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(Pija UlÜtán &e ^uáreg

Amares familiares g Inmánticos


iiel
ÜÜbertaimr
Olga Milián de Suárez.
docente de larga trayectoria,
historiadora, escritora de altos
q u i l a t es y po et i sa de
consolidado numen, nació en
Caracas a mediados del
presente siglo, allí cursa sus
estudios preliminares y obtiene
el Título de Maestra Normalista
en la Escuela Normal Gran
Colombia, luego egresa como
Comunlcadora Social de la
Universidad de la Tercera
Edad; posteriormente realiza
una Infinidad de cursos de
mejoramiento y especlalizaclón
en las áreas del saber,
especialmente los referidos a la
Cátedra Bollvarlana en los
diferentes niveles de la materia.

Como Investigadora del


Olga Milián de Suárez

Amores Familiares y Románticos


del Libertador

Ed ic io n e s de la Dire cci ón General


de E du cac ió n de la G o b e r n a c ió n
del Estado M iranda
Los Teques,
1998
Olga Milián de Suárez

Amores Familiares y Románticos


del Libertador

1998
La portada, artísticamente elaborada
por el maestro Jorge Arteaga de acendrado
bolivarianismo representa los amores subli­
mes del Libertador, su madre María de la
Concepción Palacios y Blanco, su esposa
María Teresa Rodríguez del Toro y Alaíza,
Fanny de Villars, Manuelita Saenz y la ne­
gra Hipólita.

Amores Familiares y Románticos del Libertador


© Olga Milián de Suárez
© 1998
Dirección General de Educación
Ilustración portada: Jorge Arteaga
Corrección de textos: Angel Rafael García
Diagramación: Editora Tercer Milenium, c.a.
Impresión: Impresos F.T. Color, s.r.l.
San Pedro de Los Altos, Estado Miranda.
Indice
. Dedicatoria
. Exordio a una Compatriota
. Agradecimiento
. Liminar
. Prólogo
. Introducción

Amores Familiares
. Las Abuelas y bisabuelas
. La Madre
Nodrizas y Aya
. Las Hermanas
. Las Sobrinas
. Las Tías
. Las Primas
. La Cuñada
. La Esposa

AMORES ROMANTICOS

María Ignacia Rodríguez de Velásco y Osorio. Romance


en México.
Fanny Du Villars. Un amor en París.
Teresa Leysnay. Amiga y Confidente.
Anita Lenoit. El amor de una francesa en América.
Josefina Machado. Pepita, amor y devoción.
Julia Cobier. Su primera salvadora.
Isabel Soublette. Un amor discreto.
Bernardina Ybañez. La bella y melindrosa Bernardina.
Manuela Sáenz Aizpuru de Thorne. Su gran amor.
Joaquina Garaicoa. La gloriosa Joaquina.
Manuelita Modroño. Un amor en la Sierra.
Jeanette Hart. Una novia rubia.
Francisca Zubiaga Bernales de Gamarra. La soberbia
Maríscala.
Benedicta Nadal. La turbulenta Benedicta.
Paula de Prado. Un fugaz romance.
Las viudas y huérfanas de sus amigos.
Sus amigas.
La fiel cocinera.
Indice
Bibliografía.
7 Amores del Libertar1

Dedicatoria

A mis difuntos padres y a mis hermanos


que con su ejemplo fortalecieron mi espíritu
para el estudio y el trabajo.
A mi difunto esposo José Vicente, a mis
hijos Lailín (+) José Vladimir, Olga Yasmín.
A mis queridos nietos Valerio José y Pe­
dro José, verdadera razón de mi empeño y
de mi vida.
A mis colegas maestros con el deseo de
ampliar el conocimiento bolivariano en favor
de la juventud de nuestra patria.
Amores del Libertador

Agradecimiento

Al compatriota Enrique Mendoza, Gober­


nador del Estado Miranda.
A la Lie.: Glenda Arveláez, Directora Ge­
neral de Educación del Estado.
Al Lie.: Aníbal Laydera Villalobos, promi­
nente figura de las letras venezolanas y del
Pensamiento universal.
A mis amigos y consocios de la Sociedad
Bolivariana, Centro Correspondiente al Esta­
do Miranda, que afianzaron en mi el mejor
conocimiento y estudio por el Padre de la
Patria, para que hoy divulgue parte de su vida
y obra, y muy especialmente al doctor Carlos
Olivares Bosque, que en paz descanses, por
haber sido en vida ejemplo de probidad y bo-
livarianismo.
A la Asociación de Escritores de Venezue­
la Seccional Miranda y a los integrantes del
Grupo Cultural Cecilio Acosta.
Al pintor Jorge Arteaga que tuvo la genti­
leza de realizar la hermosa obra que sirve de
portada a este libro.
Al fotógrafo Leopoldo Olivares, por su des­
interesado e interesante trabajo fotográfico.

Los Teques, Julio de 1988.


RETRATO DE AUTOR ANÓNIMO
París, 1829
11 Amores de! Libertador

Pórtico
La mujer ha sido a través de los tiempos el soporte
moral de la sociedad y figura preminente del devenir, por
c u a nt o en ella se c o n c e n t ra la belleza que orla la
temperancia humana y alberga en su serel fruto divino de
la procreación, garantizando la continuidad existencial del
hombre, brindándole con extrema generosidad lo más su­
blime de su ser: amor, ternura y sólido soporte para con­
solidar la existencia en la tierra; es así como nuestra be­
nemérita bolivariana, cultora de límpidas letras y fina poe­
sía Olga Milián de Suárez nos presenta este precioso le­
gajo de excelente prosa histórica en el que anuda múlti­
ples afectos que nutrieron los sublimes sentimientos del
más grande americano de todos los tiempos, nuestro Li­
bertador Simón Bolívar, curtido en su seno por el amor fi­
lial que les depararon sus más tiernas y dulces matronas y
hermanas; así como aquellos donde la ternura romántica
cobijó sus noches de frío y la turbulencia emotiva le dio la
inspiración para alcanzar la gloria, cimentada en los afec­
tos de sus múltiples amores.

Recoger el testimonio de esta incansable luchadora


cultural y plasmarlo en el presente libro,'nos colma de
emoción y de sincero afecto hacia quien cultiva la memo­
ria del Padre Libertador en una faceta muy poco escudri­
ñada, con el propósito de brindarlas a los asiduos lectores
como certera información que caima ~u sed de saber; y
al magisterio mirandino, quien centrara _ apoyo en el pre­
sente trabajo investigativo para consolidar sus conocimien­
tos del devenir patrio y brindarlos con justificada emoción
a las generaciones por venir; porque como alfarero del
hombre del mañana, él sabrá moldear la figura de la ho­
nestidad, la grandeza y del saber.

Angel Rafael García


13 Amores deI Libertador

Liminar a un Libro y a una Semblanza

He manifestado en diversas ocasiones, que me con­


duzco como pienso y escribo, como hablo. Y si antes dije
de la educadora Olga Milián de Suárez que es madera bue­
na, provenía y proviene de los genes antiguos de fundado­
res y pobladores de esta América nuestra, tan rediviva siem­
pre. tan sacudida continuamente y, tan rehabitada del mis­
mo sentimiento de reconciliación contra los que más daño
le han hecho, en el ayer remoto y en lo que va de este
siglo. En determinados momentos, estimo, que los afanes
de armonía ofrecidos a los buscapleitos y agresores, son
percibidos como debilidad o cobardía. No, débiles en la
generalidad de las veces, son los que alardean de valero­
sos. ocultando su miedo detrás de gritos, provocaciones y
amenazas. Los arquetipos del valor, calculan antes de
modelar la palabra ofensiva, lo cual señala que toda ac­
ción verbal o escrita, denota inteligencia, abundancia de
talento, laboriosidad, sensibilidad y luminosa connotación.
Veo pues, en este libro de Olga Milián de Suárez, horizon­
te pedagógico, bien meditado, por que Olga, además de
escritora y mujer de tribuna, es maestra, forjadora de valo­
res recios, permanentes, útiles y dignificantes. Quienes la
hemos tenido como amiga, comprendemos su vocación,
apreciamos su laboriosidad, envidiamos su alta calidad
humana y sus ingenios de mujer política, nunca elevada a
sitiales merecidos, porque en América hispanohablante se
mantiene el principio de que saber "es un estorbo" para la
omnipresencia de la mediocridad y mucho más para los
déspotas y los caudillos de vecindarios. El saber de Olga,
en una minúscula expresión, está vertido en estas páginas
de amor a Bolívar, afecto a los familiares, cercanos y dis­
tantes, a las amigas del alma y de la carne, al hombre, a la
mujer, a lo humano y a lo divino. Cada boceto lleva el sello
personal de sus momentos gratulatorios, de su evocación
del aula, de sus juveniles inquietudes de la Venezuela de­
Olga MUián de Suárez 14

seada, que todos vimos al despuntar como profesionales


de la docencia. Ella, posiblemente nostálgica o recordan­
do a la muchachada, vuelve a la cátedra con sus leccio­
nes, con su voz en cada palabra, con su presencia en el
saludo de los que bebieron de su saber, en otros tiempos.
Allí, en esas páginas que largas horas indagativas, de las
noches largas, de la perseverancia, del ejemplo podría
decir con seguridad, del mensaje que ha venido dejando a
cada paso, para bienestar, no para jactarse ni asumir po­
ses de genio ni de clarividente. Escribe para todos, espe­
cialmente para sus colegas educadores, para el pueblo,
para los niños, y también para la familia y el mundo.

Pero qué nos dice el libro en su expresión más re­


suelta y principal, en su contenido creador, pues veremos
de inmediato: en "Amores Familiares", muestra el don de
la ternura, de lo dulce y amoroso: Las Abuelas. Su prosa
es amable y refrescante. Y en "La Madre" deja la esencia
indeleble de la reverencia, de lo malífico, del justo trata­
miento histórico. Pero Olga, que sabe levantar la inspira­
ción y bajar las malas inclinaciones, entrega lindas mani­
festaciones a las "Nodrizas y Aya". Después, suaviza los
tonos y maneja la sangre fraterna, habla de "Las Herma­
nas" con acierto y calidad metodológica. Siguen: "Las So­
brinas", "Las Tías", "Las Primas", mejor dicho, el hilo ge­
nético multilineal, y desglosa finamente cada estirpe. Lo
hace bien. Pocas veces he leído un trabajo tan prudente y
tan sapiente. En Venezuela, lo inicia Olga con acierto y
vigor nunca presentido; lo hace amorosamente, apasiona­
damente, de manera venezolanísima. Después la "Cuña­
da", Bolívar, sin caer en el neopotismo, por lo visto en este
trabajo, no toma al pueblo como instrumento, ni a sus ami­
gos ni familiares como sostén de ínfulas enfermizas y de­
gradantes. Ayuda a los familiares, pero no olvida a sus
amigos; en este sentido los "Hijos de Bolívar en la liber­
tad" negamos su actitud criolla y legítima -antes, la familia
15 Amores deI Libertador

era primero y después los amigos, los vecinos; hoy son


primero, los recién llegados- de El Libertador. Nada más
despreciable para el venezolano de hoy que se le corrija o
se le oriente; siempre desea más que el que de verdad
sabe. Como decía antes, Olga, se apasiona delicadamen­
te, patrióticamente, al reseñar el historial de la "Esposa"
finca pues, su anchuroso corazón de mujer, madre e his­
toriadora, para dar explosión de cariño a doña María Tere­
sa. Después los amores "supletorios", férvidos bosquejos
llenos de emociones románticas. Se consagra meritísima
y aunque los mezquinos traten de criticar destructivamente,
la mole indestructible evitará que lleguen las balas de las
envidias y las inquinas. Y reitero el desprendimiento de
Bolívar en la búsqueda y la realidad amplísima del Liber­
tador -hoy se dan los dineros públicos, pero Bolívar daba
de lo suyo, de su propio peculio, nunca lo ajeno- en la
reseña apreciable que hace Olga de las "Viudas y Huérfa­
nas de sus amigos". Hasta el aprecio a la "Cocinera" des­
fila en el precioso trabajo que estoy comentando y gus­
tando -me gusta el estilo y la manera de tratar cada perso­
naje- y ese gusto trasciende a mis halagos, porque es algo
singular pocas veces elaborado de manera sistemática y
completa, como lo hace y entrega al mundo lector Olga
Millán de Suárez.

Felicito y saludo este trabajo que su autora ha titula­


do: "Amores Familiares y Románticos del Libertador" y lo
hago, debido a que enriquece la bibliografía del Padre de
la Patria, dando material fácil de asimilar a quienes aspi­
ran disfrutar de su Historia de la parentela, de las migas y
hasta de la "Cocinera" de El Libertador. No toco el estilo, a
causa de que "estilo es alma, es el autor, es el hombre" y
tampoco se me ocurre sugerir enmiendas, porque cada
escritor define sus condiciones en el quehacer manual, pero
no en los enclaves de la racionalidad histórica. La veraci­
dad debe ser el galardón fundamental de la Historia y ja ­
Olga Mitián de Suárez 16

más la mentira; ella, la mentira, descalifica y desnaturali­


za el suceso y la verdad, desacreditando a los autores de
materias tan delicadas, como las que se refieren al pasado
con rigor biográfico o simplemente vivencial y cronológico.

Pero nunca desearía que prevaleciera mi punto de


vista, y portal razón, dejo al lector, al especialista y al edu­
cador, para que después de leer afectivamente, juzgue,
opine y califiqué. Sean pues los lectores, los jueces de mi
apreciable colega en la pedagogía y en las letras Olga Milián
de Suárez, no obstante, para mi personal orgullo, reitero,
que la obra vale y recomiendo especial análisis a cada
boceto.

Los Teques, Abril de 1998

Lie. Aníbal Laydera Villalobos


Cronista de la Ciudad de Carrizal
y vice presidente de la
Sociedad Bolivariana de Venezuela
19 Amores deI Libertador

Exordio a una Compatriota

La mujer ha sido a través de los tiempos el basamen­


to ideológico y sosten espiritual de la humanidad; es ella
portadora de los más sublimes sentimientos y del preclaro
juicio que ennoblece al sexo que dignifica la existencia
del ser humano en la tierra; especialmente a los hijos que
han de hacerse hombres para orgullo de esta estirpe que
cada día trabaja sin descanso por consolidar su estatura
universal.

Es la mujer la hacedora de sueños y consolidadora


de esperanzas, porque en ella se albergan los motivos que
permiten resurgir desde todas las instancias el pensamien­
to y la acción para proyectar su obra más allá de su estan­
cia vital, prodigando promisorios frutos a las generacio­
nes por venir; así lo siente y lo vivencia la insigne educa­
dora y fiel amante del Libertador Simón Bolívar, Olga Milián
de Suárez, consagrado patrimonio del quehacer cultural
mirandino e inigualable forjadora de valores que cotidia­
namente tributan a la patria el fruto que ha sabido cultivar
esta connotada escritora y mujer de encendido verbo, quien
nos presenta orgullosa su más reciente obra de carácter
histórico "AMORES FAMILIARES Y ROMANTICOS DEL LI­
BERTADOR", en el que nos habla de las vivencias del más
grande americano alentadas por sus grandes amores y
sinceros quereres, como son sus ancestras: abuelas, bis­
abuelas y su dulce y amante madre, quien no tuvo la dicha
de disfrutar de la gloria de su benjamín; sus nodrizas y
aya. hermanas, tias y sobrinas, así como sus primas, cu­
ñada y la más noble, dulce y atractiva esposa, María Tere­
sa. A ellas se suman otras no menos valerosas mujeres
inmortalizadas por el ángel creador del Libertador, quien
las cobijó en su regazo y catapultó hacia los rumbos infini­
tos de la historia: María Ignacia Rodríguez, Fanny Du
Villars, Teresa Leysnay, anita Lenoit, Josefina Machado,
Olga Milián de Suárez 20

Pepita, Julia Cobier, Isabel Soublette, Bernardina Ybañez,


Manuelita Sáenz, Joaquina Garaicoa, Manuelita Modroño,
Jeanette Hart, Francisca Zubiaga Bernales, Benedicta
Nadal, Paula de Prado y muchas otras que marcaron una
huella en el perfil de Sol de América y rutilante luminaria
universal.

La Dirección General de Educación del Estado Mi­


randa, como órgano rector de la Educación y la Cultura
regional, y cumpliendo siempre con la premisa del Gober­
nador Enrique Mendoza, de impulsar la educación hacia
el más alto sitial del pensamiento y nutrir los lazos cultura­
les que consolidan la identidad del pueblo mirandino, en
su nombre me honro en hacer posible el sueño de la Be­
nemérita profesora Olga de Suárez y publicar su más re­
ciente creación literaria, como es: "AMORES FAMILIARES
Y ROMANTICOS DEL LIBERTADOR"; y presentarla como
una guía a los escolares mirandinos para que conozcan el
apasionado afecto por la mujer universal de nuestro Pa­
dre Libertador Simón Bolívar.

Lie. Glenda Arveláez Arveláez.


Directora General de Educación
del Estado Miranda.
Olga Mi/ián de Suárez 20

Pepita, Julia Cobier, Isabel Soublette, Bernardina Ybañez,


Manuelita Sáenz, Joaquina Garaicoa, Manuelita Modroño,
Jeanette Hart, Francisca Zubiaga Bernales, Benedicta
Nadal, Paula de Prado y muchas otras que marcaron una
huella en el perfil de Sol de América y rutilante luminaria
universal.

La Dirección General de Educación del Estado Mi­


randa, como órgano rector de la Educación y la Cultura
regional, y cumpliendo siempre con la premisa del Gober­
nador Enrique Mendoza, de impulsar la educación hacia
el más alto sitial del pensamiento y nutrir los lazos cultura­
les que consolidan la identidad del pueblo mirandino, en
su nombre me honro en hacer posible el sueño de la Be­
nemérita profesora Olga de Suárez y publicar su más re­
ciente creación literaria, como es: "AMORES FAMILIARES
Y ROMANTICOS DEL LIBERTADOR"’ y presentarla como
una guía a los escolares mirandinos para que conozcan el
apasionado afecto por la mujer universal de nuestro Pa­
dre Libertador Simón Bolívar.

Lie. Glenda Arveláez Arveláez.


Directora General de Educación
del Estado Miranda.
Amores del Libertador

Ante el recuerdo vivo


He leído con tanto provecho como deleite el libro
"Amores Familiares y Románticos del Libertador", escrito
por la apreciada consocia, Profesora Olga Milián de Suá-
rez. El provecho porque indudablemente su lectura permi­
te el conocimiento de una parte de la historia patria rela­
cionada con la vida afectiva del Padre de la Patria y el de­
leite por la forma tan amena como nos presenta "los retra­
tos" de diferentes personas del sexo femenino, que de una
u otra forma no solo estuvieron ligadas afectivamente al
Libertador, sino que ayudaron a formar su corazón para la
libertad, el amor y la justicia.
Amor es afecto por el cual busca el ánimo, el bien
verdadero o imaginado y apetece gozarlo, y uniendo a esta
palabra la proposición de indicarnos el objeto a que se re­
fiere, como amor a Dios, de los hijos, de la gloria; o la per­
sona que lo siente, como amor de madre.
Por ello, dentro de tal concepción hay diversos tipos
de amores, comenzando por el que tiene por objeto la atrac­
ción del sexo, que llega a veces, a confundirse con la pa­
sión pasando por la veneración o reverencia a la Patria o
Instituciones, hasta el representado por la blandura o sua­
vidad, de contenido esencialmente espiritual, dando vida
al verdadero y más puro mutuo, entre el ser que palpita en
el vientre de su madre y luego se acrecienta en la vida afec­
tiva, fundamento y soporte de la formación futura del hom­
bre.
La presentación y descripción de los retratos que nos
hace la profesora Olga Milián de Suárez hace recordar a
las Musas, a las Diosas del Parnaso, porque en ninguna
de ellas estuvo presente la ambición egolátrica ni actuó
interés distinto al de la ternura, la bondad, el desinterés
material y el amor. Entre las Musas Doña María de la Con­
cepción Palacios y Blanco Bolívar y Ponte, bien pudiera
ser la representación del Amor Inaccesible, que nace des­
Olga Mi/ián de Suárez 22

de el momento mismo en que concibe en su vientre al in­


mortal caraqueño; Doña Inés de Mancebo y Mijares, por su
nobleza y desprendimiento al amamantar al Libertador, la
Musa del Sentimiento, a la también nodriza Hipólita, bien
le cabe ser la Musa de la Bondad; la negra Matea, su aya,
que alzaba en sus brazos y jugueteando con él entonces
Bolívar niño, la Musa de los Sueños infantiles, y así, pa­
sando por sus hermanas, sobrinas y primas, quienes estu­
vieron presentes en el prisma de su vida, hasta sus amo­
res, entre lo's cuales, el de Manuela Sáenz Aizpuru de
Thorne, quién fue inspiración y aliciente en su agitada vida
de guerrero estadística y legislador incomparable, por ello
es la Musa de la Pasión.

El trabajo que hoy nos entrega la consocia Olga Milián


de Suárez, es producto de su paciente investigación hecha
en libros y obras de brillantes autores bolivarianos, por lo
que sus fuentes de información son confiables y ello cons­
tituye de por sí, elemento que induce a su lectura, pero
además la forma amena en que presenta sus "retratos",
unido a su condición de dama conocedora de Psicología y
por sobre todo, bolivariana a toda prueba, hace de este
libro un trabajo de interés, especialmente para los jóve­
nes, de una faceta poco divulgada de la vida de nuestro
Libertador.

Dr. Carlos Olivares Bosque.


23 Amores del Libertador

Introducción

Mucho se ha escrito sobre la vida del Padre de la


Patria, tarea difícil y emocionante es tratar los temas que
conciernen al Bolívar humano, sobre todo cuando se trata
de presentar a ese hombre que estuvo rodeado de un ver­
dadero amor filial manifestado por las mujeres de su casa.
Después de muerto su padre las relaciones más cercanas
y afectuosas fueron con su madre, sus hermanas y sus tías,
las esclavas de la familia. De ellas heredó la ternura, la
admiración por las cosas sencillas, la franca camaradería,
el mimo y hasta la galantería.
En el plano sentimental y galante Bolívar llevó una
vida impetuosa, es de justificar este aspecto, pues lejos
del hogar en duras campañas y en medio de la aridez del
combate, para no sentir la soledad y la nostalgia por su
familia, y la vida hogareña, buscó siempre la compañía afa­
ble de otras mujeres para compartir los momentos que an­
helaba.
El objetivo fundamental de este trabajo es presentar
al Libertador a través de la grandeza del amor que mani­
festó en todos y cada uno de los actos de su corta y turbu­
lenta existencia. No podemos negar que las extraordina­
rias cualidades de este hombre son manifestaciones de su
inmensa bondad, con un gran corazón y una profunda soli­
daridad para con sus seres queridos, ya en el ámbito fami­
liar ya en el ámbito galante, lo cierto es que en ambos des­
tacó como caballero discreto y con una dosis de romanti­
cismo digno de admirar.
Simón Bolívar demuestra que amó^ admiró y protegió
a la mujer en muchos aspectos, algunos de los cuales son
los que precisamente lo hacen ser tan especial, sus car­
tas, sus maravillosas cartas, son pruebas fehacientes de
ese mundo magnífico en donde vivió y actuó.
A pesar de que toda la existencia de este hombre es­
tuvo ligado a las más hermosas mujeres, murió sin tener a
SIMÓN BOLÍVAR
Pintura de Ramón Campos Laredo
(Universidad Simón Bolívar de Caracas)
27 Amores del Libertador

Las Abuelas, Bisabuelas y La Madre

La palabra abuela en muchos casos significa ternu­


ra. paciencia y un consentimiento muy especial hacia los
nietos.
Simón Bolívar no conoció a sus abuelas, por relatos
de sus familiares más cercanos pudo imaginarlas en su
mente de niño inquieto y curioso. Lo cierto es que, por
parte de su padre Juan Vicente Bolívar, su abuela fue Doña
Petronila Ponte Andrade y Marín de Narváez, quien casó
con Don Juan de Bolívar y Villegas. Este matrimonio se
realizó en 1711. La otra abuela de Simón Bolívar por vía
materna María de la Concepción Palacios y Blanco, fue
Francisca Blanco Infante y Herrera que casó en 1758, con
Don Feliciano Palacios y Gil, a quien si conoció el joven
Simón y fue su apoyo por muchos años, aún después de
muerta su madre.
Estas abuelas no pensarían nunca que pasarían a la
posteridad por la presencia de un nieto que se convertiría
en el Libertador, que lejos tuvieron de imaginarque un hijo
Juan Vicente Bolívar y una hija María de la Concepción
dieran a la Patria el que se consagró, como el más grande
hombre de este Continente. Mucho menos pudo estar esto
en la mente de sus bisabuelas por parte de padre Ana
María de Martínez y Villegas de Bolívar de'Rebolledo ma­
dre de Doña Petronila y por lo tanto abuela de Don Juan
Vicente Bolívar y por parte de madre Ysabel María Gil de
Amata Aguirre y Villega de Palacios y Sojo madre de Doña
Francisca y abuela de Doña María de la Concepción Pala­
cios la madre de Simón Bolívar.
Eran las abuelas y bisabuelas de el Libertador porta­
dores de sangre española, alemana, manchega y otras
razas, de donde heredó nuestro Simón esa constitución
combativa y tenaz como la demostrada en sus combates y
actuaciones en favor de la Libertad.
29 Amores del Libertador

La Madre

Doña María de la Concepción Palacios y Blanco Bolí­


var y Ponte.
El lugar que ocupa esta insigne mujer en las páginas
de nuestra historia es más que justificado, pues llegó a ella
por ser la madre del Libertador.
Descendiente de una ilustre familia española, Doña
María nació en Caracas el 9 de diciembre de 1758, o en
1760, según algunos historiadores. Era hija de Don
Feliciano Palacios y Sojo y Doña Francisca Blanco Heredia.
Esta extraordinaria mujer, formó un hogar al lado de
Don Juan Vicente Bolívar y Ponte en el que reinó el amor a
Dios, al prójimo y a la dignidad humana.
Según apunta Don Carlos Borges: "Doña María de la
Concepción tenía una belleza fina y delicada como los li­
rios avileños. porte gentil, ojos grandes, negros, candoro­
sos y humildes, negro también el cabello y la tez blanca, la
benignidad y la ternura le son naturales.
"Jamás en su presencia se fustigó al esclavo y algu­
na vez. dio sus blancos pechos de madrejoven al huerfanillo
negro y enjugó la frente y cerró los ojos del anciano que
encaneció sirviendo a la familia".
Por esta hermosa descripción nos damos clara idea
de la fisonomía y la maravillosa personalidad de la madre
del Libertador, quien también cantaba, pulsaba el arpa y la
guitarra, cuando animaba las bellas tertulias en su casa
caraqueña o campestre de San Mateo,
Madre de María Antonia, Juana María, Juan Vicente,
Simón José Antonio y María del Carmen (quién murió al
nacer).
La vida de Doña María de la Concepción, se ve agra­
vada por una terrible enfermedad (tuberculosis laríngea),
que después de algún tiempo había minado su salud, ni

*a Mosquera Suárez Miguel. Vida y Obras Completas de Carlos Borges.


Olga MUián de Suárez 30

los remedios, ni las promesas de sus familiares, ni ritos de


sus esclavos lograron que se recuperara.
Muere Doña María de la Concepción, el 6 de julio de
1792.
Mucho heredó Simón de su aristocrática madre; los
rasgos más humanos, podríamos agregar y los más poéti­
cos le vinieron de ella. Fue mujer de gran carácter y ex­
traordinarias condiciones intelectuales. Apenas de veinti­
cinco años hubo de cubrirse con el oscuro velo de la viudez.
Don Juan Vicente Bolívar partió hacia la eternidad y la dejó
sola con cinco hijos pequeños uno en el vientre, y una in­
mensa fortuna que administrar. Este hijo postumo fue, por
cierto, una niña que vino al mundo sin vida.
Un conocido cronista bolivariano se expresa así de
Doña Concepción: "Hizo frente esta matrona de temple ro­
mano a veintiocho demandas arbitristas y follones; defen­
dió, como una leona a sus cachorros y el patrimonio de sus
hijos".
Al mismo tiempo, era exquisitamente femenina....
Tocaba el arpa y la guitarra con sentimiento... fue el centro
y eje de la sociedad de su tiempo... cuando iba a San Ma­
teo y a sus propiedades de Aragua, llevaba consigo hasta
cincuenta invitados y convertía en verdadero paraíso los
jardines de Aragua... se servían confites bajo el Samán...
en las noches había juegos de salón y bailes al son de cua­
tros quintos, requintos, bandolas, arpas, guitarras e instru­
mentos vernáculos, en diversiones en que reinaban armo­
niosamente la coquetería y la decencia!!!.
Excepcional mujer ésta, de tan grandes condiciones
morales y de tan sólidas virtudes que no podría ser otra la
que trajera al mundo uno de los hombres más geniales de
la historia.
Su hijo Simón Bolívar sintió y guardó un tierno y gran
recuerdo por su madre quien lo acompañó solamente nue­
ve años de su vida, que fue para él dulce sueño y visión
hermosa que se perdía en la mente de niño, porque ella le
31 Amores del Libertador

infundía un gran afecto y profundo respeto por sus seme­


jantes.
En carta de 1825, remitida a su tío Esteban Palacios
evoca así su niñez "cuantos recuerdos se han aglomerado
en un instante sobre mi mente! mi madre, mi buena madre,
tan parecida a Ud. resucitó de la tumba, se ofreció a mi
imagen. Mi más tierna niñez, la confirmación y mi padrino
se reunieron en un punto para decirme que ud. era mi se­
gundo padre. Todos mis tios, todos mis hermanos, mi abue­
la, mis juegos infantiles, los regalos que ud. me daba cuan­
do era inocente... todo vino en tropel a excitar mis prime­
ras emociones".*.
No conoció la gloria de su amado hijo. Sus restos re­
posan en la Capilla de La Trinidad en la Catedral de Cara­
cas junto a los de su esposo Juan Vicente Bolívar y los de
María Teresa, la amada esposa del Libertador
Descansa en paz María de la Concepción el fruto de
tu vientre, Simón, grande entre los grandes te hizo inmor­
tal en nuestra historia!.

Mijares Augusto - El Libertador pág. 26


33 Amores del Libertador

El Aya y las Nodrizas

La Negra Matea, fue el aya del Libertador, él la recor­


daba "buena y mansa compañera de sus juegos infantiles".
Según el escritor e historiador Angel Grisanti: "Matea
fue una mulata al servicio especial de Doña Concepción
Palacios. En declaraciones a Manuel Briceño y a Alberto
Urdaneta en 1883, Matea les dijo: Hipólita lo crió, yo lo al­
zaba y jugaba con él es decir era su aya ocasional según
referencias del historiador Mauro Páez Pumar; este afir­
ma: "Matea nació en San José de Tiznados el 21 de sep­
tiembre de 1773, hija de dos esclavos de Don Juan Bolívar
y falleció en Caracas el 29 de marzo de 1886, a los 113
años de edad. Vivía en la calle 2 N°. 67 quizás en la casa
de Don Gabriel Camacho y Doña Valentina Clemente y
Bolívar hija de Doña María Antonia (hermana de Simón
Bolívar) decimos esto porque cuando Pérez y Soto les dijo
si querían conocer a Matea le acompañasen al hogar de la
familia Camacho. Porque el médico Gabriel Camacho Cle­
mente y Bolívar fue quien expidió el certificado de que
Matea, había’fallecido de Congestión Cerebral.
Al celebrarse en 1883, el centenario del nacimiento
del Libertador, el Presidente Guzmán Blanco llevó del bra­
zo a Matea al Panteón Nacional al llegar al monumento del
héroe Matea presa de emoción incontenible bañada en llan­
to, abrió los brazos y exclamó "Hijo mío, hijo mío! La nu­
merosa concurrencia contagiada también de incontenible
emoción en su mayoría no pudo contener las lágrimas".
35 Amores del Libertador

La Negra Hipólita

Hipólita fue también nodriza de Simón Bolívar, su


madre la seleccionó entre sus esclavas para que le ayuda­
ra en la difícil misión de alimentarlo, pero la fiel esclava le
tomó a Simoncito especial cariño, a tal punto de convertir­
se en su segunda madre.
A ella Bolívar le agradece su afecto, recomendando a
su hermana María Antonia que le ayude cuanto pueda,
cuando él se encontraba fuera de la Patria.
En carta desde Perú para María Antonia fechada el
10 de julio de 1825, Bolívar le dice: "Te mando una carta
de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quie­
re, para que hagas por ella como si fuera tu madre, su le­
che a alimentado mi vida y no he conocido otro padre que
ella". En 1823, había fijado una pensión mensual de Trein­
ta pesos y en julio de 1827, ordenó darle 49 pesos más.
Pero como María Antonia parece que había descui­
dado el pago de la mensualidad, Bolívar se la encomienda
en septiembre a Don José Angel Alamo y le autoriza a girar
por el monto de un año en una postdata, agregó "Antonia
recibió el dinero en letras para este fin. "Sea Ud. mejor
amigo que mi hermana". Lo cual indica cuánta ansiedad y
cólera le producía el pensamiento de que hipólita carecie­
ra de algo.**
Estuvo a su lado en la batalla de San Mateo de 1814,
dándole animo y ayudándole en los momentos difíciles de
la guerra.
Cuando Bolívar entró triunfante en Caracas el 12 de
enero de 1827, en medio del apoteósico recibimiento po­
pular, después de abrazar a sus hermanos y parientes,
divisa en la multitud a la Negra Hipólita, la estrecha contra
sí con ternura, la fiel negra se desata en llanto y alza la
frente con orgullo.*

* Mijares Augusto, El Libertador pág. 26 y 27


* Rumazo González Alfonso, Bolívar pág. 217.
Olga MiHán de Suárez 36

Hipólita vivió hasta su muerte poco antes de 1830,


en una casita en la antigua calle de la Amargura, vieja
subida del Calvario, Caracas.*

Lecuna Vicente, Brevario de Ideas Bolivarianas pág. 161.


37 Amores del Libertador

Doña Ines de Mancebo y Mijares

Tuvo el Libertador a su lado dos mujeres que sustitu­


yeron a la madre en la difícil y tierna tarea de amamantar­
lo, debido a la enfermedad de Doña Concepción. Unas de
ellas Doña Ines de Mancebo y Mijares esposa del Gober­
nador por el Rey de la provincia de Maracaibo.
Apunta Don Arístides Rojas:
"La familia Mijares vivía cerca de la esquina de San
Jacinto en la casa número 15 a la vuelta y en la calle Sur
vivía el Coronel Juan Vicente Bolívar casado con Doña
María de la Concepción Palacios, quien era amiga muy in­
tima de Doña Ines de Mijares pues entre ellas existían la­
zos que sostenían el cariño y la más fina cortesía. Ines
criaba uno de sus hijos, cuando Concepción, en vísperas
de tener su tercero, pidió a su amiga que la acompañara
para que le hiciera las entrañas al párvulo que viniera la
mundo.
Hacer las entrañas es nutrir a un niño recién nacido
cuando su madre está imposibilitada para hacerlo.* Esto
hizo Doña Ines con Simón, al nacer le sirvió de cariñosa y
tierna nodriza, conmovedores encuentros, cuenta la histo­
ria que hubo entre Doña Ines y Simón Bolívar.
Al transcurrir los años, en 1813, cuando los Mancebo
estuvieron en serios problemas por su condición de realis­
ta, el Libertador recomienda a Doña Ines al Gobernador
Coronel Pulido quien ejercía en Barinas: Fue ella, le dice:
"La que en mis primeros meses me arrullo en sus senos..."
y en 1827, le escribe al Coronel Blanco, Intendente del Ori­
noco: "Con el mayor interés me empeño con Ud. para que
se tome la pena de oír en justicia a mi antigua amiga, la
Sra. Mancebo que, en mis primeros meses me dio de ma­
mar... "Que recomendación para quien sabe amar y agra­
d e c e o s ______________________________________________
* Rojas Arístides: Leyendas Históricas de Venezuela Pág. 233 y
siguientes.
MARÍA ANTONIA BOLÍVAR
Hermana del Libertador
Autor Anónimo
41 Amores del Libertador

Las Hermanas:
María Antonia

Nació en Caracas el 1o de noviembre de 1772, Casó


con Pablo Clemente Francia y tuvo cuatro hijos, Pablo
Secundino, María Josefa, Anacleto y Valentina quien casó
con Gabriel Camacho y fueron sus hijos: Mariana, Simón,
José Gabriel, Concepción, Benigna, Trinidad y Juan Vicen­
te Camacho Bolívar. En 1814, los patriotas emigran de
Caracas, María Antonia se niega hacerlo, pero una escol­
ta de un cabo y cinco soldados llegan a la casa y la obli­
gan por orden de Bolívar, de seguir a La Guaira para em­
barcarse hacia Curazao y de allí en 1816, paso a la Haba­
na, donde enfermó su esposo y para vivir tuvo que traba­
jar y afrontar así, las dificultades económicas. Regresó dig­
namente a la tierra natal cuando se consumó la libertad
patria. El Gobierno norteamericano le suministró una fra­
gata para que viajara de La Habana a La Guaira. El día de
su llegada hizo celebrar una misa a la Santísima Trinidad,
Patrona de los Bolívar y concurrió a ella descalza, con los
zapatos en las manos, recorrió las calles en acción de gra­
cias por haber vuelto con felicidad a su país".* Fue mujer
de talento y carácter, era realista de convicción aunque no
de corazón y cuando después del triunfo de su amado
hermano se discutía la forma de gobierno le escribía a su
hermano lo siguiente:

"La malignidad de algunos políticos ha llegado hasta


el exceso de decir que te vas a coronar al Perú y aunque
ellos no lo creen así, lo esparcen para sus fines particula­
res. Siempre les digo a todos que es una calumnia y que
tú eres más grande sólo con el título de Simón Bolívar que
de emperador (...). Así verán los hombres que después de
haber ganado tantos triunfos te retiras a tu casa a ser solo
un benemérito ciudadano (...). Así lo creo y espero que tu
ilustración y grandeza de alma, pues no sólo en la Améri-
Olga MUián de Suárez 42

ca del Norte se han de dar hombres grandes como W as­


hington.*
Más tarde, el 30 de octubre de 1825, en una larga
carta sobre asuntos particulares, le decía estas palabras:
"Celebro infinito que vengas aquí con tropas como
me dices.
Esto está muy necesitado de tu presencia. Hay mil
picardías y partidos, pero en el momento en que te pre­
sentes desaparece todo. Mandan ahora un comisionado a
proponerte lá corona. Recíbelo como merece la propuesta
que es infame y pacto de las potencias de Europa a ver si
concluyen con nuestra existencia miserable a manos de
los partidos: pero di siempre lo que dijiste en Cumaná el
año de 1814, que serías Libertador o muerto, ese es tu
verdadero título, el que te conservará las glorias que has
adquirido a costa de tanto sacrificio, detesta a todo el que
te proponga corona porque ése procura tu ruina. Acuérda­
te de Bonaparte e Iturbide y de otros muchos que no igno­
ras; estoy satisfecha de tu modo de pensar y te creo inca­
paz de permitir semejante cosa, pero no puedo menos que
declararte los sentimientos de mi corazón por el interés
que tengo de tu felicidad".*
La gloria de esta gran dama es digna de la grandeza
de su hermano a quien amó entrañablemente, María Anto­
nia llegó hasta la ternura. Le compuso versos, lo enco­
mendaba a la Santísima Trinidad, estaba atenta de su sa­
lud y tuvo con él un comportamiento generoso: le ofreció
parte de sus rentas. Con Cochrane le envía a Lima una
casaca de paño azul bordada, una docena de camisas de
olán, una de pañuelos de lo mismo, unas medias de algo­
dón finas y dos pares de botas, y no fue la única vez. En
la intimidad le dio trato de hermano menor. Cuando en
1827, el Libertador se acerca a Caracas, le escribe como
si fuera el estudiante interno que viene a pasar vacacio­
nes a casa:

*Valois Arce Daniel. Edifique en el Viento.


43 Amores del Libertador

"Dime qué dulces son los que me han mandado te


haga, porque no me han dicho de qué son".*
Su a m o rp o re l hermano m enorfue sublime, y e n con­
secuencia escribe una bella y hermosa carta al presiden­
te, solicitándole el traslado de los restos de Simón José a
Caracas: de cuya epístola presentamos un extracto:

"Creo que el tiempo transcurrido desde el fallecimien­


to de Simón hasta la fecha, es más que suficiente para que
se hayan calmado, si no extinguido, las pasiones de los
hombres y yo por mí, y a nombre de los demás herederos,
hago a usted con encarecimiento la súplica de que nos
conceda el permiso de trasladar a Caracas las cenizas de
mi hermano, sirviéndose dar, para que no se nos estorbe o
coarte el uso de aquél, las órdenes que usted crea más
oportunas y convenientes; protestándole que ninguna otra
consideración nos mueve más de la que se deriva de un
sentimiento de fraternidad y del deseo de llenar una obli­
gación, de cuyo cumplimiento no resulta a la sociedad el
más leve inconveniente, y en que se interesan la gratitud,
la piedad y la justicia. Soy de usted muy atenta y segura
servidora, María Antonia Bolívar".*
Como se ve, no solamente protegió al Libertador en
su infancia, sino después de su muerte.
Murió el 7 de octubre de 1842, poco antes de que
llegaran los restos de su hermano el 17 de diciembre de
1842. por lo cual se había interesado tanto.*

*Valois Arce Daniel


* Edifiqué en el viento pág. 103.
* Lecuna Vicente: Brevario de Ideas Bolivarianas pág. 16.
45 Amores del Libertador

Juana María

Llamada Juanica, fue la menor de las hembras del


matrimonio Bolívar-Palacios, era rubia de ojos azules, dul­
ce y mansa como gota de miel tesoro de ternura.* Nació en
Caracas el 6 de mayo de 1779, Juana se distinguió por su
carácter prudente y conciliador.
Fue republicana y por esta causa murió su esposo y
su hijo. Casó muy joven con Dionisio Palacios, primo her­
mano de Doña Concepción, hombre dedicado a la agricul­
tura y gran patriota, cuando emigró a Oriente murió en el
degüello de Maturín. Juana tuvo dos hijos: Guillermo Pala­
cios, oficial entusiasta y valeroso que acompañó a su tío
hasta la conquista de Guayana. Murió espada en mano en
la Batalla de La Hogaza. Benigna Cornelia nació en 1803,
quien casó primero con el General Briceño Mendez y en
segundas nupcias con el señor Pedro Amestoy.
Juana murió el 8 de marzo de 1847, en Caracas a la
edad de sesenta y ocho años.

Mosqueda Suárez Miguel, Obras Completas Carlos Borges.


Olga Mi/ián de Suárez 46

Carta del Libertador


para varios herederos fam iliares

Señoras María Antonia Bolívar, General Lino de Cle­


mente, Doctor Felipe Fermín Paúl, Gabriel Camacho, Fran­
cisco Gárate, Feliciano Palacios Blanco, Anacleto Clemen­
te.
Conste por la presente que a mi hermana Juana Bo­
lívar le hago donación de treinta mil pesos del producto de
la venta de las minas de Aroa que debe entregarse en Lon­
dres, y para que le sirva esta declaración a mi citada her­
mana en el caso de mi muerte, le doy ésta en Caracas a
tres de julio de mil ochocientos veinte y siete.

Simón Bolívar.
47 Amores del Libertador

Esquela dirigida a su hermana Juana

Mantecal, 26 de mayo de 1819.

A la ciudadana Juana Bolívar.


Querida Juanica: Recibí tu carta, aunque muy atra­
sada me alegro infinito te halles sin novedad, y te divier­
tas en todas las ocasiones que se te presenten.
Al señor Zea le digo que te dé lo que necesites y así
puedes ocurrir a él. Nosotros marchamos ahora mismo para
Barinas y creo tendrá muy buen resultado nuestra marcha.
Nada puedo decir más, pues estoy montando a caballo, sino
que cuentes con el hermano que más te quiere y desea
verte tranquila. A Benigna mil cosas, que me alegro siga
buena.

Bolívar.

Escritos del Libertador Tomo II, pág. 236-237.


49 Amores del Libertador

Las Tías del Libertador

Las Tías Maternas.


Como el padre de Doña María Concepción, madre de
Simón Bolívar, contrajo matrimonio dos veces tenemos que
de su primer matrimonio con Doña María Josefa Lobera y
Otañez: Isabel Palacios y Lobera Otañez, soltera, Fran­
cisca Palacios y Lobera Otañez casó con Don Luis Piñango
de Lobera y Otañez. De segundas nupcias con Doña Fran­
cisca Blanco Infante y Herrera. De este matrimonio nació;
María de la Concepción Palacios y Blanco madre de Si­
món, por lo que sus hermanas fueron las amadas tías del
Libertador. Ellas, muerta su hermana, acogieron con cari­
ño y desmedido amor a sus sobrinos principalmente a Si­
món.

María de Jesús (1760-1819)


Acogió a sus sobrinos Bolívar Palacios, huérfanos de
padre y madre..Cuidó cariñosamente a las dos hermanas:
María Antonia y Juana, mientras estuvieron solteras y así
mismo atendía a los varones Juan Vicente y Simón. Sus
servicios a este respecto fueron notables. Casó con Juan
Nepomuceno Ribas, compañero de Don Feliciano Palacios
Sojo en la administración de los bienes de la familia Bolí­
var, y futuro Director General de Rentas de la República
asesinado en la Guerra a Muerte.*

Ana Rufina
Casó el 17 de agosto de 1788, con su primo doble
Juan Félix Palacios Blanco.

Catálogo de Errores y Calumnias en la Historia del Libertador pág. 33.


Olga MUián de Suárez 50

María Paula
Casada con Francisco Javier Ustáriz, ilustre patriota
y uno de los fundadores de la República, de ese matrimo­
nio nació Mariano Ustáriz, caballero distinguidísimo Go­
bernador de Caracas, en años posteriores, célebre por su
proverbial honradez y dotes intelectuales.

María Ignacia
Nacida el 31 de julio de 1775, quien casó con A nto­
nio José Ribas, hermano de José Félix Ribas. Murió en
Caracas el 13 de marzo de 1829, y tuvo tres hijos:

Josefa
Nació el 15 de mayo de 1774. Cuando nació Simón,
ella tenía 9 años, por lo que, desde muy niña se dedicó a
cuidarlo con mucho esmero y cariño. Prueba de esto es la
cláusula 53, del testamento, en el que don Feliciano Pala­
cios y Sojo, su padre, declara lo siguiente:
"Es mi voluntad que sin embargo de que mis nietos
Don Juan Vicente y Don Simón de Bolívar y Palacios, se
les nombre tutor por la real justicia, por no tener aún la
edad competente para elegirlo, que queden viviendo en mi
casa acompañados de sus tías y tíos que desde que nacie­
ron los han mirado y tratado como hijos suyos, procurán­
doles su educación, y así suplico al tutor o tutores"... Esta
parte de la cláusula nos revela que las tías del Libertador
quisieron y demostraron verdadero afecto por sus sobri­
nos, y muy especialmente Josefa. Esta joven mujer de la
familia Palacios casó con el General José Félix Ribas, el
1o de febrero de 1789. Se caracterizó esta matrona vene­
z o la n a por el d u elo que g u a rd ó a la m u e rte de su
amantísimo esposo, encerrándose durante seis años en un
cuarto pequeño acompañada de sus criadas; sin recibir otra
visita que la de su médico e ignorada de todos. Cuando
Bolívar se entrevistó con Morillo en Santa Ana, le habló de
su querida tía y le suplicó que la visitase para que la per­
51 Amores de! Libertador

suadiese a salir del encierro, Morillo cumplió la palabra


que diera al libertador y al regresar a Caracas envió un
edecán a manifestarle eí encargo que el Genera! Bolívar
le había hecho. De nada valieron las invitaciones de Mori­
llo repartidas por su edecán y otras personas, la respues­
ta de doña Josefa fue siempre la misma "Digan Uds. a su
General que Josefa Palacios no abandona este lugar mien­
tras su patria sea esclava, no lo abandonaría sino cuando
los suyos vengan a anunciarle que es libre, y la saquen de
él".*
Este era el caiácter de la tía del Libertador. Seguros
estamos que este gran sentido de dignidad y patriotismo lo
comunicó a su amado sobrino en tiempos de infancia y
adolescencia

* Lecuna Vicente. Catálogo de errores y Calumnias en la Histo­


ria del Libertador. Pág. 34.
53 Amores del Libertador

Tías Paternas

Las tías del Libertador fueron por parte del primer ma­
trimonio de su abuelo Don Juan de Bolívar y Martínez de
Villegas con Doña Francisca Aguirre Villete y Liendo tene­
mos: Doña Josefa de Bolívar y Aguirre, fallecida a tempra­
na edad.

Del segundo matrimonio de su abuelo Don Juan de Bo­


lívar y Martínez, y Villegas con Doña María Petronila de Ponte
y María Narváez sus descendientes femeninas fueron:

Doña Josefa de Bolívar y Ponte


Nacida en Caracas el 9 de noviembre de 1711, don­
de casó el 23 de marzo de 1734, con el Alcalde de la San­
ta Hermandad Don Juan Gabriel Lovera Otañez y tuvo dos
hijos; Doña Josefa María y Gabriel José. Doña Petronila
de Bolívar y Ponte nacida el 28 de febrero de 1716, y bau­
tizada el 19 de abril del mismo año. Murió en tierna edad.
Doña Petronila de Bolívar y Ponte de igual nombre que la
anterior, nació el 3 de febrero de 1719, casó el 7 de no­
viembre de 1734, con Don Miguel Xeréz de Aristigueta y
Lovera, no tuvo hijas hembras. Doña Jacinta de Bolívar y
Ponte, nacida el 11 de septiembre de 1772, casada el 24
de febrero de 1787, con su primo Don Pedro Francisco
Gedler y Ponte, de cuyo matrimonio hubo nueve hijos:
Mateo, Josefa Antonia, María Jacinta (fallecidas) María
Petronila, Ignacia, María de La Merced, Mateo, Teresa y
Marina Gedler Bolívar.

Doña Luisa de Bolívar y Ponte


Casada el 26 de enero de 1731, con Don Ignacio Xeréz
de Aristigueta y Lovera Otañez, hermano del esposo de Doña
Petronila, de su matrimonio hubo dos hijos; El Presbítero Don
Juan Félix de Xeréz de Aristigueta y Bolívar, quien bautizó a
Don Simón Bolívar. A este sacerdote debe el Libertador el
instituir un vinculo en su favor en su testamento.
55 Amores del Libertador

Las Sobrinas

No tuvieron un contacto directo con su tío Simón Bo­


lívar, pero por medio de cartas y en los momentos que com­
partió con su familia, manifestó ternura y amor por ellas.
Después de muerto, ellas fueron la fuente más directa para
el conocimiento de su persona y de su vida en sí.

Por parte de su hermana María Antonia:

Josefa Juana Merced


Nació el 23 de junio de 1795, y murió soltera.

Valentina
Nació el 16 de diciembre de 1797, casó en Curazao
donde estaba desterrada con Gabriel Camacho en 1803,
tuvo siete hijos: Simón Paolino, Juan Vicente, Gabriel, Con­
cepción, Trinidad, Benigna y Mariana, la menor quien na­
ció en 1822, y vivió casi un siglo, como conservó mente
lúcida, recordaba con precisión hechos sobre la vida del
Libertador y su familia.

Felicia Bolívar
Hija de Juan Vicente y Josefa María Tinoco. Felicia
casó en 1827, con Laurencio Silva destacado General que
se cubrió de gloria en Junín y Ayacucho.

Por parte de su hermana Juana María y Dionicio Pa­


lacios:

Benigna Cornelia
Quien nació en 1803, fue esposa del General Pedro
Briceño Méndez. En segundo matrimonio casó con el se­
ñor Pedro Armestoy.
Olga MiHán de Suárez 56

Carta dirigida al Libertador


por su sobrina Felicia

Caracas: Junio 22 de 1827

Mi querido tío:

No quisiera molestar a V. pues que lo contemplo muy


lleno de ocupaciones, pero la consideración de que pronto
tendré que llorar la ausencia de la única persona con quien
cuento sobre la tierra me estimula a hacerlo para recordar­
le en primer lugar lo que me ofreció la última vez que hablé
con V. y lo otro que nos quedamos careciendo de la com­
posición, y del auxilio del agua de la pila y tal vez se perde­
rán los cien pesos que se han empleado; porque las cañe­
rías con los aguaceros se volverán a obstruir y una de las
mejores piezas de la casa está al caer, reconocida por el
alarife*. Pedro no ha dejado de ocurrir a Santana y siem­
pre le dice qué no hay dinero confío de la bondad de V.
disimulará mis repetidas molestias.
Hablar a V. sobre lo sensible que me es su partida
sería repetir lo que la naturaleza y las circunstancias ha­
cen ver palpablemente a todos y ¿quién con más razón
que yo deberá lamentarse? En fin mi querido tío, no quiero
quitarle más tiempo, el que es a V. apenas suficiente: an­
tes de su marcha iré a dar a V. mis adioses; quisiera el
cielo que ellos sirvieran a V. de salvaguardia en todos los
peligros.
Entre tanto quedo con el mayor respeto a V. su más
afecta.

Felicia Bolívar
57 Amores de! Libertador

Las Primas

Las Primas Paternas del Libertador fueron:


Doña Josefa María Lovera Otañez y Bolívar, hija
de Doña Josefa de Bolívar y Ponte y Don Juan Gabriel
Lovera Otañez.
María Petronila, María de la Merced, Teresa y Ma­
rina Gedler y Bolívar, hijas de su tía Doña Jacinta de
Bolívar y Ponte y Don Pedro Francisco Gedler.
Doña Francisca Manuela de Bolívar y Arias, nació
el 29 de abril de 1722, murió soltera en junio de 1790.
Primas en segundo grado por ser hijas del primo Don
José de Bolívar y Aguirre, y Doña María Paula de Bolívar y
Arias, monja del Convento de las Concepciones de Cara­
cas.
Doña María de la Concepción de Bolívar y Arias,
casada el 14 de junio de 1804, con José Juan Seijas.
Doña Teresa de Bolívar y Arias casada el 12 de di­
ciembre de 1791, con Don Pedro Hurtado.
Doña María de la Merced de Bolívar y Arias casada
en 1801, con Don José Mariano de Bolívar y Aristigueta.
Doña María de la Soledad de Bolívar y Arias, casa­
da el 11 de abril de 1801, con Don Francisco de Bolívar y
Arias, nacida en la Villa de San Luis de Cúa, y casada el
1o de diciembre de 1805, con Don Silvestre Manuel de
Arias.
Doña Belén, María del Carmen y Cecilia de Bolívar
y Arias, fallecidas a temprana edad.
Doña Ursula Teresa de Bolívar y Arias, nacida el 1o
de febrero de 1725, sasó el 23 de diciembre de 1747, con
Don Manuel de La Plaza y Blanco.
Doña Luisa de Bolívar y Arias esposa de Don José
de La Plaza y Bolívar.
Doña Josefa María de Bolívar y Arias, casada el 21
de mayo de 1804, con Manuel Felipe Alonso Gil y Ferreira.
Doña Isabel de Bolívar y Arias, falleció soltera.
Olga MUián de Suárez 58

Doña Isabel de Bolívar y Arias, y Doña Isabel de


Bolívar y Arias (estas dos primas del Libertador que lleva­
ron el mismo nombre fallecieron párvulas).
Doña Josefa de Bolívar y Arias, casada el 14 de
octubre de 1749, con Don Mateo de La Plaza y Bolívar.

Prim as por parte de la línea m aterna, es decir,


sobrinas de Doña María de la C oncepción Palacios
Blanco de Bolívar.

María Ignacía quien había casado con Antonio José


Ribas, se encuentran: María de la Concepción Ribas y Pa­
lacios murió soltera, Francisca Ribas y Palacios y casó con
el alemán Gustavo Volmer.
Hija de su tía María de Jesús Palacios y Blanco que
casó con Juan Nepomuceno Ribas: María Ignacía Ribas y
Palacios casó con Leonardo Lorenzzi.
Josefa Palacios, esposa de José Félix Ribas, no tuvo
hijas hembras.
59 Amores del Libertador

Carta del Libertador


para su prima Sor María Paula de los dolores

Caracas, junio 26 de 1814.

A Sor María Paula de los Dolores Bolívar y Palacios.

Mi estimada Prima:
La carta apreciable de Vd. ha producido en mí los
mayores sentimientos, al saber que uds., se hallan en aflic­
ción por el apremio que se hace a Prim para que se exhiba
mil pesos.
Ninguno en Caracas puede contribuir con más facili­
dades cualquiera cantidad que se le exigiese como Prim.
Todos saben que él tiene dinero, y están todos satisfechos
de que la renuncia que manifiesta proviene de otra causa,
que no es la escasez.
Yo estoy persuadido de esto y lo mismo estará la Jun­
ta; así yo dificulto que se le releve la multa; sin embargo,
yo ofrezco en obsequio de esas venerables madres hacer
lo que sea posible por él.
Soy de Vd. afmo, primo y servidor Q.B.S.P.

Simón Bolívar. *

* Prima en segundo grado hija de Don Juan de Bolívar y Arias


Inés María Arias Altamirano.
Cartas del Libertador, Tomo I pág. 141
61 Amores deI Libertador

Su Cuñada

Josefa María Tinoco, fue la madre de Felicia, Juan y


Fernando, hijos de Juan Vicente Bolívar, quien se ahogó
cerca de las Bermudas en el naufragio del Bergantín Am e­
ricano San Felipe Nery en viaje que hacía desde Filadelfia
a Puerto Cabello, a finales de julio de 1811. Josefa María
fue acatada por la familia Bolívar; y el Libertador se pre­
ocupó mucho por sus sobrinos, prueba de ello es la cláu­
sula 14 de su testamento en la que instituye a ellos, su
herederos. Esta mujer fue fiel al padre de sus hijos y vivió
para ellos. Aunque no fue casada con Juan Vicente Bolí­
var, el Libertador la reconoció como su cuñada, prueba de
ello son las cartas que se intercambiaron:
Josefa María Tinoco murió en Caracas el 20 de sep­
tiembre de 1859, a la avanzada edad de setenta y seis años.
Fue enterrada en la cripta de la familia Bolívar (Libro de
entierros de la Iglesia Catedral número 37, folio 79). Había
nacido en Valencia y sus hermanos Manuel María y Fran­
cisco de Paula fueron servidores eminentes de la emanci­
pación. Francisco de Paula murió como Comandante de
Artillería en Puerto Cabello en 1813, en acción de guerra;
y Manuel María peleo en el Bárbula, en las Trincheras y en
Barquisimeto. En 1816, participó en la expedición de Los
Cayos y se distinguió en la captura de la goleta Rita y del
Bergantín Intrépido.*.

Valois Arce Daniel.


Edifique en el Viento. Pág. 115.
Olga Mi/ián de Suárez 62

Carta dirigida al Libertador


por Josefa María Tinoco

Mi querido Simón: Entre los muchos males que atri­


bulan mi corazón cuento por el mayor el de ser madre, sí,
madre desgraciada de unas criadas que el único apoyo que
le queda bajo el cielo va a desaparecer en éste país, y acaso
para siempre-sin otra culpa de parte de ellos que el de ha­
ber sido el miserable resultado de una pasión que yo no
previ fuese la más funesta a los últimos días de mi vida.

Narciso y todos aseguran que te vas, acaso para no


volver más a éste país; y yo sé muy bien que por más que
me esfuerce no conseguiré hablarte porque estás decidido
a no verme. Yo quisiera que desistieras de ésta intención,
si no por mi que nada puedo serte interesante, por unos
pedazos del corazón de tu desgraciado hermano: ellos por
mi voz te ruegan hagas por verte conmigo para que trate­
mos sobre su futura suerte en lo que no tomará parte la
mía, sino porque la providencia ciudará de mi débil salud,
para con ella por medio del trabajo de mis manos propor­
cionarme una honrada aunque obscura subsistencia. Con­
fía en ésta verdad y en la que te ama como siempre since­
ra y afectuosamente.

Josefa María Tinoco.

Bolívar y las Damas, pág. No 71


Cartas del Libertador. Vicente Lecuna
63 Amores del Libertador

Carta del Libertador


en respuesta a su cuñada
Josefa María Tinoco

Mi querida Josefa María:

Mi primer duda d o ha sido disponer que los bienes de


Juan Vicente, le toquen a tus hijos: que se te dé una pen­
sión de cincuenta pesos mensuales, hasta que estos bie­
nes den producto y, después de todo.

Antonia tiene orden de asistirte como a mi mismo y


se que lo hará mejor que yo. Cuenta con esto. Estoy de
prisa y quizás no podré verte: pues el honor y mi patria me
llaman a su socorro. Tu afectísimo.

Simón Bolívar.*

Documentarlo de la Libertad. Bolívar y las Damas, pág.230.


V án de Suárez 64

Carta de Pepa María Tinoco al Libertador

Caracas, 26 de abril de 1824.

Muy querido Simón:

Cuánto más distante te hallas de estos países es más


deseada tu presencia en ellos: yo no soy quien debe decir­
te la falta que haces, hablen por mí los ejércitos y los pue­
blos que tanto te desean y en particular tus sobrinos estos
huérfanos que lo serían en toda la extensión de la palabra
si no les hubiese quedado por su fortuna un segundo pa­
dre como Simón.

Yo creo que no debes extrañar mi lenguaje que para


contigo ha sido siempre el de la franqueza e ingeniudad.
En efecto mis hijos están socorridos y educados por tus
generosas acciones, Fernando sostenido por ti en el Norte
hace dos años; se está haciendo digno de la familia a que
pertenece, más para que tus paternales designios no que­
den frustados por falta de aviso oportuno debo participarte
que Soublette va empleado a Cartagena y que aunque deja
avanzado dos años más para la subsistencia de aquel niño,
concluidos éstos, no sabrá que destino tomar. Yo me apre­
suro a ponerlo todo en tu conocimiento porque de ti sólo
esperan él y sus dos hermanos su felicidad, su bien, su
todo. En vano es contar con Anacleto quien a pesar de tus
recomendaciones y encargos los ha visto con tanta indife­
rencia que aunque le avisé con mucha anticipación la mar­
cha de Fernando supo que lo había verificado después de
embarcado de modo que me vi en el mayor apuro para
habitarlo contrayendo empeños porque hasta los seis me­
ses de tu salida de ésta ciudad, no comenzó Anacleto a
65 Amores del Libertador

darnos la mesada, obligado de las circunstancias de ser


expulsado don Benito Prada de quien únicamente pendía
nuestra subsistencia y de los continuos lamentos que nues­
tra desesperada situación te dirigíamos.
Desde entonces gracias a Dios y a tu bondad vivi­
mos descansadamente rogando al cielo tu prosperidad y
una vida prolongada y si fuese posible inmortal porque
mientras tú existas no serán infelices tus protegidos, tus
hijos adoptivos ¿serán lo mismo no existiendo tú? No per­
mita el cielo causarles tan grave mal a ellos y a la Repúbli­
ca, coserve él tus días y los renueve sin cesar, más como
somos mortales ¿deberán ellos prometerse de tus herma­
nas la misma protección? ¿Los mismos sentimientos? a h !si
supieras las expresiones que han preferido con personas
de mi amistad, pero son tus hermanas. Forzoso es callar.
Felicia, Juancho y Fernando tienen mucho que esperar de
tu corazón bondadoso, pero si no les precaves en tiempo
la suerte que se les prepara, serán los más desgraciados
sin que pueda libertarlos ni tu respetable memoria ni tus
encargos y disposiciones mas estrictas. Tu sabes que eilos
no tienen hasta ahora ni un triste alberque, que les ponga
a cubierto de la intemperie, en caso que les faite tu som­
bra; tu conoces mejor que yo los deberes a que tu mismo
has querido constituirle por la excelencia de tus principios
y recomendaciones de tu desgraciado hermano, y yo con­
fío no llorarán con razón la pérdida de su padre porque tu
que los has adoptado desempeñando las funciones de tal
harás acallar su natural sentimiento. Te suplico encareci­
damente me contestes cuando te lo permitan tus graves
ocupaciones. Dios te conserve y nos conceda el gusto de
abrazarte tan pronto como desea tu alma.

Pepa María Tinoco.

Documentario de la Libertad. Bolívar y las Damas. Pág.232.


67 Amores del Libertador

Su Esposa

Doña María Teresa R odríguez Del Toro y A laiza.

Dilecta esposa del Libertador, a quien conoció en


Madrid por intermedio del Marqués de Ustáriz. María Tere­
sa era hija de Don Bernardo Rodríguez del Toro, caraque­
ño residenciado en España, viudo de Doña Benita Alaiza
Medrano. De ellos son hijos Antonio María, Manuel María,
y la dulce y bella María Teresa, quien había nacido el 15
de octubre de 1781. Por testimonios que nos han permitido
conocer, la presentan como una joven frágil, amable, alta,
delgada, dulce, de ojos claros, de refinada educación, ex­
quisita personalidad manifestada a través de unos finos y
ponderados modales**. Se casó el Libertador con María
Teresa el 26 de mayo de 1802, en la Capilla de San José ,
en el viejo Madrid, de allí viajaron a La Coruña y más tarde
a La Guaira; después de un corto tiempo en Caracas, par­
ten hacia San Mateo donde sus vidas transcurren en un
ambiente campestre lleno de verdadera felicidad, allí sus
ojos se llenan con la miel de los cañaverales. Muy poco
dura la dicha porque María Teresa, cae enferma atacada
por la fiebre amarilla y muere irreparablemente al poco
tiempo de ser trasladada de urgencia a Caracas, el 22 de
enero de 1803.

La dulce María Teresa de la que el Libertador expresó:

"Sin ser bella atraía por su dulzura de carácter y es­


merada educación..." veía en ella según sus propias pala­
bras: "Joyas sin tacha, de inestimable valor..." Esta insig­

*Castro Roías. María Teresa, "Bolívar hombre", Revista Socie­


dad Bolivariana N°. 90 pág. 52
* Boletín de la Academia de ia historia. Tomo Lili. pág. 258-259.
1970 Caracas-Venezuela.
Olga MUián de Suárez 68

ne mujer con su amor te dio gran felicidad a nuestro Si­


món Bolívar, con su muerte lo hizo desdichado.

A partir de entonces, Bolívar, en amor mantiene una


sola fidelidad y es aquel juramento que brotó del alma jo ­
ven a las puertas de la muerte de su amada.
69 Amores del Libertador

Partida de M atrimonio
de Simón Bolívar y María Teresa

En la capilla de San José situada en la cava del Pa­


lacio del Duque de Frías ubicado donde más tarde existió
la casa del Pueblo, calle de Piamonte, se verificó la cere­
monia el 26 de mayo de 1802.
"Yo don Isidro Bonifacio, Teniente Mayor de Cura de
la misma, habiendo precedido despacho del señor don Juan
Bautista de Espeleta, Pr. Vicario Eoco, de esta referida Villa
y su partido dada en veinte del propio mes y año refrenda­
do de Diego Alonso Martín, su notario, por el que consta
haberse dispensado las tres amonestaciones que proviene
el Santo Concilio de Trento por las justas causas que con­
currieron para ello; recibidos los mutuos consentimientos,
hechas las demás preguntas y requisitos necesarios y no
ha resultado impedimento alguno, desposé in facie Elesiae
por palabras de presentes que hacen verdadero y legítimo
matrimonio a Don Simón Bolívar, natural de la ciudad y
Obispado de Caracas, en América, hijo de Don Juan Vi­
cente y de Doña María de la Concepción Palacios (ya di­
funtos) con Doña María Teresa Rodríguez de Toro, natural
de esta referida Villa, hija de Don Bernardo Rodríguez del
Toro y Ascanio, y de Doña Benita Alayza Medrano (ya di­
funta) precedidos los requisitos necesarios se'hallaron pre­
sentes por testigos Don Pedro Rodríguez del Toro, el se­
ñor Marqués de Inicio y otros juntamente los velé y di las
bendiciones nupciales según ritual romano, y lo firme Don
Isidro Bonifacio Romano.
Olga MUián de Suárez 70

Carta de María Teresa a su amado


Simón José Antonio

La Guaira, 12 julio de 1802.

Mi adorado Pap: desde ayer al amanecer estábamos


a la vista de cabo Codera, sin poder llegar a La Guaira por
falta de viento. Esta mañana llegamos hasta una legua sin
poder arribar, hasta que por fin, fue la falúa del registro, en
la que bolbimos Simón y yo, pues de lo contrario no ha­
bríamos comido en tierra; hemos tenido una navegación
felicísima, de solos 27 días, y hubiéramos llegado el 25 si
no fuera por las calmas que tubimos ayer y hoy. Solo el
primer día nos mareamos pero fue un mareo de todo el día
bómitos. Por lo que toca a lo demás lo hemos pasado muy
bien en lo posible; inmediatamente escribimos, Simón a su
tío y yo a mi tía, creemos que mañana no dexará venir al­
guno, ya se lo diré a V. antes cerrar ésta...
Escribo a V. por un pasagero que ba a Madrid y que
si quiere le puede entregar a V. mi carta y decirle que me
á visto mui buena, pero como considero que en eso suele
haber dificultades no quiero dexar a V. sin carta mia, delito
que no me debe V. perdonar ni yo le cometeré...
"...Hoy 14 continúo, para decir a V. que ayer llegaron
de mañana mis cuñados y me trajeron una carta de Franco
en que me decía que bendría hoy; así lo ha hecho solo con
un tío de Simón, pues el resto de su familia, incluso mi tia
están fuera: pero espero ver pronto, a lo menos a Fem an­
do, que es regular lo sepan ya. Me ha dicho Franco, que
Tomás está muy gordo y muy contento, igualmente que
Fernando, que por ahora se halla en ánimos de marchar, y
me parece que le pueden vds. esperar por algún tiempo...".
"...Mañana de madrugada saldremos para Caracas y
me alegraré que se dilate la salida del barco para escribir a
V. más largo pues por ahora no puede ser..."
77 Amores del Libertador

"...Que gusto tendré cuando sepa que V. se ha resti­


tuido a Madrid con perfecta salud y felicidad, que halla
hallado a Perico, y a todos buenos; ele V. un abrazón como
a mis hermanitos, y a mis queridos niñitos un millón de
besos, que siempre los tengo en la memoria, y que los
quiero muchísimo".
"...Hoy hemos comido alegremente, y no faltaba otra
cosa que V. y Perico. Deseo a V. la más completa salud y
quedo rogando a dios por ella lo conserbe, lo que desea su
hija, que le ama extrañablemente y nunca le olbida...".

Ma. Teresa (rúbrica).

P.D. Simón hace a V. y a Perico muchas expresiones


y no escribe por que no hay tiempo: De V. finezas a la tía
Mariquita, tío Marqués &, sin olvidar a Vicenta y a Ysabel
y Ramona..."

Nótese la ortografía original de la autora de la epístola *

* Tras las Huellas del Libertador, pág. 33.


Bolívar B. Pedro Modesto.
Olga Mihan de Suárez 72

"Jamás otra mujer ocupará tu sitial".*

Correspondencia de Simón Bolívar


Para María Teresa Rodríguez del Toro

Madrid, 4 de diciembre.

"Amable hechizo del alma mía: en el correo pasado


escribí a ud. El feliz ésito que tuvo mi importuna imperti­
nencia, en que pidiesen a ud., y cuyos efectos ya sabrá
ud. con placer, pues considero que aunque no hayas eso
de amor, por lo menos humanidad no deja de haber en el
benévolo corazón de ud., y siendo así, ud. debe compla­
cerse de ver que me hallo casi en el camino de alcanzar la
dicha que con mayor ansia deseo, y cuya pérdida me se­
ría más costoso que la muerte misma.
Apreciable Teresa: No deje ud. de escribirme todo
cuanto haya, pr. que. se he de hablar con verdad, no ten­
dré momento tranquilo, hasta que, no sepa cómo padre ha
tomado la de mi tío, pues el deseo todo se lo teme.
El Marqués de Ustáriz me preguntó si había escrito a
ud. y yo no pude menos que decirle que sí.
Escribo a padre en éste, dándole noticias de los Tíos.
De quién será de ud. mientras viva, y quiza aunque
muera.

S.B. ( )
(Bolívar).
73 Amores del Libertador

Un Am or En Méjico

María Ignacia Rodríguez de Velasco y


Osorio

Había cumplido el joven Simón Bolívar quince años,


su tío Carlos lo envió a España, con el fiel propósito de
que en Madrid complementase su educación. "Vestía en­
tonces el uniforme de teniente de Milicias Regaladas de
Aragua".
En enero de 1799, Bolívar se embarco en La Guaira a
bordo del navio San Ildefonso. En Veracruz se detiene la
embarcación, para recibir caudales y en espera de vientos
favorables. Esta oportunidad la aprovecha Simón para co­
nocer a Méjico y relacionarse con lo más granado de la
sociedad. Se hospedó en casa del Oidor Aguirre a quien
entregó cartas de recomendación enviadas por su tío des­
de Caracas. En esta magnífica ciudad le fue presentado
una hermosa mujer Doña María Ignacia Rodríguez de
Velasco y Osorio, llamada "la guerra Rodríguez". Esta be­
lla joven, rubia, de ojos azules, era hija de Don Antonio
Rodríguez de Velasco y de Doña María Ignacia de Osorio y
Bello. Su simpatía y desenvoltura de mujer romántica hace
que se constituya en acompañante del caraqueño en fies­
tas, reuniones y paseos. Allí Simón empezó a demostrar
su innata galantería. Pudo haber entre esta joven pareja
un fugaz romance que en su viaje a España interrumpió,
pero le dejó un agradable recuerdo de Méjico y sus gentes.
La guer a Rodríguez tuvo luego tres matrimonios sucesi­
vos y cinco hijos, pero siempre se sentiría muy honrada de
haber conocido al que después sería el Libertador de Am é­
rica.*

Larrazabal Felipe. Bolívar-Tomo I.


FANNY DU VILLARS
Miniatura de Meuret

(tomada de la Iconografía del Libertador


de Uribve Whlte)
77 Amores del Libertadc

Un Am or en París

Fanny Du Villard

En París surge el hechizo de Fanny Du Villard, cuyo


nombre de soltera era Fanny Louise Denis de Trobriand
de Keredern y Aristigueta, casada con el Conde Dervieux
de Villar. Cuando Bolívar la conoció en 1804, tenía 21 años
y Fanny 28 años, su esposo 54.
Fanny era distinguida, rica, blanca, de cabellos rubio
oscuros.
Poseía la frivolidad el refinamiento y la gracia que impreg­
naba; la vida social parisina de esa época. Rumazo Gon­
zález en Bolívar", apunta: "Fanny Du Villard es la segunda
mujer en la vida del héroe, habla de la ardiente pasión
entre los dos, aunque no de amor, las relaciones con la
francesa quien era su prima lejana, son como una aventu­
ra que da el momento, porque son amores fascinantes,
envolventes. Pero todos esos instantes los recordará el
Libertador con infinita nostalgia en sus momentos de sole­
dad".*
El la abandona cuando comprende que su verdadero
amor es libertar a l.a América. El 6 de mayo de 1805, Bolí­
var se despide de Fanny y para sellar este újtimo encuen­
tro le regala una sortija como recuerdo.

Rumazo Alfonzo Bolívar.


79 Amores del Libertador

Carta de Fanny a Simón Bolívar

6 de abril de 1825:

Dedicó esta esquela para nosotros dos.


Hace hoy 21 años, mi querido primo, que usted dejó
a París, y que medio usted una sortija que lleva esta mis­
ma fecha, pero en vez de 1826, fue en 1805 cuando aque­
llo sucedió.
Este anillo siempre me ha acompañado, trayéndome
a la memoria el recuerdo gratísimo de una amistad que
usted me aseguró sólo se extinguiría con su postrer suspi­
ro.
Recuerda usted mis lágrimas vertidas, mis súplicas
para impedirle marcharse? Su voluntad resistió a todos mis
ruegos. Ya el amor a la gloria se había apoderado de todo
su ser, y sólo pertenecía usted a sus semejantes por el
prestigio que les ocultaba el genio que las circunstancias
han aumentado...
Su resolución de alejarse de mí me hirió profunda­
mente; pero hoy aquel valor tan firme lo eleva a usted en
mi pensamiento y lo coloca sobre todos los hombres. He
tenido y tengo aún la confianza de creer que usted me
amó sinceramente, y que en sus triunfos, como en los
momentos en que corría usted algún peligro, pensó usted
que Fanny le dirigía sus pensamientos.
Consérvese usted para la felicidad y la gloria del
Nuevo Mundo; tengo todavía la esperanza de volver a ver­
lo, de estrechar contra mi corazón al ser más digno que
ocupa todos mis pensamientos. Al objeto de mi profunda
admiración.
Dígame, pero escrito de su mano, que me conserva
usted una amistad verdadera... No tengo ya el derecho de
ser exigente... Si usted se encuentra en el apogeo de la
gloria, dígamelo, y me congratularé con usted; si, al con­
trario, no se siente satisfecho, también es a mi a quien
Olga Milián de Suárez 80

debe decirlo porque lo que concierne a usted será para mi


más que mi propia existencia, más que yo misma.
Adiós, mi caro amigo, yo lo amo a usted y creo que
no es porque le he amado que le amo tanto. No sería im­
posible que imposible que fuese este un adiós para siem­
pre. Dios sólo y usted pueden saberlo.
Conserve usted mi retrato; él será más feliz que yo
porque al envíale mi imagen, no tengo la facultad de pres­
tar mi alma a mi fisonomía; si la tuviera, tal vez olvidaría
usted mis años.
Adiós, mi querido primo. Fanny D. Du Villard Née de
Trobriand et Aristigueta".

Bolívar y las Damas. Tomo N°. 71, pág. 124.


81 Amores de! Libertador

( A Fanny Du Villard).

San Pedro Alejandrino, Diciembre 1830

"Querida Prima:
"¿Te extraña que piense en ti al borde del sepulcro?
Ha llegado la última aurora; tengo al frente el mar
Caribe azul y plata, agitado como mi alma por grandes tem­
pestades; a mi espalda se alza el macizo gigantesco de la
sierra, con sus viejos picos coronados de nieve insepulta
como nuestros ensueños de 1805; por sobre mí el cielo
más grandioso derroche de luz.
¡Adiós Fanny!
Esta carta llena de signos vacilantes la escribe la
mano que estrechó la tuya en las horas del amor, de la
esperanza y de la fe; ésta es la letra que iluminó el relám­
pago de los cañones de Boyacá y Carabobo; ésta es la
letra escritora del Decreto de Trujillo y del Mensaje del
Congreso de Angostura.
¿No la reconoces, verdad?
Yo tampoco la reconocería, si la muerte no me seña­
lara con su dedo despiadado la verdad de este supremo
instante! si yo hubiera muerto en un campo de batalla,
dando frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que
entrevi a tu lado en los campos de un Sol dé Primavera.
Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos
que gozaron mis favores, víctima de inmenso dolor, presa
de infinitas amarguras.
Te dejo en recuerdo mis tristezas y lágrimas que no
llegaron a verter mis ojos.
¿No es digna de tu grandeza tal ofrenda?
Estuvistes en mi alma en el peligro; conmigo presi­
diste los consejos de Gobierno; tuyos fueron mis triunfos
y mis reveses; tuyos son también mi último pensamiento y
mi pena postrimera.
Olga MUián de Suárez 82

En las noches galantes del Magdalena vi desfilar mil


veces la góndola de Bryon por los anales de Venecia; en
ella iban grandes bellezas y grandes hermosuras: pero no
ibas tú has flotado en mi alma mostrada por las niveas
castidades.

A la hora de los grandes desengaños; a la hora de


las íntimas congojas apareces ante mis ojos moribundos
con los hechizos de la juventud y de la fortuna; me miras y
en tus pupilas arde el fuego de los volcanes; me hablas y
en tu voz escucho las dianas inmortales de Junín.

Adiós Fanny: todo ha terminado.


¡Juventud, ilusiones, sonrisas y alegrías se hunden
en la n a d a ; so lo q u e d a s tú co m o v is ió n s e r á fic a ,
señoreando el infinito, dominando la eternidad.
Me tocó la misión de relámpago; rasgar un instante
las tinieblas; fulgurar apenas sobre el abismo, y tornar a
perderme en el vacío.
Bolívar*

NOTA: Esta carta ha sido duramente cuestionada por al­


gunos historiadores que no creen que haya sido escrita
por el Libertador, en la data señalada en el original.

Bolívar y las Damas. Ediciones Presidencia de la República


tomo 71, pág. 122.
83 Amores del Libertador

Poema escrito por el aeda Venezolano Andrés Mata:

Don Juan en Santa Marta

Al salir del Perú, ya consumada


La obra de su genio y de su espada
En la América austral,
Bolívar, desde Francia, recibía
Una Carta de amor y poesía
De Fanny du Villard.

Aquella ardiente carta en su memoria


Removía cenizas de una historia
De Veinte años atrás.
Y mundano, voluble y libertino.
París se interponía en su camino
De Lima a Bogotá.

Fanny le confesaba: "... Todavía


El recuerdo penoso de aquel día
Me persigue tenaz.
Vos secábais el llanto en mi semblante.
Mientras yo, enloquecida y suplicante
No os dejaba marchar.

No quiero resignarme al desengaño


Y en prueba de mi afecto os acompaña
Mi efigie y un puñal.
Tales prensas serán en vuestra vida.
El arma, la defensa requerida.
Mi efigie, un talismán..."
Habló a su corazón tanta vehemencia?
No era fácil sondear en la conciencia
Del caudillo inmortal.
Tras la heroica virtud de su pujanza.
Olga MiHán de Suárez 84

Se confundían en estrecha alianza


Aquiles y Don Juan
Placía a sus pasiones voluptuosas
Olvidar los laureles por las rosas,
La gloria por el Vals.
Y pronto a la embriaguez de las caricias
Entre hermosuras al placer propicias
Plantaba su vivac.

De Lima a Quito, Bogotá y Pamplona,


Hasta el valle que el Avila corona,
Fue una marcha triunfal.
Palpitantes de amor los corazones,
Se pusieron en pie cuatro naciones,
Para verfe pasar.

Pocos años después, en Santa Marta,


Ya próximo a morir, aquella carta
Recordó frente al mar.
Clavó la vista en el confín arcano,
Vio por última vez el océano
Y rompió a sollozar...

Andrés Mata

Esta hermosa poesía representa el significado de los


amores de Bolívar y Fanny que escribía al Libertador en
1826.
Olga MUián de Suárez 84

Se confundían en estrecha alianza


Aquiles y Don Juan
Placía a sus pasiones voluptuosas
Olvidar los laureles por las rosas,
La gloria por el Vals.
Y pronto a la embriaguez de las caricias
Entre hermosuras al placer propicias
Plantaba su vivac.

De Lima a Quito, Bogotá y Pamplona,


Hasta el valle que el Avila corona,
Fue una marcha triunfal.
Palpitantes de amor los corazones,
Se pusieron en pie cuatro naciones,
Para verle pasar.

Pocos años después, en Santa Marta,


Ya próximo a morir, aquella carta
Recordó frente al mar.
Clavó la vista en el confín arcano,
Vio por última vez el océano
Y rompió a sollozar...

Andrés Mata

Esta hermosa poesía representa el significado de los


amores de Bolívar y Fanny que escribía al Libertador en
1826 .
85 Amores del Libertador

Amiga y Confidente

Teresa Leysnay

Encontrándose Simón Bolívar en el viejo Continente,


en París conoce a otra francesa, Teresa Leysnay, casada
con el coronel arequipeño Mariano Tristán, de esa unión
nace Flora, esta joven se convierte en notable escritora,
viajera, autora de muchas publicaciones de ideas socialis­
tas. Teresa fue amiga íntima y confidente de Bolívar. Muerto
el Libertador, la joven Flora pretende aparecer, como hija
de Bolívar, pero esto no podía ser, pues, en la época del
idilio con Teresa ya Flora su hija, había nacido en 1803.
Olga Mi/ián de Suárez 86
I

Carta de Simón Bolívar


Para Teresa Leysnay

(Fines de 1806?)

(A la señora Teresa Leysnay de Tristán)

Querida señora y amiga: Yo no le he escrito desde mi


partida de París; ah! ¿Qué le habría podido decir? no te­
nía nada que referirle que pudiera interesarle. ¡Siempre el
mismo tren de vida, siempre el mismo fastidio! Voy a bus­
car otro modo de existencia; estoy harto de la Europa y de
sus viejas sociedades; me vuelvo a América; ¿Qué haré
allí? no lo sé. Ud. sabe que todo en mí es espontáneo,
que nunca hago proyectos. La vida del salvaje tendría en­
cantos para mí, es probable que yo construya una choza
en medio de las bellas selvas de Venezuela.

Cartas del Libertador. Tomo II, pág. 160.


87 Amores del Libertador

Carta del Libertador para su admirada Teresa

Podré, allí, romper a mi gusto las ramas de los árbo­


les, sin temor de que se me regañe, como lo hacía Ud.
cuando yo tenía la desgracia de coger algunas hojas de
sus míseros naranjos. ¡Ah!, querida Teresa, felices aque­
llos que creen en un mundo mejor, pues éste es muy árido.
Para mí hubiera sido muy grato abrazar al coronel
antes de partir; yo no le escribo; ¡eh! ¿qué podría yo de­
cirle que no sepa ya? Me trataría de loco si yo le dijese
que la vida es triste, a él, que no tiene bastante tiempo
para admirar las nubes que pasan sobre su cabeza, las
hojas que el viento agita, el agua que corre en el arroyo,
las plantas que crecen sus orillas? Feliz mortal. Para ani­
mar su vida, no necesita tomar parte en el drama de los
hombres. La naturaleza, para él, está llena de movimiento
y variedad. En cuanto a mí la naturaleza me parece tan
monótona como el hombre que la atormenta. Voy a ver de
nuevo otros hombres, otra naturaleza. Los recuerdos de
mi infancia les prestan un encanto que se desvanecerá
cuando los haya visto; pero el gran emperador acaba de
invadir a España y yo quiero ser testigo de la acogida que
tendrá este acontecimiento en América. Dígale a Mariano
que yo lo querré siempre, que haré el largo viaje de Cara­
cas al Perú aunque solo fuera para dar noticias suyas a su
familia; que yo abrazaré a su hermano Don Pío con tanto
afecto como pudiera hacerlo él mismo. Según todo lo que
Mariano nos ha contado de él, este don Pío debe ser un
hombre muy amable.
Adiós, querida Teresa, o más bien, a la nada... pues,
Ud. lo sabe, yo no tengo la dicha de creer en la vida del
otro mundo.

Simón Bolívar.
Cartas del Libertador, Tomo II pág. 160.
89 Amores del Libertador

El Am or de una Francesa en Am érica...

Anita Lenoit

Una pareja de inmigrantes franceses que llegaron a


Cartagena de Indias eran los padres de Anne Lendit.
En Salamina, pueblo situado a orillas del majestuoso
Río Magdalena, cuando Bolívar desembarcó sus tropas
para aprovisionarse y descansar en compañía de Oficia­
les, visitó la taberna del poblado para compartir con los
vecinos del lugar, oye hablar allí de la francesa Anne
Lenoit, se dirigió a conocerla, y le habló en francés lo que
dio motivo para que entablaran una amistad entre ambos,
los padres de Annita habían marchado a Santa Marta en
viaje de compras por lo que la francesita se encontraba
sola con sus criadas. Con los continuos encuentros la
amistad fue volviéndose un cálido y tierno amor pero su
deber de soldado lo aleja de ella, se embarca para Heredia.
En Tenerife (Colombia) estando en campaña, se encuen­
tran de nuevo, pero nuevamente la guerra los separa. Al
transcurrir el tiempo en 1830, ya el Libertador enfermo
camino de Santa Marta, al pasar por Punta Gorda mandó
a preguntar por Anne pero ella estaba en Tenerife. Al en­
terarse de que Bolívar preguntaba por ella, se-preparó para
marchar a su encuentro, ya el Libertador había partido,
ella le siguió pero en Barranquilla cayó enferma. Convale­
ciente se embarcó a Santa Marta, donde llegó el 18 de
diciembre. Bolívar su gran amor había muerto el día an­
tes.
"Anne regresó a su pueblo, murió en 1868, pero lle­
vó por muchos años su retrato al cuello".*

* Historia Secreta de Bolívar, de Cornelio Hispano. Pág. 123.


91 Amores de! Libertador

Pepita, Amor y Devoción

Josefina Machado

El 4 de agosto de 1813, cuando el Libertador entra


triunfante en Caracas, luego de la Campaña Admirable.
Josefina fue una de las bellas mujeres que le coronaron
con laureles Pepita como la llamaban, era morena, de ojos
grandes, inteligente, de alegría contagiosa, según algu­
nos testimonios era primar de Carlos Soublette e hija de
José Andrés Machado hacendado de los Valles del Tuy.
Era hermana de Manuela Machado, esposa en primeras
nupcias de Blas José Paz Castillo. Oficial valeroso muerto
heroicamente en la Batalla de Urica. Tal vez la gloria y el
esplendor del caraqueño la fascinaron de tal modo que se
entrego a él. Esta mujer, compartía con Bolívar duras jo r­
nadas, su intenso y bello amor fue duramente puesto a
pruebas por las viscisitudes de la guerra, tras él fue al
destierro, con su madre y una tía a San Thomas, llegando
hasta la miseria, con él regresa y fue testigo de episodios
como el desembarco de Margarita. Ocumare de la Costa y
Carúpano.
Josefina fue para el Libertador el solaz de aquellos
primeros años como guerrero, fue la compañía femenina
necesaria para suavizar los duros reveses y también para
compartir los preliminares y embriagadores sorbos de glo­
ria y Josefina fue ¡como no! amor y pasión.*

Bolinaga de Dúo. Mamá Begoña Simón Bolívar y las mujeres.


Revista Sociedad Bolivariana N°. 116.
93 Amores del Libertador

Su Primera Salvadora

La Dominicana Julia Cobier

El Libertador durante su exilio en Jamaica, en la ciu­


dad de kingston, a fines de 1815, conoció a una hermosa
mujer, Julia Cobier, de 32 años, morena, de hermosos ojos
verdes, cuyo contraste le hacían parecer como una mujer
de presencia interesante, tenía una fortuna no desprecia­
ble y una influencia bastante notable en el medio insular.
Esta mujer sirvió de amable amiga y consuelo al célebre
caraqueño, le ayudó en su afán de empresa libertadora y
fue su apoyo en momentos difíciles. Durante su estancia
en la isla, Simón Bolívar escribe en compañía de Julia se
salvó de la muerte, cuando pernoctó en su casa y en la
posada donde vivía, el oficial Amestoy fue a buscarle, como
no lo encontró se recostó en su hamaca para esperarlo.
Cuando el negro Pío o Plíto se acercó a la hamaca y cre­
yendo que él estaba allí le asestó varias puñaladas al bul­
to, asesinando a Amestoy.* De esta manera salvó su vida.
Nueve días más tarde Bolívar se alejó de Jamaica en
Expedición libertadora el Almirante Brión, allí quedó Julia,
que con su bella y'entrañable amistad disipó la angustia y
la soledad de un corto exilio.

La angustia de un sueño. Simón Bolívar, González Paredes Ramón.


95 Amores del Libertador

Un Casto y Discreto Amor.

Isabel Soublette

Elena e Isabel Soublette eran descendientes de los


Jeréz y Aristigueta y hermanas del General Carlos Soublet­
te. Estas hermosas mujeres, admiradas por su gran belle­
za, encontraron a Bolívar en Haití.

Es en Cartagena de Indias en el año de 1814, donde


Isabel y el Libertador mantienen amores discretos, Isabel
Soublette es joven "con una cabellera rubia y abundante,
esbelta, blanca, de ojos azules, rostro delicado y manos
finas".*

Este amor atrevido y apasionado se distancia, qui­


zás por el gran respeto que sentía Bolívar por su Secreta­
rio, por lo que estas relaciones se ven convertidas en cas­
ta y serla amistad, tiempo más tarde cuando el Libertador
visitó a Angostura por segunda vez ya Isabel se había ca­
sado con un burgués de apellido Dalla Costa, allí pudo
verla de nuevo y le obsequió una casa como presente nup­
cial. Isabel se convirtió en la madre del destacado Gene­
ral Juan B. Dalla Costa.

Lecuna Vicente. Catálogo de Errores y Calumnias


Bolívar: Documentarlo de la Libertad N°. 190, pág. 281.
97 Amores del Libertador

La Bella y Melindrosa
Bernardina Ibañez Arias

Nacida en Ocaña, hija del Dr. Miguel Ibañez y Vidal y


Doña Manuela Agustina Arias Rodríguez, esta familia es­
tuvo muy ligada a la causa patriótica. En 1813, cuando
Bolívar pasó por Ocaña, conoció a los Ibañez, cuatro de
los hermanos varones de Bernardina militaron bajo las ór­
denes de Bolívar, Manuel que fue Edecán, Antonio, Pedro
Alcántara y Vicente. Otro hermano, Miguel estudió medici­
na en Europa, fue diputado al Congreso de Cúcuta y más
tarde Alcalde de Bogotá. Las hermanas eran Carmen,
María, Josefa, Manuela, Isabel y Nícolasa, igualmente en­
tregadas a la causa de la República. El Padre y la Madre
de esta familia sufrieron toda clase de atropellos por parte
de los realistas. Después del triunfo de Boyacá en 1819
Bernardina figuró entre las jóvenes escogidas para pre­
sentar al Libertador en Bogotá una corona de rosas. Allí
se cree nació el amor que Bolívar le profesó.*
Bernardina Ibañez, ae distinguida familia colombia­
na ojos oscuros y grandes, el pelo abundantísimo, dientes
perfectos, la piel de un tono blanco y bello.
El héroe se enamoró de ella locamente y la bella jo ­
ven atendió a sus requiebros, pero no se dejó seducir por
él, pese a que Bolívar empleó con ella todas las artes de
galante romántico.
Bernardina, refieren las crónicas de la época "era con­
siderada la mujer más bella de Bogotá, era llamada por el
Libertador La Melindrosa o sea dulce como la Miel.*
La bella colombiana había escogido al apuesto coro­
nel Ambrosio Plaza, quien moriría en Carabobo, casó lue­
go con el Dr. Florentino González que tiempo después sería
uno de los que conformaría la conspiración de septiembre
de 1828 contra el Libertador.

* Escritos del Libertador. Tomo I, pág. 274.


Olga MUián de Suérez 98

Carta del Libertador


para la encantadora Bernardina

Cali 5 de enero.

"Para la melindrosa
y más que' melindrosa
bella Bernardina.

Mi adorada B... lo que puede el amor! No pienso más


que, en ti y en cuanto tiene relación con tus atractivos. Lo
que, veo, no es más que, la imagen de lo que, imagino. Tú
eres sola en el mundo pa. mí. Tú, ángel celeste, sola ani­
mas mis sentidos y deseos más vivos. Por tí espero tener
aun dicha y placer, porque, en ti está lo qe. yo anelo.
Después de todas estas y otras muchas cosas qe no
digo pr. modestia y discreción, no pienses qe. no te amo.
No me acuses más de indiferente y poco tierno. Ya
ves qe. la distancia y el tiempo sólo se convinan para po­
ner en mayor grado las deliciosas sensaciones de tus re­
cuerdos. Es justo no culparme más con tus vanas sospe­
chas. Piensa sólo en lo qe. no puedes negar de mi pasión
y constancia eterna.
Escríbeme mucho; ya estoy cansado de hacerlo yo y
tú ingrata no me escribes!!! Haslo, o renuncio a este deli­
cioso alivio.
Adiós tu

Enamorado"

Ideario del Libertador. Bolívar y las Damas pág. 157.


MANUELITA SÁENZ

Oleo - Quinta Bolívar


(Bogotá - Colombia)
101 Amores de! Libertador

Manuelita Saenz Aispuru de Thorne

No quedó inadvertida para la historia las fuertes rela­


ciones que mantuvieron Manuela Sáenz con Simón Bolí­
var. Han sido tema para que historiadores, escritores y
poetas le hallan dedicado obras enteras y fue en realidad
Manuelita "La amante inmortal, la lealtad a toda prueba, la
mujer liberada. En ella encontró Bolívar" a la seductora, a
la compañera, a la amiga, a la mujer, en ella se reúnen
todas aquellas cosas que un luchador necesita para el des­
ahogo descanso y amor a su agitada vida".**

¿Cómo era Manuelita?.


Boussigualt, dice que "era bella, algo gruesa, de ojos
negros, de mirada indecisa, tez sonrosada sobre fondo
blanco, hermosísimos senos, cabellos negros, bellos de­
dos, alegre, de poco conversar, leal hasta la muerte".*
Según un visitante de la casa de Manuela, Próspero
Pereira Gamba de su puño y letra", nos recibió una de las
damas más hermosas que recuerde haber visto en ese tiem­
po, de rostro color perla, ligeramente ovalado, de faciones,
todas bellas, ojos arrebatadores, donosísimo seno y am­
plia cabellera, suelta y húmeda como empapada en recien­
te baño y la dentadura bellísima, el tamaño, un poco más
bajo que el de Bolívar, era de viveza extremada, de mano
aristocrática que sabía por igual tejer encajes y manejar la
espada y la pistola; en su palabra correcta fácil, sin afecta­
ción, dominaba la ironía, hablaba el inglés y leía los clási­
cos Tácito y Plutarco.*
En cuanto a sus datos biográficos había nacido en
Quito el 27 de diciembre de 1797, era bastarda hija de
María Joaquina Aizpuru, blanca y defensora de la causa
* Boussi Gault Juan, Memorias, Coronel del Estado Mayor de
Simón Bolívar.
* Bolinaga de Dúo María Begoña. Simón Bolívar y las mujeres.
Revista Sociedad Bolivariana N°. 116, pág. 93.
Olga MiHán de Suárez 1 02

republicana y Simón Sáenz, español abanderado de la


c a u s a re a l, c a s a d o con J u a n a M aría del C a m p o
Larrahonda. Se educó Manuela en el Monasterio de la
Concepción y confiada a la monja San Buenaventura. Más
tarde la educación en otro monasterio el de Santa Catali­
na. Manuelita se fugó del Convento y se reintegró a su
familia, 1817 acá Manuelita de 19 años con un naviero
comerciante inglés James Thorne, de 40 años.
En paseo con su esposo por Guayaquil conoce a
Rosita Campuzano, que se había hecho famosa a base de
talento, belleza y lujo, se hacen amigas y juntas trabajan
afanosamente por la causa patriótica, San Martín al llegar
a Guayaquil las premia junto con otras f 12 damas, con la
condecoración caballeresa del Sol, cinta bicolor blanco y
encarnado con una medalla de oro, con armas nacionales
al anverso y el reverso la inscripción. "Al patriotismo de las
más sensibles".

Su Verdadero Amor

Quito, hermosa ciudad asentada a las faldas del Pi­


chincha.
En la mañana del 16 de junio 1822 entra el Libertador
en esta bella población, banda de guerra, ambiente de fies­
ta y alegría entre los pobladores. Sucre y sus oficiales han
salido a recibirle, la gente en verdadero delirio lanza lluvia
de flores a su paso, hombres y mujeres de todas las regio­
nes circunvecinas acuden a ver pasar su valiente héroe.
Manuelita Sáenz en compañía de su madre, tíos y
amigos esperan en un balcón ricamente engalanado el
paso del vencedor, su corazón se acelera al verlo que se
acerca y justo en el momento que pasa, arroja una corona
de laurel. Rumazo González narra este episodio así:
"Alza la vista el General y se encuentra con los ojos
chispeantes de la quiteña, con su maravillosa sonrisa y
con sus brazos blanquísimos redondos, que parten de los
103 Amores deI Libertador

hombros desnudos como dos llamaradas de amor. Sonríe


más acentuadamente Bolívar clava en ella su mirada de
fuego y agradece el homenaje con una reverencia muy
acentuada.
Aquel momento fue definitivo par ala vida sentimen­
tal de ambos; desde ese punto se amaron para siempre"*.
Después de este agradable encuentro van a la Plaza
donde se alza un tablado que sirve de atrio a doce bellísi­
mas jóvenes quiteñas, quienes aguardan al Libertador para
guiarle a escuchar discursos de personalidades de lá re­
gión. Más tarde le conducen a la Catedral para presenciar
un tedeum. En este hermoso recibimiento Bolívar conoce
a Manuelita, pero ella ha conocido a su verdadero amor.

Secretaria y Archivera

Fue la Secretaria a quien el Libertador confió sus ar­


chivos personales y ella se dedicó a protegerlos y cuidar­
los con extremado celo. Con el archivo viaja y lo mantenía
muy cerca de su vista. Muerto Bolívar continúa cuidándolo
con devoción solo; el General O'Leary pudo revisarlo y
extraer algunos papeles, pero con la promesa de que se­
rían para enriquecer la historia y el prestigio de el Padre
de la Patria.

Un Soldado Más de la Causa Patriota.

En Manuelita encontró el Libertador la mujer con


quien podía discutir una estrategia política. Fue ella cons­
piradora en favor de la causa, su destreza como jinete y el
manejo de las armas la hizo ser soldado que marchaba a
su lado en campañas y cerca de los ejércitos, era la mujer
que se adaptó a la vida que llevaba su amado.

Rumazo González Alfonso. "Bolívar".


Olga MUián de Suárez 104

La Mujer Celosa

Estando en Lima Simón Bolívar, llegó de improviso


Manuelita a la casa que habitaban, la Magdalena, después
que estuvo unos días fuera del lugar, al llegar sorprendida
encontró en la cama de Bolívar un precioso arete de dia­
mantes; Manuelita fuera de si arremetió contra el Liberta­
dor hecha una furia que por poco le arranca los ojos: él
ofendido pide.auxilio y dos edecanes no podían contener
la enfurecida mujer. Bolívar decía "Manuela tu te pierdes",
pero ya sus filosas uñas habían dejado marcas en la cara
del héroe que no pudo salir de su habitación por varios
días, haciendo ve ra n te sus compañeros de armas que era
por su amado con todo género de cuidados y fervoroso
amor.**

Le Salva la vida por Primera Vez

El 10 de agosto, con motivo del aniversario de la


llegada del Libertador después del triunfo de Boyacá se
prepara un baile de gala. Manuela se ha enterado de una
conspiración, para asesinar a Simón Bolívar a las 12 en
punto en esa fiesta. La fiesta incluye disfraces por lo que
los asistentes pueden llevar caretas, oportunidad que apro­
vecharán los conspiradores para llevar a cabo su diabóli­
co plan. Manuela no había asistido a la fiesta porque el
Libertador se negó a llevarla; pero desesperada por sal­
var a su amado se presenta a El Sarao, se identifica en la
puerta, pero le niegan el acceso, entonces inventa la treta
de hacerse pasar por loca, a fin de producir un escándalo
que llame la atención de Bolívar, éste al verla desgreña­
da, sucia gritando y riendo como una loca, sale de la fie s­
ta iracundo para sacar a Manuela a la fuerza del lugar y
evitar así el ridículo, este hecho evitó que el Libertador

* Hispano Cornelio. Historia secreta de Bolívar.


* Cartas del Libertador. Tomo VI, pág. 397.
105 Amores de! Libertador

fuese asesinado, logrando Manuela salvar la vida de su


amado Simón.
"El yelo de mis años se reanima con tus bondades y
gracias. Tu amor da una vida que está espirando. Yo no
puedo estar sin tí, no puedo privarme voluntariamente de
mi Manuela. No tengo tanta fuerza como tú para no verte;
apenas basta una inmensa distancia. Te veo aunque lejos
de tí. Ven, ven, ven luego".
Bolívar.

Cuando Manuela recibe esta carta parte de Quito en


un recorrido de 1.800 kms., a caballo que desanda en 39
días expuesta a toda clase de peligros y al acecho de asal­
tantes y bandidos, es sin duda una prueba de su inmenso
amor.

¿Por que la Libertadora del Libertador?

El 25 de septiembre de 1828, en la Casa de Gobier­


no de Bogotá, el Libertador se acostó temprano por en­
contrarse algo resfriado, mientras en las sombras tejían
un plan siniestro. Pedro Carujo, Hovet y Florentino Gon­
zález y muchos otros acuerdan tomar el cuartel de artille­
ría y luego asesinar al Libertador. A las doce en punto, los
conjurados- al mando de Agustín Hovet entran en la casa,
Manuela despierta al Libertador y le ayuda a huir por la
ventana después de estar segura de que nadie le acecha.
Los asesinos trataron de forzar la puerta, Manuela da tiem­
po a que Bolívar se aleje, abre la puerta y niega la presen­
cia del Libertador en el dormitorio. Los conjurados la sa­
cuden y golpean pero ella se mantiene firme. Después de
los acontecimientos, dominada la rebelión, el Libertador
regresa a la casa y al ver a Manuela le dijo "Tu eres la
libertadora del Libertador".
Nuevamente Manuelita salva la vida de su amado
Simón.
Olga MUián de Suárez 1 06

Las Ultimas Defensas al Libertador

En Bogotá se preparaban los festejos para la cele­


bración del día de Corpus Christi el 9 de junio de 1830, en
la principal Plaza se quemarían fuegos artificiales y dos
grandes y feos muñecos que representaban al despotis­
mo del Libertador y la Tiranía de Manuela, cuyas figuras
custodiaban los soldados. La reacción de Manuelita no se
hizo esperar,.iracunda se vistió de soldado con sus dos
criadas, y arremetió contra las horribles figuras y hasta
con los soldados que la custodiaban. En el periódico La
Aurora aparece publicado el suceso así:
"Una mujer desconocida, que ha seguido los pasos
del General Bolívar, se presenta todos los días en traje
que no corresponde a su sexo y del propio modo hace salir
a sus criadas, insultando el decoro y haciendo alarde de
despreciar las leyes y la moral.
Esa mujer cuya presencia sola forma el proceso de
la conducta de Bolívar. Ha extendido su insolencia y su
descaro hasta el extremo de salir el día 9 del presente, a
vejar al mismo gobierno y a todo el pueblo de Bogotá. En
traje de hombre se presentó con dos o tres soldados que
conserva en su casa y cuyos "prest" paga el Estado, atro­
pelló a los guardias que custodiaban el castillo destinado
para los fuegos de la víspera del Corpus y rastrilló una
pistola que llevaba declamando contra el Gobierno, con­
tra la libertad y contra el pueblo".*
107 Amores del Libertador

La Despedida

El 8 de mayo de 1830, es la última vez que se ven


Manuelita y el Libertador, su despedida en una bella caso­
na de Bogotá, él tomaría el camino de la costa para no
volver jamás y ella muchos años de lucha en defensa y
protección de su amado.
Su conspiración es tan activa que pegaba carteles en
la calle con mensajes ardorosos en favor de la causa, en
los cuarteles convence a la tropa en pro de la conspiración
y es el alma del golpe de estado dado por el General Ra­
fael Urdaneta en julio de 1830 en Bogotá. Manuela no pen­
só nunca que la despedida del Libertador sería definitiva,
pues luchaba con denuedo por devolverlo al sitio de man­
do y de honor.
Bolívar le escribe desde Guaduas el 11 de mayo de
1830:
"Mi amor"

Tengo el gusto de decirte que voy muy bien y lleno


de penas por tu aflicción y la mía por nuestra separación.
Amor mío: mucho te amo... Pero más te amaré sí tienes
ahora, más que nunca mucho juicio. Cuidado con lo que
haces, pues si no, nos pierdes a ambos perdiéndote tú.
Soy siempre tu más fiel amante".

Bolívar.
Olga MiHán de Suérez 108

Después de Muerto El Libertador

Manuelita había enviado a L. Péroux de Lacroix, para


que comunicara al Libertador de los acontecimientos y de­
finiera la situación política existente. Pero De Lacroix, en­
contró que el Libertador agonizaba, por eso el 18 de di­
ciembre de 1830 envía esta carta a Manuelita:
"A mi señora Doña Manuela Sáenz"
Mi respetada y desgraciada señora:
He prometido escribir a usted y hablarle con verdad.
Voy a cumplir con este encargo y empezar por darle la más
fatal noticia.
Llegué a Santa Marta el día 12, y al mismo momento
me fui para la hacienda de San Pedro, donde se hallaba el
Libertador. Su Excelencia estaba ya en un estado cruel y
peligroso de enfermedad, pues desde el día 10 había he­
cho su testamento y dado una proclama a pueblos, en la
que se está despidiendo para el sepulcro. Permanecí en
San Pedro hasta el día 16, que me marché para esta ciu­
dad, dejando a S.E. en un estado de agonía que hacía llo­
rar a todos los amigos que lo rodeaban. A su lado estaban
los generales Montilla, Silva, Portocarrero, Carreño, Infan­
te y yo, y los coroneles Cruz Paredes, Wilson, capitán Iba­
rra , teniente Fermando Bolívar, y algunos otros amigos. Si,
mi desgraciada señora: el grande hombre estaba para qui­
tar esta tierra de la ingratitud y pasar a la mansión de los
muertos a tomar asiento en el templo de la posteridad y de
la inmortalidad al lado de los héroes que más han figurado
en esta tierra de miseria. Lo repito a usted, con el senti­
miento del más vivo dolor, con el corazón lleno de amargu­
ra y de heridas, dejé al Libertador el día 16 en los brazos
de la muerte: en una agonía tranquila, pero que no podía
durar mucho. Por momentos estoy aguardando la fatal no­
ticia, y mientras tanto, lleno de agitación, de tristeza, lloro
ya la muerte del Padre de la Patria, del infeliz y grande
Bolívar, matado por la perversidad y por la ingratitud de
109 Amores deíLibertador

los que todo le debían, que todo habían recibido de su


generosidad.
Tal es la triste y fatal noticia que me veo en la dura
necesidad de dar a usted. Ojalá el cielo, más justo que los
hombres, echase una ojeada sobre la pobre Colombia, vie­
se la necesidad que hay de devolverle a Bolívar e hiciese
el milagro de sacarle del sepulcro en que casi lo he dejado.
Permítame usted, mi respetada señora, de llorar con
usted la pérdida inmensa que ya habremos hecho, y habrá
sufrido toda la República, y prepárese usted a recibir la
última y fatal noticia.
Soy de usted admirador y apasionado amigo, y tam­
bién su atento servidor, Q.S.P.B.
L.Péroux de Lacroix.*

La reacción de Manuelita fue enloquecedora hasta


llegar a intentar el suicidio. En el pueblo de Guaduas se
hizo morder por una serpiente, que si no es por la oportu­
na intervención de los moradores hubiese muerto. Recu­
perada físicamente pero sentimentalmente herida de muer­
te por la pérdida de su gran amor, regresa a Bogotá en
medio de la mayor pobreza. Empeña sus joyas para sub­
sistir, pero no por esto, deja de dedicarse a la defensa de
la memoria del Padre de la Patria, es así como se ve com­
prometida en una conspiración destinada a derrocar al Go­
bierno de Nueva Granada. Por esta acción es hecha pri­
sionera al Igual que sus dos criadas negras hasta que son
conducidas a Funza, luego a Cartagena y de allí a Kingston
(Jamaica) donde vivió desde 1834 y parte del 35. En carta
a Juan José Flores escribe:

Rumazo González Alfonso "Manuelita Sáenz" pág. 218 y 219.


Cartas del Libertador, tomo VI pág. 478.
Olga MiHán de Suárez 110

Mayo 6 de 1834.

Señor: Espero que ésta llegue a manos de usted por


ser de esta Isla, pues de Bogotá escribí a usted muchas,
sin tener la más pequeña contestación: ya se ve, mi mala
letra es conocida, y dirigida a usted sería peor; creerían
que decía algo de política. Se habrán desengañado. ¿Qué
tengo yo que hacer con la política? Yo amé al Libertador;
m u e rto , lo venero, y por esto e sto y d e s te rra d a por
Santander. Crea usted mi amigo, que le protesto con mi
carácter franco que soy inocente, menos en quitar del cas­
tillo de la plaza el retrato del Libertador. Visto que nadie lo
hacía, creí que era mi deber y de esto no me arrepiento. Y
suponiendo esto delito, ¿no hubo una ley de olvido, dada
por la Convención? ¿O me puso a mí fuera de esta ley?
Dicen también que mi casa era el punto de reunión de to­
dos los descontentos. General: crea usted que yo no vivía
en la Sabana para que hubiesen éstos cabidos; a mí me
visitaban algunos amigos, más yo omitía, por innecesario,
el preguntarle si estaban contentos o descontentos. A más
de esto, habrían dicho que era una malcriada.
Sobre que tuve parte en El Santuario, señor, es una
tamaña calumnia: Yo estuve en Guaduas, tres días en Bo­
gotá (y la acción fue en Funza, cerca de la capital), y a
más, picada por la culebra malsana dos veces. Si hubiera
estado bien, quien sabe si monto en mi caballo y me voy
de cuenta de genio y nada más, pues usted no ignora que
nada puede hacer una pobre mujer como yo; pero Santander
no piensa así; me da un valor imaginario, dice que soy ca­
paz de todo y se engaña miserablemente. Lo que soy es
un formidable carácter, amiga de mis amigos y enemiga de
mis enemigos, y de nadie con la fuerza que de este ingrato
hombre. Pero ahora, que se tenga duro: existe en mi poder
su correspondencia particular al Libertador, y yo estoy ha­
ciendo buen uso de ella. Mucho trabajo me costó salvar
todos los papeles del año de 30, y esto es una propiedad
Amores del Libertador

mía. Para no dejar duda en los acontecimientos de atrás,


yo invoco a usted mismo en mi favor; usted sabe mi modo
de conducirme, y esta marcha llevaré hasta el sepulcro,
por más que me haya zaherido la calumnia. El tiempo me
justificará.

Ya he molestado a usted con mis quejas; ahora va­


mos a otra cosa más molestosa: lo poco que poseo de mi
madre, señor, se lo debo al anhelo e interés que usted tomó
en el cobro y no es regular que yo carezca de este socorro;
pues salí de Quito el año 27, dejando arrendada mi hacien­
da en seiscientos pesos, pues los cincuenta los perdoné a
Goméz. Señor: en todo este tiempo no he visto medio; sólo
he librado mil pesos a favor de la señora Juana Torres;
más no sé si recibió o no. Por más que escribo a Don Pe­
dro, no me contesta. Desesperada, rogué al señor Modes­
to Larrea que la venda, y dicho señor me dijo que era
malvenderla y resolví no hacerlo. A mí nadie me escribe, y
en parte hacen bien. Ya que usted me ve sola en esta isla,
abandonada de mi familia, creo que la compasión, nuestra
antigua amistad, harán que usted me disculpe por llamar
su atención con mis simplezas; pero, señor puede comi­
sionar usted a cualquier persona y ser servido, mientras a
mí nadie me contesta siquiera.
Siempre recuerdo con placer nuestra-antigua amis­
tad, y en nombre de ella le pido me ocupe, y de aquí dedu­
ciré que se acuerda de su amiga y reconocida.

Manuela Sáenz*.
Olga MiHán de Suárez 1 12

El Regreso

Pensó regresar a Quito, pero no llegó a esta ciudad,


ya que le fue negada por lo que es expulsada de su Patria
y se exilia en Palta, (Perú).
A Palta llega con el cofre de los papeles del Liberta­
dor, sus dos criadas negras Nathan y Jonatás y el recuer­
do dulce del hombre que amó con locura. Se refugian en
una humilde casita, en medio de la mayor pobreza soste­
niéndose con el poco dinero que le proporcionaba las labo­
res manuales del tejido, dulces y otros trabajos domésti­
cos. A pesar de su Indigencia no aceptó nunca el dinero ni
la herencia que le dejara su rico esposo. Y cuando en 1837,
el General Juan José Flores le autoriza su regreso a la
Patria amada, llena de furor y orgullo le responde con esta
carta:

"Mi sin par amigo: qué amable es usted y qué bueno


con sus amigos; un terrible anatema del infierno, comuni­
cado por Rocafuerte, me tiene a mi lejos de mi patria y de
amigos como Ud. Lo peor es que mi fallo está tomado: no
regresar al patrio suelo, pues Ud. sabe amigo mío, que es
más fácil destruir una cosa que hacerla de nuevo.
Una orden me expatrió, pero el salvoconducto no ha
podido hacerme revivir a mis caras afecciones: mi patria y
mis amigos.
Ya que ésto no es posible, crea Ud. de un modo cier­
to que de Paita o Lima siempre será para Ud. la Manuela
que conoció en 22 (años 1822). Mucho me agrada la tran­
quilidad del país y nada me es más placentero que la tran­
quilidad".

Manuela.
113 Amores de! Libertador

En su Humilde Casa de Paita Recibe Visita


de Amigos

Simón Rodríguez, Garibaldi, Ricardo Palma, para to­


dos tuvo muestras de cortesía y hospitalidad.
Como nota curiosa podríamos señalar que en la casa
que Manuelita habitaba tenía varios perros, a los cuales
cuidaba con dedicación y les había dado nombres de G e­
nerales del Libertador, para mandarles o desdeñarles, esto
pudo haber sido una evocación al pasado o la venganza de
acuerdo a la actuación de los homónimos y eran llamados:
Páez, Santana, Córdova, La Mar, Cedeño, Santander.
También bautiza muchos niños cuyas madres la soli­
citaban como madrina, pero con la condición de darles como
nombre Simón si eran varones y Simona si eran hembras.
Así en medios de evocaciones alegres y tristes hacia
su amado fue transcurriendo la vida de la Libertadora del
Libertador hasta que un 23 de noviembre de 1856, muere
de difteria, tenía 59 años, fue enterrada en fosa común,
las cartas y documentos del Libertador con sus per te ne n­
cias fueron incinerados para evitar el contagio de tan te­
mible enfermedad.
Así murió Manuelita, la mujer que antepuso su matri­
monio, su fortuna y su honor por el amor de un hombre que
la hizo a su lado ferviente soldado de la razón independen-
tista, Manuelita tu puesto en la historia lo ganaste con todo
derecho porque te hiciste acreedora a ello, p o r t u inmensa
devoción al Libertador y su causa.
115 Amores de! Libertador

Epistolario

Lo más hermoso que nos dejó el amor de Manuelita y


Simón fue el bello y delicado epistolario, copiaremos va­
rias cartas para muestra de ello.
117 Amores deI Libertador

De Manuela para Bolívar

(Lima?) 27 de noviembre (1825)

(A.S.E. el Libertador)
Señor:
Estoy muy brava y enferma.
Cuan cierto es que las grandes ausencias matan al
amor, y aumentan las grandes pasiones, Vd. que me ten­
dría un poco amor, y la grande separación lo acabó, pero
yo que por Vd. tuve pasión, que ésta la he conservado por
conservar mi reposo y mi dicha, que ella existe y existirá
mientras viva Manuela.
El General Sandes llegó y nada me trajo de Ud. ¿tanto
le cuesta el escribirme? si tiene Vd. que hacerse violencia
no haga nunca. Yo salgo el 1o. de diciembre (y voy porque
Vd. me llama) pero después no me dirá que vuelva a Quito
pues más bien quiere morir que pasar por sinvergüenza.
Manuela.

Estoy con un gran dolor de cabeza y en cama me vió


el general Sandes.

Bolívar y las Damas, Ediciones Presidencia de la República,


tomo 71 pág. 216.
Olga MÍHán de Suárez 1 18

Esquela de Manuelita
para su amado Simón

(Lima, marzo o abril de 1825?)


(A.S E. el Libertador)
Señor:
Yo se que Vd. estará enfadado conmigo pero yo no
tengo la culpa, entré por el comedor y vi que había gente,
mande llevar candela para sahumar unas sábanas al cuarto
inmediato y al ir para allá me encontré con todos, con esta
pena ni he dormido, y lo mejor es Señor que yo no vaya a
su casa sino cuando Vd. pueda o quiera verme. Dígame si
come algo antes de todo.
Manuela.
Va un poco de almuerzo que le gustará, coma por
Dios? No?*
119 Amores del Libertador

Manuela le envió a Bolívar copia de la carta anterior,


y él le contestó así:

Misiva del Libertador


en respuesta a su amada Manuela

"La Plata, 26 de noviembre (1825)


Mi amor: ¿Sabes que me ha dado mucho gusto tu
hermosa carta? Es muy bonita la que me ha entregado
Salazar. El estilo de ella tiene un mérito capaz de hacerte
adorar por tu espíritu admirable. Lo que me dice de tu
marido es doloroso y gracioso a la vez. Deseo verte libre,
pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea
de ser el robador de un corazón que fue virtuoso y no lo
es por mi culpa. No sé como hacer para conciliar mi dicha
y la tuya con tu deber y el mío. No sé cortar este nudo que
Alejandro con su espada no haría más que intrincar más y
más, pues no se trata de espada ni de fuerza, sino de amor
puro y de amor culpable, de deber y de falta: de mi amor,
en fin con Manuelita la bella.
Bolívar"*

Menos de cinco meses después, Bolívar contesta


varias cartas de Manuela con esta, en que se refiere a la
madre de su amante, sin nombrarla:
"Lima, 6 de abril de 1826.
Olga Milián de Suárez 120

Esquela de Bolívar para Manuela

(A Manuela Sáenz)

Mi querida amiga:

Mucho me complacen tus amables cartas y la expre­


sión de tus cariños son mi placer en medio de la ausencia,
ya digo a Sucre que te recomiendo nuevamente, y no mamá
que no se vaya por nada, nada, nada: mira que yo me voy
a fines de este para allá sin falta. Espérame a todo trance.
¿Has oído? ¿Has entendido? si no, eres una ingrata, pér­
fida y más aún que todo esto, eres una enemiga.

Tu amante
121 Amores de!Libertador

Carta de Bolívar para Manuela

Ibarra, 6 de octubre de (1825)

(A Manuela Sáenz)

Mi encantadora Manuela:

Tu carta del 12 de septiembre me ha encantado: todo


es amor en tí. Yo también me ocupo de esta ardiente fie ­
bre que nos devora como a dos niños. Yo, viejo, sufro el
mal que ya debía haber olvidado. Tú sola me tienes en
este estado. Tú me pides que te diga que no quiero a na­
die. Oh! no, a nadie amo: nadie amaré. El altar que tú ha­
bitas no será profanado por otro ídolo ni otra imagen, aun­
que fuera la de Dios mismo Tú me has hecho idólatra de la
humanidad hermosa o de Manuela. Créeme: te amo y te
armaré sola y no más. No te mates. Vive para mi, y para tí:
vive para que consueles a los infelices y a tu amante que
suspira por verte.

Estoy tan cansado del viaje y de todas las quejas de


tu tierra que no tengo tiempo para escribirte con letras
chiquiticas y cartas grandotas como tu quieres. Pero en
recompensa si no rezo estoy todo el día y la noche entera
haciendo meditaciones eternas sobre tus gracias y sobre
lo que te amo, sobre mi vuelta y lo que harás y lo que haré
cuando nos veamos otra vez. No puedo más con la mano.
No sé escribir.

Bolívar. (182)*

Cartas del Libertador. Tomo III, pág. 99.


Olga MUián de Suárez 122

Esquela del Bolívar enamorado


a su Amada Manuelita

Potosí, 13 de octubre de 1825.

A Manuela Sáenz.

Mi querida amiga:

Estoy en la cama y leo tu carta del 2 de septiembre.


No sé lo que más me sorprende: Si el mal trato que tu
recibes por mí o la fuerza de tus sentimientos, que a la
vez admiro y compadezco.

En camino a esta villa, te escribí diciéndote, que si


q u erías h u ir de los males que tem es, te v in ie s e s a
Arequipa, donde tengo amigos que te protegerán. Ahora
te lo vuelvo a decir.

Dispénsame que no te escriba de mi letra: tu cono­


ces ésta.

Soy tuyo de corazón.


Bolívar (183)*

Cartas del Libertador. Tomo IV, pág. 470.


Cartas del Libertador. Tomo IV, pág. 529.(Otuzco, mediados
de abril de 1824)
123 Amores de! Libertador

Tierna y hermosa esquela de Bolívar para


la mujer que ama

(A la señora Manuela Sáenz).

Mi amor:

Estoy muy triste a pesar de hallarme entre lo que más


me agrada, entre los soldados y la guerra, porque sólo tu
memoria ocupa mi alma, pues sólo tú eres digna de ocu­
par mi atención particular.

Me dices que no te gustan mis cartas porque te es­


cribo con unas letrazas tan grandotas; ahora verás que
chiquitico te escribo para complacerte. No ves cuantas lo­
curas me haces cometer por darte gusto, etc., etc.

(Bolívar) (181)*

Cartas del Libertador. Tomo IV, pág. 126.


Olga Mi/ián de Suárez 124

Sentida carta para su salvadora

lea, 20 de abril de 1825.

(A Manuela Sáenz)

MI bella y buena Manuela:

Cada momento estoy pensando en tí y en el destino


que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede
unirnos bajo los auspicios de la Inocencia y del honor. Lo
veo bien, y gimo de tan horrible situación por tí: porque te
debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo
separarme de quien idolatro!!! Sí, te idolatro hoy más que
nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión
se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encan­
tos de tu alma y de tu corazón, divino, de ese corazón sin
modelo.

Cuando tú eras mía yo te amaba más que por tu ge­


nio encantador que p o rtus atractivos deliciosos. Pero aho­
ra ya me parece que una eternidad nos separa porque mi
propia determinación me ha puesto en el tormento de arran­
carme de tu amor, y tu corazón justo nos separa de noso­
tros mismos, puesto que nos arrancamos el alma que nos
daba existencia, dándonos el placer de vivir. En lo futuro
tú estarás, sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré
solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos ven­
cido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no
somos más culpables!!! No, no lo seremos más.

Bolívar*

Cartas del Libertador. Tomo IV. pág. 309.


125 Amores de! Libertado/

De Bolívar para Manuela

"La Magdalena, julio de 1826".

Mi adorada:

¿Conque tú no me contestas claramente sobre tu te­


rrible viaje a Londres? ¿Es posible, mi amiga? ¡Vamos! no
te vengas con enigmas misteriosos. Diga Vd. la verdad, y
no se vaya Vd. a ninguna parte: Yo lo quiero resueltamen­
te.

Responde a lo que te escribí el otro día de un modo


que yo pueda saber con certeza tu determinación.

Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también


quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y
unirte a mí por todos los contactos. ¿A que tú no quieres
tanto como yo? Pues bien, esta es la más pura y la más
cordial verdad. Aprende a amar y no te vayas ni aún con
Dios mismo.

A la mujer única, como tú me llamas a mí.

Tuyo.**

* Bolívar y las Damas, tomo 71 - 217


* Cartas del Libertador. Tomo V, .
125 Amores del Libertador

De Bolívar para Manuela

"La Magdalena, julio de 1826".

MI adorada:

¿Conque tú no me contestas claramente sobre tu te­


rrible viaje a Londres? ¿Es posible, mi amiga? ¡Vamos! no
te vengas con enigmas misteriosos. Diga Vd. la verdad, y
no se vaya Vd. a ninguna parte: Yo lo quiero resueltamen­
te.

Responde a lo que te escribí el otro día de un modo


que yo pueda saber con certeza tu determinación.

Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también


quiero verte y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y
unirte a mí por todos los contactos. ¿A que tú no quieres
tanto como yo? Pues bien, esta es la más pura y la más
cordial verdad. Aprende a amar y no te vayas ni aún con
Dios mismo.

A la mujer única, como tú me llamas a mí.

Tuyo.*

Bolívar y las Damas, tomo 71 - 217


Cartas del Libertador. Tomo V, pág. 184.
Olga MUián de Suárez 1 26

Carta de Manuelita Sáenz


a su Esposo Dr. Thorne

"No, no, no, no más, hombre, por Dios! ¿Por qué ha­
cerme usted escribir faltando a mi resolución? Vamos,
¿Qué adelanta usted, sino hacerme pasar por el dolor de
decir a usted, mil veces, no? Señor, usted es excelente,
es inimitable, jamás diré otra cosa sino lo que es usted;
pero mi amigo, dejar a usted por el General Bolívar, es
algo: dejar a otro marido sin las cualidades de usted, sería
nada.

¿Y usted cree que yo, después de ser la predilecta


de este General, por siete años, y con la seguridad de
poseer su corazón prefiriera ser la mujer del Padre, del
Hijo y de| Espíritu Santo. He! Ni de la Santísima Trinidad!
Si algo siento es que no haya sido usted algo mejor para
haberlo dejado. Yo se muy bien que nada puede unirme a
el bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Me cree
usted menos honrada por ser él mi amante y no mi mari­
do? Ha! yo no vivo de las preocupaciones sociales, inven­
tadas para atormentarse mutuamente.

Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa:


En el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra no.
¿Cree usted malo este convenio? Entonces diría yo que
era usted muy descontento. Den la patria celestial pasare­
mos una vida angelical y toda espiritual, (pues, como hom­
bre, usted es pesado): allá todo será a la inglesa, porque
la vida monótona está reservada a su nación (en amores,
digo, pues en lo demás, ¿Quiénes más hábiles para el co­
mercio y marina?). El amor les acomoda sin placeres; la
conversación, sin gracia, y el caminado despacio; el salu­
dar, con reverencia; el levantarse y sentarse, con cuida­
do: la chanza, sin risa: Estas son formalidades divinas,
127 Amores deI Libertador

pero yo, miserable mortal que me río de mí misma, de us­


ted y de estas seriedades inglesas, etc. qué mal me iría
en el cielo tan mal como si fuera a vivir en Inglaterra o
Constantinopla, pues los ingleses me deben el concepto
de tiranos con las mujeres aunque no lo fue usted conmi­
go, pero si más celoso que un portugués. Eso no lo quiero
yo: ¿no tengo buen gusto?

Basta de chanzas: formalmente y sin reírme, con toda


la seriedad, verdad y pureza de una inglesa, digo que "No
me juntaré más con usted". Usted anglicano y yo atea es
el más fuerte impedimento religioso: el que estoy amando
a otro es mayor y más fuerte. ¿No ve'usted con qué for­
malidad pienso?

Su invariable amiga.

Manuela.

Mijares Augusto. El Libertador, pág. 415.


129 Amores deI Libertador

La Gloriosa Joaquina

Joaquina Garaicoa

La ecuatoriana Joaquina Garaicoa y Llaguno, resi­


denciada en Guayaquil integraba una distinguida familia
que estaba formada por un grupo de bellas, mujeres entre
ellas Carmen y Barbarita, las que junto con su madre eran
llamadas las Garaicoas. Esta familia recibió al Libertador
con grandes muestras de aprecio y consideración, de esa
amistad nació su admiración por Joaquina. Ella le llamaba
"Mi glorioso" y él a su vez "gloriosa", representó en la vida
de Bolívar una época de dulcísimo amor y quizás del más
tierno y romántico, según Augusto Mijares en su libro "El
Libertador", apunta: "Bolívaramó en ella todo lo dulce, todo
lo puro, todo lo romántico que hay en la mujer y cambio de
lo cual recibió cariño lealtad en dosis muy conmovedoras".*

Bolívar para destacarla solía llamarla Gloriosa Simona


Joaquina Trinidad y Bolívar y así pasó a la historia como
un dulce amor de nuestro Libertador.

Mijares Augusto. El Libertador.


Olga MUián de Suárez 130

Carta de Simona Joaquina


para el Libertador

Mi Glorioso:

Yo estoy fuera de mi, me aflijo, me espanto, no me


entiendo cuando considero que Ud. estará ya fuera de
Colombia; más no puedo dudarlo según las últimas noti­
cias. Ud, que conoce mi entusiasmo, y todo lo que Ud. es
para mi, aun no puede persuadirse de cuanto siento: in­
tenté manifestarlo a Ud. escribiéndole por el correo del
interior luego que vi su último mensaje, dije a Ud. como en
esta cuanto me fue posible; más todo es nada: no hay
palabras que transmitan mis sentimientos hacia mi Liber­
tador, el Padre de Colombia.

En medio de lo que nos oprime el peso de esta des­


gracia, yo me reanimo al considerar que siempre tengo a
Ud. en mi corazón; que allí, le veo, le hablo, con la con­
fianza que me inspiran sus bondades: le oigo, le abrazo,
le admiro, y yo finalmente me lisonjeo con la confianza de
que Ud. en todas partes es quien en todo el mundo es
admirado; y lo será mucho más con este último rasgo del
más heroico desprendimiento que asombrará a los ambi­
ciosos, y pondrá un sello en los labios de sus gratuitos e
injustos enemigos.

Si antes he cuidado y querido a la Fineza, como pren­


da de Ud. y como ella merece por sus gracias, yo la esti­
maré más cada día, y siempre la miraré como Fineza de
Ud.: ella será mi mejor compañera, y siempre estará en
mis más gratos y dulces recuerdos.

Dígnese Ud. recibir las consideraciones de mi Madre


131 Amores del Libertador

y de cada una de esta su casa, el respeto ilimitado del


Cura, y las más cordiales aficiones de su invariable admi­
radora que tiene la gloria de suscribirse con los grandes
títulos que Ud. mismo le dio en su generosidad.

Gloriosa, Simona Joaquina Trinidad... y Bolívar.


Olga MUián de Suárez 132

Carta del Libertador para Eufemia

Babahoyo, 16 de junio de 1823.

A la señora Eufemia Llaguno de Garaycoa.

Cada día es usted mejor. Ayer tuve la complacencia de


recibir la fineza que usted se sirvió mandarme de dulces he­
chos por esas manos virtuosas. Tanta bondad merece un agra­
decimiento infinito como es delicado el obsequio.
Estoy lleno de satisfacción por los recuerdos que me
hacen esas amables señoras; mas no me ganan en memoria;
siempre estoy pensando en mis bellas amigas. Ellas sólo fal­
tan a mi corazón para encantar en las riberas a menas del
Garzal aquel sitio delicioso que me hace experimentar sensa­
ciones muy vivas. Todo me dice: si aquí estuvieran las
Garaycoas, otro sería el hechizo de la hermosa naturaleza.
Todo me dice: aquí estuvieron, aquí jugaron, aquí cantaron;
este aire resonó con la dulce vos de Carmen; este suelo ha
recibido las huellas de Barbarita; aquel prado sirvió de alfom­
bra al baile de mi amigas; estas aguas han retozado con las
manos y los labios de las gracias; más allá está un placer en
que ha tiscado la amable loca; más acá un bosque umbrío
donde reina la tristeza que ha exhalado una vida tierna y cons­
tante; este collado ha dado flores a los más bonitos inocentes;
esta casa es el templo de la virtud, el asilo de una madre vene­
rable. Estas ilusiones, señora, me arrebatan y me entristecen.
Mientras tanto debe usted perdonar la pintura de mis
invenciones. Me tomo la libertad de ponerme a los pies de
esas señoras. Al señor Vicario ofrezco mis afectuosos respe­
tos; a la Gloriosa que está en mi corazón.
Reciba usted, señora, la consideración con que soy de
usted su afectísimo servidor Q.B.S.R

Bolívar. *
* Catálogo de Errores y Calumnias. Tomo I pág. 277, Lecuna, Vicente.
133 Amores de! Libertador

Un Am or en la Sierra

M anuelita Madroño

En mayo de 1824, en el pueblo de Huaylas (Ancash)


en los-Andes, comenzaban los preparativos para entrar
en la Campaña de Ayacucho, conoció Bolívar a Manuelita
Madroño llamada "Manolita" una lozana y gentil mucha­
cha de diez y ocho años, era un fresquísimo y lindo pim­
pollo muy codiciado.*
Cuando Bolívar hizo su entrada en el Cabildo fue
Manolita la que le hizo entrega de una Corona de Flores,
desde ese día fue su compañera durante seis meses.
Se amaron intensamente y fue su fiel compañera en
los paseos y excursiones por el territorio de Ancash, en
donde los ancahinos se dedicaban a la agricultura y las
minas de carbón. Manolita lo siguió hasta alturas del paso
y regresó con él. Cuando Bolívar partió dejó a Manolita en
la mayor desolación y guardó fiel culto por su recuerdo.

Bolívar. Lievano Aguirre.


Palma Ricardo. Tradiciones Peruanas.
135 Amores de!Libertador

Una Novia Rubia

Jeanette Hart

Llega a Lima cuando Bolívar ejerce la Dictadura del


Perú. Aparece en la vida del ilustre caraqueño, cuando
todavía su gloria resplandecía 1824. Este fue un amor al
decir de los testigos, impetuosos, pero el obstáculo era el
ser Jeanette cuñada del Comodoro Hull, que cumplía mi­
sión diplomática por lo que estas relaciones amorosas se
mantuvieron en la mayor prudencia y moderación pero no
por esto el Libertador dejó de demostrarle gran afecto.
Tenía esta joven ojos azules, tez muy blanca, modales
s u a v e s y p e r te n e c ie n t e a d is t in g u id a fa m ilia de
Connectiout, E.E.U.U. Debido a la difícil situación ella se
fue al norte y él a sus campañas y misiones políticas. Al
cabo de un tiempo ella regresó y residió en Chile, donde
preguntaba constantemente por el Libertador. Este roman­
ce que algunos historiadores no dan por cierto, no puede
existir tampoco como leyenda, porque otro grupo de in­
vestigadores la citan como real y verdadero en la vida ga­
lante del Libertador.

González Paredes Ramón. La Angustia de un Sueño.


137 Amores de! Libertador

MARIA JOAQUINA COSTA

Cuando Simón Bolívar tras fatigosa jornada llega al Potosí,


en el Alto Perú, un grupo de jovencitas aguardaban la entrada
del héroe, una de ellas le entregó un ramo de flores y le susurra
al oído; ¡Cuidado; ¡Quieren asesinarlo;. En efecto, existe una
conspiración que trama su muerte.
Por la noche, a la hora del recogimiento, María Joaquina y
Bolívar se ven secretamente; ella revélale todos los pormenores
del siniestro plan; pone lágrimas elocuentes en sus ojos; le abra­
za, le besa, le ama delirantemente al Libertador, se da a él con
aquella pasión exacerbada que en las mujeres suele desatar el
culto admirativo. Y cuando los asesinos buscan a su víctima, no
logran localizarla. Una vez más le ha salvado la vida el amor, no
será la última.
"Para algunos historiadores de esta romántica unión de Si­
món Bolívar y María Joaquina Costas, nació un hijo, José Anto­
nio Costas, así llamado para evitar atentados contra su persona^
Una vez que el esposo de María Joaquina, el General argentino
Hilarión de La Quintana se expatrió voluntariamente hacia Chile.
José Antonio fue llevado desde Potosí y ante Bolívar en forma
subrepticia, cuando este se hallaba en Lima con el fin de cono­
cerle, trasladado para el que comisionó a Don José Miguel
Velazco quien fue después presidente de Bolivia y la madre ca­
llada y sumisa guardó el silencio necesario y en secreto con aquel
que le ofreciera el Libertador, el que conservó hasta sus últimos
días".

Urdaneta Ramón. Los Amores de Simón Bolívar. Pág 72.


139 Amores de!Libertador

LA SOBERBIA MARISCALA

FRANCISCA ZUBIAGA BERNALES


DE GAMARRA

Francisca Zubiaga nació el 11 de noviembre de 1803,


en Huapacay, casó con Agustín Gamarra destacado pa­
triota que fue intendente del Cuzco y más tarde gran Ma­
riscal y Presidente del Perú.

El Mariscal Agustín Gamarra presidente del Perú fue


el encargado de recibir al Libertador durante su llegada al
Cuzco. En medio de agasajos y homenajes al Libertador
le fue presentado a Doña Francisca Zubiaga Bemales de
Gamarra "La Maríscala", pero para sus íntimos Panchíta,
trigueña de cabellos abundantes y castaños, de mucho
carácter, aficionada a la política y ambiciosa del poder,
dadas estas condiciones, es de suponer que las fiestas^
del Cuzco y especialmente, cuando bailaba con el Liberta­
dor le mostraba gran admiración y sentimientos afectuo­
sos que podrían autorizar al héroe a dirigirle expresiones
sentimentales y afectivas que no pasaron de ser esto. "Para
infortunio de un temperamento tan sensible a los fracasos
como el de Doña Francisca, sus relaciones con el Liberta­
dor no tuvieron el desenlace esperado, si los indudables
atractivos de esta mujer intrigaron la apasionada natura­
leza de Bolívar, su personalidad dominante y esa actitud
de frío imperio que no la abandonaban ni en los momen­
tos de mayor intimidad, tendieron una valla en la vida afec­
tiva de ambos * Lo cierto es que el Mariscal de Ayacucho
Antonio José de Sucre, después de su regreso de Bolivia
llegó a Guayaquil el 18 de septiembre de 1826, escribe a
Bolívar referirle los hechos ocurridos en el Perú.

Lievano Aguirre. Bolívar


Olga MiHán de Suárez 140

"Antes que olvide diré que Gamarra es acérrimo ene­


migo de Ud, procuré indagar los motivos y por un conduc­
to muy secreto supe que sobre su aspiración a la presi­
dencia, añadía como pretexto que habiendo hecho tantos
obsequios a Ud. en el Cuzco, le enamoró su mujer; que
ésta misma se lo ha dicho. Presenta esta cosa como un
comprobante de que a Ud. le faltan virtudes sociales para
el mando. Aunque doña Panchita es una buena pieza, y
que realmente ha hecho esta delación, no sé la verdad.
Allá hallará Úd. en su conciencia lo cierto".(*)

(*) Lecuna Vicente, Creación de Bolívar Tomo II, Pág 629.


141 Amores deI Libertador

LA TURBULENTA BENEDICTA

BENEDICTA NADAL

En Chuquisaca durante las jornadas del Alto Perú,


Bolívar se prendó de Benedicta Nadal, podría decirse que
esta mujer pudo haber tenido un romance con el Liberta­
dor aunque la historia no da a conocer rasgos de ella, una
carta fechada en Lima nos dá a entender este fugaz ro­
mance
Olga MUián de Suárez 142

Lima, 6 de abril (de 1826)

(A Benedicta Nadal).

Mi querida amiga: mucho me complancen tus amables


cartas y la expresión de tus cariños son mi placer en me­
dio de la ausencia. Ya digo a Sucre qe. te recomiendo nue­
vamente, y no más. A tu mamá q.e no se vaya p.r nada,
nada, nada. Mira q.e yo me voy a fines de éste p.a allá sin
falta. Espérame a todo transe. ¿Has oído? Has entendi­
do? Sino, eres una ingrata, pérfida y más aunq.e todo esto:
eres una enemiga.

Tu amante.

Bolívar recomendó al Mariscal Sucre, la familia Nadal,


pero parace que poco congenió con ella, pues la madre
de Benedicta era mujer difícil, y le jugaron varias "malas
partidas". Poco tiempo después, Benedicta, en el curso
de un baile que le dieron los legisladores a Sucre, le pre­
guntó si él tendría inconveniente en darle permiso al capi­
tán Herrera para casarse con ella, a lo que el Mariscal le
respondió "que no tendría ninguna en mi clase de gene­
ral". A las breves horas, firmó la autorización ante el mo­
mento que le presentó Herrera. Agrega Sucre que aquél
es joven elegante, nada tonto y "el sabe cuanto se ha di­
cho de esta niña".
Con la autorización dada por Sucre para el matrimo­
nio, terminó el romance de Bolívar con Benedicta, Sucre
tuvo su desahogo. Se quitó del lado a la familia Nadal y
especialmente a la madre de Benedicta.
En carta de 27 de marzo de 1826, Sucre le dice a
O'Leary: "Hablando de niñas, le diré a Ud. que me alegré,
porqué; pero hablando en confianza diré a Ud. que me

Lecuna Vicente, Creación de Bolívar Tomo II, Pág. 177-178


143 Amores del Libertador

alegré, porqué ninguna de las niñas la quiere: está como


en entredicho hasta con sus mismas primas. Me han ase­
gurado personas de respeto que su madre ha dicho a los
que van a su casa que el Libertador las ha traído aquí y
las ha dejado sin una mesada ni cosa alguna con que
mantenerse y que están al parecer: sé que a diferentes
personas ha pedido dos y tres onzas para comer; sé tam ­
bién que Benedicta ha mostrado una o dos cartas que le
ha escrito el Libertador. En fin, esta gente se porta muy
mal y está desacreditadísima en el país. No aviso todo esto
al Libertador porque no sé si convendrá, pero si Ud, lo
hallare bien, puede decírselo para que vea la conducta de
esa familia y las eche a pasear: no valen todas juntas ni
un recuerdo. Aseguro a Ud. que les hago una visita por
semana contra mi voluntad y sólo por consideración al Li­
bertador. Son malas y malísimas gentes" (*).
El 27 de mayo de 1826, Sucre le escribe a Bolívar lo
siguiente: "También le he dicho que Benedicta y su familia
le habrán escrito a Ud. algo porque no las visito, después
que su madre me ha hecho varias feas partidas. Espero
que cuando Ud. venga me dará la razón. Antenoche he
bailado tres valses con ella y estando en la cena parece
que recibió una carta..., no sé de quien, pero oí que le dijo
a otro "tengo muy buenas noticias y estoy muy contenta,
siempre soy colombiana" Había llegado el correo de Lima
y Ud. juzgará de quien era la carta La pobre Benedicta
sufre por las suciedades de su madre, yo mismo no las
visito por eso. No puede Ud. pensar las miserias de la vie­
ja" (*).
Ocho meses después en carta de Sucre al Libertador,
el 27 de diciembre de 1826, desde Chuquisaca, apunta lo
siguiente: "Antenoche me han dado los congresales un
magnífico y suntuosos baile; yo les daré un convite el 31 o
el 1o que es el día en que cierran sus sesiones. En el baile

Lecuna Vicente, Creación de Bolívar Tomo II, Pág. 308.


Olga MUián de Suárez 144

me habló Benedicta que si yo tendría dificultad en dar li­


cencia al Capitán Herrera (de Voltíjeros) para casarse con
ella; le respondí que no tenía ninguna en mi clase de ge­
neral. Vino ayer Herrera con el memorial y se le decretó
concedido; pero yo no le puedo decir a Ud. que hay en
este matrimonio, pues Herrera es joven, elegante, nada
tonto y él sabe cuánto se ha dicho de esta niña..(*).
Amores del Libertador

PAULA DE PRADO

En Arequipa en uno de los muchos homenajes dados


en honor de Bolívar, conoce a Paula de Prado, nativa del
lugar, joven de 18 años. Después de la fiesta, esta hermo­
sa mujer le pidió a Bolívar la libertad del Coronel Baldomero
Espartero quien recien había llegado de España y se ha­
llaba preso. Bolívar se la concedió, de allí se podía dedu­
cir que pudo haber un romance entre ambos, efímero qui­
zás, porque el Libertador solo estuvo en Arequipa del 14
de mayo al 10 de junio de 1826. La Srta. Prado casó más
tarde con un escoces.*

Bolívar. Lecuna Vicente. Tomo 190 Pág. 295


147 Amores de! Libertador

LAS VIUDAS Y HUERFANAS DE SUS AMIGOS

La atención y cuidado que prestó Bolívar a las muje­


res de su familia lo hizo extensivo también a las esposas y
viudas de sus amigos y compañeros de armas, un escritor
e historiador bolivariano en interesante artículo periodísti­
co apunta muestra de esta faceta del Libertador.
"Carta de Doña Margarita Blanco de Carreño Madre
del valiente General José María Carreño:
"La voz imperiosa de la necesidad es la que me obliga
a tomar la pluma para comunicarle al padre y protector de
nuestro suelo patrio, a fin de encontrar un remedio pronto
y eficaz". Exige en la misiva se le conceda un permiso a
su hijo a fin de tener la dicha de abrazarlo, además está
muy pobre, la casa donde habita no es de su propiedad y
tiene que pagar 15 pesos por el alquiler y el resto de los
treinta asignados por la caja de pensiones son para las
necesidades más urgentes. Fué complacida inmediatamen­
te por el Jefe Supremo.
Teresa Arquindengui esposa de Anzoátegui, el héroe
de Boyacá muerto repentinamente, es motivo de preocu­
pación por parte de Bolívar y es por esto que le auxilia
económicamente, lo mismo hace con Margarita Picón viu­
da del General Vicente Campo Elias español de las fuer­
zas r e p u b lic a n a s quien fu e héroe de N iq u ita o , Los
Horcones y San Mateo, su viuda desesperada por la po­
breza escribe al Libertador en los siguientes términos:
"Estoy en la indigencia -escribió- tengo tres niñas ya
mujeres y ios pocos y escasos fondos me ponen en la pre­
cisa necesidad de arrojarme a la clemencia de V.E. a fin
de que socorra a esta infeliz viuda del coronel Vincente
Campo Elias que en esto hará un gran beneficio a mis
pobres hijas".
Cuando se decidió por fin a cobrar la pensión de trein­
ta mil pesos que le asignara una vez el Congreso de Co­
lombia, lo hizo para socorrer a las viudas de los soldados
Olga MiHán de Suárez 1 48

caídos en las campañas del Sur.


Socorrió también a las huérfanas, prueba de ello es
ésta carta:
Cuartel General en Bogotá 20 de noviembre de 1826.
Al Señor Secretario de Estado del Despacho de Hacienda
José María Castillo.
Señor Secretario: Deseando aliviar en cuanto sea posible
la desgraciada suerte de las señoritas Rosa, Gertrudis y
Hacinta Párraga he creído de mi deber asignarles una pen­
sión de ochenta pesos mensuales sobre mi sueldo, que
espero se servirá V.S. mandarles abonar.

Soy de V.S. atento servidor.


Bolívar
149 Amores de! Libertador

SUS AMIGAS

El Libertador estuvo unido a muchas mujeres por lazos de


fiel y verdadera amistad, como es el caso de Belén Aristigueta
Gertrudis, la familia Garaicoa y muchas otras. Prueba de ello
son algunas cartas que en este sentido hemos seleccionado.

EL RECUERDO DE DOS AMIGAS

La población del Socorro (Santander-Colombia) brindó un


caluroso recibimiento al Libertador, a su llegada a este bello
lugar, como parte de los homenajes había un suntuoso baile en
el cual Bolívar conoció una hermosa joven de nombre Balbina
Gómez Santos perteneciente a una de las más distinguidas fa­
milias socorranas, con ella el Libertador inició el baile, un vals, y
fue tanta la admiración que esta bella dama sentía por el héroe,
que queriendo conservar un recuerdo, en un pequeño descuido
le sustrajo un fino pañuelo de batista.
El escritor José Ramón Rojas Ruedas narra lo siguiente
"Han pasado los años...Bolívar es la figura de América cin­
celada en gloria: Doña Balbina, una venerable anciana centena­
ria... En su rededor congregánse inquietos los nietezuelos y ella,
con voz temblorosa, enferma de lejanía relata la aventura, en
tanto que sus manos esqueléticas abren con emocional terneza
un relicario de plata en el cual manchado por el tiempo, conserva
el pañuelo robado felizmente al Libertador. La abuelita enjugán­
dose las lágrimas concluye la lección de historia. "Nadie más que
yo, desde aquel día. he acariciado esta prensa".*
En Barichera recibió Bolívar altos honores en un banquete
que le ofrecen, conoce a una linda joven que al presentarse le
dice: "Zoila Rosa de Pradilla para servir a su excelencia, a lo
cual respondió el Libertador con galantería: "Permítame mi se­
ñora que yo le diga que su nombre no es así: su nombre es: soy
la gala de Pradilla.*
* Rojas Ruedas Manuel. Galantería de Bolívar con las damas Santanderianas.
Revista Sociedad Bolivariana de Venezuela N° 90, pág. 83.
Olga MUián de Suárez 150

Caracas 30 de abril de 1827.

Mi estimado Simón: Consecuente a lo que se acordó


en la entrevista tuvimos la señora Ignacia Palacios y yo
por tu mediación, se han dado todos los pasos posibles
para averiguar lo cierto de cuanto satisfizo el Señor Anto­
nio José Ribas a cuenta de lo que debía a mis difuntas
hermanas Mercedes y Francisca, y tan solo se ha podido
sacar a la luz la entrega que por orden de dicho Ribas
hizo el Señor Liarraga al Señor Martín de Iriarte de seis
mil pesos, que por conjeturas se cree hubiese sido en par­
te de pago de aquella deuda, porque el Señor Lizarraga
no puede afirmarlo, como se demuestra por la cuenta y
carta de este que acompañó a esta. En esta virtud y no
resultando más documento ni cosa alguna que acredite
otro pago parece que dicha Señora Palacios es obligada a
satisfacer el resto de lo que importa la cantidad en que
compró, pues si a los herederos de mi hermana Begoña,
que estaban aquí, y les seguían demanda no pudo o no
quiso pagar, ni satisfizo más que lo que entregó por mano
del mismo Señor Lizarraga, como correspondería a los que
no estaban. Bien claro lo demuestra la carta que también
acompañó de Pablo Echezuría que fue y es el encargado
de seguir su cobro.
Como nuestro fin, y por lo menos el mío y de mis her­
manas, es hacer una transacción amistosa, por evitar se­
guir la ejecución y enturbiar la amistad; y al mismo tiempo,
como solo tu intervención podrá allanarla, y nos lo ofrecis­
te el día de nuestra entrevista, te remito todo los papeles
que hemos podido facilitar para la aclaración del caso.
Esperamos este gran favor que te agradeceremos todos
por el bien de la paz, y me retiro muy tu afecta servidora y
amiga Q.T.M.B.

Belén Arlstigueta.*
* Bolívar y las Damas. Tomo 71, pág. 4
* Ediciones Presidencia de la República.
151 Amores de! Libertador

(Kingston, a fines de julio 1815)

Señora dona Gertrudis Toro.

Mi estimada Gertrudis:

Las cosas se han puesto en un estado algo peligroso


y, por tanto, yo desearía ver a Vd. fuera de esa ciudad. Si
fuese permitido entrar en esa plaza, iría sólo por sacarlo a
Vd. de en medio de tantos enemigos. Yo no tengo nada, lo
poco que traje ya lo he repartido entre mis compañeros de
suerte, pero, Gertrudis, tengo un corazón que no teme a
los ataques de la fortuna. Yo tendré con que servir a Vd.;
venga en la confianza de que no le faltará nada para vivir,
y esté Vd. cierta que primero muero yo de miseria que le
falte a Vd. ninguna cosa.

Juan José Toro me ha recomendado cumpliese con


este deber; yo lo hago, pues Ruego a Vd. no pierda la
oportunidad de venir. Espero la respuesta.

Soy su afectísimo Q.B.S.P.

S. Bolívar.*

Bolívar y las Damas. Tomo 71, pág. 238.


Ediciones de la Presidencia de la República.
Olga MUián de Suárez 152

Las señoritas Párraga pertenecían a distinguidas fa­


milias patriotas de Valencia (Venezuela). Fueron desterra­
das a Bogotá, por orden del General Pablo Morillo, luego
que su padre Fernando Párraga había muerto alanceado
por las tropas de Boves al entrar éste a Valencia.

San Cristóbal, 3 de mayo de 1820

A la señora Teresa de Anzoátegui.


Muy estimada’ señora Mía:

He recibido con el mayor aprecio la prenda inestima­


ble que Ud. me envía, perteneciente antes a su dignísimo
Anzoátegui. la tendre en tanta estimación esta expresión
del cariño de Vd.. que la conservaré siempre intacta para
que no se use, porque los objetos que se desean conser­
var como memoria deben usarse de modo qúe no se dis­
minuya su duración, sino que se aumente, si es posible.
Para perpetuar, no la memoria ni el nombre del gene­
ral Anzoátegui. pues él durará mientras dure el recuerdo
de Boyacá. sino para perpetuar el aprecio tan merecido y
eminente que el gobierno hace de sus cenizas, he consa­
grado su nombre al batallón primero de la segunda briga­
da de la Guardia, compuesto de todo el ejército de Oriente
y mandado por su hermano de Vd.
Si este tributo de justicia y de gratitud es agradable a
la desconsolada viuda, yo me congratulo de haber acerta­
do un medio de hacerle derramar lágrimas menos amargas.
Tenga la bondad de hacer mil cariños de mi parte a la
linda y espiritual Calixtita. Dígale Vd. siempre que ella es
la imagen de su padre, para que siempre siga la misma
senda que él siguió: la senda del honor,
Acepte Vd. con el más profundo sentimiento de amistad
el afecto con que soy su atento seguro y obediente servidor.

Bolívar.*
Cartas del Libertador. Tomo II pág. 320
* Rojas Jiménez Oscar.
El Universal, agosto 1983.
Olga MUián de Suárez 152

Las señoritas Párraga pertenecían a distinguidas fa­


milias patriotas de Valencia (Venezuela). Fueron desterra­
das a Bogotá, por orden del General Pablo Morillo, luego
que su padre Fernando Párraga había muerto alanceado
por las tropas de Boves al entrar éste a Valencia.

San Cristóbal, 3 de mayo de 1820

A la señora Teresa de Anzoátegui.


Muy estimada señora Mía:

He recibido con el mayor aprecio la prenda inestima­


ble que Ud. me envía, perteneciente antes a su dignísimo
Anzoátegui. la tendre en tanta estimación esta expresión
del cariño de Vd.. que la conservaré siempre intacta para
que no se use, porque los objetos que se desean conser­
var como memoria deben usarse de modo que no se dis­
minuya su duración, sino que se aumente, si es posible.
Para perpetuar, no la memoria ni el nombre del gene­
ral Anzoátegui. pues él durará mientras dure el recuerdo
de Boyacá. sino para perpetuar el aprecio tan merecido y
eminente que el gobierno hace de sus cenizas, he consa­
grado su nombre al batallón primero de la segunda briga­
da de la Guardia, compuesto de todo el ejército de Oriente
y mandado por su hermano de Vd.
Si este tributo de justicia y de gratitud es agradable a
la desconsolada viuda, yo me congratulo de haber acerta­
do un medio de hacerle derramar lágrimas menos amargas.
Tenga la bondad de hacer mil cariños de mi parte a la
linda y espiritual Calixtita. Dígale Vd. siempre que ella es
la imagen de su padre, para que siempre siga la misma
senda que él siguió: la senda del honor,
Acepte Vd. con el más profundo sentimiento de amistad
el afecto con que soy su atento seguro y obediente servidor.

Bolívar.*
Cartas del Libertador. Tomo II pág. 320
* Rojas Jiménez Oscar.
El Universal, agosto 1983.
153 Amores deI Libertador

Mérida 24 de octubre de 1828.

Señor Presidente Libertador.

Muy señor mió y de mi mayor respeto:

Las escaseces e indigencias a que en el dia me veo


reducida, con tres niñas ya mujeres, y los pocos arbitrios
en que me veo reducida, me ponen en la precisa necesi­
dad de arrojarme a la clemencia de V.E. a fin de que soco­
rra en lo que buenamente pueda a esta infeliz viuda del
coronel Campo Elias, que en esto hará V.E. un beneficio a
mis pobres hijas, y yo le quedaré eternamente reconocida
del favor de que me quiera dispensar.

Yo quedo esperando en que V.E. atenderá mi súplica,


que yo pediré a Dios guarde la importante vida de V.E. los
muchos años que le desea su más atenta segura servido­
ra Q.B.L.M. de V.E.

Martina Picón de Campo Elias.

Bolívar y las Damas. Tomo 71, pág. 107


Ediciones Presidencia de la República.
Olga MiHán de Suárez 154

Cartagena, 2 de julio de 1830.

A la señora del Gran Mariscal de Ayacucho,


Mariana Carcelén de Sucre.

Muy señora mía:

Cruelmente afligido con el rumor espantoso que corre


sobre la muerte del Gran Mariscal de Ayacucho y dignísimo
esposo de VD. me aventuro, quizás indiscretamente, a
comunicar a Vd. los dolores agudos de mi corazón que la
esposa, el hijo, la patria y la gloria han de participar.
No concibo, señora, hasta donde llegará la opresión
penosa que debe haber causado a Vd. esta pérdida tan
irreparable como sensible; únicamente me atrevo a juzgar
por mí mismo lo que pasará por una esposa que lo ha per­
dido todo de un golpe y del modo más barato. Todo nues­
tro consuelo, si es que hay alguno, se funda en los torren­
tes de lágrimas que Colombia entera y la mitad de la Am é­
rica deben a tan heroico bienhechor. Por mi parte, reciba
Vd. la expresión más sensible y menos explicable de mi
profundo dolor por la muerte de un amigo, el más digno de
mi eterna gratitud por su lealtad, su estimación y los servi­
cios que le debíamos.
Dispénseme Vd., señora, que deje de continuar esta
carta, porque no sé cómo exprese lo que mi ternura siente
por Vd. y por mi.
Con sentimientos del más profundo respeto y perféc-
ta consideración.
Soy de Vd. afectísimo servidor Q.B.S.P.

Bolívar.*

Bolívar y las Damas. Tomo 71, pág. 226.


Ediciones de la Presidencia de la República.
155 Amores de! Libertador

Quito, septiembre 28 de 1830.

A.S.E. el General Bolívar, etc., etc., etc.

Mi General:

Oprimida del dolor más cruel que podía sufrir un cora­


zón sensible, ni anhelada por consuelo alguno, porque me
parecía injusto el tenerlo; pero las letras de U. que mani­
fiestan la aflicción con que ha recibido la infausta noticia
de la muerte de mi amado esposo, han podido causar en
mí un lenitivo no esperado. Las bondades de U. que su­
pieron elevarlo de gloria a que es susceptible un hombre,
se reservaron también para consolar en su pérdida.
El llanto de U. y mis tiernos sentimientos se acompa­
ñarán siempre al triste recuerdo de su falta. U. perdió un
amigo leal que conocía sus méritos y yo un compañero
cuya triste memoria amargará los días de mi vida.
Entre las disposiciones testaméntales del amigo de U.
se encuentra una que recuerda los sentimientos que le ani­
maban con relación a la persona de U. Ella ordena se en­
tregue a U. la espada que a él regaló en premio de la ba­
talla de Ayacucho el Congreso de Colombia:
Dígnese U. aceptarla como una prueba de su gratitud
a los beneficios que le debía. Para cumplir con ella no
espero sino el medio seguro a fin de que esta prenda lle­
gue a manos de U. Ella debe serle grata; porque ella es el
testimonio más auténtico del aprecio en que tuvo los me­
recimientos de U. por los importantísimos servicios que ha
prestado a su patria querida.
Yo quisiera hacer sentir a U. el grado de reconocimien­
to que' me queda por las consideraciones que le merezco,
y más que todo, por las tiernas y finas memorias que se
sirve hacer de mi finado esposo; pero me abstengo por­
Olga Milián de Suárez 15 6

que conozco el corazón bondadoso de U. y porque yo mis­


ma quiero privarme de hablar más de un asunto que des­
pedaza el mío. Me limito, por tanto, a ofrecer a U. mis sin­
ceras consideraciones de gratitud y respeto, con que soy
de U. su atenta servidora.

Mariana Carcelén.*

Bolívar y las Damas. Tomo 71, pág. 228 y 229.


Ediciones Presidencia de la República.
157 Amores de! Libertador

Lima, 23 de octubre de 1823.

Señora Bonpland

Señora: Hace muchos años que tuve la satisfacción


de ligar mis sentim ientos a los del célebre y virtuoso
Bonpland, ahora digno esposo de Vmd.

He sabido, con sumo dolor, que este cabellero se ha­


lla prisionero en el Paraguay, con la inocencia que carac­
teriza a los mártires. En consecuencia, me tomo la liber­
tad de dirigir a Vmd. tres cartas para el señor Francia, con
el laudable fin de rogarle por la libertad de mi estimable
amigo Bonpland; las que suplico a Vmd. se sirva dirigirlas
por diferentes vías al Paraguay.

Si por un prodigio de la buena suerte el señor Bonpland


pudiera salir de los calabozos del Paraguay, yo ofrezco a
Vmd. y a toda su familia un destino honroso y útil al com­
pañero del descubridor del Nuevo Mundo. Entonces mi
satisfacción sería infinita porque reunía en el seno de mi
patria a uno de mis mejores amigos y a un sabio que es­
parciese la luz de la naturaleza por todas nuestras vírge­
nes comarcas.

Tenga Vmd. la bondad, señora, de contarme entre las


personas que más desean emplearse en servicio de Vmd.
y de aceptar los testimonios de la consideración y aprecio
que le profeso.

Atento y obediente servidor.

Simón Bolívar.

Escritos del Libertador Tomo II, pág. 239


Olga Milián de Suárez 158

La familia Garaicoa sumamente relacionada y adicta


a la causa patriota, tenía a la cabeza a Doña Eufemia
Llaguno de Garaicoa, viuda y madre del Sacerdote Fran­
cisco Javier Garaicoa que fue Obispo de Guayaquil su ciu­
dad natal y más tarde Arzobispo de Quito.

Doña Manuela Llaguno y Calderón era hermana del


prelado y casada con el Coronel Francisco Calderón que
había sido fusilado en Iparra por los realistas por sus ideas
en favor a la causa independentista y su hijo el Teniente
Abdon Calderón Garaicoa fue héroe de la Batalla de Pi­
chincha, las hijas fueron Doña Francisca, Doña Ana, Doña
Carmen, Doña Joaquina y Doña Barbarita.*

Escritos del Libertador, Tomo II pág. 273.


__________________________________ _ Amores del Libertador

SU FIEL COCINERA

FERNANDA BARRIGA

Fue sin duda Manuelita Sáenz, quien puso al servicio


del Libertador Simón Bolívar a Fernanda Barriga, criada
quiteña quien le sirvió como cocinera desde los comien­
zos de sus relaciones amorosas.
Debido a la agitada vida de la pareja y a los constan­
tes viajes de acuerdo a las campañas y compromisos de
estado del Libertador, Fernanda Barriga junto con José
Palacios, mayordomo de Simón Bolívar, formaban ese gru­
po de personas que lo acompañaban a todos los lugares,
como parte de ese séquito de servidores, esta mujer estu­
vo presente en los actos resaltantes en la vida del héroe,
es por eso que muchos años después de muerto el Liber­
tador, Fernanda Barriga, fue fuente viva, pues sus recuer­
dos sirvieron para que notables historiadores de la época
debido a su testimonio nos ilustraron en el conocimiento
de aspectos de la vida del héroe.
Cuando Simón Bolívar partió de Bogotá en 1830,
Fernanda lo acompañó porque como solia decir: "Su ex­
celencia estaba muy armañado con mi sazón nadie como
ella conocía sus gustos, su paladar, sus caprichos de
mesa".*
Los últimos días del Padre de la Patria en la quinta de
San Pedro Alejandrino en Santa Marta, preparaba la dieta
alimenticia que el Dr. Reverend encomendara al enfermo
"masa de sagú, pollo y caldo", tiempo más tarde se le su­
primió el pollo y se le ordenó a la fiel concinera que sumi­
nistrase una taza de sagú cada dos horas, Fernanda cuen­
ta, que cada dos horas llevaba al Libertador la Mazamorra
de Sagú clarita, pero en los últimos días y como ya Bolívar
estaba aburrido del cotidiano alimento lo rechazó dicien­
do: "Si vuelves con tu mazamorra, te llamaré Fernánda
séptima".
Olga MUián de Suárez 160

Después de fallecido el Libertador Fernanda Barriga


se radicó en Santa María donde fue querida y apreciada
por todos. Cuando adquiró la Quinta San Pedro Alejandri­
no fue asilada allí como reliquia viviente de la Indepen­
dencia. En 1891 la conoció Don Eduardo R odríguez
Piñeres y es a él a quien debemos estos hermosos relatos
y las relaciones femeninas del Libertador.
Transcibe el Dr. Gastón Montiel Villasmil en su hermo­
so libro:
Lo cierto es que la cocinera y fidelísima Fernanda
Barriga, fue la única presencia femenina conocida, que
tuvo Simón Bolívar a la hora de morir, ella quizás a través
de su dieta culinaria supo demostrarle con su presencia
su empeño y dedicación.

Montiel Villasmil Gastón. La Parentela Femenina


del Libertador
161 Amores deI Libertador

ULTIMA CARTA DEL LIBERTADOR


REDACTADA UN DIA ANTES DE SU
DESAPARICION FISICA

San Pedro Alejandrino, 16 de diciembre de 1830.

Querida prima.

Te extrañará que piense en ti al borde del sepulcro. Ha


llegado la última aurora: tengo al frente al mar Caribe, azul
y plata, agitado como mi alma por grandes tempestades; a
mi espalda se alza el macizo gigantesco de la sierra, con
sus viejos picos coronados de nieve impoluta, como nues­
tros ensueños de 1803, por sobre mi, el cielo más bello de
América, la más hermosa sinfonía de colores, el más gran­
dioso derroche de luz...

Y tú estás conmigo, porque todos me abandonan; tú


estás conmigo en los postreros latidos de la vida, en las
últimas fulguraciones de la conciencia.

lAdiós Fanny¡

Esta carta de signos vacilantes, la escribe la misma


mano que estrechó la tuya en las horas del amor, de la
esperanza y de la fe; ésta es la letra que iluminó el relám­
pago de los cañones de Boyacá y Carabobo, ésta es la
letra escritora del Decreto de Trujillo y del Mensaje al Con­
greso de Angostura. .. ¿No la conoces verdad..? Yo tam ­
poco la reconocería si la muerte no me señalara con sus
dedos despiadados la realidad de este supremo instante.
Si yo hubiera muerto sobre un campo de batalla, dando
frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entre­
vi a tu lado en los campos de un sol de primavera.
Olya Milián de Sitare/ 162

Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos


que gozaron mis favores, víctima de un inmenso dolor, pre­
sa de infinitas amarguras. Te dejo en recuerdo mis triste­
zas y las lágrimas que no llegaron a verter mis ojos 6 No
es digno de tu grandeza tal ofrenda....?

Estuviste en mi alma en el peligro; conmigo presidiste


los consejos de gobierno; tuyos fueron mis triunfos y tu­
yos mis reveses; tuyos son también mi último pensamien
to y mi pena postrimera.

En las noches galantes de Magdalena vi desfilar mil


veces la góngola de Byron por los canales de Venecia; en
ella iban grandes bellezas y grandes hermosuras; pero no
ibas tú, porque tú has brotado en mi alma orlada por las
niveas castidades.

A la hora de los grandes desengaños; a la hora de las


últimas congojas, apareces ante mis ojos moribundos con
los hechizos de la juventud, y de la fortuna, me miras y en
tus pupilas arde el fuego de los volcanes, me hablas y en
tu voz escucho las dianas inmortales de Junín

¿Recibiste los mensajes que te envié desde ia cima


del Chimborazo? Adiós Fanny, todo ha terminado

¡Juventud, ilusiones, sonrisas y alegrías se hunden en


la nada; sólo quedas tú como visión seráfica, señoreando
el infinito, dominando la eternidad¡...

Me tocó la misión del relámpago; rasgar un instante


las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo, y tornar a
perderme en el vacío".

Simón Bolívar
JUANA DE BOLÍVAR
Oleo: Calvo Cardón
(Cuadra de Bolívar)
LA CONFIRMACION DE BOLIVAR
por Tito Salas
MATRIMONIO DE BOLÍVAR
(Tito Salas - Casa Natal)
165 Amores de! Libertador

BIBLIOGRAFIA
Mijares. Augusto
"El Libertador"
Mosqueda Suárez, Miguel
"Vida y obras completas de Carlos Borges"
Rumazo González, Alonso
"Bolívar"
"Manuclita Sáenz, La Libertadora del Libertador"
Liévano Aguirre, Indalesio
"Bolívar"
Paredes González, Ramón
"La Angustia de un Sueño"
Hispano. Cornelio
"Historia Secreta de Bolívar"
Díaz Sánchez, Ramón
"El Caraqueño"
Lecuna, Vicente
"Creación de Bolivia", Tomo II.
"Catálogo de errores y calumnias"
Ciclo de Charlas Pcquiven, S.A.
"Visión diversa del Libertador"
Rojas, José Tomás (coronel)
"Manuclita Sáenz., el ángel tutelar del Libertador"
Urdaneta. Ramón
"Los amores de Simón Bolívar"
Valois. Daniel
"Edifiqué en el viento"
Rangel. Iris
"El alfarero de los sueños"
"Documentario de la Libertad". Tomos: 71, 188, 189 y 190#
"Escritos del Libertador"
"Revista de la Academia de la Historia"
"Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela"
Acosta Rodríguez. Luis
"Bolívar para todos"
Blanco y Azpurua
"Documentos para la Historia de la Vida Pública de Bolívar"
O'Leary, Daniel
"Narración". Tomo I y II
Larrazabal Felipe
"Bolívar", Tomo I. II y DI.
García. Angel Rafael
"Miranda, Recuas y Caminos" Dirección Gral. de Educación del Edo. Miranda.
García, Angel Rafael
"Ti as la huella de Bolívar" Edic. del Congreso de la República
Caracas, Venezuela - 1987.-
Este libro se terminó de imprimir en el mes
de Julio de 1998, con un tiraje de 3.000
ejemplares, en los talleres de
Editora Tercer Milenium c.a.,
San Pedro de Los Altos,
Estado Miranda,
Venezuela.
devenir histórico ha publicado
los siguientes trabajos:
"AMORES FAMILIARES Y
R O M Á N T I C O S DEL
LIBERTADOR". "HOMENAJE
AL LIBERTADOR EN LA
CAMPAÑA DEL SUR". "VIDA Y
OBRA DEL GENERAL JOSE
LAURENCIO SILVA". "GEN­
ERAL JUAN BAUTISTA
A R I S M E N D I EN LA
IN D E P E N D E N C IA DE
VENEZUELA". "CECILIO
A C O S T A . UN
V E N E Z O L A N O
PROVERBIAL": además
de los trabajos que se
encuentran en proceso:
"TITULOS Y APODOS
DE LOS HOMBRES MAS
DESTACADOS DE
N U ESTRA HISTORIA".
Es c o l u m n i s t a
p e r m a n e n t e de lo s
d ife re n te s m e d io s de
comunicación del Estado
Miranda y como
narrativista, tiene en su
h a b e r los s ig u ie n t e s
cuentos: "LA PENSION"
y "Cuentos Infantiles", así
co m o sus e s c rito s y
poemas dedicados a sus
nietos y a el amor.
La G o b e r n a c ió n d e l Estado M i r a n d a p o r
disposición d e l C i u d a d a n o G o b e r n a d o r
E n r iq u e M e n d o z a , a tra v és d e l a Dirección
G e n e r a l d e Educación, b a j o l a g e r e n c i a de
l a Lic en c ia d a G l e n d a A r v e l á e z , h a re s u e lto
e d i t a r l a o b r a d e c a r á c t e r h is tó ric o
b i o g r á f i c o : "A M O R E S F A M I L I A R E S Y
R O M Á N T IC O S DEL LIBERTADOR", l a c ual
con fo rm ará p a r te d e l P a trim o n io E ditorial
de l a Dirección G e n e r a l de Educación d e l
Estado M i r a n d a . -

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