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6/2/2019 ¿Solarpunk Mexicano?

¿Solarpunk Mexicano?

La literatura mexicana de la última década del siglo XX estuvo marcada por un estilo muy específico en su
narrativa: “La Perversión Sexual”. Fue curioso como en los talleres de finales de los noventas, la única
obsesión era narrar un acto sexual ya sea entre hombre y mujer, de temática gay, pederastia,
transexualidad o violación. El único género que muy débilmente sobrevivía era el histórico, por lo que
hablar de Ciencia Ficción era degradado a un público infantil, con todo y que en esas fechas, un
antecedente notable fue la publicación de “Xanto, Novelucha Libre”, una de las primeras versiones de
Ciencia Ficción contemporánea a cargo del poblano José Luis Zárate, de esta novela se ha dicho que fue
una innovación al no narrar sólo un acto de penetración y utilizar un género que había sido casi olvidado. Al
respecto y dentro de la historieta mexicana, “Los Supersabios” se considera ya una obra de dicho género
en toda la extensión de la palabra, para muchos se trata de la mejor obra de narrativa gráfica mexicana y
recientemente se ha recuperado en una edición integra a cargo de Luis Gantus, siendo aún más antigua
que “La Familia Burrón”. Sobra decir que otro antecedente fue la revista “Karmatrón”, única publicación
independiente mexicana en sostenerse comercialmente en el mercado durante los años ochenta, logrando
editar más de 200 ejemplares. Mucho se ha dicho de Oscar González Loyo su creador, sin entrar en las
tremendas críticas y comentarios que se le atribuyen, basta mencionarlo como una referencia irrevocable.

Ahí queda en evidencia ciertos aspectos de la ignorancia del mexicano, haber generalizado que géneros
que irónicamente ahora están en boga como la mencionada Ciencia Ficción o la Fantasía están destinados
sólo a un público infantil o juvenil, ¡Tremenda falacia! Casi tan tremenda como la de también afirmar que la
historieta es exclusiva para dicho público, analizando su historia es definitivo que afirmar eso es una
notable muestra de la tremenda ignorancia y la mediocridad del mexicano. Sobre todo en la maduración
que tuvo a una temática adulta con las reformas que dicho arte experimentó en los años sesentas y
setentas en Europa y Estados Unidos. Curiosamente, dicho período estuvo bastante ligado precisamente a
la fantasía y a la Ciencia Ficción, estando también plagada de erotismo, con un fuerte lazo entre ambas. Ya
mucho se ha hablado de los italianos Milo Manara y Guido Crepax, pero al respecto también es de mención
cronológica posterior el español Alfonso Azpiri y su personaje “Lorna”, una rubia que viaja por el espacio y
tiene relaciones sexuales con todo humano, mutante, alienígena, cyborg o incluso robot equipado con
genitales y una programación erótica. Así como el clásico personaje francés de “Barbarella” creación de
Jean Claude Forrest, que sí perteneció a las reformas de los años setentas. Estas ediciones tuvieron
mucha presencia y alcanzaron una ardua madurez en la revista francesa “Metal Hurbant”, que
posteriormente tuvo su representación norteamericana en “Heavy Metal”, edición en la que muchos de los
autores que se reseñaran también han publicado. Y al respecto, en la actualidad la literatura mexicana vive
una serie de cambios muy inesperados al estar repleta de temáticas policíacas, históricas, de Ciencia
Ficción y fantasía, cuyos consumidores en un 90% son adultos y su enfoque es propio de una temática no
apta para adolescentes ni niños, dejando muy atrás la decadencia que tuvo con la “Perversión Sexual”.

Actualmente muchos de los escritores actuales están muy relacionadas con la narrativa gráfica, un caso
muy particular es el de Bernardo Fernandez “Bef”, famoso por sus antologías narrativas tanto en prosa
como gráficas, invitando a diversos autores que le han otorgado un sitio muy especial tanto a nuestras
letras como a nuestras viñetas. De igual forma y con el boom de la novela gráfica, que se consigue ya no
en puestos de revistas; sino en librerías, se vive una nueva valoración de dicho género con un estilo propio,
luego de una notable influencia del “Súper Héroe Americano” y el “Manga”, por lo que en conclusión, el
país vive una etapa crucial para su trascendencia en esta representación artística tan ligada a la Literatura
como tal.

Y entre todos los referentes que se han mencionado, fue curioso el caso provinciano de la ciudad de
Tampico, Tamaulipas, donde surgió una editorial independiente que se denomina “Ruptura Cómics”. De ahí
sobresale la trayectoria de los guionistas RG Llarena y Abraham Martínez, que han fomentado arduamente
la historieta mexicana de Ciencia Ficción en ediciones anteriores como “Horizonte Cero” o “Guerreros del
Ocaso”. Ahora, Abraham Martínez, también conocido como “Cuervoscuro”, incursiona en un subgénero
poco conocido: el “Solarpunk”. Que en cierta forma rompe con muchos clichés clásicos que nos muestran
mundos devastados, sin esperanza o donde la tecnología ha reemplazado a la humanidad. Mientras que el

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Solarpunk nos muestra una utopía realizada en donde el ser humano logró superar los daños al planeta y
vivir en armonía dentro de él, cumpliendo con toda la definición propia de la palabra Utopía, tal como la
definió Tomás Moro.

La primera historia escrita precisamente por Martínez e ilustrada por el tapatío Carlo Chable, titulada “La
Perdida”. Al principio nos presenta una imagen muy arquetípica de la Refinería de Salamanca, Guanajuato,
posteriormente hay un cambio topográfico al presentar una entrevista con el escudo del Municipio de
Zapopan, Jalisco. Ahí nos damos cuenta que una especie de esposa del futuro, ha dejado a un hombre
maduro de apellido Ramírez, cuando se supone que no puede hacerlo, no a causa de una ley, sino que el
mundo ha evolucionado tanto que ante cualquier maltrato la mujer denuncia inmediatamente al hombre, por
lo que es evidente que el tipo no la maltrataba ni había ningún motivo lógico y regulado por la humanidad
sintética que diera alguna razón para haberlo dejado. Por lo que dos detectives del futuro, por llamarlos así,
emprendieron la búsqueda con todo y que no era una obligación de María la mencionada acompañante el
permanecer al lado del hombre. La investigación los llevó a una zona que para los tapatíos es ya muy
conocida, la isla de Mezcala, en donde ha desaparecido la contaminación y hay una unidad comunitaria de
biotecnología, en donde fue uno de los últimos lugares donde vieron a la joven y tuvo una entrevista con
una anciana que vivió el desligamiento con el petróleo. En estas viñetas conocemos a la joven que es
arduamente bella y mucho menor que Ramírez. Ambos detectives reflexionan y continúan su búsqueda en
la ciudad de Salamanca. Ahí el detective varón hace contacto con ella y obtiene su ubicación por medio de
tecnología de carácter cibernético, finalmente la encuentran y es evidente que se trata de una mujer
tremendamente hermosa que decidió huir de Ramírez al notar que él estaba dependiente de ella a manera
de enfermedad, una clara metáfora de la codependencia de unas personas hacía otras que hoy se trata
como un caso psicológico-terapéutico. El desenlace de la historia fue que dicho esposo decidió ir a servicio
sociales para superar su apego y ella por su parte sería estudiada por la comunidad. El universo posible
nos presenta a la inteligencia artificial como parte de la vida diaria y la capacidad para encontrar una razón
a dicha conducta, con la moraleja que el cambio empieza por uno mismo en una sociedad perfecta, donde
todo se ha solucionado y la tierra se empieza a recuperar del daño que a todas luces le estamos haciendo
en este momento. Al respecto de esta historia, sobra decir que Chable sabe ilustrar rasgos meramente
mexicanos con una estética arduamente propia, tanto en lo cotidiano, como en resaltar aspectos de la
belleza de la mujer azteca y su forma de vestir. Además de que esta historia rompe un fuerte cliché de
tiempos anteriores que definían como inverosímil hacer relatos de ciencia ficción situados en la provincia.

La siguiente historia nos muestra un notable avance en el arte del chihuahuense Alex Sarabia, que se ha
mostrado arduamente en sus últimos proyectos: cronológicamente nos referimos a “Guadalajara 2040”
(que ya está próxima a publicarse en la revista argentina “Spiral”) y “Escuadrón 2.01”, publicada en
“Dictadura de Vapor”. Aquí se nos presenta un universo futurista donde a manera de planteamiento
narrativo conocemos a una muchacha que se despide de sus padres y nos muestra un universo donde se
ha construido una especie de submarino orgánico en forma de ballena que deglute plásticos y hace que su
conductor en lugar de operar controles simplemente nada y siente un placer similar al de la comida al
limpiar nuestros ya contaminados océanos, a la vez entiende y escucha el canto de las ballenas,
evidentemente que la conductora de dicha máquina cetácea no es otra que la joven que conocimos al
inicio. De ahí viene el salto temporal a una casa normal donde la joven llega con su padres y presenta a su
nuevo novio, que tiene ciertas manchas en el rostro, en base a su dieta, es evidente que el padre como un
cliché de la sociedad mexicana, no está del todo de acuerdo en la relación, pues sabe que su hija también
presentará dichas manchas, en relación no a una moda de tatuaje, sino a la ingesta de vegetales, y ella
misma lo dice: “mis abuelos contaminaron el océano, tu generación detuvo el proceso de calentamiento y
nos corresponde a nosotros limpiar el planeta”. De ahí la hija lanza a una cruzada en pro de devolverle su
pureza al mar. Un excelente mensaje para la juventud actual, sin ideales y que no les ha caído el veinte de
que en un futuro tendrán la responsabilidad de muchas cosas, como toda generación sucesiva. El guión
también corre de puño y letra de Abraham Martínez.

La última historia también escrita por Abraham e ilustrada por Juan Fleites, no por nada titulado como
“Marcianos”, plantea el sueño humano de la colonización de Marte, una sociedad quizás no de humanos,
pero sí de androides creados por los mismos que viven en el planeta rojo y la llegada del Aleph, el primer
ser humano diseñado para sobrevivir en suelo marciano, siendo oriundo de la tierra. Intento frustrado de
nuevo por la adquisición de cáncer, con una muerte irremediable y la esperanza de que en un futuro la raza
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humana lo logrará de la misma forma en que lograron detener el cambio climático y dejar de quemar
petróleo, toda una utopía lograda y una profecía auto cumplidora disfrazada de tragedia. A manera de
conclusión de todas estas historias es curioso como precisamente sin dar un panorama panfletario u
optimista con el típico final feliz de Hollywood, llevan a una reflexión sobre una remota posibilidad de salvar
nuestro planeta de los tremendos cambios por los que está pasando en estos momentos a causa de la
típica estupidez de los seres humanos de la que tanto han hablado los filósofos. Todo en una propuesta
adulta y con un género que verdaderamente es una aportación a nuestras letras como lo es la Ciencia
Ficción, utilizando una situación verosímil pero difícil de plantear donde mucho ha influido la formación de
Abraham Martínez como Ingeniero Químico. Y se refleja en un lenguaje meramente científico, pero no
alejado del entendimiento del lector promedio.

Finalmente se puede estar completamente seguro que el género de Ciencia Ficción en la categoría del
“Solarpunk” y representado a través del noveno arte de la historieta, es una auténtica prueba de la buena
salud de la literatura mexicana actual y aporta mucho más que narraciones en las que lo único que se
contaba como tal, era que un hombre llenara de esperma el culo de otro hombre. Por lo tanto, las letras
aztecas deberían de recuperar un género que a todas luces es indispensable para su trascendencia y ese
género es la historieta, el Pepín, la narrativa gráfica o como se le quiera nombrar en México, en pocas
palabras en este país hacen falta nuevos “tlacuinos”.

Sobre el autor: Gerardo Martínez Acevedo, “Efrén Bantú” (Matehuala, SLP, 1980) – Ha sido actor de
teatro, locutor de radio y actualmente es feliz como profesor de bachillerato y dando talleres de
historieta para niños, fue fundador de la revista P.U.T.A, primera publicación de cómic underground
de Jalisco. Ha colaborado en las revistas “Matices” de Alemania, “Characato Cómics” de Perú y
escribió el guión del cómic “Guadalajara 2040”.

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