas en Los
Ángeles, California.

Aguilar Rivera tuvo un periodo de actividad como pederasta


que abarcó de 1986 a 1997, según denuncian las víctimas bajo
el conocimiento de Norberto Rivera Carrera. En 2012,
Manuel Ramírez García sacerdote de San Pedro, Nuevo León,
Fue acusado por 13 niños de abusar sexualmente de ellos. Los
niños eran estudiantes de 5º grado de primaria en el «Colegio
de Guadalupe», según sus propias declaraciones el sacerdote
los tocó.

Los escándalos en los cuales se vieron implicados miembros


de la Iglesia Católica, trajeron como consecuencia la
acusación contra las estructuras jerárquicas de la misma, las
cuales fueron vistas en la mayoría de las veces como
protectoras del incriminado a través de un complejo y
sistemático proceso. En consecuencia, muchos obispos y
superiores religiosos fueron denunciados por las víctimas y
presentados por los medios de comunicación social como
encubridores del crimen. Los casos pusieron en evidencia una
disparidad entre la justicia civil y la eclesiástica y el
desconocimiento que la opinión pública en general tiene de la
misma, por ejemplo, de aspectos de competencia jurídica
como los distintos concordatos. Sin embargo, los escándalos
tuvieron notables repercusiones dentro del Derecho Canónico.

En numerosos casos, los sacerdotes y religiosos acusados de


actos de abuso sexual contra menores de edad, cuando estos
llegaron a conocimiento de sus superiores inmediatos,
recibieron como sanción llamados de atención privados y
fueron desplazados a otros sitios alejados del lugar. Algunas
diócesis sometieron a los acusados a tratamientos y

156
evaluaciones psicoterapéuticas, tras las cuales estaban
habilitados para reanudar sus actividades pastorales si los
psicólogos o psiquiatras que los trataban le advertían al
obispo que no había riesgo de reincidencia. En muchos otros
casos, sea incriminados como sus superiores, ofrecieron e
incluso pagaron sumas de dinero extrajudiciales con el fin de
evitar que el escándalo saliera a la luz pública.

Quienes defienden el accionar de los obispos sugieren que, al


reasignar a los sacerdotes a sus labores tras el tratamiento,
estaban actuando de acuerdo con el mejor consejo médico
cuando éste estaba disponible. Por su parte, los críticos han
cuestionado si los obispos pueden necesariamente llegar a
juicios acertados en circunstancias serias sobre la mejora
psicológica de un sacerdote, basándose en el consejo de
profesionales ampliamente considerados como de opiniones
cambiantes. Asimismo, los obispos fueron criticados por
actuar como meros «empresarios», quienes veían los casos de
abuso como un asunto médico y disciplinario del sacerdote, y
que estaban preocupados por mantener el tema en secreto con
el objeto de lograr un manejo financiero y administrativo
óptimo en vez de preocuparse por los intereses de las
víctimas:

La antigua tradición católica codificada en el Derecho


canónico de la Iglesia, desde hace mucho tiempo, ha
sostenido que ciertos pecados graves, por su naturaleza,
descalifican a un hombre para continuar en el ejercicio
público del sacerdocio. El punto no es la retribución; el punto
es la iconografía. Un sacerdote que abusa sexualmente de
niños ha desfigurado claramente su imagen como una
representación viva de Cristo, quien pedía que los niños
pequeños se le acerquen [Lucas 18:16]. Un sacerdote que
abusa sexualmente de menores impúberes de modo habitual
es prácticamente culpable del pecado de seducción, así como
también del pecado específico de sodomía y fornicación.
¿Acaso los pecados habituales de esta especie no dejan a un
hombre incapaz de manifestar esa paternidad espiritual que es
la esencia del sacerdocio católico? Estas son

157
fundamentalmente cuestiones teológicas, y no sencillamente
preguntas sobre la «disciplina en la Iglesia».... Cuando un
obispo ha sido negligente en su responsabilidad paterna para
con sus sacerdotes, cuando se ha acostumbrado a tratar el
abuso sexual de los clérigos como un mero asunto
disciplinario, y cuando las presiones de la cultura terapéutica
empiezan a oprimirlo, una noble virtud, la compasión, puede
transformarse en un vicio: la irresponsabilidad episcopal. El
obispo deja de entender que algunos actos hacen que un
hombre sea indigno de cualquier ministerio sacerdotal. Y así
el obispo recicla dentro de su parroquia (o hacia otras
diócesis) hombres quienes son tanto amenazas para sus
potenciales víctimas como iconos irreparablemente
desfigurados.

Un ejemplo de la política de desplazar a los incriminados de


lugar a lugar es el caso del sacerdote Eleuterio «Al» Ramos
de la diócesis de Orange, quien, como en otros casos, fue
reasignado a otra parroquia tras su tratamiento, como lo
evidencia un documento fechado 3 de abril de 1980 en donde
el acusado fue transferido a otro lugar de acción pastoral
después de haber sido sometido a tratamientos psicológicos
por actos cometidos a finales de la década de los 70, 105 en
1993 y 1994 dos expedientes habían sido abiertos para Ramos
y para la Diócesis de Orange por el caso de dos muchachos a
los cuales, según el informe, Ramos embriagó, les mostró
películas pornográficas y procedió al abuso. Posteriormente
Ramos admitió en la corte que había abusado de un número
mayor de muchachos y que les había tomado fotografías
desnudos. El sacerdote fue transferido a un centro de
rehabilitación en Massachusetts y en 1985 fue transferido
nuevamente a Tijuana. Otro expediente fue abierto para
Ramos en 2003 en el cual Ramos es acusado de violar un
muchacho en un hotel de San Diego con otros sujetos y del
abuso repetido de muchachos del condado de Orange después
de que el sacerdote dejó la diócesis. En el juicio de 2003
Ramos confesó que había abusado de al menos 25 muchachos
y murió un año después a la edad de 64 años.

158
NO DENUNCIAR LOS CASOS A LA POLICÍA

A los ojos de la opinión pública, los superiores de religiosos


incriminados ejercieron el acto de encubrimiento de los
mismos al no denunciar a las autoridades locales los casos y
tomar medidas como las descritas arriba, es decir, ordenar
tratamientos terapéuticos, transferencias y silencio ante la
opinión pública. Sin embargo, se desconoce que la Iglesia
Católica como organismo internacional representado por la
Santa Sede tiene una serie de tratados oficiales con diferentes
naciones del mundo los cuales son considerados dentro del
ordenamiento jurídico internacional. Muchos de esos tratados
son los concordatos los cuales vienen regulados en cada país
en convenios entre el Estado y la Santa Sede. Desde esa
perspectiva y en numerosos casos por países, sacerdotes o
religiosos que incurren en cierto tipo de delitos vienen
procesados por los estamentos judiciales de la Iglesia
Católica, que contempla penas específicas para casos como el
abuso sexual a menores de edad. Desde este punto de vista,
muchos superiores no siguieron los procesos del Derecho
Eclesiástico que contemplan incluso el retiro definitivo del
infractor. Cuando las víctimas denunciaron los delitos a la
opinión pública, se presentó un contraste evidente entre los
dos derechos, el civil y el eclesiástico y la sensación ante
aquellos que desconocen la lógica jurídica de la Iglesia de que
esta no denunció los casos a la policía del país en donde
ocurrió el delito, como dentro de la sociedad civil se hace de
manera ordinaria. Un paralelo a este caso se presenta entre el
derecho penal civil y el derecho militar en el cual, si un
militar comete un delito, corresponde a un tribunal militar su
enjuiciamiento y depende de dicho tribunal militar si el caso
amerita ser transferido a un tribunal civil. Si el uniformado, en
virtud de su delito, pierde la calidad militar, este puede ser
juzgado por un tribunal civil como civil. Este ejemplo es
paralelo para aquellas personas que están investidas con la
condición de clérigos o religiosos pertenecientes a la Iglesia
Católica en todo el mundo.

159
El problema se agrava porque en numerosos casos no se
siguió el debido proceso de acuerdo al Derecho Canónico. Por
ejemplo, en el caso de los norbertinos, se ha demostrado que
estos no solo sabían de las tendencias pedófilas del sacerdote
Brendan Smyth, sino también de alegatos en su contra por
abuso sexual que databan incluso de 1945 y, sin embargo,
ante la falta de acción, a finales de la década de los 80 e
inicios de los 90 las autoridades públicas de Irlanda se
decidieron a iniciar su persecución.

Un ejemplo del choque entre el derecho civil y eclesiástico se


presentó en mayo de 2001 cuando el entonces cardenal Joseph
Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, envió una carta a todos los obispos católicos declarando
que las investigaciones internas de la Iglesia sobre los casos
de abuso sexual infantil estaban sujetas a secreto pontificio y
que no debían ser denunciadas a las fuerzas públicas hasta que
las investigaciones fueran completadas bajo pena de
excomunión. En dicho acto, el cardenal obraba legítimamente
dentro de los procesos eclesiásticos y el secreto era válido
solo para la investigación interna, así como lo es para un
proceso penal militar. Por otra parte, no tuvo la intención de
desalentar a las víctimas a reportar los casos de abuso sexual a
la policía.

Una de las consecuencias de este choque de ámbitos


judiciales se presentó en la legislación estadounidense que
obliga a la denuncia de los casos de abuso sexual a la policía,
por ejemplo, en una ley del Estado de Massachusetts que dice:
En donde sea, la operación definitiva de esta acta es la
consecución de su propósito, el cual es ordenar el reporte de
abuso por ciertos oficiales religiosos y la protección de
víctimas del abuso infantil, por lo tanto, es declarado aquí el
caso como una ley de emergencia, necesaria para la inmediata
preservación de la seguridad pública y la conveniencia.

Otro caso se presentó en Colombia en el caso del sacerdote


Efraín Rozo, acusado de haber violado a niños y jóvenes en
Estados Unidos, delitos que confesó públicamente en un

160
video y por lo cual se le lleva un proceso en el Estado de
California. El Tribunal Eclesiástico de Bogotá le adelantó un
proceso por el abuso de dos seminaristas, entre ellos su propio
sobrino, hace más de 40 años, pero al final fue declarado
inocente porque según la sentencia los delitos prescribieron
por haber sucedido hace más de 40 años. En un comunicado
emitido por el vicario judicial eclesiástico de la capital
colombiana, se declara:

Fueron practicadas todas las pruebas y diligencias que


establece el derecho canónico, y oído el padre Rozo,
desmintió categóricamente lo que había afirmado en la
televisión, argumentando que fue presionado y manipulado en
contra de su voluntad al sostener y afirmar hechos que no son
ciertos.

Otro caso que describe los procesos judiciales de la Iglesia y


su contraste con el derecho civil lo presenta el cardenal
Bernard Law, Arzobispo de Boston, al cual numerosas
peticiones de laicos y los medios de comunicación pidieron su
renuncia por la evidencia de numerosos casos de abuso sin
debido proceso.

Ante la negativa del anciano prelado, el papa Juan Pablo II


«aceptó» su renuncia de acuerdo al artículo 401, párrafo 2 del
Código de Derecho Canónico que dice que un obispo
renuncia a su cargo por «razones graves», lo cual lo hace «no
apto» para ejercer más el cargo.

En este punto el principal modelo de comportamiento es el


caso «Brendan Smyth» en Irlanda del Norte cuya detención
en 1997 causó una crisis política en Irlanda y un duro
cuestionamiento a su comunidad religiosa, los norbertinos,
quienes conocieron el comportamiento delictivo de Smyth por
espacio de 40 años y no adelantaron ningún tipo de proceso
disciplinario ni ante las autoridades eclesiásticas ni mucho
menos ante las autoridades civiles. Analistas tanto católicos
como no católicos discrepan si existió una confabulación
deliberada para ocultar la naturaleza de su comportamiento, o
si tuvo que ver en lo que pasó la completa incompetencia de

161
sus superiores de la Abadía Kilnacrott, o si tal vez hubo una
mezcla de la incompetencia de sus superiores con su
presunción de que lo que ocurría con los miembros de su
orden no era de su incumbencia. Al respecto, William
McMurry, abogado de Louisville, Kentucky, entabló una
demanda en contra de la Santa Sede en junio de 2004
representando a tres hombres que alegaban abuso sexual y
que acusaron a los líderes de la Iglesia de organizar un
encubrimiento de los casos de abuso sexual de niños. Los
expertos legales predijeron el fracaso de la demanda por la
soberanía de la Santa Sede y la falta de evidencia de la
complicidad de la misma.

El pago extrajudicial a las víctimas de abuso infantil por parte


de los clérigos infractores e incluso por parte de sus
superiores con el fin de comprar su silencio ha sido otro
aspecto que agrava la situación. Si los mismos fueron hechos
por los mismos superiores, quedan automáticamente
incriminados como encubrimiento de un delito, tanto dentro
del derecho civil como eclesiástico. Uno de los casos más
célebres en este sentido es el del cardenal Connel de Dublín al
cual se le acusó de prestar dinero a un sacerdote incriminado
para comprar el silencio del acólito Andrew Madden.
Posteriormente, el arzobispo Connel se defendió asegurando
que sencillamente prestó el dinero al sacerdote, sin conocer
para qué lo iba a utilizar. La historia quedó registrada en un
libro que Madden publicó posteriormente como Acólito: una
vida después de abuso en donde relata su drama.

El aumento de denuncias y la publicación en los medios tuvo


bien pronto sus consecuencias en la Iglesia, especialmente
durante el Pontificado de Juan Pablo II. Una de las
consecuencias fue la de revisar los procesos de formación
sacerdotal en los seminarios y el 25 de marzo de 1992
completó la exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis («Os
daré pastores»), uno de los documentos papales más largos de
la historia. Este documento estudiaba la crisis de la identidad
sacerdotal, la renovación de la vida sacerdotal y la reforma de
los seminarios en detalle. Asimismo, en el 2002 hubo una

162
reunión en la Ciudad del Vaticano impulsada por el papa Juan
Pablo II con los principales Obispos de Estados Unidos para
tratar del problema del abuso sexual por miembros del clero.
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos aprobó dos
normativas importantes: Normas esenciales sobre las
acusaciones de abusos sexuales y sobre el procedimiento en
las acusaciones que se presentaran.

Algunos han atribuido la reducción del número de


acusaciones de abuso a partir de la década de los 90 a los
esfuerzos de reforma de este Papa. Por último, también desde
este Pontificado, la Iglesia comenzó a tratar el tema de la
homosexualidad dentro del clero, ya que la mayoría de los
casos de abuso sexual involucran varones púberes. La
Congregación para la educación católica publicó un
documento en donde controversialmente establece un paralelo
entre la homosexualidad y la pedofilia y declara que la Iglesia
«no puede admitir en los seminarios o para las sagradas
órdenes a aquellos quienes practiquen la homosexualidad,
presenten bien marcadas tendencias homosexuales o apoyen a
la llamada 'cultura gay'».

En diciembre de 2006 la Arquidiócesis de Los Ángeles,


liderada por el Cardenal Roger Mahony, acordó pagar 60
millones de dólares para resolver 45 de los más de 500 casos
pendientes relacionados al abuso sexual cometido por
sacerdotes. Por otro lado, varias arquidiócesis
estadounidenses se declararon en quiebra, con la intención de
que, si ésta era otorgada, los juicios pendientes y futuros se
resolvieran en cortes federales de bancarrota.

La diócesis de Tucson se declaró en quiebra en septiembre de


2004, y así también la diócesis de Spokane en diciembre del
mismo año. La diócesis de Tucson llegó a un acuerdo con sus
víctimas, que el juez de bancarrota aprobó el 11 de junio de
2005; la diócesis de Spokane como parte de su bancarrota
acordó pagar al menos 48 millones de dólares como
compensación a la gente abusada por sacerdotes. Todos los
pagos tenían que ser acordados con las víctimas y otro juez

163
antes de ser realizados. También la diócesis de San Diego se
declaró en quiebra.

Más recientemente, víctimas de abusos sexuales cometidos


por religiosos belgas presentaron el 16 de septiembre de 2011
una denuncia para pedir responsabilidades a la Iglesia e
indemnizaciones para los afectados. La denuncia colectiva,
dirigida contra los obispos y responsables eclesiásticos de la
Iglesia belga y de la Santa Sede, se interpuso el 16 de
septiembre ante el tribunal de primera instancia de Gante,
según indicó la abogada de las víctimas, Christine Musche, al
diario De Morgen. El objetivo de la demanda es constatar la
responsabilidad civil de la Iglesia católica y solicitar una
indemnización por los daños causados.

El grupo Red de Supervivientes de las Víctimas de Abusos


por Sacerdotes y el grupo de derechos humanos Centro para
los Derechos Constitucionales han declarado que han
presentado una denuncia en el Tribunal Penal Internacional
alegando que líderes de la Iglesia, con el papa Benedicto XVI
al frente, toleraron y permitieron el sistemático y generalizado
encubrimiento de abusos sexuales contra menores.

El derecho canónico es el conjunto de normas internas de la


Iglesia Católica cuyo principal cuerpo legislativo es el Código
de Derecho Canónico (CDC) que incluye entre sus objetivos
el de asegurar el orden debido, sea en la vida individual o
social, sea en la actividad misma de la Iglesia.

En 1962, la Congregación para la Doctrina de la Fe, redactó la


Instrucción conocida como Crimen sollicitationis que fue
aprobada por Juan XXIII. En esta carta la Congregación para
la Doctrina de la Fe (organismo eclesiástico que sucedió
históricamente al Santo Oficio) definió procedimientos a
seguir en caso de acusaciones de abuso sexual por parte de
clérigos u obispos católicos en el ámbito de la confesión
sacramental. De acuerdo con este documento, la excomunión
inmediata es la pena para cualquier católico que omitiera por
un mes el deber de denunciar a un sacerdote que incurriera en
tales conductas como parte del ejercicio de la Penitencia.

164
En 1983, la Santa Sede promulgó una revisión al Código de
Derecho Canónico. A partir de aquí, el canon califica
explícitamente el sexo con menores por parte de los
sacerdotes como un delito canónico. En 2001 se promulgó
una revisión del documento, acorde con el Código de Derecho
Canónico de 1983 y el Código de Cánones para las Iglesias
Orientales de 1990. En abril de 2001, la Congregación para la
Doctrina de la Fe de la Santa Sede publicó Sacramentorum
sanctitatis tutela, o Tutela de la Santidad de los Sacramentos.
Este reemplazaba el Crimen sollicitationis.

Dentro del CDC existe el procedimiento pertinente a la


gravedad de un delito como el de la pedofilia y no existen
atenuantes que permitan que el incriminado sea exonerado de
sus responsabilidades. El canon 1398 señala además que la
Iglesia tiene el derecho de juzgar a los fieles que han
cometido un delito, entendido este como atentado contra las
leyes eclesiales o contra la fe católica. Por otro lado, el
Derecho Canónico no contempla la previsión de que las
víctimas o los testigos del acto delictivo denuncien tales
hechos ante las autoridades civiles. En la sección «Delitos
contra la vida y la libertad humana», del canon 1397 dentro de
la regulación para clérigos y religiosos se establece [que el
sacerdote o religioso] que cometa homicidio, violación carnal
o retenga a otro con el uso de violencia, así como el que
mutile o hiera gravemente a una persona, debe asumir las
sentencias descritas en el canon 1397. Este último señala,
después de un proceso penal eclesiástico y de acuerdo a la
gravedad del delito, penas como las siguientes:

Prohibición de permanecer en un determinado lugar o


territorio. Privación de derechos tales como la potestad, el
cargo, el oficio, privilegios, facultades, gracias, títulos e
insignias (incluso honoríficas). Prohibición de ejercer, lo cual
puede darse dentro de un territorio determinado o a modo
universal. El incriminado puede ser transferido a otro tribunal
eclesiástico superior. Suspensión del estado clerical.

165
Algunas víctimas acuden al sacramento de la confesión ante
otro ministro en búsqueda de ayuda efectiva a su situación,
sin embargo, lo único que hacen es neutralizar a quien podría
ayudarles porque involucra otro aspecto jurídico eclesial: el
sigilo sacramental que, de acuerdo al canon 983 del CDC
establece que este es inviolable y adelanta que los confesores
no pueden de manera absoluta traicionar ni una sola parte de
aquellos que el penitente les dice con palabras o por cualquier
otro medio. De este modo, si la víctima narra los hechos a
otro sacerdote de ese modo, dicho sacerdote queda
absolutamente impedido para revelar lo que sabe en ningún
tribunal eclesiástico o civil, elemento jurídico reconocido por
la mayoría de los estados del mundo. Por otro lado, si un niño
es víctima de un caso de abuso sexual, debe comprender que
no ha cometido pecado, sino que el pecado es del abusador.

Respecto al problema pecado o delito dice Pepe Rodríguez


que el abuso sexual debe ser tratado como delito y no como
pecado: (...) ya que en todos los ordenamientos jurídicos
democráticos del mundo se tipifican como un delito penal las
conductas sexuales con menores a las que nos vamos a referir.
Y comete también un delito todo aquel que, de forma
consciente y activa, encubre u ordena encubrir esos
comportamientos deplorables. Usar como objeto sexual a un
menor, ya sea mediante la violencia, el engaño, la astucia o la
seducción, supone, ante todo y por encima de cualquier otra
opinión, un delito. Y si bien es cierto que, además, el hecho
puede verse como un «pecado» ―según el término
católico―, jamás puede ser lícito, ni honesto, ni admisible
abordarlo solo como un «pecado» al tiempo que se ignora
conscientemente su naturaleza básica de delito, tal como hace
la Iglesia católica, tanto desde el ordenamiento jurídico
interno que le es propio, como desde la praxis cotidiana de sus
prelados.

Sin embargo, el CDC distingue claramente entre pecado y


delito, y establece penas para los delitos que describe
extensamente en su corpus iuris, en el Libro VI sobre las

166
sanciones en la Iglesia para delitos y penas en general. Por
ejemplo, un incriminado en delitos graves como el abuso
infantil no necesariamente queda exonerado de sus
responsabilidades civiles por la absolución en confesión, la
cual es materia espiritual y cae dentro del término del
arrepentimiento.

La distinción católica entre delito y pecado queda descrita


también en la existencia de los tribunales eclesiásticos
diseñados para penalizar los delitos y la existencia del
sacramento de la confesión y las penitencias cuya función es
la de purificar el pecado según la cosmogonía católica. Por
ejemplo, un confesor no puede exigir al penitente la confesión
del delito, incluso si el confesor tiene conocimiento de su
culpabilidad y tampoco puede imponerle el juramento,
situación ésta que un tribunal eclesiástico puede hacer porque
no adelanta un sacramento, sino un proceso judicial.

En 2002, Juan Pablo II pronunció un discurso ante los


cardenales de Estados Unidos, donde señaló que los casos de
abuso sexual cometidos por sacerdotes católicos son reflejo de
una crisis moral que afecta a la sociedad entera. En 2004,
durante la visita ad límina de obispos de Estados Unidos,
también se refirió al problema en varios de sus discursos.

En el discurso de Benedicto XVI a los obispos irlandeses en


visita «ad Limina» de octubre de 2006, el Papa les exhortaba
a «establecer la verdad de lo sucedido en el pasado, dar todos
los pasos necesarios para evitar que se repita, garantizar que
se respeten plenamente los principios de justicia y, sobre todo,
curar a las víctimas y a todos los afectados por esos crímenes
abominables».

En abril de 2008, durante su viaje a Estados Unidos,


Benedicto XVI se reunió con un pequeño grupo de víctimas
de abusos para escucharles y alentarles. Durante el mismo
viaje, habló en diversas ocasiones de la situación y las
medidas que se habían tomado.

167
En su viaje a Australia, en 2008, el Papa reafirmó que las
víctimas deben recibir compasión y asistencia, y los
responsables de estos males deben ser llevados ante la
justicia. También se reunió con un grupo de víctimas de
abusos.

En la visita apostólica de Benedicto XVI a Alemania, en


septiembre de 2011, también se reunió con un grupo de
víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y
personal de la Iglesia. Les reiteró en esta ocasión la voluntad
de los responsables de la iglesia de afrontar todos los
crímenes y poner los medios necesarios para que no se
repitan.

En su primera audiencia con el arzobispo Gerhard Muller,


prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el papa
Francisco ha pedido que se actúe con firmeza contra los
clérigos que hayan cometido abusos sexuales sobre menores
para que sean llevados ante la justicia, invitó a la jerarquía de
la Iglesia a promover «ante todo medidas de protección de los
menores» y a que «se ayude a todos aquellos que han sido
víctimas de violencia en el pasado», en tanto que impulsó a
las conferencias episcopales de todos los países a «formular y
actuar» las directivas establecidas.

Las razones por las cuales tantos sacerdotes se vieron


implicados en casos de abuso a menores de edad es materia de
estudio por parte de muchos observadores dentro y fuera de la
Iglesia Católica. Si bien muchos se centran en adelantar un
proceso ejemplar que condene no solo a los abusadores, sino a
aquellos que por una u otra razón no adelantaron procesos
efectivos que llevaran a la protección de los niños.

Una de las discusiones a las que ha conducido el problema del


abuso infantil es a cuestionar el celibato sacerdotal católico.
Para muchos, no todos los sacerdotes están habilitados para
cumplir este precepto y sus urgencias sexuales los llevan a
buscar compensaciones afectivas las cuales pueden dirigir a
niños en lugar de adultos ante los cuales ocultan dichas

168
tendencias al no estar casados. Otras observaciones dicen que
las personas con predisposición al abuso sexual infantil
pueden ser atraídas por un estilo de vida célibe debido a la
confusión que sienten sobre su identidad u orientación sexual.
También se ha dicho que aquellos que ya abusan sexualmente
de niños deliberadamente, ingresan en el clero católico para
obtener un encubrimiento en una institución que se centra en
el celibato y porque el clero puede tener un frecuente acceso a
los niños. De otro lado, observadores calculan que en el
mundo existen alrededor de 130 mil sacerdotes católicos
casados que no pueden ejercer por dicha razón.

Se ha argumentado que no existen estadísticas de un mayor


nivel de actividad sexual orientada hacia los niños en el clero
célibe católico en comparación con el clero casado de otras
denominaciones, o en su defecto de los profesores de los
colegios. De ser esto cierto, se pueden dar dos situaciones: (I)
aquellos con predisposición a abusar sexualmente de niños no
necesariamente van a ingresar al clero católico, y (II) quienes
ya abusan sexualmente de niños, como grupo, tampoco
específicamente deciden ingresar al clero católico, aunque
parece probable que algunos abusadores de niños sí lograron
acceder al sacerdocio católico como lo han hecho en el de
otras denominaciones. También se ha señalado que la manera
más fácil de tener acceso a los niños es formar una familia, y
que el abuso sexual infantil es estadísticamente más notable
dentro de las familias. Consecuentemente, el elegir una
profesión que requiere de celibato puede considerarse como
una desventaja para el posible abusador de niños.

Conviene además añadir que en la formación de los


candidatos al sacerdocio la correcta integración de la
afectividad y más en concreto el ejercicio de la sexualidad es
un tema fundamental para poder acceder al sacerdocio, de
forma que cualquier problema relacionado con el ejercicio de
la sexualidad ha de ser resuelto necesariamente varios años
antes de la ordenación sacerdotal.

169
Sobre la supuesta relación entre la pederastia y el celibato de
los sacerdotes, Jorge Mario Bergoglio (luego papa Francisco)
afirmó en el libro El jesuita que la pederastia como perversión
en un individuo preexiste a su opción por el celibato
sacerdotal:

El 70% de los casos de pedofilia se producen en el entorno


familiar o vecinal. Hemos leído crónicas de chicos abusados
por sus papás, sus abuelos, sus tíos, cuando no por padrastros.
O sea, son perversiones de tipo psicológico, previas a una
opción celibataria. Si hay un cura pedófilo, es porque lleva la
perversión desde antes de ordenarse. Y tampoco el celibato
cura esa perversión. Se la tiene o no se la tiene. Por eso hay
que tener mucho cuidado en la selección de los candidatos al
sacerdocio. En el seminario metropolitano de Buenos Aires
admitimos aproximadamente al 40% de los que se presentan.

Es un hecho que el número de clérigos católicos es bastante


reducido en América del Norte, Europa, Australia y Nueva
Zelanda, y por lo tanto, es lícito afirmar que en aquellos
lugares es extremadamente importante conseguir nuevos
sacerdotes o por lo menos mantener los ya existentes. Por eso
se ha alegado que la jerarquía católica actuó con el fin de
preservar el número del clero y asegurar que estuvieran
disponibles para desempeñar sus funciones, en vista de las
acusaciones de que los sacerdotes que cometieron los abusos
no eran dignos de ejercer el sacerdocio.

Otros, sin embargo, discrepan y creen que el mal manejo de


los casos de abuso sexual por parte de la Iglesia simplemente
reflejaba la actitud prevaleciente hacia ese tipo de actividades
en la época, la cual consistía en suprimir la información,
porque podía causar escándalo y una pérdida de confianza
hacia la institución. Esa actitud, por ejemplo, era la misma
que adoptaban los medios de comunicación y las
organizaciones seculares cuando ocultaban o ignoraban la
información que podía afectarles, desde la sexualidad
promiscua de los políticos hasta la violencia doméstica. Ven a
la Iglesia como una institución que cometió errores horrendos

170
pero genuinos, pues sus líderes no estaban al tanto con la
creciente demanda de responsabilidad y rendición de cuentas
de la sociedad. Este artículo o sección necesita referencias que
aparezcan en una publicación acreditada. Este aviso fue
puesto el 21 de septiembre de 2016.

Los católicos tradicionalistas sostienen que el Concilio


Vaticano II (1962-1965) creó un ambiente que animó a los
sacerdotes a cometer abusos sexuales. El concilio
esencialmente buscaba adaptar la disciplina eclesiástica a las
necesidades y métodos de nuestro tiempo, como un método
apropiado para salir adelante y anunciar el Evangelio. Pero los
tradicionalistas creen que esto dio lugar a una conversión de
los católicos al secularismo y no lo contrario. Por ejemplo, en
la edición del 27 de enero de 2003 de la revista Time el actor
y católico tradicionalista Mel Gibson dijo que el Concilio
Vaticano II corrompió a la Iglesia y solo trajo consigo
pedofilia y menos fieles. Sin embargo, es importante recalcar
que los casos de abuso sexual de menores por parte de
sacerdotes han ocurrido desde mucho tiempo antes del
Concilio Vaticano II. Según la tesis de Malachi Martin,
expresada en su novela «El último Papa», la homosexualidad
está ligada a la pedofilia de los sacerdotes, y estas dos
triangulan con prácticas satanistas.

Hubo una opinión pública significativamente negativa


respecto a lo que fuera percibido como una falla de la
jerarquía católica en responder adecuadamente a las
acusaciones de abuso sexual y la aparente lentitud de
respuesta de la Santa Sede para develar el escándalo.

Algunas fuentes argumentan que esta opinión pública


negativa fue exagerada por malentendidos y diferentes
perspectivas, y alimentada por declaraciones hechas a los
medios por varias partes con diferentes agendas, incluyendo
abogados de aquellos demandando a la Iglesia por daños.
Conforme el furor público fue aumentado, algunos miembros
de la Iglesia Católica comenzaron a ver una agenda
anticatólica detrás de estos pronunciamientos.

171
Las críticas de la cobertura de medios por parte de los
católicos y otros se centran en el excesivo énfasis puesto en
incidentes de abuso católicos. Tales voces argumentan que
iguales o mayores niveles de abuso sexual infantil en otros
grupos religiosos y contextos seculares (como instituciones de
enseñanza, cuerpos militares o hasta en el ámbito artístico),
han sido o ignorados o han recibido una cobertura mínima por
los medios. El comentarista Tom Hoopes escribió:

Durante la primera mitad del 2002, los 61 periódicos más


importantes de California publicaron 2000 historias de abuso
sexual en instituciones católicas, mayormente relacionados
con acusaciones pasadas. Durante el mismo periodo, esos
periódicos publicaron cuatro historias acerca del
descubrimiento del gobierno federal de un escándalo de abuso
sexual mucho más largo ―y continuo― en escuelas públicas.

Philip Jenkins, profesor de Historia y Estudios Religiosos en


la Universidad de Pensilvania, cree que la Iglesia católica fue
injustamente destacada por los medios de comunicación
seculares, quienes no publicitaron tanto escándalos similares
en otros grupos religiosos, como la Comunión anglicana,
varias iglesias protestantes, y las comunidades judías y
musulmanas. Particularmente, sostiene que la Iglesia católica
podría tener una menor incidencia de sacerdotes pedófilos que
las iglesias que permiten al clero contraer matrimonio porque
estadísticamente, el abuso sexual de menores suele ocurrir
dentro de las familias, pero los sacerdotes católicos, por su
celibato, no tienen familias. Del mismo modo, el término
«sacerdotes pedófilos», ampliamente usado por los medios, da
a entender un número grande de abusadores sexuales dentro
del sacerdocio católico, cuando en realidad la incidencia es
menor que en otros segmentos de la sociedad. Tan solo un
0,2% de los sacerdotes católicos han sido abusadores de
menores de edad.

*Mi investigación de los casos reportados durante los últimos


20 años no revela evidencias de que el clero católico o
cualquier otro clero célibe sea más propenso a involucrarse en

172
conductas inapropiadas o en abusos que el clero de cualquier
otra denominación, o incluso que los laicos. Sin embargo,
ciertos medios de noticias ven el asunto como una crisis del
celibato, aseveración que sencillamente no tiene fundamentos.
*Philip Jenkins

Jenkins señala que la cobertura de medios de la historia de


abuso se ha vuelto «...una grotesca efervescencia de retórica
del anti catolicismo».

El periodista Brendan O'Neill, también declaró que la prensa


secular tergiversa y exagera sobre el tema, desinformando a
sus lectores. De igual manera piensa el comunicador Bruno
Mastroianni expresando que en los casos de abuso, se
exageran y tergiversan números y hechos.

Por su parte, algunos sacerdotes que luchan desde hace


muchos años en contra redes pederastas, abuso de menores y
pornografía infantil, expresan que fuera de la Iglesia también
hay muchos actos de pederastia, pero eso solo es noticia
cuando va ligada a sacerdotes; así lo afirman los sacerdotes
Shay Cullen y Fortunato Di Noto.

NOTAS
«Pope's butler vows to help Vatican scandal probe». foxnews.com. 28 de mayo de
2012. Consultado el 29 de mayo de 2012.

Day, Michael (28 de mayo de 2012). «Vatileaks: Hunt is on to find Vatican moles».
London: The Independent. Consultado el 29 de mayo de 2012.

«'Vatileaks' scandal widens as pope's butler vows to help investigators». London:


The Guardian. 28 de mayo de 2012. Consultado el 29 de mayo de 2012.

Hooper, John (21 de febrero de 2013). «Papal resignation linked to inquiry into
'Vatican gay officials', says paper». The Guardian (London).

«The Associated Press: Vatican confirms pope's butler arrested in scandal».


Google. Archivado desde el original el 29 de mayo de 2012. Consultado el 26 de
mayo de 2012.

Squires, Nick (23 de mayo de 2012). «Vatican newspaper editor accused of gay
smear against rival». London: Telegraph. Consultado el 6 de octubre de 2012.

173
«WHAT IS BEHIND THE VATILEAKS PLOT? MAINLY, IT SEEMS, IT’S A
CONSPIRACY AGAINST THE POPE’S MOST TRUSTED COLLABORATOR:
SO WE SHOULD PRAY THAT IT FAILS». Catholic News Live. Consultado el 6
de octubre de 2012.

«Vatican Documents Leak: The Butler Did It». Gawker. Consultado el 26 de mayo
de 2012.

Wooden, Cindy (3 de agosto de 2012) «Papal butler's lawyers say client acted out
of love for church, pope». DioSCG.org.

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mayo de 2012. Archivado desde el original el 4 de junio de 2012. Consultado el 19
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«Pope hosts top-level meeting on leaks in Vatican», The Catholic Free Press, 30 de
julio de 2012.

Messia, Hada (CNN). «Verdict Expected in 'Vatileaks' Trial of Pope's Ex-butler».


CNN.com. 6 de octubre de 2012. Consultado el 6 de octubre de 2012.

Wooden, Cindy (13 de agosto de 2012). «Vatican magistrates order trial for papal
assistant accused of theft». Catholic New Service. Consultado el 17 de agosto de
2012.

«First Hearing Of The Accused In The «Vatileaks» Case». Vation Information


Services. 17 de septiembre de 2012. Archivado desde el original el 8 de mayo de
2014. Consultado el 19 de septiembre de 2012.

174
CAPÍTULO X

LOS ESCANDALOS
FINANCIEROS

La destitución del director del IOR, Ettore Gotti Tedeschi,


pretende poner fin a una nueva serie de escándalos en el
Vaticano. Esta detención está ligada a una serie de
documentos publicados por medios italianos desde principios
de año. Entre ellos figuran cartas escritas por un arzobispo
que fue transferido a Estados Unidos tras denuncias sobre una
red de corrupción. También destaca un memo que puso en
entredicho la reputación de varios cardenales y documentos
que revelan conflictos de poder dentro del Instituto para las
Obras de Religión (IOR), conocido también como el banco
vaticano. Fue destituido el director del banco, Ettore Gotti
Tedeschi. Durante su gestión la entidad ha estado bajo
investigación por lavado de dinero.

«Hasta hace poco tiempo el estilo del Vaticano era lavar los
trapos sucios en casa. Ahora prácticamente sale todo a la luz»,
así lo denunció Alessandra Buzzetti, periodista experta en
asuntos del Vaticano. Y es que, el banco que justifica su
existencia por la necesidad de administrar los activos
destinados a obras religiosas o de beneficencia, se ha visto
envuelto en constantes escándalos y misterios sin resolver
desde su fundación en 1942 por el papa Pío XII. En la década
de los 60, el primer gran escándalo sacude al IOR debido a su
relación con la Banca Privata Finanziaria del banquero
siciliano Michele Sindona.

El IOR poseía el 24,5% de esa banca y, a petición del papa


Paolo VI, Sindona participa en la modernización del banco
vaticano y es autorizado para gestionar las inversiones

175
extranjeras del país. Pocos años después salen a la luz los
vínculos de Sindona con la mafia y los movimientos de
capital entre el IOR y Sindona a paraísos fiscales.
Desplomado su imperio bancario y recluido en la cárcel de
Voghera, el financiero siciliano muere a causa de un café
envenenado.

En 1971, el arzobispo estadounidense Paul Marcinkus fue


nombrado presidente del IOR a pesar de no tener ninguna
formación profesional en el sector. En 1972, a pesar de que el
IOR poseía el 52% de la Banca Católica del Veneto,
Marcinkus decide ceder el 37% de las acciones al Banco
Ambrosiano dirigido por Roberto Calvi. A esta decisión le
siguieron una serie de protestas de los obispos venetos y del
entonces obispo Albino Luciani (quien luego se convertiría en
el papa Juan Pablo I). En protesta, cerraron sus cuentas en la
banca del Veneto.

En 1982, diez años después de las acciones de Marcinkus, el


colapso del Banco Ambrosiano se convierte en uno de los
escándalos que más han ensombrecido las cuentas vaticanas.
Se trata de uno de los casos de fraude más grandes de Italia,
en el que desaparecieron casi 1300 millones USD en
préstamos a empresas fantasma en América Latina. El
Vaticano se ve salpicado por el escándalo —o más
precisamente el director del IOR, Marcinkus— por haber
proporcionado cartas de crédito para los préstamos. Sin
embargo, su director logra evadir la justicia solo gracias a la
extraterritorialidad de la que goza la Ciudad del Vaticano.

En tanto, Calvi —que escapó del país con un pasaporte falso


— fue hallado poco tiempo después ahorcado bajo el puente
Blackfriars en Londres. En sus bolsillos llevaba cinco kilos de
piedras y ladrillos y 11 700 USD. A pesar de que se
presentaron cargos contra cinco personas, todos fueron
absueltos después de un juicio.

El banco vaticano nunca admitió ninguna responsabilidad por


el colapso del Ambrosiano. Pero una comisión conjunta entre
la Santa Sede y el gobierno de Italia admitió una

176
responsabilidad moral en la quiebra. En 1984, el IOR otorgó
una contribución voluntaria a los acreedores del Ambrosiano
por 406 millones USD.

Marcinkus murió en 2006 y siempre proclamó su inocencia.


Su figura inspiró al personaje del arzobispo Gilday en la cinta
«El Padrino III», de Francis Ford Coppola.

Justo tras los escándalos del Ambrosiano, en 1989, el papa


Juan Pablo II, modificó el estatuto que regía a la banca
vaticana y dejó el control a un Consejo de Vigilancia
conformado por cinco cardenales y un Consejo de
Sobreintendencia compuesto por cinco laicos y un director
general. Todos responden directamente al papa, a su cabeza
designa a Ángelo Calota.

En 1993, el escándalo de corrupción política conocido como


Tangentopolis en Italia y el suicidio de dos investigados:
Gabriel Cagliari y Raul Gardini por el denominado caso
Enimont, vuelve a poner los reflectores judiciales en las
cuentas del banco vaticano. Ambos, Cagliari y Gardini, tenían
cuentas en el banco vaticano, sin embargo, como una entidad
que no tiene sucursales en tierras italianas y protegida por el
Concordato, el IOR solo responde a solicitudes del Ministerio
del Exterior, así que su explicación oficial fue que «el IOR no
conocía el origen del dinero».

El último de los escrutinios al banco vaticano inicia en 2008


cuando el papa Benedicto XVI renovó la comisión
cardenalicia y puso al frente a su colaborador más cercano, el
secretario de Estado desde 2006, el cardenal Tarcisio Bertone
—que sustituyó al cardenal Angelo Sodano.

En 2009, Ettore Gotti Tedeschi fue nombrado presidente del


banco vaticano y apenas un año después, la justicia italiana
abrió una investigación en contra de dos directivos de la
entidad bancaria por violar las leyes italianas de lavado de
dinero y llevaron a la policía a incautar 30 millones USD en
activos del Vaticano en septiembre de 2010.

177
Esa investigación volvió a poner a la entidad en el ojo del
huracán. Desde 2007, las normas aprobadas obligan al banco
a revelar la identidad de los autores de sus transacciones.
Tedeschi aseguró entonces que se trató de «un error de
procedimiento» y que el banco no tiene «nada que esconder».

Sin embargo, la salida a la luz de los libros «Vaticano Spa» y


el más reciente «Su Santidad» de Gianluigi Nuzzi y una serie
de documentos revelados en los últimos meses –de otro
escándalo conocido como VatiLeaks- confirmaron la serie de
luchas internas en la institución financiera de la Santa Sede.
Se trata de los desacuerdos en la forma de concretar el
cumplimiento de normas internacionales con la intención de
que el Vaticano pueda figurar en una «lista blanca» de países
que cumplen con normas de la transparencia y contra el
lavado de dinero.

La experta en asuntos del Vaticano, Alessandra Buzzetti


insiste en que más allá de los desacuerdos, el problema está en
las «fugas de información» que revelan «una incapacidad
objetiva de gestión de parte de la Curia del Estado». El
Vaticano intentó poner fin a los escándalos con un inédito
comunicado explicando la destitución de su director.

Conocido como el Banco Vaticano, el Instituto para las Obras


de Religión (IOR) es una institución de la Iglesia Católica que
está en la Ciudad-Estado del Vaticano. Creado el 27 de junio
de 1942, su génesis se remonta a una organización llamada
«Los Peniques de Pedro», formalizada en el siglo XIX.

Su nacimiento -aunque no fue oficial-, se da mediante la firma


del Tratado de Letrán (1929). Benito Mussolini aportó dinero
para su constitución y otorgó a la Iglesia una serie de
garantías y medidas de protección. Luego, en 1933, le siguió
otro acuerdo con el Tercer Reich de la Alemania nazi. Una de
las ventajas de la firma de este pacto con Adolf Hitler, fue la
confirmación del Kirchensteuer, un impuesto eclesiástico
vigente hasta hoy. Supervivientes del Holocausto han
intentado, sin éxito, entablar una demanda en Estados Unidos,

178
alegando que buena parte del botín nazi fue almacenado en el
Banco del Vaticano.

Uno de los mayores escándalos de esta institución se


relaciona con la quiebra del Banco Ambrosiano, donde el
Vaticano era uno de sus principales accionistas. En 1968, el
financista siciliano Michele Sindona –miembro de la Mafia–
fue nombrado por el papa Pablo VI para gestionar las
inversiones extranjeras del Vaticano. También trajo a Roberto
Calvi, un banquero católico del norte de Italia, ambos ligados
a la logia masónica P2. Aunque el banco del Vaticano negó
haber hecho algo malo, acordó pagar 250 millones USD a los
acreedores del Banco Ambrosiano. Tanto el caso de Calvi
como el de Sindona –quien fue asesinado con cianuro en su
café mientras se encontraba preso, en 1986- siguen sin ser
resueltos.

Durante el siglo XX hay un listado de asesinados relacionados


con el Banco Vaticano, consignados en el libro La santa mafia
del Papa (1998), escrito por Robert Hutchison. Se sospecha
que muchos de los nombres que aparecen en dicha lista,
fueron envenenados con una sustancia que mata lentamente al
producir fallos cardíacos, llamada Digitalis Glucosides; es el
caso de Albino Luciani (papa Juan Pablo I), Jean Villot
(secretario de estado y cardenal) o el padre Giuliano Ferrari
entre otros.

En 2002, la Red de prensa Voltairenet, calificó al Banco


Vaticano como la octava entidad financiera más usada para el
blanqueo de dinero, por delante de paraísos fiscales como
Suiza, Bahamas o Liechtenstein.

El 23 de septiembre de 2009, como nuevo titular del Banco


Vaticano fue nombrado Ettore Gotti Tedeschi, hombre del
Banco Santander en Italia. El 25 de noviembre de ese año, la
Fiscalía de Roma investigó la verdadera titularidad de una o
varias cuentas corrientes abiertas en Unipublic a nombre de la
IOR. Los investigadores sospechan que a través de las siglas
IOR pueden ocultarse personas físicas o sociedades, y
mediante esa cuenta hayan creado un canal para el flujo de

179
recursos entre el Banco Vaticano e Italia. Por esa cuenta han
pasado 60 millones de euros anuales en los últimos tres años.

El 21 de septiembre de 2010, las autoridades financieras


confiscaron los activos de una cuenta del Banco del Vaticano
en la sucursal de Crédito Artigiano S.A. en Roma. Los
investigadores explicaron que el Vaticano se abstuvo de
aportar información sobre el origen o el destino de los fondos,
conforme a la ley italiana. La mayor parte del dinero, 20
millones de euros (26 millones de dólares), estaba destinado a
JP Morgan en Francfort y el resto a Banca del Fucino. La
Iglesia católica es el hogar espiritual de 1100 millones de
personas alrededor del mundo. También es un negocio
importante que maneja miles de millones de dólares.

En otro caso, las autoridades financieras en Sicilia anunciaron


a fines de octubre de 2010 el descubrimiento de una operación
de lavado de dinero en la que estuvo involucrada la cuenta del
Banco Vaticano de un sacerdote en Roma, cuyo tío fue
condenado por asociación ilícita. Las autoridades afirman que
el padre del sacerdote le envió unos 250 000 euros, obtenidos
ilegalmente del gobierno regional de Sicilia para una empresa
de cultivo de peces, como una «donación caritativa». El
dinero fue enviado entonces de regreso a Sicilia desde una
cuenta del Banco Vaticano mediante una serie de operaciones
de banca electrónica a fin de hacerlo difícil de rastrear.

La fiscalía indicó en documentos judiciales el mes pasado


(noviembre 2010) que, aunque el banco ha expresado su
voluntad de cumplir con las normas internacionales, «no hay
ninguna señal de que las instituciones de la Iglesia Católica se
estén moviendo en esa dirección». Agregó que su
investigación se topó con «exactamente lo contrario».

NOTAS
BBC News Mundo, Alessandra Buzzetti, periodista experta en asuntos del
Vaticano.

180
CAPÍTULO XI

LAS RIQUEZAS DEL VATICANO

¿Cómo ha llegado la Iglesia a su inmensa riqueza? La verdad


se encuentra escondida en muchos gruesos libros. En esta
página he reunido y ordenado en forma clara los hechos más
importantes.

El Vaticano atesoró el más grande o segundo más grande


tesoro de oro del mundo. En la revista italiana Oggi, en base a
«informaciones excepcionales», se cifró en el año 1952 el
tesoro del Vaticano como el segundo más grande del mundo,
detrás del de los EE.UU.: 7000 millardos (siete billones) de
liras.1) De acuerdo con la cotización del oro de aquel
entonces, esto habría correspondido a un peso de aprox. 10
000 toneladas de oro. En el año 1952, en comparación a esto,
los EE.UU. poseían todavía 20 663 toneladas de oro. En
nuestro tiempo [2012] son apenas «solo» aprox. 8100
toneladas. Frente a esto, las reservas de oro de Alemania
alcanzan aprox. 3400 toneladas, las de Italia aprox. 2450
toneladas, las de España, sin embargo, solo 282 toneladas
(según Wikipedia «Reservas oficiales de oro»: 21.05.2012).
Con 10 000 toneladas de oro el Vaticano tendría entonces hoy
el tesoro más grande del mundo (más de 35 veces más que
España), el que de acuerdo con la cotización del oro del
8.6.2012 tendría un valor de 410 mil millones de euros. Esta
es la cantidad de oro que según Oggi habría tenido el Vaticano
en el año 1952, una contraposición a Jesús de Nazaret como
no podría ser más grande, puesto que él enseñó: «No debéis
acumular tesoros en la tierra». ¿Cuán grande puede ser el
tesoro del Vaticano hoy en día? Y otra pregunta más: ¿Cómo
llegó el Vaticano a este enorme patrimonio en oro?

181
ACCIONES

El Vaticano juega al póker con enormes reservas financieras


en Wallstreet.

«Las reservas financieras exteriores del Vaticano se


encuentran concentradas principalmente en Wallstreet. En
total el patrimonio de la central de la Iglesia, en acciones y
otras participaciones en capitales, en el año 1958 deberían
haber alcanzado unos 50 mil millones de marcos alemanes».

Esta cifra mientras tanto debe haber crecido probablemente en


mucho más de 100 mil millones de euros.

CONSORCIOS

El Vaticano es el «mayor consorcio económico-religioso»

«El Vaticano es hoy el consorcio económico—religioso más


grande del mundo y está sólidamente comprometido en
innumerables empresas del ámbito de inmobiliarias, plástico,
electrónica, acero, cemento, textiles, química, alimentos y
construcción».

«La firma Italgas, perteneciente al Vaticano, tiene sucursales


en 36 ciudades italianas. El Vaticano también participa en
negocios de alquitrán, hierro, destilerías, agua potable, hornos
a gas, hornos industriales etc. De los aproximadamente 180
institutos financieros italianos, por lo menos un tercio dispone
de dinero del Vaticano.

El Vaticano es dueño de muchos de los bancos más


influyentes de Roma y participa en Europa, Norte y
Sudamérica, de una abrumadora cantidad de poderosas
empresas, algunas de las cuales pertenecen mayoritariamente
al Vaticano, como por ejemplo Alitalia y Fiat.

182
TIERRAS

La Iglesia es el mayor terrateniente del mundo occidental.

Algunos ejemplos:

Alemania: Con 8,25 mil millones de m2 es el mayor


propietario en tierras; corresponde bien a la mitad del Estado
alemán (Land) de Schleswig—Holstein o al tamaño de
Bremen, Hamburgo, Berlín y Múnich juntos.
Italia: Más de 500 000 ha de superficie agraria.
España: Aprox. el 20% de toda la campiña.
Portugal: Aprox. el 20% de toda la campiña.
Argentina: Aprox. el 20% de toda la campiña.
Inglaterra: Aprox. 100 000 ha.
EE.UU.: Más de 1 100 000 ha. de superficie agraria
Pastizales y bosques no están incluidos.

CIUDADES/INMUEBLES

El Vaticano es el «mayor poseedor de inmuebles»

En relación a la inmensa cantidad de propiedades del


Vaticano, ya no se puede hablar de inmuebles en forma
individual, sino más bien de ciudades o barrios.

Roma, por ejemplo, ¼ de la ciudad está en manos del


Vaticano, así investigó Paolo Ojetti en la revista «L´ europeo»
el 7 de enero de 1977. Su artículo se leía como una guía
telefónica. Página por página registró miles de palacios, que
en parte les pertenecen a las 325 congregaciones de monjas
católicas y órdenes de monjes.

El periodista Ojetti también investigó en la ciudad italiana de


Verona. Él imprimió un plano de la ciudad, en el cual más o
menos la mitad estaban marcados en negro —propiedades de
la Iglesia católica. El señalizó que las relaciones de propiedad
en otras ciudades deben ser similares.

183
Esto fue intolerable para el Vaticano, que calificó el artículo
como confuso, irresponsable, escandaloso, anticlerical,
inculto y tonto. El director de la revista fue despedido de
forma inmediata.

Pasaron 21 años hasta que un periodista valiente se atreviera


nuevamente a hablar sobre este tema.

A su vez Max Parisi investigó para el periódico «La Padania»


las circunstancias en torno a las propiedades en Roma, y en su
artículo del 21 de junio de 1998, llegó a la conclusión de que
un 1/3 de todos los inmuebles de Roma están en poder del
Vaticano.

Estos inmuebles de un «valor inconmensurable» se


encuentran según sus investigaciones en los mejores lugares:
«Toda la zona del Campo dei Fiori hasta el Tiber frente al
palacio D´Angelo, junto a la piazza Navona y las calles
adyacentes, están prácticamente en poder del Vaticano. Se
trata de algo menos de la mitad del centro histórico. «solo en
esta zona son más de 2 500 palacios. La totalidad de los
inmuebles no aparecen en el registro de propiedades, porque
son considerados territorio extranjero.

El autor Guarino 33) cita ejemplos de cómo personas fueron


forzosamente desalojadas y puestas en la calle, aunque el
Banco Vaticano, de forma hipócrita, había prometido otra
cosa. Parisi se pregunta al final: «¿Qué tienen que ver juntos,
fe y 160 000 millones en propiedades inmuebles? ¿Qué tiene
que ver Jesús con … las viviendas más caras de Roma?»

Ahora se comprenden las antiguas profecías, según las cuales


los romanos algún día se hartarán, y los prelados tendrán que
tirar sus sotanas al Tíber para no ser reconocidos.

184
ESCLAVITUD

La trata de personas y la esclavitud aumentaron la riqueza de


la Iglesia, algo de lo cual aún hoy vive. La Iglesia apoyó
desde un principio la esclavitud, y la agudizó en muchos
aspectos.

El papa Nicolás V legitimó el comercio de esclavos en su bula


«Divino amore communiti» (por amor divino a la comunidad)
el 18 de junio de 1452. Por esto el comercio de esclavos fue
legal y no causó ningún escrúpulo en los participantes.

El Papa poseía esclavos. El papa Gregorio I mantuvo a


cientos de esclavos en sus haciendas, y consintió las leyes que
prohibían a los esclavos casarse con cristianos libres. Un
esclavo era considerado como ganado. La Iglesia trataba a los
esclavos como un «bien de la Iglesia» y esto valía como no
vendible. La Iglesia tasaba el valor de los bienes eclesiásticos
no según el dinero, sino según los esclavos. Si a pesar de todo
se liberaba a un esclavo, éste debía recompensar a la Iglesia
con su patrimonio.

La Iglesia les prohibió a los esclavos hacer testamentos. A la


muerte de un esclavo, sus ahorros iban a la Iglesia. Según
santo Tomás de Aquino los esclavos eran «útiles para todo
servicio». La Iglesia hizo todo lo posible para mantener la
esclavitud, y nada para eliminarla. Un obispo solo podía
liberar a un esclavo si éste ofrecía a dos en su reemplazo.

Niños ilegítimos de sacerdotes fueron hechos esclavos


eclesiásticos de por vida, esto también valía para niños
abandonados. El «santo» Martín de Tours (hoy representado
en muchas iglesias repartiendo su abrigo), poseía 20 000
esclavos. También los conventos tenían esclavos, tanto para el
servicio de los conventos como para el servicio de los monjes.
Miles de presos, eslavos y sarracenos fueron repartidos a los
conventos en calidad de esclavos.

185
La esclavitud perduró en las haciendas y en las propiedades
papales hasta el siglo XI. «Se calcula que temporalmente por
cada esclavo que llegaba vivo hasta lo costa africana, diez
morían durante el transporte terrestre y otros diez más
fallecían durante el viaje por mar».

El protestantismo siguió desde el comienzo el mismo camino,


después de que Lutero había justificado teológicamente el
vasallaje y la esclavitud. Hasta muy avanzado el siglo XIX,
naciones evangélico-protestantes, y bajo el consentimiento
teológico de los misioneros, comerciaban con esclavos y
salían a la caza de esclavos. El primer barco de transporte de
esclavos inglés se llamaba «Jesús».

Jesús predicó el amor al prójimo. Esto no es compatible con


lo que hace la Iglesia. Para aquel que ahora diga que así fue
en aquel tiempo, he aquí una frase del Corán: «Si un esclavo
tuyo desea su certificado de libertad, entonces extiéndeselo si
tú lo conoces como bueno, y dale una parte de tus riquezas
que Dios te ha concedido». También en el «cristianismo»
pudo haber sido de otra manera.

EL COMERCIO DE ESCLAVOS CON LOS INDIOS

Al principio, el obispo Rodríguez de Fonseca estaba


involucrado personalmente como cliente, apoyando así la
venta de esclavos indígenas en Sevilla.

Colón le envió varias veces una gran cantidad de indígenas a


España para el mercado de esclavos. Tan solo en febrero de
1495 fueron cuatro barcos con 500 indígenas cada uno, entre
12 y 35 años de edad.

Colón, como hábil comerciante, estaba muy al tanto de la


teología moral de su Iglesia, según la cual: «Esclavizar a no
cristianos se justifica con el argumento de que los paganos de
todos modos están destinados a la condenación eterna».

186
El 18 de junio de 1452 el papa Nicolás V legitimó el comercio
de esclavos mediante una bula, autorizando al rey de Portugal
a «… conquistar a los países de los no creyentes, expulsar a
sus habitantes, subyugarlos y obligarlos a una eterna
servidumbre».

Juan Pablo II se hace destacar tan maravillosamente con un


«Mea culpa» de un tipo especial, echándole toda la culpa de
los sangrientos crímenes no a la Iglesia y a sus Papas sino a
los «hijos e hijas» de la Iglesia, de lo expresado más arriba
aquí se reproduce el texto original en latín –que a millones de
indígenas les trajo una muerte brutal–, para refrescar la
memoria al Papa: «… invandendi, conquirendi, expugnandi et
subjudandi illorumque personas in perpetuum servitutem
redigendi ...»

LOS SIERVOS

También los siervos aumentaban en aquel entonces la riqueza


de la Iglesia, de lo cual aún hoy vive. Ya a partir del siglo IV
se formó bajo los dominios de la Iglesia otra manera de
tenencia de esclavos, la servidumbre.

Los siervos de por vida estaban igualados a los esclavos. No


podían abandonar su país y estaban totalmente sometidos a
los grandes terratenientes, por ejemplo, a un convento. Fueron
extorsionados y vilipendiados mediante el cobro de intereses
usureros. Así se formó un Estado corrupto, opresor y tirano en
alto grado. La miseria de los siervos fue inmensa. Muchos
padres se veían obligados a vender a sus hijos/as a la
esclavitud o a la prostitución.

Las rebeliones fueron oprimidas con sangre. La Iglesia estaba


al lado de los opresores y predicaba sumisión y obediencia.
La Iglesia fue (y es) el más grande terrateniente de Europa. El
convento alemán de Fulda, por ejemplo, tuvo 15 000
propiedades agrícolas. El convento de St. Gallen, en Suiza,
disponía de más de 2000 siervos de por vida.

187
LOS TÍTULOS

La venta de cartas que otorgan una bendición, títulos,


audiencias, etc. sigue aumentando hoy aún más la fortuna de
la Iglesia.

Lista de precios del Vaticano (1990)

DM 5000 por una bendición firmada personalmente por el


Papa, con certificado.
DM 30 000 una audiencia privada con el Papa, incluye
vídeo.
DM 50 000 donación por un título de doctor honoris causa.
DM 120 000 donación por una condecoración (orden de la
gran cruz de la orden de San Gregorio).
DM 300 000 por un título de barón.
DM 2 500 000 por promoción al estado de nobleza.
DM 50 000 solo para los costes adicionales de un proceso
de esta naturaleza, por ejemplo, con motivo de la misa de
pascua de resurrección.
Unos 100 000 de euros (en promedio aprox. 250 000)
cuestan los procesos de santificación. solo las familias muy
ricas o comunidades de órdenes, pueden permitirse este tipo
de procesos tan costosos.

Ya solo por los 464 procesos de santificación (más que en los


últimos 400 años anteriores) de Juan Pablo II se deben haber
ingresado en las arcas vaticanas aproximadamente 116
millones de euros.

TRÁFICO DE INDULGENCIAS

Más de mil millones de florines han de haber fluido a Roma


por concepto de indulgencias. Esto aún hoy es parte de la
riqueza de la Iglesia.

El papa Sixto IV decidió en 1476, que las acciones de las


absoluciones eclesiásticas también valían para las pobres
almas que se encontraban en el purgatorio. Por esta razón, los

188
monasterios tomaban dinero por servicios de rezos, para que
los fallecidos supuestamente se quemaran por menos tiempo
en el purgatorio.

El Papa también decidió que, quien no estaba en condiciones


de realizar un viaje a Roma para obtener la indulgencia total,
también podía obtener un perdón total si simplemente pagaba
1/3 del coste del viaje del representante papal. Miles de
personas hicieron esto.

El papa León X opinaba que a los pobres les era difícil


acceder a esta bendición porque no tienen dinero y que por
esto debían desistir de este consuelo.

También hoy en el siglo XXI se ofrecen absoluciones.


Durante el «año del jubileo 2000» se otorgaron perdones al
pasar por diversos portales.

«Según investigaciones hechas por Corvin, en el transcurso de


los 600 años que duró el comercio de absoluciones, deben
haber fluido hacia Roma aproximadamente mil millones de
florines».

ABSOLUCIONES POR ASESINATO Y MATANZA

Especialmente detestable se hace el tráfico de indulgencias


cuando para la Iglesia no solo se trata de enriquecimiento
económico, sino cuando las personas son inducidas al
asesinato y a la matanza, supuestamente para llegar más
rápidamente al Cielo …

Así Martín Lutero le prometió a cada soldado que en la guerra


contra los campesinos sublevados mataba un campesino, y
que a su vez moría, un lugar en el Cielo (compárese la
promesa del islam a los terroristas suicidas).

El papa Inocencio III le prometió a cada participante en las


cruzadas contra los albigenses dos años de perdón. De esta
manera se reunió un ejército de hasta 200 000 hombres para
atacar el pueblito de Béziers. Sin consideración a la edad,

189
sexo y religión fueron masacradas cerca de 20 000 personas.
Incluso las mujeres y los niños, que se refugiaron en la
Iglesia, no fueron perdonados. A continuación, la ciudad fue
quemada totalmente.

Para conseguir suficientes guerreros para las cruzadas, la


Iglesia tentaba con rigurosas absoluciones. Para un supuesto
lugar en el Cielo, fueron asesinadas miles de personas. Aquí
uno debe preguntarse. ¿Qué diablo que se hace pasar por
«dios» quisiera estar rodeado con seres que pagan una
«entrada» tan sangrienta?

ORO SANGRIENTO POR ROBO CON ASESINATO

Innumerables personas fueron matadas, esspecialmente


debido al oro.

Este oro aún hoy es parte de la Iglesia católica romana. Con el


primer botín de oro de Sudamérica, el papa Alejandro VI hizo
decorar el cielo raso de Santa María Maggiore en Roma y
colocar el símbolo de su familia.

Una considerable cantidad de este oro y plata sangrienta fluyó


a las cámaras de tesoros eclesiásticos. Un ejemplo significante
es la custodia de casi tres metros de alto, que el cardenal
Cisneros hizo construir del oro «que Colón había encontrado
en sus viajes» y que donó a la catedral de Toledo. Para
adquirir hasta el último granito de oro, los indígenas fueron
torturados ferozmente.

El procedimiento de cómo debía realizarse la conversión de


los paganos al catolicismo estaba preestablecido. «Los
indígenas a quienes les acaece tanta gracia y donación, por su
parte deberían demostrar sumisión y buena voluntad, entregar
voluntariamente una gran cantidad de oro, piedras preciosas,
plata y otras cosas que poseen, a su majestad el rey y al
gobernador, de otra manera Dios, nuestro Señor, y sus altezas
podrían ponerse muy inclementes».

190
«La joven muchacha fue arrancada de los brazos de la madre
para satisfacer las pasiones del brutal vencedor. Pero la
principal pasión del español fue su amor por el oro. Para ello
no escatimó esfuerzos … y vidas humanas. A los ojos de los
conquistadores, fue el artículo menos importante».

«En el año 1500, dentro de los límites actuales de México


vivían 25 millones de indígenas, cien años después solo un
millón».

Sobre la fundición de los tesoros de oro peruano dicen las


crónicas: «Luego se demoró un mes completo fundir todo ese
oro, a pesar de que las fundiciones hubieron de trabajar día y
noche». El cronista calcula el valor del oro solo de esta acción
en 1 326 539 pesos de oro. Esto corresponde actualmente a
aproximadamente 450 millones de euros. Con el oro
ensangrentado, el cardenal hizo construir esta custodia de casi
tres metros de altura, para guardar la Hostia (Corpus Cristi) en
la catedral de Toledo.

«A quien no le dan escalofríos cuando admira el altar de la


catedral de Sevilla, de 20 toneladas de oro laminado, y piensa
en la sangre derramada por los indígenas en las minas» Uno
de los mayordomos de palacio hizo colgar a una cantidad de
indígenas; quemarlos vivos, tirarlos a los perros; cortarles las
cabezas, las manos y los pies o arrancarles las lenguas. «Hasta
el más conspicuo obispo del imperio enviaba a sus siervos con
la intención de recoger su parte del botín».

El catolicismo también reconoció la esclavitud en


Sudamérica. Tanto legos como curas la practicaban; el clero y
los conventos, y frecuentemente incluso los grandes
terratenientes, comerciaban con esclavos. Un español católico
alimenta con niños indígenas a sus perros, a los que el monje
antes había bautizado rápidamente. Jesuitas y franciscanos
promovían los matrimonios entre indígenas y negros, para
declarar a sus descendientes como siervos.

Mientras que la población común, generación tras generación,


decaían en la mugre y la miseria, el clero se hizo casi

191
omnipotente e inmensamente rico, como también el resto de
los traficantes de esclavos y los señores que llevaban a los
indios al remate para el financiamiento de las «casas de Dios»
= iglesias.

Como informa el cronista Bartolomé de las Casas, millones de


indígenas fueron cruelmente sacrificados a causa del oro. El
gobernador de Yucatán cambió cientos de niñas, que había
secuestrado, por vino, aceite o tocino.

«Ellos cuelgan – en honor y exaltación de Jesús y los doce


apóstoles – a los indígenas en grupos de a trece, de manera
que sus pies apenas tocan la leña de las fogatas. Al quemarse,
la soga se cierra cada vez más». «La Iglesia cristiana estaba
más empeñada en la explotación de la nueva tierra que los
gobernadores mundanos».

«En 1495 el papa Alejandro VI promulgó la bula Intercaetra:


« … que hay que someter a los pueblos bárbaros y llevarlos al
verdadero credo». «El Papa supervisaba la entrega de
certificados para la cacería, que les fue extendido a los
europeos para el robo y saqueo». Un noble Inca dijo: «Lo que
se refiere al Papa del cual ustedes hablan, debe ser un
demente si piensa regalar tierras que no le pertenecen …» a
esto un monje gritó: «¡Atacad de inmediato! Yo os doy la
absolución».

El cronista Bartolomé: «Ya dije que los españoles mantienen


perros sanguinarios que estaban adiestrados para estrangular y
despedazar a indígenas … para alimentar a los perros,
llevaban en sus marchas una cierta cantidad de indígenas
encadenados y que eran conducidos como un tropel de cerdos.
Se los trocea y se ofrece abiertamente carne humana.
Entonces uno le dice al otro, préstame un cuarto de este
bellaco. Yo en los próximos días también voy a trocear uno y
te lo devuelvo».

Intimidación y terror llegaron a ser la base de los primeros


encuentros con los nativos. Así, para empezar, se realizaba en
cada pueblo una matanza para que temblaran de miedo al

192
escuchar el nombre «Cristo», como estando frente a
verdaderos demonios. Los caminos de la conquista estaban
por esto cercados por los cadáveres de aborígenes colgados y
empalados, que debían causar terror y pánico.

El cacique Hatuey no quiso ser bautizado, para no correr el


peligro de tener que estar junto a personas tan crueles en el
Cielo (católico).

«Los misioneros no pensaban en lo más mínimo en poner en


duda la conquista ... El negocio sangriento fue la condición
para su misión. ¡Exceptuando unas muy reducidas
excepciones, los misioneros exigían violencia!»

«Ahí él (un gobernador) tomó a un niñito que arrancó a su


madre, y mediante su puñal comenzó a cortar sus brazos y
piernas en partes, una tras otra, y le dio una parte a cada uno
de sus perros. Cuando se comieron todos los pedazos, tiró el
cuerpecito al suelo para que los perros se comieran el resto».
Los católicos les cortaban a los indígenas las narices y las
manos y con esto alimentaban a sus perros. Fue el genocidio
«más grande de todos los tiempos».

Los templos de los indios fueron rápidamente reemplazados


por Iglesias. Solo en México 12 000. Ellos atestiguan la
capacidad de los misioneros de hacer trabajar a los aborígenes
sin salario, para ellos. En todo este esplendor eclesiástico, aún
hoy hay pegadas lágrimas, sudor y sangre de los indios.

De una crónica indígena: «Los hombres estaban llenos de


sabiduría. No conocían el pecado … estaban llenos de
religiosidad. No existían las enfermedades de los huesos. No
había fiebre ni sífilis, no hubo dolencias en los pechos ni en el
abdomen, no había anorexia. Los cuerpos eran gráciles y
esbeltos. Todo esto cambió cuando llegaron los hombres
blancos».

Del total de la población indígena que habitaba esta parte de


la tierra en tiempos de Colón, el 90% fue víctima del
genocidio. «En estos doce años y dentro de las mencionadas

193
400 millas, los españoles asesinaron a 4 millones de personas,
ya sea con la espada, la lanza o quemados vivos, tanto si eran
hombres o mujeres, jóvenes o viejos».

¿Y hoy? Mucha de esta sangre aún está pegada a más de una


tela que decora la iglesia y a algún altar, y del oro sangriento
se fundieron otras tantas custodias y muchos «Sacrosantos».
También el oro sangriento ha hecho a la Iglesia lo que es hoy,
inconmensurablemente rica. ¡Y hasta hoy, el oro no ha sido
devuelto!

DINERO SANGRIENTO POR LA INQUISICIÓN Y LA CAZA


DE BRUJAS

Una de las maneras más infames del Vaticano para amontonar


dinero sangriento y riquezas fue el robo con asesinato de
personas de otras creencias.

La Inquisición fue el ejercer justicia en base a robo y


linchamiento en nombre de la «fe» correcta. Los dignatarios
eclesiásticos se hicieron una y otra vez de dinero sangriento,
de forma tan excesiva, que un refrán decía: el medio más
rápido y fácil para hacerse rico, es la caza de brujas.

La base para la tortura y el asesinato de miles de mujeres en


Europa, fue la aprobación en 1487, del «Malleus
maleficarum», o «Martillo de brujas», por parte del Papa. La
verdadera cara de la Inquisición lo muestran las ordenanzas
del papa Inocencio III. El decretó «confiscar los bienes de un
hereje, enajenarlos y desheredar a los hijos de los herejes».

Para que el dinero ensangrentado fluyera más rápido y para


obtener «confesiones incriminatorias, las víctimas fueron
torturadas brutalmente. Con este dinero ensangrentado, el
papa Juan XXII en el año 1317 pudo comprar por ejemplo
seis nuevos obispados. Ya en el año 380 se amenazaba a los
de otras creencias (herejes) con la expulsión, destierro y
confiscación de sus bienes. A los que profesaban otra creencia
se les negó el derecho a hacerse llamar cristianos, hacer

194
testamentos o heredar, y se tenía preparada la pena de muerte
para todos los renegados.

El papa Alejandro III ordenó en el concilio de Tours en 1136,


a los príncipes y gobernantes, encarcelar a los que tenían otra
creencia y confiscarles sus bienes. Apenas era citado y
arrestado un sospechoso de herejía, le fueron incautados sus
bienes – antes de que se llegase a un proceso. También en esto
puede reconocerse la esencia de la Inquisición. Los bienes de
los asesinados fueron incautados. Hoy se diría: Robo con
asesinato.

Si alguien era acusado por las autoridades de la Inquisición y


se le detenía, entonces se presentaban de inmediato los
funcionarios en su casa y todos sus bienes se inventariaban.

A su familia se la echaba a la calle – independiente de cómo


resultase el final del proceso – y eventualmente sus miembros
se morían de hambre. Era muy peligroso apoyar a estos
expulsados, ya que con esto se podía caer en las redes de la
Inquisición.

Cada vez, la Iglesia de Alemania recibía un 1/3 del dinero


robado, o de las tierras o de las casas, etc. de los asesinados.
En otros casos, la mitad. Muchas veces las autoridades locales
recibían un tercio, un tercio las autoridades de la Inquisición
(para mantenerla funcionando) y un tercio el obispo.

Todos los bienes robados a los disidentes (herejes) asesinados,


iba a parar al Vaticano. En el siglo XIV, y en otras zonas
italianas, el Vaticano también se embolsó el 100% de los
bienes robados. Con frecuencia la Iglesia y el Estado se
disputaban durante decenios el botín producto de los robos.

Si los participantes de la Inquisición no hubieran obtenido


tantos beneficios de los robos con asesinato de los no
creyentes, la Inquisición se hubiera diluido como el agua en la
arena, porque muchas personas, también los pertenecientes a
la nobleza, sentían en su interior que el Papa había ordenado
algo diabólico.

195
El Papa ordenó que se instituyera la Inquisición y autorizó
determinados métodos de tortura (el martillo de brujas).
Naturalmente se asesinaba preferentemente a personas de
otras creencias (herejes) que poseían dinero y fortuna. En
España a ricos «conversos», o sea, judíos cristianizados. A
veces, y mediante el pago de cifras astronómicas, se podían
liberar por algún tiempo. Cuando estos conversos ricos ya se
habían extinguido, porque durante siglos se les había cazado,
ya no fue posible detener el derrumbe de los robos con
asesinato puestos en escena por la Iglesia.

Especialmente perverso: los muertos también podían ser


acusados de herejía. Con esto los bienes del fallecido podían
ser incautados a los herederos de forma posterior. Así podían
arruinar a personas no gratas a través de sus padres fallecidos.
De esta manera se enviaba a familias completas a una miseria
indescriptible, robándoles todo. Con los vivos no existía la
caducidad de los hechos. Así, una expresión crítica de un
joven podía llevarlo a la hoguera siendo ya un anciano, según
lo rico que fuera. Solo después de 100 años la Iglesia católica
reconoció la caducidad de los hechos.

El monje católico puede estar satisfecho. Tan pronto como


fueron quemados los últimos cátaros, los bienes les fueron
incautados. Algo especialmente perverso y cruel: cada acción
de las brutales torturas, y también la alimentación de los
torturadores, las debían pagar las víctimas o sus parientes.
Había una lista de precios para cada tortura. Aquí un ejemplo
de la ciudad alemana de Darmstadt:

Expulsar del pueblo: 1 corona


Un golpe con varilla: 1 corona
Cortar nariz y orejas: 5 coronas
Estirar violentamente un cuerpo: 5 coronas
Poner a alguien en el potro: 8 coronas
Degollar a una persona con la espada: 10 coronas
Quemar viva a una bruja: 14 coronas
Descuartizar a un vivo: 15 coronas
Colgar a una persona: 18 coronas

196
Preparar la hoguera, echar las cenizas del quemado a agua
corriente: 30 coronas
Poner cordeles para tensar sobre el potro, izar y colgar
pesas, colocar torniquetes a las piernas: 30 coronas

El dinero y los bienes robados con asesinatos, especialmente a


mujeres, le llegaba directamente o indirectamente a la Iglesia.
Los recursos de los robos con muerte de brujas, se usaron, por
ejemplo, en Alemania, en la construcción del palacio de los
arzobispos de Mainz (Maguncia) o para las iglesias en
Goßmannsdorf y Gerbrunn.

También el palacio de Johannisburg, en la ciudad de


Aschaffenburg, fue construido con dinero sangriento. No hay
que olvidar: Este dinero ensangrentado, apropiado mediante
robos con asesinato, es aún hoy en día parte de la fortuna de la
Iglesia – que se ha visto incrementada en miles de millones a
raíz de los intereses, más los intereses sobre los intereses
ganados hasta ahora.

El catolicismo, difundido especialmente en América y


Europa, representa una tendencia de fe muy abstrusa. A los
asesinos en serie, que han enviado a cientos de mujeres,
hombres, ancianos y niños a una brutal muerte, se les hacen
estatuas y más estatuas, y se nombran fuentes y calles en su
memoria, pero para las víctimas no se encuentra ni siquiera
una placa conmemorativa. En la manera de pensar
posiblemente no ha de haber cambiado mucho. En las
imágenes dos quemadores de brujas de Würzburg: Julius
Echter y Johann Gottfried von Aschhausen.

FALSIFICACIONES

Para aumentar los bienes raíces, monjes y otros hombres de la


Iglesia a menudo falsificaban documentos.

Si un obispo o un abad quería aumentar su propiedad, muchas


veces se hacía confeccionar una falsificación, que luego era
«encontrada» en el archivo y que demostraba que este o aquel

197
Julius Echter von Mespelbrunn Johann Gottfried von
Aschhausen

príncipe de tiempos pasados había legado el terreno


correspondiente al convento. ¿Qué podían hacer los
campesinos en contra de esto?, ya que la mayoría de las veces
no sabían leer ni escribir?

Hubo monjes que habían aprendido el arte de falsificar y que


recorrían el país de convento en convento para ejercer su
oficio. En su lecho de muerte, el monje Gueron reconoció que
había recorrido toda Francia para confeccionar falsos
documentos para monasterios e Iglesias.

En el sur de Alemania, el convento benedictino de Reichenau,


en el lago de Constanza, se hizo cargo de este trabajo
criminal. Una gran parte de los documentos medievales son
falsificaciones.

La guinda de la torta de la criminalidad se la adjudicó el papa


Esteban II (*757), afirmando que Constantino le había
regalado todos los territorios de Occidente. No pocos que
consideraban esta «donación de Constantino» como una
falsificación, tuvieron que pagar con su vida esta declaración,
así por ejemplo Johannes Dränsdorf, en Heidelberg, aún en el
año 1425 y el jefe de la comunidad de los valdenses Friedrich
Reiser, en Estrasburgo.

198
La donación de Constantino se basaba en la siguiente leyenda:
según ella, el perseguidor de cristianos Constantino fue
sanado por el papa Silvestre I de la lepra, fue convertido y
bautizado, y en agradecimiento no solo le regaló al Papa el
territorio del Laterano, sino todas las provincias de Italia y los
países occidentales.

Después de que ya en el siglo XII los seguidores de Arnoldo


de Brescia se habían dado cuenta de la falsificación, en 1440,
el secretario papal y humanista Laurentius Valla puso
definitivamente al descubierto la superchería en un escrito.
Según el escritor alemán y crítico de la Iglesia, Deschner, los
historiadores católico-romanos, reconocieron la falsificación
solo a partir del siglo XIX.

Las Iglesias de Alemania son todavía los más grandes


terratenientes del país, igual que en muchos otros Estados.
¿Cuántas de estas propiedades habrán sido compradas con
dinero ganado honestamente? ¿Y cuánto fue robado, estafado
o quitado?

LAS HERENCIAS

Un factor importante para el incremento de los bienes raíces


de la Iglesia, desde la antigüedad, pero en especial en la Edad
Media, fueron las herencias. Ya en el siglo IV, el apoderarse
fraudulentamente de herencias por el entonces papa Dámaso
fue tan terrible, que incluso tuvo que intervenir el emperador.

Para no entrar en sospecha de herejía, cada terrateniente o


arrendatario, después de su muerte, dejaba una parte a la
Iglesia. Porque incluso un muerto podía ser acusado de hereje,
para robarle después toda la herencia a sus descendientes.
Además, el sospechoso de herejía, bajo ciertas condiciones no
recibía un lugar para ser enterrado en tierra consagrada. Bajo
esta presión moral fueron aumentando las tierras de la Iglesia.

El papa Alejandro III dispuso ya en 1170, que ningún


testamento que no fuese hecho en presencia de un sacerdote,

199
sería válido. Cada notario mundano que extendía un
testamento sin observar esta disposición del Papa, era
castigado con la excomunión. La Iglesia reclamaba
exclusivamente para sí, el derecho de confirmar judicialmente
un testamento.

Las herencias testamentarias valían, según la Iglesia, como un


medio fiable para reducir el tiempo en el purgatorio. Así el
miedo a los eternos castigos infernales hacía que las personas
enfermasen, si no aportaban a la Iglesia un buen montón de
dinero. Y esto sucede hasta hoy en día.

La ética cristiana de la reparación fue expuesta de la siguiente


manera: A los comerciantes usureros se les decía que la única
manera de alcanzar la salvación era la devolución total de sus
ganancias. Por regla general la devolución no se le hacía a los
afectados, y en su lugar se fundaban nuevas fundaciones
eclesiales.

El padre de la Iglesia Salvian predicaba sin miramientos en el


siglo V: «Aquel que deja su fortuna a sus hijos, en vez de
entregarla a la Iglesia, actúa en contra de la voluntad de Dios
y en contra de su ventaja. Mientras cuida por el bienestar
terrenal de sus hijos, defrauda su propio bienestar en el cielo».

San Basilio lo formulaba de la siguiente manera: «Prever para


sus hijos, es solo un pretexto de los codiciosos».

El engaño de las herencias por parte de los curas es conocido


hasta en la actualidad. Especialmente personas mayores son
afectadas por esto. Adultos mayores que están solos en
hogares de ancianos, son especialmente accesibles al consuelo
de los sacerdotes …

En 1993 se conoció el caso de un profesor, quién dejó a su


sobrino, según su testamento, la cantidad de 1,5 millones de
marcos alemanes. El testamento fue impugnado por el
seminario sacerdotal Zaitskofen. Los sacerdotes católicos
argumentaron que el profesor no había estado en sus cabales
cuando cambió su testamento en perjuicio de la Iglesia. La

200
justicia no aceptó esto. Los costos del juicio de 100 000 DM
por el proceso de tres años y medio, lo tuvo que pagar el
seminario. (Hannoversche Allgemeine Zeitung, 30.09.2002)

EL DIEZMO

Un importante papel en los ingresos de la Iglesia también lo


juega el diezmo En la Edad Media, todos los propietarios de
tierras estaban obligados a entregar una décima parte de su
producción o sus ingresos a la iglesia local. El que no pagaba,
o no lo pagaba correctamente, se arriesgaba a una
condenación y excomunión por parte de los curas. Así los
curas salían «armados y recaudaban las deudas sin
conmiseración», mientras que predicaban hipócritamente
contra los intereses y usuras.

El papa Pío V les daba a los incautadores las siguientes


instrucciones: «Un hombre común que no puede pagar su
multa en dinero, deberá permanecer durante un día con las
manos atadas a la espalda frente a la puerta de la Iglesia, la
segunda vez será flagelado por las calles. La tercera vez le
será perforada la lengua y enviado a las galeras».

Por rehusar pagar el diezmo, con los campesinos de Stedinger


se llegó al asesinato en masa y al saqueo por parte de la
Iglesia y sus señores. Los campesinos se negaron a pagar el
diezmo al arzobispo de Bremen. En contra de ellos, en 1229
se hizo activo el terrible instrumento de la Inquisición.

El papa Gregorio IX hizo predicar a sus dominicanos la


cruzada contra los campesinos de Stedinger. En el invierno de
1229/30, el arzobispo Gebhard II, junto a su hermano y otros
nobles y sus caballeros, fueron a la guerra contra los
campesinos. Al comienzo vencieron los campesinos, pero
cinco años después, el 25 de marzo de 1234, fueron
masacrados por el ejército al servicio de la Iglesia.

201
SIMONÍA*

*La simonía es, en el cristianismo, la pretensión de la compra o venta de lo


espiritual por medio de bienes materiales. Incluye cargos eclesiásticos,
sacramentos, reliquias, promesas de oración, la gracia, la jurisdicción
eclesiástica, la excomunión, etc.

La venta de cargos (simonía) le trajo al Papa mucho dinero y


propiedades. Jesús no conocía funcionarios, por esto tampoco
instauró a ninguno de ellos. La Iglesia católica lo ve esto un
poco distinto. El papa Inocencio III creó, poco después que
asumió el cargo, 52 nuevos secretariados, que vendió por 79
000 florines de oro. Los Papas muchas veces declaraban
vacantes estos puestos de sus antecesores, para poder
venderlos de nuevo.

El papa León X había creado treinta y nueve nuevos cargos


cardenalicios y se embolsó 511 000 ducados. El precio para
un cargo de cardenal costaba en aquel entonces entre 10 000 y
30 000 ducados de oro, cada uno. Incluso el cargo del papado
era comerciable y era rematado a la mayor oferta. Cuando en
1492 falleció el papa Inocencio VIII, el cardenal Della Rovere
era el favorito. Él disponía más de un millón de ducados de
oro de la república de Génova y otros 200 000 del rey de
Francia, para darle mayor presión a su pretensión.

Su competidor, el español Rodrigo Borges, después Borgia,


fue vicecanciller del Santo Trono bajo cuatro Papas. «Los
sobornos ofrecidos por él eran pasmosos. El regaló abadías
ricas; villas lujosas e incluso ciudades completas, para
asegurarse el voto de un cardenal». Durante los cinco días del
cónclave en agosto de 1492, él maniobraba con promesas
sobre ascensos lucrativos y sobornos, para asegurarse le
elección a su favor. El cardenal Orsini vendió su voto por los
castillos de Monticelli y Sariani.

El cardenal Ascanio Sforza quiso cuatro cargas de mula con


plata – y la lucrativa cancillería, para garantizar su voto. El
cardenal Colonna recibió la rica abadía de San Benedicto,

202
junto con todos los dominios y derechos patronales, para sí y
su familia, para siempre. El cardenal de San Ángelo quería el
obispado de Porto, con el castillo que allí había y una bodega
llena de vino. El cardenal Savelli recibió la Civita Castellana.

A Rodrigo aún le faltaba un voto para la victoria. El voto


decisivo le pertenecía a un monje veneciano. Él quería solo
5000 coronas y una noche con la hija de Rodrigo, la
encantadora Lucrecia, de 12 años. El negocio se realizó, y con
los votos de veintidós cardenales en el bolsillo, Rodrigo
Borgia fue elegido como papa Alejandro VI.

ASESINATOS

Los Papas tampoco se intimidaban ante asesinatos, si se


trataba de ventajas económicas o de poder político. Si se les
cree a algunos sacerdotes, que en forma anónima se dirigieron
con un libro a la opinión pública, entonces aún hoy en día
suceden misteriosas muertes en el Vaticano.

El historiador Thomas Tomasi escribió al respecto: «No sería


posible contar todos los asesinatos, violaciones y casos de
incesto que fueron perpetrados todos los días en la corte del
Papa. Una vida humana no alcanza para tomar nota de los
nombres de todos los que fueron asesinados, envenenados y
tirados vivos al río Tíber».

El asesinato fue un importante ingreso paralelo para el papa


Alejandro VI. Harto de las constantes amenazas de su
hermano, que se encontraba en el Vaticano como refugiado, el
sultán otomano Bayaceto II envió al papa Alejandro VI 40
000 ducados de oro, por los cuales debía asesinar a Dschem.
Pero la ayuda del Papa no era tan barata. Así que esperó un
tiempo. El sultán puso otros 200 000 ducados. Después de
esto el Papa hizo envenenar a Dschem.

La venta de cargos fue una buena fuente de ingresos. Para que


los ingresos no se agotaran, «el papa Alejandro se preocupaba
de que los cardenales que él había nombrado fuesen pronto

203
envenenados. Entonces no solo se podían volver a vender los
cargos cardenalicios, sino también hacerse con las
propiedades, que pasaban a manos de la Iglesia – lo que
quiere decir, a manos del papa Alejandro».

En su bestseller «La santa mafia del Papa», Robert Hutchison


menciona una serie de muertes misteriosas, que estarían en
relación con asuntos financieros o personales del Vaticano o
un grupo cercano. Él se refiere a los siguientes casos
mortales:

1975: El senador francés príncipe Jean de Broglie

Se han cumplido más de 40 años del crimen y Francia aún se


pregunta abiertamente en radio, prensa y televisión por el
asesinato del príncipe Jean de Broglie, un aristócrata,
descendiente de Carlos X, dedicado a los negocios y la
política con tanto éxito que fue uno de los artífices de que
Valéry Giscard d’Estaing alcanzara la presidencia de Francia
en 1974. El 24 de diciembre de 1976 De Broglie cayó muerto
a tiros frente al número 2 de la calle Dardanelles, en París, y
en aquel instante nació un misterio nunca resuelto, cargado de
unos interrogantes que apuntan tozudamente hacia un oscuro
asunto de Estado: ¿por qué lo mataron? y más aún, ¿quién
ordenó su muerte?

1977: Charles Bouchard, gerente del banco Leclerc de Ginebra

Ginebra, 11 de mayo. La policía dijo hoy que el cadáver de


Charles Bouchard, un gerente jubilado de 69 años del banco
privado Leclerc & Company, que estaba cerrado el lunes, fue
encontrado flotando en el lago, aparentemente un suicidio.
Aunque se retiró de la madeja desde el comienzo de 1974, se
dice que el señor Bouchard se mantuvo en contacto con
algunos clientes. Su automóvil fue encontrado estacionado
cerca del muelle desde el cual se cree que se arrojó al lago.
Bertrand de Muralt, de 42 años, uno de los cuatro socios de
Hank, se suicidó debido a la decisión de la Comisión Federal
Bancaria de cerrar el banco.

204
Leclerc, que se especializó en la administración de fondos
confiados a él por clientes adinerados, se encontró con
dificultades financieras debido a las sumas, informadas
extraoficialmente por un total de hasta $12 millones que
habían sido vinculadas por uno de los socios, Robert Leclerc,
en bienes raíces promociones. El Sr. Leclerc, de 59 años, está
bajo tratamiento en un hospital de Ginebra, según los
informes después de un ataque al corazón.

1978: El padre Giuliano Ferrari

El sacerdote Giuliano Ferrari fue encontrado muerto en un


compartimiento vacío del tren expreso Ginebra – Paris.
Aparentemente murió a causa de un «fulminante ataque
cardíaco». Ya en 1969 se trató de envenenarlo lentamente con
digitalis glucosides. Esta droga produce fallos cardíacos.
Ferrari llamó a la Iglesia romana, «la empresa financiera más
grande y sucia del mundo». Karlheinz Deschner especula si
no habría sido una víctima del Vaticano. Según la opinión de
Ferrari, los sacerdotes latinoamericanos Camilo Torres y
Oscar Romero, también fueron víctimas del Vaticano. Ferrari
dijo poco antes de su muerte: «El crimen más reciente del
Vaticano fue el asesinato de mi amigo, el arzobispo Oscar
Romero, en San Salvador».

Es de suponer que G. Ferrari es conocido de sobra por cuantos


lean estas palabras. Sirva como dato el que fuera religioso
católico y amigo de los cardenales Confalonieri, Tiesserant y
Bea y conocido personalmente por otros cincuenta, aunque lo
tenía por enemigo declarado el cardenal Samoré. Hablarán de
«oveja negra» y retahílas por el estilo, pero no podrán decir
que no era «uno de los suyos». ¿Causa de su muerte? No se
sabe. ¿Quién indujo su asesinato? Tampoco. Hablan del
«vaticanismo», al que él relacionaba con la muerte de Camilo
Torres u Óscar Romero.

205
1978: El patriarca ortodoxo Nikodim

5 de septiembre de 1978. El arzobispo ortodoxo Nikodim de


Leningrado murió de repente, mientras hablaba con Juan
Pablo I. No había cumplido los 49 años. Según se dijo, murió
de infarto; según algunos, tras tomar una taza de café. El
arzobispo había solicitado hablar con el Papa con mucha
insistencia y con carácter de urgencia ¿Se le hizo la autopsia?
Llama la atención: en el mismo mes y en el mismo lugar
mueren de forma extraña el número dos de la Iglesia ortodoxa
rusa y el número uno de la Iglesia católica.

Tras su muerte, se produce una reacción anticatólica en la


Iglesia rusa. Juan Pablo I dijo de Nikodim: «Jamás en mi vida
había escuchado palabras tan bellas sobre la Iglesia católica,
sé que ha sufrido mucho por la Iglesia, ha trabajado
muchísimo por la unidad de los cristianos. Su muerte es una
señal profética de nuestro pontificado». En la foto, el Papa
con Nikodim.

El papa Juan Pablo I y el arzobispo Nikodim

206
1978: El papa Juan Pablo I

El papa Juan Pablo I apareció muerto en su cama. Llevaba


solo 33 días de pontificado. Según el comunicado oficial,
murió de un infarto agudo de miocardio. Sin embargo, la
forma en que se encuentra el cadáver no responde al cuadro
típico del infarto: no ha habido lucha con la muerte, tiene unas
hojas de papel en las manos, como si aún leyera. Aunque
oficialmente se negó, un benedictino que trabajaba en la
Secretaría de Estado dio a conocer a un amigo, el mismo día
de la muerte, que hubo autopsia. Por ella se supo que murió
por la ingestión de una dosis fortísima de un vasodilatador,
que en la tarde anterior habría recetado por teléfono su
médico personal de Venecia. En realidad, nunca me creí (y así
lo manifesté) que el Dr. Da Ros, médico personal del papa
Luciani, hubiera recetado una medicina contraindicada. Pero
solo él podía desmentir algo que tan directamente le afectaba.
Pues bien, en 1993, tras quince años de silencio, el Dr. Da Ros
declaró que Juan Pablo I estaba bien de salud y que aquella
tarde no le recetó nada.

Por tanto, un diagnóstico sin fundamento, una autopsia


secreta, un medicamento que mata al Papa y que no ha
recetado su médico personal... El error que le costó la vida a
Juan Pablo I, fue el haber reunido a los jerarcas de la cúpula
vaticana en su oficina y avisarles que los iba a remover de sus
cargos. Esa acalorada discusión del Papa con Jean-Marie
Villot, Secretario de Estado, Paul Marcinkus y otros
cardenales cupulares, hizo que se amotinaran contra el
máximo jerarca y lo envenenaran. La discusión fue escuchada
por el Jefe de la Guardia suiza por lo que decidieron ponerle
un cuadro de supuesto amasiato de su esposa con otro guardia
para provocar sus asesinatos encubriendo y sepultando a los
testigos de la «discusión de los cardenales infiltrados de las
sectas» quienes acordaron su asesinato.

207
1978: Poco después, el Secretario de Estado cardenal Villot

Al parecer, el Papa se encontraba literalmente rodeado de


masones, entre ellos el secretario de Estado, cardenal Jean
Villot, el ministro de Asuntos Exteriores, monseñor Agostino
Casaroli, el cardenal Sebastiano Baggio, el cardenal Ugo
Poletti, vicario de Roma, el arzobispo Paúl Marcinkus y
monseñor Donato de Bonis, otro alto cargo del Banco
Vaticano Este listado había llegado a manos de Juan Pablo I,
quien se disponía a excomulgar de la Iglesia a Cardenales y
obispos dentro del Vaticano en los más altos reinos, por eso lo
asesinaron antes de hacerlo, su error fue decírselos.

Es muy importante recordar, que cuando se reunió el Pontífice


J.P.I con el Arzobispo ruso Nikodim, quien le iba a revelar el
plan de los Illuminati que estaba ya en marcha realizándose a
través de sus agentes comunistas en la KGB, infiltrados ya
hasta la cúpula de la Jerarquía de la Iglesia en la Sede
Vaticana (Cf. «Memorias de un Antiapóstol» identificado
como el agente ruso comunista «AA1025», que revela las
instrucciones dadas a los agentes de la KGB para infiltrar a la
Iglesia Católica), con la finalidad de asesinar al Pontífice
dentro de otras cosas. El nuevo Pontífice Juan Pablo I agendó
una reunión privada con el jerarca ortodoxo ruso, reunión en
la que ambos tomarían un café mismo que contenía un fatal y
poderoso veneno. El Arzobispo Nikodim tomó el primer
sorbo de café sin saber que la jarra contenía el veneno que
provocó la muerte instantánea del Patriarca ruso, quedando
estupefacto el pontífice y dándose cuenta en el acto que se
trataba de asesinarlos a ambos en esa reunión. Esto motivó
que de inmediato Juan Pablo I se reuniera con sus cardenales
más cercanos, decidiendo en esa misma reunión la destitución
del cardenal Jean Marie Villot como Secretario de Estado,
éste último también falleció el mismo año de una extraña
neumonía.

208
1979: El cardenal Vagnozzi, jefe de la prefectura para asuntos
económicos del Vaticano

El mafioso—vaticano Ortolani había comprado un banco


uruguayo al que llamó Bafisud. Calvi y Diego, el heredero del
que se hizo rico con las pieles de conejo y el wolframio,
usaron dicha entidad para sus negocios hispanoamericanos.
Los 3 se hicieron buenos amigos, El Ambrosiano de Calvi
compró una parte del uruguayo y el de Madrid también
compró la suya, describieron la mansión de Ortolani en
Montevideo como un museo ocupado por la mitad de los
tesoros del Vaticano.

En 1977 el Banco Occidental empezó a meterse en negocios


con RUMASA. Todos por tanto hacían negocios juntos, Calvi,
Diego, Ruiz Mateos, hubo un préstamo de 25 millones de
dólares de RUMASA descubierto en una filial suiza del
Ambrosiano en 1980. El Ambrosiano de Calvi a su vez poseía
una porción de la Banque de l'Union Européenne, ¿la del
padre de Giscard? que tenía que ver con las operaciones
financieras OD en Francia, conexión así mismo con el First
National Bank de Missouri, relacionado con una familia
americana cercana a OD, la familia propietaria de Anheuser
Busch brewing. La deuda de la United Trading crecía 50
millones de dólares anuales, estaba domiciliada en paraíso
fiscal por lo cual solo se podía saldar con dinero negro. Calvi
lo tenía cada vez más negro para encontrarlo.

Los bancos italianos requerían una autorización especial para


exportar dinero y Calvi no quería descubrir a las autoridades
bancarias la existencia de United Trading. Por lo tanto, se
imponían las operaciones bajo cuerda sobre todo en
Sudamérica, se convirtió en esclavo del estado de cuentas de
la United Trading. Si un cliente debe a un banco un millón, el
cliente tiene un problema, pero si debe 100 el que tiene el
problema es el banco. Calvi tenía un problema llamado
United Trading.

209
Calvi abrió el Ambrosiano andino en Lima en 1979, capital de
12,5 millones USD, se convirtió en la parte más importante de
la red United Trading. En el primer mes el balance llegó a una
ganancia de 435 millones USD préstamos supuestos que
ocultaban la fuente real y el uso real del dinero, todo negro
negrísimo. Offshore. Curiosamente Calvi pensaba que OD era
su aliado. Un aliado seguro de Calvi habría sido el cardenal
Egidio Vagnozzi que llevaba la Prefectura de Asuntos
Económicos. El cardenal supo que OD había propuesto al
papa Pablo VI a sus espaldas, las de Vagnozzi que era el
«ministro de economía», ocuparse de las finanzas vaticanas.
Vagnozzi no estaba de acuerdo con la jugada, no quería que la
influencia del OD creciera dentro del estado vaticano. No se
fiaba de Marcinkus y se entrevistó con el cardenal Casaroli,
Secretario de Estado confiándole sus miedos. Casaroli,
maestro de la ambivalencia, le dió un pequeño apoyo, le dejó
organizar una reunión de 123 cardenales para el lunes 5 de
noviembre de 1979 en la que intentaría hacer sonar las
alarmas sobre el peligro del golpe de mano de los Opus Dinos
y el estado cercano al colapso de las finanzas. Fue la última
gran reunión que Vagnozzi presidió. Murió poco después
¿otro massive heart attack? (ataque cardiaco masivo) y un
archivo en el que había reunido información sobre Marcinkus
desapareció.

Por otra parte, y sigue la historia del documento desaparecido,


el jefe de los servicios de inteligencia italianos contrató a un
tal Pazienza, experto en asuntos vaticanos y palestinos, nacido
en una familia católica del sur de Italia, sabía de psicología
profunda y hablaba cinco idiomas. Hombre de contactos por
el mundo: Onassis, Alexandre Haig, Arafat y varios príncipes
saudís. Se entendía bien con el nuncio en Argentina, Laghi y
con el representante vaticano en la ONU, Arzobispo G. Cheli.

Resultó que el protector de Pazienza en el Servicio italiano de


Inteligencia tuvo que dimitir (marzo 1981) porque su nombre
se encontró en una lista de miembros de la P2 hallada en un
registro en casa de Lucio Gelli. La lista era larga, 962
banqueros, periodistas, industriales, prelados, hasta el

210
pretendiente al trono de Italia. Pazienza se vio en paro y
montó su propia agencia de seguridad en Roma.

Allí lo contactaron los del partido Democracia Cristiana, de


parte de Andreotti por supuesto para que hiciera algo por
Calvi, preocupado como estaba por la integridad de los
dirigentes del IOR. Pazienza pensó y dijo que había que
encontrar el informe que el arzobispo Vagnozzi había
redactado sobre Marcinkus. Tanto ataque cardíaco está
oliendo mal en el Vaticano.

1981: Francesco Cosentino, logia P2

Según datos de este grupo colaborador anónimo del Vaticano,


que se hacen llamar los «Apóstoles de la verdad», en el
Vaticano habría una «sangrienta guerra de sucesión
«desencadenada entre los remanentes de la tristemente famosa
logia masónica P2 (Propaganda 2) y el archiconservativo
grupo internacionalmente activo. Los «apóstoles de la
verdad» del Vaticano escriben que un tenaz forcejeo, donde el
clan de los masones y este grupo internacional se reparten
entre ellos «la gigantesca (político, económico y logístico)
poder del Vaticano donde el Papa, es solo una imagen para el
público».

1982: El banquero milanés Roberto Calvi

Todo empezó en el Milán de finales de los años sesenta. Calvi


y Sindona trabajaban entonces para crear un polo financiero
‘blanco’, cercano a la Iglesia y a la Democracia Cristiana, el
partido que se perpetúa al frente del gobierno italiano desde el
final de la II Guerra Mundial, en 1945. Michele Sindona había
creado la Banca Privada, en la que participa también el IOR,
la banca del Vaticano. Roberto Calvi, estaba escalando
posiciones dentro de la Banca Ambrosiana, la caja fuerte de la
diócesis de Milán, cuyo obispo, Giovanni Montini, se había
convertido por aquel entonces en el papa Pablo VI. De ahí el
apodo de «banquero de Dios».

211
En 1975 Sindona favoreció el encuentro entre Calvi y Licio
Gelli. Gelli invitó a Calvi a entrar en la logia masónica P2, de
la que formaban parte diputados, magistrados, empresarios,
militares y miembros del servicio secreto italiano. No era solo
un Estado dentro del Estado, era una organización con un
claro objetivo político: convertir Italia en un país autoritario
controlando la prensa, reformando la república en sentido
presidencial y limitando el papel de los sindicados y de los
jueces.

Mientras tanto, Calvi había instaurado con el arzobispo


Marcinkus y el IOR un sistema para triangular fondos hacia
Luxemburgo, Suiza y las Bahamas. Dinero que se utilizaba
para financiar organizaciones como Solidarnosc en Polonia,
los Contras en Nicaragua y detener la influencia de
formaciones marxistas. Es el mismo Marcinkus a constituir,
en las islas Bahamas, la Cisapine Overseas: la sociedad donde
acaba el dinero a través de un sistema de compensaciones
entre instituciones financieras.

La situación se precipitó cuando las tapaderas que sostienen


los bancos de Sindona se desploman. El Franklin Bank
quebró, la Banca Privada acabó en administración concursal.
Sindona pidió ayuda a Calvi para tapar los agujeros, pero este
se la negó. La mañana del 13 noviembre de 1977 las calles de
Milán aparecieron tapizadas por carteles que denunciaban las
irregularidades del Banco Ambrosiano. Una venganza de
Sindona. Calvi esquivará las investigaciones solo porque el
juez titular es víctima de un atentado terrorista de un grupo de
extrema izquierda. El círculo estaba a punto de cerrarse sobre
los dos banqueros.

En 1979 Sindona pidió ayuda a Cosa Nostra para asesinar al


joven comisario Ambrosoli, encargado de la liquidación de
sus bancos. Escapó a EE.UU., pero tampoco allí estaba al
seguro: las investigaciones del FBI sobre la bancarrota del
Franklin (la más grave en EE.UU. hasta entonces) le
obligaron a simular un falso secuestro para huir de Nueva
York. La policía italiana descubrirá la P2 siguiendo la pista de

212
Sindona. Pasó por Austria, Grecia e Italia antes de reaparecer
en Nueva York y entregarse a las autoridades.

Lo encontrarán en una cabina telefónica, con una herida en la


pierna para dar credibilidad al falso secuestro. Durante los
desplazamientos de Sindona, la policía italiana identificó a
uno de los mafiosos que acompañaban al banquero. Sus
movimientos llevaron al chalet donde vivía Licio Gelli. En
una maleta encontraron la lista con los más de 900 miembros
inscritos a la P2.

El nombre de Calvi y de Sindona apareció en la lista. El


descubrimiento de la infiltración masónica en el Corriere della
Sera hundió el periódico y alentó las sospechas sobre la
verdadera naturaleza del Banco Ambrosiano. El regulador
italiano descubrió un agujero de más de 2000 millones de
dólares. El instituto de crédito estaba condenado a la
bancarrota cuando el IOR de Marcinkus, que había avalado la
mitad de la deuda del Ambrosiano, exigió la devolución de un
crédito de 1000 millones de dólares. La Iglesia dio la espalda
a su antiguo socio de negocios.

Calvi fue detenido en 1981, pero obtuvo la libertad


provisional a la espera del juicio. Para salvarse pidió ayuda a
la mafia y consiguió fugarse a Londres. La principal plaza
financiera de Europa era también una de las principales bases
de operaciones de Cosa Nostra. Aquí Calvi buscó una
solución para él y su Banco, o al menos para vengarse de
quienes lo habían traicionado. Lo único que encontró fue la
muerte, colgado debajo del puente de los Frailes Negros, con
los bolsillos llenos de piedras y con 15 000 dólares.

1982: El anticuario Giorgio Di Nuncio

1982: El cardenal Benelli de Florencia

1985: El ex ministro de Relaciones Exteriores de España,


Gregorio López-Bravo

1985: El banquero Ricardo Tejero

213
1986: El empresario marítimo José María Aristrain

1986: El mafioso Michele Sindona

1986: Un fallido intento de asesinato del empresario español


Ruiz-Mateos

1986: El juez del tribunal constitucional Manuel García


Pelayo

1994: El arzobispo salvadoreño Rivera Damas

1998: El director de la filial del Banco Vaticano en Nápoles,


Aldo Palumbo

El sacerdote Giuliano Ferrari fue encontrado muerto en un


compartimiento vacío del tren expreso Ginebra – Paris.
Aparentemente murió a causa de un «fulminante ataque
cardíaco». Ya en 1969 se trató de envenenarlo lentamente con
digitalis glucosides. Esta droga produce fallos cardíacos.

Ferrari llamó a la Iglesia romana, «la empresa financiera más


grande y sucia del mundo». Karlheinz Deschner especula si
no habría sido una víctima del Vaticano. Según la opinión de
Ferrari, los sacerdotes latinoamericanos Camilo Torres y
Oscar Romero, también fueron víctimas del Vaticano. Ferrari
dijo poco antes de su muerte: «El crimen más reciente del
Vaticano fue el asesinato de mi amigo, el arzobispo Oscar
Romero, en San Salvador».

En la mañana del 18 de junio de 1982 el banquero milanés,


Roberto Calvi, fue encontrado colgando bajo un puente del
Támesis. Él fue encubridor y participante de uno de los
grandes escándalos financieros que fue provocado por el
Vaticano. Él le dijo a su hija poco antes de morir: «Los curas
van a ser mi fin».

Su esposa, Clara Calvi, dijo en una entrevista: «Con seguridad


fueron los curas del Vaticano». Esto nos lo dijo Roberto antes.
Matar a alguien no es pecado para ellos, así se lo dijeron.

214
Ellos solo liberarían un alma de un cuerpo». Al anterior
consejero financiero del Vaticano, Leopold Ledl, le dijo Calvi
días antes de su muerte en su huida a Londres: «Marcinkus
quiere mi cabeza».

El lunes 4 de mayo de 1998 fueron asesinadas tres personas.

La versión oficial: El guardia suizo, Céderic Tornay, habría


asesinado al teniente Estermann y a su esposa Gladis Meza
Romero, para luego dispararse a sí mismo. Un grupo de
clérigos y laicos perteneciente al Vaticano, que quieren
permanecer en el anonimato, lo ven de otra manera. Ellos
escribieron un libro en Italia sobre este tema, con el título:»
Mentiras sangrientas en el Vaticano». En Alemania apareció
este libro con el título: «Ihr habt getötet».

En su libro exponen sus reflexiones de cómo se pudo haber


llegado a este asesinato, quién fue el beneficiario y enumeran
muchas incongruencias hasta la carta falsificada de despedida
del supuesto asesino. La madre de Céderic afirma que hay
alguien en el Vaticano que podría aclarar la verdad, pero éste
habría desaparecido de repente. Ella tiene miedo, porque
delegados del Vaticano fueron a visitarla a Suiza, para
presionarla y requerir su silencio.

Según datos de este grupo colaborador anónimo del Vaticano,


que se hacen llamar los «Apóstoles de la verdad», en el
Vaticano habría una «sangrienta guerra de sucesión»,
desencadenada entre los remanentes de la tristemente famosa
logia masónica P2 y el archiconservativo grupo
internacionalmente activo.

Los «apóstoles de la verdad» del Vaticano escriben que un


tenaz forcejeo entre el clan de los masones y este grupo
internacional, se reparten entre ellos «el gigantesco (político,
económico y logístico) poder del Vaticano, donde el Papa es
solo una imagen para el público».

A la muerte de Juan Pablo I (Albino Luciani) dicen que él


quería terminar con los dudosos negocios financieros, el

215
exagerado lujo y la corrupción dentro de la Iglesia oficial.
«Pero su pontificado fue notoriamente corto (solo 33 días).
Las circunstancias de su muerte fueron misteriosas, y su
cadáver fue tan rápidamente embalsamado, que fue imposible
hacerle una autopsia...»

SÚPER RICA MEDIANTE INGRESOS ADICIONALES

Los Papas encontraron constantemente nuevos caminos para


aumentar la fortuna propia y la de la Iglesia.

El papa Alejandro VI simplemente dejó libre a asesinos –


contra una pequeña contribución, naturalmente. Él decía: «El
señor no quiere la muerte del pecador, sino que pague y que
viva». Con un promedio aproximado de 14 asesinatos diarios
en Roma, éste era un negocio muy rentable. Este mismo Papa
le permitió a un noble cometer incesto con su hermana, por el
pago de 24 000 piezas de oro. Pedro Mendoza, cardenal de
Valencia, le compró al Papa el permiso para llamar a su niño
de placer, su «hijo carnal».

Nigel Cawthorne escribe en su crónica de escándalos del


Vaticano sobre el papa Bonifacio IX: «Él fue un asesino,
quién mediante la venta de cargos (simonía) llenaba las arcas
vacías del Vaticano. Además, gestionaba el tráfico de
indulgencias e impuso tributaciones sobre la canonización de
santos, o la extensión de certificados de autenticidad por
reliquias recientemente descubiertas, como por ejemplo el
prepucio de Jesús». También con las cruzadas los conventos
tuvieron buenas ganancias, porque tomaban las tierras de los
cruzados como prenda, que en caso de muerte, pasaban a
manos de éstos.

SÚPER RICA EN BASE A LA PROSTITUCIÓN

Hubo Papas y obispos que se enriquecieron mediante la


prostitución, y para esto mantenían prostíbulos propios.

216
Para poder financiar una guerra contra los turcos, el papa
Sixto IV (1471-1484) construyó en Roma un elegante
prostíbulo para ambos sexos. Sus cortesanas le habrían
pagado cada semana un «Julio» de oro, lo que significaban
ingresos anuales de unos 26 mil ducados.

En tiempos del papa Clemente VI (1342-1352), las prostitutas


eran tan numerosas, que el papa Clemente les impuso un
impuesto. El historiador Joseph McCabe encontró un
documento del cual se dilucida que funcionarios papales
«compraron un hermoso, nuevo y atractivo prostíbulo» de la
viuda de un médico. En el documento se registra que la
compra se hizo «en nombre de nuestro señor Jesucristo».

En Alemania se había desarrollado una nueva forma de


prostitución en los templos. En la catedral de Estrasburgo
circulaban las prostitutas. Lo que hay que saber al respecto: El
obispo de Estrasburgo administraba un prostíbulo.

Se dice que el decano de la catedral de Würzburg tenía el


derecho legal de recibir anualmente, de cada pueblo de su
diócesis, un caballo, una comida y una muchacha joven.

Una forma directa de prostitución en los templos fue


reestablecida en Roma en el siglo XIII. Todas las prostitutas
locales fueron reunidas y enviadas a trabajar a la capilla
subterránea de la iglesia de Santa María, rodeadas de los
objetos más santos de la cristiandad. El papa Julio II dispuso
el 2 de Julio de 1510 en una bula papal la instalación de un
burdel, en el cual mujeres jóvenes podían ejercer su profesión.

Los siguientes Papas, León X y Clemente VII, consentían


igualmente este establecimiento, bajo la condición de que un
cuarto del total de los bienes de las mujeres que allí
trabajaban, después de su muerte pasaran al poder de las
monjas de Sainte-Marie-Madeleine. «Poligamia, sodomía e
incesto fueron los vicios menores de los Papas ...»

217
SÚPER RICA POR SUBVENCIONES DEL ESTADO

En Alemania, la Iglesia y el Estado, comparten la misma


cama, a pesar de que la Constitución dice otra cosa. Las
consecuencias: El estado toma el dinero de los ciudadanos - y
a las Iglesias ricas les es dado por delante y por detrás ¡Más
de 15 mil millones cada año! O los políticos están tan
perturbados, que no se dan cuenta, o están dependientes de la
Iglesia y tienen miedo.

Existe la sensación de que las Iglesias tienen desde hace


tiempo a los políticos en sus bolsillos y les pueden exigir lo
que quieran – los políticos pagan sumisos, agradecidos y de
forma voluntaria según la divisa: «Manténganlos tontos – y
yo los mantengo pobres ...»

Desde siempre, la Iglesia usa al Estado, y con esto al pueblo,


como «vaca lechera». Se deja pagar muchas cosas del Estado:

Sueldos de los obispos, cardenales, arzobispos y obispos


auxiliares.
Sueldos de canónicos y consistorios.
Sueldos de vicarios y sacristanes.
Sueldos de secretarios de los obispos.
Obispos militares y pastores militares.
Reparaciones y mantenimiento de innumerables iglesias y
construcciones eclesiales.
La formación de curas y teólogos.
Clases confesionales de religión en escuelas públicas.

Millones de exigencias de la época napoleónica, que


generalmente deben ser pagadas por municipios
empobrecidos. (Esto no es un mal chiste) Incluso el incienso,
el vino de misa y los trajes, en el caso de asistencia espiritual
en el ejército, son pagados por el Estado.

Con el dinero del pueblo se financian también la mayoría de


los costes de las instalaciones (aprox. 90%, equivalente a unos

218
10 millones de euros anuales). Raras veces ponen la mano en
sus propios bolsillos (a pesar de un patrimonio de 500 mil
millones de euros). Y sin embargo tienen la potestad: El que
se casa con una divorciada, es amenazado de ser expulsado de
una institución católica, etc.

La guinda encima del pastel: También los musulmanes, ateos


y los que se salieron de las Iglesias tienen que pagar los
sueldos de los obispos católicos, ya que el dinero es sacado
del arca común de los impuestos (o sea no del impuesto
eclesiástico, como muchos creen).

Si una comunidad eclesiástica local construye por ejemplo un


nuevo jardín infantil, solo paga 1/3 de los costos, los 2/3
restantes los paga el Estado. La Iglesia, sin embargo, es la
única dueña (muchas veces el terreno es donado). De esta
manera aumenta constantemente la propiedad en inmuebles y
terrenos de la Iglesia. Esto y mucho más es «el secreto del
Estado y de la Iglesia».

Todo el escándalo salió a la luz a finales de enero del año


2012, durante la emisión de un programa de televisión en
Italia llamado Gli intoccabili. El periodista Gianluigi Nuzzi,
quien se encargó de publicar las cartas dirigidas al Papa de
Carlo Maria Viganò, quien fuera secretario general de la
Gobernación de la Ciudad del Vaticano. En dichas cartas,
Carlo Maria Viganò pedía no ser transferido tras los diversos
actos corruptivos en los que se veía implicado, acción que
costó millones a la Santa Sede.

El nombre popular de «Vatileaks» es una combinación entre


Vaticano y WikiLeaks, una organización que publica informes
anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en
materia de interés público. Durante los meses siguientes, la
importancia de la noticia se intensificó, cuando los mismos
documentos se filtraron a más periodistas italianos.

Dichos documentos contenían historias que revelaban la


constante lucha por el poder dentro del Vaticano, sobre los
intentos por demostrar transparencia financiera y el

219
cumplimiento con las normas internacionales contra el lavado
de dinero. A principios de 2012, una carta anónima encabezó
los titulares al contener una advertencia de amenaza a
Benedicto XVI. Poco a poco el escándalo se hizo más
conocido y en mayo de 2012, Nuzzi publicó su libro titulado
Su Santidad: los papeles secretos de Benedicto XVI, el cual
consiste en la recopilación de cartas confidenciales entre el
papa Benedicto XVI y su secretario personal. Es un libro
controvertido ya que proyecta una imagen del Vaticano como
un semillero de celos, intriga y una constante lucha entre las
facciones. El libro revela detalles acerca de las finanzas
personales del Papa, incluyendo ciertas historias de sobornos
realizados para tener una audiencia con él.

En fuertes declaraciones ante un tribunal que lo está juzgando


por robo de documentos secretos del Vaticano, el ex
mayordomo del Papa, Paulo Gabriele, sostuvo que Benedicto
XVI es «fácil de manipular». «En mi posición yo podía ver
cómo ciertas situaciones eran percibidas por la gente y cómo
eran vistas por aquellos en la cúpula», dijo Gabriele a los
jueces, a quienes reveló que hablaba de los asuntos de la
iglesia con el Papa cuando comían.

«Empecé a pensar que era fácil manipular a una persona que


tiene tan enorme poder en sus manos», sostuvo. Y agregó: «A
veces el Papa hacía preguntas sobre cosas de las que debería
haber estado informado». El ex mayordomo, que confesó el
robo de los documentos, por lo que podría ser condenado a
cuatro años de cárcel, aseguró asimismo que no tuvo
cómplices y que tampoco recibió dinero por hacerlo.

«En lo que respecta al robo con agravante, no me siento


culpable», indicó, sin embargo. «Pero me siento culpable de
haber abusado de la confianza que puso en mí el Santo
Padre».

Gabriele, conocido como «Paoletto», acudió al juicio con un


impecable traje gris, camisa blanca y una corbata gris oscura.
Al principio se le vio masticar caramelos y dio la impresión
de cansancio.

220
Aseguró que desde hacía tiempo recogía documentos del
despacho del secretario del Papa y los fotocopiaba, pero que
su intención en un principio no era la de filtrarlos para que se
publicaran en un libro, como al final ocurrió. Manifestó que la
situación de «desconcierto» que veía en el Vaticano fue la que
le llevó a reunir documentos y fotocopiarlos. «No era tan
iluso como para no saber que pagaría las consecuencias, pero
no me considero el único que ha pasado documentos (del
Vaticano) a la prensa», contestó al fiscal.

Según dijo, los documentos los copió para él, sin considerar
difundirlos. Sin embargo, en el Vaticano lo acusan de darlos a
un periodista. Respecto de su detención, se quejó de haber
sido encerrado en una celda en la que no podía estirar los
brazos y en la que faltaba aire. La primera noche, dijo,
«incluso me negaron una almohada para dormir».

La policía vaticana, por su parte, negó que sufriera maltrato


en prisión. En un comunicado, confirmó que estuvo en una
celda de aislamiento «unos 20 días». Pero la policía insiste en
que esa celda «cumplía los estándares de detención aplicados
en otros países en casos similares». También confirmó que la
luz se mantuvo encendida en todo momento, una medida que
podría ser considerado maltrato, pero señaló que le concedió
un antifaz para cubrir sus ojos durante la noche. La luz, añade,
pretendía «evitar posibles actos de autolesión y servía a
motivos de seguridad», dijo la policía. Además, señala que
Gabriele pidió que la luz se mantuviera encendida en los
siguientes días, porque así se sentía acompañado.

En el domicilio de Gabriele encontraron miles de


documentos, muchos de ellos originales, procedentes del
despacho del secretario del Papa, así como el cheque por
valor de 100 000 euros donado al Papa por la Universidad
Católica de Murcia (España), una supuesta pepita de oro y un
ejemplar de la Eneida de 1512, que el acusado insistió en que
no sabía cómo habían llegado hasta ahí.

221
NOTAS
Cristianos libres por el Cristo del Sermón de la Montaña.
www.freie-christen.com/riqueza_de_la_iglesia.html↵

222
CAPÍTULO XII

VATILEAKS 2

El Vaticano ha vivido una nueva polémica de filtración de


documentos reservados. El sacerdote español Lucio Vallejo
Balda y la italiana Francesca Chaouqui fueron detenidos. El
sacerdote español, vinculado al Opus Dei, sigue bajo arresto
mientras que la ex asesora se declara inocente y le acusa a él.
Este caso ya ha sido bautizado como Vatileaks 2, en alusión al
escándalo surgido en 2012 con la revelación de parte de la
correspondencia del entonces papa Benedicto XVI por su
mayordomo.

Francesca Chaouqui y Lucio Vallejo

El segundo Vatileaks tiene en común con el primero a uno de


los protagonistas, el periodista Gianluigi Nuzzi. Él fue el
escritor del libro Su Santidad, con las filtraciones de Paolo
Gabrielli, el mayordomo de Benedicto XVI que reveló los
documentos para el libro antes mentado. Gabrielli sigue
todavía preso por esas filtraciones.

223
Se publicaron dos libros basados en los documentos
presuntamente filtrados por los dos detenidos: Via Crucis de
Gianluigi Nuzzi y Avarizia de Emiliano Fittipaldi. Los dos
revelan irregularidades en las finanzas de la Santa Sede y la
persistencia de privilegios, al tiempo que confirman la
intención reformadora del Papa.

Estas tensiones se enmarcan en un Vaticano con graves


problemas económicos, como un «agujero negro» en su
Sistema de Pensiones que en febrero de 2014 presentaba un
déficit de entre 700 y 800 millones de euros. Ante esta
situación el Papa tomó una decisión «sin precedentes», la
creación de la Comisión investigadora de los organismos
económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA),
coordinada por el sacerdote español ahora en prisión.

Ambos autores dieron un avance a la prensa las dos


publicaciones y se conocieron algunos episodios. «Vatileaks 1
se refiere a una serie de cartas privadas que no contenían
noticias periodísticas. Esto no tiene nada que ver. Se habla de
documentos económicos, de intereses privados, con interés
informativo. Hay diferencias gigantescas entre las dos
historias», considera Fittipaldi.

—Una carta de un auditor de las finanzas vaticanas revela que


«hay una total ausencia de transparencia en los balances de la
Santa Sede».

—Incluye transcripciones de conversaciones privadas entre el


Papa y algunos cardenales. Francisco afirma en estas
grabaciones que «los gastos de la Curia están fuera de
control» y que «se han perdido 10 millones en una inversión
equivocada en Suiza». Asimismo, el Obispo de Roma explica
en esta supuesta conversación que el ecónomo del
arzobispado de Buenos Aires había invertido «en una
sociedad que fabricaba armas» cuando él era arzobispo de la
capital argentina.

224
—Otro documento desvela que el dinero que recoge el Óbolo
de San Pedro, la institución que gestiona las donaciones al
Papa para la beneficencia, va casi en su totalidad «a tapar los
números rojos de la Curia». En 2012, 14,1 millones de euros
fueron a parar a obras caritativas y 28,9 millones para gastos
de la Curia.

—También cuenta la existencia de alquileres de inmuebles


prácticamente a precios regalados o simbólicos y de cómo
cardenales y miembros de la Curia viven en apartamentos de
lujo que superan los 200 metros cuadrados. Ello contrasta con
la austeridad de la que hace gala el papa Francisco.

—En el Instituto de Obras de Religión (IOR), la banca


vaticana, mantienen cuentas personas que no son religiosos ni
pertenecen a ninguna orden y Juan Pablo I y Pablo VI aún son
titulares de cuentas con una suma considerable, con 296.151
dólares y 125 310 dólares, respectivamente.

—De la Fundación Bambin Gesú (Fundación Niño Jesús),


creada para ayudar al hospital pediátrico que gestiona el
Vaticano, salieron fondos para reformar el ático del
exsecretario de Estado Tarcisio Bertone tras su jubilación. «La
fundación, definida como un vehículo para la recaudación de
fondos para asistencia, investigación y actividad humanitaria
del Bambin Gesú ha saldado la factura de los trabajos para un
total de 200 000 euros», dice el periodista sobre el polémico
asunto del apartamento de Bertone. De esta fundación
también han salido fondos para alquilar, por ejemplo, «un
helicóptero por la bonita suma de 23 800 euros», dice el autor
en el libro.

—Gastos en los que incurrieron miembros de la jerarquía de


la Iglesia Católica, como el cardenal George Pell, prefecto de
la Secretaría Económica vaticana, quien habría desembolsado
«para él y sus amigos medio millón de euros en seis meses».

—El Vaticano «posee en Roma casas por un valor de 4000


millones de euros». Añade que ha tenido acceso a un

225
documento escrito «en inglés y en italiano y destinado al
cardenal Pell» que resume «por primera vez el verdadero
valor de todos los bienes inmuebles propiedad de las
instituciones del Vaticano». Según estos documentos, la Santa
Sede «posee inmuebles por un valor de 160 millones de
euros». Un documento reservado de la Comisión
investigadora de los organismos económicos y
administrativos de la Santa Sede (COSEA) con fecha 7 de
enero de 2014 «especifica que casi siempre los inmuebles son
registrados al costo de adquisición o al costo de donación, y
muchos edificios institucionales están valorados en un euro.
Por lo que es de esperar que el valor real sea mayor». El autor
calcula que el valor real de esas propiedades, unas 5000 solo
en la capital italiana, asciende a «cuatro mil millones de
euros».

—El IOR, no ha entregado al Banco de Italia la lista de las


personas que han protagonizado casos de fuga de capitales, «a
pesar de haberlo prometido». «En las fiscalías italianas, Roma
en primer lugar, y en el Banco de Italia se preguntan desde
hace tiempo si las cuentas sospechosas han sido finalmente
cerradas, o solamente bloqueadas o (están) durmientes a buen
recaudo en las cajas fuertes del Vaticano», escribe el autor.

—En los procesos de canonización se cobra a los familiares


de los candidatos a beatos o santos. «Hay algunos casos en los
que los parientes de las personas que han muerto y que están a
la espera de ser beatificados y canonizados pueden pagar
hasta 200 000, 300 000 o 400 000 euros», dice. Menciona el
caso de los más de 482 000 euros de la cuenta en el IOR por
la canonización de la española Francisca Ana de los Dolores y
ofrece datos sobre las aportaciones de diócesis de diferentes
países para tramitar ante la Santa Sede las causas de beatos y
santos. En esa publicación también se da a entender que la
rapidez de los procesos de canonización tiene mucha relación
con la cantidad de dinero aportada y se constata que las
diócesis más ricas son las que más pagan para obtener
reconocimiento de sus beatos y santos.

226
—En 2010 la mayor parte del dinero que se recogió con el
Óbolo de San Pedro fue destinada a «gastos ordinarios y
extraordinarios de dicasterios e instituciones de la Curia
romana» y no a los más necesitados. Ese fondo de
beneficencia tenía a fin de año hasta 378 millones de euros en
lugar de usar el dinero donado.

—El Vaticano tiene más de treinta millones de euros en


lingotes de oro y otros 33 millones, también en oro, que el
IOR tiene en la Reserva Federal estadounidense.

Nuzzi asegura que en el Vaticano existe una mentalidad que


se opone a los cambios con «obstáculos» y «venenos» y cree
que «todo esto ha frenado las reformas de Francisco».
Asegura que su nueva obra no está «ni a favor ni contra el
Papa» Francisco, sino que simplemente cuenta «hechos».

Emiliano Fittipaldi consideró que el Papa «está bastante


solo». «Espero que este libro demuestre a todos cuáles son las
reformas (...) que hay que hacer en la Iglesia, no solo una
reforma estructural o la creación de un nuevo dicasterio
(ministerio), sino que haya una verdadera transparencia», dijo
Fittipaldi a la prensa. «La Iglesia Universal tiene un
compromiso ético y moral, sobre todo para los creyentes, pero
también para los no creyentes y para los agnósticos (...)
Espero que el papa Francisco lo consiga. Debo decir que está
bastante solo», añadió.

LA RESPUESTA DEL VATICANO

El portavoz oficial del Vaticano, Federico Lombardi, ha


asegurado que la información sustraída de la Santa Sede y
filtrada a los medios, así como en dos libros que se publican
este jueves, «ya se conoce», al tiempo que ha lamentado que
con la difusión de este tipo de documentos no se reconozca el
esfuerzo del Papa por la transparencia pues solo generan
«confusión». «La publicación a granel de una gran cantidad
de información diferente, en gran parte vinculada a una fase

227
de la tarea ya superada, sin la posibilidad necesaria de
profundización y evaluación objetiva vez alcanza, en cambio,
el resultado (por desgracia en buena parte deseado) de crear la
impresión de lo contrario, de un reinado permanente de la
confusión, de la falta de transparencia, cuando no de la
búsqueda de intereses individuales o incorrectos», ha
lamentado el padre Lombardi en rueda de prensa en el
Vaticano.

«Así no se reconoce en absoluto el valor y el esfuerzo con los


que el Papa y sus colaboradores han enfrentado y siguen
enfrentando el reto de mejorar el uso de los bienes temporales
al servicio de los espirituales», ha asegurado.

«Sin embargo -ha añadido- esto es lo que debería ser más


apreciado y alentado en un trabajo correcto de información
para responder adecuadamente a las expectativas de la
opinión pública y las exigencias de la verdad». «El camino de
la buena administración, de la corrección y la transparencia,
continua y progresa sin incertidumbre. Esta es,
evidentemente, la voluntad de Francisco y desde luego no
faltan en el Vaticano los que colaboran con ella con plena
lealtad y con todas sus fuerzas», ha apostillado.

En su intervención, Lombardi ha señalado que, «en el curso


del tiempo estos temas retornan periódicamente, pero son
siempre motivo de curiosidad o de polémicas», por lo que ha
insistido en «tener la seriedad de profundizar en las
situaciones y los problemas específicos» y «distinguir donde
hay problemas que deben corregirse, oscuridades que deben
iluminarse, verdaderas irregularidades o ilegalidades que
deben eliminarse».

Lombardi ha reiterado que «buena parte de lo que se ha


publicado es el resultado de una divulgación de noticias y
documentos, de por sí reservados y por lo tanto ilegal, que,
por ese motivo, es perseguida penalmente según la decisión
de las autoridades competentes del Vaticano». En cualquier
caso, ha ofrecido una reflexión «sobre el contenido de lo
divulgado». «Se puede decir que por la mayor parte se trata de

228
información ya conocida, aunque a menudo con menos
amplitud y detalle, pero sobre todo hay que señalar que la
documentación publicada está relacionada en gran parte con
la notable recopilación de datos e informaciones puesta en
marcha por el Santo Padre en persona para llevar a cabo un
análisis y una reflexión acerca de la reforma y la mejora de la
situación administrativa del Vaticano y la Santa Sede», ha
asegurado.

Así, ha recordado que la COSEA (Comisión Referente de


Estudio y Guía sobre la Organización de las Estructuras
Económico-administrativas de la Santa Sede), de cuyo
archivo procede gran parte de la información publicada, fue
instituida por el Papa el 18 de julio 2013 para ese fin y
disuelta tras el cumplimiento de su encargo. «Por lo tanto, no
se trata, en su origen de informaciones obtenidas contra la
voluntad del Papa o de los responsables de las distintas
instituciones sino, en general, de información obtenida o
suministrada con la colaboración de esas mismas
instituciones, con el fin de cooperar en un objetivo positivo y
común», ha aclarado.

Lombardi ha puntualizado que «una gran cantidad de


información de esta naturaleza debe ser estudiada, entendida e
interpretada con cuidado, equilibrio y atención» y ha citado
como ejemplo la Caja de Pensiones, el Óbolo de San Pedro o
la cuestión de los fines y el uso de los bienes que pertenecen a
la Santa Sede. «Bienes que, analizados en conjunto, parecen
ingentes, cuando en realidad tienen el fin de sostener a lo
largo del tiempo amplísimas actividades de servicio cuya
gestión corre a cargo de la Santa Sede o instituciones con ella
relacionadas, tanto en Roma como en las diversas partes del
mundo», ha precisado, al tiempo que ha indicado que el
origen de la propiedad de estos bienes «es diverso y desde
hace tiempo están también disponibles varias herramientas
para conocer su historia y su evolución».

Por todo ello, ha calificado de «realidad objetiva e


incontrovertible» aspectos impulsados por el Papa como «la

229
reorganización de los dicasterios económicos, el
nombramiento del Auditor General, el buen funcionamiento
de las instituciones competentes para el control de las
actividades económicas y financieras, etc».

El secretario general de la Conferencia Episcopal italiana


(CEI), Nunzio Galantino, dijo este martes que las supuestas
filtraciones de documentos clasificados «seguramente» se
deben a que «alguien teme el proceso de renovación» del papa
Francisco. «Si es un ataque a la Iglesia, no sabría decir de
dónde viene. Seguramente de alguien que tiene miedo ante el
proceso de renovación que el papa Francisco está llevando
adelante», consideró Galantino en una entrevista en el canal
católico TV2000. «Creo que hay quien teme a una Iglesia que
empieza a ser inatacable en algunos puntos, que comienza a
ser más creíble también a los ojos de los no creyentes y esto
está haciendo perder la razón a alguno. Algunos ataques son
injustificables», añadió.

Galantino habló de una «oposición» en el seno de la Iglesia


católica a la que «le cuesta aceptar este cambio de paso».
«Ante propuestas tan radicales y fuertes (...) claro que puede
haber quien, muchos o pocos, no sé decirlo, puede que haya a
quien le cueste aceptar este cambio de paso», opinó. A su
juicio, «está claro» que hay quien pretende detener o
ralentizar el proceso reformista del pontífice argentino porque
«probablemente, y no quiero juzgar a nadie, algunos igual de
buena fe se han acostumbrado a algunas lógicas, algunos
modos de actuar, probablemente también a algunos
privilegios».

EL VATICANO ENTRE MISTERIOS SIN RESOLVER Y


ENCUBRIMIENTO

No es de extrañarse que el Vaticano sea un especialista en


encubrir situaciones que pasan dentro de sus muros y que todo
católico tiene derecho a saber, pero que el grupo de poder que
lo controla nunca ha permitido que se sepan estos misterios.

230
Hablando en la época moderna el Vaticano tiene poco más de
30 años encubriendo y protegiendo a una red de mentirosos
que tienen miedo que la verdad se sepa. Y sin irnos tan lejos
solo basta recordar los asesinatos de los Banqueros y el
escándalo del IOR, el asesinato de los miembros de la
Guardia Suiza en la década de los 90 y la supuesta muerte del
papa Juan Pablo I.

La prensa italiana amplia conocedora de la vida vaticana


afirma que «El Vaticano lo encubre todo», tituló Il Fatto
Quotidiano, uno de los periódicos que publicó material
filtrado por Gabriele, que tenía un acceso privilegiado a los
aposentos papales. La rápida condena contra el ex
mayordomo del Papa deja persistentes sospechas de que era
un peón en una intriga mucho más amplia en el Vaticano con
luchas intestinas en la corte papal y una presunta corrupción
en los niveles más altos de la Iglesia Católica.

A pesar del deseo del Vaticano de pasar página rápidamente


en uno de los peores escándalos de su historia reciente, el
juicio a Paolo Gabrielle por filtrar documentos
comprometidos ha dejado muchas preguntas sin resolver,
haciendo que algunos lo hayan considerado un encubrimiento.
El juicio se resolvió con una tremenda velocidad, después de
solo cuatro sesiones, y era un secreto a voces que acabaría
antes del sínodo mundial de obispos.

Aunque otros comentaristas fueron menos categóricos sobre


la posibilidad de un encubrimiento orquestado, la mayoría
estuvieron de acuerdo en que el juicio había dejado muchos
misterios sin solución e inexplicables contradicciones.

«Me parece que ha habido un claro esfuerzo por parte del


Vaticano para mantener cualquier revelación dentro de sus
muros», dijo John Allen, autor de numerosos libros de la
Iglesia Católica y el papado.

«Su intento por ser transparentes manteniendo el juicio en


primera plana ha tenido solo un éxito relativo», declaró a
Reuters. Gabriele fue sentenciado a 18 meses de reclusión,

231
que cumplirá en arresto domiciliario a la espera de una
dispensa papal.

Los documentos filtrados constituyen una de las mayores


crisis del papado de Benedicto XVI, abochornando al
Vaticano mientras trataba por superar una serie de escándalos
sobre abusos a menores en los que estaban relacionados
sacerdotes y una mala gestión de su banco.

Gabriele declaró a los investigadores que había actuado


porque vio «el mal y la corrupción por todos lados en la
Iglesia» y que se había escondido información al Papa.
Gabriele comenzó a acumular documentos en 2006, cuando
empezó a trabajar como mayordomo del Papa, pero algunos
se preguntan por qué no los filtró hasta este año. ¿Estaba
siguiendo órdenes de otras autoridades vaticanas? Como
miembro del pequeño y selecto grupo conocido como «la
familia papal», el privilegiado acceso del que disfrutaba
Gabriele era tal que era una de las menos de 10 personas que
tenían la llave del ascensor que accedía directamente a los
aposentos papales.

Muchos observadores vaticanos se muestran escépticos con


que un mayordomo pudiera haber actuado totalmente solo y
sugieren que pudo haber sido obligado a asumir todas las
culpas para esconder a personajes más importantes dentro de
la Santa Sede.

Así que si existen algunos vaticanistas que se empeñan en


afirmar que Gabrielle está loco o que actuó solo, están
totalmente mal, ya que en Italia bien se sabe que la lucha
intestina por el poder está más a flor de piel que nunca.

NOTAS
Andrés Beltramo Álvarez- Ciudad del Vaticano- Publicación: 05 de noviembre de
2015.

232
CAPÍTULO XIII

LAS LEYES DEL VATICANO

«LOS SILENCIOS DEL VATICANO»

El Vaticano, el Estado más pequeño del mundo, es


paradójicamente uno de los que posee la tasa más alta de
delitos con respecto a su densidad de población, según un
informe presentado por el Procurador General del Estado.

El magistrado de la Santa Sede, Nicola Picardi, quien por


primera vez presentó en público el informe, indicó que los
robos, la apropiación de bienes en forma ilícita, los engaños e
insultos a autoridades civiles o ministeriales, figuraban entre
los delitos más comunes del 2002.

Las víctimas de la mayoría de los robos registrados en el


Vaticano son los millones de turistas que cada año visitan la
basílica de San Pedro y los museos del Vaticano, quienes
denuncian los casos a las autoridades judiciales de la Santa
Sede. Según los datos, el 90 por ciento de las denuncias no se
aclaran nunca.

Miles de casos esperan fallo, entre ellos 397 por delitos


civiles y 608 por lo penal. En el 2002 el número de procesos
aumentó considerablemente: los magistrados del Papa
tuvieron que instruir 239 procesos, de los cuales 110 no han
sido resueltos. Entre 1998 y 2001 tan solo se iniciaron 118
juicios y entre 1972 y 1992, los procesos abiertos llegaron a
138.

El Vaticano, que cuenta con solo 527 ciudadanos, de los


cuales 287 residen en el extranjero, en general como personal

233
diplomático de la Santa Sede, hospeda como residentes a 252
personas, que no tienen la nacionalidad vaticana, pero que
trabajan para el Papa, entre ellos 120 Guardias Suizos.

Picardi denunció los síntomas alarmantes que amenazan el


sistema judicial del pequeño Estado y pidió que se se evite la
implosión de la estructura judicial del Vaticano. Los procesos
aumentaron y ahora se demoran como en Italia, lo que no es
razonable, comentó el procurador, quien pidió una serie de
reformas, así como la creación de un juez único. El actual
sistema, reformado por Juan Pablo II, prevé un juez único, un
tribunal de primera instancia, una corte de Apelación y un
tribunal de Casación.

Para el arzobispo Zenon Grocholewski, prefecto del Tribunal


de la Firma Apostólica, como se llama la Casación de la Santa
Sede, dado que el Vaticano no tiene cárceles, debería pagar a
Italia para que dé un techo a los condenados por sus
tribunales. No es cómodo para el Vaticano condenar a alguien
a la cárcel. Por fortuna ocurre raramente, dijo. Entre los casos
más graves registrados dentro de los palacios apostólicos fue
el asesinato en 1998 del comandante de la Guardia Suiza y su
esposa. El caso fue archivado y se concluyó rápidamente tras
una investigación que concluyo que el asesino, que se suicidó
inmediatamente después, era un caporal del mismo cuerpo.

Todos los números de la Justicia Civil Vaticana entre 2016 y


2017 fueron incluidos en un extenso informe confeccionado
para la apertura del año judicial 2018 por Gian Piero Milano,
el Promotor de Justicia del Estado Pontificio (una especie de
Procurador General en territorio papal).

El reporte incluye informaciones sobre delitos de todo tipo,


desde las simples violaciones al reglamento de tránsito hasta
estafas y falsificaciones. Todos estos hechos fueron
investigados tras la presentación denuncias presentadas ante
los cuerpos de seguridad vaticanos.

234
Por ejemplo, en el lapso de tiempo indicado se descubrieron
dos casos de «posesión y venta de sustancias estupefacientes»
y otros tantos de «depredación» sea al interior de la Basílica
Vaticana, de los Museos, de la farmacia y del economato. Por
estas situaciones cuatro personas fueron arrestadas.

Además, se realizaron pesquisas por 70 denuncias de robo, de


las cuales ocho fueron transmitidas a la Autoridad Judicial; 40
denuncias por daño y 27 denuncias por fraude.

Unidad móvil de la Gendarmería Vaticana.

La Gendarmería Vaticana redactó 247 reportes por


violaciones al código vial vigente, de las cuales 186 fueron
turnadas al Juez Único del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Se registraron 68 incidentes viales. El mismo cuerpo policial
realizó 9170 controles especiales sobre personas (empresas,
empleados, peatones) y 4045 sobre vehículos. Fueron
detenidas unas 61 personas, de las cuales 16 fueron turnadas a
la Inspección de la Policía del Estado Italiano (bajo un
convenio internacional) y otras 18 personas apercibidas.

Las autoridades judiciales también procesaron trámites, entre


ellos 296 certificados matrimoniales, 88 de ciudadanía, ocho
de residencia y 20 decesos. Realizaron 10 procedimientos, 24
audiencias, emitieron ocho sentencias y 12 ordenanzas. En el
campo de los delitos graves, el Promotor de Justicia reveló

235
que «recientemente» llegaron a su oficina dos denuncias por
«casos diferentes» en el «ámbito de los delitos contra los
menores».

«Las investigaciones iniciadas se encuentran en fase


preliminar y se conducen, debidamente, en la reserva más
absoluta por respeto a todos los sujetos involucrados» Pero
ofreció la «firme determinación» de aclarar los detalles y de
alcanzar la verdad, aunque los casos se encuentran
actualmente como hipótesis de delito. «La oficina conducirá
las pesquisas con extrema atención, sin descuidar nada, en
todas las direcciones». Además, señaló que dos funcionarios
del Instituto para las Obras de Religión (IOR) fueron
mandados a juicio acusados de concurso para lavado de
activos. Las sentencias, estableció, «son de publicación
inminente».

Terminada una investigación sobre los Legionarios de Cristo,


golpeados por los escándalos de su difunto fundador, el padre
Marcial Maciel Degollado, el Vaticano, que intervendrá esta
orden, por primera vez denunció ayer que Maciel tuvo «una
vida sin escrúpulos» y cometió «verdaderos delitos».

«La visita apostólica pudo confirmar que la conducta de padre


Maciel causó serias consecuencias en la vida y en la
estructura de la Legión, tales de requerir un camino de
profunda revisión», indicó un comunicado de la Santa Sede,
que confirmó que el Papa intervendrá con un comisario la
congregación, a la que le espera «un camino de purificación».

«Los gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos


del padre Maciel, confirmados por testimonios
incontrovertibles, configuran verdaderos delitos y manifiestan
una vida privada sin escrúpulos y sin un auténtico sentido
religioso», aseguró el Vaticano, que aludió así a los abusos
sexuales de menores y a la doble vida, con mujeres e hijos, de
los que fue hallado culpable el fundador.

236
Se trató de una realidad desconocida por gran parte de los
Legionarios, reconoció el Vaticano, «sobre todo debido al
sistema de relaciones construido por Maciel, que hábilmente
había sabido crearse coartadas, obtener confianza, confidencia
y silencio de quienes lo rodeaban, para reforzar su propio rol
de fundador carismático», denunció el mismo texto, que por
primera vez tocó un tema hasta hace poco tabú, justo en
medio del escándalo que sacude a la Iglesia por los casos de
abusos de menores por parte de sacerdotes.

Protegido por una red de amistades dentro y fuera del


Vaticano, pese a las denuncias, Maciel (1920-2008) logró
ocultar su vida escandalosa durante décadas. Y solo llegó a
ser suspendido a divinis en 2006, ya viejo y enfermo, después
de haber sido puesto en 2004 bajo una investigación canónica
impulsada por Joseph Ratzinger, entonces titular de la
Congregación para la Doctrina de la Fe.

Benedicto XVI, su segundo, el secretario de Estado, Tarcisio


Bertone, y otros altos prelados, se reunieron con los cinco
obispos encargados de inspeccionar, a la orden mexicana, tan
poderosa que también es llamada «Los millonarios de Cristo».

«LOS MILLONARIOS DE CRISTO»

Raúl Olmos ofrece una de las investigaciones más acuciosas y


detalladas del periodismo mexicano. Durante cinco años, el
periodista guanajuatense (director de la unidad de
investigación del diario AM de León) escudriñó cientos de
reportes financieros, fiscales y contables —muchos de ellos
exclusivos— de las empresas relacionadas con los
legionarios.

Su libro está poblado de hallazgos periodísticos. Lo que


Olmos encuentra, en general, es una maraña complejísima de
empresas reales y de membrete (llamadas «empresas
fantasmas» porque carecen de domicilio o activos) de Marcial
Maciel y sus cercanos:

237
«La legión cuenta con una estructura de más de 300 empresas
constituidas como sociedades anónimas o sociedades civiles
[…] más de 100 inmobiliarias, una agencia de viajes,
despachos de consultoría, una comercializadora de ropa para
dama, una agencia internacional de noticias…», informa
Olmos. solo en México, la congregación recibe unos 8 mil
millones de pesos al año a través de 161 organizaciones
supuestamente filantrópicas.

Tras la pista del dinero, Olmos lleva al lector a los paraísos


fiscales del mundo: Panamá, Liechtenstein, la isla de Jersey,
las Antillas Holandesas, Delaware (Estados Unidos) y
Singapur. Los legionarios establecieron empresas en los
países o estados que les permitieron ocultar a sus dueños,
triangular millones de euros o dólares y hacer inversiones
inconfesables.

«Invierta sin pecar», predican los legionarios a sus


empresarios afines. Pero sus millones capitalizan empresas
que fabrican armas, bombas y helicópteros artillados, y que
sirvieron para arrasar poblaciones en la segunda guerra de
Iraq; en cerveceras trasnacionales o en farmacéuticas que
producen condones (¡Santo Niño de Atocha!).

Para quien no lo recuerde, la Legión de Cristo la fundó, en


1941, Marcial Maciel, un sacerdote michoacano con una
doble vida: para sus seguidores era un santo en vida. En 60
años la Legión tenía ya 600 sacerdotes y dos mil 500
seminaristas. Un éxito que, decían los legionarios, era un
milagro de Dios.

Periodistas e historiadores (valientes todos, porque


enfrentarse a la Legión podía costar el empleo) descubrieron
que la congregación, en realidad, le funcionaba a Maciel
como una estructura de encubrimiento de decenas de abusos
sexuales cometidos contra seminaristas, la mayoría menores
de edad. El santo varón tenía por lo menos dos familias,
múltiples identidades, varios hijos (abusó de dos de ellos) y se
daba una vida de sultán: los mejores hoteles y restaurantes y
las casas más lujosas.

238
Esas historias ya las sabíamos por los testimonios valerosos
de José Barba y otros ex legionarios, y el trabajo acucioso de
periodistas como Gerald Renner y Jason Berry, o del
historiador Fernando M. González, biógrafo de Maciel. Ahora
Raúl Olmos ha venido a llenar un vacío: la historia del
entramado financiero y empresarial de la Legión. Gracias a su
trabajo conocemos que la orden religiosa no solo fue una red
de encubrimiento sino también de acumulación de capital.

Por eso uno de los capítulos más impactantes acaso sea «El
imperio inmobiliario»: Maciel y la cúpula legionaria se dieron
las mansiones más exquisitas en Sorrento (costa del
Mediterráneo); en Vero Beach, Florida; en Arcadia y
Cupertino, dos de las zonas más exclusivas de California; un
edificio frente a Central Park, Nueva York, o 30 hectáreas en
Atlanta. Y mucho más.

La propiedad que más llama la atención, sin embargo, es la


residencia de Jacksonville, Florida, que la Legión compró
para el retiro de su patriarca. Tras los testimonios irrefutables
de pedofilia, el papa Benedicto le había ordenado apartarse a
una vida de oración y penitencia, pero Maciel mejor se
hospedó en una mansión de siete recámaras, piscina techada,
cine y vista a un lago. Ahí murió rodeado de curas legionarios
y de su esposa e hija, ambas de nombre Norma. A su cadáver
lo vistieron con ornamentos sacerdotales para su inhumación.

Por el libro desfilan los nombres de los operadores financieros


de Maciel, todos ellos sacerdotes ordenados: Luis Garza
Medina, Evaristo Sada Derby, Juan Manuel Dueñas Rojas…
Y las denominaciones de decenas de empresas que,
agrupadas, forman holdings, como Fidelis International, una
gran inmobiliaria que, a su vez, forma parte de Integer, el gran
holding financiero.

La lista podría seguir. Me detengo solo en un caso


paradigmático: el banco Compartamos, una microfinanciadora
para los pobres. Raúl Olmos demuestra que fue una creación
de los Legionarios de Cristo a través de José Ignacio Ávalos

239
(también a la cabeza de Un Kilo de Ayuda). Compartamos
incrementó su capital 342 mil veces en quince años, gracias a
transferencias legionarias y a los microcréditos con intereses
de hasta 70% anual. Es más rentable que Bancomer, Banamex
o HSBC.(*)

Maciel gustaba decir que «los pobres eran el mejor negocio»,


y, según Olmos, Compartamos Banco, Un Kilo de Ayuda y el
Teletón lo atestiguan: se han convertido en sus recaudadores
de millonarios donativos y réditos.

La Legión contó con el respaldo político y económico de


empresarios como Carlos Slim e incluso de jefes de Estado
como Vicente Fox. Lo que más llama la atención, sin
embargo, es que el apoyo de los hombres más poderosos del
país y a veces del mundo se mantuviera, casi sin excepciones,
incólume después de 1997, cuando nueve ex legionarios
dieron a conocer los abusos del fundador. E incluso se
sostuviera después de 2006, cuando el Vaticano retiró del
sacerdocio a Maciel. Maciel les dio la «Teología de la
Prosperidad» u opción preferencial por los ricos (términos del
antropólogo Elio Masferrer), que considera a la riqueza una
bendición de Dios. El legionario edificó un aparato eclesial a
gusto de la burguesía: sacerdotes de pedigrí, escuelas de niños
ricos, bodas en las playas del Caribe y recepciones con el
Papa a cambio de millonarios donativos.

La Legión de Cristo se torna así en el epítome del capitalismo


moderno —el neoliberalismo— donde todo se mercantiliza,
aun los bienes inmateriales como el confort espiritual o la
salvación de las almas. El éxito de la Legión radica en su
capacidad de fabricar un cristianismo para las élites. ¿Los
últimos serán los primeros? ¡Nunca! En la teología macielista
el Cielo está reservado para los más generosos bienhechores
de la Legión.

(*) Raúl Olmos. El imperio financiero de los Legionarios de Cristo, una mafia
empresarial disfrazada de congregación. México: Grijalbo, 2015.

240
Durante años la Iglesia católica justificó su inacción ante
Maciel en una supuesta ingenuidad. Según la narrativa oficial,
Maciel fue un criminal solitario que engañó por igual a san
Juan Pablo II, así como a decenas de cardenales, obispos y a
sus propios discípulos y asistentes. Esa narrativa ya no es
vigente. Con este libro, el Vaticano y el papa Francisco
disponen de elementos para intervenir en esa red mafiosa de
acumulación de riqueza. Si Francisco no lo hace será por
debilidad, cálculo político o complicidad, pero no por
desinformación.

«CAMINO DE PURIFICACIÓN (Versión Vaticana)»

Según el comunicado del Vaticano, durante la «visita


apostólica» los cinco obispos se reunieron con más de 1000
legionarios, recibieron «centenares» de testimonios escritos y
orales y viajaron a casi todas las casas religiosas de la
congregación. Además, se reunieron con miembros del
movimiento laico de la misma orden, «Regnum Christi».

Si bien los obispos estuvieron «con un gran número de


religiosos ejemplares, honestos, llenos de talento, que buscan
a Cristo con auténtico empeño», también constataron que el
engaño cometido por el inescrupuloso Maciel hace necesario
«un camino de revisión profunda» de la orden. «El
descubrimiento de la verdad sobre el fundador ha provocado,
en los miembros de la Legión, sorpresa, desconcierto y
profundo dolor», indicó la Santa Sede.

¿Por esto el Vaticano considera necesario «redefinir el


carisma de la congregación, preservando el núcleo verdadero,
el de milicia de Cristo»? reexaminar el ejercicio de autoridad,
y preservar el entusiasmo de la fe de los jóvenes, el
compromiso misionero, el dinamismo apostólico, a través de
una adecuada formación.

«El Santo Padre quiere reasegurar a todos los legionarios que


no serán dejados solos: la Iglesia tiene la firme voluntad de

241
acompañarlos en el camino de purificación», agregó el
comunicado. «Este implicará también una confrontación
sincera con aquellos que, dentro y fuera de la Legión, fueron
víctimas de los abusos sexuales y del sistema de poder puesto
en acto por el fundador: a ellos se dirige el pensamiento y la
oración del Santo Padre», siguió.

Si bien se trató de un texto con palabras muy fuertes y jamás


pronunciadas contra Maciel -que confirma la voluntad del
Santo Padre de aplicar una tolerancia cero y de abrir una etapa
de transparencia-, el comunicado prefirió no profundizar
sobre ese «sistema de relaciones» construido por Maciel para
vivir casi toda su vida en el engaño y no ofreció respuestas a
muchas preguntas al respecto.

Una reciente investigación del National Catholic Repórter,


prestigioso semanario católico norteamericano, reveló que si
Maciel logró durante años evitar una investigación en su
contra fue porque durante el pontificado de Juan Pablo II pagó
sustanciales sumas de dinero a altísimos cargos de la Santa
Sede para asegurarse su apoyo. Entre ellos, tres nombres
mencionados importantes son: Angelo Sodano (secretario de
Estado Vaticano entre 1990 y 2006 y hoy decano del Colegio
Cardenalicio), monseñor Stanislaw Dziwisz (secretario
personal de Juan Pablo II y hoy cardenal arzobispo de
Cracovia) y el español Eduardo Martínez Somalo
(camarlengo en el último cónclave).

242
CAPÍTULO XIV

LA DOBLE VIDA DEL PADRE


MACIEL

Marcial Maciel.

Fue a finales de los ochenta. Un legionario que había


trabajado durante algunos años como secretario personal del
P. Maciel impartía una de las habituales charlas en Roma.
Como era frecuente en la Legión, aquel hombre relataba en
tono grandilocuente un sinfín de anécdotas que ensalzaban la
figura de «Nuestro Padre». En el fundador todos veíamos un
santo y un hombre digno de admiración por su espíritu
emprendedor, su vida repleta de sinsabores granjeados por su
afán de llevar a término el plan de Dios, y un maestro que
alcanzaba un ideal de perfección que nosotros, pobres
mediocres, no lográbamos.

243
Mientras el discurso de aquella conferencia corría entre relato
y relato, algo llamó poderosamente mi atención:

–Una de mis experiencias más íntimas con Nuestro Padre–


nos contaba el sacerdote– fue tener que comunicarle la muerte
de Mamá Maurita (así llaman los legionarios a la madre del
fundador). Mamá Maurita murió el día de navidad de 1977 y
para mí fue muy tenso y triste no haber encontrado a Nuestro
Padre hasta ocho días después de haber enterrado a su madre.

—Recuerdo con toda nitidez que yo me quedé absorto al


escuchar ese relato. Si la madre del fundador había muerto el
día de Navidad, ¿dónde había pasado Nuestro Padre la
Navidad y el Año Nuevo? Porque las Constituciones dejan
claro que todos los legionarios deben pasarlas en la propia
comunidad. Para entonces yo ya había podido comprobar que
el P. Maciel no se ajustaba a las normas con que a nosotros
nos cuadriculaban la vida religiosa, pero no alcanzaba a
imaginarme que el fundador estuviera el periodo navideño
entero alejado de todo contacto con la Legión y con su propia
familia.

Tiempo después el P. José Félix Medina contaba a los


novicios de Cheshire, CT, (US) cómo Nuestro Padre con
frecuencia partía de viaje en solitario. Nos decía que nadie
sabe a dónde va ni los asuntos que lleva entre manos. –A él le
gusta ser discreto. –Sabemos que en sus viajes a veces ha
ayudado a congregaciones religiosas muy pobres. –Unas
monjas de Nayarit un día me comentaron que estaban
agradecidísimas al P. Maciel por toda la ayuda económica
recibida.

—Meses más tarde, los novicios estábamos en la quiete (el


único momento del día en que los hermanos pueden dialogar
entre ellos) cuando un hermano empezó a comentar que
Nuestro Padre tenía un pasaporte falso. –Está tan perseguido
en México que tiene que usar un pasaporte falso para no dejar
pistas. –¿Pero ¿cómo es posible? –preguntaba un hermano
norteamericano. –En mi tierra todo es posible con una buena

244
mordida –respondía otro mexicano. –Además, él tiene
permiso de la Santa Sede para estas cosas debido a su
posición tan delicada. –A veces es el Papa mismo el que le
pide gestiones delicadísimas.

Así circulaban entre los hermanos un sinfín de mentiras y


medias verdades sobre el idolatrado fundador. ¿Cómo pudo
Maciel llevar una doble vida, y que ésta fuese ajena a toda su
congregación? En realidad, no pudo. Sus más íntimos
colaboradores, y al final también la totalidad de los superiores
mayores, pudieron hacerse una idea más o menos nítida de
cuál era el modus vivendi de Marcial Maciel. El resto de los
legionarios solo podía percibirlo de soslayo. Los
acontecimientos les iban revelando poco a poco, no de golpe,
que el fundador no vivía como legionario; además muchos
pudieron comprobar que esa vida «impropia» contenía
profundas resquebrajaduras morales. Precisamente esta es la
razón por la que muchos de los que han sido superiores en la
Congregación ahora están defenestrados y proscritos: porque
se han desengañado del sistema y saben demasiadas cosas.

Marcial Maciel hacía las maletas con frecuencia. Casi la


mitad de las noches de su vida las pasó en hoteles o en casas
de vacaciones alquiladas, siempre de excelente calidad. El
secretario personal le acompañaba al aeropuerto y allí le
dejaba. El hombre que escribía a sus religiosos pidiéndoles
que no se quitaran la chaqueta negra en el avión porque era un
signo de «aseglaramiento», cuando viajaba, vestía un traje de
color discreto y corbata oscura, nunca traje clerical. No se
hubiera visto bien «de cura» viajando en 2primera».
Frecuentemente, ni siquiera el secretario personal sabía el
destino del viaje.

Y si el fundador no lo decía, el secretario no debía preguntar.


A veces Maciel le decía: «tengo la vuelta dentro de ocho días,
venga a recogerme». El billete podía sacarse en el mismo
aeropuerto. El coste, por supuesto, no era importante, él era el
único legionario dispensado de rendir cuentas. Se le proveía
de inagotables fondos porque no podía haber obstáculos

245
económicos para una misión de la envergadura que Dios le
estaba pidiendo al fundador. (Mientras él gastaba sin freno, en
Salamanca nos rompíamos la cabeza para ver como pedir
limosnas y apretarnos el cinturón porque con la devaluación
del peso mexicano de mediados de los ochenta la Legión
perdía millones.

Fue entonces cuando a los novicios nos empezaron a dar de


comer verdura medio podrida de la que sobraba en
Mercamadrid. Todavía no se había producido el milagro
americano del P. Anthony Bannon, que llenó de dólares las
arcas legionarias.) Muchas veces no estaba prefijado el
destino de sus viajes: había varios lugares del mundo donde él
encontraba lo que buscaba, y si un destino fallaba, valía otro:
sus paraísos eran más terrenales que celestiales.

Nadie, ni el mismísimo Vicario General, se atrevería a


preguntar por el paradero del P. Maciel, y si lo hacía alegando
alguna razón de peso, casi siempre obtendría una respuesta
evasiva del secretario personal, un «imposible encontrarle».

El que fuera Administrador General de la Congregación a


principios de los noventa, el entonces P. Stephen Fitcher, L.C.
ha declarado que cada vez que Maciel salía de Roma le
entregaba cinco mil dólares y otra cantidad equivalente en la
moneda del país al que iba a viajar: «él era para mí un héroe,
yo nunca le hubiera cuestionado», dijo Fitcher.
Posteriormente la cosa fue más sencilla, porque la
Administración General concedió al P. Maciel una tarjeta de
crédito American exprés Gold con la que pagar sus
elevadísimos gastos de una forma más discreta (Los
legionarios tienen prohibido el uso de tarjetas bancarias).

Así de simple, ni siquiera los Directores Territoriales, el


Vicario General, el Secretario General o el Secretario
personal… nadie sabía por dónde andaba el fundador la
mayor parte del tiempo. Los escasos días que pasaba visitando
comunidades, se hospedaba en Hoteles. Salía del centro
cuando los religiosos estaban en la capilla o cenando, aunque
siempre había algún rezagado que dejaba escapar su mirada

246
indiscreta. Otros llegamos a espiarle aposta, impresionados al
verle salir del centro que había visitado en «traje de seglar».
Casi nunca dormía en el Centro Comunitario. En algunas
ciudades tenía sus propias casas de uso particular: al menos en
Roma, México D.F., Cuernavaca, Cotija y Reajo del Roble,
Madrid. Algunas de esas casas eran conocidas y en ellas el P.
Maciel se dejaba acompañar por religiosos de la
Congregación, pero otras, como el piso del centro de Roma,
eran secretas. solo unos pocos de los cientos de legionarios
que vivían en la Ciudad Eterna sabían de su existencia.

¿Para qué usaba Marcial Maciel su piso de Roma teniendo


como tenía, estancias exclusivas tanto en la Dirección General
como en el Teologado? Sus habitaciones en el Teologado, que
solo usó unos pocos días en toda su vida, eran fácilmente
reconocibles para nosotros: eran las únicas ventanas con
extractores de aire acondicionado. Me consta que, durante un
periodo de tres años seguidos, Maciel solo usó esas
habitaciones cuatro días. Para los hermanos que compartían
esa ala del edificio era una mortificación, porque se les
obligaba a mudarse a otra zona. Alguno de los secretarios
particulares ha reconocido que en esas casas solía haber
publicaciones pornográficas.

Maciel no pasaba en la misma casa más de dos meses


seguidos: durante semanas enteras nadie sabía su paradero.
Algún vecino, tan ocioso como observador, ha comentado que
le vio pasar periodos de diez días en la costa italiana, de
vacaciones, con una familia, sin hacer la más mínima vida
religiosa. –«Ni siquiera celebraba o escuchaba misa el
domingo»- declara este testigo. He de confesar que cuando
recibí este testimonio nunca pensé que se trataba de su propia
familia.

Estos largos periodos de ausencia en solitario, frecuentísimos,


se mantienen desde los años cincuenta. En esa década la
Legión se hace económicamente fuerte con su primera obra
de apostolado, que también es la primera fuente de ingresos
no procedentes de donaciones. El P. Maciel, en su

247
autoconciencia, pasa de ser un pedigüeño a ser un empresario
como aquellos esposos de las ingenuas mujeres a las que
encandilaba con su presencia seductora. Los viajes
estrictamente de placer comenzaron entonces, en los
cincuenta.

Uno de los denunciantes por abusos sexuales escribió una


carta testimonial el año 1976, en la que recuerda las giras por
España, Italia y Marruecos, con el único fin de conseguir la
dolantina, el derivado de la morfina con el que el Maciel
«calmaba los fortísimos dolores intestinales» que le llevaban a
necesitar masajes libidinosos en la enfermería. Otros cuentan
las mismas peripecias, esta vez por Nueva York y Texas.

—Recuerdo su visita a Salamanca en los noventa, cuando yo


realizaba mi año de Humanidades. En el centro del colegio, en
el primer piso, frente al coro de la capilla, estaban las
estancias del fundador: una habitación doble con baño y un
despacho al que solo entraba el hermano que semanalmente se
encargaba de la limpieza. Cuando nos visitaba «Nuestro
Padre», solo usaba el despacho para tratar algún asunto o para
hablar con algún superior, aunque él prefería pasear por los
jardines. El dormitorio no lo usaba, si no era para la siesta,
puesto que, al caer la tarde, y siempre en el momento en que
estábamos todos en la capilla, o cenando en el comedor, él
salía con el secretario, que le llevaba al Parador de Salamanca
a dormir. Uno de esos días en que yo andaba perdido «fuera
de la voluntad de Dios», esto es, fuera de la actividad común
para todos, vi salir a mi fundador vestido con unas plumas
roc-noice y camisa blanca de cuello, despojado de la sotana y
de cualquier otra vestimenta clerical. Lo llevaban a dormir al
Parador. ¿Qué nos decían? —Nuestro Padre ha sufrido tanto
en la vida que es hipersensible. —Cualquier ruido le molesta.
—Tiene insomnio y a veces necesita medicarse para dormir.
—Por eso no puede quedarse con la comunidad, porque
hacemos mucho ruido y no descansa—. Sí, así era. Los
culpables de que Maciel tuviera que ir al Parador de
Salamanca a dormir éramos nosotros, que no sabíamos ser lo
suficientemente silenciosos.

248
Así las cosas, era muy difícil que un religioso estuviese todo
un día completo con el Superior General, a excepción de sus
propios secretarios particulares. Estos le duraban dos o tres
años, tras los cuales, o salían asustados de la congregación, o
terminaban viviendo a su manera la vida religiosa, algunos
algo tocados de la cabeza. Por otro lado, el P. Maciel no
escogía a sus secretarios por criterios de efectividad, sino por
criterios afectivos. El que le parecía más atractivo o empático,
ese era elegido. Ya por entonces, el P. Maciel adolecía de
desequilibrios afectivos y mendigaba cariño
inconscientemente, como tantos hombres.

Se nos decía que Nuestro Padre tenía un don especial para


adivinar cómo eran las personas con solo ver su fotografía.
¿Por qué? Porque cuando llegaba el momento de remover a
los religiosos, él tomaba decisiones sobre unos y otros
cambiándolos de destino pastoral, conociéndoles solo por una
fotografía que le mostraban del interesado. Lo hacía con total
seguridad y aplomo: al que veía más guapo o aparente le daba
el mejor puesto.

Eso sí, las horas que el fundador pasaba con la comunidad, su


conducta siempre era intachable: era una efigie perfecta, de
porte noble, ponderado, seguro de sí, con la respuesta
adecuada, con una caridad y un detalle externamente
exquisitos para con todos. Pero cuando raspabas, cuando
intentabas conocerle por dentro, entonces veías que nunca
hablaba de sí mismo, que no llegabas a saber quién era, que
escondía sus sentimientos y emociones. Solo conocíamos al
Maciel que él creía ser, no al que era de verdad. Cuando le
escuchabas en sus conferencias (las «questions») descubrías
algunos aspectos que chirriaban desde el sentir cristiano, pero
siempre encontrabas alguna justificación en tu interior; él
había realizado una ingente obra de Dios y no podía estar mal.

Hoy sabemos con certeza qué tipo de obras de caridad


realizaba en sus misteriosos viajes. Sabemos que no fue un
hombre «tocado» por Dios, sino un impostor que se dio una
buena vida a costa de sacrificios ajenos. Llevó dos vidas

249
paralelas y en lo único que coincidían el Maciel fundador y el
crápula era en las ansias de grandeza. Podemos comprender
que fue un hombre desarraigado y roto, que nunca tuvo un
hogar en la Legión, y que tampoco lo tuvo fuera. En esos
constantes viajes con los que llenaba su vida estaba siempre
huyendo de sí mismo como un cínico cuyo principal pecado
no fue la lujuria ni la codicia, sino la mentira.

NOTAS
EL PAIS. Juan G. Bedoya, 24 de enero de 2010.

250
CAPÍTULO XV

EL CARDENAL
COCCOPALMERIO

Nació en San Giuliano Milanese, archidiócesis de Milán


(Italia), el 6 de marzo de 1938. Recibió la ordenación
sacerdotal el 28 de junio de 1962. Se licenció en teología en la
facultad teológica de Italia septentrional, se doctoró en
derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de
Roma, y obtuvo el diploma en teología moral en la Pontificia
Academia Alfonsiana de la Urbe, y el doctorado en
jurisprudencia en la Universidad católica del Sagrado
Corazón, de Milán.

El 8 de abril de 1993, Juan Pablo II lo nombró obispo titular


de Celiana y auxiliar del archidiócesis de Milán; recibió la
ordenación episcopal el 22 de mayo del mismo año.
Benedicto XVI lo nombró presidente del Consejo pontificio
para los textos legislativos el 15 de febrero de 2007. Creado
cardenal diácono el 18 de febrero de 2012, recibió la birreta
roja y la Diaconía de San José de los Carpinteros.

CAPOZZI, SECRETARIO DE COCCOPALMERIO Y


TESORERO DEL VATICANO

El 6 de julio del 2017 la policía italiana irrumpió en un


apartamento dentro de la ciudad del Vaticano y realizó un
descubrimiento increíble: una orgía gay con drogas.

La Gendarmería Vaticana irrumpió en el apartamento del


exsecretario del Cardenal Francesco Coccopalmerio, ubicado
en el palacio donde antiguamente se encontraba el Santo
Oficio, luego de notar la venida constante de invitados al

251
apartamento del prelado, además de las sospechas que levantó
un auto lujoso con la placa de la Santa Sede que pertenecía al
religioso. Al entrar al apartamento, la policía encontró que se
desarrollaba una fiesta con luces rojas a base de droga.

El sacerdote fue encontrado cuando tenía relaciones sexuales


con varios hombres, en el apartamento donde vivió el papa
Joseph Ratzinger cando era cardenal, en un claro estado de
intoxicación El funcionario fue detenido por la Policía
vaticana y hospitalizado en la clínica Pío XI para su
desintoxicación; posteriormente, las autoridades vaticanas lo
enviaron a un «retiro espiritual» en un convento en Italia.

En su momento, la identidad del monseñor involucrado fue


ocultada por las autoridades. Sin embargo, hoy se dio a
conocer. El religioso involucrado en estos hechos fue el
monseñor Luigi Capozzi, quien se ordenó como sacerdote en
Amalfi el 19 diciembre de 1992. El 7 de mayo de 2007 fue
nombrado capellán de Su Santidad, y esto le valió el título de
Monseñor.

Actualmente estaba vinculado a la diócesis de Palestrina,


cerca de Roma, y es colaborador del Consejo Pontificio para
los Textos Legislativos, presidida por el cardenal Francesco
Coccopalmerio, de quien fue secretario. Además, Capozzi es
un experto en derecho canónico y teología dogmática. Tras la
intervención, Capozzi tuvo que pasar un período de retiro en
un monasterio y se encuentra actualmente en el hospital
Gemelli de Roma.

Sin embargo, el escándalo no termina ahí. Pues, el


apartamento está reservado para los superiores, prefectos,
presidentes o secretarios de la curia romana. Por lo tanto,
según la policía, el apartamento no es propio para el secretario
de un jefe de dicasterio, ni tampoco el auto en el que se
movilizaba un BMW con matrícula vaticana, que evitó que
fuera interceptado por la policía italiana.

El cardenal Coccopalmerio, quien ocupa el cargo del


presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos

252
y es aliado del papa Francisco, se vio salpicado por este gran
escándalo. En el Vaticano, existe un gran escepticismo a que
no supiera de las andanzas de su exsecretario y se dice que
solían trabajar juntos hasta muy tarde.

EMANUELA ORLANDI

El Vaticano insistió el sábado en que ha hecho todo lo posible


para resolver la desaparición en 1983 de la hija adolescente de
un empleado, y que no tiene objeciones para permitir la
inspección en la basílica de la tumba de un reputado hampón
perteneciente a una banda supuestamente vinculada con su
secuestro.

Emanuela Orlandi.

El vocero vaticano, reverendo Federico Lombardi, formuló la


aclaración después que la prensa conjeturó que el Vaticano
sabe algo que no ha revelado sobre la desaparición de
Emanuela Orlandi en Roma. Suscitó las especulaciones una
homilía de Viernes Santo el 6 de abril en la basílica de San
Pedro sobre el predicador papal en su alusión a que muchos
crímenes «atroces» quedan sin resolver.

Ante un auditorio que incluía al papa Benedicto XVI, el


predicador, Raniero Cantalamessa, hizo durante su homilía la
exhortación siguiente: «¡No lleves tu secreto a la tumba!» El
religioso no mencionó nombres ni crímenes específicos, pero

253
su inusual elección de tema para las reflexiones del Viernes
Santo suscitó conjeturas de que la apelación pudo haber
estado dirigida a algún dignatario de la Santa Sede con
conocimiento sobre el caso de Orlandi, que el Vaticano ha
considerado un secuestro.

Emanuela Orlandi tenía 15 años cuando desapareció después


de salir del departamento de su familia en el Vaticano para
asistir a una lección de música en Roma. Su padre era un
empleado laico de la Santa Sede.

Como desapareció dos años después del atentado contra el


papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, algunos, incluso
dignatarios del Vaticano, «compartieron la opinión
prevaleciente de que el secuestro pudo haber sido perpetrado
por alguna organización criminal para enviar mensajes o
presiones por el encarcelamiento e interrogatorio del atacante
del Papa», dijo Lombardi, aludiendo al pistolero turco
Mehmet Ali Agca.

Refiriéndose a las especulaciones recientes, Lombardi dijo en


una declaración escrita que «se han planteado dudas acerca de
si instituciones o personalidades del Vaticano hicieron todo lo
posible para contribuir a la búsqueda de la verdad sobre lo
que ocurrió». Lombardi dio detalles de los esfuerzos del
Vaticano por contribuir a la investigación.

«Para dar un ejemplo, los investigadores tuvieron acceso a la


central telefónica del Vaticano para oír posibles llamados de
los secuestradores», afirmó. Agregó que el Vaticano autorizó
a los investigadores italianos a interceptar el teléfono de la
familia de Orlandi y a hablar con la familia sin tener que
solicitar autorización a la Santa Sede.

«Todas las autoridades del Vaticano colaboraron», agregó.


«Según lo que sabemos, no hay nada oculto ni hay ‘secretos’
en el Vaticano sobre el tema».

Al parecer en la esperanza de acallar las especulaciones, el


Vaticano está dispuesto a permitir la inspección de la tumba

254
de un supuesto hampón en la iglesia romana Basílica dell’
Apollinaire, agregó. Hace cuatro años, la prensa italiana
atribuyó a una ex amante del muerto haber dicho que
hampones de la banda Magliana habían secuestrado y
asesinado a la niña. La mujer fue muerta a tiros en 1990
mientras andaba en motoneta por Roma.

Un supuesto documento vaticano filtrado a la prensa, echa


más misterio sobre la desaparición de una joven en los '80,
Emmanuela Orlandi, ciudadana vaticana, secuestrada en 1983
a los 15 años. Jamás apareció. Un grueso «dossier» que
posteriormente publicaron varios diarios italianos arrojó una
«bomba» sobre el caso que destapó todo tipo de ocultaciones
y falsas declaraciones que en su día se confesaron.

Un documento filtrado desde una oscura fuente vaticana a la


prensa y publicado por el «Corriere della Sera» y «La
Repubblica, los dos principales diarios italianos, es una
verdadera bomba que echa una luz siniestra sobre la
desaparición, el 22 de junio de 1983 de Emmanuela Orlandi,
ciudadana del Vaticano de 15 años, el caso que desde hace un
cuarto de siglo envenena de misterios a las cumbres de la
Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.

¿Verdadero o falso? Si es auténtico, se trata de un «dossier»


de casi 200 páginas en las que se detallan gastos por casi 500
millones de liras (unos 450 mil dólares), desde 1983 a 1997,
realizados por el Vaticano a propósito del «alejamiento
domiciliario» de Emmanuela, con muchos pagos realizados en
Londres. No se comprende bien si la chica estaba viva y bajo
el control de las autoridades vaticanas o quienes eran las
personas que albergaban en un hostal para jóvenes de los
padres de Scalabrini en la capital británica.

Si el documento es falso, el texto es una joya como «falso de


autor». Así denominan a los cuadros de los maestros de la
pintura realizados por falsarios muy talentosos. En realidad,
huele a auténtico y en ninguna de sus partes aclara si
Emmanuela estaba viva o muerta, lo que aumenta la ansiedad
y las incógnitas.

255
El documento que enumera los gastos hasta por
investigaciones y la acción del «comando 1», presuntamente
un grupo de «agentes» a las órdenes del Vaticano, bajo la
supervisión del secretario de Estado de los años ’80, cardenal
Agostino Casaroli, concluye abruptamente en 1997, cuando el
texto señala un «transferencia en el Vaticano y prácticas
finales». Da la impresión que Emmanuela puede haber muerto
entonces.

El misterio Orlandi es cada vez más difícil y oscuro. El


documento publicado en «La Repubblica» por el periodista de
investigación Emiliano Fittipaldi, forma parte de su libro de
próxima aparición «Los impostores».

El año pasado la justicia decidió archivar las causas e


investigaciones judiciales de esta pobre chica víctima de algo
terrible que no se termina de conocer, en medio de las
protestas de la familia, que piden ahora al papa Francisco que
publique todos los documentos secretos del Vaticano que
permitan al menos conjeturar razonablemente la verdad sobre
su desaparición. Hasta hoy esta legítima aspiración de la
familia Orlandi, que vive en el Vaticano, no ha sido
satisfecha. Muchos dicen que porque en torno al caso hay
tantos «esqueletos en el armario».

Según el texto de cinco páginas publicado por «La


Repubblica», redactado en marzo de 1998, está firmado por el
cardenal Lorenzo Antonelli, entonces jefe de la
Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSa). Está
dirigido a dos grandes personajes de la Curia Romana, los
cardenales Giovanni Battista Re y Jean-Louis Tauran.

Tauran fue quien anunció el 13 de marzo de 2013 el


«Habemus papam» desde el balcón de la basílica de San
Pedro, con la elección del argentino Jorge Bergoglio, flamante
papa Francisco. Tauran, francés de 73 años, enfermo del mal
de Parkinson, uno de los principales colaboradores de
Bergoglio, es prefecto de un dicasterio pontificio y
camarlengo de la Iglesia, un cargo estratégico de enorme

256
prestigio porque hace de puente entre el Papa que fue hasta
que elijan al que vendrá. Re, de 83 años, es vicedecano del
Sacro Colegio cardenalicio y goza también de una amplia
confianza del Papa argentino.

El informe, fechado en 1998, parece poner punto final a los


gastos realizados por el caso Orlandi. Allí se incluyen dineros
en investigaciones, dos internaciones en clínicas
ginecológicas londinenses y movimientos entre Londres y
Roma de muchos personajes.

Su contenido parece abrir una brecha en los misterios del caso


Orlandi, que dio lugar a numerosas pistas. En primer lugar, se
dijo que Emmanuela fue secuestrada por los cómplices turcos
de Alí Mehmet Agca, el turco que casi mató al papa Juan
Pablo II en la plaza San Pedro el 13 de mayo de 1981. «Fue
secuestrada para lograr mi libertad», dijo el mismo Agca.

También hubo otra historia en la que se la vínculó con la


banda de la Magliana, una formidable organización criminal
en Roma, con personajes mezclados con la mafia siciliana y
políticos del poder de entonces. A su vez, el más famoso
exorcista italiano, el padre Gabriele Amorth, quien murió el
año pasado, dijo que Emmanuela fue víctima de un festín
pedófilo en el Vaticano, en el que fue drogada y murió.

La justicia también procesó a un monseñor acusado de


pedofilia por posible vinculación con el caso, pero la pista se
perdió en la nada. La filtración del documento revuelve el
cuchillo de la memoria en los casos de «vatileaks», que
agitaron los años del pontificado de Benedicto XVI, Joseph
Ratzinger, y también durante el pontificado de Francisco. Es
posible que su difusión sea una manipulación de los que en
las sombras maniobran las guerras internas en el Vaticano
para demostrar que la guerra civil en la Curia Romana
continua.

257
NOTAS
Él es el hombre del escándalo de sexo y drogas en el Vaticano.
https://www.kienyke.com/noticias/sacerdore-escandalo-sexual-vaticano ↵

Emanuela Orlandi – esclava sexual y ritos satánicos en el Vaticano, según el


exorcista jefe.
https://lavozdelqueve.wordpress.com/.../emanuela-orlandi-esclava-sexual-y-ritos-
satan ↵

258
CAPÍTULO XVI

EL SANTO PADRE PIDE


PERDÓN

26/8/2018. El papa Francisco protagonizó la sorpresa en una


de las audiencias generales en la Plaza de San Pedro, donde
ha pedido públicamente «perdón» por «escándalos» sucedidos
en Roma y el Vaticano, aunque sin precisar a cuáles se refería.
Francisco mostró un semblante preocupado y lenta y
seriamente pronunció esas palabras, después de decir: «Sé que
Jesús es realista y es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay
del hombre que causa el escándalo!».

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, preguntado


posteriormente por la prensa se limitó a indicar: «Si el Papa
usa una fórmula de carácter general, es su elección. Si
quisiera ser más concreto, sabe muy bien cómo hacerlo».

DE LA PEDERASTIA A LAS INTRIGAS INTERNAS

Las interpretaciones sobre a qué se estaba refiriendo el Papa


se extendieron entre la prensa internacional que cubre la
información vaticana con referencias tanto a casos de
pederastia como a movimientos en la Curia en relación al
Sínodo de obispos que se celebra en el Vaticano.

También circularon como eventuales referencias papales el


caso de un sacerdote y teólogo polaco con cargo en el
Vaticano que reveló su homosexualidad y que tiene pareja
justo antes del comienzo del Sínodo.

La mención del Papa sigue a la evidente crispación en el


Vaticano y en el Sínodo por la publicación de una carta

259
enviada al pontífice firmada por 13 cardenales, aunque
algunos han asegurado que no lo hicieron, en la que
denunciaban cómo se está llevando a cabo la reunión de los
obispos sobre la familia.

Algunos cardenales confirmaron la existencia de la carta, pero


pusieron en duda el contenido publicado y la lista de los
firmantes. Ante el revuelo que causó su existencia, el
portavoz vaticano tachó ayer de «acto de disturbio» la
publicación de dicha misiva. El cardenal alemán Ludwig
Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe
(el antiguo Santo Oficio) y que también aparece entre los
firmantes, denunció que fuera publicada y hasta aseguró que
se está viviendo otro Vatileaks, el escándalo que afectó al
Vaticano en 2012 cuando se filtraron documentos reservados
del Papa a la prensa.

HOMOSEXUALIDAD DECLARADA Y SIN DECLARAR

El caso de la revelación de la homosexualidad del sacerdote


polaco Krzysztof Charamsa, teólogo de la Congregación para
la Doctrina de la Fe y secretario adjunto de la Comisión
Teológica, también se ha mencionado como posible referencia
de las palabras papales. Fue el propio Lombardi quien calificó
entonces las declaraciones de Charamsa de «muy graves e
irresponsables» al producirse a un día de que arrancara el
Sínodo, y anunció su expulsión de la Congregación.

Y, por último, la prensa se ha hecho eco recientemente de una


carta firmada por más de 100 fieles de la parroquia de Santa
Teresa de Ávila en Roma en la que denunciaban la presencia
en locales gais de la zona de un sacerdote, así como el
testimonio de una persona que habría tenido en varias
ocasiones relaciones sexuales pagadas con dicho cura.

Según este testimonio, del que ha sido advertido el vicario de


Roma, Agostino Vallini, esos encuentros sexuales se
producían en los locales de la parroquia y el cura habría
consumido además grandes cantidades de droga y alcohol.

260
PROTEGER LA INOCENCIA

La alusión de hoy del Papa a los «escándalos» precedió a una


catequesis destinada a tratar de las «promesas» que los
adultos hacen a los niños y de lo que ocurre cuando no se
cumplen, por lo que no faltaron las interpretaciones que
relacionaron aquellos con casos de pederastia.

«Cuando sucede lo contrario, los niños resultan heridos por un


'escándalo', por un escándalo insoportable, tanto más grave en
cuanto que no tienen los medios para descifrarlo. No pueden
entender qué ocurre», ha dicho el pontífice.

«Y querría añadir otra cosa con mucho respeto para todos,


pero con mucha franqueza: su espontánea confianza en Dios
no debería ser herida jamás, sobre todo cuando eso se produce
por el motivo de una cierta presunción, más o menos
inconsciente, de sustituirse a Él», agregó el Papa en una
jornada en la que volvió a ser protagonista indiscutible.

El jefe de los católicos añade así este año un capítulo más que
suma a la labor de intermediación entre Estados Unidos y
Cuba, y a la reforma del trámite de nulidad del matrimonio
eclesiástico que introduce la gratuidad, la sentencia única y la
decisión directa del obispo, otro paso hacia la transparencia,
«para acercarse a los fieles que se alejan ante las estructuras
jurídicas de la Iglesia a causa de las distancias física o moral».

INVESTIGACIONES Y DESTITUCIONES

En los últimos diez años la Santa Sede ha investigado más de


3000 casos de sacerdotes que supuestamente habían abusado
sexualmente de menores y, de ellos, casi 900 fueron
destituidos y apartados.

Hace un año, el representante permanente del Vaticano ante la


ONU en Ginebra, Silvano Tomasi reconoció que aunque «la
Santa Sede no tiene competencia para juzgar a los pederastas
fuera del Estado Vaticano, sí que realiza procedimientos

261
eclesiásticos contra aquellas personas sobre las que pesan
abusos a menores», apartando a los sacerdotes culpables si se
comprueba que han cometido el delito.

De 2004 a 2013 la Congregación para la Doctrina de la Fe


estudió 3420 casos creíbles de abusos a menores de 18 años.
De estos casos, 884 sacerdotes fueron separados de su
condición clerical.

«PEDIR PERDÓN NO ES SUFICIENTE»

Uno de los momentos más destacados de la visita del Papa fue


cuando pidió perdón a las víctimas de abusos sexuales, pero
para muchos de ellos las disculpas no alcanzaron.

El papa Francisco concluyó su visita de cuatro días a Chile,


que tuvo como uno de los puntos más destacados el tema de
los abusos sexuales cometidos contra menores por
representantes de la Iglesia. Seguramente uno de los
momentos más recordados de su viaje será su discurso
durante su primer acto oficial en Santiago, cuando pidió
perdón por esos abusos.

«No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que


siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de
ministros de la Iglesia», dijo ante la presidenta Michelle
Bachelet y las autoridades chilenas en la sede gubernamental
de La Moneda. «Es justo pedir perdón y apoyar con todas las
fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de
empeñarnos para que no se vuelva a repetir».

Sin embargo, para muchas de esas mismas víctimas las


disculpas del Sumo Pontífice no alcanzaron. En especial
cuando el Papa defendió abiertamente a un obispo acusado de
haber encubierto el caso de abuso sexual más resonante del
país, el llamado caso Karadima. «Son todas calumnias»: la
polémica defensa del papa Francisco al obispo Juan Barros,
acusado de encubrir abuso sexual de menores en Chile.

262
El caso involucra al sacerdote Fernando Karadima, un hombre
con poderosos contactos, que era párroco de uno de los
barrios más exclusivos de la capital y fue acusado de haber
abusado de menores en las décadas de 1980 y 1990.

El sacerdote Fernando Karadima compareció ante las cortes


en Santiago en 2015. Karadima fue suspendido de por vida
por el Vaticano en 2011 (siete años después de que sugieran
las denuncias) y también fue hallado culpable por la justicia
chilena. Sin embargo, no recibió una condena judicial porque
sus crímenes prescribieron.

Los tres hombres que lo denunciaron no fueron invitados a


formar parte del grupo de víctimas que se reunió con
Francisco de forma privada durante su visita a Chile.

El Papa y el obispo Juan Barros

LA DEFENSA A BARROS

Quienes denunciaron a Karadima también acusan a otro


prelado, Juan Barros -ex pupilo del sacerdote — de haber
encubierto sus delitos. A pesar de estas denuncias el Vaticano
nombró a Barros obispo de la sureña ciudad de Osorno en
2015, lo que causó, y sigue causando, malestar, no solo entre
las víctimas sino incluso en algunos sectores de la propia
iglesia chilena. Juan Barros, el controvertido obispo cuya
presencia encendió la ira de las víctimas de abuso sexual
durante la visita del papa Francisco a Chile.

263
La presencia de Barros en el acto en el cual el Papa pidió
perdón por los abusos también causó indignación entre los
que critican a Francisco. Pero lo que terminó de enfurecerlos
fueron las declaraciones que hizo durante su visita a la
norteña ciudad de Iquique, la última escala de su gira chilena.

El Papa, quien siempre apoyó a Barros, lo defendió


abiertamente, afirmando a periodistas locales que «no hay una
sola prueba en su contra» y que «todo es calumnia». El obispo
de la sureña ciudad de Osorno, Juan Barros, cuando asumió
en 2015 en medio de protestas. Derechos de autor de la
imagen Reuters A pesar de las fuertes denuncias en su contra
el Papa defendió al obispo Barros durante su visita a Chile,
afirmando que las acusaciones son una «calumnia».

«Como si uno hubiese podido sacarse una selfie o foto


mientras Karadima me abusaba a mí u otros con Juan Barros
parado al lado viéndolo todo», respondió con crudeza por
Twitter el periodista Juan Carlos Cruz, uno de los
denunciantes de Karadima. «Estas personas desde arriba están
locos y @Pontifex es (el papa Francisco) habla de reparación
a las víctimas. Seguimos igual y su perdón sigue siendo
vacío».

El día que arribó el Sumo Pontífice a Chile, Cruz había


explicado a la BBC por qué considera que la condena del
Vaticano a Karadima y el pedido de perdón del Papa no son
suficientes. «El tiempo de pedir disculpas ya terminó»,
afirmó. «(Pedir perdón) no es suficiente para un
sobreviviente. Lo que queremos es que el Papa tome acción».

«Hay cosas concretas que puede hacer, como expulsar de la


Iglesia a sacerdotes que han sido acusados y sentenciados por
la justicia chilena o la ley canónica, y a obispos que han
encubierto (casos de abusos)», dijo en referencia a Barros
Cruz habló con la prensa durante el lanzamiento de una nueva
organización internacional que agrupará a varias ONG que
representan a víctimas de abusos por parte de la Iglesia.

264
Activistas de varios países, entre ellos Juan Carlos Cruz
(tercero desde la derecha), crearon en Santiago la agrupación
Ending Clerical Abuse (ECA), que significa Poniendo Fin al
Abuso del Clero. Lo conforman activistas de Inglaterra,
Francia, Alemania, Estados Unidos, Jamaica, Argentina,
Ecuador, México, Perú y Chile. La ECA es considerada la
primera organización mundial para la justicia en casos de
abuso cometidos por la iglesia católica. Uno de sus
fundadores es el británico Peter Saunders, ex miembro de la
Comisión Pontificia para la Prevención del abuso sexual,
creada por el Papa. «Hemos entendido que este es un
problema global, por lo tanto, queremos enfrentarlo unidos
globalmente», dijo Matthias Katsch, miembro del Consulado
de Sobrevivientes de Alemania.

Ending Clerical Abuse (ECA)


(Fuente de la imagen: ECA)

Por su parte, la ecuatoriana Sara Oviedo, ex vicepresidenta


del Comité internacional de los derechos del Niño de la
Organización de Naciones Unidas (ONU) explicó que la ECA
reunirá a «un grupo notable de abogados para poder llevar a
los tribunales estos crímenes de lesa humanidad».

265
HISTORIAL TÉTRICO DE LA IGLESIA

No faltaba más; el Vaticano pidiendo perdón por los crímenes


más atroces que la Iglesia cristiana (católicos y protestantes)
ha cometido en su ya larga y tenebrosa historia. La noticia no
puede ser asimilada sino por quienes conocemos a fondo ese
historial tétrico de la Iglesia.

Precisamente, durante el homenaje que la Escuela tributó a


Giordano Bruno a los cuatrocientos años de su ejecución en la
hoguera de la Inquisición, bajo las órdenes del papa Clemente
VIII, pudimos constatar que la mayor parte de las gentes no
conocen cuáles crímenes fueron los cometidos por la Iglesia y,
por lo tanto, de qué es que pide perdón ahora el Vaticano por
boca de su actual regente, el Papa.

Desde que el Emperador Constantino se convirtió al


cristianismo, para tratar de ocultar sus crímenes, las jerarquías
cristianas se convirtieron en el brazo criminal que servía los
intereses de las castas dominantes. Constantino fue el mayor
criminal del momento histórico en el que se convirtió al
cristianismo:

«Ese monstruo Constantino. (...) Ese verdugo hipócrita y frío,


que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su
padre y a su hermano político, y mantuvo en su Corte una
caterva de sacerdotes sanguinarios y serviles, de los que uno
solo se hubiera bastado para poner a media humanidad en
contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente»

El alto clero cristiano asumió la posesión y propiedad de


grandes extensiones de tierras y a quienes le hicieran
resistencia condenaban como «Herejes» y les expropiaban sus
propiedades. Se inicia una persecución inmisericorde contra
todo lo que pusiera en duda los dogmas y la conducta de esa
horrenda y criminal casta jerárquica cristiana.

266
Podríamos traer miles de ejemplos de crímenes a partir de este
acceso al poder por parte de la jerarquía cristiana, pero es
suficiente con anotar la connivencia con Hitler al comenzar la
Segunda Guerra Mundial, el caso del desfalco al Banco
Ambrosiano por la suma de mil trescientos setenta y tres
millones de dólares, suma que el cardenal Marzinskus utilizó
para desestabilizar el régimen comunista de Polonia y
financiar los asesinatos que la organización paramilitar
argentina llamada la «Triple A» llevó a cabo en la humanidad
de todo aquel que era considerado como «comunista» así no
lo fuese en la realidad.

Las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, España y


otras más, estuvieron siempre legitimadas por los jerarcas de
la Iglesia católica o las Iglesias cristianas. En Colombia, la
Iglesia ha sido cómplice en toda su historia de violencia y
represión contra movimientos y partidos que no se someten a
la dominación capitalista. En las épocas de la llamada
«violencia», entre los años 1946 y 1953, cuando fueron
asesinados por el régimen conservador—católico, apostólico
y romano, unos trescientos mil colombianos, la Iglesia estuvo
siempre al lado del gobierno de turno. Más aún, se inventó
«consagrar» la nación al denominado «corazón de Jesús».

Qué bonito espectáculo era, entonces, el que teníamos que


presenciar todos los años cuando los altos funcionarios del
Estado a cuya cabeza estaba su Presidente, acudían a la
Catedral de la Capital del País para hacer la consabida
«Consagración» mientras en los campos caían cientos de
campesinos bajo las balas asesinas del régimen del cual la
jerarquía —católica que oficiaban eran sus legitimantes
ideológicos y políticos.

¿Qué se pretende con esta comedia del bufón del mundo


cristiano? Que los ingenuos y los ignorantes sigan bajo el
engaño que por siglos vienen protagonizando. Sin embargo, el
mundo en que vivimos ya no es el mismo ni siquiera como el
de hace pocos años. Los medios de comunicación, el acceso a
ciertos niveles del conocimiento, impiden que las gentes de

267
mayor capacidad intelectual caigan en el engaño. Para
supeditarse a los «cuentos» del Vaticano es necesario tener
intereses qué defender o qué obtener. Y para ello, el fraude, la
mentira, el engaño, son las armas que sigue empleando el
Vaticano y toda esa casta de sacerdotes y monjes que
obedecen su mandato.

Debemos tener claro que para nosotros toda esa jerga clerical
tiene como fin el ocultar la conducta fraudulenta y criminal
que las iglesias siguen llevando a cabo contra las gentes que
padecen de ignorancia sobre la realidad histórica de la
humanidad. Pero debemos denunciar toda esa farsa que, como
teatro del absurdo, viene protagonizando el Vaticano a través
de los siglos. Difundir el conocimiento, la verdad de los
acontecimientos históricos, elevar la calidad intelectual de
quienes nos rodean, es la actividad que llevamos a cabo como
materialistas dialécticos y como humanistas reales.

... Que su Dios, les perdone.

268
ÍNDICE

Premonición 5
Introducción 7
Los Orígenes del Vaticano 11
Relaciones entre el Vaticano y el nazismo -
22
fascismo
Las Iglesias alemanas y el Estado nazi 30
La falta de memoria 36
Cronología de los hechos 61
La detención de los curas 94
La Cruz Roja Internacional 107
La hermandad de San Jerónimo 129
Escándalo de Vatileaks 135
Los escándalos financieros 175
Las riquezas del Vaticano 181
Vateleaks 2 223
Las leyes del Vaticano 233
La doble vida del padre Maciel 243
El cardenal Coccopalmerio 251
El Santo Padre pide perdón 259

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