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Tercer encuentro UTU Lavalleja

Llegamos a la UTU media hora antes de empezar el taller. Con Gonza y Fer nos quedamos en el patio
charlando. Afuera de la UTU habían 6 personas paradas contra la reja. Uno de los gurises de la clase se
nos acercó y nos preguntó con qué grupo íbamos a ir y le contestamos que con segundo. Unos minutos
después de que llegué Gonza nos dice que había visto a dos de los que estaban afuera intercambiar
pistolas. Ahí decidimos entrar a la UTU. Al entrar nos encontramos con algunos de los estudiantes de
segundo que estaban sentados en el hall. Nos preguntaron si hoy tocaban juegos y les dijimos que sí y se
quedaron contentos. Habían tenido merienda compartida y el clima era de dispersión.

Al entrar a la clase nos encontramos con tres de las chicas de la clase que estaban bailando reggaetón
perreando. Cuando nos vieron se empezaron a reír y una gritaba “¡qué vergüenza!” mientras se reían. La
chica que se había quedado al lado de nuestras mochilas cuando nos abrieron las mochilas el miércoles
dijo “ah, la rubia no viene más después de lo que pasó la otra vez.” Al rato llegó Belén. El clima era
disperso en la clase y costo un poco comenzar la actividad. De todas formas, nos prestaron atención
más rápido que en los otros encuentros. Apenas sacamos el papelógrafo uno grito “¡ah, bo! ¡Vamos a
estar con esto de nuevo!” Les contamos que no, que hoy íbamos a hacer algo distinto. Ahí les conté la
propuesta. Tenían que pensar en algo, un evento, una actividad, que quisieran hacer en ese espacio que
habían elegido en el encuentro pasado con los grupos que ya tenían por color. Nos dividimos en los
mismos subgrupos que la vez pasada. Mi grupo se había desintegrado. Katy había faltado, Sebastián
estaba esperando para arrancar y las otras dos chicas una se había ido a otro grupo y la otra no quería
participar. Al final volvió una de las chicas al grupo, la otra se copó para hacer el trabajo y se nos sumó
otro chico más.

Al principio les costó entender la consigna pero al poco rato ya se les había ocurrido hacer un baile en la
cancha. La sala de informática, que era el lugar que había elegido Sebastián en el segundo encuentro, ni
siquiera se cuestionaron de pensar una actividad ahí. De a poco se les fueron ocurriendo más ideas
aportando entre todos, menos Sebastián que estaba más callado. La idea final fue hacer una fiesta con
polvos y pintura de neón y que todos se vistieran de negro. La fiesta sería gratis para los de la UTU y
paga para los de afuera. Se armó debate acerca de la edad y decidieron que fuera de 13 a 20 años. Ahí
fue que les propuse que pensaran para hacer una convocatoria por Fb o por Instagram. En seguida se les
ocurrió hacer un Instagram para promocionar la fiesta y subir fotos promocionando. Sebastián en lo que
aporto fue en decir que él hacía los trucos para los tragos. Tampoco quiso poner su nombre cuando
pusieron quienes eran los organizadores. Uno de ellos sugirió poner el mío. Habían dos que discutían
para ver quién escribía y quién dibujaba las cosas, una chica y un chico. El chico intentaba interferir
siempre que podía para molestar a la otra chica. Ella siempre quería dibujar y escribir todo y discutían
por eso. La otra chica estaba callada y cada tanto hacía algún comentario pero tímidamente. De a ratos
el chico empezaba a preguntar cuándo se podían ir. En un momento me preguntó si yo me drogaba. Le
respondí que no correspondía la pregunta. Ahí él dijo “yo no me drogo”. Ahí la chica que estaba
dibujando le empezó a decir “¡Dale! Vos porque ahora te dejaste de drogar. Si estabas re adicto”. Los
demás se rieron. Estaban todos muy ansiosos porque era la última clase antes de las vacaciones de julio
y parecía coparles la propuesta pero también tenían ganas de irse y arrancar las vacaciones. Entraban y
salían estudiantes todo el tiempo del salón y se asomaban de otras clases. En un momento uno hizo un
comentario sobre cuándo se iba a hacer. Sebastián respondió “y bueno, de arreglar eso se van a
encargar ellos”. Y ahí le dije que nosotros no teníamos nada que ver que
En un momento salió gritando una chica de otro grupo y puteando. Otra salió atrás a buscarla. Salí un
poco a ver qué pasaba y decía “yo soy una calderita, me enojo de nada. Si vuelvo lo voy a cagar a
palos.”. Eran del grupo de Camila que parecía estar un poco estresada. Cuando terminaron todos los
pusimos en el piso para que todos lo vieran. Costo mucho que nos prestaran atención para poder cerrar
la actividad. Hablaban todos uno arriba del otro. De todas formas cuando les pedíamos que mostraran lo
que había hecho cada grupo se copaban a contar. Costaba que los otros prestaran atención. El chico que
estaba en mi grupo estaba sentado en el escritorio con dos chicas más y estaban gritando a nuestras
espaldas. Gonza se enojó y le dijo que si no les interesaba participar se podían retirar. En seguida se
levantaron y se fueron los tres. Cuando presentó nuestro grupo y contaron que podían entrar personas
de afuera una dijo “fa, si vienen todos los malandros del 40 semanas sabes cómo se llena”. Otra decía
“Te lo regalo venir acá de noche. Te roban todo”. Algunos comentaban que estaba re bueno el afiche.

En el medio de la exposición entró un chico corriendo y les gritó algo a los demás que no entendí. En
seguida todos se fueron corriendo a la ventana y se colgaron a mirar. Me asomé y vi que habían cuatro
patrulleros y tenían a 8 hombres contra la reja de la UTU apuntándoles con armas. El ambiente estaba re
tenso y estaba yendo de gente del barrio mirando la situación y policías por todos lados. Una de las
gurisas de la clase parecía preocupada. Otra le decía “Dale, ni que fuera tu novio, ya fue”. La primera se
puso a llamar por teléfono y me contaron que estaba llamando al padre que era policía para que no se
llevaran a su “novio” preso. Ahí les pedimos que se acercaran de nuevo y salieran de la ventana pero
muchos no nos daban corte. Eso dificultó más terminar la actividad. Cuando terminaron de exponer
Cami hizo un cierre de la actividad. Contó un poco cuál era nuestra idea con los talleres y que queríamos
conocer sus espacios y cómo se relacionaban en la UTU. Ahí yo agregué que estaba bueno que pensaran
que si ellos querían podían proponer alguna de estas cosas que habíamos visto en el último taller u otras
cosas que quisieran hacer. Les preguntamos si querían aportar algo y dijeron que no. Uno tomó la
iniciativa de empezar a aplaudir y empezaron a salir rápidamente. Unos 5 estudiantes se quedaron
ayudándonos a acomodar los bancos. Luego tres se acercaron a saludarnos y nos agradecieron por ir.

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