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LA UNIÓN DEL PUEBLO DE LAS DOS PLAZAS: UNA MIRADA DE LA

INDEPENDENCIA NACIONAL A PARTIR DE LA FUNDACIÓN


DE RIOSUCIO, CALDAS

RIOSUCIO - CALDAS
LA UNIÓN DEL PUEBLO DE LAS DOS PLAZAS:
UNA MIRADA DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL
A PARTIR DE LA FUNDACIÓN DE RIOSUCIO, CALDAS.
Paula Tatiana Pantoja Suarez
LA UNIÓN DEL PUEBLO DE LAS DOS PLAZAS: UNA MIRADA DE LA
INDEPENDENCIA NACIONAL A PARTIR DE LA FUNDACIÓN
DE RIOSUCIO, CALDAS

Paula Tatiana Pantoja Suarez


Estudiante Maestría en Educación
Universidad de Caldas
Grupo de Investigación Historia Moderna de América

La historia del proceso de Independencia de nuestra nación se caracteriza por la


misma riqueza y diversidad cultural que identifica al territorio en la actualidad, pues
es a partir del mestizaje que podemos comprender la pluralidad de la construcción
republicana y las múltiples opciones que nos ayudan a identificar nuestra cultura a
partir de diferentes territorios. Cada región y cada espacio nos cuentan historias
que no se alejan de los relatos tradicionales sobre la Emancipación Nacional, sino
que amplían la visión y el análisis que hacemos acerca de las luchas por la
Independencia, aunque analizadas desde nuevos relatos y protagonistas pero
igualmente importantes dentro de la historia nacional. Este es el caso de una
región del actual departamento de Caldas, denominada el Cantón de Supía1, 2

territorio alejado en distancia de la capital Santafereña pero que narra un pasado


lleno de contrastes y luchas de hombres y mujeres de todos los grupos y etnias,
principalmente en el municipio de Riosucio donde los ecos de la Independencia
son un símbolo para todo un pueblo y su cultura.

El Cantón de Supía, comenzó su historia desde la expansión española en el


occidente colombiano. Este espacio de importante ocupación indígena, integra en
la actualidad las jurisdicciones de Marmato, Supía, Quinchía y Riosucio. Los
espacios nativos fueron ocupados desde fechas aproximadas a 1540 por el
Capitán Jorge Robledo quién denominó dicho territorio como el País de los

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El Cantón de Supía se encontraba en la región noroccidental del actual departamento de Caldas en la
margen izquierda del Río Cauca. El nombre de Supía surgió por los indígenas Zopía que habitaron esta parte
de la gran región Quimbaya y que fueron dominados por los grupos de españoles y extranjeros, según los
relatos de Pedro Cieza de León en la Crónica del Perú.
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Quimbayas 2 (Sánchez 2009) y propició una serie de fundaciones alrededor del


margen medio del río Cauca con la finalidad de buscar oro y asentarse para su
extracción y explotación.

De esta manera y a partir de las relaciones generadas por la actividad minera, en


la región existieron intercambios culturales no sólo entre indígenas y españoles,
sino que también se involucraron grupos de afrodescendientes esclavos y diversas
colonias de extranjeros ingleses, alemanes y franceses, quienes llegaron -
forzados o atraídos según los respectivos casos- por las dinámicas mineras del
sector que otorgaron una particularidad a la historia y el mestizaje de este
magnífico territorio, que mas allá de las riquezas auríferas, fue una zona fronteriza
entre poblados de gran importancia colonial como Popayán y Santafé de
Antioquia, limitados por el cruce del Río Cauca y que demarcaba los
departamentos de Cauca y Antioquia.

Desde las primeras etapas de Conquista y ocupación se registraron propuestas


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para fundar una población española en las cercanías del Riosucio. En sectores
aledaños se fundó el Real de Minas de Quiebralomo a mediados del siglo XVI y el
pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria de la Montaña en 1590 3 (Gärtner 2006
26). Los vecinos de ambos poblados mostraron un marcado interés por
trasladarse al espacio donde hoy está Riosucio, principalmente por la cercanía con
las minas y por ser el cruce del camino real que comunicaba la región con los ejes
del poder central de la Colonia. La empresa resultó fallida en varias ocasiones por

2
El País de los Quimbayas fue la denominación dada por el conquistador Jorge Robledo a los sectores
poblados por este grupo precolombino, que ocupaba las actuales jurisdicciones de Quindío, Risaralda,
Caldas y parte del Valle del Cauca.
3
En la época colonial los centros mineros fueron espacios para el comercio, el intercambio y
mercantilización de los metales preciosos, situación que repercutía a su vez en una serie de patrones de
poblamiento, con sitios destinados a la ubicación de los europeos y criollos, indígenas o esclavos según su
jerarquía social. El Real de minas de San Sebastián de Quiebralomo se ubicó en la población que
actualmente se denomina Quiebralomo, a unos dos kilómetros de la cabecera municipal de Riosucio. El
pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria de La Montaña se encuentra en el actual resguardo indígena de
San Lorenzo, una de las poblaciones más representativas del departamento.
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los conflictos entre los pobladores y por las dificultades para obtener las
autorizaciones respectivas que legitimaban una fundación colonial. Así, la
fundación sólo se llevó a cabo en las primeras décadas del s. XIX por las nuevas
situaciones generadas con la Independencia.

En el año de 1814 el cura de La Montaña, José Bonifacio Bonafont, y el cura de


Quiebralomo, Ramón Bueno, iniciaron una serie de propuestas para unir ambos
poblados en un nuevo asentamiento 4. Las concepciones políticas de los padres
fundadores riosuceños fueron reflejo de la dualidad que se produjo en los primeros
años de las luchas de Independencia, pues Bonafont era un sacerdote de ideas
liberales y apoyaba el proyecto independentista, al contrario de las tradicionales
ideas de Bueno, quien quería continuar bajo el régimen realista. El proyecto de
fundación continuó empero a las diferencias de los sacerdotes sobre la jerarquía
de poder, los cambios producidos por la formación de las juntas de Gobierno y la
crisis de la Monarquía Española. El 12 de junio de 1815 se adjudicó desde Cali la
licencia para realizar los traslados poblacionales. Esta autorización fue fruto de los 4

cambios del nacimiento de la futura República, dado que desde 1811 la


Confederación del Valle firmó su Acta de Independencia, que incluía a Anserma
Viejo en su territorio, y de la cual dependían las poblaciones del Cantón de Supía.
Por lo tanto, la autorización para la nueva fundación ya no provenía desde el
Cauca, sino desde la jurisdicción provisional del Valle.

Las intenciones de fundar a Riosucio tuvieron muchas facetas y momentos, pero


la última y definitiva tuvo una intención transcendental en el ámbito de la
Independencia gracias al apoyo del sacerdote José Bonifacio Bonafont, el
precursor y líder representativo de la fundación municipal. Su obra poblacional se

4
Los sacerdotes que lideraron la fundación de Riosucio fueron criollos formados en el territorio colombiano
y que siguiendo las leyes de la época debían dirigirse a diversos poblados con el fin de ser los líderes
espirituales de sus habitantes. José Ramón Bueno, proveniente de Popayán tenía una formación realista
opuesta a los cambios que se produjeron con las juntas de gobierno a comienzos de siglo XIX. Por su parte,
José Bonifacio Bonafont, oriundo de Socorro, Santander, tenía un pensamiento republicano, influenciado
por la Revuelta de los Comuneros y por las ideas de la Ilustración a tal punto de ser nombrado en los escritos
del científico Jean Baptiste Boussingault como un pionero del pensamiento republicano en la región.
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puede entender desde su historia personal. Aquel sacerdote, según los datos de
Purificación Calvo, llegó como encargado de la vida espiritual de los habitantes de
La Montaña en el año de 1814, sin embargo este hombre “era un sacerdote
republicano poco ortodoxo” (Appelbaum 2007 23).

Los datos del historiador Albeiro Valencia Llano sustentan la asistencia y firma del
cura de La Montaña en el acta de Socorro el 15 de agosto de 1810, poblado
esencial para comprender los procesos revolucionarios de la Nueva Granada
debido la historia comunera de Santander a finales del siglo XVIII. Bonafont, fue
un sacerdote poco tradicional que al llegar a la región de la Vega de Supía trajo
consigo los postulados de la Independencia, los cuales se habían alejado de las
primeras ideas de las juntas provisionales de gobierno. El defendía la necesidad
de crear una República Independiente del Gobierno Monárquico.

Las luchas del sacerdote junto con su colega, el presbítero Ramón Bueno, con
quien no compartía ideas políticas, propiciaron sin duda alguna la fundación del
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pueblo bajo la peculiaridad que aún posee. Tanto los pobladores de La Montaña
como de Quiebralomo consideraban acertados los postulados de sus respectivos
líderes religiosos, es decir, los enfoques políticos emancipadores de Bonafont o
los realistas bajo la perspectiva de Bueno. Este hecho no permitió una verdadera
unión territorial bajo la jurisdicción del nuevo municipio, sino la ejecución de un
traslado doble de las poblaciones, ya que la Calle Real separó el antiguo
vecindario de Quiebralomo del de la Montaña.

Desde 1816 los pobladores de La Montaña iniciaron el traslado a Riosucio y sus


futuros vecinos quiebralomeños lo comenzaron en 1818, bajo la dirección de los
curas líderes del proyecto fundacional. Sin embargo, las múltiples diferencias
políticas que tenían los fundadores y la influencia que ejercían sobre los
pobladores se evidenciaron en la forma de construcción del nuevo asentamiento,
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bajo un patrón que dividió en mismo territorio dos pueblos de orígenes y


búsquedas diferentes:

… bajo la benéfica influencia de los Presbíteros Bonifacio Bonafont y


Ramón A. Bueno, curas de La Montaña y Quiebralomo, se fundó la
población de Riosucio, en el mismo sitio que pretendieron hacerlo los
indígenas de La Montaña. Pero queriendo conservar sus antiguas
divisiones, determinaron que los vecinos de Quiebralomo tomaran la
parte alta y establecieran en ella la plaza e iglesia de San Sebastián y
que los de La Montaña ocuparan la parte baja y establecieran la plaza
e iglesia de La Candelaria. (Cuesta 2000)

Para comprender la fundación de Riosucio se requiere analizar las diferencias que


condujeron al asentamiento y a su construcción como un poblado excepcional con
dos plazas y dos templos católicos principales. Ello fue el reflejo de una historia
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particular donde se realizó una reubicación y no la construcción de un
asentamiento unificado. La plaza y el templo de arriba, donde se ubicaron los
pobladores de Quiebralomo y la plaza e Iglesia de abajo, que albergó a los
habitantes de La Montaña, sólo se consolidaron como municipio en 1846,
situación que se explica por los conflictos entre ambos poblados y por la evidente
influencia de las ideas de sus fundadores. De acuerdo con la tradición popular la
fecha de fundación municipal fue el 7 de agosto de 1819, pero no puede hablarse
de un día específico debido a las divisiones y conflictos internos que existieron
entre los líderes de los poblados y sus habitantes. Esta mítica fecha fundacional
representó una relación directa con el proceso de Independencia Nacional, pues el
7 de agosto de 1819 los ejércitos independentistas lograron el punto culminante en
la separación del Gobierno Monárquico en la Nueva Granada con la Batalla de
Boyacá.
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La convergencia de la fecha de fundación con la de la batalla de Boyacá no fue


considerada una simple coincidencia histórica, al tener en cuenta los antecedentes
de rivalidad que se desarrollaron en Riosucio, un pueblo que comenzó con
divisiones y choques que imposibilitaron una verdadera unión, lo cual se evidenció
materialmente en las dos plazas de este poblado. Esta situación fue reflejo de la
misma historia Nacional y las divisiones que tuvo el territorio neogranadino durante
la década del proceso de Independencia (1810-1819).

La adopción del siete de agosto de 1819, como la fecha de fundación, pudo ser
causada por la influencia del cura Bonafont sobre los habitantes de La Montaña y
por sus ideas independentistas en relación directa con el triunfo patriota en
Boyacá, a diferencia del sacerdote Ramón Bueno, quien tuvo que huir de la región
cuando finalizaron las guerras de Independencia ante las persecuciones que
ejercieron los ejércitos patriotas sobre aquellos que respaldaron el poder
monárquico.
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La causa específica que motivó a unificar la fecha de fundación de Riosucio
respecto a la Batalla de Boyacá no pudo determinarse, aunque representó, tanto
para los habitantes nativos como para los vecinos del poblado, la identidad de este
naciente territorio con la causa y con la construcción republicana. Para los
habitantes de Riosucio fue un motivo de orgullo que el surgimiento de su patria
chica coincidiera con un hecho de vital importancia que representó el verdadero
comienzo del período republicano. Aquel dato fundacional no fue una fecha
efímera o una simple coincidencia, pues fue la forma de evidenciar las dinámicas
nacionales en un pequeño poblado de una región fronteriza y compleja que posee
un pasado mucho más antiguo que la mayoría de municipios del departamento
caldense y que relata entre las calles de sus plazas y los atrios de sus Iglesias, no
la historia de un pueblo, sino lo múltiple y contrastante de la formación Nacional.
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Bibliografía

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de Riosucio sobre su Primer Centenario de Fundación, Acuerdo N°66.

Appelbaum, Nancy. Dos plazas y una nación: raza y colonización en Riosucio,


Caldas 1846.1948. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia,
ICANH; Universidad de los Andes; Universidad del Rosario, 2007

Boussingault, Juan Bautista. Memorias. Tomo IV (1824-1830). Bogotá: Banco de


la República, 1985

Bueno Rodríguez, Julián. Reseña histórica del Carnaval de Riosucio. Riosucio:


(documento inédito)

Calvo de Vanegas, Purificación. Riosucio. Manizales: Biblioteca de autores 8


caldenses. Tercera época, volumen 25. Imprenta Departamental. 1963

Cuesta, Rómulo. Tomás. Prólogo de Otto Morales Benítez. Medellín: Edición a


cargo de Álvaro Gärtner. 2000

Gärtner, Álvaro. Los místeres de las minas. Crónica de la colonia europea más
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Supía y Riosucio. Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2005

Gärtner, Álvaro. Las guerras civiles en el antiguo Cantón de Supía. Relatos de


episodios armados acaecidos entre el siglo XVI y XIX. Luchas por la tierra y el oro.
Manizales: Editorial Universidad de Caldas, 2006
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Gärtner, Álvaro. El último gran radical: esbozo biográfico de Carlos Gärtner


Cataño, a manera de autobiografía. Manizales: Editorial Universidad de Caldas,
2009

Gärtner, Álvaro. Patriotas y Realistas en la Vega de Supía. Manizales: Diario La


Patria, 2010

Gutiérrez, Rufino. Monografías Riosucio y Supía. En: Viajeros por el antiguo


Caldas. Academia Caldense de Historia. Manizales: Editorial Manigraf, 1921

Morales Benítez, Otto. Teoría y aplicación de las historias locales y regionales.


Manizales: Centro Editorial Universidad de Caldas, 1995

Robledo, Emilio. Orígenes de Riosucio. En: Archivo Historial, Órgano del Centro
de Estudios Históricos de Manizales. Volumen II. Manizales: Academia Caldense
9
de Historia, 1919.

Sánchez Jaramillo, Luis Fernando. Un pueblo, dos plazas, tres cementerios: Los
conflictos entre la Iglesia y el Estado a través del estudio de los cementerios de
Riosucio, municipio caldense del centro occidente colombiano. Manizales:
Universidad de Caldas (inédito), 2009

Valencia Llano, Albeiro y Vélez Correa, Fabio (compiladores). Viajeros por el


antiguo Caldas. Colección obras históricas N°6 Academia Caldense de Historia.
Editorial. Manizales: Manigraf, 2008

Valencia Llano, Albeiro. La región caldense en el proceso de independencia.


Manizales: Universidad Nacional de Colombia. Cátedra abierta grandes temas de
nuestro tiempo. (Conferencia sin publicación escrita), 2010

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