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2. Uvas en ayunas
A los niños les suelen encantar los dulces, los pasteles, las bollerías…
Sin embargo, es necesario que desde bien pequeños les orientemos en
la necesidad de comer saludablemente. Ten en cuenta que la leche con
mucha nata, el queso, los helados, el arroz blanco o el pan blanco
de molde no se digieren muy bien en los organismos de los niños, y es
frecuente que todo ello derive en el clásico estreñimiento.
5. Un poco más de agua
Lo sabemos. A los niños les suele costar mucho beber agua, pero es
necesario que estén siempre bien hidratados para que sus órganos
puedan funcionar con normalidad. Ahora bien, ¿de qué manera podemos
conseguir que los niños beban un poco más de agua?
Compra botellitas divertidas, intenta que el envase les atraiga, para que
así se animen a beber agua. Tampoco te olvides del clásico truco de las
gotitas de jugo de limón: de ese modo el agua deja de ser tan aburrida.
Un viejo truco que casi nunca falla. Cuando tus hijos sufran de
estreñimiento, dales un baño con agua calentita, permite que se relajen
unos 15 minutos y, después, dales un masaje circular en el abdomen con
unas gotitas de aceite de oliva. Se sentirán más relajados y facilitaremos
el tránsito intestinal.
Hay un importante aspecto que nunca debemos pasar por alto: los niños
exteriorizan sus problemas muchas veces a través de este tipo de
procesos. Por ejemplo, si los hemos regañado recientemente por mojar
la cama, o les hemos exigido demasiado en su comportamiento, es
frecuente que somaticen este estrés con el control del esfínter. Lo
retienen por ansiedad, por nervios.