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La división del trabajo es la fragmentación o descomposición de una actividad productiva en

tareas más elementales, así como su reparto entre diferentes personas, según su fuerza física,
habilidad y conocimientos. Aunque desde la prehistoria fue consustancial a toda actividad
humana, la división del trabajo se intensificó con la revolución neolítica que originó
las sociedades agrarias y aceleró de modo extraordinario su contribución al cambio tecnológico
y social con el desarrollo del capitalismo y la revolución industrial.1

Especialización es el proceso por el que un individuo, un colectivo o una institución se centra en


una actividad concreta o en un ámbito intelectual restringido en vez de abarcar la totalidad de las
actividades posibles o la totalidad del conocimiento. Tales actividades o ámbitos restringidos se
denominan especialidades. El que ha conseguido una especialización se denomina especialista.
Lo opuesto a la especialización son las actividades o conocimientos generalistas. Visto desde otro
punto de vista, la especialización puede hacer referencia al número de actividades o tareas que un
individuo realiza dentro de su actividad laboral, a mayor número de tareas, menos especialización
tiene ya que nada sirve.

La jerarquía es una estructura que se establece en orden a su criterio de subordinación


entre personas, animales, valores y dignidades. Tal criterio puede ser superioridad, inferioridad,
anterioridad, posterioridad, etc; es decir, cualquier cualidad categórica de gradación agente que
caracterice su interdependencia. Tiene un uso frecuente en
las clasificaciones mitológicas y teológicas; y se aplica a todo tipo de ámbitos
(Física, morales, empresariales, etc.). Cuando existe una jerarquía se dice, por extensión, que
hay una organización jerárquica.1 Como concepto infraestructural, define el modo de formación
entre los diversos rangos atribuibles a un determinado sistema en el que cada elemento esté
supeditado gradualmente al elemento inmediatamente previo. Un ejemplo clásico es la jerarquía
de un programa la cual se establece entre pasos en orden a su ordinograma.
Ejemplos de uso son la jerarquía de la Iglesia, la jerarquía militar, la jerarquía de tripulación, la
jerarquía burocrática (escalafón), la jerarquía de valores, la jerarquía corporativa, etc
Tipos de organizaciones y manejo del
poder
Desde siempre el ser humano ha vivido dentro de
organizaciones, por lo tanto siempre a conocido el significado
de la jerarquía derivado del poder, puesto que en toda
organización hay siempre un ser dominante por naturaleza, por
democracia o por instinto.
Así es que desde nuestros antepasados y sobre todo en la
actualidad existen grandes organizaciones y con mucho poder
sobre la sociedad. Este trabajo habla de la importancia de las
organizaciones y los tipos de poderes que se ejerce en la
actualidad.

El racionalismo es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa


continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se
complementa con el criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de
pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento,
hecho en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre
todo el sentido de la percepción.
El racionalismo se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y
científico francés del siglo XVII René Descartes, quien decía que
la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
Descartes aseguraba que solo por medio de la razón se podían descubrir ciertas
verdades universales, contrario en su totalidad a la idea que manejaba el
movimiento empirista. A partir de aquellas verdades es posible deducir el resto de
contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades
evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de
racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el
holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm
Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David
Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.

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