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Virtud sanadora eneatipo 5

La virtud sanadora del eneatipo 5 es el desapego. De entre todos los eneatipos, quizás sea la del 5
la estructura del carácter en la que más dañada está la confianza en la vida. No haber podido confiar,
por las razones que sean, en la madre sostenedora y nutricia no permite confiar en la vida y lleva a
una actitud de tener que poder solo, de sentir que se está mejor solo y de apegarse a las cosas a las
que uno les da valor de supervivencia. Al mismo tiempo se produce un fuerte distanciamiento
emocional, una dificultad para implicarse en las relaciones que nunca son bastante confiables para
el eneatipo 5. La virtud del desapego viene a contrarrestar la actitud temerosa que sostiene la
dificultad para compartir, a permitir soltar la defensa construida para protegerse de un mundo tan
peligroso, un mundo que no me va a dar nada, que sólo intentará quitarme lo que trato de conservar
con tanto apego. Y lo que trato de conservar son cosas materiales que me aportan cierta seguridad,
dinero, libros, colecciones, conocimientos, pero sobre todo mi mundo interno. Ese mundo interno
al que le doy un enorme valor, en el que me resulta muy difícil distinguir lo importante de lo
secundario, porque todo es importante al ser mío, y que defiendo con ímpetu de cualquier
incursión, de cualquier invasión por parte de los otros.

Aparentemente el 5 podría parecer el más desapegado de los caracteres, pero ese desapego hace
referencia a los otros, a la indiferencia o apatía, a la falta de conexión con el mundo emocional,
propio y ajeno, que se produce por reacción a una supuesta hipersensibilidad. Como hay una
autoimagen hipersensible, con poca resistencia al dolor emocional –generalmente acompañada de
una creencia interna en la indefensión y la vulnerabilidad que, sin embargo, pocas veces se expresa
de manera abierta–, el distanciamiento y la apatía se convierten en las defensas para ese dolor que
se supone insoportable. La virtud del desapego ha de moverse en dos planos: por un lado implica el
desapego de esa imagen tan desvalida y necesitada de protegerse, frente al mundo, de la
equivocación de entender la libertad como desconexión de las demás personas, y por otro,
desapego de todas las cosas materiales que han adquirido un valor simbólico tan importante y han
sustituido el mundo de los afectos.

Este desapego nos otorga la tan buscada libertad en el vivir, no en la renuncia a la vida. Recuperamos
la genuina alegría de estar vivos, de sentirnos partícipes de la vida, de permitirnos la espontaneidad
y la afectividad en nuestras relaciones. Nos permite permanecer abiertos a la vida, dejar de ser
observadores de ella para experimentarla con intensidad, sin tratar de huir ni refugiarnos en lo
interno con el fin de evitar el supuesto peligro de vivir.

Gracias al no-apego el yo se convierte en un instrumento para comunicarnos con el mundo y no en


una realidad sólida y separada, dejamos de aferrarnos a la ilusión del ego. El no-apego es amor, en
el amor no hay apego, no hay propiedad, como ocurre cuando el 5 incluye a alguien en su mundo
interno, haciéndolo parte de sí para poder confiar (con resultados desastrosos cuando ese alguien
incumple esa “confianza” prestada). El desapego permite recuperar la capacidad de dar y recibir
libremente amor y cualquier cosa que necesitemos, y permite también una libertad distinta que no
es la de la renuncia a las necesidades y el encerrarse tras los muros de una intimidad celosamente
defendida.
Verdad sanadora eneatipo 5

La verdad sanadora del eneatipo 5 es la omnisciencia, la cual significa conocerlo todo como una
unidad, la comprensión de que todo lo que existe está intercomunicado, de que las fronteras
experimentadas por el ego no son reales y que la separación y el aislamiento son ilusiones. No
podemos separarnos puesto que todos somos una misma cosa.

Cuando podemos experimentar que todo lo que existe está interconectado, que todo lo que ocurre
influye en todo lo demás, que, por más que queramos, el aislamiento no es posible, empiezan a
perder sentido las barreras defensivas que hemos interpuesto para que el mundo no nos toque, no
nos dañe.

No es posible preservar mi identidad, aislarme, salirme del flujo de la vida. Es una fantasía, una
ilusión creer que somos autónomos y que lo que pasa a nuestro alrededor no nos tiene por qué
afectar ni influir. Queramos o no, nos afecta, como nosotros también afectamos al resto de esa vida
de la que formamos parte.

La fuerza vital que nos anima, el latido de la vida en nosotros, es la misma fuerza vital que este en
todas partes, que da la vida a todas las cosas.

Eneatipo 5

Pasión Avaricia

Creencia errónea El mundo es peligroso y dañino

Ilusión especifica Estoy aislado y no necesito nada del mundo

Reacción especifica Retirada a un mundo propio, seguro

Dificultad especifica Sensación de soledad, abandono, pequeñez, falta


de recursos, vacío existencial
Fijación Autonomía

Instinto sexual Exclusividad

Instinto social Soledad

Instinto conservación Refugio

Defensa Aislamiento

Virtud Desapego

Verdad Omnisciencia

Fuente: Duran C. & Catalán A. Eneagrama: los engaños del carácter y sus antídotos. Kairós. 2009

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