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Moda masculina: Desde

principios del Siglo XX a


nuestros días
Por Valentin Ferreyra Yanzi
Ya sea por protección de diferentes condiciones ambientales o del entorno, el
hombre históricamente ha acudido a la vestimenta y, con ella, indirectamente a la
moda. Producto de cambios y expresión, esta área se basa en un espacio
totalmente personal, en el que el individuo puede llegar a distintas conclusiones
según sea su opción elegida.
Centrarse en el vestir como forma cultural lleva a diferentes análisis que se
establecen en la base de fenómenos sociales y dinámicos. Acontecimientos que
marcan inspiración en los diseñadores, transformando la prenda en un objeto
icónico, único y completamente cargado de diseños pensados en base a variables
que rigen en el imaginario de su creador.
A modo de reflejar la versatilidad de la indumentaria, su uso y su constante
influencia en las personas, la mirada se sitúa en la silueta masculina, figura que
genera su propio camino durante el último siglo y su anterior, convirtiendo
atuendos señoriales y callejeros en una máquina del tiempo que se aggiorna a los
hechos históricos del momento.

Comenzando con lo que se desarrollaba desde fines del 1800, la moda de la


ostentación se traslada hasta la primera década del siglo XX como resultado de
continuar con las costumbres de exponer la riqueza y la extravagancia. Nuevos
estilos de sombreros, como el marinero, se impusieron en la sociedad y fueron
utilizados para distintas actividades de recreación como el tenis, caballería
y criquet.
Luego vendría la influencia del ballet ruso, imponiendo un punto de vista
totalmente diferente y apagando los colores hasta un tono pastel, cambio que
daría con la sepultura momentánea de los colores llamativos. Solo algunos colores
brillantes o rayas de franela fueron utilizados para actividades que no requerían
formalidad.
En estos años, los trajes se componen de tres piezas. En la parte superior se
encontraban el chaleco y su correspondiente capa en combinación con la parte
inferior, compuesta por el pantalón hasta los tobillos.

El fenómeno de la unificación de clases se daría en 1920, periodo en que las


consecuencias de la guerra se trasladarían a la expresión en la indumentaria,
prendas que eliminan creencias preestablecidas. Se establece un nuevo estilo y se
abandona el dress code demasiado formal. De este modo, el look deportivo gana
terreno y se propone un gran abanico de opciones.
Uno de los hechos más destacados de la década del ’20 es el surgimiento de los
pantalones Oxford, más amplios y prohibidos en la universidad que lleva su
nombre por la extrema informalidad que desprendían. El corte limpio, la esbelta
silueta y las raíces de estos tiempos se rememoran en la actualidad y toman
algunos elementos para el vestir de estos días.
Recorriendo 1930, los buenos tiempos de la posguerra quedarían atrás y los
tonos se volverían más frívolos. El pantalón, al igual que las mangas de las
camisas, tendría forma cónica que haría del traje una prenda más suave y flexible.
El movimiento Gangster se instala como una exageración del traje drapeado y el
traje a rayas diplomáticas se ubica como un elemento indispensable en el armario
masculino de la época, acompañado por un sombrero de fieltro. La recesión se
siente en las calles y el casual style incrementa su presencia en las principales
ciudades.
La época bélica a comienzos de los 40’s llevaría a una gran influencia en toda la
década. Uso de fibras artificiales y botones como detalle supremo conformarían
prendas simples y funcionales. Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, los
colores aparecen en escena y juegan el rol de felicidad y celebración de un
nuevo comienzo. Remeras amplias y camisas estampadas presencian las calles
cosmopolitas y las camisas hawaianas son furor por sus estampados geométricos
y coloridos.
La era del denim asoma su auge en 1950 y, utilizado por las principales
celebridades del momento, se convierten en un ítem obligado para los jóvenes de
la época. De esta forma, el look informal continúa su crecimiento entre las
masas y surgen los preppies, jóvenes de chaqueta lisa y corbata estrecha. El
esmoquin con pajarita tiene sus primeras apariciones, mientras que el frac
continua desdibujando su presencia en la sociedad. Los colores que predominan
son los neutros y las telas simulan un cuerpo natural y ligero.
También llamada la revolución del pavo real, los colores fijarían su foco en
la década del ’60 con novedosos estampados y tramas. Las cenas londinenses se
vestían del estilo dandy para su desarrollo y la chaqueta cruzada se apoyaba en
esta elección. El terciopelo constituye la principal opción y la variedad de otros
modelos a rayas y brocatto forman el listado de productos.
En estos años, el movimiento hippie tiene su base y a pesar de su gran impacto
en los jóvenes, no llega a ser más que una contracultura del momento. Ellos
adoptan los pantalones denim deshilachados y de campana, al igual que camisas
teñidas como su sello diferenciador.
Por otro lado, en los 70’s, la Fiebre del sábado por la noche llevaría el éxito a
nivel mundial a la expresión en la moda, con su protagonista John Travolta. Se
trata de una moda sugerente que rozaba los extravagantes y que establecieron a
la discoteca como lugar de modas masivas.
En el ámbito formal, la dualidad del blanco y el negro expresaría elegancia y los
trajes de tres piezas volverían al ruedo. En contraste, el movimiento hippie caería
en un nuevo resultado, impulsado por la utilización de un estilo anárquico: el
movimiento punk, una contracultura que se identificó por el uso de jeans ajustados,
botas y camisetas, y fueron impulsados por la imagen de Vivianne
Westwood y Malcom McLaren.
Si los 60’s fueron la primera revolución del color, en los 80’s se reafirma el
enunciado y se establece un nivel de sutileza en los outfits. Intentando exponer
riquezas y prestigio, la sociedad se vuelca al sistema de marcas, desplazando la
Alta Costura en estos años. Ya sea de esmoquin negro o blanco, la elección del
hombre ochentoso pasará por el accesorio a utilizar, teniendo en cuenta el color y
su combinación.

Se puede decir que en estos años, el género masculino comienza a interiorizarse


por la moda y su conciencia de estilo lo lleva a utilizar distintas pajaritas, fajas y
solapas para darle ese toque único en su vestir.
La iniciación de influencers en la televisión comienza a sentirse, y como
resultado, resurgen las camisas hawaianas. Por otro lado, el grunge se afianza con
la imposición de Kurt Cobain. Finalmente, un nuevo estilo se establece: el
formal/informal. Encuadrado en la serie Miami Vice, despierta una borrosa
distinción entre lo casual y lo estructurado, desprendiéndose de la sastrería por
unos años.
Los últimos años del Siglo XX llegan y con ellos no hay una tendencia ni moda
totalmente definida, la conciencia de la inexistencia de la libertad es moneda
corriente y las personas desean sentirse más cómodas. Se presentan
productos emblema que hacen a la década, como las zapatillas Converse All
Star, los jeans Levi’s 501 y las gafas de aviador Ray Ban. Además, los jerseys y
las camisetas de bandas se popularizan en el ámbito juvenil y estructuran un
nuevo gusto por la indumentaria.
La nueva era del Siglo XXI deja su reciente evidencia y las semanas de la moda
marcan su punto indeleble en la elección de los atuendos diarios. El nacimiento
del ámbito digital propone un nuevo punto de vista sobre estilos a adoptar y
la sociedad genera su propio criterio. Múltiples firmas invaden los stores de las
principales ciudades y advierten distintas propuestas.
Los años actuales se basan en un resurgimiento de las tendencias del Siglo XX y
marcan un fenómeno de inspiración en el pasado. Surge el streetstyle como
expresión de las sucesivas manifestaciones personales de los transeúntes y, con
ella, estilos innovadores y combinaciones repensadas para el uso actual.
Acompañando a éste se encuentra el hipster que, a grandes rasgos, compone a
una persona que utiliza un look muy marcado. Por último, los complementos, los
detalles y las prendas entalladas constituyen ítems que reúnen la identidad de la
imagen personal.

Moda a lo largo de los años, una evolución


constante
Constituyendo una época en la que el dinamismo entre década y década fue
marcado y fuertemente influenciado, los siglos citados conjugan la historia y el
contexto en el que el hombre se expresa en el área de la moda. Desde frac de los
1900 hasta la diversidad de tendencias y estilos de nuestros días, el público
masculino desarrolla su consciencia y determinante interés por este aspecto
de su vida, aspecto que constituye el día a día de su imagen y estilo.

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