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Rosas (1830-1850).

Halperin Donghi-El Surgimiento de la Confederación.

Ascenso al poder.

Para el periodo de la asunción de Rosas, existía una gran politización de los rurales; la dimensión política está ahora definida por la
movilización popular de 1829, la nica que hasta entonces ha conmovido al Buenos Aires rural y ha dado el golpe de gracia a la revolución
militar de diciembre de 1828. Por añadidura a la ejecución de Dorrego exacerbo a las masas y dejo al viejo partido popular urbano sin
líder. Rosas advierte claramente este cambio. Se asigna el doble papel de apaciguador y de representante político de ese peligroso
sector popular (el estanciero porteño, proto-burguesía terrateniente no oligárquica) que los unitarios han cometido el error de ignorar.
Rosas no comparte de ningún modo la visión del General Paz (lanzado al interior para la conquista unitaria), al contrario, solo un triunfo
pleno del federalismo, puede asegurar al país la paz que ha perdido a lo largo de las aventuras políticas comenzadas en 1824.

La paz es en verdad el objetivo principal de la acción política de Rosas. El Rio de la Plata solo puede gobernarse popularmente, su
herencia colonial, confirmada por su experiencia revolucionaria, excluye toda solución aristocrática. La victoria de 1829, es sobre todo
la de los pueblos en la lucha contra el ejército profesional (bajo órdenes de Lavalle).

¿Antecedentes de estas situaciones? Rosas había detectado que la política adoptada por el Congreso de 1824 una amenaza inmediata
contra la prosperidad laboriosamente conseguida por su sector. Pero vio también la movilización popular, convenientemente encauzada,
un antídoto contra esos peligros, y esto por dos razones, en primer lugar porque el dirigente que lograse orientar a su provecho esa
movilización tendría tal ventaja sobre sus posibles rivales o aliados que su predominio se afirmaría sin dar lugar a conflictos demasiado
intensos; y en segundo término la unanimidad de la plebe podía ser transformada en elemento de cohesión y estabilidad aún más eficaz
que la pasividad política ya dejada atrás. Le imponía también claramente una táctica: la de llevar al extremo la tensión entre facciones.

¿Para obtener la paz en la nación era posible aplicar la misma táctica? Esta convicción estaba lejos del hecho de que la mayor parte de
las provincias no se habían dado procesos paralelos a la politización creciente de la población urbana, comenzada en Buenos Aires con
la revolución, y de la rural, fruto allí mismo del alzamiento de 1829. Así, la pacificación del Interior bajo signo federal debía terminar por
identificarse con la conquista del Interior por Buenos Aires, única capaz de imponer a las alborotadas provincias un orden estable. Pero
esa solución no sería adecuada al Literal, donde elementos externos-potencias europeas- impiden el triunfo total de la hegemonía
porteña. Así, la guerra del Literal no ha de cesar, y finalmente el rosismo moriría de ella.

Para unos y otros el terror era un instrumento de disciplina nada desdeñable: bajo su inflijo la posibilidad de que el gripo mantuviese
alguna cohesión. El terror termina por ser un rasgo necesario del sistema.

De todas formas, la mayoría recibió el triunfo de Rosas como el fin de la etapa de desorden y ruina abierta de los años anteriores, y sus
adictos y luego la Legislatura pudieron llamar al hombre llevado al poder por una marea de fondo que haba conmovido la estructura
política y no solo política de la provincia, el “Restaurador de la Leyes”.

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El dominio federal en Buenos Aires.

¿Qué era el federalismo porteño en 1829? Se pueden distinguir al menos 3 tendencias: a) quienes habían militado en la vieja oposición
popular porteña (periodistas, oficiales del ejército, veteranos, etc.); b) los que habían llegado solo más tarde a la coalición triunfante y
no se sentían de ningún modo identificados con la vieja oposición, estaban lejos de coincidir en las soluciones. Algunos, favorecían un
político de paz y reconstrucción económica, na vuelta plena a la experiencia abandonada en 1824 (Ej.: Dr. García, Grl. Guido); c) y por
último los que favorecen una política que liquide definitivamente la división nacional, eliminando a uno de los contrincantes, y a la vez
haga de la victoria federal el punto de partida una restauración no destinada a detenerse en 1821, (Ej. Los hermanos Anchorena).

Rosas buscara los hombres de consejo en el segundo y en el tercer grupo, por ejemplo, García y Guido, ocuparan parte de su gabinete
principal.

El equilibrio que parece querer afirmarse en Bs As, entre el sentimiento faccioso que asegura a la coalición triunfante su sequito popular
y la política de paz y relativa conciliación que satisface mejor los intereses de los sectores más poderosos dentro de esa coalición, es
extremadamente inestable. La crisis del interior se revela más que suficiente para romperlo.

En 1829, el general unitario cordobés José María Paz invadió la provincia de Córdoba y derrocó a su gobernador, el caudillo federal
Juan Bautista Bustos. Este llamó en su auxilio a Quiroga, que reunió fuerzas de las provincias que controlaba e invadió Córdoba. La
superior capacidad de Paz para manejar su artillería decidió la batalla en su favor. Y en 1830 sucedió de la misma forma. Quiroga huyó
hacia Buenos Aires, mientras Paz invadía las provincias que el riojano había dominado y formaba la Liga Unitaria o Liga del Interior, de
la cual Paz era el jefe militar y político.

En marzo de 1830 llega a Bs As, Facundo Quiroga. El federalismo porteño está dispuesto a hacer suya la tarea de vengar al federalismo
derrotado en el interior. Para la fecha Guido es enviado a Brasil para firmar los tratados de paz definitivos y es reemplazado por T.
Anchorena, este último, dispuesto a combatir al capital extranjero, como el tratado de 1825 con G.B, tiene que postergar debido al
conflicto del interior.

Quiroga pidió a Rosas fuerzas con que regresar a la lucha. Dado que el gobernador porteño junto al santafesino Estanislao López
estaban invadiendo Córdoba.

A principios de 1831, Quiroga avanzó por el sur de Córdoba hacia Cuyo. Ocupó la villa de Río Cuarto después de una violenta batalla,
y poco después derrotó sobre el río Quinto al coronel Juan Pascual Pringles.
Aclaración: para combatir a la LU se conformó el Pacto
Pocos días después enfrentaba en Mendoza al gobernador José Videla Castillo Federal. Fue un tratado suscrito en la ciudad argentina
en 1831. Con esta victoria consiguió el control de San Luis y Mendoza, mientras de Santa Fe el 4 de enero de 1831 por las provincias
sus partidarios recuperaban San Juan y La Rioja. de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, integrantes de
las Provincias Unidas del Río de la Plata, en el que se
Por su parte, Paz fue capturado por las fuerzas de Estanislao López, y el mando
constituyó una alianza ofensiva y defensiva entre esas
pasó a Lamadrid. Éste se retiró a Tucumán, para hacerse fuerte en su propia
provincias federales para hacer frente a la Liga Unitaria
provincia. Quiroga lo venció en la batalla de La Ciudadela, el 4 de noviembre formada poco antes. Con una Comisión Representativa
de 1831. Esta batalla terminó con la Liga Unitaria. para mediar (preguntar).

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Se forma un nuevo equilibrio en el predominio sobre el país entero. El triunvirato de jefes: López, Rosas, Quiroga.

Ya para 1831 Rosas pasa lo mejor de su tiempo preparando en el campamento de San Nicolás una expedición al Interior.
Inmediatamente Rosas abandona las facultades extraordinarias otorgadas en 1829, y rechaza reiteradamente la reelección ofrecida por
la legislatura. En la elección de ese sucesor la opinión de Rosas es decisiva, y se inclina al general Balcarce (este gobernaría desde
1832 a 1833).

La primera causa del conflicto viene de la mano de su primer ministro, que obstinadamente cree tener lo que falta al gobernador: la
capacidad para urdir una alternativa a la hegemonía rosista, cree contar con el favor del presidente del Estado Oriental, Rivera, y cree
también poder ganar el de excelente amigo que Rivera tiene en el gobernador de Santa Fe, Estanislao López, aspira a que hay una
opinión publica mediática que está a favor del retorno a la normalidad de las instituciones.

Rosas se aparta sine embargo de la escena política para dirigir la empresa de ocupar posesión de las tierras ganadas al indio. Mientras
que sus partidarios se ocupaban de privar al nuevo gobierno de un arma eficaz de propaganda: se pondrán la cabeza de las corrientes
constitucionalistas, los rosistas reclamarán a la legislatura que redacte el texto constitucional. Mientras tanto la expedición es un éxito.
El avance termino en la Isla Choel Choel, sobre Rio Negro, el objetivo de la misión fue: asegurar la estabilidad de la frontera, y se logró.

Tras una victoria electoral de medio término, Martínez (primer ministro) y Balcarce lanzan al jefe del federalismo porteño un desafío no
exento de riesgos, sobre todo porque ser necesario repetir la victoria electoral. Pero cuando las elecciones llegan, el gobernador las
suspende por supuesto fraude. Renuncian ministros rosistas. En este periodo toma relevancia política Encarnación Ezcurra, que (al
igual que Martínez) es contrario a la reconciliación de las facciones.

Previa a la caída del gobierno transitorio, la tensión se vuelca en la prensa. Al punto tal que se presupone que Rosas seria juzgado, a
lo que cuando había de comenzar el imprudente juicio, un tumulto en la Plaza de la Victoria (“revuelta de los restauradores”), reprimido
bastante blandamente por la policía, desemboca en la huida de cientos de rosistas más allá del puente Barracas. Esto dejo al gobierno
completamente solo. Días después la Legislatura le veda al gobierno todo ataque a los “ciudadanos armados”. La rebelión se extiende
a los cuerpos militares urbanos, días después renuncia Martínez y Ugarteche (denunciante de Rosas). Bajo estos polémicos meses
(todo ocurrió entre octubre y noviembre de 1833) se designa a Viamonte como gobernador. Se vuelve a demostrar que la movilización
plebeya es la base misma del orden federal. La experiencia Viamonte está condenada desde el comienzo. Su gobierno debe manejarse
bajo la severa vigilancia de la Sociedad Popular, organización rosista surgida en la lucha contra la disidencia. Comienza la Mazorca
como elemento de casería opositor. Un doble conflicto económico (ya que se quiere implementar una ambiciosa reforma), y eclesiástico;
y la abrumadora herencia de gastos que es incapaz de afrontar, hacen que Viamonte presente renuncia. La legislatura acepta y declara
como gobernador a Rosas. Pero pero pero… este no acepta la gobernación si no es acaso con facultades de gobernación
extraordinarias. Así que la legislatura designa al Dr. Maza como gobernador interino (este era incapaz de encontrar ministros dispuesto
a acompañarlo). El conflicto estalla nuevamente en 1835 cuando Facundo Quiroga es asesinado en Córdoba, esto marcaba el potencial
retorno de las crisis del interior. En un clima de honda crisis emocional política, la legislatura le concede todo: le otorga no solo facultades
extraordinarias, sino también la suma del poder publica, que le confiere facultades legislativas y judiciales.

Crisis y triunfo de la confederación rosista (1835-1843).

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A partir de 1835 el predominio de Rosas sobre Buenos Aires, y el de Buenos Aires sobre todo el país son las bases ya evidentes de un
nuevo orden político.

Sin embargo, en el norte se dibujaban los esquemas de una nueva hegemonía regional: los Heredia. Que logra poner bajo alianza a
Salta, Tucumán y Santiago del Estero (no incluye ni a Jujuy ni a Catamarca), de índole Federal. Mientras surge así en el norte una nueva
hegemonía, en el centro las vicisitudes que siguen a la muerte de Quiroga revelan una vez más la existencia de un vacío política que
ya no ha de llenarse, y sobre la cual hace avances decisivos la hegemonía directa de Buenas Aires. La debilidad de Córdoba, se vio
reflejada en el asesinato en plaza del mayo (juicio de por medio) de los hermanos Reinafe
(donde en la dicha provincia se puso a un gobernador afín a Rosas). El nombre “Confederación” se
generalizo a partir del inicio del
De este modo se introducía en las provincias, un equilibrio político nuevo, marcado por el Segundo mandato de Juan Manuel de
Rosas como gobernador de la
predominio de factores externos a las provincias mismas. Para Rosas, ese proceso debía provincial, reuniendo por voluntad de
las demás provincias el cargo de
llevar a un alineamiento del federalismo provinciano sobre el modelo porteño: una politización
encargado de las relacione exteriores y
facciosa de las masas daría apoyo a la vez disciplina alas demasiado reducidas elites la Guerra de la Confederación.
federales.

Los avances del orden en Buenos Aires se hicieron vertiginosos a partir de 1835. A la designación del gobernador por la legislatura
siguió un plebiscito, la denominada “exploración de opinión de todos los ciudadanos habitantes de la ciudad”, ansiada, más bien que pr
el gobernador, por la legislatura deseosa de compartir la responsabilidad asumida al institucionalizar la “dictadura”. Más de nueve mil
votantes (un numero nunca alcanzado anteriormente) declararon su apoyo a la designación de Rosas, menos de diez manifestaron su
disidencia.

El primer año de la segunda administración rosista (tal como había ocurrido con la primera) arrojo un superávit de los ingresos sobre los
gastos internos; si el déficit presupuestario se mantuvo fue porque le nuevo gobierno quiso retomar el pago de la deuda externa. En
esta perspectiva nacional, se manifestó ya en la Ley de Aduana para 1826. La reforma aduanera intenta reconciliar al país entero con
el rumbo ganadero y exportador que su economía ha tomado cada vez más decididamente. El cónsul ingles está de acuerdo
caratulándolo de “proteccionismo agrícola”. Se produce también la liquidación del banco nacional, con intereses británicos.

En términos internacionales, según Halperin la solución que Rosas prefiere es la opuesta; en este orden posrevolucionario demasiado
frágil, una política que reabre constantemente los conflictos puede ser suicida: una sólida alianza de los gobiernos establecidos le parece
preferible a cualquier incitación a dudosas aventuras. Pero más allá de esto, la guerra estallara en el norte.

El 19 de mayo de 1837 el entonces encargado del manejo de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, Juan Manuel de
Rosas declaró la guerra a la Confederación Perú-boliviana tanto por Tarija como por el hecho de que tropas peruano-bolivianas
invadieron la mayor parte de Jujuy, la Puna de Atacama y el norte de la provincia de Salta. Chile le había declarado también la guerra
el 11 de noviembre de 1836, con el apoyo de peruanos contrarios a Santa Cruz y la Confederación, entablándose una alianza tácita.
Alejandro Heredia fue nombrado comandante del Ejército del Norte.

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Tal ejército improvisado y mal pertrechado tuvo a Heredia como jefe máximo. Prácticamente careció de todo apoyo logístico desde el
resto de la Argentina.

El 20 de enero de 1839 las fuerzas restauradoras al mando del general chileno Manuel Bulnes y el peruano Ramón Castilla logran la
victoria de Yungay contra Santa Cruz que pone fin a la Confederación Perú-boliviana. El 14 de febrero de 1839, el nuevo presidente de
Bolivia comunicó el fin de la guerra.

Los resultados regionales políticos más notorios fueron sin duda la muerte de Heredia. Se derrumba así el predominio de los Heredia.
Ya no existe sistema hegemónico que imponga flanco alguno al orden federal porteño.

La nueva crisis tiene desde el comienzo dos dimensiones: una regional, que enlaza las luchas políticas argentinas y orientales; otra
internacional que superpone al conflicto con el Estado Oriental con el conflicto de Francia. La primera se vincula con el deseo de Rosas
de asegurar el control sobre los adversarios políticos aun en los países limítrofes; la segunda es el inesperado desenlace de las tentativas
de disminuir el papel de los extranjeros en la vida porteña. Aunque también los agentes franceses, dispuestos a utilizar las crisis políticas
locales para aumentar el ascendiente de su nación en el Rio de la Plata.

Oribe, sucesor de Rivera, intento sacudir la tutela de su predecesor, se mostró más dispuesto a buscar un terreno de acuerdo con
Rosas, librándose de las influencias unitarias presentes hasta en su gabinete. Gracias entonces a la guerra civil oriental el gobierno de
Montevideo se decidió finalmente a reprimir la acción de los emigrados argentinos. Esa victoria ganada por Rosas más allá de sus
fronteras era pagada a caro precio: comprometía a Buenos Aires con uno de los bandos que se enfrentaban en la crisis oriental.

Lo que era más grave: a través del acercamiento con Oribe la política porteña encontraba un nuevo terreno de conflicto con Francia.
Que por su parte parecía cada vez más dispuesta a conceder su protección a Rivera. La crisis de oriente (’39-’40) la devolvió a una
imagen más sobria de sus posibilidades. Francia se iba a lanzar al conflicto rioplatense.

El conflicto francés se desencadeno cuando: El bloqueo inició cuando Rosas, se rehusó a excluir a los presos franceses en territorio
argentino de la obligación de prestar servicio militar (en 1825 se había eximido de esta obligación a todos los británicos que habitaran
en la provincia. Ante esta situación, el gobierno francés había solicitado contar con los mismos beneficios, sin embargo, esta solicitud
fue rechazada por el entonces gobernante de la provincia). Aparte de esto, Rosas había tenido fuertes cruces diplomáticos con el
entonces embajador de Francia, Roger. Rosas se negó a tratar cuestiones diplomáticas con él, por carecer de las credenciales de rigor
como encargado de negocios. Roger se negó con arrogancia a solicitarlas a su gobierno y consideró la exigencia como un insulto.

El 24 de marzo de 1838, después del incidente entre Rosas y Roger, y teniendo en cuenta la situación política de Francia y Buenos
Aires, el almirante francés Leblanc se traslada a Buenos Aires. Allí, nuevamente demanda al gobierno de Buenos Aires lo siguiente:

– Retirar la obligación de prestar armas a los ciudadanos y súbditos francés en territorio de Buenos Aires. Asegurando así un trato
privilegiado para la nación.

– Indemnizar a los ciudadanos franceses que hubiesen sido afectado por las decisiones políticas de la Confederación.

Rosas tomaría directamente en sus manos la dirección de las relaciones exteriores. Sin dudas intentaría evocar, como cimiento de la
unidad interna, el sentimiento patriótico ultrajado por la agresión extranjera.

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La Nueva Generación, apoyará a las fuerzas francesas, la alianza, buena para vencer a Rosas, servirá también para mantener la
hegemonía local de sus vencedores. Menos objeciones de principio despierta Surge para este momento la revolución romántica en
la alianza con Rivera. Argentina. Cuadros como Esteban Echeverría, Alberdi,
que criticaban al rosismo por no haber sabido rodearse
Esta táctica, apoyada en la alianza de los disidentes argentinos, Rivera, y de un grupo capaz de proporcionarle una orientación
ideológica y fijarle una acción política con metas
Francia, implica un compromiso serio de los dos último en los conflictos políticos precisas. Predica el “credo democrático”.
argentinos.

El acercamiento creciente entre Rosas y Oribe, y finalmente la negativa de este a permitir la venta en Montevideo de presas tomadas
por los bloqueadores la que provoque la ruptura. Oribe, tras perder el dominio de la campaña renuncia. Refugiado en Buenos Aires, iba
ser reconocido por Rosas como presidente legal del Estado Oriental, y proporcionaría así el instrumento jurídico que le gobernador
porteño necesitaba para actuar en los conflictos de la otra banda.

Las cosas se precipitan cuando navíos franceses toman Martin García y la entregan a los disidentes orientales. En 1839 iba a ser
afectados por la acción de Rivera y de los emigrados de la Nueva Generación; el primero influiría en el litoral, donde contaba con
excelentes contactos; los segundos, a la espera de actuar sobre el Interior, dirigieron sus esfuerzos especialmente sobre Bs As.

El centro real del conflicto ya no se sitúa en la cuestión del servicio de armas a los ciudadanos franceses, este está desembocando en
un enfrentamiento cada vez más abierto entre sectores locales, en el que Francia se muestra mas dispuesta a intervenir. Rosas no
puede debilitarse en ella haciendo concesiones que aparecerán impuesta por otros sectores, el conflicto se tiñe de política. Rosas confía
en que, si resiste en forma pasiva por un tiempo suficientemente prolongado, la voz de la razón, transmitida acaso por la diplomacia de
Londres, terminara por hacerse oír en Paris.

San Martin escribía a Rosas:

“...esta conducta (la agresión francesa) puede atribuirse a un orgullo nacional, cuando puede ejercerse impunemente contra un estado débil...pero lo
que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a
una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española: una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer...”

Mientras tanto Rosas enfrentaba una multiplicidad de problemas que implosionaban agravando la crisis. Las relaciones con el Brasil
iban de mal en peor, y Rivera (presidente del Estado Oriental) derrotaría en múltiples ocasiones a las fuerzas argentinas.

La situación menor no escapaba a los desperfectos propio de la coyuntura, Estanislao López moría en 1838, y tras una serie de
inconvenientes es declarado Juan Pablo López. Corrientes por su parte, quedaba ahora sola para soportar la reacción porteña. Busco
alianza de Rivera y Francia; pero esta era derrotada por Entre Ríos.

En el frente interno de Bs As, se sucedieron múltiples situaciones problemáticas, como cuando el teniente coronel Maza, jefe de una
conspiración contra Rosas, era fusilado y su padre, presidente de la Legislatura, asesinado en su despacho. Por otro lado, la “revolución
del sur, de octubre de 1839, varios distritos (Chascomus, Dolores, Tuyu), mediante un ejército de peones comandados por hacendados
combatieron contra las tropas de Rosas. Los hechos de 1839 probaban hasta qué punto la crisis había sacudido el predominio rosista.

Lavalle comenzó su operativo desde Martin García, donde sostenido por subsidios franceses, se había instalado. El fracaso de la
conspiración de Maza lo había decidido a intervenir antes que a represión aplastara por entero la disidencia interior: se proponía
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desembarcar algunos centenares de hombres en la ciudad para derrocar a Rosas. Logra mediante una serie de victorias, previamente,
en Entre Ríos, la adhesión de Corrientes, con Pedro Ferré; Rivera se suma a la iniciativa, y todos reúnen sus fuerzas; aunque hubo
internas que hicieron poco efectivo el proyecto. Ferre y Rivera, esperaban de Lavalle que consolidase el dominio disidente en Entre
Ríos, pero estas exigencias se contraponían a las de los agentes franceses, que amenazaban con cortar las subvenciones si Lavalle no
entraba de inmediato en acción contra Buenos Aires, habían decidido que el único desenlace posible del conflicto era la caída e Rosas
y no les interesaba financiar cambios en el equilibrio político de las provincias mesopotámicas. Habría de prevalecer las presiones de
Lavalle, que mediante presiones obligo a Lavalle a luchar en Entre Ríos, y este, frente a las fuerzas de Echague, perdería. Terminaba
así la campaña de Entre Ríos, que Lavalle llamaría fatal, iba a comenzar de inmediato, bajo el ambiguo auspicio de esa experiencia
cerrada al borde de la catástrofe, la de Buenos Aires. Pero después de alcanzar las cercanías de Buenos Aires, Lavalle iba a ordenar
la retirada, porque su fuerza libertadora no era suficiente para enfrentar las defensas de la ciudad. Por otro lado Francia estaba ya
cambiando su política rioplatense, adoptando una actitud más producente (apresurado también en parte por los acercamientos con el
gobierno británico).

Mediante un reemplazo de gabinete, Francia llevaba instrucciones de repudiar cualquier compromiso que hubiera asumido Roger con
sus aliados y hacer la paz si era factible; de lo contrario, debía proseguir la guerra.

Por el tratado Mackau-Arana, del 29 de octubre de 1840, la Confederación Argentina y Francia se concedían recíprocamente la
condición de nación más favorecida (ojo al piojo)1. A su vez, se pagaría indemnización a los residentes franceses cuyos agravios
habían sido invocados al abrirse el conflicto.

Respecto de sus aliados, si bien se disponía una amnistía a los que depusiesen las armas, se excluía a aquella cuya presencia en el
país «fuese incompatible con el orden y la seguridad pública», lo que dejaba a discreción del gobierno definir su alcance real. Acerca
de la Banda Oriental, Buenos Aires se comprometía a no intervenir, pero se preveía que se excluían aquellos casos en que estuviesen
afectados «los derechos naturales, la justicia, el honor y la seguridad de la Confederación Argentina», lo que nuevamente lo dejaba a
su decisión.

Finalmente, el bloqueo fue levantado y la isla de Martín García, así como los barcos capturados, fue devuelta al gobierno de Buenos
Aires. El tratado debilitó significativamente a los opositores a Rosas: obligó a Lavalle a abandonar Santa Fe, donde ya no podría recibir
apoyo naval francés, y dirigirse al interior del país. Dejó sin aportes monetarios franceses a Rivera, que a su vez disminuyó aún más su
colaboración con el gobierno correntino. Dejó
aislada la provincia de Corrientes. La Mazorca asesinó a decenas de personas. Centenares de casas saqueadas y las
calles quedaron vacías. Los antiguos partidarios de los unitarios fueron perseguidos,
Pasada la crisis del bloqueo, Rosas tomarían clara
como así también los sospechosos. Los símbolos de los unitarios, y hasta los objetos
revancha, alzándose a la cacería de brujas. La de colores identificados con los unitarios —celeste y verde— fueron destruidos. Según
Mazorca tomaría principal importancia como grupo el historiador Gabriel Di Meglio se contabilizó 480 asesinatos, autores posteriores han
paramilitar en este periodo. marcado una diferencia fundamental entre ellas. Según estas investigaciones, las
muertes debidas indudablemente a la Mazorca fueron aproximadamente unas 20 en
1840 y otras 20, aproximadamente, dos años más tarde.

1
Se recuerda el hecho de que Francia disputaba hegemonía latinoamericana con Gran Bretaña.
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La Liga del Norte era la última de las empresas políticas contra Rosas en las que la iniciativa de la Nueva Generación era predominante.
Luego de la muerte de Alejandro Heredia, la situación del Norte era inestable, pero utilizad el mal humor surgido de la guerra boliviana,
encabezado por Tucumán, el temor que producía un nuevo conflicto con Francia y lo grupos de la Nueva Generación, aconsejado por
sus desertores desterrados en Montevideo, buscaron formar u nuevo alineamiento político que reuniese a sus provincias en un bloque
hostil a Rosas. Fue una iniciativa de este último lo que precipitó el movimiento del norte. Utilizando el pretexto de la existencia en
Tucumán de armamento nacional, necesario para la guerra del Litoral, envió por él, al general Lamadrid (que había hecho las paces con
el restaurado), pero Lamadrid se alzó con el gobierno de Tucumán y alieno nuevamente su política sobre la de Buenos Aires. Pero si
bien esta tuvo algún eco en el interior, las fuerzas de Oribe (que comandaba también las porteñas), ahora que no existía más conflicto
con Francia, pudo redirigir su política militar al interior y reconquistarlo. Lavalle por su parte era asesinado en 1841 (esta fecha seria
recordada por el imponente predominio de Bs As al interior).

Por último la disidencia del litoral también seria aplastada. El General Paz, desde 1840, se disponía para Corrientes, mientras Ferre
armaba alianzas. En 1841 vencía a Entre Ríos, y Paz sería elegido gobernador de Entre Ríos por la propia legislatura reemplazando a
Urquiza derrotado, aunque fue declinado al poco tiempo, volviendo este último. Se reemplaza de gobernador a Santa Fe por Echague
y finalmente en 1842 se derrota a Rivera. Corrientes así queda subsumida.

Rosas en este periodo lograría lo que no se habría podido realizar ni en 1815, 1819 ni en 1825, la conquista del país entero.

Apogeo y caída del Rosismo.

Había algo que perduraba de todo este proceso: la crisis del sistema oriental.
Buenos Aires sitiaría a Montevideo y aplicaría un bloqueo. Este no se consolido Cronología: En 1839 estalló la Guerra Grande. El
conflicto se extendió entre el 10 de marzo de 1839 y
de forma efectiva debido a que Gran Bretaña lo obstaculizo. el 8 de octubre de 1851. Los beligerantes fueron, por
un lado, los blancos de Uruguay, encabezados por
De 1842 a 1851 después de su victoria en la batalla de Arroyo Grande (Entre Manuel Oribe, aliados de los federales argentinos,
liderados entonces por Juan Manuel de Rosas; y, por
Ríos), el ejército de Oribe cruzó el río Uruguay y el 16 de febrero de 1843
otro los colorados, aliados de los unitarios argentinos.
comenzó el sitio de Montevideo. Sería este el tercero de los sitios en que él
participara y el más largo de todos, ya que duraría ocho años y medio, hasta el 8 de octubre de 1851.

El cambio, que iba a producirse muy rápidamente, se debió sobe todo a una Oribe organizó un gobierno, conocido como
Gobierno del Cerrito. Designó ministros, hubo un
iniciativa del gobierno conservador británico, incitado ella por una propuesta parlamento y se dictó una ingente cantidad de
disposiciones legales. En esta etapa convivieron en
brasileña de acción conjunta contra Buenos Aires: finalidad de esta debía ser la
el país dos gobiernos: el de Montevideo, llamado de
eliminación de la influencia argentina en el Estado Oriental y la apertura a la la Defensa, afín a Rivera, y el de Oribe quien, en las
afueras de la ciudad, tenía tres campamentos.
navegación de los ríos interiores sacaría de su obligado asilamiento al Paraguay.

¿Porque Gran Bretaña había hecho un giro de 180° respecto a su política? Debía re-asegurar la hegemonía plena de Buenos Aires el
equilibrio rioplatense establecido por los acuerdos de 1828; para asegurar la libre navegación de los ríos interiores; asegurar la
independencia del Estado O.; la misma duración de la crisis oriental, que comprometía la estabilidad económica de la región y era
achacada a la testarudez de Rosas.

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El 30 de abril de 1845, Buenos Aires era sometida nuevamente a bloqueo. Era declarado el bloqueo, y se capturaba nuevamente Martin
García. En el marco de la Guerra Grande, una flota anglo-francesa –integrada por 22 barcos de guerra y 92 buques mercantes– fue
interceptada por tropas argentinas, al mando del general Lucio Norberto Mansilla. Los europeos disponían de 418 cañones y 880
soldados, contra seis barcos mercantes y 60 cañones de escaso calibre que les opuso Rosas. Las fuerzas defensoras tuvieron 250
muertos y 400 heridos. Los agresores, por su parte, tuvieron 26 muertos y 86
“Ya sabía la acción de Obligado; ¡qué inequidad! De
heridos y sufrieron grandes averías en sus naves que obligaron a la escuadra
todos modos los interventores habrán visto por esta
a permanecer casi inmóvil en distintos puntos del Delta del Paraná, para muestra que los argentinos no son empanadas que se
comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal
reparaciones de urgencia. La flota anglo-francesa logró algunos resultados
proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el
comerciales en la provincia de Corrientes, que desde hacía varios años porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea
cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en
permanecía rebelde a la autoridad nacional del general Rosas. De modo que íntima convicción no sería un momento dudosa en
la victoria anglo-francesa resultó pírrica. nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del
deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones
A lo largo de 1845 y 1846 en medio de una compleja crisis política, el interés europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión
es de tanta trascendencia como la de nuestra
de Gran Bretaña por la empresa decrece rápidamente. El bloqueo se extiende emancipación de la España.”
hasta 1848. En 1849 Gran Bretaña, y en 1850 Francia llegan a un acuerdo con José de San Martín a Guido.
Rosas. En los tratados se comprometen a retirar sus auxilios al gobierno de la
defensa y simultáneamente con el retiro de las tropas argentinas sitiadoras.

Luego de esta situación comienza a consolidarse algunos rasgos de crecimiento y prosperidad económica con el restablecimiento de
algunas instituciones como la legislatura. La paz impuesta por el terror porteño de 1841-42 ya no ofrece coyuntura para que los
gobernantes interiores adquieran estatura de caudillos militares.

Comparación entre ambos bloqueos:

Donghi encuentra una serie de diferencias entre el bloqueo proclamado conjuntamente por Francia e Inglaterra en 1845, y el establecido
años atrás por Francia. La primera consiste en que el frente interno del régimen rosista se encontraba mejor consolidado que en 1838,
a pesar de la permanencia de la crisis oriental como telón de fondo. La segunda diferencia es que el nuevo bloqueo perdió relativamente
pronto su eficacia pues las fuerzas bloqueadoras no prohibieron el comercio de Buenos Aires con Montevideo, que se reinició a pesar
de que la última se encontraba sitiada por las fuerzas porteñas y que con ello Rosas perjudicaba a sus aliados orientales.

El comportamiento de los precios de artículos de origen local como carne, trigo, leche, cueros salados, velas, etc. también fue diferente
en ambos bloqueos. Al contrario de lo ocurrido durante el bloqueo francés, tendieron a bajar durante el bloqueo anglo-francés (con la
excepción de los productos textiles del Interior). La estabilidad en los precios del trigo y la leche durante los años del bloqueo 1845-1848
reflejó la existencia de un sistema de abastecimiento de la ciudad porteña que no fue afectado por la leva, a diferencia del bloqueo
anterior. Y aun en el caso de productos importados como el azúcar y el arroz, también puede percibirse una diferencia entre ambos
bloqueos. En el caso del azúcar, durante el bloqueo de 1838-1840 había subido un porcentaje promedio de 339,35% (con un pico del
994,16%), mientras en los años del bloqueo anglo-francés se registró un aumento promedio de apenas el 154,40% (con un pico del
272,58%). En cuanto al arroz, mientras entre 1838-1840 se había incrementado en un promedio de 244,13%, con un pico de 682,12%,
en el bloqueo de 1845-1848 el porcentaje de aumento promedio fue de 138,73%, con un pico de 304,62%. Incluso la emisión monetaria

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fue mucho menor en los años del bloqueo anglo-francés que en el bloqueo previo: entre fines de 1844 y 1848 creció en 92,02%, es decir
menos de la mitad del aumento registrado en 1838-1840.

Otra distinción entre los dos bloqueos consistió en el impacto de los gastos militares en la economía de la Confederación. El bloqueo
decretado por Francia en 1838 implicó para Buenos Aires volver a armar un ejército para actuar fuera del territorio de la provincia. En
cambio al producirse el segundo bloqueo, Buenos Aires no había desmovilizado el ejército formado en los años del bloqueo francés, e
incluso había utilizado la etapa interbloqueos para reequiparlo y volver a crear una marina de guerra.

Halperín señala la existencia de una situación cómoda del fisco al finalizar el mismo, consecuencia de la nueva pujanza de la economía.
Dicha prosperidad fiscal estaba basada en la expansión del comercio externo y un equilibrio mayor entre exportaciones e importaciones.
La adecuación entre la economía pastoral y el momento económico mundial permitieron la consolidación de la economía exportadora
que benefició al régimen rosista. Halperín atribuye a éste un éxito financiero y económico: "un éxito basado en la inserción -más completa
que en cualquier momento del pasado y (aunque resulte sorprendente) del futuro- de la economía porteña en un sistema de división
internacional del trabajo, que impone una concentración extrema en el sector primario-exportador" (8). Incluso asevera que la expansión
de las exportaciones e importaciones que tuvo lugar en 1849-1850 no fue posible sólo debido a la economía pastoril porteña sino también
a la gravitación de las restantes provincias en el comercio exterior argentino, aunque esto no pueda medirse exactamente. No obstante
la hegemonía de Buenos Aires sobre el Interior se mantenía, reflejada en el tributo fiscal que extraía de las demás, en las medidas
tomadas por las provincias limitando su comercio con los países vecinos, y en la imposición del papel moneda de Buenos Aires.

Se comienza a gestar una coalición anti-rosas.

Siguiendo a Horacio Giberti2, corresponde mencionar los beneficiosos efectos que paradójicamente brindó el bloqueo anglo-francés a
la región mesopotámica y particularmente a los ganaderos entrerrianos, ya que éstos podían comerciar directamente con las potencias
europeas sin intermediación porteña. Durante los años del bloqueo, las aguas de los ríos Paraná y Uruguay fueron testigo del tránsito
comercial de naves francesas e inglesas que traían mercaderías manufacturadas y a cambio se llevaban cueros, tasajo, astas, cerdas,
tabaco y yerba. Este súbito impulso a la ganadería entrerriana pareció esfumarse con el fin del bloqueo, pues ambas potencias
reconocieron el control de Rosas sobre la navegación de los ríos mesopotámicos. Con el fin del bloqueo anglo-francés parecía que la
hegemonía comercial porteña ya no enfrentaría competidores, en su doble función de receptora del intercambio con las provincias del
Litoral e Interior y como intermediaria del comercio con el mercado exterior. A partir de 1848 esta tendencia se acentuó con la caída del
intercambio entre las provincias litorales y el Estado oriental -que operaba como centro del comercio de tránsito-. Pero los ganaderos
entrerrianos, que desde los años del bloqueo anglo-francés eran los representantes de una economía en ascenso, no estaban dispuestos
a aceptar el yugo porteño en forma pasiva. De tal modo, conectada a través de lazos comerciales y diplomáticos con Brasil y la Banda
Oriental, Entre Ríos se transformó en los últimos años del rosismo en la competidora de Buenos Aires.

La persistencia de la crisis oriental misma, dio como resultado la reorientación creciente de las fuerzas militares porteñas hacia la
infantería y la artillería, y esto reoriento también el surgimiento de un centro de poder militar apoyado en la muy temible y nutrida
caballería entrerriana. Urquiza había ganado particular poder con la derrota a Rivera y a Corrientes.

2 ingeniero agrónomo y especialista en temas agropecuarios. Fue profesor honorario de la carrera de Filosofía y Letras de la UBA
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Por otro lado, desde 1849 parecía fijarse un nuevo objetivo en la incorporación del Paraguay a la Confederación Argentina. Rosas
necesitaba un equilibro interprovincial, y esto se lo facilitaba. Pero Montevideo, Entre Ríos, el Brasil debían favorecer un régimen e
navegación del sistema del Plata que debilitaría la hegemonía porteña sobre esas tierras, y un Paraguay independiente debía estar aún
más identificado con esas aspiraciones.

Los hombres de la “defensa” de Montevideo, seguían intentando internacionalizar el conflicto, y lo logran en mayo de 1851: Urquiza.
Corrientes seguía fielmente a este último, y, por otro lado, el gobierno de Rio (Brasil), que había apoyado la declaración de independencia
del Paraguay, se adhería. Se planteaba una formal alianza antirrosista.

A fines de 1851 el Ejercito Grande Aliado de Sud-América (más de veinte mil hombres) cruzaba el Paraná; en Santa Fe la autoridad de
Echague se derrumba ante el avance de su antiguo rival entrerriano, Rosario se pronuncia contra Rosas.

Rosas por su parte espero a su contrincante en “Santos Lugares”. En la Batalla de Caseros las fuerzas rosistas contaban con 10 000
infantes, 12 000 hombres de caballería y 60 cañones. La batalla duro 6 horas aproximadamente y termino con la derrota de Rosas. Las
bajas no fueron mayúsculas.

Algunas conclusiones:

¿Avances a la unidad nacional? Según Donghi considera que debe ser “matizada”. Esta unificación nacional que avanza sin consolidar
el marco institucional en el cual se afinca es, para darle un nombre más justo, la hegemonía porteña (y lejos de ser bien afirmada). Para
Rosas esa hegemonía parece haber sido uno de los medios para alcanzar un objetivo ulterior: la consolidación de la paz interna. Otro
medio: el avance de la politización en el marco de una estricta ortodoxia partidaria, impuesta mediante la propaganda y el terror.

Para el autor se destacan dos ámbitos en los que el rosismo avanzo significativamente: el económico (ARTICULO DE GULLO: las
exportaciones se decuplicaron y la balanza comercial permanecía en equilibrio. Según Vivian Trias3 “El primer gobierno de Rosas fue
una época de salarios altos, donde la economía creció más que la disponibilidad de mano de obra, el precio de la carne y el pan, el
precio de las haciendas, los pesos, y las medidas, absorbían su atención.” Mención especial la tiene la Ley de Aduanas45, recibida con

3 Historiador uruguayo.
4 En sus puntos más importantes la Ley de Aduana establece: “La protección a los talleres de herrería, platería, lomillería y talabartería,
prohibiendo la importación de manufacturas de hierro, hojalata, latón, gravando con derechos del 24 al 35% ciertos artículos de cuero, plata,
cobre y estaño. También protege a las carpinterías, a las zapaterías, gravando con un 35% la introducción de zapatos. A las tejedurías, prohibiendo
la importación de ponchos, ceñidores, flecos, ligas y fajas, de lana o algodón y gravando con un 24% la introducción de cordones de hilo, lana y
algodón y con un 35% las ropas hechas, frazadas y mantas de lana. Las sillas de montar sufren un recargo del 50%. El azúcar es aforado con un
24%, los alcoholes con un 35% y la sidra y la cerveza con 35 y 50% respectivamente. Las exportaciones son gravadas con un módico 4%. No
pagan impuestos los productos pecuarios uruguayos. Tampoco la producción chilena que viniera por tierra. La marina mercante nacional
era beneficiada no cobrándose impuestos a la exportación de carne salada transportada en barcos de bandera argentina”. citado por TRIAS, Vivian.
5 Afirma Manuel Gálvez (historiador nominado al premio nobel de literatura, de Paraná, Entre Ríos) que: “Cuando cayó Rosas y con él su ley de
Aduanas, nuestras industrias se arruinaron. Ya he dicho que solamente en Buenos Aires había ciento seis fábricas y setecientos cuarenta y tres
talleres y que la industria del tejido florecía asombrosamente en las provincias. El comercio libre significó la entrada, con insignificantes derechos
aduaneros, de los productos manufacturados ingleses, con los que no podían competir los nuestros y la industria argentina murió.”
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amplio interés por las provincias. Otras medidas fueron la disolución del denominado Banco Nacional controlado por el capital inglés,
producida el 30 de mayo de 1836. Dicho Banco fue reemplazado por una Comisión Fiscal que, funcionando en la Casa de la Moneda,
comenzó a actuar como un verdadero Banco estatal. La segunda de las medidas aludidas fue la prohibición de exportar oro y plata
decretada el 31 de agosto de 1837); y en el área de las relaciones internacionales.

Cartas de San Martin:

Escribía a Guido en la revolución de los restauradores:

Ya es tiempo de dejarnos de teorías, que 24 años de experiencia no han producido más que calamidades. Los hombres no viven de ilusiones, sino
de hechos: ¿qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de libertad si por el contrario se me oprime?... ¡Libertad! désela
usted a un niño de tres años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar, y usted me contará los resultados.
¡Libertad! Para que un hombre de honor se vea atacado por una prensa silenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan
ilusorias. ¡Libertad! Para que, si me dedico a cualquier género de la industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la
esperanza de dejar un par de bocados a mis hijos. ¡Libertad! Para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos
originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de la especulación, hacer una revolución y quedar impunes. ¡Libertad! ¡Libertad! Maldita
sea la libertad, ni será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona, hasta que no vea establecido un gobierno que
los demagogos llamen tirano y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad.

Le escribe a Guido previo a la asunción del primer gobierno de Rosas:

“Las agitaciones de diez y nueve años de ensayos en busca de una libertad que no ha existido...hacen clamar a lo general de los hombres por un
gobierno vigoroso, igualmente convienen para que el país pueda existir es de necesidad absoluta que uno de los dos partidos desaparezca...al
efecto se trata de buscar un salvador que, reuniendo el prestigio de la victoria, el concepto de las demás provincias, y más que nada un brazo
vigoroso que salve a la Patria de los males que la amenazan...” “Mi amigo, veamos claro, las situaciones en nuestro país es tal que el hombre que
la mande no le queda otra alternativa que el apoyarse sobre la facción o renunciar al mando”

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