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Antes de empezar a reflexionar sobre cada uno de los seis desempeños docentes que se
presentan en este material, es importante que reflexionemos sobre algunos aspectos.
A la escuela en general, y a los docentes en particular, nos llegan cada año una serie de
demandas. Así, por ejemplo, hay una demanda por mejores resultados en las pruebas ECE,
hay una demanda vinculada a las evaluaciones de desempeño en el aula (no solo las
establecidas por norma técnica, si no también las que llevan a cabo las y los directores, por
ejemplo) y la implementación del nuevo currículo.
Pero lo importante es que los docentes no veamos estas demandas como algo separado, ni
que aislemos una demanda de la otra. En realidad, todas tienen una misma finalidad, mejorar
la calidad y la equidad de los aprendizajes, aspectos claves en cualquier reforma educativa de
las últimas décadas.
Es claro, por ejemplo, que para mejorar en la ECE, los docentes debemos comprender cómo
se produje los aprendizajes vinculados a la lecto escritura o a la construcción de la noción de
número, pero no es menos importante tener claro que hay una serie de aspectos esenciales
para que los aprendizajes se produzcan. Así, toda la literatura pedagógica concuerda en
afirmar que la motivación y el involucramiento de los estudiantes es la esencia de cualquier
aprendizaje; que evaluación constante formativa y la retroalimentación son parte esencial de
cualquier aprendizaje. Por otro lado, las investigaciones han demostrado que un buen clima
es un factor asociado a la mejora de los aprendizajes.
Entonces, si queremos mejorar los resultados de nuestros estudiantes en las pruebas ECE
(punto aparte, además es asumir que estos resultados son unos de los tantos de los
aprendizajes a lograr; el currículo es bastante más amplio que eso), involucrar a todos los
estudiantes, retroalimentarlos cuando están construyendo sus aprendizajes, manejar los
comportamientos de manera positiva, generar un clima cálido y de respeto es entre otros
factores, esencial.
Por otro lado, implementar el Currículo Nacional (CNEB 2017) no debe verse tampoco como
una tarea desvinculada a estos desempeños. Como veremos en cada capítulo de este material,
implementar el currículo nos permite mejorar o consolidar los desempeños. Así, por ejemplo,
un enfoque de competencias, implica la búsqueda de situaciones significativas o
problemáticas que los estudiantes tienen que enfrentar. Estas situaciones deben generar
interés genuino en los estudiantes (motivación intrínseca) que es la base del involucramiento
de los estudiantes en sus propios aprendizajes. Este enfoque de competencias, además de los
enfoques de cada área y de las mismas competencias, llevará, si los aplicamos bien, a que los
estudiantes desarrollen razonamiento, pensamiento crítico y creatividad.
Otro aspecto importante es que los docentes reflexionemos sobre lo que implica desarrollar
o consolidar estos seis desempeños. Puede ser que pensemos que estos desempeños
dependen únicamente de cómo nos sintamos, o cómo estén los estudiantes un día en
particular; pero creemos que no es así. Como veremos al profundizar en cada uno de ellos, se
requiere un trabajo arduo y prolongado. Por ejemplo, ¿cómo involucrar a los estudiantes si no
los conocemos; si no conocemos sus intereses, sus habilidades, sus gustos.? ¿Cómo trabajar
el comportamiento de manera positivo, o como promover un ambiente de respeto (que
implica valorar al otro en toda su diversidad) y calidez, si no hemos trabajado en esos aspectos
durante meses? Pero, además, no se trata de un trabajo asilado, sino que debiera ser un
trabajo colegiado; ¿si queremos que los estudiantes razonen, o desarrollen un pensamiento
crítico, no debemos trabajar todos los docentes en esa línea? Como veremos en una de las
lecturas complementarios, de lo que se trata es de cambiar la cultura escolar. De allí que es
fundamental que los docentes generemos comunidades de aprendizaje en nuestras escuelas,
e incluso en nuestras redes para reflexionar sobre estos desempeños y en general sobre
nuestras competencias docentes.
Esperamos que los siguientes capítulos faciliten la reflexión sobre nuestros desempeños
docentes en el aula; y, sobre todo, sean el punto de partida (y no el de llegada) de las
conversaciones al interior de las comunidades de aprendizaje que cada escuela debe formar.