Вы находитесь на странице: 1из 29

La experiencia de los practicantes de meditación viviendo en una metrópoli brasileña:

Un Análisis Psicosocial

Bruno Prudente

Maestría en Psicosociología de Comunidades y Ecología Social

Programa EICOS, Instituto de Psicología, Universidad Federal de Río de Janeiro

Doctora Maria Cecilia de Mello y Souza

Programa EICOS, Instituto de Psicología, Universidad Federal de Río de Janeiro

Artículo resumen de disertación de maestría presentada al Programa Eicos / IP / UFRJ. Disertación

completa disponible en: http://pos.eicos.psicologia.ufrj.br/dissertacoes


Resumen

El objetivo de este trabajo fue comprender, por una perspectiva psicosocial, las experiencias de

practicantes de meditación habitantes de Río de Janeiro, Brasil. A través de una investigación

cualitativa exploratoria, analizamos esas experiencias en su contextualización personal, social y

ambiental, considerando tres grupos: de meditadores : religiosos, espiritualizados y laicos. El

método se compuso por entrevistas semiestructuradas en profundidad con seis meditadores,

complementadas por la observación participante de prácticas colectivas. Entre los resultados,

vemos sobre todo que la experiencia con la meditación es influenciada por las visiones de mundo

y las motivaciones singulares de los practicantes, pero siempre en un camino de autoconocimiento

y desarrollo personal. Este camino implica desafíos, y a menudo se da en íntima relación con el

sufrimiento, que puede llevar a la práctica pero también ser desencadenado por ella, en las crisis

de crecimiento enfrentadas. Tales desafíos son especialmente presentes en un gran centro urbano,

ya sea en la administración de la rutina para mantenerse el hábito de meditar o en la propia

experiencia durante la práctica. Por último, para los practicantes investigados entrevistados?, la

meditación no se resume a momentos específicos, pues se integra en la acción y en la vida cotidiana.

Concluimos recomendando más atención a la subjetividad socialmente contextualizada en el

estudio de las prácticas meditativas, así como la creación de puentes entre diferentes disciplinas y

tradiciones epistemológicas.

Palabras clave: meditación, vida urbana, contemporaneidad


Introducción

Las prácticas de meditación, con milenios de historia, se están difundiendo rápidamente

por el mundo en este el último siglo. En paralelo en consonancia con ésto? , viene creciendo

también está creciendo el interés científico en el tema, con artículos y libros multiplicándose cada

año, configurando un amplio campo de estudios. La producción se concentra en algunas áreas,

especialmente la medicina y las ciencias de la salud, las neurociencias y la psicología cognitiva, y

se realiza sobre todo a partir de un enfoque metodológico experimentalista, con énfasis en los

aspectos cuantitativos. Esa producción viene trayendo contribuciones importantes, pero también

presenta sus limitaciones.

En este trabajo, ofrecemos una visión complementaria, psicosocial, delineada por los

principios de la complejidad e interdisciplinariedad. Trabajando con la investigación de campo,

más precisamente a través de entrevistas en profundidad y observación participante, nos interesó

sobre todo la experiencia subjetiva de tres grupos: meditadores religiosos, espiritualizados no

religiosos, y laicos. Los investigamos a partir de sus intenciones con la práctica, situada en sus

contextos sociales y ambientales, valorizando por lo tanto aspectos cualitativos de la cuestión. Al

explorar este territorio de frontera entre el ámbito individual, el social y el ambiental, pretendemos

observar más precisamente de qué modos la experiencia con la meditación se sitúa en la vida

urbana contemporánea.

Nuestro estudio reveló, en especial, la indisociación (NO EXISTE) correlacion-

interrelacion-correspondencia entre la práctica de la meditación y la visión de mundo de cada

practicante. Esto se evidencia por las diferencias entre los meditadores religiosos, los
espiritualizados y los laicos – como más tiempo y regularidad de práctica y más experiencias

intensas en la meditación entre practicantes con visión de mundo religiosa o espiritualizada, o la

mezcla de teorías y prácticas diversas entre meditadores de espiritualidad no religiosa, y el énfasis

pragmático en el cuidado con la salud y el desarrollo cognitivo entre practicantes laicos.

A despecho Más allá de las diferencias, para todos los participantes meditar implica un

camino de autoconocimiento y desarrollo personal – algo poco considerado por las investigaciones

cuantitativas y sus correlaciones de causa y efectos, que apuntan por ejemplo la influencia de la

meditación en los índices de bienestar, pero sin considerar todo el proceso intermedio, en su

complejidad. Este camino de aprendizaje, a su vez, puede involucrar diferentes angustias,

revelando un interesante y poco estudiado "lado sombrío del silencio", a través de dificultades que

van desde la inquietud de la mente, que asola en especial a los principiantes, hasta experiencias

intensas despertadas por la una práctica más profunda, como catarsis emocionales y auténticas

crisis de identidad. Vemos aún cómo las dificultades se acentúan en un gran centro urbano,

contexto en que los individuos necesitan equilibrarse en medio de todo el movimiento de la vida

moderna con su velocidad e intensidad, oscilando entre tantas responsabilidades y posibilidades

de entretenimiento, y enfrentando así obstáculos tanto en la administración de la rutina para incluir

la práctica como en la experiencia de la meditación en sí. Por último, todo este proceso de aprender

a meditar, para nuestros entrevistados, implica reconocer que la meditación no es sólo una práctica,

una técnica empleada en un período determinado del día, sino también una actitud en la vida, una

constante atención a sí mismo entre los movimientos y desafíos cotidianos, en el trabajo, en las

relaciones o en cualquier otro contexto.

Antes de llegar al método y detallar los resultados del estudio, es necesaria una

contextualización inicial, a fin de delinear mejor la perspectiva a partir de la cual el trabajo se


realiza, así como situarlo más claramente en relación a la producción científica sobre meditación.

Así, haremos una breve retrospectiva de en la historia de las prácticas meditativas, discutiremos

las cuestiones conceptuales de definición y clasificación de las mismas, y presentaremos un

análisis crítico de los principales desafíos actuales en ese campo de estudios. (ver: “principales

desafíos actuales” por principales desafíos de este campo de estudios en la actualidad …u otra

opción, mas no suena muy bien )

De la antigüedad oriental a la contemporaneidad global: breve historia de la meditación

Las prácticas meditativas tienen raíces en las milenarias culturas asiáticas, desarrollándose

en tradiciones espirituales como el Budismo, Vedanta, Yoga, y Taoísmo. En este contexto, son

utilizadas para se comprender nada menos que la verdad universal, una comprensión íntima e

inmediata, a través de la experiencia directa, y no sólo de la intelectualización. Sería Se trataría de

– Correspondería a la conquista de un modo de conciencia radicalmente nuevo, caracterizado por

la trascendencia de los condicionamientos mentales restrictivos y del sufrimiento que éstos causan.

En el occidente hablamos de iluminación; en términos nativos se llamaría, por ejemplo, de moksha

(hinduismo), nirvana (budismo indio), o satori (zen).

En el occidente, la difusión de la meditación se dio emergió-apareció-se manifestó sobre

todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, inicialmente en círculos de estudiosos

espiritualistas en Europa y Estados Unidos. El “World Parliament of Religions”(comillas o escrito

en cursiva), realizado en 1883 en Chicago, es un primer gran hito, permitiendo por primera vez

que se recibieran, en suelo americano, enseñanzas asiáticas procedentes de los propios asiáticos.

A partir de ahí, maestros fueron invitados a viajar en el país (no entendí “a viajar en el país”), lo
que poco después llevaría a la formación de los primeros ashrams1 occidentales (MURPHY ET

AL, 1997).

Inicialmente, entonces, fue en el campo de estudios de religiones que la meditación recibió

mayor atención académica. Con el tiempo, el interés se diseminó entre otros estudiosos, como

filósofos, historiadores y psicólogos. En los años 40, trabajos conjuntos comenzaron a

desarrollarse entre estos investigadores y maestros tradicionales, resultando por primera vez en

libros y artículos escritos en colaboración entre swamis2 y científicos (AKHILANANDA, 1999).

Este trabajo conjunto entre occidente y oriente es un buen ejemplo de lo que podemos llamar

diálogo interparadigmático (VASCONCELOS, 2002).

En los años 60 y 70, se observa otro marco, en el encuentro de dos fenómenos: el

advenimiento de la contracultura, con los jóvenes de la primera generación después de la segunda

guerra mundial; y la venida de muchos maestros espirituales – swamis de diversos linajes del Yoga,

lamas tibetanos3, monjes zen-budistas de Japón y sacerdotes taoístas – que migraron de Asia, en

gran parte por las tensiones políticas en aquel continente, generadas con la expansión del

comunismo chino (MURPHY ET AL, 1997). Estos dos factores confluyen en una popularización

de las enseñanzas orientales, abrazados por una juventud sedienta de nuevas ideas y prácticas

(WATTS, 2002).

Un tercer momento clave es el crecimiento del interés científico en la meditación, con

estudios experimentales que se multiplican (se multiplicaron?) a partir de los años 60. A principios

del siglo XX el estudio académico se concentró en áreas menos "duras", como la filosofía, la

psicología y las ciencias de las religiones – y eso es comprensible, considerando la dificultad de

1 Nome nativo, em sânscrito, dado a los templos hindúes e y iyogueis.


2 También del sánscrito: nombre usado por monjes indios de algunas linajes.
3 El término lama se refiere a los monjes del Budismo Tibetano.
comunicación entre culturas tan distintas como la de la ciencia moderna positivista y la de las

tradiciones orientales, separadas por una frontera epistemológica significativa. Recientemente, sin

embargo, viene siendo relevante el trabajo en ciencia experimental, que viene el cual está

contribuido contribuyendo a elucidar los efectos de la meditación sobre el funcionamiento

psicofísico. En este contexto, el desarrollo tecnológico es especialmente relevante, engendrando

nuevos instrumentos y métodos de investigación.

Iniciando todo un nuevo capítulo en esta historia, una de las consecuencias de la

diseminación de la meditación y de las investigaciones sobre la(s) práctica(s) viene siendo su

desvinculación del contexto tradicional y espiritual. La adaptación es inédita, pues aunque muchas

veces las tradiciones asumean una connotación más filosófica que religiosa, la dimensión espiritual

no sólo nunca fue ausente como siempre fue la más esencial en la visión del mundo de estas

tradiciones orientales Ver oración. Así De esta forma- de este modo, en las últimas décadas, se

multiplicanron las versiones laicas de las técnicas meditativas (RATO, 2011). A partir del creciente

reconocimiento científico creciente de sus beneficios, la meditación viene siendo adoptada en

hospitales, clínicas de psicoterapia, escuelas y empresas, o practicadas independientemente por

individuos no comprometidos con una tradición espiritual.

Definición de meditación, diversidad de prácticas y directrices para una clasificación

Hay Existe una impresionante diversidad de técnicas que se agrupan bajo el nombre de la

meditación, lo que trae un desafío teórico, y demandando (por la conjugación de “trae”) una

definición y clasificación más precisas. Es necesario comprender, en medio de la pluralidad de

prácticas, cuáles son sus similitudes y diferencias. Este problema viene siendo abordado por
diversos estudiosos (GOLEMAN, 1997; BOND ET AL, 2009; WALSH & SHAPIRO, 2006;

CAHN & POLICH, 2006; NASH & NEWBERG, 2013). Inspirados en estos estudios, y

considerando y comparando diferentes técnicas, trabajamos con una definición que, delimitada lo

suficiente para ser una definición, es también abierta y bastante amplia para integrar diferentes

formas de prácticas meditativas, respetando sus singularidades. Así, en este artículo usamos la

palabra meditación como referencia a una familia de prácticas contemplativas caracterizadas

esencialmente por la autorregulación de la atención, envolviendo la observación sostenida de un

fenómeno o conjunto de fenómenos en el campo de conciencia, con énfasis en la percepción en sí

misma, evitando interpretar o juzgar lo que se percibe.

Complementando esta definición más general, debemos interrogar las diferencias entre las

técnicas específicas, y, en la medida de lo possible, sistematizarlas en una clasificación, una

cartografía de la meditación que nos oriente en nuestros estudios. Considerando la complejidad

del tema y la diversidad de contextos culturales, objetivos y métodos para meditar, la creación de

una tipología de las prácticas meditativas, y con eso de un lenguaje universalizado y compartido

entre investigadores de diferentes campos, es una de las tareas más urgentes para los estudiosos.

En ese sentido, debemos reconocer que cada forma de meditación se enraíza y se desarrolla

a partir de un contexto sociocultural. Una primera distinción es entre las modalidades tradicionales,

originadas en tradiciones espirituales, y las laicas, resultantes del proceso de occidentalización y

adaptación de prácticas tradicionales. Relacionado a esta contextualización está el hecho de que

los objetivos de los meditadores varían: una misma técnica puede ser adoptada por personas

diferentes, en contextos diferentes, y con finalidades distintas.

Desde que conscientes de estas distinciones en cuanto a la inserción sociocultural y la

finalidad de quien medita, una estrategia tipológica eficaz es orientarnos por los aspectos
metodológicos de las prácticas4. Algunas cuestiones centrales, aquí, pueden ayudar a mapear (no

existe formalmente “mapear”, se puede poner con comillas) la diversidad de formas de meditación.

La primera, y la más discutida en la literatura occidental, se refiere a los modos de funcionamiento

de la atención: la concentración, que es la sustentación de la atención en un único foco, y la

atención distribuida, que corresponde a una observación más abierta, amplia, que atenta

igualmente a todas las experiencias que adentran el campo de conciencia, sin atenerse a ninguna

de ellas (WALSH & SHAPIRO, 2006). Otra cuestión surge en relación a las prácticas de

concentración, o atención focalizada: se enfocan en que? ¿En qué se enfocan? (usamos signo al

principio y al final) Hay varias posibilidades: foco en la respiración, en un sonido, una imagen, en

las sensaciones en el cuerpo, en un pensamiento, en sentimientos, o en el llamado chi o ki

(GOLEMAN, 1997). Otra cuestión relevante, poco abordada en la literatura científica, se refiere

al papel de la volición, en complemento a la simple atención. Las prácticas varían en términos de

qué aspectos de su experiencia el practicante controla más activamente, de modo voluntario, y en

qué medida se emplea este control. Estas distinciones crean toda una gama de posibilidades, desde

las prácticas más pasivas a las más activas. En relación a eso, está todavía la relación con el cuerpo:

en general vemos meditadores sentados, con las piernas cruzadas y ojos cerrados, imagen bien

difundida en el imaginario social, pero las prácticas integran diferentes posiciones y grados de

movilidad, constituyendo una singularidad importante5.

Desafíos actuales en la investigación científica sobre meditación

4 De hecho, este es el enfoque de la mayoría de las investigaciones científicas, que se atienen a la técnica en sí,
con poca atención a los aspectos contextuales, de orden psicosocial, cultural o ambiental.
5 Una propuesta detallada de clasificación, considerando todos estos criterios mencionados, se puede encontrar en
Prudente y Souza (2016). Disponible en: www.eicos.com.br
La investigación sobre la meditación se realiza desde hace milenios. La investigación

científica en occidente, sin embargo, es todavía reciente, y crece significativamente en las últimas

décadas, con la popularización de las tradiciones orientales y de las versiones laicas de meditación.

Este interés está sobre todo en tres vertientes: las Ciencias de la Salud, atentas orientadas a los

efectos y posibles beneficios de las prácticas meditativas; Lla Neurociencia, para la cual técnicas

que involucran modificaciones voluntarias de la conciencia traen interesantes posibilidades de

investigación del funcionamiento cerebral; y la Psicología, más comúnmente en la investigación

de procesos cognitivos y del comportamiento interpersonal6. Diversos beneficios de las prácticas

meditativas vienen están siendo documentados, incentivando el crecimiento de los estudios. Sin

embargo, la producción en general sigue siendo reciente, y diversos problemas necesitan ser

enfrentados para un crecimiento y refinamiento de este campo.

Podemos ver en las últimas décadas la hegemonía de una tendencia experimentalista y

utilitarista en las investigaciones sobre prácticas meditativas. La mayor parte de la producción

científica se centra en los aspectos objetivos y cuantitativos, en lo que es mensurable y observable

en laboratorio, por medio de indicadores específicos y bien delimitados, considerando sobre todo

los efectos de las prácticas sobre el funcionamiento psicofisiológico. Se han aportado importantes

contribuciones, aclarando cuestiones que sólo pueden ser investigadas por este enfoque. Gracias a

los resultados de estos estudios, el interés en la meditación se amplió, justificando nuevos estudios

y la expansión y diversificación de sus aplicaciones. Sin embargo, debemos notar los límites de

esta tendencia, desafíos para los investigadores y profesionales de salud y educación interesados

6 Una revisión más extensiva de la literatura sobre meditación se puede encontrar en Prudente y Souza (2016),
disponible en: www.eicos.com.br. Un importante meta-análisis sobre estudios en Psicología, en especial, se
encuentra en Goyal et al (2014).
en las prácticas de meditación – , (coma o paréntesis) en especial para los que trabajan en las

ciencias humanas.

En primer lugar, las investigaciones experimentales dan poca (“otorgan escasa”?) atención

a la experiencia subjetiva. Sabemos cada vez más sobre lo que sucede en el cerebro, o cómo

meditar puede afectar los índices de bienestar – y en el segundo caso hay ya una aproximación

mayor con la experiencia subjetiva – pero importa investigar mejor lo que eso significa desde la

perspectiva del individuo y de su historia, sus vivencias, su visión del mundo. Este es un hueco

histórico en la trayectoria de la ciencia: ya que la subjetividad, la perspectiva de la primera persona,

siempre ha sido marginada. Un enfoque más cualitativo, por lo tanto, es de especial relevancia.

Esto implica una reflexión sobre las lentes teóricas por las que miramos la realidad y sobre las

metodologías y técnicas de investigación que utilizamos, y de cómo las ciencias humanas pueden

acercarse más a la experiencia humana.

Otro desafío concierne al contexto en que los sujetos viven mientras se dedican a meditar,

y a los modos en que la experiencia con la meditación afecta y es afectada por el escenario social

y ambiental. Es el desafío de situar la subjetividad en el tiempo y en el espacio, a fin de evitar,

como apunta Souza, caer en una trampa clásica de la historia de la Psicología, al abordar "una

naturaleza humana abstracta, despersonalizada, invariable, indiferente a la cultura, a la sociedad al

contexto y al significado "(SOUZA, 2003). Cuando se trata de personas que meditan en grandes

ciudades, en medio de tantos atravesamientos presentes en las metrópolis contemporáneas – de

orden político, económico, cultural, ambiental, tecnológico – es de esperar que no sea la misma

experiencia de un monje que vive en un recluso monasterio en algún bosque de la India, con otra

dinámica psicosocial. Así, para estudiar la experiencia individual sin reducirla de forma simplista

al disociar sus múltiples dimensiones, es necesario una mirada más profunda al hacia el contexto.
Otro apunte, relacionado a los dos primeros, se refiere al desafío de la interdisciplinariedad,

de la articulación entre los diferentes campos. Los estudios fisiológicos muestran mejoras en el

sistema inmunológico, mientras que otros apuntan a una mayor capacidad de introspección y

autorregulación emocional, y otros todavía muestran cómo meditar puede favorecer una actitud de

más flexibilidad y creatividad (PRUDENTE & SOUZA, 2015). Sin embargo, desde una

perspectiva de complejidad, reconociendo la interdependencia entre los fenómenos y buscando

superar viejas dicotomías como mente-cuerpo o individual-social, estos resultados no pueden ser

aislados y estudiados separadamente. Como defiende Morin, en la contracorriente de una tradición

analítica que fragmenta la realidad y engendra conocimientos compartimentados con énfasis en

los especialismos, hay que ir más allá de los límites disciplinarios, orientando la producción de

conocimiento a partir de la colaboración entre los saberes (MORIN, 2007).

Además, señalamos el hecho de que la meditación no sólo viene siendo estudiada no sólo

hace algunas décadas, pero sino más bien hace milenios. Las prácticas meditativas son

fundamentales para muchos de los principales sistemas filosóficos asiáticos, caracterizados por un

enfoque pragmático y de experimentación directa, en la cual el estudioso es al mismo tiempo sujeto

y objeto de su estudio; concomitantemente, son prácticas que se fundamentan en teorías complejas,

visiones de mundo y de ser humano que constituyen auténticas preciosidades en el tesoro del

conocimiento humano (WATTS, 2002). Sin embargo, los estudios científicos recientes tienden a

no considerar bien este hecho, esquivandose de un diálogo que podría ser productivo, como

algunos trabajos vienen mostrando (BARINAGA, 2003; WALSH & SHAPIRO, 2006). Así, en

este punto sería especialmente útil aquí sería la promoción de un diálogo inter-paradigmático

(VASCONCELOS, 2002).
Relacionado a estas tendencias, se evidencia un utilitarismo, en investigaciones o

aplicaciones de la meditación. Es evidente en la literatura un énfasis en los efectos, en los

resultados específicos alcanzados, más que en el proceso, en el camino trillado recorrido-transitado

(“trillar” significa otra cosa), sus obstáculos y aprendizajes. Todavía no hay existe (para textos

cientificos es una palabra más pertinente) gran interés en entender por mediante-a través de una

perspectiva más compleja la transformación vivenciada por los practicantes. Por una visión de las

prácticas meditativas como simples técnicas aplicadas para objetivos predeterminados, puede

perderse mucho de la complejidad y riqueza de la experiencia, en sus tantos atravesamientos

subjetivos y contextuales (PRUDENTE & SOUZA, 2016).

Método de la investigación

La elección metodológica fue por la investigación cualitativa, realizada a partir de la

selección de seis meditadores, estudiados por dos técnicas: entrevistas semiestructuradas en

profundidad y observación participante. Los datos obtenidos se sometieron al análisis de contenido.

Participantes y selección

Como se trata de una investigación exploratoria, y considerando que un objetivo importante

de este trabajo fue analizar la multiplicidad de posibles enfoques de la meditación, elegimos

trabajar con un conjunto heterogéneo de participantes, sobre todo principalmente en relación al

tipo de práctica, y en la medida de lo posible al género y la edad. Así, definimos seis criterios para

la participación.
En términos del tipo de práctica, trabajamos con tres grupos, representativos de las

principales tendencias actuales en la práctica de la meditación: a) dos participantes cuya práctica

se inicia y se orienta en el contexto de alguna religión, más precisamente de dos tradiciones, ambas

con significativas representaciones: Budismo Theravada y Zen-Budismo; b) dos practicantes

espiritualizados con un enfoque más personal de la meditación, autodidactas, que comenzaron a

meditar sin un vínculo con alguna institución de enseñanza o una religión; c) dos que iniciaron y

orientan su práctica a partir del aprendizaje de una técnica específica, con las instrucciones dadas

en un contexto institucional y con un enfoque laico, más precisamente de la técnica mindfulness,

desarrollada por Kabat-Zinn, que la aprendieron ambos en el Centro de Mindfulness y Reducción

del estrés, dirigido por el psicólogo Vitor Friary7. Buscamos una representatividad de género, con

la mitad hombres y la mitad mujeres en cada grupo. La edad varía entre 28 y 62 años. En cuanto a

la localidad, elegimos practicantes que residen en la ciudad de Río de Janeiro. En cuanto al tiempo

de práctica, seleccionamos meditadores con al menos dos años de práctica regular (varió entre 3 y

36 años). Por último, trabajamos con individuos que realizan también prácticas colectivas de

meditación, considerando que meditar en grupo implica en experiencias específicas que nos

interesaron estudiar.

La selección se dio por tres enfoques: 1) en la red de contactos del investigador, con la

consulta de meditadores previamente conocidos; 2) a través de un anuncio en foros de discusión

en internet orientados a la meditación; y 3) por medio de contacto con el psicólogo Vitor Friary,

instructor certificado del programa MBSR (“Mindfulness Based Stress Reduction”), que facilitó

el encuentro con los dos practicantes de esta técnica. Al principio fue informado que se buscaban

7 http://www.brasilmindfulness.com/
participantes de para una investigación sobre meditación, a ser realizada por mediante-por medio

de entrevistas y por la presencia del investigador en una o más prácticas colectivas.

Técnicas utilizadas para la investigación

Entrevistas semi-estructuradas en profundidad. Realizamos seis entrevistas individuales,

a partir de cuestiones orientadoras organizadas en ejes temáticos: 1) histórico y eventos más

relevantes relativos a la meditación; 2) relación de la práctica con la visión de mundo y estilo de

vida de los practicantes; 3) motivaciones para iniciar y seguir meditando; 4) inserción de la práctica

en el espacio y tiempo cotidianos; 5) vivencias durante la meditación en sí; y 6) los cambios

observados por los sujetos en sus vidas desde que comenzaron a meditar. La duración de cada

entrevista fue de 2 horas. Los registros, hechos con un grabador y un diario de campo escrito,

fueron digitalizados y almacenados en la base de datos privada del investigador y su equipo.

Observación participante. La técnica consiste en estar presente en el campo donde los

fenómenos estudiados ocurren, atentando a todos los procesos pasibles??? observación. Para

investigar la integración de la meditación en el lo cotidiano, entendemos que sería importante

conocer los espacios destinados a la práctica, lo que fue posible con 4 de los 6 participantes.

También se realizó la observación de prácticas colectivas con 2 de los individuos investigados (los

practicantes religiosos), permitiendo atentar observar a los procedimientos y aspectos gestuales

adoptados, revelando detalles de la ritualística asociada a la meditación. Los datos fueraon

memorizados, transcriptos al diario de campo y, por último, digitalizados y sistematizados.

Cuestiones éticas
Respetando las normas éticas en la investigación científica, asumimos diversos cuidados.

Cada entrevista fue iniciada con la lectura del término de consentimiento libre y esclarecido,

explicando a los entrevistados los objetivos y procedimientos de la investigación, averiguándose

su concordancia en participar. Todos los datos recolectados fueron tratados como confidenciales,

y almacenados en una base de datos protegida por contraseña, accesados solamente por los

investigadores. En la divulgación de los resultados de la investigación, se omiten datos que puedan

identificar a los participantes. Se subraya que todo el proyecto de investigación fue sometido a la

evaluación por parte del CEP (Comité de Ética en Investigación) del Centro de Filosofía y Ciencias

Humanas de la UFRJ, siendo debidamente aprobado.

Resultados y Discusión

Meditación y visión de mundo

A lo largo de sus milenios de historia, las prácticas meditativas se diversificaron,

desarrollándose en variadas diversas tradiciones culturales, desde las antiguas religiones de Asia

hasta la ciencia contemporánea. Hoy, quien se interesa por comenzar una práctica como esa, sobre

todo viviendo en una ciudad como Río de Janeiro y estando conectado a la red de comunicación e

información creada por la moderna tecnología, encontrará un amplio catálogo de opciones. Las

múltiples versiones de meditación se adecuan a los más diversos perfiles personales: el silencio

tiene muchos colores.(aquí escuché al poeta! :P te amo)


Como hemos visto, hemos seleccionado tres tendencias principales. Una es la religiosa, en

la que la meditación se adopta en el contexto de una tradición espiritual formalizada, con base en

instituciones y regida por principios éticos y ontológicos bien definidos, apoyándose en la herencia

de una larga historia. Otra posibilidad es también la de una práctica fuertemente relacionada con

la espiritualidad, pero sin embargo en un contexto más informal, sin el compromiso con una

tradición en particular, y por lo tanto más abierta a las variaciones en virtud de las visiones

singulares de cada persona. La última tendencia, más reciente en la historia de la meditación, es la

de las versiones laicas y científicamente fundamentadas, en que la práctica es desvinculada, en sus

objetivos y métodos, de cualquier connotación espiritualista, orientándose más específicamente a

los fines del cuidado con la salud y el desarrollo cognitivo. Esta diversidad reveló la importancia

de la visión del mundo en la experiencia con la meditación: las creencias y valores de los

practicantes influencian directamente esa experiencia, atribuyéndole significados y sentidos

diversos, y diseñando diferentes modos de relación con la práctica.

En el caso de los meditadores laicos, ambos practicantes de mindfulness, los usos quedan

entre los de cuidado con la salud, por un lado, nos remitimos a la cuestión de la autonomía en salud

mental, Ver oracion y por otro lado los usos en el sentido de un desarrollo personal, en el

empoderamiento cognitivo. Como características comunes, encontramos la apreciación de la

práctica desvinculada de la religión y la valorización de la practicidad, con objetivos más puntuales

y modos de apropiación de la técnica que posibiliten adaptarla a una rutina de trabajo y poco

tiempo. Como ilustra Helena, de 60 años, traductora y meditadora laica practicante de mindfulness:

"(...) fui creiada con tantos rituales, de la religión cristiana, y sustituir por otra religión con tantos

rituales no quiero. Lo que me gusta es lo que Buda descubrió, que el ancla es la meditación. Quiero

ser práctica. "


Para los meditadores budistas, una característica que se destaca es la tradición como una

brújula existencial, que da sentido a la vida y a la práctica. Luciana, de 40 años, periodista y adepta

del Budismo Theravada, nos cuenta: "Existe una necesidad individual de sentido, de tener sentido

para vivir, y la perspectiva del Buda me da ese sentido." En ese contexto tradicional, con un sistema

de creencias bastante específico, la intención detrás de la práctica de la meditación va más allá de

un cuidado con la salud o el desarrollo de habilidades cognitivas útiles; en última instancia, la

motivación para meditar es la búsqueda de la iluminación, la realización de la verdad universal a

través de la experiencia íntima, con la consiguiente superación de los conflictos y sufrimientos

nacidos de las ilusiones que, según el Budismo, limitan nuestra existencia.(la purificacion de la

mente :P) Otra característica evidente común a estos meditadores es la importancia de la sangha,

la comunidad de practicantes, que da soporte intelectual y emocional para proseguir en el camino.

Por último, existen los meditadores que, aunque también espiritualizados no tienen

vinculación a una tradición en particular, manteniendo una práctica más informal; para ellos, la

meditación es una libre experimentación, relacionada con otras prácticas, como el arte y algunas

terapias holísticas. Ambos participantes en este grupo muestran un interés y al mismo tiempo un

desapego en relación a las religiones y tradiciones, se orientan por una mezcla de saberes en cuanto

a la espiritualidad, yendo desde la astrología al tarot, y nutren un aprecio por diversos maestros

espirituales contemporáneos, más informales (simplemente no me gusta, es una expresion poco

cientifica jaja), cuyas enseñanzas se reciben a distancia, por libros o por internet. Sandro, de 52

años, bailarín y profesor de danza, resume en sus palabras: "Me gusta mucho el zen-budismo, y

leo sobre el Dalai Lama. El yoga también me interesa mucho. Hay algunos maestros indios, o

incluso occidentales, que me interesan. "A veces leo enseñanzas, pero no tengo una práctica de

seguir ninguna tradición." Podemos percibir, en la visión de mundo compartida por esos
meditadores, la influencia de los movimientos iniciados en la época de la contracultura, que

abrieron caminos hacia una espiritualidad menos formal, de tono universalista y transcultural, con

múltiples sincretismos posibles. Aqui La meditación, aquí, se practica con la intención general de

evolución personal y espiritual, pero sin objetivos y métodos orientadores tan específicos como

los que vemos en el contexto tradicional del Budismo.

Aparte de estas semejanzas y distinciones, el análisis de los datos recogidos a través de la

investigación de campo revela también fuertes características comunes entre los meditadores para

los cuales la práctica se define a través de una visión de mundo religiosa o entonces espiritualizada.

Entre ellas, se destaca una mayor dedicación a la meditación, con más "horas de vuelo", así como

la participación periódica en retiros, períodos intensivos de “cultivo del silencio” (comillas o

cursive porque en este contexto no es muy científica la expresión). Se evidencia también una mayor

incidencia de experiencias en estados no ordinarios de conciencia. En principio, entendemos que

esto puede ser resultante en parte de una dedicación más rigurosa a la práctica. Por otro lado, puede

ser relevante también la existencia de una visión de mundo en la cual que, a pesar de diferencias

individuales, incluso en cuanto a las intenciones más específicas para meditar, hay en general una

apertura a tales experiencias, ya previamente entendidas como posibles e incluso deseables,

situadas en relación con una serie de creencias que les atribuyen sentido.

Defendemos, así, que para comprender mejor los efectos y medios de actuación de la

meditación hay que ir más allá de la generalización y de la atención exclusiva a la técnica. Una

misma práctica puede ser vivenciada de maneras distintas diversas (entre distinto y diverso hay

diferencias conceptuales relevantes), dependiendo de la visión de mundo de cada practicante, que

atribuye a la meditación sentidos y significados singulares. En este sentido, las motivaciones para

practicar o las intenciones del meditador al dedicarse a la práctica, ejercen un papel especialmente
importante. Meditar con la intención de ayudar a tratar un trastorno es diferente de meditar para

iluminarse y alcanzar la verdad universal. Esta cuestión de la visión del mundo, incluida la

intención, sigue siendo poco explotada explorada? en la literatura científica.

El espejo invisible: la meditación y el autoconocimiento

Observamos que, para los participantes entrevistados de esta investigación, a pesar de sus

tantas diferencias en términos de visión del mundo, de objetivos y medios más específicos por los

que se medita, la práctica de meditar implica fundamentalmente sobre todo en recorrer un camino

de aprendizaje sobre sí mismo. Este resultado apunta una vez más a la importancia de una atención

a la subjetividad en sí. Para comprender más profundamente los medios de actuación y beneficios

provenientes de la meditación, debemos ir más allá de una visión lineal de causa y efecto, atentando

al camino recorrido por el practicante, los obstáculos encontrados y los medios encontrados para

enfrentarlos, en un proceso constante y dinámico de maduración del conocimiento de sí.

Esta madurez comienza ya en el enfrentamiento de los obstáculos que pueden surgir

durante la práctica: intentar meditar y "no lograr", por sí solo, ya es una conquista, en la medida

en que posibilita al practicante una percepción más profunda de sí mismo, de las tendencias más

fuertes de su propia mente, y sobre todo de sus dolores, limitaciones, sus verdades inconvenientes.

Esto aparece en el discurso de Miguel, 25 años, estudiante de Economía y meditador zen-budista:

La meditación, especialmente en los retiros, con todas las dificultades que

aparecen mucho más fuertes y más claras, ayudó a percibir mejor dukha, la

realidad del sufrimiento, que es muy presente en la mente, aunque no damos


cuenta, porque en general es más sutil y nos quedamos anestesiados, o

simplemente huyendo y evitando mirarlo.

Además, comparar los relatos nos permite ver la exploración de nuevas formas de sentir,

en términos de los sentidos y sentimientos, como una parte importante de la historia con la práctica

meditativa: la introspección atenta y concentrada permite refinar la sensibilidad, creando una

apertura a las nuevas experiencias, que amplían la perspectiva por la que se percibe a sí, a los

demás y al mundo. Otro aspecto de especial interés, con implicaciones singulares en lo que

concierne a la relación entre meditación y aprendizaje, es el surgimiento de los insights, visiones

espontáneas que traen algún entendimiento valioso, y que se revelan a partir de un “espacio de

silencio”, sin un mayor esfuerzo en sentido de un trabajo mental e intelectual. Diana, de 28 años,

psicóloga y astróloga, que practica la meditación en una perspectiva espiritualizada, nos cuenta:

“Usted puede acceder a la sabiduría inherente de su ser. Sólo tienes que silenciar en la meditación

misma, que invitas a esa sabiduría a manifestarse.”

Hay todavía, como hemos citado, la posibilidad de explotación de estados no ordinarios de

conciencia. Ellos fueron vivenciados por todos los meditadores religiosos y espiritualizados

estudiados, en experiencias que desafían el conocimiento psicológico, y expanden la perspectiva

del practicante acerca de las fronteras y potencialidades de su propia mente.

Otro aspecto que merece atención es el hecho de que, aunque las prácticas meditativas

enfatizan la búsqueda de una comprensión experiencial no mediada por el análisis racional, hay a

veces una relación dinámica entre el silencio y el pensamiento. El énfasis está en la simple

observación, pero vemos por el relato de algunos practicantes como es posible un "uso sabio de la
reflexión", como un recurso más a ser utilizado durante la meditación. Luciana ilustra bien

claramente-correctamente:

Intento a veces utilizar la reflexión, tipo 'ok, eso es un problema, ¿cuál es la

causa del problema? ¿Cuál es la emoción que me está atrapando aquí, que

es lo que sigo sosteniendo? ¿Es miedo de perder el empleo? A veces es un

nudo tan profundo que está allí, que prefiero perder 15 minutos haciendo

una reflexión sabia: usted aplica el razonamiento del dhamma en ese

problema y luego lo deja quieto.

Así, esta característica puede ser útil cuando el meditador está con la mente muy inquieta.

Le permite trabajar racionalmente con cuestiones pendientes y que exigentes de atención, para

entonces poder dejarlas pasar, permitiendo un retorno a la contemplación más silenciosa.

Del lodo al loto: el sufrimiento y sus sentidos

El camino de autoconocimiento que se abre a través de la meditación tiene también sus

piedras, que no son pocas ni son pequeñas. Si por un lado observamos casos en que el sufrimiento

lleva a una persona a buscar por la meditación, por otro vemos que la propia práctica también

puede desencadenar procesos angustiantes. Sin embargo, podemos reconocer por los relatos, al

final, la vieja efigie??: el remedio amargo es justamente el que más cura.

En el primer caso, en el que se busca meditar como una forma de lidiar con angustias que

ya existen, hemos visto dos ejemplos especialmente nítidos de cuanto esta elección puede ser
importante en la trayectoria de vida de algunos practicantes. Dos entrevistadas nos cuentan cómo

la meditación aparece como alternativa, en un punto de inflexión de su historia personal, cuando

nada más parece ayudar. Vemos en el discurso de Diana, por ejemplo:

Yo simplemente llegué contra la pared, no daba para seguir de la manera

que estaba. Estavba sufriendo mucho, la mente estaba extremadamente

acelerada, y yo no conseguía pararla, me provocaba un sufrimiento absurdo.

Así que hablé así, 'ahora llegó está a la hora de practicar lo que yo sé, ahora

es el divisor de aguas. "He estudiado mucho y ahora llegó está a la hora de

usar los recursos que tengo". Entonces fue la hora de practicar.

En complemento, es interesante cómo este sufrimiento que motiva la meditación puede ser

no sólo el del propio practicante, sino también, como es el caso de muchos buscadores espirituales,

el sufrimiento que se manifiesta a través de una sensibilidad compasiva ante el mundo, ante los

demás seres y sus dramas. Luciana ilustra bien eso: “Creo que por un lado el motivo, el motor

principal, fue el mundo. Esto es, cómo ayudar a este mundo, una cosa más de la compasión, incluso,

ayudar a construir un mundo donde las personas se lesionen menos y sufran menos.” Venindo

Viniendo de una practicante budista, este relato revela una clara relación entre motivación y visión

del mundo, considerando que las enseñanzas de Buda enfatizan significativamente en el

desenvolvimiento de la compasión.

Por otro lado, es digno de estudios más cuidadosos lo que llamamos "lado oscuro del

silencio", en referencia al hecho de que la práctica meditativa, especialmente cuando se profundiza,

puede ser ella misma una fuente de angustias. En nuestras entrevistas, vimos cómo esto puede
darse a través de maneras diversas: desde el enfrentamiento con los obstáculos básicos encontrados

en la simple pero a veces ardua tarea de observarse a sí mismo en silencio, pasando por las posibles

catarsis en que emociones fuertes vienen a la superficie y deben ser encaradas, hasta experiencias

de crisis de identidad y consecuentes sentimientos de desorientación. Luciana desabafa???,

comentando sobre el obstáculo de la agitación mental: “[Es terrible] quedarse el retiro entero

pensando obsesivamente en una misma cosa. Es una frustración, usted quiere soltar ese tema y la

mente no se amplia. Usted intenta varias estrategias, y la mente no ancha???.” Diana nos dice: “En

el proceso del despertar como un todo te quedas completamente perdido, es desorientador, ya no

sabes quién eres, lo que estás haciendo aquí.” Sin embargo, en todos los casos en que hemos visto

experiencias difíciles que vienen de la meditación, esto es entendido como necesario y al fin de

cuentas beneficioso, una etapa a ser vivenciada y superada.

El silencio en medio del ruido: la dificultad de no hacer nada

Todas estas experiencias vividas a través de la meditación, delineadas por las visiones de

mundo de cada practicante pero siempre integradas en un camino arduo de autoconocimiento y

desarrollo de potenciales personales, se realizan en un contexto bastante específico en términos

ambientales y sociales. En este sentido, queda claro en nuestra investigación que la dedicación

cotidiana a una práctica de meditación, para quien vive y convive en un gran centro urbano como

Río de Janeiro, implica desafíos singulares, que se manifiestan en dos aspectos caras: tanto en lo

que concierne a la necesidad y a las dificultades de la administración de la rutina para poder

dedicarse a la práctica, como en la propria experiencia con la meditación en sí.


En el primer caso, vemos cómo el cotidiano urbano, dividido entre responsabilidades y

posibilidades de entretenerse, entre tantas preocupaciones y seducciones en una ciudad

metropolitana de ritmo acelerado y también de fuerte vocación para el placer, puede de hecho

implicar en dificultades singulares en lo que concierne a poder o querer reservar tiempo y espacio

para meditar. Luciana dice:

Río es una ciudad muy sensorial. Son muchos cuerpos expuestos, playa,

deporte, mucho entretenimiento, mucha noche, mucho placer. Creo que eso

se mueve con la dinámica de la ciudad, y la gente sufre esa influencia

también. Son muchos eventos, y todo el mundo va, y el carioca es sol...

Entonces quien vive aquí acaba quedando más extrovertido, aunque usted

no quiera. La invitación aquí es para usted extroverter (no existe en español)

y conectarse.

Es interesante notar cómo, para nuestros entrevistados en unanimidad, estos obstáculos

pueden ser contornados a partir de la motivación que viene de la percepción clara de los beneficios

de la práctica constante, ya a través de una receta simple y eficaz: la disciplina, con la creación de

un hábito que circunscribe la práctica a un momento específico y a veces hasta ritualístico, y por

otro lado la socialización con otros practicantes, que ofrecen incentivo y soporte en “el camino”.

En cuanto a la experiencia con la meditación en sí, observamos también la influencia del

contexto social y ambiental, que aparece varias veces en el habla de los participantes. Así como

vivimos en la ciudad, la ciudad vive en nosotros. Siendo así, de modo análogo al ruido externo,

también en la experiencia subjetiva del meditador consigo mismo existe un constante ruido de
fondo, formado en los encuentros y desencuentros de los pensamientos inquietos, haciendo oscilar

la atención entre las preocupaciones y seduciones de la vida en la metrópoli carioca. En las palabras

de José, de 46 años, fisioterapeuta y meditador laico practicante de mindfulness: “El obstáculo

generalmente es cuando se está con la cabeza muy llena, los pensamientos muy rápidos, mucho

para hacer, y a veces centralizar es difícil. Este es el punto principal, realmente el pensamiento no

se centra.” Para nuestros entrevistados, también aquí la solución es común entre todos: vencer sin

luchar, dejando pasar los pensamientos y haciendo convirtiendo-haciendo de (en esta segunda

opción omitimos el próximo “en”) los obstáculos en objetos de meditación, integrando así el ruido

en el espacio del silencio.

El silencio en medio del ruido: integración de la meditación en la acción

Las cualidades cultivadas a través de la meditación se integran en la vida cotidiana,

llevando la práctica más allá de la práctica, y relativizando las fronteras que la pueden circunscribir

como una simple técnica a ser aplicada en un tiempo-espacio específico y bien delimitado.

Observamos diversos ejemplos de los "ecos del silencio", beneficios de la práctica meditativa que

se experimentan en las relaciones, el trabajo y los hábitos cotidianos. En ese sentido, se destaca

inicialmente una mayor ecuanimidad ante los altos y bajos de la vida. En las palabras de Luciana,

por ejemplo: “El suelo se vuelve más firme en la vida, no que las cosas malas no sucedan, pero

usted puede recuperarse más fácil.”

En el caso del encuentro con el otro, la investigación confirma tantas otras que ya vienen

apuntando contribuciones de la meditación en el sentido de un comportamiento más pro-social, a

través del desarrollo de una mayor sensibilidad, empatía y solidaridad. El relato de José nos lo
muestra: "Esto afecta a mis relaciones. A la hora de tratar con la gente, siento que no soy tan

reactivo. Hoy en día soy capaz de en una discusión parar, observar, y antes de reaccionar estar

consciente de las cosas, controlado, para poder manifestarme." Entendemos que una de las claves

para comprender ésto, está en el "espacio" que se crea a través del silencio, permitiendo mayor

apertura al otro y al mundo, y favoreciendo respuestas menos automáticas y más conscientes.

En el contexto del trabajo y los caminos profesionales, se destaca el modo como la

experiencia con una práctica meditativa puede ayudar a lidiar con adversidades presentes en este

ámbito, por un lado. Por otro lado, también puede servir como catalizador de transformaciones

personales tan significativas a punto de llevar a una revisión de las opciones profesionales, y

eventualmente un cambio de rumbo en lo que concierne a la carrera. Luciana nos cuenta: "Estoy

tratando de hacer esta transición, de poder servir más a través de mi trabajo, sentir que tiene un

sentido mayor, que está ayudando a las personas, de forma más directa."

Por último, subrayamos la paradoja de las pequeñas cosas. En las tareas cotidianas más

simples y triviales, se encuentra tanto el peligro de distraerse y divagar, en función de la obviedad

de estos actos, como también la posibilidad de usar la propia simplicidad y trivialidad como

plataforma para el cultivo más constante de la calidad de atención plena que se desarolla en la

meditación. Vemos eso bien ilustrado en el discurso de Miguel:

El camino es aprender a estar en el mundo. Y comienza en los detalles, en los

encuentros, en los pequeños haceres, justamente los que la gente da poca atención,

porque son tan obvios... Pero si usted no está atento comiendo, caminando, en esos

momentos del día a día, entonces la mayor parte de tu tiempo estás distraído, como

un sonámbulo.
Es decir, la meditación no se limita a una práctica que se realiza sólo algunas veces al día,

por un tiempo determinado. Es también una actitud ante la vida, incluso frente a los momentos

más simples: el ordinario puede ser extraordinario.

Conclusión

Las prácticas de meditación han sido estudiadas científicamente desde hace décadas, y

como señalamos a lo largo de este trabajo, diversos desafíos se presentan en este campo de estudios.

Confrontamos a algunos de ellos en esta investigación, explorando caminos poco explorados-

recorridos-transitados trillados, al prestar atención especial a la subjetividad y al contexto social y

ambiental en que las prácticas de meditación se realizan por individuos y grupos específicos,

trabajando con la metodología de la investigación de campo, que nos permitió una visión más

profunda de la dimensión cualitativa del objeto. Para ello partimos de un abordaje psicosocial,

valorizando la interdisciplinariedad en la búsqueda de una comprensión más amplia de la

experiencia humana en su complejidad, y enfatizamos aún en la importancia de dialogar con los

paradigmas tradicionales en los que la meditación se origina. Con eso, cosechamos como frutos

resultados aún poco presentes en la investigación científica del tema, destacando la importancia

de la visión de mundo y la intención detrás de la meditación, así como del contexto social y

ambiental en que se medita. Creemos así poder contribuir a arrojar luz sobre aspectos importantes

de la experiencia con las prácticas meditativas en la contemporaneidad, que merecen ser mejor

estudiados.
Gratidão, MUITA METTA

Вам также может понравиться