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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL FRANCISCO

MORAZAN

CUED: La Ceiba

La Ceiba Atlántida, 09 de Julio de 2017

EL DOCENTE Y LA INVESTIGACIÓN EN EL AULA

Ensayo

Autor:
GREDIL MAURICIO MOLINA REYES

Asignatura:
Metodología de la investigación cualitativa
Docente:
Licda. Esly M. Rodezno
EL DOCENTE Y LA INVESTIGACIÓN EN EL AULA.

En el ámbito de la investigación educativa el docente es un facilitador que motiva y despierta el


espíritu crítico desde su propio testimonio de trabajo, Arteaga (2009 ). Cuya tarea se concretiza en
el desarrollo de la investigación en el aula, la cual, según Mindiola (2012 ) es una actividad en la
que intervienen las destrezas del docente para investigar problemas educativos que se presentan
alrededor, ya sea desde los procesos internos de los estudiantes como de la situación social que les
rodea. Se realiza en base a un diagnóstico de problemas escolares para luego sistematizarlos y que
sean elementos que van a incidir en los problemas del aula y de los estudiantes. Tomando en cuenta
las últimas afirmaciones de expertos sobre una educación no reproductiva de conocimientos ni con
agentes pasivos o receptores; enfatizando un enfoque constructivista. Dice la revista Razón y
Palabra (2010):

El docente se asume como investigador de su propia práctica que genera un ambiente de


investigación en el aula, desde preescolar hasta posgrado, es una respuesta para evitar la
reproducción de un pensamiento pasivo y acrítico, y lograr el cuestionamiento y el desarrollo ante
distintas situaciones académicas y sociales. (p. 2).

Haciendo un enfoque regional y centrado en Latinoamérica, parafraseando a Escobar y Sánchez


(p, 2), no hay estudios detallados de la historia de la investigación educativa en América Latina,
sin embargo, hay registro de que la investigación de este tipo se comienza a desarrollarse a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX. Se destaca una investigación realizada en Brasil en el año
1889, donde se publica el primer estudio de historia de la educación de Pires de Almeida y en
Argentina se comienzan a realizar investigaciones en 1914. Posteriormente en Colombia y México
se desarrollan investigaciones hacia el año 1930, Escobar y Sánchez (p, 2).

Adentrándonos un poco al anterior preámbulo, se puede situar al docente, dentro del escenario
investigativo como un facilitador que promueve un aprendizaje autónomo, que se desarrolla
mediante estrategias de cooperación en un ambiente de solidaridad, convirtiendo al mismo docente
en la principal fuente de motivación permanente para el estudiante, pero que no se queda como un
simple facilitador sino un promotor que hace despertar la crítica y la reflexión del entorno para
que, despertando inquietud por ese contexto, se den actitudes positivas en los estudiantes y se
motiven a innovar y crear el conocimiento con prácticas de investigación.

La tarea del docente que motiva la investigación no es fácil, debido a que se trata de responder
a la demanda de un mundo complejo que requiere de un trabajo interdisciplinario, en el que se
atienden no solo las responsabilidades académicas normales sino que deben articularse diversas
formas de aprendizaje, de investigación y de acercarse al conocimiento. En este caso se puede
hablar de la atracción tecnológica o de la alternabilidad que debe tener el docente entre los métodos
convencionales de investigación y el uso de las Tecnologías de la Investigación y la Comunicación,
muy explotadas por los estudiantes de los tiempos actuales.

A pesar de los avances tecnológicos y lo adecuado que pueden ser para la educación
investigativa, hace falta que el docente haga mayor aprovechamiento de estos recursos, porque se
sigue implementando una educación que se queda en trasmitir, que es rutinaria y que continúa
reproduciendo teorías dadas, sin que la práctica docente se adentre a la construcción de un
conocimiento propio ni que se investigue desde la realidad educativa del aula, [que en último
término, involucraría totalmente al sujeto educando en la realidad donde se encuentra inmerso, en
la que convive y de la que forma parte]. (Madrid, 1998)

Definitivamente, la investigación en el aula, [aún con las complicaciones que puede tener o las
dificultades que conlleva], continúa diciendo Madrid (1998) es un elemento fundamental que
mejora tanto la formación personal de los docentes que la ejercen como sus prácticas curriculares
en el aula. Este carácter formativo que genera la investigación en la vida profesional del docente y
el aprendizaje por descubrimiento, puede aplicarse también al estudiante. Desde esta perspectiva,
se puede resaltar una doble funcionalidad de la investigación en el aula, enfatiza Madrid (1998):
“la que se refiere al alumno que aprende investigando y aprende a aprender, y la del profesor que
enseña, reflexiona, analiza e investiga sobre la práctica o sobre su propia práctica”. (p. 9).
Resaltando el segundo aspecto, en relación al maestro que actúa protagónicamente en la
investigación; se destaca, continúa diciendo Madrid (1998), que debe poseer una formación basada
en competencias, lo que le permite visualizar y actuar en relación a “todas las relaciones
contextuales entre estudiantes, profesores, currículo, aulas, escuela y comunidad”, en una realidad
en la que, del mismo modo que debe propiciarse en los educandos, el profesor también crea o
construye su propio conocimiento y no se queda en la reproducción o repetición de planteamientos.

La acción investigativa que realiza el docente se ve influenciada por tres contextos: el personal
o humano que implícitamente forma la personalidad del maestro y constituye su dimensión
psicológica con una historia propia. Las exigencias que le demanda la administración escolar,
donde debe cumplir con los procesos de gestión educativa atendiendo reuniones de trabajo,
planificación, articulación de políticas institucionales, entre otros. El tercer contexto es todo lo
referente a la interacción escolar que involucra el aula con sus prácticas y tareas concretas que
forma parte de la responsabilidad escolar, la escuela y su relación con la comunidad, sabiéndose
que la escuela como entidad complementaria de la localidad tiene la responsabilidad de hacer
aportes significativos al entorno. (Madrid, 1998)

Se puede concluir, que la investigación en el aula como práctica que involucra al docente y a
los estudiantes es ante todo una acción que genera aprendizajes en los agentes que participan de la
misma y marca una distancia significativa entre lo que ha venido siendo la educación desde su
carácter tradicional y la innovación pedagógica que acrecienta la construcción del conocimiento;
desarrollado precisamente con el ejercicio de la investigación, en la que el docente juega un papel
suficientemente destacado como para motivar, guiar y promover en los educandos un nivel de
indagación que los posiciona en el rol agentes que aportan a la ciencia y no se quedan a la espera
de lo que se les pueda dictar magistralmente sino que descubren y construyen desde su propia
experiencia el conocimiento real que los puede hacer personas comprometidas con su entorno, que
desarrollan un dinamismo generador de conocimientos, mismo que se logra mediante la
exploración y “explotación” de las competencias implícitas en el ser humano. Al final esta
dinámica va permitiendo al docente mayores habilidades en su condición de formador y en su
formación propia.
Bibliografía
Arteaga, I. H. (2009 ). El docente investigador y su realción con el conocimiento . Revista Virtual
Universidad Católica del Norte , 13, 14 .

Madrid, D. (1998). Guía para la investigación en el aula de idiomas.

Mindiola, L. D. (15 de julio de 2012 ). es.slideshare.net. Obtenido de es.slideshare.net:


https://es.slideshare.net/luzdayeniss/investigacion-en-el-aula-2

Razón y Palabra . (2010 ). El vínculo docencia - investigación . Cultura digital y vida cotidiana en
Iberoamércia , 2.

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