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1. Si doña Isabel Rodríguez deja de pagar el mutuo, ¿qué derechos tiene el banco en su contra
como mutuaria?
2. Si doña Isabel Rodríguez deja de pagar el mutuo ¿qué derechos tiene el banco en su contra
como acreedor hipotecario?
Los derechos que en teoría tendría el banco, como acreedor hipotecario, son los de venta en pública
subasta, persecución, y preferencia de pago (arts. 2424, en relación con el art. 2397; 2428 y 2477
CC).
En el caso expuesto, el banco tendrá derecho de venta del inmueble en pública subasta frente al
incumplimiento de la obligación restitutoria emanada del mutuo y de la “adjudicación” en pago en
caso de que no se presenten postores al remate (arts. 2424, en relación con los arts. 2397 CC y 499
N° 1 CPC).
Tiene el derecho de preferencia a que se refieren los artículos 2470 y 2477 del Código Civil que
hará valer frente a los otros acreedores de Isabel Rodríguez.
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Se trata de una cláusula de no enajenar ni hipotecar que la ley prohíbe. En efecto, según el artículo
2415 del Código Civil el constituyente de la hipoteca puede “siempre” enajenarlos o hipotecarlos,
“no obstante cualquiera estipulación en contrario”. De manera que Isabel siempre podrá enajenar o
hipotecar nuevamente el bien. La estipulación en contrario adolece de nulidad absoluta por objeto
ilícito (arts. 10, 1466 y 1682 CC).
Sin embargo, eventualmente podría considerarse que esta cláusula impone a Isabel una obligación
contractual de no hacer que ella infringiría en caso de enajenar o hipotecar nuevamente el bien, por
lo que el acreedor hipotecario podría ejercer los derechos derivados de este incumplimiento.
Básicamente, pedir indemnización de perjuicios compensatoria, dado que no puede deshacerse lo
hecho en contravención (art. 1555.1 CC).
Se trata de una cláusula de garantía general hipotecaria, esto es, aquella por la cual una hipoteca se
constituye para caucionar cualesquiera obligaciones que una persona tenga al presente o pudiere
tener en el futuro por cualquier causa para con otra.
Se ha discutido su validez porque envuelve una hipoteca sobre obligaciones indeterminadas tanto en
cuanto a su monto como en cuanto a su naturaleza.
Hay quienes estiman que tal cláusula es nula absolutamente, por las siguientes razones:
a) Porque al ser el contrato de hipoteca un contrato accesorio, la completa indeterminación de las
obligaciones que se trata de caucionar redunda en la indeterminación del objeto del contrato
hipotecario mismo (art. 1461 CC)
b) Si se aceptara la hipoteca con cláusula de garantía general, no podría cumplirse con el requisito
que exige para la inscripción hipotecaria el artículo 2432 Nº 2 del Código Civil, lo que
acarrearía una falta de publicidad de la hipoteca al no hacerse mención en la inscripción de las
obligaciones garantizadas con la hipoteca. Este es un requisito de validez, establecido en
atención a la naturaleza del acto, sin el cual la inscripción es nula absolutamente.
c) La cláusula de garantía general atentaría contra el principio de orden público de que la
responsabilidad hipotecaria no puede exceder del duplo del importe de la obligación caucionada
(art. 2431 CC): la cláusula sería nula porque impediría aplicar el límite de la responsabilidad
hipotecaria en relación con el monto de la deuda que establece el artículo 2431 del Código
Civil.
d) Esta norma es de orden público, porque tiene por objeto que el inmueble hipotecado para
garantizar una obligación pueda servir para obtener nuevos créditos; y pueda enajenarse, al
resultar la responsabilidad hipotecaria limitada y conocida.
Así: Alfredo Barros Errázuriz, Fernando Alessandri, Rafael Mery Berisso y José Joaquín
Ugarte.
Otros opinan que la cláusula es válida:
a) La ley permite que se garanticen con hipoteca obligaciones futuras (art. 2413 CC) e
indeterminadas (art. 2427 CC), precepto que no distingue si éstas son indeterminadas en cuanto
a su monto o a su naturaleza.
b) Que la hipoteca sea un contrato accesorio significa que no puede subsistir sin una obligación
principal (art. 1442 CC), pero no que no pueda existir antes que la obligación principal a que
accede, como ocurriría en este caso.
c) La indeterminación de las obligaciones caucionadas no trae consigo la indeterminación del
objeto del contrato de hipoteca, porque eso es confundir el objeto del contrato principal con el
objeto de la hipoteca, que es el inmueble dado en garantía.
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d) Las menciones del artículo 2432 Nº 2 del Código Civil no pueden entenderse exigibles
tratándose de obligaciones futuras, porque en ese caso es natural que tales circunstancias se
ignoren: esta exigencia sólo tendrá lugar cuando el contrato a que accede la hipoteca se celebre
antes o coetáneamente con la hipoteca
e) La reducción del artículo 2431 del Código Civil ha de hacerse según el monto de lo que de
hecho se deba al momento en que la reducción se solicite.
Así: Germán Riesco, Pablo Langlois, Manuel Somarriva, Vodanovic y Meza Barros.
La jurisprudencia no ha sido uniforme, pero existen una tendencia hacia su aceptación.
c) La cláusula contenida en el punto (iii) del contrato de compraventa y mutuo hipotecario
entre doña Isabel Rodríguez y el banco.
4. Refiérase a la validez del contrato de arrendamiento desde los siguientes puntos de vista:
a) Su perfeccionamiento;
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Por lo tanto, Isabel no puede darlo en arrendamiento, toda vez que la administración de los bienes
propios de la mujer casada en sociedad conyugal corresponde a su marido (art. 1749.1 CC) y, por lo
mismo, deberá arrendarlo el marido con la voluntad de su mujer (art. 1754.4 CC).
Lo expresado es independiente del plazo del arriendo. El artículo 1754.4 del Código Civil impide a
la mujer dar en arriendo sus bienes propios, cualquiera sea el plazo.
Se discute la sanción en caso de infracción de esta última norma:
(i) La mayoría de la doctrina entiende que el contrato así celebrado, adolece de nulidad
absoluta porque el artículo 1754.4 del Código Civil sería una norma prohibitiva (arts. 10, 1466 y
1682 CC); de manera que sería imposible convalidar el contrato (art. 1683 CC). Así: Ramos,
Domínguez, Troncoso, Rozas, Court y otros.
(ii) La doctrina minoritaria estima que el acto adolece de nulidad relativa (art. 1757 CC). Se
funda en los términos del artículo 1754.4 del Código Civil, puesto que la disposición no prohíbe los
actos que señala en términos absolutos, ya que es posible celebrarlos en los casos de los artículos
138 y 138 bis del Código Civil. La norma no sería prohibitiva, sino imperativa. Por otra parte, la
nulidad relativa constituye la regla general en la materia (arts. 1757 y 1682.3 CC) y no se ve un
interés público comprometido, que es lo que protege la nulidad absoluta. En consecuencia, sería
posible convalidar el contrato nulo (art. 1684, en relación con los arts. 1693 y ss. CC). Así: Corral,
P. Rodríguez y otros.
c) Acerca de la capacidad de doña Carmen Astaburuaga para ser arrendataria del inmueble
atendido el régimen de bienes en que se encuentra casada
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6. Para el evento de atraso de doña Carmen Astaburuaga en el pago de las rentas ¿tiene
derecho doña Isabel Rodríguez a cobrar intereses y en caso afirmativo de qué tipos?
Sí, a pesar de no haberse estipulado, en las obligaciones de pagar una cantidad de dinero, se deben
intereses penales o moratorios (no por el uso). Ello en conformidad con lo dispuesto en el artículo
1559.1 del Código Civil y no por la Ley Nº 18.010, toda vez que no se trata de una obligación
dineraria emanada de una operación de crédito de dinero, según la definición dada por el artículo 1º
de esta ley.
En cuanto a su tasa, se trata de intereses corrientes (art. 1559 regla 1ª CC, en relación con los arts. 6
y 19 Ley N° 18.010).
Son intereses lineales o simples, porque no hay anatocismo, según dispone el artículo 1559 regla 3ª
CC.
De acuerdo a su fuente, se trata de intereses legales.
En conformidad con lo dispuesto en el artículo 1964 CC, el pacto de no enajenar la cosa arrendada,
aunque tenga la cláusula de nulidad de la enajenación, no dará derecho al arrendatario sino para
permanecer en el arriendo, hasta su terminación natural. En consecuencia, la cláusula de no
enajenar no produce efectos por expresa disposición legal y si Isabel enajena el inmueble, la
enajenación será válida y Carmen no tendrá derecho a permanecer en el inmueble arrendado, que
expirará por extinción del derecho del arrendador (art. 1950 n° 3 CC).
Como el contrato de arrendamiento se celebró por instrumento privado, si doña Isabel vende el
inmueble arrendado, el comprador adquirente a título oneroso no estará obligado a respetar el
contrato de arrendamiento celebrado entre Carmen e Isabel, al no haberse otorgado por escritura
pública (art. 1962 n° 2 CC).
De modo que el contrato de arrendamiento celebrado entre Carmen e Isabel terminará por la
extinción del derecho del arrendador y doña Isabel deberá indemnizar los perjuicios que se le
causen a doña Carmen Astaburuaga derivados de la extinción del arrendamiento (arts. 1950 Nº 3 y
1961 CC).
9. La celebración del arrendamiento por escritura pública ¿afectaría al banco, si doña Isabel
Rodríguez dejara de pagar las cuotas que le adeuda?
La celebración del contrato de arrendamiento por escritura pública no afectaría los derechos del
banco en caso que Isabel dejara de pagar las cuotas que le adeuda. Desde luego, la acción personal
de cobro del banco acreedor no tendría por qué verse afectada por esta circunstancia. El banco
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podría ejercerla en los mismos términos, háyase celebrado o no el contrato por escritura pública. En
cuanto a sus derechos como acreedor hipotecario, tampoco se verían afectados, porque para que ello
ocurra, no basta con que el arrendamiento se haya otorgado por escritura pública, sino que habría
sido necesario que la escritura se hubiera inscrito en el Registro de Hipotecas y Gravámenes con
anterioridad a la hipoteca (art. 1962 n° 3 CC).
IV. PREGUNTA CON RELACIÓN A LA ADQUISICIÓN DEL INMUEBLE POR DOÑA ISABEL A
LA SUCESIÓN PEDRO RAMÍREZ
10. ¿Qué requisitos debieron haber cumplido los asignatarios de don Pedro Ramírez para
vender el inmueble a doña Isabel?
En este caso, no procedía efectuar la inscripción de adjudicación, porque vendieron de consuno, sin
hacer la partición de la herencia.