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I N T R O D U C C I Ó N
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de toda su existencia. En cuanto ser finito y contingente tiene
conciencia de que su tiempo sobre la tierra es limitado: ese
espacio, deberá aprovecharlo para llegar hasta la meta, y realizar
la vocación para la que cada uno es traído a la tierra.
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-¿Sabrá asumir su libertad de una manera coherente con los
valores que hemos procurado forjar en él?
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accesorio y posee la suficiente disciplina interior para encarnar
esta distinción en la conducta.
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personalmente; que saben reflexionar, pero no son vacilantes en
sus resoluciones; sinceras y claras en sus palabras y en sus
actos; que no se dejan engañar por la mentira, por la adulación ni
el vituperio; que asumen el trabajo no como carga sino como servi-
cio, como compromiso creador; y el amor como entrega generosa, y
no como infantil esclavitud a la pasión y a los sentidos. Dotadas
de una plenitud interior que atrae y cautiva, una estabilidad de
ánimo que da confianza; que son capaces de tomar decisiones, que
producen seguridad; juzgan con libertad y rectitud, actúan con
responsabilidad, y aceptan las consecuencias de sus actos.
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en lo esencial o sustantivo. Comprende que, para caminar hace
falta un pie firmemente asentado en el suelo y el otro, en
equilibrio inestable, hacia adelante.
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En ese crecimiento interior y exterior, en esa batalla
permanente por superar defectos y limitaciones, se obtiene la
inteligencia de las cosas temporales y eternas; la firmeza y
serenidad, sin pueriles temores ante el futuro; la generosidad
para romper el estrecho círculo del egoísmo infantil; la capacidad
para entregarse al servicio de los demás, con olvido de sí mismo.
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actuar con responsabilidad, y tomar decisiones personales,
asumiendo sus consecuencias. Debe madurar igualmente la capacidad
de amar y de amistad, a lo que llamaremos madurez en el corazón4.
Y la afectividad, para no dejarse llevar por la primera sonrisa. Y
la conciencia moral, o sentido ético de la existencia. Y la
acción, para que la conducta sea clara, coherente.
I. MADUREZ DE LA INTELIGENCIA
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El hombre o la mujer maduros saben adaptarse a las circunstancias
y enfrentan sus problemas - reales, objetivos: no imaginarios-
bien sea cediendo y concediendo, o por el contrario exigiendo
cuando lo ven preciso. No tienen que recurrir a artimañas para
resolver sus asuntos, porque siendo directos en sus propósitos,
tienen también la maleabilidad que les permite -a través de un
prudente rodeo- llegar al objetivo previsto.
1. Objetividad
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trabajador, alegre, optimista, leal, paciente; o en aceptar que no
es ordenado, ni constante, ni detallista, ni humilde.
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Un alumno, se preguntará por lo que está verdaderamente
aprendiendo, por qué y para qué; sobre su compañerismo, su lealtad
y su capacidad de dar alegría a los demás; sus condiciones para la
amistad; su entrega y su disposición de sembrar amor, paz y
alegría en el corazón de todos...
2. Autonomía
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quien tiene capacidad de discernimiento ante posible influencias
positivas o negativas.
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* es magnánimo y actúa con grandeza, con ánimo, a la hora de
emprender grandes empresas
* es constante en sus propósitos, sin desanimarse ante las
adversidades, el dolor o la fatiga
* conjuga su libertad con la responsabilidad y sabe dar
cuenta de sus acciones sin eludir el compromiso: "La respon-
sabilidad es la madurez y la gallardía de la libertad"8
* tiene iniciativas para mejorar una tarea, para conseguir un
objetivo, para hacer siempre lo que debe y no sólo lo que le
apetece.
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-¿qué programa de televisión viste?
-¿cuál era su tema?
-¿qué estás leyendo ahora?
-¿qué fue lo que más te gustó de lo que leís-
te?
-¿quién tuvo la razón (en un altercado)?
-¿qué haces para ayudar a los demás?
-¿haz decidido por ti mismo, o alguien te lo
ha impuesto?
-¿conoces los objetivos y las metas del
trabajo que estás realizando?
-¿sabes cuál es la importancia de este traba-
jo?
-¿sabes cuál es la trascendencia de un
trabajo bien hecho, acabado hasta el detalle?
-¿valoras las cosas pequeñas?
-¿cómo has cumplido los encargos de la casa?
-¿procuras ser líder en tus actividades
deportivas?
-¿sabes cuidar personalmente del estado de
las cosas que utilizas?
-¿sabes manejar bien tu dinero?
-¿disfrutas de la naturaleza y de todas las
cosas buenas que te rodean?
-¿sabes perseverar en lo que emprendes?
-¿sabes conjugar la obediencia con la
libertad, con la iniciativa personal, con la
independencia?
-¿Entiendes la razón de las normas
disciplinares impuestas en la casa o en el
colegio?
* ¡Cuándo te decidirás!
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* "Voluntad. -Energía. -Ejemplo. -Lo que hay que hacer, se
hace... Sin vacilar... Sin miramientos..."9
3. Capacidad de reflexión
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* distingue entre lo importante y lo secundario, entre las
verdades y las opiniones, entre los hechos y las ilusiones
* es sereno, conserva la calma con el fin de que en todas sus
actuaciones ejercite la inteligencia.
Manifiesta irreflexión:
Propósitos:
11 o.c., n.336
12 o.c., n. 340
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5. Criterio
No es tan grave
fracasar en los objetivos, como no
saber si hubo o no fracaso por no
saberse bien a donde se iba (David
Isaacs)
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La misma idea de una oración que rezan los alcohólicos
anónimos:
"Dios mío: dame valor para cambiar
las cosas que puedo cambiar; sere-
nidad para aceptar aquellas que no
puedo cambiar. Y sabiduría para
entender la diferencia".
Indira Ghandi, otra mujer que ha dejado huella, sabía que era
importante manejarse por objetivos. La entrevistadora le inquiere
por su posición a la derecha o a la izquierda. Ella responde:
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- Yo no veo el mundo dividido entre derecho o izquierda. Y no me
importa ni una ni otra patente: sólo me interesa resolver los
problemas, llegar a donde quiero llegar, a la meta que me he
propuesto. Tengo algunos objetivos: son los mismos de mi padre:
dar a la gente un nivel de vida más alto, terminar con la lacra de
la pobreza, eliminar las consecuencias del atraso económico. Y
quiero conseguirlo. Hay que tener objetivos. La palabra cuándo es
muy importante para un individuo, para un pueblo. Si alguien
piensa que es incapaz de hacer algo, no lo hará nunca. Aunque sea
inteligentísimo, aunque tenga mil aptitudes. Para ser capaz, hay
que fijarse objetivos y tener confianza en uno mismo.
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La natural inmadurez del ser humano cuando llega a este
mundo, hace que se presente como un ser desvalido, aunque al mismo
tiempo, lleno de posibilidades. Para afirmarse como persona, hace
falta que, mediante el aprendizaje, consolide sus potencias: la
inteligencia y la voluntad en primer lugar.
1. Sentido de responsabilidad
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hecho. También obedecer: a la misma conciencia, a una autoridad,
sabiendo que dicha obediencia no se refiere a un mero acto pasivo,
de esclavo, sino a un acto operativo de compromiso.
2. Amor a la Libertad
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Libertad no es lo mismo que independencia: el navegante que
se ata a la estrella que lo guía, es más libre para llegar a
puerto. La libertad, pues, es perfectamente compatible con la
dependencia: la mano depende del cuerpo, pero es unida al cuerpo
como encuentra su razón de ser y su posibilidad de actuar, de
moverse, de servir al cuerpo del cual depende y no quiere des-
prenderse.
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3. Lealtad
21 Prov., 18, 20
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Además, por el cumplimiento fiel de sus deberes y compromi-
sos, la persona se hace capaz de superar el individualismo y de
abrirse a los otros. Una persona leal no piensa en la utilidad o
desventaja que le reportan las obligaciones contraídas, sino en
los que en él confían. De este modo, mediante la fidelidad, se
enriquece y madura espiritualmente. La lealtad se pone a prueba
cuando la observancia de los propios deberes se demuestra gravosa,
cuando la comodidad o el egoísmo susurran una excusa para dejarlos
incumplidos. En esos momentos o circunstancias es cuando damos
prueba de verdadera fidelidad.
4. Seguridad
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la de quien cierra los ojos a la realidad. Sabe igualmente superar
los defectos de su temperamento, enfrentar las contradicciones y
superar cada día las contrariedades. Sabe estar tranquila,
esperando su turno, mientras hace cola –ante una ventanilla o en
la fila de vehículos en cualquier calle- sin ofuscarse; sabe
reírse de una broma molesta, sin reaccionar con violencia ni
irascibilidad; enfrenta situaciones inesperadas, sin angustia.
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serenidad"; "Aunque todo se hunda y se acabe, aunque los aconteci-
mientos sucedan al revés de lo previsto, con tremenda adversidad,
nada se gana turbándose. Además, recuerda la oración confiada del
Profeta: `El Señor es nuestro Juez, el Señor es nuestro
Legislador, el Señor es nuestro Rey: Él es quien nos ha de
salvar'"25.
26
inferior, desmejora: como cuando el avaro ama su dinero, o el
pobrecito sensual su placer.
27 Juan 10,10
28 Juan 15, 12
29 Juan Pablo II, Discurso, 20-VI-1992
27
encuentra - como dijimos atrás- a los iguales o los hace. El amigo
está con el amigo: no alrededor de él. Ser amigo es saber querer
el bien del otro, ser feliz con el otro, hacerle feliz.
28
destinado a ser colaborador de Dios en la creación de nuevos seres
e instrumento y expresión de la plena unidad de los casados30.
IF...
29
Si no haces gala de tu ciencia ni ostentación
de tu bondad;
Si sueñas y no te dejas de tus sueños domi-
nar;
Si piensas, mas no consientes que te esclavi-
ce tu pensar;
Si ni el triunfo ni la derrota turban tu
serenidad, y a esos dos grandes impostores
los contemplas con rostro igual;
Si a los bufones de la plebe puedes tranquilo
tolerar que conviertan en torpe engaño el
esplendor de tu verdad;
Si las obras que más amaste ves derribadas
sin piedad, y tratas con otros fragmentos de
reconstruir tu ideal;
Si de todos tus grandes triunfos, puedes,
sereno, hacer un haz para aventurarlo sin
miedo a un solo golpe del azar;
Si pierdes y no te lamentas; si cuando sien-
tes caducar tus nervios y tu cerebro,
¡Firmes! grita tu voluntad;
Si hablas con las multitudes sin desmentir tu
dignidad, y puedes tratar con los reyes sin
creerte de estirpe real;
Si ni amigos ni detractores rompen tu ecuani-
midad, y aunque todos contigo cuenten, nadie
te logra cautivar;
Si sesenta segundos de avance te bastaren
para saldar en el balance de tus días el
minuto implacable y fatal, cuando a eso lle-
gues y eso alcances, tuyo el mundo entero
será;
Y lograrás algo más grande: Hijo mío: ¡un
hombre serás!
30
Un claro síntoma de inmadurez en el manejo de los bienes
temporales, públicos o privados.
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practicar el bien y debe evitar el mal"31. Sin embargo, por in-
fluencia de un ambiente malsano, por defectos y aun deformaciones
en la propia educación, y por el peso de las personales miserias,
la conciencia siempre se puede oscurecer, más o menos culpable-
mente.
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VI. LA PRUDENCIA: RECTA RAZÓN EN EL OBRAR HUMANO
La voluntad mueve a las demás potencias del hombre hacia la
acción, o a que se abstenga de realizar un determinado acto. El
fin de la reflexión - propio de la inteligencia- es el acto, el
movimiento hacia lo que aparece como un bien para la persona. La
luz de la inteligencia alumbra el camino; la fuerza de la voluntad
mueve a recorrerlo; el corazón define las razones. Por lo mismo es
importante que consideremos, en el proceso de maduración de la
persona, no sólo los rasgos que corresponden a la inteligencia -
el juicio claro- y a la voluntad - el recto querer -, y al corazón
–el verdadero amor -, sino que terminemos nuestro estudio con una
referencia al acto en sí mismo considerado, la acción: último
momento en toda operación humana, término natural del proceso
intelectivo, volitivo y amoroso. No basta conocer, querer y amar:
es necesario actuar (o dejar de actuar, según las circunstancias).
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No sería madura una persona sin la virtud de la prudencia.
Sin embargo no se puede considerar prudente a quien sopesa
indefinidamente los pros y los contras de una actuación, pero no
llega a decidir por temor a equivocarse: no puede darse el nombre
de prudente a quien es irresoluto. En cambio, sí es prudente
quien, después de estudiar un asunto, elige la solución más conve-
niente y decide emprenderlo.
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VII. CARACTERÍSTICAS DEL OBRAR MADURO
Entre los rasgos que caracterizan una acción madura, consi-
deremos solamente dos, puesto que los demás que podríamos exami-
nar, ya están de alguna manera incluidos en los mencionados
páginas atrás: el trabajo eficaz, y el manejo de la frustración.
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trabajo es digno y todo trabajo dignifica a quien lo realiza. Pero
hace falta que lo realice bien, y que se proponga siempre
contribuir con su tarea al mejoramiento propio, al de su familia y
al de la sociedad. Sólo un trabajo bien hecho, acabado hasta el
último detalle, es cauce de madurez y de perfección humana.
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Otro tanto cabría decir de trabajos que degradan el espíritu,
que van contra el respeto a la dignidad de la persona: aquellos
trabajos serviles, en los que no se permite a quien lo realiza
expresar sus propias cualidades, o que promueve un trato inhumano,
sin comprensión ni caridad, sin delicadeza ni miramientos.
Trabajos que, por su misma naturaleza, son expresión de bajos
sentimientos, de instintos desvergonzados, o de mentes criminales
y antisociales.
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mental y moral de cada uno. Porque al trabajo el hombre y la mujer
llevan todo lo que son y todo lo que tienen: sus sentimientos, sus
pasiones, sus amores, sus sueños e ilusiones. En el trabajo se
empeña la inteligencia, con todo el desarrollo alcanzado en los
conocimientos; la voluntad, con toda la fuerza de un querer ser
cada vez mejor; los pensamientos, intereses e ideales; en una
palabra, toda la personalidad.
2. Manejo de la frustración
Y la respuesta inmediata:
38
- Prepare el terreno, que vamos a sembrar de nuevo.
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la civilización. O como Saint Exupery, batallando con la nieve que
le impide avanzar, durante tres días: "Si en mi familia creen que
vivo, saben que camino. ¡Soy un canalla si me detengo!"
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madurez, ponerse cara a cara con ella sin derrumbarse. Muchas son
las formas de morir, que impresionan al hombre de hoy: aparte de
la ancianidad, está el cáncer - cuyo nombre, con frecuencia, ni se
quiere mencionar -, las drogas alucinógenas, el SIDA, el terroris-
mo, la venganza. Se muere en el olvido, ante la indiferencia de
una sociedad embriagada de eficiencia; o repentinamente, en
accidentes de tránsito o por el estallido de una bomba. Se mueren
incluso los niños, antes de nacer, cuando madres mal aconsejadas e
ignorantes, y tantos médicos -a quienes no podemos considerar ni
mal aconsejados ni ignorantes -, se arrogan el derecho a decidir
sobre la vida humana, olvidando que es sagrada. Especialmente la
muerte de los jóvenes produce turbación y desconcierto en una
sociedad que se ha acostumbrado a preguntar siempre: ?Por qué?
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Reconciliarse con la muerte significa aceptar hasta el fondo
la vida; significa compartir la soledad de quienes se sienten
abandonados al morir, haciendo para ellos más humana la muerte y
más verdadera la vida. Es significativa la respuesta de la Madre
Teresa de Calcuta al periodista que la interroga acerca del por
qué y para qué de su preocupación y la de sus monjas de la
Caridad por recoger moribundos en las calles.
C. UNIDAD DE VIDA:
LA MEJOR MANIFESTACION DE MADUREZ
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sentidos y potencias intelectivas, temporalidad y eternidad;
dolores y placeres, tristezas y alegrías.
Como una ayuda sencilla que pueda dar luz a quien pretende
examinar su conducta con relación a la madurez, ofrecemos este
cuestionario. Es sólo una orientación, puesto que cada uno podría
hacer su propia lista de preguntas, de acuerdo con los aspectos
que quiera examinar.
40 Gálatas, 2, 20
41 Efesios, 4,13
43
* ¿Evito la superficialidad, poniendo empeño en estudiar bien
todos mis proyectos?
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* ¿Soy leal en la amistad y fiel a mis compromisos?
45
* ¿Soy habitualmente claro, sencillo, descomplicado y
transparente?
* ¿Cuando tengo que ser sincero con alguien, soy delicadamen-
te sincero?
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