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Nombre de la religión bajo la que se agrupa a todos los cristianos o creyentes que
han depositado su fe en la muerte y resurección de Jesús, el hijo de Dios. Se les
llama por primera vez cristianos en Antioquía, debido a que mediante su fe
imitaban a Jesús, el Cristo, identificándose como genuinos seguidores de la fe.
DONDE SURGIÓ
EN QUE ÉPOCAS
Klaus Wengst
Al plantear la pregunta: “¿Cuándo empezó el cristianismo?”, es sorprendente la
naturalidad con que suelen usarse, hablando del Nuevo Testamento y su tiempo,
las expresiones “cristianos”, “primeros cristianos” o “cristianismo temprano o
primitivo”. A veces se oye decir que “los primeros cristianos eran judíos”. Pero esta
es una frase muy complicada. Efectivamente, todos ellos eran judíos. Pero ¿eran
también cristianos?
Con qué no empezó el cristianismo
El cristianismo se refiere a Jesús de Nazareth. Pero no empezó con él. Jesús fue
judío. Nació como judío, vivió como judío y murió como judío. Si se lo define como
fundador del cristianismo, entonces fue un fundador que perteneció durante toda
su vida a una religión diferente de la que se supone que fundó. Su muerte en la
cruz, con la inscripción “Rey de los judíos” como causa de su ejecución, muestra
que el poder romano, en la persona del prefecto Poncio Pilato, lo ajustició como
agitador judío. Esto es un hecho, aunque los romanos no hayan entendido su
actuación. Los Evangelios representan a Jesús como un judío que vivió en un
contexto judío y pocas veces tuvo contacto con no judíos. Lo muestran a veces en
conflicto y a veces en consenso con otros grupos judíos. Quien interprete al Jesús
que aparece en los Evangelios, fuera del judaísmo -o como si hubiera trascendido
o superado al judaísmo, o hubiera roto con él- sólo podrá hacerlo si ignora,
desprecia o malinterpreta las fuentes judías. Esto ya está ampliamente aceptado:
Jesús era judío.
A CAUSA DE QUIEN
Otro factor muy valioso fue la lengua griega en versión popular, el griego de
la koiné, que era como el inglés en la actualidad, y permitía circular y hacerse
comprender en todos los centros urbanos de la oikumene. Es verdad que en
algún caso particular los evangelizadores cristianos tuvieron que usar “un dialecto
bárbaro”, como hizo S. Ireneo de Lyon para evangelizar a los galos, pero esto era
menos frecuente. Con todo, el motor principal de la expansión cristiana es
el dinamismo que se encuentra ínsito en el mismo mensaje cristiano. Así
pues, del interior del mismo mensaje saldrían esos factores intrínsecos.
Sin dudarlo le diría que el punto de arranque es la venida del Espíritu Santo en
Pentecostés. Piense que en ese día, tras la predicación de S. Pedro, se
convierten tres mil de sus oyentes. Es decir, el mero hecho de la conversión
lleva consigo compartir el don recibido con otras personas más cercanas.
Tal vez, sin exagerar, se podría afirmar que en estas primeras etapas de la vida
cristiana hay tantos apóstoles como fieles. La predicación se extiende ella sola
casi por todas partes, la mayor parte de las veces, por la actividad de gentes
desconocidas. El impulso interior de hacer partícipes a otras personas de la fe
cristiana era y es una consecuencia inmediata de la recepción del bautismo.
Tenemos un testimonio muy expresivo de esto que decimos en un tratado que
escribe S. Cipriano, a mediados del siglo III, dirigido a un amigo suyo pagano de
nombre Demetriano, en el que le cuenta su propia experiencia de conversión,
las dificultades y dudas que hubo de superar y cómo cambió su vida
totalmente al recibir el bautismo.
De estos cristianos nos hablará también Orígenes en el siglo III, cuando escribe:
“Los cristianos no desaprovechan nada de lo que está en su mano para
extender su doctrina en el universo entero. Para conseguirlo los hay que se
han dedicado a ir de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, para llevar a los
demás al servicio de Dios” (Contra Celso, III, 9).
Podemos traer a colación lo que dice Atenágoras para salir al paso de una
calumnia contra los cristianos que los acusaban de asesinato y antropofagia:
“¿Cómo podemos matar, los que ni siquiera queremos ver matar [alusión a la
crueldad de los combates del Coloseo] para no mancharnos con tal impureza? Al
contrario, nosotros afirmamos que los que practican el aborto cometen homicidio y
habrán de dar cuenta a Dios del aborto…Nosotros somos siempre y en todo
consecuentes y acordes con nosotros mismos” (ATENÁGORAS, Leg., 35).
BASES BÍBLICAS
A. ¿QUÉ ES LA BIBLIA?
“Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2Timoteo 3:16-17)
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los
santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
(2Pedro 1:21)
Resulta evidente que los “hijitos”, o sea los cristianos recién convertidos, pueden
entender la Biblia. Y esto significa que ¡usted también puede entender la
Biblia! Lo importante es que nos lleguemos a ella en una actitud sencilla, con una
mente sumisa a la acción del Espíritu Santo, y con un corazón enseñable.
A pesar de que existen pasajes difíciles, podemos decir que es mucho más lo que
sí entendemos que lo que dejamos de entender, y no hay razón para perderse de
una inmensa bendición por unos pocos pasajes difíciles.
Podríamos decir que para “llegar al Cielo” es suficiente con conocer Juan 3:16,
pero si queremos tener una vida victoriosa y feliz, tendremos que alimentarnos
regularmente con la Palabra de Dios.
Es necesario, eso sí, saber que el estudio de la Palabra exige el esfuerzo más
grande que se nos puede pedir, el de pensar; pero es la única forma en que se
puede aprender.
A. QUÉ ES ORAR?
Orar es conversar y compartir con Dios. Al principio puede parecerte extraño, pero
en la medida en que continúes haciéndolo, la oración llegará a ser más y más
significativa. Aprende a ver a Dios como tu Padre, como tu amigo así te parecerá
natural la oración pues esto es lo que normalmente hacemos con nuestros amigos
y con nuestros seres queridos.
Si bien es cierto que la oración debe llegar a ser un estilo de vida, debemos tener
también momentos especiales de oración. Empieza el día con oración, y ora en el
transcurso del día. Lleva a Dios todos tus problemas. El se interesa en todo lo que
te ocurre. Ya hemos dicho que la oración es la práctica de conversar y compartir
todo con Dios, en una forma sencilla y libre durante todo el día.
Nuestra vida de oración debe ser tal, que lleguemos a conocer al Señor Jesús
íntimamente. La eficacia de nuestra oración tiene relación directa con la comunión
que mantengamos con Cristo. Antes de enseñar a orar a sus discípulos, Jesús dio
unas orientaciones básicas para que ellos las tuvieran en cuenta:
Orar es hablar con Dios de manera espontánea; por eso Jesús dijo que no
usáramos vanas repeticiones. Se trata de un diálogo natural con Dios.
“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en
pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los
hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (Mateo 6:5)
Raíces judaicas
Jesús y sus primeros discípulos fueron judíos. El cristianismo continuó utilizando
las escrituras sagradas hebreas, convirtiéndose el Tanaj en lo que hoy se conoce
como el Antiguo Testamento. Aceptando muchas doctrinas fundamentales
del judaísmo, como el monoteísmo, el libre albedrío y el Mesías,
término hebreo usualmente traducido como mesías en español, y su
equivalente Cristo (Cristos "[el] ungido" en griego).
El monoteísmo ético: Creencia en un solo Dios. Dios requiere algo más que
un servicio apropiado, requiere "la justicia" entre los seres humanos (aunque la
justicia la interpretaba cada grupo de manera distinta) y honrar a Dios con toda
la vida misma.