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Facultad de Ciencias

Forestales

ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE INGENIERÍA EN ECOLOGIA DE


BOSQUES TROPICALES

TRABAJO ENCARGADO

CATEDRA:

MICROBIOLOGIA DE BOSQUES TROPICALES

TITULO:

RELACION MICROORGANISMOS-ARTOTROPOS EN LA RECUPERACION DEL SUELO

RESPONSABLES:

ESCOBEDO VELA VÍCTOR


FLORES RIOS MAYRA
FLORES RIOS NILS ERICSON

CATEDRATICO:
LUIS ARTURO MACEDO BARDALES

NIVEL:

FECHA DE ENTREGA:

08/12/18

IQUITOS – PERÚ

2018
RESUMEN
El suelo es un recurso indispensable para la vida que permite el desarrollo de las plantas,
los animales y el hombre. Sin embargo, aún no se reconocen todas las funciones que
realiza, por lo que el concepto general de suelo fértil se refiere más bien a sus propiedades
químicas, específicamente a la disponibilidad de los macroelementos primarios (nitrógeno,
fósforo y potasio). En los últimos años se han propuesto nuevas definiciones que integran
las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos, así como su capacidad de ser
sostenibles, producir alimentos sanos y mitigar la polución medioambiental. No obstante,
aún no existen criterios universales para evaluar los cambios en la calidad del suelo, y para
ello se utilizan indicadores que son atributos edáficos sensibles al manejo y a las
condiciones edafoclimáticas, entre otras características, que permiten valorar su estado.,
de forma general, contribuir al conocimiento de la nueva concepción de la calidad del suelo,
a partir de sus funciones; definir los indicadores biológicos, físicos y químicos y la relación
entre ellos; así como describir algunos estudios que se han realizado en Cuba sobre el tema
de los indicadores de la calidad, como una herramienta para la toma de decisiones en el
manejo.

Palabras clave: calidad, organismos indicadores, suelo.

Los artrópodos terrestres han sido reconocidos como eficientes indicadores del
funcionamiento de los ecosistemas, y de allí su utilidad en pro-gramas de inventarios de
biodiversidad y evaluación de recuperación de áreas degradadas.

Se sugiere que, los bioindicadores deben ser considerados como un conjunto de


herramientas que difieren en su idoneidad según las características del sistema perturbado
y el plan de manejo. Por tanto, se sugiere que pueden ser utilizados de forma individual o
combinada de manera de realizar diagnósticos con la máxima resolución y precisión.

Palabras claves: artrópodos, sistema perturbado, bioindicadores, biodiversidad.

A pesar de su aparente hostilidad, el suelo es el hábitat de innumerables seres vivos. La


mayoría de la biomasa viviente de nuestro planeta se alberga en el suelo. Se han de
conocer, pues, los agentes que viven y trabajan en el suelo, saber cuáles son sus acciones
en el biotopo suelo y cómo el hombre puede intervenir para mantener y acrecentar la
fertilidad de los suelos cultivados utilizando a los organismos edáficos en su favor. A escala
microscópica se encuentran bacterias, algas, protozoos y hongos. Subiendo la escala de
tamaños encontramos nemátodos, artrópodos de pequeño tamaño, gusanos, a los que
siguen lombrices de tierra, moluscos y artrópodos. Muchos de ellos realizan su ciclo
biológico completo en el suelo, mientras que otros sólo son habitantes ocasionales, o en
determinada fases, son fundamentales para el desarrollo de la vida en el planeta, jugando
un papel relevante en la formación y estructuración del suelo y en la movilización de
nutrientes.

Palabras claves: hostilidad, biomasa, biotopo, edáficos.


INTRODUCCION:

En particular, los transformadores de la hojarasca afectan la descomposición microbiana y


la humificación por pulverización e inoculación de esta y pastoreo de bacterias y hongos
que crecen en sustratos orgánicos muertos. Por otro lado, los ingenieros del ecosistema
(hormigas y termitas) modulan directa o indirectamente la disponibilidad de recursos para
otras especies incluidas las plantas, causando cambios en el estado físico de materiales
bióticos que forman parte del suelo (Brussaard 1998).

Su formación es un proceso complejo que involucra cambios físicos, químicos y biológicos


de la roca originaria. Los físicos implican la reducción del tamaño de las partículas sin
ninguna alteración en su composición, y son causados por ciclos de hielo-deshielo, lluvia y
otros efectos ambientales. Los químicos son originados por la separación de las partículas
minerales de las rocas; su alteración o destrucción y la resíntesis a compuestos sólidos
estables se deben, principalmente, a la acción del agua, el oxígeno, el dióxido de carbono
y los compuestos orgánicos (Budhu, 2007).

Por su parte, los cambios biológicos son realizados por la comunidad que habita en el suelo:
flora (plantas), macrofauna (invertebrados), mesofauna (artrópodos, anélidos, nemátodos
y moluscos), microfauna (protozoos y algunos nemátodos) y microbiota (bacterias,
actinomicetes, hongos y algas), y el 80-90% de los procesos son reacciones mediadas por
la microbiota (Nannipieri et al., 2003; Porta et al., 2003). Estos cambios biológicos son: la
degradación y el aporte de materia orgánica, la producción de CO2 en la respiración, la
intervención en la movilidad de los ciclos biogeoquímicos de los elementos y los efectos
mecánicos de los animales y las plantas, así como el fraccionamiento de las rocas por las
raíces, entre otros (Porta et al., 2003).

Para la evaluación de la sustentabilidad de los sistemas de producción es necesario


disponer de indicadores que permitan determinar la calidad ambiental, a largo plazo, que
provocará el manejo (Doran y Parkin, 1994).

La definición anterior excluye otras propiedades que influyen, en gran medida, en el


crecimiento y desarrollo de las plantas, por lo que muchos autores la consideran
incompleta o limitada; por ejemplo Pieri (1989) y Etchevers (1999) plantearon que la
fertilidad del suelo es un concepto mucho más abarcador, que debe integrar los atributos
físicos, químicos y biológicos.

Los tres atributos tienen una estrecha relación entre sí y participan de manera activa en la
producción y la estabilidad de los agroecosistemas. Por ejemplo, los macroinvertebrados
del suelo intervienen en los procesos de infiltración, aireación e incorporación de la materia
orgánica en el suelo (Huerta et al, 2008); y los microorganismos, como las bacterias, los
hongos y los protozoos, los cuales pueden denominarse ingenieros químicos del suelo, son
los responsables de la descomposición de la materia orgánica y de hacer disponibles los
nutrientes para las plantas, los animales y los humanos; además tienen gran importancia
en la formación del humus (Turbé et al., 2010). En este sentido, Cairo y Herrera (1994)
plantearon que el incremento de la materia orgánica en 1% incrementa en 2 cmol.kg-1 la
capacidad de intercambio catiónico (CIC).

Por tanto, las propiedades biológicas tienen una estrecha relación con las físicas, como la
agregación, y con las químicas, como la capacidad de intercambio iónico y la disponibilidad
de nutrientes, lo cual determina que un suelo fértil sea el que conserve las propiedades
físicas, químicas y biológicas deseables, mientras suministra adecuadamente el agua y los
nutrientes, y provee de sostén mecánico a las plantas (Etchevers, 1999).

ARTRÓPODOS DEL SUELO COMO BIOINDICADORES

Los artrópodos terrestres han sido reconocidos, recientemente, como eficientes


indicadores del funcionamiento de los ecosistemas, y de allí su utilidad en programas
de inventarios de biodiversidad o evaluación de recuperación de áreas degradadas (King
et al. 1998, Kremen et al. 1993, Longcore 1999). Entre algunos atributos de los
artrópodos terrestres destacan su amplia diversidad y capacidad de ocupar microhábitats
y nichos específicos, además de jugar múltiples roles ecológicos. En general, son alta-mente
sensibles a variaciones climáticas, cambios en la cobertura vegetal, elementos
contaminantes, prácticas de manejo, etc. (Barros et al. 2002, Jansen 1997, Rodríguez
et al. 1998, Levings y Windsor 1996). Esta capacidad de respuesta ha sido relacionada con
múltiples características de los artrópodos como lo son; el tamaño corporal, las tasas de
crecimiento, la capacidad de dispersión, las adaptaciones a condiciones microclimáticas,
sus cortos ciclos reproductivos, y su importancia en las cadenas tróficas y flujo de
nutrimentos del sistema (Kremen et al. 1993, Longcore 1999, entre otros).

LOS MICROORGANISMOS DEL SUELO Y SU ROL INDISCUTIDO EN LA NUTRICIÓN VEGETAL

Los microorganismos del suelo contribuyen a la sustentabilidad de todos los ecosistemas


por ser los principales agentes del ciclado de los nutrientes al regular la dinámica de la
Materia Orgánica del suelo, el secuestro de carbono, la emisión de gases de efecto
invernadero, la estructuración del suelo y la retención de agua, del aumento en la eficiencia
de adquisición de nutrientes por las plantas y del mantenimiento de la salud vegetal.

La mayoría de las especies vegetales en los ecosistemas terrestres establecen relaciones


más o menos estrechas con microorganismos rizosféricos que les permiten acceder a
nutrientes esenciales para su crecimiento. Entre los numerosos microorganismos que
habitan la rizosfera se incluyen las bacterias simbióticas fijadoras de nitrógeno, los hongos
de las micorrizas y las rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal. Sin embargo, su
rol natural se ha visto marginalizado debido a modificaciones inducidas por labranzas y el
uso excesivo de fertilizantes inorgánicos, herbicidas y pesticidas. Los métodos actuales de
producción de cultivos han creado una serie de problemas ambientales y de salud humana.
Actualmente, el aumento en la aparición de patógenos y malezas emergentes, pre-
emergentes y endémicos desafían nuestra habilidad para proteger el crecimiento y la
sanidad de los cultivos (Miller et al., 2009). Es por ello que, entre otras razones, existe una
demanda creciente de estrategias más ecológicas en la producción agrícola. La
biotecnología vegetal ha contribuido al desarrollo de nuevas variedades de cultivo con
tolerancia o resistencia a enfermedades, sequía y salinidad, y de mayor valor nutritivo, pero
las interacciones benéficas planta-microorganismos han sido ignoradas. Existen beneficios
directos e indirectos de la adopción de un manejo microbiano del suelo para una
producción sustentable. Ellos son: a) reducción de costos, por aumentar la eficiencia en el
uso de los recursos; y mejora en el crecimiento y rendimiento, b) protección ambiental, por
restauración y recuperación de suelos degradados y contaminados mediante la
remediación microbiana, y por reducir el uso de agroquímicos, c) producción de alimentos
más seguros y de mejor calidad a través del control de pestes y enfermedades. Por todo
ello, debería dedicarse una mayor atención al estudio de las interacciones
plantamicroorganismos a fin lograr un manejo sustentable de la fertilidad del suelo y la
producción de los cultivos (Garg y Chandel, 2010).

EL SUELO
El suelo constituye uno de los recursos más importantes para la vida en el
planeta, ya que es la base fundamental para la explotación agropecuaria y
forestal. La producción de alimentos depende en un alto porcentaje del uso que
se les dé a los suelos (Martin y Adad, 2006).

La fertilidad del suelo depende fundamentalmente de la descomposición y la estructura


física del mismo (Lavelle 1992 citado en Rodríguez 1998). La fauna asociada a la hojarasca
y el suelo desempeña un papel importante en la descomposición (Barajas Guzmán y
Álvarez-Sánchez 2003); ácaros, colémbolos, enquitreidos, lombrices de tierra, isópodos,
milpiés y un conjunto de larvas están entre la meso y macrofauna más importante que
transforma la hojarasca para que se incorpore al suelo (Brussaard 1998). Los animales se
alimentan de materia orgánica y microorganismos, fragmentan la hojarasca y la mezclan
con el suelo favoreciendo la colonización de hongos y bacterias sobre mayor superficie.

El suelo de un sistema tropical contiene cientos de especies de animales, en número de


varios millones por metro cuadrado en los primeros centímetros de profundidad (Swift et
al. 1979 citado en Barajas-Guzmán y Álvarez-Sánchez 2003). Aunque no es aparente a
simple vista, el suelo es uno de los hábitats más complejos sobre la tierra, conteniendo uno
de los ensamblajes de organismos vivientes más diverso (Lavelle y Spain 2001). A pesar de
que estos son poco visibles y no incluyen especies carismáticas, son de gran importancia
porque contribuyen a una amplia gama de servicios esenciales para el funcionamiento
sustentable de todos los ecosistemas (Susilo et al. 2004).

En el suelo se pueden encontrar una enorme cantidad de organismos diferentes, de


tamaño y funciones muy variable. Son fundamentales para el desarrollo de la vida en el
planeta, jugando un papel relevante en la formación y estructuración del suelo y en la
movilización de nutrientes. Se han de conocer, pues, los agentes que viven y trabajan en el
suelo, saber cuáles son sus acciones en el biotopo suelo y cómo el hombre puede intervenir
para mantener y acrecentar la fertilidad de los suelos cultivados utilizando a los organismos
edáficos en su favor.
Se calcula que el valor de los servicios ecosistémicos proporcionados por los seres vivos del
suelo es de 17,1 billones de dólares por la formación de suelo y 2,3 billones por el reciclaje
de nutrientes.

Figura 1: Organismos del suelo. Fuente: TECNUM (Universidad de Navarra)


FUNCIONES DE LOS ORGANISMOS VIVOS DEL SUELO:
Cada tipo de organismo realiza una función específica. Algunos, como las algas, son
fotosintéticas, otros, como las cianobacterias, son capaces de fijar nitrógeno atmosférico.
Sin embargo, la mayoría de los organismos del suelo utilizan la materia orgánica o la mineral
como fuente de nutrientes y energía. Muchos están especializados en romper la materia
orgánica de plantas y animales, dando substancias simples, inorgánicas, que pueden ser
devueltas a la atmósfera o arrastradas con las aguas de drenaje o ser incorporadas al stock
de reserva mineral o al complejo arcillo-húmico. Otros organismos establecen relaciones
simbióticas con otros organismos vivos, como Rhizobium, cianobacterias, micorrizas, etc.
Para una buena gestión de los suelos es preciso conocer el hábitat y las costumbres
alimentarias de los organismos que lo pueblan para favorecer el desarrollo de los
organismos benéficos y reducir la actividad de los dañinos.

Figura 2: Efecto del laboreo en las poblaciones de bacterias del suelo. Fuente: Conservación
de recursos naturales para la agricultura sostenible. FAO
Figura 3: Efecto de la humedad en la presencia de lombrices de suelo. Fuente: Conservación
de recursos naturales para la agricultura sostenible. FAO

EL PAPEL FÍSICO DE LOS ORGANISMOS DEL SUELO


Además de su papel en el ciclo de los nutrientes del suelo muchos organismos tienen
funciones básicas para el mantenimiento de una buena estructura y del funcionamiento
del suelo.
 Transportan fragmentos orgánicos y minerales, mezclándolos, facilitando la
formación del complejo arcillo-húmico.
 Las galerías de las lombrices de tierra, topos, conejos y otros animales, cruzan los
horizontes, facilitando el descenso de las raíces en profundidad y la aireación y el
drenaje de los suelos.
 Los microorganismos del suelo, especialmente los hongos, favorecen una buena
estructura pues estabilizan los agregados envolviéndoles con sus redes de micelios
y evitando que sean arrastrados por el agua de lluvia u otros agentes responsables
de la erosión.

EL PAPEL BIOQUÍMICO DE LOS MICROORGANISMOS


 Es el papel más conocido e importante. Sin ellos el ciclo de la vida se interrumpiría
y no podrían reciclarse los residuos orgánicos que llegan al suelo ni integrarse en el
ciclo de la vida los minerales que forman parte de las rocas.
 La transformación de materia orgánica. Las materias carbonadas (azúcares,
almidón, celulosa) son la fuente principal de energía de los microorganismos. Para
su desarrollo precisan también de nitrógeno, pues para la descomposición de 30 g
de celulosa se precisa 1 g de nitrógeno. Esto permite comprender la importancia de
la relación C/N en los aportes orgánicos.
 Degradan moléculas complejas de materia orgánica, formando humus. El humus se
asocia con las arcillas para formar el complejo arcillo-húmico, que favorece la
aireación, el almacenamiento de agua y la fertilidad. El humus será mineralizado
posteriormente, lentamente, liberando el nitrógeno y otros elementos, que se
vuelven así disponibles para las plantas.
 La solubilización de los minerales. Los elementos contenidos en las materias
minerales del suelo (K, Ca, Mn, Mg, etc) pueden también ser solubilizados por los
microorganismos edáficos y volverlos asimilables para las plantas.
 Fijación de nitrógeno. Diversos grupos de bacterias, tanto libres como simbiontes,
son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico.

PRINCIPALES ORGANISMOS DEL SUELO


Como ya hemos dichos los organismos del suelo son muy numerosos y de características
muy diferentes.

PODEMOS CLASIFICARLOS EN DOS GRANDES GRUPOS:

 Macroorganismos.
La macrofauna del suelo está constituida por los animales visibles del suelo, los cuales
pertenecen a grupos muy diferentes entre sí: mamíferos, anélidos, moluscos y artrópodos.
Algunos de estos animales capaces de vivir en el suelo tienen un tamaño considerable,
como algunos mamíferos insectívoros adaptados a la vida subterránea (topos) y roedores
(ratones). Ambos tipos fabrican redes de galerías que permiten un buen drenaje y aireación
de los suelos.

 Microorganismos.
Los microorganismos, por su gran versatilidad bioquímica, son los intermediarios entre el
mundo mineral y el mundo vivo. Con sus innumerables reacciones metabólicas permiten
incorporar los materiales del suelo en el mundo viviente y están en la base de toda
productividad, por lo que debe darse a los microorganismos el papel fundamental que les
corresponde en la fertilidad de los suelos.

LOS MICROORGANISMOS DEL SUELO

El suelo es el hábitat ideal para el desarrollo de los microorganismos ya que su estructura


constituye un entramado en el que pueden acomodarse tanto en el exterior como en el
interior de los agregados. Pero para ello el suelo ha de tener una buena estructura donde
el agua y el aire circulen con facilidad y se hallen en un equilibrio que permita el desarrollo
de las colonias de microorganismos.
La mayor concentración de microorganismos se encuentra en la zona cercana a las raíces
en lo que se conoce como en nombre de rizosfera. Las raíces corresponden a una biomasa
de 5 a 6 Tm por hectárea en un campo cultivado. Su actividad bioquímica produce unos
exudados radiculares, que contienen, según las especies vegetales, entre el 10 y el 50 % de
la energía fijada por fotosíntesis. Estos exudados ricos en compuestos carbonatados sirven
de alimento a los microbios de la rizosfera que, a cambio, proporcionan minerales que
necesita la planta.

Si los suelos actuales, especialmente en aquellos que se ha practicado una agricultura muy
intensiva, no están ya biológicamente muertos es gracias a la ingente cantidad de raíces
que quedan en los suelos tras la cosecha, y que constituyen las últimas fuentes de materia
orgánica en el suelo, aunque sea en cantidades insuficientes para frenar la erosión sino hay
otros aportes. Un campo de trigo proveerá de 2 a 6 Tn de raíces por hectárea, que se
transformarán en 200 a 600 Kg de humus al descomponerse.

En la rizosfera, en contacto mismo con las radículas, la densidad microbiana llega a ser tal
que, en ocasiones, las raíces aparecen recubiertas por una especie de manguito que
prácticamente las aísla del suelo (bacteriorriza). Todas las actividades nutritivas de la
planta se hacen por la intermediación de este recubrimiento microbiano, lo que da idea de
las repercusiones que éste puede tener en el desarrollo y la salud de la raíz y, por tanto, del
vegetal.
En general, el efecto de la rizosfera aumenta progresivamente conforme se va
desarrollando la planta, empieza a sentirse en el momento de la germinación, alcanzando
un máximo en el momento de la fructificación, decreciendo después lentamente. El
descenso es muy lento debido a las substancias nutritivas que encuentran los
microorganismos asociados a las micorrizas en los restos de las raíces, cuando la raíz o la
planta mueren. (Microorganismos del suelo y biofertilización pg 7)

FAUNA DEL SUELO ARTRÓPODOS


En el suelo viven numerosas e importantes poblaciones de artrópodos, tanto más
abundantes cuanto menos modificados por el hombre están los hábitats, tal como ocurre
en selvas, bosques y prados permanentes. De igual modo afectan a su desarrollo las
condiciones climáticas, la vegetación y el tipo de suelo; factores que se combinan entre sí
para ofrecer un óptimo de alimento, humedad y temperatura.
Aunque el suelo contenga múltiples y abundantes poblaciones de estos organismos, son
pocos los grupos capaces de influir con eficacia en el hábitat donde viven. Pasaremos
revista a los más importantes, bien por su abundancia, por su amplia difusión o por estar
dotados de una mayor influencia sobre el suelo, la vegetación u otros organismos
terrícolas.

Para tener una visión, aunque sea parcial, de los equilibrios que existen entre los
artrópodos y otras poblaciones, es útil detallar los resultados de un estudio hecho en
Dinamarca por Bornebusch sobre los suelos con humus de tipo mull bajo hayedos y
robledales y de tipo mor, en bosques templados. De él se desprende que, en general, donde
las lombrices abundan, el lecho de hojas se incorpora al suelo y se descompone
rápidamente, dando un mull característico de los bosques de hoja caduca en un suelo
moderadamente drenado rico en calcio. En ellos, la fauna de artrópodos está dominada
por un gran número de especies, aunque estas no fueran necesariamente numerosas. Sin
embargo, donde los gusanos eran menos abundantes, se producía acumulación de
hojarasca en el suelo, con formación de un humus de tipo mor, característico de los suelos
de bosque de coníferas, bien drenados y pobres en calcio; en este ambiente eran los
artrópodos los que dominaban, preferentemente ácaros y colémbolos, aunque la biomasa
total, dadas sus pequeñas dimensiones, era menor que en los suelos con humus de tipo
mull. Cuanto hemos dicho se refiere a la presencia de artrópodos en suelos no modificados,
ya que es indudable que el cultivo produce una enorme disminución de su presencia en el
suelo.
Dentro de los artrópodos cabe distinguir algunos grupos con hábitats y acciones muy
diferentes entre sí. La mayoría son trituradores de los residuos, papel decisivo en la
transformación y mineralización de la materia orgánica, pues el incremento superficial es
indispensable para una acción intensa de los microorganismos, como ya vimos en su
momento. Si no fuese por estos grupos de animales, la tierra moriría sepultada en sus
propios desechos.
Vamos a analizar la acción de aquellos grupos cuya importancia es mayor, lo que no
significa que no existan otros dentro del complejo ecosistema del suelo.

Los ácaros constituyen casi la mitad del total de artrópodos del suelo, compartiendo con
los colémbolos, de los insectos, la supremacía dentro del grupo. Se incluyen dentro de los
microartrópodos y son animales de dimensiones pequeñas o muy pequeñas, en general de
muy pocos milímetros de longitud, que tienen costumbres, hábitat y capacidad de
adaptación muy diversas; en su mayoría viven, tanto libres como parásitas, en el suelo,
aunque no faltan especies que se encuentran en las aguas dulces y saladas. Las formas
libres son depredadoras y carnívoras, alimentándose de otros pequeños animales; algunos
también se alimentan de jugos vegetales y de sustancias orgánicas más o menos en
descomposición.

Su principal papel es como trituradores de la hojarasca, que en parte digieren con la ayuda
de su microflora intestinal. En su ingesta entran las hifas de los hongos que mezclan con los
restos vegetales y facilitan la transformación de los mismos.

En la actualidad, su distribución en el perfil del suelo ha sido bien observada y documentada


y se sabe que la presencia de una determinada especie en el suelo depende de la
profundidad
Su mayor importancia la adquieren en los suelos de bosque aunque también abundan en
los de pradera e incluso en los cultivos, siempre en humus poco evolucionados, que en
ocasiones solo están compuestos por sus deyecciones y las de los colémbolos,
constituyendo lo que se conoce como "humus de insectos".
RELACION

La relación entre ácaros y microorganismos en los procesos de descomposición, ya que hay


pruebas de que los restos son más susceptibles a la actividad microbiana después de haber
pasado por el intestino de los Ácaros.

La fauna asociada a la hojarasca y el suelo desempeña un papel importante en la


descomposición (Barajas Guzmán y Álvarez-Sánchez 2003); ácaros, colémbolos,
enquitreidos, lombrices de tierra, isópodos, milpiés y un conjunto de larvas están entre la
meso y macrofauna más importante que transforma la hojarasca para que se incorpore al
suelo (Brussaard 1998). Los animales se alimentan de materia orgánica y microorganismos,
fragmentan la hojarasca y la mezcla con el suelo favoreciendo la colonización de hongos y
bacterias sobre mayor superficie.
REVISION BIBLIOGRAFICA

 Miller et al., (2009), actualmente el aumento en la aparición de patógenos y malezas


emergentes, pre-emergentes y endémicos desafían nuestra habilidad para proteger
el crecimiento y la sanidad de los cultivos.
 Por su parte, Garg y Chandel, (2010), la biotecnología vegetal ha contribuido al
desarrollo de nuevas variedades de cultivo con tolerancia o resistencia a
enfermedades, sequía y salinidad, y de mayor valor nutritivo, pero las interacciones
benéficas planta-microorganismos han sido ignoradas. Existen beneficios directos e
indirectos de la adopción de un manejo microbiano del suelo para una producción
sustentable
 Singh et al., (2011), la rizosfera de las plantas está altamente colonizada por
microorganismos. De todos ellos, entre el 01 y el 35% de los cultivables muestran
antagonismo contra patógenos, mientras que dos terceras partes promueven el
crecimiento vegetal.
 Por otra parte, Kizilkaya., (2008) y Rubio et al., (2013), no obstante, actualmente, se
está recuperando el interés por Azotobacter como inoculante para mejorar la
producción agrícola.
 También, Swih et al., (1979) citado en Barajas – Guzmán y Álvarez (2003), el suelo de
un sistema tropical contiene cientos de especies de animales, en número de varios
millones por metro cuadrado en los primeros centímetros de profundidad.
 Según, Lavelle y Spain (2001), aunque no es aparente a simple, el suelo es uno de los
hábitats más complejos sobre la tierra, conteniendo uno de los emsanblajes de
organismos vivientes más diverso.
 Lavelle, (1992) citado en Rodríguez (1998), la fertilidad del suelo depende
fundamentalmente de la descomposición y la estructura física del mismo.
 Según, Baraja Guzmán y Álvarez Sánchez (2003), La fauna asociada a la hojarasca y
el suelo desempeña un papel importante en la descomposición
 King et al. (1998), Kremen et al. (1993), Longcore (1999), Los artrópodos terrestres
han sido reconocidos, recientemente, como eficientes indicadores del
funcionamiento de los ecosistemas, y de allí su utilidad en programas de inventarios
de biodiversidad o evaluación de recuperación de áreas degradadas
 Por su parte, Kremen et al. (1993), Landres et al. (1988), Pearson (1994), en la
literatura están ampliamente discutidas las ventajas de utilizar artrópodos
terrestres como bioindicadores de cambio ambientales, en relación al uso de
vertebrados y especies vegetales.
 En cambio, Osborn et al. (1999), El uso de los organismos correspondientes a una
única familia como bioindicadores ha tenido un gran éxito en diversos escenarios.
Hormigas, coleópteros, mariposas, han sido utilizados en diversas regiones del
trópico tanto como indicadores de biodiversidad como de cambio ambiental.
 Barajas Guzmán y Álvarez-Sánchez, (2003), la fauna asociada a la hojarasca y el
suelo desempeña un papel importante en la descomposición
DISCUSIÓN
La restauración ecológica, a pesar de ser una disciplina emergente, en pocos años ha
ocupado un lugar importante entre la comunidad científica y entidades gubernamentales,
empresas privadas y comunidades organizadas. Este auge de la restauración ecológica ha
estado motivado por la necesidad de recuperar áreas degradas, principalmente por
actividades humanas. En muchos ejemplos de ecosistemas en recuperación asistida por
el hombre existe la preocupación de la dirección que tomará el sistema una vez que se ha
intervenido, bien sea eliminando la perturbación o actuando en la recuperación de alguno
o algunos de sus compartimientos (Suding et al. 2004). La determinación de
bioindicadores, comunidad mínima que refleja la complejidad del ecosistema, tiene
diversos elementos de interés: a) permite establecer seguimientos a los programas de
restauración (suele ser inclusive una exigencia del promotor); b) permite entender en
cierta medida la dinámica funcional (e.g. ciclaje de nutrimentos) alcanzada por el sistema;
c) el uso de indicadores similares favorece la comparación entre experiencias de
restauración, y por supuesto establecer comparaciones con el sistema de referencia
que se desea alcanzar.
BIBLIOGRAFÍA:
 Microorganismos del suelo y biofertilización, “Crops for Better Soil” Life 10 ENV ES
471, pg 3,4,5,6,7. Anexo 1: Biofertilizantes utilizados en el proyecto Life 10 ENV ES
471
 August, 2007, Los Artrópodos del Suelo y la hojarasca, como indicadores de la
restauración Ecológica del Bosque Alto Andino, Estudios diagnósticos y
experimentales en los alrededores del Embalse de Chisacá (Localidad de Usme,
Bogotá D.C), Edition: 1, Chapter: 7, Publisher: Universidad Nacional de Colombia,
Editors: Orlando Vargas, pp.228 - 240
 Correa, O., 2016, University of Buenos AiresLos Microorganismos del Suelo y su rol
indiscutido en la Nutrición Vegetal
 García Y., Ramírez W. y Sánchez S. 2012, Indicadores de la calidad de los suelos: una
nueva manera de evaluar este recurso, Pastos y Forrajes vol.35 no.2 Matanzas abr.-
jun., Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España
Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba
 Herrera F. F. y Cuevas E., Artrópodos del suelo como Bioindicadores de
recuperación de sistemas perturbados, , Venesuelos 11(1-2):67-78, Centro de
Ecología, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Apdo. 21.827,
Caracas 1020-A, Venezuela

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