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TOMO I •; I ! TOMO II
!f! H, ~ >
LO S A N T E P A S A D O S H ISTO R IA A N T IG U A
Orígenes.—Medios telúricos.—Trabajo. ( c o m in ü a c ió n )
Pueblos retrasados.
Fam ilias, Clases, Pueblos. — Ritmo
Fenicia. — Palestina. — Egipto.
de la Historia.
Libia. — Grecia.
H IST O R IA A N TIG U A Islas y Costas Helénicas.
POMO V
1 ■» t-amJdS — - — r
HISTORIA MODERNA
( c o n t in u a c ió n )
H ISTO R IA C O N T E M P O R Á N E A
BAJO LA REVISIÓN
TOMO SEXTO
4-
HISTORIA CONTEMPORÁNEA
( Continuación)
In g la terra y su c o r t e jo .
BARCELONA
E S C U E L A UVE O ID !EI IR, ÜNT -A.
596 — C a lle ue C ortes - 596
1909
5 / = i/
; 1 2 3 3 2 3
IMPRENTA KLZEVIRIANA
OE ROERÁS Y MESTRES
Rambla de Cataluña, ta
: : : Ba r c e l o n a : : :
HISTORIA
CONTEMPORÁNEA
( Continuación >
,y .
Y SU CORTEJO
Irlanda es el buitre que devora el
cuerpo del Prometeo británico.
C A P ITU LO V
S it u a c ió n ú n ic a d e l a G r a n B r e t a ñ a . — O r g u l l o n a c io n a l .
G u e r r a d e l o s B o e r s . — D is m in u c ió n r e l a t i v a d e l o s recu rso s
IN D U S T R IA L E S . — IG N O R AN CIA S IS T E M A T IC A .
C O N SE R V A T IS M O R ELIG IO SO . — S U P E R V IV E N C IA S D IV E R S A S .
R e in o U n id o . — B r e t a ñ a m a y o r : C a n a d á , e l C a b o y A u s t r a l a s i a .
C o l o n ia s d e e x p l o t a c i ó n . — F i d j i , p o s e s i o n e s d e Á f r i c a , E g i p t o ,
E t i o p í a . — I n d ia i n g l e s a . — T i b e t , I n d o - C h in a é I n d o n e s i a .
E
bajo otras formas, porque el espíritu que le dió vida subsiste en toda
i a .O '
1 W . T . Stead, A utour du Iestament dt Ctcil Rhodet, « L a R c v u e » , 15 Mayo 190a.
E L HOMBRE Y LA TIERRA
Í1
los muebles y hasta los libros \
Á esas demostraciones absurdas y locas corresponden formas
ceremoniosas y de religiosa majestad. Los oficiales ingleses, des-
pués de la guerra de España ( 1705), brindan mutuamente en unos
términos que no tienen semejanza en ninguna otra parte de las
V — -r-¡ * T f » T O r
1 En C«nterbnry, por ejemplo, en 1903.
• W. Rngihot, Conslitution A nglaitl, p. 300.
* André Chevrillon, Rtvu» de París, i 5 Septiembre 1900, p. 360.
ORGULLO BRITANICO »3
it \ T y -;r
bras sacramentales solemnemente repetidas en la familia, en la escuela,
en la iglesia, por las madres y los ancianos de cabellos blancos ; el
/ •
joven llega á caminar resueltamente con toda certidumbre de tener L1
razón, con una seguridad perfecta, hasta cuando comete actos uni V
versalmente reprobados por la conciencia pública : realiza su obra,
buena ó mala, con un sentimiento de orgullo que en él se con-1
funde con la idea del deber. Es natural que los Ingleses excedan
á la mayoría de los otros pueblos en orgullo nacional. E l medio
inmediato — que es el que ejerce siempre mayor influencia, según la
ley que exige que la atracción sea inversamente proporcional al cua
drado de la distancia — les induce á creerse superiores á los demás
hombres; tiene su isla por morada, el rico palacio que rodean y
que defienden las olas del mar y sus innumerables barcos, las
«murallas de madera» de reminiscencia clásica; la soberbia ciuda-
dela, desde hace siglos, viene siendo frecuentemente amenazada,
pero jamás ha sido mancillada por la planta del enemigo. ¡ Qué
regocijo suscita la suerte que tuvo la «Armada Invencible!». ¿No
tienen, además, el recuerdo de sus victorias, sobre todo el de las
alcanzadas sobre sus más próximos vecinos, los Franceses ? ¡ Cuán
tas batallas felices durante la transcurrida serie de siglos! «Crécy,
Poitiers, Azincourt, Ramillies, Malplaquet, Trafalgar, W aterloo!»
Lista peligrosa para enseñar á los niños, porque cuando llegan á ser
hombres creen que la guerra es la victoria siempre, y la victoria en
país extranjero, sin que se arruine una cabaña inglesa, sin derribar
siquiera un cercado inglés '. Después la adquisición gradual del
imperio colonial, de tal modo formidable en el día, que su po
blación es diez veces mayor que la del país dominador, ha hecho
penetrar poco á poco en la mente de los Ingleses la idea de
que urde ó temprano absorberán el mundo entero. A su orgullo
tranquilo de insulares super-humanos, se junta la conciencia de la
dominación mundial, el «imperialismo», del que el fastuoso Dis-
raeli, consagrando á la reina Victoria emperatriz de las Indias, fue
el gran prougonista. Las fiestas del « jubileo *, celebrando, en
Junio de 1897, los sesenta años del dichoso reinado, fueron verda
deramente considerados por la mayoría de los espectadores como
una ceremonia á la vez nacional y religiosa, en que la Providencia
había intervenido de una manera manifiesta para dar á la reina una
larga vida triunfante y asegurarle la preeminencia entre los sobera
nos ! Hasta se imaginó que la república americana, con sus ochenta
millones de habiuntes, de quienes una costumbre de lenguaje hace1
Este mapa cali A la escala de i á 7.500,000.— Los puntos abiertos indican victorias in
glesas, los puntos cerrados derrotas inglesas. El sitio de algunos puntos (Nitral's ñecle,
Vlakfontein, Twcebosch) no es muy seguro.
1899, 20 Octubre, victoria de Glencoc ( G l . ) ¡ i .” Noviembre, descalabro de Nicholson’s
neck ( a ) ; 38 Noviembre, victoria de Modderriver( Mod.) ; 10 Diciembre, derrota de Storm-
b e r g ( b ) ; ti Diciembre, derrota de Maggersfontein ( c ) ; 1 5 Diciembre, derrota de Colenso
( d ) ; 31 Diciembre, derrota de Colesbcrg (e ). — 1900, 24 Enero, abandono de Spion kop
( f ) ; 1 5 Febrero, liberación de Kimberley; 2 7 Febrero, victoria de Paardeberg( P a.); 28 F e
brero, liberación de Ladysmith ; 31 Marzo, descalabro de Sannab's port ( g ) ; isM a rzo ,e n
trada en Bloemfontein ; 4 Abril, descalabro de Reddersberg ( h ) ; 17 Mayo, liberación de
Mareking; 30 Mayo, descalabro de Lindley ( i ) ; 5 Junio, entrada en Pretoria ; 7 Junio, des
calabro de Roodeval ( j ) ; 11 Julio, descalabro de Nitral's neck ( k ) ; 21 Julio, victoria de
Fouriesburg (Fo); 28 Agosto, victoria de Nooitgcdacht ( N o ) ; 13 Diciembre, descalabro de
jMagaliesbcrg ( I ) ; 39 Diciembre, pérdida de Hclvetia ( m) . — 1901, 29 Mayo, descalabro
de Vlakfontein ( n ). — igo s.yM arzo , descalabro de Tweebosch ( o ) ; 31 Mayo, firma de la
paz en Pretoria.
i6 EL HOMBRE Y LA TIERRA
Cl. Champagne.
EL PUENTE 1>KL FOR1II VISTO DESDE EL SUDESTE
I-a separación de eje en eje de los tres pilares metálicos, cl medio de los cuales reposa
sobre un islote rocoso, es de 5 y 8 metros; con los viaductos de aproximación, la longitud del
puente alcanza 2,400 metros.
■ — g - i , a- -.--h.- » .» ■ 'i : ... ; . r ^ ' ^ ü i a Ha r a H
/c
situadas dentro de las posesiones británicas, habitadas por una po
blación que recibía de Inglaterra la mayor parte de los artículos de
CI. Champagne.
EL PUENTE DEL FOK1II VISTO DESDE EL SUDESTE
La separación de eje en eje de los tres pilares metálicos, c! medio de los cuales reposa
sobre un islote rocoso, es de 5 y 8 metros; can los viaductos de aproximación, la longitud del
puente alcanza 1,400 metros.
SUPERFICIE POBLACIÓN
Esta catedral ha solido utilizarse como cárcel; cierta parte de ella habla sido construida
para ese objeto, con paso secreto, puerta maciza, etc. La catedral se caracteriza por su cam
panario aislado.
• Francia Palgrave; — Erncst Nys, Recherches tur l'Hisloire Je l'Economie politique, pá
ginas 35, 36.
AGRICULTURA INGLESA 29
otros hechos del mismo orden para estudiar los orígenes comunes
ó deducir análogas consecuencias. Todo Inglés inteligente es nece
sariamente más ó menos socialista, por filantropía ó por convicción, y
procura serlo únicamente sobre un punto estrictamente determinado;
innovador para una idea, puede denominarse y creerse resuelto con
servador en sus principios. ¿ No se ha visto varias veces los con-
Las estadísticas dan la cifra global de los blancos nacidos en las colonia? sin diferenciar
entre Afrikanders é Ingleses. Entre los inmigrantes blancos admira contar 21,000 Rusos en
el Cabo y en el Transvaal.
Entre la población de color, son notables los Hotentotes; en número de 90,000, no for
man más del ao •/« de los habitantes que hay en los distritos de Vanrhynsdorp ( 3 1 ,8a •/,,),
Sutherland, Ookicp ( Namaqualand) y Hanover. Los Asiáticos ( Hind is, Malayos, Chinos;
son poco numerosos fuera de las ciudades del Cabo, de Port-Elizabeth, Kimberley y
Johannesburg.
^ S -|B | E i"i i
la «paz británica», hasta contrariando á 9us compatriotas. Esta9
colonias sud-africanas no representan, pues, para Inglaterra un
vi —10
3« EL HOMBRE Y LA TIERRA
1 : 60 000 000
0 1000 2000 3000 Kil.
I.a densidad de población es casi inversamente proporcional á la dimensión délos cua
drados que cubren los territorios habitados; es decir, cada cuadrado representa de doce á
quince mil habitantes.
La denominación Australasia comprende la Australia, la Nueva Zelanda, tas islas Fidji,
la Papuasia inglesa y las islas intermediarias.
P. M. en Papuasia — Port-Moresby. Véase pag. 46.
sabia diplomacia para que la New South Wales (Nueva Gales del
Sud), la única colonia constituida en Estado en aquella época, que
dase, como la madre patria, dividida en grandes territorios de los
que los trabajadores agrícolas no podrían jamás ser propietarios.
/ t Comenzóse por hacer votar una ley que prohibiera la venta de la
tierra por menos de un precio muy elevado, innaccesible á los inmi
v grantes pobres, y por otra parte, se fijó un máximum de salario.
vA
/ Sin embargo, si la compra del suelo era prohibida al proletario,
debía ser facilitada á los concesionarios ricos y, para éstos, la corn
e a fué reemplazada por licencias que les concedían el derecho de
pasto sobre espacios enormes, de miles y de docenas de mil hectá
reas, derecho que el uso transformó á la larga en feudo señorial.
Se esperaba de ese modo que el trabajo forzado de los convictos se
conservaría bajo otra forma y que peones mal pagados, excluidos
del número de los propietarios, continuarían de siglo en siglo una
apropiación análoga á la de los campesinos ingleses sobre las tierras
no enajenables de los feudos. Además, el régimen feudal debía
conservarse para la servidumbre de los indígenas, que los colonos
propietarios podían hacerse «asignar», es decir, atribuirse como
esclavos temporales por medio de una simple petición redactada y
firmada por ellos mismos, sin examen ni comprobación judicial *.
El descubrimiento de las minas de oro, después el flujo rápido
de la inmigración europea y de bruscas revoluciones económicas
desarreglaron tan bellos planes, sin derribarlos, no obstante, y, al
menos, la aristocracia territorial obtuvo el resultado de que no
exista clase campesina en Australia. Tampoco hay hortelanos, si no
es alrededor de las ciudades, donde algunos Chinos producen legum
t t
bres para el consumo local, y en el Estado de Victoria, donde los
suburbios de Melbourne se han convertido en una gran huerta.
Ese régimen de la propiedad en las tierras de Australia es una
de las razones por que la población se ha hecho casi exclusivamente
urbana: hay ciudad, como la de Melbourne, que contiene cerca de
la mitad de todos los habitantes de la colonia de que es capital.
Pero si los grandes propietarios de Australia han conseguido con-
Según los términos del acta de unión (19 0 1), la capital de la Federación australiana debe
hallarse sobre el territorio de la Nueva Gales del Sud, en la proximidad de la frontera de
Victoria. Después de haber rechazado T u m u t(T .) y Bomballo (B.), la elección de los Esta
dos ha recaído en Dalgetty. Provisionalmente la residencia del gobierno federado es Mel-
DE D
bourne.
i LL
otros, deben á su género de vida costumbres casi comunistas, que,
en una lucha social, podrían darles una fuerza irresistible contra los
1
44 E L HOMBRE Y LA TIERRA
f
si. tarea regular se albergan en largas y altas cabañas donde se cuelgan
j. 9 , irT. i f — ■- ’
' J. A. Andrews, llumanité Nouveilt, Agosto 1898. — Hay alguien por aquí, cerca ? Á
la mesa, compañeros. »
POBLACIÓN DB AUSTRALIA 45
de Slngapur á Torree.
i: 20000000
ò 250" 500 1000 Kil.
■j . |_1 n ^ ;! , \ f *
Ante todo, los directores de la inmigración neo-zelandesa qui
sieron, como se había tratado de hacer en Australia, fundar una
VI - 18
5o EL HOMBRE Y L A TIERRA
-Nií lamentablemente,
dian en las mismas escuelas. Sin embargo, la raza ha decrecido
excepto en algunos distritos donde por los cruza
mientos se ha fundido el tipo maori en la población invasora de los
\ Anglo-Sajones. La sacudida de la evolución social ha sido dema-
/
siado fuerte para que la nación oceánica haya podido resistir victo
riosamente : su potencia de adaptación no ha bastado, al menos
durante las dos primeras generaciones de la raza inmigrante, porque
ahora parece que el movimiento de retroceso se haya detenido.
Los cien mil Maoris que vivían en 1840 estaban representados al
principio del siglo XX por una descendencia reducida á menos de
\\ ¡i la mitad, 48,143 en 1901 \ Así decía un Maori á unos Ingleses:
i- X -A .
«Nuestro ratón desaparece ante el vuestro, nuestra mosca huye de
la que traéis vosotros; vosotros no9 comeréis.»
Aparte de las colonias, sus hijas, que Inglaterra tiene por sus
iguales y que forman parte integrante de la «Bretaña m ayor»,
* El censo de 1906 dió 4 3,59 5 Maoris, sin contar 2 1 1 mujeres maoris casadas con Blan
cos y 4,028 mestizos que virlan con los Maoris. Hay, pues, progreso.
N E O -Z E L A N D E SE S Y M A O R IS 53
COSTA DE FIDJI
La mayor parte de las islas oceánicas están rodeadas de una cintura de madréporas que
hacen peligrosa la navegación. La alta mar se halla detrás de la pequeña altura cubierta de
árboles.
las clases bajas», todas las formas sociales indicaban una decadencia
rápida que apresuró la llegada de los Europeos. Cuando los Fid-
jianos se dieron á Inglaterra en 1875, la inauguración del nuevo
orden de cosas se hizo por una terrible epidemia de sarampión, que
se llevó la quinta parte de la población, y, después de aquel año
fatal, la disminución general no parece haberse detenido; de n 5,ooo
en 1884, el número de Fidjianos ha descendido á 95,000 en 1901 ;
sin embargo, ocurre ahora gue en tal ó cual año el número de los
nacimientos supera al de las defunciones. En cuanto á la elevación
moral, ¿podrá realizarse, considerando que los indígenas no toman
parte en la gerencia de sus intereses ni poseen ninguna parcela del
territorio? Los plantadores ingleses y los jefes indígenas se han
aprovechado bajamente de la legislación que les permite cerrar sus
tierras comunales en su beneficio personal.
En sus posesiones de Africa, los Ingleses encargados de la admi
nistración ven también desde muy alto la población negra de quien
están encargados de hacer conciudadanos y «hermanos en la fe».
Puede juzgarse del estado de alma de los amos británicos respecto
de sus protegidos por la diferencia extraordinaria de los precios que,
en los ferrocarriles de la costa, tienen por objeto evidente escoger los
viajeros y hacer el contacto imposible entre gentes de razas dife
rente. Sobre el ferrocarril del Mombaza al Nyanza, la proporción
entre las primeras plazas y las terceras se ha fijado desde el duo-
décuplo á la unidad '. Un espíritu de desigualdad absoluta, hasta
de aversión, prevalece entre hombre y hombre : no convendría que
un indígena pudiera imaginarse por el sitio, la tela y las pasama
nerías de su departamento, que pertenece á la misma clase que el
Europeo, pavoneándose en las primeras.
Sin embargo, las enseñanzas más ó menos altaneras del blanco y
el contacto de los hombres superiores por la inteligencia y el saber
han producido su efecto. Pueden citarse como ejemplo los habi
tantes de Freetown, la «ciudad libre». A pesar de las diferencias
de origen y de su desarraigo, los hombres de toda procedencia que
forman el pueblo de Sierra-Leona, á quienes la falta de una lengua
Cl. L Cuisinicr.
servar con ellos tratos comerciales. Hasta ahora parece que Ingla
terra, entre todos los amigos interesados, ha sabido hacerse acoger
mejor por los descendientes de los «leones de Judá»; hasta ha
podido aliarse con Etiopía para la repartición del territorio Som ali;
peligrosa alianza para los Abisinios, que, por bien situados que estén
en su alta ciudadela de montañas, no dejan de hallarse completa
mente sitiados. Las trincheras de aproximación van estrechándoles
cada año: al Este el mar acerca la flota inglesa; al Sud, el ferro
carril de la Uganda asciende al asalto de las altas tierras; al Oeste,
el Nilo y sus zonas ribereñas encierran los escarpes etiópicos; al
Norte, la vía férrea de Suakin á Berber completará el circuito: el
imperio de MeneHk no pasará de un sencillo enclave.
1 Rudyard Kipling, K im .
64 EL HOMBRE Y LA TIERRA
que la prudencia humana puede aconsejar para que los cimientos del
gran edificio sean indestructibles. En el aparente desorden admi
nistrativo, causado por antiguas supervivencias y por el laberinto
de los enclaves formados por los Estados sustraídos á la autoridad
directa del imperio, todo funciona con una regularidad maravillosa.
Los puntos vitales están ocupados, y la red de caminos y de ferro
carriles, aumentada cada año, permite repartir á voluntad los ele
mentos de la fuerza soberana.
E l desplazamiento gradual del centro de potencia nos facilita un
índice bien claro de la solidaridad política adquirida por la domi
nación inglesa. En el siglo X V III, cuando se fundó, en beneficio
VI - 17
66 E L HOMBRE Y LA TIERRA
i : 5 000 000
L
O 100 zoo 300 Kil.
La expedición salió de Dardjiling en Junio 1903. Las negociaciones delante de Yatung
( Y a . ) , la primera localidad tibetana, sobre la vertiente del Himataya, duraron desde Julio á
Diciembre; la garganta de la cadena principal, 4,6 35 metros de altura, fué atravesada el 8 de
Enero 1904; se parlamentó de nuevo de Abril á Julio en Gjangtsé ( G j . ) ; antes de llegar i
Lltassa, fué preciso franquear una garganta de unos 5 ,000 metros de altura.
El tratado anglo-tibetano estableció mercados abiertos al comercio hindú: dos sobre el
camino de Lhassa, en Yatung y en Gjangtsé, el tercero en el Tibct occidental, en Gartolc,
hacia las fuentes del Indo. Mediante el pago de una indemnización de mil doscientos millones
y medio de francos, las tropas inglesas hablan de evacuar el territorio tibeuno. Esos conve
nios fueron cumplidos por ambas partes ( 1907).
• S t. s .. . a *», y
menos supo entrar en ella pacíficamente y retirarse en cuanto fué
firmado el tratado. Los resultados geográficos de esa marcha en el
VI - 18
7o EL HOMBRE Y LA TIERRA
* Richard Garbe, Indisches Lebcn; citado por R. von Ihcring, Les Indo-Europiens avant
l'Histoire, irad. Meulenaere, p. 84.
TCHANDALA Y PAL1YAR 75
• H. H. Wilson, L'ssays and Lectores, chiefly on the religión ofthe Hindus;— Ernest Nys,
L'tnde aryenne, p. 13.
• Henri Deloncle, Heme Unirersitaire, Bruselas, Enero-Febrero, 1898, p. 16.
• Caldwell, Dravidian Languages; — Julien Vinson, Les Casles du Sud de l’tnde, « Rcvue
Oriéntale », a.* serie, n.° 4.
76 E L HOMBRE Y LA TIERRA
VI - so
78 EL HOMBRE Y LA TIERRA
R E L I G I O N E S OS LA INDIA
su esposo \ El verda
, • dero texto, que afirmaba
i. Hinduismo. — 2. Mahometismo. — 3. Budhismo.
' : 4. Animismo. — 5 . Cristianismo (Católicos 41 . Pro lo contrario: « ¡L ev á n
testantes 35 •/«, Sirios ao •/». otros 4 % ). — 6. Siklis.
7. Djainis. — 8. Otras religiones. tate, mujer, vuelve al
mundo de la vid a!»
fue restituido en la edición auténtica, y , no obstante, la práctica
del sacrificio de las viudas quedó todavía permitido durante mu
chos años.
La India inglesa, con Ceylán, dependencia natural, erigida en
colonia distinta, forma, pues, todo un mundo que, á pesar de las
tradiciones de antigüedad, se agrega definitivamente á Europa: Arios
del Este y Arios del Oeste se reconocen como procedentes del
mismo origen.
.. ■ ^ S ✓ T > / I «2
• l.a prilendue autariti vidique que I'on invoque pour justifier le suicide des veuves,
• Essay on the duties of a faithful Hindu widow. « Asiatic Researches », vol. IV, pj. 200,
219. Calcuta.
LENGUAS Y R E L IG IO N E S ' 83
r
les de Brest y de Tolón, ni tampoco en los de Portsmouth y de
Plymouth, sino en los de Yokohama y de Nagasaki. Es seguro que
si Francia, mal aconsejada, se enemistara con el Japón para con
formarse dócilmente con la política de Rusia en los mares del Pací
fico, sería absolutamente incapaz de defender seriamente sus pose
siones actuales de la Indo-China ; no tiene población de colonos
verdaderamente arraigada en el suelo, y nadie allí le está adherido
por los lazos de simpatía natural, de reconocimiento ó de interés.
Diríase que las condiciones precarias de la posesión están recono
cidas de antemano, porque los territorios indo-chinos de Francia no
tendrían el medio de defenderse contra adversarios bien armados.
¿Se creerá que en todo ese vasto imperio, que se extiende desde
el golfo de Siam hasta Hainan, en un desarrollo costeño de más
de 2,000 kilómetros, los soldados reciben sus municiones de Europa
y no tienen siquiera el medio de fabricarlas? En caso de guerra
el enemigo se apresuraría á cortar las comunicaciones marítimas,
y los Franceses de la comarca y sus escasos partidarios quedarían
reducidos á quemar sus últimos cartuchos 1 ; el cabo Saint-Jacques
sería el único punto del litoral donde podrían intentar la defensa
militar.
Esta perspectiva tan poco halagüeña es también, y con mayor
motivo, la de la Indonesia holandesa, territorio inmenso que, por
decirlo así, únicamente pertenece todavía al pequeño Estado europeo
por efecto de la costumbre.
Ese conjunto colonial, de un valor infinito, ha logrado hipnotizar
ya cuatro pretendientes á lo menos, suscitando codicias que son para
el porvenir otros tantos peligros que temer y problemas que solu
cionar. ¿Será presa de Alemania, ya heredera directa de Holanda?
¿Reunirá la Gran Bretaña la India á la Australia por los pilares
gigantescos del puente natural que comprende Sumatra, Java y la
prolongación oriental de las islas ? ¿ Sentirá aumentar su ambición
la gran República Norte-americana, después de haber conquistado
ya las islas Filipinas, y se apropiará todavía otras tierras, bajo un*
CAPÍTULO VI
P rim a cía de los E stados U n id o s.
R e p a r t o d e l a po bla ció n a m e r ic a n a . — I n dio s. — Negros.
C o n d icio n es m a t e r i a l e s , i n t e l e c t u a l e s y m o r a l e s .
M é jic o . — U n id a d g e o g r á f ic a d e la A m é r ic a d e l S u d .
P r esió n e u r o p e a . — Mezcla de las razas, in f l u e n c ia in c á s ic a .
C o s t u m b r e s d e l mundo o c e á n ic o .
R a i a t e i a . — M isión d e l E u r o p e o . — P o b l a c ió n d e l a O l e a n ía
y tran sfo rm a ció n de los in d íg en a s.
Los circuios centrados indican una aglomeración de más 5 oo.ooo habitantes, los circuios
abiertos más de a 5 o,ooo, los puntos negros más de 100,000. Hay ciudades próximas agru
padas en un mismo centro, bajo el nombre de la más importante de ellas: Saint-Paul con
Minneapolis, Allegheny con Pittsburgh, Jersey-City, Newark y Paterson con New-York, Fall-
River con Providence, Worcester con Boston.
Los Estados se indican por su abreviatura oficial, asi Ga —Georgia, K.y — Kentucky, La
— Louisíane, Md — Maryland, Me —Maine, Mo — Missouri, Pa — Pennsylvania, V a— Virgi
nia, etc.
La escala de este mapa es la misma que para Londres, página 323, tomo V. La población
que habita en los limites de esta carta es de unos 5 .a 5 o,ooo habitantes en 1907. La pobla
ción de los dos territorios es casi la misma por kilómetro cuadrado. El limite actual de New-
York está indicado por un rasgo discontinuo.
i: 6000000
o ioo 200 ^ m o Kí I.
•fcl ■—n¡ I V, i ¡ ■* I l i' ¡ “l ji ,a I) I
Las ciudades de más de 5o,ooo habitantes están indicadas por un circulo cuya superficie
es proporcional á su población. Lynn v Cambridge están unidas á Boston; Newarlc, Jersey-
City, Elisabeth, Paterson, Hoboken y Yonkers á New-York; Cambden á Kiladellia.
Prescindiendo de esas grandes ciudades, la población de los Estados está indicada por
la cuadricula que les cubre, en la que cada cuadrado representa unos 12,000 habitantes.
Vista tomada desde la parte inferior-, Minneapolis está en la superior, en la orilla derecha.
1. 7 5 0 0 OOO
o ido zoo «¿o Kil.
la ciudad fué ocupada y saneada por los ejércitos del Norte, des
apareció el temible aróte, un canal profundo y permanente pone
la creciente del río ante la ciudad en comunicación libre con el
golfo de Méjico, la campiña está poblada de trabajadores libres, los
progresos de toda clase han sido considerables, pero, en la concu
rrencia vital entre las ciudades, lo mismo que en la competencia
entre los individuos, las horas, los años, las décadas perdidas no
se recobran.
A l oeste del Mississipi, en las grandes llanuras uniformes en apa
riencia que se van elevando gradualmente hacia la base de las mon
tañas Rocosas, las grandes ciudades Omaha, Kansas-City y Denver
se reparten también, según las condiciones naturales que determi
nan la aglomeración de los hombres favoreciendo sus intereses por
la abundancia de los recursos, las facilidades de la ganancia y los
placeres de la vida. Omaha, con la ciudad gemela del lado opuesto
del río, Council-Bluffs, dirige la vasta región de agricultura y de
comercio donde vienen á reunirse todas las ramificaciones del alto
Missouri con la larga corriente del Platta; Kansas-City, situada más
abajo, en la confluencia del Missouri y del Kansas, ocupa el lugar
preciso donde se cruzan dos vías históricas, una del Sud al Norte
hacia las grandes llanuras herbosas, otra del Este al Oeste hacia los
valles de las Rocosas, desde donde divergen los caminos por los
collados de los montes hacia el Pacífico y la cuenca del Colombo.
Por último, Denver, al pie mismo de las escarpas que forman la
principal osamenta continental de la América del Norte, tiene, como
un guerrero la maco llena de flechas, todos los caminos que remon
tan hacia las minas, las fuentes termales, los bosques de la mon
taña. A l lado opuesto, sobre el dorso del inmenso edificio con sus
aristas paralelas y sus extensas llanuras áridas, no puede haber más
que ciudades-oasis en los escasos valles de regadío, y agrupaciones
urbanas más ó menos temporales, procedentes de la explotación de
las minas y abandonadas en cuanto las venas de la roca han sido
despojadas de su metal. Más allá, al otro lado de los montes, en
la estrecha zona de campos que bordea el Pacífico, se muestra un
nuevo collar de grandes ciudades que se suceden al norte y al sud
de la ciudad dominadora, la bella Friscoe — San Francisco, — que
io 8 EL HOMBRE Y LA TIERRA
* W. J. Mac Gcc, T h e Siouan Imitans, from ihe íifteenth nnnu.il Report of the Bureau ol
Ethnology, 1 897, p. 1 58 .
EVOLUCIÓN DE LOS PIELES ROJAS 109
C l. J. K a h n , París.
A VE N ID A DE R I V E R S ID E , C A L IF O RN IA
En su primer éxodo, los Tcherokis bajaron del valle del Mississipi y subieron al del Ar
kansas, por las dos orillas.
f.*.. i. -r *¿. v;
C i. del ü lu b u i.
ALGUN O S « SE&ORF.S U K COLOR »
C l. J c l G l u ü u s .
AL GU N OS « SE Ñ O R E S DK CO LOH »
Este cuadro distribuye los t.aóo.ooo inmigrantes llegados i los Estados Unidos propia
mente dichos (con exclusión de Puerto Rico, Alasita, Havaii y Filipinas), desde i.9 de Julio
de 1906 á 30 de Junio de 1907.
<j, Alemanes; b, Ingleses; c, Búlgaros, Servios y Montenegrinos; d, Croatas y Eslovenos;
e, Dálmatas y Bosniacos; / , Escoceses; g, Finlandeses; A, Franceses; f, Griegos; /, Holan
deses y Flamencos; A, Irlandeses; I, Italianos del Norte; m, Italianos del S u d ; n, Japoneses;
o, Judíos; p, Lituanios; q, Magyares; r, Polacos; s, Portugueses y Españoles; t, Rumanos;
ii, Rusos; v. Rutenos; u>, Escandinavos; * , Eslovacos; y , Tcheques; 3, otros pueblos.
De abajo i arriba las razas están en un orden constante, el de su importancia en la inmi
gración total : m, o, r, a, q, b, w, I, d, í , x , k, c, p, »>, f, t, u, t, g , y , j , n, h, e.
CI. J. K u l m , Paris.
c iu d a d de Mé j i c o : el pa la c io
Entre los numerosos proyectos de canales á través del istmo Americano, citaremos:
T eiiuant* pic . Distancia entre mares, ató km .; altura del collado más bajo, 230 m.
Acaba de inaugurarse un ferrocarril de mar á mar (19 0 8 ).
N icaragua. Distancia entre mares, 240 km .; el lago está á la altura de 33 m. y á 22 km.
del Pacifico; altura del collado más bajo, 4 6 m. Territorio sujeto á temblores de tierra.
P akamA. 56 km. entre mares; collado de la Culebra, 87 m. Canal de 72 km.
D akiev. tao km. desde el Atrato al golfo de Darien ; altura del collado m á s bajo, 1 4 2 m.
cedades del falso ingenio, las perversidades del vicio. En esa im
portación intelectual y moral se reúnen todos los elementos de la
cultura moderna y se agota la fuerza de resistencia contra lo que el
americanismo yanqui tiene de más mezquino y á veces también de
insolentemente provocador. Sin embargo, el peligro existe siempre,
incluso el de la conquista, de la anexión brutal, y el gran arte de la
diplomacia mejicana consiste en evitar sin debilidad toda ocasión de
conflicto con la poderosa nación vecina.
Y aunque Méjico logre á fuerza de prudencia conservar su per
fecta independencia, puede temer hallarse un día completamente
rodeado, ligado, por decirlo así, en un círculo de hierro. A l Norte
y al Nordeste ha de aumentar evidentemente cada día la presión de
los Anglo-Americanos; lo mismo al Este, donde el pabellón de los
Estados Unidos, atravesando el mar en todos sentidos, flota como
sobre su dominio; al Oeste, el inmenso Océano Pacífico es también
reivindicado por los mercaderes de California como habiéndoles de
pertenecer un día; por último, al Sud, el gobierno de Washington
se presenta ya como amo sobre las dos regiones ístmicas de Nicara-
gi^i y Panamá. Siguiendo los intereses de su política y los deseos
de sus hacendistas, envía invitaciones que en realidad son órdenes,
desembarca tropas y hace ocupar militarmente los puntos estratégi
cos. No hay duda que con la importancia del sitio de paso aumen
tarán sus exigencias, y cuando el canal esté terminado con todo su
instrumental, parece inevitable que los hombres del Norte posean
sus márgenes. Entonces el círculo quedará definitivamente cerrado
alrededor de la república mejicana. Esta ha de comprender que
debe ser solidaria de todas las pequeñas repúblicas de la América
Central. Cada golpe que les hiera repercutirá en su corazón. No
sólo ha de pensar en su propia independencia, sino también en la
de los otros grupos hispano-americanos.
que toda unión política había de ser puramente ficticia. Hasta se vió
que en cada república distinta, Colombia, Perú, Argentina y otras,
los diversos focos de la vida pública, desde Cartagena hasta Buenos
Aires, se agitaban en guerras civiles contra la prácticas mortales
de la centralización, legadas por el gobierno de la metrópoli.
C. Índica la linea del Corcovado, altura 7 12 m., desde donde está tomada la fotografía
del frente. P. Indica el Pan de Atrúcar, Pdo d’Assucar, altura 387 m., que se ve á la entrada
de la bahfa.
dor, han tenido los intereses del clero entre las principales causas,
al mismo tiempo que las ambiciones militares, los conflictos de las
castas y las rivalidades provinciales. Cuando triunfa el clero, se
aprovecha para establecer un gobierno teocrático en que, bajo
nombres de personajes civiles ó de generales, son dueños del poder.
Así, durante los buenos tiempos de la dominación clerical, la « re
pública» del Ecuador puede ser considerada como el modelo del
estancamiento, del conservadurismo absoluto. La instrucción y, por
148 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
] . Lisbonnei
A c o ifs * ’ -
I- .- '• “•l . • • , * f: \
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Camines t
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... • , . . . .
Ascensión
Pernambuco
j.j _ - ■" ; , >* V -T. ‘ f
r S i HcJène
Bahia v
' mjm I L ¿ = ífrl '. t
■ .• ; ' :
'■ r . 10 de Janeiro
i: 75000000
1000 2000 aooo Kil.
El arco de gran circulo de Parla á Río ae ha convertido en este mapa en la linca recta
que unirá esos dos puntos. La distancia de Konakry i Pernambuco es de 3,000 km., ó sean
68 horas de travesía á la velocidad de 34 nudos.
'ÍT> \ K"V ' 1 A cf' 1
salitre, bórax; Perú y Bolivia continúan siendo, como en tiempo de
la dominación española, inmensos depósitos de ricos metales; el Bra-
VI — 8H
i5o EL HOM BRE Y LA T IE R R A
*• . ' • / k I / i » | 1 \ \ \ v j r
hacia Taiti, porque sa FACHADA ANOULAR DE CASA COMÚN EN LAS ISLAS PALAN
C l. ll.- B . ü u p p y .
C A SA S SO BRE E S T A C A S , IS L A S F A U R O ( A R C H I P IÉ L A G O SALOMON)
tieran en pagar una multa, lo que, según parece, ocurría con fre
cuencia t. Las niñas principalmente, como en todas las sociedades
bárbaras, estaban amenazadas, porque, relativamente á los niños,
representan una cantidad menor de esperanzas, más dudas é inquie
tudes. La madre misma, consciente de su infortunio, de su mise
rable condición de esclava, recordando los golpes, las injurias, el
trabajo incesante, solía ser la primera en pedir la muerte de una
futura desgraciada, destinada á sufrir como ella había sufrido. Su
corazón se conmovía más fácilmente á la idea de que le naciese un
hijo destinado quizá á la gloria como navegante ó guerrero. En
Ruk, en las Carolinas, no podía decidirse la muerte del niño sino con
el consentimiento de la madre: cuando ésta quería salvarle, se teñía
la teta de rojo, color de sangre que rescataba su amor maternal.
Cualesquiera que hayan sido en los diversos archipiélagos las
verdaderas causas de los infanticidios, la hipótesis de la escasez de
víveres no tiene sentido en archipiélagos como las islas de la S o
ciedad, Taiti ó Raiateia, donde los matadores de niños son pará
sitos dedicados sistemáticamente á la pereza, que se prohíben todo
trabajo de sus manos. Si los víveres llegaran á faltar, la causa
no estaría en las generaciones nuevas. Las tierras fecundas, cuyo
suelo volcánico ó coralino se descompone fácilmente bajo la lluvia
y el sol, no suelen cultivarse más que en la proximidad del mar,
es decir, en los sitios expuestos á las temibles mareas. Los indi-
. genas no pueden perder de vista el espectáculo siempre renovado
de aquellas olas y además son casi todos marinos y pescadores; en
el inmenso laboratorio vital del Océano encuentran en gran abun
dancia el alimento complementario del que les Suministran los huer
tos de sus cabañas. Justo es hacer constar que si los productos
vegetales y los pescados ofrecen un recurso ¡limitado, hay penuria
de carne animal, y durante siglos ciertas poblaciones no comieron
otra carne que la del «gran puerco».
En las islas montañosas, las pendientes del interior, aunque par
cialmente revestidas de vegetación, son casi en todas partes descui
dadas en concepto económico, y, sin embargo, allí podría subsistir*
C l. J. Kuhn, Paris.
CHOZA POLINESIA
N.* 553. lili meridional de Nueva Zelanda y superficie de las Islas de Oceanla.
1: 6000000
o I00 200 300 K¡l.
La superficie de la isla meridional de Nueva Zelanda es de i 5 2 , i 6 5 kilómetros cuadra
dos, ligeramente inferior á la superficie aproximada total ( 1 7 8 ,19 6 ) de los railes de islas de
Oceania. La mayor de ellas es Birara (Neu Pommern) en el archipiélago Bismarck; en el dia
grama están indicadas las de menos de 10,000 kilómetros cuadrados.
Loy = Loyauté y las islas próximas á la Melanesia ( 6 ) ; Sa — Saraoa ( 1 3 ) ; So =» Socie
dad ( 9 ) ; Mq = Marquesas ( 4 ) ; P = Paumotou ( 7 ) ; T = Tonga ( a 5 ) ; El = Ellice y otras
islas de Polinesia ( 0 8 ) ; Mn — Marianas ( 7 ) ; C = Carolinas ( 2 6 ) ; G = Gilbert ( 8 2 ) y
otras islas de la Micronesia. Las cifras indican la densidad de la población en 1895.
1 K c e ln is c h e Z c i t u n g , 6 E n e r o 1 9 0 2 .
168 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
importados en las islas Fidji, volvieron á la comarca natal con los gér
menes de la enfermedad contraída en la sociedad de los Europeos
Los tristes educadores de los Polinesios no han sido solamente
los marineros, los soldados y los tratantes; en muchos archipiélagos
fueron principalmente los misioneros protestantes y católicos, y tam
bién puede preguntarse si los religiosos personajes son absoluta
mente ¡nocentes de toda culpa en la obra de despoblación. El
misionero acusa al tratante porque corrompe sus fieles vendiéndoles
alcohol y armas, y por su parte el tratante acusa al misionero por
que las guerras religiosas encendidas por las rivalidades del culto
son más encarnizadas y más duraderas que todas las otras: ambas
partes se acusan mutuamente de participación en el crimen De
todos modos una cosa resulta cierta, á saber: los misioneros ingleses
han sido los verdaderos amos de la mayor parte de los archipié
lagos durante la segunda mitad del siglo XIX, y á ellos princi
palmente ha de pedirse cuenta de la gestión europea de los intereses
polinesios. Gracias á la autoridad que les daba una larga estancia,
la superioridad de los conocimientos y la visita frecuente de pode
rosos barcos de guerra británicos, esos misioneros eran los verda
deros detentadores del poder, y los reyezuelos locales eran sus
humildes cortesanos. Hablando de los misioneros ingleses venidos á
su isla, un Maori decía al viajero Lloyd * : « Han venido aquí para
enseñarnos á rogar á Dios, y mientras nuestros ojos se levantan al
cielo para invocar al Señor, nos han escamoteado la tierra bajo
nuestros pies *.
Los potentados religiosos no se limitaban á traducir la Biblia y
á hacerla recitar á los indígenas ; lo mismo que los Mahometanos,
habían extraído la ley toda entera de su libro sagrado, ayudándose
con los precedentes de la justicia inglesa: derecho agrícola, derecho
comercial, penalidad, todo había sido regulado por ellos de una
manera absoluta, y tal era el rigor de su vigilancia, que sus agentes
estaban autorizados para penetrar á toda hora en las habitaciones.
Su principal medio de investigación era el espionaje: su ense-
r- IV i ■' ti “ . t ■ ; i U U I ' ¡r i %ll r
N UE VA Z E L A N D A — M A N A N T I A L I N C R U ST A N T E DE ROTOMAHANA
VI - 4H
170 EL HOMBRE Y LA TIERRA
C l. J . K.uhn, P jrU .
NUEVA Z E L A N D A — T E R R A Z A EN E L P a Is DE LOS G E Y S E R S
CI. del O
to
bus.
SAMOA — DOS H E RM A N A S DE I I Y 13 AÑOS
• Wilson Reate, Au account of thc Pelew Islands; — Seraper, Dic Phiüppinen und ihre
ñtwohner.
VI - 44
»74 EL HOMBRE Y LA TIERRA
ríodo de transformación que les fue tan funesto durante sus prime
ros años de contacto con los Europeos ; en la actualidad adquieren
oficios y profesiones diversas. Los marineros Polinesios son muy
justamente apreciados, y el ballenero Bullen ' les alaba en gran
manera y habla con el mayor elogio de sus compañeros kanacas,
naturales de Vau-Vau, en el archipiélago de los Amigos (Tonga).
Altos, fuertes, diestros, serviciales, siempre francos y alegres, de un
valor entusiasta, sobrios y verídicos, eran muy superiores por término
medio, física y moralmente, á sus compañeros de origen europeo.
En este nuevo período de adaptación al ambiente europeo, mu
chos ejemplos recientes muestran felizmente que la pretendida ley
de desaparición de raza suele fallar. Las estadísticas formadas por
los trabajos del médico Gros, en las islas australes y de la Socie
dad *, establecen que desde la gran epidemia de escarlatina, que,
en 1854, ocasionó ochocientas defunciones en Taiti, la población
indígena y mestiza no ha cesado de aumentar regularmente cada
año. Los datos del estado civil indican también aumentos en Bora-
Bora, la gran Tubiai, y, según dicen los indígenas, Rorutua y R ¡-
matava aumentaron también en población. M. Paul Huguenin dice
que la población de todas las Islas de Sota-Vento, excepto Haahine,
va en aumento considerable desde 1834 Por último, la isla de
Rapa, que antiguos trabajos de cultivo y de irrigación prueban haber
sido muy poblada antiguamente, pero que sólo contaba setenta
habitantes en i 85t, había más que doblado, casi triplicado el número
de sus residentes cuarenta años después, y sin que un solo inmi
grante, excepto un gendarme, representante de la República Fran
cesa, hubiese ido á residir en la isla; en 1891 se contaban 191 ciuda
danos en Rapa. No hay duda que con la ayuda del trabaja regular,
de una buena higiene, de una vigilancia más cuidadosa con las
enfermedades contagiosas y de una acomodación más completa al
medio de nueva civilización, la población llegará á restablecerse en
su estado normal, aun en las islas donde la tisis reina de una ma
nera endémica; pero la despoblación continuará naturalmente en los
archipiélagos cuyos habitantes son arrebatados de viva fuerza so
rr 'tv
W V
'i . '
IJ\ j L t j ?i.-ii v J i i
L a ley tiene p o r efecto inmediato adormecer
en un triunfo momentáneo it los que ¡a
han dictado.
C AP ITU LO Vil
U n id a d d e c o n v e r g e n c i a d e l a s n a c io n e s .
A u t o r id a d a b s o l u t a ó m i t i g a d a . — R é g im e n p a r l a m e n t a r i o .
R e p ú b l i c a s y m o n a r q u ía s . — E v o l u c ió n y r e v o l u c i ó n .
E s p Ir i t u d e c u e r p o ; m a g is t r a d o s , in g e n ie r o s y o f ic ia l e s .
C o a l ic ió n de lo s cu erpo s c o n s t it u id o s .
F u n c io n a r io s y f u n c io n a r is m o . — L i b e r t a d d e l a p e r s o n a h u m a n a .
E
l
Inglés Francés Auslr. Francés Alemán Amcr. Inglés Inglés Alemán Austríaco
Alemán Francés Alemán Inglés Austríaco Ruso Americano Francés Alemán Francés
Austríaco Japonés Belga Alemán Italiano Inglés Italiano Alemán Holandés Japonés Francés
Chino Francés Americano Austriaco Chino
LA FAMILIA Y EL ESTADO l 85
Etcala ecuatorial : 1 :2 5 0 0 0 0 0 0 0
o 5000 »000 18000 Kil.
a. Países gobernados autocràticamente, aun cuando los agentes del despotismo perte
nezcan á un grupo de libres ciudadanos : Abisinia, Congo, Rusia, etc.
b. Monarquías constitucionales : Alemania, Japón, Persia, etc.
c. Repúblicas : Argentina, Francia ( Liberia olvidada), etc. ; el Canadá y Nueva-Zelanda
están también clasificados en esta categoría de Estados.
d. Países donde una raza se ha constituido en monarquía ó en república y conserva do
minada otra población : Argelia, Australia, Transvaal, etc.
r
su beso sobre la mano imperial resonara ruidosamente en la sala.
La palabra «calvo» fue prohibida, so pena del knout, porque el
emperador era calvo, lo mismo que el término «chato», porque la
nariz augusta era aplastada como la de un kalmouk. Prohibido
decir que los astros celestes efectúan su «revolución», y, en todas
las representaciones, prohibido emplear la palabra «libertad», que
debe sustituirse por «permiso» '. Y , sin embargo, ese loco, que*
T R IG O
□ Gran producción
□ Escasa producción "
........fi'n i/í- .*3>ktUi
Escala medí»
O IOOO
PLANTAS F A R I NA CE A S
1: 125000000
IO looooKil.
OBRA DE LOS REYES *9*
1: 2 000 000
C ’ ' 26 50 "TooKil.
i. República de Andorra. — i . Valle del Bouigane ó Ballongue. — 3. Valle de Betbmalc
6 Balamet. — 4. Valle de Biros. — 5 . Valle de Arán. — 6. Valle de Aure. — 7. Valle de Gistain.
8. Los siete «ríos» del Lavedan ; contorneando esos valles desde el Norte hacia al Oeste
para volver por el Este, se encuentran sucesivamente los siguientes valles : Surqucrcs ó Bat-
souriguere; Estrcm de Salles; Azun ; Saint-Savin 6 Cautercts; Bareges, Luz ó Balsan; Davan-
taique; Castelloubon.
9. Valle de Aspe. — Roncal, en país vasco español, es el centro de una especie de pe
queña república.
Cl P.Sellier.
MOSCOU, E L 31 DK O CTU BR E DE 19 0 5
C l. P. Sellicr.
T EH E R A N — S A L A D E L PA LACIO DE BA H AR IS T A N
\
E L ESTADO Y LOS ESTADOS SECUNDARIOS 205
OCUPACION OCUPACIÓN
DE LOS JEFES DE FAMILIA DE LOS DIPUTADOS
Industria 1 ! 1 Industriel
t
5ttT .V*" ;
Agriculture iáj-i’i JjjL , Propriétaire» fonciers 1
Æx
» 7 6 5 4 3 2 1 0 20 40 60 80 I OO 120
MILLONES DC JEFES D E FAMILIA DIPUTADOS
A izquierda están repartidos los 1 8 millones de jefes de familia, según los informes del
censo de 1901. A derecha están los diputados de la Legislativa elcRida en 1906 : 1 so propie
tarios territoriales; 1 19 abogados; 126 miembros de otras profesiones liberales (46 módicos,
40 periodistas y publicistas, 26 profesores, e tc.); 93 es-funcionarios ( a6 oficiales, »4 magis
trados, 19 notarios y procuradores, etc.); 78 negociantes é industriales ( 12 comerciantes,
2 7 jefes de industria, 18 ingenieros, 12 obreros, etc. ). Falta una cincuentena de diputados
cuya ocupación no ha sido expresada.
Commence C o m m e rc a n »
Agriculture Industríela
* i -<*
r Industrie Propriétaire* fondera ]
«A .V
1---------1-------- 1---------1---------1---------r-1
7 6 * 4 3 2 1
m il l o n e s dc je r a s oe f a m il ia MIEMOSOS DEL PARLAMENTO
Este diagrama está trazado, para la población, según el censo inglés de 19 0 1, para la
composición de la Cámara de los Comunes, según las cifras relevadas por Ed. Demolins,
hace una decena de años: 47 funcionarios, 66 ex-oficiales, 107 miembros de las profesiones
liberales, too negociantes, 131 industriales, 13a propietarios territoriales. Los nombres de
esas dos últimas categorías están en lugar el uno del otro sobre la derecha del diagrama.
tos con los otros cuerpos del Estado, decide con serenidad en favor
de sus intereses tradicionales. ¡ Cuánto más sencilla es la magistra
tura de la isla de Apemama, ya citada - *: un solo funcionario,
excelente tirador: el rey Tembinok, á la vez amo y propietario,
juez y verdugo; una sola advertencia antes de la pena suprema
coge al delincuente de improviso y le obliga á escudriñar su con
ciencia ¡ la descarga de un fusil de repetición que hace silbar la bala
al oído y remover la tierra alrededor!
Otra casta, de origen reciente, rivaliza con sacerdotes y magis
trados por la posesión de la pretendida infalibilidad: la clase de
los ingenieros con patente. Si poseyera la majestad de la duración,
tendría probabilidades de llegar á la dominación suprema. Entre
esos personajes el espíritu de cuerpo es muy sólido, cada uno de
ellos se clasifica jerárquicamente á la vez como soldado, como ad
ministrador y como sabio, cada uno está rodeado, por decirlo así,
de un fuerte de triple recinto. Educados como militares en las es
cuelas del Estado, invocan reglas de disciplina para exigir la obe
diencia; como funcionarios, hablan en nombre del gobierno y de
la le y ; como sabios, no admiten que sus concepciones personales
puedan ser discutidas: cada una de sus palabras debe ser tenida
por la verdad misma. Por lo mismo sus decisiones no sufren de
mora, aun cuando encuentren ante sí poblaciones unánimes, imbui
das de una experiencia tradicional y de un conocimiento perfecto de
los lugares. Sin duda más de una vez deben reconocer en secreto
que alguno de sus «queridos compañeros» ha cometido algún dis
parate, pero ante todo conviene no dejar entrar al público en la
confidencia, reivindicar al mal trabajo como una obra maestra, y
sobre todo se ha de impedir á toda costa que uno de fuera, un
individuo salido de las escuelas se permita corregir la obra defec
tuosa de un elegido. Aunque los cuerpos de oficio estrictamente
cerrados hayan sido abolidos en los países de cultura europea, no
ha dejado de conservarse el monopolio en todas las profesiones de
diploma y de jerarquía, de lo que resulta que trabajos de capital
importancia se hagan á veces de una manera absolutamente contra-1
i: 4 0 0 0 0 0 0 0
¿ ‘ ' IBift í?ooK¡I
Según Leo Frobenius — Geographische Kullurkunde, p. 9 y siguientes, — existe en el
Africa central y en el Sudán una disposición geográfica de las formas gubernamentales. En
el centro, el cazador en el bosque ecuatorial, despuós la zona de los agricultores que viven en
régimen comunal, rodeada por la de las monarquías agrícolas: Achanti, Pahomev, Bcnin,
Adamaua, Zande ó Niam-Niam, Mombuttu ó Mangbattu, Kassongo,Chinga, Baluba occidental
(M. Y. — Muala Yamvo), Baltuba, Baluba oriental, Katanga. Además se encuentran los pueblos
pastores que, en el Este, han constituido imperios: Uganda, Unyoro, Ruanda, Urundi, etc.
Cl. P. Scllicr,
LONDRES — CUESTACIÓN PÚBLICA POR LOS OBREROS SIN TRABAJO
C l. R. B.. París.
LA COSTA DK LA ISLA DE RE INMEDIATA X L A PUNTA DE LAS BALLENAS
T Á LOS PANTANOS PERDIDOS
la quinta parte de los colonos sin contar los cincuenta mil hom
bres de guerra. Esto recuerda la inscripción añadida en un mapa
al nombre de la «ciudad» de Ouchouia, la colonia urbana más me
ridional de América y del mundo: «Setenta y ocho residentes, todos
funcionarios ».
Francia, tomada como ejemplo de esta « democratización» del
Estado, está dirigida por un número de unos seiscientos mil partí-
C l. dcJ>4 au Dcurrt.
LAS POTENCIAS EN CHINA, POR STE1NLKN
t
cipantes en la fuerza soberana, pero si se unen á los funcionarios
propiamente dichos los que se consideran como tales, y que efec
tivamente están revestidos de cierto poder local ó momentáneo, lo
mismo que los individuos separados del grueso de la nación por
títulos ó signos distintivos, como guardas rurales, tamborileros de
villa, pregoneros, sin contar los condecorados, resulta que el número
de los funcionarios excede en mucho al de los soldados, y, toma
dos en su conjunto, son sostenes mucho más eficaces del gobierno
que les paga, porque mientras el militar obedece las órdenes reci-*
v _
CAPITULO VIII
H a b e r d e l a h u m a n id a d en f a u n a y en f l o r a .
Do m est ic a c ió n . — P a r q u e s n a c io n a le s y r e s e r v a s . — E species
HUMANIZADAS. — PR O PIEDA D COMÚN. — R E P A R T O S PERIÓDICOS.
t i J, P ro pied a d p r iv a d a . — G ra n d e y p e q u e ñ a p r o p ie d a d .
T ie r r a dada en f e u d o ó r e g a l a d a . — A l q u i l e r y a r r e n d a m ie n t o .
731 M ejo r a s a g r íc o l a s . — E l s u e l o y la h a c ie n d a .
C uadro g eneral de la pr o d ucció n . — C aos y m iser ia .
E
l
jardines y los campos cultivados, los rebaños de las praderas
y de los eriales y, por último, los animales domésticos, se
ha aumentado, de una manera general, proporcionalmente al número
de beneficiarios; sin embargo, no parece que, desde la época prehis
tórica, las adquisiciones del hombre en especies nuevas de esencial
utilidad hayan sido muy considerables. A llá en los remotos tiempos
á que se remontan los testimonios escritos* ya se habían hecho los
236 EL HOMBRE Y LA TIERRA
1 Marfil puesto en venta en los tres grandes mercados de Londres, Liverpool y Amperes
en 1 8 9 5 : 674,550 kilogramos.
* Hevue Sc¡entiJ¡tjuc, ai Septiembre ¡895.
24 0 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
• I. Porcst, Congrés des Snciétis Nationalcs de Géographie. Lorient, Agosto 1896, Rcpuc
S cienUfíque, 28 Noviembre 1890, p. 700.
• Michelet, /listoire de France, XV, Régence, p. 189.
• Revue Scientijique, 24 Abril 1897, p. 5 3 7 ; — P. Dilloth, Repite Univerietle, 1902.
ANIMALES DE PIEL DE PELO FINO 24.S
VI - W
2 4 6 EL HOMBRE Y LA TIERRA
C l . J . K uh n , París .
c ie r v o w a piti (Ccrvus canadensis)
1: 5 000000
o * ‘ Toó 200 “sooKil.
volar, da algunos picotazos sobre la concha del animal dormilón. No
es necesario que cada uno de los participantes retire algún beneficio
de su cooperación: puede haber afecto no correspondido; suelen
encontrarse en las Cordilleras rebaños de muías cuyo jefe de fila es
un caballo castrado: es un medio que emplean los conductores para
que sus animales no se dispersen, porque todos sienten tal afecto
252 EL H O M B R E Y L A T I E R R A
1 M. Monnier, D es A n d e s au P a r a .
PARQUES Y RESERVAS 253
VI - M
254 RL HOMBRE Y LA T IE R R A
C I. V a n d crh c u v d .
UN ATALAJE DE PERRO EN BRUSELAS
Cl. Sducr.
E L LOTO EN E L JAPÓN
sin el pan doméstico, sin las legumbres verdes y secas, sin la ensa
lada, sin los sabrosos frutos de la viña y de los árboles frutales ?
El hombre no ha permanecido siempre fiel á las plantas que
alimentaron á sus abuelos. Según Homero, parece que los Lotofa-
gos de la costa de las Syrtes y de la isla denominada actualmente
Djerba tenían la baya del rhamnus lotus ó zizyphus lotus por el más
precioso de sus alimentos y le atribuían virtudes soberanas, en tanto
que en nuestros días apenas da motivo de merodeo al pastor des
ocupado. ¿Y no hemos tenido al otro lado del mundo toda una
literatura para celebrar la gloria del soma, la divina bebida con que
se embriagaba Indra, y que, bajo la forma de mala cerveza, sólo es
conocida en el día por unas obscuras tribus de los valles afghanes?
Puede considerarse en cierto modo la marcha de la civilización como
la substitución gradual de un pan grosero por un pan más substancial
y vivificante. Los restos abandonados en las grutas de los pre
históricos, comparados con los que se hallan actualmente en nues
tros graneros, ponen de manifiesto los inmensos progresos realizados
en este concepto. Y a durante la generación contemporánea, puede
apreciarse la extensión que no ha cesado de tomar el generoso trigo.
¡ Y qué transformaciones se preparan en el mismo sentido, por efecto
de los abonos químicos, del conocimiento y del método ! ¿No con
siste la gran conquista agrícola que se prepara en el cultivo de I09
microbios fabricantes de compuestos nítricos asimilables por las plan
tas, y, en consecuencia, creadores de especies más ricas y nutriti
vas? El genio del hombre ambiciona domesticar en su beneficio las
multitudes innumerables de los infinitamente pequeños ’ .
Todos los progresos realizados de un siglo á esta parte en la
ciencia de la vida, animales y plantas, representan un aumento del
poder humano en la transformación, la educación de las especies y
la comprensión de todo el conjunto armónico de las cosas. Los ver
daderos predecesores de Danvin, los que hicieron su educación y á
los que debería considerarse como autores de la doctrina evolucio
nista, son los criadores y los jardineros, quienes, por sus ingeniosas
investigaciones, han sabido producir tan bellas rosas, desarrollar tan1
, -
'i
Cl . P. Sellici-,
L A S C R IS A N TE M AS EN KL JAPÓN
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Ir
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*
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Markham logró, por ingeniosos subterfugios, dotar á la India y á
Ceylán de la planta peruana, y, mientras desaparecía de la madre
patria, se multiplicaba en los jardines extranjeros. Al principio de
este siglo se cuentan cerca de cien millones de árboles, pero Java
suministra al mundo médico la mejor parte de la cosecha'.1
la América del Norte entra por más de las tres cuartas partes en
la producción mundial. I.OS ensayos que hacen los capitalistas de
Europa para librarse de la omnipotencia del sindicato de plantadores
de los Estados del Sud. desde la Carolina á Tejas, no han obtenido
resultados notables.
Como se ve, sobre la superficie de la Tierra se realizan la des
trucción de una parte, la restricción de otra, bajo la influencia de
las pasiones y de las inteligencias en conflicto. Los colectores de
orquídeas recorren los bosques de Colombia y del Brasil, no sólo en
busca de ejemplares raros, sino para destruir, en perjuicio de sus
rivales, las flores preciosas que no pueden llevarse. En cuanto á los
honrados agricultores, suprimen las especies á centenares, quizá á
miles, por causa de uniformidad, de regularidad y de método obli
gatorio en los cultivos. La labranza y el erial son forzosamente
enemigos. La flora de los eriales y la de los pantanos desaparecen
en los campos donde se pasea el arado. En Chamblande, cerca de
Lausana, siete especies de plantas no han reaparecido después de la
roturación del terreno. Por la misma razón las antiguas tierras pan
tanosas de la Prusia oriental no tienen ya la Irafia Hatans, ni la beítila
nana, ni otras plantas antes muy comunes. Conwentz 1 propone la
en el siglo XII, cuando los habitantes del Jura estaban muy disemi
nados, era de derecho público que un individuo que roturaba un
terreno se convirtiese en propietario de él '. Es principio universal-
mente reconocido en la India y en todo el Oriente que se adquiere
el uso legítimo de la tierra vivificándola, es decir, cultivándola con
sus brazos. Pero el cultivo, una vez interrumpido y la tierra aban
donada y vuelta al estado de erial, pasado un plazo de tres ó cinco
años, puede otro proceder á una nueva apropiación del suelo por su
trabajo *. •
En ciertas partes de China, en el Setchuen, por ejemplo, los
campesinos están en acecho en las orillas del Yangtze kian g; en
cuanto después de una avenida bajan las aguas del río, revelando
islas y mayor extensión marginal, hacen campos como por encanta
miento y aparecen cabañas de bambú sobre el suelo apenas seco. La
opinión pública y , por consecuencia natural, la ley que vigila al
agricultor, que no aprecia con bastante solicitud la tierra que posee,
le castiga con la confiscación ; el mal cultivo se pena á golpes de
bambú; no producir el grano nutricio que la tierra podría dar es
un crimen contra todos.
Á la forma primera de la apropiación — porque la tierra que se
cultiva reconociendo que se perderá el derecho de llamarla suya
cuando se cesa de fecundarla por el trabajo no es todavía una pro
piedad— , sucede la propiedad colectiva. Es ya una limitación del
derecho primitivo de trabajo que pertenece á todos. Se comprende,
en efecto, que los habitantes de un distrito vean con desagrado á
unos vecinos que, teniendo también sus campos, sus territorios de
labranza, de maderas y de bosques, vienen á usurpar un territorio
que por consecuencia de larga tradición habían acostumbrado á llamar
« su yo » . Por la fuerza de las cosas, se establece poco á poco una
distribución de las tierras entre las comunidades ó grupos de cam
pesinos ó de familias, análogas á la parte de actividad que se re
parte fisiológicamente entre las células. Es un hecho, recientemente
manifestado por los historiadores economistas, que la propiedad común
• 100 W W H Ü l
La presencia del arroz silvestre. on\<t satira (en algonquín menominee, en inglés wild
rice), está demostrada por diversas denominaciones geográficas: 1. Menominee, ciudad del
Wisconsin; a, Ricclalce city, en el mismo Estado; 3, Wildrice, y 4, Rice lalce, villas del Min
nesota; 5 , Menominee, rio, ciudad y condado del Michigan -, 6, Menominee, ciudad del Illi
nois, etc. May también Pshu y Psimmdse, palabras que tienen la misma significación en
siou y otros dialectos de los Pieles Rojas.
deras llamadas latnmas, del nombre inglés del i.* de Agosto, que
son alternativamente propiedades privadas hasta el primer corte del
heno, y luego propiedades colectivas durante el otoño y el invierno
hasta el 25 de Marzo
En Suiza se observa toda la serie de transformaciones posibles
entre la antigua forma de propiedad comunal y la propiedad estric
tamente personal. En muchas villas los comunales se transforman
en bienes del municipio para ser arrendados á largos plazos en
benefìcio fiscal de la municipalidad. En algunos puntos, como en
Gandria, en el cantón del Tessino, pertenecen, no al conjunto de
los comuneros, sino á un número limitado de familias, que á veces
son reemplazadas por otras, en virtud de tal ó cual nueva circuns
tancia. En el cantón de Yaud, al final del siglo x ix no se conta
ban ya más que 202 municipios que aún tenían bienes pertenecientes
á todos *. En el Valais, donde las montañas son más altas y donde
sería difícil repartir los pastos superiores para transformarlos en par
celas privadas, la propiedad comunitaria se ha conservado al menos
sobre las alturas y todos los trabajos que se hacen en ella quedan
en beneficio común. La distribución normal de las aguas ha sido
especialmente bien comprendida y practicada por los comuneros y
se prosigue como en otro tiempo, aun donde en las praderas rega
das de las pendientes medias é inferiores han sido adquiridas por
particulares. Los Valesianos toman las aguas silvestres que descien
den saltando sobre las rocas, y las dirigen á derecha ó á izquierda
sobre las vertientes opuestas de los valles : esos fosos ó bisses, que
se desarrollan paralelamente alrededor de la montaña, han sido tra
zados siguiendo las curvas de nivel por impecables geómetras. El
trabajo, que sin duda costaría muchos siglos en hacerse en su con
junto y cuya conservación y reparaciones representan cada año una
cantidad considerable de labor, permite á los habitantes de las altu
ras regular el riego de todas las pendientes y contar anualmente
con abundantes cosechas : las bisses son la riqueza del país. He ahí
por qué los Valesianos tienen tan gran respeto hacia esa obra, sin
la cual las aguas se perderían inútilmente ; en tiempos pasados les
tantes se reparten los vastagos que han brotado en los troncos cor
tados y luego la corta adquiere cierto desarrollo y se deja á sí
misma hasta que se reproducen las mismas operaciones. El pasto
se hace sin organización especial y en común en los terrenos incul
tos, en los bosques de grandes árboles y en los tallares seis ó siete
años después de la corta; las piedras se extraen libremente de las
canteras salvo aviso previo.
Esas costumbres influyen de una manera maniñesta sobre el ca
rácter moral de los individuos y desarrollan mucho el espíritu de
solidaridad, de complacencia mutua y de afabilidad cordial; como es
costumbre practicar los trabajos voluntarios en beneficio de los que
lo necesitan, basta á éstos anunciar su demanda ruidosamente á tra
vés de la villa voceando: « ¡ Fulano necesita tal servicio ! ¿ Quién
/
quiere encargarse de él ?» E inmediatamente se presentan varios,
concertándose para ver quién podrá emprender la tarea más fácil
mente, y el servicio queda realizado Análogas relaciones nos vie
nen de los Queyras *.
En toda la Suiza, las dos terceras partes de las praderas y de
los bosques pertenecen á los municipios y éstos poseen además tur
beras, carrozales y canteras, lo mismo que campos, vergeles y viñas.
En muchas ocasiones los copropietarios del municipio tienen que
trabajar juntos, de manera que más parecen reunidos para una fiesta
que para el trabajo. Los jóvenes de ambos sexos suben á los mon
tículos los rebaños sonando sus armoniosas campanillas. Otras veces
la tarea es más ardua, los leñadores armados de hachas van á derribar
los altos abetos al bosque comunal, cuando la nieve cubre todavía el
suelo; descortezan los troncos y les hacen deslizar por las correderas
de avalanchas hasta el torrente que les conduce entre sus revueltas.
En las veladas de las noches de invierno todos son convocados
err casa del uno ó del otro, según la urgencia del trabajo, sea para
desgranar el maíz, sea para descascarar nueces, ó para trabajar en
la canastilla de una novia: en esas reuniones el trabajo es una ale
gría, y hasta los niños quieren tomar parte en é l ; allí, donde todo
es nuevo para ellos, en vez de dormir, quieren velar con los gran-
explorar esta isla, aunque sólo fuera para conocer si contiene teso
ros mineros en sus rocas silúricas. Pero Anticosti, concedida en 1680
á Jolliet, ha continuado siendo propiedad de un solo individuo, y
los escasos habitantes que allí se toleran, actualmente en número de
quinientos, son pescadores ó cazadores, ó empleados, guardianes de
faro ó salvadores. Con frecuencia los náufragos arrojados sobre aque
llas playas desiertas llegaron á devorarse impulsados por el delirio
del hambre
Evidentemente, el abandono casi completo de la tierra débese
á la no división de la gran isla. Recientemente una de las hermosas
islas de la hilera de las Pequeñas Antillas, la barbuda, tenía tam
bién un solo dueño; actualmente está dividida en dos territorios,
cuyos feudatarios están obligados á hacer al gobernador de la isla
próxima, Antigua, el homenaje anual de una oveja gorda ó de un
ciervo *. Pero los grandes propietarios han hecho el vacío en aquella
tierra fértil y salubre: de todas las Antillas es con mucho la menos
poblada ; en 1890 su población era sólo de cuatro habitantes por
kilómetro cuadrado, mientras que la de Barbadoes era cien veces
más elevada (426 individuos). De la misma superficie que las islas
Normandas, Barbuda no contiene r,ooo personas, en tanto que 100,000
habitantes se alimentan cómodamente en Jersey y Guernesey.
Tal es también la razón por que la Gran Bretaña, tan orgullosa
por sus colonias, ha de reconocer el humillante contraste que presen
tan en la América Central su gran posesión del British Honduras y
las colonias inmediatas habitadas por blancos de origen español y de
los ladinos de raza mezclada. Esta gran diferencia entre su extenso
dominio casi inútil y los territorios próximos, enriquecidos por sus
cultivos y la exportación de sus abundantes productos, procede de
que el Honduras «británico* está concedido por completo á grandes
propietarios: ¿ á qué trabajar como esclavo al lado de un país donde
se puede ser libre ?
Sea por efecto de la herencia feudal, como en la Gran Bretaña,
en la Alemania del Norte y en Lombardía, sea en virtud de la con
quista. como en Irlanda, ó de adquisiciones enormes como en A us-
Vi _ 71
282 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
para la isla de Chipre, donde unos cuákeros ingleses les habían pre
parado un asilo, pero insuficiente é insalubre. La mortalidad fue
grande, y la multitud de los emigrados, cambiando de dirección y
aumentada en t i camino, se dirigió á Manitoba, donde otras tierras,
favorablemente situadas, les esperaban. En 1900, siete mil Dukho-
bors se hallaban instalados en el territorio nor-occidental de la Po
tencia canadiense, no dejando tras de sí en las provincias caucásicas
más que un corto número de los suyos. Allí comenzaron dificulta
des de otro género, algunas de las cuales no se han resuelto aún
( 1905). En primer lugar, los inmigrantes, habituados á las prácticas
de las autoridades rusas, no quisieron que se inscribieran en el regis
tro oficial los actos de estado civ il: fué necesario contentarse con
sus declaraciones verbales relativas á los nacimientos y á las defun-
ciones; en cuanto á los matrimonios, no creían que habían de dar
cuenta á nadie de ellos. La atribución catastral de los lotes de
tierra fué .más difícil de arreglar: el gobierno se negaba á inscri
birlos en nombre de una colectividad, y los recién llegados rechaza
ban toda apropiación individual, porque «la propiedad privada no
puede conservarse sino por leyes de violencia y el servicio militar
*
ó p o liciaco»'. Se pensó también en escoger hombres de paja,
propietarios legales que no debían jamás prescindir de su carácter
oficial respecto á los ocupantes del suelo. Mas el peligro era dema
siado grande: ya algunos se habían abandonado al corriente de la
riqueza; habían cambiado la orientación de su vida y tomaban por
ideal, no la comunidad de intereses en una sociedad de amigos
y de iguales, sino el bienestar privado como propietario y capita
lista : se amoldaban á la forma de explotación ilimitada que rige
actualmente á las sociedades, quizá más en el Nuevo Mundo que en
el Antiguo. Fué necesario nada menos que la amenaza de un nuevo
éxodo para convencer á los hombres de Estado canadienses, que
habían podido apreciar ya las altas virtudes de los inmigrantes y la
utilidad que había en conservarlos en el p aís: se había visto que po
seían la perfecta práctica del trabajo agrícola y se había demostrado
su probidad tradicional. El gobierno se resignó á aceptar las exi- *
t 500000
50 too Kil.
A. 1 crritorios adquiridos por casas alemanas. — B. Territorios pertenecientes á Ingleses
ó Americanos. En la repartición de 1899, estas islas correspondieron i Alemania. Los blan
cos lian declarado no admisibles las reclamaciones de un jefe local; pretendía que era suyo
un territorio que comprende toda la mitad noroeste del Savaii, en virtud de tradiciones que
remontan d veintidós generaciones '.
VI — 78
2 9 0 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
Escala med'
O »OOO
»P L A N T A S FARINACEAS
i: 5 0 0 0 0 0
f c C B S B M B g K l ----------------------------------------- - ■ --------- i
0 10 20 30 K¡I
El Canal de Carpentras, comenzado hace unos cincuenta años, ha sido grandemente me
jorado al finalizar el siglo : mide 88 kilómetros de longitud á partir del punto en que, cerca
de Cavaillon, se separa de los otros canales más pequeños. Los seis metros cúbicos tomados
al Durance permiten regar 5,400 hectáreas repartidas sobre el territorio de doce municipios;
64 por 100 solamente fueron regadas en 1903.
bargo, la unión de todas las fuerzas, que goza de todas las ventajas
de la grande y pequeña propiedad, apenas ha intervenido : no hace
más que anunciarse.
Entre las consecuencias que entraña la gran propiedad, no ha
de olvidarse el obstáculo que crea á la libre circulación, cuando las
poblaciones de los contornos no han sabido prescindir de las prohi
biciones. En la Gran Bretaña, el derecho de paso, righ t o f way,
agita la opinión local en veinte puntos á la vez. Los habitantes se
ven cerrar antiguos caminos, uno después de otro, y desgraciadas
las comunidades que se dirigen á los tribunales si no poseen títulos
indiscutibles. En muchos distritos de Escocia los señores han hecho
prohibir el acceso de las montañas, y los peatones se ven reduci
dos á seguir por el mismo camino del fondo del valle que utilizan
bicicletas y automóviles. Los mapas del Estado Mayor inglés os
tentan la misma prudente mención: « L a existencia de un camino
en el mapa no da derecho á servirse de él ». Y ¡ desgraciado el
viajero que penetre en un bosque ó cruce un barbecho; no tardará
en arrepentirse ! Los últimos peajes, portazgos ó pontazgos, están
á punto de desaparecer — recientemente aún, en 1S93, se rescataba
por 600,000 francos la supresión de una barrera que cerraba al ga-
%
nado el libre acceso de Gower Street en Londres, semejante á la
calle Bergère en París — , mas muchos nuevos postes prohibitivos
les han reemplazado. El pretexto habitual de los propietarios que
cierran los caminos existentes en sus territorios es la preservación
de la caza, por lo que la gran propiedad tiene como corolario esen
cial la caza furtiva. A los «cuadros» de que se enorgullece el ca
zador autorizado, se oponen las hecatombes de su colega nocturno,
las pescas á la dinamita, que despueblan un río en algunas horas ;
pero la sanción legal no es la misma en uno y otro caso. En la
práctica, al propietario y á sus guardas les es permitida la caza del
hombre, en tanto que es imposible evaluar lo que, durante el si
glo XIX, ha costado en años de cárcel y de presidio, y aun cuántos
individuos ha llevado al cadalso, la caza del conejo y del « pájaro
sagrado ».
Trátase con frecuencia entre los hombres de Estado y los eco
nomistas de fomentar la pequeña propiedad: en Dinamarca especial-
OBSTÁCULOS A LA LIBRE CIRCULACIÓN 295
* Eug. Simón, l.e Cité Chinoise; — lean Brunhes, L'Home et la Ierre cttllivée.
OCCIDENTE Y ORIENTE 297
cerca del poder y de N.*567. Aumento de vítor de la tierra de la Gran Bretaña, 1860-1906.
los trib u n a le s para
reducir á poca cosa
ó nada el valor de los
trabajos realizados en
sus tierras por los
colonos. En 1647, los
E stad os.d e Bretaña
reunidos en Nantes
prohibieron á los la
bradores elevar el va
lor de los edificios y
« derechos reparato-
rios» sobre el de una
p ro p o rc ió n fija del
valor del fondo ; á la
vez jueces y parte,
los miembros de los
Estados decidían que
adquirían para siem
pre el d erech o de
obligar á la banca
rrota ¿ sus locatarios
y de despedirlos para
tratar con otros la
bradores, esta vez en
concepto de arrenda
tarios. A medida que
el suelo aumentaba en
valor, el propietario
a, 0*96 4 i ‘ 2 5 . — b, i ‘ a 5 á i ‘ 5 o. — c, i ‘ 5 o á 1*75. — d, 1*75
se enriquecía é im i 2. — o, 2 i 2-5o. — f, aumento superior i a‘ 5 o. Alcanza 3*36
en Renfrew; 3*44 en Esses; 4*14 en la porción Sud de York
ponía condiciones en
shire; 5 * 16 en Glamorgan; 6*92 en el condado de Londres.
vez de sufrirlas '. En cuanto al precio de alquiler, varia de 5 francos la hectárea
(Sutherland) á 1,4*7 (Lancashire) y á 2 , 5 10 (condado de
Solía presumirse1 Londres). (Véase el Statesman's Year Book, 1907.)
Musco del L o u r r e .
F RA N ÇO IS BOOCHBR ( 1 7 0 3 - 1 7 7 0 ) — LA M U S E T T E
VI - 78
3 io EL HOMBRE Y LA TIERRA
I: 2 25 000
ó i e i t » llKit.
i: 50000000
o 1000 íooo joooKil
Bananas, dátiles, naranjas y manzanas están indicadas por rayados de sentidos diferentes.
a. Albaricoques. e. Cerezas. i. Dátiles. m . Granadas, q . Naranjas. o. Ciruelas,
o. Almendras. f. Castañas. i. Higos. n. Grosellas, a. Melocotones, v. Uvas,
c Ananas. o. Limones. k. Fresas. o. Avellanas, s. Peras. x. Pasas,
u. Bananas. ti. Membrillos, l. Frambuesas, p. Nueces. t . Manzanas.
1 William Digby, b r o t p e r o u s b r it is h In d ia .
LEGUM BRES Y FRUTAS 317
C l . T . S. P a l m e r .
COSECHA P E HUEVOS DE A L B A T R O S EN L A I S L A L A Y S A N ( D io m c d c a im m U ta b iU s)
VI - SI
322 RL HOMBRE Y LA TIERRA
*
Y EL COMERCIO
L a Producción libre y la Distribución equitativa p a ra
todos: ta l es la resolución que exigimos a l porvenir.
C AP ITU LO IX
D e s a r r o l l o r á pid o d e l a in d u st r ia m o d e r n a .
P e r s o n a l o b r e r o . — D ivisión d e l t r a b a j o . — M a q u in is m o .
P rogresos y retro ceso s l o c a l e s .
Constante estado de g uerra en la fá b r ic a .
N
O
rápidamente á despertar el sentimiento de la propiedad
personal, puesto que los obj'etos elaborados por los pri
meros artesanos fueron considerados ordinariamente como la cosa
de su productor, y no podía extrañarse que los conservara para sí
mismo ó que los diera á quien quisiere. Pero puede decirse que,
324 EL HOMBRE Y LA TIERRA
Cl . J K u h n . Part í.
L E A D V 1L L E , A L P I E DE L A S MONT a S aS ROCOSAS
|f1- VI — 88
■
33° E L HOMBRE Y LA TIERRA
VI - Si
334 EL HOMBRE Y LA TIERRA
elevan al primer rango entre los que piensan, otro9 obreros, redu
cidos á la triste condición de ruedas vivientes de la maquinaría,
fogoneros, anudadores de hilos, costureras y cardadoras, condenados
á repetir el mismo movimiento millones y mil millones de veces,
En los Estados Unidos la hulla grasa se cuenta en toneladas de 2,000 libras inglesas, la
antracita en toneladas de 3,240 libras; se comete fácilmente error al traducir en toneladas
métricas.
,1 Japón. Por todas partes se establecieron vías férreas entre las mi
nas de carbón, I09 puertos y las grandes ciudades para fundar las
fábricas en los lugares más cómodos de acceso para el trabajo y
34° E L HOMBRE Y LA TIERRA
Las caídas de agua de una parte de Finlandia están indicadas según el Atlas de Finlandia
publicado por la SociedaJ de Geografía de aquel país. Las cifras indican la potencia de la
caida, evaluada en caballos-vapor (total para el mapa, 1.320,000). La longitud del rasgo da
el desnivel del agua á razón de i'S milímetro por metro. Las cifras entre paréntesis indican
la altura.
I i r ■
pagarán muy caras — y de suministrar al ejército esas municiones
sin fin que hacen actualmente de cada conflicto la más fructífera de
344 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
j
I
T tt 1 I 75 000 000
¿ 1000 2000 «¡oooKil.
El trazado de la via «Cabo al Cairo» no est< fijado aún entre la cuenca del Zambezc y el
Victoria Nyanza, el cual no puede resultar sino de un convenio entre Inglaterra y el Estado
independiente del Congo.
Museo de Bruselas, ;
bio, en lugar de una parte en los beneñcios del trabajo como pare
cería natural. Por el contrato mismo, los intereses son opuestos: la
guerra es, pues, fatal, constante, sea en estado latente ó declarada.
Por lo mismo el jefe de fábrica toma sus precauciones contra aque
llos mismos á quienes manda y que, aun funcionando como cola
boradores, no dejan de ser presuntos enemigos: nombra capataces,
Museo de Bruselas.
>v
r »«»iti
EXPLOTACIÓN DE LOS OBREROS DE MINAS 3 $i
N.“ 576. klqueza del subsuelo en Méjico y en los Estados del Oeste.
I~a hulla grasa se halla en las inmediaciones de Cisco y 6 lo largo de una banda de terri
torio que va desde Desmoines á Mac-Allcster; las extracciones de lignito estén principal
mente alrededor de Helena, de Bismarck y en el distrito que se extiende desde San Antonio i
Dallas. La más importante mina está en Helena. Las minas de hierro a y de plomo b están
indicadas por rayados de sentido diferente. El cobre c se extrae cerca de Helena, en Bisbc
y en otros puntos marcados en el mapa, d, oro; e, estaño; f, aluminio; g, manganeso; h,
platino; 1, mercurio; j, antimonio; k, zinc; 1, perlas; m, rubíes; n, topacio; o, ópalo;
p, berilo; q, granate; r, záfiro; a. turquesa.IV
VI - W
3^4 EL HOMBRE Y LA TIERRA
Cl . de la S o c , Dcnain y A n zi n .
UN A L T O HORNO EN L A FÁ B R I C A DE DENA1N
E S T A B L E C tM IE N T O S M Í T A L C h OICOS DE LONQWY
Documento extraído del programa oticial del primer Congreso internacional del Frío.
lización, y resulta luego que ni una tiene ojo; otra, tal industria,
contra la cual la opinión pública ni siquiera piensa en protestar, no
tiene más objeto que el crimen, como la fabricación de armas y de
pólvora. Sin embargo, en distintos puntos brotan sentimientos de
reprobación contra los trabajos insalubres, porque sus consecuencias
peligrosas ó hasta mortales son inmediatamente sentidas. Y de ese
modo la opinión ha podido ya determinar á ciertos poderes públi
cos á prohibir el empleo del albayalde, y han sido suprimidas las
destilerías ó al menos sometidas á una legislación severa en diferen
tes países. También las minas han sido saneadas. Pero ¡ cuántas
' Lauder, Journal 0/ thc Expedition to explore Ihe A'iger, vol. a, p. 42.
V! - 90
3 58 EL HOMBRE Y LA TIERRA
vi - 91
36 2 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
C l . B o gd un o v it ch , l i k o u u k .
• DE TO.MSK k 1RKOU TSK — CA RA VAN A DE T É EN INVIERNO
' La red francesa (45,000 kilómetros, cerca de la vigésima parte de la red mundial)
transportó, en 1901, 16,000 millones de toneladas kilométricas.
364 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
que las que antes se vendían en todas las ferias del mundo; cada
día los trenes de las vías férreas introducen en la ciudad más clien
tes que los que pudieron reunirse en Sinigaglia, Beaucaire, en Lepzig
ó en Novgorod. Se ha realizado, pues, una gran revolución comer
cial : la periodicidad de los cambios ha producido un movimiento
incesante, continuo, de transacciones que ni siquiera detiene la noche,
Por el trazado de las lincas isócronas, se ha supuesto que se hacia uso de los trenes más
rápidos, aun cuando no circulen todos los días; no se trata aqui sino del tiempo necesario
para llegar á las estaciones de ferrocarriles.
Los dos mapas números 578 y 579 están á la escala media de 1 á 75.000,000. Están pro
yectados sobre el horizonte del 45* de latitud Norte y no sobre el de París.
Para las lineas de 20,30 y 40 días, se ha hecho uso del mapa de J. Bartholomew en World's
Allas of Commerce.
Cl. L. Cuisioicr.
EL MERCADO DE SI0U 1R1
• Pierre Kropotkine.L'entr'a/rfe.
CERCADOS V CON SUM O S 373
vi - fli
374 RL HOM BRE Y LA T IE R R A
Sólo se trata del comercio especial de cada país, sin contar las mercancías de tránsito.
Antes de .876, las cifras de Alemania no son oficiales,á causa de la situación particular de las
ciudades libres, que tenían su estadística particular. No suele concederse á las cifras de los
Pulses Bajos la misma confianza que í las de los otros Estados.
Entre las estadísticas de transporte por agua, las del canal de Sault acusan, con mucho,
las cifras más elevadas. Para 190S se llega al total de 44 millones de toneladas (6 millones
en 18 8 8 ,2 1 millones en 1098), que importan dos mil millones de francos. Resulta el doble
del movimiento del puerto de Londres, pero serla bueno saber cómo se han obtenido esas
cifras.
1 En 1901, el número de los envíos por correo fu<5 de 30,000 millones, y aumenta con
siderablemente cada año.
C O M ER C IO Y RECLAM O 379
1.a importancia de los puertos se caracteriza en este mapa por el tonelaje de los barcos,
cargados ó en lastre, á la entrada, sin cabotaje. Los puertos cuyos nombres están inscritos en
el mapa reciben más de 3.000,000 de toneladas; los que están indicados por un punto abierto,
más de a.000,000; los marcados con un punto negro, á lo menos 1 .000,000. Conviene ob
servar que hay divergencias notables en la manera con que la estadística de los puertos está
establecida en los diversos países, y que la importancia real no deberá tener en cuenta más
que las mercancías manipuladas en los muelles y no la de paso.
Como quiera que sea, he aquí los puertos del globo para los cuales el tonelaje á la en
trada, sin cabotaje, fué más considerable en 1905 (millones de toneladas): Londres 18*7;
Suez 18 *3; Constantinopla 1 5*3; Liverpool 1 4 ; Cardíff i l ‘8 ; Harnburgo 10*4; New York
to 's ; Hong-kong 9*8; Am bcrcs9‘8 ; Singapur 9*4; Ncwcastlc 9‘ z ; Marsella 7*7; Rotterdam
7*6; Montevideo 6‘ 8 ; Génova 6*4. Vienen después ( 6 ¿antes? Changhai), Nápoles, Boston,
Mull, Glasgow, Lisboa, etc.
3 8 0 EL HOM BRR Y LA T IE R R A
fuerza, dándoles tierras que acaban por cultivar como sus vecinos
de otras razas.
El Judío es también otro de esos odiados extranjeros, no á causa
de sus defectos de que el supuesto Ario de Europa ó de América ,
estaría indemne, sino precisamente en virtud del vicio de que con él
participa. Se le acusa
de amar demasiado el
dinero y de procurár
selo indignamente, y
¿no p o d ría repro
charse eso mismo á
todos a q u e llo s , de
cualquier raza ó reli
gión que sean, que
venden con peso falso
mercancías averiadas,
á todos los que acep
tan del que les alquila
ultrajes ó palabras y
gestos de desprecio,
á todos los que reco
gen dinero en la san
gre ó en el lodo ? ¡ Y
son legión ! La edu
cación que se da casi
universalmente á la
juventud consiste en ensenarla á lograr un triunfo sin reparar en los *
medios. Y si en la competencia el Judío es más afortunado que el lla
mado cristiano, ¿no detesta éste á su rival porque obedece á una envidia
de esclavo? Se le odia á la vez por sus villanías personales y por las
que se cometen procurando adelantarle en la carrera hacia la fortuna.
El hecho de estar separados por signos distintivos de los demás
ciudadanos ó súbditos de un país, señala á los Israelitas á los odios
de la multitud. En efecto, aunque no posean territorio en común
y no hablen el mismo idioma, los Judíos constituyen en cierto con
cepto una nación, puesto que tienen conciencia de un pasado colee-
O D IO A L JU D ÍO 383
' Meyer, Kopermcki; William Ripley, Racial Geography of Europa, .1 platón Science
Slonthly, 1898 y iSgy.
CARACTERES HETEROGÉNEOS DE L O S JU D ÍO S 3 8 5
su pecho no alcanza el
término medio: evidentemente esa tara fisiológica es debida á una
alimentación insuficiente durante muchas generaciones; pero también
los Judíos, acostumbrados á la sobriedad forzosa, han obtenido la
ventaja de acomodarse más fácilmente al medio y de vivir más años
que sus vecinos. De too Americanos, la mitad no llegan á 47 años,
en tanto que la mitad de los Judíos de los Estados Unidos llegan
á 7 1 ; de 1.000 niños americanos, 453 mueren antes de la edad de
siete años y solamente niños judíos.
VI - B7
3 8 6 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
recurría -', á los oficios de joyero y de cambiante, que eran casi im
posibles á residentes cristianos, porque para el transporte de mo
nedas y de las materias preciosas era indispensable corresponder con
hombres de confianza en todos los países extranjeros, y únicamente
los Israelitas gozaban de este privilegio que les daba el cosmopoli
tismo. En cuanto al grueso de las comunidades judías, necesitaban
ingeniarse para vivir, sobre todo de esos oficios que pueden ejer
cerse en las propias viviendas para evitar los gritos y los ultrajes.
Pero los beneficios de esos pequeños trabajos son mínimos, y la
lucha por la vida sería de las más difíciles para los Judíos prole
tarios si el exceso de la desgracia no les hubiera obligado á una
gran solidaridad.
El corto número de oficios y de profesiones ejercidas por los
Judíos, y sobre todo la importancia mayor dada en su existencia al
comercio del dinero, ha contribuido en gran parte á crearles un tipo
particular que permite frecuentemente distinguirles entre los demás
elementos étnicos y sociales. I^a moral profesional, que se conserva
durante gran número de generaciones y que se fortifica de padre á
hijo y de abuelo á nieto sin ser neutralizada ó combatida por otra
moral profesional, acaba por adquirir una potencia indominable 1 ; el
amor del lucro sin escrúpulo acaba por manifestarse en cada mirada,
en cada gesto, en cada expresión de los rasgos y movimientos del
cuerpo. Millones de caricaturas representan al Judío con las manos
ganchudas, sonrisa zalamera y nariz de papagayo; pero no es ese el
tipo de raza: ha de verse en él una deformación temporal destinada
á desaparecer con las causas que le han hecho nacer, es decir, con las
condiciones de la propiedad y la concurrencia comercial. « E l ghetto,
se ha repetido muchas veces, ¡ el ghetto ha hecho el Judío ! » Al abrir
las rejas del lugar maldito se le ha desjudaizado la mitad.
Pero es tan fácil comprender que, libertado y hasta promovido
al rango de ciudadano en las mismas condiciones que las gentes de
los demás cultos, el Judío quiere también librarse del oprobio que
continúa pesando sobre los libertos, y en tanto que la masa de los
Israelitas se limita á acomodarse lo mejor que puede á las circuns-
De Julio 1004 4 Octubre 1907 los trabajos efectuados entre la desembocadura del Maine y
Montjean (24 kilómetros) han asegurado un canal de 1‘40 metros de profundidad en las aguas
bajas, donde antes existían numerosos escollos cubiertos solamente con algunos centímetros
de agua. 1.a plantación de espigones laterales y la excavación del canal, por el brazo del Gui-
Memette que pasa delante de Savenmires, después en la parte inferior del puente del ferro
carril, por el de Chalonnes, sólo lian costado 1.160,000 francos. En la parte inferior de La
Possonníire, el brazo norte tomaba de 80 i 8 5 por 100 del caudal del Loira, pero la presencia
en el brazo sud de una mina de hulla antracitosa y de hornos de cal han obligado al canal na
vegable i seguir esta última via.
30» S.
mm
1 " •_
t - iji.' ■
.n i*- J ^jn ^
RELIGIÓN
Y Lfl CIENCIA
Una nueva fu e rza ha entrado en el
mundo, la que da el conocimiento del
número y de la medida y trae consigo
un mayor equilibrio moral.
C AP ITU LO X
I d e n t id a d p r im it iv a , l u c h a e n t r e l a cien c ia y l a r e l ig ió n .
E sta d ística d e lo s c u l t o s .
D istr ibu c ió n g e o g r á f ic a . — C r is t ia n d a d , I s l a m , B u d h ism o .
A n ula ció n g r a d u a l d e l o s d o g m a s.
R eu nió n de las fuerzas retrógradas h a c ia la c iu d a d ela
r e lig io sa . — F r a i l e s y m o nja s. — La Ig l e s i a y e l d in er o .
D o m in i o d e l a c i e n c i a . — S a b e r p o s i t i v o y m i s t i c i s m o .
C ien cia y s a b io s .
L
a
mente ha creado una oposición bien concreta, una guerra
sin tregua, entre la ciencia, es decir, la investigación obje
tiva de la verdad, y el conjunto de los sentimientos, de las creencias
y de las supervivencias fetichistas á que se llama religión. Uno de
los caracteres esenciales de la era contemporánea consiste en esta
VI - 100
3 9 » EL HOM BRE Y LA T IE R R A
La ciudad baja sobre el Sarina está habitada por católicos de lengua alemana; la ciudad
alta por protestantes de lengua francesa.
oficiales, muy pocos son los Europeos que tengan el menor empeño
en propagar su fe : no ponen seriedad más que en los negocios; si se
t: I6000000
o 200 uoo aoo Kil.
Según el atlas de las misiones, las cruces sencillas indican residencias de misiones pro
testantes; las cruces dobles, de misiones católicas. No se han tenido en cuenta las iglesias
para funcionarios públicos.
CI. P .S d lier.
TONELAJE DEL AGUA DEL JORDÁN
En el centro un « coronel », representante del International Hiver Jordán Water C .', so
ciedad proveedora i ciertas sectas americanas de agua del Jordán para el bautismo y hasta
para el consumo — á este efecto el agua es cocida y filtrada. — A los lados del delegado ame
ricano, el gobernador de Jericó y el representante del patriarca de Jerusalem .'
Los Fulbes, los Mandingas y los Haussas, que son las princi
pales naciones musulmanas de Africa, no sólo tienen conciencia de
su superioridad sobre las tribus negras dispersas, sino que poseen
una mayor fuerza de expansión que les es dada por la afición al
comercio, y hasta cierto punto por el deseo de propagar su fe y de
enseñar su saber. Tienen la ventaja capital de presentarse con el
sentimiento de la solidaridad islámica en medio de pueblos sin cohe
sión. A ellos, pues, corresponde la fuerza de ataque, y el negro
que se convierte al Islam cree elevarse un grado entre los hom
bres. Además los blancos, poseedores de los territorios africanos,
suelen atraer á los comerciantes sin preguntarles su fe, y esos co
merciantes son precisamente Mandingas y Haussas, discípulos de
Mahoma. Desde que los Alemanes establecieron la colonia de Togo,
la ciudad haussa y musulmana de Kete nació en el país posterior,
y al final de 1902 algunas caravanas de la misma nación se fijaron
en diversas partes del Kamerun'.
Sí, los que se llaman discípulos del profeta aumentan en nú
mero cada año, pero respecto del fervor religioso, ¡ cuán lejos está
nuestro siglo del tiempo en que el Islam guerreaba por la conver
sión de los pueblos y el exterminio de los infieles ! Los musul
manes chinos, que estuvieron antes á punto de romper la unidad
del imperio, al Oeste en el Kan-su, al Sud en el Yun-nan, han aco
modado su fe al culto de los antepasados, es decir, se practican los
cultos nacionales en su parte más esencial. Del mismo modo, los
musulmanes hindus, que, por el número, constituyen el grueso del
ejército mahometano, han mezclado á sus ceremonias muchas forma«»
que les harían considerar como herejes por sus correligionarios de
Arabia. Hasta los más celosos de los musulmanes, los Senousiya,
en quienes se ha querido ver fanáticos encarnizados en el asesinato
de los infieles y en la propaganda constante en favor de la guerra
santa (H . Duveyrier), han practicado noblemente y casi siempre los
deberes de la hospitalidad hacia el viajero blanco, y las guerras en
tre mahometanos y soldados de las potencias cristianas jamás han
tenido otro origen que el ataque directo ó la opresión por parte1
VI - 104
4*4 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
de los curas ó de los pastores, para que se les clasifique entre las
mercancías que cubre el pabellón cristiano, y la ciencia que aporten
parecerá tan desnaturalizada y tan repugnante como la de los fer
vientes cristianos. En
este concepto, ¿de
qué potencia europea
han de desconfiar me
nos los musulmanes
convencidos ? ¿ No es
el soberano de Ingla
terra el « defensor de
la fe »? 1 No es el
czar de Rusia el jefe
religioso de la orto
doxia ? ; No tiene el
emperador de A le
mania en una mano
la espada y en la otra
el Evangelio ? ¿ No
es Italia la capital del
Papado ' ? En cuan
to á Francia, pudo
creerse que represen
taría, después de su
gran revolución, una
.IX civilización puramen
te laica y que, aparte
de todas las religio
nes, se atendría á la
UN MÁRTIR VOLUNTARIO EN EL CÀUCASO
religión u n iv e rs a l;
Del cuadro de Verestchaguine.
pero se sabe que po
líticos que se creen muy hábiles, han declarado, por el contrario,
que «la razón no es un articulo de exportación». Los anticlericales
en la madre patria se creen obligados á ser clericales en el extran-
desaparición del dogma que las diferencia y que las hace mutua
mente intolerantes, debido á que ha entrado en el mundo una nueva
fuerza, primero en la mente de algunos matemáticos, naturalistas y
filósofos, después obligando á sus discípulos á la reflexión y apo
derándose poco á poco de una parte considerable de la sociedad.
Esta fuerza es la que da el conocimiento del número y de la me
dida, trayendo consigo más precisión en el pensamiento, más mé
todo en los razonamientos, más ponderación en los consejos, y, por
consiguiente, mayor equilibrio moral. E l lugar que la religión, es
decir, el miedo, la ilusión, el vago ideal, ocupaba en el «alma», es
ocupado en proporción creciente por la serenidad de la razón, por
el «libre pensamiento». No hay duda que ese trabajo de elimina
ción y de substitución se hace muy gradualmente, y que la evolu
ción histórica no es perceptible para las gentes de cortos alcances
que no saben comparar las cosas de los siglos anteriores, pero las
transformaciones no dejan ni dejarán de producirse. Los odios re
ligiosos sostenidos tan fervorosamente por las generaciones sucesivas
durante el largo curso de las edades, persisten en muchas almas
que aún sueñan con persecuciones, con degüellos y con la com
bustión de víctimas á fuego lento, pero los hijos de los antiguos
perseguidos, dispuestos hoy á defenderse, han obligado á sus ene
migos á moderar la intemperancia del lenguaje tradicional, y, por
un fenómeno de reacción inevitable, las costumbres, como las pala
bras, han acabado por acomodarse al nuevo'medio.
Algunos teólogos ortodoxos, que, en plena sociedad moderna,
son como los «testigos» que dejan los cavadores en una llanura
nivelada, sostienen, sin embargo, con ferocidad la doctrina cons
tante de la Iglesia, relativa al castigo de los herejes : de ese modo
puede la historia contemporánea establecer útiles comparaciones entre
el presente y el pasado. El jesuíta de Lúea, profesor en la Univer
sidad vaticana de Roma, en su libro de jurisprudencia eclesiástica,
publicado en 1901, se expresa como sigue: « L a autoridad civil
debe aplicar al hereje la pena de muerte, por orden y á cargo
de la Iglesia : en cuanto la Iglesia le ha entregado el hereje, éste
no puede librarse de tal pena. Incurren en ella, no sólo los que
han renegado de su fe, sino también aquellos que han mamado la
T R A N SF O R M A C IÓ N DEL B U D H ISM O 433
C l. Z . Le R o u z ic .
CARN AC — DOLMEN DE M A N É -K E R IO N E D
• P. I.avroff, L 'i d é e d u F’ r o g r i s d a n s C A n t h r o p o lo g ic .
* fie i'u e M a n c h e , i 5 Septiembre 1895, p. 272.
SU P E R V IV E N C IA DE LOS A N T IG U O S DOGMAS 427
1 ' #
un país profesan una fe determinada. En este concepto, la historia
de las sectas rusas, cristianas ó judías, está llena de enseñanzas.
Hasta puede sospecharse que tales atrocidades cometidas en las re
voluciones puramente políticas proceden del viejo fondo autoritario
de las antiguas religiones; ¿ qué crímenes no pueden cometerse en
nombre de Dios.3
Por su esencia misma, las religiones, incluso el catolicismo que
se dice «flexible» porque se esfuerza en
dominar los caracteres, van retrasadas en
su evolución. Abrumadas por su enorme
bagaje de supervivencias de los tiempos
inmemoriales, obligadas á atenerse á las
antiguas fórmulas para justificar su pre
tensión á la infalibilidad, dejándose ade
lantar siempre por las conquistas de la
ciencia, se dedican fatalmente á combatir
ante todo lo que cien años después se
verán obligadas á admitir tácitamente ó
hasta predicar. De tal manera forman la
retaguardia de las naciones modernas, que
hasta rehúsan aceptar las nuevas situa C !. II, B. G up p y.
las bulas pontificias, En esta población mejicana subsiste una sabia mezcla de
religiones organizada por los Franciscanos hace dos siglos.
en ton ces corren el En la fiesta de Pascua, los Indios, representando á los Judíos,
se extienden en el suelo para dejar paso i los apóstoles.
gran peligro de ser ( K. Th. Preuss, Globus, 1906, z, p. 16 8 .)
heridos de anatema,
á menos que hagan pública retractación y acepten hacer penitencia en
algún convento lejano, olvidados de aquellos á quienes escandalizaron
con su enseñanza. Como en los siglos de la Edad Media, la ciencia
sólo tiene derecho al nombre de «servidora» ante la Iglesia soberana,
en tanto que para los infieles es la Reina y la Madre.
Prohibido ya á las Iglesias el imperio intelectual del mundo,
separadas unas de otras por el dogma, sus reducidas ambiciones se
limitan á horizontes más pequeños; se dirigen á la posesión de las
riquezas. Un verso de Sófocles ' menciona ya la avidez de los sa-
' Tó pavrtxóv yxp -rtiv otXípyvpot yévo<;, Antigane, verso io 55 . — « La raza de los adivinos
es, en efecto, toda entera ávida de dinero».
43 3 EL HOMBRE Y LA T IE R R A
' Bruno Galli-Valerio, Butl. de la Soc. Vaud. des Sciences Nalurelles, Marzo 1899.
• Gustavo Loisel, fíei’ue Scienlifique, 1 1 - X, 190a.
EL ARTE Y LA IG L E S IA 437
11! r i ■ 11 * i p 11 ' —
Z<i escuela verdaderamente emanci
pada de la antigua servidumbre no puede
tener franco desarrollo sino en la N a -
turalesa.
CAPITULO XI
Infalibilidad de la enseñanza.
— E ducación de los primitivos.
E scuela modelo. — Coeducación.
P ruebas , exámenes y diplomas. — A lta educación normal.
E xpansión de la ciencia. — L engua común.
Higiene general . — C alipedia . — E ducación de la estética ,
E spontaneidad del a rte . — Desnudez .
L a C1BNCIA, EL ARTE Y LA NATURALEZA. — EL ARTE ES LA VIDA.
>v L - r, f» « »! | 'i-, í « A C__ te rt I . p1
C
OMO la ciencia misma, y en una proporción más señalada,
la enseñanza se resiente de los orígenes nacionales, es
decir, de las condiciones geográficas é históricas en que
cada pueblo se ha desarrollado. En teoría es muy diferente: todo
T ' ser humano que se da por misión enseñar á otro hombre, niño ó
Jna» adulto, no debe tener más cuidado que ser intérprete escrupuloso
de la verdad y de hacer que penetre en la inteligencia ajena lo que
vi - III
44a EL HOM BRE Y LA T IE R R A
Cl. P. Sellier.
KL TITIRITERO EN LA MANDCIIURIA
45o EL HOM BRE Y LA T IE R R A
1: 10000000
0 100 250 500 Kil.
Este mapa-diagrama representa, según la gradación siguiente de los rayados, el tanto por
ciento de los cónyuges (ambos sesos reunidos) que no han podido firmar con su nombre el
contrato de matrimonio:
a de o á i 5 '/, c de 30 á 45 •/„ e de 60 á 75*/,
b de 1 5 á 30 •/, d de 45 á 60 •/. / de más de 75 */0
En Córcega, las cifras para 1901 eran de 34 °/0 y de »3 en los Alpes Marítimos. En los
territorios de Austria-Hungrla y de la península balkánica, Túnez y Argelia no hay estadística
que suministre datos.
• i. . 1 J . V , / n I,
aguas m a la s.
Cl . de Z la t á P r a h a .
UNA ESCUELA NEGRA
ESCUELA LAPLACK
UNA E S C U E L A EN F IN L A N D IA
J Ó V E N E S CIRCUNCISOS RET IR AD OS Á L A S O R I L L A S D E L S E N E C A L
1: I OOOOOOO
too 250 sooKil.
Cuadro de BogdanofT-Bielski.
1: I O OOOO
O I g— ~r ¡¡ ¿ Kil
"1 ----- ~T7~ ’T LtWr* »
Los edificios marcados por un cuadrado A son bibliotecas principales; los signos redon
dos B, salas accesorias de lectura; los signos redondos C, los sitios donde se hace el cambio
de los volúmenes prestados á domicilio.
La proporción de los habitantes que hacen uso de las bibliotecas varia, según los barrios,
de 4 á 34 “/o i el término medio es de ta “/„ .V
I
VI - ti»
470. EL HOM BRE Y LA T IE R R A
Sin embargo, por importantes que sean ó puedan ser las univer
sidades populares, su influencia es casi insignificante en comparación
de la que posee la prensa, es decir, la voz misma de la humani
dad. El prodigioso descubrimiento de la imprenta tuvo durante el
curso del siglo X IX admirables consecuencias que nadie había pre
visto : esas « noticias diarias» de que algunos aventureros tuvieron
idea desde la época del Renacimiento é intentaron su modesta rea
lización en distintos puntos, en Italia, Alemania y Holanda, se pu-
D IFU SIÓ N DEL SABER 47«
Cl. A. O. Champagne.
Los espacios negros indican las escuelas primarias, secundarias, especiales y la universi
dad; los espacios rayados, los hospitales.
* Dcuteronoraio. xiv, a i.
H IG IEN E IN T E R N A C IO N A L 479
Cl. de la Ruche.
L A PA R T I D A PARA L A S I E G A EN UNA E S C U E L A L I B E R T A R I A
V
01 de l'Avenir Social.
LECCIÓN DE L E C T U R A E N UNA E S C U E L A LIBERTARIA
iniciativa. Asi fue como los Faraones, ayudados por ministros del
temple de un José, crearon una raza de pacientes labradores que
formaban un mismo instrumento agrícola con el buey que camina
lentamente arrastrando el arado. Los Peruanos bajo el régimen de
los Incas, los Guaranis bajo el apostolado de los Jesuítas, tales son
los tipos que se intentaría reproducir según un modelo cuyo relieve
se iría borrando poco á poco. ¡Cuántas veces se ha ejercido la
intervención de los curas y de los poderosos en ese sentido, repro
bando siempre con insistencia las uniones de las bellas jóvenes con
los « malas cabezas» ; cuántas veces los padres, en desacuerdo con
el deseo de casarse manifestado por sus hijos, han preferido la «po
sición » á la robustez y á la belleza; cuántos suicidios y cuántos
crímenes han causado esas intervenciones!
En esta cuestión capital de la dirección científica que ha de
darse á los cruzamientos, respetando de una manera absoluta la
libre elección de los cónyuges, habrá de comenzarse nuevamente la
lucha de poder y de igualdad que, sobre todos los demás puntos,
divide á los hombres. Cada mejora parcial que dicta la ciencia, se
encuentra bruscamente detenida en sus esfuerzos por la interposi
ción de las condiciones de desigualdad social entre el ideal y su
realización posible. Si se trata, por ejemplo, del más esencial de
todos los progresos, del que ha de asegurar la salud y la duración
de la existencia á todos los recién nacidos, la historia natural, la
higiene y la terapéutica nos han dado todos los informes deseables,
y sabemos perfectamente cómo ha de procederse para acomodar los
niños á su medio en toda comarca y en cada estación; se sabe
también lo que ha de hacerse para aceptar los retos de la Natu
raleza haciendo vivir los nacidos antes de término, objetos informes
cuya cualidad humana sólo es reconocida por el anatómico y la no
driza. El higienista enseña á aumentar de día en día y de hora en
hora las probabilidades del individuo naciente en su trabajo por la
existencia; sabe en general cómo ha de obrar ante cada problema
médico ó quirúrgico, pero no ignora las desigualdades de la for
tuna, y sólo lucha en beneficio de los hijos de los privilegiados.
Sería convertirse en revolucionario no tener en cuenta los derechos
sacrosantos del capital, aun en ese problema por excelencia de la
4»4 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
I
PRIMACÍA DEL AKTli 4»7
Cl. J . K u h n , P»ri».
EL PEN SAD OR. POR A . RODIN
ciencia; después cuando se han comprendido las cosas que nos ro
dean, cuando la ciencia ha explicado todo, vclvemos al arte para
admirar todavía, y hacer, si es posible, que penetre la alegría en
nuestra vida.
Pero no es artista todo el que quiere, y el que pretende serlo
por el estudio servil de los maestros, por la medida y la repro
ducción precisa de las líneas trazadas por otros, por la observación
rigurosa de las reglas anteriormente adoptadas, no pasará de pobre
copista, generador de decadencia y de muerte. La primera regla
del arte, como de toda virtud, consiste en ser sincero, espontáneo,
personal ( Ruskin) ; pero, tan mala ha sido nuestra educación, que
por un sentimiento de servil imitación, las multitudes — ¡ y cuántos
hombres instruidos y cultos pertenecen todavía á la simple multi
tud ! — se sienten arrastradas á considerar como perteneciendo al
número de las cosas bellas por excelencia, muchas obras que no
son más que agregados de piedras debidos al capricho de algún
déspota y pagados por innumerables vidas de esclavos. Verdad es
que toda obra humana es, en sus efectos, como en sus causas, de
naturaleza tan compleja, que lo bello puede mezclarse con lo me
diano y aun con lo feo : sin embargo, para darse cuenta exacta de
los trabajos humanos, preciso es distinguir en ellos los elementos
diversos y pronunciarse especialmente sobre cada uno de ellos. Las
pirámides, por ejemplo, en concepto arquitectónico, no son más que
un simple modelo de geometría sin más valor que los poliedros de
cartón que construyen los escolares; mas, por su masa prodigiosa,
aquellos « tres montes elevados por el hombre, que á lo lejos pene
tran en los cielos» han dejado de ser en apariencia obras humanas,
y se convierten en parte inseparable del paisaje, como las sinuosi
dades del río y las arenas del desierto. Además, se ve levantarse en
aquellas pirámides como un período de la humanidad: el pensamiento
evoca todo el pueblo de los constructores y, por una simpatía incons
ciente, personifica los millones de desgraciados en el enorme montón
de piedras bajo el cual murieron penando. Tiénese á la vista un
espectáculo de la Naturaleza, recíbese una profunda impresión de la
historia, pero toda idea de arte queda completamente extraña á la
vista de las pirámides.
EL ARTE Y LA LIBERTAD 489
VI — 124
494 E L HOMBRE Y LA TIERRA
Cl. S. Biog.
CROQUIS DE L A VIDA D IA R IA , POR KKI SAI KITAO MASSAYOSHI
1 Alonso de Ovalle. Account 0 / the KingJom o f Chile, citado por Ed. Carpenler, Civiliza-
tion, its causes and cure.
496 EL HOMBRE Y LA TIERRA
ricas, que quieren á toda costa distinguirse del común de los hom
bres, el amor al lujo conserva la separación de las clases y hasta
trata de aumentarla todavía á fuerza de gastos, las multitudes de-
mocráticas tienden á parecerse cada vez más por el traje, lo que ya
es un progreso. En muchos países no se distingue ya el pobre
del rico, porque el hombre de gusto, aunque sea opulento, se viste
con sencillez, y la limpieza es la regla para todos, hasta para los
Y
C l. H c n r y C u il li ct .
LA R O C H K - G A J E A C , Á O R I L L A S D E L DORDOÑA
I r
las pesadas ropas, de los corsés estrechos, de los sombreros floridos.
Positivamente se ha realizado cierto progreso en el sentido de la liber
tad del traje y á pesar de todo se ha adelantado algo hacia la higiene.
Pero la gran revolución estética y moral que dará al civilizado mo
derno el derecho que tenía el Griego antiguo de pasearse desnudo á
la luz del sol, esa gran revolución es todavía, entre todas las ambi-
ciones del hombre moderno, la que parece más difícil de realizar.
El reformador aislado, aunque sea un « super-hombre * como
vi — m
498 EL HOMBRE Y LA TIERRA
las llamas danzantes del hogar y los brillos súbitos de las brasas
hacen oscilar las figuras, acercándolas ó alejándolas alternativamente
y dando á todas las cosas la impresión del misterio. De esos
humildes focos del arte primitivo han salido nuestras epopeyas y
nuestras arquitecturas, y mientras no desaparezcan esos lugares pací
ficos para el trabajo feliz, tenemos halagüeñas esperanzas.
Y tanto más tenemos derecho á esperar, cuanto de todas partes
surge la convergencia hacia un estado social en que se com
prenda la unión de todos los elementos de la vida humana, juegos
y estudios, artes y ciencias, goces del bienestar material y del pen
samiento, progresos intelectuales y morales. ¡ Qué prodigioso con-
504 EL HOMBRE Y L A TIERRA
1 Moncelon, Métanésie/ranfciite.
MÚSICA DE LA NATURALEZA 5o5
yenda de Orfeo, cuya lira atrae los hombres, domestica á los anima
les, hasta conmueve las piedras y las obliga á erigirse en muros para
construir la ciudad de los hombres libres ?
El pueblo, al que todos pertenecemos, se mueve en un ritmo
constante: en cada uno de nosotros, la música interior del cuerpo,
cuya cadencia resuena en el pecho, regula las vibraciones de la
carne, los movimientos del paso, los impulsos de la pasión, las
formas del pensamiento, y cuando todos esos latidos se conciertan
y se unen en una misma armonía, se constituye un organismo múl
tiple, abrazando toda una muchedumbre y dándole una sola alma.
Ya el simple compás marcado por el pífano y el tambor basta
para poner en movimiento toda la población de una calle, siguiendo
el paso tras una compañía de titiriteros ó de domadores de osos.
¡Qué no podrá la música verdadera, con sus expresiones de infinita
ternura y de entusiasmo todopoderoso! Entonces la vida, común
para todos, inspira una misma pasión al ser colectivo y le da tam
bién el mismo sentimiento moral, le predispone á la misma volun
tad de acción; lo que hace la palabra elocuente puede cumplirlo
también la música, de una manera más vaga en apariencia, pero
más profunda en realidad, puesto que si no solicita las multitudes
para una obra determinada, se apodera del ser íntimo y le predis
pone á un estado general que contendrá en potencia todos los actos
del heroísmo. Todos aquellos á quienes la música une en una
emoción colectiva comprenden la obra en su totalidad mejor que
lo que podría hacer con la lectura ó la audición solitaria el músico
más sabio: sucede á veces que el público revela á los mismos eje
cutantes finezas que no habían apreciado. Así la música, hasta bajo
su forma estrecha de armonía de los sonidos, es el arte humanitario
por excelencia, que da la conciencia de solidaridad á aquellos á
quienes desune la lucha por la existencia '.
¿ Y qué diremos de la música tal como la conocieron los Hele
nos, de la música en toda su amplitud, en que las manifestaciones
humanas se unen á cada descubrimiento de la ciencia, á cada forma
del arte? ¿Quién fijará límites al poder del hombre, cuando dis-1
I II I! ! I
E l verdadero progreso es ¡a conquista
del Pan y de ¡a Instrucción pa ra todos
los hombres.
C AP ITU LO XII
D efinición del progreso .
— E dad de oro .
E volución geológica. — P rogreso y retroceso en la historia .
V uelta A la Naturaleza .
S f.ncillez primitiva de las sociedades y complejidad moderna.
A yuda mutua de las naciones. — L eyes del desplazamiento
de los focos. — Conquista del espacio y del tiempo .
Conquista del pan. — R enovación de las energías perdidas .
A firmación del progreso.
las comarcas del Asia central. Los ríos y los lagos agotados y las
filas de dunas invasoras han producido la desaparición de ciudades,
de civilizaciones y hasta de nacionalidades. El desierto de arena ha
reemplazado los campos y las ciudades. El hombre ha sido impo
tente contra la naturaleza hostil.
Cualquiera que sea la noción que uno se forme del progreso, un
punto queda fuera de duda, á saber: en diversas épocas han surgido
individuos que, por algún rasgo especial, se colocan en primer tér
mino entre los hombres de todos los tiempos y de todos los países.
Recuérdanse á veintenas los nombres de los personajes que por la
perspicacia, la intensidad de su trabajo, una bondad profunda, la
virtud moral, el sentido artístico ó por cualquier otro aspecto del
carácter ó del talento, constituyen, en su esfera particular, tipos per
fectos, insuperables. La historia de Grecia ofrece grandes ejemplos,
pero otros grupos humanos los han poseído también, habiéndonos sido
preciso frecuentemente adivinarlos tras de los mitos y las leyendas.
¿Quién podría creerse mejor que Qakya-Muni, más artista que Fidias,
más inventor que Arquímedes, más prudente que Marco Aurelio ? El
progreso durante los tres mil años recientes, consistiría, si existe, en
una difusión más amplia de esa iniciativa, antes reservada á algunos,
y en un mejor aprovechamiento social de los cerebros geniales.
Algunos grandes pensadores no se contentan con admitir esas res
tricciones capitales á la noción del progreso y hasta niegan que pueda
haber mqora positiva en el estado general de la humanidad. Toda
impresión de progreso sería para ellos mera ilusión y sólo tendría un
valor puramente personal. Para la mayoría de los hombres, el hecho
del cambio se confunde con la ¡dea de progreso ó de retroceso según
se acerque ó se aleje del grado particular ocupado por el observador
en la escala de los seres. Los misioneros que encuentran bellos sal
vajes, moviéndose libremente en su desnudez, creen hacerles «progre
sar» dándoles pantalones y blusas, zapatos y sombreros, catecismos
y biblias, y enseñándoles á salmodiar en inglés ó en latín. ¡Cantos
de triunfo en honor del progreso han acompañado las inauguracio
nes de fábricas industriales con sus anejos de tabernas y hospitales1.*
* Haveioclc Ellis, T h e N in e le e n lh C e n t u r y .
vi - las
5 io EL HOMBRE Y LA TIERRA
N.° 589. Uno de los aspectos del progreso, variación de la densidad de la población.
1 Die Historie bekomml einen cigenthümlichen Reiz. Wellpeschichte. Neunte Theil, II,
págs. 4 y siguientes.
1 Moralc d'Epicure, ps. 1 53 y siguientes.
EL PROGRESO Y LA RELIGIÓN 5l3
1 Semper, Die Philippinen und ihre Rewohncr; F. Blumentritt, Versuch einer l'hnopra-
phie der Philippinen; Ergänzungsheft zu den Pet. Mit., n.° 67. IV
VI — uw
5 i8 EL HOM BRE Y LA T IE R R A
(
5a8 EX HOM BRE Y LA T IE R R A
Por graves, por llenas de peligros que puedan ser en sus de
talles las discusiones entre los gobiernos rivales, esas disputas, aun
seguidas de guerras, no pueden tener consecuencias análogas á las
de las luchas de otros tiempos que hicieron desaparecer los Hititas,
los Elamitas, los Suraerianos y Acadios, los Asirios, los Persas y,
antes que ellos, tantas civilizaciones cuyos nombres hasta nos son
desconocidos. En realidad, todas las naciones, incluso las que se
tienen por enemigas, constituyen, á pesar de sus jefes y de las su
pervivencias de odios, una sola nación cuyos progresos locales reac
cionan sobre el conjunto y constituyen un progreso general. Los
que el «filósofo desconocido» del siglo XVIII llamaba los «hombres
de deseo», es decir, los que quieren el bien y trabajan para fea-
• tizarle, son ya muy numerosos y bastante activos y armoniosamente
agrupados en una nación moral para que su obra de progreso se
sobreponga á los elementos de retroceso y de disociación que pro
ducen los odios supervivientes.
A esa nación nueva, compuesta de individuos libres, indepen
dientes los unos de los otros, pero tanto más amantes y solidarios;
á esa humanidad en formación hay que dirigirse para la propaganda
de todas las ideas que parecen justas y renovadoras. La gran patria
se ha ensanchado hasta los antípodas, y como tiene conciencia de sí
misma, siente la necesidad de darse una lengua común: no basta que
los nuevos conciudadanos se adivinen de un extremo á otro del
mundo, es preciso que se comprendan plenamente, pudiendo dedu
cirse en conclusión y con toda certidumbre que el lenguaje deseado
verá la lu z: todo ideal fuertemente deseado se realiza.
Esta unión espontánea de los hombres de buena voluntad por
encima de las fronteras, quita todo valor directivo á las « le y e s*,
falsamente asi denominadas, que se han deducido de la evolución
anterior de la historia y que, no obstante, merecen ser clasificadas
en la memoria de los hombres como habiendo tenido su verdad
relativa. Así debe recordarse la teoría según la cual la civiliza
ción habría caminado alrededor de la Tierra en sentido de Oriente
á Occidente, lo mismo que el sol, fijando su foco cada mil años
sobre la circunferencia del planeta. Algunos historiadores, seducidos
por la elegante parábola descrita por la marcha de la civilización
!
_ _____
Á ti te espera el muladar.
Á mi me espera la Morgue.
"VT”s^ "jT ~ í 'r ' "yr ^ ' ’ N r-yr ■” ■*-* ~ \
zado ese buen empleo de las fuerzas, sobre todo de las fuerzas
humanas. Verdad es que la muerte violenta no es ya la regla
como en otro tiempo; sin embargo, la inmensa mayoría de las
defunciones llegan antes del plazo normal. Las enfermedades, los
accidentes, averías y mermas de toda clase, complicadas lo más
frecuentemente con tratamientos médicos aplicados en falso ó por
casualidad, agravados principalmente con la miseria, la falta de cui
dados indispensables, la carencia de esperanza y de alegría, deter
minan la decrepitud mucho antes de la edad normal de la vejez.
Un fisiólogo eminente1 ha escrito un hermoso libro cuya tesis prin
cipal es que precisamente los viejos mueren casi todos antes de
tiempo, en pleno horror á la muerte, que debería, sin embargo,
presentarse como el sueño, si viniera en el momento en que el
hombre, dichoso por haber realizado una bella carrera de actividad
y de amor, sintiera la necrsidad de reposo.
Esa falta de economía en el empleo de fuerzas se manifiesta
sobre todo en los grandes cambios, revoluciones violentas ó aplica
ciones de nuevos procedimientos. Se desechan como inservibles los
viejos aparatos, los hombres habituados al trabajo antiguo. No
obstante, el ideal es saber utilizarlo todo, emplear los desperdi
cios, los residuos, las escorias, porque todo es útil en manos del
que sabe obrar. El hecho general es que toda modificación, por
importante que sea, se verifica por la agregación al progreso de
retrocesos correspondientes. Un nuevo organismo se establece á
expensas del antiguo. Hasta cuando las vicisitudes del conflicto no
han estado seguidas de destrucciones y de ruinas propiamente di
chas, no por eso dejan de ser causa de pérdidas locales; la pros
peridad de los unos causa la desgracia de los otros, justificando así
la antigua alegoría que representa la Fortuna como una rueda que
levanta á unos y atropella á otros. Un mismo hecho puede ser
citado de diverso modo, del lado derecho como un gran progreso
moral, del lado izquierdo como un indicio de descomposición. De
tal gran acontecimiento capital, la abolición de la esclavitud, por
ejemplo, pueden sobrevenir, á consecuencia de mil golpes y recha-
VI - 13«
5 4 2 EL HOMBRE Y I.A TIERRA
C l. (ic la A p p a l a c h i a .
LA W ALHALLA 1>K B1AK0
zado ese buen empleo de las fuerzas, sobre todo de las fuerzas
humanas. Verdad es que la muerte violenta no es ya la regla
como en otro tiempo; sin embargo, la inmensa mayoría de las
defunciones llegan antes del plazo normal. Las enfermedades, los
accidentes, averías y mermas de toda clase, complicadas lo más
frecuentemente con tratamientos médicos aplicados en falso ó por
casualidad, agravados principalmente con la miseria, la falta de cui
dados indispensables, la carencia de esperanza y de alegría, deter
minan la decrepitud mucho antes de la edad normal de la vejez.
Un fisiólogo eminente 1 ha escrito un hermoso libro cuya tesis prin
cipal es que precisamente los viejos mueren casi todos antes de
tiempo, en pleno horror á la muerte, que debería, sin embargo,
presentarse como el sueño, si viniera en el momento en que el
hombre, dichoso por haber realizado una bella carrera de actividad
y de amor, sintiera la necesidad de reposo.
Esa falta de economía en el empleo de fuerzas se manifiesta
sobre todo en los grandes cambios, revoluciones violentas ó aplica
ciones de nuevos procedimientos. Se desechan como inservibles los
viejos aparatos, los hombres habituados al trabajo antiguo. No
obstante, el ideal es saber utilizarlo todo, emplear los desperdi
cios, los residuos, las escorias, porque todo es útil en manos del
que sabe obrar. El hecho general es que toda modificación, por
importante que sea, se verifica por la agregación al progreso de
retrocesos correspondientes. Un nuevo organismo se establece á
expensas del antiguo. Hasta cuando las vicisitudes del conflicto no
han estado seguidas de destrucciones y de ruinas propiamente di
chas, no por eso dejan de ser causa de pérdidas locales; la pros
peridad de los unos causa la desgracia de los otros, justificando así
la antigua alegoría que representa la Fortuna como una rueda que
levanta á unos y atropella á otros. Un mismo hecho puede ser
citado de diverso modo, del lado derecho como un gran progreso
moral, del lado izquierdo como un indicio de descomposición. De
tal gran acontecimiento capital, la abolición de la esclavitud, por
ejemplo, pueden sobrevenir, á consecuencia de mil golpes y reclia-
1 Elie Metchnikoff.
RESIGNACIÓN DEI. ESCLAVO 5 3 7
VI - 18«
542 EL HOMBRE Y I.A TIERRA
C l. de la A p p j l t u h i a .
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y DE LA S M A T E R IA S D EL SEXTO
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ÍNDICE ALFABÉTICO
de los Nombres propios contenidos en el Tomo VI
Los nombres tle pueblos están en letra n e g r a ; los nombres de autores, personajes
históricos, etc., en cursiva; los países, montañas, ciudades, en redondo ó carácter
común.
Las cifras rectas se refieren al texto, las inclinadas indican que el nombre corres
pondiente está localizado en un mapa en la página señalada.
333.
Anticosti, isla, 280 , 2 8 1 . Asia, 2 t , 38 , 8 7 , 15 0 , 1 5 5 ,
Antigua, isla, 2 8 1. 18 6 , a 6 3 , 26 7, 2 7 3 , 3 0 5 , Babiloniay Babilonios, 1 4 1 ,
Antillas, arch. 28 r , 3 t 8 ,4 i o . 36 2 , 402, 4 1 1 , 4 1 8 , 4 7 5 . 38 6 .
Antioquia, ter., 3 8 3 . A sia central, 30 6 , 509. B a c c n ( F r .) , 468.
Antofagasta, loe., 1 3 9 . A sia mongola y turca, 14 2 . Bactriana, ter., 19 5 , 30 5.
A palachicola, río, l / J . Asia rusa, i $ i . Badén, ter., 284.
Apem am a, isla, 208, 3 x2. A s iá tic o s, 37 . B a f f i e r ( J e a n ) , 5 0 1 , 50 2.
A p ia, loe., A polim a, isla y A s i r i o s , 528. Bagam oyo, loe., 2 5 5 .
estrecho, ¡ 6 o , 2 8 3 . Aspe, valle, 1 9 3 . B a g s h o t , 12.
Apolobainba, ter., 146. Assam , ter., 6 9 , 264. Baham a, 1 3 1 , 242.
A ppalaches, montes, i r a , Assinoboia, río y ter., p a . B a h ar-e l-G h azal, río, 58.
” 3- Assuan, loe., 5 7 d 59. Baharistan, palacio en T e
A p p a la c h i a , r e v i s t a a m e r i Asunción, 1 3 3 , 1 3 9 . herán, 2 0 1.
c a n a , 5 4 3. Atenas, loe., 19 2 , 540. Bahía, loe., 1 3 3 , 1 4 1 , ¡ 4 9 .
A r a b e -B e r e b e r e s , 4x3. Atlanta, loe., p a , r o e . Bahía Blanca, 1 3 3 , 1 4 1 .
A r a b e s , 76 , 2 7 3 ,3 8 4 . 4 1 8 , Atlántico, 1 1 , 4 1 , 94, 97 , Bahía de Algoa, v é a s e A l-
510 . p p , 10 3 , 10 6 , 108, 131, goa.
Arabia, ter., 60, 7 8 , 38 4 , 1 2 2 . 1 4 3 , 1 5 0 , 3 1 3 , *4 7 . Bahía de Bengala, 6 t .
404, 4 1 2 . 4 16 . Banía de los Espíritus, 15 4 .
Arafura, mar de, 46, 4 9 . Atrato, río, 1 3 1 , 1 3 4 . Bahía de Plenty, 3 1
A ragón , rio, 1 9 3 . Aubignan, loe., 3 9 3 . Bahía de Santa Elena, 3 3 .
A ragu ay, rio, t j j , t j p . Auckland, loe., y r , 4 5 , 49, Bahía G eorgiana, 3 3 .
A rag va , río, 1. s. S<- Bahía Jam es, 3 3 .
Arakan, ter., 6 1 , 70. A u d u b c m , 254 . Bahía Saginaw , 3 3 .
A rarat, monte, 1 7 5 , 32 0 . Aure, valle. 1 9 3 . B a h r-el-Ú je b e l, río, 58.
A r a u c a n o s , 244. A u s t in e W a d d e l, véase B ajo Congo, 3 7 6 .
Archipiélagos diversos, v í a Waddel. Bakel, loe., 4 5 7 .
se Bism arck, G ilbert.etc., Australasia, 9, 10 , 30, 4 / , B a k e r , in g e n ie r a , 3 3 2 .
246. 45. 5*. 4° 3- Balam et, v é a s e Bcthmale.
Ardennes, ter. de Bélgica, Australia, 1 1 , 36 , 38 , 40, Batí, isla, 4 8 .
277. 279. 4 2 6 . 4 2, 44, 4 6 , 47. 49 • 5*. Balkania, ter., 4 1 3 .
A rgel, loe., 3 4 3 , 3 6 2 , 3 6 7 . 86, 10 8 , 1 5 0 , 1 3 1 , 1 7 2 , Ballarat, lo e., 4 3 .
Argelia, ter., 1 8 3 , 2 x 5, 229 , * 53. 319. Ballongue, v é a s e Bouigane.
2 38 , 2 4 1 , 3 1 4 , 3 6 3 . 4 16 , Australia del Sud, 4 1 , 4 3 , B a l m a t ( J a c q u e s ) , 54 2.
4 5 1. 4 5 . 276. t 8 j , 1 9 4 , * 5 ® . Balsan, valle, 1 9 3 .
Argentina, ter., 30 , 1 3 5 á 2 8 1, 2 8 1 , 3 2 0 . B áltico, mar, 36 2 .
i3 8. M 4 , 146 , 1 8 7 , 3*°» A u s t r a li a n o s , 46, 1 5 1 . Baltimore, loe., p a , 96, 9 9 ,
3 3 8 . 3 4 *. 39*- A u s tr ía c o s , 18 2 . 10 1. r
A r g e n t i n o s , 134 . Austria-H ungrla, 4 5 1 . Baluba, occidental y orien
Ariege, río, ¡ 9 3 , Austria, 2 1 5 . tal, 2 1 7 .
A r io i , O r o s , 1 5 4 , 520. A u v e r g n a ts , 374. Bam a, loe., 4 1 7 .
A r i o s , 64, 80, 82 , 3 0 5 , A v aik i-raro , v é a s e Fidji y Banco de Londres, 3 9 2 .
3 8 2 , 38 6 . Tonga. Bandjermassin, loe., 4 8
A r is t ó t e le s , 4 4 6 , 468, 5x 4 . A vaik i-ru n g, v é a s e T aiti. Bangalore, loe., 6 t .
A rizona, ter , p a . Avaiki-tau-tau, v é a s e Nue Bangwelo, lago, 4 0 3 .
Arkansas, río y ter., p a , va Z ilan d a. B ank a, isla, 48.
t o r , t u , 1 1 4 , //.y , 1 2 5 , Aviñón, loe., 3 9 3 , B a n t u s , 36 .
JS J- A vre, rio, 202. B a n y a n s , 78.
ìn d ic e a l f a b è tic o 555
Buena Esperanza, cabo de, Camden, loe., 99. Cerro de Pasco, loe.. 133,
véase Cabo. Cainpania, ter., 431. 138.
Buenos Aires, loe., /3 3 , Canadá, Potencia, Domi Cervantes, 490.
135, 138, 140, 141, 143, nión, 9, ro, ai, 30, 35, César, 407.
148. 36. 40, 90, 91,109, ¡31, Ceylan, isla, 21, 71, 72, 81,
Búfalo, loe., j 13, 92, r o í , 187, »94 207, 248, 265. 82, 2 6 3 , 264, 289, 393.
101. 286, 340, 403, 408. Chaamba, 385.
Búlgaros, 123, 413, Canadian-nvt-r, s o l, 114, Chactaw, véase Choctaw.
Fu lieti ( F . - T ) , 170, 17r, "5 Cha ¡laye ( F ) , 410.
178. Canadienses franceses, Chalonnes, loe.,3 8 9 .
Burdeos, loe., 3 6 7 , 461, 124 Chambas, 3S5.
5 ‘ S- Canal de Carpentras, 293. Chambertam ( J ) , 344-
Buriatas, 37*. Canal marítimo de Man- Chamblande, loe., 264.
Burnley, loe ,3 2 7 . chester, 327. Chamorros, 155.
Burntisland, loe, 19. Canarias, arch., 175. Champagne (A . - C.), 17,
Bury y Buxton, loe., 3 2 7 . Canfranc, loe., 193. 47 >
■
Bushmen, 318. Canterbury, loe., 12, 24. Champlain, lago, 3 3 .
Byron, 49«, 5*7- Cantón, loe., 3 8 /. Changai, loe., 379.
Cape-colony, ter., 13. Chapala, lago, 113, /13.
ü \ fc in i Capetown, loe., 3 7 , 39. Chapmann ( F ) , 242.
c Cardiff, loe., 282, 3 7 9 .
Carlomagno, 191.
Chari, ter., 217, 233.
Charles-river, 469.
Cable (Q - IV ), t jo . Carlos V. 493. Charlestown, loe., cerca de
Cabo Agulhas, véase Agu Carlos IX, 532. Boston. 108, 4 69.
lhas. Carnac, loe., 425. Chelkh Abdul Hadgk, véase
Cabo de Buena Esperanza, Cam egie (D a vid ), 250. Abdul.
9, 10, ar. 36, 3 7 , 39, 40, Carolina del Norte y del Chelsea, loe., cerca de Bos
>9 4 . 24 2 , 34 5 • 403. Sud, ter. de los Estados ton, 469.
Cabo Egmont, Howe, Ma Unidos, 92, 112, 113, Cherokees, 112.
ría Van Diemen, Otway, 264. Cheruman, 76.
Palliser, véanse esos di Carolinas, arch. del Pací Chesapeak, río, 110.
ferentes nombres. fico, 49,. 131, 155. 162, Chester, loe., 326.
Cabo Verde, /49. 103. Chevrillcn (A ) , 12, 13.
Caen, loe., 461. Cárpatos,montes, 270,362. Chicago,loe.,9 2 , t o s , 102,
C a fre s , 36, 3 7 . 3 5 J - Carpentaria, golfo, 49. 103, 106, 115. 141.
Cairo, loe. de tos Estados CarpenUr ( F.dtvard), 406, Chichesters, loe., 25.
Unidos, 104. 495- 499- Chicla, loe., 359.
(, skya-M uni, 509. Carpentras, loe., 293. Chigatse, loe., 69,
Calabria, ter., 431. Cartagena, loe. de Colom Chile, ter., 138, 144, 150,
Calchaquis, 146. bia, 131, 133, 135, 141, 495
Calcula, loe., 61, 66, 84. Cartón, 306. Chilenos, 134.
Caldea, ter.. 195. 478. Carus (P aul), 116. China, ter., 17, 19, 46, 47,
Caldeos, 434. Castellanos, 138. 70, 84, 108, 182, 190,
Calder, río, 3 2 7 . Castelloubon, valle, 193. 203, 230, 144, 264, 268.
Calderón , 490. Castillo de Edimburgo, 287, 295, 296, 314. 3>ó.
Caldwell, 75. 283- 3 *°. 3 3 9 , 383. 404. 4°9,
CaledOn, río, 15. Catana, loe., 43 1 . 4 11, 4 11,
Caledonia, véase Nueva Ca Catawba, río, 113, Chinga, ter., 217.
ledonia. Cattak, loe., 74. Chinos, 36, 37, 42, 273,
California, ter., 9 2 , 113, Cáucaso, montes, 248, 384, 2 9 5 . 3 *6 . 3 5 2 , 400. 4 >°,
123, 13a. 245, 320,383. 4>5. 54i- 410, 446.
Callao, loe , 133, 141. Cauterets, loe. y valle, 193. Chippewa, río, 103.
Calle Bergère en París, 294. Cavaillon, loe., 293. Chipre, isla, aS6.
Calton Hill, 283. Cawnpur, loe., ó/. Chiquitos, 146.
Camaret, loe., 29 3 . Ceará, loe. y ter , 262,283. Chiré, río, 253.
Cambodgianos, 83, 84. Célebes, isla, 41, 48. Chiriquanos, 146.
Cambridge, loe. cerca de Celtas, 175. Chmerkin, 387.
Boston, 99, 481, 4 6 9 , Ceram, isla, 49. Choctaws. 111.
4 7 1- Cerdefia, isla, 4 3 1 . Chomokenkar, monte, 69.
In d ic e a l f a b é tic o 557
78, 81, 136, 150, 151, Java, isla, 4 8 , 70, 86, 263, Katanga, ter., 317.
170, 183, 186, 191, 193, ta Keane (A .-H .), 420.
**4, 245, 257, 262, 264, je a n de Léry, 516. Keate ( Wilson), 173.
* 7 3 . *76, 3 «*. 3 * 5 -3 a 6 < Jean-Jacques, véase Rous Keighley, loe., 337.
3 3 7 . 3 4 «. 3 4 4 , 3 4 5 . 383. seau. K eisai K itao Massayoshi,
385. 3 9 3 - 400, 428, 470. Jericó, loe., 41t. 494.
Ingleses, 9 á ti, 16, 23, Jersey-City, 9 2 , 9 7 , 98, 9 9. A'e/ter ( D r C.), 435.
*8, 29. 3 *. 3 6- 3 7 . 3 9 . 5 *. Jersey, isla, 281, 311. Kemi, río, 343.
55, 60, 62, 63, 66 á 68, Jerusalem, loe., 366, 390, Kentucky, rlo y ter., 92,
73,78,80, 1 3 3 , 1 3 7, 182, 4 «6 . 100, 104, 254.
246, 253, 287. 385, 407. Jesús, 436. Kerbela, loe., 417, 478.
I n n o k e n ti .véase l ’e n ia m in o v. Jesuítas, 10, 483. Kete, loe., 412.
Innsbruck, loe., 4 6 1 . Joe, véase Chamberlain. Khassidims, 390.
Insultada, 520. Johannesburg, loe., 13, 16, Khazares, 386.
lowa, ter., g a , 1 0 5 . 37 . 3 5 *- Kie), loe., 4 61.
Iquique, loe., , j j , 1 3 9 , Johnston, isla, 159. Kilimandjaro, monte, 54*
141. Jolliet, 281. Kimberley, loe., 13, 37,
Iranios, 362. Jonquieres, loe , 294. 35*
Iraouaddy, rio, 70. Jordán, río, 391, 411. Kinchinjinga, monte, 69.
Irkoutak, loe., 363. José, ministro de Egipto, King William, 37.
Irlanda, ter., 9, 31, 32, 34, 483- Kiova Pieles Rojas, 111.
211, 281, 282, 511. Josué, 426. Ktpling (R udyard), 63.
Irlandeses, 32, 33, 120, Juan Fernández, isla, 150. Kirkaldy, loe., 19.
1 3 3 , 124, 126. judá, 60. Kitkintilloch, loe., 18.
Irún, loe.,3 6 7 . Juden, ter., 366. Kodok, Fachoda, loe., 59.
Irwell, río, 3 3 6 . Judíos, 78, 119, xa», 123, Konakry, loe., 149.
Isaac, 426. 3*3.366,3824388, 390, Kopernicki, 324.
Islandeses, 295. 3 9 «, 4 * 3 . 4 3 «, 4 7 9 - Koriaks, 458.
Islas Británicas, 508. Juiz-de-Fora, 344. Korosko loe., 58.
Islas del cabo Verde, 149. Jura, monte, 268, 340,452. Kosciusko, monte, 43,
Islas Normandas, 281. Kossuth, 527.
Islas Oceánicas, 56. Kouriles, >rch., 13/.
Islas Sotavento, 178. K Kovalevsky (M ax.), 268,
Isle of May, 19. *70, 272, 274.
Israelitas, 382, 384, 385, Kaaba en la Meca, 416. Krah, loc. é istmo, 84, 83.
388, 390, 391, 479- Kachmira, ter., 543. Kroneckcr y M a rti, 493.
Israel, ter., 391. Kacongo, ter., 376. K ropothne (Pedro), 276,
Itaguahy, loe., 1 4 7 Kairouan, loc., 306. 37*. 534-
Italia, ter., 59, 134, «3 6. Kalahari, desierto, 318. Kuhn ( J ) , 13, 25, 59, 65,
224, 324, 402, 415, 4 3 /, Kala, rlo, 343. 67, 7 7 . 7 9 . 9 ». 9 5 . «°3 .
4 0 1 , 4 7 0 , 5x1. Kalinga, 80. 127, 129, 163, 171, 214,
Italianos, 62, 12r, 1 2 3 , Kamerun, ter , 56, 240. *«5» *4°, *4*. *43. *45.
124, x*6, »3 7 , 182. Kamtchalkt, ter, 458. *47. *49, *53. *7*. *75.
Kanai, isla, 13g. *8 5 . 3«3. 3*9. 34i. 39*,
Kanakas, 504. 393. 4 8 7 . 5°«. 5°3-
Kanawha, rio, 113. Kum, loe., 4 1 7 .
Kandava, isla, 160 Kupka (F r.), todo princi
J a fct, 118. Kangaroo, isla, 43. pio y fin de capítulo.
Jaffa, loe., 391. Kansas City, loc., g2, l o t , Kurachi, loe., 6 t,
Jalais, loe., 426. « 0 7 , 353 - Kurella (Ila n s), 439.
Jamaica, isla, 21,1 * 7 . ' 7 '. Kansas, rlo y ter., 92, 107. Kwohit-Sang, 115.
Jameson, 11. Kan-su, ter., 4 1 2 . Kyiev, loe., 346.
james river, 100, 247. Karaites, 386.
Japón, ter., 84, 86, 1 5 1 , Karnkorura, montes, 543
i S j . 217, 259, 261, 309. Karens, 406. L
3 *6 , 3 «9 . 3 3 9 . 3 4 *. 4 *«. Kasai, rio, 317, 233.
5 3 °. Kasbek, monte, I. s. L a B ruyire, 301.
Japoneses, 46. 4 7 . >“ 3 , Kassongo, ter , 317. Ladysmith, loe., 13.
400, 478, 494, 526. Kastoria, loc., 391. L a f c a d i o - I I earn, 4 2 1 .
vi - ut
562 ÍN D IC E A L F A B É T IC O
vi - ua
566 ÍN D IC E A L F A B É T IC O
Robertson, loe., 37. Sahara, ter., 150 , 366. San Luis, loe. de A frica,
Rochdale, loe., 327. Saigon, loe., 84. 345-
R ochester, loe., t o s . Sain t-A n d rew s, lo e ., tp , San Luis, loe. de los Esta
Rocosas, mont., 10 7 . 32 9 , 4 6 1. dos Unidos, p a , t o t ,
395. 542- Saint-Aubin, loe., 3 / / . • ° 3 . ‘ 0 3 , 106, 1 4 1
Ródano, río, a ^ j . j i j . S a in t-C la ir, río, 10 2 , San M allas, isla, 16 7.
R ódano, ter. de Francia, Saint Claude, loe., 288. San M auricio, río, 3 3 .
2 9 1. Saint-Etienne, loe., 3 6 ] . Sannah’s port, 1 3 .
R o d g e r s ( T h o r o t d ) , 274. Sain t-G eorges, mar de, 3 2 . S a n P a b l o , 446.
R o d i n ( A . ) , 487. Saint-Georges s. Loira, 3 8 9 . San Paulo, víase Sao Paulo.
R om a, loe., 12 6 , 1 2 7 , 4 2 2 , Sain t-H elen s, loe., 3 3 6 . San Petersburgo, loe., 18 7 ,
4« . 45 *, 5*6. Saint-H elier, loe., 3 1 1 . • 99. 345-
R o m a n o s , 14 5 , 4 34 . Saint-Jacques, cabo, 86. San Salvador, ter., r j i .
R oncal, loe., ¡ p j . Saint Jam es en Londres, S a n S e b a s t ia n , 4 37 .
R oodeval, loe., 15. 3 9. 47. Sans-Souci, cerca de Ber
Rorutua, isla, 17 8 . Saint-Jean, lago, 3 3 . lín, 504.
Rosario, loe., i j j , 14 J . Saint John, lee., 39. Santa Catalina, loe., 1 3 7 .
R o s u g n o l ( g e n e r a l ) , 426. Saint-Joseph, loe., t o t . Santa Cruz, loe., 408, 409.
R ostock, loe., 461. Saint-Julien en Brioude, Santa Elena, isla, 39 , 1 4 0 ,
Rosyth, loe., i p . 432. •8 8 , 3 4 3 .
R o t o m a h a n a , geyser de Saintonge, ter., 30 7. Santa Fe, loe., 1 4 3 .
Nueva Zelanda, 169. Saint-Paul, loe., p a , / 0 3 , Santee, río, 108.
Rotterdam , loe., 3 7 9 . 14 1. Santiago de Com postela,
Rotumah, isla 160. S a in t-Pierre, lago, 3 3 . 434-
R o u h lle , 533. S a in t-S a v in , loe., 19 3 . Santo Dom ingo, isla, 288.
R o u s sea u ( J . J . ) , 514 . Salado, río, 1 3 3 , 1 3 p . t4 3 . Santo Sepulcro en Jerusa-
R o u s i e r s ( P a u l d e ) , ao. Salat, río, ip3. lén, 4 3 4 .
R oxburgo, cerca de Bos Salers, l o e , 3 7 4 . Santos, loe , 1 3 3 , I 4 t .
ton, 46p . Salford, loe., 3 a ] . San Vicente, golfo de, 4 3 .
R o yal Ech ange en Londres, Salisbury, loe., 424. S a n Y v e s d e A h a y d r a , 186.
392. Salom ón, Solom ón, arch., Sao Paulo, loe., 1 3 3 .
Ruanda, ter., a i 7. 4 1, *5*, «57. i ¿ 5> ,6 7- Saraw ak, loe., 4 8 .
R uán, loe., 3 3 9 , 36], 313. S a lo m ó n , 36 6 , 390. Sarrian», loe., a p j.
Ruapehu, monte, 5 /. Salónica, loe., 3 9 1 . Saskatchewan, río y ter., 92.
R u b e n s , 490. S a lt-la k -C ity , loe., 3 3 3 . Satledj, río, 64, 66, 67.
R u d t e d g e 248. Sam oa, arch., 4 7 , 1 3 /, 1 5 5 , Sault Ste. - Marie, 3 3 , 10 3.
Ruhrort, loe., 3 3 1 . 15 8 , 160 , 1 7 3 , 1 7 7 , 2 8 7 . * 0 . 5 , 377-
Ruhr, río, 371. S a m o a n o s , 156 . Saum anes, loe., a p j ,
R uk, isla, 16 2 . S a m s o n , 4 30 . S a u s s u r e ( L e o p o l d d e ) , 76,
R u m a n o s , 1 0 3 , 290. S a m s o n o v , 450. 542.
Runcorn, loe., 306. S a n A n t o n io d e P a d u a , 499. Sauterne, loe., 3 1 6 .
R u n g e ( O l i o ) , 140 San Antonio, loe., 3 3 3 . Savaii, isla, 160 , 387.
R usia, ter., 86, i d 7, 188, S a n A g u s t ín , 44s. Savenniercs, loe., 3 8 p .
19 6 , 2 0 3 , 2 1 5 . 242, 270, San Blas, golfo de, 3 3 3 . Savina, río, 4 0 1.
2 7 2 , 2 7 3 . 284, 2 8 5, 30 4, i-anchui, loe., 3 8 1 . Sbeitla, Sulfetula, loe., 306
30 8, 3 1 2 , 4 1 5 , 4 2 1 , 465. Sandw ich, arch., 1 5 2 , 1 3 p , Scham ba, 417.
R u s k i n ( J o b n ) , 488. • 7 4 . *77- S c h m id t , 3 8 2 , 3 8 3 .
R u s o s , 1 2 1 , 12], 246, 4 1 3 , Sandy Hook, cabo, p 7. S c o tt (g e n e r a l) , 1 1 3 .
3*7- San Francisco, loe., 9 2 , 107, Scranton, loe , 3 3 , 9 9 , 1 0 1
R u th e n o s , 1 2 1 , 123. • 52, 3 5 3 - Seatle, loe , 9 2 , 3 3 3 .
San Francisco, río, 1 3 3 . Segre, río, i p 3 .
San José, loe., p a , 1 3 1 . S e l / i e r ( P a u l ) , 27, 1 9 7 , aox,
S San Juan de Fuca, estrecho, 2 2 3 , 2 6 1 , 269, 4 1 1 , 4 2 1 ,
90. 486.
S a a d i , 490. San Juan de Luz, loe., 3 4 1 . Semitas, 1 7 5 , 38 4 , 38 6 .
Sabina, río, 1 1 2 , / 1 3 . San Lorenzo, río, 3 3 , 9 5, Semois, río, 277.
Sab o ya, ter., 282, t o t , 106, ¡ 4 p , 280. S em p er, 173, 5 17 .
Saguenay, rio, 3 3 . San Luis de Potosí, loe., Sena, río y ter . , 3 / 3 .
Saharam pur, loe., 6 4 , 353 • Sena y Marne, ter., 4 5 2 .
568 ÌN D IC E a l f a b è t ic o
VI - 148
5 7 0 ÍN D IC E A L F A B É T IC O
Ir
\\\\l W aikato, rlo, y t .
I P a i t z ( T h ) y G e r l a n d , 159 .
W o r k m a n ( S r a . y S r ) , 5 4 3.
W ovoka, 115.
Zambesia, ter., 2 1 .
Zam beze, rlo, 36 , a 1 7 , a y y ,
&
K : - f
W akefield, l o c , 3 2 7 . W r ig h t ( W i l b u r y O r v ille ) , 34 5 -
W alhalla de Biafo, monter, '/ .a m e n h o f, 4 74 .
543
517.
W upper, rlo, 3 3 1 . Z a n d e, N ia m -N ia m ,i/ 7 r
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X - ' - ___ 1 . L V 3- .J J l \ J L i J'
H
V
LISTA DE LOS MAPAS
Núm . P ág in a»
Núm. Paginas
550 Grupo de islas S a n d w i c h .................................................................... >59
551 Grupo de las Fidji y de las S a m o a .................................................................... 160
552 Grupos de las Marquesas y de las islas de la S o c i e d a d ............................ 16 (
553 Isla meridional de Nueva Zelanda y superficie de las islas de
Oceaní». ... ...................................................................................... 16 5
Núm. Página»
M ap as sueltos
vi _ 1«
*
ÍNDICE DE LOS GRABADOS
del Tomo VI
CAPÍTULO V
Página*
I n g l a t e r r a y s u c o r t e j o ............................................................................................ 9
Escen a del país de los b o e r s ............................................................................................ 13
E l puente del Forth, visto desde el s u d e s t e ............................................................... 17
Catedral de C h ic h e s t e r ............................................................................................................ 25
U n congreso del < Ejército de Salvación » pasando por las calles de Londres. 27
Uno de los graneros de Inglaterra : G ranja de la Colom bia británica. . . . 29
Un batallón de highlanders en la explanada del castillo de Edim burgo . . . 31
Costa de F i d j i ............................................................................................................................. 53
Siguiri, en el valle del N i g e r ......................................................... ....................... 56
Puerta de un villorrio en el K a m e r u n .......................................................................... 57
Muro del Nilo en A s s u a n ...................................................................................................... 59
U n rincón de S i m i a ................................................................................................................. 65
E l fuerte de A g r á ......................................................... ............................ ............................ 67
Nassick, sobre el G o d a v e ri................................................................................................. 73
L a m a del Sikkim . . . ...................................................................................... 74
R eina de Sikkim , de raza t i b e t a n a ................................................................................ 75
Una calle de B o m b a y ....................................................................................................... 77
R o ca de Tritch inopoly, India m e rid io n a l......................................................... ..... . 79
Mahometanos de C e y l á n ................................................................................ 81
Final de c a p ít u lo .................................................................................................................. 87
CAPÍTULO VI
E l N u e v o M u n d o y la O c e a n í a .......................................................................... 89
R ad a de N e w -Y o ik , vista desde el puente de B r o o k l y n ........................................ 91
L a punta de N etv-Yoik, visla desde E llis-Islan d ....................... ............................. 95
5y 6 ÍN D IC E DE LOS GRABADOS
P ág in a *
CAPÍTULO VII
Páginas
Londres. — Cuestación pública por los obreros sin tr a b a jo .................................. 223
L a costa de la isla de R e inmediata á la punta de las Ballenas y á los panta
nos p e r d i d o s ................................................... .................................. 227
L a s Potencias en C hina, por S t e i n l e n .......................................................................... 230
E l enriquecido, por J. F o r a in ............................................................................................ 2 3 r
Final de capítulo .....................................................................2 3 4
C A P ÍT U L O V III
E l c u lt iv o y la p r o p ie d a d . . . . ......................................................... 2 3 s
L a gran gruta de Ultim a S p e r a n z a .................................................... 2 36
L a cadena de los A n des, vista desde la gruta de U ltim a Speranza . . . . 2 37
El elefante de Á frica en el Jardín zoológico de L o n d r e s ........................................ 2 4 °
E l elefante indio en el Jardín zoológico de L o n d r e s ..............................................2 4 1
E l castor en el Jard ín zoológico de L o n d r e s ....................... ....................................... 2 4 3
U na otaria del Jardín zoológico de Londres acariciando á su guardián . . . 245
Bisonte de la Am érica del Norte ( B e n a s s u s a m t r ic a n u s ) ........................................ 246
Zebú de M adagascar ( B i b o s r a d i c a s ) ....................... ........................................ 247
Ciervo W apiti ( C c r v u s c a n a d e n s i s ) ............................. ................................... 249
Terraplenes en el país de los Geyseres, parque de Y e l l o w s l o n e ....................... 2 5 3
U n atalaje de perro en Bruselas . . . . . ....................................................2 5 7
E l loto en el J a p ó n ............................................................................................................. 2 59
L a s crisantemas en el J a p ó n ...................................................................................... ..... 2Ót
G ranja establecida á expensas del bosque. Colom bia b r i t á n i c a ....................... 265
E l bananero y su r é g im e n .......................................................................... ' . . -¿ . 271
* Bisse » en S i o n ...................................................................................... ............................ 2 7 3
G ran propiedad escocesa. Rebatió de ciervos en la isla de A rra n .......................2 7 5
Paisaje de Ardenner. — En las márgenes del S e r a o is ..............................................2 7 7
U na aldea de los Ardennes belgas . .......................................................... 279
Un cocotero en M a d a g a s c a r ..................................................................................... . 285
Terraplenes para la plantación del arroz, en el país de los Igorrotcs ( F i
lipinas) ..................................................................................................................................... 297
U n bosque de b a m b ú e s.............................................................................................................. 3 0 1
Th éodore Van Thulden. — Una boda en un villorrio..............................................30a
François Boucher. — L a Musette. ............................. ..... 30 3
L a G leba, de Constantin M e u n i e r ...................................................................................... 3 0 5
L a cosech a de la ova en laisla de R e . . ...................................................................... 3°7
L a siega en el J a p ó n ....................................................................................................................3°9
Ò78 ÍN D IC E DK LOS GRABADOS
Página*
Datilera en B isk ra ......................................... .. . ............................. 313
Nudosidades sobre una raíz de le g u m in o s a ............................................. 317
Cosecha de huevos de albatros en la isla L a y s a n ..................................... 319
Final de capitulo .. ............................................................................... 3**
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C A P ÍT U L O IX
CAPÍTULO X
FMpinas
C A P IT U L O X I
Educación.................................................................... . 44t
Escuela de niñas en T ú n e z ....................... ....................................... 444
E scu ela de niños en T ú n e z ............................................................... 445
U na escuela negra................................................... . . . . 453
Escuela Lap lace ................................................................................ 455
Una escuela en F i n l a n d i a ............................................................... 456
Jóvenes circuncisos retirados á las orillas del Senegal. . * 457
Un té en el « Sum mer Meeting » de Edim burgo . . . . 461
L a conferencia del domingo en R u s i a ........................................ 467
Universidad de H arvard, en Cam bridge, cerca de Boston 47«
Escuelas y hospitales de Ginebra. . . . . . . . . 477
L a partida para la siega en una escuela libertaria . . . . 480
le c c ió n de lectura en una escuela lib e rta ria ............................. 481
•/'.a
L a punta Pescade, cerca de Argel, y su f u e r t e ....................... 485
Escultura p r e h is t ó r ic a B u s to de mujer en diente de caballo 486
E l Pensador, por A. Rodin. . . . . . . . . . . . 487
A d á n , por los hermanos V a n E y c k . . . . . . . . 490
E v a , por los hermanos V a n E y c k ................................................... 491
Croquis de la vida diaria, por K.eisai kitao Massayoshi . . 404
L a R o ch e-G ajeac, á orillas del D o r d o ñ a ................................... 497
L a ópera en V a rso v ia.......................................................................... 500
M arat, por Juan Bafñer 501
; i i1 D anza de pastores de Sorrento, por C o ro t.................................. S °3
Final de c a p ít u lo ................................................................................ 506
7
58o ÍN D IC R OR LOS GRABADOS
C A P IT U L O X II
M P .i«in as
T,; , “V
i ^>-%f V ^Vv
Progreso ........................................................................................... 506
W ilbur VVright en su aeroplano . ................................................................................ S «7
U n crinoideo: Pentacrinus asteria . .................................................................... 5 3 1
M acrotom a Colm anti ( I.araeere). . ................................... ............................. 5*3
L t cuestión social, ilustrado por R o u b ille ............................................................................533
M alayo recogiendo vino de palm era........................... 537
L a W alhalla de B iafo ....................................... 543
Final de capitulo . . . . . . 11. . ¡ f . . H . . . ■ . . • • 54<>
1. i \ fcy!]\jhr / ¡i t ¡ s
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Capítulo V
IN G L A T E R R A Y SU CORTEJO
C apítulo VI
E L ESTAD O MODERNO
C a p ít u l o VIII
E L CULTIVO Y L A PROPIEDAD
P ag in a s
IX C a p ít u l o
11
LA IN DU STRIA Y E L COMERCIO
C a p ít u l o X
LA RELIGION Y L A CIENCIA
/
Identidad primitiva, lucha entre la ciencia y la religión. — Estadística de
los cultos. — Distribución geográfica. — Cristiandad, Islam , Budhismo.
Anulación gradual de los dogmas. — Reunión de las fuerzas retrógradas
hacia la ciudadela religiosa. — Frailes y monjas, — L a Iglesia y el di
nero. — Dominio de la ciencia. — Saber positivo y misticismo. — Ciencia
y s a b i o s ................................................................................................. . . . . 3 97
C a p ít u l o XI
EDUCACIÓN
C a p ít u lo XII
pro g reso
PiRiñas
Definición del progreso. — E d a d de oro. — Evolución geológica. — Pro
greso y retroceso en la historia. — Vuelta A la Naturaleza. — Sencillez
primitiva de las sociedades y com plejidad moderna. — A y u d a mutua de
las naciones. — L e ye s del desplazamiento de los focos. — Conquista del
espacio y del tiempo. — Conquista de! pan. — Renovación de las ener
gías perdidas. — Afirm ación del p r o g r e s o ........................................ . . 507
DE ESTE TOMO
VI - U7
P AUT A
para la colocación de las láminas sueltas
Hdginai
A rm as p o lin e s ia s .................................................................................................................. 17 7
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