A LA GUERRA: CORTO Y PRECISO.

Opiniones vagas.

En el ajedrez cuando un rey es amenazado con un jaque, tiene múltiples alternativas ante ese
ataque, la mayoría de ellas se ejecutan sin perder la posición, es en última instancia que este
debe abandonar dicha posición. Quiero utilizar esta analogía para reflejar lo que, a mi humilde
juicio, está sucediendo con el gobierno legítimamente constituido, la avalancha de ataques
desde todos los flancos posibles obligan, o por lo menos empujan al gobierno a ceder terreno
en el campo político y a abandonar su posición (lo que no quiere decir necesariamente que
cederla es perder).

El ultimátum de países extranjeros, aliados de Estados Unidos en el ataque a nuestra patria, de

ocho días para realizar elecciones en el país es una oportunidad; una oportunidad de oro para
llevar la inminente guerra al campo de batalla diplomático, de las negociaciones políticas de
altura, en donde se involucren países como México, Uruguay, España, Italia y algún aliado de la
nación como Bolivia o Nicaragua, independientemente del otro que ellos sumen, bien sea
Colombia o alguno de los lacayos imperiales en el continente.

Evitar la confrontación armada es un acto de amor, una muestra de que por encima de
posiciones personalistas y arrogantes está el amor por los hijos de Bolívar, ese acto de amor
debe venir acompañado de la consigna de la paz; ya la bandera de la paz ha derrotado los
intentos golpistas, el más reciente en el año 2017. Ese chantaje e imposición proveniente de
Europa es un comodín que nos han regalado para utilizarlo como dispongamos.

La protección de Venezuela pasa obligatoriamente por el resguardo de cada uno de sus

ciudadanos; y llevar la batalla al campo político-diplomático es proteger a los soldados de la
patria, a los oficiales de las FANB, a todas las organizaciones populares que están dispuestas a
defender el territorio nacional de toda clase de injerencia; es defender a las madres, a los hijos
de todos los soldados del país, pertenezcan o no a las FANB.

Ante el asedio más fuerte y peligroso que ha sufrido la nación, es importante recordar el
talante democrático de Hugo Chávez, quien siempre estaba dispuesto a la confrontación en el
campo que fuese, pero que siempre pulverizó a los enemigos de la patria en el terreno
diplomático, democrático y de las ideas, dejando sin oportunidad la posibilidad de una
inminente invasión en el país. Ir a unas elecciones, ya decidirán quienes se sienten a negociar
las condiciones y cuales cargos irían a consulta popular; no es descabellado, es un llamamiento
a la paz, y en el terreno político los entreguistas siempre han perdido, solo basta con ver
cuantas elecciones se han hecho en los últimos 20 años y como han sido los resultados.

El voto fuerte de la oposición está fuera del país, eso es una ventaja del gobierno, quien se ha
dedicado a hacer política dentro de la nación (buena o mala, eso es harina de otro costal),
elemento en el cual aventaja mucho a la oposición, pues ellos no hacen política (es por eso que
los Estados Unidos se puso al frente de la embestida) y hay que enseñarles que el poder
político se obtiene haciendo política. Se debe derrotar el ala entreguista de la oposición para
que surja una oposición democrática, que dé rienda suelta a un verdadero juego político.

La administración Trump ve esta coyuntura como una de las pocas oportunidades para
apropiarse del país pues los terribles gobiernos de la derecha en la región, dígase Macri,
Moreno, entre otros, ponen en peligro el nuevo plan para hegemonizar Suramérica debido a
que posiblemente sean reemplazados por su mala gestión. Es una tarea pendiente del
gobierno, aparte de lo que es obvio dentro del mismo, desplegar una campaña masiva de los
daños colaterales que traería una invasión de la mayor potencia armamentista del planeta,
explicarlo con imágenes crudas sobre todo en las zonas populares, que son los primeros
lugares en donde caerán las bombas, pues vienen a reconstruir el país y es preferible acabar
con unos cuantos barrios chavistas marginales “como parte del daño colateral de los
bombardeos y errores de cálculos” bien calculados.