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DIOS ESTÁ EN CONTROL

Por Octavio J. Esqueda

¿Por qué las cosas son como son? ¿Dónde está Dios cuando el mundo lo ignora a Él y a
sus principios? Cuando Dios actúa, ¿por qué hace Él lo que hace?

Todos nos hemos hecho alguna vez preguntas difíciles respecto a Dios y a nuestra fe. En
muchas ocasiones, lo que vemos aparentemente no concuerda con lo que creemos
acerca de Dios. ¿Qué hacer en estas circunstancias? En Habacuc encontramos un libro
bíblico que nos muestra un modelo para enfrentar estos momentos y acrecentar nuestra fe
en el Dios que sostiene el universo con su poder.

La palabra Habacuc significa “abrazar.” Habacuc profetizó en Judá, el sur de Israel,


después de la caída de Nínive en el año 612 a.C., antes de la primera invasión de Judá
por Babilonia en agosto del 605 a.C. Ese era un tiempo de tiranía y caos social; la gente
era oprimida, pecaba abiertamente y la idolatría se practicaba extensamente.

La estructura del libro de Habacuc es muy sencilla. Empieza con una protesta de
Habacuc; Dios le responde; Habacuc vuelve a protestar; Dios responde nuevamente; y
Habacuc termina con un salmo de alabanza como resultado de la respuesta divina.

Los primeros cuatro versículos del capítulo uno contienen la primera protesta de Habacuc
contra Dios. De hecho, la palabra profecía al inicio del libro puede ser traducida como
“carga.” Habacuc enfrenta una crisis de fe porque no puede entender por qué Dios no
actúa contra la maldad de su pueblo. Habacuc sabe que Dios no tolera el pecado. Sin
embargo, el pueblo de Dios pecaba sin control y aparentemente Dios no hace nada. En
medio de estas circunstancias, Habacuc clama y le pregunta a Dios “¿Hasta cuándo…?”
¿Alguna vez usted le ha hecho esta pregunta a Dios?

Dios responde a Habacuc en los versículos 1:5 al 11. Él no es indiferente sino que ya está
actuando para castigar la maldad. Dios estaba preparando a los caldeos para que
castigaran a Judá por su pecado. Los caldeos eran el imperio neobabilónico establecido
por el rey Nabopolasar y engrandecido por Nabucodonosor. Los babilonios eran una
nación conocida por su crueldad. Dios siempre actúa aunque nos dé la impresión de que
no lo hace.

Sin embargo, para Habacuc el remedio es peor que el problema, ¿cómo es posible que
Dios use a una nación vil y malvada para juzgar a su propio pueblo? A partir del versículo
1:12 Habacuc lucha contra la aparente inconsistencia entre su teología y su experiencia.
Habacuc no entiende los propósitos de Dios. ¿Alguna vez usted ha tenido la misma
sensación? A pesar de sus dudas, Habacuc espera en la respuesta divina (2:1). Dios sabe
todas las cosas y lo mejor que podemos hacer es acudir a Él y esperar a que obre porque
su voluntad siempre es perfecta aunque no la podamos entender en el momento.

Dios le responde nuevamente a Habacuc en los versículos 2 al 20 del capítulo 2. Dios pide
que un mensajero lea la visión y corra para esparcir las noticias. Los planes divinos se
cumplirán aunque parezca que se tardan. Por lo tanto, el versículo cuatro resume la forma
correcta en la que los hombres deben relacionarse con Dios: “mas el justo por la fe vivirá.”
Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe en el Creador del universo es lo que debe
sostenernos en tiempos de dificultades.

Dios cumple su promesa de castigar a los pecadores. La expresión “ay” denota condena y
sufrimiento por apartarse de Dios y sus caminos. Cinco ayes son pronunciados por Dios
específicamente contra los caldeos, pero generalmente contra aquellos que le dan la
espalda al Creador.

1. Ay contra los que a la fuerza toman lo que no es suyo (2:6-8).

2. Ay contra los que buscan su seguridad sólo en sus defensas físicas (2:9-11).

3. Ay contra los que practican la tiranía y la opresión (2:12-13).

4. Ay contra los oportunistas (2:15-17)

5. Ay contra los idólatras (2:18-19).

En medio de esas expresiones de juicio, Dios da dos promesas: la tierra será llena del
conocimiento de Dios y el Señor está en su santo templo. ¡Dios está en control a pesar de
las nubes de duda y las aflicciones! Como Dios es el soberano gobernador del universo, la
tierra debe callar ante su presencia. Dios le recuerda a Habacuc y, a nosotros, que Él está
a cargo de lo que sucede y que sus planes se cumplirán. Por lo tanto, podemos confiar en
Él.

Habacuc concluye su libro con una oración de alabanza al Dios en el que se puede confiar
completamente. El capítulo tres es un salmo que refleja la majestad de Dios (3-15) y la
confianza que el ser humano puede tener en la majestad del Señor (16-19). Aunque todo
salga mal, con todo Habacuc puede descansar en el Dios que salva y que sirve de refugio.
Dios es el que fortalece y el que sostiene en medio de las tribulaciones.

En este nuevo año, usted y yo podemos unirnos a Habacuc para expresar nuestra
confianza total al Señor. Aunque pasemos por pruebas y nuestra fe tiemble, Dios sigue en
control de todo. Nosotros tenemos un Dios en el que podemos confiar plenamente.
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Octavio J. Esqueda es profesor de fundamentos de la educación de Southwestern Baptist
Theological Seminary.
Programa de Estudios Hispanos en el Southwestern Baptist Theological Seminary enlace:
http://www.swbts.edu/hispanicstudies/sp/.

Tomado de Baptist Press News: www.bpnews.net


Usado con el permiso del autor.

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