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Implicaciones de la posible sanción de un

Código Orgánico del Trabajo y de la Seguridad Social

Francisco Iturraspe
Universidad Central de Venezuela (UCV)

Introducción:
Desde la sanción de la Constitución de 1999 se habla de la
necesidad de adaptar nuestra legislación laboral y de seguridad social a la
nueva normativa. El algunos casos, como el de la prescripción o el del sistema
de prestaciones sociales, la mora es evidente y muy difícil de justificar por la
reiterada “habilitación” al ejecutivo para legislar más expeditivamente y por la casi
unanimidad de la Asamblea Nacional ocasionada por el retiro de las fuerzas
opositoras de las elecciones para elegir diputados, lo cual debió permitir un debate
menos complicado de estos instrumentos legales.
Lo cierto es que, en lugar de sancionar las normas prometidas en
nuestra materia por las disposiciones transitorias de la Constitución, la acción
normativa del Estado fue por el camino de los decretos de aumento del salario
mínimo (que establecen un sistema de inamovilidad para una porción mayoritaria
de la fuerza laboral) y la sanción de un nuevo Reglamento que, en forma insólita,
reiteró gran parte de las normas inconstitucionales (y preconstitucionales) del
criticado Reglamento Caldera II de fines de los noventa.
Solamente en tres aspectos ha habido un avance en el sentido de
adaptar la normativa legal a las normas constitucionales:
a) El más importante - en nuestra opinión – es en materia adjetiva con la
creación de la Sala de Casación Social en el TSJ y la sanción de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo LOPT que ha establecido un juicio oral y
ha logrado significativos avances en cuanto a la celeridad procesal y a
completar un fuero laboral en todo el país. Lamentablemente la
competencia en materia de inamovilidad sigue en manos de la
Administración sustrayendo una gran cantidad de causas de los jueces
naturales (laborales) y de la tutela judicial efectiva, precisamente de
trabajadoras embarazadas o trabajadores con menos de tres salarios
mínimos que se suponen los de menor capacidad de acceso a la justicia.
b) En materia de Seguridad Social con la Ley Orgánica del Sistema de
Seguridad Social LOSSS, ley marco que, empero, no fue desarrollada en
ninguno de los dos pilares básicos de cualquier sistema de seguridad
social: pensiones y salud. Todavía nuestra normativa y sistema de
cotizaciones sigue los lineamientos de hace más de medio siglo cuando se
creó el Seguro Social Obligatorio con el agravante que se multiplican los
“regímenes especiales” no contributivos, sin ninguna base actuarial ni
sustento real.
c) En materia de Salud Ocupacional con la reforma de la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo LOPCYMAT que
adaptó la normativa de 1986 a los lineamientos constitucionales pero que,
lamentablemente, no se ha aplicado en sus elementos fundamentales:
1) organizar el sistema de cotizaciones variables dependiendo del grado de
cumplimiento de la normativa para premiar a las empresas que adopten
medidas de prevención y promoción de la seguridad y salud en el trabajo y,
por el contrario, en caso de incumplimiento, hacer más oneroso el aporte
patronal cuando se produzcan accidentes y enfermedades en el ámbito de
la empresa,
2) poner en funcionamientos los mecanismos de control social y
participación de trabajadores y empleadores desde los Consejos regionales
y Sectoriales hasta el Consejo Nacional, y
3) establecer prestaciones justas a cargo del fondo creado con los aportes
patronales que haga más expeditivo el pago de los emolumentos que debe
recibir el trabajador enfermo o accidentado o su familia evitando la excesiva
litigiosidad.

Nuestra legislación social, en especial en materia de Trabajo y Seguridad Social


se ha hecho frondosa, complicada, difícil de conocer (y de aplicar) por parte
de los pequeños y medianos empleadores y de los trabajadores. Para colmo de
males, decisiones judiciales escasamente fundadas han llevado a extremos
insólitos como que la indemnización por la muerte de un trabajador que tenía un
hijo menor deba demandarse no frente al juez natural (del Trabajo) sino en la
jurisdicción de los niños, niñas y adolescentes en permanente modificación y sin
un trámite claro para este objeto; o que el control jurisdiccional de las decisiones
del INPSASEL deba hacerse no en la jurisdicción del Juez natural en la materia (el
laboral según lo establece la reforma del 2005 de la LOPCYMAT), sino ante la
jurisdicción contencioso-administrativa sin preparación alguna frente a temas tan
específicos.
Estamos frente a un proceso de inflación legislativa: mientras más normas
sancionamos, su valor efectivo es menor.
A los millones de trabajadores del eufemísticamente denominado “sector informal”
a los que no se aplica la normativa laboral en los últimos años tenemos que sumar
a los de las cooperativas (inconstitucionalmente marginados por la Ley en la
materia de la protección que la Constitución promete al “hecho social trabajo”) y de
muchas “misiones” u otros sectores de creciente importancia en el mercado
laboral.
Cuando a fines de los noventa se reformó la Ley Orgánica del Trabajo LOT para
reinstaurar el concepto de salario, casi inmediatamente comenzó su re-
disgregación con una Ley de Alimentación que pretende ilegalmente excluir a los
cesta-tickets del concepto de salario ante la pasividad de la jurisprudencia
dominante.
También en la jurisprudencia - importado de otras latitudes con normativa
diferente a la venezolana – ha aparecido un extraño artefacto jurídico: el “test” de
laboralidad, que intenta reemplazar a nuestro sencillo – y pocas veces bien
aplicado – sistema de presunciones legales. Los avances jurisprudenciales en
esta materia - como en el caso DIPOSA – prontamente retroceden con la firma de
“acuerdos” en una jurisdicción que – en caso de no ser laboral el asunto sub
júdice – debería declararse incompetente.
Lo cierto es que nos rige una regulación laboral que fue una gran avanzada hace
más de setenta años pero que fue acumulando “capas” de modificaciones
superpuestas que en lugar de hacerla avanzar la ha “caotizado” y complicado.

A pesar de que el año pasado la Asamblea Nacional abrió un interesante diálogo


sobre la reforma laboral, algunas de las propuestas de modificación que se
pergeñaron en la Comisión – sin tomar en cuenta las observaciones académicas y
de los empleadores y trabajadores - llaman la atención no solamente por la
pobreza de técnica legislativa – y de lenguaje jurídico y hasta de redacción
elemental – sino por su confusión metodológica y la proliferación de normas como
con una “incontinencia” legislativa.
Es necesario - en mi modesta opinión – un camino totalmente inverso: simplificar
la normativa para hacerla realmente aplicable y restaurar la noción de juez natural
de los asuntos del trabajo y de la Seguridad Social al Foro Laboral.

Ejes temáticos (propuestos por la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea


Nacional para el debate sobre la “nueva” Ley Orgánica del Trabajo)
En el mes de mayo del año pasado (2009) la Asamblea Nacional en un
importante ejercicio de participación convocó a diversos sectores del mundo
del trabajo y de la academia a un gran debate sobre los perfiles de la nueva
normativa. Desechando el confuso articulado que se supone se había aprobado
en una primera discusión de propuso comenzar un debate sobre las cuestiones
fundamentales de la regulación de acuerdo a los parámetros político-ideológicos
de los diputados participantes. Éstos son los “ejes” propuestos:
1. El movimiento sindical y el sindicalismo deseable.
2. Las relaciones de producción y el trabajo como factor de
apalancamiento de la sociedad socialista.

3. Las relaciones laborales en las cooperativas, EPS y empresas


socialistas.

4. Los consejos de trabajadores y los sindicatos.

5. Visión de género para el desarrollo del Derecho del Trabajo.

6. La flexibilización del mercado de trabajo (terciarización) y la garantía


de estabilidad laboral.

7. La retroactividad de las prestaciones sociales.

8. Mejora de las condiciones económicas en cuanto beneficios no


salariales.

9. Reducción de la jornada de trabajo.

10. Trabajo como hecho social. Ejemplo: trabajo doméstico de las amas
de casa.

11. Derechos laborales de los trabajadores no dependientes.

12. Garantía de empleo y estabilidad laboral.

13. Fortalecimiento institucional para vigilar el cumplimiento de la


normativa. Contraloría social.

14. Participación y Contraloría Social en el Ministerio con competencia en


Trabajo.

15. Cultura del trabajo y rendimiento de la empresa.

16. Educación no formal en tópicos generales (capacitación y formación


ideológica)

17. Conservación del medio ambiente.

18. Acercamiento de los regímenes especiales al régimen principal.

19. Contraloría social de los trabajadores en los centros de producción.

20. Prescripción de los derechos laborales.

21. Providencias del Ministerio con competencia en trabajo y mecanismos


para hacerlas respetar.

22. Estabilidad laboral y mecanismos para hacerla cumplir.


23. Democratización de los medios de producción y la participación de los
trabajadores

24. Órganos de administración de justicia en materia laboral.

Convocados a la Asamblea Nacional, el martes 19 de mayo de 2009,


como Jefe de Cátedra de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
propusimos agregar estos 24 ejes un punto final que nos parecía omitido
dentro ese conjunto:

25. Garantizar el derecho de huelga.

Objetivos:
a) Adaptar la normativa a la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
b) Simplificar y sistematizar la legislación laboral y de Seguridad Social
que ha crecido en forma desproporcionada, contradictoria y, en muchos casos,
incoherente con la Constitución.
c) Propiciar una ampliación de la cobertura real de protección de los
trabajadores que ampare a grandes sectores ahora precarizados.
d) Enfocar la legislación en la idea de la participación y ciudadanía de los
trabajadores en la empresa, sobre la base de los derechos de los trabajadores y
empleadores dentro de un esquema de democracia productiva como mecanismo
de empoderamiento de los trabajadores y sus organizaciones para el desarrollo de
la nueva sociedad propuesta por la Constitución y de otorgar seguridad jurídica
a los empleadores de los diversos modelos empresariales.
e) Establecer una normativa marco, susceptible de ser desarrollada por las
convenciones colectivas y otras normas legales puntuales.
f) Someter a la jurisdicción social el conjunto de los asuntos del trabajo y de
la seguridad social y reforzar la acción de inspección de la administración
del trabajo.
g) Revisar el conjunto de la normativa laboral desde la perspectiva de
género, no tanto en el lenguaje sino fundamentalmente en la eliminación de todos
los mecanismos de discriminación.

Proponemos para la discusión la siguiente estructura:

Libro Primero:

De la libertad sindical de trabajadores y empleadores. De la participación de


los trabajadores y la contraloría social.

contiene una regulación MUY sucinta del Derecho Colectivo, acorde a la normativa
internacional del trabajo y las ideas de autonomía y democracia sindical.
Establece el marco de las convenciones colectivas propendiendo a su articulación
en la rama de producción y las empresas. Garantiza el derecho de huelga de
acuerdo a la Constitución (eliminando las trabas administrativas ilegales).
Establece las funciones de los Consejos de Trabajadores de carácter autónomo y
su articulación con los representantes de los sindicatos y los delegados de
prevención
Libro Segundo.

Del contrato de trabajo y de los sujetos del Derecho del Trabajo y de la


Seguridad Social

establece las presunciones que permiten determinar el carácter laboral de los


contratos y los sujetos de las relaciones individuales y colectivas y de la seguridad
social.

Libro Tercero.
Derechos y deberes de trabajadores y empleadores.
desarrolla el conjunto de los derechos y deberes de los trabajadores y
empleadores, del sector privado, público y social dentro de la idea de ciudadanía
de la empresa y protagonismo en el desarrollo.

Libro Cuarto
De la estabilidad en el Trabajo y las prestaciones sociales
Desarrolla un sistema de estabilidad de acuerdo al mandato constitucional y como
garantía de un nuevo modelo de relaciones laborales). Establece el régimen de
prestaciones sociales de acuerdo al mandato constitucional.
Libro Quinto
Del descanso, tiempo libre y tiempo de trabajo.
lineamientos de una jornada reducida y utilización del tiempo libre y turismo social,
dentro de los lineamientos de la Constitución y la LOPCYMAT.

Libro Sexto
De los procedimientos.
unifica en la jurisdicción del trabajo el conjunto de los procedimientos laborales y
de la seguridad social, sobre la base de la LOPT.

Libro Séptimo
De la Seguridad Social
desarrolla el artículo 86 de la Constitución y estructura el marco jurídico de una
normativa de prevención y seguridad social sobre la base de la LOSSS). Los
regímenes específicos de salud, pensiones etc. serán desarrollados por leyes
ordinarias.

Libro Octavo
De la Seguridad y Salud Ocupacional.
establece las bases de una política nacional en la materia, de acuerdo a los
lineamientos del Convenio 155 de la OIT y de la LOPCYMAT.

Libro Noveno
De las cooperativas de trabajo y de otras formas asociativas y de propiedad
social.
desarrolla el marco de los nuevos modelos de empresas de trabajadores.

Libro Décimo
De la Formación y Capacitación de los Trabajadores.
Establece el marco de un nuevo modelo de formación integral de los trabajadores.
Libro Undécimo
De la Administración del Trabajo.
Propone el marco de un nuevo modelo de administración del trabajo con una
fuerte contraloría social por parte de los trabajadores.

Libro Duodécimo
De los Regímenes Especiales de Trabajo
Instaura el marco de Estatutos Especiales que serán dictados mediante leyes
ordinarias en cada uno de los regímenes propuestos propendiendo al
acercamiento al régimen laboral general

Conclusiones

Creemos que el desarrollo de la legislación social venezolana requiere de un


proceso de reforma laboral que otorgue seguridad jurídica a trabajadores y
empleadores y que permita un cambio cualitativo en las relaciones de trabajo
tendente a hacer del trabajador un ciudadano de la empresa, con derechos y
con deberes y responsabilidades, más allá de un simple prestador de la fuerza de
trabajo.

También los empleadores deben asumir que la responsabilidad social


empresarial bien entendida comienza en el interior de la empresa y que debe
hacer de la productividad social uno de los objetivos primordiales.

Sostenemos que las partes sociales han llegado – pese a todos los problemas y
contradicciones y precisamente por ellos – a un grado de madurez que los hace
sujetos primordiales de un gran diálogo tendente a conformar las reglas de juego
en un Código que establezca una nueva cultura del trabajo como centro de los
procesos de cambio social requeridos por Venezuela.

Un modelo de desarrollo que vaya más allá de la extracción y distribución de la


renta petrolera requiere de ese compromiso con un diálogo social fecundo, capaz
de resolver los problemas de nuestra inserción internacional y de las necesidades
de una democracia productiva.

Sostenemos que la democracia es el mejor sistema para el Estado y la


sociedad: también lo es para la empresa: de allí que la democracia productiva
deberá desarrollarse en los diferentes modelos de empresa.
Por ello es que sostenemos la necesidad de un profundo debate no solamente
sobre la legislación social, sino sobre el modelo de empresa y de economía
capaz de desarrollar los mandatos constitucionales acordados y votados como
programa social por los venezolanos hace una década.

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