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Dependencia económica. Los países hispanoamericanos han mostrado a lo largo del siglo XX una
dependencia económica de Estados Unidos que se ha manifestado con frecuencia en forma de
colonización comercial.
Inestabilidad política. Los países de la región padecieron a lo largo del siglo XX dictaduras,
periodos de gran inestabilidad, con frecuentes cambio de gobierno y de régimen, y guerras civiles.
Mestizaje cultural. En los territorios ocupados antes de la llegada de los españoles por grandes
civilizaciones como la maya (Guatemala y sur de México, principalmente) azteca (México) e inca
(Ecuador, Perú y Chile, principalmente) el sustrato cultural precolombino ejerce influencia tanto en
las producciones artísticas como en la identidad nacional. Es de destacar que en países como
Argentina y Uruguay, y en cierta medida Chile, la influencia de las culturas precolombinas es casi
inexistente, dado que la identificación con la cultura europea es casi total.
Liderazgo literario. La literatura hispanoamericana mantiene su dependencia de la literatura
española hasta el Modernismo, que marca un importante punto de inflexión, en tanto que supone
el nacimiento a finales del siglo XIX de un liderazgo literario que resurgirá a mediados del siglo XX,
en las corrientes literarias estudiadas en este tema.
2. La novela
La denominación del movimiento fue introducida por el venezolano Arturo Uslar Pietri, uno de los
pioneros del movimiento, autor de Las lanzas coloradas (1931), quien tomó una expresión ya aplicada a las
artes visuales. En consideración de este autor, “lo que salía de todos aquellos relatos y evocaciones era la
noción de una condición peculiar del mundo americano que no era posible reducir a ningún modelo
europeo”.
2.1.1. Características
Su novela Señor Presidente (1946) es uno de los principales ejemplos de novela de dictador, género
que será muy cultivado en Hispanoamérica y que tiene un antecedente en Tirano Banderas (1926), de
Ramón María del Valle-Inclán. Hombres de maíz (1949), novela experimental compleja, reivindica la pureza
de lo indígena frente a la comercialización del hombre blanco.
Su novela Pedro Páramo (1955) ha tenido una gran influencia en la narrativa hispanoamericana
posterior. Tiene rasgos estilísticos muy marcados: multiperspectivismo, recomposiciones temporales
complejas, escritura fragmentaria y mezcla de personajes vivos y muertos.
Incorpora la modernidad narrativa a sus obras, que comparten rasgos estilísticos con las de Juan Rulfo,
como el multiperspectivismo, las recomposiciones temporales complejas y la escritura fragmentaria. Entre
sus novelas destacan El túnel (1948) y Sobre héroes y tumbas (1961).
Los autores del boom comparten planteamientos con los de la etapa anterior, aunque los rasgos
estilísticos que aportan mayor complejidad a la lectura se aplican de manera moderada, de forma que la
anécdota narrativa, la historia, es más fácil de seguir. Lo que aglutina de manera más clara a los autores
de esta etapa es la rápida difusión de su obra en todo el mundo, debida tanto a la calidad de sus creaciones
como a una exitosa campaña editorial. La nómina de escritores del boom es cambiante, aunque hay una
coincidencia general de que entre los más importantes figuran Gabriel García Márquez, Julio Cortázar,
Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.
Su obra tuvo una repercusión mundial. En particular Cien años de soledad(1967) tuvo un gran éxito que
dio relevancia a la narrativa hispanoamericana. Aunque la mayor parte de su obra se enmarca dentro del
realismo mágico, con obras como El coronel no tiene quién le escriba (1961) o El amor en los tiempos del
cólera (1985), también se dedicó al periodismo, labor de la que surgen reportajes novelados como Relato
de un náufrago (1970). Ganó el Premio Nobel en 1982.
Fue un maestro del relato corto y un renovador de la narrativa. Rayuela (1963) es su obra más
reconocida. Se trata de una “contranovela”, como él la denominaba, que incorpora numerosos recursos de
la vanguardia, entre los que destaca la posibilidad de leerse de varias maneras: secuencialmente de
principio a fin, secuencialmente desde el capítulo 1 hasta el 56 y prescindiendo del resto, saltando capítulos
como se desee o siguiendo el “tablero de dirección” que se encuentra al comienzo. En esta y en otras obras
narrativas como 62 Modelo para armar (1968) propone un lector activo, un “lector macho”, según su
terminología.
Su primera novela, La región más transparente (1958) es una novela de personaje colectivo que retrata
la vida de la ciudad de México a través de fragmentos de la vida de una gran cantidad de personajes de
vidas entrelazadas, al estilo de Manhattan Transfer de John dos Passos. En La muerte de Artemio
Cruz(1962) introduce el multiperspectivismo a través del empleo de narración en primera, segunda y tercera
personas y la narración fragmentaria.
Su primera novela, La ciudad y los perros (1962), ganó el Premio Biblioteca Breve y se convirtió en un
vértice principal de la difusión de la literatura del boom. Sus primeras obras tienen una estructura narrativa
compleja y buscan la innovación técnica, como Conversación en la catedral (1969), un larguísimo diálogo
técnicamente muy complejo.
Sus últimas novelas, en las que han ido ganando presencia los temas políticos, como en La guerra del
fin del mundo (1981), tienen menor complejidad técnica. Ganó el Premio Nobel en 2010.
Tras la consolidación del éxito comercial de la literatura hispanoamericana propiciada por los autores
del boom, una multitud de escritores hispanoamericanos disfrutaron de un gran éxito comercial. En general
su obra mantiene la temática y las líneas estilísticas de los autores del boom pero sin tanto interés por la
experimentación técnica.
Su primera novela, Un mundo para Julius (1970), muestra la alta sociedad peruana desde el punto de
vista de Julius, un niño con intereses poco convencionales.
Disfruta de un gran éxito comercial. Su novela La casa de los espíritus (1982) supuso para muchos
lectores un primer contacto con el realismo mágico. Su trayectoria posterior ha incluido novelas de diverso
género, cercanas a la novela negra y más apegadas a la realidad histórica, como La ciudad de las
bestias (2002).
Un viejo que leía novelas de amor (1989), obra breve de factura sencilla, contribuyó a la popularización
del realismo mágico.
Su novela Como agua para chocolate (1989), que integra de manera innovadora recetas de cocina en
la narración, también contribuyó a la difusión de una versión simplificada de la literatura del boom. Ha
experimentado con la integración en la narración del cómic en La ley del amor (1995).
3. El cuento
El desarrollo estilístico del cuento literario es paralelo al de la novela, de modo que las corrientes
señaladas con respecto a ella son válidas.
Hombre de gran erudición, su obra narrativa se centra principalmente el relato, aunque escribe también
ensayos y poemas. Sus cuentos buscan lo paradójico, se sitúan con frecuencia en la frontera entre el
ensayo y la narración, y abundan en referencias intelectuales y eruditas.
Autor de novelas de importancia como El astillero (1961) o Juntacadáveres(1964), sus relatos están
poblados de personajes desesperanzados de raigambre existencialista, como los de sus novelas.
Al igual que en sus novelas, incorpora técnicas vanguardistas a sus relatos, que concentran una gran
originalidad técnica. Entre sus libros de cuentos destacan Bestiario (1951), Final del juego (1956)
e Historias de cronopios y de famas (1962).
3.1.4. Mario Benedetti (1920-2009, uruguayo)
Poeta y ensayista, también ha publicado algunas novelas. Sus relatos, de factura sencilla, reflejan la
vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde una postura comprometida. Entre sus libros de
cuentos figuran Montevideanos (1959), La muerte y otras sorpresas (1968) y Con y sin nostalgia (1977).