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EL JAGUAR

El jaguar, yaguar o yaguaret (Panthera onca) es un carnívoro félido de la subfamilia de


los Panterinos y género Panthera. Es la única de las cinco especies actuales de este género que
se encuentra en América. También es el mayor félido de América y el tercero del mundo, después
del tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo). Su distribución actual se extiende desde el
extremo sur de Estados Unidos continuando por gran parte de América
Central y Sudamérica hasta el norte y noreste de Argentina. Exceptuando algunas poblaciones
en Arizona (suroeste de Tucson), esta especie ya ha sido prácticamente extirpada en los Estados
Unidos desde principios de la década de 1900.
Se encuentra emparentado y se asemeja mucho en apariencia física al leopardo (Panthera pardus),
pero generalmente es de mayor tamaño, cuenta con una constitución más robusta y
su comportamiento y hábitat son más acordes a los del tigre (Panthera tigris). Si bien prefiere las
selvas densas y húmedas, puede acomodarse a una gran variedad de terrenos boscosos o
abiertos. Está estrechamente asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el tigre, por ser
un félido al que le gusta nadar.
ALIMENTACION
Es fundamentalmente solitario. Caza tendiendo emboscadas, siendo oportunista a la hora de elegir
las presas. al igual que el resto de los félidos, es un carnívoro estricto, esto es, que se alimenta
exclusivamente de carne. Es un cazador solitario y oportunista y su dieta abarca más de
80 especies diferentes. Prefiere presas grandes, fundamentalmente mamíferos diurnos,
como capibaras, tapires, pecaríes y en ocasiones ciervos, pero también caza caimanes e
incluso anacondas adultas, aunque incluye entre sus presas prácticamente de todas las especies
pequeñas que pueda capturar,
como ranas, agutíes, aves grandes, peces, puercoespines o tortugas; un estudio llevado a cabo en
la Reserva natural de Cockscomb de Belice reveló que los ejemplares que vivían en la zona tenían
una dieta compuesta principalmente por armadillos y pacas. En algunas zonas, como Brasil y
Venezuela, en su hábitat natural también se cría ganado, por lo que algunos individuos pueden
especializarse en la captura de animales domésticos. Es una especie clave para la estabilización
de los ecosistemas en los que habita; al ser un superpredador, regula las poblaciones de las
especies que captura. Los ejemplares adultos tienen una mordedura excepcionalmente potente,
incluso en comparación con otros grandes félidos, lo que les permite perforar los caparazones
de reptiles acorazados como las tortugas y utilizar un método poco habitual para matar: ataca
directamente la cabeza de la presa entre las orejas para propinar un mordisco letal que atraviesa
el cráneo con sus colmillos alcanzando al cerebro.
Panthera onca está calificado en la Lista Roja de la UICN como «especie casi amenazada» y su
número está en declive. Entre los factores que lo amenazan se incluyen la pérdida y la
fragmentación de su hábitat. A pesar de que el comercio internacional de ejemplares de esta
especie o sus partes está prohibido, este félido muere con frecuencia a mano de los humanos,
especialmente en conflictos con ganaderos. Aunque reducida, su distribución geográfica continúa
siendo amplia. A lo largo de la historia, esta distribución le ha otorgado un lugar prominente en
la mitología de numerosas culturas indígenas americanas, como los mayas y los aztecas
COMPORTAMIENTO O HABITOS
Como la mayoría de los félidos, es un animal solitario (exceptuando el conjunto madre-cachorros).
Por lo general los adultos sólo se encuentran para el cortejo y el apareamiento (aunque se han
constatado casos anecdóticos de socialización) y suele establecer un amplio territorio y defenderlo.
En el caso de las hembras estos territorios, que miden entre 25 y 40 km², pueden superponerse,
pero los animales suelen evitarse entre ellos. Los de los machos cubren aproximadamente el doble
de superficie, con una extensión que varía según la disponibilidad de presas y espacio, y no se
superponen. Utilizan vocalizaciones, arañazos en los árboles, orina y heces para marcar su
territorio.
Como los demás miembros del género Panthera, y a diferencia del resto de félidos, Panthera
onca es capaz de rugir, gracias a su alargada y especialmente adaptada laringe y su unión al
hueso hioides. El macho ruge más fuerte, y lo hace habitualmente para advertir o disuadir a
posibles competidores por el territorio y las hembras; en estado salvaje se han observado intensas
competencias de rugidos entre individuos. Su rugido a menudo se asemeja a una tos repetitiva;
también pueden vocalizar maullidos y gruñidos. Se producen combates entre machos por las
hembras, pero son raros, y en estado salvaje se ha observado una tendencia a evitar los
enfrentamientos; cuando éstos ocurren suelen ser conflictos territoriales: el territorio de un macho
puede abarcar el de dos o tres hembras, y no tolerará intrusiones de otros machos adultos.
A menudo se lo describe como un animal nocturno, pero más específicamente es crepuscular (su
mayor actividad se desarrolla al amanecer y a la puesta del sol). Ambos sexos cazan, pero los
machos se desplazan más que las hembras, en consonancia con su territorio más amplio. Tiene
unos ojos relativamente grandes, situados para proporcionar visión binocular y una notable visión
en la oscuridad, gracias a una membrana reflectante (tapetum lucidum) que concentra la luz en el
campo focal de la retina; su olfato está muy bien desarrollado y puede detectar el olor de sus
presas a grandes distancias. Puede cazar de día si hay presas disponibles, y es un félido
relativamente enérgico, puesto que pasa hasta un 50-60% de su tiempo activo. Su naturaleza
evasiva y lo inaccesible de gran parte de su hábitat habitual hacen que sea un animal muy difícil de
observar, y todavía más de estudiar.
DATOS INTERESANTES
Las hembras alcanzan la madurez sexual aproximadamente entre los 12 y 24 meses de edad y los
machos entre los 24 y 36 meses. Se cree que en estado salvaje se aparean durante todo el año,
aunque el número de nacimientos se incrementa durante la estación lluviosa, cuando las presas
son más abundantes. Investigaciones realizadas con machos en cautividad apoya la hipótesis de
que se emparejan durante todo el año, sin variaciones estacionales en las características
del semen y la calidad eyaculatoria; también se ha observado un éxito reproductivo reducido en
cautividad. El celode la hembra dura 6-17 días de un ciclo completo de 37 días; las hembras
indican que son fértiles con marcas odoríferas urinarias y una mayor vocalización. Durante
el cortejo ambos sexos cubren un territorio más amplio del habitual.
Las parejas se separan después del coito y las hembras se encargan del cuidado de los cachorros.
El periodo de gestación dura entre 93 y 105 días; las hembras paren habitualmente 2 crías, aunque
el número puede oscilar entre 1 y 4. La madre no tolera la presencia de machos después del
nacimiento de las crías, por el riesgo de canibalismo infantil; este comportamiento también se
observa en el tigre.
Las crías nacen ciegas e indefensas y dependen por completo de su madre; empiezan a ver
después de dos semanas. Los cachorros son destetados a la edad de 3 meses, pero permanecen
en la madriguera donde han nacido hasta los 5 o 6 meses, momento en el que empiezan a salir
para acompañar a la madre cuando va de caza. Permanecen en compañía de la madre durante 1
o 2 años antes de abandonarla para establecer su propio territorio. Los machos jóvenes son
inicialmente nómadas, enfrentándose con ejemplares más viejos hasta que consiguen hacerse con
un territorio. Se estima que su longevidad típica en libertad es de unos 11-12 años; en cautividad
puede vivir hasta 25 años, habiéndose registrado incluso una hembra que alcanzó los 32 años, lo
que lo sitúa entre los félidos más longevos.
Panthera onca adulto es un superpredador, por lo tanto se encuentra en lo más alto de la cadena
trófica y no tiene predadores en estado salvaje. También está considerado como especie claveen
cuanto predador focal, teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de
los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como
mamíferos herbívoros y granívoros. Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto
que tienen especies como esta sobre los ecosistemas, pues es necesario comparar los datos de
regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los
efectos de la actividad humana. Se acepta que la población de las especies de sus presas de
tamaño medio aumenta cuando no hay superpredadores, y se supone que esto tiene efectos
negativos en cascada sobre su entorno. Sin embargo, algunos estudios de campo realizados en
lugares donde los grandes félidos están ausentes han mostrado que las variaciones podrían ser
naturales y que los incrementos de población de sus presas podrían no ser significativos, por lo
que la hipótesis de Panthera onca como especie clave no está apoyada por toda la comunidad
científica.
También tiene efecto sobre otros predadores. Panthera onca y el puma, el segundo mayor félido
de América, a menudo son simpátricos (especies relacionadas que comparten territorios que se
superponen) y a menudo se los ha estudiado conjuntamente. Allí donde se presenta la simpatría, el
puma es más pequeño de lo normal y más pequeño que los fenotipos locales de Panthera onca. P.
onca tiende a capturar las presas más grandes, y el puma piezas más pequeñas, lo que redunda
en un menor tamaño de este último. Sin embargo, esta situación puede resultar ventajosa para el
puma, pues su abanico de presas más amplio y su capacidad de capturar presas más pequeñas,
podría darle ventaja en entornos alterados por los humanos; El puma tiene actualmente una
distribución significativamente más amplia.

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