Вы находитесь на странице: 1из 42

SOBRE

EL CRECIMIENTO
Y LA FORMA
POR
D' ARCY WENTWORTH THOMPSON

EDIC!ON ABREVIADA
EDITADA POR
JOHN TYLER BONNER

[D1
~
H. BLUME
EDICIONES
Rosario, 17- Madrid-5
Traducción
JUAN MANUEL IBEAS
Licenciado en Ciencias Biológicas

Portada:
JOSE ANTONIO DE LA FUENTE
Arquitecto

Serie
BIOLOGIA Y DISEÑO

Dirigida por: INDICE


LUIS FERNANDEZ-GALIANO
Arquitecto
Introducción, por JOHN TYLER BONNER VII

Introducción

H La magnitud 15

IH La forma de las células 47

IV La forma de los tejidos o agregados celulares 87

V Espiculas y esqueletos espiculares 129

VI La espiral equiangular 167

VII La forma de los cuernos, dientes y colmillos 197

VIH Forma y eficiencia mecánica 215


Título original: ON GROWTH AND FORM
© 1961 Cambridge University Press IX Sobre la teoría de las transformaciones, o la
© !980 H. Blume Ediciones
Rosario, 17- Tel. 265 92 00- Madrid-5 comparación de formas relacionadas 259
Primera edición española 1980
Reservados to<los los derechos
Impreso en España - Printed in Spain X Epilogo 313
I.S.B.N.: 84-7214-205-1
Depósito legal: M-39.289-1980
Impreso por: Gráficas Oviedo Indice Alfabético 315
INTRODUCCION DEL EDITOR

Existen dos justificaciones para esta nueva edición de la obra clásica


de D' Arcy Wentworth Thompson, Sobre el Crecimiento la Forma: la prime-
ra es que una edición reducida hará más accesible la al menos para el
lector medio, y la segunda es que la edición de 1942 contiene muchos
párrafos que han quedado anticuados. Para que el libro conserve su importan-
cia, que ha mantenido desde su primera edición en 1917, parece conveniente
una cierta actualización en forma de comentario.
Aunque no cabe dudar de su importancia, coincido con 1\!ledawar *
cuando dice que su considerable influencia <<ha sido intangible e indirecta».
Mencionaré brevemente algunas de las características que hacen al libro
tan distintivo y único, y todas las cuales han contribuido a su éxito. Pero
en mi opinión, el punto decisivo es que D'Arcy Thompson consiguió en
todo momento examinar temas de importancia biológica desde un punto
de vista fresco, y el mero hecho de que exista otro punto de vista (en
ocasiones de origen antiguo) llega como un shock, y por lo tanto un estímulo,
para aquéllos que caen fácilmente en las modas científicas de nuestro tiempo,
y se esfuerzan poco por mirar más allá del horizonte de los <<puntos de
vista actuales».
La característica más aparente del libro es el análisis de procesos biológi-
cos desde el punto de vista matemático y físico. No entraré aquí en los
detalles de esta actitud, ya que él mismo lo discute repetidamente en el
texto, especialmente en la introducción, y ya que otros lo han analizado
cuidadosamente t. Excepto por los detalles de algunos análisis concretos,
este modo de estudio no resulta nuevo en esta época de biofísica, biología

* Todos los interesados en el hombre y su obra encontrarán interesante la biografía escrita


por su hija Ruth D' Arcy Thompson (D'Arcy Wenlworth Thompson, Oxford University Press,
1958), que incluye una penetrante crítica de Sobre el Crecimiento y la Forma escrita por P. B. Me-
dawar. Debo confesar que tanto el ensayo de Medawar como el igualmente brillante de G. E.
Hutchinson (In Memoriam, D' Arcy Wentworth Thompson, Amer. Sci. 36 (1948), 577), han con-
vertido esta introducción en una tarea a la vez fácil y difícil; fácil, porque ellos me han indicado lo
que hay que decir, y difícil porque es una tentación utilizar sus mismas palabras, una tentación
que yo no he resistido.
t G.K. Plochman, Phi/. Sci. 20 (1953), 139; F. Mayer, Anal. Rec. 85 (1943), lll.

VII
matemática, cibernética, etc., aunque debe recordarse que la situación era Era un aristócrata de la educación, cuyas dotes intelectuales no es probable que
muy distinta en !917, fecha de la primera edición. vuelvan a combinarse en un solo hombre. Era un clasicista de suficiente categoría
Existen dos aspectos particulares de este enfoque fisico y matemático como para ser presidente de las Asociaciones Clásicas de Inglaterra, Gales y Escocia:
que merecen comentario. Uno es que, dado que a Thompson le interesaba un matemático lo bastante bueno como para haber escrito un artículo puramente
matemático que la Royal Society aceptó publicar: y un naturalista que ocupó importantes
principalmente la explicación del crecimiento y forma biológico en términos cargos durante 64 años, es decir, un período de tiempo equivalente a la vida de
fisico-matemáticos, el lector debe estar preparado para una desilusión si un hombre normal, desde el nacimiento hasta la jubilación. Era famoso como conversa-
espera encontrar causas inmediatas. La mayoría de los científicos experimen- dor y conferenciante (a menudo se piensa que ambas cosas son la misma, pero raramente
tales sólo se sienten mentalmente satisfechos si pueden comprender una es así): y escribió un libro que, considerado como literatura, equivale a cualquier
forma particular a partir de la configuración de sus precedentes inmediatos, cosa de Pater o de Logan Pearsall Smith. Añadamos a todo esto que medía más
y estos precedentes se analizan a su v~z del mismo modo hasta conseguir de uno ochenta, y tenía la complexión y el porte de un vikingo, y el orgullo que
desvelar la cadena epigenética; ésta es la base, por ejemplo, de la embriología suele ser consecuencia de tener buen aspecto y saberlo.
«causal». D'Arcy Thompson, por el contrario, se conformaba con una des- D'Arcy Thompson (siempre se le llamaba así, o simplemente D'Arcy) no sólo
cripción matemática o una analogía física. Sin duda, esta actitud mental poseía las cualidades de tres científicos, sino que llevó a cabo una obra equivalente.
Los tres fueron eminentes, aunque juzgados por los standards que él mismo les habría
está estrechamente relacionada con el hecho de que él no era en modo aplicado. ninguno podría llamarse estrictamente genial. Si en D'Arcy Thompson simple-
alguno un experimentador. Incluso rehusó, en la edición de 1942, reconocer mente se hubieran sumado estos tres científicos, cada uno de ellos trabajando indepen-
experimentos que se referían a los hechos citados en su edición de 1917. dientemente de los otros, sería difícil rechazar la idea de que no era más que un
Pero esta estrechez por su parte tiene el mérito de que constantemente aficionado. aunque se tratase de un patricio entre !os aficionados. Diríamos tal vez
sugiere experimentos o nuevos enfoques experimentales, y por lo tanto que, por grandes que fueran sus logros, carecían de ese profundo sentido de compromiso
su particular ceguera ha constituido una ventaja para todos nosotros, y que define al científico profesional de nuestra época. Pero el caso es que no estaban
tal vez por este motivo deberíamos elogiarle en vez de criticarle. meramente sumados, sino combinados integralmente (Clifford Dobell dijo que «química-
El otro aspecto de su enfoque es que en él falta aún otra pieza. La mente»). Lo que trato de decir es que no se trataba de una de esas personas que
Química (exceptuando sus aspectos físicos) está casi totalmente ausente. han conseguido dos o tres reputaciones distintas y a veces algo incongruentes, como
un químico-compositor, un político-novelista o un miembro de la Royal Society que
En Biología, la Química se ha convertido en la fuente más abundante a la vez fuera jinete de carreras: era un hombre que abarcaba muchas cosas con
de nuevo conocimiento, el cúmÚlo de información que crece con mayor una mente no dividida. En la amplitud y calidad de sus estudios, las aplicaciones
rapidez, y sin embargo se ignora casi por completo la idea de que la que les dio y el estilo con el que los dio a conocer, yo no veo a un aficionado,
forma y sus cambios puedan estar relacionados con las propiedades reactivas sino a un filósofo natural en el sentido más estricto del término.
de sustancias químicas. Es cierto que si ésta hubiera sido la parte central
del libro, el asombroso progreso realizado en este campo le habría dejado El estilo del que habla Medawar es, ciertamente, una característica muy
anticuado hace mucho, y su influencia se habría perdido. También aquí, aparente del libro. Sé por experiencia que los estudiantes no graduados
su aparente debilidad, en un campo que se ha convertido en la principal lo consideran en su primera lectura demasiado rico, demasiado colorista.
corriente de avances biológicos, ha acabado constituyendo una ventaja que Carece de la concisión y frialdad que son convencionales en la maquinal
ha hecho perdurar la obra. prosa científica moderna. Pero también he observado que algunos de estos
Otro hecho significativo que contribuye a la importancia y carácter estudiantes aprenden a admirarlo y a ver que no tiene por qué existir
único de Sobre el Crecimiento y la Forma es que no sólo es buena ciencia sino necesariamente un abismo entre la carrera científica y la de las letras,
también buena literatura; se trata de un ensayo científico con el estilo de un y que las convenciones científicas, por muy bien establecidas que estén,
ensayo en Humanidades. Medawar la considera «incomparablemente, la me- a veces pueden ignorarse con gran provecho.
jor obra de literatura en todos los anales de la ciencia escrita en lengua ingle- El sentido histórico es otro punto fuerte del estilo de D'Arcy Thompson.
sa». Y en mi opinión no exagera. Una de las distinciones que suelen hacerse entre la ciencia y las Humanidades
Parte de las razones pueden encontrarse en el historial rie D'Arcy Thomp- es que en la ciencia, una disciplina acumulativa, sólo se necesita estudiar
son. Su padre era un clasicista que mantuvo siempre un fuerte control el último artículo publicado sobre cualquier tema para obtener todos los
sobre la educación de su hijo. Esto significó que años después pudiera, datos e historial necesario para ulteriores investigaciones. Relativamente
además de sus tareas científicas, traducir la Histona Animalium de Aristóte- pocos de los artículos de una revista de bacteriología, por ejemplo, mencionan
les y escribir un Glosario de Aves Griet;as y un Glosario de Peces Griegos a Pasteur o Leeuwenhoek, aún cuando todos los trabajos de esa revista
en los que incluyó todas las aves y peces mencionados en la literatura pueden remontarse en último término a la obra de estos dos hombres.
griega, valiéndose de sus conocimientos biológicos para iluminar las referen- En Humanidades, por el contrario, todas las contribuciones son importantes
cias y fundir la ciencia con los clásicos. Una vez más, cito a Medawar: sin que interese la época o la ordenación, y podemos seguir leyendo con

VIII IX
gran provecho a Shakespeare o a Gibbon. La Historia. en particular_ es moderna, pero trataré de demostrar brevemente cómo la heterodoxia de
una secuencia de hechos, ideas e interpretaciones, y en este sentido Sobre el D'Arcy Thompson puede transformarse fácilmente en ortodoxia.
Crecimiento y !a Forma es una historia de la ciencia, y no sólo el producto fi- Hoy en día pensamos que las variaciones tienen un fundamento genético
naL Como dice Hutchinson: y que el progreso evolutivo puede explicarse razonablemente en base al
cambio genético (mutación) y la selección. Además, durante el desarrollo
durante el período de crecimiento y una vez alcanzada la forma definitiva:
Sobre el Crecimiento y la Forma es un gran libro, porque nos presenta la ciencia co-
~o ~na ~~tividad tradicional, y nos dice que esta tradición se basa en la audacia y la
la particular dotación génica de un organismo, mediante reacciones químicas
1magmac10n. Fomentar los valores de la civilización exige muchos talentos, y pocos organizadas espacialmente. es directamente responsable del «crecimiento y
hombres los poseen en gran medida. D' Arcy Thompson tenía más que la mayoría de forma». El hecho de que la forma sea a: menudo mecánicamente eficiente
nosotros y los utilizó de manera soberbia. Lo que él escribió permite a la mente se explica de dos maneras. Si una determinada combinación de genes da
cie~tífica ~~tender, quizás mejor que la obra de cualquier otro escritor, lo que significa lugar a una estructura con un buen diseño mecánico, puede, a causa de
la c!Vlhzac10n; el esplendor del panorama que él nos presenta da valor a lo que nosotros ello, tener un alto valor adaptativo y permanece en la población gracias
tratamos de hacer, y al darnos esto consiguió una recompensa que pocos hombres a la selección favorable. En otros casos hay claramente un efecto directo
pueden obtener.
del medio ambiente, que origina. por medio de fuerzas mecánicas o físicas,
la forma de una estructura viva. En el caso de estas adaptaciones
Pero aún con todo este arsenal de talentos, fue una figura solitaria podemos suponer que esta capacidad de respuesta al ambiente
en el mundo de la ciencia. El mismo se daba cuenta de ello y se sentía una ventaja adaptativa y, por lo tanto, la selección favorece mantiene
orgulloso de no segmr la corriente general. Ya he indicado cómo esta la dotación genética responsable de esta reactividad o capacidad respuesta
cualidad contribuyó de distintas formas a la elaboración de Sobre el Creci- a dichas condiciones ambientales. Existen también casos curiosos, como
miento y la Forma, pero aún no he dicho nada acerca de sus-opiniones sobre el de las callosidades del avestruz, donde se dan a la vez una adaptación
Evolución, que constantemente salen a flote a lo largo de todo el libro, d1recta en la forma del espesamiento por fricción, y una herencia total
. Son ideas que se co~1sideraron heréticas en 1917. y hoy en día y por de las callosidades, que existen en el embrión desde antes de la eclosión,
diversas razones contmuan considerándose así. Sin embargo, a pesar de cuando las fuerzas mecánicas aún no han tenido ocasión de actuar. Carecemos
que no son enteramente digeribles. no hay duda de que estimulan y sacuden de espacio para discutir aquí este fenómeno tan interesante, pero se examina
la pereza mental. No niega la selección naturaL pero sugiere que ésta sólo brevemente en el Capítulo VIII, donde se demuestra sin lugar a dudas
sirve para eiimmar a los individuos incapaces. y no actúa como una fuerza que esto puede reconciliarse con nuestros conceptos actuales sobre desarrollo.
progresiva en la evolución. Considera que la idea de que cada estructura genética y evolución.
es una a~aptación heredada aparecida por selección carece de razón y , Finalmente, en. esta introducción general me gustaría explicar el por
JUStificacion. En muchos casos considera que la estructura ha aparecido que de las supresiOnes que he hecho en el texto: quizás debería decir
a causa de fuerzas físicas, moleculares en estructuras muy pequeñas y mecáni- más bien «justificar». pues es una grave responsabilidad manipular un clásico.
cas en estructuras grandes (es decir, <<adaptaciones directas»). La herencia La idea de una revisión ha estado en mi mente durante mucho tiempo,
Y la actividad de los genes en el desarrollo brillan por su ausencia en pues se suele aceptar que la edición de 1917, de 793 páginas es mucho
el libro y sólo aparecen en una pequeña referencia que parece indicar m~jor, en muchos aspectos, que la edición' de 1942, de 1.116 páginas. El
que no encaJan,en su esquema, (de nuevo vemos aquí un ejemplo, al igual pnnc1pal argumento es que las ideas básicas están todas en la edición
que en la BIOquimica, de omisJon total de una de las partes más importantes de 1917. y que el gran aumento en volumen de la segunda edición se
del pensamiento biológico en los últimos 50 años). Deja de lado la filogenia. debe principalmente a la adición de ejemplos aquí y allá. Por decirlo de
el estudiO de los antepasados y sus relaciones. que fue el principal interés otra manera. la edición de 1917 es superior, ya que las ideas están encuadradas
de los anatomistas comparativos a principios de siglo, y la sustituye por en un marco de tamaño más adecuado. Si esto es cierto, es posible que
la Idea de que el aspecto funCional de la forma es más importante que una nueva reducción pudiera reforzar todos estos puntos, especialmente
la consanguinidad y el parentesco. si extirpamos los pasajes anticuados o erróneos.
No creo que el lector de hoy se vea afectado por estas desviaciones Pero al hacer esta reducción he tenido bu,en cuidado de no condensar,
del dogma aceptado, pues despreciar a D'Arcy Thompson sobre esta base reescribir o resumir el material original; las palabras son todas suyas*.
sigmftca renunciar a ciegas a mucha riqueza. Y además, la especial insistencia A veces, como digo, mi guía ha sido el deseo de actualizar el texto; otras
en el poder formativo de las fuerzas físicas no puede sino enriquecer cualquier
esquema evolutivo, ya que estas fuerzas son reales y no pueden ser ignoradas. * La única excepción es qne en unas pocas ocasiones he tenido que alterar alguna frase
No es este el lugar para una discusión á fondo de la teoría evolutiva para conectar dos secciones después de eliminar una parte intermedia.

X
XI
veces ha sido el simple deseo de mantener el interés del lector. Con frecuencia. Thompson no aporta nada nuevo a este VIeJo tema. aunque su capítulo
la edición de 1917 ha resultado útil para seleccionar supresiones. aunque es un excelente sumario de las antiguas teorías y de juegos numerológicos.
he restaurado una sección omitida de la edición de 1917. Algún material Tampoco hace ninguna mención del renaciente interés sobre este problema
de importancia tiende inevitablemente a desaparecer durante este tipo de ni de algunos interesantes trabajos experimentales realizados por autores
proceso; sólo cabe desear que la pérdida no sea demasiado grande. tales como Snow y Snow. Wardlaw y otros 11.
Aunque en todos los capítulos hay pequeñas omisiones. algunas de las La última sección importante que he suprimido es «Sobre la forma
principales deben_mencionarse . La omisión más grande es el capítulo comple- de los huevos y otras estructuras huecas»; toda la primera parte es una
to de «La velocidad de crecimiento». Este extenso capítulo. de más de amena discusión sobre la forma de los huevos de las aves. y aunque presenta
200 páginas. es. como han señalado numerosos críticos*. débil por una muchas facetas. algunas de verdadero interés. el principal argumento se
sene de razones. Su ordenación es frágil y repetitiva. el énfasis puesto basa en que las ondas peristálticas del oviducto moldean el lado obtuso
en el crecimiento del hombre no siempre resulta útil. y la falta de apreciación del huevo. pues es bien sabido que es el que primero sale al ponerse
de los aspectos multiplicativos del crecimiento le ponen en dificultades. el huevo. Pero la triste verdad. como recientemente ha demostrado Bradfield '"
especialmente al no conseguir apreciar la importancia del crecimiento diferen- en unos estudios radiográficos. es que el huevo atraviesa el oviducto con
cial o relativo (alometría). al que J. S. Huxley y G. Teissier han hechó el lado puntiagudo por delante y gira inmediatamente antes de salir. De modo
importantes contribuciones. Quizás sería más sencillo decir que los interesa- que el argumento expuesto se contradice con los hechos. Aún peor: Needham
dos en la velocidad del crecimiento harían bien en consultar otras fuentes. lo sospechó durante mucho tiempo y lo discutió en 1931 ~-. Hay también
por ejemplo. los escritos de S. Brody t o de J. S. Huxley ¡ en este capítulo una sección dedicada a la forma del erizo de mar, que resulta
El capítulo sobre la forma interna y estructura de la célula ha sido convincente sólo en parte. y finalmente hay unas cuantas páginas excelentes
también eliminado. principalmente por estar completamente anticuado. La sobre la forma y ángulo de las ramificaciones de los vasos sanguíneos. parte
citología. con los rápidos progresos actuales de la microscopía electrónica. de las cuales se han conservado, añadiéndolas al capítulo IV.
se ha convertido en una ciencia nueva. El problema de la mitosis no está
del todo resuelto. pero tenemos un gran contingente de nueva información R. Snow ofrece un corto pero útil resumen de los problemas de la filotaxis en Ende{/\'our
recopilada en algunas publicaciones recientes. como las de F. Shrader §. 14 (1955). 190.
J. Exp. Biol. 21l (1951). 125.
A. Hughes 11 y M. M. Swann 11. El capítulo de D' Arcy Thompson ha perdido ! Chemica/ Emhriology (Cambridge University Press. 1931). p. 233.
su utilidad. ·
El corto capítulo titulado «Nota sobre la Absorción». también ha sido
eliminado; se trataba de un intento de demostrar que el fenómeno de
la absorción. que fue brillantemente sacado a la luz por Willard Gibbs.
desempeña posiblemente un papel en la forma de la célula. Hoy continuaría-
mos aceptando la idea de que la absorción, junto con otras fuerzas
flsicas. debe operar de,ntro de las células. afectándolas. pero el breve análisis
de D"Arcy Thompson no parece ser de mucha utilidad en este momento. NOTA TIPOGRAFICA
Otr? capítulo corto que ha desaparecido. «Una nota parentética sobre
geodesta». donde sus constantes incursiones en la geometría y el hecho En este libro. los comentarios del editor están en letra más pequeña que
de q~c. muchos organis~os (como los cloroplastos de Spirogyra) pueden la que se usa para el texto del autor. Las notas del editor están indicadas
descnbtrse como geodésicos. no parece tener mucha importancia dentro por símbolos(*, t ,¡, §, etc.) y las del autor, se indican mediante números ex-
de la principal corriente de pensamiento. ponentes (1, 2 , 3, etc.).
La decisión de eliminar el capítulo sobre «La distribución de las hojas.
o filotaxis» fue la más dificil de tomar. La principal razón fue que D"Arcy

• E. W. Sinnott. Quarr. Rn. Bio. 18-(1943). 65: F. Mayer. Anal. Rec. 85 (1943). 111:
'P. B. Mcdawar. op. cir.
t Bioenergerics mid Gnmrh ( Reinhold. New York. 1945).
:t Prohlems of rclarive groll'!h (Methuen. London. 1932).
§ Mirosis, 2nd ed. (Columbia University Press. 1953).
'lf The Miroric ere/e (Acadcmic Press. New York. 1952).
11 CancerRes. 17(1957). 727; 18(1958). 18.

XII XIII
CAPITULO 1

INTRODUCCION

Refiriéndose a la química de su época, Kant declaró que era una ciencia,


pero no La Ciencia -eine Wissenschaft, aber nicht Wissenschaft- ya que
el criterio que definía a la verdadera ciencia se basaba en la relación con
las matemáticas. Esto no tenía nada de nuevo: ya Roger Bacon había
descrito a las matemáticas como porta et clavis scientiarum; y Leonardo
da Vinci había dicho poco más o menos lo mismo. Cien años después
de Kant, Du Bois Reymond, estudioso de las muchas ciencias en que
se basa la fisiología, hizo suyo el dicho y declaró que la química sólo
alcanzaría la categoría de ciencia, en el sentido más estricto de la palabra,
cuando fuera posible explicar las reacciones químicas a la luz de sus relaciones
causales con las velocidades, tensiones y condiciones de equilibrio de las
.moléculas que toman parte: en pocas palabras, la química del futuro deberÍ<l
abordar la mecánica molecular con los métodos de las matemáticas, y
el estricto lenguaje de éstas, tal como hacía la astronomía de Newton
y Laplace con las órbitas de las estrellas. Ahora podemos apreciar el gran
paso que se dio hacia este distante objetivo, tal como lo definió Kant.
cuando van't Hoff sentó las bases de la química matemática, ganándose así su
glorioso epitafio: Physicam chemiae adiunxit,
No necesitamos esperar hasta la completa realización del deseo de Kant
para aplicar a las ciencias naturales el principio que él estableció. Aunque
la química no ha alcanzado su objetivo definitivo en la mecánica matemática,
la fisiología se ha visto enormemente ampliada y fortalecida por el uso
de la química y la física. Poco a poco, se acerca más a nuestro concepto
de la verdadera ciencia; lo hace con cada rama de la física que consigue
aplicar a sí misma; con cada ley física o teorema matemático que aprende
a emplear. Entre la fisiología de Haller, con todos sus méritos, y la de
Liebig, Helmholtz, Ludwig, Claude Bernard, hay un mundo de diferencia 1 .

1 Aún puedo recordar el modo en que Thomson y Tait, Klein y Sylvester tuvieron que

insistir sobre el aspecto matemático y la necesidad de estudiar matemáticamente la mismísima


ciencia física.
surgir especula~iones
acerca de continentes perdidos, islas sumergidas 0
Nada más introducirnos en Jos caminos de la física, aprendemos a
puent~s ,a t_!aves de los mares. Cualqui~r. nido, cualquier hormiguero 0
pesar y medir, a tratar con eí tiempo, el espacio, la masa y otros conceptos
tela ae arana, plante~ problemas psicologJCos de mstinto o inteligencia.
relacionados, y a expresar cada vez más conocimiento y satisfacer más
Sobre todo,. en las cnaturas grandes y pequeñas, el naturalista se siente
necesidades por medio del concepto de número, tal como soñaron Platón
JUStam~~te ImpresiOnado y finalmente orgulloso de la peculiar belleza que
y Pitágoras; en verdad, la química moderna habría alegrado el corazón
de aquellos grandes filósofos y soñadores. Sueños aparte, la precisión numéri- se ~~mf1esta en la aparente «adaptación>>: la flor para la abeja, el fruto para
el paJaro.
ca es la esencia misma de la ciencia, y conseguirla es el mejor, o quizás
Algunos de los .grandes conceptos, como el espacio y el número, implic~n
el único criterio de la verdad de las teorías y la fiabilidad de los experimentos.
verdad~s mdepe?~1entes de la categoría causal; y aquí debemos contentarnos,
Esto lo dijo Sir John Herschel 2 , hace, cien años; y Kant había dicho, 9ue
comod1ce AnstoLeles, con conocer los meros hechos. Pero la historia natural
era la misma Naturaleza, y no el matemat1co, qmen mtroduce las matemat1cas
estudw lo efimero y. accidental; no las cosas eternas o universales; sus
en la filosofía natural. causas Y efectos despiertan nuestra curiosidad y se convierten en el objeto
Pero así como los fisiólogos se apresuraron a ponerse al día. los zoólogos
def1mtlvo de nuestra contemplación. -
y morfólogos han sido más lentos en invocar la ayuda de las ciencias
Dt~rante muc~ísimo, tiempo. la u causa final». el concepto teleológico
físicas o matemáticas; las razones de esta diferencia son muy profundas
y sus raíces se encuentran en parte en la antigua tradición y en parte de fmahdad. de mtenc10n o de «des1gmo». en una de sus muchas formas
(pues adopt~ muchos aspectos), ha sido la explicación preferida para interpre-
en la diversidad de opiniones y temperamentos humanos. Tratar el cuerpo
tar los fenomenos del mundo VIVIente; y así seguirá siendo mientras Jos
vivo como un mecanismo le resultaba repugnante e incluso le parecía ridículo
homb~es ten~an OJOS p~ra ver y oídos para oír. Con Galeno y Aristóteles
a Pascal; y Goethe, a pesar de ser un amante de la naturaleza, negó
a?opto la v1a del medico; con John Ray y también con Aristóteles. la
a las matemáticas un lugar en la Historia Natural. Aún ahora, el zoólogo
v.l~ del naturahsta; con Kant, y una vez más con Aristóteles. la vía del
apena?_<::omLe_nzª 11 soñar:_¡;on ciefinir t;;n lenguaj~ 111a_te111ático aJas formas
dé~~vida más sencillas. Si encuentra una construcción geométrica simple, filosofo. Este fueel anti~uo estilo hebreo y siempre ha sido muy bien aceptada
p~; eTe~plo-e~ '"una~ colmena, preferirá apelar al instinto psíquico, o a la 1~ea de que D10s creo «~odas las plantas del campo antes de que estuviera
en la tierra, y tod~s las h1erbas antes de que crecieran». Es una tendencia
la habilidad o al ingenio, antes que al funcionamiento de fuerzas físicas
o matemáticas. Cuando encuentra (en las conchas de caracoles, Nautilus, muy cornente... ~ t1ene mucho de bueno, ya que lleva consigo fragmentos
de una gran VISJOn y se encuentra tan enraizada en el corazón de los hombres
foraminíferos o radiolarios) una aproximación a la esfera o la espiral, se
como el amor a la naturaleza.
deja vencer por el viejo hábito de creer que, después de todo, es afRo
. El argumento de la causa final es bien aparente en la física del siglo
más que una espiral o una esfera, y g\le en es~ algo más» está lo_9ue
('1
d1ec1ocho, oscureCiendo en parte a la causa <<eficiente» 0 fisica en manos
ni las matemáticas ni la fisica pueden exphcar. t:n pocas palabras, se res1ste
de hombres como Euler, Fermat o Maupertuis, los cuales se lo debían
o
á ~;~:¡;~~~r-lo -vrvo~ con lo inerte, a explicar mediante la. geometría, o a Le1bmz. Enmascarado por el concepto mecánico. puede encontrarse en
la~ medúiiC<i las cosas que forman parte del misten o de la VIda. Ademas,
toda la obra de Claude Bernard, Ler;ons sur les phénomenes de la Vie
se siente poco inclinado a admitir la necesidad de tales explicaciones o Y aparece en gran. parte. de la fisiología moderna. Heredado de Hege(
de tal ampliación de su campo de conocimiento. No se le puede reprochar domma la, Naturphzlosophze de Oken y penetró en sus discípulos posteriores,
el que sienta que con la admiración de las obras de la naturaleza dispone
q~e prefenan .compar.ar el curso de la evolución orgánica, no con la ramifica-
de un horizonte tan amplio como podría desearse. Cuenta con .la ayuda
cwn de un arbol, smo c?n la co':strucción de un templo. según planes
de muchas teorías fascinantes dentro de los límites de su propia ciencia d1vmos, y su ornamentacwn con mmaretes pulimentados.
que. aunque algo carente de exactitud, sirve para el propósito de ordenar Aún se conserva en cierto modo en la obra de algunos embriólogos
sus pensamientos y de sugerir nuevas matenas a mvestigar. Su. arte de moderno.s,. aqt_~~llos ~ue encuentr~n en los primeros procesos del crecimiento
clasificación se convierte en una inacabable búsqueda de las relaCiones de una, sigmflcacwn mas<' prospect1va que retrospectiva», de manera que los
parentesco entre los seres vivos y las familias extinguidas. L:.1 embriologí:.1
fenomenos embn~~anos <<deben relacionarse directamente con su utilidad
registra (como proclamaron Wolff, von Baer, y Fritz Müller).' n.o só!o p~ra l~ construccwn ~el cuerpo del futuro animal»3: lo cual equivale ni
la historia del individuo, sino de los antiguos anales de su raza. La d1stnbuc1on mas m menos, a dec1r como Aristóteles que el organismo es el -réAor
geográfica de las especies, e incluso las migraciones de las aves, hacen o causa fmal de sus propios procesos de generación y desarrollo. Est~

2 Según el Dr. Johnson. u contar es una práctica moderna. el método antiguo era adivinar>>:
. C3 l Conklin. << Embryology ofCrepidula". J. Morph. 13 ( 1897) 203: e f. F. R. Lillie. «Adaptation
pero Séneca era perfectamente consciente de la diferencia: <<magnum e!>se !>Olem philosophu' pro- 111 eavage», Woods Hole Biol. Leclure.1· ( 1899) pp. 43~67.
babit, quantu!> sit mathematicll!>>>.
3
2

.........
es la base principal de la Entelequia que Driesch redescubrió y .que dio _a cono~
cer a muchos que no lo habían aprendido de Aristóteles m de Le1bmz m
lo habían ridiculizado como Rabelais y Voltaire. Y no deJa de ser cunoso
mecanismo y la teleología están entretejidos
a uno y despreciar al otro, pues su unión
no deberíamos aferrarnos
sus raíces en la misma
naturaleza de la totalidad. Puede que no nos atrevamos o que estemos
l
que haya quien diga que la teleología fue «refundada, reformada y rehabilita- hartos de buscar una causa final como explicación de nuestros fenómenos;
da» por el concepto darwiniano del origen de las especies 4, ya que, lo pero después de haberlos explicado según los principios sencillos de la
mismo que los antiguos naturalistas, sostenía (según la mterpretac1ón de causalidad mecánica, podría resultar útil y apropiado comprobar cómo
Addison s) que «la formación de cualquier tipo de anim~l es dif~rente de la causa final conduce a la misma conclusión. En nuestros tiempos, el
la de todos los demás tipos; y sin embargo hasta Jos mas pequen os g1ros filósofo trata de no empequeñecer ni magnificar desmesuradamente el aspecto
musculares o torsiones de las fibras, las hacen más apropiadas para el mecánico del cosmos; tampoco el naturalista necesita exagerar o disimular
modo de vida del animal que cualquier otra forma que pudieran haber los fenómenos mecánicos relacionados con la Vida, y que son inseparables
adoptado» : así pues, según la teoría de la selección natural. «toda varie~ad de nuestros conocimientos sobre el Crecimiento y la Forma.
de forma y color era urgente y absolutamente necesana como agente act1vo No obstante, cuando la filosofla nos exhorta a obedecer tanto las lecciones
útil o como supervivencia de una utilidad activa en el pasado», Pero en de la interpretación mecánica como las de la teleológica, se trata de un
este último caso importantísimo, hemos llegado a una teleología sin 1ÉA.oc;, precepto difícil de cumplir: de manera que a menudo ha sucedido, como en
tal como se apresuraron a señalar Butler y JaneL una «adaptación» sin tiempos de Bacon, que inclinarse hacia el lado de la causa final «ha obs-
"designio>>. una teleología en la que la causa final es poco más que- la taculizado la investigación seria y diligente de todas las causas reales y
mera expresión o resultante de haber aprovechado lo bueno de entre lo físicas», provocando así que «la búsqueda de la causa física» sea ignorada
malo, o lo mejor de lo peor, en resumen, un proceso mecánico. Las aparentes y silenciada. En tanto la <'Variación fortuita» 8 y,, la supervivencia del mejor
manifestaéiones de propósito o adaptación han llegado a formar parte de adaptado» sigan siendo consideradas como hipótesis fundamentales y satisfac-
una filosofía mecánica, <mne forme métodologique de connaissance» según torias en la filosofla biológica, estas ,, satisfactorias y engañosas causas»
la cual «la Nature agit toujours par les moyens les simples» 6 y «chaque tenderán a frenar la investigación ,, seria y diligente ... con gran pe1juicio
chose finít toujours par s'accommoder a son milieu», igual que en la creencia de los futuros descubrimientos». Mucho antes de que Lord Keeper escribiera
o aforismo de Epicuro según el cual la NaturaleZa encuentra una utilidad estas palabras, Roger Bacon había demostrado qué fácil y que inútil resulta
para todo, En resumen, por un camino semejante pero no igual al de Mauper- examinar el funcionamiento de la naturaleza y atribuir sus maravillosas
tuis, hemos llegado al mismo mundo en el que estamos viviendo, descubrien- obras a la casualidad, al accidente o a la inmediata intervención de Dios.
do que si no lo es, tiende, al menos, a convertirse en «el mejor de todos los Las dificultades que rodean al concepto de causa definitiva o «real»
mundos posibles>/. tal como Bacon y Newton utilizaron la palabra, la insuperable dificultad
Pero el principio teleológico es una de las vías, no la única ni la más de encontrar una explicación aceptable de ,Ja relación entre la causa y
completa, por lo que podemos intentar conocer como _se formaro~. las efecto, desde el punto de vista empírico, no deberían desanimarnos en
cosas y cómo llegaron a ocupar sus lugares en la armomosa compleJidad nuestra investigación física. Como estudiantes de Física matemática y experi-
del mundo. La vía del físico no busca fines sino antecedentes, y encuentra mental nos conformamos con encontrar estos antecedentes o concomitancias
ucausas» en lo que ha aprendido a reconocer como propiedades fundamenta- de nuestros fenómenos sin los cuales el fenómeno no existiría; en otras
les, concomitancias inseparables o leyes inamovibles de la materia y de palabras, las causas que, aliae ex aliis aptae et necessitate nexae, son ni
la energía. En la parábola de Aristóteles la casa está ahí para que los más ni menos que condiciones sine qua non. Aún así, nuestro propósito
hombres puedan vivir en ella; pero también está ahí porque los constructores puede verse cumplido, mientras sigamos siendo capaces de relacionar y
han puesto una piedra sobre otra. El físico contempla el mundo ?~mo establecer equivalencias entre nuestros fenómenos particulares y los fenóme-
un mecanismo o una construcción; y Demócrito, el primero de los f¡s¡cos nos físicos que nos rodean, tejiendo así una red de conexiones e interdepen-
y uno de los más grandes filósofos griegos, optó por referir todos los dencias que sirva para nuestro estudio, por mucho que los metaflsicos
fenómenos naturales a mecanismos. descartando la causa final. pretendan negar a esa interdependencia el título de causalidad, Nos aproxima-
Y sin embargo, en todo momento, como los hilos de una trama, el mos así a los que los sabios llamaban una ratio cognoscendi aunque la
verdadera ratio ejficiendi permanezca envuelta en el misterio. Llevada a
4 Ray Lankester. art. Zoology. Enciclopedia Británica (9." Ed .. 1888) p. 806. cabo de esta manera, la búsqueda de la causa flsica se confunde con otro
5 Spectator n." 120.
6 Janet Les Causes Finales (1876) p. 350. 8 El lector comprenderá que no me refiero a la «investigación grave y diligente>> de la
' La f;ase es de Leibniz, en su Teodicea; y la idea se remonta a Aristóteles: ,¡ un vanac1ón o del azar. sino simplemente a la fácil suposición de que estos fenómenos son
método es mejor que otro. ese será con seguridad el que emplee la Naturaleza; Nic. Eth. una base suficiente en la que apoyarse para, con la todopoderosa ayuda de la selección
1099 l:i. et a l. natural. elaborar una teoría de evolución definida y progresiva.

4 5
gran tema aristotélico: la búsqueda de relaciones entre cosas aparentemente Lo mismo sucede con las formas materiales de los seres vivos. Las
desconectadas y de «la similitud entre cosas diferentes a simple vista» 9 • células y tejidos. caparazones y huesos, hojas y flores, son otras tantas
Newton no reveló la causa de que la maniana cayera. sino que indicó porciones de la materia. y sus partículas se mueven, moldean y configuran
una similitud(« para que nuestra admiración fuera mayor. con una manzana») obedecienao las leyes de la física 12 • No constituyen una excepción a la
entre la manzana y los astros. Al hacerlo. convirtió viejos datos en nuevo regla de que _E)f~oc; &c'l y¡:w¡. u:u6'. Sus problemas de forma son en primera
conocimiento: y se mostró satisfecho con poder encajar diversos fenómenos instancia, problemas matemáticos. y el morfólogo se convierte ipso facto
en <<dos o tres principios de Movimiento» aún cuando (<las Causas de en un estudiante de las ciencias fisicas.
estos Principios aún no se hayan descubierto». Aparte de los problemas fisicoquímicos de la fisiología. pocos han seguido
Por otra parte. el naturalista y el físico continuarán hablando de causas el camino de la investigación fisicomatemática o dinámica en la morfología:
igual que antes. aunque quizás con más reservas mentales. ya que como pero no obstante este camino es muy antiguo. La vía de los antiguos
dijo un filosofo frand;s en una dificultad semejante: «ce sont la des manieres sabios de Io. de Anaxágoras 13 , de Empédocles y sus discípulos antes de
de s'exprimer, et si elles sont interdites il faut renoncer a parler de ces los tiempos de Aristóteles, está muy cerca de este camino. Fue el camino
choses». que siguieron Galileo y Borelli y el que siguió Harvey cuando descubrió
La búsqueda de diferencias o contrastes fundamentales entre los fenóme- la circulación de la sangre. Fue poco transitado durante mucho tiempo.
nos orgánicos e inorgánicos. entre los seres animados o inanimados. ha pero de vez en cuando pasaban por él Swammerdam y Réaumur, Y en
ocupado la mente de muchos hombres. mientras que la búsqueda de una los últimos tiempos, al pequeño grupo se han unido Moseley y Meyer,
unidad de principios o de similitudes esenciales ha sido emprendida por Berthold. Errera y Roux. No debe extrañarnos que el camino sea dificil
muy pocos: y los contrastes. por grandes que sean. tienden a exagerarse. de seguir ni que estos viajeros hayan obtenido pocos frutos. Otros han
M. Dunan, discutiendo el Probleme de la Vie 10 , en un ensayo recomendado recogido la cosecha y la maduración de la uva es lenta.
por M. Bergson, declara que «les lois physicochimiques sont aveugles et bru- Siempre debemos recordar que en la historia de la Física han hecho
tales; la ou elles regnent seules au lieu d'un ordre et d'un concert, il ne peut y falta grandes nombres para descubrir cosas muy sencillas. Son siempre
avoir qu'incohérence et chaos». Pero el físico proclama a viva voz que grandes nombres los que relacionamos con la explicación de la trayectoria
los fenómenos físicos que nos salen al paso no son menos bellos ni menos de una piedra. la tensión de una cadena. los colores de una burbuja. las
variados que los que despiertan nuestra admiración en los seres vivos. sombras de una taza. Se trata de los indicios superficiales de una morfología
Las olas del mar. las pequeñas ondulaciones de la costa. la curva de una dinámica que podremos comprender cuando el fisico y el matemático hagan
playa entre dos promontorios, la silueta de las colinas, la forma de las suyos estos problemas o cuando un nuevo Boscovich escriba para el naturalis-
nubes, todos ellos son otros tantos acertijos de forma. problemas de morfolo- ta una nueva Theoria Philosophiae Naturalis.
gía que el físico puede interpretar y resolver con más o menos facilidad: Es imposible predecir hasta que punto el matemático podrá descubrir
para resolverlo se refiere a los fenómenos que les precedieron en el sistema y el fisico explicar la formación del cuerpo. Podría ser que todas las leyes
material de fuerzas mecánicas al que pertenecen y al que consideramos de la energía y todas las propiedades de la materia y toda la química
que son debidos. Indudablemente también poseen una significación teleológi- de los coloides resulten tan incapaces de explicar el cuerpo como lo son
ca inmanente: pero hay que situarse en otro plano de pensamiento distinto de comprender el alma. Por mi parte. pienso que no es así. La ciencia
del físico para contemplar su intrínseca armonía 11 y perfección y ,, ver física no me enseña nada del modo en que el alma informa al cuerpo,
que son buenos». y constituye un misterio inexplicable la manera en que la materia viva
influye y es influida por la mente. La conciencia no puede explicarse de
' «Plurimun amo analogias, fidelissimos meos magistros, omnium Naturae arcanorum cons- modo que me resulte comprensible ni con todas las neuronas y vias nerviosas
cios», dijo Kepler; y Perrin, en Les Alomes, habla con admiración de hombres como Galileo y
CarnaL que ,, poseían el poder de percibir analogías en un grado extraordinario». Hume 12 Este principio general fue captado perfectamente hace muchos años por George Rainey.
declaró. y Mili dijo más o menos lo mismo. que todo razonamiento depende de la semejanza que lo expresó en los siguientes términos: ,, Es ilógico suponer que en el caso de organismos
o analogía. y de ·la capacidad de reconocerla. La an.atomía comparada (nombre que le dio vivos exista una fuerza distinta que produzca resultados que están al alcance de los agentes
Vicq d'Azyr). o la física comparada (utilizando una frase de Mach) son casos particulares físicos. especialmente porque de ser así en muchos casos no se obtendría ningún resultado
de la eterna búsqueda de analogía o similitud. más que el de opoljler una fuerza a otra capaz de realizar exactamente la misma tarea>>
10 Revue Philosophique, 33 (1892).
On artificial ca/cu/i, Quart. J. Micr. Sci. (Trans. Micr. Soc.}, 6 (1858). 49. (Mr. George Rainey.
11 Lo que yo entiendo por «holismo>> es lo que los griegos llamaban :,ppo v{a. Se trata
un hombre instruido y originaL fue profesor de anatomía en St. Tomas. Ocupó su modesto
de algo que no sólo se encuentra en una lira bien atinada. sino en cualquier obra de artesanía cargo hasta una 1edad avanzada y es recordado con especial afecto por algunos de sus antiguos
y en todo lo que se forma por obra del arte o de la Naturaleza. Es la «composición de discípulos.)
~ualquier todo compuesto>>: y. como los términos relacionados Kp:Xcn ~ o crt>V81:cn~ implica 13 Por lo cual se ganó los reproches de Sócrates en el Phaedo. Véase la obra de Clerk
un equilibrio o acomodación. Cf. John Tate. en Class. Rn. (Febrero de 1939.) Maxwell «Anaxágoras como Médico». en Phi/. Mag. (4) 46 (1873). 453-60.

6 7
de Jos fisiólogos: tampoco le pregunto a la !1sica cómo es que en la cara la otra ... La filosofía se debilitaría sin un poco de la fuerza de la física;
de un hombre brilla la bondad mientras que el mal se traiciona en la y la física resultaría pobre si no dispusiera de un poco de la riqueza de
de otro. Pero en lo referente a la construcción. crecimiento y estructura la filosofía. «Rien ne retirera du tissu de la science les fils d' or que la main
del cuerpo. y todas las demás cosas que existen en el mundo material, du philosophe y a introduits» 18 • Pero existen campos en que deben trabajar
la ciencia fisica es. en mi humilde opinión. nuestro único maestro y guía. por sí solos. al menos alguna vez; y donde la fisica alcanza sus """''"'-'V''""
Muy a menudo sucede que nuestros conocimientos fisicos resultan inade- es la física misma la que debe ayudarnos a descubrirlas. Mientras tanto
cuados para explicar el funcionamiento mecánico del organismo; los fenóme- el físico mantiene el postulado apropiado y legítimo sobre los problemas
nos son increíblemente complicados, los procedimientos son difíciles y enreve- físicos del cuerpo viviente de que ninguna influencia extraña interfiere con
sados y la investigación tan sólo ha ocupado unas pocas y breves vidas estos fenómenos fisicos. Pero puede que este postulado, a pesar de que
humanas. Cuando la ciencia física no consigue explicar el orden que reina es ciertamente legítimo y constituye el preludio apropiado y necesario para
en estos múltiples fenómenos. -un orden más característico en su totalidad la investigación científica, resulte falso; y esta refutación no contribuirá
que cualquiera de los fenómenos en sí mismos- Jos hombres se apresuran a la confusión del físico, sino que se presentará como su recompensa.
a invocar a un principio director. una entelequia o como queramos llamarle. Tratando de formas que son tan concomitantes con la vida que al parecer
Pero hasta este punto aún no se sabe que el mecanismo corporal haya están controladas por la vida misma. no debe entenderse como arrogancia
transgredido ninguna ley física. desde la gravedad misma hasta los más si el físico comienza su argumento. según el modo del más ilustre ejemplo,
íntimos problemas de estereoquímica. de acción superficial o de ósmosis. con la vieja fórmula del desafio escolástico: An Vita sit? Dico quod non.
Algunos físicos declaran. como Maxwell. que para explicar los fenómenos
Los términos Crecimiento y Forma que constituyen el título de este
de la vida hacen falta átomos o moléculas mucho más complicadas que
libro, deben entenderse en su relación con el estudio de los organismos.
los que requieren las hipótesis de los químicos. Si Jo que se quiere es
Queremos ver como, al menos en algunos casos, las formas de los seres
una explicación de los fenómenos físicos. dejemos las cosas bien claras:
vivos y sus partes pueden explicarse bajo consideraciones físicas y queremos
podemos ir aún más lejos y rehusar creer como Maxwell. que nada parecido
comprender que en general no existe ninguna forma orgánica excepto aquéllas
a la complejidad física, por muy grande que fuera. podría bastar. Otros
que están de acuerdo con las leyes físicas y matemáticas. Y aunque Crecimien-
físicos. como Auerbach 14 o Larmor 15 o Joly 16. nos aseguran que nuestras
to es una palabra en cierto modo vaga para una materia tan compleja
leyes de la termodinámica no bastan o son inapropiadas para explicar
que puede depender de varias cosas. desde la sencilla inhibición del agua
el mantenimiento (en palabras de Joly) o la absorción acelerativa de las
hasta los complicados resultados de la química de nutrición. merece estudiarse
energías corporales. la interrupción de la entropía y la larga batalla contra
en relación con la Forma: tanto si aparece por simple aumento de tamaño
el frío y la oscuridad que es la muerte. Por el momento. no' estoy interesado
sin alteraciones aparentes de la forma, como si aparece como un gradual
en estos tremendos problemas. Mi única intención es relacionar los principios
cambio en la forma y un lento desarrollo de una estructura más o menos
matemáticos y leyes físicas con algunos de los más sencillos fenómenos
del Crecimiento, Estructura y Forma de los organismos, considerando en complicada.
En el lenguaje newtoniano de la física elemental, la fuerza se reconoce
todo momento. t'X hiporhcsi. la formación del organismo como una
por su acción para producir o cambiar el movimiento. o para impedir
configuración material y mecánica. Este es mi objetivo en este libro. Pero el cambio del movimiento o mantener el reposo. Cuando tratamos sobre
por nada del mundo quisiera que se creyese qu.e yo pienso que esta es la materia en concreto. la fuerza no entra en la cuestión. ~strictamente
la única historia que la vida y sus criaturas pueden contar. Uno no se hablando. ya que la fuerza. a diferencia de la materia, no tiene una existencia
pasa toda una vida estudiando los seres vivos para suponer que la física
objetiva independiente. Es la energía bajo sus diversas formas, conocidas
y la química pueden explicarlos todos 17 . o desconocidas. la que actúa sobre la materia. Pero cuando abstraemos
La física y la filosofía se mantienen juntas y se apoyan la una en
nuestros pensamientos de la materia a su forma, o de la cosa movida
a sus movimientos. si tratamos con el concepto subjetivo de forma, o
14 Ektropismus odcr die phrsikalische Theoric des Lchens (Leipzig. 1810). movimiento o movimientos que implican cambios de forma. entonces el
15 Wilde Lecture. Nature, 12 marzo 1908: ibíd. 6 de septiembre de 1900: Aethcr and término apropiado para nuestro concepto de las causas por las que estas
Mattcr. p. 288. También Kelvin. Fortnif{htly Rn•. (1892) p. 313.
16 The abundance of life. Proc. Roy. Soc. Duh/in, 7 (1890): Scicntific Essays (1915) pp. 60
formas y cambios de forma tienen lugar es Fuer::.a. Cuando usamos el
y sig. término fuerza lo usamos. al igual que los físicos. en aras de la brevedad.
17 Ningún filósofo ha negado que el plan de la Naturaleza tiene una parte mecánica. usando un símbolo o diagrama de una cosa material. Es un término tan
Aristóteles (o quienquiera que fuese el que escribió De Mundo) llegó a afirmar que en las
acciones más mecánicas de la Naturaleza podían apreciarse algunos de los atributos más 18 1. H. Fr: Papillon, Histoire de la philosophie m ademe dans ses rapports avec le développe-
divinos de Dios. ment d~s .\·cicncc.\· de la nature. 1 ( 1876). 300.

8 9
subjetivo y simbólico como la forma misma, y de este modo se usa apropiada- que se confirma al observar los movimientos o corrientes en su interior.
mente en conexión con ella. Como en otros cuerpos fluidos, su superficie 19 , cualquiera que sea la sustancia
Así pues, la forma de cualquier porción de materia tanto viva como con la que está en contacto -gas, líquido o sólido- y variando de grado
inerte, y los cambios de forma que se manifiestan en su crecimiento y según la naturaleza de dicha sustancia adyacente, es el asiento de fuerzas
sus movimientos, pueden en todos los casos describirse como debidos a moleculares que se manifiestan en forma de tensión superficial, cuya acción
la acción de una fuerza. En resumen, la forma de un objeto es un «diagrama acarrea consecaencias muy importantes, que afectan considerablemente a
de fuerza» en el sentido, al menos, de que a partir de él podemos juzgar la forma de la superficie fluida.
o deducir las fuerzas que están actuando o han actuado sobre él: es un Aunque el protoplasma de la ameba reacciona a la más mínima presión,
diagrama ~en el caso de un sólido- de las fuerzas que se han aplicado y tiende a « flu~f\), que es por lo que lo consideramos como un fluido 2o,
sobre él en el momento de su conformación, junto con aquéllas que le es evidentemente mucho menos móvil que un fluido como, por ejemplo,
capacitaron para retener dicha conformación; en el caso de un líquido (o el agua, siendo más similar a la gelatina en sus lentos movimientos deslizantes
de un gas), lo es de las fuerzas que de momento actúan sobre él para cuando cambia de forma en respuesta a alguna fuerza. Se dice que estos
refrenar o equilibrar su propia movilidad inherente. En un organismo grande fluidos poseen un elevado nivel de viscosidad, y esta viscosidad colabora
o pequeño, no debemos interpretar en términos de fuerza la naturaleza con la resistencia al cambio de forma, retardando los efectos de cualquier
de los movimientos de la sustancia viviente (de acuerdo con la cinética), fuerza perturbadora. Cuando el fluido viscoso es capaz de separarse en
sino la confórmación del organismo en sí, cuya permanencia o equilibrio filamentos delgados, propiedad que presentan las amebas en grado variable,
se explica por la interacción o equilibrio de las fuerzas, como describe la decimos que el fluido en cuestión es «víscido». Además, aunque nuestra
estática. ameba no es propiamente líquida (pero tampoco es sólida, por lo que
Si observamos la célula viva de una ameba o una Spirogyra, vemos el fenómeno es mucho más acusado, si bien no tanto como si se tratase
algo que muestra cierto movimiento activo, y_ una forma _fluctuante y más de un gas), en su sustancia tiene lugar un proceso constante de difusión
o menos duradera; y su forma en un determinado momento, al igual que molecular, en virtud del cual las partículas cambian de lugar en la masa.
sus movimientos, se investigan con la ayuda de las métodos físicos, y se mientras que los fluidos, gases y sólidos disueltos que la rodean se difunden
explican invocando el concepto matemático de la Fuerza. hacia dentro y hacia fuera de la misma. Cuando la pared exterior de la
Ahora bien, el estado de una porción de materia, incluyendo su aspecto célula es diferente de la pared interior (tanto si se trata de una simple
o forma, es el resultado de un cierto número de fuerzas que representan película como en la ameba, como si es una pared celular firme, como
o simbolizan la manifestación de ciertos tipos de energía; y es obvio, por en Protococcus), la difusión que tiene lugar a través de dicha pared se
consiguiente, que una gran parte de la física debe entenderse o darse por denomina en ocasiones con el término de ósmosis.
sentada como el preliminar necesario a la discusión que nos atañe. Pero Dentro de la célula actúan fuerzas químicas y también, con toda probabili-
podemos, al menos, intentar señalar brevemente la naturaleza de las fuerzas dad (a juzgar por las analogías) fuerzas eléctricas. El organismo reacciona
y las propiedades más importantes de la materia con la que nuestro estudio además a las fuerzas procedentes del exterior, que tienen su origen en
nos obliga a tratar. Imaginemos, por ejemplo, el caso del llamado «organismo influencias químicas, eléctricas y térmicas. El proceso de difusión y de
sencillo» como la ameba. Y si nuestra corta lista de sus propiedades físicas actividad química dentro de la célula tiene como resultado (gracias a la
y condiciones nos ayuda a nuestra posterior discusión, no necesitamos consi- inclusión de agua, sales y material nutritivo, con o sin transformación
derar cuán completa o adecuada es desde el (más amplio) punto de vista en protoplasma) el crecimiento; y este complejo fenómeno se suele describir
físico. como una fuerza, aún sin discutir su naturaleza y origen. Lo cierto es
Así pues, esta porción de materia se mantiene unida por la fuerza de que tendemos a utilizar el término crecimiento en dos sentidos, lo mismo
cohesión intermolecular; en el movimiento de sus partículas y en sus movi- que hacemos con la atracción o la gravitación: por un lado como un
mientos con respecto a un objeto adyacente, se encuentra con una fuerza proceso y por otro como una fuerza. ·
de fricción opuesta -sin la cual no se podrían realizar sus movimientos En el fenómeno de la división celular, en las atracciones o repulsiones
deslizantes. Está bajo el influjo de la gravedad, y esta fuerza tiende (muy
ligeramente, debido a la masa tan pequeña de la ameba, y a la diferencia 19 El que una célula animal tuviera una membrana o tan sólo una película o ~ona limiwns·

insignificante entre su densidad y la del fluido adyacente) a aplanarla se consideró en cierta época como de gran importancia. y constituyó tema de las primeras
sobre la sustancia sólida por la que se desliza. En una etapa posterior, controversias entre los partidarios de la teoría celular de Schwann y los de la Teoría del
Protoplasma de Max Schultze y otros.
nuestra ameba tiende a deformarse por efecto de cualquier presión externa, 20 Una de las primeras declaraciones de Dujardin acerca del protoplasma (o. como él
por pequeña que sea, aplicada sobre ella; esta circunstancia muestra la decía, del .wrcode) fue que no se trataba de un fluido; y en esto se apoyó para demostrar
consistencia de la materia en un estado fluido o al menos semifluido, estado que se trataba de una estructura viviente, u organizada.

10 11
entre las partes del núcleo en división, y en las figuras cariocinéticas que llo. variación o transmisión hereditaria. Este tipo de cosas no produce
a parecen en relación con todo ello, nos parece ver la acción de fuerzas nada .. no cambia nada. no hace nada; y por muy conveniente que resulte
y efectos de fuerzas que tienen, por lo menos, una estrecha analogía con abrevw.r nuestra nomenclatura y descripciones, debemos darnos nerfecta
fenómenos físicos bien conocidos. Pero a pesar de· su semejanza con dichos cuenta desde el principio de que el espermatozoide. el núcleo, los crorn'osomas
fenómenos físicos, su naturaleza sigue siendo objeto de muchas dudas y o el plasma germinal nunca actúan ni pueden actuar tan sólo como materia,
discusiones y aún no se han conseguido explicar satisfactoriamente ni las sino como asientos de energía y centros de fuerza. Y esto no es más
formas producidas ni las fuerzas que actúan. Estamos dispuestos a admitir que una adaptación (a la luz. o más bien con el simbolismo convencional
que, aparte de fenómenos de naturaleza incuestionablemente física, en las d~ la cie~ia"''moderna) del viejo aforismo filosófico: &px:X y:Xp fJ (j)Úcnc;
células vivas tienen lugar acciones. tanto visibles como invisibles. que nuestros ~tY.U.ov np UAl};.
conocimientos no nos permiten atribuir con seguridad a ninguna fuerza
fisica conocida; podría suceder que con el tiempo estos fenómenos se rindan
a los métodos fisicos de investigación; pero en cualquier caso. carecemos
de un criterio claro de lo que es «vital» y lo que no Jo es. No se puede
clasificar todo el conjunto de los fenómenos vitales. o propiedades del
organismo, en los que son de origen fisico y los que son sui generis, o
peculiares de los seres vivos. Todo lo que podemos hacer por el momento
es analizar. pieza por pieza. aquellas partes del conjunto en las que se
aplican las leyes ordinarias de las fuerzas físicas de manera más o menos
clara e indudable.
Pero incluso las leyes ordinarias de las fuerzas físicas -no son en modo
alguno simples y claras. Kelvin dijo una vez que en el acto de dar cuerda
a un reloj, y en las propiedades de la materia que esto implica. hay ya
un misterio más que suficiente para nuestro limitado entendimiento: ,, la
cuerda de un reloj está mucho más allá de nuestra comprensión que una
nebulosa gaseosa>>. Aprendemos cada vez más. pero nunca llegamos a saberlo
todo. ni siquiera sobre la cosa más pequeña y humilde. Recordemos las
palabras de San Buenaventura: «Si per multos annos viveres, adhuc naturam
unius festucae seu muscae seu minimae creaturae de mundo ad plenum cog-
noscere non valeres» 21 • Existe una cierta fascinación en esta ignorancia; y así
nos llegamos a dar cuenta (corno el Abate Galiani), sin que ello nos desanime,
de que la Ciencia está «plutot destiné a étudier qu'a connaitre, a chercher qu'a
trouver la vérité».
La morfología no es tan sólo el estudio de las cosas materiales y la
forma de éstas. sino que tiene un aspecto dinámico. que nos permite interpre-
tar. en términos de fuerza. el funcionamiento de la energía 22 *. Vale la
pena advertir aquí que al considerar los datos de la Embriología o los
fenómenos de la herencia. el lenguaje corriente de los libros parece referirse
demasiado a los elementos materiales implicados. como las causas del desarro-

21Op. v. 541: cir. E. Gilson.


22He aquí un gran tema. Boltzman. en 1886. escribiendo acerca de la Segunda Ley
de la Termodinámica. declaró que la energía disponible era el principal objeto en disputa
en la lucha por la existencia y en la evolución del mundo. Cf. Lótka. ,, The energetics of
Evolution» Proc. Nar. Acad. Sci. (1922). p. 147.
* Véase también H. F. Blum. Time's Arrow and Evolution, 2. • Ed. (Princeton University
Press. 1955).

12 13
alteración del ambiente y los hábitats, y que afecte a las partes de la
estructura incluidas en este particular campo de fuerzas, sin duda no tardará
en manifestarse en notables e inevitables modificaciones de forma. Y si CAPITULO IX
esto es verdaderamente así, implicará que las modificaciones de forma tienden
a manifestarse no tanto en fenómenos pequeños y aislados, en esta o aquella
parte de la estructura, como por ejemplo la escápula o el húmero, s,ino
más bien en una modificación lenta, general y más o menos uniforme
o gradual, extendida por muchas partes relacionadas, y a veces abarcando SOBRE
todo el conjunto o al menos gran parte del cuerpo. En el siguiente capítulo LA TEORIA DE LAS TRANSFORMACIONES,·
intentaremos discutir si existe esta tendencia general a la transformación O LA COMPARACION
amplia y correlacionada. DE FORMAS RELACIONADAS

Este es el capítulo más celebrado del libro, ampliamente comentado en la literatura


biológica. No lo he investigado a fondo, pero sospecho que los famosos diagramas
de transformación se han reproducido numerosas veces en diversos artículos científicos.
Los comentarios, casi invariablemente, presentan varios puntos en común, que
trataré de resumir aquí. En primer lugar, es sorprendente que a pesar de su fama,
las transformaciones cartesianas se hayan utilizado tan poco. Esto se debe a que,
como dice Medawar, son «analíticamente inmanejables». Las contadas ocasiones en
que se ha aplicado este método tenían que ver con el desarrollo o cambio de forma
en un solo sistema, como por ejemplo el estudio de Richard y Riley'' sobre el desarrollo
de los anfibios en diferentes condiciones, y los análisis de Medawart sobre el crecimiento.
de cultivos de tejidos.
Un resultado mucho más significativo en términos de aplicación práctica es que
el sistema de transformaciones de D'Arcy Thompson estimuló y contribuyó al métQdo,
mucho más sencillo, de análisis del crecimiento alométrico, cuyo empleo se há extendido
mucho~ espeCÍalménte--gracias a los tnibajos de f s: Huxle~ ::f:. Aquí, en lugar de
intentar analizar una estructura dividiéndola en dos (o más) partes, se aislan dos
factores y se los compara en una escala logarítmica. De este modo, es posible descubrir
la relación entre las velocidades de crecimiento de diferentes estructuras, un método
que ha encontrado aplicación en embriología, paleontología e incluso ecología.
Por lo tanto, a pesar del hecho de que son «analíticamente inmanejables», las
transformaciones cartesianas han ejercido su influencia, y muy probablemente continua-
rán haciéndolo, estimulando nuevas ideas y nuevos métodos en el futuro. Es característi-
co de las contribuciones de D'Arcy Thompson en general, y de ésta en particular,
el ser originales; y su originalidad tiene un notable poder de persistencia. Tal vez
se deba a que continuamente plantea nuevos problemas que excitan la imaginación.
i
pero al dejarlos sin resolver en distintos grados, se estimula la curiosidad.
'

* J. Exp. Zoo/. 77 (1973), 159.


t En Essays on Growth and Form (Oxford. 1945). p. 157.
::f: Prob!ems o( Relative Growth (Methuen. London, 1932).

258 259
Matemáticas y !Forma regulada y controlada, llegamos desde el análisis matemático a la síntesis
matemática. Descubrimos homologías o identidades que antes no eran eviden-
En los capítulos anteriores de este libro hemos intentado estudiar las tes y CLl1~_y¡1Jestras desqipcionesoscurecían en vez de revelarlas. Por ejemplo,
interrelaciones entre el crecimiento y la forma, y el papel que desempeñan cuando aprendemos que no importa cómo sujetemos nuestra cadena o dispa-
las fuerzas fisicas en esta compleja interacción; como parte de la misma remos nuestra bala: el contorno de una y la trayectoria de otra son siempre
investigación, hemos tratado (en casos relativamente sencillos) de utilizar matemáticamente homólogos.
métodos y terminología matemáticos para describir y definir las formas Una vez más, y _esta ~s _la. mayor ventaja, pasamos rápida y fácilmente
de los organismos. Al hacerlo así hemos aprendido que nuestro estudio del concepto matemático de forma, ~n su aspectQ estático, al de la forma
de la forma orgánica, al que llamamos, como Goethe, Morfología, no en sus relaciones dinámicas:- nos elevamos desde la concepción de la forma
es sino una rama de la ciencia más amplia que estudia la Forma, y cuyo hasta la comprensión de las fuerzas que la originaron; y al representar
tema son las formas adoptadas porla _illateda en.todos~ ios
aspeétos y una forma ycompararla con formas relacionadas, vemos en un caso un
condiciones y,- en un serltido aún más amplio, todas las formas que son diagrama de fuerzas en equilibrio y en el otro distinguimos la magnitud
teóricamente imaginables. ·· y la dirección de las fuerzas que han bastado para convertir una forma
El estudio de la forma puede ser meramente descriptivo o puede ser en otra. Así pues, dado que un cambio de la forma material sólo puede
analítico: Comenzamos por describir la forma de un objeto en palabras lograrse por movimiento de la materia 3 , tenemos una vez más el apoyo
sencillas, de lenguaje corriente; terminamos definiéndolo en el preciso lengua- del sabio y del filósofo: Ignorato motu, ignoratur Natura.
Je de los matemáticos; un método tiende a seguir al otro en estricto orden Existe aún otra manera -según nos enseña Henri Poincaré- de conside-
científico y con continuidad histórica. Así, por ejemplo, la forma de la rar la función de las matemáticas y comprender por qué orus leyes y sus
Tierra, de una gota de lluvia o ·del arco iris, la forma de una cadena métodos deben abarcar todas las ramas de la ciencia física. Todo fenómeno
que oscila o la trayectoria de una piedra arrojada al aire, pueden describirse natural, por sencillo que sea, es en realidad compuesto; y toda acción
más o menos adecuadamente con palabras corrientes. Pero cuando hemos o efecto visible es la suma de incontables acciones subordinadas. Aquí
aprendido a comprender y definir la esfera, la catenaria o la parábola, es donde las matemáticas manifiestan su peculiar poder de combinar y
hemos realizado un avance considerable. La definición matemática de una gen~ralizar. EI concepto un término medio, la ecuación de una curva,
«forma» tiene una cualidad de precisión que faltaba por completo en nuestra fa descripción de una espuma o de un tejido celular, todos entran dentro
primera descripción; está expresada en pocas palabras o en símbolos aún del alcance de las matemáticas, por la sencilla razón de que son sumas
más breves, y estas palabras o símbolos están tan repletas de significado de principios o fenómenos más elementales. EL crecimief!tO o JaJQI:l11él
que se ahorra esfuerzo mental. Por . este medio nos. encontramos ~Qn el ¡¿ar:ticip:m de _esta naturaJeza compuesta; por lo tant(), las l~y~s de las
aforismo de G_alileo (tan viejo como Platón, tan viejo como Pitágoras, m-atemáticas pueden aplicarse a ~!los y sus métodos resultan especialmente
quizás tan antiguo comO la ciencia de Iós egipcios), que dice que «el libro adecuados para interpretarlos.
de la Naturaleza está escrito con caracteres geométricos» 1 . Por una razón o por otra, existen muchas formas orgánicas que no
Pociría pensarse que las definicione_smatef11~ticas son den1asiado estrictas podemos describir, y menos aún definir, en términos matemáticos; así como
y .rígid(ls p(lra el uso corriente: p~-ro su rigor está combinado_ con·.li~a existen problemas incluso en la ciencia física que escapan a las matemáticas
libe-rt~d casi infinita. La definición exacta de una elipse nos introduc~ a de nuestra época. Ni siquiera nos molestamos en buscar una fórmula que
i;.)Cia:,; las- elipses delmundo, lá-definiciün- de una <<sección cónica» amplía defina este o aquel pez, o un determinado cráneo de vertebrado. Pero
nuestro concepto, y ul1a <<curvaae ordén superior)) aumenta aún más nuestro Y.a pociemos utilizar el lenguaje matemático para describir e incluso definir
campo de !ibe~tad 2 . Por medio de éstas grandes limitaciones, de esta libertad en términos generales la {()rma de la concha de un. caracol, el _retorcimiento
un
cie cuerno, el contorno de una 'hpja, lá téxtura de un hueso, 1ª- ~struct_ura
qe UQ esqueleto) las líneas de corriente de un pez o un ave, el fino encaje
1 Plutarco, Symp. VIl~, 2, h~blando, sobr~ el ;i~nifícado d:J aforismo de Platón («si realmente
de Ías alas-de un insecto. Para hacerlo, debemos aprender de los matemáticos
era de PlatÓn>>): rrms nA.cnwu >:A>:yr: TOU 8wu Y.El YEC!l)lF.TpEtlJ.
2 Así dijo Gustav Theodor Fechner. el autor de la Ley de Fechner, hace unos cien años ~ eiiillinar y descartar; á. mantener en la mente el tipo y aislar el caso
(« Ueber die Mathematische Behandlung organischer Gestalten und Processe>>. Berichte siichs.
Cesellsch .. Math. Phrs. Cl. Leipzig. 1849, pp. 50-64). El tratamiento de Fechner es puramente solchen oder áquivalenten Beschránkingen unterworfen als in ersterem: und nur sofern die
matemático, y menos físico que el nuestro. y su artículo es bastante corto, pero aún así unorganischen Formen und das unorganische Geschehen sich einer einfacheren Gesetzlichkeit
las conclusiones a las que llega no difieren mucho de las nuestras. Permítaseme citar un mehr náhern als die organischen, kann die Approximation im unorganischen Gebiet leichter
solo párrafo que, en su contexto, sigue exactamente las mismas líneas que hemos venido und weiter getrieben werden als im organischen. Dies ware der ganze, sonach rein relative.
siguiendo en este libro: «So ist al so die mathematische Bestimmbarkeit im Gebiete des Orgams- Unterschied.>> En estas pocas palabras se encierra el meollo de la cuestión.
chen ganz eben so gut vorhanden als in dem des Unorganischen. und in letzterem eben 3 "Podemos mover la materia, y eso es todo>> (Oliver Lodge).

260 261
particular con todos sus accidentes; y a encontrar en este sacrificio de podemos tratar esta complicada figura en términos generales, como una
lo superfluo y conservación_ de lo importante una de las excelencias del función de x e y. Si sometemos nuestro sistema rectangular a deformación,
método matemático 4 . · sobre líneas simples y reconocidas, alterando por ejemplo la dirección de
los ejes, la relación xjy, o sustituyendo x o y por expresiones más complicadas,
obtendremos un nuevo sistema de coordenadas, cuya deformación respecto
Método de coordemuias al tipo original será seguida exactament~ por la figura inscrita. En otras
palabras, obtenemos una nueva figura que representa a la anterior bajo
En una gran parte de la morfología, nuestra tarea esencial consiste una .fuerza más o menos homogénea, y que es una función de las nuevas
en la comparación de formas relacionadas, más que en la definición exacta coordenadas, exactamente del mismo modo que la figura original era función
de cada una; y la «deformación» de una figura complicada puede ser un de x e y.
fenómeno fácil de comprender, aunque la figura misma quede sin analizar El problema es muy semejante al que debe resolver un cartógrafo que
y sin definir. Este proceso de comparación, de reconocer en una forma tranfiere datos idénticos de una proyección a otra 6 ; y cuyo objeto es asegurar
una permutación o deformación de otra, independientemente de la compren- (si ello es posible) una correspondencia completa, en cada pequeña unidad
sión exacta y adecuada del tipo original o «standard>>, entra' en el campo de superficie, entre una y otra representación. El morfólogo no pretende
de las matemáticas y encuentra su solución en el uso elemental de un dibujar sus formas orgánicas en una nueva proyección artificial, sino que
cierto método matemático: el de coordenadas, en el cual se basa la teoría en el aspecto inverso del problema, trata de averiguar si dos formas diferentes
de las transformaciones 5 . · pero más o menos relacionadas se pueden analizar e interpretar de manera
Me imagino que cuando Descartes concibió el método de coordenadas, que se consiga demostrar que una de ellas es una representación transformada
como una generalización de los diagramas proporcionales utilizados por de la otra. Una vez demostrado esto, será relativamente sencillo postular
artistas y arquitectos, y mucho antes de que pudieran sospecharse las inmensas la magnitud y dirección de la fuerza capaz de provocar la transformación
posibilidades de este tipo de análisis, se proponía un objetivo muy sencillo, requerida. Además, si esta sencilla alteración del sistema de fuerzas se
tal vez un simple modo de traducir la forma de una curva (así como demuestra adecuada para el caso, podemos prescindir de muchas hipótesis
la posición de un punto) en números y en palabras. Esto es precisamente actuales, muy extendidas y bastante complicadas, sobre la causación biológi-
lo que hacemos por el método de coordenadas, cada vez que estudiamos ca, ya que un axioma físico dice que un efecto no debe atribuirse a la
una curva estadística. Se puede realizar el proceso inverso, convertir números acción conjunta de muchas causas si basta con unas pocas para explicarlo:
en forma, como hacemos cuando trazamos una curva para ilustrar una Frustra .fit per plura, quod .fieri potest per pauciora.
tabla de mortalidad, un ritmo de crecimiento, o la variación diaria de
la temperatura o la presión atmosférica. Del mismo modo, es posible inscribir
en una cuadrícula de coordenadas rectangulares el contorno de (por ejemplo) Formas relacionadas
un pez, transformándolo así en una tabla de números a partir de los cuales
podemos reconstruir la curva cuando queramos. Podría suponerse que mediante la acción combinada de las fuerzas apro-
El siguiente paso del empleo de coordenadas tiene especial interés y piadas, cualquier forma material podría transformarse en cualquier otra;
utilidad para el especialista en morfología; este paso consiste en la alteración del mismo modo que a partir de una masa «amorfro> de barro el alfarero
o deformación de nuestro sistema de coordenadas, y en el estudio de la o el escultor modelan sus productos artísticos, o del mismo modo que
correspondiente transformación de la curva o figura inscrita en la cuadrícula. atribuimos a la Naturaleza misma el poder de llevar a cabo la transformación
Podemos inscribir en un sistema de coordenadas cartesianas el contorno gradual y sucesiva de un simple germen en un organismo complejo. Pero
de un organismo, por muy complicado que sea, o de una parte del mismo; no debemos permitir que estas consideraciones nos hagan perder confianza
por ejemplo, un pez, un cangrejo o el cráneo de un mamífero. A cÓntinuación en nuestro método de comparación de formas relacionadas. Nos limitaremos
estrictamente a casos en los que la transformación necesaria para realizar la
4 W. H. Young. «The mathematical method and its limitations)). Congresso dei matematici
comparación sea muy sencilla, y donde las coordenadas (tanto las originales
(Bolonia, 1928). como las transformadas) constituyen un sistema armonioso y más o menos
5 La Teoría Matemática de Transformaciones forma parte de la teoría de conjuntos,
simétrico. Caeríamos inevitablemente en la confusión (y lo tendríamos muy
de gran importancia en las matemáticas modernas. Hay que distinguir entre grupos de Sustitución merecido) si por medios matemáticos o de cualquier otro tipo tratásemos
y grupos de Transformación: los primeros son discontinuos, los últimos son continuos de
un modo tal que dentro de un mismo conjunto la diferencia entre una transformación y
otra es infinitamente pequeña. Los biólogos hacen una distinción análoga entre mutación 6 Tissot, Memoire sur la représentation des surfaces, et les proiections des caries géographiques
y variación. (París, 1881).

262 263
de comparar organismos muy distantes en la Naturaleza ;en la clasificación son idénticas o difieren sólo en contraste y por exceso o defecto. Ya que
Zoológica. Tanto por nuestro método como por la naturaleza del caso, 'lo más' y 'lo menos' pueden representarse como 'exceso' o 'defecto'» 9
estamos limitados a la comparación de organismos que esten claramente Si, por ejemplo, en la evolución de un pez se da el caso de que sus
emparentados entre sí y pertenezcan a la misma clase zoológica. En Historia diversas partes componentes --cabeza, cuerpo, cola y tal o cual aleta-
naturaL lo mismo que en Lógica, es un sofisma muy grave el hacer transicio- representan otras tantas variantes independientes, nuestro sistema de coorde-
nes de un tipo a otro 7 . nadas se hará demasiado complicado como para resultar inteligible; no
En resumen, nuestra investigación se reduce a los límites establecidos estaremos haciendo una comparación, sino varias comparaciones separadas,
por Aristóteles cuando, al definir un «género», demostró que (aparte de y nuestro método general resultará inaplicable. Ahora bien, precisamente
los caracteres superficiales, como el color, que él llamaba «accidentes») esta variabilidad independiente de partes y órganos -en todos los puntos
las diferencias esenciales entre una «especie» y otra son simplemente diferen- del organismo-- parece implícita en nuestros conceptos aceptados sobre
cias de proporción, de magnitud relativa o (para usar sus mismas palabras) la variación; y a menos que yo esté muy equivocado, precisamente en
de «exceso o defecto» : «Excepto por una diferencia de exceso o defecto, este concepto de la variabilidad de las partes, fácil, frecuente y normalmente
las partes son id~nticas en aquellos animales que pertenecen al mismo género; independiente, se basa fundamentalmente nuestro concepto del proceso de
Y por «género» entiendo, por ejemplo, las Aves o los Peces». Y también: selección natural. El especialista en morfología, cuando compara un organis-
«Dentro de los límites del mismo género, como regla general, casi todas mo con otro, describe las diferencias entre ambos punto por punto y carácter
las partes presentan diferencias ... en forma de abundancia o escasez, magnitud por carácter 10 Aunque de vez en cuando se vea obligado a admitir la
o pequeñez, es decir, en forma de exceso y defecto, ya que los términos existencia de una «correlación» entre caracteres (como demostró Cuvier
«más>> y «menos» pueden representarse como «exceso» y «defecto» 8 Es hace 100 años), sin embargo reconoce este hecho de la correlación de
precisamente esta diferencia de magnitudes relativas, este «exceso y defecto» un modo algo vago, como un fenómeno debido a causas que, salvo en
aristotélico, para lo que nuestro método de coordenadas es especialmente contadas ocasiones, es imposible identificar; y fácilmente cae en el hábito
adecuado, en el caso de la forma, pudiendo revelar y demostrar la principal de pensar y hablar de evolución como si ésta hubiera seguido las líneas
causa de lo que (también en sentido aristotélico) llamamos diferencias« especí- de sus propias descripciones, punto por punto y carácter por carácter 11 .
ficas>>. Con los «caracteres» de la genética mendeliana no existe este problema:
La aplicabilidad de nuestro método a casos particulares dependerá de alto y bajo, liso y rugoso, blanco o de color, son tendencias opuestas
(o se verá limitada por) ciertas consideraciones prácticas. La principal de o cualidades contrastantes, con una distinción clara y lógica. Pero cuando
éstas, en realidad la condición esenciaL es que la forma de toda la estructura el morfólogo compara un animal con otro, punto por punto o carácter
estudiada varíe de un modo más o menos uniforme, como un cuerpo aproxi- por carácter, generalmente esto no es más que el resultado de una disección
madamente homogéneo e isotrópico. Pero una isotropía imperfecta no interfe- y análisis artificiales. ;El cuerpo vivo es un todo integral e indivisible, en
rirá gravemente con nuestro método, siempre que en las variaciones exista el que no podemos encontrar, por mucho que busquemos, una línea divisaría
algún «principio de continuidad». Lo único que sucederá es que nuestras clara entre la cabeza y el cuerpo, el músculo y el tendón, la fibra y el
coord~nadas transformadas serán algo menos regulares y armoniosas que, hueso. Los caracteres que nosotros-hemos diferenciado insisten en integrarse
por eJemplo, las que usa un físico para describir los movimientos de un de nuevo; y algunos aspectos del organismo, verdaderamente ligados, sólo
fluido perfecto, o un campo de fuerza teórico en un medio uniforme. están separados en nuestra imaginación. El diagrama de coordenadas revela
Además, es esencial que la estructura varíe en su totalidad, o al menos
que las «variantes independientes» sean relativamente pocas. No sólo es 9 La argumentación de Aristóteles es aún más sutil y de más largo alcance, ya que las
probable, sino que se hará evidente la existencia de variaciones independien- diferencias de las que habla no son solamente las que distinguen un ave de otra, sino las
~es, la aparición de centros localizados de crecimiento reducido o exagerado; hay entre todas ellas y el tipo, o idea platónica, de un ave.
mclu~o pueden se~ tan pronunciadas estas variaciones que parezca que 10 Supra, p. 264.
11 H. F. Osborn, «On the origin of single characters, as observed in Fossil and Living
constituyen formacwnes totalmente nuevas. Aristóteles reconoció claramente
Animals and Plants>>, Amer. Na!. 49 ( 1915), 193-239 (y otros artículos); ibíd. p. 194, «Cada
la existencia de estas variantes independientes: «Sucede además que algunos individ'llo se compone de un gran número de caracteres similares, viejos o nuevos, cada
t1enen partes de las que otros carecen; por ejemplo, algunas aves tienen uno de los cuales tiene una historia separada e independiente. Cada carácter se encuentra
espolones y otras no, algunas tienen cresta y otras no la tienen; pero en un cierto estado de evolución y está correlacionado con los demás caracteres del individuo ..
como regla general, la mayoría de las partes que constituyen el cuerpo el verdadero problema es el del origen y desarrollo de los caracteres. Desde la publicación
del Origen de las Especies, los términos variación y variabilidad se han referido siempre
a caracteres aislados; si se dice que una especie es variable, lo que queremos decir es que
7 Coleridge discute el aforismo hererogena cmnpari non possum en su Aids ro Rejlcxián. un número considerable de los caracteres o grupos de caracteres que la componen son variableS>>,
8 Historia Anima/ium I, l. etc .

.264 265"
la solidaridad integral del organismo, y nos permite comprobar que ciertos Por ejemplo, el círculo se transformará en una elipse. En lenguaje matemático
tipos de correlaciones son bastante sencillos, aunque anteriormente parecieran elementaL hemos sustituido x e y por x 1 y cv 1 , y la ecuación de nuestro
algo muy sutil y complicado. círculo original, x 2 + y 2 = a 2 se convierte en la ecuación de la elipse:
Pero por otra parte, si dos peces distintos pueden reducirse en su totalidad xf + c2 d = a 2 .
a funciones idénticas de dos sistemas de coordenadas muy diferentes, este Si dibujamos el metatarso de un toro (Figura 122 a) en un sistema
hecho constituirá por sí mismo una prueba de que la variación ha tenido de coordenadas rectangulares, y después transferimos el mismo dibujo, punto
lugar siguiendo líneas definidas y ordenadas, que una «ley de crecimiento» por punto, a un sistema en el que hayamos sustituido la x del diagrama
concreta ha penetrado toda la estructura en su integridad, y todo ha estado original por x' = 2xf3, obtendremos un dibujo (b) que se aproxima mucho
controlado por un sistema de fuerzas más o menos simple y reconocible. al metatarso de un cordero. En otras palabras, la principal diferencia (y
No sólo revelará lo real y establecido que es el fenómeno de la correlación,
en lo referente a la forma, sino que también demostrará el hecho de que y y y
una correlación que antes parecía demasiado complicada para comprenderla
o analizarla tiene, en muchos casos, una expresión gráfica muy sencilla.
Después de muchos intentos, creo que éste es el caso general, siempre
teniendo en c1.,1enta que a veces es preciso considerar la aparición de variacio-
nes independientes o localizadas.

Transformaciones cartesianas

Si comenzamos por dibujar una cuadrícula de coordenadas rectangulares


equidistantes alrededor de los ejes x e y, podemos alterar o /deformar esta
cuadrícula de varias maneras, algunas de ellas muy sencillas. Así, (1) podemos Figura 123.
alterar las dimensiones de nuestro sistema, extendiéndolo a lo largo de
O X ox
uno de los ejes, y convirtiendo así cada cuadrado en un rectángulo, con (a) (C)
lo que el círculo inscrito se convierte en una elipse (Figuras 120 y 121). Figura 122.
Cualquier figura que hayamos inscrito en la cuadrícula original y que transfi-
ramos a la nueva se deformará en exacta proporción con la deformación
del sistema entero, y seguirá pudiéndose definir mediante puntos correspon-
dientes en la cuadrícula, manteniendo su conformidad con la figura original.

V
1
1
"' \ \

Figura 124.

_\
\
J tal vez la única) entre ambos huesos es simplemente que el del cordero
V es más alargado que el del toro, en una proporción de 3/2. De manera
o ~ V similar, el largo y delgado metatarso de la jirafa (e) puede referirse al
mismo e idéntico tipo, sometido a una reducción de anchura (o aumento
Figura 120. Figura 121. de longitud) correspondiente a x" = x/3.
266 267
(2) El segundo tipo es aquél en el que la extensión no es igual o uniforme crec1m1ento longitudinal y transversal es hacer que la hoja sea más ancha
a cualquier distancia del origen, sino que se hace mayor o menor, como o más estrecha, sin alterar visiblemente su contorno. Pero si existe un
cuando estiramos una banda elástica. En tales casos, representados en la nodo o «punto de crecimiento nulo», alrededor del cual podemos suponer
Figura 123, la ordenada aumenta logarítmicamente y sustituimos y por cr. que el crecimiento (que en la hoja del jacinto era longitudinal y transversal)
Es evidente que esta extensión logarítmica puede afectar tanto a las ordenadas tiene lugar radialmente y transversalmente a los radios, entonces pronto
como a las abcisas: x se convierte en E' e y se convierte en u. El círculo veremos que la forma puntiaguda de la hoja de jacinto deja paso a una
de nuestra figura original se deforma en este caso adquiriendo una forma forma de hoja más «típica». Si alteramos la proporción entre las velocidades
como la de la figura 124. Este método de deformación es bastante corriente,
y nos resultará útil en nuestras comparaciones de formas orgánicas.
(3) El tercer tipo es el «deslizamiento simple», donde las coordenadas
rectangulares se convierten en oblicuas, por haberse inclinado los ejes en 1 1 1 1 1 l 1
un ángulo co. Nuestro rectángulo original se convierte en una figura como
la de la Figura 125. El sistema puede describirse ahora en términos de
los ejes oblicuos X, Y, o puede referirse directamente a nuevas coordenadas
rectangulares 1;, 11 por la simple trasposición x = 1; - 11 cot. co, y= 11 cosec
Cü.

Figura 126.

¡a a a

Figura 125.

Coordenadas radi!llles

(4) Otra importante clase de deformaciones puede representarse por el


uso de coordenadas radiales, en las que un conjunto se transforma en
arcos circulares que cortan ortogonalmente a los radios.
Estas coordenadas radiales son especialmente aplicables a casos en los
que existe (dentro o fuera de la figura) alguna parte que se supone que
no sufre deformación; como ejemplo pueden servir los diagramas que ilus~ran
la flexión de una viga (Figura 126). En Biología, estas coordenadas se aplican
Figura 127.
especialmente a casos en los que la estructura en crecimiento incluye un
«nodo» o punto donde el crecimiento es mínimo o nulo, suponiéndose de crecimiento radial y tangencial -en otras palabras, si aumentamos los
que alrededor de dicho nodo la velocidad de crecimiento aumenta simétrica- ángulos entre los radios- pasamos sucesivamente por las diversas configura-
mente. Encontramos uno de estos casos en la hoja de una dicotiledónea ciones que el botánico describe como hojas lanceoladas, ovaladas y acorazo-
ordinaria. La hoja de una monocotiledónea' típica -como una gramínea nadas. Estos cambios sucesivos pueden identificarse (en cierta medida y
o un jacinto- crece continuamente desde la base y no presenta ningún en los casos apropiados) en el crecimiento individual de una hoja que
nodo o «punto de detención». Sus lados se estrechan gradualmente desde va madurando; pero como regla más general, el equilibrio de fuerzas, la
la base a la punta, según alguna ley de decremento espe.cífica de la planta; proporción entre las velocidades de crecimiento tangencial y radial, permane-
y el único efecto de cualquier aheración en las velocidades relativas de ce equilibrada de forma tan perfecta y constante que la hoja aumenta
268 269
de tamaño sin una modificación apreciable de forma. Lo que este método de la hoja son matemáticamente similares entre sí, es obvio que los ángulos
consigue ilustrar es más bien lo que podríamos llamar una variación de respectivos estarán en proporción continua, es decir, AOa es a AOa' como
período largo, una tendencia de las velocidades relativas a alterarse de AOb es a AOb', etc. Resulta que esto es casi exacto, ya que he medido
una generación a otra. los tres ángulos de un lado y uno del otro lado, comparando a continuación
Existen varios corolarios a este método de describir la forma de una los valores calculados de los otros dos con los valores observados:
hoja. Por ejemplo, la llamada «hoja asimétrica» 12 de una begonia, en la
que un lado de la hoja es simplemente oval'!-do, mientras que el otro presenta AOa AOb A Oc AOa' AOb' A Oc'
un contorno acorazonado, es realmente un caso de crecimiento desigual !20
Valores observados 28,5" l5T
y no verdaderamente asimétrico, en cada lado del nervio central. No existe 21,5° 51,1 o
Valores calculados
nada en esta conformación más misterioso que, por ejemplo en una hierba Valores observados 20 52
bifurcada en la que una ramificación haya crecido más larga que la otra.
La coincidencia es muy aproximada, y cualquier discrepancia puede
A explicarse, primero por la ligera irregularidad del margen sinuoso de la
hoja; y segundo, por el hecho de que el verdadero eje o nervio central
de la hoja no es recto, sino ligeramente curvo, y por lo tanto no tendríamos
que haber medido triángulos rectilíneos, sino curvilíneos. Teniendo en cuenta
estos detalles de la curvatura periférica de la hoja, es fácil comprobar
que sus principales venas se aproximan mucho a un sistema de coordenadas
b' isogonales. También es evidente que por un proceso de deslizamiento pode-
mos pasar fácilmente de estos casos, donde las principales venas salen
de la base de la hoja, a aquéllos en los que salen de la vena central, como suce-
de en la mayoría de las dicotiledóneas.
A veces puede suceder que el nodo 13 o «punto de detención» está
en el extremo superior de la hoja y no en el inferior; y ocasionalmente
existe un nodo en cada extremo. En el primer caso, como se ve en la
margarita, la forma de la hoja será «invertida», es decir, la parte ancha,
con forma aproximada de corazón está en el extremo superior, mientras
por debajo la hoja se va estrechando gradualmente hasta una base apenas
definida. En el último caso, representado por Dionaea, obtenemos una hoja
igualmente ensanchada y similarmente ovalada o acorazonada por ambos
e' extremos. Finalmente, podemos observar que la forma de un fruto sólido,
Figura 128. Beí{onia daeda/ea. como una manzana o una cereza, es un sólido de revolución, desarrollado
a partir de curvas similares y que puede explicarse según los mismos princi-
El caso de la hoja de begonia tiene el suficiente interés como para merecer pios. En la cereza, tenemos un «punto de detención» en la base del fruto,
una ilustración, y en la Figura 128 he representado una hoja de Begonia donde se une con el pedúnculo, y alrededor de este punto el fruto (en
daedalea. En el lado izquierdo de la hoja he tomado tres puntos al azar, sección imaginaria) se ensancha, adoptando un contorno acorazonado. En
a, b, e, midiendo los ángulos AOa, etc., que forman los radios que pasan la manzana tenemos dos puntos de detención bien definidos, uno arriba
por estos puntos con el eje central. En el otro lado de la hoja he marcado y otro abajo, y alrededor d~ ambos tiende a surgir la misma conformación.
los puntos a', b', e', de modo que los radios que van a estos puntos La judía y el riñón humano deben su forma «reniforme» exactamente al mismo
sean iguales a los anteriores (Oa' = Oa, etc). Ahora bien, si los dos lados fenómeno, es decir, a la existencia de un nodo o «hilo», alrededor del cual
se ordenan radial y simétricamente las fuerzas de crecimiento. Cuando la
semilla es pequeña y la vaina espaciosa, la semilla puede ser redonda o
12 Sir Thomas Browne, en The Garden of Cyrus: <<Por qué a menudo un lado de la

hoja es diferente del otro. como en el avellano y en el roble; por qué a cada lado de
la vena principal los canales secundarios no están directamente opuestos, ni en ángulos iguales.
a los del lado contrario; todo esto merece ser estudiado.>> 13 <<Nodo>> en el sentido botánico, no en el matemático.

270 271
casi redonda, como un guisante; pero cuando está comprimida en una las venas de la hoja presentan curvas similares, congruentes con el borde
vaina estrecha y alargada, se aplana y adopta una forma elíptica o reniforme. exterior. Además, la violeta es un buen ejemplo de cómo la hoja reniforme
Si la semilla original tiene algún dibujo sencillo del tipo de meridianos puede transformarse progresivamente en una forma aguda y ovalada.
o paralelos, es fácil comprobar que éstos sufren una transformación corres- A partir de sen B/2 podemos llegar a cualquier otra fracción de 8, y
pondiente a la deformación de la esfera. trazar. por ejemplo, la curva r =sen 58/3, como en la Figura l 31; esto
Podríamos ir más lejos, mucho más de lo que nos permite el espacio ya no representa una sola hoja, sino que se ha convertido en un esquema
de que disponemos, e ilustrar las formas de las hojas por medio de coordena- de los cinco pétalos de una flor pentámera. Abbot Guido Grandi, un matemá-
das radiales, intentando incluso definirlas mediante ecuaciones polares. Pode- tico que vivió en la Pisa de principios del siglo xvm, dibujó esta curva
mos considerar la curva sinusoide como una transformación fácil, gradual señaló sus analogías botánicas; aún ahora se sigue llamando a las curvas
y natural -tal vez la más sencilla y natural de todas- desde un mínimo esta familia <• curvas de Gran di» 15 .
hasta un máximo, de modo continuo y alternativo; y encontramos la misma la corola gamopétala es fácil de transcribir a coordenadas polares en
curva dando vueltas como las agujas de un reloj, cuando se la traza sobre las que el vector radio consta de dos partes, una de ellas constante y
coordenadas radiales, impidiéndola (por decirlo de algún modo) abandonar otra que indica la amplitud (o semiamplitud) de la curva sinusoide; podemos
su puesto. En cualquier caso, representa un «movimiento armónico simple». escribir la fórmula r =a+ b cosnO. En la Figura 132, n = 5; en esta figura,
Ahora bien, acabamos de ver que una hoja ordinaria de dicotiledónea si se toma como unidad el radio del círculo más externo. la curva sinuosa
tiene un «punto de detención», un crecimiento nulo en cierta dirección, exterior tiene una proporción a :h igual a 9: l. y en la curva interior la
mientras que en la dirección contraria, hacia la punta, ha crecido con proporción es de 3: l. Cuando a= b, los cinco pétalos quedan separados.
la máxima velocidad. Este progreso de cero al máximo sugiere la mitad y la fórmula se reduce a r = cos 2 58/2.
de una curva sinusoide; en otras palabras, si consideramos el contorno
de la hoja como un diagrama vectorial de su propio crecimiento, a velocidades
que varían de cero a cero, en un circuito completo de 360", esto sugiere
como muy posible una curva de r =sen 8/2. Así obtenemos una curva
(Figura 129) muy semejante a Jo que los botánicos llaman hoja reniforme
(con forma de riñón), es decir, con un contorno acorazonado en la base,
formada por dos «aurículas», una a cada lado, y el resto redondeado,
sin punta 14 . la hiedra terrestre y la violeta «diente de perro» son ejemplos
de este tipo de hojas (Figura 130); a veces, como sucede en la violeta,

Figura 131. Curvas de Grandi. basadas en Figura 132. Diagrama de una coro la de
r = sen 5/38, y correspondientes a los cinco cinco pétalos, o de cinco lóbulos. basada
pétalos de un flor sencilla. en ecuación r = a + b cose.

En la Figura 133 tenemos lo que parece una primera aproximación


a una hoja de castaño. Consta de otros tantos foliolos. semejantes a los
cinco pétalos de la Figura 132; pero en este caso están inscritos (o tienen
su locus) en el contorno cordiforme o reniforme de la Figura 129. En pocas
palabras, la nueva curva es compuesta. y su fórmula general es r = sen8/2.-
senn8. El pequeño tamaño de los dos foliolos adyacentes al peciolo es
Figura 130. Hoja de violeta.
Figura 129. Curva semejante al contorno característico de la curva y ayuda a explicar el desarrollo de «es tí pulas».
de una hoja reniforme: r = sen 8/2.

15 Dom Guido Grandus, Flores Geomerrici ex rhodonearum el cloeliarum curvarum descriprio-


14 La Figura 129 ilustra toda la hoja, pero sólo muestra la mitad de la curva sinusoide. ne resulranres ... (Florencia, 1728). Según Alfred Lartigues, Biodynamique générale (Paris, 1930),
El resto se obtiene reflejando la mitad ya dibujada en el eje horizontal (8 = 1rl2). un libro curioso y excéntrico.

272 273
En este último caso hemos combinado una curva con otra, y al hacerlo del que hemos empleado en nuestro tratamiento elemental de la espiral
se nos abre una nueva gama de posibilidades. Sobre el contorno de una logarítmica.
hoja simple. sea ovaL lanceolada o cordiforme. podemos superponer curvas Estos diversos sistemas de coordenadas que acabamos de considerar
sinusoides secundarias. de período más pequeño y amplitud variable, al brevemente se denominan a veces ,, coordenadas isotérmicas». debido a que
estilo de una serie de Fourier. Y los resultados varían desde un simple cuando se emplean en esta rama de la física representan perfectamente
contorno ondulado hasta los lóbulos digitados de una hoja de hiedra, o los fenómenos de conducción del calor. y los 'contornos de las líneas isotérmi-
incluso foliolos separados. como los que acabamos de ver en el castaño. cas aparecen. en las debidas condiciones, como las líneas ortogonales del
También podemos inscribir los pétalos separados de la Figura 134 en una sistema de coordenadas. De esto se deduce que la ,, ley de crecimiento»
curva espiraL uniforme o equiangular. según el caso; de este modo, prolon- que presuponemos en nuestro análisis biológico por medio de sistemas
gando más y más la serie. obtendremos una figura semejante a las hojas de co-ordenadas ortogonales es tal que el organismo crece o se desarrolla
arracimadas de un pan de cuco o los pétalos de un nenúfar o cualquier a lo largo de líneas de flujo, que se pueden definir mediante una transforma-
otra flor polipétala. ción matemática apropiada.
La mayoría de las transformaciones que hemos considerado hasta ahora Cuando el sistema deja de ser ortogonaL como sucede en muchas de
(aparte del simple deslizamiento) son casos particulares de una transforma- las ilustraciones que vienen a continuación (por ejemplo, Ortlwf<oriscus en
ción generaL obtenida por el método de funciones conjugadas y equivalente la Figura 155). entonces la transformación escapa al alcance de un análisis
a la proyección de la figura original sobre un nuevo plano. Sobre estas matemático relativamente sencillo. Esta desviación de la simetría tí pica de
líneas generales. las transformaciones apropiadas dan lugar a los distintos un sistema de <• líneas de flujo» está. en el primer caso. suficientemente
casos de un sistenw coaxial donde las coordenadas cartesianas se sustituyen explicado por el simple hecho de que el organismo en desarrollo dista
por círculos coaxiales, o un sistemo confóca!, en el que se las sustituye mucho de ser homogéneo o isotrópico o. en otras palabras. no se comporta
por elipses o hipérbolas confocales. como un fluido perfecto. Pero aunque bajo estas circunstancias nuestros
Otra transformación curiosa e importante que perte-nece a la misma sistemas de coordenadas pueden no servir ya para un análisis matemático
clase es aquélla por medio de la cual se transforma un sistema de líneas estricto, aún seguirán indicando f<rájicomenre la relación del nuevo sistema
rectas en un sistema de espirales logarítmicas: la línea recta Y~ AX =e de coordenadas con el viejo. y a la inversa. nos proporcionarán algún
corresponde a la espiral logarítmica O~ A logr =e (Figura 134). Esta bella indicio sobre la ,, ley de crecimiento» o interacción de fuerzas. gracias a
y sencilla transformación nos permite. por ejemplo. convertir la concha las cuales se ha llevado a cabo la transformación.
cónica y recta de un Pterópodo o un Orthoceras en la espiral logarítmica
del Nauti!us; su simbolismo matemático no es sino una ligera .ampliación
Algunos casos especiales

Antes de abandonar esta breve discusión de las transformaciones en


generaL examinemos uno o dos casos en los que las fuerzas aplicadas
son más o menos inteligibles, pero las transformaciones resultantes son.
desde el punto de vista matemático. extremadamente complicadas.
El ,, papel jaspeado» de los encuadernadores es un buen ejemplo de
,, líneas de flujo» visibles. En un recipiente que contiene una especie de
goma semifluida. el artesano espolvorea materia colorante. formando unas
cuantas líneas o manchas sencillas; y a continuación. pasando un peine
a través del líquido. convierte las líneas coloreadas en las vetas, ondas
y espirales que constituyen el diseño veteado. y que a continuación transfiere
a hojas de papel colocadas sobre la goma. Por un sistema similar de desliza-
mientos debidos a la desigual tracción o al desigual crecimiento en distintas
direcciones, todo ello superpuesto a un diseño originalmente sencillo. pode-
Figura 133. Contorno de una hoja Figura 134.
compuesta, como la del castaño, ba-
mos explicar los diseños jaspeados, no muy diferentes. que apreciamos
sado en una curva sinusoide com- por ejemplo en la piel de una serpiente grande. Pero hay que señalar,
puesta, de la forma r = sen 8/2. en el caso del papel jaspeado. que aunque el método de aplicación de
sen n8. las fuerzas es sencillo, el sistema de fuerzas provocado por las numerosas
274 275
púas del peine es extremadamente complicado, y su complejidad se revela divertículo ceca!; doblar el tubo. retorcerlo y enrollarlo; y plegar o arrugar
en el complicado ''diagrama de fuerzas» que constituye el diseño. sus paredes tanto como quiera. De este modo puede explicarse con bastante
Veamos otro ejemplo, aún más instructivo. Convertir un círculo (o esfera) facilidad una forma como la del estómago humano: se trata simplemente
en dos círculos (o esferas) sería, desde el punto de vista matemático, una de una burbuja mal soplada. una burbuja que ha quedado aplanada debido
transformación extremadamente difícil; pero en términos físicos. esta tarea a una restricción colocada a lo largo de uno de sus lados para impedir
puede resultar sumamente sencilla. Una pequeña calabaza redonda crece la expansión simétrica; una restricción como la que se produciría si el
de forma naturaL gracias a las fuerzas simétricas de crecimiento expansivo, soplador dejara enfriarse un lado de la ·burbuja. y que existe realmente
hasta convertirse en una gran calabaza redonda o algo ovalada 16 *. Pero en el estómago. en forma de una banda muscular.
los campesinos árabes atan una cinta por la mitad de la calabaza, y las Un frasco de Florencia. o cualquier otro trabajo de vidriería. es siempre
mismas fuerzas de crecimiento, inalteradas excepto por la presencia de esta hermoso porque sus contornos graduales son, como en sus análogos vivientes.
constricción. expanden la estructura globular. que forma dos globos super- una imagen de las fuerzas graduales que les dieron forma. Es un ejemplo
puestos y. conectados. Variando la posición de la cinta, o aplicando varias de belleza· matemática del que no existe ningún rastro en una botella hecha
ligaduras en vez de una sola. pueden producirse (y de hecho se producen) a máquina sobre un molde. Muy distinto es el caso de una botella de
una gran variedad de formas artificiales de «calabaza». Me parece que alabastro. Ya no se trata de una figura de equilibrio de forma onduloide.
está claro que podemos explicar muchos procesos biológicos de desarrollo Fabricada en un torno, es un sólido de revolución y no carente de belleza,
o transformación por la existencia de ligaduras o líneas de constricción pero ni siquiera se aproxima a la belleza de un frasco o de una burbuja
que limitan y determinan la acción de las fuerzas expansivas de crecimiento. soplados.
que de otro modo serían uniformes y simétricas. Este caso tiene un paralelo El campo gravitatorio forma parte del complejo campo de fuerzas que
con la forma de actuar de un soplador de vidrio, al que ya nos hemos determinan o influyen sobre la forma del organismo. No es fácil determinar
referido de pasada más de una vez 17 El soplador comienza su trabajo su grado de participación, pero existe una resultante debida a la gravedad
con un tubo, que primero cierra por un extremo, para formar una vesícula que se aprecia en los pechos colgantes, párpados caídos y todas las arrugas
hueca. dentro de la cual el aliento ejerce una presión uniforme por todas y flaccideces de los viejos. En ocasiones, es posible observar la acción
partes; pero la forma esférica que esta fuerza expansiva uniforme tendería de la gravedad en la construcción normal del cuerpo, y describir su efecto
naturalmente a producir se modifica de muchas maneras diferentes por sobre la forma de un modo general o cualitativo. Cada par de costillas
medio de las constricciones o resistencias que se establecen cuando el operario humanas forman un anillo que por delante está inclinado debido a su
deja que una u otra parte de la burbuja se enfríe o se caliente más que propio peso. con lo que se aplana el pecho y al mismo tiempo la costilla
el resto. Oliver Wendell Holmes fue el primero en demostrar este curioso de cada lado se inclina aproximándose a su punto de suspensión 19 Pero
paralelo entre el trabajo del soplador de vidrio y el de la Naturaleza. en el perro, cada anillo costal es perfectamente recto hacia abajo. formando
cuando ésta comienza (cosa muy frecuente) con un simple tubo 18 El tubo una elipse vertical y no oblicua, y además se estrecha hasta acabar en
digestivo, el sistema arterial (incluyendo el corazón), el sistema nervioso punta en la unión con el esternón.
central de los vertebrados, incluyendo el cerebro mismo. todos ellos se
forman a partir de estructuras tubulares sencillas. Y la Naturaleza hace
con ellas exactamente lo mismo que el soplador de vidrio, y podríamos Coordemul.as rectangulares
asegurar que nada más. Puede expander el tubo aquí y estrecharlo más
allá; espesar o adelgazar las paredes, formar una ramificación lateral o Procedamos a continuación a considerar e ilustrar unas cuantas permuta-
ciones o transformaciones de la forma orgánica, escogidas entre la vasta
16 Análogas diferencias estructurales. especialmente en los haces fibrovasculares, ayudan multitud de casos que se prestan por igual a este método de investigación.
a explicar las diferencias entre (por ejemplo) un melón liso y un cantalupo. o entre diversas Ya hemos comparado de modo preliminar el hueso metacarpiano del
variedades alargadas. aplastadas y globulares. Crecen «fieles a su tipo>>. y cuando se cruzan toro, el cordero y la jirafa (Figura 122), y hemos visto que la diferencia
entre sí obedecen las leyes mendelianas de la herencia. Según E. W. Sinnot, <<lnheritance
of Fruit-shape in Cucurbita» Bot. Gaz. 74 (1922). 95-103. y otros artículos. esencial entre las forma& de estos tres huesos es cuestión de longitud y
* Sinnot ha ilustrado los cambios en la forma de las cucurbitaceas utilizando el método anchura relativas, de modo que si reducimos las figuras a una longitud
de transformaciones de D'Arcy Thompson. Ann. N. Y. Acad. Sci. 71 (1958). p. 1223. fig. 7. común (es decir, valores idénticos de y) la anchura (es decir, los valores
1 7 En los lugares donde las calabazas son corrientes. los sopladores de vidrio las suelen
de x) será aproximadamente 1 para el toro, 2/3 en el caso del cordero
utilizar como prototipos. tal como hicieron los alfareros prehistóricos. Por ejemplo. un frasco
de Florencia largo y anillado es una imitación exacta, aunque no consciente, de una calabaza.
convertida en botella de la manera descrita. 19 Ver T. P. Anderson Stuart, «How the form of Thorax is partly determined by gravitation>>.
1 8 Elsie Venner, ch. II.
Proc. Roy. Soc. 4!9 (1891). 143.

276 277
y 1/3 en el caso de la jirafa. Si nos interesa establecer una comparación el metacarpiano del toro. el ciervo. la llama o la jirafa. existe una completa
más exacta. nos resultará fácil determinar estas proporciones con más preci- ausencia de puntos correspondientes fácilmente reconocibles. En casos así.
sión; por ejemplo. si lo que queremos es comparar las diferentes variedades una breve tabulación de valores aparentemente correspondientes de y. o
raciales dentro de una misma especie. En este tipo de casos. como cuando de los valores indudablemente correspondientes que coinciden con los extre-
comparamos entre sí diversas estirpes o razas de ganado o de caballos. mos de los diversos huesos del pie. nos permitirá prescindir de una ecuación.
las proporciones de longitud y anchura en este hueso concreto son sumamente como se ve en el siguiente ejemplo:
significativas 20 .
(/ h e d
y _1' (toro) o 18 27 42 100
r' (cordero) o 10 19 36 100
r" (iirafa) o 5 10 24 100

Esta tabla de valores de v'. combinada con las ecuaciones para el valor
de x, nos permitirá. partiendo de cualquier dibujo del pie de un toro. construir
la figura de los del cordero o la jirafa con asombrosa exactitud.
e' Detrás de los distintos alargamientos experimentados por las partes o
segmentos del pie. existe una ley o principio de continuidad. como se deduce
d' del diagrama de la Figura 136. donde los valores de y en el caso del toro
b
it
forman una línea recta, y los valores correspondientes del cordero (extraídos
de la tabla anterior) forman. como se ve. una curva más o menos regular
o X o x' O X" y uniforme. Este sencillo resultado gráfico implica la existencia de una
Toro Oveja Jirafat ecuación relativamente sencilla que relaciona y e y'.
Figura 135. Figura 136.

Si en vez de limitarnos al hueso metacarpiano inscribimos todo el pie


de estos ungulados en un sistema de coordenadas. las mismas proporciones
de x que nos sirvieron para los metacarpianos siguen dándonos una primera
aproximación bastante válida; pero aún en el caso de formas tan relacionadas
como el toro y la oveja. es obvio que a la comparación le falta algo.
La razón es que el alargamiento relativo de las distintas partes o huesos
individuales no ha sido igual ni proporcionada en todos los casos; en Figura 137. (Según Alberto Durero.)
otras palabras. que las ecuaciones de x no servirán sin alguna modificación
simultánea de los valores de v (Figura 135). En tal caso. a veces es posible
sustituir los valores variables de y por algún logaritmo u otro tipo de fórmula; Una aplicación elemental del principio de coordenadas al estudio de
pero .aún cuando esto sea posible. probablemente será algo difícil descubrirlo la proporción. tal como nosotros la hemos usado para ilustrar las proporcio-
o comprobarlo en casos como el que nos ocupa. debido a que disponemos nes variables de un hueso. era de uso corriente entre los artistas de los
de muy pocos puntos bien definidos de correspondencia entre un objeto siglos xvr y xvn en su estudio de la figura humana. El método es probablemen-
y otro. y que especialmente a lo largo del eje de huesos largos como te mucho más antiguo. y quizás sea clásico 21 ; fue practicado y descrito
con detalle por Alberto Durero en su Geometría, y especialmente en su
20 Este significado es particularmente notable en relación con el desarrollo de velocidad. Tratado sobre la Proporción 22 En esta última obra se ilustra admirable
ya que la región metacarpiana es un punto de equilibrio muy importante para la propulsión
del cuerpo. En cierto museo de Escocia se pueden ver juntos el esqueleto de un inmenso
caballo de tiro (famoso por haber arrastrado todas las piedras del faro de Bell Rock hasta 21 Vitruvius, III, 1.
la playa) y de un hermoso caballo de carreras, presumiblemente el famoso Eclipse. Siendo 22 Les qua/re /ivres d' Albert Dürer de la proportion des par ties et pourtraicts des corps
yo niño, mi abuelo solía indicarme que el metatarso de este último era más largo, no solo humains (Arnheim, 1613), folio (y primeras ediciones). También Lavater, Essays on Physiognomy
relativamente sino en términos absolutos. que el del gran percherón. (1799L 111, 271; Y también H. Meige, «La geometrie des visages d'apres Albert Dürer>>,

278 279
Ourero estaba familiarizado con estas coordenadas oblicuas" y de su
y abundantemente la forma en que las figuras" rasgos y expres10n facial
libro he copiado dos figuras muy ilustrativas 2 3
humanas se transforman y modifican mediante ligeras variaciones en el
tamaño relativo de las partes (Figura 137).
En el pie de un tapir existe una notable diferencia, y no obstante una
obvia semejanza" entre el dedo medio del pie y cualquiera de sus asimétricos
vecinos laterales. Tomemos la falange terminal del dedo medio e inscribamos
su contorno en una cuadrícula de coordenadas rectangulares y equidistantes
(Figura 138, a). Construyamos a continuación una cuadrícula similar, cuyos
ejes ya no estén en ángulo recto, sino inclinados en un ángulo aproximado

l 2 3 4 5
V ~ Figura 139. (Según Alberto Durero.)
a V 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5
['\,.
b
~
e 1
d 1\)
)
e¡v
- !-"
1~
N
En la Figura 140 he dibujado el contorno del copépodo Oithona nana,
inscribiéndolo en una cuadrícula rectangular. donde la longitud de las abcisas
es 3/5 de la de las coordenadas. A su lado, (Figura 141) podemos ver
(a) (b) (e) un copépodo muy diferente" del género Sapphirina, alrededor del cual se
Figura 138. ha dibujado una cuadrícula en la que cada coordenada pasa (lo más aproxima-
dament~ posible) por puntos correspondientes a los de la figura anterior,
Puede comprobarse que existen dos diferencias aparentes. (1) Los valores
de 50 (h). Si dibujamos en esta nueva cuadrícula, punto por punto, un de 1' en la Figura 141 son grandes en la parte superior de la figura y
contorno que se corresponda exactamente con nuestro dibujo original del disminuyen rápidamente hacia la base. (2) Los valores de x son muy grandes
dedo medio. descubriremos que hemos representado las principales caracterís- cerca del origen. pero disminuyen rápidamente hacia ambos lados, al apartar-
ticas del dedo lateral adyacente. Sin embargo, comprobaremos que nuestro se del eje vertical medio; y es probable que esta disminución siga una
nuevo diagrama parece demasiado abultado por un lado (el interno) del proporci-ón definida_ aunque algo complicada. Si en lugar de molestarnos
dedo lateral. Sí sustituímos ahora nuestras coordenadas equidistantes por en buscar esta ecuación. nos conformamos con tabular nuestros valores
otras que se vayan juntando gradualmente al aproximarse al lado medio de x e r en la segunda figura_ comparándolos con los de la primera (tal
del dedo, obtendremos un diagrama que no se diferencia en nada esencial como hicimos al comparar los pies de los ungulados) obtendremos las
de un auténtico dibujo del dedo lateral (e). En resumen, la diferencia entre dimensiones de una cuadrícula en la que simplemente proyectando la figura
el contorno del dedo medio del tapir y el siguiente dedo lateral puede
expresarse casi completamente diciendo que si el uno está representado
23 Estos mismos dibujos de Durero inspiraron a Peter Camper la idea del «ángulo facial>>.
por coordenadas rectangulares equidistantes. el otro estará representado
por coordenadas oblicuas, cuyos ejes forman un ángulo de. 50 y donde El método de comparación de campo era igual que el nuestro, excepto en que él sólo dibujaba
los ejes. omitiendo la cuadrícula del sistema de coordinadas; Camper veía claramente el
los espacios entre las abcísas disminuyen en una cierta proporción logarítmica. hecho esencial de que el cráneo varía como un todo, y que el <<ángulo facial>> es el índice
Hemos considerado nuestra curva o proyección original del dedo del tapir de una deformación general. «El objetivo era demostrar que las diferencias naturales pueden
como una función de la forma F(x, y)== O. La figura del dedo lateral reducirse a reglas_ de las cuales la norma o canon es la dirección de la línea facial; y
del tapir es una función completamente idéntica de la forma F(c'. y 1 ) =O_ que estas direcciones e inclinaciones van siempre acompañadas de cambios en la forma,
tamaño y posición de las otras partes del eran e o>>. Del prefacio del doctor T. Cogan al
donde -'1 e _1'1 son ejes de coordenadas oblicuas que forman entre sí un libro de Camper On the connexion between the Science oj Anatomy and the arts oj drawing,
ángulo de 50 . painting and Sctt!pture ( 176~ '!), citado en el apartado dedicado a Camper de R. Ham!lton
en Uves of Eminent Naturaliste (Na!. Libr) Edinburgh, 1840. Ver también R. Camp¡r, Disserlation
sur les diférences réelles que présentent les Traits du visage che: les hommp de diflérents
la Nature (diciembre de 1927). Sobre Durero como matemático, ver Cantor_ 11, 459; S. Günther, pays et de dijjérents dges, París, 1891 (op. posth.) P_ Topinard, «Etudes sur Pierre Camper,
Die fieometrische Náherungsconstructione Albrecht Dürers (Ansbach, 1866); H. Staigmuller. et sur l'angle facial dit de Camper», Rev. Anthropol. 2 (1874).
Dürer als Mathematiker (Stüttgatt, 1866).

280 281
de Oithona obtendremos sin más problemas la de Sapphirina: por ejemplo: veremos que es muy fácil pasar a formas más alargadas en dirección transver-
saL tales como Matuta o Lupa (e), y también, por compresión transversal,
.Y ( Oirhona) o 3 6 9 12 15 a una forma como la de Corvstcs (h). En algunos otros casos, el caparazón
_y" ( Sapphirina) o 8 10 12 13 14 se ajusta a un diagrama triangular más o menos curvilíneo, como el de
1· (Oirhona) o 5 10 15 20 25 30 la Figura 142, b, que representa al género Paralomis. Aquí podemos ver
r" ( Sapphirina) o 2 7 3 23 32 40 fácilmente que el borde posterior presenta un alargamiento transversal, en
comparación con el de Gcryon, mientras que la parte anterior está extendida
De este modo, con un solo modelo o tipo como referencia. podemos registrar longitudinalmente en relación con la posterior. Un sistema de ordenadas
en muy poco espacio los datos necesarios para obtener los contornos aproxi- ligeramente curvas y convergentes, con líneas de abcisas ortogonales y espa-
mados de un gran número de formas. Por ejemplo. la diferencia, aparentemen- ciadas logarítmicamente. parece satisfacer esta condición. como se ve en
te inmensa. entre el delicado cuerpo de una Caprc//a y la voluminosa figura la figura.
de un Cyamus se revela como muy pequeña en realidad. y probablemente
no se trata más que de una diferencia de magnitudes relativas que podemos
tabular por medio de números y expresar perfectamente mediante coordena-
das rectilíneas.

(a) (d)
\
~\

t
Ir ¡~
b.

(b)
u \ (e)
j
Figura. 140. Oithona nana. Figura 141. Sapphirina.
~
~[\ 11
Los crustáceos nos ofrecen innumerables ejemplos de deformaciones más
complicadas. Gracias a esto, podemos comparar entre sí varios crustáceos
superiores, aún en el caso de formas tan divergentes como una langosta
y un cangrejo. Es evidente que todo el cuerpo del primero está alargado
en comparación con el del segundo, y que el cangrejo es relativamente
grande en la región del caparazón, pero disminuye rápidamente en la breve
y delgada cola. De un modo generaL el sistema de coordenadas rectangulares (e)
y alargadas en el que podemos inscribir el contorno de la langosta se
convierte en un triángulo en el caso del cangrejo. Podemos comparar en
detalle los contornos de los caparazones de varios cangrejos, y encontraremos
que esta comparación es fácil y significativa, a veces hasta en los más
mínimos detalles, tales como el número y situación de las espinas marginales,
aunque en otros casos estos detalles presentan una variabilidad independiente.
Si escogemos como punto de partida un cangrejo como el Geryon (Figura Figura 142. Caparazones de varios cangrejos. (a) Geryon; (b) Corystes; (e) Scyramathia;
142, a) y lo inscribimos en nuestras coordenadas rectangulares equidistantes, (d) Paralomis; (e) Lupa; (/) Chorinus.

282 283
En una interesante serie de casos, como los géneros Chorinus y Scyrmnar- prominente y preponderante en todo el organismo que un sistema apropiado
!Jia, y en general en los cangrejos-araña, parece suceder precisamente lo de coordenadas basta para dar una buena imagen de todo el fenómeno.
contrario. Aunque el caparazón de estos cangrejos presenta una forma Siguiendo con los ejemplos de crustáceos, he dibujado en la Figura 143 a
algo triangular. que a primera vista parece más o menos similar a la que el coptorno aproximado de un pequeño anfipodo de la familia Phoxocefálidos
acabamos de describir. pronto vemos que el verdadero bor9e posterior (Harpinia sp.). Deformando las coordenadas de la figura hasta convertirlas
no es ancho. sino estrecho. y que la parte más ancha del caparazón correspon- en un sistema curvo y ortogonal 24 como el de la Figura 143 b, obtenemos
de exactamente, no a la más ancha de Para/omis, sino a la más ancha inmediatamente una representación muy aproximada de un género afin,
perteneciente a otra familia de anfípodos: el Stegocephalus. Cuando más
nos alejemos del tipo que nos sirve de referencia, las coordenadas necesitarán
una mayor deformación y la figura resultante tenderá a ser algo menos
(a) exacta. En la Figura 143 e he dibujado una cuadrícula tal que si transferimos
a ella nuestro diagrama de Harpinia o de Stcr;oapha/us obtendremos una
representación aceptable del género aberrante Hypcria 25 , con su estrecho
abdomen. sus reducidos pliegues pleurales. sus grandes ojos y su abultada
cabeza.

Hidrondeo§
(b)
Los zoofitos hidroideos constituyen un grupo « polimórfico», en el que
se han distinguido ya un gran número de especies. a las que constantemente
los taxonomistas añaden otras nuevas. En su mayor parte, las distinciones
específicas no se basan en caracteres directamente exhibidos por el animal
vivo. sino en la forma, tamaño y ordenación de las pequeñas copas o
«calículos» segregados y habitados por los pólipos individuales que componen
el organismo compuesto. Fácilmente se ve que las variaciones, aparentemente
infinitas. de estas configuraciones son una cuestión de magnitudes relativas,
posibles de expresar por completo mediante sistemas de coordenadas, a
veces muy sencillos y otras veces algo más complicados.
Por ejemplo. las diversas formas del calículo sencillo de los campanularios
pueden representarse y compararse por medio de coordenadas cartesianas
Figura 143. (a) Harpinia plumosa Kr; (h) Sre¡;ocephalus inflarus Kr; (Figura 144). En las dos familias afines Plumularidae y Aglaopheniidae.
(ce) Hvperia ¡;alha. los calículos están dispuestos unilateralmente sobre un tallo articulado, y
existen pequeñas estructuras en forma de copa (que contienen pólipos rudi-
de Gcryon; la principal diferencia con este último consiste en un alargamiento mentarios) asociadas con los calículos grandes, de número y posición defini-
anteroposterior de la parte delantera del caparazón, que culmina en un dos. Estos calículos pequeños aparecen en número variable, pero en la
gran alargamiento de la región frontal, rematada por dos espinas o «cuernos». gran mayoría de los casos acompañan a los calículos grandes en grupos
En este caso. las ordenadas curvas convergen hacia atrás y divergen amplia- de tres -dos junto al borde superior y un tercero, especialmente variable
mente hacia delante (Figura 142, e, .fl. mientras que el espacio entre las en tamaño y forma. en la base-. El tallo es flexible y bastante susceptible
abcisas disminuye considerablemente. a la extensión y la compresión; y estas variaciones se extienden, a menudo
Para someter nuestro método a una prueba aún más dura, intentamos
dibujar un animal completo en lugar de comparar simplemente partes corres-
pondientes, tales como los caparazones de diversos malacostráceos o huesos
relacionados, como en el caso de los dedos del tapir. A pesar de todo,
24 Se estudian coordenadas similares enLamé, Ler;:ons sur les coordonnées curvilignes (París,
1859).
y hasta cierto punto, el método pasó la prueba bastante bien. En otras 25 Existe una comparación análoga pero más detallada en H. Mogk. «Versuch einer For-
palabras, a menudo un particular modo o dirección de variación es tan manalyse bei Hyperiden», In t. Rev. ges. Hydrobiol., 14 (1923), 276-311; 17 (1926), 1-98.

284 285
de un modo exagerado, a los calículos implicados. Como resultado, veremos podremos ver cuán fácil es transformarla en una forma circular y orbicular,
que podemos dibujar varios. sistemas de coordenadas curvas o sinuosas, pero todavía estrechamente emparentada. Por otra parte, nos basta con
que expresan de un modo prácticamente completo la configuración de los un pequeño deslizamiento para transformar al ovalado Anodon en la forma
diversos hidroideos que inscribimos en ellos, (Figura 145). La suavidad relati- triangular y puntiaguda de Mytilus, Aurícula o Pinna. Supongamos ahora
va de los dentículos marginales del calículo, y el número de estos dentículos, que dibujamos la concha de Anodon en las habituales coordenadas rectangula-
constituyen una variación independiente, que exige una descripción por res. y deformamos la cuadrícula hasta transformarla en la correspondiente
separado; ya hemos visto (página 80) que esta denticulación se debe casi a las coordenadas oblicuas de M.vtilus, y podremos dibujar en cada una
con seguridad a una causa física concreta. la anatomía de estos moluscos. Así veremos que de los dos músculos
aductores, que eran iguales en Anodon, uno se hace más pequeño y el
!V 'IJIV' f1¡ ¡v IV V lflJ
otro más grande cuando los transferimos a la cuadrícula oblícua de M y tifus;
,_ - al mismo tiempo. el pie se atrofia y la abertura sifonal se agranda. En
~---
otras palabras, habiendo «transformado» una concha en la otra, podemos
llevar a cabo una transformación idéntica en la anatomía que contienen;
y así (siempre que no se trate de dos formas muy lejanas) deducir la
estructura del cuerpo de una a partir del cuerpo conocido de la otra,
con una aproximación nada despreciable.

\ 11 \ 1
( 1~
f 1
1'?) --
( )
Peces

Entre los peces descubrimos una gran variedad de deformaciones, algunas


(a) (b) (e) de ellas de un tipo muy sencillo y otras más sorprendentes e iHesperadas.
Figura 144. (a) Campana/aria macroscyphus Allm; (b) Gonothyraea hyalina Hincks;
En las Figuras 146 y 147 podemos observar un caso relativamente sencillo,
(e) C/ytia Johnstoni Alder. donde sólo interviene un simple deslizamiento. La primera figura representa,
dentro de coordenadas cartesianas una pequeña especie oceánica conocida
como Argrropc!ccus o!f'crsi. La otra representa exactamente el mismo contor-
no transferido a un sistema de coordenadas oblícuas cuyos ejes están inclina-
dos en un ángulo de 70 ; y se da el caso, al menos en lo que se puede
apreciar a partir del dibujo. de que ésta es una imagen bastante exacta
de un pez parecido. clasificado en un género diferente. bajo el nombre
de Sternoptyx diaphana. La deformación observada en el caso del Argyropclc-
cus es exactamente análoga al tipo más corriente y más sencillo de deforma-
ción al que se ven sometidos los fósiles como resultado de las tensiones
de deslizamiento en la roca sólida.
La Figura 148 muestra un dibujo esquemático de un tí pico pez Scaroideo.
Si deformamos estas coordenadas rectilíneas transformándolas en un sistema
(a) (b) (e) (d) (e) de círculos. aproximadamente coaxiales, como el de la Figura 149 y a conti-
nuación transferimos a este nuevo sistema, espacio por espacio y punto
Figura 145. (a) Cladocarpus crenatus F; (b) Aglaophenia pluma L;
(e) A. rhynchocarpa A; (d) A. c01·nuta K; (e) A. ramulosa K. por punto nuestro anterior diagrama de Sea rus, obtendremos una imagen
muy buena de un pez correspondiente a una familia vecina, del género
Pomacanthus. Este caso es especialmente interesante porque sobre el cuerpo
Entre otros innumerables invertebrados que podrían servirnos como ejem- del Pomacanthus existen unas bandas de color brillante cuya dirección se
plo, de permitirlo el tiempo y el espacio, los moluscos bivalvos resultan corresponde con bastante exactitud con las líneas de las nuevas ordenadas
especialmente adecuados para explicar ciertas cosas. Si comenzamos con curvas. De manera similar. los contornos aún más estrafalarios de otros
una concha más o menos ovalada, tal como la de Anodon, M ya o Psammobia, peces de la misma familia de Quetodontos corresponden a modificaciones
286 287
muy ligeras de coordenadas similares; en otras palabras, a pequeñas variaciO- na (Figura !52). sustituyendo el sistema de coordenadas rectangulares en
nes en los valores de las constantes de las curvas coaxiales. el que habíamos inscrito Pollprion por otro de coordenadas triangulares
o radiales. El curiosísimo pez oceánico Antif;onict capros se ajusta perfectamen-
te a la peculiar deformación representada en la Figura 153.

Figura 146. Argrrope/ecus olfási. Figura 147. Srernopt¡·y diaplwna.

Figura 152. Scorpaena sp. Figura 153. Anrigonia capro.\.

La Figura 154 es un típico Diodon o pez puerco espín, y la Figura !55


ha convertido sus coordenadas verticales en un sistema de círculos concéntri-
cos y sus coordenadas horizontales en un sistema de curvas que. de forma
Figura 148. Scarus sp. Figura 149. Ponwcanthus.
provisional y aproximada se asemejan a un sistema de hipérbolas. El antiguo
contorno, transferido íntegramente a la nueva cuadrícula se revela como
una manifiesta representación del pez sol Orthafioriscus mola, emparentado
pero de aspecto muy diferente. Este es un caso particularmente instructivo
de transformación o deformación. Es cierto que en sentido matemático
no se trata de una deformación perfectamente regular ya que el sistema
deja de ser isogonal; pero no obstante. su apariencia es simétrica y se
aproxima obviamente a un sistema isogonal bajo ciertas condiciones de
fricción o restricción. Como tal explica. mediante una sola transformación
integral, todas las diferencias externas, aparentemente separadas, y distintas
entre ambos peces. Las partes más cercanas al origen del sistema -toda
la región de la cabeza. el orificio opercular y la aleta pectoral- quedan
prácticamente inalteradas en forma, tamaño y posición; y la modificación
de tamaño y forma se hace mayor y más aparente según nos desplazamos
Figura 150. P!Jtvprion. Figura !51. Pseudopriacanthus altus. desde el origen hacia la periferia del sistema.
En pocas palabras, esto basta para explicar el nuevo y sorprendente
contorno en todos sus detalles esenciales: cuerpo redondeado, aletas dorsal
En las Figuras 150-153, he representado otra serie de peces Acantopterigios y ventral exageradas y cola truncada. De manera similar, utilizando exacta-
relacionados no muy lejanamente con los anteriores. Si comenzamos esta mente los mismos sistemas de coordenadas, me parece que sería posible
serie con la figura de Polyprion (Figura 150), veremos que es fácil derivar demostrar las relaciones casi hueso por hueso, entre los esqueletos de los
de ésta las figuras de Pseudopriacanthus (Figura !51) y de Sehastes o Scorpae- dos peces; en otras palabras, reconstruir el esqueleto de uno a partir del
288 289
esqueleto del otro, utilizando como guía la misma correspondencia que sólo los contornos variables de la cabeza. sino incluso la forma y tamaño
presentan sus configuraciones externas. de muchos de los huesos que la componen y de los espacios o «vacuidades»
intermedios. a un sólo y sencillo sistema de coordenadas transformadas.
e Bastará con tres o cuatro ejemplos para ilustrar la manera en que los
cráneos de los diversos cocodrilos difieren unos de otros.
Tomemos como forma standard un cocodrilo moderno típico, p. ej.
Crocodilus porosus, e inscribámosle. (Figura 156 a) en las acostumbradas
coordenadas cartesianas. Deformando la cuadrícula rectangular hasta conver-
tirla en un sistema triangular, con el ápice del triángulo un poco más
adelante del hocico (b), pasamos a una forma como la de C. amcricanus.
Exagerando el mismo proceso obtenemos inmediatamente la forma aproxima-
da de uno· de los cocodrilos de hocico afilado (longirrostros). como el
género Tomistoma; y en esta especie. la posición oblícua de las órbitas.
el contorno arqueado del occipital y algunas otras características sugieren
un cierto grado de curvatura por parte de las coordenadas horizontales,
tal como se ha representado en el diagrama (Figura 156 b). En el cráneo.
aún más alargado, del gavia! indio. todo el cráneo ha experimentado una
gran extensión longitudinal. o, en otras palabras la proporción ha dismi-
nuido considerablemente; y esta extensión no es uniforme. sino que alcanza
o 2 3 4 5 6 un máximo en la región de los huesos nasales y maxilares. Esta región
especialmente alargada está al mismo tiempo estrechada en un grado excep-
cionaL y este estrechamiento exagerado está representado por una curvatura
de las ordenadas verticales con la convexidad hacia el eje mediano. Como
último ejemplo, consideremos uno de los cocodrilos mesozoicos, el pequeñq
Notosuchus del período Cretácico. Este pequeño cocodrilo es muy diferente
de nuestro tipo standard en las proporciones de su cráneo. La región del
hocico. desde los huesos frontales hacia delante. está muy acortada; si
en Crocodilus esta región representaba 2/3 de la longitud total del cráneo.
aquí representa menos de la mitad, aproximadamente 3/7 del total; y el
Figura 154. Figura 155. Orthar;oriscus. conjunto del cráneo. especialmente en su parte posterior. es curiosamente
compacto. ancho y redondo. La órbita es inusitadamente grande. Si en
el diagrama de este cráneo seleccionamos una serie de puntos obviamente
correspondientes a los puntos en que nuestras coordenadas rectangulares
Reptiles cortan a huesos concretos u otras características reconocibles en nuestro
cocodrilo <<típico», descubriremos sin dificultad que las líneas que unen
La familia de los cocodrilos ha tenido un interés especial para los evolucio- estos puntos en Notosuchus encajan en un sistema de coordenadas corno
nistas desde que Huxley señaló que, en un grado sólo inferior al caballo el de la Figura !56 c. Para cualquier propósito. este sistema. no muy complica-
y sus antepasados, nos ofrece una serie casi ininterrumpida de formas de do y que representa una sola <<deformación» armoniosa, explica todas las
transición, que desciende en sucesión continua de una formación geológica diferencias entre las dos figuras y nos permite en cualquier momento recons-
a otra. Y o me siento inclinado a trasponer esta declaración a otros términos, truir un dibujo detallado, hueso por hueso, del cráneo de Notosuchus a
diciendo que los Crocodilia constituyen un caso en el que, la tendencia partir del modelo del cocodrilo común.
de un particular modo de transformación se manifiesta visiblemente con Las numerosas y diversas formas de dinosaurios, todos los cuales manifies-
muy poca complicación debida a la presencia de variables independientes. tan un fuerte <<aire de familia» por debajo de la gran diversidad superficial,
Si de momento excluimos de nuestra comparación algunos de los cocodrilos nos proporcionan un abundante material para la comparación por el método
más antiguos, como Belodon, que difieren más fundamentalmente del resto, de transformaciones. Como ejemplo he representado los huesos pélvicos
encontraremos una larga serie de géneros en los que podemos referir no de Stegosaurus y de Camptosaurus (Figura 157 a, b) para demostrar que
290
291
si tomamos el primero como tipo cartesiano, una ligera curvatura y una
extensa aproximación logarítmica del eje de las x nos lleva fácilmente a
la configuración del otro. En el ejemplo descrito por Marsh 26 , falta la
porción anterior del hueso ilíaco; y en la restauración de Marsh esta parte (a)
del hueso está dibujada como si terminase de repente en una punta afilada.
En mi figura, he completado esta parte perdida del hueso en armonía
con el sistema general de coordenadas sugerido por nuestra comparación
de las dos pelvis completas; y me atrevo a opinar que el resultado tiene
una apariencia más natural (y más posibilidades de ser correcto) que la
restauración de Marsh. De hecho, parece que existe un campo muy apropiado
para el empleo del método de coordenadas en esta tarea de reproducir (b)
porciones perdidas de una estructura, en la escala apropiada y en armonía
con los tipos emparentados conocidos. Volveremos a este tema.

Figura 157. Pelvis de (a) Sregosaurus: (h) Campro.wurus.

2 o 2

(a) (b) (e)


(a) Crocodi/us porows: (h) C. amcricanus: (e) Norosuchus rcrrcsrris.
(a) (b)
Figura 156.

Figura 158. Escápula de Crrproclcidus. (a) joven: (h) adulto.

En la Figura 158 a, b, he dibujado la escápula de Crvptoclcidus, un


reptil del grupo de los plesiosaurios. correspondiente en un caso a un
individuo juvenil y en el otro a un adulto. El cambio de forma en esta Antes de abandonar el grupo de los reptiles, observemos el extraño
región del cuerpo durante el crecimiento es muy considerable, y su naturaleza cráneo modificado del Preranodon, uno de los reptiles voladores o pterosau-
queda revelada por los dos sistemas de coordenadas. En la Figura 159 rios. En este cUJ;iosísimo cráneo, la región de las mandíbulas o pico es
he dibujado la escápula de un ictiosaurio, refiriéndola a la de Cryptoclcidus; muy alargada y puntiaguda; el hueco occipital se eleva, formando una
la interclavícula, que es aparente en Ichthyosaurus, es diminuta y escondida enorme cresta dirigida hacia atrás; la parte posterior de la mandíbula inferior
en Cryptoclcidus; pero todas las demás diferencias entre las dos formas, se proyecta hacia atrás de un modo similar; la órbita es pequeña; y el
la principal de las cuales es el gran alargamiento de ambas clavículas en hueso cuadrado está muy inclinado hacia abajo y hacia delante. Todo
lchthyosaurus, son, según nuestros diagramas, partes de una deformación el cráneo presenta una configuración que parece completamente diferente
general y sistemática. de la de un Ornitosaurio más normaL como el Dim01phodon. Pero si inscribi-
mos este último en coordenadas cartesianas (Figura 160 A) y referimos nues-
26 Dinosaurs of' North America (!896). pl. LXXXL etc. tro Prcranodon a un sistema de coordenadas oblicuas (h), en el que los

292 293
123456789
dos sistemas de líneas paralelas se convierten en haces de radios divergentes.
se nos manifestará una correspondencia que se extiendé uniformemente a a
!(';. }
por todas las partes de estos cráneos de aspecto tan diferente. 1-- ')~ ~
b b
e / " /M )
e
d V 1/
/ d
e
"'f // e
f V f
g /~ g
h / V h
l ./
1.23456789
Figura !59. Escápula de lchthrosaurus.
Figura 161. Pelvis de Archaeopteryx.

(a)

(b) Figura 162. Pelvis de Apatornis.

Figura 160. (a) Cráneo de Dimorphodon: (/J) Pteranodon.

La pelvis de las aves

Hasta ahora, hemos utilizado (y en general seguiremos haciéndolo así)


nuestro método de coordenadas como un medio de comparar una estructura
conocida con otra. Pero, como ya he dicho. es obvio que también podría
emplearse para dibujar estructuras hipotéticas. suponiendo que habrán varia-
do a partir de una forma conocida, de algún modo definido. Este proceso
puede ser especialmente útiL y desde luego es legítimo. si lo aplicamos
al caso particular de representar estados intermedios entre dos formas conoci-
das. En otras palabras. reconstruir los estados de transición que debe haber
recorrido el curso de la evolución para provocar el cambio. desde algún
tipo ancestral hasta su presunto descendiente. Hace algunos años. envié
a mi amigo Gerhard Heilmann. de Copenhage. unos cuantos de mis diagra- Figura 163. El sistema de coordenadas de las Figuras 161 y 162,
mas. incluyendo algunos en los que se comparaban las pelvis de ciertas con tres sistemas intermedios intercalados.

294 295
aves antiguas y primitivas. Heilmann, que es a la vez un buen dibujante de las "aves con dientes» fósiles del Crtácico de Norteamérica, un ave
y un experto en morfología. me devolvió un conjunto de diagramas que
1
que presenta cierta semejanza con las golondrinas de mar modernas. Se
suponían una enorme mejora de los míos. y que están representados en ha tomado como «tipo» la pelvis de Archacopteryx, refiriéndola por tanto
las Figuras 16!-166. Aquí tenemos. como casos extremos. la pelvis de Ar- a coordenadas cartesianas (Figura 161); las correspondientes coordenadas
clwcoplc!T.Y, la más antigua de las aves conocidas. y la de Apatornis, una de la pelvis de Apatornis están representadas en la Figura 162. En la Figu-
ra 163 se han superpuesto los contornos de estos dos sistemas de coordenadas,
uno sobre otro, interpolando entre ellos tres sistemas de coordenadas interme-

123456789

Figura 164. La primera cuadrícula intermedia de coordenadas.


con su correspondiente pelvis inscrita.

Figura 166. La pelvis deArchaeopteryx y de Apatornis,


con tres tipos de transición intercalados.

dios y equidistantes. Pero cada uno de estos últimos sistemas, determinados


por interpolación directa, se ha dibujado un diagrama completo de coordena-
das. así como el correspondiente contorno de una pelvis (Figuras 164 y
165). Finalmente, en la Figura 166 se representa la serie completa, empezando
Figura 165. La segunda y tercera cuadrículas intermedias por la pelvis conocida de Archaeopteryx, y llegando, a través de tres tipos
con sus correspondientes pelvis inscritas. . intermedios hipotéticos, a la pelvis también conocida de Apatornis.

296 297
El cráneo de los mamíferos las que ofrece una imagen lateral; y estas diferencias quedan bien de manifies-
to en l<t serie de transformaciones representadas en la Figura 169. En este
Sólo consideraremos dos ejemplos. uno de ellos basado en la comparación caso. quizás se observe que la correspondencia no siempre es del todo
del cráneo humano con el de los simios superiores. y el otro tomado del exacta en pequeños detalles. Podría fácilmente haberse hecho más exacta
grupo de ungulados perisodáctilos, que incluye al rinoceronte. el tapir y dando una ligera curvatura sinuosa a algunas de las coordenadas. Pero
el caballo. tal como están. la correspondencia es bastante aproximada y la sencillez
Comencemos escogiendo como «tipo» el cráneo de Hyrachyus agrarius, de las figuras ilustra mejor el carácter .general de la transformación.
del Eoceno medio de Norteamérica, tal como lo describe Osborn en su Mediante cambios similares y no más drásticos. podemos pasar fácilmente
Monografía sobre los Rinocerontes Extinguidos (Figura 167) 27 a formas relacionadas. como los titanoterios (Figura 170); y la conocida
serie de especies de Titanothcrium con la que el profesor Osborn ha ilustrado
la evolución de este género. constituye un caso sencillo y muy apropiado
para la aplicación de nuestro método.
Pero nuestro método nos permite salvar vacíos aún mayores. y distinguir
las semeJanzas generales. y en cierta medida también las de detalle. entre

Figura 167. Cráneo de Hyrachyus agrarius. Según Osborn.

Las otras muchas formas de rinocerontes primitivos descritas en la mono-


grafía difieren de Hyrachyus en varios detalles -caracteres de los dientes.
a veces número de dedos, etc.- y también difieren muy considerablemente
en la apariencia general del cráneo. Pero estas diferencias. por muy aparentes
que parezcan a primera vista. son fácilmente reducibles a una sencilla transfor- Figura 168. Cráneo de Aceratherium tridactylum. Según Osborn.
mación homogénea, como la que resultaría de aplicar una fuerza no muy
complicada. Por ejemplo, las coordenadas correspondientes a Accratherium
tridactylum (Figura 168) indican que la diferencia esencial entre este cráneo el cráneo del rinoceronte y los del tapir o el caballo. A partir de las
y el anterior puede resumirse diciendo que el eje largo del cráneo de Accrathe- coordenadas cartesianas en las que hemos inscrito el cráneo de un rinoceronte
rium ha experimentado una doble curvatura bastante ligera. mientras que primitivo, podemos pasar al cráneo de un tapir (Figura 171), primero convir-
al mismo tiempo las partes superiores del cráneo se han visto sometidas tiendo la cuadrícula rectangular en una triangular, por medio de la cual
a una expansión vertical, o sea, un crecimiento en proporción algo mayor representamos la depresión de la parte anterior del cráneo y la elevación
que las partes inferiores. Exactamente los mismos cambios, pero en una progresiva de la parte posterior; y segundo, dando a las ordenadas verticales
escala algo mayor, nos dan el cráneo de un rinoceronte actual. una curvatura que provoque una cierta compresión longitudinal, o condensa-
Entre las especies de Aceratherium, el lado posterior u occipital del ción, en la parte delantera del cráneo, especialmente en las regiones nasal
cráneo presenta diferencias específicas que quizás sean más conspicuas que y orbital.
La forma del cráneo del caballo se aparta de la de nuestro perisodáctilo
27 Mem. Amer. Mus. Nat. Hist. 1, pt. 3 (1898). primitivo (es decir, de nuestro rinoceronte primitivo Hyrachyus) en una

298 299
dirección casi opuesta a la que toman el Titanothcrium y las especies recientes han transformado en líneas curvas equidistantes. aproximadamente arcos
de rinocerontes. En la Figura 172 observamos que las coordenadas horizonta- de círculo. con su c6ncavidad dirigida hacia abajo; y (2) que las ordenadas
les (que en estos últimos casos se han transformado en curvas con la verticales se han transformado en un haz de radios aproximadamente ortogo-
concavidad hacia arriba) están. en el caso del caballo. curvadas en la dirección nales a los arcos circulares. En suma. la configuración del cráneo del conejo
opuesta. Y las ordenadas verticales. que también están curvadas en un se puede derivar de la de nuestro rinoceronte primitivo por el proceso.
modo algo similar al del tapir. son casi equidistantes. en lugar de estar inesperadamente simple. de someter este último a una fuerte y uniforme
agrupadas en la parte anterior. como sucede en el tapir. Las ordenadas flexión hacia abajo (ver la Figura 167). En el caso del conejo. la configuración
y las abcisas forman un sistema oblicuo. como se ve en la figura. En de los huesos individuales no se ajusta tan perfectamente a la transformación
este caso. he intentado prolongar la cuadrícula más allá de la región normal- general como sucedía cuando comparábamos entre sí los diversos perisódácti-
mente necesaria para incluir el diagrama del cráneo del caballo. con el los: y las principales desviaciones se encuentran en el tamaño de la órbita
fin de mostrar mejor la forma de la transformación generaL de la que
sólo hemos tenido que considerar una parte.

Figura 170. Titanotherium robustum. Figura 171. Cráneo de tapir.

Figura 169. Vista occipital de los cráneos de varios rinocerontes extinguidos


( Aceratherium spp). Según Osborn.

A primera vista. resulta sorprendente que podamos pasar. mediante Figura 172. Cráneo de caballo.
una transformación aún más sencilla, de nuestros cráneos de perisodáctilos
al del conejo; pero el hecho de que podamos hacerlo es una demostración
de la indudable afinidad que existe entre los roedores. especialmente la y en el contorno de los huesos inmediatamente adyacentes. El hecho. bien
familia de los lepóridos. y los ungulados más primitivos. Por mi parte. simple. es que el ojo relativamente enorme del conejo constituye una variación
ma aún más lejos. pues pienso que existen razones de peso para creer independiente. que no puede incluirse en la transformación general y funda-
que los perisodáctilos tienen un parentesco más próximo con los lepóridos mental. sino que debe estudiarse por separado. El agrandamiento del ojo.
que con los otros ungulados. o que el de los lepóridos con el resto de como la modificación en la forma y número de los dientes. es un fenómeno
los roedores. Pero en todo caso. es obvio. según se ve en la Figura 173. aparte que complementa. pero no contradice en modo alguno. nuestra compa-
que el cráneo del conejo se ajusta a un sistema de coordenadas correspondien- ración general de los cráneos considerados en conjunto.
tes a las .coordenadas cartesianas en las que hemos inscrito el cráneo de Antes de dejar los perisodáctilos y sus afines. consideremos con un
Hyrachyus, ccn la diferencia de que ( 1) las coordenadas horizontales se poco más de detalle el caso del caballo y sus parientes o antepasados

300 301
más inmediatos, ayudándonos para ello con un conjunto de diagramas mente en el caso de Protohippus (P). que la configuración del ángulo de
que también le debo a Gerhard Heilmann 28 . En este caso. empezamos la mandíbula no coincide tan exactamente como otras partes del cráneo
con el cráneo (Figura 175 A) de Hyracothcrium (o Eohippus) inscrito en con el diagrama hipotético. De hecho, esta región es algo variable en las
una cuadrícula cartesiana típica. En el otro extremo de la serie (H) está distintas especies de un género e incluso en diferentes individuos de la
el cráneo de Equus en su propio sistema de coordenadas; y los estados misma especie; en la Figura (Pp) de Protohippus placidus la correspondencia
intermedios (B-G) se han dibujado todos por interpolación simple y directa, es más exacta.
como en la anterior serie de dibujos de Heilmann que representaban al

Figura 173. Cráneo de conejo.

Archacoptcrvx y al Apatornis. En este caso. se indican no sólo las formas


sino también las magnitudes relativas de los distintos cráneos. Junto a
estos diagramas se han representado figuras de ciertos «caballos» extinguidos
(Equidos o Paleotéridos) y en dos de estos casos (Mcsohippus y Protohippus,
M y P) puede comprobarse que el cráneo fósil coincide perfectamente con Figura 174. A, diagrama de las coordenadas cartesianas del cráneo de Hyracotherium o
una de las formas o estados hipotéticos que en nuestro método aparecen Eohippus, tal como se ve en la Figura 175; A-H, contorno de la correspondiente proyección
como fases intermedias de la transición desde Hyracothcrium a Equus 2 9 del cráneo del caballo. B-G, contornos intercalados o intermedios.
En un tercer caso. el de ParahzjJpus (Pa). la correspondencia no es tan
exacta, como el propio Heilmann declara. El contorno de este cráneo se Al considerar esta serie de figuras. es inevitable la sorpresa. no sólo
aproxima al del estado hipotético de transición señalado con la letra D, por la regularidad de la sucesión de las <<transformaciones», sino también
pero la coincidencia no es exacta. ya que el cráneo de Parahippus es evidente- por las ligeras e inconsiderables diferencias que separan cada etapa de
mente más largo, recto y estrecho, y existen otras diferencias de menor la siguiente, e incluso los dos extremos de la serie entre sí. Estas diferencias
importancia. En pocas palabras, aunque algunos autores han situado a no son mayores (salvo en Jo referente al tamaño) que las que existen entre
Parahippus en la línea genealógica directa que une Equus con Eohippus, un cráneo humano y otro. incluyendo en la consideración las razas más
se ve claramente que éste no es su lugar y que más bien debe representar antiguas y remotas; y tampoco son mayores, sino en todo caso menores,
una rama lateral o divergente de los équidos 30 Puede observarse, especial- que la gama de variación racial e individual que se aprecia en algunos
otros huesos humanos, como por ejemplo la, escápula 31 .
Este último hueso presenta una gran variabilidad, pero esto no tiene
28 Este y otros diagramas de coordenadas aparecen en el bello y original libro de G.

Heilmann, Fug/enes Afstamning (Copenhagen, 1916), 398 pp.; ver especialmente pp. 368-80.
nada de extraño o sorprendente, ya que está ligado con todas las consideracio-
29 Zittel, Grundzüge d. Palaeontologie (1911), p. 463.
30 W. B. Scott (Amer J. Sci. 48, 1894, 335-74) «Toda serie completa de mamíferos, tal 3t T. Dwight, «The range of variation of the Human Scapula», Amer. Nat. 21 0887),
como la del caballo es notablemente continua, y los sucesivos descubrimientos van rellenando 627-38. También, Turner, Chall, Rep. XL VII, on Human Skeletons, p. 86, 1886: «He observado,
los pocos huecos que quedan. Los. estados sucesivos se suceden unos a otros tan de cerca gracias a mis propias mediciones y a las de otros, que la gama de variación en la longitud
que a veces es extremadamente dificil ordenarlos y distinguir claramente los miembros que y anchura relativas de la escápula es muy considerable dentro de una misma raza, de manera
pertenencen a la línea generalógica principal y los que representan ramificaciones incipientes. que hacen t\Jta un gran número de huesos para permitirnos obtener una idea precisa de
Algunos especialistas en filogenia sufren verdaderamente un empacho de información». la media de la raza».

302 303
nes de eficiencia mecamca y modificación funcional que estudiamos en
el capítulo anterior. Podríamos decir que la escápula ocupa el foco de
un importantísimo campo de fuerza; y la líneas de fuerza que convergen
en ella resultarán muy modificadas por el distinto desarrollo de los músculos
en una gran extensión del cuerpo. y por la utilización que normalmente
se les dé.
A continuación, inscribimos en nuestras coordenadas cartesianas el con-
torno de un cráneo humano (Figura 177). con el fin de compararlo con

r - _ _,-- _...;. - - --~,r ----~r--,--..,_

a/G/ 1 '
1
b/----
1
1
ct·
1

d ·;
1
1
1
---;
1
' 1
----------4

'----~---~---¡--k -6--¡--a~-~- -¡o-----~~---- J


a /p/"-~~,z~·-_ ~-,-·--_: .:; . ,-,; . ·.-'--:~';i;;l"--,..
¡ i '
b/----
1

e\-
1.
{1---·
\_.+·~~---~---4-·~·-s·~j-g-
11111 2 3 4 5 6 7 8 9 10 ll

entre A y H; M, cráneo de Mesohippus, del Oligoceno, según Scott, para compararlo. con
C; P. cráneo de Protohippus, del Mioceno. segun Cope, para compararlo con E. Pp, mand1bula
Figura 175. A, cráneo de Hyracotherium, del Eoceno, según W. B. Scott; H. cráneo de inferior de Protohippus placidus (según Matthew y G1dley), para compararlo con F; Mt,
caballo, representado como una transformación del de Hyracotherium, y a la misma escala Miohippus (según Osborn); Pa, Parahippus (según Peterson), que presentan semejanzas. aunque
de magnitud; B-G, varios tipos artificiales o imaginarios, reconstruidos como estados intermedios no una coincidencia perfecta, con C y D.
¡
304 305
1
l
1.
los cráneos de algunos de los monos superiores. Sabemos de antemano ción curvas. que forman un nuevo sistema de coordenadas y constituyen
que las principales diferencias entre el tipo humano y los antropoides depen- una simple« proyección» de nuestro cráneo humano. La cuadrícula represen-
den del agrandamiento o expansión del cráneo y la caja craneana en el tada en la Figura 178 constituye una proyección del cráneo humano en

Figura 178. Coordenadas del cráneo del chimpancé. como proyección


(a) (b) de las coordenadas cartesianas de la Figura 177.

Figura 176. Escápulas humanas (según Dwight). (a) Raza Caucasiana; (b) Negra;
(e) Indio Norteamericano (de las montañas de Kentucky).

Figura 179. Cráneo de chimpancé. Figura 180. Cráneo de babuino.

lo que podríamos llamar. hablando en sentido figurado. el «plano» del


chimpancé; y el diagrama completo (Figura 179) demuestra la corresponden-
Figura 177. Cráneo humano. cia. En la Figura 180 he dibujado la deformación similar correspondiente
al caso de un babuino, y es evidente que la transformación es exactamente
del mismo tipo. y sólo se dife:-;:;ncia por una mayor intensidad o grado
hombre. acompañada de una relativa disminución o debilitamiento de las de deformación 32 Así pues. estos cráneos de antropoides pueden transfor-
mandíbulas. Junto con estos cambios. el <• ángulo facial». que era oblícuo marse uno en otro por medio de una« transformación continua». constituyen-
al principio. aumenta hasta hacerse casi recto en el hombre, lo que acarrea do un admirable ejemplo de lo que Listing llamaba «similitud topológica».
una alteración de forma en prácticamente todos los huesos de la cara
32 Las coordenadas empíricas que he dibujado para el chimpancé (como transformación
y el cráneo. Ignoramos (y los métodos ordinarios de comparación no nos
conforma! de las coordenadas cartesianas del craneo humano) tienen el aspecto de poder
lo revelan) hasta qué punto estos diversos cambios forman parte de una encajar en un campo elíptico equipolencia!., y en realidad, son bastante análogas a las imaginadas
sola transformación congruente y armoniosa, o si por el contrario debemos por MM. Y. Ikada y M. Kuwaori, «Sorne Conforma! representations by means ()f the Elliptic
considerar que los cambios experimentados por las regiones frontal, occipital, integrals>>, Sci. pap. Inst. Phys. Res. Tokyo, 26 (1936), 208-15: e.g. pi. XXXIb.
33 Hablando de «diagramas emparejados>>, y pensando sin duda en sus propios «diagramas
maxilar y mandibular (por ejemplo) constituyen modificaciones separadas
recíprocos», Clerk Maxwell dice (en su Artículo Diagramas en la Enciclopedia Británica): «El mé-
o variantes independientes. Pero basta con señalar una serie de puntos todo en el que contemplamos simultáneamente dos figuras y reconocemos una correspondencia
en el cráneo del gorila o del chimpancé, correspondientes a los puntos entre ciertos puntos de una figura y ciertos puntos de la otra, es uno de los métodos más podero-
del cráneo humano cortados por nuestras coordenadas. para comprobar sos y fértiles conocidos hasta ahora por la ciencia ... A veces se le denomina método o principio de
que dichos puntos correspondientes pueden unirse mediante líneas de íntersec- dualidad».

306 307
En ambas dimensiones se ve que al pasar de arrib<t a abajo y de atrás mente hablando, la serie no es continua. y que ninguno de los dos monos
a delante" las correspondientes zonas de la cuadrícula aumentan en una se encuentra exactomcntc en la misma línea directa o secuencia de transforma-
proporción gradual y aproximadamente logarítmica. en el tipo inferior de ción que permite conectar hi patéticamente al otro con el hombre.
cráneo; en resumen, se hace evidente que las modificaciones de las mandíbu- Después de transformar nuestro diagrama de coordenadas del cr2mco
las, la caja craneana y las regiones intermedias forman parte de un proceso humano en el diagrama correspondiente a un mono. podemos igualmente
integral y continuo. Y, por supuesto" es fácil dibujar los diagramas mversos, realizar una nueva transformación del diagrama del hombre o del mono
por medio de los cuales podemos transformar las coordenadas cartesianas al ele un perro. con la misma facilidad. Y esto nos anima a creer que
del mono en coordenadas curvilíneas y no equidistantes. correspondientes es posible comparar los cráneos de dos mamíferos cualquiera o transformar~
al hombre 33 uno en otro con este método. Existe algo. un algo esertcial e indispensable.
Gracias a esta comparación del cráneo de un gorila o chimpancé con común a todos ellos" algo que es el sujeto de todas nuestras transformaciones
un cráneo humano. nos damos cuenta de que el método antropológico y que permanece imariante (como dicen los matemúticos) a través de todas
normal de comparar cráneos usando como referencia un pequeño número ellas. En estas transformaciones nuestras" cada punto debe cambiar de lugar.
de ejes presenta una debilidad inherente. Los más importantes son el eje cada línea de curvatura y cada área de magnitud: pero" por otra parte"
«facial» y el « basicraneal», que forman entre sí el <<ángulo facial»" Pero, todos estos puntos y línea~ siguen existiendo y conservan su orden y posición
en primer Jugar. es evidente que estos ejes no son sino los ejes principales relativos a través de todas las distorsiones y transformaciones. Una sene
de un sistema de coordenadas. y que su utilización aislada y restringida de puntos. a, h, e, a lo largo de una cierta línea" se conservan como
pasa por alto un montón de detalles que podrían apreciarse si se trazase puntos correspondientes. e/, h', e'., ... , aunque la línea que los une puede
el resto de la cuadrícula de coordenadas. Y en segundo lugar. el <<eJe alargarse o curvarse: y lo mismo que sucede con los puntos puede afirmarse
facial», por ejemplo, tal como normalmente se usa en la comparación antro- de l~s líneas y de las· áreas. El ojo. el oído y las fosas nasales" así corno
pológica de un cráneo humano con otro. o del cráneo humano con el todos los demás puntos fundamentales de la anatomía craneana. no sólo
del gorila. se considera en todos los casos como una ·línea recta; pero continúan existiendo sino que conservan su posición relativa a lo largo
nuestra investigación ha demostrado que los ejes rectilíneos sólo se ajustan de todas nuestras transformaciones.
al caso en las transformaciones más sencillas. entre dos formas de parentesco Podemos descubrir una cierta invarian::a, algo más limitada que antes"
muy cercano; y que, por ejemplo, en el cráneo del antropoide no existe entre el cráneo de un mamífero y el de un ave. un anfibio e incluso un
ningún eje rectilíneo homólogo a algún eje rectilíneo del cráneo humano, pez. Aún existe algo común a todos ellos; y utilizando otro término matemáti-
sino que lo que en uno es una línea recta se convierte en una cierta curva co (quizás un poco a la ligera) podemos hablar de los caracteres discriminantes
en el otro. que se mantienen inalterados y continúan siendo el sujeto denuestras transfor-
Heilmann me dice que ha intentado sin éxito obtener una serie de maciones" Pero el sistema. aunque puede llegar muy leJos" t1ene sus hrnitacJo-
transición entre el cráneo humano y algún tipo de antropoide prehumano; nes. No podemos encajar un calamar y un insecto en la misma cuadrícula.
dicha serie, como en t::l caso de los équidos. debería contener otros. tipos por mucho que los distorsionemos; ninguna transformación de coordenadas
conocidos en secuencia lineal directa. Sin embargo, parece imposible obtener nos permitiría convertir a cualquiera de ellos en el otro. o en un vertebrado.
tal serie, o pasar por gradaciones continuas y sucesivas a través de formas Son esencialmente diferentes y no hay nada en ellos que podamos comparar.
como Mesopithecus, Pithecanthropus, Horno neanderthalensis y las razas Es cierto que todos tienen ojos. boca y mandíbulas; pero los órganos
inferiores o superiores del hombre moderno. No debe achacársele a nuestro que designamos con estos nombres ya no están en el mismo orden o posición
método la culpa del fallo. Simplemente, esto indica que no existe una relativa; han dejado de ser la misma cosa. ya no existe ninguna base invariante
línea recta de descendencia o de transformación consecutiva, sino que. por para la transformación. El ojo del calamar parece tan perfecto como el
el contrario, entre los tipos humanos y antropoides recientes y extinguidos nuestro. en términos ópticos" pero la falta de una relación invariante de
nos enfrentamos con un complicado problema de variación divergente y posición entre ellos (o. como diría un naturalista, la falta de verdadera
no continua~'. Y de manera similar. aunque resulta fácil correlacionar los homología entre ellos) es suficiente para demostrar que se trata de objetos
cráneos del babuino y el chimpancé con el del hombre, y aunque también sin relación y que han aparecido de un modo independiente.
es fácil comprobar que el del chimpancé está mucho más cerca del tipo Como ejemplo finaL he dibujado el contorno del cráneo ele un perro
humano que el del babtúno, tampoco es difícil darse cuenta de que, estricta- (Figura 181 ). inscribiéndolo en una cuadrícula comparable al sistema cartesia-
no del cráneo humano que aparece en la Figura 177. Me he propuesto
* Esto es completamente cierto. Tal como indica G. E. Hutchinson, Amer. Sci. 36 ,600 en este caso saltar un hueco más amplio que el que hemos cruzado en
ilustrándolo con nueva información sobre la ascendencia humana, actualmente es posible cualquiera de nuestras anteriores comparaciones. Pero no obstan~e, es obvio
trazar una secuencia de homínidos por transformaciones de coordenadas.
que nuestro método aún resulta apropiado. a pesar de que existen vanas
308
309
posibles, con los que podría iniciarse tal investigación, Habiendo encontrado
que nuestros sistemas de coordenadas planas son de tan fácil aplicación a
ciertos peces, podemos buscar en ellos nuestra primera y aventurada introduc-
ción al campo tridimensionaL
Es bastante evidente que podemos aplicar a un nivel el mismo método
de descripción y análisis que hemos aplicado en el otro: es decir, dibujar
por observación, y mediante un proceso de tanteo y error, las diversas
secciones y los sistemas de coordenadas que parecen corresponderles mejor,
Pero el principal problema que ahora surge es cómo relacionar la deformación
Figura 181, Cráneo de perro. comparado con el cráneo humano de la Figura 177, o transformación que hemos descubierto en un plano con la que observamos
en el otro; y, en caso de que lleguemos a captar los principios generales
diferencias específicas (como la órbita abierta o cerrada, etc,) que deben de esta correlación, cómo podríamos predecir aproximadamente lo que ten-
describirse y explicarse por separado, Podemos ver que las principales diferen- dría lugar en la tercera dimensión cuando estamos acostumbrados a dos:
cias esenciales en el diseño de ambos cráneos residen en el hecho de que es decir, el problema consiste en determinar los valores a lo largo de un
el del perro se estrecha por delante, donde la conformación rectanguar eje, en términos de los otros dos ejes,
deja paso a una triangular; además, coincidiendo con este estrechamiento, se Imaginemos un pez «redondo» corriente y un pez ,, plano» corriente,
da un progresivo alargamiento o estiramiento de toda la parte anterior tales como una merluza y un lenguado, Estos dos peces no están tan
del cráneo: y finalmente. como diferencia secundaría, las ordenadas verticales. bien adaptados para la comparación mediante coordenadas planas como
rectas en el cráneo humano, se hacen curvas. con su convexidad dirigida algunos de los que ya hemos estudiado, debido a la presencia de diferencias,
hacia atrás, en el cráneo del perro, Aunque el resultado neto es que en esencialmente poco importantes, pero bastante conspicuas, e"n la posición
el perro (lo mismo que en el chimpancé) el cráneo es más pequeño y de los ojos o en el número de aletas -es decir, en el modo en que la
las mandíbulas má,s grandes que en el hombre, en este caso se hace bien aleta dorsal continua del lenguado está en la merluza segmentada o dividida
evidente que la cuadrícula del mono no ocupa un lugar intermedio entre en varias aletas separadas-, Pero en términos amplios. y dejando aparte
las otras dos, La deformación sigue líneas diferentes, y aunque podría diferencias secundarias como ésta, está claro que el principal factor del
ser correcto decir que el chimpancé y el babuino son más «bestiales» que caso (hasta donde podemos ver por el momento) es simplemente el ensancha-
el hombre, no sería correcto en absoluto afirmar que son más «caninos», miento del cuerpo del lenguado (en comparación con el de la merluza)
en dirección dorsoventraL es decir, a lo largo del eje de las r, En otras
palabras, la proporción ,,¡y es mucho menor (aproximadamente la mitad)
Sistemas de coordenadas tridimensionales en la merluza que en el lenguado, Pero también advertimos inmediatamente
que aunque el lenguado está «expandido» en una dirección. también es tú
En esta breve disertación sobre la transformación de coordenadas y aplanado o adelgazado en la otra; r aumenta, pero ::: disminuye en relación
su utilidad en Morfología, me he limitado a las coordenadas planas, sin con x, Y además, pronto comprobamos que se trata de un fenómeno corriente
mencionar en ningún momento el tema, menos elementaL de las coordenadas e incluso generaL El cuerpo alto y expandido del pez-sol o de An,tir;onio
en un espacio tridimensionaL En teoría, no existe ninguna dificultad en está al mismo tiempo aplanado o comprimido de lado a lado. en comparación
esta ampliación de nuestro método; es igual de fácil referir la forma de con el de los peces de la misma familia que hemos escogido como referencia,
un pez o de un cráneo a las coordenadas rectangulares s, r, :::, o a las Y, al contrario, un pez como la raya, aunque está expandido de lado a
coordenadas polares ~, 11, ~, que referir sus proyecciones plqnas a los dos lado en comparación con un tiburón, está al mismo tiempo aplanado o
ejes a los que se limita nuestra investigación, No hay ni que decir que deprimido en su sección verticaL Nos apresuraremos a indagar si existe
sería ventajoso hacerlo así, ya que lo que queremos comprender es la forma alguna relación sencilla de magnitud que podamos discernir entre estos
del objeto sólido, no la de un mero dibujo del objeto; y ya hemos visto factores gemelos de expansión y compresión; y el mismo hecho de que
que algunos problemas sencillos de geometría sólida nos llevan rápidamente ambas dimensiones, anchura y profundidad, tiendan a variar en relación
(como sucedía en el caso de la forma de las conchas bivalvas e incluso en el inversa nos asegura que en el proceso general de deformación el volumen
de las univalvas) en la dirección del análisis de coordenadas y la teoría de trans- y el área de la sección transversal se ven menos afectadas que las dimensiones
formaciones conformales, Pero no ha sido mi intención profundizar en este lineales, Hace algunos años, cuando me encontraba estudiando el coeficiente
tema y habrá que dejarlo para otro momento y en otras manos, No obstante, peso-longitud en los peces (de lo que ya hemos hablado en el capítulo Il ),
echemos un vistazo momentáneo al tipo de casos sencillos, los más sencillos es decir, el coeficiente k en la fórmula W =k L 3 , descubrí que k (!lamérnosla
310 311
en este caso k 1) era casi idéntica en dos peces de aspecto tan diferente
como la merluza y el lenguado, lo q.wl indicaba que estos dos peces tiene
aproximadamente el mismo volumen' cuando son de igual /on¡;itud; o. en
otras palabras, que el grado de ensanchamiento del lenguado está más
o menos compensado por el grado de aplastamiento o adelgazamiento,
En resumen, si podemos concebir que una merluza se transforme directamente
en un lenguado. gran parte del cambio podría explicarse supomendo que EPILOGO
el pez redondo se ha aplastado, del mismo modo que el panadero aplana
la masa con el rodillo. Este sería un caso extremo del ba/anccmcnt des
m·ganes o «compensación de las partes». . ..
No debemos olvidar. mientras consideramos la « deformac10n» de un
pez, que éste, lo mismo que un ave. está sometido a estrictas limitaciones
de forma. Lo que nosotros hemos encontrado en un caso particular . fue
El lector habrá descubierto. y yo no he pretendido ocultar. que siento
observado hace 50 años y convertido en una regla general por un mgemero
poco respeto por algunos postulados (a menudo considerados como funda-
naval que estudiaba los peces desde el punto de vista de un constructor
de barcos. Parsons comparó los contornos y el área de las secc10nes de mentales) de la biología actuaL Pero no escribo por afán de polémica,
y las doctrinas que no comparto sólo las menciono de pasada. Consideraré
un cierto número de peces y varias ballénas 34 ; y descubrió que las áreas
seccionales eran siempre aproximadamente iguales a la misma distancia cumplido mi objetivo si he sido capaz de demostrar que existe un cierto
(proporcional) del extremo delantero del cuerpo 35 . El aumento en espes?r aspecto matemático de la morfología, al que todavía prestan poca atención
se equilibraba, como también nosotros hemos visto, con_ una dtmension los especialistas. y que es complementario a la labor descriptiva, y muy
útiL por no decir esenciaL para estudiar y comprender adecuadamente el
de anchura; y la magnitud del «ángulo de entrada» presentado por el
Crecimiento y la Forma. Hic artcm rcmumque repono.
agua al pez en movimiento era bastante constante. Además, según Parsons,
1; posición de la sección transversal mayor es fija para todas las especies, Y al mismo tiempo he pretendido mostrar al naturalista cómo puede
encontrar ayuda y guía en unos cuantos conceptos matemúticos. Ta:nbién
y está situada a un 36 por ciento de la longitud. medtda a parttr del
morro. No es necesario considerar casos extremos, como la angulla o el he tratado de mostrarle al matemático un campo de trabajo, un campo
pez-globo (Diodon), cuyos modos de propulsión y locomoción son material- en el que pocos han entrado y que nadie ha explorado. Aquí podrá encontrar
mente distintos. Pero es sin duda curioso que en cuanto tratamos de correla- problemas familiares. del tipo de los que suelen poner a prueba la habilidad
cionar la deformación en una dirección con la deformación en otra, nos del matemático y constituyen una grata recompensa para la mente pura
vemos llevados a una amplia generalización, donde intervienen las condicio- por sus triviales asociaciones y su aparente sencillez. Hace utinam exco/ant,
nes hidrodinámicas y las limitaciones de forma y estructura que éstas impo- utinam exhauriant, utinam apcriant no bis Viri mmhematicc docti 1 .
nen. Es innecesario confesar que no soy un experto matemático. No he pasado
Nuestros ejemplos. sencillos o simplificados, no nos llevan muy lejos. más allá de los umbrales de esta ciencia. Pero pienso que soy capaz de
comprender parte de la utilidad y la belleza de las matemáticas. Sé que
y sólo nos p;eparan a medias para tareas mucho más difíciles. Pero a
en el estudio de las cosas materiales, el número, el orden y la posición
pesar del interés del tema. debemos dejarlo por el momento, reconoCiendo
son la triple clave del conocimiento exacto; que estos tres factores. en
sin embargo que si existe algún modo de superar las dtficultades de descnp-
las manos de un matemático, proporcionan ''los primeros trazos de un
ción y representación, es por medio de coordenadas espaciales, que nos
apunte del Universo»; que el cuadrado y el círculo nos ayudan a concebir.
permitan obtener al fin una imagen adecuada y satisfactoria de los procesos
de deformación y las direcciones de crecimiento. como al carpintero de Emile Verhaeren, «Les lois indubitables et fécondes Qui
sont la régle et la clarté du monde».
El Número y la Forma manifiestan la armonía del mundo, y el corazón.
el alma y toda la poesía de la filosofía natural están inmersos en el concepto
de belleza matemática. Alguien más grande que Verhaeren tenía esto en
34 H. de B. Parsons. «Displacements and Area-curves of Fish>>. Trans. Ama. Soc. oj" la cabeza cuando hablaba de« los dorados compases preparados en el almacén
Mechan. Engrs., 9 (1888), 679-95. . . eterno de Dios». Alguien más grande que Milton había magnificado el
35 Es decir, si se comparan las áreas de la sección transversal con sus distancias al extremo

anterior del cuerpo, los resultados son muy parecidos para todas las especies exammadas. 1 Boerhaave, en su Oratio de Usu Ratiocinii Mechanici in Medicina (1703).
Ver también Selig Hecht, «Form and Growth in Fishes>>, J, Morph, 27 (1916) 379-400.

312 313
tema y glorificado a Aquél «que se sienta sobre el círculo de la Tierra»,
diciendo: El había medido las aguas en el hueco de su mano, puesto límite a
los cielos y abarcado el polvo de la Tierra en una medida.
Además. la perfección de la belleza matemática es tal que (como Colin
Maclaurin aprendió de las abejas) aquello que es más bello y regular
resulta también ser más útil y excelente.
No sólo los movimientos de las huestes celestiales deben determinarse
por observación y estudiarse por métodos matemáticos. sino que cualquier
cosa puede expresarse con números y definirse por una ley natural. En
esto consiste la enseñanza de Platón y Pitágoras. y el mensaje de los sabios INDICE ALFABETICO
griegos a la Humanidad. Así. vivos y muertos. animados e inanimados.
tanto los que habitamos en el mundo como el mundo en el que habitamos
-rr:XucY yy ~t:Xu e Y. y¡yuwCJKÓ~u:ucx -~ somos reducidos a términos semejantes
por leyes físicas y matemáticas. ,, Tan amplio como el espacio y tan eterno
como el tiempo es el reino de las Matemáticas; en toda su extensión su Abejas Anguila
dominio es supremo; nada puede existir fuera de su orden y nada sucede ,alimentación, 24~25 forma, 312
en contradicción con sus leyes>>. Así dijo. hace unos 60 años. cierto matemáti~ movimiento del enjambre, 44 n. estructura esquelética, 251
panales, 2, 96, 99, 100, 105~117, 135 Angula
co 2 ; y Philolaus el pitagórico había dicho ya algo muy parecido. ritmo de aleteo, 33 n. del cono (ángulo (3) en conchas, 186, 188; en cuer~
Pero con no menos amor y penetración. la ciencia de la Forma y el Abejorro, peso que puede llevar, 26 nos 201
Abe!, 0., 248 n. espiral (ángulo ex) en picos, 209; en conchas,
Número ha sido apreciada en nuestra propia época por un naturalista Acantáceas, cistolitos de, 131 186~188; en colmillos, 209~2!0
verdaderamente grande 3 , por aquel elocuente anciano, aquel sabio estudiante. Acantarios, esqueletos de sulfato de estrocio, 149, de Maraldi, 106 n, 108~112, 116 n, 120, 136, 154,
discípulo de la abeja y la hormiga. que murió mientras se escribía este 161 156, 158
Aceratherium tridacty!um, transformación del crá~ de máximo valor de deslizamiento, 229
libro; que en su casi un siglo de vida había saboreado ya los frutos de neo, 299, 300 de retraso de la espiral (ángulo -y) en conchas, 186,
la inmortalidad; que de un modo curioso combinó la sabiduría antigua Acervularidae, caparazón, 191 188
Actinomma arcadophorum, esqueleto, 152, 153 de retraso entre rotaciones del colmillo y el cuerpo.
con los conocimientos modernos; cuya escritura provenzal parece pensada Aclinophrys, vacuolas, !51 del narval, 212
para música dórica; en cuyas palabras más sencillas se oye el murmullo Aclinosphaerium, vacuolas, 91 Angulas faciales del hombre y los monos, 305~308
Actividad óptica de las sustancias orgánicas, 133~134 Angulas
de la industriosa abeja; y que, perteneciendo a la misma casta que Platón y Pi- Adaptación de organismos por acción de fuerzas me~ de las espículas trirradiadas de esponjas, !34, 136,
tágoras, supo ver en el Número le comment et le pourquoi des choses, y en- cánicas, 215~258 140
contró en él/a clej de voute de l'Univers. Addison, J., 4 A~ los colmillos de los mastodontes, 210
Adsorción en la superficie de las células, 100, 135, de las paredes de las celdillas de un panal, 96, 99,
137~141, 151 0 lOQ, 105~ 116 '•- ~­
Aglaophenidae, forma de los calículos, 285, 286 de las paredes celulares del huevo en segmentación,
Agua, movimiento a su través, 22, 31, 211 99
Agua salada, coeficiente de fricción, 43 de las proyecciones vertebrales, 251
Aguila, pico, 209 de los radios de las hojas, 270~ 1
Agyrope/ecus oljersi, transformación, 287~288 de ramificación de los vasos sanguíneos, 125~126
Alas Anillo de Gibbs, en los límites de superficies y células,
envergadura, 18, 30 91~93, 112, 136, 154, 158
ritmo de aleteo, 30, 33 n. Anillos de crecimiento en los cuernos, 198~ 199
Albatros, huesos huecos de las alas, 220 Anillos de refuerzo, 32, 223
Alce, tamaño y forma, 20 Animales acuáticos
Alcyonaria, espículas, 131 estructura, 228, 250~252, 257
Alfarería, 67, 68 movimiento, 31, 212
Allman, W., 69, 71 tamaño, 22, 41
Altura, límites de, 19, 20 velocidad, 21, 22, 23
Amelung, E., 37 n. Anisotropia
Ammonites, caparazones espirales de, 183, 184, 186 en la melaza, 233
Amoeba, propiedades físicas de la célula de, 10, 11 y asimetría, 74-77, 207
Amoeba spp., interrelaciones entre las especies, 191 Anodon, transformación del cap<, -azón, 287
Anabaena, cadenas de células, 97 Anthony, R., 34 n.
2 William Spottiswoode, en su conferencia como presidente de la British Association en Anaxágoras, 7 Antigonia capros, transformación 289, 311
Dublín en 1878. Andrews, C. W., 257 n. Antílopes, cuernos, 197, 199~202, 204, 205
Anfibios, tamaño de los corpúsculos de la sangre, Apatornis, transformación de la ¡.e!vis, 295
3 Henri Fabre.
38 n Araña, tela, 60, 61, 79

314 315

Вам также может понравиться