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ISSN: 1578-908X
accionpsicologica@psi.uned.es
Universidad Nacional de Educación a
Distancia
España
Resumen Abstract
Las alteraciones de conducta como consecuen- Behavioural disorders (BD) after brain injury are
cia de un daño cerebral adquirido, son consideradas some of the most relevant issues in neuropsychology.
como algunos de los déficit más relevantes en la neu- This relevance is remarkable in three main areas of
ropsicología. Su importancia se pone de manifiesto clinical neuropsychology: conceptual issues,
en tres aspectos fundamentales de la neuropsicología assessment and rehabilitation. (1) BD is an
clínica: conceptualización del déficit, evaluación y heterogenous group of superficially defined
rehabilitación. (1) Conceptualmente, se trata de un symptoms, traditionally included under the term
grupo confuso y precariamente definido de síntomas, Frontal Lobe Syndrome. Its fractionning into
que tradicionalmente se han englobado bajo el epí- subtypes allowed a more comprehensive and specific
grafe «síndrome del lóbulo frontal (SLF)». Su frac- approach to BD, although evidence is still not able to
cionamiento en subtipos ha permitido una aproxi- explain its causes. Recent theoretical approaches
mación a estos déficit más exhaustiva y específica, (somatic markers, Theory of mind) suggest
aunque todavía no es posible alcanzar niveles expli- interesting directions for research in this area. (2)
cativos con evidencias sólidas. Recientes propuestas Assessment of BD is not as developed as other areas
teóricas (marcadores somáticos, Teoría de la Mente, (memory, attention...), and it lacks of standarized
etc.) aportan marcos atractivos desde los que comen- tests with satisfying psychometric requirements. (3)
zar la búsqueda de causas. (2) Por otra parte, en el Rehabilitation processes are severily interfered by
proceso evaluador existe una manifiesta falta de ins- BD, which are generally chronic and may even get
trumentos estandarizados para su descripción indivi- worse with the years. Behaviour Therapy and
dualizada. Este hecho es especialmente llamativo si psychopharmacological interventions have proven
se compara con la amplia oferta de test y escalas exis- some usefullness in symptom reduction, although in
tentes para otros déficit (memoria, atención, etc.). symptoms of diminished motivation (apathy)
(3) Por último, el proceso rehabilitador se ve interfe- treatment often fails to succeed.
rido en gran medida por la presencia de un trastorno
de este tipo, lo cual remarca su relevancia. Además,
estas patologías son especialmente persistentes, pu-
diendo incluso empeorar a lo largo del tiempo, si no
existe una intervención específica. Enfoques como la
terapia de conducta y la psicofarmacología han de-
mostrado ser útiles en la reducción de síntomas no
deseados, aunque en algunos casos, como en la apa-
tía, el tratamiento apenas resulta eficaz.
1
A partir de 1947 se empleó el término «corteza prefrontal» para referirse a las áreas del lóbulo frontal
afectadas en este tipo de pacientes, aunque hasta entonces se utilizaba el término lóbulo frontal de forma ge-
neral.
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en desuso porque conduce a un equívoco: la comienza a describirse una red neural respon-
idea de que existe un déficit en la capacidad de sable de la cognición social, que incluye varios
inhibir impulsos, deseos o instintos. En un tra- mecanismos (Singer et al., 2004). Probablemen-
bajo reciente se analizaron los procesos inhibi- te el más conocido sea el denominado «Teoría
torios (siguiendo la clasificación de Nigg de los de la mente» (ToM) o mentalización. Pero exis-
mismos (Nigg, 2000)) y no se hallaron correla- ten otros mecanismos implicados, sin los cuales
ciones entre la presencia de déficit en los mis- es difícil adaptar la conducta al entorno social,
mos y la conducta desinhibida de los sujetos del como p. ej. el reconocimiento de expresiones
grupo experimental (Sánchez-Cubillo, Quema- faciales y la imitación motora.
da, Muñoz Céspedes, Furundarena, & García-
Valcarce, 2003). Por ello, los procesos que sub- La ToM sugiere que los seres humanos, así
yacen a esta patología podrían ser de otra como los primates superiores, poseemos la ca-
naturaleza. En este sentido, existen varias pro- pacidad de establecer una teoría sobre cómo
puestas teóricas para dar cuenta de los meca- funciona la mente del otro. Es decir, tenemos
nismos alterados (Sánchez-Cubillo, Muñoz-Cés- unas premisas que nos ayudan a entender por
pedes, & Quemada, 2004). qué el otro se comporta de un determinado
modo, en qué piensa o qué siente en un momen-
Una de las más populares se encuentra en to concreto (Stuss, Gallup, & Alexander, 2001).
los trabajos del equipo de Antonio Damasio. Sus
El ejemplo clásico de esta habilidad es el
trabajos se centran en explicar por qué estos
Test de los Smarties. En esta prueba, se le ense-
pacientes toman decisiones a lo largo de su vida
ña un paquete de caramelos a un niño y se le
de un modo persistentemente erróneo y perju-
pregunta qué hay en él. Lógicamente, el niño
dicial para los propios intereses. Para ello, for-
responde «caramelos». El examinador abre el
mularon la hipótesis del marcador somático
paquete y muestra al niño el contenido: un lapi-
(Damasio, 1996), según la cual, la corteza ven-
cero. Posteriormente, se le dice al niño que un
tromedial (u orbitofrontal) asociaría situacio-
amigo va a entrar en la habitación y que se le va
nes concretas (inversiones arriesgadas, acciden-
a preguntar qué hay en el paquete. El primer
tes por realizar actividades peligrosas,
niño debe intentar responder qué va a decir el
conductas inadecuadas en el trabajo, etc.), sus
segundo niño. La respuesta correcta sería «ca-
consecuencias (pérdidas económicas, daño físi-
ramelos» puesto el segundo niño no sabe que
co, pérdida del empleo, etc.) y la emoción (pri-
hay un lapicero. La respuesta errónea sería «un
maria) que provocan dichas consecuencias (an-
lápiz» puesto que el primer niño no tiene en
siedad, miedo, etc.). De esta forma, la corteza
cuenta lo que sabe o piensa el segundo.
ventromedial «avisaría» al sujeto, en una situa-
ción subsiguiente (una nueva inversión) de que A pesar del debate entre las distintas hipóte-
existe un peligro (pérdida económica) y lo hace sis sobre cómo funciona la ToM y cuáles son
mediante la creación de estados emocionales si- sus subprocesos (Sabbagh, 2004), resulta plau-
milares a los sentidos anteriormente (ansiedad, sible considerar que la capacidad de saber qué
miedo). Así, el sujeto anticiparía las consecuen- piensa, siente o quiere el otro es importante
cias de sus actos en forma de emoción corporal para relacionarnos socialmente. De hecho, va-
(sensación de ansiedad ante la posibilidad de rios estudios relacionan un bajo rendimiento en
invertir y perder dinero). La lesión orbitofrontal tareas de ToM con conductas socialmente ina-
provocaría la pérdida de esta capacidad, con lo propiadas (Lough & Hodges, 2002), así como
que el paciente no podría anticipar las conse- con lesiones ventromediales u orbitofrontales
cuencias de sus actos, al menos no desde un (Shamay-Tsoory et al., 2005).
punto de vista emocional, y tomaría decisiones
de forma desventajosa. Otro de los aspectos incluidos en la red de
cognición social, es la capacidad de reconocer la
Desde otra perspectiva, parece prometedora emoción en otro a través de la expresión mos-
la aplicación a estos pacientes del estudio de la trada en el rostro o en la voz. Hornak y colabo-
cognición social, o capacidad de entender y ra- radores realizaron un estudio (Hornak, Rolls,
zonar acerca del entorno social. Paulatinamente & Wade, 1996) en el que pusieron a prueba la
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capacidad de personas con lesiones ventrome- existente entre apatía como síndrome y apatía
diales de reconocer la emoción en una persona como síntoma (Marin, 1991). Existen patologías
a través de expresiones en el rostro y en la voz. (trastornos del estado de ánimo, alteraciones de
Los resultados sugirieron que los pacientes con la conciencia, etc,) que presentan apatía como
conductas socialmente inapropiadas tenían más un síntoma más, y deben diferenciarse del sín-
dificultades que otros pacientes para reconocer drome apático, cuya causa no es uno de los tras-
expresiones emocionales. No resulta descabe- tornos mencionados, sino que es una entidad
llado aceptar que reconocer emociones puede clínica en sí misma (van Reekum, Stuss, & Os-
ser una de las claves para saber qué esta sin- trander, 2005).
tiendo o pensando el otro. Así, este podría ser
La apatía se manifiesta en forma de dismi-
un paso previo a la capacidad de mentalizar de
nución de la actividad que el paciente inicia por
forma exitosa.
sí mismo (acción autoiniciada) por falta de mo-
La red de cognición social incluye, a niveles tivación, no atribuible a un trastorno del inte-
más básicos, procesos como percepción de mo- lecto, emoción o nivel de conciencia. Se eviden-
vimiento de seres biológicos (frente a seres me- cia por tres aspectos fundamentales, la
cánicos), la inferencia de intenciones de un disminución de la conducta, de la cognición y
agente en movimiento, la capacidad de imita- de la emoción (ver tabla 1).
ción, etc. (Bird, Castelli, Malik, Frith, & Husain,
Por ejemplo, cuando se le confronta con
2004), aunque aún no se han realizado estudios
pérdidas personales, problemas de salud o eco-
que relacionen estas capacidades con aspectos
nómicos, el paciente apático se muestra emo-
más clínicos, como los trastornos de conducta
cionalmente indiferente, plácido, inapropiada-
en daño cerebral.
mente eufórico, con afecto superficial o plano.
Del mismo modo, los sucesos favorables provo-
La apatía: can respuestas emocionales atenuadas.
Equivalente al síndrome apático, la apatía En cuanto a los modelos explicativos de la
se presenta como una de las patologías menos apatía, apenas existen propuestas publicadas.
estudiadas desde la neuropsicología cognitiva. Una de las más interesantes es la que proponen
La mayor parte de los estudios realizados se Stuss y colaboradores (Alexander & Stuss,
centran en aspectos clínicos de este trastorno. 2000), partiendo de la base de que la apatía es la
Una de las contribuciones más importantes de falta de acción autoiniciada. Entonces, una fun-
estos estudios es la de señalar la diferencia ción afectada (p. ej. movimientos oculomoto-
res) provocaría una apatía hacia los estímulos dad, presenta una serie de dificultades metodo-
que esa función procesa (p. ej. estímulos visua- lógicas que no suele ser aplicable a otros déficit
les). Desde este punto de vista, toda dificultad en tras una lesión cerebral, tal y como señalan Pe-
reaccionar ante estímulos sería un tipo de apa- legrín y colaboradores (Pelegrín, Gómez, Mu-
tía, diferente según el circuito afectado. En otro ñoz-Céspedes, Fernández, & Tirapu, 2001) (ver
ejemplo, una dificultad de planificación provo- tabla 2).
caría una apatía en el sentido de falta de ini-
Además de estos problemas, se añade el he-
ciación de conductas con un objetivo. Esto se
cho de que la conceptualización de las altera-
pone de manifiesto en el síndrome disejecuti-
ciones de conducta se encuentra en desarrollo,
vo, en cuyas descripciones se incluye una cierta
algo que influye de forma determinante para
apatía (Duffy & Campbell, 1994).
alcanzar un nivel óptimo de validez del cons-
Otros conceptos como mutismo acinético y tructo a evaluar. Estas dificultades son, al me-
abulia son patologías con las que comparte ca- nos en parte, las responsables del notable re-
racterísticas clínicas y mecanismos fisiológicos, traso existente en los avances realizados en la
aunque se diferenciaría de aquellas por la apatía evaluación de los subtipos de TOP respecto a la
de un trastorno más leve (Marin & Wilkosz, de funciones cognitivas como la memoria o el
2005). Las tres patologías descritas se suelen lenguaje.
agrupar bajo el epígrafe «trastornos de motiva-
A pesar de lo anterior, existen instrumentos
ción disminuida».
disponibles para valorar estas patologías. Fun-
damentalmente pueden dividirse en dos grandes
grupos: las escalas y los test.
Evaluación de los trastornos
de conducta Las escalas de evaluación han sido el instru-
mento tradicional para evaluar los trastornos
La evaluación de las patologías incluidas en de conducta. Suele tratarse de herramientas
el constructo trastorno orgánico de personali- provenientes del ámbito neuropsiquiátrico y va-
TABLA 2. Dificultades metodológicas existentes en la evaluación del paciente con trastorno orgánico de personalidad
• Inestabilidad de los síntomas, especialmente en los seis primeros meses tras la lesión.
• Necesidad de evaluar la personalidad premórbida del paciente.
• La relativa ausencia de instrumentos estándar que evalúen esta patología.
• El probable déficit en la capacidad de introspección del paciente.
• La necesidad de controlar factores de posible confusión, como trastornos físicos, déficit cognitivos o situaciones
sociales adversas.
• La necesidad de diferenciar rasgos y estados.
• La necesidad de diferenciar rasgos y situaciones.
• La posible presencia de pacientes o familiares poco colaboradores o inestables emocionalmente.
• La probable escasa fiabilidad de los datos proporcionados por los familiares debido a (1) la negación de sín-
tomas por parte de sus parientes, (2) la modificación en la atribución al considerar la lesión como causa de con-
ductas debidas a otros factores y (3) la exageración de síntomas al descender su nivel de tolerancia hacia el pa-
ciente o por la existencia de ganancia secundaria de tipo económico.
• Los posibles falsos positivos o falsos negativos en relación a las características culturales, normas sociales y éti-
ca del informador.
• Las diferencias en la interpretación de la información obtenida por parte de varios clínicos (fiabilidad intere-
valuadores) o en diferentes momentos de la evolución (fiabilidad test-retest).
I. SÁNCHEZ-CUBILLO, N. LERTXUNDI, J. I. QUEMADA, R. RUIZ-RUIZ / ACCIÓN PSICOLÓGICA, junio 2007, vol. 4, n.o 3, 101-113 107
loran fundamentalmente conductas, sobre la ítems puede dividirse en tres grupos (apatía, de-
base de su presencia, frecuencia o intensidad. sinhibición y disfunción ejecutiva), división ba-
sada en la propuesta de los tres síndromes pre-
Existen escalas generales de trastornos de
frontales (Duffy & Campbell, 1994) expuesta
conducta, como la Neurobehavioural Rating
previamente.
Scale (Goldstein & Levin, 1987), de la que existe
una versión española (Pelegrin & Tirapu, 1995), Por otra parte, existen escalas específicas,
o la Frontal Systems Behavior Scale (FrSBe), la como la Apathy Evaluation Scale (Marin,
cual merece ser comentada en mayor detalle. Biedrzycki, & Firinciogullari, 1991), diseñada
con el objetivo de valorar apatía. Este instru-
La FrSBe es una actualización de la Frontal
mento consta de dieciocho ítems (ver tabla 3),
Lobe Personality Scale (FLOPS) y valora los
que se puntúan sobre la base de frecuencia de
trastornos conductuales asociados a la lesión
ocurrencia de la conducta descrita. Existen cua-
de los circuitos cerebrales fronto-subcorticales
tro opciones de respuesta (nunca, casi nunca, a
(Stout, Ready, Grace, Malloy, & Paulsen, 2003).
veces, siempre) y tiene tres formas de aplica-
Consta de 46 ítems de cinco opciones de res-
ción en función de quién la cumplimenta (del
puesta a elegir en función de la frecuencia de la
clínico, del familiar y del paciente). Las propie-
conducta (desde Casi nunca hasta Casi siem-
dades psicométricas han sido descritas en (Ma-
pre). Existe una versión a cumplimentar por el
rin et al., 1991).
paciente y otra por un familiar. Ambos deben
responder a todos los ítems acerca de la con- Por otra parte, los test neuropsicológicos
ducta pre- y postmórbida. El contenido de los existentes provienen del ámbito de la neuropsi-
Esta tarea fue diseñada con el objetivo de es- • En el Test Avanzado de ToM, el evaluador
tudiar la hipótesis de los marcadores somáti- lee una historia, después realizará al sujeto
cos (Damasio, 1996). En ella, se le indica al una serie de preguntas que éste deberá res-
paciente que se encuentra ante un juego en el ponder. Para responder de forma correcta,
que su objetivo es conseguir la mayor canti- es necesario que el sujeto sea capaz de rea-
dad de dinero posible. Se le presentan cuatro lizar inferencias acerca del estado mental,
barajas llamadas A, B, C y D, y se le informa pensamientos, sentimientos, intenciones,
de que cada carta que elija le aportará una etc. del personaje. Se anotan las respues-
cantidad variable de dinero. Algunas de las tas literales del sujeto y se analizan los tér-
cartas, además, le restarán ganancias. Se tra- minos que usa para explicar la conducta
ta de una tarea que finaliza cuando el pacien- del personaje (pensaba, dar por hecho, sa-
te coge 100 cartas. Las barajas A y B, aportan bía, esperaba...). Según las respuestas
cantidades elevadas de dinero, por lo que re- dadas, se puede determinar si el sujeto es
sultan atractivas. Sin embargo, las cifras que capaz de mentalizar o no (Fletcher et al.,
restan son muy elevadas. Las barajas C y D, 1995).
por el contrario, otorgan menores cantidades • El Test de Incumplimiento de Normas So-
económicas, aunque sus penalizaciones son ciales consta de una serie de historias cor-
menores. Por lo tanto, la elección mayoritaria tas que describen un una situación social.
de cartas de las barajas A y B resulta en una Cada una de las historias tiene tres finales
ejecución deficiente, mientras que seleccio- diferentes que se corresponden con dife-
nar preferentemente las barajas C y D permi- rentes situaciones (situación embarazosa,
te alcanzar el objetivo de la tarea. situación inapropiada y situación normal).
• Tareas de reconocimiento de expresiones emo- La situación embarazosa, es aquella en la
cionales que el personaje viola una norma social
inintencionadamente, en la situación ina-
Este tipo de tareas consisten en presentar al propiada, el personaje viola una norma so-
sujeto imágenes de varias personas expresan- cial de forma intencionada, en el tercero
do una emoción con el rostro. Su labor con- de los casos (situación normal) se describe
siste en seleccionar qué emoción está expre- una situación normal. El evaluador lee al
sando la persona de la imagen, de entre varias sujeto la historia con los tres finales dife-
opciones de respuesta, que suelen incluir la rentes, el sujeto tiene que decidir a qué tipo
tristeza, la ira, la alegría, el asco, la tristeza y de situación pertenece cada final (Berthoz,
la sorpresa, por ser las universalmente igual Armony, Blair, & Dolan, 2002).
expresadas por el ser humano (Fernández-
Abascal & Chóliz-Montañés, 2001). • El Faux Pas Test consta de varias historias
acerca de diferentes situaciones sociales.
Según recientes trabajos (Hornak et al., 2003) En la mitad de ellas, un personaje dice algo
los pacientes desinhibidos reconocen peor las inapropiado. Al sujeto se le lee la historia y
emociones que otros grupos experimentales debe identificar al sujeto que ha dicho lo
(controles y pacientes no desinhibidos). Tam- inapropiado y entonces debe explicar por
bién se ha estudiado esta cuestión con una qué (Baron-Cohen et al., 1999).
I. SÁNCHEZ-CUBILLO, N. LERTXUNDI, J. I. QUEMADA, R. RUIZ-RUIZ / ACCIÓN PSICOLÓGICA, junio 2007, vol. 4, n.o 3, 101-113 109
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