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Sin los aviones italianos, (pues la Aeronáutica española se mantuvo fiel al legítimo
y legal Gobierno republicano, gracias en gran parte a su Jefe, el egregio General de
División Miguel Núñez de Prado y Susbielas) de poco habrían servido la traición
de varios coroneles y tenientes coroneles en Melilla, la del falangista teniente
coronel YAGÜE en Ceuta o la del coronel SÁENZ DE BURUAGA en Tetuán, porque el
Gobierno de la República tenía Madrid, Cataluña, Levante, el Norte (excepto Galicia
y Oviedo), Castilla la Nueva, Murcia, media Andalucía, el sur de Extremadura, parte
de Aragón y la isla de Menorca… El fracasado golpe de Estado se tornó en la
cruenta y larga guerra en la que se dirimía el poder de la clase obrera, campesina y
del pueblo en general, frente a la “nobleza” realista, los terratenientes y la
burguesía estatal. Para que el pueblo, con trabajadores y campesinos al frente no
consiguieran la victoria Mussolini y Hitler apoyaron fuertemente a los golpistas.
Mussolini con numerosas tropas y medios acorazados, con el denominado Corpo di
Truppe Volontarie, muchos de los cuales perdieron la vida en la famosa Batalla de
Guadalajara en marzo de 1937, fracasando en el cerco a Madrid. También en
Zaragoza quedó una infinidad de tumbas de italianos que murieron por la vanidad
de Mussolini por emplear brillantes medios acorazados y blindados en un terreno y
condiciones meteorológicas absurdas. También fue muy importante el desastre
italiano debido a la participación de nuestras nunca olvidadas Brigadas
Internacionales.
LOS MILITARES GOLPISTAS.- Inicialmente sólo se sublevó uno de los ocho jefes
de División Orgánica (circunscripción territorial de la España peninsular en tiempos
de la República, equivalente a las clásicas Regiones Militares o Capitanías Generales
y bajo el mando de un General de División). Bien, sólo se unió al golpe el Jefe de la
V División Orgánica con sede en Zaragoza, MIGUEL CABANELLAS FERRER, que se
autodenominaba republicano y masón. También se levantaron los dos Generales de
División, jefes de las tropas de Baleares y Canarias, respectivamente, MANUEL
GODED LLOPIS y FRANCISCO FRANCO. Asimismo, participó en el golpe el General
de División, Inspector General de Carabineros, GONZALO QUEIPO DE
LLANO ySIERRA. Por el contrario, no se sublevaron los Generales de la Guardia
Civil.
El jefe del Gobierno, Santiago Casares Quiroga, conociendo por generales leales a
la República que el general MOLA era pieza fundamental del golpe de estado,
encargó al General de División Domingo Batet Mestres –jefe directo de MOLA en
cuanto cabeza de la VI División Orgánica (Burgos)- que hablara con MOLA y
sondease sus propósitos. Se entrevistaron en el Monasterio de Irache (entre Burgos
y Pamplona) y, naturalmente, Mola mintió a Batet y, según Hilari Raguer,
-especialista en la vida del General Batet- MOLA empeñó falsamente anteBatet su
palabra de honor.
El general Batet ignoraba que su propio Jefe de Estado Mayor en Burgos, coronel
FERNANDO MORENO CALDERÓN era miembro destacado de la conspiración y que
sería, el siguiente día 24, uno de los siete componentes de la inicial “Junta de
Defensa Nacional”, -órgano que crearon los gol pistas como jefatura suprema,
militar y política que “asumía todos los poderes del Estado, representando
legítimamente al País ante las Potencias extranjeras”; y así dictaron el Decreto nº
1, de fecha 24.07.1936 publicado en el “Boletín Oficial de la Junta de Defensa
Nacional de España.
Por cuestiones de espacio nos referiremos brevemente a los militares con rango de
General, y del rango equivalente en la Marina, que fueron brutalmente asesinados,
fusilados por los fascistas de FRANCO y los suyos.
Nos referiremos con especial atención al General de División Batet, siempre fiel a
la ley y a su conciencia y que había cortado la sublevación catalana de octubre de
1934, y que en julio de 1936 hizo lo propio con el golpe militar-fascista. Batet,
conservador y cristiano, íntegro y leal siempre al Gobierno legítimo de la República,
fue fusilado vesánicamente por especial empeño de FRANCO; es quizá el caso más
destacado o significativo entre los altos mandos asesinados por unos “compañeros”
que realizaron un golpe de Estado contra todo Derecho y Moral.
Paul Preston, en su libro “El general Batet. Franco contra Batet: crónica de una
venganza”, analiza el odio de FRANCO por Batet (quizá por complejo de
inferioridad), ya que era respetado y él respetaba a los soldados con respeto y
consideración a su condición humana. El otro motivo de odio de FRANCO al
catalán Batet sería la rabia de aquél porque Batet no realizó una carnicería en
Barcelona en octubre de 1934. Preston precisa: “FRANCO, cerebro de la represión
de las rebeliones populares de Asturias y Cataluña en octubre de 1934, enfurecía
por lo que consideraba simpatías de Batet hacia los rebeldes catalanes, a los que,
según su propio proceder, debió haber castigado con la misma terrible represión
que empleó el teniente coronel YAGÜE contra los mineros de Asturias, comandando
mercenarios de la Legión y marroquíes “regulares”.
No pasó del grado de Capitán debido a la actuación del dictador MIGUEL PRIMO DE
RIVERA que disolvió el Cuerpo de Artillería por enfrentarse con él al no aceptar su
dictadura. PRIMO DE RIVERA restableció más tarde el Cuerpo, pero imponiendo a
los artilleros la obligación de firmar una declaración de apoyo al dictador si querían
recuperar su grado. Álvarez Buylla, y, al parecer algunos más, no firmó,
quedando así fuera del Ejército.
Igualmente, parece que tuvo contactos con los militares Fermín Galán Rodríguez y
Ángel García Hernández, sublevados en Jaca el 12 de diciembre de 1930, y
participó en el asalto y sublevación del aeródromo madrileño de Cuatro Vientos el
siguiente día 15 (con RAMÓN FRANCO, QUEIPO DE LLANO y otros) en un intento de
bombardear el Palacio Real y proclamar la República en conexión con socialistas de
Madrid que declararían la huelga general. Bastante mal organizada, su acción no
pasó de arrojar octavillas y, en definitiva, tuvieron que huir en avión a Portugal.
Ignacio Hidalgo de Cisneros luchó en la Guerra del Rif y en Guerra Civil española,
donde alcanzó el grado de general y llegó a ser jefe de la Fuerza Aérea
Republicana siendo uno de los principales organizadores de la misma. Estuvo
casado con la aristócrata Constancia de la Mora Maura, otra destacada activista
republicana.
Vicente Rojo Lluch.- (Fuente la Higuera, Valencia; 8 de
octubre de 1894 - Madrid, 14 de octubre de 1966) fue un militar español, jefe de
Estado Mayor del Ejército republicano durante la Guerra Civil Española. Es conocido
por su participación al frente de las fuerzas del bando republicano durante
la Guerra Civil Española en la defensa de Madrid, así como en la planificación
operativa de la Batalla del Ebro, (ocupando ya el puesto de General del Estado
Mayor), la Brunete, y finalmente el Plan P. A pesar de estar en el bando
republicano, él mismo se definió como católico, apostólico y romano. Al finalizar la
Guerra estuvo exiliado en diversos países: Francia, Argentina y Bolivia. En el año
1957 logra regresar de nuevo a España y es juzgado por "auxilio a la rebelión" y
perdió el cargo militar. Fue autor de diversos libros relativos a la narración histórica
de la Guerra Civil Española, así como del entorno social que rodeó al conflicto.
Durante su vida, pre y posbélica, ejerció de profesor y publicó diversos libros
especializados en diversos campos de la ciencia militar.
(*) Esta recopilación de datos e historia está basada en un trabajo de José Luis
Pitarch, Comandante de Caballería en la reserva, miembro de la UMD, licenciado
en Derecho y en Ciencias de la Información, Profesor de Derecho Constitucional y
Ciencia Política en la Universidad de Valencia. Desde estas líneas le damos las
gracias por sus aportaciones a la recuperación de la MEMORIA HISTÓRICA.