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laCiudad

Primada
DE CUBA
laCiudad
Primada
DE CUBA

Alejandro Hartmann
compilación y asesoría histórica

Julio A. Larramendi
fotografía

Fernando López
edición

2006
prólogo

Eusebio Leal Spengler

diseño

pepe nieto

selección de imágenes y procesamiento digital

Odalys García García

corrección de estilo

Karin Reinecke

colaboradores

José Antonio García Molina. Aborígenes

Ariana López Marth. La Leyenda del Río Miel

dirección editorial

Julio A. Larramendi Joa

© Alejandro Hartmann Matos 2006

© Julio A. Larramendi Joa 2006

© Fernando López Castañeda 2006

isbn: 84-933615-3-4

depósito legal:

Greta Editores

Plaza Mayor 24, Verdú CP 25340

Lleida. España
info@gretaeditores.com

www.gretaeditores.com

impreso por

Escandón Impresores

Sevilla, España

© Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, así como su trasmisión

por cualquier medio o mediante cualquier soporte, sin la autorización

escrita de la editorial.
Este libro es la obra de muchos: profesionales, músicos, choferes,

campesinos y familiares que aportaron su ayuda inestimable. Reconocer

su contribución es un deber elemental.

En Baracoa: Ricardo Suárez, Rafael Milhet, Osiel Labañino, Nydia

Pérez, Alejandro Hartmann, Clara Muguercia, Cura Párroco

Valentín Sanz, Cura Párroco Valentino Ferrari, Genoveva Rodríguez,

Aldegundo Pérez, Aurelio Toirac, Rene Frómeta, Haydeé Castro,

Inalvis Guilveaux, Víctor Oscar, Grupo Nengón y Kiribá, Ileana

Millhet, Erasido Navarro, Sunami Tania Labañino, Teresa Roché,

Nancy Paz, Maria Court, Anfiloquio Suárez, Isolino Gamez, Oralina

Morales, Carlos Romero, Eugenio Romero, Isidoro Machado Leyva,

Arq. Fabián Quintero, Arq. Enrique Alonso, Arq. Enrique Floirian,

Arq. Yleana Machado, Biblioteca «Raúl Gómez García», Orlando

Guillermo Piedra, Joel Rey Barroso, Mildo Matos, Galería de Arte

«Eliseo Osorio», Museo Matachín, Parque Nacional «Alejandro de

Humboldt», Vladimir Milhet, Adela Navarro, Isabelita Gamez, Daniel

Adames, Adalina Machado, Eduardo Machado, Nelvis Fiffe, Elinor


Machado, Adalina Adames, Einni Machado y Julker Salazar.

En Santiago de Cuba: Dr. Cs. Nicasio Viña, Dr. Cs. Orlando Joel Reyes

Domínguez y Ramón Cuero, de BIOECO y el Museo de Historia

Natural, la Facultad de Biología de la Universidad, Jorge Larramendi

y Belkis Espinosa.

En Ciudad de la Habana: Dra. Alicia García Santana, Magda Resik,

Sofía López, la Biblioteca Histórica Cubana y Americana «Francisco

González del Valle» y Magaly Torres Fernández, del Archivo Histórico

de la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Museo Montané de la

Universidad de la Habana, el Museo Nacional de Historia Natural de

Cuba, el Archivo Nacional de Cuba, Cubaexport y Leonardo Padura

Fuentes, Juan Llamacho, Hiram González, Adrián González, Alejandro

Barro, Jorge Fíntela, Inés Hernández, Davel, Paola, Claudia y Eric

Larramendi, Aldo Vega y Madelaine Baras.


Presentación
9

Prólogo
11

capítulo 1

Sumario
Aborígenes
13

capítulo 2
Los Días deColón
59

capítulo 3
La Cruz de Colón
O LA SANTA CRUZ DE LA PARRA
73

capítulo 4
Historia
85

capítulo 5
Arquitectura
125

capítulo 6
Cultura
149

capítulo 7
Comidas Típicas
189

capítulo 8
Naturaleza
UN PARAÍSO VERDE
199
presentación

Baracoa nos deslumbra al develar tanto ignorado. El Almirante como protagonista de la


historia escrita junto a la vida de nuestros taínos, recreada en el texto de José Antonio
García e ilustrada con las bellísimas imágenes del Diccionario Yucayo, por primera vez
reproducidas, que ofrecen una visión diferente sobre el mito de la extinción.

Los días de Colón y la Santa Cruz de la Parra son símbolos del encuentro de nuestras
culturas e inicio de la crónica de estos cinco siglos caribeños, donde se forjó la nacionalidad
cubana en medio de las luchas libertarias, el recuerdo perdido de una efímera época de
oro, los años de penurias y abandono, en un presente de renovación, con un pueblo alegre
y orgulloso.

La cultura baracoana es reflejada a través sus artistas, su arquitectura ecléctica y sus platos
típicos, los viejos sones aún tocados y bailados, las leyendas de personajes pintorescos y
tradiciones vivas.

Y la naturaleza virgen, siempre presente, dueña y señora, prístina en sus aguas y en sus
lomas, única en animales y plantas.

Todo esto y más hemos tratado de brindar en este libro apasionante que nos ha embrujado
a todos.

«Baracoa de Cuba, la Ciudad Primada» es un sueño hecho realidad gracias a Caja Madrid,
que con entusiasmo y generosidad acogió la propuesta y la hizo suya.

Los Autores

9
prólogo

Tuve el privilegio de disfrutar por unos días del precioso trabajo «Baracoa de Cuba, la Ciudad
Primada», cuando todavía sus pliegos y fotografías no habían llegado a la imprenta. Sin
dudas, es esta una valiosa contribución al conocimiento de ese sitio entrañable de nuestra
nación, inolvidable para quienes alguna vez han tenido la suerte de contemplarlo y descubrir
su enorme valor histórico.

Siempre he creído que Alejandro Hartmann —quien ganó, por su consagración al patrimo-
nio baracoano, la condición de historiador de la Villa Primada— posee un don particular,
que consiste en transmitir a los que le escuchan o acompañan en sus recorridos por las vías
y montes, un sentimiento de amor infinito a la naturaleza y a los pueblos indígenas que
una vez habitaron tan bellísima comarca. Seguirle en su andar por las arenas de las playas
o atisbando en el horizonte la silueta misteriosa e indescriptible del Yunque, es experiencia
que queda en la memoria para siempre.

Gracias a él, más que caminante, peregrino, percibí con nitidez las voces de Maceo y sus
compañeros aquella noche de abril de 1895 al tocar las costas de Duaba y he sido testigo de
cómo le cuentan los arcanos del pasado, los viejos campesinos que al verle pasar se quitan
ceremoniosamente el sombrero.

La fotografía de este libro ha logrado captar la mágica relación entre la luz, los objetos, los
edificios y el paisaje natural y humano de Baracoa. El artista nos conquista con su honda y
sutil mirada, escrutadora de un universo muy cercano, pero ante el cual conserva invaria-
blemente el asombro propio de la más inocente criatura. Julio Larramendi es un maestro
del lente, un descubridor persistente, cuyo acento cubano se asienta en el conocimiento de
la diversidad, el dominio de los colores autóctonos y de sus singulares luces y sombras.
Ellas dibujan el hermoso rostro de una ciudad que conquista al forastero y aviva a diario la
pasión de sus pobladores.

Fernando López, viejo conservador de nuestro Patrimonio, ha sabido, ahora, hilvanar esta
obra fluida y amena, interesante y bien documentada, devenido como excelente editor,
centro y guía de este empeño.

Hartmann, Larramendi y Fernando, han creado este libro, cuyo magisterio debemos ofren-
darlo a las escuelas y bibliotecas, no sólo para los hijos de Baracoa sino para los cubanos
que saben venerar la Patria toda.

Eusebio Leal Spengler

11
capítulo 1

Aborígenes
13
descendiente actual de aborígenes.
Mezcla de español
y africano, con ascendencia aborigen, apellidos franceses y ojos achinados;
la nación cubana surge sobre una tierra fértil de naturaleza exuberante, crisol de
tradiciones importadas y recreadas, de religiones adoptadas en cultos sincréticos y
nuevas costumbres adquiridas, en medio de una arquitectura ecléctica y el ancestral
bohío de palma.

cayamaguaco, cacique de baracoa, que conoció a colón el 27 de noviembre de 1492.

Cuando Cristóbal Colón visita la costa de Baracoa en Cuba encuentra una abundan-
te población indígena, la cual formaba parte de los cientos de miles de pobladores
aborígenes que habitaban todo el territorio desde mucho antes.

15
1.1
los ancestros más remotos

Los primeros habitantes de Cuba eran indígenas


americanos, cuyos antecesores habían comenzado a poblar el continente desde dis-
tintas regiones de Asia, hace más o menos 40 000 años. Por su origen mongoloide,
esos individuos presentaban rasgos físicos y culturales comunes: cara ancha, ojos
oblicuos, pelo oscuro y lacio en la cabeza y escaso en el resto del cuerpo, estatura
media. Tenían creencias mágico-animistas y rendían culto a los antepasados.

Al archipiélago cubano comenzaron a arribar hace


alrededor de 10 000 años. Estos primeros habitan-
tes eran cazadores paleolíticos que habían emigrado
desde el continente norte hacia las islas Bahamas, y
de ahí a Cuba.

Mucho después, hace 4 500 años aproximadamen-


te, llegaron a Cuba otras oleadas migratorias pro-
cedentes del centro y del sur de América (actuales
territorios de Nicaragua, Honduras, Colombia y Ve-
nezuela). A ellos los historiadores los denominaron
desplazamientos poblacionales de aborígenes hacia cuba
desde diferentes partes del continente americano.
ciboneyes.

Con el paso del tiempo los diferentes grupos humanos establecieron contacto entre
sí, e intercambiaron experiencias sobre su adaptación al medio ambiente cubano,
mezclando además sus formas de vida, sus similares creencias, sus tradiciones y su
sangre.
17
pinares, la farola
1.2
llegada de los taínos a baracoa

Igual proceso de intercambio y mestizaje fue el


que ocurrió alrededor del año 500 después de Cristo, cuando llegaron a
Cuba los primeros grupos de las últimas oleadas migratorias, esta vez
procedentes de la vecina isla antillana La Española. Ellos, a su vez, ha-
bían partido en sucesivas oleadas desde Suramérica, de la desembocadu-
ra del río Orinoco en el actual territorio venezolano, por lo que formaban
parte de la gran familia de indígenas aruacos. En Cuba, fueron después
conocidos por los colonizadores españoles como taínos, que en su lengua
significaba hombres buenos.

Aunque los indígenas taínos se distribuyeron lentamente en casi todo el


territorio cubano, fue en la región oriental —por donde habían comen-
explotación aborigen
zado a poblar el archipiélago— donde todavía se encontraban en mayor
número cuando se produjo la llegada de Cristóbal Colón en 1492. Al comenzar el
siglo xvi, el caos que se produjo en la
sociedad indígena debido a la esclavi-
tud que les impusieron los coloniza-
dores, interrumpió abruptamente la
continuación del proceso migratorio
taíno hacia el oeste del territorio, así
como el desarrollo económico y so-
cial de sus comunidades. No obstan-
te, hoy se ha calculado que la mayor
parte de aquellos taínos no aceptó vi-
vir como esclavos. Es cierto que una
cifra no calculada de ellos murieron
los aborígenes reciben a los colonizadores
durante los primeros veinte años de la
conquista, a causa de enfermedades importadas, hambre, maltratos, masacres y sui-
cidios colectivos. Es cierto también que miles fueron al principio esclavizados; no
obstante, según las últimas investigaciones, ninguna de estas causas fue suficiente
para acabar con la vida de alrededor de 700 000 indígenas que se estima constituían
la población cubana a comienzos del siglo xvi.

Hoy existen sólidas razones para considerar que al final de aquellas primeras déca-
das de la presencia española en Cuba, la mayor parte de la población indígena que-
dó viva gracias a que es-
capó, huyendo hacia los

montañas cercanas a baracoa


lugares más intrincados
e inaccesibles del territo-
rio que bien conocían: las
montañas, las costas y
los cayos; lugares donde
permanecieron relativa-
mente aislados del resto
de la población durante
mucho tiempo.

aborígenes buscando pepitas de oro en los ríos.

Actualmente, a pesar de que no se


sabe cuántos miles de indígenas
huyeron hacia zonas del territorio
difícilmente accesibles para los
europeos, puede calcularse que
su herencia genética está presente
aún en una cantidad importante
de la población cubana vigente, si
se parte de los resultados cientí-
ficos obtenidos mediante exáme-
nes antropológicos realizados a
varios centenares de personas con
rasgos físicos indígenas que viven
en la región de Baracoa (entre los miles que se conservan hoy con dichas caracte-
rísticas físicas en todo el país). Por la misma razón han perdurado, en la población
cubana actual, determinadas características de la cultura espiritual de procedencia
aborigen, reflejadas en creencias, tradiciones y costumbres.

19
1.3
¿cómo eran?

¿Cómo eran aquellos indígenas taínos de la parte más


oriental de Cuba que vivieron en la actual Baracoa y sus alrededores; que utilizaron
la cueva de La Patana como un templo para rendir culto a sus deidades, o que se
asentaron en lo que hoy
se conoce como el sitio
arqueológico Laguna de
Limones y en la cercanía
de la Punta de Maisí?

Los taínos, de quienes


todavía muchos cuba-
nos conservan algunos
rasgos físicos distinti-
vos, eran de pequeña
estatura, pues por sus
restos óseos sabemos
que los hombres medían
como promedio 1,58 m y
las mujeres 1,48 m, talla
sitio arqueológico laguna de limones
similar a la de indígenas
actuales de Venezuela, de Guyana y del norte de Colombia, de donde procedieron
sus ancestros.

Con relación a los descendientes cubanos de los taínos, es notable el hecho de que
—en el caso de la muestra de esta población estudiada antropológicamente 1. Rivero de la
Calle, Manuel:
en 1973—1 la estatura promedio de los hombres era de 1,52 m y en las mujeres de “Supervivencia de
descendientes de
indoamericanos en
1,43 m. De igual modo, los estudios actuales han confirmado en ciertos sectores de la zona de Yateras,
Oriente”, en Cuba
la población cubana de hoy, la presencia de otros rasgos físicos de ascendencia indí- Arqueológica,
volumen I,
gena: pelo lacio, oscuro y grueso, abundante en la cabeza pero escaso en el resto del Editorial Oriente,
Santiago de Cuba,
cuerpo, tórax mediano o ancho, piernas delgadas y cortas, pómulos salientes, cara 1978, p.149-176.

ancha, cierta oblicuidad en los ojos (estos de color siempre oscuro) y color broncea-
do de la piel. Similar descripción había hecho Cristóbal Colón
en su diario de viaje, cuando dijo que los taínos eran «muy
bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras:
los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos», y de
su piel nos dijo: «son de la color de los canarios, ni negros ni
blancos»2, comparándolos con los nativos de Islas Canarias. 2. Colón, Cristóbal:
Diario de navegación.
Comisión Nacional
Al agradable aspecto físico de los indígenas cubanos, se agre- Cubana de la
UNESCO.
gaba en el caso de los taínos, como costumbre, un conjunto La Habana, 1961,
p.49
de elementos que se adicionaban al cuerpo, generalmente con
fines de protección mágica (como expresión de sus creencias
totémicas y mágico-animistas), aunque en determinados casos
también para señalar entre ellos el rango social del portador
(el cacique, la esposa principal del cacique y otros), así como la
familia de aborígenes cubanos
pertenencia a alguna colectividad en parti-
cular (tribu, familia). Parte de dichos elementos simbólicos era julio larramendi
junto a una
descendiente
una riquísima variedad de collares (elaborados con cuentas pu- de aborígenes.
nótese la
baja estatura,
lidas y talladas que podían ser de concha, de piedra, de hueso, rasgo físico
distintivo de sus
antepasados.
de dientes o vértebras de tiburón), brazaletes tejidos con hilos de
algodón teñidos en colores o adornados con coloridas plumas de
aves, ajustados en los brazos (a nivel de las axilas) y/o debajo de las
rodillas; pendientes en forma cilíndrica o bicónica (tallados en
piedra, concha o hueso), atravesando los lóbulos de las orejas
y/o la nariz. En el caso particular de las mujeres casadas, ellas
empleaban cierto tipo de falda o delantal tejido de algodón
blanco, que les cubría el frente desde
la cadera hasta los muslos; a veces
decorado con determinados tintes
y diseños de dibujos en líneas, pa-
ralelos al borde.

Era muy común la pintura cor-


poral, hecha con tintes obte-
nidos de elementos vegetales
y minerales, a veces disuel-
tos en grasa de origen animal
para fijar el color. El negro,
el rojo, el ocre y sus gradaciones, más el blanco, eran los colores
más comunes usados por los taínos, según la descripción de los cro-
collar nistas. La variedad de diseños pictóricos aplicados al cuerpo parece haber sido
confeccionado
con dientes de
tiburón. muy grande: además de su uso como elemento con poder mágico propiciatorio
durante importantes actividades de la comunidad (la caza, la
ídolo con forma de rana.
comunicación colectiva con los espíritus, las celebraciones más
variadas) y como distintivo grupal, se ha dicho que los taínos
también empleaban la pintura corporal como repelente contra
las picaduras de los insectos.

representación de atuendos y pinturas corporales. ídolo tallado en piedra

Parecido al resto de las comunidades indígenas de toda América, los taínos con fre-
cuencia usaban coronas con plumas de aves de bellísimos colores (catey, papagayo,
cotorra) entretejidas con fibras de algodón. Este conjunto armonioso de elementos
accesorios, por su gran belleza y como muestra de creación estética, son con-
siderados obras del arte indígena cubano.

Vivían los taínos de la región de Baracoa en poblados con numerosas


viviendas, asentados con frecuencia sobre pequeñas mesetas. Dichas vi-
viendas se distribuían en forma más o menos circular o elíptica. Entre ellas
collar se destacaba por su mayor tamaño la casa del cacique o jefe de la comuni-
confeccionado
con vértebras.
dad. Al frente de esta solía quedar un espacio vacío o plaza, dedicada a las ceremo-
23
francisco ramírez rojas «panchito», descendiente de taínos de LA RANCHERÍA (yateras, guantánamo), mostrando algunos de los símbolos obsequiados a él,
semejantes a los que usaron hace siglos los caciques: penacho de plumas, manto rojo y pendiente en forma de medallón.
nias colectivas. Las viviendas solían ser de dos tipos: en forma circular con techo
cónico (caney) y en forma rectangular con techo a dos aguas (bohío), nombre que
se conserva para este tipo de vivienda todavía muy común en los campos cubanos.
Ambos modelos presentaban dos entradas una frente a la otra. Según algunos estu-
dios, la dimensión promedio de los bohíos era de seis metros de ancho por nueve de
largo.3

Los caneyes solían ser más espaciosos (cronistas 3. Pérez Guzmán,


Francisco: La
como Bartolomé de Las Casas calcularon que en aventura de Colón en
Cuba. Morevallado
ocasiones estos podían albergar hasta 500 perso- Editores, México,
1993, p. 45.
nas). Según las observaciones de Cristóbal Co-
4. Colón, ob. cit., p. 62
lón en su recorrido por el litoral norte oriental de
Cuba, las poblaciones promedio de los indíge-
nas cubanos constaban de 12 a 15 viviendas, que
albergaban un promedio de 20 personas cada
una; o sea, eran comunidades de alrededor de
250 - 300 indígenas.4 Sin embargo, por una ex-
pedición que él ordenó con rumbo al interior del

caney

territorio, supo de una pobla-


ción con 50 casas y unas 1 000
personas en total, y más ade-
lante hallarían a la orilla de
un río, también tierra aden-
tro, una canoa (embarcación bohío

indígena) con una dimensión que calcularon los españoles permitía transportar 150
personas. Todo ello parece indicar que hacia el interior de aquel territorio las comu-
nidades eran mayores que las observadas a lo largo del litoral.

Tanto la construcción de los caneyes como la de los bohíos era a base de madera y fi-
bras vegetales, entre las que predominaban las hojas y otras partes obtenidas de los
diferentes tipos de palmas (el yarey y la macana sobre todo). Con las hojas de estas
se cubrían los techos, y con las yaguas de la palma real (Roystonea regia) se forraban
batey o plaza. lugar donde se cantaba y bailaba, y se jugaba al batos.

las paredes. También empleaban ramas y troncos de algunos árboles de madera


dura para hacer los puntales y fijar las paredes.

Como elementos de unión utilizaban juncos y otras fibras vegetales que elaboraban a
partir de la corteza de árboles como la majagua y el magüey. Asombra observar que
el tipo de materiales empleados y las técnicas de construcción de aquellas viviendas
indígenas se usan todavía; no sólo en la región de Baracoa, sino en toda Cuba, sobre
todo la variante rectangular del bohío. Llama la atención también que Baracoa es
una de las pocas regiones en Cuba donde todavía puede verse el modelo de cons-
trucción en forma de caney, utilizado para diversas funciones colectivas.

Otros aspectos interesantes de las viviendas taínas, que igualmente han quedado en
la región como herencia campesina, son el uso y la distribución de algunos espacios
interiores de las mismas: a veces el dormitorio es un área colectiva dentro de la vi-
vienda, y la cocina se encuentra fuera del bohío. A ello se suman otros detalles como
el buen orden y la limpieza interiores, el ajuar doméstico colgando ordenadamente
del techo y de las paredes, todo lo cual hace recordar la descripción que hizo Colón
sobre el interior de la vivienda taína, cuando señaló que estaban «muy barridas y
cubierta del diccionario yucayo
(inédito) concluido en 1917. limpias, y sus aderezos muy compuestos».5

25
Entre los útiles del hogar de aquel pueblo taíno se destacaban las vasijas hechas a 5. Colón, Cristóbal:
ob. cit., p. 75.
partir del fruto de la güira —previamente vaciados y secados al sol— con el que
hacían recipientes denominados jícaras o jigüe-
ras utilizados para contener líquidos —agua o
café, según su tamaño—, guardar sal u otras
especias y semillas, e incluso como cucharas
—también acorde con su tamaño—. Todo ello
en la misma forma en que todavía se emplean
en muchos hogares campesinos.

También eran comunes —y siguen siéndolos—


los utensilios elaborados con fibras vegetales
tejidas, como el denominado catauro, hecho de
yagua (fibra gruesa y resistente obtenida de la
palma real), que como bolso permite un em-
pleo muy diverso: para transportar frutos y
otros alimentos, llevar la ropa al río para lavar-
la. Con las fibras más finas
«ayupa» o hamaca aún se tejen cernidores de
cocina llamados jibes; con la corteza de la majagua los taínos ela-
boraban cuerdas resistentes o sogas para distintas labores del
campo, como se hace actualmente en ciertas ocasiones.

Un simple utensilio doméstico taíno que es posible encontrarse a


veces es la púa o puya, especie de aguijón confeccionado de una
rama de árbol aguzada en un extremo, empleado antes y ahora
para hincar algunos alimentos (como las viandas, el maíz y las
carnes) y asarlos directamente al fuego.

«jícara» hecha de güira


CAYABE : cuerda trenzada con fibras de corteza de majagua. BACALÁ : cesta tejida con fibra de guaniquiqui.

jibe tejido con hebras finas de yagua dibujo de aborígenes con cesta.
café recolectado en CATAUROS de yagua.

27
1.4
¿qué comían?

La alimentación de los taínos ba-


racoanos estaba basada en la agricultura, la caza, la pesca y la
recolección. El más común de los productos agrícolas, y que
constituía la base de su dieta diaria desde épocas remotas, era el
casabe: especie de torta seca hecha a partir de la raíz de la yuca
(mandioca), la cual se rallaba después de desprendida su corteza,
se exprimía la masa húmeda en una manga de fibra (cibucán),
y de la masa seca obtenida se formaban tortas que se ponían a
cocinar sobre discos gruesos de barro cocido (burenes) colocados
al fuego sobre tres pie-
dras, a la intemperie.
Por último, estas tortas
de casabe ya prepa-
rado se ponían al sol
durante pocas horas, y
comiendo casabe
después podían guardarse durante meses
para su consumo. Tan importante fue el
casabe como alimento para las condicio-
nes de vida en el trópico, que rápidamente
fue adoptado por los colonizadores espa-
preparando casabe
ñoles desde el siglo xvi, y su consumo ha
continuado hasta el presente. Todavía se ingiere, como lo hacían los taínos, acompa-
ñando a otros alimentos, especialmente a un sustancioso caldo denominado ajiaco.

Según los cronistas españoles, los taínos confeccionaban el ajiaco hirviendo en agua
diversos tubérculos —yuca, boniato— junto a otros ingredientes entre los que pre-
dominaba el ají picante. A ese caldo le añadían el zumo de la yuca agria, maíz, car-
nes rojas y pescado. La adopción del ajiaco por los colonizadores españoles desde
fechas tempranas hizo que se convirtiera en un plato tradicional de la comida cuba-
na hasta el presente.
proceso actual de confección del casabe: se pela, se raya, se exprime y se cuece para formar la torta.

burén secando las tortas de casabe

cibucán (o manga de fibra) yucayo

guayo o
rayador

burenes

29
Entre los productos agrícolas cultivados por los taínos, se hallan la yuca amarga (la varie-
dad dulce llegó a Cuba poco después de 1492), el boniato, el maíz, la malanga, el ñame,
el maní (que mezclaban a veces con la masa de la yuca rallada para darle un gusto
6. Los plátanos y
especial al casabe), la bija (como condimento), la cala- algunas otras
frutas mencionadas
baza, el ají, diversos tipos de frijoles (negros, colorados, aquí, habían sido
traídas por los
caritas) y el algodón, que empleaban para hilarlo y tejer españoles muy
tempranamente
hamacas, hacer ciertos adornos corporales (brazaletes), en el siglo xvi,
por eso las vemos
aclimatadas en
así como cierto tipo de vestimenta femenina (pequeño Cuba a fines de ese
siglo.
delantal para las mujeres casadas). De las abundantes
frutas cubanas, preferían la guayaba, considerada el 7. Escobedo, Fray
Alonso Gregorio
de: La Florida
manjar selecto de los difuntos. Según sus creencias, en (poema de
1598-99). CD-
el mundo de los muertos al que un día todos irían para ROM La Florida,
versión digital
disfrutar y descansar, había cantidades abundantes de elaborada por el
Departamento de
guayaba durante Automatización
Guayaba vi infinita que madura de la Biblioteca
sembrando yuca valiéndose de la coa. todo el año. es su comer dulcísimo y sabroso,
Nacional José
Martí. Ciudad de
La Habana, Cuba,
y plátanos maduros de dulzura
Igualmente comían piñas, cocos, mameyes, gua- 2006. Canto XV,
que tienen el sabor maravilloso,6 estrofas 20, 21 y 22.
nábanas, nísperos, marañones, caimitos, ano- y piñas cual de pino su figura,
nes, papayas, corojos, chirimoyas, palmitos, así que quien los come queda tan gustoso
que de fruta el sabor más regalado
como los frutos de la macagua, el uvero, el hi-
dejará por comer este bocado.
caco, el jobo, la yagruma, la pitahaya, la parra De naranjales vi tanta maleza
y otros. De lo anterior nos ha dejado constancia que parece ser número infinito
escrita el fraile español Alonso Gregorio de Es- cada naranja como una cabeza.
En toda la montaña y su distrito
cobedo, quien durante un viaje por las Antillas
verlas cuando maduran es belleza.
a fines del siglo xvi, hizo escala precisamente (...)
en Baracoa, y allí compartió varios días con los Por el monte verá quien tiene cuenta
Infinidad de limas y limones,
indígenas y los criollos del lugar. En su extenso
que a la vista el remedio le presenta
poema titulado La Florida, donde describe sus por que le tengan todas sus pasiones.
experiencias en suelo cubano y sus observa- Verá cidra y toronja que acrecienta

ciones sobre los habitantes y la naturaleza del gran gusto en afligidos corazones;
comerá del mamey, fruto gustoso
lugar, se detiene también a describir con placer
a los melocotones comparado,
las frutas que vio durante los días de su estan- colorado cual ellos y oloroso;
cia en Baracoa. Dicen así sus versos, curiosa- tiene dos huesos, uno en cada lado.
Verá el papayo, árbol muy vistoso,
mente comenzando por la guayaba:
su sabor al mastuerzo asimilado,
aguacate es comida regalada,
cual manteca de vacas extremada.7
aborígenes pescando

Entre las carnes, obtenidas mediante la caza, la


pesca y la domesticación de algunas especies,
se encontraba la de jutía, la de iguana, la del
majá de Santa María, el perro mudo, la de aves
diversas como cotorras, papagayos, cateyes,
flamencos, garzas, alcatraces
y varias especies de palomas
cubanas y otras migratorias;
cazador
la carne de animales marinos
como el manatí, la caguama, la tortuga, el carey; los peces, como las
lisas, las mojarras, los sábalos, los tiburones, las agujas, y por último
una amplia variedad de crustáceos y moluscos, como los cangrejos,

pescador

31
1,5
sus creencias religiosas y su relación
con el medio ambiente

La religión de los taínos se basaba, en general, en los mis-


mos presupuestos que la de todos los indígenas de América: el amor a la natu-
raleza y el culto a sus manifestaciones más diversas. El cielo y la tierra eran
el marco esencial de su adoración, y dentro de ellos, el sol, las estrellas, la
luna, el arcoiris, la lluvia, el viento, las aguas del mar y de los ríos, las
lagunas, las montañas, las cuevas, los árboles, la arena, cada animal,
representaban espíritus vivientes de las fuerzas naturales a los que les
rendían culto.

En el poema La Florida antes mencionado, el fraile Escobedo cuenta que


interrogó a los indígenas baracoanos más viejos acerca de sus creencias
religiosas, y nos dice:

Es del indio tan grande la rudeza


que adoraba del sol el rayo ardiente
por sólo ser mayor en su grandeza,
que los demás planetas de Occidente,
De la luna adoraban la belleza
por verla que salía en el Oriente,
cemí de la yuca y cuando se asomaba a sus balcones
la adoraban de puros corazones.

Sobre el arcoiris, las estrellas, el mar y de-


más elementos naturales, nos dice en
sus versos:

Y al arco que mostró Dios en la altura,


(...)
adoraban con término apacible.
Y del lucero claro la hermosura,
y al trueno cuyo estrépito es terrible diorita que representa una
tortuga o jicotea.
y a las que tienen nombre de cabrillas,
adoraban hincadas las rodillas.
Adoraban el mar, el cielo y tierra,
y de menuda tierra los montones,
(...)
atabey
ídolo de la maternidad

En tal adoración también se encierra


adorar las corrientes y peñones,
los montes y los cerros y las fuentes,
(...)8

Todavía hoy la cultura campesina en la región de Baracoa siente ese res-


peto por la naturaleza, y en ocasiones procede en la forma como lo hacían
los antepasados taínos.

Algunas de las manifestaciones de la naturaleza, como la Madre Tierra


(Itiba Cahubaba), el fuego (Bayamanaco), la aurora (Mautiatihuel), el mar
(Yúcahu Bagua Maorocote), la lluvia (Boinayel), el huracán (Guabanciex),
eran representados por los taínos en forma de ídolos a los que
majador de forma cónica
confeccionado en llamaban cemí. Otros cemíes eran representaciones
arenisca.
de principios naturales en forma de dioses guar-
dianes, como Yayael, guardián del mar y de los
peces; Caguama, la madre del género humano;
Atabey, diosa de la fertilidad de la tierra y de los huma- 8. Escobedo, Fray
Alonso Gregorio
nos; Maicabó, dueño de los días soleados; Maquetau- de: ob. cit., Canto
XVI, estrofas 5, 6
y 7.
re Guayaba, dueño del país de los muertos. Todas las
deidades formaban parte de una bella y compleja
tradición mitológica procedente de Sudamérica,
ligeramente transformada después en las Antillas,
que explicaba el nacimiento de los primeros seres
humanos —a partir de cierta cueva—, así como el
nacimiento del sol y de la luna —también desde una
cueva subterránea—, y la creación del mar, los peces y
el resto de los seres humanos.

Cada comunidad solía tener un cemí colectivo prin-


cipal, que era adorado en ceremonias dirigidas por
el cacique o jefe de la comunidad, auxiliado este
por el behique, quien era una especie de curande-
ro o chamán. A dicho cemí colectivo se añadía el
que poseía cada familia en particular, e incluso
el que podía poseer cada individuo en forma
personal. Los cemíes por lo general eran re-
presentaciones materiales de aquellas divini-

33
dades, artísticamente tallados en materiales diversos como
la madera, las conchas marinas, diversos tipos de piedras,
huesos de animales, o modelados en cerámica o confeccio-
nados con materiales textiles.

El concepto animista de la religión taína puede decirse que po-


blaba su mundo espiritual con toda clase de entidades sobre-
naturales. Con ellas pretendía mantenerse en contacto durante
todos los momentos de su vida, a través de diferentes acciones
mágicas. La existencia misma de los taínos, en estre-
cha correspondencia con el medio ambiente natu-
ral del que formaban parte inseparable, favore-
cía una comprensión profunda del mismo. muñequita de barro
cocido que representa la
fertilidad
De aquí que su relación con las plantas, la tierra
y sus productos, las aguas y los animales, fuera una relación basada en
el amor y el respeto más profundos. Durante sus actividades econó-
micas para la subsistencia, siempre que fuera posible cuidaban no
dañar la naturaleza: si necesitaban cortar un árbol para construir
una canoa, tallar un ídolo o para otros menesteres, antes lo selec-
cionaban y mediante una breve ceremonia se comunicaban con
el espíritu de dicho árbol, pidiéndole permiso y explicándole su
necesidad de derribarlo. De igual modo procedían si necesitaban quitarle
las ramas o las hojas a alguna planta para fines curativos u otros. Si iban de cacería
actuaban con prudencia, evitando siempre atrapar las crías menores o sus madres,
así como evitaban excederse en el número de piezas para cazar —sólo las necesa-
rias—, con lo que impedían su extinción.
1.6
la cerámica taína

Una de las creaciones más distintivas del


ajuar taíno fue su producción de objetos de barro. Los taínos
llegaron a distinguirse de otras comunidades indígenas con-
temporáneas y anteriores, por una producción de objetos de cerá-
mica que comprendía no sólo los útiles empleados como contenedores
de líquidos y comidas sólidas, sino además objetos dedicados a los rituales religio-
sos: ídolos, collares, pendientes, aretes, cierta especie de silbatos, sonajeros y otros
para usos muy diversos, como un tipo de
cuños secos o pintaderas, para imprimir
repetidamente un dibujo determinado en
la superficie aún húmeda de una olla de
cerámica, o en los tejidos de algodón.

Son las vasijas en general los útiles que con


mayor abundancia todavía se rescatan en aborígenes trabajando la cerámica

los sitios donde habitaron los taínos. Por su forma, por su decoración y también por
la técnica de confección que revelan dichos objetos, la cerámica taína se destaca de
la realizada por el resto de las comunidades indígenas. En primer
lugar, los taínos llegaron a elaborar una amplia varie-
dad de vasijas, tales como ollas o cazuelas, potes,
platos o escudillas y cuencos, todas con notable
diversidad de tamaños, formas y decoraciones;
incluso existen ejemplares que constituyen ver-
daderas miniaturas, de las que se piensa fueron
juguetes.

En segundo lugar, la cerámica taína en general se carac-


teriza también por la uniformidad de su cocción y por la re-
lativa delgadez de sus paredes, lo que delata larga experiencia
en la faena y gran habilidad por parte de los artesanos —generalmente las
mujeres de la comunidad—, pues los hornos se hacían a la intemperie.

35
De igual forma es común observar en la cerámica taína el buen
pulimento de sus superficies, así como la riqueza de su deco-
ración incisa y sobre todo la variedad de diseños en las asas.

Estas dos últimas características pueden apreciarse sobre todo


en lo que se considera la producción cerámica para fines religio-
sos. Es lógico suponer que todo el ajuar empleado para los fines
mágicos de la comunicación con los cemíes presentase elementos visuales propicia-
torios del ritual; y del mismo modo que el asiento ceremonial del cacique y del behí-
que representaba posiblemente alguna deidad o personaje de carácter
totémico, así también los recipientes o vasijas empleados para con-
tener las ofrendas a dichas entidades espirituales deberían conte-
ner de algún modo la representación de los mismos, o al menos
cierta simbología relacionada con el ritual. Es así que los diseños
decorativos que aparecen en el respaldo de las vasijas (entre el
reborde superior y la cintura del recipiente), están
formados por incisiones de líneas rectas,
curvas o sinuosas (o combinadas entre
sí o con puntos), que repetidamente dan
la vuelta en forma de banda alrededor de la
vasija, y cuya lectura para nosotros hoy resulta in-
descifrable.

El estudio de estos diseños hoy abstractos, ha dado la idea


de tratarse de estilizaciones de figuras reales, o de sus rasgos
más distintivos; tal es el caso de la rana —animal representativo y
por tanto propiciatorio de
la lluvia— cuyo dibujo muy
estilizado ha podido descifrarse
a partir de largas secuencias
de su diseño, donde se apre-
cia cómo evoluciona dicha
figura desde la represen-
tación más cercana a lo
real, hasta la abstracción
definitiva.
Muchas vasijas de cerámica, por otro lado, se distinguen por presentar asas para soste-
nerlas, elaboradas bien por adición, o por modelado en la misma pieza. Sus diseños se
integran armoniosamente a las formas del recipiente, con gran sentido estético, y su
variedad en cuanto a formas es notable. En ellas la imaginación
del taíno muestra una vez más ser prodigiosa. Encontramos asas
con la representación de figuras antropomorfas (probablemente
cemíes a quienes estaba dedicado el ritual para el que se emplearía
dicho recipiente), y también con figuras
de animales, a los que
por una razón
u otra (reminiscencias totémicas,
personajes míticos) dedicaban el
ritual o participaban en él me-
diante la ofrenda contenida en la
vasija; así pueden verse asas con
forma de murciélago (animal que sa-
lía de noche de las cavernas, donde vivían los
espíritus de los fallecidos), o con forma de quelonio (la
tortuga fue animal mítico creador de vida), o de rana y otras.

37
1.7
el culto a los muertos
y las cuevas de baracoa

Como parte importante


de sus creencias, los taínos cotidianamente rendían cul-
to a los espíritus de los antepasados fallecidos a través
de ciertos ritos mágicos. Cuando alguien moría, se ha-
cía una ceremonia de enterramiento al aire libre (y en
ocasiones dentro de ciertas
cuevas), en la cual muchas
veces colocaban al cadá-
ver en posición acuclillada,
acompañado de comida,
útiles de trabajo y otras
ofrendas. Posteriormente y
enterramiento aborigen en cueva
durante un año, le llevaban
comida y bebidas al lugar del entierro, como parte del
rito para evitar efectos mágicos negativos sobre los fa-
cueva punta de caleta
miliares. Así aparece descrito en el poema La Florida del
fraile Escobedo, cuando su autor señala que los indígenas de Baracoa:

(...) solían guardar una simpleza,


que al difunto comida le llevaban
un año sin faltar un solo día,
porque a comer el mísero venía.

Todavía en la actualidad hay personas de la región que mantienen la tradición de


9. Barreiro, José:
Panchito, cacique
colocar como ofrenda frente a la foto de sus familiares fallecidos, durante ciertos de montaña.
Ediciones Catedral,
días del año, un plato de comida y bebidas, quizás sin saber de dónde procede esa Santiago de Cuba,
2001, p. 158-159.
tradición.

En ocasiones, según la importancia que el fallecido había tenido para la comunidad,


sus restos (en particular su cráneo) era conservado en el hogar dentro una especie
de urna, que podía ser un recipiente de güira o un ídolo (tallado en madera o tejido
con fibras) confeccionado al efecto.
Lugares de particular importancia para los entierros
humanos fueron algunas cuevas. Según la mitología
aruaca, del seno de la tierra habían surgido el sol, la
luna y los primeros seres humanos, de aquí que a lo
largo del territorio cubano puedan encontrarse al-
gunas cuevas que en su interior conserven huellas
de dichos pasajes mitoló-
petroglifo en la cueva de san justo, yara
gicos: dibujos pintados o
tallados en muy bajo relieve en sus paredes, representan-

petroglifo en la cueva patana


do simbólicamente ciertas deidades relacionadas con el
mito; o representando a la luna y al sol; u otras formas de
misteriosa abstracción.

También han aparecido en el interior de las cuevas figuras


talladas en la roca representando a los cemíes guardianes
de los hombres primigenios, que según la leyenda sólo
podían salir de noche al exterior. Tal es el caso de la Ca-
verna La Patana, que está formada por tres niveles: situa-
da en la base o nivel bajo de la meseta (a 90 metros de altura) está la Cueva de los
Bichos, llamada así por la cantidad asombrosa de pequeños insectos que tapizan
prácticamente el piso de su interior; la Cueva del Jagüey, que está unos metros por
encima de la anterior; y por último la Galería Superior, especie de túnel vertical por
encima de las otras dos.
enterramiento en la cueva patana
entrada de la cueva patana

39
La Cueva de los Bichos contiene interesantes petroglifos (dibujos rupestres tallados
en las paredes rocosas) realizados a unos quince metros de la entrada de la cueva,
y frente a una fuente de agua interior, en un espacio rodeado por estalactitas y
estalagmitas. La pared con los dibujos forma una especie de mural donde pueden
verse al menos cinco representaciones abstractas, una de las cuales parece tener
forma de animal. Algunos de los otros dibujos pueden ser interpretados como ros-
tros —quizás de animales—, en combinación con figuras geométricas imprecisas.
Acompañan a estos petroglifos en la pared, otros realizados sobre la superficie de
las estalagmitas cercanas, que al parecer son representaciones
de cemíes, pues representan rostros humanoides. Uno de ellos
fue cortado en varias partes y secuestrado por el arqueólogo
estadounidense Mark Raymond Harrington en su expedición
de 1915, para depositarlo después en el Museo del Indio de
Nueva York, donde aún se encuentra junto a muchos otros
especímenes arqueológicos cubanos. Es notable el hecho de
que el rostro dibujado en esta estalagmita recibía, en ciertas
épocas del año, los primeros rayos de sol que entraban en la
cueva por la mañana, como si fuera un saludo del astro a esta
deidad de los taínos, y todavía puede verse la base de la es-
talagmita de donde fue sustraído «el ídolo», como le llamó
Harrington. Por suerte, en la cueva permanecen otras estala-
gmitas también dibujadas con rostros al parecer de deidades
estalagmita cortada por m. r. harrington.
que los taínos adoraban.

Por su parte, la Cueva del Jagüey conserva dos sugestivos


petroglifos que seguramente representan también deidades
taínas. Una de ellas, dibujada en una estalactita, está rela-
cionada con las aguas o los vientos huracanados, a juzgar
por la línea sinusoidal que aparece debajo de la figura del
rostro de la deidad, detalle este que ha sido considerado por
especialistas del arte indígena americano como la represen-
el ídolo de patana en
su lugar original.
tación de las aguas. El conjunto de la Caverna La Patana
constituye hoy uno de los centros ceremoniales o «santua-
ídolo de patana. museo rios» más importantes de la cultura taína en Cuba.
smithsonian

Otras cuevas fueron utilizadas para depositar cadáveres, dispuestos muchas veces
con la cabeza o el rostro dirigidos hacia el este (el sol naciente) y en posición acu-
clillada o fetal, postura que parece confirmar la creencia taína en el viaje del difunto
al mundo iluminado de los muertos, y que además podría considerarse como una
forma de devolver al ser humano a las entrañas de la ma-
dre tierra de donde había surgido, en la misma posición en
que se encontraba dentro del útero materno.

La pictografía, hecha a base de colorantes rojo y negro fun-


damentalmente, ha constituido también la base del arte
rupestre en Cuba. Desde oriente hasta occidente abundan
las cuevas con pinturas realizadas no sólo por los taínos,
sino también por comunidades indígenas más antiguas
(ciboneyes). En ellas puede observarse una interesante va-
riedad de motivos decorativos, basados en diseños geomé-
tricos diversos (círculos concéntricos, líneas quebradas,
cuadrados, triángulos, espirales, laberintos, otros). En los
mismos se ha pre- pictografía representando figuras humanas.

tendido ver la re-


enterramiento en posición acuclillada
presentación de los
astros y otras expresiones de la cultura in-
tangible del taíno, pero al parecer no existe
consenso respecto de la significación de di-
chos pictogramas; igual que en otras cultu-
ras indígenas actuales y remotas, sólo puede
considerarse que muchas de esas pinturas
pueden ser reflejo de la actividad chamánica
de la colectividad.

Por otro lado, existe también en algunas cuevas la representación de figuras huma-
nas claramente definidas como tales, dibujadas solas o en grupo, que al parecer
reflejan momentos importantes en la vida de la comunidad.

Nada debe extrañarnos, pues, que las cuevas de la región de Baracoa guarden en su
silencio misteriosos recuerdos que todavía subsisten en la conciencia de los campe-
sinos del lugar.

41
pictografía de la cueva de punta del este, isla de la juventud.
43
1.8
el humo del tabaco

Una de las
ceremonias colectivas de espe-
cial importancia en la comuni-
dad taína era la denominada
cohoba. En ella el cacique, sen-
tado en su asiento ceremonial
(dujo) bellamente tallado, y
cohoba o ceremonia colectiva
en medio de una silenciosa
comitiva, se comunicaba con el espíritu del gran cemí protector, o con
los espíritus de los antepasados más importantes, quienes le respondían
sus preguntas sobre importantes asuntos de interés colectivo (la proximi-
dad de un huracán, o una etapa de sequía, o los resultados de una cose-
cha), que a la vez comunicaba a los presentes. Para lograr dicha comuni-
cación espiritual, el cacique, previa etapa de ayuno y vaciado su estómago,
inhalaba el humo del tabaco (posiblemente mezclado con otras sustancias
dujo que perteneció
a cayamaguaco, cemí del
cacique de baracoa alucinógenas) al tiempo que invocaba al espíritu (o espíritus) por su nom- tabaco
en 1492.
bre, todo lo cual contribuía a lograr el estado de trance necesario para la
comunicación y la ac-
ción mágica.

Se sabe que du-


rante ceremo-
nias de ámbito
más restringido, los
taínos empleaban asimis-
dujo
mo el humo
aborígenes fumando tabaco
inhalado del
tabaco para comunicarse con los espíritus de sus
antepasados, o con otras fuerzas espirituales de
la naturaleza, para lograr fines diversos (prede-
representación de ceremonia para
convocar a los espíritus.

cir el futuro, curar enferme-


dades). Esta es la razón por la
que todavía se conserva entre
numerosas familias campesi-
nas de la región oriental cu-
bana la celebración de ritua-
les espirituales con el mismo
empleo del humo del taba-
co de tradición taína, ya sea
para curar enfermedades o
para ahuyentar las tempesta-
des, entre otros fines. El em-
pleo del humo del tabaco con
propósitos similares después
pasó a formar parte también
del ritual religioso de origen
africano en Cuba, hasta hoy, a
causa de la convivencia entre
indígenas y esclavos traídos
de África desde fechas tem-
pranas.

45
1.9
la rebeldía indígena

Uno de los capítulos más interesantes


que cuentan los baracoanos sobre su historia es el que se
relaciona con los indígenas que se rebelaron contra los
conquistadores muy tempranamente en el siglo xvi.

Primero fue el cacique taíno Hatuey (o Yajatuey, como


parece haber sido originalmente su nombre), quien llegó
a Cuba desde La Española para avisar a sus hermanos
de aquí sobre las masacres que se cometían con ellos en
la isla vecina. De tal modo, Hatuey junto a un pequeño
muchos aborígenes fueron
grupo de taínos de Maisí se mantuvo durante alrededor
de tres meses guerreando en las montañas de Baracoa y sus alrededores contra los
hombres de Diego Velázquez.

Este era el jefe militar encargado de ocupar oficialmente el territorio cubano e ini-
ciar su primer gobierno colonial en Cuba. Para ello Velázquez debía comenzar fun-
dando la primera villa, Baracoa, y esto no era posible porque el cacique Hatuey y
bartolomé de las casas
sus seguidores los atacaban constantemente y mantenían en rebeldía a los demás
taínos de la región. Por tal motivo, Velázquez organizó a sus soldados y combatió
fieramente contra los indígenas, empleando
caballos, perros de presa y un armamento
muy superior al de los taínos, quienes con
el tiempo fueron cediendo terreno hasta ser
desplazados de la región.

Finalmente Hatuey fue atrapado y condenado


a morir quemado ante otros indígenas, con el
hatuey fue quemado en la hoguera
fin de que la noticia de dicha muerte en for-
ma horrible se expandiera entre los taínos, y estos dejaran de sublevarse. Así pudo
Velázquez fundar Baracoa en 1511, y comenzar la exploración del territorio cubano
para establecer también las otras primeras villas, aunque siempre enfrentando la
resistencia de la población indígena en cada región, desde oriente hasta occidente.

Más tarde, en 1522, comenzó también en la región de Baracoa otro gran alzamien-
to de sus taínos, dirigidos esta vez por el cacique baracoano Guamá. Este era
un cacique joven y muy aguerrido, cuyo ejemplo de rebeldía hizo que se suma-
ra a la sublevación una gran cantidad de indígenas, que no sólo destruían los
bienes y haciendas de los españoles con sus ataques y asal-
monumento
a guamá
tos sorpresivos, sino
que sobre todo po-
nían en peligro la
vida de los españoles
y la de aquellos es-
clavos indígenas que
por miedo no se re-
belaban también.

Tan organizada se
mantuvo la subleva-
ción del cacique Gua-
má desde Baracoa,
que la misma duró
cerca de diez años.
En ese tiempo llegó a
el cacique canaboney fue víctima de la crueldad de los conquistadores
extenderse por todo
el territorio oriental de Cuba, aproximadamente hasta la región
que hoy conocemos como Camagüey. Baracoa en particular
fue asaltada en más de una ocasión por los rebeldes de Gua-
má, así como otras villas. Estos hechos fueron el anteceden-
te histórico más importante de otras muchas sublevaciones
indígenas que continuaron ocurriendo en Cuba a lo
largo del siglo xvi.

47
1.10
la herencia taína del «areíto»

De todas las ceremonias religiosas taínas sólo existe una cuya


esencia ha subsistido en la población cubana actual. Se trata del denominado areíto,
en particular su variante dedicada a la curación de enfermedades. El areíto era la
ceremonia colectiva por excelencia de las comunidades indígenas taínas, no sólo en
Cuba, sino además en otras tierras de las Antillas donde habitaron.

Según la descripción de los cronistas españoles que las presenciaron, durante los
areítos se reunían todos los miembros de la comunidad, o sólo los hombres, o sólo

las mujeres (según la finalidad de la misma), y formando un círculo enlazándose


entre sí por las manos o los brazos, danzaban y cantaban en coro durante horas o
días seguidos, guiados por un miembro destacado de la comunidad, que era quien
establecía el canto principal y los pasos de la danza.
Su propósito podía variar: se celebraban areítos por motivos festivos (casamiento del
cacique, la obtención de buena cosecha, entre otros), así como para recordar el pasa-
do exitoso de la comunidad y sus ancestros, o para cualquier otro asunto de interés
colectivo: la proxi-
midad de un hura-
cán, la necesidad de
trasladar el poblado,
los estragos de una
sequía, la presencia
de enfermedades y
otros. En cualquie-
ra de sus variantes,
el areíto tenía como
fin inmediato la co-
municación colecti-
va con los espíritus,
invocados mediante los cantos corales y la danza, para así obtener el consejo y la
ayuda de aquellos. El procedimiento era similar al empleado por el chamán de la
comunidad durante sus ceremonias curativas frente al enfermo.

Es impresionante comprobar cómo hoy aún se practican dichas ceremonias en nume-


rosos puntos del territorio, dedicadas a la curación de enfermedades. En ellas podrá
observarse que aparecen ya mezcladas con las doctrinas de la práctica espiritista, y
católica procedentes de España durante el siglo xix, por lo que a estas ceremonias se
le conoce modernamente con el nombre de «espiritismo de cordón». De igual modo
es posible apreciar en muchos lugares del país donde se practica la ceremonia, la
presencia de elementos propios de las religiones de origen africano en Cuba, debido
a la fusión étnica que desde muy temprano se produjo en todo el territorio entre los
indígenas, los españoles y los esclavos procedentes de África.

Tanto la riqueza cultural de sus antecedentes, como la belleza melódica y la varie-


dad de sus cantos, y el carácter masivo y popular de su realización, hacen de esta
ceremonia una de las expresiones de la religiosidad popular cubana más auténticas
y genuinas.

49
1.11
otros rasgos de la herencia taína
entre los baracoanos de hoy

La presencia de rasgos físicos heredados de los taínos entre la


población de Baracoa y sus alrededores (toda la provincia de Guantánamo), no es
un hecho casual ni extraordinario. Precisamente por lo común, muchas veces ellos
mismos no reparan en él. Sólo quienes viven en
otras regiones de Cuba suelen asombrarse al encon-
trar tan vivos este y otros rasgos de la herencia taína
en Baracoa y las zonas vecinas. Hasta la expresión
del rostro siempre sonriente de muchas personas en
Baracoa delata la huella de sus ancestros taínos, de
quienes Cristóbal Colón y Bartolomé de Las Casas
habían dicho que tenían un hablar pausado y «siem-
pre con risa».

En dichas personas —de ascendencia taína a veces


remota e ignorada—, puede cualquiera sorprender
un destello de ancestrales orígenes: cuando emplean
en su vocabulario común ciertas palabras como «co-
nuco» (término en desuso en casi todo el país) para
referirse a un pedazo de terreno cultivado en forma
mixta, como lo hacían los
taínos; o cuando en di-
cho conuco entierran una
piedra —cual rito mágico
descendientes de revivido— especialmente
dedicada a la fertilidad del terreno; o cuando utilizan la
«coa» (vara aguzada en un extremo, propia de los agri-
cultores taínos) con el mismo fin con que la utilizaban los
antepasados indígenas, además de darle el mismo nom-
bre que ellos.
Es común todavía en Baracoa
y sus alrededores, a pesar del
avance de la ciencia, que la
gente resuelva algunos pro-
blemas de salud mediante cu-
randeros, quienes en su más
genuino proceder nos revelan
la huella de los ancestrales
chamanes taínos.
representación de una cura por un chamán.

Baracoa nos llena de evocaciones aborígenes. Cada montaña de su hermosísimo pai-


saje, cada río, cada cueva, cada rincón de su espeso monte, está lleno de leyendas
antiguas relacionadas con su pasado taíno. Todavía quedan por recoger de sus sue-
los quién sabe cuántos restos óseos de aquellos antepasados, cuántos objetos de
trabajo que les pertenecieron, cuántos objetos decorativos y de fines mágicos que
elaboraron en sus vidas.

descendientes de aborígenes en su conuco.

51
mural de la cueva patana
restos óseos rescatados

Algunas cuevas, verdaderos tem- 10. Genoveva


Rodríguez Rueda.
Entrevista.
plos donde los taínos adoraban a
diversas fuerzas de la naturaleza en
la forma de sus deidades más im-
portantes, o donde enterraban a sus
difuntos, son actualmente objeto de
misteriosas leyendas populares so-
guamo
bre la aparición de muertos que va-
gan en su interior. Todavía puede sorprendernos en el silencio del
río Toa, montañas arriba, el eco inconfundible de un guamo (ca-
racol que soplaban los taínos para comunicarse entre sí), emplea-
do aún por algunos campesinos para distintos avisos; y podemos
soplando el guamo
contemplar en las aguas de este río el rutinario curso de las que
antaño fueron canoas taínas, hace años convertidas en las actuales «cayucas», hechas
a manos —como aquellas— por sus propios dueños después de
cortar una buena majagua, un cedro o un najesí.

Del mismo modo que las comunidades indígenas que habita-


ron en las riveras de este río dependían de las canoas para
su sustento y su transportación, así continua transcurriendo
la vida para las actuales familias del Toa, quienes ven en las
construyendo una canoa
cayucas algo imprescindible para sus
vidas. En ellas todo sale y todo llega a
tan alejados parajes, donde, al decir de
una pobladora del lugar: «… el único
camino que hay es el río. Eso nos viene
desde los indios».10
Es común el consumo del casabe he-
cho de yuca, así como algunos ali-
mentos elaborados a base del maíz
indígena; todavía se usa el catauro
para echar las mismas frutas y los
mismos tubérculos que consumía
el taíno, obtenidos muchas veces
del trabajo en el «conuco», que es
la manera típica indígena de utili-
zar la tierra.

Ha declarado Francisco Ramírez


Rojas «Panchito» —campesino des-
cendiente de taíno que conserva
importantes tradiciones ancestra-
les— que «... antes, en los tiempos
más antiguos, la agricultura tenía
el conuco. (...) Conuco es nuestra
echando cacao en el catauro salvación, nuestra tienda de monte,
es nuestra resistencia (...) el sistema
francisco ramírez rojas «panchito»
de sembrar conuco es de mezclar
los productos, sembrar surcos de diferentes productos juntos. En el mismo conuco
había maíz, había frijol, había yuca, había ñame, había malanga, boniato, plátano...
todo eso en el mismo conuco (...). Y es que con el conuco indio siempre hay cosas
para comer, porque, sembrando de todo, hay de todo. Y se ayudan unas plantas con
las otras.»11

En el lenguaje de este campesino, en su forma de expresarse, podemos adivinar que


se trata del típico campesino cubano, quien ha heredado de los ancestros aborígenes
y de los primeros criollos aquellas características de la personalidad que lo distin-
guen no sólo por su amor a la tierra, sino además por la generosa y proverbial hos-
pitalidad que practican con los visitantes, sean conocidos o no. Muestra de ello es la
descripción que se hace de los campesinos criollos del siglo xvi —en el antes citado
poema La Florida, donde su autor, el padre Escobedo, resultó ser objeto y testigo del
trato que le ofrecieron los campesinos durante su recorrido por los alrededores de
Baracoa:

53
La gente es dadivosa y tan cumplida
que da con mucho gusto lo que tiene
al caminante que a su casa viene.
Aunque nuestro español vaya de paso,
le darán diez caballos con presteza.

Ningún criollo muestra ser escaso;


por su señora tiene la largueza,
y si llegan diez huéspedes acaso,
los regalan y dan de su pobreza,
un día, dos y diez, cincuenta o ciento, 11. Escobedo: ob. cit.,
Canto xv, estrofas
y les sirven con gusto y gran contento.11
28 y 29.

Nada puede extrañarnos que en las montañas de Yateras, colindantes con Baracoa,
vivan varios cientos de campesinos quienes, además de presentar rasgos físicos de
inconfundible y demostrada ascendencia taína, conservan dos apellidos españoles
procedentes de quienes tuvieron, por motivos diferentes, particular incidencia en
sus vidas en el siglo xvi: Rojas y Ramírez. El apellido Rojas, originario de un escla-
vista radicado inicialmente en Baracoa, quien otorgó dicho nombre a sus esclavos
aborígenes, según lo establecido por la ley; y el apellido Ramírez, proveniente de
un obispo de Santiago de Cuba que en sus peregrinaciones por aquellas montañas
orientales, en época también remota, otorgaba su apellido mediante el bautizo a los
miembros de aquellas familias indígenas que vivían dispersas por esas zonas tan
apartadas.

Como resultado de la forma de vida endogámica, propia de aquellos taínos que du-
rante siglos escaparon de la esclavitud y se ocultaron de la presencia española, tanto
los taínos bautizados por Rojas, como los bautizados con el apellido Ramírez, unie-
ron sus sangres y se mantuvieron por siglos viviendo en dichas montañas, cuyo
acceso ha sido difícil incluso hasta en los tiempos presentes. Actualmente son más
de 2 000 remotos descendientes de los taínos los que viven todavía dispersos en la
región.

Desde 1997 comenzó a celebrarse en la ciudad de Baracoa una serie de reuniones


anuales en las que comparten el mismo escenario un pequeño grupo de descen-
dientes de indígenas cubanos, con descendientes también de taínos provenientes
de otras tierras antillanas (Puerto Rico, República Dominicana y otras), a quienes se
unen indígenas o descendientes de indígenas de otras áreas del continente america-
no y, en ocasiones, hasta de otras partes del mundo.

En estos encuentros han intercambiado experiencias los descendientes de indígenas,


o indígenas propiamente, de diversas áreas de las Antillas (Cuba, Trinidad, Puerto
Rico, entre otros) y del continente (Belice, Guatemala, Perú, Canadá, Estados Unidos
de Norteamérica): han compartido sus conocimientos ancestrales sobre los asuntos
más diversos (medicina natural, comidas, etcétera), sus creencias, sus bailes, sus
rezos, sus tradiciones. A todos ellos se han sumado igualmente algunos estudiosos
del mundo cultural del indígena antillano (antropólogos, historiadores y otros), con
el fin de intercambiar los resultados de
sus estudios sobre la herencia aborigen
caribeña: su autenticidad, su riqueza, su
validez, su vigencia actual y la necesi-
dad de preservarla para el cuidado de la
naturaleza, y como preciado patrimonio
cultural de la humanidad, al igual que
otras culturas indígenas e identidades
primigenias en el resto del mundo.

A partir de un proyecto original, se or-


ganizó un ciclo de conferencias deno-
minado «Legado Indígena del Caribe»,
auspiciado inicialmente por diferentes
organizaciones afines a los estudios de la
herencia indígena en el Caribe en Cuba
(Museo Histórico Matachín de Baracoa,
dirigido por el investigador Alejandro
Hartmann; la Fundación de la Natura-
leza y el Hombre «Antonio Núñez Ji-
ménez», representada en este empeño
por el Dr. Ángel Graña, y la Dirección
Provincial de Cultura de Guantánamo), así como varias prestigiosas instituciones
extranjeras bajo la coordinación de José Barreiro, profesor e investigador de la Uni-
versidad de Cornell, Estados Unidos de Norteamérica.

Gracias al apoyo y la colaboración de otras instituciones científicas y sociales, más el


prestado por numerosos profesionales y amigos de todas partes, las reuniones han
logrado establecer valiosos contactos, así como fortalecer los lazos de comprensión
y de amistad entre numerosas personas de América y del mundo.

55
En particular para los descendientes de taínos cubanos, uno de los frutos más va-
liosos de esos contactos fue el rescate de los restos óseos de indígenas taínos, que
habían sido extraídos del territorio cubano en el año 1915 por el célebre arqueólogo
estadounidense Mark Raymond Harrington, antes mencionado, durante una de sus
exploraciones arqueológicas en la provincia de Guantánamo. Dichos restos huma-
nos, junto con incontables objetos arqueológicos valiosos obtenidos en excavaciones
en Cuba, permanecían desde entonces en los fondos del Museo Nacional del Indio
Americano, en Nueva York, perteneciente al Instituto Smithsonian.

Gracias a las gestiones de las autoridades cubanas representadas por la Fundación


de la Naturaleza y el Hombre «Antonio Núñez Jiménez», se hizo oficial el reclamo
del descendiente de taínos cubanos Francisco Ramírez Rojas (Panchito) para que,
en el ejercicio de sus derechos como descendiente de aquellos antepasados indí-
genas —y de acuerdo con el reglamento establecido al respecto por la Institución
Smithsonian—, se procediera a la devolución o repatriación de los restos óseos de
cadáveres taínos cubanos hacia su tierra de origen.

De tal forma, en enero del año 2003 fueron recibidos dichos restos en la sede de la
Fundación Núñez Jiménez, en La Habana, y seguidamente fueron trasladados ha-
cia el Museo Matachín de Baracoa. Desde allí, Panchito y su familia, acompañados
por asistentes a la reunión del Legado Indígena trasladaron la reliquia hasta el ce-
menterio de la comunidad campesina de La Caridad de los Indios, en las montañas
de Yateras. En dicho lugar, los presentes celebraron una solemne ceremonia de dan-
za y cantos para invocar a los espíritus de los antepasados taínos, y finalmente se
depositaron los restos. Con este acto se hacía volver a las montañas de Baracoa un
valioso símbolo de la identidad cultural de los cubanos.

Pero de igual forma que han vivido y que viven los descendientes de indígenas en
Baracoa y en las montañas que le rodean, otros muchos se encuentran hoy distri-
buidos en campos, pueblos y ciudades de toda Cuba, formando parte del conjunto
homogéneo que constituye desde hace mucho la población cubana actual. Algunos
saben —muchos no— que tienen en su remoto pasado la herencia digna y hermosa
de quienes fueron en Cuba los primeros pobladores, los primeros hombres de esta
tierra. Desde hace mucho, todos forman parte de una misma cultura que siglos
atrás definió su perfil propio a partir de la fusión entre taínos, españoles y negros
africanos: los primeros hijos resultantes de la temprana mezcla que constituye el
cubano de hoy.
ceremonia fúnebre aborigen.

57
capítulo 2

LosDías deColón

59
monumento a colón, baracoa.
Desde finales del siglo xix, Baracoa se consideró como el primer sitio
visitado por Colón en Cuba. Pero la fecha exacta nos la indica Colón el
27 de noviembre de 1492 en su bitácora del primer viaje:

«Y vio luego al pie de aquel cabo


campana un puerto maravilloso y un
gran río…» 1

También nos lo confirma el his-


toriador cubano Francisco Pérez
retrato de cristóbal colón.
Guzmán:

«El desembarco de los europeos en la bahía de Ba-


racoa, extremo oriental de la costa norte de Cuba,
se efectúa martes 27 de noviembre (7 de diciembre
en el calendario vigente) y marcaría la segunda es-
1. Diario de Colón,
tancia más prolongada en la Isla, al permanecer en Edición facsímil,
publicado por
«l o q ue viä c o l ä n c ua n do l l egä a l a s t ier r a s de ba r a c oa » la zona casi 8 días.» 2 Carlos Sanz,
Gráficas Yaguas,
Madrid, 1997, f.28
A la Ciudad Primada de Cuba, arribaron dos de sus navíos, La Niña y La Santa Ma-
ría. Capitaneaba La Santa María el Almirante, con 90 tripulantes, y La Niña el capi- 2. Pérez Guzmán,
Francisco:
tán Vicente Yañez Pinzón con 23.3 La otra nave no llega con la comitiva porque días La Aventura de
Colón en Cuba,
Morevallado
antes se había separado para ir hacia Babeque (actual Gran Inagua, Bahamas): Editores, México,
1993, p.129
«…se apartó Martín Alonso Pinzón con la carabela pinta, sin obediencia y voluntad del
Almirante, por codicia, diz que pensando que un indioque el Almirante había manda- 3. Fuson, Robert,
A: The leg of
do poner en aquella carabela le había de dar mucho oro, y así fue sin esperar, sin causa Christopher
de mal tiempo, sino porque quiso. Y dice aquí el Almirante; «otras muchas me tiene Colombus, Maine,
1986, pp. 225-227
hecho y dicho.» 4
4. Diario de Colón.
Ob. cit., f.26

61
vista de baracoa desde el yunque. la bahía de miel (a la izquierda) y la ensenada de miel (a la derecha)

Miel…» 5
«… el primer

de Cuba que

Ensenada de
Baracoa,en la
navegante, fue
visitó el ilustre
puerto de la Isla
Miel
63
Aunque los cuatro diarios de a bordo desaparecieron, se conoce que el diario del pri-
mer viaje tuvo dos versiones: una hecha por Hernando Colón, hijo del Navegante,
—hasta el momento desaparecida— y la otra por Fray Bartolomé de las Casas. De
él hay un consenso general por los colombistas, investigadores e historiadores rela-
5. Cuevas Morrillo,
cionado con la coincidencia de las descripciones geográficas y los lugares visitados. Ernesto de
las: Narraciones
Es incuestionable dudar de su exactitud cuando Colón describe en su recorrido, de históricas de Baracoa,
Imprenta La
Crónica, Baracoa,
Moa a Baracoa, a los «nueve puertos muy señalados» y «cinco ríos grandes» que 1919, p.23

son los siguientes: Ensenada de Cañete, Ensenada de Yamanigüey, boca fluvial de


6. Núñez Jiménez,
Jiguaní, Ensenada de Santa María o Jaragua, Ensenada o Bahía de Taco, Nibujón o Antonio: El
Almirante en la
tierra más hermosa.
Cayoguaneque, las ensenadas de Navas, de Baéz, Maraví y la de Sigua, las desem- Los Viajes de Colón
a Cuba. Grafibérica,
bocaduras del río Toa y Duaba y, por último, la Bahía de Baracoa.6 Cadiz, 1985, p.118

El primer día, el Almirante 7. Diario de Colón.


Ob. cit., f.26
señala con precisión el Puerto
8. Diario de Colón.
de Baracoa y lo define del si- Ob. cit,. f.29

guiente modo: «hallo que era


9. Eliot Morison,
sino una gran bahía».7 Conti- Samuel: Admiral of
the Ocean Sea.
A life of Christopher
núa observando, y no le pasa Colombus,
Northeastern
inadvertida esa majestuosa Universitis Pres,
Boston 1983, p.273
montaña que es el Yunque:

desembarco de colón en baracoa.

«y al cabo della de la parte del Sueste, un cabo


en el cual hay una montaña y cuadrada que
parecía isla».8 colón se encuentra con los aborígenes

El estadounidense Samuel Eliot Morison, quién recibió el Premio Pulitzer en el 1942


por la biografía de Colón, visitó Baracoa con la expedición de la Harvard Columbus
(1939—1940) y lo describió de esta manera:

«Esta era ‹El Yunque› la montaña en forma de yunque que puede ser vista desde 50 mi-
llas de distancia, una guía conocida por todos los que navegan por esta agua.» 9
hermoso amanecer en la bahía de baracoa.

Colón hace comparaciones con la cantidad de aborígenes que había encontrado en


los lugares visitados como San Salvador, Bariay, Sagua de Tánamo, Moa y Baracoa
donde afirma que «halló una grande población, la mayor que hasta hoy haya ha-
llado y vido venir infinita gente a la ribera de la mar dando voces, todos desnudos,
10. Diario de Colón.
con sus azagayas en la mano.»10 Ob. cit., f.28

Para él, el día 27 es intenso. Con avidez recorre, observa, describe, compara y nada
se le escapa. Visita la Bahía de Miel según podemos leer en su Diario: «parecía
una gran entrada que mostraba dividir una tierra de otra y hacía como una isla

terrazas marinas de yara-majana. en medio».

Le asombra la vegetación exuberante y vigorosa de


nuestras terrazas marinas emergidas que le dan un
toque distintivo a Baracoa.

«Dice maravilla de la lindeza de la tierra y de los ár-


boles, donde hay pinos y palmas y de la grande vega,

65
que aunque no es llana de llano que va al Sursureste, pero es
llana, de montes llanos y bajos la más hermosa cosa del mundo
y salen por ella muchas riberas de aguas descienden de estas
montañas».11

Surto en el puerto, decide rodearlo hasta encontrarse con el


río Macaguanigua. Todo le va a encantar, le estusiasma:

«Después de surgida la nao, saltó el Almirante en la barca para


sondear el puerto, que es como una escudilla; y cuando fue fron-
tero de la boca al Sur halló una entrada de un río que tenía de
11. Diario de Colón.
anchura que podia entrar una galera por ella, y de tal manera Ob. cit., f.29
que no se veía hasta que no llegase a ella, y entrando por ella
tanto como longura de la barca tenía cinco brazas y de ocho de 12. Ibídem.

hondo. Andando por ella fue cosa maravillosa, y las arboleadas,


13. Diario de Colón.
la vegetación era hermosa y abundante.
y frescuras, y el agua clarísima, y la aves y amenidad, que dice Ob. cit., f.30

que le parecía que no quisiera salir de allí.»12

Ha transcurrido un día de Colón en Baracoa. «Y dice que allí era su propio lugar
para hacer una villa o ciudad y fortaleza por el buen puerto, buenas aguas, buenas
tierras, buenas comarcas y mucha leña.»13
río macaguanigua
Miércoles, 28 de noviembre de 1492.

La lluvia le detuvo y no pudo partir.

«Estuvose en aquel puerto aquel día porque llovía y hacía gran cenazón, aunque podia
correr toda la costa con el viento, que era Sudeste, y fuera a popa; pero porque no
pudiera ver la tierra y no sabiéndola es peligroso a los navíos, no se partió. Salieron a
tierra la gente de los navíos a lavar su ropa; entraron algunos de ellos un rato por la
tierra adentro.»14
14. Diario de Colón.
Ob. cit., f.30

Jueves, 29 de noviembre. 15. Ibídem.

16. Ibídem.
Por las mismas causas no puede salir. El viento contrario y la
mucha lluvia. Sus hombres se adentraron en las poblaciones
cercanas y descubren costumbres relacionadas con la cosmo-
visión y simbolismo fune-
página del diario de colón.
rario de los pobladores.

«Hallaron también los mari-


nos en una casa una cabeza
de hombre dentro de un ces-
el CHAMÁN o curandero.
tillo y colgado de un poste
de la casa, y de la misma manera, hallaron otra
en otra población. Creyó el Almirante que de-
bía ser de algunos principales del linaje, porque
aquellas casas eran de manera que se acogen en
ellas mucha gente en una sola, y deben ser pa-
rientes descendientes de uno solo.»15

Viernes, 30 de noviembre.

Este otro día nos revela el sin número de abo-


rígenes que vivían en los alrededores. Las in-
vestigaciones arqueológicas han demostrado
la existencia de ciento cincuenta sitios en esta
zona. Por eso a Baracoa se le denomina actual-
mente la Capital Taína de Cuba.

Como detalle hay una descripción acerca de su medio de transporte.

«Vieron una almadía o canoa de noventa y cinco palmos de longura de un soplo de ma-
dera, muy hermosa, y con ella cabrían y navegarían ciento cincuenta personas.»16

67
El Dr. Antonio Núñez Jiménez, junto con un grupo de especialistas, realizaron la
expedición En Canoa del Amazonas al Caribe (1987—1988), que demostró como los
aruacos poblaron las Antillas Menores y Mayores y el Archipiélago de Las Lucayas
o Bahamas. Ellos viajaron desde América del Sur en canoas similares a las confec-
cionadas por los indios quichuas de la Selva Oriental del Ecuador. La travesía fue
17. Núñez Jiménez
de 17 422 kilómetros a lo largo de veinte países.17 Antonio: En Canoa
por el Mar de las
Antillas. Colección
Quinto Centenario
Santo Domingo,
Rep. Dominicana,
1994, pp., xxxiv
— xxxv.

18. Diario de Colón.


Ob. cit., f.30

recorrido de los días 4 y 5. costa este de baracoa.

Sábado, 1 de diciembre

Todavía no había podido partir por las mismas condiciones del tiempo. Este día se
va a producir un gesto de Colón que preconizó la evangelización y fue símbolo de
los intereses de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.

«Asentó una cruz grande a la entrada de aquel puerto, que creo llamó Puerto Santo,
sobre unas peñas vivas.»18
Esta cruz conocida como la Cruz de la Parra o Cruz de Colón, se encuen-
tra en la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.

Aunque hasta estos tiempos ha prevalecido el nombre aruaco de Baracoa


para denominar el puerto, fue Colón el que lo denominó Puerto Santo.

«La tierra montuosa baracoana debió recordarle al Almirante la geografía de


la isla portuguesa de Porto Santo, situada cerca de la madera, sus macizos vol-
cánicos se elevan a unos 500 metros de altitud, igual que el famoso Yunque de
Baracoa.19 19. Núñez Jiménez
Antonio: El
Almirante en la
lugar donde se encontró Tierra más Hermosa.
la cruz de la parra.
actualmente está colocada Ob. cit., p.125
una réplica y una tarja
Lunes, 3 de diciembre
20. Diario de Colón.
Ob. cit., f.31
Visita el río Miel:

«Por causa de que hacía siempre tiempo contrario, no partía de aquel puerto y acordó
de ir a ver un cabo muy hermoso un cuarto de legua del puerto de la parte del Suoeste.
Fue con los barcos y alguna gente armada. Al pie del cabo había una boca de un buen
río, puesta la proa al Sueste para entrar, y tenía cien pasos de anchura; tenía una braza
de fondo a la entrada o en la boca, pero dentro había doce brazos, y cinco, y cuatro, y
dos, y cabían en él cuantos navíos hay en España.»20

69
En su recorrido hacia el «sueste»ascendió a las terrazas emergidas de Yara y Majaya-
ra. «Subió una montaña arriba y después hallóla toda llana y sembrada de muchas
cosas de la tierra y calabazas, que era gloria verla, y en medio de ella una gran po-
blación.» 21 Este día describe con precisión las características de los indios:

«…eran muchos, todos teñidos de colorado y desnudos como sus madres les parió, y
algunos de ellos con penachos en la cabeza y otros plumas, todos con sus manojos de
azagayas.»22

bahía de mata

Martes, 4 de diciembre

Determina Colón continuar via-


je hacia el Este en sus naves La

Santa María y La Niña. Bordea nuestro litoral


costero hacia la punta de Maisí. En el camino,
21. Diario de Colón.
Ob. cit., f.31
después de pasar por el Cabo del Monte (Punta
Rama) se encuentra con la Ensenada de Boma, 22. Ibídem.

la que considera un río. «Del Cabo del Monte a 23. Núñez Jiménez
bahía de boma Antonio: El
legua y media hay un río algo angosto, pareció Almirante en la
Tierra más Hermosa.
que tenía buena entrada y era muy hondo…». El Dr. Antonio Núñez Jiménez al Ob. cit., p.125

analizar esta descripción del Almirante expresó: 24. Ibídem.

«El ‹gran río algo angosto› debe ser el Boma y su ría llamada Ensenada de Boma está
25. Diario de Colón.
situada a 8,5 kilómetros de Punta Rama (Cabo del Monte); Colón los sitúa ‹a legua y Ob. cit., f.32

media›, equivalente a 8,8 kilómetros si fueran marinas. La descripción de Colón ‹un


gran río algo angosto, parecía que tenía buena entrada y era muy hondo›, coincide
muy bien con las características geográficas de la Ensenada de Boma.»23

«Y de allí a tres cuarto de legua, vide otro grandísimo río y debe venir de muy lejos.
En la boca tenía cien pasos y en ella ningún banco, y en la boca ocho brazas y buena
entrada». Sin lugar a dudas es la Bahía de Mata. Núñez Jiménez, quién estudió todo
el litoral costero de Baracoa, afirma que: «La descripción colombina de Mata es también
correcta».24 Este día, nos describe: «…una grande bahía «.25 Incuestionablemente
debe ser la desembocadura fluvial del río Yumurí, pues ya no hay en el litoral cos-
tero hasta Maisí otra ensenada o río.

Miércoles, 5 de diciembre

El Almirante quien ha pasado toda la noche sin alejarse de Cabo Lindo (Punta Fraile)
se percató de otro cabo.

«Toda esta noche anduve a la corda sobre el Cabo Lindo, adonde anocheció, por ver la
tierra que iba al Leste; y al salir del sol vide otro cabo al Leste (Punta Azules) a dos
leguas y media».

Continúa su viaje hacia Haití y deja atrás la tierra cubana.

«Yendo así miro al Sueste y vide tierra y era una isla muy grande, de la cual ya tenía diz
que información de los indios aquel llamaban bohío, poblada de gente.»

Sin lugar a dudas Antonio Núñez Jiménez, Paolo Emilio Taviani, Mauricio Obregón,
Consuelo Varela, Juan Gil, Robert M. Fuson y Samuel Eliot Morison, colombistas
de prestigioso aval han confirmado las coincidencias entre el diario de a bordo del
primer viaje del Almirante y los lugares visitados por él en Baracoa.

río yumurí

71
capítulo 3

LaCruz deColón
O LA SANTA CRUZ DE LA PARRA

73
Después de más de quinientos años del encuentro entre las dos cultu-
ras, ¿qué perdura por estas tierras como evidencia del hecho? En
1. Noticias Históricas
de la Parroquia de
Baracoa. Archivo
Eclesiástico de la
Iglesia Parroquial
Nuestra Señora de
la Asunción, f. 4.

2. De las Cuevas
la iglesia parroquial Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa se Morrillo,
Ernesto: Baracoa
en la Exposición de
ha conservado, de generación a generación, la Cruz de Colón, la Sevilla, Imp. La
Crónica, Baracoa,
misma que fué colocada por el Gran Almirante, en el puerto de 1924, p. 58

Baracoa, un sábado 1ro de diciembre de 1492.

Y pasaron los años hasta que Diego Velázquez y sus expediciona-


* «Se llama Cruz de rios la encontraron cuando es fundada Baracoa en 1511 y se con-
la Parra porque al vierte en primera capital de Cuba.
encontrarla los primeros
En un documento que existe en la iglesia Nuestra Señora de la
moradores estaba ceñida
Asunción de Baracoa se aclara el porque de su nombre.*
por un bejuco de parra
silvestre, que en su El hallazgo de la misma por los colonizadores hizo que la empe-

vegetación la arrancó zaran a venerar y fue objeto de culto de Fray Bartolomé de las

del suelo, en donde había Casas «el protector de los indios» y, como símbolo del dominio

sido plantada, elevándola español, la Cruz fue empleada para cristianizar a los aborígenes

algunas ramas (...)»1 baracoanos.

«Los indígenas sentían verdadera adoración por la Santa Cruz de la


Parra rindiéndole culto de veneración, creyendo en sus obras mila-
grosas, en bien de los seres de esta tierra.»2

75
Porto Santo «Asentó una
cruz grande a
la entrada de
aquel puerto
que creo llamó
Puerto Santo
sobre unas
peñas vivas
(...)»34
playa de porto santo, sitio donde colón colocó la cruz.
77
interior de la iglesia parroquial nuestra señora de la asunción de baracoa, donde se conserva la cruz de la parra.

Cuando se producían catástrofes naturales, los vecinos la invocaban por su fe en ella.


Así, en el terremoto de 1528, fue sacada en procesión para enseñar a los indígenas
que debían rogar a Dios por su vida.4
4. Castro Lores, José
Con el traslado de la capital de la Isla para Santiago de Cuba en 1515, comenzó un Ignacio: Baracoa:
Apuntes para su
período de vicisitudes para la cruz. Los pocos españoles y aborígenes que perma- historia. Ed. Arte
y Literatura, La
Habana 1997, p.63
necieron viviendo en Baracoa la ocultaron y protegieron en varias ocasiones de los
ataques de corsarios y piratas. En enero de 1757, el Obispo Morell 5. Morell de Santa
Cruz: La visita
de Santa Cruz, visita a Baracoa y se refiere a ella con los siguientes eclesiástica. Ed.
Ciencias Sociales,
términos: La Habana, 1985,
p.120

«(...) y es conocida, y mui venerada por sus muchos milagros» 5

El mismo Obispo, al hacer algunas transformaciones en la Iglesia de


Nuestra Señora de la Asunción, dispone lo siguiente:

obispo pedro agustín «Hize trasladar á uno de los dos Altares Colaterales con su Nicho de ma-
morell de santa cruz
dera á la mencionada Cruz de la Parra, cuio alto es de una vara, y su ancho
dos quartas, y quatro dedos y seis su grueso, forrada de plata por detrás. Hallavasé
á espaldas del Sagrario del Altar mayor sin verse formalmente, y por este motivo, y
ser tanta la veneración del Pueblo, practiqué esta diligencia para que se aumentase el
culto, quedando franca su vista.» 6

En relación con la medida original, según documentos que se hallan


en el archivo eclesiástico, ésta tenía siete pies de longitud7, pero su 6. Morell de Santa
Cruz: La visita
tamaño fue reduciéndose poco a poco debido a que diferentes per- eclesiástica. Ed.
Ciencias Sociales,
sonalidades de la vida colonial y neocolonial cubana, cada vez que La Habana, 1985,
p.121
visitaban a Baracoa, solicitaban un pequeño pedazo de la misma.
7. Noticias Históricas
de la Parroquia de
Sobre las extracciones ciertas y Baracoa, ob. cit., f.4

milagros atribuidos nos


cuentan añejas crónicas:

Certifico: que a petición del


Exmo. Capitán General de
esta Isla D. Francisco
Servendi hallándo-
se S.E. en esta ciu-
dad, que aunque
la más pequeña y
pobre, es la más
antigua de todas,
y se dignó S.E. honrarla con la
presencia en el curso de la vi-
sita que viene girando a las de-
más poblaciones, tuve el honor
de entregar a S.E. una reliquia
que consiste en una pequeña
parte de la Santa Cruz titula-
da de la Parra.

Certifico igualmente que dicha


cruz se ha tenido en gran ve-
neración desde la infancia de
esta ciudad, no sólo por atri-
buirle la tradición la aparición
milagrosa y ser desconocida la
madera de que está formada
sino además varios milagros,

campanario de la
iglesia parroquial
nuestra señora
de la asunción de
baracoa

79
y muy especialmente en la época de los bucaniers o filibusteros que ocupaban la parte
Norte de Santo Domingo, y la Isla Tortuga, los cuales varias veces invadieron a Baracoa,
pero aunque incendiaron o hicieron mucho daño, no hubo alguno personal, y cuando los
ingleses hicieron un repentino desembarco de trescientos hombres en la Playa de Miel al
Este de la ciudad, dirigiéndose a tambor batiente contra ella en 1807 época en que solo
había de guarnición un piquete del Regimiento del fijo en Cuba, mandado por un tenien-
te, hallándose en el fortín de Matachín el artillero natural de esta ciudad, Manuel Durete,
sin mandato de persona alguna cargó a metralla un cañón al verlos que se aproximaban y
al momento que vio que los ingleses hicieron una
descarga, dio fuego al cañón, invocando antes a la
Santa Cruz de la Parra y fue tanta la mortandad
causada por la metralla, que los pocos que no mu-
rieron huyeron precipitadamente y fueron hechos
prisioneros. Certifico finalmente que la citada re-
liquia entregada a S.E. mide sesenta y cinco milí-
metros o sea tres pulgadas y una línea. Y para que
conste doy la presente que firmo en unión del Pre-
bístero D. Miguel Escott, Teniente de Cura de esta
8. Castro Lores,
Parroquia y D. Francisco Galano, Cura interino de José Ignacio:
ob. cit., pp. 64-65
S. Juan de Mata de Moa en Baracoa a 2 de abril de
croquis hecho por el párroco
valentín sanz en 1987 con las 1860. Firmado: Luis Francisco Pérez.8 9. Noticias Históricas
dimensiones actuales de la cruz.
de la Parroquia de
Certifico: Que a pedimento del Sr. D. Joaquín Pri- Baracoa, ob. cit.,
f. 19
mo de Ribera, Magistrado de la Exma. Audiencia
Territorial, extraje del leño de la Santa Cruz que
10. Castro Lores,
existe en esta Santa Iglesia con el título de la Pa- José Ignacio:
ob. cit., p. 66
rra, un pedazo de pulgada y media de Burgos de
largo y uno de grueso. Dicha Santa Cruz, se su-
pone por la tradición fue la que plantó en esta D.
Cristóbal Colón en su arribada a este puerto, y es
desde remotísimo tiempo venerada por todo el
vecindario y tenida como milagrosísima y favo-
recedora del mismo para mitigar sus angustias,
particularmente en grandes sequías, en cuyo
caso habiendo acudido a su intercesión con fe
sincera y fervorosa súplica, ha sido por ella cons-
réplica de la cruz de la parra
tantemente atendida, haciendo que interviniesen
copiosas lluvias en remedio de todos los daños
que la privación absoluta por más tiempo del que correspondía, ocasionaba. Y para que
conste en mejor forma lo firmo y sello con el de esta Parroquia Baracoa.9

También figuras como el general español Arsenio Martínez Campos extrajo trozos de
la cruz, hasta que la Señora Dolores Delábat, con permiso del vicario, propició que
sus partes extremas se enchaparan con plata, para evitar de esta manera las constan-
tes extracciones que se hacían de la misma.10 Actualmente mide 67 centímetros de
altura por 57 de ancho.
Cuando en la Primera Villa se festejó el cuarto centenario de la llegada del Almi-
rante Cristóbal Colón a América, se honró a la cruz plantada por él. En los días 11,
12 y 13 de octubre de 1892; las calles, plazas, comercios, puertas y ventanas fueron
engalanados. El escudo de Baracoa presidió las festividades, junto al Alcalde Luis
Columbié y al Teniente Coronel Santiago Pérez, Jefe de la Plaza.

parque de la iglesia parroquial nuestra señora de la asunción de baracoa (antigua plaza de

El día 11 se recolectaron ciento cuarenta y un pesos para 124 pobres de solemnidad.


Por la noche, baile en el Casino Español y varias familias hicieron veladas en sus
casas. La banda municipal dió su retreta en la Plaza de Armas (actual parque de
la iglesia). A las once de la noche se saludó con salvas de bombas y repiquetearon
las campanas de la Iglesia Parroquial Mayor Nuestra Señora de la Asunción. Hubo
fuegos artificiales y las verbenas alegraron a todos los pobladores. Horas más tarde,
a las cinco y media de la mañana, el barquito «Cuba» de Don José Monés entró a la

81
bahía a remos luciendo su antigua vela cuadrada y conduciendo la cruz de Colón y
el Pendón de Castilla. Se realizó como un desembarco simbólico que rememoró el
encuentro entre las dos culturas.

Por la tarde se hizo la procesión de la venerada cruz, acompañada por el Pendón


mencionado y el Estandarte de Colón, bordado y arreglado por Las Hermanas de la
Enseñanza. Llegó esta manifestación hasta la calle de la Costa en la que el Prebístero
Don Manuel Llopis fue el ilustre orador.

«La procesión de la tarde del doce –más cívica que religiosa– ha sido, sin disputa, el
acto más concurrido. El ayuntamiento, las autoridades civiles y militares, el foro, to-
dos ocupaban en ella un lugar y detrás con orden admirable venían más de cuatro mil
personas.»
detalle de la uvilla, utilizada en la confección de la cruz.
El día 13 continuaron las fiestas con retretas, cu-
cañas, corrida de cintas y de sacos y verbenas
por doquier, rememorando la llegada del Al-
mirante a las tierras americanas y venerando la

análisis de la autenticidad de la cruz de colón

cruz plantada por


él en la Ciudad Pri-
mada.11 11. Valdés
Domínguez,
Fermín. El
En el año 1987 se Avisador. 16 de
octubre de 1892
realizó a través del
Museo Tervuren
de Bruselas e in-
vestigadores cuba-
nos, una rigurosa
investigación so-
bre la autenticidad
y tipo de madera
utilizada en la con-
fección de la Cruz, determinándose que la madera de la cruz era de Coccoloba sp de
la familia de la Polygonacea o Coccoloba diversifolea conocida como Uvilla y que la
misma abundaba en costas y montes de las Antillas y Cuba, y que su edad coincide
con la fecha de la llegada de Colón. El párroco de la Iglesia, Valentín Sanz, facilitó
los fragmentos de la cruz que fueron observados por primera vez desde un punto
de vista científico.

su santidad juan pablo segundo bendijo la cruz de colón en 1998.

Su Santidad Juan Pablo II, en discurso pronunciado el 21 de enero de 1998 durante la


ceremonia de bienvenida que se efectuó en el Aeropuerto Internacional «José Mar-
tí» de la Ciudad de la Habana, expresó:

«Al llegar a la isla donde fue plantada hace ya más de 500 años la Cruz de Cristo �Cruz
celosamente conservada hoy como un tesoro en el templo parroquial de Baracoa, en el
extremo oriental del país– saludo a todos con particular emoción y gran afecto.»12 12. Castro Ruz,
Fidel: Presencia en
Cuba de Juan Pablo
Tres días después, en Santiago de Cuba en la Plaza de la Revolución «Antonio Ma- II, Editora Política,
La Habana, 1998,
ceo», Su Santidad celebró la tercera misa en suelo cubano y la coronación de la Vir- p.6

gen del Cobre, bendiciendo además la venerada cruz.

La Cruz de Colón, o la Santa Cruz de la Parra, es la única que se conserva de las vein-
te y nueve que plantó el Almirante en sus cuatro viajes a través de América.

83
capítulo 4

Historia

85
La historia
de Baracoa nos retrotrae al primero que escribe acerca de las posibilidades
de la región para fundar en ella una ciudad. Fue Cristóbal Colón, quien el 27 de
Noviembre, después que conoce la bahía, rodea el río Macaguanigua y todo lo en-
bahía de baracoa

tusiasma, le encanta, dice de ella que es «la más hermosa cosa del mundo (...) y que
allí era el propio lugar para hacer una villa o ciudad y fortaleza por el buen puerto,
buenas aguas, buenas comarcas y muchas leñas».1 Otro detalle apoya la expresión
1. Diario de Colón,
ob. cit., f. 30
anterior escrito también por el Almirante el 30 de Noviembre de 1492: «Vieron mu-
chas poblaciones y tierra fertilísima y toda labrada».2 2. Ibídem.

87
nuestra señora de la asunción de
4.1
baracoa, primera villa y obispado de cuba

3. Pichardo Viñales,
Hortensia: La

Pasaron años de
fundación de las
Primeras Villas de la
la visita de Colón a estas tierras y la corona Isla de Cuba.

española decidió comenzar la conquista y colonización de Cuba. Diego Colón, de- 4. De las Cuevas,
Ernesto:
signado Virrey de la Española en 1509, había recibido las instrucciones Narraciones
históricas de Baracoa.
de averiguar si había oro en la mayor de las islas descubiertas. Después Imprenta La
Crónica, Baracoa,
de valorar el resultado del bojeo que había hecho Sebastián de Ocampo 1919, p.24

a la isla, enviado por su antecesor Nicolás de Ovando, decide empren-


diego velázquez (1465-1524)

der la ocupación de Cuba. Para eso designa a Diego Velázquez, hombre


experimentado en la construcción de varias villas en Santo Domingo.3

Al llegar a Cuba el Adelantado y sus trescientos expedicionarios, y ven-


cida la oposición indígena, lidereada por el cacique dominicano Hatuey,
funda la primera villa y capital de la Isla. La denominó Nuestra Seño-
ra de la Asunción, prevaleciendo
hasta nuestros días su nombre in-
dígena Baracoa. El toponímico de
Baracoa es de origen arauco y significa «exis-
tencia del mar» (de bara: mar y coa, sufijo de
existencia).
fray b. de las casas protege a los indios de la
crueldad de los conquistadores
Hasta 1986 se tomó el año de 1512 como momen-
to de instauración de la Villa. En la opinión pública de la localidad se divulgaba este
año y hasta se afirmó que: «Baracoa fue la primera población que se estableció en la
Isla por el Adelantado Diego Velázquez, en el mes de febrero de 1512, y en el mismo
sitio que ocupaba un pueblo de indios, con el propio nombre, pertenecientes a las
tribus del cacique Hatuey».4 Pero la historiadora cubana Dra. Hortensia Pichardo,
después de hacer un análisis exhaustivo y manejar nuevas fuentes documentales,
nos aclara: «Tradicionalmente se ha aceptado como año de su fundación el de 1512,
pero se partía del error –divulgado por Herrera– de creer comenzada la conquista
de Cuba en noviembre de 1511. Al ser rectificada esta fecha y retrotraerla al año 1510,
no es posible admitir que Diego Velázquez permaneciera más de año y medio sin
establecer población donde asentarse y organizar su gobierno, lo cual permite supo-
ner la fundación de Nuestra Señora de la Asunción a finales de 1510 o principios de
1511».5 Teniendo en cuenta esta fundamentación, la fecha debió ser el 15 de agosto
de 1511, dada la tradición de los conquistadores españoles y portugueses de po-
nerle el nombre del día del
Santoral Católico, cuando
se fundaban las villas, fuer-
tes y se localizaban minas o
lugares geográficos. La cita
a continuación, proveniente
de un documento de agosto
de 1881 del Ayuntamiento
de Baracoa, nos valida este
criterio:

«Fiesta de la Patrona

Aproximándose el día de la
Excelsa Patrona de esta ciu-
dad y después de haberse dis-
cutido varias proposiciones
presentadas sobre los festejos
que debían tributársele en vis-
mapa del caribe y parte de suramérica. 1513 ta de la falta de recursos de
5. Pichardo Viñales,
la Municipalidad se resolvió Hortensia: La
fundación de las
destinar dos onzas de oro para la fiesta de Iglesia: Conceder gratis toda clase de diver- Primeras Villas de
siones licitas a los vecinos para que la víspera y el día puedan entregarse a ellos. la Isla de Cuba. Ob.
cit., p.89
Rifar una novilla para destinar el producto a mejorías de la cerca del cementerio de la
6. Museo Matachín.
Ciudad, comisionándose para el acto a los Sres. Concejales D. José F. Lama y D. Jeróni- Libro de Actas de
mo Abril, así como para la distribución de papeletas y por último que por el Sr. presi- Ayuntamiento de
Baracoa, 1881-1883,
dente se hagan las invitaciones de costumbre a las autoridades y funcionarios públicos folio II. Sección
Documentos 2-567
para la mayor solemnidad de la fiesta religiosa.»6
7. Pereyra, Carlos:
Con el mismo día y diferente año que Baracoa, Juan de Zalazar fundó el 15 de agosto Historia de América
Española. Editorial
de 1537 el Fuerte Nuestra Señora de la Sta. María de la Asunción, en la margen iz- Saturnino Calleja,
Madrid, 1924, t. IV,
quierda del río Paraguay. El poeta Martín Barco de Centenera escribió en 1575 estos p.45

versos:

Cuatro leguas arriba está situada


la gran ciudad, antigua y populosa,
que es dicha la Asunción, que fue poblada
por Zalazar, en era muy lustrosa.7

89
El historiador cubano Martín Félix Arrate se refiere a esta práctica cuando el Adelan-
tado empieza a ocupar La Habana el 25 de julio de 1515:

«...llamándola villa de San Cristóbal por haberla comenzado a poblar su propio día, que
es el veinticinco de julio aunque aca se celebre por especial indulto de la Silla Apos-
tólica, a dieciséis de noviembre, porque no embarace la festividad con la de Santiago,
patrón de España y de la Isla.»8

El Gobernador General de Brasil, Joao Men de Sá logró sacar a los franceses de aque-
lla tierra mediante un ataque furtivo el 10 de enero de 1657, y:

«...en conmemoración del día en que se operó la restauración, la ciudad fue denomina-
da San Sebastián (actual Río de Janeiro).»9

8. Arrate, José
Martín Félix de:
Llave del Nuevo
Mundo, antemural
de las Indias
Occidentales, La
Habana, Comisión
Cubana de la
mapa de las américas. 1585

UNESCO, 1954,
p.24.

9. Navarro
Lamarca, C:
Apuntes de Historia
Americana,
Ángel Estrada y
Cía. Editores,
Buenos Aires, 1923,
p.127

10. Pereyra, Carlos:


Ob. cit., tomo III,
p.206

En México, el conquistador gambusino (nombre dado al que pesquisaba minas), uti-


lizó también el Santoral católico al hallar yacimientos de plata:

«(...) y en este mismo año (1548), día de San Bernabé, a once de junio se descubrió la beta
de plata y en este mismo año, día de San Benito, se descubrió la Beta de la Albarrada
de San Benito.»10

Siendo Baracoa la capital su posición se fortalece, porque Velázquez prepara las condi-
ciones de abastecimiento que le servirían para la ocupación total de la Isla. Otros fac-
tores, como la existencia de una población aborigen numerosa y la más desarrollada 12. Venegas Fornias,
Carlos: «Baracoa:
caracterización del
del país, permiten apoyar las condiciones materiales para emprender los movimien- Centro Histórico
Urbano», Revista
tos de conquista y colonización. No debemos dejar de mencionar que un elemento El Yunque; a. I y II,
no. 2 y 3, especial,
importante fue la cercanía con La Española, donde estaba enclavado el Virreinato. (Jul.-Dic., 1980-En.-
Dic., 1981) p.11

Otro aspecto relevante fue su ubicación geográfica privilegiada, por estar frente al
12. Arrate, José
Canal Viejo de Bahamas, cerca del Paso de los Vientos y de rutas fundamen- Martín Felix de:
«Llave del Nuevo
Mundo, antemural
tales entre las grandes Antillas y la metrópoli.11 También desde este de las Indias
Occidentales». La
territorio salieron las tres expediciones que emprenderían la crea- Habana descripta:
Noticias de
ción del resto de las primeras villas cubanas, dirigidas por su fundación,
aumento y estado.
Pánfilo de Narváez, Francisco de Morales y el propio Impr. y Librería de
rutas de las Andres Pego, La
expediciones que Habana, 1876, p.35
crearon el resto Adelantado.
de las villas.
13. Idem.
En 1515, por decisión de su fundador, se tras-
lada la categoría de capital del país a la Villa de Santiago de Cuba: 14. Idem

«Considerando que el lugar donde aquella se encontraba era el más céntrico de los que
existían entonces en la Isla.» 12

Después de un año transcurrido, a pesar de haber perdido la catego-


ría de capital, la Villa sigue manteniendo una relación estrecha
con La Española en todos los menesteres de la vida económica,
política y religiosa:

« A esta circunstancia se debe a que el primer cuartel de ar-


mas concedido a la Isla, en 1516, figura la Asunción de la Vir-
gen».13 Este era para el uso en pendones y sellos. Sus carac-
terísticas son la siguiente: un escudo partido en dos cuarteles.
En la parte superior la imagen de Nuestra Señora de la Asunción
«con manto azul purpurado y oro puesta sobre una luna, con cua-
escudo de armas de 1516
tro ángeles en campo de color cielo con nubes». En la parte inferior
Santiago Apóstol a caballo; encima de él una F, a su derecha una C y a la
izquierda una I. Son las letras iniciales de los nombres de Fernando de Aragón, Isabel
de Castilla y Carlos Quinto. Debajo de estas figuras un cordero. Encima, la corona de
España. A ambas partes, cinco flechas y un yugo. Al final, dos cabezas de reptiles que
asemejan dos cocodrilos.14

Es el emperador Carlos Quinto quien propone al Santísimo Padre la construcción de


una catedral en Baracoa, y por Obispo a Fr. Juan de Witte, cuyo hábito era el de Sto.
Domingo de Guzmán. Nunca ofició misa en aquella iglesia de embarrado y guano.

El Obispo Morell de Santa Cruz se refiere a la petición del monarca español: «Este
invictísimo emperador pasó sus oficios a la corte romana, en solicitud de la erección

91
de una iglesia catedral en la Villa de la Asunción de esta Isla de Cuba. Es el primer
lugar que se plantificó en ella por el año once, en el puerto de Baracoa, y donde por
entonces se estableció el gobierno superior de la misma isla, por la inmediación á la
Española.» 15

El 11 de febrero de 1517 el Papa León X (Juan de Médicis) con la Bula «Super Specu-
la», erige la primera diócesis en Cuba bajo la advocación de Nuestra Señora de la
Asunción y le da el rango de Ciudad a la sede primada.

El padre de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, el italiano Va-


lentino Ferrari, hizo en
traducción libre un re-
sumen de la Bula:

Leo X
Ad perpetuam rei
memorian
Para que quede para
siempre
resolución de 1978 que le
otorga a baracoa el título de 15. Morell de Santa
monumento nacional Super specula...Para Cruz, Pedro
Agustín: Primeros
el bien de la iglesia, historiadores. Siglo
para que se conozca XVIII. Biblioteca
de clásicos
parroquia de nuestra sra. de la asunción de baracoa, décadas
al Dios Todopode- cubanos. Imagen
Contemporánea,
roso de la verdad y misericordia cristiana, y difundir luz en nuestros tiempos, he- La Habana, 2005,
mos reflexionado con paterno amor sobre aquellos lugares donde manifestar dignos p.289

títulos par las raíces de la religión cristiana, para beneficio en cuanto a la fé, de los
16. Copia de la Bula
habitantes del lugar y los nuevos llegados... siendo Fernando de Aragón rey de tierra Super Specula.
Papa León X, del
cubana... 15 de febrero de
1517. Cortesía de
Hemos consultado a nuestros venerable Hermanos Cardenales y tomado la decisión... Valentino Ferrari,
padre de la Iglesia
con nuestra autoridad apostólica de nombrar en la misma isla cubana en que viven Nuestra Señora
de la Asunción de
fieles cristianos, una Ciudad, y en la misma, una Iglesia Catedral, bajo la advocación
Baracoa.
de Nuestra Señora de la Asunción, nombrando al mismo tiempo un Obispo (Juan de
Witte Hoos Ubite O.P.) que se responsabilice de la difusión y mantenimiento de la fé 17. Anuario General
de Baracoa. 1940,
Católica, en la Iglesia, en la Ciudad y en la Diócesis... 16
Vol. No.1, p.2

La designación como Ciudad y Catedral se ha difundido por distintos historiadores


como ocurrida en el 1518: «...la villa siguió progresando, obteniendo en 1518 el títu-
lo de Ciudad con su escudo de armas y en el terreno eclesiástico, una Bula del Papa
León X la constituyó en sede Episcopal.» 17

El 28 de abril de 1522 se extingue el obispado por bula de Adriano VI (Adriano de


Utrecht) y se traslada a Santiago de Cuba, donde se crea el 8 de mayo de 1523.
En el año 1978, cuatrocientos sesenta y un
años después de haber obtenido la condición
de Ciudad Primada de Cuba, 15 000 baracoa-
nos reunidos en la Plaza «Cacique Hatuey»,
recibieron con alegría y regocijo, la noticia de
que había sido declarada Monumento Na-
cional.

Ese día el Dr. Antonio


baracoa es nombrada monumento nacional. 1978.
Núñez Jiménez, vicemi-
nistro de Cultura y Presidente de la Comisión Nacional de Mo- 18. Esta Resolución
fue entregada al
numentos, dio lectura a la Resolución no. 3 de dicha Comisión,18 Director del Museo
Matachín para
que formara parte
en la que se confirió a esta ciudad tan merecido título. Resaltó las de la colección
de documentos
el dr. antonio núñez jiménez
características históricas especiales que tiene esta Primera Villa históricos de ese
y alejandro hartmann centro.
de Cuba: «Pocas ciudades de América poseen las riquezas his-
19. Pérez Moya,
tóricas de Baracoa, donde los indios crearon cacicazgos y desarrollaron una amplia Leonel:
«Declarada Baracoa
cultura rica en cerámica, artesanía y arqueología.» 19 Monumento
Nacional en masivo
acto presidido
por Armando
Hart Dávalos».
En Venceremos.
a. 16, no.258, 5 de
noviembre de 1978,
p.1

93
4.2
piratas y corsarios

Pocos años después de que Baracoa dejara de ser la capital


de la Isla, comienza un éxodo significativo y la ciudad entra en una decadencia que
duraría más de dos siglos.

En el siglo xvi Baracoa fue tomada y saqueada en muchas ocasiones. A pesar de su


pobreza era un refugio especial para corsarios y piratas, por las características de su
litoral y sus bahías de bolsa, bien resguardadas y de buen calado. Su cercanía
a la famosa Isla Tortuga, su privilegiada ubicación geográfica a la entrada del
Canal Viejo de Bahamas, y el abandono por las autoridades españolas, la hi-
cieron blanco propicio de la depredación.

«…igual que otras costas de Cuba y cayos sirvieron


de acomodo tranquilo, y casi inviolable a los piratas
que merodearon nuestras costas y cabos en acecho de
los buques mercantes que navegaban indefensos.» 20

El 16 de febrero de 1546, el filibustero francés Ha-


llebarde atacó desprevenidamente a la población.
Los vecinos huyeron hacia las intrincadas mon-
tañas que rodeaban el emplazamiento urbano,
llevándose los objetos de más valor y utilidad. 20. Urrutia y
Montoya, Ignacio
Aún así, los asaltantes «…lograron extraer algu- José de: Teatro
Histórico, Jurídico y
nas piezas de oro y otras joyas. No quemaron la Político Militar de la
Isla Fernandina de
ciudad ni se llevaron el ganado».21 Cuba. La Habana,
1876, p. 487

En ese período fue centro de constantes ataques 21. Castro Lores,


José Ignacio:
de corsarios y piratas, que pululaban en todo el Ob. cit., p.47
corsarios y piratas pululaban en todo el caribe.
Caribe y la escogieron como punto de refugio y
depósito de sus presas: «La débil población comprendió la imposibilidad de luchar
contra sus invasores, y con esta certidumbre se limitaban á huir á los montes y
bosques en cuanto aparecían, para volverla á ocupar restaurándola en cuanto se
ausentaban, mas no pudiendo continuar así y no esperando tampoco protección
que los libertara de tan repetidos insultos, pactaron amistad con los piratas; y el
puerto de Baracoa, el de la primera ciudad española de Cuba, se transformó en una
guarida, en una escuela y en un bazar de contrabandistas y piratas».22

El investigador baracoano José Ignacio Castro Lores opina que Baracoa:

«No tardó en capitular con ellos y abrirles su embarcadero, y cambiarles en trueques sus 22. Núñez Jiménez,
Antonio: Piratas
víveres y ganado por telas y otros efectos. Es por esto que en 1602, el maestro de campo en el Archipiélago
Cubano. Editorial
Don Pedro Valdés venía de España al gobierno de La Habana, dando en su rumbo Gente Nueva, La
Habana, 1986, p.45
caza a los corsarios, arribó a Baracoa donde fue cumplimetado por el padre Carmelita
y Vicario del Pueblo Fray Alonso de Guzmán «uno de los mayores rescatadores con 23. Ullivari,
herejes y enemigos que habían en todas Las Indias» según expresión textual del mismo Saturnino: Piratas
y corsarios en Cuba.
Valdés, recogida por el historiador español Pezuela».23 Maza Caso, La
Habana, 1931, p.68

En la centuria del XVII continuaron las devastaciones y saqueos, pero la fecha


24. Pelayo Yero,
más sobresaliente fue: Gabriel. Baracoa,
Cuna de Historia
y Tradición.
«…el primero de Enero de 1652 se vio la ciudad invadida por un grupo de piratas que Impr. La Nueva
Democracia,
robaron todo lo de valor que poseían sus mercaderes. Escogieron, como refugio, la Baracoa, 1945, p.23
Iglesia Parroquial, donde permanecieron 12 días, llevándose a su retirada de la misma,
para emprender su viaje en el mar, los ornamentos y alhajas, que poseía, sin respeto 25. García
González,
ni miramiento alguno a aquel recinto sagrado. Los vecinos, ante la presentación de los Yvette: «Génesis
y languidez de la
piratas, se vieron precisados a refugiarse en el campo, para no ser maltratados de obra primera villa» En
y palabra.» 24 Del Caribe, no.28,
Santiago de Cuba,
1998, p.89
A mediados del siglo XVII el contrabando se practicaba en Baracoa de forma
26. Cuevas, Ernesto
irregular, sistemática y se alternaba con el saqueo. Esta actividad en sus inicios de las: Narraciones
Históricas de
se realizó con las Bahamas, las colonias del norte y Jamaica. Al principio, la Baracoa. Impr. La
Crónica, Baracoa,
ciudad aportaba casabe y madera dura. Luego su participación se aumenta con 1919, t.1, p.54-55

ganado mayor, ganado menor y cacao.25


baracoa resultó un refugio especial
para los filibusteros por su posición
geográfica. El último acontecimiento de la historia piratesca
de la región sucedió el 27 de Julio de 1807, cuando
trescientos corsarios ingleses trataron de ocupar la ciu-
dad con un cañoneo simultáneo de dos navíos y el des-
embarco de un grupo numeroso por la Playa de Miel.

Desde las baterías de La Punta y El Matachín se


hicieron fuegos cerrados contra las embarcacio- cañones del fuerte matachín

nes y los obligaron a huir. Se destacó en esta acción el hábil artillero Simón
Bravet, quien con tiros certeros contribuyó a diezmar la mitad de la fuerza que
desembarcó. En este combate fue decisiva la respuesta por parte de los milicia-
nos, hombres del regimiento Habana y emigrados franceses. Todos los atacantes
fueron vencidos y apresados junto a su capitán Sitgeral.26

95
4.3
la presencia francesa en baracoa

27. Pezuela, Jacobo


de la: Diccionario

En la última
Geográfico,
Estadístico-histórico
de la Isla de Cuba.
década del siglo xviii, Madrid, 1813,
p. 115
debido a la Revolución Haitiana, arribó a nuestras cos-
tas una oleada de «más de 100 familias que establecieron 28. Padrón, Carlos:
«Franceses en
el suroriente de
allí sus domicilios, mejorando con su industria a aquel Cuba». La Rueda
dentada. Ediciones
pueblo atrasado que servía entonces de amparo a mu- Unión, 1997, p.20

chos corsarios españoles y franceses que, con frecuencia


29. Cardonne
depositaban o vendían sus presas allí mismo».27 Muñoz, Esteban:
«Influencia de
la emigración
francesa de Haití
Su llegada nos aportó la introducción del café, la aplica- en la cultura y
en la economía
ción de las nuevas técnicas agrícolas, el cultivo del añil, de Oriente».
Tesis de Grado.
el gengibre, la pimienta, la canela; establecieron vegas de tabaco; aumen- Universidad
de Oriente. La
taron las variedades de plátanos; nos proporcionaron varias especies de Habana, 1948, p.60

cítricos, entre ellos, la llamada «mandarina fran- fragmentos de cristalería y cerámica


encontrados en las ruinas del cafetal
cesa», conocida por su tamaño y exquisito sabor.
Incrementaron los cacahuales y cocoteros en sus
fincas e incentivaron la producción azucarera.

Recibimos de ellos sus reglas de cortesía, lo último de la lite-


documentos que
prueban la presencia
ratura, la filosofía, sus concepciones religiosas, sus costum-
francesa en baracoa
bres, modas, comidas, el mensaje estético de la música y el
arte, y los adelantos científicos. Llegaron maestros sastres, orfebres, agrimensores,
médicos, relojeros, expertos agrícolas en café y otros sembrados, abogados, militares,
ingenieros, geógrafos, carniceros, artesanos, chef de cocina, músicos, actores.28 Ejem-
plo de los avances técnicos aportados por los emigrados fue el establecimiento de
una cooperativa agrícola de un grupo de franceses, dirigida por Pedro Alejandro
Auber, quien había sido profesor de la Universidad de Montpellier, un gran natura-
lista y un calificado técnico agrícola.29

En el año 1802, Baracoa fue visitada por el Visconde de Noaillés y 700 hombres del cuerpo
de ejército de Leclere (General enviado por Napoleón para restablecer el poder colonial
y la esclavitud en Haití). Estuvieron unos días y partieron para Santiago de Cuba.30
30. Urrutia y
Montoya, Ignacio
José de: Teatro
Histórico, Jurídico y
En el 1803 la más alta autoridad de la Isla informaba a la colonia del movimiento de Político Militar de la
Isla Fernandina de
embarcaciones que entraba a Santiago de Cuba y a Baracoa. Cuba. La Habana,
1876

«Después han ido llegando otras embarcaciones a diferentes puertos y surgideros de


31. Archivo Histórico
dicho distrito; de modo que en 31 de Julio anterior me participa el expresado Gober- de Madrid, Sección
pequeño trapiche de Estado. Legajo
rústico. ruinas del nador que contaba reunidas allí sobre sesenta o más embarcaciones francesas, y entre
cafetal «brasil» 6366/56. Este
las familias que habían conducido y las españolas que ingresaban a Santo Domingo y dato fue facilitado
al autor por los
Monte Cristo no rebajaban de tres á quatromil vivientes calculando la tripulación de Doctores Jean
Lamore y María
los buques. Por solo lo respectivo á Baracoa me ha noticiado el propio Gobernador
Elena Orozco.
en 15 de Agosto anterior que con motivo de la vecindad del Mulo de San Nicolás en
la Isla de Santo domingo, sin embargo de hallarse bloqueado por mar y por tierra,
llegaban allí varios buques con familias blancas y de color, por verse obligado el gene-
ral francés que mandaba en aquel punto á expulsar las bocas inútiles para conservar
la Plaza, recomendando dicho general de oficio al Teniente Gobernador de Baracoa su
recepción y protección; y esto dice en 12 del mismo Agosto había hecho salir
del Puerto hasta trescientas cinquenta y una persona de color, quedando
solo por expulsar ochenta y siete, entre otros quarenta y siete, entre
otros quarenta y ocho menores de doce años, treinta y nueve negras y
mulatas esclavas o sirvientas de sras que por empleos de los maridos, y exercicio de
crianduras había dejado para que fuesen las últimas que se despachasen: pero que en
quanto á los blancos había adelantado muy poco, a causa del riesgo que les amenazaba
con los buques Ingleses en la Costa del Sur sobre lo que le habían protestado a viva voz
repetidas ocasiones.» 31

Como Santiago de
Cuba era la Capital
del Departamento
Oriental y Baracoa el
más cercano puerto al
Mulo de San Nicolás,
el número de refugia-
dos en ambas ciuda-
des fue considerable,
por lo que el Gober-
nador General deter-
minó aumentar las
tropas para el control ruinas del cafetal «brasil»
libro de contaduría de negocios
franceses asentados en baracoa.
de las mismas.

«Estas ocurrencias extraordinarias, y las atenciones que piden, han obligado por la es-
casez de tropa veterana en esta Ysla, y la poca fuerza que tiene el Batallón Segundo
del Regmto de la Habana que guarnice á Cuba, a poner sobre las armas en Baracoa un
subteniente y quarenta y siete individuos de aquella milicia por ahora y he dado orden

97
para que en la misma Plaza de Cuba haga el servicio el número de tropa de milicias
que sea absolutamente preciso: De todo lo que doy cuenta á V.E. para la noticia y reso-
lución de S.M. esperando sea de su agrado lo determinado por mi en la materia.

Dios guíe a V.E.M.A 32. Archivo Histórico


de Madrid, Sección
Habana 6 de Septiembre de 1803 de Estado. Legajo
6366/56. Este
Excmo Señor El Marqués de Someruelos» 32 dato fue facilitado
al autor por los
Doctores Jean
El auge económico producido entre el 1791 y los ocho primeros años del siglo xix dio Lamore y María
Elena Orozco.
un importante florecimiento a la ciudad, el primero de su tipo, después de siglos de
33. Pérez, Jorge
penuria y pobreza. El cultivo del café, ocupó el lugar cimero en los renglones de la Freddy y
Fernando
nueva agricultura aportada por los franceses. Más de 20 cafetales se construyeron Antonio Paredes
Pupo: Francia en
en los partidos de la jurisdicción de Baracoa, Cabacú y la Celaduría. Cuba. Los cafetales
de la Sierra del
Rosario (1790-1850).
En ese tiempo, los emigrantes galos legalizaban todos sus intereses con el encargado Ediciones Unión,
La Habana, 2004,
de asuntos del gobierno francés en Baracoa. Se emitían cartas de libertad, conce- p.42

siones de terrenos, matrimonios, y otras actividades. Toda esta documentación se


registraba en el Ministerio de la Marina y las Colonias en París.

En 1808, cuando los sucesos del 2 de Mayo, resultado de la invasión de Napoleón


en tierra española, se fue creando un malestar en los peninsulares contra los fran-
ceses que se hizo sentir en Baracoa, y que más tarde se convertiría en la expulsión
de todos ellos hacia los Estados Unidos, aunque algunos se españolizaron y reci-
bieron el apoyo de las autoridades locales. De esta fecha hasta
1813, que vuelve al trono Fernando VII, la producción de café,
azúcar y otros productos que estaban en manos de franceses
merman considerablemente. El retorno de los emigrados, des-
pués de establecida la paz entre España y Francia, les permitió
volver a sus antiguas posesiones. Otros se ubicaron en Santiago
de Cuba, Guantánamo, Baracoa y en territorios del occidente del
país como la Sierra del Rosario, los llanos de la Habana y Ma-

trapiche antiguo, herencia tanzas.33

Comenzó a gestarse con prontitud y eficiencia un desarrollo económico y social en


los años venideros. El alza del café propició a los franceses desarrollar nuevas áreas
de siembra, aunque hicieron inversiones en la industria azucarera. Catorce trapi-
ches horizontales distribuidos en los distintos partidos de Baracoa pertenecerían a
las siguientes familias: Lalé, Maché, Laborí y Brocard, entre otras. Estas pequeñas
máquinas produjeron raspaduras y mascabado para el consumo de la región y, en
menor cuantía, para la exportación. El puerto había sido habili-
tado para esas funciones desde el 24 de Julio de 1803 por Real
Orden.

El 20 de Septiembre de 1838 por Real Orden le fue otorgado a Baracoa


un Escudo de Armas, por ser la Ciudad Primada y tener Cabildo e
Iglesia antes que las otras villas de Cuba. Los pobladores recibieron
con regocijo la noticia y Don Tomás de Yarte, Señor Teniente de Go-

la huella francesa es notable en la arquitectura local. berna- escudo actual


de baracoa
dor de Bara-
coa, mandó a dar la
mayor publicidad a
este acontecimiento
y concedió libertad
para todo tipo de
festejos y diversio-
nes. El ayuntamien-
to acordó dar un
baile al que asistie-

ron los baracoanos, los peninsulares y los


franceses.
imagen de la
refinería de
petróleo francesa
Fue tal la fuerza de los emigrados france-
ses en Baracoa que en la
distribución de los ba-
rrios de la ciudad había uno llamado el Cuartel Francés, situado al
oeste y formando parte de los barrios: La Punta, La Iglesia, Mata-
chín y El Cocal.

Construyeron la primera fábrica extractora de aceite de coco La


Fundadora, la refinería de petróleo Siglo xix y el primer funicular
de guineo (banano) que conoció Cuba.

99
4.4
del siglo xix al presente

Tres siglos y medio después de la muerte de Guamá, el Pri-


mer Gran Héroe de nuestro país, la nacionalidad cubana ya había sido forjada en el
crisol de la mezcla de razas y culturas. El criollo está enraizado en esta tierra fértil,
y siente débiles, y a veces antagónicos, los lazos con la Madre Patria europea.

El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, quien iniciara nuestras luchas li-
bertarias en 1868, fue desterrado durante cinco meses en Baracoa. Independentistas
como el maestro Manuel Borges Navarro, fusilado en Sagua de Tánamo en 1869 por
su adhesión a la causa, e innumerables baracoanos compartieron con él y apoyaron
sus doctrinas.

En la Guerra de los Diez Años resaltan dos acciones significativas. La primera es la


Toma del poblado de Sabanilla por el General Antonio Maceo y sus aguerridos hom-
bres el 23 de diciembre de 1876. Eduardo F. Lores y Llorens, quien fuera Comandante
del Ejército Libertador en la Guerra del 95, nos describió sus impresiones:

«Lo primero que viene a mi memoria es la quema del poblado de Sabanilla, situado a tres
leguas de Baracoa, me parece estar viendo el batey de la casa de mi abuela el resplandor 34. Lores y Llores,
34 Eduardo F: Relatos
rojizo que se destacaba en el cielo en plena noche. Tendría yo unos 7 años.» Históricos de la
Guerra del 95,
La segunda es el ataque y conquista de Baracoa por las tropas de Maceo el 7 de enero Impr. Siglo XX,
La Habana, 1955,
p.11
de 1877. Diezmó la guarnición española que protegía la ciudad. El botín de guerra
consistió en 209 fusiles, 3 200 tiros, 144 machetes, 5 000 raciones y 400 caballos. 35. Cardosa Arias,
Santiago: «La
toma de Baracoa,
Acerca de este combate, el periodista baracoano Santiago Cardosa Arias, escribe: audaz acción del
general Antonio
Maceo». Periódico
«Su acción habló elocuentemente de su fervor revolucionario y de su gran imaginación Granma, Enero 7,
para llevar la guerra hasta el lugar entonces más incomunicado de la Isla: Baracoa.» 35 1977

coronel mambí félix ruenes


El 15 de Marzo de 1878, los mambises baracoanos se unieron a la Protesta de Bara- 36. Pelayo Yero,
Gabriel: op. cit.,
p.28
guá al enterarse que en Santiago de Cuba «se había levantado en armas el General
Guillermo Moncada y otros jefes importantes de la Revolución del 68, y decidieron
lanzarse al campo».36

Se destacó en la misma el bravo Coronel Félix Ruenes. Organizaron sus fuerzas en el


Barrio del Toa, donde tenían su Cuartel General.
playa duaba

El 1 de Abril de 1895 arribaron por Playa Duaba


los principales jefes militares del Partido Revo-
lucionario Cubano: los generales Antonio Ma-
ceo, Flor Crombet, José Maceo y otros 20 expe-
dicionarios. A las pocas horas del desembarco
se produce el primer combate de los expedicio-
narios en el lugar conocido por Alto del Pino.
37. Crombet
El nieto del General Flor Crombet, cuenta: Bravo, Hugo:
La Expedición del
«Por allí solo se podía acceder caminando en Honor. Editorial de
Ciencias Sociales,
fila, de uno en uno, a lo sumo dos personas de La Habana, 1999,
p.89-90
frente. Esto impidió a la tropa española poder
desplegarse y realizar un elevado volumen de
1er. obelisco que
se levantó en fuego a los cubanos. Sin embargo, permitió a
conmemoración al
desembarco de maceo los mambises concentrar un fuego mortífero en un muy limitado frente, causándole
por duaba.
grandes bajas al enemigo cada vez que intentó avanzar.» 37

101
El 11 de abril de este propio
año, arriban José Martí y
Máximo Gómez por Playi-
tas de Cajobabo; Francisco
Sánchez Hechavarría lo hace
el 19 de agosto por Playa Ni-
bujón y el 24 de Marzo de
1896 llega la expedición de
Calixto García por la bahía
de Maraví.

el generalísimo máximo gómez

obelisco al desembarco de maceo en 1985. playa duaba

josé martí
desembarco de martí y gómez por playita de cajobabo, en 1895.

Los baracoanos (indios, ne-


gros, mulatos y blancos) se
van a la manigua y allí, en al-
tares de cruz, montecalvarios,
le cantan a la bandera y a la
Patria. A través de los sones
primitivos, con sus compases
e improvisaciones, van a ex-
presar en distintos cantos, la
esperanza, el amor, los episo-
dios de la guerra, la filosofía
de los hombres y de la vida.
103
monumento dedicado al desembarco de gómez y martí en 1895. playita de cajobabo.
Los tambores repiquetean fuerte en los días de San Lázaro, de la Caridad, de Santa
Bárbara y se entonan los cantos sincréticos que buscan la fe y el optimismo frustra-
dos con la intervención yanqui en 1898. Con la instauración de la seudo república,
«los hombres contaban miles y miles de no hay cambios en la empo-
brecida ciudad. Hasta que lle-
gó la fiebre del guineo.

El escritor Leonardo Padura


lo describe así:

«Y Baracoa empezó a ser otra:


la fiebre del guineo le subió, de
un golpe, la temperatura a la
ciudad primada de Cuba y las

ayuntamiento de la ciudad de baracoa

piedras se revelaron y embistieron el anti-


guo ayuntamiento de madera y formaron
un brillante y neoclásico Palacio Munici-
pal. Del cielo cayó un enorme teatro y por
su escenario pasaron, a un ritmo desenfre-
nado, compañías cubanas y extranjeras y
entonaron zarzuelas, óperas, canciones ligeras y, por supuesto inmortales
tangos. El parque cobró nuevos bancos y de la pequeña bahía del Puerto
Santo llegaron las voces alegres de las prostitutas traídas de la capital. Las
calles se llenaron de hombres bulliciosos, que duplicaron la población de la 38. Padura Fuentes,
villa, y todos a un tiempo levantaron la cabeza para ver el hidroavión que desvirgaba Leonardo: El viaje
más largo. Ediciones
1er. automóvil el cielo de aquel remoto paraje. Los llanos y montañas de Baracoa vieron caer sus ár- Unión. Unión
que llegó a de Escritores y
boles precolombinos para dejar su lugar a una extraña planta de consistencia viscosa Artistas de Cuba,
y traza antediluviana, que producía los insólitos racimos de aquellas balas verdes que La Habana, 1994,
p.59
unos llamaban plátanos, otros bananas y aquí les decían guineos. Y los hombres corta-
ban miles y miles de racimos, que volaban hacia el Puerto de Mata y se apilaban en las
bodegas olorosas a fiordo y carne salada de los buques noruegos. Todo se movía a un
ritmo desesperado y los billetes corrían…» 38
En esa época se crearon las sociedades de recreo: La Perla, El Progreso y el Liceo.
Allí las clases pudientes exhibían lo último de la moda, bailaban el danzón, el dan-
zonete, el tango y el vals. Orquestas de Guantánamo, Santiago de Cuba, La Ha-
bana y Baracoa deleitaron estas instituciones. En la sala de los teatros
Venus y Fausto se exhibieron las películas del cine silente.

En la década del treinta en el cine-teatro Encanto, un


grupo de la localidad representó varias obras famosas
del repertorio nacional y extranjero, auspiciado por el
grupo femenino de la revista Nosotros. Figuras como Rita
Montaner, cantante y actriz de prestigio nacional, Otto Sirgo,
reconocido actor cubano y su compañía, actuaron en él.39

«La fiebre del guineo parecía no tener fin. Cada día los hombres dueños de 39. Datos de la
Oficina Municipal
tierras o simples obreros, recorrían los platanales machete en mano para cortar los de Estadística de
Baracoa.
racimos. Las locomotoras persistían en violar el silencio de las montañas con sus sil-
batos y el rítmico golpeteo de las ruedas de acero. Por el Toa, cargadas de guineos 40. Padura Fuentes,
descendían cayucas y balsas piloteadas por hombres que cantaban en voz baja para Leonardo. Ob. cit.,
p.61
serenar las intranquilas aguas del río más caudaloso de Cuba. Había sueños y espe-
ranzas sostenidos por los billetes que circulaban de bolsillo en bolsillo, de banco en 41. Padura Fuentes,
40 Leonardo. Ob. cit.,
banco. Baracoa era rica.» p.63

No duró mucho. La plaga de pintadilla y sigatoca desbastó las plantaciones, robán-


dole el verde intenso a las hojas del plátano. Era la ruina.
manifestación de bananeros, reclamando ayuda del gobierno de carlos prío socarrás

«levantaban la cabeza para ver el


hidroavión que desvirgaba el cielo
de aquel remoto paraje»

«Y Baracoa empezó a despoblarse. El bullicio se acabó, las alegres prostitutas regresa-


ron a la capital, el teatro se oscureció y los campos se llenaron de una maleza impene-
trable. El ferrocarril se detuvo para siempre y se marchitó en el más cruel olvido. El
dinero se convirtió en un fantasma intangible. La miseria regresó, terminó ensueño:
hay que despertar.» 41

105
En los años 40 el decaimiento económico de Baracoa fue tal que un sobrenombre la
hizo famosa en Cuba: «La Cenicienta de Oriente». Pero la cultura popular de los
desposeídos no decayó; los artesanos tejían sus sueños y sus cestas; las tripas de
jutías sustituyeron las cuerdas de los tres y de las guitarras; las leyendas de las co-
munidades se transmitían de boca en boca; el cangrejo con leche de coco continuaba
degustándose y el tetí era esperado en la luna menguante, para llenar el ansia de los
alimentos que faltaban en la mayoría de las casas.

La tradición oral vivía; las décimas rememoraban los tiempos de los mambises, ha-
blaban de la angustia, del hambre, de las muertes infantiles y del desosiego del
recorrido de la vía mulata.
hombre; en sus rimas no faltaban las palabras injusticia, tristeza, desesperación.

Los pobladores mantuvieron siempre la


cabeza erguida y su sentimiento patrió-
tico puro; pusieron en la cima la digni-
dad heredada de nuestros antecesores,

construcción de la vía mulata

luchando por reivindicacio-


nes sociales, la construcción
de la vía «Mulata» y oponién-
dose a los
manifestación de los baracoanos pidiendo la construcción de la vía
dictadores
y gobernantes corruptos. Cientos de coterráneos se unieron a las
huestes del Ejército Rebelde, en el Segundo Frente de Liberación
Nacional. Baracoa fue libre, por primera vez en su historia, el 27
de Diciembre de 1958.
107
vía mulata
víaducto la farola
Después del triunfo revolucionario,
el territorio ha obtenido los avances
socio-económicos que soñó por más
de cuatrocientos años. Se construyó
el Viaducto La Farola, que lo enlazó
por carretera con el resto del país; se
han edificado escuelas, hospitales,
víaducto la farola
viviendas y resuelto las necesidades
de agua potable y electricidad para la población. El municipio posee 127 escue-
las primarias, 10 secundarias básicas, tres politécnicos, tres preuniversitarios en
el campo, una filial de Ciencias Médicas y dos centros universitarios en los que
se estudian varias carreras; contamos con un hospital docente, cuatro policlí-
nicos y 68 consultorios médicos que atienden a
toda la población del territorio.

109
río duaba

El sistema energético nacional se


extiende por toda la región. En las
zonas más intrincadas hay 18 mini-
hidroeléctricas. Tres acueductos
abastecen a la población de agua
potable, proveniente de los crista-
linos ríos por donde aún hoy tran-
sitan cayucas y balsas.

desembocadura del río toa


111
desembocadura del río yumurí. balsas navegando por el río toa.
río caridad de los indios

amanecer en el río miel

paseando en balsa
armando una balsa
en cayuca por el río toa

113
atarrazanas en el río miel
115
río sagua
secando el cacao

fermentacion

Las principales industrias


desarrolladas en este perío-

extrayendo las semillas de la mazorca


do son: la fábrica de chocolate, concebida e inaugurada
por el comandante Ernesto Guevara el primero de abril
de 1963, las fábrica de helado y yogurt, las plantas de
materiales de la construcción, de madera aserrada y de
conserva de frutas. Funcionan además, centros de inves-
tigación forestal, del café y del cacao, y de agrometeoro-
logía.42
cargando cacao en mula

Baracoa es llamada la Capital Forestal, la del cacao y la del coco. El


patrimonio de sus bosques asciende a más de 55 mil hectáreas, con
millones de árboles sembrados durante estos años como parte de la
política de reforestación de la mayor reserva del
país.
42. Datos de la
Su cacao produce un chocolate Oficina Municipal
de Estadística de
Baracoa.
especial con excelente sabor
y aroma, y aporta el 70
por ciento de la pro-
ducción nacional.
abriendo la mazorca

la escogida

117
Sus plantaciones de coco, árbol conocido por sus
cien usos, representan el 85 por ciento de las que
existen en la Isla. Esta muy vinculado con las
comidas locales, la artesanía, las construcciones
vernáculas y las festividades laico religiosas.
los ricos
cucuruchos de
coco.

abriendo el coco con la «coa»


para extraer la masa.

subiendo al cocotero

119
El café no falta en ninguna de las casas y, desde su introducción
por los franceses, se degusta a cualquier hora del día. En todas
las fincas y cooperativas separando los granos en la gaveta de secado.

hay sembradas distintas


variedades, constituyen-
do una parte considerable
de la agricultura local.

recogiendo café

arria de mulas con carga de café recién recogido


colando el café en la típica tetera de tela.
escogiendo los mejores granos secos

121
123
cafetal
capítulo 5

Arquitectura

125
La herencia aborigen aportó un elemento básico
para nuestra arquitectura: el bohío, que aun
existe en muchas de las comunidades rurales
de Cuba.

El endemismo de nuestra floresta contiene el 50% de las maderas que posee Cuba
y la mayor diversidad botánica. Estas condiciones naturales han coadyuvado a la
sostenibilidad constructiva de esta vivienda.

En la construcción de sus paredes se emplean las maderas de la palma real (Roystonea


regia), cedro (Cedrela mexicana), majagua (Hibercus elatus), caoba (Swutenia mahagoni),
entre otras.

«En el campo, la mayoría de las El techo generalmente de dos aguas se cobija con el yarey, el gua-
casas son de madera y guano, no, el yuraguano o la palma cana (Sabal paruiflora Becc) la palma
porque hay posibilidad de estos justa o boba (Geonoma intermedia gris, Wendl) y la palma de manaca.
materiales, que nos brinda la Cuando se usan las pencas del cocotero (Cocos nucífera) tienen que
naturaleza y porque de nuestros
estar secas.
bisabuelos hemos aprendido
a construir, un bohío, una
barbacoa, un vara en tierra, un 1. Clemente Moreira
caney y un bajareque.» 1 Rodríguez.
Descendiente de
indio de Las Minas.
Entrevista

127
Si el bohío se construye en una loma, el frente del mismo se sitúa
al este u oeste y se hace de norte a sur; pero si la edificación es en
un terreno llano, se pone mirando al camino real, carretera o terraplén.

En su estructura observamos dos o tres cuartos a la izquierda, con una


sala y el comedor; al fondo se construye la cocina independiente, así como
el excusado, servicio o letrina, situado de acuerdo al terreno y alejado a uno diez
metros del bohío.
129
caney social

Alejandro Matos
Samón, de 92 años,
descendiente de padres indios,
contó que su papá le pedía per-
miso a la palma antes de cortarla
cuando iba a construir el bohío y que fue costumbre
por muchos años bendecirlo cuando se terminaba.
Se buscaba un padrino y una ma-
drina, que debían ser personas
mayores y respetadas y era una
condición indispensable el saber
rezar. Los padrinos le rociaban
agua y decían al unísono ora-
ciones. Generalmente se hacía la
bendición los sábados y se invita-
ban a los familiares y amigos.
131
bohío con panel solar
133
atarrazanas
Cuando entran por la estrecha boca de la bahía las embarcaciones de Diego Veláz-
quez se establece el asentamiento original: la Plaza, en la que se encontraba el Cabil-
do, la Iglesia y la casa del Adelantado. Estas construcciones eran de madera, guano
y embarrado.2

Después que Baracoa dejó de ser capital en el 1515, fue olvidada duran-
te dos siglos por las autoridades españolas y asediada constantemente
por los filibusteros, corsarios y piratas que pululaban por las aguas del
Caribe. El puerto fue base del comercio de rescate en el siglo xvii. Lue-
go, «todos los navíos de España, el Caribe y las colonias norteñas cuyos
puertos miran al este, entraban allí a buscar prácticos para atravesar el
Canal de Bahamas y el Paso de los Vientos, en una y otra dirección».3
muro y garita del
Entre el 1739 y 1742 se construyó un sistema defensivo en Baracoa, como castillo seboruco

respuesta a la inseguridad originada por el contrabando, las contiendas y las rivali-


dades entre España e Ingla-
terra. El Capitán General de 2. Oliveros Cuza,
Caridad y Dixiana
la Isla, Juan Francisco Gue- Noa Laffita:
«Análisis histórico
mes de Horcasitas, ordenó de Baracoa».
Trabajo de
Diploma. Facultad
al Gobernador de Santiago de Construcciones.
Instituto Superior
de Cuba, Francisco Antonio Politécnico Julio
Antonio Mella.
Cagigal, hacer un minucio- Santiago de Cuba,
l985.
so estudio topográfico de la
3. García González,
ciudad para proteger a la Yvette: «Génesis
y languidez de la
villa. Este trabajo le fue en- primera villa». En
revista Del Caribe,
comendado a Pedro Ovie- No. 28, 1998,
Santiago de Cuba,
do, Capitán y Comandante p.89

de Armas de Baracoa, quien 4. Blanes Martínez,


Tamara: “Baracoa.
levantó cuatro fortificacio- Desarrrollo de
sus fortalezas”, en
nes: Majana, Fuerte Mata- revista Santiago.
No 63, p.62
chín, Castillo Seboruco o de
garita del fuerte la punta torre del cementerio
Santa Bárbara y La Punta,
que fueron las primeras edificaciones de mampuesto que tuvo la Ciudad, y que la
circundaron de este a oeste y de norte a sur.4

En febrero de 1757, el Obispo Morell de Santa Cruz permaneció varios días en la


Ciudad e hizo observaciones sobre la cantidad, tipo de viviendas y estructura del
vista de la ciudad de baracoa desde las ruinas del fuerte paraíso.

garita fortín de joa

mapa de baracoa donde se destacan los sitios principales. 1780

135
cañón que protegía la ciudad

ruinas de la torre caguasei

fuerte matachín
fuerte matachín

torreón de joa
entorno urbano: «Redúcese al presente á 158 casas todas de paxa con
mucho fondo en que tienen sus labranzas. Forman tres calles y diez
callejones». Al referirise a la Iglesia, escribe: «... está fabricada sobre
horcones con techo de texa, y paredes de tabla. Consta de una sola
nave; y su longitud incluso un Caidizo que sirve de Atrio á la puerta
principal y la Sacristía se compone de 25 varas; su latitud de Siete y
su altitud de tres.»5 Esto ilustra acerca de la pobreza del territorio, y de
que todavía se estaba construyendo a la usanza de nuestros ancestros
aborígenes con la consabida influencia hispánica. Si la comparamos con Trinidad, 5. Morell de Santa
Cruz, Pedro
otra de las primeras villas que existieron en Cuba, entre 1700 y 1725 ya existían ca- Agustín: La
visita eclesiástica.
Editorial de
sas de mampostería y tejas. Ciencias Sociales,
La Habana, p.120.
La llegada de una considerable población de franceses entre el 1791 y 1804, que sa-
lían de Haití debido al proceso revolucionario que allí se desarrollaba, produjo en
Baracoa una prosperidad en su vida económica. Ejemplo de esto es la decisión de

los vecinos de mejorar el estado ruinoso en que se encontraba la Iglesia: «Volviendo


al principal relato de la Iglesia sobre que me ocupaba, resulta, que en el último pe-
ríodo de esta Iglesia se levantó la Capilla del Rosario en el barrio denominado Ma-
tachín al S. de la Ciudad, sirviendo de Parroquia, cuando por los deterioros que el

137
tiempo había causado en aquella determinaron los fieles de común
acuerdo derribarlo en mil ochocientos cinco. Contribuyendo cada
vecino, con arreglo de sus posibilidades a levantar el nuevo templo,
que es el hoy existente; fue abierto para el culto en mil ochocientos
siete; es de horcones y mampostería; se compone fuera del Prebis-
terio de una nave principal y dos laterales; su arquitectura tanto en
lo interno como en lo externo en nada llama la atención.»6

Hubo un crecimiento discreto desde que


se habilitó el puerto para la exportación.
El asentamiento francés coadyuvó a un
mejoramiento de la villa. Desde entonces
Baracoa se caracterizó por una simbiosis
de influencias aborígenes, anglosajonas, francesas y espa-
ñolas que le dieron un sello en su arquitectura vernácula. 6. Noticias Históricas
de la Parroquia.
Asumió la tabla de palma y guano de ascendencia abori- Archivo
Eclesiástico de la
Iglesia Nuestra
gen; las buhardillas sobre cubierta, las tejas, las persianas, Señora de la
Asunción, ff.4-5
los pisos y las cubiertas de madera fueron aportados por
los galos. La tipología espacial de sala, saleta, dormitorios, patio, tejas criollas y altos
puntales fue de herencia hispánica. Lo anglosajón se observa
en el uso del machihembrado y en la buhardilla
sobre cubierta.
buhardilla sobre cubierta

139
141
En las cuatro primeras décadas del siglo xx se produjo un moderado florecimiento
que condujo a ciertas capas de la población a imitar los modelos neoclásicos, ecléc-
ticos y del art déco, produciendo un mejoramiento en las construcciones civiles, do-
mésticas, comerciales y religiosas. En las décadas del veinte y treinta se reedifican
las tiendas El Mundo, La Moderna, La República y El Ayuntamiento, y el cine teatro
Encanto. Muchas viviendas cambian sus fachadas con balaustradas de mampostería
y columnas dóricas, jónicas y corintias. Pero lo
vernáculo de la arquitectura de madera preva-
leció, y todos los elementos que conformaron
su especificidad urbana se mantuvieron.

balaustres de madera en portal

Entre las particularidades que se destacan en el


Centro Histórico urbano encontramos las bu-
hardillas que, como atalayas centenarias, ador-
nan sus techumbres rojizas; los tableros machihembrados o de cuarterones en puer-
tas y ventanas; las balaustradas torneadas en los portales, en los que los se hace vida
social y se refrescan de las altas temperaturas. Los corredores donde los transeúntes
se protegen de las lluvias constantes o de los calores del trópico.
corredores

mampara
balaustres de madera en portal

143
«ven t il a do r es»

Los vientos alisios del norte constantemente bañan el lugar y refrescan el estadio de
calor. Es por eso el uso de los llamados «ventiladores», comunes en nuestras vivien-
das: los hay de cruceta, calados, horizontales, verticales, de distintas dimensiones.

Otros de los valores urbanísticos es el trazado de sus calles. Marchan paralelas las
principales, Maceo y Martí, y las acompañan en la trama urbana 12 transversales
irregulares. Este recorrido peculiar le da una fisonomía distintiva. Desde la centuria
del xix, La Plaza de la Victoria �(hoy llamado el Parque de Victoria) y la Plaza de Ar-
mas �(actualmente Parque de la Iglesia)� se configuraron en forma de triángulo. En
la década del treinta, cuando se edificó el Par-
que Maceo y después, en el cuarenta, el Parque
Martí, adquirieron esta misma anomalía.

«Si quisiéramos caracterizar la arquitectura de Ba-


racoa bien pudiéramos ubicarnos, sin absolutizar,
en una de sus triangulares plazas, La Plaza de la
Victoria, delimitada por la bifurcación de la calle
Martí y transversal a estas, la calle Roberto Reyes.
7. Quintero, Fabián:
Esta plaza, al igual que otras zonas del Centro His- «La arquitectura
de la Ciudad de
tórico de la Ciudad de Baracoa, revierte una gran Baracoa, heredada
de los períodos
importancia dentro del contexto donde se encuen- coloniales y
tra, y se debe a la preexistencia de inmuebles que, a neocolonial».
Artículo inédito.
pesar de no poseer en su mayoría un elevado valor
arquitectónico, si definen e instauran un orden perceptual, teniendo marcados valores
ambientales que son determinados por la superposición cronológica de estos edificios
y hacen que este espacio urbano albergue en su conjunto un repertorio arquitectóni-
co que pudiera catalogarse como una « danza
de estilos». Es aquí donde mejor se demarca
el resultado evolutivo de las etapas de nuestra
arquitectura y del legado heredado de genera-
ciones anteriores.»7

Otra curiosidad son los desniveles que se mani-


fiestan en las arterias de la ciudad salvados por
los llamados pretorios.

145
hotel castillo

El Centro Histórico de Baracoa no tiene la grandilocuencia del de Trinidad, ni la


opulenta arquitectura habanera, ni la mediopilastra camagüeyana. No posee torna-
puntas, ni arcos mixtilíneos, ni trilobulados, ni tejaroz, ni sardinel, ni guardacantón,
ni portafaroles, ni guardavecinos. Sólo posee códigos arquitectónicos peculiares,
adaptados a la evolución de su historia, a las características climatológicas y al con-
texto geográfico.

«Baracoa ha sido paradójicamente la primera población y capital de Cuba y posterior-


mente la última en jerarquía. La posición aislada y las peculiaridades del clima y relie-
ve de la región condicionaron desde sus inicios la trayectoria histórica de su cabecera,
pero también fueron determinantes los factores de orden social, como las limitaciones
comerciales y la falta de protección de los gobiernos colonial y neocolonial.»8 8. Venegas Fornias,
Carlos: «Baracoa:
Caracterización
En el presente la arquitectura contemporánea y, específicamente la de piezas prefa- como centro histórico
urbano», en revista
bricadas, se suman como un nuevo y necesario aporte a las necesidades masivas de El Yunque, Año I-II,
No.2 y 3 Especial,
(Julio-Dic.,1980, Enero-
la población. Dic.,1981
147
capítulo 6

Cultura
149
El aislamiento
geográfico de Baracoa, implica un proyecto de convivencia que ha obligado a
los baracoanos a encerrarse en si mismos; donde el sentimiento patrio, la herencia
aborigen, la cordialidad, la hospitalidad, la cortesía y la lealtad a sus raíces han ido
dejando una huella llena de múltiples bases de identificación.

151
153
Personajes reales sublima-
dos por el tiempo, leyen-
das y tradiciones que siguen
corriendo de boca en boca,
canto y baile que ya no oímos ni bailamos, costumbres ligadas
al entorno, artistas que ahora buscan y recrean con una vitalidad
propia.

Rica amalgama entre pasado y presente, como parte de una co-


munidad única que da sentido a su vida cotidiana y es factor
afirmativo de su identidad.

155
157
6.1
las primeras bodas

En nuestra primitiva iglesia de embarrado y guano se


produjeron los enlaces de Diego Velázquez con María Cuellar, hija del contador
Cristóbal Cuellar, enviado por el rey Fernándo el Católico como su tesorero en la
isla de Cuba, y de Hernán Cortés con Catalina Juárez.

Se han dado varias versiones acerca de estas nupcias españolas


1. Teatro Histórico,
acaecidas en la primera villa. Fue Fray Bartolomé de las Casas Jurídico y Político
Militar de la
quien unió al Adelantado y a Doña María. De este matrimonio Isla Fernandina
de Cuba y
escribió el historiador Ignacio J. de Urrutia: principalmente de
su capital
La Habana.
«Comenzaron los preparativos de la boda, y anticipándola el deseo, Imprenta y Librería
se celebró un Domingo con todo el aparato y magnificencia que deja de Andrés Pego,
La Habana, 1876,
conceptuarse entre iguales personas. Siguiéronse los placeres que á p.152

los primeros pasos se convirtieron en pésames, porque acometiendo


2. Yero Martínez,
á la novia un inopinado y violento accidente, la desnudó al séptimo Pelayo: Baracoa:
día de las galas nupciales que había vestido en el tálamo, para cubrir- Cuna de historia
y tradición.
la de la mortaja con que fue conducida al túmulo. Flor, iris ó vapor, Imprenta La Nueva
Democracia,
que cuanta más hermosura gasta en la mañana, tanto más anuncia Baracoa, 1945,
p.54
su inmediato ocaso y cuya vida en sueño, trajo a Velázquez muchos
días de melancolía y una pena verdaderamente despierta.» 1
3. Morell de Santa
Cruz, Pedro
Otro investigador comenta que Doña María se casó por la per- Agustín: Historia
de la Isla y Catedral
de Cuba. Biblioteca
tinaz insistencia del padre. Su gran y verdadero amor era Juan de Clásicos
Cubanos. Primeros
de Grijalva, joven capitán de las huestes del Adelantado.2 So- Historiadores.
Siglo xvii. Imagen
bre esto escribe el Obispo Morell de Santa Cruz: Contemporánea,
diego velázquez La Habana, 2005,
«Cristóbal de Cuellar era un hidalgo buen servidor del Rey, y cela- pp.246-247

dor de sus intereses en tal grado que solía decir con gran frescura que por su servicio dará
dos otres tumbos en el infierno. Fue Da. María, dama de Da. María de Toledo, Virreina de
Santo Domingo. Por su nobleza y virtud mereció su estimación y la de todos y para
colmar su mérito celebro esponsales con Velázquez.»3

El compromiso ocurrió un domingo y transcurridos siete días ella falleció. No se ha


precisado la fecha.
Del matrimonio de Hernán Cortés con Catalina Juárez ha habido diferentes informa-
ciones. En los buenos momentos de relaciones entre él y el Adelantado que siempre
no fueron las mejores, Cortés empezó a cortejar a esta dama, con quien empezó a
tener relaciones amorosas. Esto contrarió la voluntad de Don Diego, pero el con-
quistador de Méjico siguió con sus amoríos con ella hasta que se casó, pese
a las dificultades y contrariedades que se le presentaron.4

Ignacio J. de Urrutia, quien escribió de esta historia, nos relata: «Creció


hernán cortés

Cupido al abrigo de las gracias y comunicación de la Juárez y ajustándose


a las convenciones la recibió en dulce himeneo, conforme al rito de nuestra
Santa Madre Iglesia. Tuvo en consecuencia un hijo y aunque se duda si fue
del matrimonio ó natural, le califican de legítimo, y habiendo ya decaído el
enojo de Velázquez alcanzó Cortés que se lo sacase de pila. Con tal enlace
espiritual y los comedimientos respetuosos de éste, volvió a reconciliarse el antiguo
afecto, ardiendo tan vivo como en carbón hecho al mismo fuego».5

Dícese de Catalina que era dama andaluza, gentil y bondadosa, de estatura media-
na, envuelta en carnes, con graciosas proporciones. Era una morena con mezcla
atrayente de árabe y de íbera. En la negrura de sus ojos, parecían embrujar las ca- 4. De las Cuevas,
Ernesto:
ricias ardientes del gitanismo, mientras la canela rosada en sus mejillas, revelaban Narraciones
históricas de
el pudor de la Virgen. Acaso aquella mezcla, emotiva y turbadora, rindió a Hernán Baracoa. Imprenta
La Crónica.
Baracoa. 1919. t.I,
Cortés, el bravo mozo extremeño.6 pp.27-28

No hay documentos que atestigüen el día y el año de estas nupcias. 5. De Urrutia y


Montoya, Dr. D.
Ignacio José:
Ob. cit., p.150

6. Yero Martínez,
Pelayo: Ob. cit.,
pp.54-55

159
6.2
la leyenda del río miel
7. El Capitán General
de la Isla en 1808
determinó que
los galos tenían
que salir de Cuba,
pues Napoleón
Bonaparte con
sus tropas había
invadido España.

Amanece en Baracoa, corre el año de 1808,


el ruido de la sirena de un barco rompe el somnoliento silencio de la ciudad
y el monte. El insistente llamado le avisa a todos los residentes franceses
que deben abordar para irse lejos del paradisíaco refugio.7

Pero habrá alguien que no acudirá al llamado, alguien que se ha queda-


do para siempre en la villa primada, alguien que prefirió el llamado del
corazón.

Daniela, la francesita, la de los ojos azules y el pelo color oro, atormentada


con la noticia de la inminente partida decide huir. No le importó que las
costumbres de la época la condenaran, no le importó la separación de su
familia, no le importó sus escasos quince años; solo pensaba en él, en sus
sueños de vivir al lado del ser amado, al lado de Alejandro, joven de ape-
nas diecisiete años que llevaba en su sangre la herencia india.

La noche sería testigo y guardián de la huida. Los ligeros pies de los aman-
tes apenas si pisaban los senderos que la misma naturaleza había abierto
entre helechos gigantes y blancas mariposas. De pronto ante ellos y como
protegido por el lomerío aparece el río Miel, río que sería de ahí en adelante
el lecho que arropara el decidido y a la vez tierno amor de los adolescentes.
Embriagados por la pasión se sumergen en sus cristalinas aguas sin saber
que estaban sellando así su destino.

La entrega total y el dulce ensueño que les trajo la felicidad consumada, los
aisló de este mundo. En el amanecer, el estridente llamado de la sirena los
vuelve a la realidad. ¿Qué hacer? Han burlado la custodia, han roto cáno-
nes y han defendido su amor. De pronto atónitos escuchan la ancestral voz
del río Miel:

«Desde hoy el que se bañe en mis aguas se queda o volverá a Baracoa.»


161
6.3.1
los personajes de baracoa
El Dr. Enrique Faber
8. De las Cuevas,
Ernesto.
«El Dr. Enrique
Faber». Capítulo

Esta historia es real, aunque matizada por la imaginería popular


XV en Narraciones
Históricas de
Baracoa. Imprenta
la Crónica, Baracoa.
que la ha ido trasmitiendo oralmente hasta estos tiempos, y por la investigación de 1919, t.II, pp.71-85.

historiadores, periodistas y escritores.8 Vázquez, Andrés


Clemente:
Enriqueta Faber.
En el año 1819 llegó a Baracoa un individuo de porte y modales distinguidos. Vesti- Ensayo de novela
histórica. Imprenta
do con elegancia, se presentó al Alcalde Municipal y le entregó algunos documen- y Papelería
La Universal,
tos que acreditaban el lugar de su nacimiento: Francia, la posesión del título de La Habana, 1984,
p.255
Doctor en Medicina, por la Universidad de París, su representación en Baracoa de
Sanguily Garrite,
Fiscal del Protomedicato de Madrid y su autorización para ejercer la profesión en Manuel: La vida
de una mujer
el territorio de esta Isla. También se hacía constar que había prestado muy buenos escandalosa.
En Obras.
servicios, en campaña, en los ejércitos de Napoleón. La Habana,
1925-1941,
t.7, pp.306-307
A los pocos días de su llegada a esta ciudad adquirió una numerosa clientela y enta-
Roig de
bló muchas relaciones de amistad; ofreciéndole especial distinción a una estimada Leuchsenring,
Emilio: «La
damisela, la señorita Juana de León, a la que le declaró el profundo amor que por primera mujer
médico en Cuba».
ella sentía y su firme resolución de contraer matrimonio en el más breve tiempo En Médicos y
medicina en Cuba.
posible. Editorial Academia
de Ciencias de
Cuba, 1965,
El día 11 de agosto de 1819 se juraron amor ante el altar principal de la Iglesia Parro- pp.34-49

quial Nuestra Señora de la Asunción. Ese día, la comunidad de emigrantes france- Castro Lores, José
Ignacio: Baracoa.
ses y los coterráneos de Juana de León, sintieron júbilo y alegría. Sus nupcias fueron Apuntes para su
historia. Editorial
publicadas en los periódicos de la localidad y de Santiago de Cuba. Arte y Literatura,
La Habana,
1977, p.59
Pero esta relación de la pareja se frustró cuando la esclava doméstica de confianza
Montoto Mayor,
de Juana, al entrar en el cuarto donde se estaba bañando el Dr. Faber, descubrió con Oscar:
La increíble historia
grandísima sorpresa que éste era una mujer. del Dr. Faber.
Editorial El Mar
y la Montaña,
El Dr. Faber, al verse descubierto trató de sobornarla con una cantidad de dinero Guantánamo, 2005.

para que no contara a nadie lo que había visto, sin embargo ésta no pudo resistir Yero Martínez,
Gabriel Pelayo:
la tentación de darle cuenta del hecho a una tía suya; quién resultó ser no muy re- Enriqueta Faber:
médico y mujer. Casa
servada y comunicó, sin pérdida de tiempo, a más de dos personas la impactante Editora
La Semana,
noticia que escandalizó a franceses, españoles, indios y criollos de la ciudad. Baracoa, s/a.
Uno de sus tíos, furioso, se dirigió inmediatamente a la casa de su sobrina Juana y le
dijo que tenía el pleno conocimiento de que el Dr. Faber pertenecía al sexo femenino
y había cometido el delito de ocultar su identidad, además de falsear los papeles
oficiales que él había presentado, por lo que iba a denunciar el hecho a los tribuna-
les de justicia, no solamente para que castigaran el grado de delito cometido, sino
para alcanzar la anulación del matrimonio, encontrándose entonces ella
en libertad de acción para separarse del marido, unirse a sus padres
y contraer nuevo matrimonio. Juana, en medio del mayor sufrimiento,
anegada en llanto, le rogó a su tío que no hiciera nada en contra de su esposo,
quién siempre se había mostrado cariñoso y
amable con ella.

Conociendo el Dr. Faber que el tío de Juana


había recurrido al juzgado de Primera Instan-
cia determinó embarcarse para Santiago de
Cuba y estar a la expectativa de lo que resul-
tara de esa situación.

Luego que fue procesado y con obligación a


presentarse a declarar ante el juez de prime-
ra instancia de este Partido, se dirigió a la
capital de la Isla y pidió una entrevista pri-
vada con el Obispo de la Habana, el Ilustrí-
simo Sr. Juan Díaz de Espada, a quién puso
en conocimiento de todos sus actos. Su Ex-
celencia, muy compadecido, le aseguró que
haría por el todo lo que a su alcance pudiera.

El Dr. Faber regresó a Santiago de Cuba donde se presentó ante las auto-
ridades de justicia y declaró que pertenecía al sexo femenino, por lo que el tribunal
aceptó la confesión hecha, y la sancionaron a 10 años de reclusión en la Casa de
Recogidas de Mujeres de La Habana.

El Obispo, al enterarse de la mencionada condena, se entrevistó con el Capitán Ge-


neral de la Isla para interesarse por el bien de Enriqueta Faber y obtuvo el indulto,
con la condición de que abandonara el territorio de la Isla de Cuba. Ella se marchó
pocos días después para la Florida.

163
Por informaciones que se tuvieron posteriormente, se supo que se había casado
con un médico distinguido de Francia que murió en campaña, prestando su ser-
vicio en los ejércitos de Napoleón. El nombre y apellidos de Enriqueta de Faber
eran otros, pero ella los había adoptado para usar su título de Doctor en Medicina,
pudiendo de ese modo ocultar su estado civil y ejercer la profesión de médico
lejos de Francia.

Ocho años después en la Ciudad Primada, Juana de León vuelve a contraer matri-
monio con un joven de la localidad, a quien deja viudo. Este vuelve a casarse que-
dando viudo nuevamente. Todo lo que consta en su acta de defunción.

«En treinta y uno de


Agosto del año del Se-
ñor de mil ochocientos
cincuenta y siete. Yo el
infrascrito Cura Rector
por SM de la Parroquial
de Baracoa, hice entie-
rro de Cruz Alta, copa
de coro, vigilia, misa,
tres acompañados y dos
al Cementerio a D. Mi-
guel Chicoy adulto de
cincuenta y siete años,
natural de Francia, viu-
do en primeras nupcias
de Da. Juana de León y
en segunda de Dolores
González, ambas natu-
rales de esta ciudad, de
acta de defunción de d. miguel chicoy, viudo de juana de león.
ejercicio hacendado. Fa-
lleció el día anterior de calentura perlática. No recibió los Santos Sacramentos por lo
repentino del caso. No testó. Su cadáver se remitió al Cementerio General, donde se le
dio sepultura Ecca. Y para que así conste, lo firmo en dicho día, mes y año.»9 9. Archivo
Eclesiástico de la
Iglesia Parroquial
En la Florida, el Dr. Enrique Faber continuó de médico con gran éxito, usando el traje Nuestra Señora de
la Asunción. Libro
de hombre nuevamente. No. 3. Defunción
de Blancos. Folio.
129 v, no.1857.
Y con el transcurso de los años Enrique o Enriqueta de Faber decidió ingresar en un
monasterio de monjas, en México, con el nombre de Sor Magdalena. Allí permane-
ció hasta su muerte.
6.3.2
los personajes de baracoa
El Pelú
10. Oralina Morales
Lovaina.
Entrevista.

A este personaje se le asocia


siempre con los malestares y vicisitudes que golpearon a
nuestros coterráneos por aquellas épocas, y de los vatici-
nios maléficos que él presagió para la región de Baracoa
a finales de la década del noventa del siglo XIX, que han
pasado de boca en boca hasta hoy.

Oralina Morales, una nonagenaria de la localidad, nos


informa que su abuela le contaba que «ellos vivían en
los últimos años de la centuria del XIX en la finca Gua-
nabanao, llamada Las Mercedes. En esa estancia, una
tardecita estaba conversando con su abuelo, en la coci-
na, esperando que terminara la comida y de repente se
le apareció «el Misterioso», como se le conocía en aquel
entonces. «El Pelú» se le empezó a llamar hace unos cin-
cuenta años. Tenía una barba de pelo rizo sin peinar; lle-
vaba los pantalones remangados; era de piernas gordas
y andaba descalzo. Su abuelo lo recibió, lo invitó a co-
mer y a quedarse a dormir, lo que él le respondió que
no dormía en cama, ni aceptaba la invitación. Les dio las
gracias por ese gesto; lo único que le interesó fue pasar
a ver un altarito que mostraban en uno de los cuartos,
donde había una imagen de la Virgen de la Caridad. Su
abuelo le obsequió un tabaco y se fue inmediatamente.
Después abuelo nos dijo, que en la comarca se conocía
como hombre pacífico, que cuando llegó a Sabana se rieron de él por su estrafalaria
manera de vestir, por las cosas que hablaba y hacía. Era una cosa extraña. Allí le
tiraron piedras y le predijo al pueblo que pronto sería quemado. Empezó la guerra
y Sabana fue incendiada».10

165
El moderado florecimiento en los pri-
meros cuarenta años del siglo xx, hizo
caer esta leyenda en el olvido. No fue
así para la gran mayoría desposeída 11. Fermín Rodríguez.
Entrevista.
de los servicios sociales. En los perió-
dicos y revistas de esta época no hay
mención a este personaje, aunque
nunca fue preterido en la memoria
colectiva.

«El Misterioso» deambuló por Cha-


farina, Los Llanos, La Asunción, El
Diamante, Cantillo, Los Gallegos
de Jauco, Río Seco, Guajimero, Ca-
simba Arriba, Casimba Abajo, Jauco
y otros poblados del municipio de
Maisí. Se trasladaba a pie de un sitio
a otro. Muchos pensaban que era un
loco, aunque no fue agresivo. Era un
hombre muy tranquilo y no ofendía
a nadie. Hubo personas que le tenían
miedo, otras le ofrecían comida y le
el pelú
brindaban café. Si había un altar de
cruz o un montecalvario, o un velorio, él se ponía por los alrededores y rezaba.
Nunca lo molestaban. Fue en Sabana donde se metieron con él, entonces maldijo
a sus pobladores. Unos dicen que les pronosticó que iba a ser quemado el pueblo.
Otros, que no tendrían agua y que Baracoa padecería de mucha hambre.11

«El Misterioso» se llamaba Vicente Rodríguez. Era natural de Posa, provincia de la


Coruña, donde nació en 1857. Vino como la mayoría de los españoles... y boina.
Logró hacer capital en Santiago de Cuba como comerciante y persona de no escasa
inteligencia. Por un accidente de la vida de revelación, donde juega un papel impor-
tante la palingenesia, se convierte en misionero; da todas sus pertenencias a los po-
bres (que bendijeron su determinación); se convierte a evangelizar a tantos malan-
drines y granujas, que hacen mangas y capirotes y a los que no les cae el peso de la
justicia. Vino a Baracoa sobre 1893, fecha en que fue tratado con más delicadeza. Su
error estuvo en volver en 1896, cuando le cortan el pelo en Sabana, le maltratan, le
apedrean. De ahí nace la mal-
dición del Pelú: «Sabana no
tendrá agua y Baracoa se mo-
rirá de inanición» y ¿acaso no
lo estamos comprobando?»12

Víctor Manuel Court hace una


interesante pu-
blicación, en la
que manifiesta
r. cala. «recordarndo al pelú»

que debía termi-


narse «la maldi-
ta maldición del
Pelú» porque:
«Baracoa, la tierra bendita y hospitalaria, sigue viviendo su gran
tragedia de abandono, dolor, miseria, emigración y muerte. Con
el transcurso de los años, se confirma una vez más la histórica y
fatal maldición, de aquel misionero que llamaban El Pelú, que en el año 1897 12. Yero Martínez,
Pelayo: «El Pelú.
andaba por nuestras calles, y un grupo de muchachos le chiflaban y tiraban Entre Col y Col
¡Cemento!», en
piedras, una de ellas le dio en la cabeza y cuando manaba abundante sangre La Semana,
Año XXX, 6 de
sólo dijo: «la maldición que le echo a este pueblo, es que tenga grandes ini- agosto de 1952,
pp.1-4
ciativas y ningunas llegue a la realidad», pues parece confirmarse en nuestro
13. Court, Víctor
pueblo, que ha habido grandes iniciativas y ninguna han llegado a realizar- Manuel: «Hay
que terminar en
se…» 13 el Centenario
de Martí con la
maldita maldición
Han pasado más de cien años desde su aparición en esta región y aunque «El Miste- del Pelú». En
Boletín no.9.
Organismos
rioso» o «El Pelú» ha quedado en la memoria popular, su vaticinio es una verdadera Oficiales y
Patronales del
antítesis de nuestra realidad. Sindicato General
de Obreros
Marítimos y
Similares.
Imprenta
La Nueva
Democracia.
Baracoa 1953.
Museo Matachín.
Sección
Documentos.

167
6.3.3
los personajes de baracoa
Cayamba

OscarMorenoGonzález (Cayamba) nace un 6 de


septiembre de 1924. Fué uno de esos personajes que emanaba espiritualidad; él so-
lía conversar cantando, era una de sus magias. Cada palabra suya iba impregnada
de la filosofía de lo cotidiano.

«Quien me tiene mala voluntad, sin lugar a dudas confunde la envidia»

Fue golpeado por vida, pero tuvo la capacidad


de sobreponerse. Se sonreía y echaba del cora-
zón uno de los tantos refranes, pensamientos y
dicharachos que los años intensamente vividos
le enseñaron.

«Mentirosos y embusteros son iguales que el reloj


que nos mintió por primera vez, a veces nos pue-
de decir la verdad, pero siempre nos quedará la
duda»

Y como se dice: fue amigo de sus amigos.

«La verdadera amistad es tesoro fabuloso, preciosa


fortuna de valor incalculable que para no perderlos
celosamente debemos cuidar si somos amigos»

Su entrañable amor por su madre era también


reflejo de su carismática personalidad.

«Jamás conocerá el verdadero amor


quien no haya aprendido el abecedario del querer
a su madre.
A mi si quieres, tírame piedras.
A mi madre, dale un pedazo de pan
o una pucha de flores»

Parte de estas reflexiones las tenía escritas en sus guitarras, una de ellas regalo del
músico cubano Leo Brouwer.

«Lo del estuche es una necesidad, lo tengo escrito así para enseñar a las personas.
169
Son pensamientos que invento para que cada cual los aplique según sus conoci-
mientos.»14

Le deleitaban los niños.

«Los niños están muy adentro de mi corazón.»

Un aspecto de su proyección artística era la Cayambada. El la llamaba así y no le


importaba que asistiera una sola persona. Niños, jóvenes, ancianos, trabajadores,
amas de casa, comunidades rurales, destacadas personalidades y agrupaciones mu-
sicales conocieron aquella inolvidable experiencia.
14. P�����, L�������
De él declaró Pablo Milanés: � A���� T����:
«El cantante de la
voz más fea del
«Nosotros no sospechábamos que en Cuba existía un señor que le dicen Cayamba en mundo». Periódico
Juventud Rebelde,
Baracoa que es un genio de la trova tradicional. Nos dejó totalmente impresionados
17de junio de 1984,
porque en su música hace una mezcla de jazz, blues, feeling, bolero y trova tradicional p.1

que no se da en ningún trovador cubano.»15


15. Purón, Víctor
Hugo: «La
CAYAMBA Y de sus características personales, nos da su impresión la bolerista baracoana Ylea- voluntad juvenil
y Cayamba»
Trovador Oscar Montero,
na Milhet: Venceremos, 1989,
no.403.p.2
Para su pueblo «Cayamba» «Oscar Montero González, mulato, afable, cortés, de complexión física fuerte, agrada-
Quien lo mismo cantó zamba, ble, humano, con su sonrisa ancha; se identificaba porque siempre le acompañaba su 16. Milhet
Rodríguez,
Sones, Canción o Bolero sombrero alón, su collar excéntrico y su guitarra.»16 Ileana: «Trabajo de
curso. Estudio de
la colección Oscar
Su guitarra y su sombrero. Su sencillez lo llevó a autodenominarse «el cantante de la voz más fea del mundo». Montero González
Cayamba», Archivo
Su collar multicolor. Así lo repetía en cada una de sus actuaciones. Museo Matachín.
Carpeta No 20.
Su estilo de trovador 1993. p.2
Y siempre se sintió orgullo-
Con un timbre melodioso.
Y, lo que exhibió orgulloso:
so de ser como era y de vi-
Su caribeño color. vir en su Baracoa. Se le en-
sanchaba el corazón cuando
Recuerdo a aquel ¡Caballero!
Que le gustaba caramba, hablaba de su tierra con olor
Se le dijera ¡Cayamba! a lluvia todo el año, a la que
En lugar de Oscar Montero.
tanto amó con sus cucuru-
Era negro su sombrero chos, bacanes y tetíes.
Como el color de su piel.
Cayamba nos abandonó a
Era dulce como «El Miel»:
los 67 años y un día, en el pleno apogeo de su popularidad que había trascendido al
Su voz fuerte, como el Toa.
Orgullo de Baracoa ámbito nacional. Ese día sus guitarras y hechizante voz callaron para siempre.
Era el trovador aquel.

Oscar Romero Laffita


6.3.4
los personajes de baracoa
La Rusa
magdalena y alberto menasse

MagdalenaRovenskaya,
vino acompañada de su apuesto esposo ruso judío Alberto
Menasse, de quien tomó su apellido, llegando a Baracoa en
el año de 1930; cuando ésta era la capital del Oro Verde. En
esos momentos la Ciudad Primada exportaba entre dos y tres
millones de racimos de guineos (banano) por año hacia los
Estados Unidos como destino principal. 17

Nació en la Siberia por casualidad, cuando la madre fue a ver


a su padre que estaba destacado allí por el gobierno zarista;
vivía en la Avenida Nevski y estudió en el mejor colegio de
Petrogrado. Varias institutrices le enseñaron una vasta cultura
y hablaba seis idiomas. Salió casada con Albert de la
Rusia revolucionaria y viajaron por Java, Cons-
tantinopla y varios países de Europa. El canto
fue su profesión, educando su voz con los
mejores profesores de la época. Vivieron
en París cuatro años, desde el 1924 hasta
el 1928 y en su exilio, dio conciertos en
el Gran Teatro de la Opera de París, en
La Scala de Milano, Italia y en Las Pal-
mas de Gran Canaria, España. Mima era su nombre artístico,
por el que la conocían sus amigos, pero en Baracoa la siguen
llamando como la Rusa. 17. De las Cuevas
y Morrillo,
Ernesto: El guineo
Era dama de exquisito gusto, de detalles, de buenos modales, de banano. Imprenta
la Crónica, Baracoa,
estar siempre a la moda y de nunca reconocer su edad. Se estable- s.f

cieron aquí porque se habían enterado en la capital del auge económico


que tenía Baracoa, pero se encontraron con otra triste realidad: «una tacita rota
y tirada en un rincón», según le expresó al poeta y periodista Félix Contreras. En

171
los primeros tiempos de su llegada la acusa-
ron de espía y también la relacionaron con
la famosa prostituta francesa Rachel, pero
después se percataron que todos aquellos
comentarios eran solo fabulaciones.

Construyen el Hotel Miramar en 1952,


que la expresión popular siempre lo
hotel la rusa, décadas atrás
ha denominado el Hotel de la Rusa.18
Ella se había convertido en un personaje mítico que le daba a Baracoa un to- 18. Alejandro
Hartmann:
que distintivo y Baracoa se convirtió en parte de su corazón. Archivo. Proyecto
de construcción
en la calle José
Miguel Gómez
Su hotel lo entregó al Gobierno Revolucionario y no aceptó nada a cambio. Esq. General
Menocal, Baracoa,
Fue visitado por Fidel Castro, Celia Sánchez, el Dr. Antonio Núñez Jiménez de la propietaria
Magdalena
y por nuestro Poeta Nacional Nicolás Guillén. Raúl y el Che le hicieron una Menasse. Colegio
Provincial de
Arquitectos de
Oriente. Santiago
de Cuba, 7 de junio
el hotel la rusa en la actualidad de 1952.
invitación para que fuera a ver el progreso de Rusia y ella les
contestó: «Muchas gracias, les estoy muy agradecida, pero me
encuentro muy bien en mi patria chiquita que es Cuba y en mi
Baracoa aplatanada».

Todos conocieron su historia y su plena identificación con la Re-


volución. Su desinterés y su espontánea voluntad de entregar su
hotel, parte de su dinero y sus joyas a la nueva sociedad cubana.
Baracoa le cambió su manera de ver la vida, de aris-
tócrata rusa a mujer envuelta en el cariño, y forma de ser de la gente
de nuestro terruño que lo entrega todo a quienes aman a nuestra tierra,
aunque no sean de ella.

Tanto ella como Albert amaban la naturaleza y sentían una fuerte atrac-
ción por los paisajes de Baracoa, por sus ríos y playas y en las excursio-
nes que hacían. Mima tenía como hobby recoger caracoles, piedras que
guardaba celosamente.

En el cine-teatro Encanto había dos lunetas fijas para la familia Menas-


se. Las dos primeras de la quinta fila que nadie las ocupaba aunque
estuviese lleno el cine.

registro de huéspedes del hotel. en la primera línea se observa la firma del cmdte. fidel castro

173
Mima tenía un trago preferido, tomaba bebida seca: una línea de whis-
ky, otra de menta y le añadía hielo frappé. También degustaba de los
mejores vinos y las comidas exóticas.

Magdalena y Albert no tuvieron hijos pero adoptaron a un niño, hijo


de familia pobre campesina, quien durante 49 años compartió la vida
con Mima.

«Mima y Albert fueron mis verdaderos padres porque a partir de los nueve años me 19. René Frómeta
Jiménez. Entrevista.
dieron calor, comprensión, abrigo, cariño, cultura, educación. Me pusieron en el mejor
de los colegios y me enseñaron a ser organizado, cumplidor, amar a Cuba y Baracoa.
Jamás los podré olvidar.» 19

El 5 de septiembre de l978 fallece Magdalena Menasse y al día siguiente fue su entie-


rro. Las calles por donde pasó el cortejo fúnebre estaban llenas. La banda munici-
pal encabezaba el sepelio, después dos hileras con muchas coronas de los distintos
organismos e instituciones, las autoridades, los estudiantes, los obreros, o sea, el
pueblo dándole el último adiós.
sepelio de magdalena menasse, «la rusa», en 1978

Mima: La Rusa

Con su blonda cabellera


Y su vestimienta blanca,
Era una sonrisa blanca
Vestida de guayaberta.

Era Rusa:era extranjera,


Como un tinte de manzana.
Era flor de la mañana Alejo Carpentier la inmortalizó en su personaje Vera, cuando escribió su novela La
Un perfumado botón
Consagración de la Primavera, como embrujadora figura que de boca en boca ha
Que amó a la Revolución
Como una mujer cubana trascendido el tiempo y el espacio.

Oscar Romero
175
playa duaba
6.4.1
la música
El Nengón y Kiribá (Quiribá)

«Abuelo» yo decía, «Y Quiribá, ¿qué es Quiribá?»


Y mi abuelo decía: « ¿Quiribá? Eso nació de un indio»
«un quiribá», me decía,
«es el que daba cantos y la gente respondía.»20

20. Barreiro, José:


Panchito, cacique de
montaña. Ediciones
Catedral, Santiago
de Cuba, 2001,
p.93

El Nengón y Kiribá son manifestaciones danzario-musicales con características y si-


militudes, aunque generalmente están ligadas en cada festividad.

«Las fiestas –donde se bailaba y cantaba el Nengón y el Kiribá– se celebraban en la casa


de un vecino del lugar que deseaba festejar una determinada fecha o que simplemente
quería «fiestar». Se preparaba el patio de la casa, apisonando la tierra para que estuvie-
ra «bien lisa» y los bailadores pudieran hacer sus evoluciones sin dificultad.

Es bueno destacar que la fiesta duraba de tres a cinco días y los gastos eran colectivos,
o sea, cada participante pagaba una cuota que se fijaba anteriormente. Durante el de-
sarrollo de la misma, si alguien deseaba participar, debía pedir permiso al dueño de
la casa y ser aprobada su entrada por los hombres que se encontraban en ella. Como
señal de que su solicitud era aceptada, le era recogido el sombrero por el dueño de la
vivienda. Esto era una costumbre practicada por nuestros campesinos.

En estas fiestas se usaban los llamados «huevos perfumados» que consistía en abrir un
pequeño hueco al huevo por donde se le botaba su contenido y se le introducía perfu-
me o talco de olor, se tapaba el hoyo con cera y se le tiraban a los bailadores en medio
de sus evoluciones».21

Buenaventura Guilarte Baratute, vocalista y bongosero, recientemente compuso este


Nengón:

Pa’tí, Nengón

Cógelo pa’ti Nengón


No quiero parte ninguna
Yo me quedaré a l a luna
Como el gallo de Morón

Por la loma de Tavera


Comienza la tradición

Con gente de donde quiera


Se baila el rico Nengón
Aunque Tavera murió,
Pero me dejó un regalo
Y yo lo llevo guardado,
Dentro de mi corazón,
Que no dejare morir
El Kiribá y el Nengón

Baracoa ciudad primada,


Desde 1511, por eso toco
El Nengón para que el
Pueblo lo goce.

La fundación de las villas


Empezó por Baracoa
21. Rodríguez,
Y todos los españoles Luis Eliades,
Teresa Roché
Se bañaban en el Toa Lores, Yolanda
Adelina Quintero
Nuestra Señora Asunción, Guilarte,
María Court
Dió un cacique muy valiente Hernández,
Que se llamaba Guamá Guillermo
Orlando Piedra
Y asombra toda la gente. Labañino.
«Variantes del son
Que sorpresa recibió, el Baracoa». Tesis
de grado.
El almirante Colón Baracoa, 1982, p.5
Cuando llegó a la tierra
Del Kiribá y el Nengón

El fuerte de Matachín
Con el fuerte de La Punta
El castillo Seboruco,
Mirando hacia el malecón
Con la estatua de Colón
Allí bailando el Nengón

177
El Nengón y Quiribá también se cantaba en las labores agrícolas:

«Aquí en las montañas también los viejos cuando sembraban o limpiaban o cosechaban,
les gustaba cantar, era costumbre. Eso era el Quiribá, el Nengón, el Manajú. Mientras
se va cosechando, trabajando en el campo, se cantaban unos a otros.

Muchos de esos cantos eran improvisados, de aquellos entonces sacaban todos esos
cantos. Sembrando tú lo oías en los cañadones sembrando. O si no, oías el Quiribá:
«Quiribá de noche y día, Quiribá, Quiribá/ Quiribá por la mañana, Quiribá, Quiribá/ Quiribá
de noche y día, Quiribá, Quiribá/ Quiribá por la mañana/ a levántate Juliana, Quiribá, Quiri-
bá/ a hacerme mi Matalojete, Quiribá, Quiribá/ que me voy ya de viaje, Quiribá.» 22

El investigador Víctor Oscar Pérez nos da un detalle específico del Kiribá en una
zona urbana:

«En días de la festividad laico-religiosa que era la nochebuena se podía


oír desde lejos el «galillo» de la divertida y jaranera Gregoria Serrano
(Goya). Ella encabezaba la fiesta de la familia Rodríguez y amistades
de la playita Saratoga. Todos a coro cantaban y bailaban alrededor del
lechón asado servido sobre una yagua, reviviendo tal vez algún ritual
de los aborígenes. La carismática mujer entonaba fuerte un sonoro Ki-
ribá:
22. Barreiro, José:
Hoy es día de Nochebuena. Ob. cit., pp.92-93

Kiribá, Kiribá.
23. Pérez, Victor
Y mañana es Navidad Oscar: «El Kiribá
de Goya». Artículo
Kiribá, Kiribá inédito.
Prepárame la botella
Kiribá, Kiribá, 24. Alejandro Matos
Samón. Entrevista.
Que me voy a emborrachar
Kiribá, Kiribá
(se repite incansablemente)

Ella entonaba la parte fija del estribillo y los participantes improvisaban versitos y es-
trofas a su antojo, con la misma música del sabroso Kiribá que terminaba siempre con
un montuno.

Esta ceremonia se realizaba antes de la cena y cuando se llegaba al agotamiento físico y


la musa de los improvisadores no daba más, entonces se procedía a comer de pie hasta
casi reventar».23

Estas expresiones fueron muy populares en las últimas décadas del siglo xix y las
cinco primeras del xx en Caleta, Montecristo, Jauco, el Naranjo (actual municipio de
Maisí) y en Baracoa. De bisabuelo a biznietos se transmitieron oralmente.24

Las nuevas realidades de nuestra sociedad han variado la duración de estas fiestas,
que ahora se desarrollan de un día para otro; festividades familiares, fechas patrió-
ticas, jornadas por la cultura cubana, festejos por la Fundación de la Villa y conme-
moración del Día del Campesino. Cuando comienza la música, todo el vecindario
acude, en una plena identificación de orgullo.

«Para interpretar el Nengón y el Kiribá se usaban como instrumentos: el Bajo en Tierra,


el Tiple, la Quijada de Buey, el Guayo, el Bongó y en ocasiones la Clave.

El Bajo en Tierra se construía –como su nombre lo indica– abriendo un hoyo donde se


ponía una piedra grande a la cual se amarraba un alambre, siendo atado el otro ex-
tremo a un árbol cercano. El hoyo de tapaba con yaguas o con madera y producía un
25. Rodríguez,
sonido audible a varios kilómetros de distancia. Otras veces se utilizaba para esta fun- Luis Eliades,
ción una botella o una botija. Con el transcurso del tiempo estos instrumentos fueron Teresa Roché
Lores, Yolanda
sustituidos por la marímbula. Adelina Quintero
Guilarte,
El Tiple es una guitarra pequeña de aproximadamente 50 centímetros de longitud, de María Court
Hernández,
forma alargada. Primeramente se fabricaba utilizando para la caja armónica una «güi- Guillermo
Orlando Piedra
ra galeona» la tapa se hacía de lomo de yagua planchada y el diapasón de corteza de Labañino: Ob. cit.,
palma. Después se construía de madera en su totalidad. En ambos casos se les ponía pp.5-6

cuerdas hechas de tripa jutía, las que se tendían a secar en un alambre con un contra-
26. Eugenio
peso debajo para estirarlas, posteriormente se abrían con un cuchillo y se entorchaban Ramírez Palmero.
Entrevista.
con cera de abeja buscando grosores diferentes, que producían un sonido parecido a la
cuerda de nylon actual. Se tocaba rayado, no punteado. 27. Roché Lores,
grupo nengón y kiribá Teresa: «El
El Guayo era construido con Nengón y el
Kiribá, variantes
una pequeña plancha de me- del Son». Ponencia
tal ahuecada con un clavo en presentada en el
Evento Música del
toda su extensión y después Caribe, Casa de las
Américas, 17 de
se le daba forma uniendo un abril de 1992, p.4
extremo al otro.

Los Bongoes eran fabricados


ahuecando troncos de ár-
boles, como el denominado
«lanero» adicionándole un
parche sujeto con puntillas,
éste era fundamentalmente
de cuero de chiva para que
tuviera mejor sonoridad.»25

Hoy se utilizan solo marím-


bula, güiro, maracas, tres y
bongó.26

«Las mujeres usaban sayas


de color entero y blusa de manga tres cuarto con un vuelo en el puño, rematado con
un lacito; la misma se ajustaba al cuello. También usaban vestidos largos de varios
colores. Los zapatos eran negros y cerrados, con tacones cuadrados.

Los hombres llevaban camisas de mangas largas de color entero o guayabera. El panta-
lón, blanco; los zapatos, negros. Llevaban un pañuelo en la mano derecha que impedía
el contacto directo con su pareja.»27

179
Después de las primeras décadas de la última centuria, las ropas han estado acordes
a las distintas modas y épocas.

Actualmente las agrupaciones musicales de la localidad, como El Guamá, La Banda


del Ruso, El Tropical, la Orquesta Baracoa, Yerba Buena, Serenata y todos los con-
juntos de aficionados, tienen en su repertorio las letras y músicas del Nengón y Ki-
ribá con sus arreglos y nuevas improvisaciones. Los poetas locales siguen creando
nuevos versos que vigorizan y dan continuidad a estas expresiones soneras, como
éste de Buenaventura Guilarte Baratute:

Caña, Tabaco y Tres

Para ti nengón,
Pero báilalo,
Para ti nengón
Hay menéalo
Para ti nengón
Hay sacúdelo
Para ti nengón
Allá en el Güirito,
Para ti nengón
Con un bacancito
Para ti nengón

El son es una doncella,


Que de Baracoa salió,
En su jalda jugueteo
Con una empinada estrella

El es Cuba, vive en ella


Es caña, tabaco y tres
Es el alma que ahora ve
Del tocororo montuno
Y del arriero montuno
Y del arriero oportuno
Que vuelve al trillo otra vez

Bailando el tres con el cuatro


Me dijo una jovencita,
Yo no bailo puntillita
Porque me aprieta el zapato

Yo vi vender un bacalao,
En la tienda de Pedrito.
El rabo llegó a Guandao
Y la cabeza al Güirito.
río güirito, zona del nengón y quiribá.
28. Integrantes del
grupo Nengón
y Quiribá.
Siempre se ha degustado en estas actividades las tradiciones culinarias que carac- Entrevistas.

terizan a la región: el típico congrí oriental, puerco asado en púa, gallina, carnero
29. Cruz Díaz,
Rigoberto: «Con
o chivo en fricasé, viandas hervidas, ensaladas de vegetales, tostones de plátano o el Grupo Turquino
Toa Abajo», en
guapén, tamal de maíz, enchilado de cangrejo con o sin leche de coco, habichuelas Bohemia, no.6,
No.72, febrero 8 de
en salsa, croquetas de guapén, bacán perdido, bacán, guanimo, bolas de guapén, 1980, p. 46

frituras de plátano con cangrejo, arroz con tasajo ahumado, carne de puerco ahu- 30. Ibídem

mada, arroz con pollo o gallina, arroz con pesca-


do, filete de pescado, maíz tierno hervido y maíz
sazón asado. Y el guapén con calalú de malanga,
las habichuelas, el frijol caballero y las bolas de
plátano con leche de coco.

Los dulces típicos son los postres predilectos y


siempre están presentes el rico chorote, los tragos
de café y el agua de coco. En tiempos pasados vi-
nos, licores, anises, pero, en todos los tiempos, el
ron.28

Según los investigadores, el Nengón de Baracoa


es un son corrido, en el que la controversia, la improvisación, las cuartetas y los
estribillos son parte identificativa de esta variante.

Rigoberto Cruz Díaz, escudriñando en una expedición por el río Toa, pudo compro-
bar que en esas zonas de la Amazonia cubana, los toaenses lo tocaban y bailaban,
con características de tonada campesina y que generaba «porfías» en cuartetas.29

La investigación del grupo de la Casa de Cultura plantea que el Quiribá es un son


bastante rápido, pero más ligero que el Nengón. Su ritmo es más lento que el de la
caringa, teniendo algunos elementos semejantes con ésta en el movimiento oscila-
torio de los brazos hacia adelante y hacia atrás, en el hombre. Posee una similitud
con el zapateo, ya que en algunos casos el bailador ponía su sombrero en el piso y
se arrodillaba para que su pareja hiciera sus evoluciones alrededor del mismo.

Rigoberto Cruz plantea que «el Quiribá es el resultado de la mezcla del changüí y la
controversia campesina: así, mientras al compás del changüí los bailadores entre-
lazados por los hombros, bailaban llevando el compás de la música con la cabeza,
que hacían mover a derecha e izquierda, dos improvisadores entonaban versos «en
porfía» al final de los cuales los bailadores se secundaban con la tonada: Quiribá/
Quiribá en apoyo a cada verso cantado.»30

181
Desde el punto de vista danzario, en el Nengón el paso es arrastrado por el piso y
en su movimiento se hace un círculo que daba la sensación de estar «pilando café».
El Kiribá tiene más libertad de movimiento y se marca en tiempo delante con el pie
derecho, un contratiempo con el izquierdo, para caer nuevamente en el derecho,
con una pequeña elevación del pie al trasladarse. Da una vuelta la mujer alrededor
del hombre en el lugar. Su baile es en círculo, aunque en ocasiones se desplazan.29

En las fiestas del Nengón y Quiribá siempre ha sido costumbre despedirlas con la
música y verso del Quiribá:

Kiribá, Kiribá
Ya viene saliendo el sol
Kiribá, Kiribá 31. Rodríguez,
Luis Eliades,
Adiós que me voy, adiós. Teresa Roché
Lores, Yolanda
Adelina Quintero
Estos cantos fueron muy populares en la década del cincuenta, cuando Baracoa era Guilarte, María
Court Hernández,
conocida como «La Cenicienta de Oriente» por su depauperación socioeconómica, Guillermo Orlando
Piedra Labañino:
tristeza campesina y obrera, analfabetismo, inanición y escasos servicios sanitarios Ob. cit., pp.7-8

y educacionales. 32. Donatila Palmero.


Entrevista
Kiribá, Kiribá
Adiós Baracoa la bella 33. María Court
Hernández.
Kiribá, Kiribá Entrevista.
Con sus casuchas de guano
Kiribá Kiribá
Ya se retira un cubano
Kiribá, Kiribá
Porque el hambre lo atropella31

«Desde niña lo aprendí a bailar con mis padres. Ellos lo conocieron por mis abuelos.
A su vez, mis abuelos me contaron que en la zona desde Yumurí hasta Las Minas, se
bailaba y tocaba en todas las fiestas campesinas que en aquel entonces duraban de dos
a tres días.»32

«Pienso que el Nengón, el Quiribá y el Changüí son del mismo complejo del son, pero
ninguno es variante del otro. Las formas ancestrales del Nengón y Quiribá se deben
a sus células rítmicas que son primitivas. Estas expresiones músico-danzarias se de-
sarrollaban en la antigua región de Baracoa que abarcaba los actuales municipios de
Imias, Maisí, parte de San Antonio del Sur y parte de Yateras. No podemos olvidar que
Baracoa es la cuna del Tres».33

En la Primera Jornada de la Cultura Guantanamera en la Habana, entre el 2 al 10 de


julio de 1983, Argeliers León dijo: «Estas son las células primarias del son».
183
6.4.3
la música
Himno de Baracoa y su autor

El jueves 12 de Diciembre de 1940, en el Teatro Encanto, se entonó por


primera vez el Himno a Baracoa, de Sinisio Villanueva y de la Quintana.

Manuel Borges Font, decano de los periodistas de la Ciudad Primada describe aque-
lla noche: «El Himno a Baracoa nos sorprendió a todos. Sinesio no era de Baracoa,
pero en cuatro estrofas sintetizó los valores más significativos de nuestra historia,
desde Colón, Velásquez, los desembarcos de Martí y Gómez. Maceo y Calixto Gar-
cía hasta nuestros próceres más sobresalientes en las guerras por la Independencia.
No prescindió tampoco de nuestra montaña mayor: El Yunque. Es un himno car-
gado de patriotismo, es un himno que nos hacía falta, es un himno que nos llenó
de orgullo. El teatro estaba lleno y todos los que tuvimos el privilegio de estar en
aquellos momentos, nos sentimos regocijados».34

Himno a Baracoa 34. Manuel Borges


Font. Entrevista.
Baracoa, tierra legendaria,
do Colón desembarcó
y Velázquez al colonizarla,
Ciudad Primada consagró.
Son tus playas hermosos trofeos
que la historia te dio a ti,
arribando a ellas Maceo,
Gómez, García y Martí.
Eres cuna de héroes cubanos:
Ruenes, Cardosa y Rustán
y los hermanos Galano
que a la Patria supieron honrar
La atalaya de tu Yunque hermoso
por sí solo habla de ti,
y dio una nota armoniosa
al grito heroico del bravo mambí.
6.4.2
la música
La Baracoesa
35. Feijoo, Samuel.

Esta canción la
«Conversando
con la Trova de
Baracoa». Revista
dedicó Sindo Garay (1897-1968), el gran maestro Revolución y
Cultura, No.72,
de los trovadores cubanos a la mujer de Baracoa y la compuso en una de las visitas agosto, 1978, p.24

que hizo a la Ciudad Primada. El desaparecido cantante de la localidad, Pedro Za-


36. De León,
mora, dijo: «el autor de La Baracoesa era Sindo Garay, que estuvo aquí muchísimas Carmela: Sindo
Garay: Memorias
de un trovador.
veces. Se pasaba meses aquí cantando con nosotros. Él paraba en la casa de Rafael Editorial Oriente,
Santiago de Cuba,
Fernández».35 2002. pp.148-149

Sindo le relata a su biógrafa, Carmela de León, que en el l926: «Nos fuimos en un


vapor que tenía por nombre Glenda. Llegamos a la hora del crepúsculo. Por aquel
tiempo, uno de los mayores alicientes para la gente de Baracoa era ir al muelle a
esperar los barcos que tocaban puerto los domingos. Las muchachas se vestían con
sus mejores vestidos, y los hombres lo mismo». Y agrega: «Esto lo dediqué a Estel-
vina Pineda Luperón. La música vino allí mismo, y al otro día ya la estaba cantando
con Muguercia y otros trovadores, y claro está, con las baracoesas...» 36

La baracoesa

Ella guarda en su alma


un inmenso tesoro,
ni más dulce que ella
es el agua del Toa.
La cacique más pura
que le queda a mi Cuba,
la de las verdes montañas
de Baracoa.
Tiene su sangre
De eterna pureza,
que yo ligaría,
que yo ligaría
con toda mi vida.
Si Dios me mandara
buscar con certeza,
yo sólo quisiera
la mujer baracoesa,
la baracoesa.

185
6.6
las artes plásticas

eliseo osorio (1894-1970). martí en la casa de leyva


La plástica baracoana
toma el entorno de la Ciudad Primada y su naturale-
za como motivos de constante inspiración.

Las antiguas casas con sus calles estrechas, detenidas


en el tiempo, contrastan con los bicitaxis inquietos de
calles empinadas, y el deambular lento y siempre rít-
mico de su gente. Los parques y la Iglesia, los bancos
y la Cruz, jóvenes y ancianos, los cultos sincréticos
de negros y blancos y la mitología aborigen, el Toa
guillermo orlando piedra. paisaje de rio duaba y el Yunque, los bosques y
los bohíos, los verdes y los
azules compitiendo en el lienzo.

Nada sobra. Nada falta.


rolando matos camejo.desmochador de coco

ramón loyola. cemí


rafael cala lores. procesión

orlando piedra labañino. vista de baracoa


eduardo e. núñez pérez. fiesta
nildo matos carcassés. cosmología taína

el vendedor de naranjas

geovanis rodríguez. la flor del campo


nildo matos carcassés. cosmología taína

187
capítulo 7

Comidas Típicas

189
1. Elucrecia
Leyva Londres.
Entrevista.

2. Víctor Oscar
Pérez. Entrevista.

El Bacán Este alimento se empezó a conocer en las pri-


meras décadas del siglo xix, cuando la región
llegó a tener una importante producción de guineo o banano destinado al consumo
y a la exportación. Desde entonces, es parte de la dieta de nuestros pobladores que
lo consumen, acompañado con una taza de café claro o fuerte.

Se confecciona con plátano o guineo rallado. A esta masa se le añade zumo de na-
ranja agria o limón, para que la misma no se oscurezca. Se le agrega leche de coco y
diferentes especias: tomate, ají, bija, culantro, orégano. Se le da un punto de sal ade-

Un pregón lo hizo cuado al gusto y se rellena con carne de puerco o cangrejo, se envuelve en ho-

popular: jas de plátano; se amarra y se pone a hervir. Su


forma es rectangular Se hace con

¡Vaya bacanes! picante y sin él.1

con pican y sin pican


Bacaneroooooo (bis).2

191
Es un pececillo transparente
de dos centímetros de longitud
por cuatro milímetros de ancho
aproximadamente. Tiene la pe-
culiaridad de entrar por las des-
embocaduras de los ríos, cuando
la luna es menguante, desde julio
hasta enero.3

Dicen los pescadores, que sus abuelos les


contaban que el tetí era tan viejo como el mar.

Los pobladores esperan con alegría el día de su arribo para de-


gustarlo en sus mesas. Se prepara de disímiles maneras: entomatado, frito,
en tortilla y seco. Sus captores, para venderlo por las calles, lo anunciaban con el
3. Marco Caballero
siguiente pregón: Hartmann.
Entrevista.

4. Pérez, Víctor

El Tetí
Oscar: «Los
¡Vaya tetí! Poetas, trovadores y escri- pregones». En
revista Maguana.
Tetí fresco, tores se han inspirado en él, Año 3, No.10 Oct.
Dic., 1980, p. 13
Tetí...,
como este son-pregón de Uli-
Tetiseroooooo (bis)4 5. «Poesías y
ses Mario Sánchez: canciones a
Baracoa». Casa de
la trova Victorino
Calle arriba, calle abajo
«Entre los peces que se obtienen río adentro hay Rodríguez.
también por el malecón Imprenta de
una variedad peculiar de esta zona baracoesa, Industrias Locales,
voy pasando señorita Baracoa, 1984. p.5
es un pez de tamaño minúsculo, más peque-
escuche usted mi pregón.
ño que las manjúas, que se venden fritas en los 6. Gutiérrez, Dr.
Tetí fresquecito
puestos de chinos, y que le llaman «tetí». Martín: Baracoa:
a veinte centavos, señores La Primada y la
Postrera. Editorial
La época en que se pesca es por los meses de ve- el jarrito América,
La Habana, 1945,
rano y según nos cuenta el cayuquero durante a veinte centavos, señores pp. 18-19
el jarrito.
ella se pone el río negro de la cantidad tan ex-
Según es de menudito
traordinaria de estos pececillos. Es tan diminuto es sabrosito también
el «tetí» que no se puede pescar con redes, uti- Si usted nunca lo ha probado
pruébelo que es por su bien.
lizando los pescadores de «Boca de Miel» para
Es en la Ciudad Primada
atraparlos un pedazo de tela tupida».5 donde usted lo ha de comer.6
Su origen tiene una estrecha relación con el desarrollo de los cocoteros en Baracoa,
quien ha sido siempre la primera productora de este fruto en Cuba.

Se dice que allá, por el siglo xviii, cuando la flota española o los navíos de otras nacio-
nalidades hacían una parada de tránsito en la Playa de Miel, para luego continuar
viaje hacia Europa o La Habana, sus viajeros y tripulantes se deleitaban con ese rico
dulce de coco rallado, al que se añade naranja, fruta bomba, guayaba, azúcar o miel 7. Carmen Paumier.
Entrevista.
y se pone a hervir hasta que esté listo para comer.
8. Martínez, Mayra

El Cucurucho
Beatriz y Froilán
Una peculiaridad del mismo es que se envuel- Escobar: «José
Martí, Diarios
ve la masa cocinada en un envase cónico, he- de campaña».
Edición crítica.
cho con la yagua de la palma real, lo que sirve Casa Editora Abril,
Ciudad de la
Habana, 1996. p.24
de conservante natural. Esto le permite estar apto
para comer durante 60 días. Es el símbolo de los dulces populares de la región.7

Nuestro Apóstol, José Martí, el 15 de abril de 1895, en Vega de la Batea, en su Diario


de Cabo Haitiano a Dos Ríos, lo menciona:

«Amanecemos entre órdenes. Una comisión se man-

dará á las Veguitas, a comprar en la tienda


española. Otra al parque dejado en el
camino. Otra a buscar práctico. Vuel-
ve la comisión con sal, alpargatas,
un cucurucho de dulce, tres botellas
de licor; chocolate, ron, y miel.»8

193
El Frangollo (raspadura de plátano) 9. Pelagia Ramírez
Lores. Entrevista.

10. Martínez, Mayra


Se pela el plátano y se pica en trozos muy cortos. Se ponen a secar al sol, se fríen y Beatriz y Froilán
Escobar. Ob. cit.,
p. 248
después se muelen. Se hace una miel que puede ser del jugo de la caña o de azúcar
prieta o parda; ésta se vierte en un caldero. Se le agrega agua y se agita hasta que se
hace el cuajado; después se le añade el polvo molido y se va revolviendo para que
no se pegue. Cuando tiene el punto, se coloca en un molde de madera rectangular.
Al enfriarse, se divide en pedazos y se envuelven en hojas secas de plátano o gui-
neo.9

José Martí, el 15 de Abril de 1895, en Vega de la Batea, en su Diario de Cabo Haitiano


a Dos Ríos, lo describe:

«De mañana, frangollo, el dulce de plátano y queso, y agua de canela y anís caliente.»10
Esta bebida se hace de la «bola del cacao» y sólo se consu-
me en la Ciudad Primada.11 En el 1757, cuando el Obis-
Chorote
po Morell de Santa Cruz visita el territorio, nos describe el consumo del mismo:

«...todos tienen en su Estancia, trapiche de mano para moler Guarapo, y hacér el furrio,
q. equivale á Chocolate.»12

Para prepararlo, se ralla la bola de cacao, se le


agrega leche de vaca, chiva o de coco. Se aña-
de azúcar, clavo de Castilla, canela y harina de
Castilla o de maíz. Se hierve en una cocina de
11. Ivette García.
carbón o de leña y se consume acompañado Entrevista.

con galleta, pan o casabe. Es costumbre brin- 12. Morell de Santa


Cruz, Pedro: ob.cit.,
darlo en los velorios y altares de cruz. Se bebe p. 120

caliente o frío, según el gusto.13 13. Felicita Labañino.


Entrevista.
Esta bebida es parte ancestral de la cultura
14. Tomado de la
maya. conferencia kakaw
«El chocolate
en la cultura de
«Debido a su valor religioso, los mayas prepa- Guatemala» del Dr.
Michael D. Coe.
raban brebajes de cacao para sacrificios y ritos
iniciativos. También bebían chorote, una mez-
cla de cacao y maíz...»14

195
Bolas
deCacao
Esta se elabora del cacao tostado, secado,
descascarillado y molido. A la masa se le
adiciona como aglutinante harina de Cas-
tilla y se empaca en hojas de papel.15

15. Theobroma Cacao


L. es el nombre

Tulanga (raspadura de yuca)


científico que
recibe el árbol del
cacao o cacaotero.
Theobroma en griego
Se ralla la yuca. A esa significa «bebida de
los dioses». Cacao
masa se le extrae parte viene del azteca
«cacahualt».
de la leche. Se liga con leche de coco y se le añaden azúcar, canela, clavo de Castilla,
16. Ernestina
vainilla y nuez moscada. Cuando termina su cocción y se enfría, se envuelve en Lambert. Entrevista.

hojas mareadas de plátanos o guineos.16

Se consumía igual que el bacán, el frangollo, el cucurucho, el chorote, el chocolate


y el tetí, en las verbenas, Semana Santa, en las fiestas populares de la Virgen de la
Caridad del Cobre, de Santa Bárbara, de San Lázaro y en las celebraciones de San-
ta Eulalia de Boma, San Juan de Mata, San Juan Bautista y Nuestra Señora de la
Candelaria. Se degustaba en todas las fechas patrióticas como el 1ro. de Abril que
rememora la llegada de los Generales Antonio Maceo, Flor Crombet, José Maceo y
20 expedicionarios más por la playa de Duaba en 1895, y en las fiestas patronales de
Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa.

Ha estado presente en las festividades campesinas del Nengón y Kiribá, en los Alta-
res de Cruz, en los Montecalvarios y en las actividades político-culturales.
Es una comida de herencia indígena que se degusta generalmente, en las casas cam-
pesinas.

«A continuación se refiere al palmito, que es el cogollo de la palma real utilizado por


los indígenas como alimento, pero en este caso empleado por los criollos también
para comer:

Cortamos un palmito (es cosa cierta)


que admirará si acaso lo refiero,
que abrió a treinta hombres franca puerta
El Palmito
para comer, del último al primero;
y aunque su gusto a más comer despierta,
17. García Molina,
afirmo yo que atrás quedé postrero, José Antonio:
no son cual los de España los palmitos, «Indígenas y
criollos en los
son palmas de diez brazos en Altura...»17 primeros versos
escritos sobre
Cuba (fray Alonso
Este plato se ha conservado por la oralidad. De boca en boca se ha transmitido en Gregorio de
Escobedo y su
las distintas generaciones. No existe hasta el momento una referencia escrita del poema La Florida)»,
Revista de la
mismo. Biblioteca Nacional
José Martí, Año 95,
No. 1-2, Enero-
Se escoge el tallo de la palma real, se corta ese pedazo y se selecciona el corazón, se Junio 2004, p. 49

picotea, y se le agrega cebolla, ají, ajo, tomate y pimiento, carne ahumada o de otro 18. Andrés López
Hernández.
tipo, pescado o cangrejo. Generalmente se come con arroz blanco y viandas.18 Entrevista.

197
capítulo 8

Naturaleza
UN PARAÍSO VERDE

199
Cuba, la mayor de las Antillas, se caracteriza por la diversidad
de su medio natural, así como por el alto grado de exclusividad de
sus especies de plantas y animales, lo que en términos científicos
se denomina «endemismo». Sus causas hay que buscarlas en el
aislamiento geográfico, como isla al fin, su variedad de suelos y
rocas y sus características climáticas.

«La Isla tiene de luengo 300 leguas y se puede andar toda debajo de
los árboles»1, escribió el Padre Bartolomé de Las Casas, poco des- 1. Colón, Cristóbal:
Diario de Colón. Ob.
pués del descubrimiento. No obstante esta afirmación del ilustre cit., f.28

sacerdote español, algunos autores consideran que en la época de


su arribo, Cuba presentaba entre un 70 y un 80% de su superficie
cubierta de bosques.

A partir de la conquista comienza la deforestación paulatina, con


una dramática aceleración desde 1900, debido al desarrollo de la
agricultura, la ganadería, la explotación maderera y la minería,
hasta su máxima expresión en 1959, cuando el área boscosa solo
alcanza el 13,4%. Se necesitaron más de 45 años para llegar al 23%
actual.

Junto con los bosques desaparecieron especies autóctonas como el


Guacamayo. Otras, como el Carpintero Real y el Gavilán Cagua-
rero, no han sido observadas en muchos años. En relación con la
flora, esta afectación provocó que el 16% de las plantas cubanas
estén en peligro de extinción y un 2% ya no exista.

201
A pesar de la rapiña de los recursos naturales que caracterizó a este medio milenio
caribeño, Cuba todavía cuenta con una flora compuesta por 6 500 especies de plan-
tas, de las cuales algo más de la mitad es endémica. Solo la región del Cabo, Hawai,
Madagascar y algunas zonas de Australia le aventajan en este aspecto. Esta riqueza
está contenida en sus diferentes ecosistemas, de los cuales el 75% son llanuras, el
18% son montañas y el 7% restante, humedales. La alta biodiversidad también pue-
de observarse en sus variados paisajes, que van
desde los semidesiertos y montes secos, hasta
los bosques húmedos tropicales.

Las mismas causas que determinan el alto gra-


do de endemismo de la flora cubana le brindan
un carácter similar a su fauna, que en algunos
grupos de animales, como los moluscos y los
anfibios, puede alcanzar valores superiores al
90%. No obstante, la fauna cubana dista mu-
cho de ser completamente conocida, lo que se
demuestra con el hecho de que casi el 40% de
las especies descritas en los últimos 25 años
son nuevos registros para la ciencia. Si alguna
zona de Cuba conserva la apariencia y riqueza
naturales de la época del descubrimiento, esa
es Baracoa.

Al arribar a sus costas, el 27 de Noviembre de


1492, el Gran Almirante Cristóbal Colón escribió en su diario de navegación: «…
la mas hermosa cosa del mundo (…). Andando por ella fue cosa maravillosa ver
las arboledas y frescuras, el agua clarísima, las aves y la amenidad, que dice que le
pareció que no quisiera salir de allí…».2 2. Colón, Cristóbal:
Diario de Colón. Ob.
cit., f.28
Enclavada en el extremo oriental de la Isla, su naturaleza, representada en buena
medida por macizos montañosos, está adornada por una exuberante vegetación de
bosques vírgenes, abundante flora y fauna endémicas; con ríos cristalinos como el
Yumurí, el Duaba, el Miel y el Toa, y centenares de arroyos, de cursos cortos y rápi-
dos, que desembocan en playas limpias de arenas gruesas como Yumurí, Maguana
y Miel, rodeadas de uvas caletas, almendros y cocoteros; 14 playas distribuidas en
sus 82 kilómetros de costa y donde pueden observarse los «tibaracones» (barras
acumulativas de arena, o deltas lineales situados entre el mar y una orilla del río).
Los ríos Miel, Macaguaniagua y el Toa exhiben en las desembocaduras las barreras
de arena más representativas.

Baracoa ha sido llamada también «la Ciudad de las Aguas». Es la zona donde más
llueve en Cuba, lo que alimenta a los numerosos ríos afluentes del Toa, el más cau-
daloso del país y considerado como la más importante fuente de agua dulce del
Caribe insular.

El 95% del relieve es predominantemente montañoso y el restante 5% está formado


por una estrecha llanura costera y zonas bajas asociadas a los valles de numerosos
ríos. Las montañas pueden ser calificadas como bajas y medias y, por la singular
disección vertical que poseen, se nombran cuchillas, destacándose las Cuchillas del
Toa (Reserva de la Biosfera) y las Cuchillas de Baracoa.

Al viajar hacia la ciudad de Baracoa desde el sur se hacen notables las diferencias
entre la región costera, semidesértica, con una vegetación escasa y poco común para
nuestro país y la exuberancia y el verdor del otro lado de la montaña. El paisaje,
hermoso e impresionante en todo momento, varía en la medida que se asciende por
el viaducto La Farola desde el mar azul con su acantilado rocoso, subiendo por las
laderas secas y pobres, hasta la punta del Alto de Cotilla donde con frecuencia las
nubes cubren los bosques y numerosos riachuelos fertilizan la tierra. Por el Circui-
to Sur, rodeando la costa acantilada, salpicada de pequeñísimas playas de blancas
arenas, se pasa por la Punta de Maisí, el extremo más oriental de de la Isla, y donde
pueden observarse, muy cerca del faro, las Terrazas de Maisí, formaciones escalo-
nadas emergidas del mar.

Al hacer el recorrido desde el centro de Oriente, por el viaducto La Mulata, el cambio


es mucho más paulatino y nos vamos adentrando en un bosque denso y húmedo,
de enormes y frondosos árboles y vistosos helechos.

Por el norte, desde la zona minera de Moa, la carretera va alejándose de la tierra


herida bordeando el mar hasta llegar, siempre, a Baracoa. Desde el avión la ciudad
aparece como una diminuta joya surgida del mar, engarzada en un paraíso verde,
con la bahía y el Yunque como inevitables referencias.

Baracoa es la primera en recibir al sol. Entonces, por unos minutos, la mar, los ríos y
las nubes se cubren de oro y comienza el despertar a la vida de hombres, plantas y
animales.

203
el yunque, monumento nacional
8.1
histórico natural

Su historia comienza cuando el Almirante Cristóbal Colón


llega a Baracoa el 27 de Noviembre de 1492, y lo describe en su Diario de Navega-
ción: «… y al cabo de ella de la parte del Sueste un cabo en el cual hay una montaña
alta y cuadrada que parecía isla…».3 Desde aquel momento se convertiría en un
faro natural para todos los navegantes que surcan el litoral baracoano. Las embar-
caciones que cruzan por el Canal Viejo de Bahamas conocen, al ver su figura majes-
tuosa, que están frente a la ciudad más antigua de Cuba. 3. Colón, Cristóbal:
Diario de Colón.
Ob. Cit., f.28
En 1757 el obispo e historiador dominicano Pe-
dro Agustín Morell de Santa Cruz y de Lora, 4. Morell de Santa
Cruz, Pedro: La
visita eclesiástica.
visita la ciudad y escribe: Editorial de
Ciencias Sociales,
«Al mismo rumbo corre una serranía a modo de La Habana, 1985,
p.119
Yunque de Herrero. Lleva este título, y por su ele-
vación sirve de derrotero para conocer el Puerto.»4 5. Núñez Jiménez,
Antonio: Geografía
del Campismo.
El 24 de febrero de 1847, el geógrafo español Editorial Gente
Nueva, La Habana,
Miguel Rodríguez Ferrer realiza la primera as- 1991, p.105

censión que se conoce a El Yunque. En ese siglo


hacen referencias del mismo José María de la
Torre en su «Compendio de Geografía física,
política, estadística y comparada de la Isla de
Cuba» y Jacobo de la Pezuela en su libro «Dic-
cionario Geográfico, estadístico, histórico de la
Isla de Cuba».

Dice el Dr. Antonio Núñez Jiménez: «…tiene su


nombre bien apropiado, pues semeja un enorme
yunque de paredones verticales y cima aplana-
da. Geomorfológicamente hablando, es una mesa o pequeña meseta, elocuente tes-
tigo de una antigua y alta superficie caliza que, al ser diseccionada o cortada por la
erosión a lo largo de un proceso de millones de años, dejó aquel resto orográfico».5
En sus 560 metros de altitud, el Yunque muestra una flora exuberante y una fauna
diversa, con numerosas especies endémicas que lo convierten en área de gran inte-
rés para la investigación.

En cientos de años vio cruzar y arribar las canoas taínas, las dos carabelas del Almi-
rante Colón y los navíos de corsarios y piratas que saquearon a Baracoa en varias
ocasiones. Siempre ha sido constante inspiración para músicos, poetas y escritores.

El Maestro de la Trova cubana, Sindo Garay, cuando se pasó «un tiempecito en Bara-
coa» en 1926, no dejó de visitarlo: «Me fui al famoso Yunque, allí donde la vegeta-
6. León, Carmela
de: Sindo Garay
ción es cosa maravillosa, y mucho me acordé de cuando yo era muchacho y andaba : memorias de un
trovador. Editorial
por esos parajes haciendo maromas».6 Oriente, Santiago
de Cuba, 2002,
p.150
La Comisión Nacional de Monumentos de Cuba, el 25 de Diciembre de 1979, lo de-
claró Monumento Nacional, por sus valores históricos y naturales y constituye el
símbolo de la Ciudad Primada de Cuba.

205
El bardo baracoano Juan José
Guilarte escribió estos versos:

YUNQUE

Navegante solitario,
que te empinas al fondo
de la bahía.
Verde sitial
que una india cinceló
en tu pecho bravo,
el naufragio de su piel.
Peñasco de amor
donde cantó el cimarrón
sus poemas al ritmo
de tambor.7 7. Guilarte Gámez,
Juan José:
«Yunque». Revista
Maguana. a.3,
no.10, (Oct.-Dic.,
1980), p. 24

207
parque nacional
8.2
alejandro de humboldt

Nombrado en honor al «segundo


descubridor de Cuba», el Barón Alexander von Humboldt, na-
turalista alemán que dedicó largos años de su vida a estudiar
la naturaleza cubana, constituye el área protegida estricta más
importante de Cuba. En el año 2001 el Parque fue declarado por
la UNESCO Sitio de Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Situado en el Macizo Sagua-Baracoa, en el Oriente de Cuba, 50


km al noreste de la ciudad de Guantánamo y 35 km al noroeste
de Baracoa, se encuentra distribuido en dos de las provincias
más orientales del país: Holguín (municipios Sagua de Tánamo
y Moa) y Guantánamo (municipios Yateras, Baracoa, y Guantá-
namo). Tiene una superficie de 70 680 ha, de las cuales 68 430 ha
barón alexander von humboldt corresponden a la parte terrestre y el resto, a la parte marina.

Es un importante relicto para la flora y la fauna. Los exuberantes bosques tropicales,


los pinares y los charrascales albergan miles de especies, muchas de ellas únicas y
extraordinarias, con altos valores de endemismo de plan-
tas, que en algunas zonas alcanza un increíble 70%. Se des-
tacan por su variedad las orquídeas, entre las cuales se en-
cuentra Lephantes silvae Dietrich, la más pequeña de Cuba
y una de las más pequeñas del mundo; los helechos, que
cubren grandes
áreas en diferen-
tes formaciones
vegetales, y las
palmas, con va-
rias especies en-
démicas, como
la Coccothrinax
yunquensis.
Los últimos registros en Cuba
del Carpintero Real y del Ga-
vilán Caguarero se hicieron
en recónditos parajes del Par-
que, donde aún se tiene la es-
peranza de su presencia. Aquí
habita el Almiquí, mamífero
insectívoro cubano de signi-
ficativa importancia científi-
ca y ecológica. En sus árboles
anida el Zunzuncito, el ave
más pequeña del mundo y
revolotea la Greta Cubana,
la hermosa mariposa de alas
imagen satelital en falso color del parque y sus
transparentes, mientras muy
cerca se arrastran las Polimitas, con sus conchas multicolores que propiciaron que a
Cuba se le conozca como «el paraíso de los moluscos terrestres». En las aguas de la
Bahía de Taco nada plácidamente el Manatí, el único mamífero marino de nuestra
fauna. Miles de especies habitan armoniosamente en esta área protegida, dando un
ejemplo de conservación y la oportunidad excepcional para su estudio.

209
8.3
la biodiversidad

A finales del año 2005, un numeroso grupo de científicos del


Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO), la Unidad de Servicios
Medioambientales «Alejandro de Humboldt», el Museo Nacional de Historia Natu-
ral de Cuba, el Field Museum y el Cornell Lab of Ornithology realizaron un extenso
trabajo con el objetivo de elaborar inventarios de especies, determinar las posibles
afectaciones del ecosistema y proponer las medidas a tomar. El detallado informe
realizado al finalizar el trabajo de campo sirvió de base para la descripción de la
flora y la fauna de la zona.

Los libros Aves de Cuba, editado por Hiram González Alonso, Anfibios y Reptiles de
Cuba, editado por Lourdes Rodríguez Schettino, Las Orquídeas de Cuba, de Juan Lla-
macho Olmo, Cuba y sus palmas, de Ángela Leiva Sánchez y Cuba, el paraíso de los
moluscos terrestres, de Adrián González Guillén, se utilizaron para complementar la
descripción de las especies.

Debe señalarse que por su importancia, se han incluido algunas especies que habitan
en zonas aledañas a la ciudad de Baracoa, fuera de los límites del área protegida.
Para comprender las causas que propician la riqueza faunística y florística de esta zona
es imprescindible conocer algunos de los factores que influyen sobre la misma.

el relieve
La compleja evolución geólogo-geomorfológica de la zona ha
dado lugar a la existencia de varios tipos de relieves donde se
abra del río yumurí

destacan las llanuras litorales aterrazadas; los valles y cañones


fluviales encajados; las colinas; las alturas tectónico-erosivas y
un elemento distintivo, las cuchillas tectónico-erosivas. Las alti-
tudes varían desde el nivel del mar hasta los 1 109 msnm en el
Pico El Toldo, punto culminante del Parque.

río miel y ensenada de miel

211
el clima
El clima de los sectores más orientales está clasifi-
cado como Tropical Lluvioso Típico, propiciado por
su ubicación geográfica en la porción nororiental del
territorio y más próximo a la costa, y por los vientos
alisios, que al interactuar con el relieve resulta en
altas precipitaciones. Los sectores más occidentales
presentan condiciones intermedias entre el clima
Tropical Lluvioso y el clima Tropical de Sabana; por
encontrarse situados más al sur, los vientos llegan
menos cargados de humedad.

El Parque es la parte más nublada de Cuba y en


especial de nubes estratificadas. Es por ello que el
número de días con lluvia en el año es muy eleva-
do, con un promedio que oscila entre 180 y 240.
Las lluvias generalmente son ligeras.

213
La ocurrencia de precipitaciones casi diarias en Baracoa impide que las temperaturas
bajen considerablemente. Las temperaturas mínimas y medias son relativamente
elevadas debido al calor latente de condensación que evita el enfriamiento excesivo.
La diferencia en temperatura entre los meses más fríos (enero y febrero) y los más
cálidos (julio y agosto) oscila entre 4º y 5ºC.

yunque de baracoa
la hidrología
La influencia de los vientos alisios y el relieve provocan la caída de abundantes llu-
vias en el Parque. Estos factores han propiciado la existencia de una rica red hidro-
gráfica representada por 7 cuencas de primer orden; las de los ríos Toa, Sagua, Moa,
Jaguaní, Nibujón, Santa María y Taco y 15 cuencas de segundo orden. La cuenca del
río Toa es una de las siete con prioridad a nivel nacional y su nacimiento se encuen-
tra en el sector Cupeyal del Norte, en la parte más occidental del Parque.
La orientación del cauce del
río Toa es de oeste a este, e in-
cluye las subcuencas Jaguaní,
Naranjo, Quiviján y otras más
pequeñas, con una extensión
de 1 061 km. Esta región es la
de mayor alimentación plu-
vial de Cuba y se extiende por
los municipios Yateras, San
río duaba Antonio del Sur y Baracoa.

Las cuencas hidrográficas de segundo orden son las de los ríos Jaguaní, Castro, Ma-
caguanigua, Yarey, Piloto, Jaragua, Riíto, Arroyo Prieto, El Toro, Calentura, Limo-
nes, El Naranjo, Mal Nombre, Palmarito, y Jucaral.

río toa

215
8.4
la flora

El Parque Nacional «Alejandro de Humboldt» consti-


tuye el remanente más grande de los ecosistemas montañosos conservados de Cuba.
La mayoría de los tipos de vegetación—pluvisilvas, pinares de Pinus cubensis, bos-
ques siempreverdes, y charrascales—cubren áreas extensas en un mosaico complejo
generado por la alta diversidad de suelos, así como la humedad, la exposición y la
altitud. Quedan áreas relativamente pequeñas del bosque semideciduo, y algunas
zonas de bosque han sido alteradas perceptiblemente por la extracción de madera,
la minería y la agricultura furtiva. El Parque es un bloque grande y continuo de alta
calidad.

PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES

La siguiente relación consta principalmente de formaciones con vegeta-


ción natural, cultural, y secundaria.
jamal
pluvisilvas (bosques pluviales)
Las pluvisilvas o bosques pluviales se presentan en las zonas de mayor pluviosidad
del archipiélago cubano: en Cuba oriental entre cerca de 2 000 mm en la Sierra de
Nipe y la Sierra Maestra, y 3 600 mm en las cuencas de los ríos Toa y Duaba. En el
Parque se presentan diversos tipos, de acuerdo a las disimilitudes geológicas y/o
edáficas del territorio.

pluvisilva de baja altitud sobre complejo


metamórfico
Es el más exuberante de los bosques cubanos. Se presenta en rocas metamórficas
hasta 400 msnm. El área de esta pluvisilva concuerda con la zona de mayor pluvio-
sidad de Cuba, pues caen más de 3 000 mm. Hay territorios con alrededor de 3 600
mm al año.

Los días con lluvia al año son alrededor de 200. Los meses más lluviosos son de oc-
tubre a enero, y mayo, con promedios entre 300 y 500 mm; los menos lluviosos son
febrero y marzo con más de 200 mm. Los años que menos llueve se sobrepasan los 2
200 mm; por el contrario, ocasionalmente se superan los 5 000 mm. También aquí se
produce la mayor humedad relativa de la nación:
los valores varían durante el año entre 90 y 95%.
El mes más húmedo es octubre y el más seco, julio.
La evaporación es menor de 900 mm. Las tempera-
turas son elevadas, entre 22 y 26°C, lo que junto a
las frecuentes y largas calmas produce una fuerte
sensación de calor sofocante.

pluvisilva submontana so-


bre complejo metamórfico.
Se encuentra a más de 400 msnm, en las zonas ocu-
pluvisilva submontana, la mulata
padas por la formación geológica Sierra del Purial,
compuesta por esquistos de diversos tipos, tobas de composición intermedia, etc.
El relieve es profundamente diseccionado, abrupto. Por encontrarse en la zona de
máxima pluviosidad, llueve más de 2 500 mm al año.

217
Los helechos merecen una mención especial en este estrato, debido a la gran riqueza
de especies.

bosque siempreverde
En el Bosque Siempreverde la mayoría de los árbo-
les mantienen su follaje durante el período poco
lluvioso.

río jiguaní
bosque de
galería
El bosque de galería se
observa en las orillas
de algunos ríos, bajo
la influencia directa
de su humedad. Su
composición varía en
las diferentes zonas,
y por tanto su fisio-
nomía.
uveral
El uveral es una faja
con predominancia
de Coccoloba uvifera
que se presenta en
algunas partes de la
costa del Parque.

manglar
Los manglares con-
forman una formación que se halla en las áreas con suelos pantanosos, influencia-
dos por el mar. En el Parque, esta formación conforma un tipo particular, pues está
compuesto sólo por Rhizophora mangle; ocasionalmente se hallan Avicennia ger-
minans, y Laguncularia
racemosa y Conocarpus
erecta. Su mayor exten-
sión se encuentra en la
desembocadura del río
Jaguaní, y en la Bahía de
Taco.

219
bosque semideciduo
Se considera como bosque semideciduo aquel en
que la mayor parte de las especies arbóreas (más
del 30%) tienen hojas caedizas en la estación poco
lluviosa. Sólo se observan pequeños relictos en las
calizas costeras entre Nibujón y la Bahía de Taco.

pinares
de PINUS
CUBENSIs

Estos pinares se presentan en la Región Nororien-


tal de Cuba y constituyen un paraclimax en una

zona climáticamente de
latifolias. Los suelos ferro-
magnesiales provienen de
las rocas ultramáficas, que
son muy pobres y ácidos.
En los primeros, se hallan
los pinares más extensos
y productivos; y en los
segundos se observa una
ecomorfosis con un fenoti-
po diferente de la forma tí-
pica. Dentro del Parque se
presenta una considerable
diversidad de comunida-
des, cuya composición florística varía en dependencia de las condiciones ecológi-
cas, y del aislamiento geográfico.
charrascales
de baja altitud
(típicos)
Se hallan desde el nivel del mar
hasta cerca de los 500 msnm,
y no presentan estera radical.
Con frecuencia cambian su as-
pecto debido a la presencia de
Pinus cubensis (achaparrado), convirtiéndose en-
tonces en un charrascal de baja altitud con pinos.
Dentro del Parque la mayor extensión se encuen-
tra en Yamanigüey.

221
matorral de
galería
En la zona directamente influencia-
da por las grandes crecientes de los
ríos y arroyos de la parte central del
Parque, hay una comunidad carac-
terística. Se estudió principalmente
entre La Melba y el río Los Lirios,
es decir, en rocas del complejo me-
tamórfico, y en la zona de mayor
pluviosidad de Cuba.

complejos de vegetación
En esta región los complejos de vegetación pueden encontrarse
en disímiles condiciones. Los complejos de vegetación costeros
varían en función del substrato. El complejo de costa arenosa
se presenta en las playas de arena, mientras que el complejo de
costa rocosa en las zonas de diente de perro, influenciada funda-
mentalmente por la salpicadura del oleaje.

herbazal de humedal
Se presenta en lugares donde la profundidad del agua permite el enraizamiento y
desarrollo de algunas plantas. En esta zona está constituido por pequeños cayos
aledaños al manglar.
vegetación cultural
La vegetación cultural es la que se produce por la acción antrópica directa, y que se
mantiene debido a la intervención continua del hombre. Está constituida por los
diferentes cultivos puros y sus mezclas (conucos). Los más extensos son los pastos
(con árboles, y/o arbustos, y/o palmas) que se presentan en los alrededores de la
confluencia de los ríos Naranjo y Toa; los cultivos en Cayo Verraco; y los Cocales en
la parte norte. Además hay pequeños conucos en otras partes del Parque.

ejemplos de la flora
Como ejemplos de la riqueza florística de la zona, mostraremos varias especies que
habitan el Parque: los helechos, las orquídeas y las palmas.

223
8.4.1
la flora
Los helechos

El Parque Nacional «Alejandro de


Humboldt» atesora una rica variedad
de helechos, estimada en unas 650 es-
pecies. Se registran, hasta el momento,
298 especies pertenecientes a 72 gé-
neros y a 23 familias, que representan
el 45,7% de este grupo de plantas en
Cuba. Están presentes 41 endémicos para un endemismo del 13,8%, el cual es uno
de los más altos del país.
225
227
helechos arbóreos, la mulata
8.4.2
la flora
Las orquídeas
STELIS OPHIOGLOSSIOIDES

Uno de los grupos de plantas más ricos en


especies en Cuba y el Caribe es el de las
orquídeas.

En el Parque Humboldt, debido a la diver-


sidad de ecosistemas, podemos encon-
trar una gran variedad. Se han podido
estudiar cerca de 70 especies, de las algo
más de 300 conocidas en Cuba, con un
alto grado de endemismo.

Las orquídeas se pueden encontrar en to-


das las altitudes, prácticamente desde el
nivel del mar hasta la mayor altura del
Parque. Aparecen en casi todas las forma-
ciones vegetales, y mientras unas requie-

ENCYCLIA MOEBUSI
ren de mucha sombra, otras
pueden crecer a pleno sol.

Las formaciones vegetales


también desempeñan un papel
fundamental en la distribución
de las orquídeas. Algunas es-
pecies son características de
los pinares; ejemplo de ello son
varias especies de Basiphyllaea
y otras sólo crecen en los bos-
ques pluviales como Epiden- LEPANTHES FULVA

drum jamaicense.

Existen varios ejemplos de la distribución de algunas especies en un de-


terminado intervalo altitudinal, como es el caso de Brougthonia lindenii
LEPANTHES TRICHODACTYLA

que crece al nivel del mar en todas las costas de


Cuba y en pequeñas elevaciones y otras como
el género Dichaea aparece distribuido por en-
cima de la cota de 700 m sobre el nivel del mar.
Estos son sólo algunos ejemplos, pero casi to-
das las especies tiene bien marcado el intervalo
de altitud donde encuentran las condiciones
idóneas para su desarrollo.

Es interesante el pequeño tamaño y las formas


LEPANTHES SILVAE
que exhibe la mayoría de nuestras orquídeas,
lo que coincide con una tendencia general de muchas de las especies cubanas tanto
de la flora, como de la fauna.

229
ENCYCLIA HOWARDII

DILOMILIS OIGOPHYLLA

SPECKLINIA MUCRONATA
LEPANTHES SP .

ATOPOGLOSSUM EXCENTRICUS

231
8.4.3
la flora
Las palmas

El término palma viene del latín, y significa mano,


aludiendo a la forma que tienen muchas de sus ho-
jas. También esta palabra tiene otras interpretaciones:
triunfo, éxito, gloria, victoria o premio.

Las palmas constituyen, sin lugar a dudas, el sello


distintivo del paisaje cubano. La mayor de las An-
tillas presenta dieciséis géneros nativos, con más de
ochenta especies autóctonas y un 90% de endemis-
mo, cifras destacadas entre las familias botánicas re-
presentadas en Cuba.

En el Parque se encuentran numerosas especies, al-


gunas de las cuales solo se pueden observar en esa
coco ( COCO NUCIFERA )
región. Hay que mencionar al cocotero (Cocos nucífe-
ra), muy cultivado en toda Baracoa, formando densos cocales. Su fruto es utilizado
para la extracción de aceite, muy apreciado como combustible, en la cocina y en la
industria de los cosméticos.

Un aspecto muy importante es el aprovechamiento total de


la planta. Sus frutos son utilizados como fuente de
alimentación, así como los brotes
palma pajuá ( BACTRIS CUBENSIS )

tiernos, las inflorescencias y los rizomas, que


se consumen crudos o cocinados. Sus hojas y
el tronco son los materiales básicos en la cons-
trucción de los bohíos. Con la vaina fibrosa se
hacen escobas rústicas y con las fibras se con-
feccionan tejidos. La yagua sirve para la fa-
bricación de paredes, la confección de cestas,
juvenil de yarey ( COPERNICIA RIGIDA )
catauros, polainas y sombreros y es imprescin-
dible para el embalaje y transportación del tabaco en rama. La palma real (Roystonea
regia) es la especie más difundida y utilizada por nuestros campesinos.

233
palma cana ( SABAL
COCOXTRINA YUNQUENSIS

DOMINGENSIS )
cocal
palmar en la montaña

palma boba (PRESTOEA ACUMINATA VARI )

cocoteros al amanecer a la orilla de la bahía de baracoa


235
COCOLOBA ALEXANDRIA
8.5.1
la fauna
Las Arañas

Están presentes 106 especies de arañas, agrupadas en 32 familias y 82 géneros. Las


familias mejor representadas son Araneidae, Theridiidae, Salticidae, y Tetragnathi-
dae. De las 247 especies endémicas de Cuba, se han encontrado en el Parque 33
salticidae hembra
especies, lo que representa el
13.4% de los endémicos re-
gistrados para el archipiélago
cubano, y el 76.7 % de las 43
especies endémicas de la Su-
bregión Sagua-Baracoa.
salticidae macho

gasteracanta cangriforme

p. audax
viuda negra (latrodectus mactans

argiope argentata

237
8.5.2
la fauna
Otros Arácnidos

amblipigio
Los arácnidos constituyen
entre los artrópodos un gru-
po ecológicamente muy im-
portante, tanto por la gran
cantidad de especies que lo
forman como por su carác-
ter mayoritariamente depredador en los ecosis-
temas. Son por tanto uno de los elementos más
susceptibles a sufrir los efectos de la acción an-
trópica. Este riesgo se incrementa por la con-
vergencia de otros dos factores igualmente im-
portantes: la reducida distribución geográfica
de la mayoría de las especies, y el hecho de que
los mayores valores de riqueza y endemismo
en el grupo se concentran en zonas áridas o de
vegetación costera, todas de elevada fragilidad
ecológica.
MICRATATENA MILITARIS

solífugo

araña peluda
SELONOPS SP .

NOPS GUANABACOE vinagrillo

trapdoor

239
8.5.3
la fauna
Las Mariposas

Posee una enorme variedad de mariposas, diurnas y nocturnas, que exhiben las más
variadas formas, tamaños y colores.
greta cubana
Desde la pequeña y de-
licada Greta, hasta la
EUEIDES MELPHIS colorida Parides gundla-
chianus, las mariposas
alegran todas las for-
maciones vegetales del
área, contribuyendo a la
polinización de numero-
sas especies de plantas.

ATLANTEA PEREZI
PARIDES GUNDLACHANUS

PHOEBIS AVELLANEDA

HELICONIUS CHARITONIUS

ANARTIA JATROPHAE
PROTESILAUS CELADON

241
8.5.4
la fauna
Anfibios y Reptiles

En cualquier parte del territorio cubano se pueden hallar anfibios y rep-


tiles, aunque algunas zonas del país tienen más especies que otras. En
las zonas boscosas más conservadas se encuentran suficientes recur-
sos naturales que les permiten subsistir, tales como refugios y alimen-
tos, por lo que esas zonas son las que tienen mayor riqueza de espe-
cies y mayor endemismo. En general, estas zonas están en las montañas,
sobre todo en la región ANOLIS RUBRIBARBUS

ELEUTHERODACTYLUS IBERIA
oriental: en la Sierra Maestra
Sierra Maestra y en el Macizo
de Nipe-Sagua-Baracoa.

ANOLIS SAGREI

ANOLIS SAGREI
cópula de

ANOLIS PORCATUS
ELEUTHERODACTYLUS LIMBATUS

ELEUTHERODACTYLUS EILEENAE

En el Parque Humboldt se han registrado 20


especies de anfibios (2 sapos y 18 ranas) y 42
especies de reptiles (32 lagartos, 8 serpientes, 1
tortuga y 1 anfisbénido).

Los anfibios registrados representan el 33.9%


del total de especies en Cuba y el 64,5% del to-
tal en Sagua-Baracoa, subregión dentro de la
cual está situado el Parque. Los reptiles confor-
man el 30,7% del total en Cuba y el 68,8% del
total de especies en Sagua-Baracoa.

C YCLURA NUBILA

ELEUTHERODACTYLUS ATKINSI

243
OSTEOPILLUS SEPTENTRIONALIS ELEUTHERODACTYLUS IBERIA

Los elevados porcentajes de representatividad de la fauna de anfibios y reptiles en el


Parque, junto a lo reducido de su extensión con respecto a la isla de Cuba (0,64%),
indican la importancia de esta área protegida para la fauna herpetológica cubana.

El endemismo es elevado, representado por el 90% de los anfibios y el 73,8% de los


reptiles, de los cuales 9 son exclusivos de los macizos montañosos de Cuba oriental
y 6 especies sólo se conocen del Parque. El 60% de las especies de anfibios y el 26,2%
de los reptiles están consideradas amenazadas y el 26,5% de los anfibios amenaza-
dos y el 22,6% de los reptiles viven en sus áreas.

OSTEOPILLUS SEPTENTRIONALIS
ANOLIS LUCIUS

majá de santa maría

OSTEOPILLUS SEPTENTRIONALIS

ANOLIS
ALISONI
verde

245
8.5.5
la fauna
Moluscos Terrestres

El aislamiento geográfico, las diferencias altitudinales, los cambios climáticos y la di-


versidad de suelos, entre otros factores, en interacción con eventos evolutivos como
la dispersión y la especiación, moldearon la malacofauna del archipiélago cubano.
Actualmente se reconocen unas 1 300 especies
terrestres de las más de 1 400 descritas durante
los últimos 163 años.

CARACOLUS SAGEMON

XENOPOMA AGUAYOI

Las alteraciones físicas y geológicas que sufrió


la Isla trajeron como resultado que se pueda
contar con una de las malacofaunas más espec-
taculares del Caribe y del planeta con un alto
por ciento de endemismo (más del 96%) y una
riqueza de especies descritas que no es supera-

UROCOPTIDAE
da hasta el momento por otra isla. Tal diversi-
dad inspiró al renombrado científico Henry A. Pilsbry a acuñar la frase: «Cuba es el
paraíso de los malacólogos».

En Cuba, la mayoría de las especies de moluscos terrestres se localiza en las monta-


ñas, ya que los modelos de distribución se deben a la combinación de factores como
sombra, humedad, pendientes expuestas o sombreadas, topografía singular, suelos
y diferentes formaciones vegetales que provocan el aislamiento de las poblaciones.
El Macizo de Nipe-Sagua-Baracoa presenta 26 familias de moluscos terrestres. Es un
macizo constituido por montañas con llanuras, terrazas fluviales altas y colinas. Su
clima es típico de las regiones selváticas tropicales, con un promedio anual de preci-
pitaciones entre 2 000 y 3 400 mm. El 70% de su superficie vegetal está formada por
especies endémicas y existe una confluencia CORYDA ALAUDA SSP .

de suelos calizos con otros tipos como los me-


tamórficos. Está constituido por bosques muy

POLYDONTES NATENSONI CORYDA MELANOCEPHALA

diversos como son la pluvisilva, el


bosque siempreverde y el charras-
cal. En general, este macizo agrupa
una serie de especies asombrosas;
basta observar los géneros Polymi-
ta, Xenopoma, Caracolus, Polydon-
tes y Coryda, para confirmarlo.

Hay que destacar la presencia de


Polydontes imperator, el mayor y
VERONICELLA más antiguo de nuestros moluscos
terrestres, reencontrado después de 17 años de ser observado por última vez.

En el Yunque se encuentran 48 especies registradas, de ellas cinco endémicas locales.


Es digno de mencionar el bello molusco Polydontes apollo y las poco frecuentes ba-
bosas negras de gran tamaño, todavía sin describir apropiadamente.

247
las polimitas
Las polimitas pueden encontrarse en seis formaciones vegetales diferentes sobre sue-
los predominantemente calcáreos: en manglares, charrascales, matorrales xeromor-
fos costeros, bosques siempreverdes micrófilo y semideciduo tropical, pluvisilvas,
y se adaptan exitosamente a agroecosistemas como los cafetales. De las 820 especies
arbóreas de Cuba, unas 200 están relacionadas con el género Polymita.

Si se analiza una colección de estos singulares


pulmonados, nos asombraría tanto colorido:
blanco, amarillo limón, naranja cadmio, ámbar,
POLYMITA PICTA FUSCOLIMBATA amarillo mostaza, rosado,
naranja, rojo, verde claro,
marfil, verde olivo, beige,
marrón y negro.

Polymita picta, con cinco


subespecies reconocidas,
se localiza en la zona de
Maisí y Baracoa, provincia
de Guantánamo. Polymita
brocheri, con tres subespe-
cies descritas, es exclusiva de la zona de Maisí,
también en Guantánamo. Polymita versicolor,
sin subespecies descritas, abarca hasta la zona
sur costera de las provincias de Guantánamo
POLYMITA PICTA
ROSEOLIMBATA
y Santiago de Cuba. Polymita venusta, sin sub- POLYMITA PICTA IOLIMBATA

especies descritas, de amplia distribución, se extiende desde las provincias


de Guantánamo y Santiago de Cuba por toda la región oriental, ya
que se encuentra en Granma, Holguín y Las
Tunas. También Polymita muscarum, con cinco
subespecies, ocupa parte de las provincias de Las
Tunas y Camagüey y se localiza en la mayor
parte de la provincia de Holguín. Por úl-
timo, la Polymita sulphurosa, con dos subespecies,
está estrictamente localizada en las sierras y costas al este de
la provincia de Holguín, en el municipio Frank País.
En las Antillas Mayores, la introducción de la caña
de azúcar, a partir de 1493 y su ulterior auge desde
mediados del siglo xv, trajo como consecuencia la
tala de miles de hectáreas de bosques naturales,
aislando y diezmando de esa forma poblaciones
de moluscos arborícolas. POLYMITA BROCHERI

En Cuba, el hombre afectó


nuestros bosques de mu-
chas maneras: en las laderas
y «hoyos» de los bosques
de montaña (pluvisilvas,
siempreverdes, mogotes
y otros), sembró café, ca-
cao, yuca, frijol, malanga,
entre otros cultivos; taló
sus árboles para utilizar la

POLYMITA VENUSTA

madera como combustible, para construir


sus vivienda y crear medios de trabajo y
de transporte; introdujo aves y mamíferos
nocivos para la flora y la fauna y, además,
desarrolló la mi-
POLYMITA MUSCARUM TANAMENSIS
nería.

Esta situación se observó hasta el año 1959. Posterior a esa


fecha y de forma progresiva, se ha ido tomando más con-
ciencia del problema. Hoy, la mayor amenaza la constituye
la venta ilegal, fundamentalmente de Polimitas en la re-
gión de Baracoa.

Nuevas leyes, un sistema nacional de áreas protegidas y la


realización sistemática de talleres científicos han trazado
estrategias para proteger nuestros moluscos terrestres.
venta ilegal de polymitas

249
8.5.6
la fauna
Los Mamíferos

Existen 16 especies de mamíferos en el Parque, todos con poblaciones vivientes. De


estas, 11 son nativas de este territorio, incluyendo el almiquí (Solenodon cubanus, un
insectivoro endémico y amenazado, el manatí (Trichechus manatus manatus), 2 especies
de jutías endémicas (Mysateles melanurus y Capromys pilorides), y 7 especies de murcié-
lagos (incluyendo 2 especies endémicas Phyllonycteris poeyi y Phyllops falcatus falcatus,
y otras con poblaciones grandes e importantes en el área). Cinco especies son exóticas
establecidas: el ratón doméstico, la rata negra, los perros, gatos y puercos jíbaros.

el almiquí
La existencia de remanentes intactos y bien conservados
de selvas tropicales lluviosas han garantizado la super-
vivencia y confinamiento de poblaciones de almiquí, un
animal muy «primitivo» y de significativa importancia
científica y ecológica para la fauna cubana actual. Esta
es una especie amenazada, y muy difícil de observar.

Se conocen poblaciones importantes del almiquí (Sole-


nodon cubanus) en los sectores de La Melba y Ojito de
Agua, lo que se ha comprobado por la alta frecuencia de aparición de evidencias
indirectas (cuevas o madrigueras, excretas frescas, trillos o caminos de trasiego),
y por la reciente captura (y posterior liberación) de un ejemplar en La Melba. Es-
tas evidencias sugieren una distribución en parches de estas poblaciones, algunos
separados entre 15 y 20 km y con barreras físicas que el almiquí no puede vencer,
como son ríos, paredones, y laderas de altas pendientes.

los murciélagos
Se han observado siete especies de murciélagos en el Parque, con una dominancia
total de las especies de la familia Phyllostomidae con seis, y sólo una de la fami-
lia Molossidae. Se estima que existen
al menos el doble de las especies hasta
ahora reportadas.

Cuatro de estas siete especies son estric-


tamente cavernícolas, por lo que la con-
servación de los reducidos sitios cársi-
cos dentro del Parque es un elemento
esencial para el mantenimiento de sus
poblaciones. Los murciélagos de la familia Phylostomidae se encuentran entre los
vertebrados claves en los ecosistemas naturales debido a que muchas plantas de-
penden de ellos para ser polinizadas y dispersar sus semillas. Se han capturado in-
dividuos de Phyllops falcatus falcatus, subespecie endémica del Archipiélago cubano,
que es considerada rara. Esta especie es arborícola y solitaria y al parecer presenta
preferencia por los bosques más conservados.

El manatí.
Existe una población de manatí (Trichechus manatus manatus) en la Bahía de Taco,
ubicada en el sector Baracoa. El manatí es una especie autóctona amenazada con cate-
goría de Vulnerable en la Lista Roja de la UICN e incluida en el Apéndice I de CITES.
Históricamente, esta especie ha sido víctima de la pesca furtiva por el valor de su
carne. Además, muchos mueren por colisión con las hélices de embarcaciones.

Las jutías
Las condiciones biológicas del Parque, más
algunos aspectos del relieve, la geomorfolo-
gía, y el estado de conservación y diversidad
de la vegetación, han contribuido a brindarle
nicho a dos especies de roedores endémicos:
la jutía andaraz (Mysateles melanurus) y la
jutía conga (Capromys pilorides). Ambas es-
pecies son objeto de la caza furtiva por parte de los habitantes de las localidades
adyacentes que incursionan al interior del Parque.

251
8.5.7
la fauna
Las Aves

En la avifauna cubana se incluyen 7 géneros, 26 especies y


60 subespecies endémicas, lo cual constituye un alto grado
de endemismo, si tenemos en cuenta la capacidad
de desplazamiento de este grupo animal. La ma-
yor parte de las familias donde se incluyen aves
terrestres poseen alguna forma exclusiva, lo que
indica una alta diversidad de endemismo. gavilán colilargo

Aunque en la mayoría de los hábitats cubanos


existen especies o subespecies endémicas, hay
regiones que se destacan por el alto porcenta-
je de endemismo y la presencia de endémicos
locales y amenazados como son la Ciénaga de
Zapata, las montañas de Nipe-Sagua-Baracoa
y Sierra Maestra, la Península de Guanahaca-
bibes y la Cordillera de los Órganos.

Desde la perspectiva de las aves, el Parque Na-


cional «Alejandro de Humboldt» y la Reserva
de la Biosfera Cuchillas del Toa son, probable-
mente, el último refugio de las subespecies en-
démicas cubanas del Carpintero Real (Campe-
philus principalis bairdi) y el Gavilán Caguarero
(Chondrohierax uncinatus wilsonii).

Existen otras especies endémicas muy impor-


tantes para nuestra avifauna, cuyas poblacio-
carpintero real
nes se encuentran amenazadas de extinción
como son el Gavilán Colilargo (Accipiter gundlachi), el Zunzuncito (Mellisuga hele-
nae), la Cotorra (Amazona leucocephala) y el Catey (Aratinga euops). Aunque tienen
una distribución relativamente amplia en Cuba, sus poblaciones se han visto redu-
cidas debido a dos factores fundamentales: la deforestación y la captura indiscri-
minada. Entre otras especies endémicas que habitan en ecosistemas cu-
banos se encuentran los Carpinteros Verde (Xiphidiopicus percussus) y
Churroso (Colaptes fernandinae); un ave canora muy apreciada por los
cubanos como es el Tomeguín del Pinar (Tiaris canora); así como dos
pequeños depredadores: los sijúes Cotunto (Gymnoglaux lawrencii)
y Platanero (Glaucidium siju).

Al entrar en los bosques de Cuba, se escucha el insistente e incon-


fundible canto de una de las aves más hermosas: el Tocororo
(Priotelus temnurus). Se considera el Ave Nacional porque en
gavilán batista
su plumaje se presentan los tres colores de nuestra bandera.
tocororo La combinación azul y verde
iridiscente que tiene su plu-
maje desde la cabeza hasta la
región dorsal armoniza con
el blanco y rojo de la región
ventral.

pedorrera

Otra especie exclusiva de


Cuba y típica de nuestros bos-
ques es la Pedorrera o Carta-
cuba (Todus multicolor), con su
plumaje multicolor como su
carpintero verde nombre lo indica, es una de
nuestras aves más atractivas y llamativas. El cuerpo rechoncho y de pequeño ta-
maño, en el que predomina el color verde en la región dorsal, con la combinación

253
zunzún

palome perdiz
del rojo en la garganta y el blanco grisáceo con
algunas plumas rosadas en los laterales de la
región ventral, le aporta un toque distintivo y
único entre las aves. En el Caribe Insular exis-
ten otras cuatro especies de este género muy
similares, pero la diferencia fundamental es
que la nuestra presenta unas manchas azules
a ambos lados de la parte superior y lateral
del cuello.

La Paloma Perdiz (Starnoenas cyanocephala) de belle-


za singular, es una de las aves más significativas de
sijú platanero

nuestra avifauna, no sólo por ser exclusiva, sino que


además es entre los géneros del orden Columbifor-
mes endémico del continente americano, el de menor
rango de distribución geográfica, ya que sólo habita
en nuestra isla. La admiración que la coloración del
plumaje causó a quien la describió, particularmente el azul de su cabeza, quedó
plasmado en su nombre específico cyanocephala.
cotorra

carpintero jabado
cernícalo

El papel que jue-


ga el Parque en
la ecología de la
migración de las
aves migratorias

neotropicales que pasan el invierno en Cuba y de


las transeúntes, es muy importante para el ma-
nejo de la región. En particular, la influencia de
los diferentes hábitats naturales y los dominados
por el hombre, y las prácticas del uso actual de la
tierra necesitan ser estudiadas mejor para que el
Parque pueda ser más eficiente como un recurso
para los grandes números de aves migratorias
que usan el área.
catey

255
8.6
el mar

Baracoa está unida al mar no solo por su nom-


bre y geografía. El mar es fuente de alimenta-
ción y fue, durante muchos años, la única vía
de acceso a la ciudad.

Por sus puertos entraba, des-


pués de Colón y los corsarios
y piratas de siglos posteriores,
toda la mercancía para la po-
blación y se exportaba el café
de los colonos franceses y, en
la época de oro, el guineo para
Estados Unidos y Europa.

La plataforma marina de la
zona, muy poco estudiada y
en excelente estado de con-
servación, presenta grandes
extensiones de arena en la
desembocadura de sus numerosos ríos, en contraste con las grandes profundidades
que comienzan a poca distancia de la costa. El arrecife coralino, en su estado virgi-
nal, nos ofrece una gran variedad de formas y colores.

Bajo el mar, la fauna marina de Cuba se caracteriza por una alta diversidad de espe-
cies y poblaciones en comparación con otras zonas del Atlántico Centro Occidental.
En el ambiente marino el endemismo local es muy raro debido a la continuidad e
interrelaciones del medio acuático.
257
259
Hoy los pescadores, al igual que
nuestros aborígenes, hacen más
diversa la mesa baracoana, cap-
turando en sus aguas cobos,
langostas, camarones e infini-
dad de peces de deliciosa carne.
261
263
oculta entre nubes y montañas, baracoa de cuba, la ciudad primada.

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