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INTRODUCCION
En los primeros días de junio, Alan García emprendió un viaje a Italia. Realizó una
primera escala en Colombia y una segunda en Madrid, en dónde se entrevistó con el
presidente del gobierno, Felipe González, a quien le transmitió su preocupación por
la financiación de la deuda iberoamericana, su apoyo al Grupo Contadora y a la
dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua.
El 20 de julio, García anunció que su primer gabinete estaría integrado por Luis Alva
Castro como Presidente del Consejo de Ministros y en el Ministerio de Economía y
Finanzas; del mismo modo, anunció a los otros ministros y remarcó que Allan
Wagner (un independiente) ocuparía la cartera de Relaciones Exteriores y que
Carlos Blancas (un demócrata-cristiano) sería su Ministro de Trabajo.
Alan García dio un mensaje a la nación que duró casi dos horas, en el que anunció
medidas contra la corrupción pública, la reorganización de las fuerzas policiales en
un plazo de 60 días, la eliminación de exoneraciones tributarias a las compañías
petroleras que operaban en el país, la reducción de la compra de una escuadrilla de
aviones Mirage 2000, la reducción de su sueldo como presidente y la formación de
una comisión de paz para iniciar una amnistía. Pero el punto más controvertido fue
en lo que respecta al problema de la deuda externa: anunció su decisión de dialogar
directamente con los acreedores, sin usar como intermediario al Fondo Monetario
Internacional (FMI), y adelantó que, durante un año, el Perú destinaría al servicio de
su deuda solo el diez por ciento del valor total de las exportaciones, y no el sesenta
por ciento, como se venía exigiendo. El propósito de tan audaz decisión, según
explicaría después, era reconstruir las reservas internacionales, que se hallaban
mermadas.
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Primer Gobierno de Alan García Pérez
Alan García fue el primer político aprista en llegar al poder en el Perú, así como el
mandatario más joven (36 años) en ser elegido democráticamente en toda la
historia de su país, y en su momento, en todo el mundo. La expectativa era grande
con lo que haría este presidente, que contaba con un apoyo mayoritario en todos
los estratos sociales. Llegaba al poder en momentos en que la situación del Perú era
extremadamente crítica, comenzando por poseer uno de los índices más altos de
pobreza en América Latina. Todo lo cual se agravaba con el recrudecimiento del
terrorismo, una inflación incontrolable (casi 200% anual), un galopante aumento de
la deuda externa, un déficit crónico de divisas y una extendida corrupción pública,
que incluía a la administración de justicia y la policía nacional.
Como vicepresidentes le acompañaban: Luis Alberto Sánchez (primer), destacado
intelectual y prolífico escritor, perteneciente a la vieja guardia aprista (había nacido
en 1900), que también fue designado Presidente del Senado; y Luis Alva
Castro (segundo), economista y político trujillano, reelegido diputado por La
Libertad, y que asimismo fue designado Presidente del Consejo de Ministros y
Ministro de Economía y Finanzas.
En el Congreso, el nuevo mandatario contaba con una amplia mayoría, tanto en
Senadores como en Diputados.
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Primer Gobierno de Alan García Pérez
ASPECTO ECONÓMICO
ANTECEDENTES
El gobierno de Belaúnde dejó al país en una profunda crisis económica. Las
inversiones habían caído de 21,2 % del Producto Bruto Interno (PBI), en 1982, a 12,2 %
en 1985. En 1982, la economía peruana no creció y, en 1983, el crecimiento fue
negativo: -12,2 %. Si, en 1980, el ingreso per cápita era de 1,232 dólares por peruano,
en 1985 llegaba tan sólo a 1,050 dólares. El desastre económico del gobierno de
Belaúnde se debió, principalmente, a una caída de precios de productos que Perú
exportaba (cobre, plata, plomo, café).
ESTRATEGIAS
Además de aumentar el empleo y los niveles de vida, los dos primeros años de la
recuperación económica parecía ofrecer una pausa en el ciclo de aumento de la
violencia rural. El flujo de campesinos desplazados de la Sierra fue aliviado, y un
buen número de campesinos comenzaron a regresar al campo. Ese retroceso puede
ser explicado por los esfuerzos iniciales de García para reducir la dependencia de la
fuerza militar para combatir al terrorismo y por lo tanto a disminuir el grado de las
de dos vías de conducción de la violencia fuera de los pueblos. Pero la tendencia
también pudo haber sido una respuesta a la realidad de mejores condiciones
económicas y las posibilidades de ingresos en el sector agrícola.
Los dos primeros años del gobierno de García dieron una nueva esperanza para el
pueblo de Perú, con un aumento del empleo, la producción y los salarios lo que
sugiere un claro giro para mejor después de tantos años de dificultades cada vez
mayores. Fue por lo tanto, doblemente trágico ver todo el proceso de
desmoronarse tan rápidamente, una vez que las cosas empezaron a ir mal otra vez.
El primer signo de problemas apareció con la balanza de pagos. El auge económico,
naturalmente, levantó las importaciones con rapidez, en un 76 por ciento entre 1985
y 1987. Sin embargo, se permitió que el tipo de cambio real a caer un 10 por ciento
en 1986 y otro 9 por ciento en 1987. El auge retiró la oferta potencial de exportación
en el mercado interno, y la caída en la tasa de cambio real reducido los incentivos
para obtener divisas. Las exportaciones cayeron ligeramente en 1985 y se
mantuvieron por debajo de ese nivel hasta 1987. La cuenta corriente pasó de un
superávit de US $ 127 millones en 1985 a los déficit de cerca de US $ 1,1 mil millones
en 1986 y cerca de US $ 1,5 mil millones en 1987.
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El término utilizado para estas fugas - para las extensiones de crédito del Banco
Central que no cuentan en el déficit presupuestario del gobierno - es el "déficit
cuasi-fiscal". Su total aumentó de un 2 por ciento del PIB en 1985 a alrededor del 4
por ciento en 1987. Mientras tanto, los ingresos tributarios del gobierno disminuyó
de manera constante en términos reales, en parte debido a las reducciones de
impuestos implementadas para mantener bajos los costos de las empresas y en
parte por el efecto de la inflación en la reducción del valor real de los pagos de
impuestos. Sumados, el déficit fiscal más el déficit cuasi-fiscal se incrementó de un 5
por ciento del PIB en 1985 a 11 por ciento en 1987.
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Pero, además de introducir una nueva moneda (el inti reemplazó al devaluado sol),
la principal medida económica consistió en la congelación de precios básicos,
sueldos y la tasa de cambio relativa al dólar. Por ejemplo, el precio de la gasolina se
elevó, de golpe, en 25 % para luego congelarlo a ese nivel. La idea era anticipar la
inflación venidera y, a largo plazo, darle al consumidor más poder adquisitivo.
Evitando de esta manera el alza de precios, los consumidores tienen más dinero
para gastar en otras cosas y, por ende, contribuyen a la reactivación económica en
otros sectores. La estrategia sigue siendo aplicada hoy en día. Un ejemplo es
Argentina que, en su afán por bajar la inflación (que bordeó los 12 % en el 2005) y
reactivar la economía, ha pactado precios fijos con los suministradores de
productos básicos (la carne es el ejemplo más conocido).
La segunda convicción (2): Mientras que el FMI pensaba que la inflación en el Perú
se debía a un exceso de demanda estimulado por un Estado que gastaba por encima
de sus posibilidades, Alan García y su equipo de economistas consideraban que
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PRIMEROS RESULTADOS DE LA
POLÍTICA HETERODOXA
En un comienzo, las medidas adoptadas dieron resultados positivos. Ya en
setiembre de 1985, la inflación bajó a 3,5 % (comparado con 12,5 % en abril del mismo
año). Hacia el segundo trimestre de 1986, la economía dio señales de clara
recuperación. Los sectores que dependían de la demanda interna (manufactura,
construcción, agricultura) crecieron, no así los sectores dedicados a la exportación
(minería, pesca). En 1986, la economía creció 10 %. Fue el mayor crecimiento desde
los años 50 (pág. 63).
Pero también surgieron problemas que irían agravándose con el pasar del tiempo: A
pesar de la reactivación económica, el Estado casi no percibía mayores ingresos:
Aunque en 1985 el déficit del sector público sólo había sido del 2,7 % del PBI, el nivel
más bajo desde 1979, en 1986 una vez más llegó al 5,1 % . Esto no se debió a un
aumento del gasto. De hecho, a pesar de su fama de ser una administración
despilfarradora y populista, el gasto total (corrientes e inversiones) del sector
público cayó del 49 % del PBI, en 1985, al 29 %, en 1986. Sin embargo, los ingresos
corrientes totales también cayeron, del 46 % del PBI, en 1985, hasta 33 %, en 1986.
Otro problema consistía en que, después del gran crecimiento de 1986, la capacidad
productiva de la modesta industria nacional estaba llegando a sus límites. Hacían
falta inversiones para instalar nuevas capacidades y así continuar con la
reactivación. Para ello, era necesario recurrir a inversiones y préstamos extranjeros.
El tercer problema, según Crabtree, era que la balanza comercial volvió a ser
negativa hacia fines de 1986. Con la reactivación económica y el alza de sueldos, el
Perú volvió a incrementar sus importaciones mientras que las exportaciones
seguían siendo bajas. En diciembre de 1986, las reservas internacionales del Perú
llegaban a 870 millones dólares comparados con 1,400 millones en marzo del mismo
año. Esta falta de liquidez se debió, también, a que el Estado pagó a sus deudores
bastante más que ese 10 % que García había anunciado, con bombos y platillos, el 28
de julio de 1985.
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se congelaron los precios de los alimentos y los alquileres al valor que tenían al
27 de julio de 1985;
se redujeron las tasas de interés bancario de 280 a 110%;
la moneda fue devaluada en 12%;
se rebajaron los precios de los materiales de construcción y los medicamentos;
se controló el tipo de cambio fijándose en 13.908 soles por dólar, instaurándose
el llamado Mercado Único de Cambios, MUC (pero surgió a la vez un mercado
paralelo y libre que llegó a cotizar el dólar en 20.000 soles);
los certificados de divisas quedaron congelados por 90 días (pero se siguieron
cotizando en moneda extranjera);
las tarifas de electricidad y teléfono subieron en 20%, pero se anunció que
permanecerían congeladas hasta fin de año.
Al mismo tiempo, se emprendió un programa de empleo masivo y de apoyo
crediticio a la agricultura.
En un comienzo, las medidas adoptadas dieron resultados positivos. Ya en
setiembre de 1985, la inflación bajó a 3,5 % (comparado con 12,5 % en abril del mismo
año). Hacia el segundo trimestre de 1986, la economía dio señales de clara
recuperación. Los sectores que dependían de la demanda interna (manufactura,
construcción, agricultura) crecieron, no así los sectores dedicados a la exportación
(minería, pesca). En 1986, la economía creció 10 %. Fue el mayor crecimiento desde
los años 50; con ello García disfrutó entonces de una popularidad récord en América
Latina (76% a fines de 1986). Cuando la capacidad de gasto del estado fue agotada
entonces comenzaron múltiples problemas.
El primer problema fue que a pesar de la reactivación económica, el Estado casi no
percibía mayores ingresos. Otro problema consistía en que, después del gran
crecimiento de 1986, la capacidad productiva de la modesta industria nacional
estaba llegando a sus límites. Hacían falta inversiones para instalar nuevas
capacidades y así continuar con la reactivación. Para ello, era necesario recurrir a
inversiones y préstamos extranjeros.
La poca confianza de la ciudadanía en las políticas económicas del Gobierno condujo
a que, hacia fines de 1986, muchos cambiaron sus intis por dólares temiendo –y, al
mismo tiempo, originando– una devaluación del inti. El paquete de medidas
adoptadas por García incluía el congelamiento del tipo de cambio inti-dólar. Pero tal
congelamiento tendía a ser artificial en tanto la demanda real de intis iba perdiendo
cada vez más terreno frente al dólar. Este cambio se vio reflejado en la tasa de
cambio libre, aquella de los cambistas de la calle, paralela al cambio oficial.
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PELIGRO DE CRISIS
En 1987, el peligro de una crisis en la balanza de pagos y en las reservas
internacionales era evidente. Sin embargo, el Estado Peruano siguió confiando en
un crecimiento económico rápido hasta 1988. Al mismo tiempo, se vio obligado a
devaluar el inti, y a subir los sueldos y los precios.
En líneas generales, la política económica estatal empezó a caer en contradicciones.
Por un lado, el Gobierno buscaba el contacto directo con los empresarios
importantes (llamados los doce apóstoles, por ser solo una docena de grupos
empresariales) con el fin de persuadirlos a invertir en el desarrollo de la capacidad
productiva. Por otro lado y en su necesidad de aumentar los ingresos del Estado,
supuestamente obligó, a comienzos de 1987, a las empresas a prestarle dinero al
Estado.
En concreto, las empresas fueron forzadas a comprarle al Estado Peruano bonos
obligatorios por un valor que llegaba hasta el 30% de las utilidades brutas que las
empresas habían obtenido en 1986. Con esta medida, el Gobierno provocó airadas
reacciones en el sector empresarial. Al poco tiempo, algunas empresas fueron
exoneradas del pago obligatorio y finalmente el programa fue cancelado.
Este tipo de marchas y contramarchas, de reacciones sobre hechos ya consumados,
de pasividad frente a los peligros venideros contribuyeron a la percepción de que la
política económica del Gobierno estaba siendo improvisada y, sobre todo,
perdiendo el control. La situación se agudizó con la renuncia, en junio de 1987, del
Ministro de Economía Luis Alva Castro. A esas alturas la inflación ya resultaba
agobiante.
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1988-1989: CRISIS
Al finalizar el año 1987, la crisis ya era evidente: La inflación empezó a ascender
bruscamente (114,5 % en diciembre del 1987), la producción –y, por consiguiente, la
reactivación económica– se había estancado y la balanza de pagos tuvo, en 1987, un
saldo negativo de 521 millones de dólares, el hueco más grande desde 1981.
Consecuentemente, las reservas internacionales siguieron decayendo. A falta de
dólares, el Banco Central se vio atado de manos en el control de la tasa de cambio
(una demanda creciente de dólares se puede contrarrestar poniendo en circulación
los dólares ahorrados, pero estos ya no había).
En octubre de 1987, el gobierno procedió a devaluar el inti en 24 %. Los llamados
paquetazos siguieron dándose, de forma periódica, a lo largo de un año, llevando a
una gran recesión económica. Pero García seguía sin aceptar la necesidad de una
línea clara.
Finalmente, García, obligado por las circunstancias, decidió dar un cambio de
rumbo, recurriendo, a fines de 1987, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y
al Banco Mundial (BM) en busca de préstamos. El experimento heterodoxo había
llegado a su fin y ahora el gobierno retomaba las políticas ortodoxas. Los
organismos financieros internacionales exigieron el pago previo de las moras, que
ascendían a 1.500 millones de dólares. Ya para entonces las reservas internacionales
eran negativas. Fue recién hacia mediados de 1988 que García se convenció de la
necesidad de una “guerra frontal” contra la crisis económica. El nuevo Ministro de
Economía y Finanzas, Abel Salinas, tuvo la ingrata tarea de anunciar, ahora sí,
el shock o ajuste económico, el 6 de septiembre de 1988. Con ello se proponía
detener la inflación y la recesión, acabar con la pérdida de divisas y dar un contexto
de estabilidad y confianza a los agentes económicos. Fueron tan fuertes estas
medidas económicas, que, sin exagerar, dejaron estupefactos a todos los peruanos.
Se dice que incluso Alan García, sabedor de lo que se venía, llegó a tantear la
posibilidad de renunciar la noche anterior, pero que luego recapacitó para no dar
gusto a la derecha que, según él, quería su cabeza.
El plan, denominado Plan Cero, contribuyó a generar una inflación aún mucho
mayor, sobre todo en relación con los productos importados. Así, por ejemplo, el
precio de los productos farmacéuticos subió 600 % y el de la gasolina 400 %.
Además, se eliminó el sistema del control de precios con excepción de 42 productos
básicos.
A partir de setiembre de 1988, la inflación se convirtió en lo que los economistas
denominan hiperinflación. Ese mes, los precios subieron 114 %. Fue el mes con mayor
inflación en el gobierno de García y, probablemente, en la historia del Perú. En
época contemporánea, además del Perú, pocos países han caído en hiperinflación:
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CORRUPCIÓN PÚBLICA
Uno de los puntos del inicial programa del alanismo expuesto en su mensaje inicial,
enfatizaba en la “moralización” de las fuerzas armadas y policiales, muy
desprestigiadas por sus relaciones con el narcotráfico y otros tipos de corrupción.
Siguiendo esa línea, se despidió y pasó al retiro a los funcionarios y autoridades
involucradas en ilícitos y se reorganizó la Guardia Civil, la Guardia Republicana y la
Policía de Investigaciones. A comienzos de 1986 fueron rebautizadas y puestas bajo
el mando de una Policía Nacional del Perú unificada (PNP).
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compra se hallaba en trámite en 1985, sino que esta se había transado en 1982,
estando programada la entrega de los aviones en dos lotes: 16 aviones en 1986 y 10
aviones en 1988. Con la reducción de la compra, el calendario de entrega se
modificó, y según los datos proporcionados por las Fuerzas Armadas, 4 aviones
llegaron a fines de 1987 y 10 aviones en 1988. Sin embargo, la Comisión descubrió
que, para mediados de 1986, los aviones Mirage ya estaban fabricados, y según la
documentación revisada, fueron entregados al Perú ese mismo año, pese a lo cual
nunca llegaron al país en ese entonces. Ello llevó a la presunción de que esos
aviones fueron vendidos clandestinamente a otros países, lo que resultaría en un
gran negocio, ya que el valor de los Mirage se había triplicado desde 1982, debido a
los conflictos que estallaron en el Medio Oriente en esa época. La Comisión halló
también indicios que García había intervenido directamente en la operación, y
recopiló testimonios de que en el transcurso de la misma el mandatario se había
reunido reiteradamente con Abderramán El Assir, un acaudalado libanés cuyo oficio
era ser intermediario entre gobiernos compradores y fabricantes de armas, con
altas comisiones de por medio. Presumiblemente ambos negociaron la venta de los
aviones hacia un país de Oriente, para lo cual se habría usado la intermediación del
BCCI de Londres, un banco especializado en falsificar documentación referente a
ventas de armas. Hay que destacar que una de las cláusulas del contrato de compra
contemplaba la posibilidad de que el Perú pudiera traspasar parte de la flota a un
tercer país, previa autorización del gobierno francés, cosa que inexplicablemente no
se siguió, y aparentemente se optó por la venta clandestina que obviamente
beneficiaba por lo bajo a los participantes en dicha operación. La defensa de García
consistió en afirmar que no hubo intermediarios en la renegociación de la compra, la
misma que se hizo de gobierno a gobierno, y resaltó lo beneficioso que fue para el
país dicha operación. En cuanto a Abderramán El Assir, García admitió conocerlo,
pero negó que fuera un traficante de armas. No obstante, los analistas concuerdan
en que la decisión de renegociar la compra de los Mirage fue en realidad perjudicial
al país, calculándose las pérdidas en más de 250 millones de dólares.
El escándalo del BCCI, un banco internacional sindicado de prácticas de
defraudación, estalló al producirse su quiebra en 1991, salpicando a muchos
gobiernos del mundo, entre ellos el de Perú. Una de las prácticas de dicho Banco era
captar depósitos pagando sobornos y coimas a funcionarios de gobierno y
funcionarios de bancos. El fiscal del distrito de la ciudad de Nueva York Robert
Morgenthau, en el curso de sus investigaciones en torno a este caso internacional,
reveló que parte de las reservas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP)
fueron depositadas en el BCCI, previo soborno de tres millones de dólares a dos
funcionarios del BCRP, Leonel Figueroa (presidente) y Héctor Neyra (gerente
general). Después se supo que el encargado de sobornar a estos dos fue el peruano
Brian Jensen, ex funcionario del BCCI y ex gerente general del BCRP en la época del
segundo belaundismo. Aunque el BCRP era en teoría autónomo, sin embargo, era
difícil de creer que el presidente García, por su estilo de gobierno, no habría estado
al tanto de sus manejos; los indicios apuntaban a que estuvo involucrado
directamente en la colocación de las reservas en el BCCI y que conoció de los
sobornos. Todas estas revelaciones causaron gran impacto en el Perú. La defensa
de García consistió en afirmar que nunca intervino en las decisiones gerenciales del
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BCRP y que el gran culpable de los sobornos era Brian Jensen, que era
acciopopulista.
Si bien ambas cámaras, la de diputados y senadores, ante los indicios documentales
y testimoniales, votaron mayoritariamente por la acusación constitucional contra el
ex presidente, errores procesales motivaron que el “caso García” no prosperara en
el poder judicial (allí se adujo falta de evidencias e imprecisión de los cargos
criminales). Se afirmó también que los jueces responsables del caso habían sido
nombrados en el gobierno de García o tenían vínculos estrechos con el APRA.
A todo ello se sumó el autogolpe de Fujimori de 1992, que dio a Alan García la
excusa perfecta para fugarse del país y asilarse en Colombia, arguyendo ser un
“perseguido político” (luego pasaría a Francia). No volvería al Perú hasta el 2001,
tras la caída de Fujimori. Aunque a lo largo de esos años se intentó mantener en su
contra las denuncias de corrupción, estas finalmente prescribieron, figura a la que
oportunamente se acogió García. Fue así que pudo postular nuevamente a la
presidencia en el 2001, al no tener ningún proceso pendiente.
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CONCLUSIONES
Era indispensable contar con una estrategia económica de mediano y largo plazo,
así como un plan de estabilización de corto plazo, pero el Gobierno de AGP inició y
finalizó su mandato desprovisto de una estrategia que le otorgue coherencia a sus
políticas. El resultado de esta carencia fue la inconsistencia entre muchas de las
medidas adoptadas.
Partido Aprista no tuvo la voluntad (sino hasta 1988) de establecer alianzas políticas
con otros sectores (la izquierda y el empresariado, sobre todo). La alta votación
alcanzada en 1985 se convirtió en su debilidad, (AGP y su partido podían por
sísolos).
La principal tarea del Gobierno era la pacificación del país, acertó (al inicio)
Haciendo hincapié en la necesidad de combatir a Sendero no sólo por medios
militares, sino políticamente, a través de una estrategia de desarrollo para los
departamentos más pobres del Perú, que beneficie a los productores campesinos.
Pero mostró su incapacidad para implementar medidas y programas que dinamicen
la economía campesina, dadas las condiciones por la presencia de Sendero.
AGP jamás entendió que el tipo de políticas heterodoxas que buscaba implementare
xigían la presencia de una burocracia eficiente. Sin embargo, durante su Gobierno,
él no hizo nada por profesionalizar y mejorar las condiciones de trabajo de la
administración pública. Sin ello, sus políticas estaban condenadas al fracaso.
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SUGERENCIAS
La sugerencia seria que no hubiese hecho todo lo que hizo , es decir no cometer los
errores que hizo, por ejemplo: García se dejó llevar por los consejos de las
economías proteccionistas, donde se da una idea de proteger la producción
nacional, nada más malo y perverso para la misma nación, eso significa malcriar al
empresariado nacional.
Protegerlo significa darle un mercado es decir consumidores que están obligados a
comprar sus productos, eso hace que los productores se sobren, dejen de producir,
tengan grandes ganancias y luego lo manden a cuentas en el extranjero.
El actual II gobierno de García Pérez, no protege a ningún industrial, lo que si realiza
es el ayudar a mejorar la competitividad y calidad del producto nacional a fin de
exportarlo.
A diferencia de su primer gobierno el actual fomenta el ingreso de capitales y
empresas extranjeras, atrás quedó el modelo autodestructor proteccionista, que
absurdamente grupos de izquierda en el Perú todavía lo protegen y creen que es el
modelo que se debería aplicar en el Perú.
Si de algo vale la experiencia histórica, entre 1985 y 1990 el Perú vivió en carne
propia lo que ocurre en un país que protege su industria nacional.
Y si comparamos a nuestro país también vale reconocer el crecimiento económico
de Chile en esa época basado en el fomento de sus exportaciones y el apoyo total a
la inversión extranjera.
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PERÚ
12
9.58
10 9.25 9.42 9.42 9.44
8.54 8.42 8.38 8.39
7.85 7.88 7.73
7.52
8
6.8
6
6
0
1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016
PERÚ - ALEMANIA
12
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Perú 7.85 9.25 9.42 9.42 9.44 9.58 8.54 8.42 8.38 8.39 7.88 7.73 6.8 7.52 6
Alemania 7.99 7.85 8.68 9.78 10.48 11.27 10.18 8.72 7.52 7.79 7.08 5.96 5.47 5.31 5.3
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PERÚ - ESPAÑA
30
25
20
15
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Perú 7.85 9.25 9.42 9.42 9.44 9.58 8.54 8.42 8.38 8.39 7.88 7.73 6.8 7.52 6
España 13.86 10.54 11.48 11.5 10.95 9.15 8.45 8.23 11.25 17.88 19.85 21.4 24.8 26.1 24.64
PERÚ - EE.UU
12
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Perú 7.85 9.25 9.42 9.42 9.44 9.58 8.54 8.42 8.38 8.39 7.88 7.73 6.8 7.52 6
Estados Unidos 3.97 4.74 5.78 5.99 5.54 5.08 4.61 4.62 5.8 9.28 9.63 8.93 8.08 7.35 6.29
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PERÚ - FRANCIA
12
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0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Perú 7.85 9.25 9.42 9.42 9.44 9.58 8.54 8.42 8.38 8.39 7.88 7.73 6.8 7.52 6
Francia 9.53 8.76 8.64 8.56 8.9 8.9 8.86 8.01 7.48 9.09 9.28 9.2 9.79 10.26 9.97
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Perú 7.85 9.25 9.42 9.42 9.44 9.58 8.54 8.42 8.38 8.39 7.88 7.73 6.8 7.52 6
Hong Kong 4.95 5.1 7.3 7.92 6.81 5.58 4.78 4.02 3.52 5.25 4.32 3.4 3.29 3.13 3.05
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Primer Gobierno de Alan García Pérez
LINKOGRAFIA
o https://es.wikipedia.org/wiki/Primer_gobierno_de_Alan_Garc%C3%ADa_P%C3
%A9rez
o http://www.deperu.com/abc/economia/3046/el-1er-gobierno-de-alan-garcia-
en-la-economia-peruana
o http://www.perupolitico.com/?p=252
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Primer Gobierno de Alan García Pérez
INDICE
Introducción 1
Primer gobierno de Alan García Pérez 4
Aspecto Económico
Antecedentes 6
Herencia de Belaunde 10
El Programa Heterodoxo 11
Primeros Resultados de la Política Heterodoxa 12
Problemas de la Deuda Externa 13
Crecimiento Económico 1985-1986 15
Peligro de Crisis 17
Intento de Estatización de la Banca 18
1988-1989: Crisis 18
Corrupción Publica 20
Conclusiones 24
Sugerencias 25
Ejercicio 26
Linkografía 30
Índice 31
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