Parte II.

Género, procesos psicosociales e intervención social

EL ENFOQUE INTEGRADO DE GÉNERO: UNA HERRAMIENTA PARA

ANALIZAR E INTERVENIR DESDE EL TRABAJO SOCIAL

Introducción

La autora, Antonia Corono, considera que la aplicación con rigurosidad del

Enfoque Integrado de Género (EIG) nos ayudará en el camino para conseguir la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Lo podemos identificar en
numerosas publicaciones con el término anglosajón Mainstreaming o Mainstreaming
de género. En las dos leyes españolas sobre igualdad de género (estatal y andaluza)
aparece como Transversalidad y en otras fuentes como Perspectiva de género.

Concepto

El EIG implica analizar e intervenir de forma diferente. La perspectiva de género

es el resultado de la aplicación del concepto de género, surgido desde el pensamiento
feminista, que interpreta las relaciones de hombres y mujeres en la sociedad de una
forma no neutra (poniendo en manifiesto las implicaciones y consecuencias del
mantenimiento de dichas relaciones).

Implica cambiar de paradigma para incorporar a las mujeres como sujetos

protagonistas, capaces de transformar las estructuras patriarcales. Es decir, crear un
nuevo modelo social en el que el patriarcado deje de tener la preeminencia.

Según Dominelli, el patriarcado es “un sistema en el que los hombres controlan

en su beneficio la vida de las mujeres”.

Desde el TS es imprescindible usar el EIG como eje fundamental para el análisis

y las reflexiones que nos vayan surgiendo en torno a las intervenciones, a la docencia,
investigaciones…

Orígenes y evolución del EIG como estrategia

El concepto género se caracteriza va relaciona porque plantea una perspectiva

relacional, a saber: experiencias tanto de hombres como de mujeres no pueden
explicarse independientemente a las relaciones que mantienen entre sí. El concepto
género es la categoría central de la teoría feminista.

Los estudios de género se orientan en dos direcciones:

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1) Analizan críticamente las construcciones teóricas patriarcales y extraen de la historia

las voces silenciadas que defendieron la igualdad entre los sexos y la emancipación de
las mujeres

2) Teoría feminista, nueva forma de interrogar la realidad, acuña nuevas categorías

analíticas para explicar aspectos de la realidad que no se han tenido en cuenta antes.

Uno de los errores más cometidos es asociar el concepto género a mujer, y se

propone que se tengan en cuenta, pero no sólo a las mujeres.

Los orígenes del concepto EIG están en las Conferencias Mundiales de las
Mujeres, por Naciones Unidas. Cuando realmente cobra importancia es en la IV
Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing en 1995. Un año después, el Consejo de
Europa constituye una comisión de personas expertas y definen el concepto de
Mainstreaming como “organización, mejora, desarrollo y evaluación de los procesos
políticos, de modo que una perspectiva de igualdad de género, se incorpore en todas
las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas, por los actores normalmente
involucrados en la adopción de medidas políticas”. Este concepto ha sido recogido en
diversos Tratados, leyes, Unión Europea… Es pues, una estrategia que se dirige a
incorporar las políticas específicas de igualdad de oportunidades en las políticas
generales de transportes, salid, empleo…

El EIG supone más que la incorporación de las políticas específicas en las

políticas generales. Requiere un verdadero cambio y una reorganización a todos los
niveles. Requiere, según Verloo (2006):

1) Compromiso por parte de las estructuras políticas y sus responsables, mujeres y

hombres.

2) Que en todos los procesos de toma de decisiones se tenga en cuenta y se incorpore

el principio de igualdad de oportunidades.

3) Incluir la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en todas las etapas

del ciclo de las políticas: planificación, ejecución, seguimiento y evaluación.

4) Implicación de las personas con responsabilidad política, técnica y por supuesto de

las organizaciones sociales.

Principios básicos para su aplicación

1) Un detallado sistema de recogida de información.

2) Dejar atrás la idea de que las políticas son neutras, y conocer el impacto que para las
mujeres y hombres tienen éstas.

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3) Conocer y analizar las diferencias sistemáticas entre las mujeres y hombres, así
como necesidades específicas de cada sexo.

4) Formación específica sobre el tema

5) Una combinación de acciones específicas dirigidas a las mujeres con el

Mainstreaming.

Condiciones para desarrollar el EIG

Éstas favorecen la integración de la perspectiva de género en la actividad de las

instituciones públicas y facilita el enfoque de todos los ámbitos profesionales (tanto
sociales como empresariales).

1) Compromiso político. Las instituciones deben expresar la voluntad de eliminar los

obstáculos que se oponen a la igualdad y del reconocimiento de la responsabilidad de
los poderes públicos

2) Conocimiento de la realidad social, acerca de las relaciones ente géneros y

situaciones reales. Considerar el impacto que tienen las políticas públicas sobre las
personas.

3) Conocimiento de la Administración. Conocimiento acerca del funcionamiento

administrativo real, así como de los agentes que participan en cada fase de la
elaboración de las políticas públicas.

4) Recursos humanos y materiales.

5) Participación de mujeres. Gran relevancia, convirtiéndolo en un requisito

indispensable.

Necesidades del EIG en el Trabajo Social

Según Burin y Miller, el género como categoría tiene varias características:

1) Siempre es relacional. Relaciones de género que se dan en el sistema patriarcal

2) Es una construcción histórico-social. A lo largo del tiempo de diferentes maneras.

3) Ofrece dificultades cuando se considera un concepto totalizador, que vuelve a

invisibilizar la variedad de factores con que nos construimos como sujetos: raza, clase,
religión…

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En la Intervención Social

Es una carencia que urge superar. Es la asignatura pendiente que no nos

podemos permitir seguir demorando. Aunque el TS en España ha dado pasos
agigantados, tenemos aún muchos elementos que transformar y de ello dependerá el
futuro de la profesión y disciplina. La aplicación de la perspectiva de género requiere
un enfoque de 4 etapas:

1) Organización interna. Se centra en la información, sensibilización y participación de

todos los agentes implicados.

2) Aprender a conocer las diferencias de género. Establecer si la política de género es

pertinente o no. Tener en cuenta la dimensión de género, ya sea en el análisis de una
realidad, en planificación de un procedimiento… etc. Para ello se requiere:

a) La disponibilidad de la información desagregada por sexo

b) El análisis de la información con el propósito de identificar diferencias de

género y tendencias.

3) Evaluar el impacto en las políticas. Comparativa y examen de la situación actual.

4) Rediseñar las metodologías de intervención.

En la Docencia

La incorporación de la formación de Género ayudará a que las y los futuros

profesionales del trabajo social cuenten con instrumentos teóricos y metodológicos
que mejoren su desempeño profesional, cualquiera que sea.

En la Investigación

La escasa producción de conocimientos científicos sigue siendo una de las

debilidades del TS. Factores que han contribuido a esta debilidad:

1) Limitaciones académicas de las TS en las estructuras universitarias.

2) Las características del ejercicio profesional dificultan en gran medida que desde la
profesión se pueda destinar parte del tiempo a la investigación.

3) Aunque en otro nivel, el hecho de que el saber empírico ha sido asignado a mujeres,
y de acuerdo a la lógica patriarcal devaluado en la jerarquía de los sistemas de
conocimiento, ocupando un lugar subordinado, rozando la no-ciencia.

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Adoptar la perspectiva de género en las investigaciones desde TS significa

analizar las formas que caracterizan a las relaciones de género y sus vínculos con otras
esferas más amplias de la sociedad.

Claves para que funcione el EIG:

1) Ser capaz de respetar las diferencias y cuestionar las desigualdades sociales

2) Ser capaz de cuestionar las relaciones de género, tal y como establece el sistema
patriarcal.

3) Ser capaz de cuestionar ciertos valores personales, comportamientos, aprendizajes y

determinadas posiciones “pseudoneutras”.

4) Ser capaz de interrelacionar conocimientos, experiencias y procedimientos.