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I

Gurt-r-eruuo C¡rN¡no AnsAT nació en Va.lencia el 7 de mayo de


y
1947 - Catedrátco de Literatura Española en la Facultad de Filosolía
Let¡as de la Universidad de Alicante.
Cursó estudios primarios en el Liceo Francés de Valencia. Bachille-
rato en el Instituto oluis Vives, y en la nAcademia Castellano, de la
misma ciudad. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad
de Valencia (1972) y en Filosofía y Letras (sección Románicas, sub-
sección Hispánicas) por la Universidad de Barcelona (1975).
Doctor en Filosofía y Letras po¡ la Universidad de Valencia (1978),
con premio ext¡aordinario de Docto¡ado.
Profeso¡ interino en Ia Universidad de Valencia desde 1976 a 1980.
Profesor adjunto numerario en la Universidad de Alicante desde 1980
a 1986. Catedrático numerario en la Universidad de Alicante desde
1986.
Ha sido profesor en las Unive¡sidades No¡teamericanas de Berke-
ley (California), Virginia-Charlottesville (Virginia) y Harvard (Massa-
chusetts).
Director desde 1982 de la revisra Anales de Literatura Española.
Miembro de número del Centro Español de Estudios del siglo XVIII,
de la American Sociery for X!¡IIIth. Century Studies, de la Société
Frangaise d'Etude du X\4IIe. siécle, de la Asociación Inte¡nacional de
Dieciochistas. Miembro del conseio editorial de las revistas Hispanic
Reuiew (IJniversidad de Pennsylvania), Ínsuh (Madrid) y Dieciocho
(Universidad de Virginia). Miembro del Cent¡e de Recherches sur les
origines de l'Espagne Contemporaine, de la Universidad de París III.
Coórdinado¡ para los siglos XVIII y XIX de la Historia de la Literatu-
ra Bpañola fundada por Ramón MenéndezPtdal y dirigida por Víc-
to¡ García de la Concha.
Ha sido vocal del Consejo de Política Científica y Tecnológica de
la Consejería de Cultu¡a del gobierno valenciano, consejero del Ins¡i-
tuto Valenciano de Estudios e Investigación, vocal del conseio asesor
de la Fundación Juan March, director de la colección de textos nClá-

)05
ANToLocfA CoNSLJLTAD^ DE r,\ poEsla
EspAñor

miembro del jurado de los siguientes


:.::::-lir*,,y
yersas convocatorias: premios, en di-
'A"prn"f*,
Reina Sofía de
Nacional de Lireratura,
poesía
?e l_..,,r,l*
Uirp"nor-..i.rr.r, p.,*¡p. a? *,lilI"l. f*
Letras.
Ha impartido cursos, seminarios y conferencias BIBLIOGRAFIA
en las principales
Universidades- españolas, europeas
y amencanas. y dirigido
*'!¡t ¡sv Lu¡rL
cursos en
la Universidad InrernacionaJ Men¿r,d., p.l"yo. '
Es especialista en lite¡atu¡a
y-'.J-prada de los siglos
l. Libros de poesía
XVIII y XIX, y en movimienros "rp"nol, de uanguárdia ¿!l ,irlo ñ.'""
"'
uno de los incluidos .n t, o, n^?' G uadalhorce (t e 67 ).
..Fue -Hi qa, !:. !:, !^:"K Yr,-"e: Ir 2. ^ ed. amptia_
"n,itog;;;1".?lI'c**il*,
Nu e ue n o u is i m os p o e r a t cspa ñ o tes
t r lzol. JJ; ;:t. ñ',,j, d. .
Darcetona. tlcnos 92l).
poesía desde I962. Su obra ooéri6¿.figr¡¡¿ i "iii El ¡ueño de Bcipión. Madrid, Visor ( l97l).
as. y ha sido rraducida at atlmán,
b,flsr;.,"r'1";;;;;prfJ;1;ior,_
Vrrj!:t::n y fguras sobrc un e-) tle La Bruyire.
inglés, italiano y portugués.
;i;á'?;;,".A"ñ:i:]jo*, (1974).
Madrid, Viso¡
El Azar Objuiuo. Mad¡id, Tiece de Nieve (1975).
Ensayo de ana Teoría dr la Wsión (poesía colpl'a tl66-1977).
Exu_
dio preliminar de Carlos Bousoño. lr"a.á, uipaá"
ed., Id., id. (19s3). 1igíg¡. ,."

Yy'*!,1!,Í
tlt.!:ts,bittd:d fy,s,"s^! fryfcio Madrid, Hiperión (leB9).
nida. Sevilla, Renacimienro ( I 990)-
.fldef
Dibujode k Mucne. Obra poética
Comple¡a. Aai.i¿"Í. lgnacio_lavier
López. Madrid, Cáredra ( t998).

2. Otros libros publicados


Es?roncedd. Mad,rid.,
Jicar (197 4).
El grupo *Cántico, d¿ Cór¿oba. tJn episodio
ckue de k histoia de k poe_
,Lossíaongenes
ctpañola.de plstguerra. Madriá,
dcl Romanticismo
Edirora Nr.i;"J ii;;...
naccionario apañol: el matimor¡o A¡H d,
Faber. Valencia., Universidad (197g.)
,
La.cara del Siglo de ks Luce¡. Madrid, Cáted¡a
3s1ur1
March ( 1983).
& Fundación
Juan
Edición de E/ Valdemaro de yicente Ma¡tínez
Colomer. Alicante, Ins_
tituto Juan Gil Albe¡t (1985).
,^,!:f sobre literatura y arte tlel iglo W.
!!,:*,^ (,Ensalos
lona, ,,\nrhropos 1989).
Barce-
Edición de Obras raras y de¡conocidas de lgnacio de
Luzán. Zaragoa,
Insritución Fernandá el Carólico (1990j.
306
307
,d\TolocfA CoNsurrADA DE LA poEstÁ EstAñorr{

..._: «Persistencia de la estética novísima: Diuisibilidad indefnida de


Guillermo Carnero,, en Nicasio Salvador Miguel (ed,.), Letas de k
,B?añtl Contem?oránea. Homenaje a José Luis Varek, Alcalá de He-
nares, Centro de Btudios Cervantinos, 1995, pa¿s.223-235. POÉTICA
M-wutv, Jonaüan: Tl¡e Poetics of Self Consciousnesl 20th Cennry Spa-
nish Poetry, Lewisburg, Bucknell Univ. Press, 1994.
Pzusro or Pauu, Ángel L.: Musa del 68. Ckues de una generación Si tuviera que señalar [a característica primordial de mi poesía hace
poética, Mad,rid, Hiperión, 1996. treinta años, diría que asume una marcada oposición a la estética en-
Prurcnert, Kay (ed.): Four Postmodem Poets ofs?a;n, Fayetteville, Univ. tonces dominante, la de la generación del 50, siempre que dejemos a
of fukansas, 1991. un lado [a poesía simbólica y visionaria de Claudio Rodríguez. Con la
SÁNcHrz Tonnr, Leopoldo: La poesía en el espejo del poema, Oviedo, salvedad di tener en cuenta la consideración siempre positiva de Clau-
Universidad, 1993. dio, y [a de reconocer que la entonces negativa de la mayor parte del
ScanaNo, Laura: nla poesía de Guillermo Carnero: una esrética de la ¡esto de sus compañeros no lo seguiría siendo ahora, la poérica del 50
negatividad,, Anale¡ de la Literatura Egañok Contemporánea l6.j me resultó ..raoá... .to asumiblJen sus dos direcciones primordiales:
(1991), págs. 321-335. intimismo primario y ¡ealismo social. Se ha puesto excesivamente el
Stt'.tóN, César: «Fracaso y triunfo del lenguaje en Guillermo Carnero,, acento en la segunda para definir una ruptura que en mi opinión se
Papebs de Son Armadan¡ 249 (y\ll 1976), págs. 249-263. fundamentaba in un concepto de poeticidad que en su verdadera en-
Zttull"trmmNN, Ma¡ie-Clai¡e: uLe jerx de la théorie et de la prarique dans tidad las engloba tanto una como otra, más allá de cuestiones superfi-
la poésie espagnole actuelle,, Reuue des Langues Néoktines 245 ciales de teÁa o intención ideológica, y que podría lormularse así: la
(1983), pá1s.5-26. negación de la poesía como mensaje, tanto si éste es de alcance emo-
uSignes de Castille dans la géographie poétique de Guillermo Car-
-: cional egocéntrico como político colectivo.
nero", Ibérica2 (1993), págs. 249-264. Entiendo por poesía-mensaje aquella que se Propone transmitir sig-
nificados de iecepción no problemática en textos cuya lectura se vuel-
ve automática por dos razones: su €scasa desviación de la lengua es-
tándar, y su redundancia con resPecto a la tradición literaria estableci-
da, asumida y admitida. Ello vale tanto para las protestas, consignas y
proGcías del ¡ealismo social como para el intimismo neo¡romántico.
Creo que a la ho¡a de entender la ruptura a que me refiero debe
dejar de privilegiarse el rechazo del realismo en los años sesen-
-que
tr ar" l"-rd", -oro muerto- y Ponerse el acento en e[ nuevo enfo-
que del intimismo; enfoque que fire y a veces.sigue siendo mal enten-
áido, hrrt, el punto de suponérselo ausente de mi poesía, a Ia que en
ocasiones se há creído desprovista de verdad humana y emocional. La
proposición de ese intimismo no directo o no primario me es aplica-
ble desde 1967 a 1990.
Intimismo y poesía son sinónimos; el intimismo un componen-
es
te esencial del discurso poético, que es pensamiento y palabra imanta-
dos por la emoción. Ahora bien, ese carácter universal y necesario su-

310 311
A\ToLocfA CoNsuLTAoA DE LA PoEsfA Esp^ñoL{ GurLLEs.vo CARNERo

pone un gran peligro: el de la extensísima t¡adición que lo ha venido cia cotidiana a través de la cultural, y superar el lenguaje
expresando con intención confesional desde el siglo XV1II, bajo la lexicalizado del yo lírico neorromántico trasponiéndolo al de un ué1,,
amenaza de Ia ley según Ia cual lo repetitivo no significa, pues significa o un uello, con el que se identifica; op€ración de horizonte infinito,
sólo lo que obliga a desautomatiza¡ su propia recepción. La exigencia como lo es el acervo cultural en que puede nutrirse.
de desautomatización afecta tanto a la lengua como a la ideología, y si No creo que ese trasvase analógico haya de generar incomunica-
tiene como referente último la lengua estándar y los valores sociales es- ción, ya que entiendo por comunicación la suscitación libre en el lec-
tablecidos, su referente próximo lo constituyen la lengua y los valores ror de emoción y de pensamiento, es decir de significado; y no Io hay
de la subno¡ma específica con Ia que ha de contrasrarse, en cada mo- cuando ese significado se degrada en mensaie.
mento, la palabra poética: la tradición inmediata de escrirura en verso. Como segunda característica, destaca¡ía la reflexión. Tanto como el
Mi solución primordial ante la superación del intimismo del 50 culturalismo, suele ser objeto de desconfianza en tanro que hormona
fue, y en parte sigue siendo, lo que se ha llamado nculturalismo,; para poética, como si se supusiera que, del mismo modo que la expresión
muchos ha sido un escollo insalvable y un ingrediente anripoérico, visce¡al de las emociones en bruto es naturalmente poética, es correla-
que se ha querido degradar atribuyéndolo al propósito de negar Ia in- tivamente antipoética su consideración desde una reflexión que se
mediatez y la espontaneidad de la experiencia, o al de enmascarar la identifica abusivamente con la razón, y ésta con Ia prosa del Boletín
arrsencia de verdad emocional- Ofcial del Estado.
Los conceptos de inmediatez, espontaneidad y experiencia han sido No hay poesía que no provenga de los hechos biográficos, siempre
así víctimas de un secuestro reductor de su significado. Es inadmisible que éstos incidan emocionalmente en [a personalidad. Esas modifica-
sostener que la cul¡ura pueda estar en oposición a la aurenticidad de ciones emocionales ponen en cuestión la entidad vital de quien las
Ia poesía por ella presidida. siente, y obligan a fo¡mula¡la; tal formulación apela a todas las facul-
Existen dos grandes ámbitos de experiencia. El primero esrá cons- tades de la mente, en quien no las tenga disociadas. No veo por qué
tituido por los acontecimientos que se producen en la vida cotidiana, un discurso emocional irracional habría de exclui¡ el funcionamiento
los cuales, si afectan a la sensibilidad, son mareria poética. Lo son tam- paralelo del pensamienro ¡eflexivo, con toda la carga de saberes que
bién, en el mismo caso, los que pertenecen a Ia experiencia de segun- pueda acarrear. Nada hay de antinatural en la hibridación ins¡intiva de
do ámbi¡o, la que procede de Ia Lite¡aru¡a, la Hisro¡ia o las Artes. emoción y reflexión, puesto que refleja el funcionamiento real del
Todo [o que produce emoción y lleva al poeta a la necesidad de for- pensamiento, siempre que esa reflexión se asuma con inteligencia
mular su personalidad desde ella, es experiencia, con idéntica legiri- emocional.
midad. No se puede n€gar autenticidad al segundo de los ámbitos a La poesía reflexiva, en cuanto es una vuelta adicional de la tue¡ca
que me he referido, ya que los dos aparecen espontánea e inmediata- del intimismo, le concede un ámbito más de desautomatización, su-
mente entrelazados en el discu¡so mental ¡eal y libre y en la genera- perpuesto a los que se generan en la sorpresa lingüística e i<leológica.
ción, exploración y formulación de Ia emoción. Puede además salvar al intimismo de su mayor atollade¡o, que es el
El imaginario cultu¡al lo llama Antonio García Berrio- quedar confinado en el mero informe confesional de anécdotas bio-
-como
no se superpone, en un poeta auténtico, a un discurso nacido origina- gráficas, cuya gama es forzosamente limitada y repetitiva.
riamente sin é1, ni responde a un prurito de ennoblecimienro rerórico Una modalidad específica de esa reflexión es Ia metapoesía. Enten-
o decorativo; funciona de por sí, empapando la experiencia cotidiana derla como un amaneramiento terminal de los profesionales de la es-
en una simbiosis que enriquece la segunda y vitaliza el primero; y ade- critu¡a no puede enmascarar su genuina.justificación, siempre que ad-
más esto es lo que importa- se convierte en un procedimiento mitamos que la interrogación acerca del propio yo, que es el detona-
-y
desautomatizador de la expresión de la intimidad y de superación del dor básico del discurso poérico, no puede recibir ¡esPuesta fuera del
intimismo primario, en tanto que permire dar cuenta de la experien- lenguaje del poema, cuyo destinatario primero y primordial es el poeta

312 1r)
AN'roloch CoNsuLT^DA DE t-{ PoEslA EslAÑoL^

mismo en busca de autoconocimie nro Siempre


que ello.sea así' l¿ me- Trxros
cargados de relevan-
¡aooesía da¡á respuesta a interrogantes personales
yo ha de formularse en
cil emocional: p-or qué la reconsrrucción del
Iensuaie, en qué medida nos leemos en él
y otros nos teen' de que
experiencia produce la del lenguaje' y vicever-
-"?" i.'""tá^¿ de la necesidad de esas preguntas' y su relevancta en .WATTEAU
sa. La leeirimidad y la EN NOGENT.SUR.MARNE
de,la es-
,.,do orJv.cro de definición y salvación personal por medro
modo que-"o se puede eli-
.;ñ'::;;;;.d.n ignor",,., del mismo tacultades numa-
del concierto de las
-inar el oensamiento reflexivo po'ible' Y no estov con ello dicien- En el brillante centro de Ia sala se oye
;;;pil;;;; Ia meior poesia
las risas y el relo.j. En cuat¡o círculos
-" oue Ia mía lo
do sea.
giran Ias Estaciones, y las Gracias recatan
ü;; ;; .r;acterística, mencion¿ré algo que puede ser defini- su desnudez en el coronamiento.
d.;;;i;;;;;."te: el diríiogo con Ia tradición' con lalade todas las
imiración y Ágatas y nogal, si se entrelazan
Jr..rr. f.**"rt v culturas. Digo "diálogo' para excluir que los pies del reloj' la caja oPrime
Ii ..o.oduáión, v dar a enrender la adaptación de las soluctones
que se
"lr, ,.ronrn,., cuerdas, los finísimos flejes y el contenido
en los
lo, ,l*,o, d.l prsádo alcanzaron anre los grandes asuntos cauce de la música.
a los textos
cuestiona v sÉ for-ula el yo' Me refiero en primer
Iugar
Broncíneos bancos labrados y Pomonas veladas de
;;i;;t, ;.;; ,in .*.lui, ios o.os gé"e'os liierarios ni el pensamien-
mus8o,
io .rtético, filosófico o de cualquier orra naturaleza' El cÍrcio de los naranjos, contenido con violencia y arte'
concede en la distancia un húmedo refugio Cómo
puede
el aire frío de la noche conservar su pureza otlglnarla'
del ir y venir de candelabros y libreas separado tan sólo
oo¡ unx vidrieras trasParentes.
Fi.'ción o engaño. Pero lós aprendidos pasos de baile'
.:son acaso
,"rá., p*r, una vida? Mezzetin. Citerea,
el espectáculo, el unive¡so vuestro €n mí surgido
donde no sov extraño.
' Mirad: más vida
hay en Ia mano enguantada que abruma de encajes su
arrtifaz,
o bajo los losanges del arlequín que pulsa las cuerdas del
afP ,
qu. én ,odo. vosotros. Pase¿ntes de los Campos Elíseos
Porqua.l hombre desea conocer lo que am¿'
des.ifru la sangre que pulsa entre sus dedos' recorrer

315
3't4
ANToLocLa CoNsuLTADA DE rA PoEsfA EspAñoL^ GuTLLE&vo CARNERo

íntimamente los senderos intuidos desde la cancela. entre calientes pétalos y plumas.
Nada yuest¡o me es oculto, personajes de fábula, porque Tiípodes de caoba, pebeteros
soy uno mismo con vosoros, o delgado cristal. Doce relojes
y sin embargo, estoy tan solo como cuando, al entrar en tintinean las horas al unísono.
el salón, Juego de piedra y agua. Desenlacen
oprima una mano desconocida ba.jo la seda, en la sus cendales los faunos. En la caia
próxima danza. de fragante peral están b¡otando
punzantes y argentinas pinceladas.
De Dibujo de la Muerte Músicas en la tarde. Crucería,
polícromo cristal. De.jad, dejadme
en la luz de esta cúpula que riegan
las rrasparentes brasas de la tarde.
Poblada soledad, raso ama¡illo
a cambio de mi vida.
CAPRICHO EN ARANJUEZ
De Dibujo de k Muerte

Raso amarillo a cambio de mi vida.


Los bordados doseles, la nevada
palidez de las sedas. Amarillos
y azules y rosados terciopelos y tules, EL EMBARCO PARA CITEREA
y oculros por las telas recamadas,
plata, jade y sutil marquet€ría. Sicut dii eriti¡
Fuera b¡eve vivir. Fuera una somLr¡a
o una fugaz constelación alada. Génesis,lll
Geométricos jardines. Aletea
el hondo t¡ansminar de las magnolias.
Difumine el balcón, ocúlteme Hoy que [a triste narre está al partir,
la bóveda de umbría en¡edadera. con su espectacular monotonía,
Fuera hermoso morir. Infl orescencias quiero quedarme en la ¡ibera, ver
de mármol en la reja encaden¿da; confluir Ios colores en un mar de ceniza,
perpetua floración en las columnas y mienrras tenuemente rañe e[ viento
y un niño ciego juega con la muerte. ias jarcias y las crines de los grilros dorador'
Fresquísimo silencio gorgotea oír lejanos en la oscuridad
de las corolas de [a balaust¡ada. los remos, los fanales, y estar solo.
Cielo de plata gris. Frío granito Muchas veces la vi parrir de leios,
y un oculto arcaduz iluminado. sus bronces y brocados y sus juegos de música:
Deserren los bruñidos candelabros e[ brillante clamo¡

316 317
ANToLocfA CoNsuLTADA oE LA Po¿sl^ EspAñotA GUILLERMo CARNERo

de un ritual de gracias escondidas un toque de inquierud: licor precioso


y una sabiduría tan vieja como el mundo. de la duda, pasión para los fuertes,
La vi tomar el largo, no este jardín estéril
ligera bajo un dulce cargamento de sueños, y esta yerta estación, como su cielo fijo.
sueños que no envilecen y que el poder rescata
del laberinto de la fantasía, En la esterilidad
y las pintadas muecas de las máscaras concilia [a erosión a sus figuras
un lujo alegre y sabio, con la vicisi¡ud de la memoria.
no atributos del miedo y e[ olvido. Las estatuas sugieren
tmbién alguna vez hice el viaje un alma a este jardín, no su pasado mismo
inrentando creer y ser dichoso sino la vaga realidad que me complace ahora
y repitiendo al golpe de los remos: inventar en su honor, y la emoción poética,
aquí termina el reino de la mue¡te . más que de sabia precisión, da fe
Y no guardo renco¡ de una cierta ignorancia convenida
sino un deseo inhábil que no colman a modo de ve¡dad.
las ac¡obacias de la voluntad, Y tierra muerta
y cierta ingratitud no muy prolunda. más que desnuda aquí. Ni los senderos
menos que tierra.
De Dibujo de k Muerte Y el ¡oda¡ los años
los oros de su pátina
como una injuria inútil sobre lo ya caído.
Los árboles sin savia y los cuerpos sin luz
dan en las alamedas ya borradas
a[ viento su rigor, y la inmortalidad
JARDÍN INGTÍS es patrimonio firme de lo muerto.
Así tu cuerpo fi,re. Y recorda¡lo ahora
es un mundo sin eco, una ciudad vacía
Disposición convencional donde sólo su carne
y materia vigente, acreditada ruvie¡a realidad, como esta tierra ausente,
prosodia: ilustraciones y aun siendo en lejanía, como un ma¡ escondido,
que es sabio intercala¡ tanto en la vida misma una Sran amenaza.
como el discu¡so del poema. Darles Y su recuerdo vive.
un ingrediente de ternu¡a. En los ¡ostros quebrados
Y la t¡isteza en su mejor perfil, como el cincel
(la sensación de culpa) que levemente ulcera
de habla¡ un arte viejo, con vocación escasa la morbidez ine¡me de las pupilas vacuas
para el triunfo; darles, yariando su he¡ida como una cuerda única,
como en los dioramas de las ferias, e[ espe.jo del [imo,

318 319
A\Tor-ocLA CoNsuLTADA DE lA poEsl,\ EslAñoLA Gu¡LtiRMo C^RNERo

la voz del hielo. la incisión del aire, de las cosas amigas.


¡eclaman los desnudos, En la esterilidad ¡utila el odio,
alzado contra el mar y el cielo mate la indefensión, el miedo, que no han sido,
el frío alfanje de su geometría, como la vida misma, una falta de gusto,
un castigo perenne sobre su carne rígida y su mejor historia.
para me.jor sentir: burlar la muerte,
aplazarla; buscar En primer plano el cortinaje
el mal, y padecerlo. Eso fue amor enronces. de verdura, y siguiendo la elisión
En el ai¡e sin luz de los pocos colo¡es, una huida ilusoria,
dibujan las esraruas el pulso tembloroso gradación de los tonos, apariencia
de Iabios que no besan y brazos que no oprimen de perspectiva y de profundidad
a brazos que no sienten, y miradas como en la doble serie de planos sucesivos
sin pupila: querencia los deco¡ados de teat¡o.
más que el riempo tenaz, no leyantado Y a un lado de la tela una fachada simple
su dibu.jo de formas atezadas de simétrico esqu€ma; delicada a¡monía
de deseo, al amparo y contra el soplo de la fábrica y la naturaleza,
de la caducidad, dibujo de la muerte , y en la penumbra de un boscaje
y en su rigor, más que en I¿ vid¿ misma, unos cuerPos desnudos.
hay un signo de gloria. Asf el recuerdo ejerce
su innoble potestad: no rememora, elude.
Y confiere el carisma de su tristeza vaga
En la esterilidad rutila aquello a los días perdidos, que cobran en la ausencia
que no ha sido: la humillación, el odio una serena lejanía.
que no han sido. En una atmósfera de paz
Ter¡azas unos cuerpos desnudos; para darles relieve
donde escuchar el viento, descifrar un ligero v€stido que no vele sus formas
[a ausencia del color y de la forma, ni ofenda su colo¡: una mancha granate.
la de un cuerpo sin fin, porque sin fin el odio Y despliega el ¡ecuerdo su gran artillería
busca saciarse, y alza con los cinco colo¡es de su figuración
la cabeza una yez ¡elumbrando a compás: bello Libro de Horas
y otrayez, y estan fuerte hojeado al desgaire, siempre la misma página,
cuanto reciente el tiempo guijarros de zafiro, aguama¡inas
de su aniquilación; rurila el miedo en un campo de o¡o, miradores
a sentirse vivir, y el humillante cu¡so sobre un fondo de azur, Vergel sin muros,
de las horas. rorres sin guarnecer, Ciudad Celeste.
Y llena Porque en cada milímetro
la oscuridad, cuando los cuerpos huelen de piel una memoria
intensamente, la risotada plácida maquilla su ficción y en ella vive,

320 321
ANToLoct{ CoNsr,,LTAD^ DE L PoEslA EshñorA GurLr-EAMo C\iNERo

repinta su cadáver, atesora la inercia Huella el patio de armas con el Príncipe Azul,
de los fantasmas cotidianos, y aJ ingeniar fruición
convie¡te los recuerdos lo escuchamos croar en stl inquieto regazo.
en estampas piadosas, adecuadas Y si ella es portadora del hechizo,
para dar nacimiento ¿dónde hallar escarpín para su zarpa?
a [a ficción poética (¿Y no a la inversa acaso?)
Y los ojos, las manos, De El Sueño de Ercipión
cada palmo de piel atruena el aire
¡eclamando tu cuerpo; nada saben
de humillación, y sí de ausencia ahora.
Y su clamor parece
la más firme ruzón. La razón de la piel
y de los labios, cierta VARIACIÓN TV
contra [a voluntad:
Tierra de Nadie.
Dad limosna a Belisario
P¡imeros días de marzo en Ia palera
de Palma El Wejo... Ámbar I
los campos de labor, o verde pálido
inundado de luz. Blanca la carne, Durante muchos años la casa se asentó en tier¡a firme
ingrávidas las formas, esrechándola bajo su peso, y creció con ella,
ir¡eal el colo¡ como una alegoría y la tierra cua¡teada en estío por e[ desplome de sus
(o quizís un retrato, músicas
antes que el cuerpo olvide). miraba entre torrentes de luz derramarse las fi¡entes;
Y en la ficción del aire así al mirarla desde lejos surgía en la memo¡ia
y en su nltido trazo hay un signo de gloria. e[ despliegue de las horas pasadas, la sucesión
de las habitaciones y los objetos con su historia.
De El Sueño de Esci¡ión Apresar el calor de un insrante es habe¡ vivido
durante mucho tiempo en una inmensa casa:
abandonarla un día hacia un país extraño
y trasladar los muebles por e[ jardín desierto
mientras quedan at¡ás los muros con su historia,
el sonido del mar y las gamas del aire.
CENICIENTA Y sólo lo vacío sobreyive: los objeros menudos,
lo que se puede rrasladar y transmirir a otrosl
el pasado permanece atrás, inseparable
Esta dama i¡oniza del lugar en que tuvo vida, desplomado en el tiempo
en las implicaciones de su beso. con su magnificencia de cadáver antiguo

323
ANToLoch CoNSULTADA DE r,{ poEslA EspAñor¡
GL¡LLERMo C^RNERo

que al rocarlo se desmorona en una nube de polvo,


acumulación de joyas sin sentido II
que luego redisponen oros, parodiando
puesto en cuestión numerosas gramáticas,
con mascarillas, pectorales y ajorcas los conto¡nos de un flelos
leído hasta la saciedad la experiencia de- otros
cuerPo.
y en forograFías borrosas peiseguido su imagen
Apresar el calo¡ de un insrante es
rnqurnendo un volumen para sus gesros planos.
producir un día de olvido el deleznable milagro
codiciosos de aquello d. qu. era razonable
de recomponer el recue¡do con sus límites,
esperar sabiduría, para obtener al fin
oficiar para orros el rriunfo de la ausencia.
un pobre patrimonio de terrenos baldíos,
Para otros, porque quien asiste a su muerte diaria,
una corra colección de medallas y cinras
al envejecimienro de la piel y su memoria,
símbolo de triunfos que ya nadie recuerda,
es ajeno a la lirurgia de conseguir frente al papel
juguetes con encaje sucio cuyos ojos hundidos
con sus trasros de buhonero una ilusión de vida
¡emiten a una infancia conyencional y anónima;
coloreada y presente como un Museo de Cera,
y nos devuelve a ellos la vanidad del ioleccionisra
esa evidencia de realidad que sólo en el lenguaje existe
que dice poseer con los objetos su alma; nos miran
y se traslada en el tiempo rellenándolo
con [ijeza de búhos disecados desde la redondez de su urna;
con su carnalidad de serrín y de seda,
creando para lo pasado colores y senrido, ""i,11ij:..., O"e es muer.e y serrín y grandes ojos de
una enridad, inclu.o, de que no gozó nunca
más que ahora, converrido en un brillante simulacro
Las palabras nos envuelven en su manro de plomo,
el fastuoso fraude en que el tiempo se anula;
nos inmovilizan las manos con su cerro
si es que el tiempo existió: si es que no es ahora
mientras la perspectiva de las gruesas columnas
real, más que enronces acasoJ Io (ue el tiempo desruye,
percure nuestros ojo-s en un punro preciso.
si es que no produce el lenguaje sus propios-fantasma;
Lomo persegutrlas tue un viaje por mar hacia Ias tierras
que, proyectados hacia atrás, inventan una ¡ealidad posible
de que ellos serían reflejo, puesto que de la nada '
vírgenes,
cielos de colo¡ distinto y animales de fábula,
nada.se engendre, y hasta el torpe cadáver que las palabras
y un_ dla devuelven las olas el cadáver de un ahogado,
hilan
recubierto de algas oscuras, con las órbitas hueci;
ha de ser hijo de una realidad ante¡ior en el tiempo.
arrojado a la luz, mira la fiesta de los senridos
La casa permanece le.jos. los ojos no la saben
y otras nev€s_ que parten, como un huésped
y la memoria y Ia piel interrogadas
procedente de un país donde rodo es silencio.
responden a su idea con un vasto silencio;
y un día volvemos a ella, contemplamos el pórtico:
de nada es capaz la piel enton..sf lo, De Variaciones 1 Figurar...
-.rroi .on distintos.
Y por que_ pu_eda ser el poema lugar de una epifanía
que la piel y los ojos ignoran, salvación de la muerre
que proclaman la piel y los ojos con su silencio oscuro,
dejando a las palabras su mise¡able rráfico.

324 4.) <


Ar.trorocl{ CoNsuLTADA DE rÁ poEsfA Españori
Cu¡l¡ Fx,\ro LARNrpo

OSTENDE el pintado vaporcillo con su blanca cabeza


de ganso, acribillada de remaches y cinras;
Obediencia me lleua, I no Ias olas estrellándose bajo el suelo ie r¿blas
osadíd.
del gran salón de baile abandonado,
VILr¡MEDIANA las lágrimas de hielo que llo¡an los tritones
emergiendo en la nieve de las fuentes heladas;
el cuartiro en reposo con la came deshecha
,l#::;,ffff:1;;];:n junto aJ enorme anuncio de neón
scducrrte uno! d o¡fol sut mu- que lanza.sobre el cuerpo reflejos verdes, ro.jos,
jeret
:oT9 :n lrr pesadillas de los viejos opiómanos
MAl'lrFrEsro CoMu.usrA, II del siglo diecinueve.
Un cervatillo salta
impasible: lo sigo.
Recor¡e¡ los senderos alfombrados
En un claro del bosque
de húmedas y esponjadas hojas muertas, está sentada al borde de la fuentc,
no por la arista gris de grava fría con blanquísima túnica que no ofrece mate¡ia
como la hoja de un cuchillo. que desgarrar a la rama del espino.
Mueven Corro rras ella sin saber r.t ,or,rr,
su ramaje los plátanos como sábanas lentas pero no escapa sino que conduce
empapadas de noche, de grávida humedad hasta lo más espeso de la fronda,
y reluciente. donde.juntos rodamos entre las hojas muertas.
También en la espesura Cuando la esrrecho su rostro se ha bor¡ado-
la¡e Ia oscurid¿d de las cavernas la carne hierve y se diluye; el hueso
y el sol sobre las hojas evapora se convierte en un reguero de ceniza,
Ias gotas de rocío y en medio de la forma que levemenre humea
-el aura de calo¡ brilla nírida y pura una piedra preciosa.
que envuelve e ilumina los cuerpos agotados La recojo y me arreglo la corbara;
cuando duermen: si acercas la mejillJ de welra. silencioso en el vagón del rren,
ves las formas bailar y retorcerse, temo que me delare su fulgor,
un espejismo fácil y sin riesgo: que resplandece y quema aún ba.jo el abrigo.
dos bueyes que ¡emontan la colina, Tengo una colección considerable,
el mago que consrruye labe¡in¡os, y en el silencio de mi biblioteca
el calafate, el leproso, el halconero las acaricio, las pulo, las ordeno
pa¡ten seguros al amanece¡ y a veces las imprimo.
no como yo, por los senderos En el dolor se engendra Ia conciencia.
cubie¡tos de hojas muerras, esponjadas y húmedas. Recorrer los senderos alfombrados
A veces ent¡e los á¡boles cla¡ean de húmedas y esponjadas hojas muertas,
los lugares amenos que conozco: inseguro paisaje poblado de demonios

326
327
ANToloclA CoNsoLTADA DE lA PoEslA EspAñoLA
GUILLEzuúo CA¡¡'ERo

que adoptan apariencia de formas deseables MÚTSICA PARA FUEGoS DE ARIIFICIo


para perder al viajero.
Mas no perecerá
quien sabe que no hay más que la palabra Hace muy pocos años yo decia
al final del viaje. palabras refulgentes como piedras preciosas
Por ella los lugares, y veía rodar, como un milagro
las camas, los crepúsculos y los amaneceres abombado y azul, Ia gota tenue
en cálidos hoteles sitiados por el cabello rubio hacia la espalda.
forman una perfecta arquitectura,
vacia y descarnada como duelas y ejes No eran palabras frágiles, prendidas al azar
de los modelos astronómicos. de un evadido vuelo prescindible,
Vacío perseguido cuya extensión no acaba, sino plenas y grávidas victorias
como es inagotable Ia conciencia, en las que ver el mundo y obtenerlo.
la anchura de su río
y su profundidad. La emoción de enunciar un orden jusro
cedía realidad al sonido y al tacto,
Desde el balcón y quedaba en los labios la certeza
veo romper las olas una a una, de conocer en el sabo¡ y el nombre.
con mansedumbre, sin pavor.
Sin violencia ni gloria se acercan a morir Pero la certidumbre de una mirada limpia
las líneas sucesivas que forman el poema. es una ingenuidad no perdurable,
Brillante arquitectura que es fácil levantar y el vienro arrasrra en ráfagas de crespones y agujas
igual que las volutas, los pináculos, el vicio de creer envuelro en polvo.
Ias columnatas y las logias
en las que se sepulta una clase acabada, Y si tras de la luz esplendorosa
ostentando sus nobles mate¡iales que pone en pie la vida en un haz de palmeras
tras un viaje en el vacío. el miedo de dormir cierra los cálices
P¡oducir un discurso susurr¿ndo promes¿s de una luz sucesiva,
ya no es signo de vida, es la prueba mejor
de su te¡minación. el fulgor de la fe lenro se orienta
En el vacío al imán de la noche permanente
no se engendra discurso,
en la que racro, imagen y sonido
pero sí en la conciencia del vacío. flotan en la quietud de lo sinónimo,
De Ensalo de una Téoría de la Visión sin temor de mortales t¡ayesías
ni los dones que ororga [a torpeza,
sino un fugaz vislumbre de medusas:
inconsistentes ecos ¡eite¡ados

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GUILLERMo CARNERo
A\.¡oLoclA CoNSTTLTADA DE r,\ poEslA Esr,^ñoLA

Una llama de vela mortecina


en un reino de paz y de pericia,
signa la oscuridad más que ilumina,
apagado jardín de la memoria
y descubre el temor y la torpeza,
donde inenes se pudren sumergidos
los oropeles del conocimienro
[a mueca de desprecio y extrañeza
con que asoma la estúpida cabeza
y como resquebraj" l, aorr.
del mono que levanta la co¡tina.
"1,,peso,
la solidez de su asentado
de tan robusto, poderoso y grave
se quiebra y pulveriza el albedrío.
De Dbisibilidad Indefnida

Así para las aves y la plácida


irrepetible pulcritud del junco
hay cada día olvido inaugural
en la renovación de la mañana:
CATEDRAL DEÁVILA
quien hace oficio de nombrar el mundo
forja al fin un fervor e¡osionado
en la noche to¡al definiriva- Como al umbral de la capilla oscura
una reia dedene la mirada
D e D iuis i b i lidad Indef n id.a y la dispersa luego, confinada
en los f¡audes que finge la negrura,

confundiendo volumen y figura


de la estatua yacente allí olvidada,
cuando mi mano se detenga helada
EL ESTUDIO DEL ARTISTA
un anaquel será mi sepultura.
Anónimo hokndt¡
Será delgada losa la cubierta
y el tejuelo epitafio más piadoso,
y menor la esperanza de otra vida,
Al fondo de la esrancia tenebrosa
atestada de mapas y anaqueles,
y en el silencio la palabra muerta
de caballetes, bustos y cinceles
gozará del olvido y el reposo,
donde la araña teje sigilosa,
en figura y volumen confundida.
una figura plida y borrosa,
rodeada de libros y papeles,
De Diuisibilidad Indefnida
alza un compás y cruza dos pinceles
contemplando la noche silenciosa.

JJI
330
'
I
\ r,
\

ANroLoclA CoNSITLTADA DE L{ PoEslA EsPAÑot

RAZÓN DEAMOR
(SEPULCRO EN LOMBARDíA,)

...h dolencia
de amor, que no se cura
sino con k P,esencia Y la fguta'
S. ]uar't ot u Cluz

Vuela por el silencio la ternura


al regazo del oro fatiBado
que ;briBa un cuerpo en mármol desmayado,
ausent€ en el disfraz de su blancura,

y mi mano se pierde en la rersura


del pecho agudo, craso y abombado;
deseo embellecido y abreviado
sin la presencia, mas con la figura:

el presente en especies de memoria


anaicipa su paz y su nobleza,
y el término es el punto de partida

en que se omite la mezclada gloria


de vacuidad, de encanto y de vileza
que por imprecisión llamamos vida.

De Ditisibilidad Indefinida

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