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PACIENTE TERMINAL

El aumento de la expectativa de vida en los últimos años, los avances técnicos, diagnósticos y terapéuticos
de la medicina, así como el progresivo envejecimiento de la población son los principales responsables
del aumento de la incidencia de las enfermedades crónicas invalidantes y oncológicas en los últimos años.
Todas estas enfermedades abocan al enfermo hacia una situación terminal irreversible y, finalmente, a la
muerte. Se calcula que cada año se diagnostican 7 millones nuevos de casos de cáncer en el mundo de los
cuales 5 millones morirán a causa del mismo, representando el 20% de todas las muertes. El cáncer es la
segunda causa de muerte en nuestro país situándose la incidencia en cifras de 250/100.000 habitantes.
El progreso médico ha conseguido prolongar la vida y retrasar la muerte de los pacientes afectos de
enfermedades consideradas como “irreversibles”. La demanda asistencial de la población y el incremento
de los costes sanitarios ha aumentado, y con mayor intensidad, en aquellas personas que sufren
enfermedades incurables. Sin embargo, a pesar de ello, no parece que se haya conseguido aumentar
considerablemente el grado de satisfacción de los pacientes por la asistencia recibida en la fase final de
su enfermedad. Ello se debe, entre otros, a los siguientes factores:
1) La tendencia a tratar los problemas del paciente en su vertiente puramente biológica, prestando
atención casi exclusivamente a lo que sucede en sus órganos enfermos o en los resultados de pruebas
complementarias, sin considerar la repercusión afectiva y sociofamiliar de la enfermedad (“Hoy se puede
morir usted sólo, afligido, pero eso sí, con una analítica normal”).
2) La obstinación innecesaria en prácticas diagnósticas y terapéuticas inútiles, desplazamientos
injustificados a los servicios de urgencias hospitalarios, etc... Sólo consiguen aumentar el sufrimiento y el
disconfort del enfermo (el llamado “encarnizamiento terapéutico” ).
3) El vacío asistencial que puede producirse una vez que el paciente se encuentra en fase terminal. El
médico de atención primaria desbordado por el número de pacientes curables que tiene que atender, la
falta de recursos y su escasa formación específica en este tipo de cuidados influye negativamente en la
atención. Por otro lado, la familia que en ocasiones se encuentra impotente o es incapaz de atender
correctamente las necesidades del paciente. Por último el hospital que, en la mayoría de ocasiones, no
está preparado para cuidar de forma permanente a los pacientes que no se pueden curar.
4) La falta de comunicación con el paciente con enfermedad en fase terminal y con su familia.
En la actualidad, como complemento a la medicina curativa, ha surgido con fuerza la medicina paliativa
que trata de ofrecer una atención de calidad a todos aquellos pacientes sometidos a un proceso
irreversible (no sólo oncológicos), proporcionándoles una muerte digna, sin dolor, en su ambiente familiar
y sin excesivo intervensionismo exterior. Desde 1984 hasta hoy se han tomado diversas iniciativas en este
sentido en nuestro país.

DEFINICIÓN.
El concepto de paciente terminal surge de la atención a personas con cáncer en fase avanzada y
posteriormente se extendió a otras enfermedades que comparten algunas características similares. Es un
término que hace referencia a una situación del paciente más que a una patología.
Según la definición de la OMS y de la Sociedad española de cuidados paliativos, enfermedad en fase
terminal es aquella que no tiene tratamiento específico curativo o con capacidad para retrasar la
evolución, y que por ello conlleva a la muerte en un tiempo variable (generalmente inferior a seis meses);
es progresiva; provoca síntomas intensos, multifactoriales, cambiantes y conlleva un gran sufrimiento
(físico, psicológico) en la familia y el paciente.
En las situaciones terminales el objetivo de la atención médica no es “el curar” sino el de “cuidar” al
paciente, a pesar de la persistencia y progresión irreversible de la enfermedad. Se trata de proporcionar
la máxima calidad de vida hasta que acontezca la muerte. Con esta finalidad surgió una nueva forma de
atención médica integral que se denominó cuidados paliativos.
Los cuidados paliativos inicialmente se desarrollaron en Inglaterra como filosofía hospice, y en 1990 la
OMS asume la denominación general de cuidados paliativos como” el cuidado activo y total de las
enfermedades que no tienen respuesta al tratamiento curativo, con el objeto de conseguir la mejor
calidad de vida posible controlando los síntomas físico-psíquicos y las necesidades espirituales y sociales
de los pacientes”.
La medicina paliativa no tiene relación alguna con la eutanasia, ya que ninguna actividad desarrollada se
realiza con la finalidad de acabar con la vida del paciente.
Aunque inicialmente los cuidados paliativos se desarrollaron para asistir a los pacientes con enfermedades
terminales neoplásicas2, existen numerosos enfermos con patologías crónicas no cancerosas en situación
avanzada que pueden beneficiarse de la aplicación de cuidados paliativos. Aunque las características y
terapias específicas varían en cada una de estas enfermedades, los objetivos generales del tratamiento
son comunes. Para considerar a una enfermedad como terminal nos basaremos en unos parámetros
objetivos y en la propia situación del enfermo (nivel de autonomía, síntomas, capacidad de relación) más
que en la posibilidad de fallecimiento a corto plazo6.

CRITERIOS DE INGRESO EN UNIDADES DE CUIDADOS PALIATIVOS (NATIONAL HOSPICE ORGANITATION


(NHO), 19947.
1. Insuficiencias orgánicas avanzadas: tipo cardíaco, respiratorio, hepático y renal.
2. Enfermedades degenerativas del SNC: Demencias, Parkinson, Ictus, Comas.
3. Pacientes geriátricos pluripatológicos terminales.
4. Pacientes terminales afectos de SIDA.
5. Poliulcerados con inmovilismos irreversibles.

OBJETIVOS Y BASES TERAPÉUTICAS.


BIENESTAR.
La confortabilidad del paciente es el objetivo de todo el proceso asistencial. No se trata de alargar, sino
de mejorar la calidad de vida. Lo que se pretende es disminuir el sufrimiento del paciente y de sus
familiares, conservar la autonomía, la dignidad de las personas y su capacidad de decisión, participando
activamente en la toma de decisiones durante todo el proceso asistencial.
ATENCIÓN INTEGRAL.
El paciente y su familia son considerados como unidad, proporcionándoles una atención integral e
individualizada que tenga en cuenta las necesidades de los mismos a todos los niveles: físicos,
emocionales y espirituales.
CONTROL DE LOS SÍNTOMAS.
El control de los síntomas se realizará mediante tratamientos consensuados en función de las
repercusiones que provoquen en el paciente y no del tiempo que le quede de vida. Hay que tener en
cuenta la relación beneficio-coste-yatrogenia y la opinión del paciente y su familia al respecto.
APOYO EMOCIONAL Y COMUNICACIÓN.
El control de los síntomas suele ser insuficiente para confortar al paciente, ya que la enfermedad altera
funciones personales a otros niveles (laboral, social, familiar, económico) dando lugar a múltiples
conflictos que necesitan resolverse para que el paciente pueda sentirse mejor.
La información acerca del diagnóstico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad, así como de las
posibles complicaciones que puedan ocurrir durante la evolución de la misma, constituye un arma
terapéutica primordial. La información facilita que el sujeto desarrolle mecanismos adecuados para luchar
contra la enfermedad y el sufrimiento.
CUIDADOS PALEATIVOS

La práctica asistencial se hace cada vez más compleja por múltiples factores, a pesar de los importantes
avances en salud de los últimos años principalmente en el área del tratamiento contra el cáncer, la
atención que se brinda a la población con cáncer en cada una de sus etapas del ciclo vital y en cada una
de las fases de la enfermedad, sigue presentando un reto científico, ético y legal para las ciencias de la
salud, entre ellas para la enfermería, ya que desempeña el rol de cuidadora al paciente y la familia,
teniendo en cuenta que estos pacientes llegan a una etapa terminal la cual se caracteriza por un intenso
sufrimiento físico y emocional promoviendo una alta demanda asistencial.
Los cuidados paliativos tienen como objetivo fundamental aliviar el sufrimiento y mejorar en lo posible la
calidad de vida de estos pacientes. Es por esto que el personal asistencial presenta un reto en cuanto la
atención holística, abordando los aspectos físicos, emocionales, sociales y espirituales; esto supone
necesariamente que los profesionales presten un servicio con calidad en el lugar idóneo, con especial
énfasis en el periodo agónico, y teniendo en cuenta a los familiares en el proceso de duelo cuando sea
necesario. (Ministerio de sanidad y consumo, 2007)
Al diagnosticar el cáncer se puede considerar como un evento vital estresante que afectará no sólo al
paciente sino también a su entorno familiar y social directo. La valoración del suceso como una pérdida
importante de salud, bienestar psicológico, esperanza de vida y otros, tendrá a producir una reacción de
tristeza, que puede desencadenar en melancolía, ansiedad y depresión. (López, 2010)
El campo de acción de la enfermería abarca todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la
muerte por lo tanto debe adecuarse constantemente a las necesidades de cada etapa. Su papel tradicional
ha consistido en la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y el cuidado del enfermo
recuperable. Es por esto necesario que la enfermera realice cuidados paliativos en cada una de las etapas
de la enfermedad y de acuerdo al ciclo vital en el que se encuentre el paciente y su familia, siendo
importante debido a que estos últimos cuidados procuran una mayor calidad de vida a los enfermos con
padecimientos crónicos degenerativos, graves, progresivos e incurables.
Según la Organización Mundial de la Salud destacaba en 1990 como pilares fundamentales para el alivio
del sufrimiento el desarrollo de programas de cuidados paliativos, el facilitar la disponibilidad de opioides
y el mejorar la formación de los profesionales en cuidados paliativos, con el propósito de un buen morir.
(Instituto Nacional de Salud, Observatorio Nacional de Salud, 2015)
Cecily Saunders (1918 - 2005) estableció los principios básicos de los Cuidados Paliativos sobre una
perspectiva humanista en los años 60’s, con lo que cambio sustancialmente la forma de actuar frente a
tratar al enfermo en fase terminal.
Sus esfuerzos propiciaron el desarrollo del movimiento “Hospice” (corriente mundial que plantea proveer
de un cuidado compasivo al paciente agonizante), destinado a conseguir una muerte tranquila, sin
tratamientos inciertos y la creación de un clima de confianza, comunicación e intimidad.
Hoy en día, es cada vez más común considerar que el enfermo terminal debe ser el principal protagonista
de sus cuidados. Desde este punto de vista, el trabajo profesional de enfermería consta de procurarles a
los pacientes una mayor calidad de vida en un marco de respeto hacia su decisión; tal planteamiento
requiere de un mayor compromiso personal y sobre todo de una mayor preparación del profesional de
enfermería en los terrenos asistencial y humano.
El cáncer es una enfermedad que ocasiona un enorme dolor, sufrimiento y problemas de tipo psicosocial
tanto al paciente como a su entorno familiar que deben ser atendidos por las enfermeras (os) con respeto
y comprensión. El equipo de salud tiene que enfrentar estas situaciones cada día y debe ser un apoyo
haciendo lo posible por minimizar los miedos, las dudas e inquietudes que se puedan presentar en el
entorno familiar mientras el paciente se encuentra en estado terminal y finalmente cuando se produce la
muerte.
EL CUIDADO PALIATIVO
Los cuidados paliativos forman parte de un tratamiento integral para el cuidado de las molestias, los
síntomas y el estrés de toda enfermedad grave. No reemplazan el tratamiento primario, sino que
contribuyen al tratamiento primario que recibe. Su meta es prevenir y aliviar el sufrimiento y mejorar su
calidad de vida. El objetivo de los cuidados paliativos es tratar los síntomas apremiantes, como el dolor,
las dificultades para respirar o las náuseas, entre otros. Recibir cuidados paliativos no implica
necesariamente que uno se esté muriendo. (Research, 2011 Septiembre )
La Organización Mundial de la Salud (OMS) basa los cuidados paliativos en el “Enfoque que mejora la
calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades
amenazantes para la vida, a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación
temprana de factores adversos al confort y problemas agregados de índole psicológica o espiritual.”
(Velasco, 2013)
La asistencia paliativa consiste en los cuidados globales que reciben los pacientes que sufren una
enfermedad avanzada y no responden al tratamiento curativo. En el Código Deontológico del Consejo
Internacional de Enfermeras (C.I.E.) se afirma que uno de los deberes fundamentales del profesional de
enfermería es “aliviar el sufrimiento”. El alivio es uno de los pilares que fundamentan la asistencia
definida.
En su declaración de posición sobre los cuidados a los pacientes en fase terminal y el cuidador primario,
el C.I.E. afirma que: “la función de la enfermería es fundamental para reducir el sufrimiento, mejorando
la calidad de vida de los pacientes terminales y de sus familias mediante una pronta evaluación de
necesidades físicas, sociales, psicológicas, espirituales y culturales” Las unidades de cuidados paliativos
brindan un servicio que implica la adopción de decisiones complejas y la capacidad de dirección, en
coordinación con el equipo multidisciplinario. (Enfermeras, 2011)
Para la O.M.S., la asistencia paliativa busca mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares, al
afrontar los problemas asociados con padecimientos en situación terminal. Dicho de otra manera, son los
cuidados apropiados para el paciente con una enfermedad avanzada y progresiva, donde el control del
dolor y otros síntomas, así como los aspectos psicosociales y espirituales cobran mayor importancia
(Expósito Concepción, 2008).
El objeto de los cuidados paliativos es lograr la mejor calidad de vida posible para el paciente y su familia.

En 1990, la O.M.S. adopto un documento clave para el desarrollo de los cuidados paliativos, definiendo
una propuesta por la Asociación Europea de Cuidados Paliativos como el “cuidado total activo de los
pacientes cuya enfermedad no responde a tratamiento curativo” (Pessini & Bertachini, 2006).

PRINCIPIOS DE CUIDADOS PALIATIVOS


1. Proporcionan alivio del dolor y otros síntomas.
2. Afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal.
3. No intentan acelerar, ni retrasar la muerte.
4. Integran los aspectos espirituales y psicológicos del paciente.
5. Ofrecen un sistema de soporte para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible
hasta la muerte.
6. Ofrecen un sistema de soporte para ayudar a la familia a adaptarse durante la enfermedad del paciente
y en el duelo.
7. Utilizan una aproximación de equipo para responder a las necesidades de los pacientes y sus familiares,
incluyendo soporte emocional en el duelo, cuando esté indicado.
8. Mejoran la calidad de vida y pueden también influenciar positivamente en el curso de la enfermedad.
(Nayeli, Tania, & María, 2010)
Son aplicables de forma precoz en el curso de la enfermedad, en conjunción con otros tratamientos que
pueden prolongar la vida, tales como quimioterapia o radioterapia, e incluyen aquellas investigaciones
necesarias para comprender mejor y manejar situaciones clínicas complejas. (Clave, 2002)
CALIDAD DE VIDA
La calidad de vida es un concepto multidimensional, dinámico y subjetivo para el que no existe un patrón
de referencia y que, en consecuencia, resulta difícil de definir y medir. En el contexto de los cuidados
paliativos, la calidad de vida se centra en diversos aspectos del paciente como la capacidad física o mental,
la capacidad de llevar una vida normal y una vida social satisfactoria, el logro de los objetivos personales,
los sentimientos de felicidad y de satisfacción, así como la dimensión existencial o espiritual. De esta
manera, en la calidad de vida pueden identificarse cuatro dominios: bienestar físico, psicológico, social y
espiritual. (Consumo, 2008).
En este sentido, la función del equipo interdisciplinar incluye no sólo evitar la muerte sino proporcionar
calidad de vida y tratar de alejar el sufrimiento, en especial el que se produce en la confrontación de los
enfermos con las pérdidas biológicas y psicológicas subjetivamente importantes para ellos, y sobre todo
con la pérdida de la propia vida (Bayés, 2001).
Procurar la calidad de vida en la fase final de la existencia es, sin duda alguna, el objetivo de las unidades
de cuidados paliativos (UCP). De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el objetivo de estas
unidades es el de procurar el cuidado global y activo de los pacientes cuya enfermedad no responde a un
tratamiento curativo. El control del dolor, de otros síntomas y de problemas psicológicos, sociales y
espirituales adquiere en ellos una importancia primordial, ya que el objetivo principal de los cuidados
paliativos es promover calidad de vida al paciente y su familia. (Díaz Marcela, 2013)
Existen ya algunos estudios que analizan precisamente la calidad de vida de este tipo de pacientes.
Concretamente, se han diseñado diferentes instrumentos de evaluación específicos en tal contexto, como
el McGill Quality of Life (MQOL) de Cohen, Mount, Strobel y Bui (1995) o el Patient Evaluated Problem
Scores (PEPS), de Rathbone, Horsley y Goacher (1994). De ellos, quizá el más utilizado sea el MQOL, que
incluye cinco dominios de evaluación: síntomas físicos, estado físico, estado psicológico, aspectos
existenciales y apoyo, y que muestra unos indicadores bastante aceptables de fiabilidad en los estudios
realizados (Cohen, Mount, Bruera y cols., 1997).
Los estudios realizados ponen de manifiesto la importancia de contar con la opinión del paciente en la
evaluación de la calidad de vida, ya que el juicio de éste difiere del emitido por el personal de enfermería,
especialmente en áreas tales como el nivel de ansiedad, los pensamientos personales o la información
recibida (Horton, 2002). Igualmente, los estudios revelan que las áreas relativas a los dominios físicos y
existenciales son los más afectados, por lo que se hace necesaria una mayor intervención en dichos
dominios (Lo, Woo, Zhoc y cols., 2002).
Al mismo tiempo, se ha observado que los pacientes en las unidades de cuidados paliativos muestran
menos ira y más sentimientos positivos, y aunque relatan más ansiedad ante la muerte, tienen menos
ansiedad hacia la soledad y menos ansiedad generalizada (Viney, Walker, Robertson y Lilley, 1994).
Una dimensión fundamental de la calidad de vida de los pacientes paliativos es la relacionada con los
aspectos físicos derivados de su enfermedad. De ellos, la sintomatología física es uno de los principales
aspectos a tener en cuenta. Después, y en orden de prioridad, el dolor constituye otro de los problemas
clave a abordar en este tipo de pacientes, especialmente el dolor crónico. Su calidad de vida se ve
mermada en primer lugar a juzgar por los datos obtenidos, por las limitaciones que el dolor produce al
momento de realizar sus actividades, y en segundo lugar por la interferencia que produce en descanso.
Finalmente, dentro de la dimensión relacionada con los aspectos físicos, cabe señalar que los cambios en
la apariencia física de los pacientes, derivados de la enfermedad, constituyen otro factor importante.
(Peñacoba, y otros, 2004)

CUIDADOS DE ENFERMERÍA
Según Virginia Henderson, los cuidados de enfermería tienen como única función ayudar al individuo sano
o enfermo en la realización de aquellas actividades que contribuya a su salud, recuperación o una muerte
tranquila que realizaría sin ayuda si tuviese la fuerza, voluntad o conocimiento necesario, haciéndolo de
tal modo que se le facilite su independencia lo más rápido posible. (Díaz Marcela, 2013)
El cuidado para enfermería se define como la función holística e integral de brindar atención al paciente
sano o enfermo en la medida de sus necesidades interferidas, así como evitar en lo posible padecimientos
al paciente en la hora de su muerte, además de educar al paciente para que pueda lograr identificar
factores de riesgo y emergencias en el momento preciso (Hernández Cortina Guardado de la Paz, 2004) e
implica un conocimiento integral de ciencias básicas y ciencias humanas desde el componente molecular,
celular, tisular, orgánico, sistémico, como individuo y de la comunidad (Camargo-Sánchez, 2013).

CUIDADOS PALIATIVOS Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA DONDE CONFLUYEN


La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) publicó una Guía de Cuidados Paliativos donde
establece como una de las bases de la terapéutica “La promoción de la autonomía y la dignidad del
enfermo tienen que regir en las decisiones terapéuticas. (David, Oliver, Pilar, & Amparo, 2014)
Bajo esta premisa, los tratamientos de tipo paliativos se deben aplicar cuando existe la certeza que las
terapias ya no son efectivas, causan más daño que beneficios y el paciente se encuentra ante una muerte
inminente.
Los Cuidados paliativos, según la Sociedad Europea de Cuidados Paliativos, son aquellas atenciones que
se dan a un paciente con una enfermedad potencialmente mortal, en fase avanzada y al que no afectan
los tratamientos curativos.
Una de las metas principales de los cuidados paliativos es el control del dolor y de otros síntomas para
que el paciente pueda permanecer lo más alerta y cómodo posible.
En la práctica se puede decir que un paciente está en estado terminal cuando existe un cuadro clínico que
provoca una expectativa de muerte en breve plazo y se denomina fase terminal. Según la Sociedad
Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) los elementos fundamentales que definen la enfermedad
terminal son: presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, falta de posibilidades
razonables de respuesta al tratamiento específico.
Nunca se debe confundir lo que es alargar la vida con alargar la agonía. El encarnizamiento terapéutico
puede prolongar la agonía. El respeto a la vida implica el derecho a la muerte y todo ser humano tiene
derecho a una muerte digna.
Se destacan la presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y
cambiantes: los síntomas van aumentando a medida que progresa la enfermedad y en los últimos días
estos cambios pueden producirse en cuestión de horas o minutos, con gran impacto emocional en el
paciente, la familia y el equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explicita o no de la muerte:
la familia del enfermo tiene un doble papel en los cuidados paliativos de brindar cuidados y ser parte del
equipo, por lo que será necesario formarla y educarla ya que tener una tarea concreta en relación con el
cuidado directo del enfermo, disminuye de una forma importante el impacto emocional.
Como receptora de cuidados, se le debe administrar un apoyo práctico y emocional a los familiares, así
como ayuda durante el duelo, para prevenir el duelo patológico, esto se hará de forma periódica, ya que
se puede modificar bruscamente en función de la situación del enfermo.
Se estiman que el objetivo de los cuidados paliativos es conseguir la mejor calidad de vida y la máxima
autonomía del paciente y su familia.
Cuando una enfermedad como el cáncer progresa hasta llegar a la fase avanzada, a pesar de haber sido
tratada con los medios adecuados (cirugía, quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia, entre otros), se
piensa que ya no se puede hacer nada más por el enfermo. Este es un error que debe ser confinado del
pensamiento de los profesionales, de los enfermos, de sus familias y de la sociedad en general.
Es mucho aun lo que se puede y se debe hacer para ayudar a los enfermos con cáncer en fases terminales
y a sus familias y de ello se encargan los cuidados paliativos. Cuando se cuida al enfermo se trata el dolor
y otros síntomas que alteran su calidad de vida y la de su familia. Se facilita el apoyo emocional, se
promueve el bienestar y se mejora la calidad de vida. (Escobar & Torres, 2010)
El reto y el desafío del profesional de enfermería en cuidado paliativos está en participar en el control de
síntomas, asegurar el respeto por la autonomía y los derechos de la persona, ofrecer acompañamiento,
respetar los valores y estilos de vida, atender la singularidad, perseguir el bienestar, la calidad de vida, la
continuidad de los cuidados, y el trabajo en equipo, como aspectos inherentes del cuidado profesional.
Este reto y desafío nos conduce a defender la atención de enfermería en el cuidado desde la gestión global
del cuidado, comprendiendo la inversión de "tiempo" que requiere esta concepción de la atención. La
culminación de este objetivo solo será posible desde un proceso de integración profesional, del dominio
de las competencias propias y de la investigación basada en evidencias científicas, que favorezca la
práctica enfermera de calidad y de muestras de un quehacer profesional y humanizado en el ámbito
paliativo (García et al, 2011).
ÉTICA EN LOS CUIDADOS PALIATIVOS
Código de Ética de Enfermería
La ética, como disciplina de la filosofía es la aplicación de la razón a la conducta. Exige reflexionar y juzgar
individualmente sobre el deber de cada momento y circunstancia concreta. Es la reflexión de lo que se
debe hacer porque está bien, por lo tanto es la valoración para tomar una decisión libre y actuar en sentido
del bien universal. Esta reflexión es intransferible pues, en la ética cada hombre se obliga por su condición
humana al bien propio y al de sus semejantes.
Un código de ética hace explícitos los propósitos primordiales, los valores y obligaciones de la profesión.
Tiene como función tocar y despertar la conciencia de la enfermería para que el ejercicio profesional se
constituya en un ámbito de legitimidad y autenticidad en beneficio de la sociedad, al combatir la
deshonestidad en la práctica profesional, sin perjuicio de las normas jurídicas que regulan el ejercicio de
todas las profesiones.
Estos dilemas obedecen a dos ideas principales: en primer lugar, al derecho de los enfermos a decidir
sobre sus tratamientos con base en la figura del consentimiento informado, como parte del principio de
libertad individual; y, por otro lado, la decisión de intervenir en el proceso de la muerte y en las decisiones
asistenciales relacionadas con la misma.
Los profesionales de enfermería en las unidades de cuidados paliativos brindan un servicio que implica la
adopción de decisiones complejas y la capacidad de dirección, en coordinación con el equipo
multidisciplinario, al afrontar los problemas asociados con padecimientos en situación terminal, para el
control del dolor y otros síntomas, así como los aspectos psicosociales y espirituales cobran mayor
importancia.
No obstante para ejercer con autentico profesionalismo la enfermería, es necesario partir de una
estructura moral que se encuentre integrada por principios y poseer una ética profesional basada en
principios sociales, donde el enfoque de los problemas sea racional y social, es decir, basado en una ética
civil y una construcción moral, que oriente las actitudes y comportamientos de los profesionales hacia la
provisión de cuidados que promuevan la salud, prevengan sus complicaciones, contribuyan a la
recuperación y rehabilitación de las personas enfermas, ayuden a vivir o morir con dignidad cuando la
mejoría o la recuperación no sean posibles. (Nayeli, Tania, & María, 2010)
DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL
1) Tengo el derecho de ser tratado como un ser humano vivo hasta el momento de mi muerte.
2) Tengo el derecho de mantener una esperanza, cualquiera que sea.
3) Tengo el derecho de expresar a mi manera mis sufrimientos y mis emociones por lo que respecta al
acercamiento de mi muerte.
4) Tengo el derecho de obtener la atención de médicos y enfermeras, incluso si los objetivos de curación
deben ser cambiados por objetivos de confort.
5) Tengo el derecho de no morir solo.
6) Tengo el derecho de ser liberado del dolor.
7) Tengo el derecho de obtener una respuesta honesta, cualquiera que sea mi pregunta.
8) Tengo el derecho de no ser engañado.
9) Tengo el derecho de recibir ayuda de mi familia y para mi familia en la aceptación de mi muerte.
10) Tengo el derecho de morir en paz y con dignidad.
11) Tengo el derecho de conservar mi individualidad y de no ser juzgado por mis decisiones, que pueden
ser contrarias a las creencias de otros.
12) Tengo el derecho de ser cuidado por personas sensibles y competentes, que van a intentar
comprender mis necesidades y, que serán capaces de encontrar algunas satisfacciones ayudándome a
entrenarme con la muerte.
13) Tengo el derecho de que mi cuerpo sea respetado después de mi muerte.

BENEFICIOS DEL CUIDADO PALIATIVO


Según investigaciones se han podido evidenciar los diferentes beneficios de los cuidados paliativos en
pacientes terminales, demuestran que los pacientes que reciben este tipo de cuidados dicen tener una
mejoría en:
• El dolor y otros síntomas apremiantes, como las náuseas o problemas para respirar.
• La comunicación con sus proveedores de atención en salud y familiares.
• El apoyo emocional.
Otros estudios también demuestran que los cuidados paliativos:
• Aseguran que la atención se concentre más con los deseos del paciente.
• Satisfacen las necesidades emocionales y espirituales de los pacientes. (National Institute of Nursing
Research, 2012)
Los beneficios que se demuestran a nivel domiciliario como hospitalario y en unidades de cuidados
paliativos, si bien los estudios presentan algunos problemas en su diseño, los resultados son coherentes
y muestran un consistente beneficio en la satisfacción de los cuidadores y un efecto modesto a nivel de
resultados sobre los pacientes como lo son el dolor, el control de síntomas y la disminución de la ansiedad.
Esto a nivel domiciliario como hospitalario también refleja los beneficios de la coordinación entre los
equipos de cuidados paliativos y enfermos con necesidades de atención más complejas.
Según la estrategia nacional se recomienda «establecer un sistema organizativo que garantice la
coordinación entre los diferentes recursos sanitarios y sociales y promueva acciones integradas».
Aunque no hay evidencia clara sobre cuál es el mejor modelo organizativo, la mayoría de los programas
contemplan varios niveles de atención, dependiendo del volumen y la complejidad de los problemas del
paciente.
• El nivel de cuidados paliativos básicos, primarios, generales o enfoque paliativo hace referencia a los
cuidados que deben proporcionarse a todos los pacientes que lo precisen en cualquier ámbito de
atención: atención primaria, cualquier servicio hospitalario (oncología, radioterapia, medicina interna y
otros servicios clínicos), servicios de urgencias, centros socio sanitarios, etc.
• El nivel de cuidados paliativos específicos, secundarios, especializados o avanzados contempla
intervenciones complejas que requieren técnicas o procedimientos especializados. (Grupo de Trabajo de
la Guía de Práctica Clínica sobre Cuidados Paliativos, Mayo 2011)

PRESENCIA DE LA ENFERMERÍA EN LOS CUIDADOS PALIATIVOS


Los Cuidados Paliativos consideran que la fase final de la vida para un enfermo puede ser un período útil,
no sólo para conseguir el alivio de sus molestias, reducir la sensación de amenaza que éstas significan para
su vida, sino también para ayudar, si es posible, a su propia realización personal y a la satisfacción de otras
necesidades (Esquema 1) (9).
La Profesión de enfermería establece:
1) Dar atención global al paciente, con una actitud activa y positiva de los cuidados, superando el “no hay
nada más que hacer”.
2) Dar importancia a la comunicación y soporte emocional en las diversas etapas de adaptación a la
enfermedad terminal.
3) Controlar los síntomas comunes de la enfermedad, especialmente el dolor, si es posible con
tratamientos curativos, de apoyo y de prevención.
4) Reconocer al paciente y a la familia como una unidad.
5) Respetar los valores, preferencias y elecciones del paciente.
6) Considerar siempre las necesidades globales de los enfermos, evitar su aislamiento a través de
seguridad, del no abandono y mantener siempre una comunicación, adecuada.
7) Reconocer las preocupaciones del cuidador primario y apoyarle en sus necesidades mediante diversos
servicios de soporte.
8) Ayudar a implementar el cuidado domiciliario.
9) Promover acciones para conseguir que el enfermo muera en paz.
10) Dar apoyo a la familia después de la muerte del paciente.
11) Ofrecer asesoría y soporte ético - legal.
12) Desarrollar infraestructuras institucionales que apoyen las mejores prácticas y modelos de Cuidados
Paliativos.
El consentimiento informado es un proceso de información y de comunicación entre el equipo
multidisciplinario y el enfermo, que puede culminar con la autorización de procedimientos o tratamientos
cuyos riesgos, beneficios y alternativas haya descrito el médico anteriormente. En ausencia de un
verdadero proceso de comunicación resulta imposible que una persona pueda decidir de manera libre y
responsable.
Dicho esto, queda claro que resulta fundamental que los profesionales dediquen tiempo suficiente a la
información y a la comunicación, lo cual les dará la oportunidad de conocer los valores del enfermo y su
concepto de calidad de vida, así como saber qué tipo de relación mantiene con su familia. (5)

BASES BIOÉTICAS DE ENFERMERÍA EN LOS CUIDADOS PALIATIVOS


Se aplican a los Cuidados Paliativos al tomar en consideración algunos hechos que no siempre han sido
reconocidos en la relación con el paciente como:
La legitimidad moral de todos los sujetos que intervienen en ella para conocer y participar en su
tratamiento.
b) La propia evolución de la profesión de enfermería.
c) Las características de la asistencia sanitaria actual.
d) La exigencia ética de que todos los seres humanos deben ser tratados con igual consideración, respeto
y conseguir, si es posible, la “tolerancia cero” al sufrimiento. (6)
Los cuatro principios de la Bioética son:
La NO Maleficencia
Justicia
Autonomía
Beneficencia
• La no maleficencia: prohíbe dañar a los demás y obliga a realizar correctamente nuestro trabajo
profesional. Se traduce en protocolos que recojan las exigencias de una buena práctica clínica. El
tratamiento debe proporcionarle más beneficios que riesgos o peligro al paciente.
• La Justicia: obliga a proporcionarle a todos los enfermos las mismas oportunidades en el orden de lo
social, sin discriminación, segregación ni marginación y la correcta administración de los recursos
sanitarios, en su mayoría públicos.
• La Autonomía: es la capacidad que tienen las personas de realizar actos con conocimiento de causa,
información suficiente y en ausencia de coacciones internas o externas. Un paciente competente tiene el
derecho de aceptar o rechazar un tratamiento o delegar su decisión a alguien que actúe en su nombre
cuando él no lo pueda hacer.
• La Beneficencia: obliga a hacer el bien, según los criterios de bien del posible beneficiado. La enfermería
debe ayudar al paciente a sobrellevar y reducir el impacto de la enfermedad.
Bases Éticas de la Enfermería en Cuidados Paliativos
Según Collière: “Desempeñando el rol de enfermería, ésta experimenta en el curso de su formación y
durante el ejercicio profesional, la influencia de corrientes predominantes que contribuyen a orientar de
forma determinante los imperativos de su rol”. Si bien el deber de “cuidar” es una constante en la
naturaleza de la enfermería y en su desarrollo profesional (que ha permanecido firme a pesar de los
efectos que los diversos factores socioeconómicos, culturales, políticos o sanitarios hayan podido influir
sobre ella), existe otra serie de factores que han transformado su concepción. Entre ellos se encuentran:
las creencias y valores de los profesionales de la enfermería y de las personas que requieren de sus
cuidados.
Cabe destacar que los principios de profesionistas y pacientes están íntimamente relacionados dentro del
sistema social.
La complejidad característica de cada una de las partes interactuantes (quienes cuidan y quienes son
cuidados) y la interacción e interferencia que mantienen dan lugar a situaciones tanto positivas como
negativas:
- Por un lado, actuar de forma complementaria mediante una relación de ayuda, compensación,
aprendizaje y colaboración.
- Por otra parte, actuar de manera antagonista, oponiéndose o ignorando las razones, los motivos o los
mensajes de la otra parte. Por estas razones, es importante reflexionar detenidamente acerca de cuáles
deben de ser los mínimos que permitan respetar, desde la diversidad, los valores y los derechos de cada
una de las partes que conforman el complejo proceso de la provisión del cuidado.
Para ejercer con auténtico profesionalismo la enfermería, es necesario partir de una estructura moral
que se encuentre integrada por principios y valores éticos, que sean entendidos como metas o fines
valorados por la comunidad de la profesión de enfermería y reconocidos como el producto de un conjunto
de valores compartidos; es decir aceptados Muy respetados universalmente. La enfermería debe poseer
una ética profesional basada en principios sociales, donde el enfoque de los problemas sea racional y
social, es decir, basado en una ética civil y
una construcción moral, que oriente las actitudes y comportamientos de los profesionales hacia la
provisión de cuidados que promuevan la salud, prevengan sus complicaciones, contribuyan a la
recuperación y rehabilitación de las personas enfermas, ayuden a vivir o morir con dignidad cuando la
mejoría o la recuperación no sean posibles. Todo esto, desde el reconocimiento del ser humano en su
totalidad y el respeto de los valores sociales

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