17/09/18 Con la visita al museo amparo después de un largo tiempo, me encuentro con la sorpresa de que pasó por un proceso de remodelación. El museo cuenta con numerosas galerías dónde se pueden apreciar reliquias, pero en lo personal, lo que no me agrado fue tal vez en primera estancia, el servicio o la actitud de los guías, que en todo momento se portaban indiferentes. Otro detalle fue que la mayoría de las reliquias son copias exactas. Arquitectónicamente Hablando El museo cuenta con un acceso peatonal, seguido de un breve trayecto hacía la recepción. La distribución del museo no me gusto para nada, ya que sales de una sala y a continuación te encuentras por el camino ya recorrido. Una parte importante a destacar es el uso de cristal templado a lo largo de todo el museo, pero ¿qué pasa con el área de la escalera? La parte donde se ubicaron los elevadores, también tiene cristal pero el detalle es que se ve toda la instalación del mismo. Desde mi punto personal, el museo estéticamente está súper atractivo, pero carece de funcionalidad. Todos sus recorridos resultan ser un poco confusos. Todos los acabados los encontramos en el interior en un Blanco Nieve que contrasta con todos los colores del museo. Cuenta con acabados finos en base de panel de yeso para una mejor y rápida instalación. Como es de esperar, la circulación de nuevo nos viene a jugar un papel importante, debido al flujo vehicular en el acceso principal y al diseño de la misma. En el área de terraza encontramos unas pequeñas mesas para pasar el rato comodo. El recorrido por la terraza no abarca más allá de algo sorprendente, debido a que apenas son sus inicios pero verán que si funcionará. La terraza cuenta con espacios para tomar algún vaso de agua. Y aunque tiene vistas de la ciudad de Puebla, no son las mejores, tal vez se pudieron haber arriesgado un poco más a la zona de la terraza para así tener un uso de ella y poder recuperar algo de la inversión a largo plazo. .