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La novela de 1939 a 1974.

1. Contexto histórico-cultural

Tras la guerra civil (1936-39), que produjo un profundo quiebro en el desarrollo del país en todos los
ámbitos, y también en el literario, se produjo una lenta reconstrucción del panorama cultural, especialmente
deteriorado por la desaparición de gran parte de la intelectualidad, alineada con la República, y por la
aparición de la censura, que coarta el desarrollo de las manifestaciones artísticas.

La dictadura, tras una posguerra con una represión muy dura, va abriendo sus políticas culturales, de
manera que a partir de la década de 1950 es posible la aparición de una narrativa discretamente crítica.

2. Novela de posguerra

2.1. En el exilio

Tras la guerra civil española (1936-39) muchos autores españoles, en especial los ideológicamente
vinculados a la República, hubieron a exiliarse. Estos autores se encontraron en una situación peculiar que
les permitió tratar temas restringidos para los residentes en España, como al guerra civil, y que además los
puso en contacto directo con corrientes literarias extranjeras.

2.1.1. Rosa Chacel (1898-1994)

Vivió en el exilio, en Brasil, durante buena parte de la dictadura franquista. En sus obras predomina la
introspección y la reflexión. Como ella misma decía, “habría que novelar la vida íntima de las ideas. Sí, eso
es lo que hace falta, crear un género, una serie de biografías de ideas”. Entre sus obras destacan La
sinrazón (1960) y Barrio de Maravillas (1976), esta última con una fuerte carga autobiográfica.

2.1.2. Max Aub (1903-1972)

Nacido en París de padres alemanes, se trasladó todavía niño a España, donde permaneció hasta la
guerra civil, tras la que se exilió a México, donde se nacionalizó.

2.1.2.1. Narrativa vanguardista

Incluye experimentos como los asociados al heterónimo Jusep Torres Campalans, pintor inventado por
Max Aub que llega a hacer exposiciones y merecer críticas especializadas. Max Aub “colaboró” con este
pintor en su Baraja de cartas (1964), que permite que el texto que incluyen en una de sus caras se lea en
el orden que se desee. En la misma línea de juegos de realidad y ficción y con personas inventadas se
sitúa Luis Álvarez Petreña (1934, modificada en 1965 y 1971).

2.1.2.2. Realismo trascendente

En estas obras Max Aub se acerca al realismo en obras de personaje colectivo, que buscan más hacer
un fresco de una sociedad que seguir la peripecia de unos personajes protagonistas1. En ellas se da
prioridad al diálogo, sin renunciar a recursos ya sentados de la narrativa contemporánea como el estilo
indirecto libre. Entre las obras de este género destacan las de la hexalogía sobre la guerra civil española El
laberinto mágico y La calle de Valverde (1961).

2.1.3. Francisco Ayala (1906-2009)

Funcionario de la República durante la guerra, tras ella estuvo exiliado en Argentina hasta la muerte de
Franco. Antes de la guerra escribió algunas obras narrativas inscritas en la vanguardia, como El boxeador
y un ángel (1929), pero sus obras más características fueron escritas en el exilio. Estas últimas tienen un
estilo retórico, incluso arcaizante, y abordan el tema de la legitimidad del poder y su abuso en diferentes
contextos históricos. Entre ellas figuran Muertes de perro(1958) y El fondo del vaso (1962), que forman un
díptico sobre la dictadura y la democracia. Escribió varios libros autobiográficos como El jardín de las
delicias(1971).

2.1.4. Ramón J. Sender (1901-1982)


Periodista desde joven y cercano al comunismo, se exilió a Estados Unidos tras la guerra civil. Sus
primeras novelas muestran un claro compromiso político, como Siete domingos rojos (1932), situada en
una huelga general convocada como protesta por la muerte de tres obreros.

Desde el exilio, a partir de 1939, Sender revisita su vida previa a la guerra, en España, en obras
pseudoautobiográficas, como las que conforman Crónica del alba(1942-1966), ciclo de nueve libros que
recoge la infancia, adolescencia y compromiso político de José Garcés, un trasunto del autor. Otras obras
de este periodo, como Réquiem por un campesino español (1953), muestran las raíces del conflicto
nacional a través de la historia de Paco, un campesino que se mete en política y acaba muerto.

2.2. En España

Hay dos autores que arrancan su carrera literaria en la década de 1940 que tuvieron una extensa
evolución estilística a lo largo del periodo estudiado y una importancia crucial: Camilo José Cela y Miguel
Delibes. En este apartado se recoge toda su trayectoria, aunque ambos se mantuvieron en primera línea
literaria hasta finales del siglo XX, más allá del periodo abarcado en estas páginas.

2.2.1. Camilo José Cela (1916-2002)

Ha merecido los reconocimientos nacionales e internacionales más prestigiosos, incluido el Premio


Nobel, que ganó en 1989. Controvertido y antinómico, fue censor de la dictadura franquista y sufrió esta
misma censura en sus obras, algunas de las cuales hubieron de publicarse en el extranjero1. Su extensa
obra narrativa incluye experimentos que le sitúan en la vanguardia técnica, y presenta muy diversas
estrategias narrativas. A pesar de ello sus narraciones resultan reconocibles por su exquisito manejo del
lenguaje, en el que combina desde los términos más soeces hasta los más eruditos en una prosa fluida y
contundente.

2.2.1.1. Primera etapa. Tremendismo y libros de viajes

La familia de Pascual Duarte (1942) abre la puerta del tremendismo, movimiento literario caracterizado
por las tramas violentas protagonizadas por personajes marginales narradas mediante un lenguaje crudo.
Esta obra adopta una forma cercana al género picaresco, en tanto que un protagonista de baja posición
social intenta justificar ante un narratario socialmente superior su caída en desgracia.

Un peculiar libro de viajes, con implicaciones narrativas, es Viaje a la Alcarria(1948), que inaugura en
la obra de Cela un género que cultivará en varias ocasiones más.

2.2.1.2. Segunda etapa. Perspectiva social

La colmena (1951) marca esta etapa, que consolida el prestigio y la repercusión de su autor. Se trata
de una novela de personaje colectivo, al modo de Manhattan Transfer (1925), del estadounidense John Dos
Passos, en la que se retrata la vida de un barrio de Madrid en la posguerra. Como dijo el propio autor, se
trata de una “crónica amarga de un tiempo amargo”.

2.2.1.3. Tercera etapa. Experimentación

Aunque, como se ha señalado, Cela siempre mostró inclinación por la experimentación técnica, en su
última etapa hay obras en la que la experimentación es extrema, como San Camilo, 1936 (1969) o Cristus
versus Arizona (1994), constituidas por monólogos interiores sin párrafos ni puntos.

2.2.2. Miguel Delibes (1920-2010)

Voluntario en el ejército sublevado en la guerra civil, tuvo después fuertes discrepancias con la censura
del régimen, que le llevaron a dimitir de su puesto de director del periódico El Norte de Castilla. Aunque no
es ajeno a la experimentación narrativa, sus novelas siempre cuentan una historia reconocible.

Para estudiar su obra la dividiremos en las tendencias temáticas que el propio autor señala: “Hay una
serie de motivos o de ambientes que se reiteran en mi producción: muerte, infancia, naturaleza y prójimo”

2.2.2.1. Muerte
Su primera obra, y la que le abrió el mundo literario al ganar el Premio Nadal, La sombra del ciprés es
alargada (1947), está entre las que dedica a reflexionar sobre la muerte, como Cinco horas con
Mario (1966), que resulta original porque la historia de Mario se dibuja a partir del monólogo interior de su
viuda mientras vela su cadáver.

2.2.2.2. Infancia

La visión de los niños sobre el mundo también ha interesado a Delibes, que la refleja, por ejemplo, en El
camino (1950), novela en la que nos sumergimos en el mundo rural a través de los recuerdos y la
perspectiva de Daniel el Mochuelo, que está a punto de abandonar su pueblo.

2.2.2.3. Naturaleza

La naturaleza y lo rural están presentes en muchas de sus obras, y llegan a constituir el centro de obras
como Diario de un cazador (1955), ejemplo de un conjunto más amplio de narraciones.

2.2.2.4. Prójimo

La inquietud social se encuentra en la experimental Parábola del náufrago(1969), en la que se emplean


innovaciones formales poco habituales en Delibes (por ejemplo, sustituye los signos de puntuación por su
nombre). En Los santos inocentes (1981), novela más convencional, se refleja la injusticia que provocan
los poderosos sobre los débiles.

2.2.3 Carmen Laforet (1921-2004)

Ganó la primera edición del Premio Nadal, de 1944, con Nada. Esa novela de carácter existencialista
que refleja la grisura y la pobreza de la sociedad española de posguerra le valió una gran éxito de crítica y
público y supuso en cierta medida el regreso de la literatura al panorama comercial del país.

3. La década de 1950: el realismo social

En estas novelas el protagonista es un colectivo, la sociedad de posguerra, y en particular los colectivos


marginados que se habían creado como resultado de la pobreza de posguerra y del éxodo del campo a la
ciudad. El punto de partida de este movimiento es la publicación de tres novelas: Las últimas horas de José
Suárez Carreño (1949), La colmena de Camilo José Cela (1951) y La noria de Luis Romero (1951). Todas
ellas comparten las características esenciales del realismo social español.

3.1. Características

 Protagonista colectivo. Incluso si el protagonista es individual, suele adquirir carácter de


representante de una clase social o un colectivo.
 Estilo directo y sencillo.
 Predominio del diálogo, que recoge con fidelidad el lenguaje coloquial.
 Tiempo y espacios reducidos.
 Linealidad temporal.

Dentro de los autores y las obras inscritas en este apartado encontramos diferentes enfoques: desde el
objetivismo que emplea un narrador observador (como Rafael Sánchez Ferlosio en El Jarama) hasta el
realismo crítico, caracterizado por su intención de denuncia, en línea con lo postulado por el influyente
filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre.

3.2. Rafael Sánchez Ferlosio (1927 →)

Tras una primera obra de fantasía, Industrias y andanzas de Alfanhuí (1951), publicó El Jarama (1955),
una obra con narrador objetivo que recoge las vivencias de un grupo de amigos en una excursión al río
Jarama. En ella predomina el diálogo de los personajes, de acusado realismo.

3.3. Juan Goytisolo (1931 →)


Tiene un largo recorrido estilístico que incluye en sus primeras etapas algunas obras inscritas dentro
del realismo social. Su primera novela, Juegos de manos(1954), adopta para retratar el conflicto social el
punto de vista de unos jóvenes burgueses socialmente concienciados. De especial interés por su
planteamiento simbólico es Duelo en el paraíso (1955), en la que unos niños que han quedado solos se
comportan como los adultos en la guerra.

Su ensayo Problemas de la novela (1959) aborda desde el punto de vista teórico el realismo social,
constituyéndose en una suerte de poética del realismo social.

3.4. Ignacio Aldecoa (1925 – 1969)

Escribió novelas como El fulgor y la sangre (1954), que se desarrolla en una tarde en la que dos mujeres
esperan noticias de sus maridos, guardias civiles, uno de los cuales saben que ha muerto en acto de
servicio, y Gran Sol (1958), de personaje colectivo, que retrata la vida de los pescadores de altura. Es
conocido por sus relatos.

3.5. Carmen Martín Gaite (1925 – 2000)

Inscrita dentro del realismo social, representa una perspectiva más intimisma del movimiento. En
novelas como Entre visillos (1957) o Retahílas (1974) retrata la vida de la mujer en la época, socialmente
relegada. Destaca la introspección de los personajes que se dibuja a través de conversaciones íntimas
aparentemente intrascendentes, que van dibujando un panorama social gris, en particular centrado en la
vida de la mujer en la España de los años cincuenta.

3.5. Jesús Fernández Santos (1926 – 1988)

Con Los bravos (1954) traslada la novela social al ámbito rural, a un pueblo de León del que hace un
completo retrato colectivo lleno de tintes oscuros.

3.6. José Manuel Caballero Bonald (1926 →)

Caballero Bonald, poeta y ensayista, retrata en la novela Dos días de septiembre (1960) la Andalucía
rural (vendimiadores, ricos, burguesía) empleando técnicas narrativas que resultaron novedosas.

4. La renovación: de 1960 a 1974

4.1. Gonzalo Torrente Ballester (1910 – 1999)

La trilogía Los gozos y las sombras (1957-1962) narra la decadencia del clan de los Churruchaos en el
imaginario pueblo gallego Pueblanueva del Conde dentro del marco de los años previos a la guerra civil. El
autor conserva la esencia del realismo decimonónico al que incorpora las innovaciones de la narrativa
europea del siglo XX.

La saga/fuga de J.B. (1972), su obra más conocida, profundiza en la línea emprendida en Los gozos y
las sombras, y es a la vez un compendio y una parodia de las técnicas narrativas más modernas.

4.2. Luis Martín Santos (1924 – 1964)

Emplea en su única novela publicada, Tiempo de silencio (1962), técnicas narrativas como el monólogo
interior, el perspectivismo, la segunda persona y el estilo indirecto libre que introducen en la literatura
española técnicas narrativas de vanguardia deudoras del Ulises (1922) del irlandés James Joyce.

4.4. Juan Marsé (1933 →)

En Últimas tardes con Teresa (1966) Marsé dibuja a través de la relación entre el Pijoaparte, un
barriobajero ladrón de motos, y Teresa, una joven universitaria burguesa, un ácido panorama de la sociedad
catalana.

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